ABAO Bilbao Opera y Banca March han firmado un convenio de colaboración con el objetivo de estrechar sus relaciones y aunar esfuerzos para el desarrollo y sostenibilidad de las actividades y la oferta cultural de la ópera de Bilbao.
El acuerdo, que incorpora a una de las principales entidades financieras del país a la 71o Temporada de ópera, ha sido suscrito por Juan Carlos Matellanes, presidente de ABAO, y Daniel Irezábal del Busto, director territorial de Banca Patrimonial de Banca March en Euskadi y La Rioja, en un acto que ha tenido lugar en la sede de la entidad bancaria.
Banca March, entidad de referencia en banca privada y asesoramiento a empresas, con especial foco en la empresa familiar, contribuye y afianza de este modo su relación y compromiso social con el territorio, participando en los proyectos generales de la asociación y en sus programas educativos, divulgativos y de inclusión social en torno a la cultura y la ópera.
Juan Carlos Matellanes ha señalado la especial importancia del apoyo de la financiación privada en el sostenimiento de la institución y la consolidación de su proyecto artístico.
“La incorporación de Banca March a nuestro programa de empresas”, ha destacado el presidente de ABAO, «es una contribución fundamental para potenciar el conocimiento y disfrute de la cultura, la música y el arte con nuevos itinerarios desde una perspectiva de solidaridad y sostenibilidad”.
Por su parte Daniel Irazábal del Busto, ha afirmado: “En Banca March, el apoyo a la cultura forma parte de nuestra propia esencia, de una filosofía que se basa en el crecimiento conjunto con clientes, empleados, accionistas y la sociedad en su conjunto. Nos hace mucha ilusión contribuir a difundir la excelente actividad que desarrolla ABAO Bilbao Opera y apoyar sus nuevos proyectos”.
Con esta nueva colaboración, más de medio centenar de empresas e instituciones apoyan a ABAO Bilbao Opera en distintas modalidades. La incorporación de nuevos patrocinadores, la fidelidad de los ya existentes y las contribuciones de las distintas instituciones públicas, representan cerca del 26% de los presupuestos de la asociación.
En esta tribuna vamos a ver qué son los ETFs de una acción, también denominados Single Stock ETF. Conoceremos sus características, sus ventajas e inconvenientes, las advertencias oficiales por parte de la SEC de Estados Unidos, y cuáles son los últimos que han salido al mercado.
Qué son los ETFs de una acción
Primeramente debemos entender bien qué es un ETF. Es un fondo de inversión que cotiza en bolsa y aparte de ello se caracteriza por replicar un índice bursátil, un sector o una canasta de acciones determinadas. Y estas réplicas las puede hacer al alza (gana si el mercado que replica sube), o a la baja o ETF inverso (gana si el mercado replicado cae). También las réplicas pueden ser apalancadas, por ejemplo x2 o x3, de manera que si el mercado replicado sube el ETF gana el doble o el triple, y si es un ETF apalancado inverso ganará el doble o el triple también.
Bien, hasta aquí lo más habitual de entre los ETFs. Pero como todo en la vida, evoluciona y busca ofrecer nuevos productos a la comunidad inversora, bien replicando nuevos mercados o con apalancamientos mayores. Pero no siempre innovar implica necesariamente mejorar.
Y este es el caso que nos atañe, los ETFs que tan sólo replican a una acción concreta. A diferencia por ejemplo de un ETF que replique las 50 acciones que forman el índice Eurostoxx 50, en este caso se trata de ETFs que replican únicamente una sola de esas acciones.
A favor o en contra de los ETFs de una acción
Sin duda alguna, para la mayoría de inversores es un producto no muy aconsejable debido a cinco razones de peso:
Falta de diversificación: una buena diversificación es el pilar principal de toda inversión seria y equilibrada, ya que evita poner todos los huevos en una misma cesta, de manera que si un activo no rinde bien el resto de activos lo pueden compensar.
El problema de los ETFs de una acción es que no tienen ningún tipo de diversificación (ni por sector, ni por área geográfica, ni por tipo de activos), de manera que toda la inversión y su éxito o fracaso estará supeditado al devenir de las acciones de una única empresa.
Son apalancados: este tipo de ETFs son apalancados, lo que significa que estamos invirtiendo en realidad con más dinero del que disponemos. Esto puede ser rentable si la inversión finalmente resulta favorable, ya que obtendremos una rentabilidad mayor. Pero también al contrario, si sale mal las pérdidas resultarán mucho mayores.
Mayores gastos: las comisiones que cobra la gestora por este tipo de producto suele ser también más elevada que con el resto de ETFs tradicionales.
Horizonte temporal corto: realmente están pensados para un horizonte temporal bastante limitado, es decir, a diferencia de los ETFs “normales” cuyo horizonte es el medio y el largo plazo, en este caso es justamente lo contrario, para el corto plazo. Esto representa un problema, ya que estaremos expuestos a vaivenes y volatilidades.
Al tratarse de ETFs podría pensarse que los de una acción también van dirigidos a inversores que no quieren hacer nada y que sea la gestora la que se encargue de la inversión, ya que los ETFs se caracterizan por ser gestión pasiva, es decir, la gestora no tiene que elaborar estrategias ni seleccionar valores, tan sólo replicar un mercado concreto.
Lo que sucede es que si bien esto es cierto, desde el punto de vista del inversor su actitud no debiera de ser en ningún caso pasiva, sino activa. Y esto obedece fundamental al hecho de que al no ser un producto diversificado y además apalancado, la inversión es de alto riesgo, de manera que el inversor debería estar atento y seguir la evolución del ETF de una acción por si de repente la rentabilidad negativa es elevada y desea salirse para no arriesgar más su capital.
