El cuestionamiento del futuro del dólar y del bono del Tesoro de EE.UU. podría generar un giro en las carteras de los inversores

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¿Podría el FOJI (fear of joining in) reemplazar al FOMO (fear of missing out) si la relajación de las tensiones comerciales y la recuperación de los mercados generan un cambio en el sentimiento de los inversores hacia finales de año? Según Allianz Global Investors, los inversores ya están valorando sus próximos movimientos y detectan que permanecen intactos muchos de los factores que han convertido a EE.UU. en un entorno empresarial excepcional.

Entre ellos se encuentran la elevada rentabilidad de las empresas estadounidenses, su liderazgo en inteligencia artificial (IA) y una demografía favorable. Sin embargo, desde Allianz GI consideran que la actual ponderación de EE.UU. en los índices mundiales podría estar sobrevalorada: la prima de las acciones estadounidenses solo podría estar justificada en los sectores que presentan mejores rentabilidades. Asimismo, sostienen que, ante la preocupación por la situación política y el aumento de la deuda, los inversores están cuestionando el futuro del dólar y del bono del Tesoro de EE.UU. como refugios seguros. Mientras tanto, ven que el aumento del gasto fiscal en Europa impulsará a los principales actores locales en sectores como la ciberseguridad, la defensa, la tecnología de defensa, y la inteligencia artificial (IA).

Visión en renta variable

Después de un periodo de corrección y una posterior recuperación,  la gestora señala que las acciones estadounidenses siguen presentado valoraciones muy elevadas en términos históricos. Sin embargo, hay oportunidades en otros mercados. «En Europa, la continua atención a la «soberanía” dará un impulso positivo, y a que los gobiernos aumentarán la inversión en infraestructura se industrias estratégicas. Creemos que el diferencial de crecimiento de los beneficios con Estados Unidos se reducirá en 2026. En Asia, el avance de modelos de IA basados en lenguaje a modelos multimodales, que impulsan sistemas más complejos, será un motor clave del crecimiento y la innovación tecnológica, especialmente en China», explica Virginie Maisonneuve, directora de Inversiones Global de Renta Variable.

Sobre Japón, Maisonneuve apunta que la reflación y la reforma de la gestión corporativa están impulsando los mercados pueden beneficiarse de un efecto refugio, ya que se espera que el capital salga fuera de Estados Unidos. «Por su parte, se prevé que el crecimiento de India se acelere, impulsado por vientos favorables en el ámbito fiscal y monetario. A largo plazo, la demografía y el aumento de la productividad deberían seguir favoreciendo a la región. En el sector tecnológico, además de la IA (diferenciando entre quienes la adoptan y quienes la desarrollan), creemos que a medida que disminuyan las presiones cíclicas y se acelere la demanda estructural, los semiconductores volverán a ser de interés”, añade.

Apunte sobre renta fija

Allianz GI prevé una presión a la baja sobre el dólar y que se produzca un steepening (o empinamiento) de la curva de tipos en EE.UU., por lo que consideran que una mayor exposición a bonos en divisa local podría seguir viéndose favorecida por la debilidad del dólar. La volatilidad en el mercado de renta fija podría seguir siendo elevada, por lo que preferimos adoptar un enfoque estratégico basado en nuestra visión de las curvas de tipos, favoreciendo posiciones en bonos de mayor duración. Las perspectivas para los gilts a 30 años son favorables frente al bono del Tesoro estadounidense. Creemos que el contexto macroeconómico y político también favorece los diferenciales de deuda de los países periféricos en comparación a los centrales», argumenta Michael Krautzberger, director de Inversiones (CIO) de Mercado Públicos.

Según Krautzberger, en el crédito con grado de inversión, los precios son ligeramente elevados, pero los fundamentales de las empresas siguen siendo sólidos y los indicadores técnicos son favorables. «Mantenemos una sobreponderación moderada, enfocada en activos de mayor calidad y no cíclicos. Creemos que los diferenciales de high yield ofrecen una prima limitada ante un posible aumento de los impagos. En lugar de seguir la tendencia del mercado, optamos por un enfoque selectivo y mantenemos una ligera infraponderación. En los mercados emergentes, favorecemos los bonos en divisa local, especialmente donde los bancos centrales tienen margen para recortar tipos, como Indonesia, y también optamos por tipos locales sudafricanos. Creemos que el dólar de EE. UU. se enfrenta a desafíos cíclicos y estructurales. Por ello, favorecemos las posiciones cortas frente al won surcoreano, el dólar de Singapur y el real brasileño, entre otros», afirma.

Desde los mutliactivos

Greg Hirt, director global de Inversiones Multiactivos, reconoce que siguen siendo optimistas, pero con cautela, respecto a la renta variable dentro de sus carteras multiactivos, gracias a un momentum favorable, pero con fuertes preferencias regionales. Según explica, aunque la renta variable podría seguir beneficiándose de la situación actual del mercado a corto plazo, esperanque las acciones estadounidenses alcancen su techo a largo plazo, mientras que otros mercados podrían presentar mejores resultados.

«Favorecemos la renta variable de la zona del euro, impulsada por la mejora de la confianza, las políticas de los bancos centrales y un aumento en las entradas de capital. Optamos por los bonos soberanos de la zona euro debido a la baja inflación y a los flujos hacia activos refugio, aunque nuestra convicción se ha moderado.  Somos más cautos con el bono del Tesoro de EE. UU. debido a las crecientes preocupaciones fiscales y a la menor demanda durante las subastas. La deuda de los mercados emergentes debería beneficiarse cada vez más de la disciplina fiscal y monetaria aplicada en el pasado», comenta. 

Además, Hirt señala que mantienen una posición favorable sobre el euro y el yen japonés, que se benefician de la debilidad del dólar y de unos fundamentales positivos. «Las perspectivas del dólar se ven condicionadas por las dificultades relacionadas con el excepcionalismo estadounidense y el aumento de la deuda externa. El oro sigue destacando en un panorama global incierto, impulsado por compras de bancos centrales. Aunque las tensiones geopolíticas pueden subir el precio del petróleo a corto plazo, el crudo sigue presionado por el exceso de oferta. El cobre se mantiene estable, pero nuevos aranceles podrían encarecerlo, concluye.

Los mercados privados

Por último la gestora pone el foco en los mercados privados, cuyo comportamiento ha demostrado ser más estable, o menos volátil, durante momentos de incertidumbre, lo que demuestra cómo su incorporación puede ayudar a diversificar y estabilizar las carteras durante los momentos más convulsos. En este sentido, aunque las perspectivas de crecimiento son inciertas, Allianz GI defiende que añadir activos defensivos como la deuda privada a tipo variable y la renta variable vinculada a infraestructuras debería contribuir a proteger las carteras, siempre que la inflación sea estable. También consideran que la inversión en secundarios en el mercado de crédito privado sigue ganando relevancia como una opción defensiva atractiva en un entorno de incertidumbre, menores distribuciones a los inversores y caídas en los mercados cotizados.

El rápido crecimiento de los productos semilíquidos facilita el acceso a los mercados privados, especialmente para inversores que quieren empezar, ya que posibilitan aumentar la inversión con rapidez. También ayudan a quienes ya invierten a ajustar su asignación», afirma Edouard Jozan, responsable de Mercados Privados.

Los inversores recurren a la gestión activa en un contexto de mayor volatilidad geopolítica

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Los inversores recurren cada vez más a la gestión activa para reforzar la consistencia de sus carteras y aprovechar oportunidades de inversión específicas en un contexto de creciente incertidumbre económica y volatilidad de los mercados, según se desprende del último Estudio Global de Perspectivas de Inversión de Schroders (GIIS) de Schroders.

El estudio, que abarca a casi 1.000 inversores institucionales y gestores de patrimonios de todo el mundo, con 67 billones de dólares en activos gestionados, revela que el 80% de los inversores tiene mayor probabilidad de aumentar el uso de estrategias de inversión de gestión activa en el próximo año. Según la gestora, estos resultados son consecuencia de la notable volatilidad de los mercados a principios de año, provocada en gran medida por la decisión del Gobierno de EE.UU. de introducir aranceles comerciales generalizados.

