Argentina prepara el regreso al mercado internacional de deuda tras 8 años
| Por Guadalupe Barriviera | 0 Comentarios

Tras el triunfo del partido del presidente Javier Milei en las elecciones de medio término celebradas en octubre, y después del espaldarazo financiero otorgado por Donald Trump y Scott Bessent al país sudamericano, el riesgo país (EMBI+ Argentina de JP Morgan) se desplomó, mientras los activos financieros subieron con fuerza. Se empieza a hablar de la posibilidad de una emisión del Estado argentino en el mercado internacional de deuda. Sin embargo, no sería tan pronto.
Fuentes consultadas por Funds Society coincidieron en que el país tiene varias cosas que resolver antes de probar un retorno a los mercados internacionales. La lupa vuelve a apuntar a las reservas de dólares del Banco Central, mientras el mercado espera un avance concreto en las reformas estructurales que promete el gobierno y quiere definiciones sobre la estrategia para abordar los vencimientos de enero.
Respecto al apetito de los inversores internacionales por la eventual nueva deuda argentina, uno de los expertos señaló que hay cautela porque en Argentina el escenario político sigue siendo binario. Otro de ellos acotó que si el mercado percibe continuidad, una vez que tenga mayor visibilidad sobre los avances en los temas pendientes, el interés debería profundizarse.
Entre emisiones y defaults
Durante el gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), Argentina volvió a los mercados y emitió varias veces afuera; un hito fue el bono en dólares a 100 años que lanzó en junio de 2017.
Pero esa fue la última gran emisión internacional “clásica” del país sudamericano. En 2018, una nueva crisis cambiaria derivó en un acuerdo con el FMI, y Argentina quedó sin acceso sostenido a mercados voluntarios externos. En el 2020, con la reestructuración (default selectivo) y canje de deuda que llevó adelante el gobierno de Alberto Fernández, siguió cerrada la ventana internacional para nuevas emisiones.
El 28 de mayo de este año, el Gobierno probó un regreso, con una emisión dirigida a inversores internacionales a través del instrumento BONTE 2030 (un bono en pesos suscripto en dólares).
Después del último resultado electoral, el sentimiento del mercado cambió. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ocho empresas energéticas (Tecpetrol, YPF, Pampa Energía, TGS, Pluspetrol, CGC, Genneia y Edenor) aprovecharon el impulso y generaron una ola de emisiones de bonos en el mercado internacional, por un total de 4.201 millones de dólares. La TIR de estas emisiones se ubicó alrededor del 8% en promedio.
Sin embargo, cuando el Wall Street Journal publicó que la asistencia a Argentina por otros 20.000 millones de dólares con bancos internacionales quedó suspendida , el mercado empezó a pedir definiciones sobre cómo se cubrirán vencimientos externos y cómo seguirá el programa de acumulación de reservas.
Los vencimientos de bonos en moneda extranjera ascienden a más de 8.400 millones de dólares en 2026. En tanto, las reservas netas del Banco Central son tan solo levemente positivas. Volvió el ruido -algo habitual en el país-, y el riesgo país empezó a subir otra vez.
Según la prensa, el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, negocia ahora un préstamo de aproximadamente 5.000 millones de dólares bajo un esquema de recompra o “repo”. En este formato, Argentina entregaría una cartera de activos como colateral a cambio de dólares frescos. El objetivo principal es que el Gobierno pueda afrontar un pago de deuda cercano a los 4.000 millones de dólares en enero próximo.
La visión de los expertos
Tras la victoria en las elecciones legislativas de octubre “se mejoraron las expectativas de inversión de largo plazo en los mercados financieros internacionales, reduciendo el indicador de riesgo país de JP Morgan de 1080 puntos a los actuales niveles de 630-650 puntos”, apuntó a Funds Society desde Nueva York Rodolfo Sosa-García, PhD en Economía y Finanzas por The City University of New York y CEO de GALILEI Consulting.
En su opinión, el gobierno de Javier Milei podría regresar a los mercados internacionales de deuda “de forma óptima” cuando el riesgo país se encuentre en la banda de 450-550 puntos. Todos los expertos consultados señalaron lo mismo. Sosa-García consideró que el país sudamericano “no está lejos” de lograr salir al mercado internacional de deuda. Sin embargo, cree que la administración actual “debe continuar políticas públicas de largo plazo: reducir la inflación, aumentar las reservas extranjeras del BCRA, flexibilizar su tipo de cambio y controlar el déficit fiscal”.