Por tanto, no hay diversificación, hay gastos más elevados, mayor apalancamiento, inversión de corto plazo, y hay que seguirla muy de cerca. Demasiadas razones en contra.
Y claro, las advertencias no se han hecho esperar por parte de la autoridad competente en Estados unidos, la SEC, con la comisaria Caroline Crenshaw y el director Lori Schock.
De todas maneras, hay que resaltar que eso no significa que no sean productos debidamente regulados, que lo son, ni que haya fraude y demás. Simplemente que se trata de un tipo de ETFs destinado a un perfil de inversor muy concreto, y que si nuestro perfil no encaja con ello es mejor olvidarse.
Los últimos ETFs de una acción que han aparecido
Hace pocas semanas aparecieron nuevos ETFs de una acción, aunque en realidad no es algo del todo nuevo, de hecho en el Viejo Continente ya había algunas cosas similares.
Los ETFs, gestionados por AXS Investments, son los primeros que han sido aprobados por la SEC (el equivalente a la CNMV en España).
Los siguientes que esperaban la aprobación oficial pertinente son de AXS Investments. Pero hay en total siete más. Entre ellos, hay ETFs que replican las acciones de Tesla, otros las de PayPal y otros las de NVidia. Y hay aún esperando la aprobación hay otros 85 ETFs.
Otra preocupación para los inversores novatos es que los tickers de los ETFs de una sola acción son muy similares a los tickers de las propias acciones y podría haber cierta confusión.
Tribuna de Jon P. Benito, cofundador de Roboadvisors.es
Schroders da un paso importante en su apuesta por el segmento de inversores institucionales del mercado español con el nombramiento de Borja Fernández Canseco como Institutional Business Director para España.
Se trata de un puesto de nueva creación con línea de reporte directa a Carla Bergareche, Country Manager de Schroders en España y Portugal.
Fernández Canseco se incorporó a Schroders en 2012 dando apoyo al equipo de ventas y fue promocionado a Sales Manager en 2018. Tras más de 10 años contribuyendo activamente al desarrollo del Canal Intermediario, estableciendo nuevas relaciones y potenciando las existentes con clientes de este segmento, la compañía ha decidido promocionarlo. Esta decisión es una muestra más del compromiso de la firma con el segmento institucional y de family offices, del que Borja pasa a hacerse cargo con efectos inmediatos en España.
Borja es licenciado en Administración y Gestión de Empresas por CUNEF y cuenta con el certificado CAIA para el análisis de Inversiones Alternativas.
Carla Bergareche, Country Manager de Schroders en España y Portugal, ha declarado: “En Schroders apostamos por el talento interno y estamos muy agradecidos de la contribución de Borja al desarrollo del negocio en España. Creemos que el segmento institucional tiene un enorme potencial y más ahora que Schroders ha aumentado sus capacidades en activos privados. Borja tiene amplia experiencia en las inversiones alternativas y creemos que esto, sumado a su conocimiento general del mundo de la gestión, le hace un interlocutor idóneo para proporcionar soluciones a los inversores del segmento institucional”.
Foto cedidaDominique Senequier, presidenta de Ardian.
Ardian ha anunciado la apertura de una oficina en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). Según explica la firma, esta ampliación pone de manifiesto su firme compromiso con la región y refuerza su papel clave como puerta de entrada de inversiones entre Europa y los EAU.
El equipo de Ardian en Abu Dhabi atenderá a su amplia base de inversores locales y regionales y prestará apoyo a su creciente cartera de empresas en expansión en la región. Además, la firma destaca que esta apertura responde a su ambición de ofrecer a sus clientes una presencia local y personalizada dada la creciente demanda de los inversores. “Ardian trabajará en estrecha colaboración con sus LP para compartir conocimientos y fortalecer las relaciones, desarrollando carteras diversificadas globalmente con lo mejor de las inversiones privadas”, indican desde la firma.
El equipo local, bajo la supervisión de François-Aïssa Touazi, presidente de Ardian Limited Abu Dhabi, estará compuesto por representantes de alto nivel tanto de los equipos de inversión de Ardian como de las funciones de apoyo, con el objetivo de prestar servicios de atención al cliente en la región.
«En Ardian mantenemos en el centro de nuestra apuesta la estrecha colaboración con nuestros socios en todo el mundo. Nuestra nueva oficina en los Emiratos Árabes Unidos es, por tanto, un paso natural en nuestra estrategia de evolución y crecimiento global. Contar con una presencia local marca nuestro compromiso con los objetivos de desarrollar alianzas estratégicas y duraderas en la región. Estamos deseando trabajar con nuestros socios históricos en la región para ofrecerles nuevas oportunidades de crecimiento”, ha indicado Dominique Senequier, presidenta de Ardian.
Por su parte, François-Aïssa Touazi, presidente de Ardian Limited Abu Dhab, ha añadido: “Con nuestra nueva oficina esperamos intensificar nuestro papel como socio preferente de las instituciones financieras de la región del Golfo. Los valores fundamentales de excelencia, innovación y desarrollo de los EAU coinciden plenamente con los valores de Ardian. Esto, aunado a las empresas de nuestra cartera, nos hace pensar que nuestra actividad está bien alineada para apoyar a los EAU en su objetivo “We the UAE 2031”, al tiempo que reforzará la diversificación económica”.