De hecho, según la encuesta, los aranceles son identificados por casi dos tercios de los encuestados (63%) como la mayor preocupación a nivel macroeconómico, más de seis veces por encima del siguiente riesgo percibido (recesión económica – 10%). En este sentido se desprende que es probable que esta incertidumbre comercial haya llevado a más de la mitad de los encuestados (55%) a seleccionar  la “consistencia de la cartera” como la principal prioridad de los inversores para  los próximos 18 meses.

De hecho, un 82% de los inversores que dieron prioridad a la solidez de las carteras, afirmó de forma contundente que cada vez busca más aprovechar las ventajas de la gestión activa. “Esto responde a que dos de los principales factores que llevan a los inversores a confiar en la gestión activa según los resultados de la encuesta son:  la posibilidad de identificar oportunidades de inversión (52%) y la construcción de carteras consistentes (48%).

En palabras de Johanna Kyrklund, directora de Inversiones del Grupo Schroders: “La gestión activa es indispensable en medio de la fragmentación actual de los mercados”. Según su análisis, con cuatro de cada cinco inversores dispuestos a aumentar su asignación a estrategias de gestión activa este año, está claro que valoran un enfoque selectivo y flexible.

Detrás de este comportamiento está la situación de los mercados financieros, que todavía se están adaptando a unos tipos de interés estructuralmente más altos, que en muchos casos se han visto perjudicados por los elevados niveles de deuda. Esto plantea interrogantes sobre las futuras tendencias del mercado y el valor de las estrategias pasivas en un periodo de mayor incertidumbre. La solidez de las carteras  encabeza la lista de prioridades de los inversores, que en este entorno confían en la gestión activa para navegar la complejidad, construir portfolios consistentes y aprovechar las oportunidades”, añade Kyrklund.

Búsqueda de rentabilidad

La encuesta deja claro que los inversores buscan activamente oportunidades que les permitan obtener rentabilidades mediante la exposición a los mercados tanto públicos como privados.

La renta variable (46%) y el private equity (45%) han sido señaladas como las clases de activos preferidas para obtener rentabilidad en el entorno actual. En particular, el 51% cree que la renta variable generará rentabilidades atractivas, considera que la renta variable mundial ofrecerá los mejores resultados

Desde la gestora explican que este enfoque refleja el interés de los inversores por reducir el  riesgo de concentración y aumentar la diversificación de sus carteras más allá de las empresas de megacapitalización estadounidenses, ya que el 74% de los inversores encuestados señaló que el S&P 500 es el índice que más les preocupa en términos de concentración del mercado. 

Además, de los inversores centrados en renta variable, el 53% se inclina por estrategias activas para maximizar el potencial de rentabilidad, superando notablemente a los enfoques pasivos (10%).

Por último, también destaca que en private equity, el 65% de los inversores considera atractivas las adquisiciones de pequeña y mediana capitalización, “lo que refleja un mayor interés hacia inversiones de alta convicción con potencial de crecimiento transformador y más probabilidades de estar aisladas de las tensiones comerciales mundiales”, comentan desde la gestora. 

Herramientas para generar ingresos

Según las conclusiones, la generación de ingresos también está evolucionando desde una asignación tradicional a renta fija hacia una estrategia multicanal ajustada al riesgo que incluya bonos tradicionales, deuda corporativa y clases de activos dentro de la deuda privada y el crédito alternativo (DPAC).

La deuda privada y el crédito alternativo fue señalada por el 44% de los inversores globales como la opción de inversión más atractiva para la obtención de ingresos en los próximos 12 meses. Esta opción fue seguida de la renta variable de alto rendimiento (41%) y los bonos corporativos públicos activos (33%).  

Llama la atención el auge de las fuentes de ingresos alternativas. Entre los inversores que identificaron la deuda privada y el crédito alternativo como uno de sus tres principales generadores de ingresos para el próximo año, la deuda de infraestructuras y los productos titulizados fueron alternativas populares a los préstamos directos, con un 63% y un 60% de los inversores, respectivamente, que los clasificaron como una de las tres principales clases de activos para obtener ingresos ajustados al riesgo. 

Asimismo, casi dos tercios de los gestores de patrimonio que escogieron la deuda privada y el crédito alternativo, destacaron los productos titulizados como la mejor oportunidad de inversión para obtener rentabilidades atractivas ajustada al riesgo (64%), seguidos de la deuda de infraestructuras (60%) y los préstamos directos (56%). Esto contrasta con los inversores institucionales, que señalaron los préstamos directos como la mejor opción (73%), seguido de la deuda de infraestructuras (64%) y los productos titulizados (58%).

Los inversores optan por la diversificación en renta variable mundial y el private equity especializado y de convicción a la hora de obtener rentabilidades a largo plazo. Al mismo tiempo, la búsqueda de ingresos está evolucionando, con un mayor énfasis en estrategias multicanal ajustadas al riesgo, como la deuda de infraestructuras y el crédito titulizado. En este contexto, está claro por qué los inversores recurren a la gestión activa y a una combinación de mercados públicos y privados”, concluye Kyrklund.

Del 20 de enero al 4 julio: por qué EE.UU. acaparará la atención de los mercados todo 2025

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Cerramos el primer semestre de 2025 y comenzamos el segundo de la misma forma, con EE.UU. en el foco de atención. Según los expertos de las firmas internacionales de inversión, el resumen de los mercados durante el último mes y trimestre ha sido de fuerte recuperación de EEUU frente a Europa. 

«Wall Street gana la partida a Europa con subidas superiores al 18% en tecnología frente al 8% del S&P 500 durante los últimos tres meses. Los sectores defensivos son los que más sufren en este contexto, siendo salud o energía los únicos sectores que han retrocedido, más de un 8% durante el último trimestre. Industrial es el sector que más rebota después de tecnología con algunas compañías del mismo subiendo fuerte en el trimestre. Mientras el dólar cierra su peor semestre desde 1973″, resumen desde Activotrade SV.

Además, tal como explican desde la gestora estadounidense Payden & Rygel, la volatilidad caracterizó el mercado de bonos en la primera mitad de 2025. “Dando un paso atrás, nos gustaría recordar a los inversores que los rendimientos de los bonos del Estado sin riesgo siguen siendo elevados. Los altos rendimientos sin riesgo tienen dos implicaciones. En primer lugar, los inversores están siendo compensados más que durante la década de 2010 por asumir un riesgo de duración adicional. En segundo lugar, los elevados rendimientos libres de riesgo aumentan el colchón de rendimiento de los bonos corporativos, que se define como el rendimiento por unidad de duración. En otras palabras, el rendimiento actual podría generar ingresos suficientes para ayudar a compensar un ligero aumento de los diferenciales corporativos”, destacan desde Payden & Rygel.

Hasta aquí el breve resumen de lo que ha dejado este primer semestre, porque lo relevante es qué ocurrirá en los próximos seis meses. Para hablar de perspectivas, hay una palabra que todas las firmas de inversión repiten: Estados Unidos. ¿Por qué será tan relevante EE.UU., y en definitiva Donald Trump, para lo que queda de año? Las gestoras comparten su visión:

La economía estadounidense: incertidumbre

Según apunta Felipe Mendoza, analista de mercados financieros ATFX LATAM, el semestre acabó con EE.UU. acaparando la atención de los inversores globales tras la publicación de las Nóminas no Agrícolas de junio, que registraron un incremento de 147.000 empleos, superando tanto el consenso de 111.000 como el dato previo de 139.000. 

