Vientos de cola para la deuda corporativa emergente
| Por Silvia Meijon | 0 Comentarios

La menor visibilidad de las perspectivas económicas mundiales en el entorno actual ha tendido a ampliar las diferencias de rendimiento entre regiones, empresas y clases de activos. Esta complejidad está creando interesantes focos de diferenciación, sobre todo dentro de los segmentos de renta fija, incluida la deuda corporativa emergente.
Este profundo mercado pesa casi 2,5 billones de dólares – más que la deuda soberana emergente (1,4 billones de dólares) y el mercado de bonos High-Yield estadounidense (1,3 billones de dólares)1.
Este universo vasto y contrastado exige un enfoque selectivo y prudente destinado a identificar las empresas que se encuentran en mejor posición para capitalizar la dinámica actual del mercado. En las economías emergentes, muchas empresas siguen sufriendo un sesgo de percepción debido a su origen soberano. En algunos casos, las calificaciones de los emisores están limitadas por las calificaciones de sus países. Este es el caso de Argentina, donde varias empresas presentan unos fundamentos sólidos – endeudamiento moderado, gobernanza sólida, reservas de efectivo holgadas – pero reciben una calificación CCC. Identificar estas discrepancias entre la calidad intrínseca de una empresa y su calificación crediticia es una fuente de alfa2 para los inversores en bonos.
Los factores técnicos y las divergencias macroeconómicas apoyan a los países emergentes
Después de tres años de salidas (-137.000 millones de dólares), la clase de activos se está estabilizando gradualmente3. La base de inversores ha empezado a recuperarse, y las entradas potenciales parecen ahora superiores a las salidas (véase el gráfico siguiente).
El entorno macroeconómico también es constructivo para los mercados emergentes. El FMI prevé un crecimiento del 3,7% en los países emergentes para 2025, frente a un modesto 1,4% en el mundo desarrollado. Varios países presentan unas perspectivas especialmente sólidas: +5,5% previsto en Argentina, +3,0% en Nigeria, +2,8% en Perú, +2,4% en Colombia, +2,7% en Turquía y +2,0% en Brasil.4
Otro factor de apoyo es la reciente depreciación del dólar, que ha bajado un 9,8% desde enero de 2025. Esta tendencia ha aliviado las tensiones para los emisores soberanos emergentes, ya que sus ingresos tienden a generarse en moneda local mientras que su deuda se emite en dólares. Las empresas de los mercados emergentes son menos sensibles al dólar: muchos emisores corporativos generan ingresos en USD, lo que les permite cubrir cualquier pasivo en USD. Sin embargo, la debilidad del dólar sigue siendo un viento de cola para el ánimo de los inversores.
Sólidos fundamentos crediticios
Las empresas de los países emergentes suelen mostrar unos sólidos fundamentos, respaldados por un bajo endeudamiento y unas holgadas reservas de efectivo. Aunque es importante distinguir entre la dinámica del sector, del país y del emisor, los ratios crediticios suelen ser sólidos, lo que proporciona a esta clase de activos una base sólida:
– El ratio deuda neta/EBITDA se sitúa en 2,6x para el high yield emergente, frente a 3,5x para el high yield estadounidense y 4,7x para el high yield europeo5.
– Se espera que las tasas de impago caigan hasta el 3,7% para 2025, frente al 3,9% en 2024 y el 8,7% en 2023. El sector inmobiliario chino debería seguir concentrando la mayor parte de estos impagos (30,4%). Excluyendo el sector inmobiliario chino, la tasa de impago se prevé en el 1,1%6.
– La ratio de mejora (35) ha superado a la de rebaja (31)7 desde principios de año, lo que sugiere que las empresas siguen una tendencia positiva, tanto en términos de resultados como de perspectivas financieras.
El mercado primario se ha mostrado especialmente activo, con 208.000 millones de dólares registrados hasta la fecha y una estimación total de 383.000 millones para finales de 2025. Aunque la refinanciación convencional sigue representando una gran parte de los volúmenes, destacan algunas nuevas emisiones: Nutresa, la principal empresa de servicios alimentarios de Colombia, y Vista, el operador energético de Argentina8.
La mejora del entorno soberano en Argentina, especialmente tras el levantamiento gradual de los controles de capital, es también un factor positivo para los inversores, y podría apoyar la llegada de nuevos emisores deseosos de captar capital en el mercado de bonos.
