«En renta variable, el gran cambio de 2026 es el giro desde un mercado de muy pocos ganadores hacia una normalización»

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2026 llegará con cambios en los mercados. Entre ellos, el giro en renta variable desde un mercado de pocos ganadores a otro más normalizado, con oportunidades en plazas como la canadiense, mientras la deuda pública estadounidense seguirá ofreciendo valor y en crédito la clave estará en la calidad. Todo ello, con una mirada muy selectiva en emergentes. Es la apuesta de Carlos Ruiz de Antequera, director de Inversiones de March AM: «En renta variable, creemos que el gran cambio de 2026 es el giro desde un mercado de muy pocos ganadores (IA, megatech) hacia una normalización en la que sectores cíclicos sólidos —financieras, salud, materiales, industriales de calidad— recuperan parte del protagonismo, con sesgo a estilos más de valor y calidad frente a puro crecimiento caro», defiende. Por regiones, cree que «hoy puede ofrecerse una oportunidad táctica en Europa, pero en el corto plazo es Estados Unidos el que parece mejor posicionado impulsado por la relajación en política monetaria y el giro desde un mercado “K” a uno más amplio que favorecerá a sectores cíclicos y de valor, no solo las grandes empresas de IA».

En esta entrevista con Funds Society, nos cuenta que su aproximación a la deuda pública de EE.UU. es vía una estrategia de bull-steepening -algo más de duración en la medida en que la TIR del T-Bond supere la zona de 4,2%- y que apuesta por un claro sesgo a la calidad en riesgo de crédito mientras, en mercados en desarrollo, la clave estará en mirar más la deuda local de países con bancos centrales creíbles y bolsas vinculadas a materias primas industriales y consumo interno que en la búsqueda indiscriminada de beta emergente.

El CIO de March AM contempla también los alternativos -e incluso los criptoactivos– como herramientas de diversificación -no milagrosas-, y equilibra el debate entre gestión activa y pasiva, siempre aceptando que la “beta barata” ya está commoditizada: «No se trata de gestión activa vs pasiva -dice-, sino de qué parte de la cartera merece pagar por alfa verdadero y qué parte debe resolverse con beta barato y transparente”.

Y analiza con clarividencia el entorno de shocks arancelarios y riesgos políticos que nos espera en los próximos meses. En su opinión, buena parte del primero ya está en precios, pero no del todo, y «el riesgo es que el impacto fuerte llegue en 2026 si la Fed se ve obligada a ir más lenta con los recortes». Más aún cuando en EE.UU. el mercado está sosteniendo un equilibrio incómodo con respecto a su autoridad monetaria: «Por un lado agradece que la Fed afloje para evitar una recesión provocada por aranceles y fiscalidad más restrictiva a partir de la segunda mitad de 2026; por otro, teme que un banco central demasiado alineado con la Casa Blanca termine causando una inflación más alta de lo deseable». En la arena geopolítica, pone el foco en la postura y planes de China respecto a Taiwán, reconociendo también la complacencia de unos mercados que parecen descartar cualquier shock energético o de seguridad.

A continuación reproducimos la entrevista completa.

¿Está el impacto de la política arancelaria de Trump ya descontado?

Los aranceles funcionan, de facto, como un impuesto al consumo: suben el precio de algunos bienes, enfrían algo la demanda y elevan el riesgo de recesión si el mercado laboral se debilita demasiado. Hoy buena parte del shock ya está en precios, pero no del todo: seguimos viendo contagio inflacionista en bienes afectados por tarifas y cierta debilidad en indicadores de empleo, así que el riesgo es que el impacto fuerte llegue en 2026 si la Fed se ve obligada a ir más lenta con los recortes.

De momento es el precio de los bienes el que está viéndose más afectado, empujando a las familias a consumir menos o buscar opciones más asequibles, pero es razonable pensar en un efecto “crowd out” sobre el coste de los servicios. Opino que lo más factible, teniendo en cuenta además el retroceso en el precio de los alquileres, es que la inflación continúe remitiendo en 2026. La paradoja es que, a la vez, la inversión en IA y en capex sigue dando soporte al ciclo, de modo que no hablamos de un escenario de colapso, sino de crecimiento más mediocre y con mayor dispersión entre sectores, compañías y grupos sociales: la famosa economía “K”.

¿Ves menos tensión en los riesgos geopolíticos o complacencia del mercado en este punto?

Desde el punto de vista de mercado, el “pico” de riesgo geopolítico ya quedó atrás: vimos picos de petróleo que se deshicieron rápido y, en 2025, ni Oriente Medio ni Ucrania han sido el “driver” principal de bolsas y bonos.

Eso no significa que el riesgo haya desaparecido: seguimos expuestos a incidentes puntuales (Rusia-OTAN, China-Japón) que pueden generar episodios de volatilidad, sobre todo en Europa y emergentes. El acuerdo reciente Trump-Xi para los próximos 12 meses, o la aparente proximidad de la tregua en Ucrania han puesto el foco del mercado más en macro y política monetaria que en geopolítica, así que sí hay cierto grado de complacencia: las primas de riesgo apenas incorporan la probabilidad de un shock en el ámbito de energía o de seguridad. En este sentido, merece la pena seguir de cerca la postura y planes de China respecto a Taiwán.

¿Está empezando un ciclo de divergencia entre la Fed y el BCE y cuáles podrían ser sus efectos?

La Fed ya está en modo recorte gradual, intentando compensar el frenazo del mercado laboral y el efecto contractivo de los aranceles, mientras el BCE está más cerca del final del ciclo de bajadas porque inflación y crecimiento en la eurozona están ya mucho más cerca de su “nueva normalidad”. Esto abre la puerta a una divergencia suave: tipos algo más bajos en Estados Unidos que en Europa, una curva de Treasuries que se empina y un dólar algo más débil a medida que avance 2026, lo que tendería a favorecer activos fuera de Estados Unidos en términos de rentabilidad en moneda común.

No obstante, la visibilidad es limitada; las publicaciones de indicadores como el Ifo o el ZEW muestra que la economía alemana y europea se mantendrán, en media, estancadas mientras que en Estados Unidos ante la proximidad de las legislativas de noviembre 2026, Trump buscará el apoyo de sus bases estimulando el consumo: en pocas semanas ha anunciado el cheque de $2.000 y la suspensión de aranceles sobre bienes de consumo de primera necesidad, y busca fórmulas para abaratar el acceso a la vivienda. A partir de mayo de 2026, con un presidente afín a los mandos de la Fed; el balance de las familias es el más sano de los últimos 25 años y tipos más bajos estimularían la demanda de crédito e impulsan de nuevo el consumo al alza, empujando hacia arriba la segunda “pata” de esa “K” que tanto preocupa a políticos, economistas e inversores.