“La lectura optimista del dato laboral ha impulsado el posicionamiento sobre acciones estadounidenses, respaldado también por señales técnicas sólidas. El S&P 500 acaba de registrar su primer “cruce dorado” desde febrero de 2023, con su media móvil de 50 días superando la de 200 días, evento históricamente vinculado a rendimientos anuales superiores al 10%. Más del 71% de los componentes del índice cotizan actualmente por encima de su promedio móvil de 100 días, el mayor nivel del año”, señala como dato significativo Mendoza. 

Otro de los últimos datos que cierra este primer semestre es la tasa de empleo. Según explica George Brown, economista jefe de Schroders, a pesar de toda la agitación por los aranceles, el mercado laboral estadounidense sigue estando notablemente fuerte. “Los despidos también siguen siendo reducidos, ya que las empresas dudan en despedir a los trabajadores debido a la escasez de mano de obra de los últimos años. Es posible que esta situación persista en algunos sectores y estados, teniendo en cuenta la postura de la Administración Trump en materia de inmigración. Dado que los trabajadores extranjeros han sido una fuente clave de creación de empleo desde la pandemia, esto podría reducir el ritmo por debajo de los 100.000 empleos necesarios para mantener la tasa de desempleo estable. Al mismo tiempo, los aranceles se traducirán en un aumento de los precios en verano. Con la Fed centrada en no volver a quedarse atrás, creemos que mantendrá los tipos durante el resto del año», afirma Brown.

Para R.J. Gallo, responsable del equipo de renta fija municipal de Federated Hermes, la cuestión es que la economía estadounidense ha mantenido niveles elevados de incertidumbre política, lo que ha debilitado tanto la confianza empresarial como la del consumidor, y que previsiblemente se reflejará en el empleo y en las decisiones de gasto. “Desde Federated Hermes creemos que los datos duros comenzarán pronto a debilitarse, lo que podría reactivar el ciclo de recortes de tipos por parte de la Fed y provocar un descenso de las rentabilidades de los bonos del Tesoro en los próximos meses”, apunta Gallo. 

En opinión de Sebastian Paris Horvitz, director de análisis de LBP AM, los datos económicos estadounidenses siguen siendo dispares y pone como ejemplo el índice ISM manufacturero de junio, que mostró una contracción continuada de la actividad, aunque la producción se aceleró ligeramente. 

“A escala mundial, las encuestas PMI de S&P del sector manufacturero en junio volvieron a la zona de expansión, mientras que la actividad industrial en China parece comportarse mejor. En la zona del euro, la actividad industrial sigue estancada. Evidentemente, la persistencia de un crecimiento débil no es una buena noticia. Este hecho refuerza nuestra previsión de que la inflación se mantenga bien asentada y en niveles bajos. Seguimos esperando que el BCE recorte tipos una última vez antes de finales de año”, señala Paris.

Reforma fiscal aprobada 

En este contexto, el pasado viernes la Administración Trump aprobó su reforma fiscal, que extiende las disposiciones de la reforma fiscal del anterior mandato de Trump (TCJA 2017) que iban a expirar este año, e incluye aumentos en el gasto destinado a defensa y control de la inmigración ilegal. No obstante, según explican los analistas de Banca March, la ley no incorpora una de las principales promesas de campaña de Trump: la reducción del tipo impositivo máximo para sociedades del 21% al 15%. 

“Tal y como ha quedado el documento, el aumento del déficit primario acumulado en la próxima década es de 3,4 billones de dólares (11,6% del PIB), más otros 700.000 millones (2,4% del PIB) en intereses. Irónicamente, el texto final es aún más deficitario que el borrador anterior, elevando la deuda en manos del público para 2034 en +10 p.p., hasta un 127%, frente al 7% anterior”, explican.

Los analistas de la entidad consideran que aunque se incluyen medidas de alivio para empresas –como la depreciación acelerada de activos–, su efecto es limitado en comparación con una reducción directa del tipo. “En cambio, las ventajas fiscales se orientan en mayor medida hacia los individuos –especialmente aquellos con mayores ingresos–, con exenciones al impuesto sobre rentas altas o la reducción permanente de los tipos impositivos a las personas físicas. Entre las nuevas medidas también se contempla la exclusión impositiva por horas extra y propinas”, señalan. Por otro lado, el límite del techo de deuda se eleva en 5 billones de dólares, lo que garantiza la capacidad de pago del Gobierno federal, que se preveía agotada tan pronto como a mediados de agosto. 

En opinión de Blerina Uruci, economista jefe para EE.UU. en T. Rowe Price, la perspectiva de un nuevo paquete de estímulo fiscal debería dar un impulso oportuno a una economía que se ha ralentizado este año. Sin embargo, en su previsión de base se evitará una recesión. “De cara al próximo año, el crecimiento económico debería mejorar, ya que los estímulos fiscales suelen tardar en repercutir en la economía real. Las empresas pueden reaccionar más rápidamente que los consumidores si las desgravaciones fiscales sobre los gastos de capital se hacen retroactivas a enero de 2025, ya que su objetivo sería maximizar los beneficios de la desgravación. Sin embargo, no es seguro que puedan avanzar con la suficiente rapidez. No obstante, es poco probable que la mejora de la tasa de crecimiento compense el efecto de los menores ingresos fiscales sobre el déficit fiscal”, afirma Uruci.

La política arancelaria

A corto plazo, básicamente en julio y agosto, la política comercial de EE.UU. volverá a ser protagonista. Según indica  BlackRock Investment Institute (BII) en su último informe, la formulación de políticas ha estado contribuyendo a la volatilidad del mercado, y varios desarrollos importantes en términos de políticas han tenido lugar en los últimos días. “Consideremos el alto el fuego en el Medio Oriente, el compromiso de la OTAN de aumentar el gasto en defensa y un acuerdo fiscal del G7. Estados Unidos ahora parece estar adoptando un enfoque más flexible respecto a los aranceles. Aunque la tasa actual de aranceles efectivos del 15% sigue siendo la más alta desde la década de 1930, hemos visto repetidamente que existen leyes inmutables que impiden una desviación rápida del statu quo”, apuntan. 

Según su análisis, una de estas leyes –las cadenas de suministro no pueden ser reorganizadas rápidamente sin consecuencias graves– probablemente llevó a excepciones para algunas industrias y a la reanudación de las conversaciones comerciales entre Estados Unidos y China. Otra –la sostenibilidad de la deuda de EE.UU. depende de los inversionistas extranjeros– probablemente fue un factor en la pausa de 90 días en los aranceles que habían disparado los rendimientos. “No vemos un regreso a los aranceles máximos de abril y la incertidumbre comercial ahora se encuentra bien por debajo de los niveles altos de abril”, afirman. 

En este sentido, EE.UU. acaba el primer semestre cerrando un acuerdo comercial con Vietnam, con aranceles del 20% y con el compromiso de la apertura total del mercado vietnamita al sector exterior americano. “El presidente Trump anunció la firma de un acuerdo comercial con Vietnam, con aranceles del 20% para todas las importaciones vietnamitas y del 40% para los transbordos. Vietnam también abrirá completamente su mercado a EE.UU. Este último avance convertirá a Vietnam en el tercer país en firmar un acuerdo con la Casa Blanca. Confiamos en que este avance disipará la incertidumbre macroeconómica que pesa sobre el mercado”, apunta Jen-Ai Chua, analista de Investigación de Renta Fija en Asia de Julius Baer

Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM, destaca que, sobre la base de los flujos comerciales de 2024, el tipo arancelario efectivo, ha aumentado casi un 13%hasta la fecha, desde el 2,5% del año pasado hasta aproximadamente el 15,5% actual. Olszyna-Marzys reconoce que, suponiendo una repercusión total en los precios de importación, y que la mitad del aumento se absorbe en los márgenes mientras que la otra mitad se traslada a los consumidores, “estimamos que los aranceles elevarán los precios un 0,7% este año”.