A la inauguración asistieron el ministro francés de Economía y Hacienda, Bruno Le Maire, Khaldoon Khalifa Al Mubarak, director general y consejero delegado del Grupo Mubadala Investment Company, y Hamad Al Dhaheri, director global de Capital Privado de Abu Dhabi Investment Authority.
Sustainable Investment in Action (SIA), proyecto lanzado en 2019 para proporcionar apoyo a los actores de la inversión de impacto europeos, mostrar proyectos, intercambiar experiencias sobre el terreno e inspirar nuevas iniciativas, ha anunciado una nueva edición de sus premios, además de diversas conferencias por Europa.
En los SIA 2023 Awards, un jurado independiente de expertos internacionales evalúa los mejores proyectos de impacto a nivel europeo que se hayan presentado, seleccionados por Advanced Impact Research basándose en criterios estrictos. Los proyectos se clasifican en diferentes categorías que abarcan los ODS de la ONU. En la edición anterior, correspondiente a 2022, se analizaron 138 proyectos que representaban a 12 países y se seleccionaron 27 proyectos.
Según explican, los proyectos seleccionados y premiados se beneficiarán de una amplia visibilidad gracias a su difusión a través de la red de socios de la SIA, presentaciones en vídeo u online, participación en conferencias y ceremonias de entrega de premios que se celebrarán en París (mayo de 2023) y Frankfurt (junio de 2023) en presencia de inversores, medios de comunicación, líderes de proyectos de impacto y personas influyentes en materia de impacto.
Para ser elegible, un proyecto debe estar liderado por inversores europeos, haber estado en marcha durante un mínimo de un año y cumplir criterios estrictos de impacto (en relación con los ODS de la ONU), compromiso social y replicabilidad. “Tiene que elegir una categoría (relacionada con los ODS de la ONU) para cada proyecto, preparar las presentaciones a través de este enlace al cuestionario de presentación de proyectos y pagar las tasas en línea antes de enviar los cuestionarios”, señalan.
Según matizan desde la organización, las tasas de presentación de proyectos (600 euros/proyecto) se utilizan para producir un vídeo de presentación para todos los nominados (presentado en todas las conferencias de la SIA y en los medios de comunicación y redes de socios de la SIA). Los gastos de viaje intra-europeos a las conferencias de SIA corren a cargo de SIA (para los ganadores de los premios, invitados a hablar) y todos los proyectos nominados serán formados e invitados en la «Project / Investors pitch room» disponible en cada conferencia de SIA. Se reembolsará el 50% de los gastos de presentación a los proyectos no nominados (es decir, el coste neto es de 300 euros por proyecto para los no nominados).
Puede consultar más sobre los SIA 2023 Awards, así como presentar su proyecto, a través de este link.
En 2024, en J. Safra Sarasin Sustainable Asset Management (JSS SAM) celebraremos 35 años de inversión sostenible. No es un hito sin más en los 180 años de historia de la firma, que forma parte del mayor grupo bancario familiar y 100% privado del mundo, el Grupo Safra. Es una muestra del fuerte compromiso de la firma por la sostenibilidad, apostando por las inversiones verdes en un momento en el que la industria financiera parecía tener otras prioridades y poniendo desde el principio a la sostenibilidad en el centro de la misión del Grupo.
Todo comenzó en 1986, cuando un incendio en la fábrica de una gran farmacéutica suiza en Basilea, junto a nuestra sede principal, produjo una catástrofe medioambiental sin precedentes en la zona. El Rhin se tiñó de rojo, provocando la muerte de especies autóctonas a lo largo de más de 400 km; el impacto negativo para clientes y accionistas fue enorme. Este hecho nos llevó a replantearnos nuestra filosofía y proceso de inversión y la necesidad de analizar las inversiones desde el prisma de la sostenibilidad. Como consecuencia, obtuvimos nuestro primer mandato con consideraciones ecológicas en 1.989.
Durante esos casi 35 años el proceso de sostenibilidad se ha ido mejorando, hasta llegar a lo que es ahora, un proceso de integración profunda que incorpora la sostenibilidad en todas las fases del proceso de inversión y que se aplica al 100% de los productos UCIT gestionados por JSS SAM. Hemos desarrollado productos y servicios innovadores que reflejan nuestras fuertes convicciones, y hemos patentado un proceso de análisis y gestión propio, el J. Safra Sarasin Sustainability Matrix (R). Gracias a la integración de este proceso conseguimos nuestros tres objetivos principales: reducir riesgos, obtener rentabilidad y provocar un cambio en las compañías invertidas.
Nuestro proceso de inversión consta de cuatro fases y la sostenibilidad está integrada en todos ellos. Para el análisis, selección, monitorización y reporting, se han desarrollado herramientas propietarias que nos permiten estar un paso por delante en materia de sostenibilidad y asignar nuestros propios ratings a un universo compuesto por cerca de 10.000 compañías de forma directa (cerca de 15.000 si se tiene en cuenta a sus filiales). No es un elemento añadido a un proceso existente, ni un filtro inicial, sino que está en el centro del mismo. Filtramos, identificamos ideas de inversión que encajan en tendencias ESG, incorporamos al cálculo de las valoraciones de las compañías consideraciones como el impacto de la sostenibilidad en sus costes, identificamos riesgos y aspectos como la huella de carbono, pero también la evolución estimada de la temperatura de la cartera o el estrés hídrico potencial de las compañías del universo de inversión.