En este sentido, ¿los mercados castigan la “intrusión política” en la Fed? ¿Y qué pasa en Europa?

En Estados Unidos, el mercado está sosteniendo un equilibrio incómodo: por un lado agradece que la Fed afloje para evitar una recesión provocada por aranceles y fiscalidad más restrictiva a partir de la segunda mitad de 2026; por otro, teme que un banco central demasiado alineado con la Casa Blanca termine causando una inflación más alta de lo deseable.

En Europa el riesgo es el contrario: que un BCE excesivamente prudente deje al crecimiento demasiado tiempo al “ralentí” y que las sorpresas positivas vengan precisamente de un viraje algo más dovish si la actividad vuelve a flojear. Eso abriría espacio para un pequeño “catch-up” de activos europeos si el mercado pasa de descontar miedo a recesión a un escenario de “soft landing” confirmado.

Entonces, a la hora de plantear el asset allocation para los próximos meses, ¿favorecerán los inversores a Europa o volverán la vista a EE.UU.?

Entramos en 2024–26 con una Europa barata e infraponderada en las carteras institucionales; el catalizador de la agenda Trump 2.0, y la reacción de Europa en general y Alemania en particular esta tesis han funcionado; no obstante, parte del recorrido ya está recogido en precios y los inversores exigirán más a las bolsas europeas, que no están baratas.

Países como Italia, Bélgica, Francia o España -con porcentaje de deuda sobre PIB que supera el 100%-, no podrán gastar tan libremente como pretende hacerlo Alemania, y allí el mandato de Merz es cada vez más endeble. Si estamos en un entorno similar al experimentado entre 1995 y 1999, la concentración en acciones asociadas con la temática IA continuará con más fuerza favoreciendo al mercado estadounidense, y si -por el contrario- la “K” deriva en recesión resultado de una Fed demasiado reactiva, la estructura, calidad y liquidez del S&P 500 le ayudarán a mantener mejor el tipo.

Por todo ello, hoy sería menos dogmático: puede ofrecerse una oportunidad táctica en Europa, pero en el corto plazo es Estados Unidos el que parece mejor posicionado impulsado por la relajación en política monetaria y el giro desde un mercado “K” a uno más amplio que favorecerá a sectores cíclicos y de valor, no solo las grandes empresas de IA.

Con la debilidad del dólar sobre la mesa, las altas tires, los riesgos de déficit… ¿hay una oportunidad en los Treasuries o habrá que buscar refugio en otros activos?

Con los tipos oficiales bajando y una economía que se enfría, seguimos viendo valor en la deuda pública estadounidense, sobre todo vía una estrategia de bull-steepening: algo más de duración en la medida en que la TIR del T-Bond supere la zona de 4,2% y un claro sesgo a la calidad en riesgo de crédito. Las tires han caído pero siguen en niveles razonables para un inversor europeo, mientras que el binomio rentabilidad-riesgo del crédito IG/HY nos parece peor: spreads ajustados en un contexto de desaceleración y apalancamiento que no dejan margen de error.

Y el oro, ¿sigue siendo un refugio atractivo a pesar de sus altos precios?

El oro ha tenido un rally espectacular, apoyado más en compras estratégicas de bancos centrales —en particular China en su proceso de diversificación frente al dólar— que en la inflación del día a día o el fin del excepcionalismo estadounidense y el “debasement” del dólar. Tras las últimas correcciones seguimos viéndolo como un activo diversificador interesante, pero con expectativas de retorno más modestas: no es un activo para “hacerse rico”, sino para proteger cartera frente a shocks de tipo geopolítico, de dólar o de confianza en bancos centrales. La intensidad de las compras de los bancos centrales está moderándose, y el sentimiento es de optimismo. Nuestra valoración teórica se sitúa por debajo de los actuales niveles de cotización del metal amarillo.

Volviendo a la debilidad del dólar, ¿da fuel a los emergentes?

Una depreciación gradual del dólar siempre ayuda a emergentes: alivia la carga de deuda en dólares y suele canalizar flujos hacia bolsas y bonos de mercados emergentes. Pero hay que ser muy selectivos: Asia sigue muy condicionada por China (donde el dilema sigue siendo “estimular o estancarse”), mientras que Latinoamérica ofrece historias más idiosincráticas. En este ciclo me inclinaría más por deuda local de países con bancos centrales creíbles y por bolsas vinculadas a materias primas industriales y consumo interno que por la búsqueda indiscriminada de beta emergente.

Respecto a China, los institucionales extranjeros comienzan a percibir que puede volver a ser un mercado invertible. En este sentido aporta positivamente la tregua de 12 meses firmada con Trump. La tasa interanual de crecimiento en masa monetaria se ha recuperado fuertemente y puede haber tocado un punto de inflexión. Ha sufrido menos de lo que anticipaba el consenso por la crisis inmobiliaria, pero continúa produciendo más de lo que consume internamente y cada vez son más las naciones que están imponiendo aranceles a sus exportaciones. Con ayudas al crecimiento mucho más quirúrgicas, China lleva tres-cuatro años moviéndose en “miniciclos”. La situación parece volver a empeorar (crisis residencial pendiente de resolver, exportaciones perdiendo inercia, menos inversión) y se hará necesario otro paquete de estímulo para compensar la disminución en la actividad. Parece existir, en este sentido, una “Put Pekín” que entra en dinero cada vez que existe un riesgo serio de incumplir el objetivo de crecimiento. En el medio-largo plazo (en divisa local), la tecnología china y el Nasdaq tienen un comportamiento similar, aunque las acciones chinas son más volátiles. La carrera por el liderazgo en IA la corren dos naciones y una posición en China puede ayudar a diversificar el riesgo en IT americana ante otro evento DeepSeek.

¿En general, en qué activos hay más potencial dentro de la renta fija y la variable?

En renta fija, algo de sobrepeso a deuda soberana de calidad frente a crédito corporativo, algo de duración pero sin apostar por un desplome de tires, y mucha disciplina en calidad y liquidez. Diferenciales tan apurados ofrecen una sensibilidad mayor a sorpresas negativas.

En renta variable, creemos que el gran cambio de 2026 es el giro desde un mercado de muy pocos ganadores (IA, megatech) hacia una normalización en la que sectores cíclicos sólidos —financieras, salud, materiales, industriales de calidad— recuperan parte del protagonismo, con sesgo a estilos más de valor y calidad frente a puro crecimiento caro. Fuera de Europa y Estados Unidos, las medidas pro-crecimiento adoptadas por el nuevo gobierno en Ottawa y su enfoque en recortar gasto público para financiar inversiones estratégicas en infraestructura, además del incremento en capacidad que supuso la puesta en marcha del oleoducto TME son factores que favorecen el caso de inversión en acciones canadienses.