La Fed y Powell

El otro gran foco de atención para lo que queda de año es qué hará la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), así como cada una de las palabras de su presidente, Jerome Powell. La duda es hasta cuándo alargará la Fed su pausa en el ciclo de recortes de tipos o si incluso podríamos ver posibles subidas de tipos. Para Gallo, “los datos duros comenzarán pronto a debilitarse, lo que podría reactivar el ciclo de recortes de tipos por parte de la Fed” y advierte de que “la economía estadounidense ha mantenido niveles elevados de incertidumbre política, lo que ha debilitado tanto la confianza empresarial como la del consumidor”.

Por otro lado, Paul Dalton, director de inversiones en Renta Variable de Federated Hermes, examina las implicaciones del nuevo máximo histórico del S&P 500 y los riesgos que podrían marcar un punto de inflexión en los mercados. Según Dalton, “la presión sobre Powell para bajar los tipos es cada vez mayor” y apunta que “un recorte de tipos podría desatar flujos de capital significativos hacia la renta variable”.

Además, no podemos olvidarnos de los choques entre el presidente Trump y Powell. Sobre esta situación Clément Inbona, gestor de fondos en La Financière de l’Échiquier, opina que “la perspectiva del nombramiento de un nuevo presidente de la Reserva Federal abre la puerta a las conjeturas” y que lo “más probable es que la transición a la cabeza de la Fed marque una ruptura” en aspectos como “la independencia de la Fed frente al poder ejecutivo” o “en lo que respecta a la trayectoria de unos tipos que podrían, al menos en parte, seguir los dictados de la Casa Blanca”.

La “Gran y Hermosa» ley fiscal pone la economía tradicional a prueba

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CC-BY-SA-2.0, FlickrCongreso estadounidense

El segundo semestre de 2025 promete ser tan intenso como el primero. Los analistas esperan que se empiecen a ver los primeros efectos de la política arancelaria de Donald Trump (el “veredicto aduanero”) y una nueva variable llega a los mercados: las consecuencias de la aprobación de la “Gran y Hermosa» ley fiscal en Estados Unidos.

Con las dos cámaras legislativas bajo presión y en tiempo récord, Trump logró la aprobación de un documento de más de 800 páginas que, entre otros, aumenta el techo de la deuda a 5 billones de dólares. Y lo hizo con mayorías simples y sin tener que negociar con los demócratas (evitando la temida parálisis institucional) porque puede hacerlo, ya que cabe recordar que su victoria electoral le dio el control del Congreso por primera vez en años.

En el camino, surgieron novedades con la decisión de Elon Musk de lanzar un nuevo partido como respuesta a una ley que, asegura, llevará al país a la quiebra.

La lista de medidas de la ley es larga, pero cabe destacar que se mantiene la rebaja fiscal para los altos patrimonios que el republicano aprobó en su pasada administración (desde 2017) y que expiraba este año. El nuevo presupuesto aumenta las partidas para la lucha contra la inmigración y recorta los sistemas de salud y la ayuda social.

Impulso al crecimiento o colapso fiscal: la economía tradicional a prueba

Con Trump celebrando una gran victoria y una nueva ola de crecimiento económico para Estados Unidos, la Oficina Presupuestaria del Congreso estima que el paquete fiscal añadirá 3,3 billones de dólares al déficit en 10 años.

Tanto los recortes de impuestos como los aumentos de partidas tendrán que financiarse con deuda. La economía tradicional predice que el endeudamiento impulsará los tipos de interés al alza, neutralizando los beneficios de unos tipos impositivos más bajos.

Pero, según el Wall Street Journal, el presidente estadounidense tiene una respuesta para eso: romper el vínculo entre el déficit presupuestario y las tasas de interés. Por ello, en las últimas semanas, ha intensificado sus exigencias al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que reduzca los tipos, o que ceda el paso a alguien que lo haga.

En una nota sobre el déficit fiscal estadounidense, la gestora DWS señala que, según la teoría, una vez que los tipos de interés superan el crecimiento económico, la deuda federal crece más rápido que la economía, a menos que se compense con un superávit primario sostenido.

“Esto subraya los riesgos de que la evolución de la deuda estadounidense pueda volverse dinámicamente inestable”, argumenta Christian Scherrmann, economista para EE.UU. de DWS: “El análisis de Wharton identifica un umbral crítico de deuda en relación con el PIB de aproximadamente el 200% y sugiere que, en las condiciones políticas y macroeconómicas recientes, Estados Unidos tiene un margen estimado de 20 años para aplicar medidas de corrección, si las condiciones del mercado siguen siendo favorables en el conjunto”.

 Aranceles y una nueva semana clave para los mercados de divisas

La frenética agenda de Trump continúa esta semana con toda su teatralidad: el miércoles 9 de julio finaliza la pausa de 90 días en los aranceles recíprocos de EE.UU. y a partir de esa fecha las tasas más elevadas podrían aplicarse a todos los países sin acuerdo comercial.

Esto sucede cuando el mercado todavía no termina de calibrar los efectos de la nueva política comercial de Washington para los flujos mundiales, provocando una aversión general al riesgo de los inversores. Y con ello, errores muy costosos para las carteras de inversión, como lo señalaba el propio de CEO de Julius Baer, Yves Bonzon:

“El primer semestre de 2025 quedará como uno de los períodos más complicados para navegar en los mercados. En resumen, estuvimos bien posicionados hasta el 8 de abril, fecha desde la cual cubrimos el riesgo equivocado en el margen: nos protegimos del riesgo de la renta variable estadounidense en lugar del riesgo cambiario de la moneda estadounidense”.

Efectivamente, 2025 ha sido el peor inicio del año para el dólar desde 1973: “En el frente del dólar parece que el daño ya está hecho, pero aún nos cuesta encontrar inversionistas alcistas en el billete verde. Esto proporciona un terreno fértil para violentos repuntes de contratendencia a corto plazo y estamos preparados para aprovechar cualquier reforzamiento temporal del dólar para reducir aún más nuestra exposición”, indicó Bonzon.

Inflación, desplome del mercado y colapso: estas son las preocupaciones del inversor mexicano

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El inicio de la segunda mitad del año trae consigo un panorama complejo para el mundo de las inversiones ante un contexto global inestable. La encuesta global de Natixis Investment Managers , revela cómo los inversionistas mexicanos están reaccionando ante un entorno de alta inflación y creciente incertidumbre económica, cuáles son los factores que los preocupan para tomar decisiones que les permitan además de preservar su patrimonio, hacerlo crecer.

Después de 15 años de tasas bajas, altos rendimientos y un desempeño relativamente fluido, los inversionistas individuales de todo el mundo están preocupados por el impacto del actual período de inestabilidad en sus metas de inversión a largo plazo, con la respectiva repercusión en la toma de decisiones y planeación financiera.

Ante la persistente incertidumbre, la encuesta de inversionistas individuales con más de 100.000 dólares en activos invertidos, concluyó que tres cuartas partes (73%) prefiere hoy en día la seguridad al rendimiento si de inversiones se trata, mientras que a 72% le preocupa que los mercados se vuelvan más volátiles a futuro.

Inflación, desplome del mercado y colapso

En México, entre las principales preocupaciones de inversión, la inflación ocupa el primer lugar con 61%, seguida del temor a un desplome del mercado con 48% y un colapso económico con 44%.

Ante una inflación persistente, dos tercios (66%) indican que ahorran menos debido a más gastos en el día a día. Además a casi la mitad (48%) le preocupa que, si las 7 Magníficas se debilitan, sus portafolios sufrirían un gran impacto negativo, debido a que muchos de los inversionistas mexicanos se han diversificado con inversiones globales.

También, un tercio de los inversionistas mexicanos con presencia en los mercados globales desean que su asesor los conecte con oportunidades de inversión en mercados privados, como una opción más ante modelos de volatilidad persistente.

En México, al preguntarles cómo definen el riesgo de inversión, 28% de los encuestados lo asocia con exponer sus activos a la volatilidad del mercado, 21% lo define como obtener rendimientos inferiores al mercado, mientras que 14% lo relaciona con la pérdida de patrimonio y otro 14% con no alcanzar sus objetivos financieros.

