Crece la cautela en la exposición al mercado accionario mexicano, según la AMIB

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Durante mayo se incrementó la cautela en la exposición al mercado accionario mexicano, según la encuesta del Sentimiento del Mercado, elaborada por la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB).

Así, en el quinto mes del año la encuesta señala que de los consultados el 47,1% se declaró dispuesto a incrementar su exposición al mercado, tasa que resulta inferior en más del 10 puntos respecto al 58,8% reflejada en la encuesta previa del mes de abril.

De hecho, la tasa reportada en el mes de abril fue la mayor en un año, mientras que en septiembre pasado se registró la menor tasa, cercana al 20%, lo que tuvo que ver con la transición política que se desarrollaba en ese momento.

Asimismo, el 35,3% de los encuestados se declaró a favor de mantener una postura neutral en la exposición al riesgo del mercado accionario en México, para un crecimiento de alrededor de 12 puntos respecto a la tasa de 23,5% reportada durante abril.

Si bien la tasa de aquellos que están dispuestos a incrementar su exposición al riesgo en el mercado accionario mexicano fue baja en la encuesta de mayo con un 17,6% de los encuestados, esta se mantuvo igual que lo reportado en el mes de abril, por lo que se consolida la percepción de que en estos momentos se mantiene la cautela para invertir en el mercado de acciones de México, más que notarse un aumento en la aversión al riesgo.

Durante 2025 el principal indicador accionario de México, calculado por la Bolsa mexicana de Valores, arroja un beneficio de 17,05% cotizando cerca de las 58.000 unidades; se trata de una ganancia significativa que sin embargo apenas compensa ligeramente la caída de 13,72% reportada el año pasado.

Usualmente el mercado accionario mexicano seguía el desempeño de su similar en Nueva York, pero en ocasiones se deslinda y sigue una trayectoria distinta impactado por factores coyunturales como los periodos de elección presidencial, o algún  impacto positivo o negativo sobre la economía, como lo que sucede ahora mismo.

Reino Unido prepara el plan para su nueva Golden Visa

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El gobierno del Reino Unido está desarrollando un nuevo plan de visado de inversión destinado a atraer a extranjeros adinerados que estén dispuestos a invertir en sectores estratégicos de la economía británica, como la inteligencia artificial, las energías limpias y las ciencias de la vida. Esta iniciativa llega después de que eliminara su Golden Visa en febrero de 2022, debido a las preocupaciones que despertaba su mal uso. 

Según explican los expertos, este plan surge como respuesta a la reciente abolición del régimen fiscal para los «non-domiciled» (non-dom), que permitía a los residentes extranjeros no tributar por sus ingresos en el extranjero. “La eliminación de este régimen, efectiva a partir de abril de 2025, ha generado preocupaciones sobre una posible fuga de capitales y talentos del país”, indican. 

En opinión de Nigel Green, CEO de deVere Group, por un lado, los ministros están pidiendo miles de millones para respaldar la inteligencia artificial y la energía limpia y, por otro, están dejando sin apoyo a los mismos inversores que han estado construyendo silenciosamente la economía británica durante décadas. “No solo es incoherente, es una irresponsabilidad económica”, afirma desde una visión crítica.

Green explica que el gobierno está considerando actualmente un esquema de visado que otorgaría la residencia a personas que comprometan capital sustancial en sectores de alto crecimiento como las ciencias de la vida, la inteligencia artificial y las energías renovables. Su crítica reside en que esta nueva propuesta dirigida a la ‘élite global’ llega apenas unas semanas después de que el Tesoro confirmara la abolición del régimen fiscal para los no domiciliados a partir de abril de 2025, una medida que amenaza con provocar una fuga masiva de capitales del Reino Unido.

“La contradicción no podría ser más clara. El visado propuesto se dirige a un pequeño y muy específico grupo de inversores extranjeros, mientras que el cambio fiscal corre el riesgo de alejar a toda una clase de generadores de riqueza globalmente móviles que ya viven, gastan e invierten en el Reino Unido. El Reino Unido extiende la alfombra roja para nuevos capitales, mientras desalienta a quienes ya han hecho del país su hogar. ¿Por qué un inversor serio comprometería más dinero aquí si el mensaje desde arriba es: si te quedas demasiado tiempo, te penalizaremos?”, argumenta Green.

Cuestión de fiscalidad

Según las nuevas normas fiscales, los extranjeros que hayan residido en el Reino Unido durante más de cuatro años serán gravados por sus ingresos globales, eliminando así el incentivo tradicional que les permitía mantener fuera del alcance fiscal británico los ingresos generados en el extranjero.

Aunque el Tesoro estima que esto podría recaudar 2.700 millones de libras al año, expertos de los sectores legal y financiero advierten que la política acabará costando más en términos de crecimiento perdido, empleos y consumo.

El CEO de deVere señala que algunos estudios indican que los no domiciliados aportaban alrededor de 6.000 millones de libras en impuestos anualmente antes de los cambios —y desempeñaban un papel clave en la financiación de empresas emergentes, el arte y fundaciones benéficas. 

“Las cifras no mienten. Este es un grupo que contribuye mucho más de lo que cuesta. Compran viviendas, contratan personal, crean fondos y ayudan a financiar la próxima generación de empresas tecnológicas y biotecnológicas. Y ahora, justo cuando el Reino Unido afirma querer ser un centro global de innovación, los está echando”, afirma Green, quien considera que esta Golden Visa supone una “oferta limitada vinculada a sectores estratégicamente importantes”.

Según su visión, si el Reino Unido quiere atraer la riqueza global para impulsar su revolución verde y digital, necesita más que un visado con nuevo nombre. “Necesita un marco competitivo, transparente y coherente que trate a los inversores extranjeros no como piezas de un juego político, sino como socios en el crecimiento. Los inversores globales no quieren gestos de relaciones públicas. Quieren razones creíbles para comprometerse con el Reino Unido a largo plazo. Hoy por hoy, ese argumento simplemente no se está haciendo”, concluye.