Gracias a la dilatada experiencia de JSS SAM, somos capaces de generar para cada una de nuestras estrategias un reporting ESG adicional al tradicional muy completo, pues además de proporcionar información sobre el posicionamiento ESG del fondo, huella de carbono, etc, cuenta con un Monitor de los ODS con descripción del valor de las soluciones ofrecidas en áreas relacionadas con los ODS por millón invertido, la proporción de las posiciones que ofrecen soluciones de impacto, el número de productos y servicios ofrecidos por las compañías en las que invertimos que están dirigidos a los ODS y sus correspondientes proporciones de ingresos, ejemplos de compañías con productos y servicios implicados con los ODS. Los ingresos relacionados con Green Revenes se ajustan a la Taxonomía Europea, lo que puede resultar útil de cara a una clasificación del producto en función de la sostenibilidad de sus ingresos.
Como resultado de todos estos esfuerzos, el 94% de nuestras estrategias UCITS registradas en España son artículo 8 o 9 según SFDR. Pero no nos conformamos. JSS SAM ha adelantado a 2035 el compromiso (Climate Pledge) para hacer que la firma alcance la neutralidad en carbono para 2035. Para conseguirlo, hemos introducido dos objetivos medibles en todos nuestros fondos: primero, la huella de carbono inicial debe ser un 30% inferior a la del índice de referencia y, en segundo lugar, esta huella debe reducirse en un 7% al año hasta llegar a cero emisiones en 2.035. Han pasado 37 años desde el vertido que cambió nuestra historia y hoy seguimos comprometidos con un futuro más verde, convencidos en el valor de la sostenibilidad como herramienta transformadora de inversión.
En esta época del año, tal vez le ocurra lo mismo que a mí y su bandeja de entrada se vea inundada por una marea de artículos de perspectivas para el año que viene. Sin embargo, siempre sucede algún acontecimiento inesperado a las pocas semanas de haber comenzado el nuevo año que conlleva que dichas perspectivas resulten obsoletas. A sabiendas de ello, en lugar de tener la vista puesta en el próximo año, quizás resulte más provechoso analizar los factores que podrían configurar el próximo ciclo económico.
Pese a que no tenemos la certeza de que vaya a producirse una recesión durante el próximo año, fundamentaremos nuestra opinión para los siguientes uno a tres años sobre la posibilidad de que se materialice una. Tras la contracción, preveo que tendrá lugar una transición en la que el volumen de capital físico desplegado superará con creces al del ciclo anterior. En el último ciclo económico, se puso el foco en el capital intangible. Me vienen a la mente las empresas con una propiedad intelectual considerable pero que no disponen de demasiados activos tangibles.
En el próximo ciclo, cabría esperar que el gasto se destinará a ámbitos como la green technology en detrimento de las energías sucias. El dinero se empleará para incrementar la resiliencia de las cadenas de suministro y facilitar la transición a los modelos de gestión de inventarios basados en la filosofía de disponer en todo momento de existencias suficientes (just-in-case), tras décadas gestionando los inventarios con arreglo a un modelo basado en mantener un nivel mínimo de existencias (just-in-time). Asimismo, espero que el gasto militar registre un aumento considerable. Todo ello exigirá un volumen de capital físico significativamente superior al del ciclo anterior.
No solo será menester disponer de más capital, sino que este también resultará más caro. En esta nueva coyuntura, hemos de plantearnos en qué cotas se situará la tasa de ahorro. En mi opinión, la tasa de proyección del ahorro se mantendrá en terreno positivo, pero registrará una evolución más lenta que en el ciclo anterior.
Si las necesidades de capital físico están aumentando a un ritmo más rápido y, en paralelo, el ritmo del incremento de la tasa de ahorro está disminuyendo, es sinónimo de aumento de la inflación y de subidas de los tipos de interés. Con todo, opino que el propio capital conllevará un ligero aumento del nivel de crecimiento del producto interior bruto (PIB) real.
Una de las excepciones de este planteamiento estriba en que hemos acumulado un ingente volumen de deuda en el sector público. Esta circunstancia, aunada al aumento de los tipos de interés, implica que tendremos que gastar más dinero para pagar esa deuda, lo que, en teoría, podría relegar el capital privado a un segundo plano. Con todo, en la práctica, no estoy seguro de que vaya a ser así.
Una parte muy significativa de ello dependerá de si el sistema bancario está dispuesto a prestar capital. Teniendo en cuenta de que los bancos exhiben un tono relativamente favorable, deberían estar en una situación adecuada para conceder préstamos tras la contracción esperada, con independencia de que nos adentremos en una recesión o no. Incluso en caso de que el Gobierno deba gastar más dinero para abonar los intereses, creo que el capital fluirá hacia la economía.
En el contexto laboral, existen numerosas variables que tener en cuenta: política de inmigración, escasez de mano de obra, aumentos salariales… Considerando que las empresas estadounidenses se encuentran en el punto de mira político de los dos principales partidos del país, sus resultados netos podrían verse mermados debido al incremento de los salarios y a la mayor supervisión reglamentaria. De ser así, el siguiente ciclo podría prolongarse gracias a la solidez del mercado laboral, pero cabe la posibilidad de que los márgenes de beneficios se vean ligeramente perjudicados.
En mi opinión, en el siguiente ciclo económico habrá empresas que se verán obligadas a aumentar su gasto de capital para aguantar el tipo. Por ejemplo, podríamos citar el gasto para mitigar preocupaciones en materia ambiental, social y de gobierno corporativo (ASG) o aquel derivado del aumento de los salarios. Esta clase de medidas no redundan en beneficio de la productividad ni de los resultados netos de las empresas. Sin embargo, pueden resultar positivas para el crecimiento económico, pues será necesario gastar más capital y este último exigirá mano de obra adicional. Por tanto, podríamos estar ante uno de esos momentos en los que el estado de la economía parece más favorable de lo que cabría esperar basándonos exclusivamente en el análisis de la trayectoria de las valoraciones de los activos. En esta ocasión, quien sale ganando en términos relativos es la economía real en lugar de Wall Street.