Más allá de los mercados cotizados, ¿cuál es vuestra apuesta en alternativos?

Los mercados privados y alternativos pueden aportar tres cosas que escasean en los activos líquidos: prima de iliquidez, fuentes de retorno menos ligadas al ciclo de mercados y herramientas más finas de gestión del riesgo (estructuración, control operativo, etc.). Dicho esto, no son la panacea: exigen horizonte largo, tolerancia a la iliquidez y una cuidadosa selección de gestores. Nuestra filosofía es verlos como satélites potentes alrededor de un núcleo de renta fija y variable cotizada, no como sustitutos de los activos tradicionales. El asesoramiento de calidad y la experiencia en la integración de este tipo de activo en nuestra cartera de inversión son clave.

¿Hay espacio para los criptoactivos?

Los criptoactivos ya no son un tema marginal, pero su volatilidad y su dependencia de la liquidez global obligan a ponerlos en su sitio: como posible fuente de “beta alternativa” para un porcentaje muy pequeño de la cartera, nunca como pilar central del patrimonio. En el caso de bitcoin, hay argumentos para verlo como “oro digital” —escasez, adopción institucional creciente—, pero también riesgos de regulación, gobernanza y drawdowns extremos. Lo sucedido en noviembre nos vuelve a mostrar que la inversión en bitcoin se rige, en última instancia, por la prima de riesgo que los inversores de renta variable de crecimiento están dispuestos a pagar en cada momento. Otro hándicap está en la imposibilidad de calcular un valor intrínseco sobre el que poder calcular un precio objetivo, lo que lleva a pensar en un alto componente especulativo.

Es cierto que la administración Trump está dando un empuje importante a las criptos, pero recordemos que solo dos países en el mundo han declarado a bitcoin moneda de curso legal. E incluso en estos casos tan aislados su uso es bastante restringido. Nuestra respuesta sería: sí, se puede hablar de ellos, pero como posición táctica y muy acotada, no como solución milagrosa a problemas como el de la diversificación. En March AM, de momento, no invertimos en criptoactivos.

Pero la diversificación se ha complicado por varios motivos: ¿es necesario ahora buscar “nuevas ideas” fuera de los activos tradicionales?

La diversificación empieza por hacer bien lo básico: diversificar por geografías, sectores, estilos y factores de renta fija y variable. Cuando eso está bien resuelto, los activos “nuevos” —infraestructura, private equity, private credit, cripto, etc.— pueden añadir motores adicionales de retorno o protección, pero no son imprescindibles ni mucho menos. Lo que nos “obliga” no es la moda, sino la combinación de tipos reales, crecimiento potencial y objetivos y preferencias del cliente: si con bonos y acciones no llegas de forma razonable al objetivo de rentabilidad, entonces puede sentido abrir el abanico, siempre midiendo muy bien los costes de complejidad y de iliquidez y comunicándoselos de forma transparente y clara al cliente.

¿Y qué pasa con la gestión pasiva y el auge de los ETFs? ¿Suponen una amenaza al fondo tradicional? ¿Cómo deben equilibrarse en las carteras?

El avance del vehículo pasivo y de los ETFs no es una amenaza al fondo tradicional… siempre que la industria acepte que la “beta barata” ya está commoditizada. La combinación razonable es: beta vía ETFs o indexados de bajo coste para captar mercado de forma eficiente; alfa vía fondos activos donde haya ineficiencia estructural (small y mid caps, crédito complejo, temáticas, alternativos) y donde la fiscalidad de los fondos en España —traspasabilidad sin peaje fiscal— sigue siendo una ventaja clara frente al ETF. En resumen: no es “activa vs pasiva”, sino “qué parte de la cartera merece pagar por alfa verdadero y qué parte debe resolverse con beta barato y transparente”.

Alberto Terol, nuevo presidente del Consejo de Administración de Andbank España

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Foto cedidaAlberto Terol Esteban, presidente del Consejo de Administración de Andbank España

El Consejo de Administración de Andbank España ha aprobado el nombramiento de Alberto Terol Esteban como nuevo presidente no ejecutivo de la entidad. Terol, que fue presidente para Europa, Oriente Medio y África de Arthur Andersen y Deloitte, forma parte del consejo asesor de Andbank España desde el año 2018.

Con una sólida experiencia internacional en liderazgo empresarial y asesoramiento estratégico, Terol sustituye en el cargo a Isabela Pérez Nivela, presidenta del Consejo de Administración de Andbank España desde junio de 2023 hasta su nombramiento este año como Legal Counsel de Inditex.

Además de asumir la presidencia de EMEA en Arthur Andersen y en Deloitte, Terol fue miembro del comité ejecutivo mundial y máximo responsable global de la práctica Legal y Fiscal en ambas compañías. En Arthur Andersen también fue miembro de su Consejo de Administración Global. Previamente, fue Socio director de Garrigues Andersen.

En la actualidad, Alberto Terol es presidente no ejecutivo del Consejo de Administración de Ontime Corporate Union y consejero independiente de GMP Socimi. Asimismo, ha sido consejero coordinador en Indra, IAG y OHL, presidente no ejecutivo del Consejo de Supervisión de Senvion, consejero independiente en Grupo Varma y senior advisor en BNP Paribas y Centerbridge, aportando visión estratégica y experiencia en gobierno corporativo.

Alberto Terol es Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, Máster en Derecho Fiscal por ICADE (Universidad de Comillas) y es PDG por IESE y Global Leadership Program por la Universidad de Michigan.

Los asesores patrimoniales apuestan por los “servicios adicionales” para el segmento UHNW

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Evolucionar al ritmo de las demandas de los clientes es uno de los principales retos para las firmas de inversión. Para ello, los asesores de altos patrimonios han ampliado su oferta de servicios, abarcando desde el asesoramiento hasta los servicios relacionados con el estilo de vida. Según un informe de Cerulli Associates centrado en el mercado estadounidense, esta tendencia se acentuará a largo plazo.

Cabe recordar que las familias de ultra alto patrimonio (ultra-high-net-worth, UHNW), aquellas con 20 millones de dólares o más en activos financieros, siguen representando una parte creciente de la riqueza en Estados Unidos. Aunque solo suponen el 0,3% de la población estadounidense en 2024, los inversores UHNW concentran el 24,7% de todos los activos financieros, con más de 22,5 billones de dólares en activos invertibles, repartidos entre aproximadamente 442.000 hogares. Por ello, los gestores de patrimonio buscan formas innovadoras de ampliar y profundizar sus menús de servicios para atender las necesidades específicas de esta cohorte demográfica. 