Perspectivas de sostenibilidad 2025: ESG como business-as-usual

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Clasificación de productos sostenibles
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Hay mucho ruido en torno a la sostenibilidad. Resulta sorprendente, dado que la inversión sostenible es una actividad relativamente monótona en el día a día. En cualquier caso, la mayoría de los inversores la consideran ahora una parte esencial de lo que hacen. Una encuesta reciente que realizamos junto con Coalition Greenwich muestra que las preocupaciones medioambientales, sociales y de gobernanza siguen ocupando un lugar destacado en sus agendas [1].

Eso no significa que todos los inversores lo incorporen en la misma medida. Invertir de forma sostenible significa simplemente reconocer un conjunto concreto de riesgos -a menudo englobados bajo el término ASG- y gestionar las carteras en consecuencia.

Aquí hay mucho de business-as-usual. Por ejemplo, una empresa propensa a los escándalos siempre ha sido un activo de riesgo. Pero en la última década, este tipo de riesgo corporativo idiosincrásico se fusionó con factores de riesgo más sistémicos bajo el estandarte ESG, que luego fue malinterpretado con frecuencia por la sociedad en general.

Esta confusión puede llevar a la eliminación progresiva del concepto o, al menos, a su desagregación en tipos específicos de riesgo. Lejos de los focos, las empresas y los inversores se están volviendo más sofisticados en su forma de pensar sobre los factores ASG. Esto debería permitir una consideración más completa de los riesgos materiales, como el impacto físico del cambio climático y los costes de la resiliencia corporativa, lo que llevaría a un papel más maduro de las finanzas en la transición hacia una economía baja en carbono.

La descarbonización es prioritaria, pero se presta más atención a los riesgos físicos

Nuestra encuesta identificó la descarbonización como el tema de sostenibilidad en el que más se centran los inversores en estos momentos. Las importantes inversiones en energías limpias realizadas en los últimos años parecen respaldar esta opinión.

Sin embargo, el mundo no se está descarbonizando. De hecho, las emisiones mundiales siguen aumentando y los fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más numerosos y graves. El mundo va camino de superar el umbral de calentamiento de 1,5 grados que los países acordaron como objetivo en el Acuerdo de París.

Como resultado, cada vez se presta más atención a los peligros que los fenómenos meteorológicos extremos representan para los activos físicos de las propias operaciones y cadenas de suministro de las empresas, junto con el impacto de una mayor regulación relacionada con el clima.

Las próximas divulgaciones sobre el clima, como el nuevo marco de la Junta Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB) y la Directiva sobre Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) en la UE, piden a las empresas estimaciones de su exposición a riesgos físicos.

El problema reside, como siempre, en la medición. Como señala nuestra encuesta, la dificultad para medir el impacto sigue siendo el principal obstáculo para la inversión sostenible. Hasta que no existan datos creíbles sobre el riesgo físico material, el coste de la inacción permanecerá oculto. Las empresas tendrán dificultades para integrarlos en sus estrategias empresariales y planes de transición, y los inversores para incluirlos en sus valoraciones. Por ello, los inversores sostenibles seguirán de cerca el desarrollo de herramientas de medición a lo largo de 2025.

El papel de las finanzas en la transición

2025 también será un año en el que los inversores se centrarán más en cómo alcanzar sus objetivos de sostenibilidad.

Esto se produce en medio de la controversia sobre el papel más amplio que desempeñan las finanzas en la transición. Algunos sostienen que no es competencia de las finanzas alcanzar objetivos generales de sostenibilidad, como la descarbonización de toda la economía. Más bien, las finanzas están ahí para proporcionar el capital; corresponde a otros actores, como los gobiernos y los reguladores, movilizarlo.

En última instancia, el deber de las finanzas es para con sus clientes. Pero también hay dudas sobre la mejor manera de cumplir ese mandato. Nuestra encuesta muestra que los inversores siguen considerando la descarbonización de las carteras como la segunda forma más eficiente de generar resultados positivos (después de la inversión temática). Este enfoque, aunque cómodo de medir, no sólo tiene poco impacto en el mundo real, sino que aumenta la confusión en torno al término ASG. La simple eliminación de todas las empresas energéticas de su cartera, por ejemplo, no impide que esos activos pasen a otras manos. El problema no ha desaparecido, sólo se ha desviado a otra parte.

En consecuencia, cada vez más inversores están estudiando la forma de asignar fondos no sólo a soluciones climáticas, sino también a empresas que permitan implantar estas soluciones a gran escala (por ejemplo, mediante la ampliación de la red). También están considerando la posibilidad de financiar la transición en sectores difíciles de abandonar, así como de colaborar con los grandes emisores en su transición a una economía con menos emisiones de carbono y con los responsables políticos que pueden ayudar a colmar las lagunas normativas, económicas y tecnológicas.

La sostenibilidad pasa a la siguiente fase

Las políticas y normativas se han hecho a menudo a toda prisa en un intento de mitigar los riesgos climáticos y otros riesgos para la sostenibilidad. Sin embargo, las prisas conllevan riesgos, como demuestran los recientes debates en torno a la Directiva sobre responsabilidad social de las empresas.

Esta normativa puede obligar a las empresas a informar sobre miles de parámetros en el marco de su doble evaluación de materialidad, que implica ir más allá del riesgo financiero y tener en cuenta el impacto de la empresa en otras partes interesadas y en la sociedad en su conjunto. Esto ha provocado reacciones en contra, y la UE está revisando esta y otras normas para ver dónde puede reducir la carga informativa de las empresas.

Hay que encontrar un equilibrio entre informar de los planes y parámetros de la empresa, que son fundamentales para la toma de decisiones de inversión, y evitar los «detalles» que pueden obstaculizar la competitividad con esfuerzos y costes innecesarios.

Estas revisiones -la de la normativa sobre productos SFDR de la UE y los desafíos al concepto de ASG en EE.UU.- están impulsando la sostenibilidad hacia su siguiente fase. Esto no es necesariamente malo. Podría aportar una mayor claridad en torno a las cuestiones más importantes para las empresas a corto, medio y largo plazo, lo que daría lugar a objetivos más significativos y realistas, y a una mayor honestidad sobre las compensaciones entre los diferentes elementos de E, S y G.