Resultará muy difícil que la aplicación conjunta de una política monetaria relativamente flexible y de una política fiscal bastante laxa de la última década se repita en el futuro. Llegará un punto en el que los elevados niveles de endeudamiento de los sectores público y privado suscitarán las preocupaciones de los mercados. Nuestra ratio de deuda/PIB es más elevada, y tanto las tasas de crecimiento como el crecimiento de la población se están ralentizando. Por tanto, estamos ante un incremento de la deuda que recae sobre los hombros de una fuerza laboral que acusa un crecimiento más lento. En algún momento la situación caerá por su propio peso, y existen dos formas de abordar esta circunstancia. Una de ellas es la austeridad: buena suerte consiguiendo que se apliquen medidas de austeridad fiscal en esta coyuntura política. La otra es mediante la inflación. Esta constituye todo un bálsamo de fierabrás para las autoridades fiscales, pero resulta temible a ojos de los trabajadores.
En el último ciclo económico, promediamos un crecimiento de alrededor del 2%. Considero que este porcentaje resultará ligeramente superior en el próximo ciclo, pero esta cuestión probablemente sea un tema para el año 2024/2025. En términos de inflación, creo que registraremos una tasa media más cercana al 2,75% (que representa el nivel medio observado durante las expansiones de las décadas de 1990 y de 2000), frente al 1,75% registrado en promedio en el ciclo posterior a la crisis financiera mundial. Durante ese ciclo, los inversores abonaron una prima a plazo negativa por comprar bonos del Tesoro. Resulta probable que esta situación se revierta en el futuro. Así, tras lo que prevemos que será una recesión, los tipos de interés se encontrarán en cotas considerablemente más elevadas de las que presentaban en el último ciclo económico.
Este contexto podría resultar especialmente complejo para las empresas que dependían de que los tipos de interés se situasen en niveles sumamente reducidos, aunque las empresas que revistan solidez apenas deberían experimentar dificultades para adaptarse a dicho contexto. En el siguiente ciclo, las rentabilidades tanto de las acciones como de los bonos serán de un dígito medio, lo cual no resulta excesivamente desfavorable.
La Agenda 2030 de las Naciones Unidas presenta un total de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con el objetivo de abordar los principales retos mundiales, entre los que destacan el abastecimiento de alimentos y agua, la salud y la protección del medioambiente. Para alcanzar estos objetivos, se calcula que se necesitarán entre 5.000 y 7.000 millones de euros anuales de aquí a 2030.
Desde DWS consideran que los fondos de inversión desempeñan, por tanto, un papel fundamental a la hora de dirigir capital a empresas que apoyan específicamente estos objetivos. En línea con esta convicción, la gestora se ha convertido en la primera firma en ofrecer la oportunidad de invertir a través de ETFs en empresas que pueden contribuir a la consecución de los ODS.
Según ha anunciado, ha lanzado seis ETFs Xtrackers MSCI Global SDG UCITS, que estarán cada uno alineado con uno de estos objetivos. Desde DWS explican que los componentes del índice se seleccionan en función de su relevancia con respecto a estos objetivos. Se trata, por tanto, de ETFs temáticos que siguen amplias tendencias sociales y económicas. Los temas de los ODS cuentan con el apoyo de una amplia gama de instituciones, Estados y empresas.
Los ETFs Xtrackers MSCI Global SDGs UCITS están alineados con seis objetivos diferentes: «Producción y Consumo Sostenibles» (ODS 12), «Ciudades y Comunidades Sostenibles» (ODS 11), «Industria, Innovación e Infraestructura» (ODS 9), «Energía Asequible y Limpia» (ODS 7), «Agua Limpia y Saneamiento» (ODS 6), «Salud y Bienestar» (ODS 3). El ETF Xtrackers MSCI Global SDGs UCITS sigue una combinación de todos los ODS a los que las empresas pueden contribuir de forma medible a través de sus actividades. Tres ETFs ya cotizan en la Deutsche Börse, la Bolsa de Londres y la Bolsa de Suiza, y se espera que los otros cuatro ETFs empiecen a cotizar en las próximas semanas (véase el cuadro para más información).
En concreto, los ETFs invierten en empresas de pequeña, mediana y gran capitalización de 23 mercados desarrollados y 24 emergentes y tomarán como punto de partida el índice MSCI ACWI Investable Market.
Para identificar empresas relevantes para cada objetivo, se definieron varios temas relacionados con cada ODS. En el caso del ODS 11 («Ciudades y comunidades sostenibles»), por ejemplo, se trata de la prevención de la contaminación, las infraestructuras y edificios inteligentes o los vehículos de emisiones cero. Sólo se seleccionan para el índice las empresas cuyas ventas apoyan específicamente al menos el 50% del objetivo respectivo. Es importante señalar que quedan excluidas las empresas cuyas operaciones entren en conflicto con cualquiera de los 17 objetivos de sostenibilidad.
Además, la selección de los componentes del índice Xtrackers MSCI Global SDG UCITS ETF filtra a las empresas que superan los umbrales de ingresos en actividades relacionadas, por ejemplo, con el carbón, el tabaco y las armas convencionales (la denominada metodología MSCI ESG Screened Index), así como a las empresas que incumplirían un ODS aunque contribuyeran a otro.