Asimismo, el 55% de los encuestados en el país se describió con una tolerancia al riesgo moderado en sus inversiones, mientras que el 23% se mostró conservador y el 11% muy conservador. Solo el 8% se definió como inversionista agresivo y apenas el 1% como muy agresivo.

Mauricio Giordano, Country Manager en Natixis Investment Managers México comentó: “La incertidumbre geopolítica, inflación y alza de precios están orillando a los inversionistas a ajustar sus expectativas de rendimiento y analizar cuidadosamente cómo maximizar sus oportunidades; en momentos como estos, es de vital importancia no perder de vista sus objetivos de inversión a largo plazo para evitar tomar decisiones con base en el ruido del mercado».

En este contexto, los inversionistas mexicanos también se acercan cada vez más a los asesores financieros como una alternativa más para profesionalizar sus inversiones y mejorar sus rendimientos además de la seguridad que les representa.

En México, 32% de los encuestados señaló que su relación con su asesor financiero principal es mayormente pasiva: solo lo involucran en decisiones significativas; además 36% indica que funciona como una asociación: participante en la mayoría de las decisiones de inversión. Finalmente, 26% afirma tener el control: su asesor brinda recomendaciones, pero no toma las decisiones.

Inversionistas individuales en México: cifras clave
  • De los 7.050 inversionistas encuestados en Latinoamérica, el 33% es de México (300), con una edad promedio de 46 años.
  • 46% son millenials, 30% generación X y 24% son baby boomers. El promedio de los encuestados planea jubilarse a los 63 años y estima que vivirá 20 años en etapa de retiro.
  • El ingreso anual promedio (medios) por hogar reportado fue de aproximadamente 239.167 dólares.
  • El 69% de los encuestados indicó que su patrimonio proviene del empleo, es decir, de trabajar para alguien más, mientras que el 26% señaló que deriva de la propiedad de un negocio o trabajo por cuenta propia. Igualmente, el 42% mencionó a la inversión como fuente de su patrimonio y el 23% declaró recibir una herencia o apoyo económico familiar.
  • Tienen aproximadamente 452.788 dólares como suma acumulada específicamente para su retiro, considerando todas sus cuentas de inversión.

AGF Security coloca un bono securitizado en el Bolsa de Santiago de Chile

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El Fondo de Inversión Deuda Habitacional con Subsidio (DHS), administrado por la gestora chilena AGF Security, concretó con éxito la colocación de un bono securitizado por UF 1.042.000* (cerca de 43 millones de dólares), en una operación que registró una sobredemanda superior al 50%, anunciaron desde la firma en un comunicado.

Esta transacción se realizó mediante un remate en la Bolsa de Comercio de Santiago y estuvo respaldada por activos de alta calidad, conformados por mutuos hipotecarios endosables y contratos de leasing habitacional con subsidio estatal.

La emisión obtuvo la máxima clasificación de riesgo (AAA), otorgada por las clasificadoras Humphreys e ICR: «Este respaldo, junto con la solidez de los activos subyacentes, atrajo ofertas por UF 1.564.000, superando ampliamente el monto ofertado. Entre los inversionistas participantes se encuentran AFPs, compañías de seguros y administradoras generales de fondos», añadieron desde AGF Security.

Lanzado en 2021, el Fondo DHS tiene como propósito invertir en activos que buscan financiar soluciones habitacionales para familias que no califican al crédito hipotecario bancario tradicional, pero que cuentan con subsidio estatal otorgado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU), ampliando así el acceso a la vivienda.

 

*La UF es una Unidad de Fomento, herramienta financiera chilena que se ajusta por inflación. Al 6 de julio de 2024 una UF equivale a 39,2 pesos chilenos.

Warren Buffett dona un récord de 6.000 millones de dólares a fundaciones

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CC-BY-SA-2.0, FlickrWarren Buffett (Mark Mathisian)

El inversionista Warren Buffett, de 94 años, acaba de realizar su mayor donación anual desde 2006, transfiriendo 6.000millones de dólares en acciones B de Berkshire Hathaway a cinco fundaciones, según informó CNN este lunes. 

El grueso del aporte —unas 9,43 millones de acciones— está destinado al Bill & Melinda Gates Foundation Trust, mientras que el resto se reparte entre la Susan Thompson Buffett Foundation y tres fundaciones familiares: Sherwood, Howard G. Buffett y NoVo. 

Con esta transferencia, Buffett supera ya los 60.000 millones de dólares acumulados en donaciones, reafirmando su estrategia de dar la mayor parte de su fortuna —actualmente estimada en 152.000 millones de dólares— a causas filantrópicas. 

Además, se trata de una contribución estratégica: no vende las acciones personalmente, sino que las dona directamente como parte de un plan progresivo que mantiene intactos sus derechos de voto. De hecho, a pesar del aporte, todavía conserva aproximadamente el 13,8% de las acciones de Berkshire, que dirige desde 1965. El conglomerado, valorado en 1,05 billones de dólares, posee cerca de 200 empresas, entre ellas la aseguradora de automóviles Geico y la compañía ferroviaria BNSF; y docenas de acciones, como Apple y American Express. 

Este nuevo hito coincide con su próximo paso al costado como CEO de Berkshire Hathaway —tras casi seis décadas al mando— y encarna su filosofía de que “la riqueza debe usarse para crear un impacto”, reforzada por su compromiso formal de entregar el 99,5% de su patrimonio restante a la filantropía tras su muerte. 

Diversificación, mayor rentabilidad y nuevas oportunidades de inversión: claves para construir carteras resistentes con activos privados

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En la industria de la inversión cada vez se reconoce más que los mercados privados son un elemento clave para el éxito de una estrategia de cartera. No en vano, más del 90% de los asesores financieros coinciden en su importancia, tal y como desvela un informe de Adam Street Partners en base a una encuesta a más de 100 profesionales para conocer su opinión sobre una serie de temas que eran motivo de optimismo o preocupación. Entre los participantes había gestores de patrimonios de Estados Unidos, Europa y Asia-Pacífico (APAC).

Los gestores europeos son los que más valor conceden a los mercados privados (100%), seguidos de los norteamericanos (91%) y los asiáticos (89%). Nueve de cada 10 encuestados creen que los mercados privados superarán a los públicos a largo plazo.

Y los inversores particulares son cada vez más conscientes del papel que pueden desempeñar los mercados privados en la consecución de los objetivos de inversión a largo plazo. Los asesores citan como principales ventajas un mayor potencial de rentabilidad, la diversificación más allá de la renta variable cotizada y la renta fija tradicional, la preservación del capital y la generación de rentas, según desvela el estudio.

Asimismo, la mayor diversificación, en comparación con los mercados públicos, se considera un atractivo clave de los mercados privados. En el análisis de Adam Street Partners se recoge la principal causa: un puñado de nombres puede sesgar desproporcionadamente los índices de los mercados cotizados.

Por ejemplo, los Siete Magníficos de la tecnología (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta Platforms, Nvidia y Tesla) pueden influir desproporcionadamente en los rendimientos de los índices. “En conjunto, representan alrededor de un tercio de la capitalización bursátil del S&P 500, frente al 20% de hace dos años, y con una subida media del 63% en 2024, representan más de la mitad de las ganancias del índice de referencia estadounidense”, apunta el informe.

Por el contrario, con casi 300.000 empresas en todo el mundo, el universo de empresas de private equity y de venture capital es 2,75 veces mayor que el conjunto de empresas cotizadas, según datos de PitchBook, “lo que ilustra la mayor diversidad disponible en el ámbito privado”.

Además, la edad media de salida a bolsa de una empresa era de 10,7 años en 2024, frente a los 6,9 años de la década anterior, según cifras de Morningstar. En la actualidad, existen más de 1.300 unicornios (empresas privadas con un valor superior a 1.000 millones de dólares), valorados en conjunto en unos 4,5 billones de dólares, de los cuales alrededor del 60% se encuentran en Estados Unidos. “Por tanto, los inversores en mercados privados obtienen cada vez más valor”, apunta el informe de Adam Street Partners..