Servicios adicionales

Según destaca Cerulli en su último informe, “a medida que las firmas se desplazan hacia segmentos de mayor patrimonio para dirigirse a los colectivos de riqueza de más rápido crecimiento en EE. UU., las expectativas de servicio de los clientes también se aceleran, en la medida en que más firmas tratan de responder a una demanda creciente”. Su principal conclusión es que las firmas más centradas en el segmento UHNW tienden, en promedio, a ofrecer múltiples servicios adicionales como, por ejemplo, la planificación empresarial (75%), la gestión de fundaciones (74%) y la banca privada (61%) son notablemente más frecuentes en los segmentos de mayor patrimonio.

Sin embargo, apuntan que la diferencia más llamativa al comparar las firmas centradas en UHNW con las firmas HNW más generalistas es la incorporación de servicios de concierge y estilo de vida, que pueden definirse mejor como un cajón de sastre para la amplia variedad de servicios no tradicionales que una firma de asesoramiento puede prestar o coordinar en nombre de sus clientes. Además, explican que los intermediarios enfocados en UHNW tienen casi el doble de probabilidad de ofrecer servicios de concierge/estilo de vida (58%) a sus clientes que el conjunto del mercado HNW (31%).

Y comisiones adicionales

“Asesorar sobre todo el balance patrimonial de las familias, al tiempo que se proporciona acceso a servicios especializados —financieros y no financieros— que estas puedan necesitar, permite a las firmas de asesoramiento desbloquear el máximo valor para sus clientes más acaudalados. Para las firmas que aspiran a actuar como proveedor asesor principal de las familias ultra ricas, es fundamental ofrecer soluciones que atiendan al cliente en todas las facetas de su vida, desde la gestión patrimonial hasta los servicios concierge”, comenta Chayce Horton, Associate Director.

Según Cerulli, a medida que las firmas amplían tanto el número de servicios centrales que prestan como la amplitud global de las soluciones que están dispuestas a coordinar en nombre de sus clientes más ricos, el creciente tiempo y coste dedicados a estas tareas obliga a las firmas y a los asesores a reflexionar de forma crítica sobre cómo se les remunera por su tiempo y su experiencia. Aunque se espera que las firmas hagan más por sus clientes, las comisiones se han mantenido relativamente ancladas durante los últimos cinco años.

Sin embargo, los datos más recientes de Cerulli muestran que esas comisiones estándar sobre el patrimonio gestionado (AUM) han empezado a repuntar ligeramente, especialmente en el caso de los inversores de mayor patrimonio. En 2025, las firmas orientadas a clientes HNW señalan que entre cuatro y cinco de los servicios ofrecidos a los clientes están sujetos a comisiones adicionales, siendo los más habituales la administración y los servicios de fiduciario de trusts (54%), la planificación, preparación y cumplimiento fiscales (44%) y los servicios concierge/de estilo de vida (36%).

En opinión de Horton, a medida que los intermediarios tratan de atender a una mayor proporción de los hogares de ultra alto patrimonio en EE.UU., cualquier racionalización o ampliación de los servicios debe ir acompañada de una racionalización paralela de los ingresos para la firma. “Esta práctica no solo es importante desde el punto de vista de la rentabilidad del negocio, sino que también resulta clave para mantener la flexibilidad necesaria para satisfacer las necesidades específicas de los inversores de ultra alto patrimonio, que esperan que todo sea altamente personalizado”, concluye.

El patrimonio global en ETFs creció un 31% hasta noviembre de 2025

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Al cierre de noviembre, la industria global de ETFs alcanzó los 19,44 billones de dólares en activos bajo gestión. Si miramos de forma global el año, en 2005 el patrimonio de los ETFs aumentó un 31% en lo que va de año, tras los 14,85 billones de dólares al cierre de 2024.

Además del buen comportamiento del mercado, según los datos publicados por ETFGI, este patrimonio supone un nuevo récord que llega empujado por unos flujos de entrada de 218.240 millones de dólares, lo que elevó las entradas netas acumuladas en lo que va de año hasta un récord de 2,04 billones de dólares. “Son las más altas jamás registradas, frente al segundo mayor registro de 1,67 billones en 2024 y al tercero de 1,14 billones en 2021”, señalan desde ETFGI. En este sentido, noviembre fue el 78º mes consecutivo con entradas netas.

Comportamiento de los flujos

Según en análisis de los flujos por categorías, se observa que los ETFs de renta variable fueron los que acapararon la mayor atención. En concreto,estos vehículos captaron 111.840 millones en el mes, elevando las entradas acumuladas en 2025 a 928.130 millones, ligeramente por debajo de los 960.760 millones contabilizados a estas alturas de 2024. Por su parte, los ETFs de renta fija registraron 41.390 millones en entradas en noviembre, llevando el acumulado anual a 407.680 millones, frente a 299.020 millones hasta noviembre de 2024.

Respecto a los ETFs de materias primas atrajeron 7.570 millones en noviembre, “con un acumulado anual de 90.330 millones, muy por encima de los 5.020 millones de 2024”, matizan desde ETFGI. También destaca el comportamiento de los ETFs activos, que sumaron 57.740 millones en entradas en noviembre, con un acumulado anual de 581.250 millones, frente a 331.830 millones en el mismo periodo de 2024.

“Las entradas más abultadas se concentraron en los 20 principales ETFs por nuevos activos netos, que en conjunto captaron 80.790 millones de dólares durante noviembre. “El Vanguard S&P 500 ETF (VOO US) registró 20.980 millones, la mayor entrada neta individual”, destacan desde ETFGI.

La ESMA publica 16 respuestas sobre los fondos de inversión a largo plazo europeos

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Las nuevas respuestas de la ESMA aclaran aspectos importantes del régimen de los fondos de inversión a largo plazo europeos, referidos a activos elegibles, liquidez, reembolsos, endeudamiento y distribución de beneficios.
La Autoridad Europea de Valores y Mercados (AEVM o ESMA, por sus siglas en inglés) ha publicado 16 respuestas a un total de 20 preguntas sobre la aplicación del régimen de los fondos de inversión a largo plazo europeos (FILPE, o ELTIF, de european long-term investment funds).

Estas preguntas y respuestas aclaran aspectos prácticos sobre el cumplimiento del Reglamento (UE) 2015/760,1 sobre los FILPE, modificado por el Reglamento (UE) 2023/606.2

A continuación, resumimos los principales criterios fijados por la ESMA:

1. Inversiones a través de entidades intermediarias
La Comisión ha aclarado que el considerando 12 del Reglamento (UE) 2023/606 permite estructurar la inversión usando sociedades intermedias (por ejemplo, una sociedad de propósito especial, en siglas inglesas, SPV), pero no amplía la lista de activos elegibles, que está cerrada y se recoge solo en el artículo 10 del reglamento sobre los FILPE.