«Con nuestros Xtrackers MSCI Global SDG UCITS ETFs nos hemos convertido en la primera gestora de activos en hacer invertibles los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Los objetivos trazados representan tendencias sociales y económicas que cuentan con un amplio apoyo y, por tanto, pueden representar un objetivo de inversión atractivo», ha señalado Simon Klein, Global Head of Sales de Xtrackers en DWS.
La pendiente actual de la curva de tipos del mercado de bonos de Estados Unidos está invertida. Las rentabilidades de los bonos a dos años son más altas que los rendimientos de los bonos 10 años y, para nosotros, eso significa que los inversores se están centrando en algunas cosas.
En primer lugar, es probable que la Fed continúe aumentando los tipos de interés en el corto plazo. El año pasado, la Fed subió 425 puntos básicos las tasas. Los mercados esperan que la Reserva Federal suba otros 25 puntos en febrero, otros 25 puntos básicos en marzo, y eso significa que los inversores continúan ejerciendo presión alcista sobre el extremo corto de la curva de tipos.
Lo segundo que nos dice la inversión de la curva de tipos de Estados Unidos es que los inversores están preocupados o cada vez más preocupados por una desaceleración del crecimiento en el país norteamericano a corto plazo. Es decir, en la segunda mitad de 2023, es muy probable que la economía de Estados Unidos se acerque mucho más al 0% de crecimiento o a la recesión.
Estamos empezando a ver una desaceleración en los sectores sensibles a los tipos de interés, más pronunciado en la vivienda de Estados Unidos. Y si eso continúa, es probable que provoque el fin de la subida de los tipos de interés por parte de la institución monetaria norteamericana y, eventualmente, que la Reserva Federal realmente ejecute una política monetaria contracíclica, lo que se traduzca en una bajada de tipos.
Para nosotros, eso se configura de distintas formas. Una, si quieres ser líquido en ese ambiente. En ese sentido habría que tener un poco de sobreponderación en la duración, en el caso de que el crecimiento de Estados Unidos se desacelere más rápido y más de lo que la gente, las expectativas del escenario base, presentan en la actualidad. Por otro lado, habría que plantear la diversificación en diferentes sectores, con algo de exposición al high yield.
En concreto, centrarse en el high yield de mayor calidad. No esperamos que los defaults aumenten significativamente, pero si nos equivocamos al respecto, habría que limitar el riesgo potencial de la posibilidad de impago al tener menos exposición a las calificaciones CCC. Los mercados emergentes también tienen sentido. Son el único sector que ofrece un repunte significativo en términos de diferenciales en comparación con la media de largo plazo.
También nos parece atractivo tener activos titulizados en Estados Unidos, tanto inmobiliarios comerciales como residenciales. En Estados Unidos los activos residenciales tienen incorporada toda la apreciación anterior del precio de la vivienda, lo que significa que los LTV o la relación préstamo-valor se han desapalancado de manera bastante agresiva en los últimos cuatro o cinco años. El riesgo potencial de morosidad en la vivienda es extremadamente pequeño.
Entonces, para nosotros, la forma de la curva de tipos de Estados Unidos se traduce en estar en liquidez, poseer cierta duración, y diversificar la exposición de ingresos en todos los sectores. Puedes jugar a la ofensiva en este campo. Si la Fed comienza a dar marcha atrás con su política monetaria, la oportunidad de retorno parecerá bastante atractiva para los activos sensibles al retorno en 2023.
Foto cedidaFachada del edificio principal de la Fed.
El mercado estima que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunciará una subida de 25 puntos básicos (pb) en su primera reunión de 2023, que comienza hoy. “Tras unos datos del deflactor del consumo positivos, con el menor avance mensual desde 2021, la Fed afronta la primera reunión del 2023 con gran parte de los deberes hechos, aunque con unas condiciones financieras que han mejorado sustancialmente desde diciembre y que ahora mismo han dejado de ser restrictivas, lo que deja más abierta la aproximación tomará el comité en la reunión”, señalan los analistas de Banca March.
En opinión de Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac, si bien tal impresión apunta a una dinámica de desaceleración de la inflación salarial y, por tanto, a un menor riesgo de espiral salarios-precios, sigue siendo contraria,o incómodamente superior, al nivel del 4% de inflación salarial sugerido por las ganancias medias por hora recientemente publicadas. “A la luz de esto, de las últimas publicaciones sobre la inflación general y de los datos económicos duros que también sorprenden a la baja, se reivindica la tendencia a la desinflación. Esto significa que la Fed debería subir a un ritmo más lento a partir de ahora y proceder la semana que viene con una subida normal de 25 pb, situando los Fed Funds al borde de la línea de meta de los tipos terminales. Y la persistencia de la inflación salarial implica que los tipos de depósito se elevarán más de lo previsto o que se mantendrán en el nivel terminal durante más tiempo de lo esperado”, señala Thozet.
La mayoría de los expertos coinciden en que las tasas interanuales de la inflación ocultan los progresos realizados en los últimos meses. De hecho, la inflación general estadounidense cayó drásticamente en el segundo semestre de 2022. Según explica Yves Bonzon, CIO del banco privado suizo Julius Baer, es cierto que la bajada de los precios de los alimentos y de la energía ha sido el factor que más ha contribuido a este descenso, y queda por ver si la reciente volatilidad de estos componentes de la inflación ha remitido definitivamente. Sin embargo, considera que la mejora se produce en un momento en que las medidas restrictivas de la Fed apenas se han trasladado aún a la economía real.