Entramos en 2025 con un sector de la inversión más circunspecto. Eso debería hacerla más eficaz.

[1] La mayoría de las empresas declararon que consideran que los tres capítulos son «importantes» o «muy importantes» para las decisiones de asignación de activos de cartera.

 

La gestión pasiva: una «herramienta complementaria» de la inversión activa para los asset owners

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La mayoría de los propietarios de activos (asset owners) institucionales utilizan actualmente la inversión pasiva o han apalancado inversiones pasivas en el pasado. Sin embargo, siguen divididos en cuanto a si la gestión activa o la pasiva ofrece el mejor perfil de riesgo/rentabilidad en su exposición a los mercados cotizados, según la última edición de Cerulli Edge-U.S. Institutional.

El estudio muestra que más de la mitad de los propietarios de activos institucionales (57%) afirman que utilizarán estrategias de inversión que puedan ofrecer el mejor perfil de riesgo/rentabilidad, independientemente de si se trata de un enfoque activo o pasivo. Pero no hay una preferencia clara entre ambas opciones, ya que el 30% de los encuestados considera más adecuadas las estrategias activas, mientras que otro 29% se decanta por las pasivas.

Para los que prefieren las estrategias pasivas, el coste suele ser una de las razones a la hora de elegir este tipo de vehículos, mientras que el 25% afirma que sólo invierte en estrategias activas en determinadas clases de activos debido a su mayor coste. Los asset owners reconocen que han buscado estrategias pasivas en los mercados cotizados de renta variable para minimizar su exposición al riesgo en esa parte de la cartera y, de esa forma, maximizar sus presupuestos de riesgo para estrategias alternativas de mayor coste.

Otros utilizan las exposiciones más predecibles y puras que pueden ofrecer los índices para dar un sesgo táctico a la cartera con fines tácticos en sus carteras, como cerrar diferenciales en las asignaciones de las carteras o bien realizar apuestas direccionales para aprovechar la tendencia coyuntural del mercado.

En todos los canales institucionales, la mayoría (75%) de los propietarios de activos declaran utilizar fondos cotizados (ETFs) pasivos de renta variable, un porcentaje que supera el 90% en el caso de los planes públicos y corporativos de prestación definida y se acerca a ese 90% en las dotaciones y los planes Taft-Hartley (89%). De cara al futuro, casi el 40% de los asset owners aseguran en el sondeo que tiene previsto aumentar el uso de los ETFs, el porcentaje más alto entre los vehículos expuestos en la encuesta de Cerulli.

Aunque las asignaciones a inversiones pasivas pueden fluctuar, los propietarios de activos institucionales las consideran una herramienta fundamental para alcanzar sus objetivos de inversión. “Para los gestores de activos que ofrecen estrategias pasivas, existe una clara oportunidad de seguir capitalizando su uso haciendo hincapié en la naturaleza de bajo coste de las estrategias pasivas en relación con las activas”, afirma Brendan Powers, director.

¿Cómo afrontar el asset allocation de los activos estadounidenses?

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Desde el 9 de abril, los mercados han repuntado tras el anuncio de una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos. Los activos estadounidenses han mejorado su comportamiento, pero muchos inversores siguen mirando al mercado europeo, a los activos refugios y a los  alternativos. En este sentido, las gestoras están ligeramente divididas entre aquellas que consideran que hay que seguir mirando fuera de EE.UU. y aquellas que nunca apartaron ni su mirada ni su interés en el país. ¿En qué lugar han quedado los activos estadounidenses?

Para responder a esta pregunta, hay que comprender a qué se debe este cambio en el sentimiento de parte del mercado. Michael Strobaek, Global CIO en Lombard Odier, y Nannette Hechler-Fayd’herbe, Head of Investment Strategy, Sustainability and Research, CIO EMEA en Lombard Odier, consideran que los recientes movimientos del mercado en general son un reajuste saludable, aunque volátil, de los precios de los activos estadounidenses hacia sus fundamentos. 

“El S&P 500 ha recuperado en gran medida sus niveles previos a los anuncios arancelarios del Día de Liberación del 2 de abril (-0,6% más bajo este año) y sigue siendo relativamente más caro que otras regiones, aunque las expectativas de ganancias se han ajustado a la baja. El dólar estadounidense ha caído un 6% este año frente a una cesta de monedas de mercados desarrollados y se encuentra dentro de nuestro rango de valor justo frente al euro, el yen japonés y el franco suizo. Y los rendimientos de los bonos del gobierno de EE.UU. y los bonos corporativos de grado de inversión siguen siendo de los más atractivos entre los mercados desarrollados, tanto en términos reales como nominales”, explican los expertos de Lombard Odier.

Según Muzinich & Co., quizá el impulsor más importante del renovado sentimiento positivo y la acción de los precios es el deshielo de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. “También ha habido noticias positivas para el Tesoro de EE.UU.: ahora se prevé que los ingresos arancelarios alcancen los 2,7 billones de dólares durante 2026-2035, 300.000 millones de dólares más de lo que se estimó bajo la tasa arancelaria del 145% propuesta anteriormente a las importaciones chinas”, indican,

Para los expertos de la firma, todo esto ha dejado un enigma clave: “Estados Unidos ha demostrado tanto pragmatismo como una renovada apertura a los negocios y al comercio. Los inversores se han alejado claramente de los peores escenarios previstos a principios de abril, con los riesgos de cola negativos reducidos significativamente. Si bien se espera que el crecimiento de Estados Unidos aún se desacelere, la desaceleración ahora parece modesta y probablemente superará a Europa. Esto plantea la pregunta: ¿comenzarán a revertirse los recientes flujos de capital desde EE UU hacia Europa?”.

EE.UU. no se puede ignorar

A la hora de hablar de renta variable, para Strobaek y Hechler-Fayd’herbe, a pesar de la reciente volatilidad en los mercados de EE.UU., en un horizonte de 10 años, las variaciones regionales en los rendimientos anuales esperados se han estrechado. “Las mejores valoraciones y los mayores rendimientos esperados para Europa, Japón y los mercados emergentes en comparación con EE.UU. se compensan con una menor volatilidad, lo que subraya la necesidad de que los inversores mantengan una asignación de activos regionalmente diversificada. Hemos mantenido una posición neutral en las acciones estadounidenses dentro de nuestra estrategia de renta variable regional”, apuntan. 