2. Inversiones en otros fondos
La ESMA precisa que no son elegibles como fondos objetivo las inversiones en fondos de inversión alternativa (FIA) no establecidos en la Unión Europea (artículo 10.1.d) del reglamento sobre los FILPE.

Por el contrario, sí pueden ser elegibles como fondos objetivo las inversiones en:

  • Otros FILPE.

  • Fondos europeos de capital riesgo (o european venture capital EuVECA).

  • Fondos europeos de emprendimiento social (o european social entrepreneurship funds, EuSEF).

  • Fondos de inversión normalizados (UCITS, en siglas inglesas).

  • FIA de la Unión Europea, siempre que estén controlados por un gestor de fondos de inversión alternativa autorizado en la UE y cumplan los requisitos previstos en el citado artículo 10.1.d). Además, el reglamento de los FILPE puede permite al fondo mantener una exposición directa o indirecta a FIA no comunitarios por otras vías (artículo 9) y también la directiva de los UCITS3 (artículo 50).

3. Endeudamiento y suspensión de los requisitos de cartera
La ESMA aclara que las disposiciones relativas a:

  • Los límites de endeudamiento.

  • La suspensión temporal de los requisitos de composición y diversificación de la cartera, resultan aplicables a FILPE cerrados y abiertos, pero deben interpretarse y aplicarse de forma proporcionada, atendiendo a la naturaleza y características del FILPE, de modo que las condiciones que solo resulten pertinentes para un tipo de fondo puedan considerarse inaplicables para el otro.

4. Activos líquidos
Además, introduce aclaraciones relevantes sobre de liquidez y gestión de reembolsos, como las siguientes:

  • El reglamento de los FILPE no exige, con carácter general, que el fondo fije o divulgue un porcentaje mínimo de activos líquidos. Esta obligación solo surge cuando el gestor decide calibrar la liquidez conforme al anexo II del reglamento delegado (UE) 2024/2759.4.

  • Para verificar la suficiencia de la liquidez, el cálculo de los activos líquidos debe realizarse en la fecha efectiva de atención del reembolso, y no en la fecha de solicitud por el inversor.

  • Se admite que, el FILPE pueda situarse por debajo de los umbrales mínimos de liquidez de forma temporal y excepcional, siempre que el gestor tome las medidas necesarias para restablecerlos en interés de los inversores.

  • Al estimar los flujos de caja disponibles, el gestor solo puede considerar ingresos con un alto grado de certeza (como intereses o amortizaciones), y debe excluir las ventas de activos y las nuevas suscripciones.

5. Mecanismo de matching y ausencia de dilución
El mecanismo de matching permite que un inversor saliente venda sus participaciones directamente a un inversor entrante, sin que el FILPE tenga que desembolsar efectivo ni emitir nuevas participaciones.

Dado que el número total de participaciones no se altera ni se afecta a la cartera del fondo, no se produce dilución para el resto de inversores. En consecuencia, la ESMA aclara que el uso del matching, por sí solo, no justifica la aplicación de ajustes ni comisiones antidilución, que solo podrían aplicarse si, además del matching, se tramitan suscripciones o reembolsos ordinarios.

6. Distribución de beneficios
La ESMA confirma que un FILPE puede fijar un período mínimo de tenencia en el que los inversores no tengan derecho a percibir distribuciones, siempre que:

  • Esta regla esté claramente recogida en la política de distribución del fondo.

  • Se informe de forma transparente a los inversores.

Asimismo, aclara que ese período mínimo no constituye una comisión ni un coste a efectos del reglamento de los FILPE y, por tanto, no debe incluirse en la información sobre costes y gastos del fondo.

7. Límites de activos líquidos y reembolsos
La Comisión aclaró que, aunque el artículo 18.2.d) del reglamento de los FILPE determina un límite máximo de reembolsos en cada fecha de reembolso, los FILPE pueden fijar límites más restrictivos definidos, como:

  • Un porcentaje fijo de los activos netos.

  • Un importe absoluto predeterminado.

  • Una referencia al valor liquidativo del fondo.

8. Requisitos adicionales
Los Estados miembros no pueden imponer requisitos adicionales, como exigencias de establecimiento o domicilio local, para la elegibilidad de los FILPE cuando estos se usen como inversiones subyacentes en productos de seguros o planes de pensiones, por ser contrarios al régimen armonizado y al principio de pasaporte europeo.

Efama lanza una nueva herramienta de evaluación de IA

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La Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) ha lanzado la versión 2 de su Herramienta de Evaluación de Sistemas de IA, que ayuda a empresas de todos los tamaños a navegar por las complejidades regulatorias de la inteligencia artificial. Según explican, esta plantilla estandarizada permite a las empresas evaluar los casos de uso de IA de acuerdo con el AI Act de la UE, y la nueva versión refleja la creciente profundidad y madurez de las tecnologías de IA dentro del sector de gestión de activos.

Efama, trabajando estrechamente con la industria, ha desarrollado esta plantilla mejorada con funcionalidades adicionales y campos de datos ampliados que permiten un análisis más avanzado de los riesgos comerciales, consideraciones tecnológicas y la gobernanza interna. Está diseñada para ayudar a las empresas a integrar herramientas de IA de manera responsable dentro de sus estructuras y procesos organizativos.

También se ha incluido una versión “DORA-lite” de la herramienta para ayudar a documentar y evaluar los sistemas de IA proporcionados por terceros. Esta plantilla está pensada para ser compartida y completada por proveedores de servicios TIC, ayudando a las empresas a cumplir con los requisitos de diligencia debida y documentación DORA.

Esta actualización llega mientras la Comisión Europea ha publicado su propuesta legislativa Digital Omnibus sobre IA, que busca simplificar el marco del AI Act de la UE y reducir los costes de cumplimiento para las empresas en toda Europa.

“La industria de la gestión de activos está bien posicionada para liderar el uso responsable y confiable de la IA. Aprovechando la experiencia colectiva de nuestras empresas miembro, EFAMA ha creado una herramienta pública y gratuita para ayudar a las compañías no solo a cumplir con sus obligaciones legales, sino también a evaluar elementos clave tecnológicos y de gestión de riesgos de cualquier nuevo caso de uso de IA que se introduzca en sus operaciones. Esta herramienta ayudará a los gestores de activos europeos a aliviar su carga de cumplimiento, permitiéndoles centrarse en encontrar formas innovadoras de integrar la IA en sus modelos de negocio y mejorar sus propuestas de valor”, ha matizado Franco Luciano, asesor de políticas de EFAMA.