“No obstante, la Fed se enfrenta actualmente a un problema y a una limitación. Tras dos décadas de lucha contra la presión deflacionista, la institución teme ahora quedar desacreditada. Está dispuesta a aceptar cualquier cosa, incluso una recesión, para volver a controlar la inflación. Por otra parte, la Fed también está condicionada por la agenda electoral estadounidense, ya que 2024 es un año de elecciones presidenciales. La economía no puede caer en una recesión en un momento en el que la campaña para la Casa Blanca está en pleno apogeo. Por lo tanto, la Fed no querrá arriesgarse a que las presiones inflacionistas persistan a finales de 2023 y se vea obligada a elegir entre inflación y recesión durante el proceso electoral. Por lo tanto, no querrá ninguna relajación prematura de las condiciones financieras, y cualquier intento de repunte del S&P 500 se encontrará con una renovada retórica de línea dura por parte de los funcionarios de la Fed. Es probable que esta situación continúe hasta que la Fed se dé por satisfecha con el descenso de la inflación, lo que le permitiría considerar prácticamente irreversible el retroceso iniciado hace unos meses”, defiende Bonzon.
El tipo de reflexión que expone el CIO de Julius Baer suma argumentos en favor de una subida de 25 pb de este mes. Desde Muzinich & Co, coinciden en que “existen signos suficientes para que la Fed justifique la ralentización del ritmo de endurecimiento a 25 puntos básicos en su próxima reunión”. Entre esos signos, señalan algunos datos macro, como «el Índice de Precios de Producción, cuya caída intermensual del 0,5% fue el dato económico más destacado de Estados Unidos, y el Índice de Precios al Consumo (IPC) y de los salarios» y otros relacionados con los mercados de renta fija corporativa que, según comentan desde la gestora «siguieron viendo subidas en sus precios, impulsados por unos sólidos datos técnicos, y vimos cómo se deshacían las posiciones defensivas a través de unos elevados balances de efectivo y unas mayores entradas en la clase de activos en lo que va de año».
Para Christian Scherrmann, US Economist para DWS, considerar que esta menor subida es un giro pesimista sería interpretar mal las cartas que juega la Reserva Federal. “Esto podría significar que la próxima reunión genere decepción en los mercados. La Fed ya ha señalado que se sienten incomprendidos. Las actas de la reunión del FOMC de diciembre de 2022 revelan que la Fed considera que una percepción errónea de su función de reacción podría complicar sus esfuerzos por restablecer la estabilidad de precios. Y la Fed ha señalado la enorme brecha existente entre sus previsiones de tipos y la actual valoración del mercado. De hecho, las condiciones financieras se han vuelto aún más acomodaticias desde la reunión de diciembre. Por lo tanto, aunque las expectativas del mercado de una subida de 25 puntos básicos en la próxima reunión son sólidas como una roca, existe una ligera posibilidad de que la Fed sorprenda con una subida de 50 puntos básicos”, advierte el economista de DWS.
Según su valoración, parece que hay sobre la mesa dos visiones contrapuestas de cómo evolucionará la economía. “Por un lado, la Reserva Federal prevé un aterrizaje suave (con un riesgo creciente de recesión leve), lo que le permitirá mantener los tipos más altos durante más tiempo. Por otro lado, los mercados prevén una recesión económica más grave, lo que obligaría a la Reserva Federal a bajar los tipos rápidamente. Nosotros nos mantenemos en una posición intermedia. Esperamos una recesión leve que no provoque un gran aumento del desempleo. En parte por ello, es probable que las presiones inflacionistas sean persistentes, lo que significa que la Fed seguirá luchando contra la inflación hasta 2023. Por tanto, mantendrá los tipos altos y no se apresurará a reducirlos”, defiende Scherrmann.
En opinión de Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, el posicionamiento de la Reserva Federal frente a la inflación cambiará tras la reunión de esta semana, en la que decidirá subir los tipos. “El tipo de los fondos federales se situará definitivamente por encima de la tasa de inflación subyacente. Hasta ahora, el tipo real era negativo y la Fed tenía importantes posibilidades de aumentar su instrumento preferido. La situación cambiará en cuanto el tipo real pase a ser positivo. La política monetaria restrictiva limitará aún más la economía. La tasa de inflación subyacente se sitúa actualmente en el 4,4% y la banda de los fed funds en el 4,25-4,5%. Una inflación subyacente más baja en el futuro aumentará el tipo de interés real e incrementará necesariamente el control de la Fed sobre la economía”, argumenta Waechter.
Hacia el 5% en 2023
Los expertos de Muzinich & Co comentan también que «hay indicios de que los temores a la inflación a corto plazo están disminuyendo», e indican, entre ellos, «el ligero descenso de las rentabilidades de los bonos gubernamentales, con la curva de Estados Unidos cada vez más pronunciada».
Los datos y la previsión de una ralentización del ritmo de las subidas vuelve a abrir el debate de cuándo podríamos ver un cambio de rumbo por parte de la Fed. “Creemos que la pausa de la Fed llegará pronto, pero el mercado está siendo complaciente con el pivote. Los tipos se mantendrán arriba algo más de tiempo. El punto de inflexión queda atrás y ahora, para que las bolsas puedan construir un suelo estable, necesitan cierta visibilidad sobre los tipos de interés terminales y, sobre todo, sobre el momento en el que la Reserva Federal hará el pivote en su política monetaria. En ese sentido, las expectativas han subido sistemáticamente en los últimos trimestres: se espera que la Fed llegue al 5% a mediados de 2023, desde el 4,5% actual”, advierten desde A&G.