Si hablamos de renta fija, estos expertos de Lombard Odier explican que el fenómeno es diferente: “En lugar de una nueva tendencia, ha habido una disminución gradual en la propiedad extranjera de la deuda estadounidense, y los inversores estadounidenses han sido los principales tenedores de los bonos del Tesoro de EE.UU. durante décadas. En total, los bonos del Tesoro de EE.UU. en manos de inversores extranjeros y nacionales han aumentado, y la emisión más reciente de bonos del Tesoro a 10 años vio una participación de inversores extranjeros consistente con los promedios de los últimos 12 meses”, apuntan. 

De hecho, según su visión, la renta fija estadounidense se ha vuelto más atractiva con el aumento de los rendimientos, ofreciendo oportunidades tácticas para asegurar altos rendimientos antes de que la Reserva Federal comience a recortar las tasas de interés, lo que podría ocurrir a partir de julio. “Actualmente, los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años ofrecen un rendimiento del 4,4%, y los TIPS (Bonos del Tesoro protegidos contra la inflación) a 10 años rinden un 2%. En crédito corporativo, los bonos de grado de inversión ofrecen rendimientos del 5%”, señalan a favor de este tipo de activo.

En el caso de BlackRock Investment Institute (BII), “los activos estadounidenses siguen siendo fundamentales en las carteras”. “Las bolsas estadounidenses se han disparado tras caer el mes pasado junto con los bonos y el dólar. Esa caída conjunta avivó el debate sobre la pérdida de atractivo a largo plazo de los activos estadounidenses. La rebaja de la calificación de la deuda de EE. UU. por parte de Moody’s refuerza una opinión que tenemos desde hace tiempo y es que los inversores preferirían un aumento de la prima de riesgo por mantener bonos estadounidenses a largo plazo, que actualmente es relativamente baja. Seguimos considerando que los activos estadounidenses son fundamentales para las carteras. La incertidumbre de las perspectivas nos impide depositar nuestra convicción plena en un único escenario central dentro de nuestras visiones estratégicas”, explican. 

Raheel Siddiqui, estratega senior de inversiones de Neuberger Berman, recuerda que, históricamente, las acciones estadounidenses se han beneficiado de extensas recompras de acciones que impulsaron el beneficio por acción (EPS) y la confianza de los inversores, respaldadas por la percepción de que el capital global no tenía otro lugar a donde ir. Sin embargo, reconoce que, de cara al futuro, las reglas fiscales más flexibles en Europa y las inversiones sectoriales específicas deberían conducir a balances corporativos más sólidos, valoraciones en aumento y mayores dividendos.

«La racionalización de las cadenas de suministro, las políticas industriales dirigidas y un consumo interno más fuerte podrían seguir mejorando el valor para los accionistas incluso sin replicar el modelo estadounidense de recompras. No obstante, la capacidad de Europa para igualar completamente los rendimientos al estilo de EE. UU. sigue siendo incierta: persisten preocupaciones estructurales en torno a la innovación y marcos regulatorios complejos. Pero con mejores condiciones de financiación y nuevas inversiones en infraestructuras, somos optimistas respecto a que Europa puede ofrecer ganancias significativas a los inversores si las reformas continúan. Superar las ineficiencias estructurales sigue siendo clave para las perspectivas de convergencia a largo plazo», comenta.

Voces prudentes

Está claro que no se puede ignorar los activos estadounidenses, pero sí ser prudente. Por ejemplo, en opinión de Benoit Anne, Senior Managing Director del Grupo de Estrategia e Insights de MFS Investment Management, hay que serlo en lo que respecta a la duración estadounidense. Según su visión, esto refleja principalmente la actual incertidumbre y volatilidad de los tipos. 

“Dado que los riesgos de recesión están disminuyendo y que la Fed se mantiene al margen, no hay motivos de peso para que los tipos bajen sustancialmente. Además, es probable que el reciente anuncio de la rebaja de la calificación de la deuda soberana de EE.UU. refuerce los riesgos al alza para los tipos estadounidenses, por la necesidad de reconocer que EE.UU. merece ahora una prima de riesgo más alta. Teniendo esto en cuenta, los argumentos para apostar por la larga duración de EE.UU. no son particularmente convincentes”, apunta Anne. 

Para Mathieu Racheter, Head of Equity Strategy Research en Julius Baer, la cuestión tiene más que ver con diversificar aún más hacia acciones fuera de EE. UU. A medida que se intensifican los riesgos en Estados Unidos, las oportunidades en el extranjero están ganando protagonismo. “El apoyo político en Europa, los vientos de cola de las reformas en Japón y las valoraciones atractivas en China e India refuerzan la necesidad de ampliar la exposición a mercados bursátiles no estadounidenses. La diversificación y la selección activa son cada vez más esenciales para navegar el cambiante panorama global actual. La confianza de los inversores en la excepcionalidad estadounidense empieza a erosionarse, ya que la creciente incertidumbre política comienza a afectar negativamente a las perspectivas de crecimiento de la mayor economía del mundo”, argumenta Racheter. 

A las razones que apunta el experto de Julius Baer añade que los principales indicadores económicos han empezado a deteriorarse, las previsiones corporativas siguen siendo cautelosas y nuestros economistas estiman una probabilidad del 50 % de que se produzca una recesión en EE.UU. en los próximos 12 meses. “En este contexto, consideramos que los argumentos a favor de una diversificación geográfica son cada vez más sólidos, especialmente ahora que algunas regiones fuera de EE.UU. comienzan a ofrecer un entorno más favorable en términos de políticas y crecimiento”, insiste.

Una vuelta saludable a los fundamentales en un entorno impredecible

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Ha transcurrido algo más de un mes desde la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos y no pasa un día sin que un anuncio o una nueva orden ejecutiva, potencialmente aplazada en cuestión de horas, sacuda los mercados financieros. A medida que se suceden los anuncios de aranceles, los inversores ansiosos pueden encontrar muchas razones para dudar del potencial a corto plazo de los mercados de renta variable.