Nuevos tiempos para la creación de valor en private equity: cinco capacidades para lograr alfa operativo

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Pixabay CC0 Public Domain

Las estrategias tradicionales para generar alfa están bajo presión a medida que surge una nueva realidad en el mercado. Este es el punto de partida del estudio “Value creation in Private Equity. From stock-pickers to the quant PE house”, elaborado por KPMG. Un nuevo entorno que, según recoge el estudio, “hace que sea imprescindible profesionalizar la búsqueda y la obtención de alfa operativo: capturar sistemáticamente las oportunidades de margen, incorporar una gestión basada en datos y preparar los activos con mayor antelación y de forma más exhaustiva para su salida”. 

De tal manera, que los programas integrados de “creación de valor, priorizados, secuenciados y ejecutados con rigor, pueden separar a los ganadores de los rezagados”. Si bien admite que los fondos de continuación “pueden ganar tiempo”, también apunta que “solo una transformación disciplinada a gran escala puede restaurar las rentabilidades sostenidas”.

Como resultado, “se espera que las empresas de private equity pongan mayor énfasis en enfoques estructurados, basados en datos y profesionalizados para identificar y generar alfa operativo”. Para lograrlo, es necesario que las empresas de private equity “adopten un enfoque más sistemático y científico para la creación de valor”.

De esta manera, las capacidades deberán basarse mucho más en los datos para crear ventajas en escenarios complejos y variables, según el estudio. Será fundamental disponer de una visión más precisa de los factores que impulsan la creación de valor antes de la operación y durante el periodo de permanencia. 

Según el análisis de KPMG y las entrevistas realizadas a los participantes en el mercado, existen cinco capacidades clave que caracterizan a los principales creadores de valor de capital privado. “Dominar estas capacidades puede aumentar las probabilidades de obtener rendimientos superiores a los del mercado en un panorama de inversión en el que la creación de valor real se convierte en la vía preferida para cumplir las expectativas de rendimiento”, sentencia el estudio.

“Transformar el modelo de creación de valor no consiste simplemente en añadir más socios operativos o realizar más diligencias debidas. Se trata de ser más predictivo, más ágil y basarse más en los datos. Y eso requiere replantearse todo el proceso de creación de valor”, afirma Tilman Ost, Global Private Equity Advisory Leader de KPMG International.

1.- Equilibrar rendimiento y resiliencia

Según un sondeo realizado por la propia KPMG, el 99% de los encuestados afirma que los factores macroeconómicos probablemente influirán en las valoraciones de las operaciones de venture capital en los próximos 12 meses. Asimismo, el 41% cree que el mayor impacto de la inteligencia artificial y la IA genérica se producirá en la rapidez de ejecución.

Este sondeo, por tanto, muestra dos grandes ámbitos de actuación. La suscripción de capital privado, según la firma, se ha fundamentado durante mucho tiempo en modelos deterministas y supuestos macroeconómicos estáticos, que a menudo no tienen en cuenta la volatilidad y los cambios estructurales. Pero en el clima actual de incertidumbre económica y geopolítica, “la resiliencia debe diseñarse, no darse por sentada”, lo que requiere un “cambio fundamental en la forma de pronosticar el rendimiento y valorar el riesgo”.

Las tecnologías emergentes, como el aprendizaje automático, la inteligencia artificial genérica y el análisis de macrodatos, están permitiendo un nuevo paradigma de toma de decisiones, probabilístico, adaptativo y rico en datos. Técnicas avanzadas como la regresión no lineal, los modelos predictivos estocásticos y la planificación de escenarios con apoyo de la inteligencia artificial permiten a las empresas simular una amplia gama de resultados y someter a pruebas de estrés las hipótesis con mayor precisión.

Las principales empresas de private equity están dejando atrás las previsiones de un solo punto para adoptar simulaciones de Monte Carlo y análisis de sensibilidad multifactoriales, que “mapean” la dispersión de la TIR y el margen de maniobra de los convenios a través de variables como el tipo de cambio, los tipos de interés, la inflación, los aranceles y las perturbaciones operativas, “lo que ofrece una visión más sólida del riesgo a la baja y la opcionalidad al alza”.

2.- Inteligencia

Cada vez más empresas de private equity están aprovechando la inteligencia externa para obtener una visión completa del comportamiento de los clientes y las tendencias del sector, así como para identificar antes las oportunidades de creación de valor. En 2024, el 56% de los asesores de inversión afirmaron utilizar datos alternativos, lo que supone un aumento con respecto al 31% de 2022. Incluso, más del 45% mencionaron el uso de datos alternativos para obtener información sobre la evolución del comportamiento de los clientes y las tendencias del sector.

En un mundo de «paridad de datos», las empresas de private equity obtienen una ventaja competitiva al analizar señales externas como imágenes satelitales para, por ejemplo, medir la afluencia de clientes en tiendas minoristas, reseñas en tiendas de aplicaciones para medir la rotación de clientes de SaaS y datos web para medir el poder de fijación de precios. También aprovechan las tecnologías de IA y RAG para mejorar la interpretación de los datos y sus conocimientos estratégicos.

El informe de KPMG sugiere que la extracción sistemática de señales externas “puede ayudar a las empresas a obtener ventajas asimétricas a través del proceso de due diligence y ayudar con la fijación de precios, al tiempo que permite identificar los riesgos y las posibles oportunidades de creación de valor en caso de que la operación se lleve a cabo”.

3.- Intervenciones predictivas

Realizar intervenciones inteligentes y predictivas dentro de la cartera puede mejorar las actividades de creación de valor y aumentar la agilidad de las compañías en cartera. Con la prolongación de los periodos de mantenimiento de las inversiones y el aumento de la volatilidad geopolítica, las empresas de private equity pueden plantearse acelerar sus estrategias de intervención: “Ya no hay margen para retrasos significativos en la inteligencia empresarial tradicional”, asevera el estudio.

La firma explica que las herramientas avanzadas de IA, como las redes neuronales y los grandes modelos de lenguaje, “pueden utilizarse para la supervisión continua con el fin de ayudar a identificar problemas de forma temprana, prever la demanda y optimizar los precios. Mediante el uso de métodos como el modelado estocástico, las empresas pueden gestionar mejor la incertidumbre y tomar decisiones informadas que impulsen el aumento del EBITDA y la liberación de capital circulante.

El uso del machine learning y el big data para predecir la pérdida de clientes “permite intervenciones proactivas, como ofertas personalizadas de servicios mejorados, que preservan los ingresos y reducen los costes de adquisición”. 

4.- Los datos como activo

Tradicionalmente, los equipos de negociación han tenido que rehacer el análisis fundamental para cada adquisición, con un aprendizaje acumulativo o una evaluación comparativa limitada de una operación a otra. 

Las principales empresas de private equity están empezando a tratar los datos como una clase de activo. Las estrategias basadas en datos posicionan a los fondos para lograr una ventaja competitiva al permitir tomar decisiones de inversión más informadas y agilizar las operaciones, lo que conduce a la realización de valor a largo plazo para los General Partners (GPs) y los Limited Partners (LPs).