La menor volatilidad es también una consideración clave para los particulares adinerados, según opina Roman Berri, Global Head of Fund Offerings en Julius Baer. En unas declaraciones que recoge el estudio, el experto asegura que, los activos privados “al no cotizar a precios de mercado ni negociarse diariamente, suavizan la volatilidad general de la cartera”. Además, Berri añade que los mercados privados “ofrecen acceso a diferentes primas de riesgo, lo que proporciona una cartera más sólida para los clientes, ya que el universo de empresas privadas es mayor que el de las cotizadas”.

El perfil de riesgo-rentabilidad de los mercados privados es el principal factor que influye en las recomendaciones de los asesores a los clientes, seguido del propio conocimiento de los mercados privados por parte del profesional financiero y de la demanda de los clientes.

Otro colaborador en el estudio, James Becksocio y Head of Investments en James Hambro & Partners– afirma que se espera que los mercados privados superen a los cotizados durante la próxima década, “a pesar de que ambos experimenten potencialmente rendimientos absolutos más bajos”. Eso sí, sobrevuelan desafíos, ya que “ha aumentado la preocupación acerca de la capacidad de la renta variable privada para mantener un rendimiento superior, especialmente a medida que aumentan los costes de financiación”.

No obstante, a Beck le gustaría destacar que “no toda la renta variable es igual”. En este punto, matiza que igual que ya que existen diferencias significativas entre los valores de pequeña capitalización, los mercados emergentes y las megacaps estadounidenses, también existen diferencias entre las operaciones de buyout de mega-caps, el venture capital, las adquisiciones en el mid-market y la inversión en crecimiento. “Se trata de ser consciente de dónde se invierte y de la importancia del apalancamiento para la rentabilidad final dentro de un determinado segmento”, añade.

Los asesores señalan que las principales prioridades de inversión de sus clientes son acceder a nuevas oportunidades de inversión (42%), preservar el patrimonio (40%) y maximizar los ingresos y la eficiencia fiscal (37% en ambos casos). Los encuestados afirman que las consideraciones ASG (17%) ocupan el último lugar entre las prioridades de sus clientes.

Asimismo, existen variaciones regionales: los asesores financieros de Norteamérica afirman que sus clientes dan prioridad a la conservación del patrimonio y a la eficiencia fiscal. Mientras, en Europa señalan que los clientes valoran más las nuevas oportunidades de inversión. Por su parte, los asesores financieros con sede en Asia-Pacífico afirman que los clientes quieren mercados privados en sus carteras para maximizar los ingresos y proporcionar diversificación.

Para Beck, la información clara y precisa -sobre rendimientos, impuestos y comisiones- es una prioridad clave tanto para los clientes como para los asesores. “Si no confiamos en la capacidad de mantener un informe del cliente limpio y preciso en términos de impuestos, comisiones y rendimientos, entonces corremos el riesgo de socavar las relaciones, pero también de provocar un desafío normativo para nosotros”, afirma.

Los encuestados reconocen que los clientes a menudo confían en ellos para que les orienten sobre los mercados privados debido a su limitado conocimiento de esta clase de activos. Aunque el 49% de los asesores afirman tener “conocimientos avanzados” sobre el private equity, y el 32% califica sus conocimientos de “competentes”, la formación de los clientes en el ámbito de los mercados privados se encuentran a la zaga, ya que sólo el 32% de los asesores financieros afirman que sus clientes tienen “conocimientos avanzados” y el 36% demuestra tener “conocimientos competentes”. El estudio también recoge que aproximadamente una quinta parte de los encuestados afirmaron tener conocimientos básicos sobre private equity, “lo que subraya la necesidad de formación”.

Vientos de cola para la deuda corporativa emergente

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La menor visibilidad de las perspectivas económicas mundiales en el entorno actual ha tendido a ampliar las diferencias de rendimiento entre regiones, empresas y clases de activos. Esta complejidad está creando interesantes focos de diferenciación, sobre todo dentro de los segmentos de renta fija, incluida la deuda corporativa emergente.

Este profundo mercado pesa casi 2,5 billones de dólares – más que la deuda soberana emergente (1,4 billones de dólares) y el mercado de bonos High-Yield estadounidense (1,3 billones de dólares)1.

Este universo vasto y contrastado exige un enfoque selectivo y prudente destinado a identificar las empresas que se encuentran en mejor posición para capitalizar la dinámica actual del mercado. En las economías emergentes, muchas empresas siguen sufriendo un sesgo de percepción debido a su origen soberano. En algunos casos, las calificaciones de los emisores están limitadas por las calificaciones de sus países. Este es el caso de Argentina, donde varias empresas presentan unos fundamentos sólidos – endeudamiento moderado, gobernanza sólida, reservas de efectivo holgadas – pero reciben una calificación CCC. Identificar estas discrepancias entre la calidad intrínseca de una empresa y su calificación crediticia es una fuente de alfa2 para los inversores en bonos.

Los factores técnicos y las divergencias macroeconómicas apoyan a los países emergentes

Después de tres años de salidas (-137.000 millones de dólares), la clase de activos se está estabilizando gradualmente3. La base de inversores ha empezado a recuperarse, y las entradas potenciales parecen ahora superiores a las salidas (véase el gráfico siguiente).

El entorno macroeconómico también es constructivo para los mercados emergentes. El FMI prevé un crecimiento del 3,7% en los países emergentes para 2025, frente a un modesto 1,4% en el mundo desarrollado. Varios países presentan unas perspectivas especialmente sólidas: +5,5% previsto en Argentina, +3,0% en Nigeria, +2,8% en Perú, +2,4% en Colombia, +2,7% en Turquía y +2,0% en Brasil.4

Otro factor de apoyo es la reciente depreciación del dólar, que ha bajado un 9,8% desde enero de 2025. Esta tendencia ha aliviado las tensiones para los emisores soberanos emergentes, ya que sus ingresos tienden a generarse en moneda local mientras que su deuda se emite en dólares. Las empresas de los mercados emergentes son menos sensibles al dólar: muchos emisores corporativos generan ingresos en USD, lo que les permite cubrir cualquier pasivo en USD. Sin embargo, la debilidad del dólar sigue siendo un viento de cola para el ánimo de los inversores.

Sólidos fundamentos crediticios

Las empresas de los países emergentes suelen mostrar unos sólidos fundamentos, respaldados por un bajo endeudamiento y unas holgadas reservas de efectivo. Aunque es importante distinguir entre la dinámica del sector, del país y del emisor, los ratios crediticios suelen ser sólidos, lo que proporciona a esta clase de activos una base sólida:

– El ratio deuda neta/EBITDA se sitúa en 2,6x para el high yield emergente, frente a 3,5x para el high yield estadounidense y 4,7x para el high yield europeo5.

– Se espera que las tasas de impago caigan hasta el 3,7% para 2025, frente al 3,9% en 2024 y el 8,7% en 2023. El sector inmobiliario chino debería seguir concentrando la mayor parte de estos impagos (30,4%). Excluyendo el sector inmobiliario chino, la tasa de impago se prevé en el 1,1%6.

– La ratio de mejora (35) ha superado a la de rebaja (31)7 desde principios de año, lo que sugiere que las empresas siguen una tendencia positiva, tanto en términos de resultados como de perspectivas financieras.

El mercado primario se ha mostrado especialmente activo, con 208.000 millones de dólares registrados hasta la fecha y una estimación total de 383.000 millones para finales de 2025. Aunque la refinanciación convencional sigue representando una gran parte de los volúmenes, destacan algunas nuevas emisiones: Nutresa, la principal empresa de servicios alimentarios de Colombia, y Vista, el operador energético de Argentina8.

La mejora del entorno soberano en Argentina, especialmente tras el levantamiento gradual de los controles de capital, es también un factor positivo para los inversores, y podría apoyar la llegada de nuevos emisores deseosos de captar capital en el mercado de bonos.