Aunque los mercados han registrado rentabilidades positivas desde principios de año, la renta variable estadounidense ha sufrido altibajos en las últimas semanas, luchando por posicionarse en medio del constante flujo de información procedente de la nueva Administración estadounidense. En este contexto, y por una vez, la renta variable europea ha subido con fuerza gracias a las atractivas valoraciones, las esperanzas de un renovado impulso político en Alemania, las incertidumbres sobre la tecnología estadounidense y una política monetaria cada vez más acomodaticia del BCE.

Hay que reconocer que las valoraciones de la renta variable se verán sin duda influidas por las decisiones de la administración Trump en los próximos años, y la incertidumbre será un aspecto inherente a este periodo. Los inversores tendrán que lidiar con una mayor volatilidad y navegar entre los órdagos de farol y las medidas que realmente aplique la administración.

Por otro lado, si nos centramos en los fundamentales y hacemos caso omiso de la imprevisibilidad del presidente Trump, EE. UU. se está beneficiando de una de las administraciones más favorables a las empresas y a la innovación que jamás haya visto el país. La economía sigue siendo muy resistente, con una tasa de desempleo del 4%, una perspectiva expansiva para los servicios e incluso la industria, con empresas que siguen publicando beneficios que crecen más rápido que en la mayoría de las demás regiones. La confianza empresarial sigue siendo muy fuerte en Estados Unidos, como demuestra la última encuesta del Bank of America sobre esta cuestión, y las referencias a la «débil demanda» en los informes de beneficios del cuarto trimestre de 2024 han caído a su nivel más bajo en dos años.

Sin embargo, persiste una dura realidad en los mercados estadounidenses: la extrema concentración de los principales índices. Las cinco mayores empresas (Alphabet, Apple, Nvidia, Microsoft y Meta) siguen teniendo una valoración combinada equivalente al total de las 400 capitalizaciones más pequeñas del índice S&P500. Estas cinco empresas representan por sí solas la capitalización bursátil equivalente a los mercados de Hong Kong y China juntos, o el 24% de todo el mercado estadounidense. En cuanto a los «Siete Magníficos», sus valoraciones son 30 veces superiores a las de hace diez años.

Ni siquiera los recientes anuncios de DeepSeek, la empresa china que ofrece un modelo de Inteligencia Artificial capaz de competir con Chat GPT a un coste inferior, han podido invertir la tendencia a estas alturas, y no han puesto en entredicho las astronómicas inversiones realizadas por las Big Tech estadounidenses en el sector de la inteligencia artificial. En efecto, sólo Amazon Alphabet, Microsoft y Meta han anunciado gastos tres veces superiores a sus niveles de hace 5 años, con 315.000 millones de dólares, equivalentes al PIB de Finlandia. Europa tampoco se queda de brazos cruzados, como demuestra el anuncio que hizo Emmanuel Macron, en vísperas de la cumbre sobre IA celebrada en París, de que se invertirán más de 109.000 millones de euros en inteligencia artificial en los próximos años. Ursula von der Leyen añadió 200.000 millones de euros para la Unión Europea, que también se esfuerza por reposicionarse como figura destacada en el sector tecnológico.

Estados Unidos, sin embargo, parece firmemente decidido a ganar la carrera de la IA, que parece más que nunca la «oportunidad del siglo» para ampliar la brecha de productividad con otros continentes. Desde este punto de vista, la aparición de soluciones de bajo coste es una muy buena señal, ya que anuncia la llegada de opciones más asequibles, que a medio plazo deberían permitir a muchas pequeñas y medianas empresas aprovechar todas las ventajas de la inteligencia artificial, actualmente reservadas a los grupos más grandes.

Aunque es cierto que el mercado estadounidense se ha estancado en su mayor parte en las últimas semanas, no está experimentando un retroceso. Si los beneficios empresariales estadounidenses siguen creciendo a buen ritmo, mientras el mercado se estanca, esto bastará en unos meses para que las valoraciones de la renta variable vuelvan a niveles más atractivos, cercanos a la media histórica.

Dicho esto, no hay que subestimar el potencial de recuperación de la renta variable europea, castigada por la atonía del crecimiento, una inflación baja y, sobre todo, el desinterés de los inversores por la región. ¿Será el repunte de principios de año una señal de recuperación de la rentabilidad de los índices europeos frente al elevado coste de la renta variable estadounidense?

Más del 40% de las empresas europeas han comunicado sus resultados hasta la fecha, con un sorprendente aumento del 11% de los beneficios, muy por encima del consenso por el momento. Es cierto que las empresas europeas con una parte importante de sus ventas en Estados Unidos han obtenido mejores resultados, con un beneficio por acción de media un 68% superior a las expectativas, frente al 51% de las que tienen una mayor exposición nacional, ayudadas sin duda por la fortaleza del dólar. Europa necesita un catalizador adicional. 

Sin duda, el flujo constante de decisiones de la nueva Administración estadounidense, unido a las incertidumbres que rodean al año 2025 (¿recuperación de China? ¿paz en Ucrania? ¿recuperación de Europa?), hacen que cualquier previsión sea más difícil de lo habitual. Este entorno nos obliga a permanecer centrados en los fundamentales del mercado y en las empresas a las que están expuestas nuestras carteras, e ignorar el ruido a corto plazo para mantener un rumbo sólido a medio plazo.

En esta fase, mantenemos nuestra ligera sobreponderación en los mercados de renta variable, en particular en la renta variable estadounidense, evitando al mismo tiempo un consenso demasiado sesgado sobre los valores tecnológicos. Miramos más allá, en particular a los numerosos sectores que se beneficiarán de las ganancias reales de eficiencia gracias a la inteligencia artificial.

Tribuna de Nicolas Bickel, responsable de inversión en Edmond de Rothschild Banca Privada

¿Qué nos dice la caída del dólar?

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Una de las cuestiones que se han planteado con más frecuencia este año a medida que los mercados financieros procesaban las implicaciones de la guerra comercial es si el dólar está perdiendo, o en peligro de perder, su estatus de moneda de reserva del mundo.