Un alto ejecutivo de uno de los principales fondos internacionales le dijo a Funds Society que ve “cautela” entre los inversores del exterior respecto a una eventual nueva emisión del Estado argentino. Hay “expectativa”, describió, pero los inversores internacionales quieren “más pruebas” porque siguen viendo “un escenario binario a nivel político”, completó. Desde su punto de vista, la demanda estaría, de momento, sobre todo en inversores locales o latinoamericanos.
“Hoy no existen posiciones significativas de inversores internacionales en la Argentina”, escribió en una columna de opinión publicada en el diario La Nación, Juan Ignacio Abuchdid, presidente de Grupo IEB, holding financiero local. “Hemos recuperado credibilidad, pero seguimos calificados como mercado stand alone por el MSCI de Morgan Stanley, el índice global que define la categoría de los mercados financieros”, agregó.
“Argentina se acerca cada vez más a recuperar el acceso a los mercados, aunque todavía quedan tareas pendientes”, evaluó Alejo Rivas, Estratega en Balanz. El país debe “mejorar el frente externo y avanzar en reformas estructurales; una operación de canje o recompra también podría contribuir. Una vez que haya avances en estos aspectos, es probable que la curva converja a los niveles de las comparables, como las de Nigeria, Egipto, Pakistán o El Salvador, hoy cerca del 9% en la parte larga”, agregó.
Los avances en materia fiscal y el respaldo político obtenido por el gobierno en la última elección son factores que ayudan a sostener las tasas actuales, que se ubican levemente por encima del 10% en la parte larga de la curva. Sin embargo, estas tasas aún no son lo suficientemente bajas para permitir un acceso sostenible al mercado. “Todavía queda camino por recorrer”, sintetizó.
Eric Ritondale, economista jefe de PUENTE, coincidió en el diagnóstico. “Con la deuda soberana de corto plazo rindiendo en un dígito, el regreso luce muy cerca. Sin embargo, esperamos que esto ocurra recién a mediados de 2026, una vez que los rendimientos compriman algo más, en tanto se consoliden varios hitos clave y exista mayor visibilidad en estos frentes: avances legislativos en presupuesto y reformas, definiciones sobre la estrategia para abordar los vencimientos de enero, la segunda revisión con el FMI prevista para enero/febrero de 2026, una mejora de la calificación soberana hacia B-, y un proceso de recomposición de reservas por parte del Banco Central, potencialmente desde marzo o abril del próximo año”.
En un webinar titulado “¿Argentina vuelve a los mercados?”, el estratega en jefe de Cohen, Martín Polo, elogió la “estricta disciplina fiscal” del gobierno de Javier Milei. Sin embargo, indicó que el riesgo país tiene que bajar, que las reservas netas están muy lejos de la meta acordada con el FMI, y deslizó que el “candidato para resolver los problemas es el tipo de cambio”. Con el tipo de cambio real en los mismos niveles de junio de 2023 y los precios de las materias primas más abajo, “hay tela para cortar en el frente del mercado internacional”, añadió.
Por su parte, el estratega de Balanz apuntó que “lo más probable es que se avance en algún tipo de recalibración del esquema cambiario, ampliando la banda de flotación. Dar mayor libertad al tipo de cambio, hoy muy cerca del límite superior, y aceptar que el Banco Central —además del Tesoro— debería comprar reservas son pasos lógicos y en buena medida ya descontados por el mercado”.
Respecto a la operación de recompra de bonos, Alejo Rivas indicó que podría ayudar a aliviar parcialmente los vencimientos y brindar el impulso final. “Si bien la estructura amortizable de los bonos dificulta despejar por completo los pagos más próximos mediante este tipo de operaciones, estas podrían ser igualmente útiles. Será clave evaluar la tasa y el plazo de la nueva deuda que eventualmente se emita para determinar si la operación resulta efectiva para recuperar el acceso al mercado”, completó.
Juan José Vázquez, head of Research en Cohen, se mostró más constructivo. Según explicó en el seminario online, con la recompra de bonos cortos, el gobierno puede salir en enero a buscar deuda en los mercados internacionales para poder recomponer reservas con niveles de tasas no superiores al 7,7%.