Tensiones comerciales: repercusiones indirectas pero pocos riesgos sistémicos

La estrategia de crédito emergente global de Edmond de Rothschild AM tiene una exposición limitada a los países directamente afectados por los aranceles adicionales de Estados Unidos. Casi el 80% de la cartera se invierte fuera de Asia, con una fuerte concentración en América Latina (60%) y África (20%)9. En estas regiones, el impacto directo de los aranceles sigue siendo contenido: en Brasil, Colombia, Argentina o Perú, las subidas no deberían superar el 10%, en nuestra opinión.

Aunque el efecto inmediato de estos aranceles parece marginal, sus consecuencias indirectas -sobre todo para el crecimiento mundial y la volatilidad de los mercados de materias primas- merecen atención. En efecto, varios sectores, como el aluminio, el acero y la industria automovilística, podrían verse afectados. No obstante, la mayoría de nuestras empresas participadas generan menos del 10% de sus ingresos en Estados Unidos, lo que limita su exposición a los riesgos relacionados con el comercio estadounidense10. Sin embargo, desde el Día de la Liberación11 , el sector petrolero ha estado bajo presión. Las empresas medianas, sobre todo en Colombia y el África subsahariana, siguen siendo sensibles al precio del crudo (Brent), especialmente cuando los precios se acercan a los 60 dólares por barril. Este entorno volátil ha reforzado la necesidad de un enfoque selectivo y minucioso a la hora de tomar nuestras decisiones de inversión.

Mientras tanto, las tensiones comerciales están provocando cambios en los flujos de capital. Brasil y Argentina, por ejemplo, han registrado un importante aumento de las exportaciones de alimentos a Asia: soja, cereales, proteínas animales, carne de vacuno o aves de corral. Estas dinámicas regionales están creando oportunidades específicas que estamos incorporando gradualmente a la cartera, en particular reforzando nuestra exposición a determinados productores agrícolas o de proteínas en América Latina12

Factores impulsores de la rentabilidad y posicionamiento del fondo

A pesar de los estrechos diferenciales de crédito en relación con su media histórica y de un potencial limitado de compresión adicional -sobre todo debido a la revisión de las previsiones de crecimiento para 2025-, la deuda corporativa emergente sigue beneficiándose de unas perspectivas positivas. 

Nuestro análisis de los motores de rentabilidad de la estrategia de crédito emergente global ha revelado tres palancas clave: diferenciales, tipos de interés y carry. A corto y medio plazo, creemos que los componentes de carry y tipos serán probablemente los principales impulsores de la rentabilidad. Los diferenciales, por su parte, deberían permanecer bastante estables, aunque una desaceleración brusca o una recesión podrían provocar su ampliación. El fondo presenta un carry atractivo, con un cupón medio del 6,2%13, unos ingresos «básicos» sólidos que podrían ayudar a amortiguar cualquier futura turbulencia del mercado. 

Además, el fondo ha mantenido un enfoque intencionado en el segmento high yield, con una exposición que oscila entre el 75% y el 80% y una calificación crediticia media BB14. Esta asignación pretende aprovechar las ineficiencias del mercado, invirtiendo en bonos que no reflejan la calidad intrínseca de la empresa emisora. Este enfoque selectivo nos permite identificar oportunidades mal valoradas, en particular dentro de emisores que presentan unos fundamentales sólidos.

Nuestras inversiones se centran en dos regiones clave: América Latina y África

Estos países ofrecen una combinación de momentos de crecimiento y una atractiva diversificación sectorial, así como empresas locales con una fuerte exposición internacional. En África, por ejemplo, sectores como las telecomunicaciones, la energía o la banca se benefician de un elevado potencial de crecimiento, respaldado por las dinámicas tendencias demográficas del continente. En conjunto, la cartera invierte en casi 90 emisores15 , reduciendo así el riesgo idiosincrático y manteniendo al mismo tiempo una exposición selectiva a las oportunidades más atractivas. 

Ante el aumento de la incertidumbre sobre el entorno económico, hemos reinvertido un porcentaje de los activos del fondo en sectores defensivos menos sensibles a la comodidad de los mercados. Mientras tanto, hemos aumentado modestamente la calidad crediticia del fondo reforzando nuestra exposición a los bonos Investment Grade.

 

 

 

 

Artículo escrito por Stéphane Mayor, gestor jefe de Carteras, Crédito de Mercados Emergentes y Lisa Turk, gestora de Carteras, Crédito de Mercados Emergentes en Edmond De Rothschild Asset Management

 

La maniobra de contingencia de Yale que costó 6.000 millones de dólares en el mercado privado

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A principios de abril, el gobierno del presidente Trump inició una revisión de 9.000 millones de dólares en apoyo federal a la Universidad de Harvard, en medio de una ofensiva contra el presunto antisemitismo en el campus. El gobierno también congeló temporalmente docenas de subvenciones de investigación en Princeton. En respuesta, estas instituciones comenzaron rápidamente a fortalecer sus finanzas.

Harvard anunció planes para obtener un préstamo de 750 millones de dólares mediante una emisión de bonos como colchón financiero y también está en conversaciones para vender 1.000 millones de dólares en participaciones de capital privado. Princeton también indicó que podría recaudar unos 320 millones de dólares mediante la emisión de bonos gravables.

La Universidad de Yale, que posee una de las mayores dotaciones del mundo, también está tomando medidas. Yale reveló que está explorando la venta de una gran parte de sus inversiones privadas en el mercado secundario. La transacción podría ascender a unos 6.000 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 15% del patrimonio de Yale. Al convertir una parte de sus activos ilíquidos en efectivo, Yale podría afrontar mejor posibles recortes de financiación, especialmente considerando que recibe casi 900 millones de dólares en fondos federales.

La dotación de Yale y el “Modelo Yale”

La dotación de Yale, valorada en 41.400 millones de dólares, respalda las operaciones de la universidad a perpetuidad. Cada año, la casa de estudios suele destinar alrededor del 5% del valor de la dotación a financiar su presupuesto, lo que significa que la cartera debe generar una rentabilidad que cubra este gasto más la inflación, aproximadamente un 7% anual a lo largo del tiempo.

Para alcanzar este objetivo, Yale sigue un enfoque de inversión desarrollado por David Swensen, conocido como el “Modelo Yale”. Este enfoque prioriza la diversificación y asigna una gran parte del capital a activos ilíquidos como capital privado, capital riesgo y hedge funds. La estrategia busca obtener mayores rentabilidades a largo plazo mediante las primas por iliquidez y complejidad disponibles en los mercados privados. Si bien este enfoque ha generado sólidos resultados en las últimas dos décadas, también requiere una gestión cuidadosa de la liquidez, especialmente en momentos de tensión, cuando gran parte de la cartera no puede venderse fácilmente.

La parte del gasto operativo de Yale cubierta por su dotación es considerable (representa casi el 35% del presupuesto total de la universidad) y se ha mantenido estable a lo largo de los años. Sin embargo, esto podría cambiar si se reducen las subvenciones federales.

Por qué Yale considera ahora una venta de 6.000 millones de dólares

Varios factores contribuyeron a que Yale considerara vender alrededor de 6.000 millones de dólares de sus inversiones privadas en 2025, con la incertidumbre política como principal factor. Las amenazas de recortes de financiación por parte de Washington son más que engañosas, ya que las agencias federales ya han retrasado o impuesto nuevas condiciones a las becas de investigación para algunas universidades de la Ivy League (conferencia deportiva compuesta por ocho universidades privadas del nordeste de Estados Unidos).

Universidades como Yale se preparan para un escenario en el que el apoyo gubernamental podría reducirse, al menos temporalmente. Disponer de efectivo adicional es una medida prudente para que la docencia y la investigación puedan continuar sin interrupciones, incluso si se retienen los fondos federales. Los activos de la dotación de Yale son en gran medida ilíquidos, por lo que la venta de algunas inversiones en el mercado secundario es una forma de obtener liquidez rápidamente.