Y estas cuestiones pasaron a primer plano en abril porque vimos bajar el valor de cambio del dólar, el precio de los bonos del Tesoro -lo que significa que los rendimientos subieron- y los mercados de renta variable estadounidenses, todo al mismo tiempo. Este tipo de ventas simultáneas es bastante inusual. Y ciertamente parece, al menos circunstancialmente, como si pudiera atribuirse a los gestores de reservas de todo el mundo que reducen sus tenencias de dólares y sus tenencias de activos basados en dólares.

Quisiera advertir aquí que no disponemos de muy buenos datos sobre los flujos de reservas en tiempo real. Así que, en el mejor de los casos, se trata de un caso circunstancial más que de uno que podamos probar. Pero obliga a los participantes en el mercado a contemplar la posibilidad de que el dólar pierda importancia en todo el mundo.

Deterioro de la demanda de dólares

Gran parte de la razón por la que el dólar ha sido la moneda de reserva mundial es que la política económica estadounidense ha sido predecible, ha estado orientada al proceso y se ha basado en normas. Y ahora mismo, las tres cosas están en el aire. Creo que está claro que los gestores de reservas de todo el mundo tienen un incentivo para intentar diversificarse y alejarse del dólar.

Por si sirve de algo, creo que la administración estadounidense podría acogerlo con satisfacción, no porque quiera que disminuya el papel del dólar en las transacciones financieras o en la economía mundial, sino porque un dólar más débil, que es lo que probablemente resultaría si se reasignan los flujos de reservas, ayudaría a cumplir los objetivos de la administración de reducir el déficit comercial del dólar estadounidense.

Una de las claras implicaciones de la reasignación de los flujos de reservas es que los tipos de interés serán probablemente más altos de lo que serían en otras circunstancias, por dos razones. Una es que un dólar más débil probablemente empujaría la inflación algo al alza. Pero lo más importante es que gran parte de los activos en dólares de los gestores de reservas están en el Tesoro. Y si redujeran sus tenencias de bonos del Tesoro, también subirían los tipos de interés.

Si no es el dólar, ¿entonces qué?

El reto, por supuesto, es que no está claro cuál es el activo alternativo al dólar. No hay otra moneda que desempeñe el mismo papel en la economía mundial. La mayoría de las demás divisas no se negocian con tanta libertad ni son tan líquidas. Las economías en las que se basan no son tan grandes.

Eso nos hace ser un poco escépticos sobre la posibilidad de que estemos asistiendo a una reasignación drástica de las reservas de divisas. Dicho esto, es muy posible que estemos viendo movimientos en los márgenes, y que los cambios en la política de EE.UU. estén proporcionando un incentivo suficiente para obligar a los gestores de reservas a buscar en otra parte. Ciertamente, hemos asistido a una apreciación del euro que va más allá de lo que dictarían sus fundamentos cíclicos. El precio del oro ha subido mucho.

Aún no estamos preparados para concluir que el dólar ha llegado a su fin, pero es algo que tendremos que vigilar en los próximos meses.

Tribuna de opinión escrita por Eric Winograd, Vicepresidente primero y Director de Análisis Económico de Mercados Desarrollados en AB.

Renta variable mundial: 5 razones para invertir fuera de Estados Unidos

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Tras más de una década de dominio de la renta variable estadounidense, la diversificación mundial puede haber parecido menos urgente. Pero en 2025, la cambiante dinámica macroeconómica y los acontecimientos geopolíticos sugieren que podría ser oportuno examinar más de cerca las oportunidades en el extranjero.

Aunque la inflación y las tensiones comerciales siguen siendo motivo de preocupación, centrarse exclusivamente en los mercados estadounidenses podría hacer que los inversores pasaran por alto perspectivas atractivas en el extranjero. Las empresas de alta calidad fuera de EE.UU. -especialmente aquellas con sólidos fundamentales y potencial de crecimiento- están cada vez mejor posicionadas para obtener buenos resultados. He aquí cinco razones para considerar ahora la renta variable mundial no estadounidense.

1. Las valoraciones internacionales son atractivas

Durante más de una década, los mercados internacionales han cotizado con descuento respecto a EE.UU., y esa diferencia no ha hecho más que aumentar. A finales de 2024, el múltiplo de valoración del S&P 500 se había disparado un 52%, mientras que el MSCI ACWI ex EE.UU. había bajado.

Gran parte de la rentabilidad superior de EE.UU. se debió a los tipos de interés ultrabajos y al auge de los valores tecnológicos. Sin embargo, la creciente incertidumbre política y los riesgos geopolíticos han hecho que las valoraciones internacionales, especialmente de las empresas de alta calidad, sean más atractivas para los inversores a largo plazo.

2. El dólar podría haber tocado techo

Tras años de fortaleza, el dólar estadounidense se debilitó a principios de 2025, en parte debido al aumento de los aranceles y a la preocupación por la política comercial de Estados Unidos. El dólar ha alcanzado recientemente su nivel más bajo en tres años frente a las principales divisas, incluidos el euro, el yen y el franco suizo.

Un dólar más débil aumenta la competitividad de los bienes y servicios no estadounidenses, ayuda a las empresas internacionales a aumentar sus exportaciones y mejora los beneficios de sus operaciones en el extranjero. También aumenta el valor de las inversiones internacionales para los inversores con sede en EE.UU., sentando potencialmente las bases para un mayor rendimiento en el extranjero.

3. El crecimiento de los beneficios está repuntando en el extranjero

Cuando los tipos de interés estadounidenses se acercaban a cero, Europa y Japón, componentes clave del MSCI ACWI ex EE.UU., tenían tipos negativos. Esto supuso un importante viento en contra para el sector financiero, el más importante del índice, ya que los bajos tipos redujeron su capacidad de generar beneficios.