5.- Revisión del modelo operativo

Para evaluar mejor los modelos operativos actuales de las empresas de capital riesgo, el estudio ha analizado los datos organizativos de las diez mayores empresas de private equity y ha clasificado al personal en creación de valor operativo, inversión, operaciones comerciales y oficina ejecutiva, basándose en las descripciones del personal, el equipo y/o la unidad de negocio.

Los datos muestran una gran variación en el número de empleados dedicados a la creación de valor operativo como proporción del total de empleados, con un máximo del 40% y un mínimo del 3%. La media ponderada es del 10% de empleados dedicados a la creación de valor operativo frente al 56 % que desempeña funciones de inversión. “Esto sugiere que muchas empresas de private equity tendrán que triplicar la proporción de empleados en puestos de creación de valor operativo si quieren estar en la mejor posición para identificar, cuantificar y ejecutar las oportunidades de valor que serán el factor diferenciador clave en los próximos años”.

La liquidez se considera el principal beneficio de la tokenización

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Un número creciente de inversores institucionales y gestores de patrimonio predicen un aumento en la tokenización de activos, a medida que más actores toman conciencia de sus beneficios, según una nueva investigación global realizada por Nickel Digital Asset Management (Nickel), el gestor de fondos de cobertura de activos digitales en Europa, con sede en Londres y fundado por exalumnos de Bankers Trust, Goldman Sachs y JPMorgan.

El estudio, realizado con organizaciones que ya invierten en el sector, revela que el 87 % cree que los gestores de fondos prestarán cada vez más atención al potencial de tokenizar fondos de inversión y clases de activos en los próximos tres años. Esta cifra representa un aumento frente al 75 % que opinaba lo mismo en la edición anterior del estudio, realizada hace poco más de seis meses. Nickel considera que este creciente apoyo a la expansión de la tokenización se debe a una mayor conciencia sobre los beneficios que puede ofrecer.

La investigación, llevada a cabo con inversores institucionales y gestores de patrimonio en Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Suiza, Singapur, Brasil y Emiratos Árabes Unidos, que en conjunto gestionan aproximadamente 1,1 billones de dólares en activos, muestra que el papel de la tokenización en facilitar la liquidez y ofrecer opciones de negociación en mercados secundarios está siendo reconocido como el beneficio más atractivo.

Estos dos beneficios fueron clasificados como los más importantes por los inversores profesionales, por encima de una mayor transparencia y del potencial para permitir la propiedad fraccionada de activos. La reducción en los tiempos de liquidación y la mejora en la gestión de riesgos fueron considerados el quinto y sexto beneficio más atractivo, mientras que la reducción de costos fue ubicada en el séptimo lugar.

El estudio también muestra que aún existen desafíos que deben superarse antes de que la tokenización sea adoptada de forma más generalizada puesto que alrededor del 74 % señala problemas de distribución y el 73 % manifiesta preocupación por la regulación.

Alrededor del 61 % afirma que la adopción generalizada de la tokenización se enfrentará a la resistencia de los inversores al cambio, mientras que el 59 % identifica la madurez de los proveedores de servicios como un desafío, y el 55 % señala la actual falta de activos tokenizados. Menos de la mitad (49 %) está preocupada por los riesgos de seguridad relacionados con la tokenización, y solo el 45 % considera que la falta de demanda representa un reto.

En opinión de Anatoly Crachilov, director ejecutivo y socio fundador de Nickel Digital, la tokenización está pasando rápidamente de ser un concepto a convertirse en una piedra angular, con gigantes globales como BlackRock respaldándola públicamente como el futuro de los mercados financieros. «Es muy alentador ver cómo ha aumentado el número de inversores que, desde nuestra primera encuesta hasta la actual, coinciden con este cambio de paradigma, uno en el que la mejora en la liquidez, una mayor transparencia y la liquidación instantánea se convertirán en el nuevo estándar”, ha señalado. 

La Fed mantiene su independencia, pero el debate y los riesgos continuarán

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Tras un 2025 marcado por las tensiones entre el presidente de la Fed, Jerome Powell, y el de EE.UU., Donald Trump, era inevitable lanzar la pregunta sobre si la Fed ha perdido o no su independencia. En opinión de nuestros lectores y seguidores en redes sociales (el 53%), la instituciones monetaria estadounidense aún sigue su propia guía. Además, llama la atención que un 20% considera que Trump está influyendo en el FOMC y que un 13%, directamente, no cree que los bancos centrales sean libres. 

El debate sobre la independencia de la Fed continuará estando vivo, ya que trasciende la figura del propio Powell al acabar su presidencia en mayo de 2026. En opinión de Felipe Mendoza, CEO IMB Capital Quants, el debate sobre esta sucesión se intensifica. “Donald Trump entrevistará a Christopher Waller para el cargo, mientras que las probabilidades de Kevin Warsh han aumentado al 41%, frente al 90% que tenía Kevin Hassett a inicios de diciembre. Trump ha declarado que el próximo presidente de la Fed debería consultarle sobre las tasas de interés y que desea verlas en 1% o menos en un año. Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, afirmó que Warsh sería un gran presidente de la Fed. En este contexto, el asesor de la Casa Blanca Kevin Hassett defendió que los datos económicos apuntan a que la inflación se dirige al objetivo del 2% y que, aunque Trump tiene opiniones sólidas, la Fed debe mantener su independencia. 

Además, según la visión de Álvaro Peró, director de inversiones de renta fija de Capital Group, este debate en torno a la Fed es un claro ejemplo de una tendencia más amplia experimentada este 2025. “Se han producido grandes cambios en el panorama macroeconómico y geopolítico. Principios que han sustentado la economía mundial durante décadas como el libre comercio, la globalización y la independencia de los bancos centrales, se están viendo cuestionados”, explica Peró.

Los riesgos de perder la independencia

Para los expertos de Vontobel, comprometer la independencia de la Fed conlleva importantes riesgos. “Cuando la credibilidad de un banco central se debilita, los mercados dejan de interpretar sus políticas a través del prisma de los datos económicos y comienzan a verla desde una perspectiva política. Ese cambio se hace evidente primero en las expectativas. Las mediciones basadas en encuestas pueden parecer estables durante un tiempo, ya que tanto los hogares como los analistas profesionales tienden a ajustar sus opiniones de manera gradual. Sin embargo, la reacción de los precios del mercado es más rápida. Los inversores incorporan una prima de riesgo de inflación a su visión central, lo que explica por qué las tasas de inflación implícitas suelen superar las expectativas basadas en encuestas una vez que se cuestiona la credibilidad”, explican. 