Más allá de la política, las condiciones del mercado dificultaron la gestión de la cartera ilíquida de Yale. En los últimos años, los mercados bursátiles han fluctuado drásticamente y los tipos de interés han pasado de casi cero a máximos de varios años, lo que ha desequilibrado la cartera de Yale.

Cuando los mercados bursátiles subieron, las importantes inversiones privadas de Yale se quedaron atrás, ya que muchas posiciones de capital privado no registraron ganancias inmediatas ni “salidas” (ventas rentables de empresas) durante ese periodo. De hecho, la rentabilidad de la inversión de Yale para el año fiscal 2024 fue de tan solo el 5,7%, significativamente inferior a su promedio de 10 años del 9,5%.

La universidad reconoció abiertamente que su importante asignación a activos privados causaría un retraso durante períodos de buen rendimiento en el mercado público, especialmente cuando los mercados de salida para dichos activos privados son débiles. Esta situación exige, naturalmente, un reequilibrio, recortando algunas inversiones privadas para liberar efectivo y, posiblemente, redistribuirlo a áreas que mantengan la combinación de activos y el nivel de riesgo deseados.

Otro factor clave es la ralentización de las distribuciones de efectivo de los fondos de capital privado. Las dotaciones universitarias dependen de los gestores de capital privado para obtener, con el tiempo, el retorno del efectivo de sus inversiones; cuando un fondo de capital privado vende una empresa de su cartera o la saca a bolsa, los beneficios se distribuyen a inversores como Yale. Últimamente, estas distribuciones se han reducido a un mínimo.

Desde 2022, la cartera de ofertas públicas iniciales (OPI) y grandes adquisiciones ha sido débil, lo que significa que los fondos de capital privado retienen empresas durante más tiempo y envían menos efectivo a los inversores. Según una estimación, las tasas de pago de las firmas de capital privado han disminuido a aproximadamente un tercio de lo que eran anteriormente. 

Los consultores de Bain & Company informan de que las distribuciones anuales a los inversores han disminuido desde aproximadamente el 29% de los activos privados hace una década a tan solo el 11% en la actualidad. Este “estrechamiento de liquidez” representa un desafío para las dotaciones: si bien sus carteras pueden parecer sólidas en teoría, el flujo de caja real disponible para financiar las operaciones ha disminuido significativamente. 

La alta exposición de Yale al capital privado (alrededor del 45% de su cartera, la más alta entre las mejores universidades) la hace particularmente vulnerable a estos retrasos en el flujo de caja. Como lo expresó un analista, es una “tormenta perfecta”, que presiona a las grandes dotaciones con menores rendimientos a corto plazo, menor liquidez de las inversiones y, ahora, amenazas políticas en el ámbito de los ingresos. Vender algunos activos privados ahora, incluso con un ligero descuento, generaría un colchón de liquidez para Yale y reduciría el riesgo de quedarse corto si persisten múltiples desafíos. La dirección de Yale también ha insinuado prudencia presupuestaria: la universidad advirtió de que su próximo presupuesto fiscal para 2026 será “mucho más limitado” debido a la reciente baja rentabilidad de sus fondos de dotación.

Cómo funciona una venta secundaria de activos privados

Las inversiones de capital privado están diseñadas para ser a largo plazo e ilíquidas. Los inversores destinan capital a un fondo, que se desembolsa gradualmente a lo largo de varios años, y las rentabilidades en efectivo (o distribuciones) suelen producirse solo una vez vendidas las empresas subyacentes. Sin embargo, inversores como Yale pueden salir anticipadamente vendiendo sus participaciones en el fondo en el mercado secundario, donde los compradores asumen tanto los compromisos de capital restantes como el derecho a futuras distribuciones.

Para que esta transacción sea atractiva, los vendedores suelen ofrecer un descuento sobre el valor liquidativo (VAN), la valoración más reciente informada por los gestores del fondo. En el mercado actual, estos descuentos suelen oscilar entre el 10% y el 20%, dependiendo de factores como la antigüedad del fondo, la estrategia, la calidad del gestor y el sentimiento del mercado. Por ejemplo, si Yale vende una participación con un VAN de 100 millones de dólares, podría recibir solo entre 80 y 90 millones de dólares en efectivo. Cuanto mayor sea el descuento, mayor será el coste implícito de liquidez.

Para Yale, una venta de 6.000 millones de dólares podría generar ingresos reales cercanos a los 5.000 y 5.400 millones de dólares después de descuentos. Esto implica aceptar cierta fuga de valor con respecto a las valoraciones en papel, lo que afecta las métricas de rendimiento a corto plazo. Sin embargo, también reduce el riesgo de sobreexposición a activos ilíquidos en un entorno de salida complejo, a la vez que mejora la capacidad de Yale para satisfacer posibles necesidades de efectivo, desde la cobertura de costos operativos hasta la gestión de futuras solicitudes de capital de otros fondos privados.

“No abandonaremos los mercados privados”: garantías de Yale

Yale ha dejado claro que la venta prevista es un ajuste táctico, no un cambio estratégico. En un comunicado a Reuters, la universidad enfatizó: “Seguimos comprometidos con las inversiones de capital privado como parte fundamental de nuestro programa de inversión y seguimos asumiendo nuevos compromisos con los fondos captados por nuestros actuales gestores de inversiones”. Yale también está “buscando activamente nuevas relaciones con firmas de capital privado”.

Los mercados privados siguen siendo esenciales para el modelo de inversión de la universidad, no solo por su rendimiento histórico, sino porque Yale debe mantener un perfil de alto riesgo para cumplir con su objetivo de rentabilidad a largo plazo, que suele rondar el 7% anual para cubrir tanto su tasa de gasto como la inflación. Incluso después de la venta, el fondo de dotación mantendrá una exposición significativa a activos ilíquidos.

Capital privado: ¿retroceso o pausa?

Los planes de venta de Yale en el sector secundario forman parte de un momento más amplio de reajuste en el mercado de capital privado, impulsado por cambios macroeconómicos. Tras años de rápido crecimiento, 2024 marcó la primera caída en décadas de los activos de capital privado bajo gestión, con una bajada del 2% hasta los 4,7 billones de dólares, según Bain & Co., lo que pone en perspectiva la venta de 6.000 millones de dólares de Yale.

Esto refleja una salida más lenta de operaciones, una menor captación de fondos y una reducción de las distribuciones de efectivo a los inversores. Algunos inversores institucionales están reduciendo su exposición o retrasando compromisos, no necesariamente como un rechazo a largo plazo, sino como una respuesta temporal a la menor liquidez, la volatilidad del mercado y la incertidumbre política. Al mismo tiempo, los cambios globales, como la retirada de los fondos soberanos chinos del capital privado estadounidense, indican que la geopolítica está influyendo en los flujos de capital.

El plan de la Universidad de Yale de vender parte de su cartera de capital privado ilustra el equilibrio que deben alcanzar las grandes dotaciones en tiempos turbulentos. Se trata de una respuesta a las presiones a corto plazo, los cambios políticos y la iliquidez del mercado, implementada de forma que no comprometa la estrategia de inversión a largo plazo que ha dado buenos resultados a Yale. Al convertir una parte de sus inversiones ilíquidas en efectivo, Yale obtendría flexibilidad para afrontar los desafíos de financiación y reequilibrar sus finanzas, manteniendo al mismo tiempo una alta asignación en inversiones en el mercado privado que se ajuste a sus objetivos de rendimiento a largo plazo.

En una época en la que tanto la política como los mercados son impredecibles, Yale y sus pares de la Ivy League están demostrando que incluso los inversores a largo plazo más astutos a veces necesitan adaptarse sobre la marcha para salvaguardar la estabilidad de su institución.

Este artículo fue publicado en la pagina 47 de la revista Numero 43 de Funds Society Americas. Para acceder a la revista completa, haz click aquí