Ahora que los tipos de interés mundiales se han normalizado, los beneficios en Europa y Japón siguen el ritmo -y en el caso de Japón, incluso superan- de las empresas estadounidenses. De hecho, el crecimiento de los beneficios por acción en Japón ha superado al de Estados Unidos, incluso en dólares. Unos fundamentos más sólidos, y no sólo unas valoraciones más baratas, respaldan la inversión global

4. Mejora de la confianza y oportunidades activas

Las preocupaciones geopolíticas y los aranceles han lastrado el sentimiento de los inversores, especialmente en mercados de crecimiento más lento como Europa. Sin embargo, esta incertidumbre ha creado oportunidades para los inversores activos.

Evitando las empresas más expuestas a la política comercial de EE.UU. y centrándose en sectores como el financiero, las telecomunicaciones y los servicios públicos, que están en gran medida protegidos de los riesgos arancelarios, los inversores pueden aprovechar las oportunidades con precios erróneos. Muchos valores internacionales cotizan actualmente muy por debajo de su valor intrínseco, lo que representa un punto de entrada favorable para los inversores a largo plazo.

5. Diversificación y menor concentración del mercado

El comportamiento del mercado estadounidense en los últimos años ha estado impulsado por un puñado de grandes empresas tecnológicas, lo que ha provocado un creciente riesgo de concentración. En cambio, los mercados internacionales ofrecen una diversificación más amplia.

En el índice MSCI ACWI ex EE.UU., el sector financiero -no el tecnológico- es el más importante, y la exposición a la tecnología es más modesta: sólo el 7% en Europa y el 20% en los mercados emergentes. Esta menor concentración da a los inversores acceso a una gama más amplia de empresas e industrias que pueden no estar tan fácilmente disponibles en Estados Unidos.

Lo esencial

Los inversores llevan años infraponderando la renta variable internacional, y con razón. Pero el panorama mundial está cambiando. Con la mejora de los beneficios, unas valoraciones atractivas, un dólar más débil y un menor riesgo de concentración, los mercados mundiales sin Estados Unidos presentan una oportunidad atractiva.

Al diversificar por regiones, sectores y estilos, los inversores pueden aprovechar un conjunto más amplio de motores de crecimiento y construir carteras más resistentes para el futuro.

Tribuna de opinión escrita por Matt Burdett, Director de Renta Variable de Thornburg.

Cuatro escenarios para mercados inciertos

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Donald Trump
Foto cedida

Una cosa sí es segura: no hay certezas sobre el futuro. Pero cuando la incertidumbre política alcanza niveles extremos, puede provocar caídas en los mercados y afectar a la confianza de las empresas, los consumidores y los inversores.

Desde el anuncio de aranceles generalizados por parte del gobierno de Donald Trump el pasado 2 de abril, los mercados financieros han experimentado grandes oscilaciones, desde fuertes caídas a sólidas ganancias, muchas veces en función de las últimas noticias.

Un gráfico de dos líneas compara la variación porcentual acumulada del índice S&P 500 con la del índice Bloomberg de incertidumbre de política económica en Estados Unidos desde el 31 diciembre 2024 hasta el 31 marzo 2025. La línea del índice S&P 500 comienza el periodo en el 0,0% el 31 diciembre 2024 y desciende hasta un mínimo del -15% después del 2 de abril, fecha que el gobierno Trump denominó «Día de la Liberación», cuando se introdujeron los aranceles más elevados, para terminar el periodo en el -10% el 4 de abril. El índice Bloomberg de incertidumbre de política económica en Estados Unidos comienza el periodo en el 0% el 31 diciembre 2024 y sube hasta el 520% el 4 abril 2025. El gráfico muestra cómo cae la renta variable conforme va aumentando la incertidumbre en torno a la política económica.

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Las rentabilidades obtenidas en el pasado no garantizan rentabilidades futuras.
Fuente: Capital Group, Standard & Poor’s, Bloomberg Index Services Ltd. La variación porcentual del índice S&P 500 refleja la rentabilidad total. Información a 10 abril 2025.

Un poco de luz sobre el actual contexto de incertidumbre

¿Qué le depara el futuro a la economía y a los mercados mundiales? Cuando la incertidumbre alcanza niveles extremos, las previsiones puntuales no son suficientes para ayudar a los gestores a tomar buenas decisiones de inversión.

Por ello, un equipo de Capital Group, conocido como «ronda de noche» y formado por economistas, analistas políticos y gestores, analiza los episodios de inestabilidad de los mercados con el fin de tomar mejores decisiones de inversión. Este año, el equipo ha abordado la imposición de aranceles históricos por parte del gobierno de Trump y la reconfiguración de las alianzas tradicionales en materia de seguridad.

Un gráfico de cuatro cuadrantes muestra cuatro posibles resultados para el reajuste geopolítico, divididos a lo largo de un eje horizontal con la etiqueta «desvinculación económica» a la izquierda y «acuerdos comerciales» a la derecha, y un eje vertical con la etiqueta «alianzas tradicionales» en la parte superior y «políticas expansionistas» en la parte inferior. El cuadrante superior izquierdo se denomina «frente comercial». El cuadrante superior derecho se denomina «grandes acuerdos». El cuadrante inferior izquierdo se denomina «nacionalismo asertivo». El cuadrante inferior derecho se denomina «grandes potencias».

Fuente: Capital Group. Los escenarios reflejan el análisis del equipo de «ronda de noche» de Capital Group a fecha de abril de 2025 y no son indicativos de resultados futuros.

El equipo ha identificado cuatro posibles escenarios: un enfrentamiento comercial, grandes acuerdos comerciales, el regreso de las grandes potencias y el nacionalismo asertivo.

¿Dónde estamos hoy y hacia dónde nos dirigimos?

En opinión del equipo de «ronda de noche», el mundo ha dejado atrás el viejo orden internacional y ha entrado en un escenario de enfrentamiento comercial, caracterizado por fuertes aranceles, restricciones a la exportación de tecnología y otras medidas proteccionistas que acelerarían la desvinculación económica y la reconfiguración de las cadenas de suministro.

Si el escenario de enfrentamiento comercial se prolonga, es probable que el crecimiento económico se ralentice y la inflación aumente. Si los aranceles anunciados se mantienen a largo plazo, podríamos asistir a un escenario de desaceleración del crecimiento más allá de 2025. Por otra parte, si se alcanzan acuerdos comerciales con relativa rapidez, se haría más probable la transición hacia el escenario de los grandes acuerdos.