Según su visión, la incertidumbre en torno a la función de reacción del banco central eleva la prima de plazo en los vencimientos de mayor duración. “Los tipos a largo plazo comienzan a reflejar una compensación adicional por posibles errores y por la volatilidad de la inflación, en lugar de limitarse a la trayectoria esperada de los tipos de interés a corto plazo. Si los objetivos fiscales, como el deseo de mantener bajos los costes de financiación en relación con el crecimiento nominal, empiezan a influir en la política monetaria, las decisiones pueden inclinarse hacia la conveniencia financiera. Si bien esto puede aliviar las presiones de financiación a corto plazo para el sector público, funciona como un impuesto inflacionario para los ahorradores y eleva los retornos exigidos en los activos privados”, añaden desde Vontobel.

Tal y como demuestra la historia, las condiciones financieras suelen evolucionar siguiendo una secuencia predecible. Es decir, la curva de tipos se empina a medida que el tramo corto responde a una orientación de política monetaria más flexible, mientras que el tramo largo muestra resistencia. Y los diferenciales de crédito se establecen en niveles más altos, ya que los prestamistas incorporan una mayor incertidumbre en los precios. “El dólar suele fortalecerse en períodos de tensión, cuando la liquidez escasea durante una crisis, pero luego tiende a debilitarse si los rendimientos reales se ven reprimidos y el marco de política parece menos sólido”, concluyen los expertos de la gestora.

Las dos preguntas incómodas sobre IA a las que se enfrentan los inversores

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En la presentación de sus perspectivas para 2026, todas las gestoras internacionales han dedicado un gran espacio a hablar de la inteligencia artificial, tanto por la oportunidad de inversión que supone como por ser considerada el motor de las economías y el crecimiento global. 

“La IA es una ola a largo plazo, no solo un tema. Una ola tecnológica -la IA es la cuarta ola después de los mainframes, los ordenadores personales conectados a Internet y la nube móvil- se define por el hecho de que afecta a todos los aspectos de la economía. Requiere inversión en todas las capas de la pila tecnológica, desde el silicio –semiconductores– hasta las plataformas, los dispositivos y los modelos, y todas las empresas se convierten de alguna manera en usuarias de la IA. Estas olas tardan varios años en evolucionar y, en el caso de la IA, el ritmo de desarrollo de la capacidad se ve limitado por la desglobalización, los permisos, la disponibilidad de energía, las restricciones de construcción y la disponibilidad dentro de la cadena de suministro informático”, destacan Alison Porter, Graeme Clark y Richard Clode, gestores de cartera de Janus Henderson.

Según explican los gestores de Janus Henderson, existe un problema circular, ya que el factor limitante de la demanda de potencia informática ha sido la capacidad disponible para entrenar y desarrollar nuevos modelos. “A medida que pasamos de la IA generativa a la IA agencial, se necesita más capacidad de razonamiento y memoria para proporcionar un mayor contexto. Esto requiere una potencia informática significativamente mayor para aumentar la generación de tokens (unidades de datos procesadas por los modelos de IA). Vemos que áreas como la IA física se están desarrollando rápidamente con la ampliación de las pruebas de conducción autónoma y robótica en todo el mundo. En resumen, de cara a 2026 y 2027, creemos que la demanda de potencia de cálculo seguirá superando a la oferta”, defienden.

¿Estamos en una burbuja de la IA?

Frente a este escenario tan positivo, los inversores siguen atentos al debate sobre si estamos o no ante una burbuja en la IA. Según Karen Watkin, gestor de multiactivos de AllianceBernstein, la característica fundamental de este mercado alcista es su reducido liderazgo. “Las compañías tecnológicas impulsadas por la IA han generado ganancias extraordinarias, creando un mercado con forma de K: unos pocos grandes ganadores mientras muchos se quedan atrás. Esta concentración impulsa las rentabilidades de los índices, pero introduce fragilidad. La economía estadounidense está expuesta de forma asimétrica: los hogares con mayor riqueza poseen la mayor parte de la renta variable y sostienen el consumo, por lo que una corrección de la IA podría afectar el gasto y, potencialmente, llevar a la economía a una recesión”, explican.

Watkin considera que, por ahora, los fundamentales aportan tranquilidad: el crecimiento de los beneficios, y no solo la expansión de múltiplos ha impulsado los retornos. Según su análisis, el capex de los hiperescalares —aunque extraordinariamente elevado— se financia en gran medida con fuertes flujos de caja más que con deuda, pero vigilamos señales de mayor apalancamiento y de emisiones de deuda. “También observamos riesgos más estructurales: patrones de financiación circular, como inversiones cruzadas repetidas y operaciones corporativas sucesivas, que pueden generar fragilidades. Y aunque las tendencias de adopción son prometedoras, los desequilibrios entre oferta y demanda, los cuellos de botella energéticos y el riesgo de obsolescencia podrían desafiar la economía ligada a la IA”, afirma.

El experto de AllianceBernstein añade que las valoraciones elevadas no garantizan malos retornos a corto plazo, pero sí elevan el riesgo de caídas: “Creemos que el reducido liderazgo justifica una mayor diversificación; clases de activos como la renta variable de baja volatilidad (low volatility equities) pueden ofrecer una exposición defensiva y valoraciones atractivas, con un posible viento de cola si caen los rendimientos». 

¿Cuáles son las implicaciones de una corrección?

Hasta ahora, la inversión en inteligencia artificial se ha financiado principalmente mediante flujos de caja corporativos y capital riesgo. Sin embargo, a medida que los hyperscalers buscan mantener un crecimiento exponencial en el tamaño de los modelos, la construcción de centros de datos y el suministro de chips, la financiación mediante deuda ha comenzado a ganar protagonismo nuevamente. 

Con los principales índices de renta variable estadounidenses cada vez más concentrados en líderes de IA, en opinión de los experto de Quality Growth (boutique de Vontobel), una corrección significativa podría propagarse por la economía no a través de despidos o proyectos fallidos de IA, sino por el efecto negativo de riqueza derivado de la caída de los precios de los activos. 

“Esta dinámica sería similar a la que siguió a la burbuja puntocom en el año 2000, cuando el descenso en el valor de la renta variable afectó de manera desproporcionada a los hogares de mayores ingresos y, en consecuencia, al gasto total de los consumidores”, explican. 

Según su visión, existe ya un segundo canal de transmisión consolidado: el gasto de capital en IA como motor principal del PIB estadounidense. “Para finales de 2025, se estima que el gasto de capital (capex) relacionado con tecnología representará más de la mitad del crecimiento trimestral del producto interior bruto (PIB). Esto implica que la misma fuerza que ha impulsado los mercados al alza podría convertirse en un lastre si las expectativas de inversión se ajustan. De este modo, la IA se ha transformado tanto en un viento de cola como en una posible vulnerabilidad para las perspectivas macroeconómicas de 2026”, concluyen desde Quality Growth.