Las dinámicas cambian en EE.UU., pero la excepcionalidad permanece
| Por Silvia Meijon | 0 Comentarios

La volatilidad de este año en la renta variable estadounidense ha llevado a algunos a cuestionar la “excepcionalidad estadounidense”, es decir, la idea de que EE.UU. posee unas condiciones específicas que dan a sus empresas unas perspectivas inigualables. Creemos que la dinámica está cambiando en EE.UU. y que los inversores deberían imprimir una mayor diversificación internacional a sus carteras. Sin embargo, EE.UU. disfruta de ventajas competitivas inigualables que le permiten ofrecer interesantes oportunidades, sobre todo a los inversores con un enfoque selectivo.
EE.UU. es un centro mundial de innovación, sostenido por una mano de obra altamente cualificada, sólidos derechos de propiedad intelectual y los mercados financieros más líquidos. Las empresas en sus etapas iniciales pueden acceder fácilmente a talento y servicios, y financiar su crecimiento a un coste relativamente bajo recurriendo a la profundidad de los mercados de capitales y a un sector de capital riesgo sofisticado.
Las empresas estadounidenses también se benefician de otras ventajas competitivas, como una energía barata, bajos tipos del impuesto de sociedades, un estado de derecho y un entorno de políticas favorables a las empresas. Además, las empresas estadounidenses son algunas de las mejor gestionadas del mundo y cuentan con equipos directivos sensibles a los intereses de los accionistas.
Estos factores estructurales han impulsado la productividad, la actividad económica y la rentabilidad de las empresas. En la era pospandémica, la productividad del sector empresarial estadounidense se ha acelerado hasta superar el 2% anual, mientras que Europa y Japón se han estancado en gran medida. El aumento de la productividad ha sido generalizado, pero el sector tecnológico destaca por liderar la comercialización de la IA, lo que proporciona a las empresas ventajas por ser pioneras. En consecuencia, una parte significativa del valor creado por la IA debería terminar en manos de los inversores en el mercado estadounidense. A medida que descienda el coste de la IA y crezca su adopción, es probable que se refuerce la productividad estadounidense y se generen atractivas rentabilidades para los inversores. Más allá de la IA, el mercado estadounidense ofrece diversas oportunidades. Muchas empresas poseen modelos de negocio sólidos, un fuerte posicionamiento en su sector y pueden generar flujos de caja sostenibles a lo largo del ciclo.
Políticas positivas para el mercado en la rampa de salida
La Administración estadounidense parece haber adelantado sus políticas menos favorables al mercado, como las medidas comerciales y los planes que tienen implicaciones para los mercados laborales. Esperamos que algunos de los efectos se mantengan en el tiempo, creando así dificultades en determinados sectores. Sin embargo, la ley presupuestaria y las posibles desregulaciones favorecen los beneficios y la inversión, sobre todo en sectores como la energía, las infraestructuras y los servicios financieros.
Aunque la confianza de los consumidores se ha visto afectada por la incertidumbre a corto plazo, el consumo estadounidense parte de una base sólida, con unas tasas de paro y de morosidad del crédito al consumo que siguen siendo bajas. La economía interna de EE.UU. es ingente, lo que le otorga resistencia.
Aunque la economía estadounidense presenta claras ventajas estructurales que crean atractivas oportunidades de inversión, no debe abordarse como una apuesta indiscriminada por la beta. La persistente incertidumbre creará dificultades en determinados sectores, en particular los que tienen cadenas de suministro basadas en las importaciones, carecen de poder de fijación de precios en un entorno inflacionista o son vulnerables a las perturbaciones. En este entorno, los inversores deben abordar el mercado estadounidense con un enfoque diligente, acción por acción.
Artículo escrito por Charlotte Apps, especialista sénior en Inversiones de Fidelity International.