¿Cuánto tiempo tardará en perfilarse una imagen clara del nuevo orden internacional? Ante la complejidad de las negociaciones comerciales y el gran número de socios comerciales, no parece probable que la resolución vaya a ser rápida. La Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos no tiene capacidad suficiente para cerrar acuerdos con unos 90 países durante los 90 días que durará la tregua de aranceles, que llega a su fin a finales de julio.

El gobierno de Trump querrá anunciar una serie de acuerdos lo antes posible para tratar de tranquilizar a los mercados, pero podría tratarse de acuerdos parciales, y no de acuerdos completos de libre comercio. Durante el primer mandato de Trump se alcanzaron acuerdos de mínimos con Japón, China y Brasil. El gobierno podría optar por prolongar la tregua de 90 días, aunque ello mantendría la incertidumbre en niveles elevados y podría provocar una volatilidad continua en los mercados, especialmente si cada prórroga viene acompañada de maniobras políticas arriesgadas.

Consecuencias para la inversión

La clave para hacer frente a este contexto de incertidumbre está en mantener la prudencia en relación con lo que podemos saber hoy, no ceñirse a una visión particular del mundo y prepararse para lo inesperado. Se trata de alcanzar un equilibrio en la cartera de inversión entre las inversiones defensivas y ofensivas. Si se logra una resolución favorable, los mercados podrían dispararse, como ocurrió tras el anuncio de la tregua de 90 días en la aplicación de aranceles que se anunció el 9 de abril y que provocó un fuerte repunte de los mercados. Es el momento de prestar más atención a las valoraciones y a los dividendos, un momento en el que lo aburrido es bello.

Por ejemplo, las compañías aseguradoras como Chubb no exportan ni importan ningún producto, por lo que no deberían verse especialmente afectadas por los aranceles. Por su parte, en el sector financiero, algunas compañías como el mercado de derivados CME Group registran mayores volúmenes de negociación en periodos de volatilidad de los mercados.

El contexto actual favorece la diversificación de la cartera a escala mundial. Es complicado saber qué negociaciones comerciales van a llegar a buen puerto y cuándo lo harán.

Por último, cuando las negociaciones comiencen a traducirse en acuerdos, los inversores y las compañías gozarán de una mayor claridad y el panorama de inversión podría mejorar.

 

 

Tribuna de Jayme Colosimo, investment director de Capital Group; Jared Franz, economista; y Tom Cooney, asesor de política internacional.

El artículo completo se puede ver en la página oficial de Capital Group.

Objetivos móviles y efectos a corto y largo plazo

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Pixabay CC0 Public Domain. EE.UU.

«El cliente siempre tiene la razón«, no es solo un mantra consagrado para muchos proveedores de servicios. En lo que respecta a los aranceles, también se aplica a los consumidores estadounidenses y a los compradores corporativos de bienes de capital. Encuestas recientes sugieren caídas pronunciadas en la confianza empresarial y del consumidor, al tiempo que revelan fuertes aumentos en las expectativas de inflación. (1)

Desde nuestra perspectiva, probablemente tengan razón. Un estudio de 2020 muestra que, en el caso de la primera guerra comercial de 2018, los aranceles se trasladaron casi por completo a los precios internos, lo que en la práctica hizo que los consumidores estadounidenses pagaran al gobierno por consumir productos extranjeros (2). No es de extrañar, entonces, que las perspectivas de aranceles de hasta el 145 % para muchas importaciones procedentes de China hayan generado inquietud.

Sin embargo, a pesar de señales recientes de desescalada, los niveles del orden del 14 %-15 % que actualmente prevemos como promedio general de los aranceles estadounidenses representarían aún una desviación respecto de lo que ha sido normal en las últimas décadas y, de hecho, en la historia de Estados Unidos desde la guerra civil. Como muestra nuestro gráfico de la semana, hay que remontarse a la década de 1930 para encontrar algo similar.

Esto, junto con la perspectiva de recortes fiscales simultáneos y medidas de desregulación, hace que evaluar el impacto probable -incluso una vez que las políticas se definan con mayor claridad- sea muy complejo (3). Por un lado, las economías, y en particular las cadenas de suministro son hoy muy diferentes a las de hace un siglo. Por otro, algunos costos muy reales y a menudo significativos de las medidas proteccionistas —como la reducción en la variedad disponible para los consumidores, la disminución de la competencia y, en muchos casos históricos, la pérdida de capacidad innovadora— son difíciles de rastrear y medir directamente en las estadísticas económicas.

Simplemente, deterioran el desempeño económico de los países con el tiempo. Dicho esto, la economía estadounidense del siglo XIX y principios del XX también fue un ejemplo emblemático de cómo una economía grande y relativamente cerrada podía lograr innovaciones producidas en masa y de alcance global, como las bombillas incandescentes, en una escala rara vez vista en la historia económica. Gracias a su gran mercado interno, normas culturales e instituciones orientadas a fomentar el emprendimiento y la competencia, la economía estadounidense temprana logró aprovechar el poder de la competencia (doméstica), incluso al obstaculizar a los rivales extranjeros.

En conjunto, creemos que es importante considerar tanto los efectos de corto como de largo plazo de los recientes cambios en las políticas económicas de EE.UU., incluidas posibles medidas compensatorias.  En el corto plazo, creemos que el riesgo de una recesión (leve) ciertamente persiste. Pero en cuanto al impacto a largo plazo, aún es demasiado pronto para decirlo.

Tribuna de Christian Scherrmann, economista jefe de DWS en Estados Unidos

Referencias:

  1. Economic Policy Uncertainty (EPU), Bureau of Economic Analysis, University of Michigan, Haver Analytics, ISM PMI, DWS Investment GmbH, a mayo de 2025.
  2. Amy Finkelstein y Nathaniel Hendren, Welfare Analysis Meets Causal Inference, Journal of Economic Perspectives, Vol. 34, N.º 4, otoño de 2020, págs. 146–167.
  3. Para más detalles, ver Recession odds remain elevated.