Según destaca el análisis que hacen desde A&G, la Fed no habla de bajada de tipos hasta 2024 y pensamos que ese escenario es más realista que el implícito en el mercado. “Para que los tipos bajaran tan pronto como en el tercer trimestre de 2023, la recesión debería ser más fuerte o la inflación haber alcanzado niveles ya cercanos al 2%”, matizan.
En este sentido Scherrmann añade: “La principal tarea del presidente de la Fed, Jay Powell, en la próxima reunión que concluye el 1 de febrero es, por tanto, convencer a los mercados de que los tipos se mantendrán altos durante un periodo prolongado, algo que la Fed ha mencionado con frecuencia. Y este es el punto en el que los mercados no están aceptando el argumento. En la actualidad, los mercados prevén un tipo de interés terminal cercano al 5%, pero luego prevén recortes de tipos ya a mediados de 2023”.
Para Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers, lo que será crucial en la reunión de esta semana es el tono de Powell: o cerca de una pausa, como el Banco de Canadá, o preocupado por la relajación de las condiciones financieras. “Nos inclinamos por lo segundo. En lo que va de este ciclo, la Fed ya ha subido 425 puntos básicos en nueve meses, y esperamos un esfuerzo global de 500 puntos básicos, con recortes solo unos dos años después de la primera subida”.
El ejemplo de 1994
Para explicar lo que podría estar por llegar, Gilles Moëc relata: “Desde la llegada de la política monetaria moderna a principios de la década de 1960, EE.UU. ha atravesado 10 episodios de endurecimiento de la Reserva Federal, pero solo hay un caso de ajuste monetario sin recesión, sucedido en 1994”. ¿Podría repetirse esta situación?
Según Moëc, las dos principales diferencias entre la actualidad y el “milagro de 1994” se refieren al entorno inflacionista y a las condiciones de la oferta. “En 1994, la Fed subió los tipos sin que hubiera indicios de que la inflación ya estuviera aumentando. Las empresas y hogares estadounidenses no tuvieron que hacer frente a la presión de los precios que pesaba sobre los márgenes y el poder adquisitivo. Esto creó una configuración diferente a la actual, en la que el sector privado tiene que hacer frente tanto a las consecuencias del endurecimiento monetario como a las del shock inflacionista. Hay razones para creer que estas fuerzas adversas sólo están empezando a ejercer su influencia ahora”, explica.
Por otra parte, las condiciones de la oferta eran mucho más favorables a mediados de los noventa que en la actualidad. “Entonces, el crecimiento potencial estaba en alza, mientras que hoy probablemente esté a la baja. Actualmente, EE.UU. se enfrenta a una tasa de participación en el mercado laboral bastante baja y a un crecimiento más lento de la población en edad de trabajar”, matiza el experto de AXA IM.
Podría decirse, argumenta el economista, “que la perspectiva de una aceleración significativa de la inversión verde gracias a la Ley de Reducción de la Inflación puede llegar demasiado tarde para permitir a la economía estadounidense evitar un viaje probablemente corto hacia una contracción poco profunda del PIB en los próximos trimestres, sobre todo porque es probable que la magnitud global del endurecimiento monetario esta vez empequeñezca la de 1994. Entonces, la Fed subió un total de 300 puntos básicos entre febrero de 1994 y febrero de 1995 y empezó a recortar sólo 18 meses después de su primera subida. En lo que va de este ciclo, “la Fed ya ha subido 425 puntos básicos en nueve meses, y esperamos un esfuerzo global de 500 puntos básicos, con recortes solo unos dos años después de la primera subida”.
Algunas expertos, como por ejemplo Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional de J. Safra Sarasin Sustainable AM, se muestran escépticos con que se pueda repetir un aterrizaje sueve. Según explica Olszyna-Marzys, su escepticismo sobre la visión del aterrizaje suave está relacionada con la capacidad de reacción de la Reserva Federal. «Para que los funcionarios estén convencidos de que alcanzarán su objetivo de inflación del 2% a medio plazo, no sólo las impresiones mensuales de la inflación tienen que bajar en línea con ese objetivo, sino que el mercado laboral también tiene que reequilibrarse. La Fed también cree que la pandemia ha mermado la oferta de mano de obra, quizá de forma permanente, en unos 3-4 millones de trabajadores, lo que significa que gran parte del reequilibrio tendrá que proceder de una demanda más débil. Para lograr este resultado, el banco central cree que la economía debe crecer por debajo de su tasa tendencial durante un periodo de tiempo, y elevar algo la tasa de desempleo desde su mínimo cíclico. La esperanza está en que gran parte de ese exceso de demanda, es decir, las ofertas de empleo, se reduzcan sin un gran aumento concomitante de los despidos. Pero esto no tendría precedentes históricos. Si el desempleo sube más de medio punto porcentual, tiende a subir al menos dos. Esto se debe a que durante las recesiones suelen producirse cosas inesperadas o dinámicas no lineales», argumenta.
En este sentido, el economista de J. Safra Sarasin Sustainable AM considera que lo que se deduce de los mercados financieros no cuadra con la función de reacción de la Fed. «Creemos que para lograr un aterrizaje suave sería necesario que la Fed se replanteara sus previsiones sobre el proceso de generación de inflación, o que abandonara su objetivo de volver a situar la inflación en el objetivo. No creemos que esto sea probable», concluye.