Tensiones comerciales: repercusiones indirectas pero pocos riesgos sistémicos
La estrategia de crédito emergente global de Edmond de Rothschild AM tiene una exposición limitada a los países directamente afectados por los aranceles adicionales de Estados Unidos. Casi el 80% de la cartera se invierte fuera de Asia, con una fuerte concentración en América Latina (60%) y África (20%)9. En estas regiones, el impacto directo de los aranceles sigue siendo contenido: en Brasil, Colombia, Argentina o Perú, las subidas no deberían superar el 10%, en nuestra opinión.
Aunque el efecto inmediato de estos aranceles parece marginal, sus consecuencias indirectas -sobre todo para el crecimiento mundial y la volatilidad de los mercados de materias primas- merecen atención. En efecto, varios sectores, como el aluminio, el acero y la industria automovilística, podrían verse afectados. No obstante, la mayoría de nuestras empresas participadas generan menos del 10% de sus ingresos en Estados Unidos, lo que limita su exposición a los riesgos relacionados con el comercio estadounidense10. Sin embargo, desde el Día de la Liberación11 , el sector petrolero ha estado bajo presión. Las empresas medianas, sobre todo en Colombia y el África subsahariana, siguen siendo sensibles al precio del crudo (Brent), especialmente cuando los precios se acercan a los 60 dólares por barril. Este entorno volátil ha reforzado la necesidad de un enfoque selectivo y minucioso a la hora de tomar nuestras decisiones de inversión.
Mientras tanto, las tensiones comerciales están provocando cambios en los flujos de capital. Brasil y Argentina, por ejemplo, han registrado un importante aumento de las exportaciones de alimentos a Asia: soja, cereales, proteínas animales, carne de vacuno o aves de corral. Estas dinámicas regionales están creando oportunidades específicas que estamos incorporando gradualmente a la cartera, en particular reforzando nuestra exposición a determinados productores agrícolas o de proteínas en América Latina12.
Factores impulsores de la rentabilidad y posicionamiento del fondo
A pesar de los estrechos diferenciales de crédito en relación con su media histórica y de un potencial limitado de compresión adicional -sobre todo debido a la revisión de las previsiones de crecimiento para 2025-, la deuda corporativa emergente sigue beneficiándose de unas perspectivas positivas.
Nuestro análisis de los motores de rentabilidad de la estrategia de crédito emergente global ha revelado tres palancas clave: diferenciales, tipos de interés y carry. A corto y medio plazo, creemos que los componentes de carry y tipos serán probablemente los principales impulsores de la rentabilidad. Los diferenciales, por su parte, deberían permanecer bastante estables, aunque una desaceleración brusca o una recesión podrían provocar su ampliación. El fondo presenta un carry atractivo, con un cupón medio del 6,2%13, unos ingresos «básicos» sólidos que podrían ayudar a amortiguar cualquier futura turbulencia del mercado.
Además, el fondo ha mantenido un enfoque intencionado en el segmento high yield, con una exposición que oscila entre el 75% y el 80% y una calificación crediticia media BB14. Esta asignación pretende aprovechar las ineficiencias del mercado, invirtiendo en bonos que no reflejan la calidad intrínseca de la empresa emisora. Este enfoque selectivo nos permite identificar oportunidades mal valoradas, en particular dentro de emisores que presentan unos fundamentales sólidos.
Nuestras inversiones se centran en dos regiones clave: América Latina y África
Estos países ofrecen una combinación de momentos de crecimiento y una atractiva diversificación sectorial, así como empresas locales con una fuerte exposición internacional. En África, por ejemplo, sectores como las telecomunicaciones, la energía o la banca se benefician de un elevado potencial de crecimiento, respaldado por las dinámicas tendencias demográficas del continente. En conjunto, la cartera invierte en casi 90 emisores15 , reduciendo así el riesgo idiosincrático y manteniendo al mismo tiempo una exposición selectiva a las oportunidades más atractivas.
Ante el aumento de la incertidumbre sobre el entorno económico, hemos reinvertido un porcentaje de los activos del fondo en sectores defensivos menos sensibles a la comodidad de los mercados. Mientras tanto, hemos aumentado modestamente la calidad crediticia del fondo reforzando nuestra exposición a los bonos Investment Grade.
Artículo escrito por Stéphane Mayor, gestor jefe de Carteras, Crédito de Mercados Emergentes y Lisa Turk, gestora de Carteras, Crédito de Mercados Emergentes en Edmond De Rothschild Asset Management