¿Riesgo de burbuja?
| Por Romina López | 0 Comentarios

Los mercados de renta variable se están recuperando tras la última oleada de ventas masivas provocada por el temor a una burbuja de la inteligencia artificial. Aunque casi con toda seguridad esta no será la última vez que los inversores se muestren recelosos al respecto, lo cierto es que pensamos que el temor es exagerado.
Podemos analizar los argumentos que respaldan la idea de una burbuja de la inteligencia artificial a través del ratio precio-beneficios (PER), ya que la preocupación por una posible burbuja se centra en los dos componentes de dicho ratio.
Empecemos con los beneficios. A los inversores les preocupan básicamente dos cosas (algo contradictorias): o bien las expectativas de beneficios no son lo suficientemente altas, y se piensa que las cifras de beneficios no van a ser suficientes para generar una rentabilidad adecuada sobre la inversión en gasto de capital que se está produciendo actualmente, o bien son demasiado elevadas y las consiguientes revisiones a la baja podrían derivar en una caída de los mercados.
La inversión de las compañías tecnológicas se ha acelerado en el último año. Las tasas de crecimiento de los beneficios han comenzado a repuntar, pero no con tanta rapidez, con la consiguiente reducción de la rentabilidad esperada de la inversión (véase el gráfico 1).

El interrogante principal para los inversores es si los beneficios de las compañías tecnológicas acabarán repuntando lo suficiente.
Dado el gran potencial del uso y la monetización de la inteligencia artificial en la economía, desde el desarrollo de nuevos fármacos a la sustitución de capital por mano de obra, seguimos siendo optimistas al respecto. Cabe señalar que no se prevé que el gasto de capital continúe creciendo a un ritmo tan rápido, lo que podría traducirse en una recuperación de la rentabilidad de la inversión en 2027.
La tasa de crecimiento de los beneficios prevista para los próximos años se sitúa ligeramente por encima de la media histórica, aunque sin desviarse de forma sustancial.
Ello apunta a que el segundo argumento a favor de una burbuja de la inteligencia artificial (unas expectativas de beneficios demasiado altas) carece de fundamento. Se prevé un crecimiento de los beneficios del índice tecnológico NASDAQ del 18% en 2026 y del 17% en 2027, frente a la media a largo plazo del 14%. No obstante, lo que sí indican estas previsiones es que la recuperación de la inversión actual en gasto de capital no será inmediata.
Valoraciones
Incluso en el caso de que dichas previsiones de beneficios lleguen a materializarse, el múltiplo de precio sobre dichos beneficios podría ser demasiado alto, lo que daría lugar a una rentabilidad inferior en los próximos años. El ratio PER proyectado del índice NASDAQ es de 27,5 veces, no muy inferior al nivel de 30,9 que se alcanzó a finales de 2021. El año siguiente, el mercado registró una fuerte caída.
En términos relativos, los niveles actuales de valoración son elevados, pero no tanto como en otros mercados. La puntuación z del ratio PER actual es de 0,5, frente al 1,5 del índice Russell Value (véase el gráfico 2).
Gráfico 2
Puntuación z del ratio PER proyectado

Información a 1 de diciembre de 2025. *Puntuación calculada desde 2010; para el resto de los índices, calculada desde el lanzamiento. †Tecnología en sentido amplio: tecnología, comercio minorista generalista, servicios y medios interactivos. Fuente: IBES, Bloomberg, BNP Paribas Asset Management.
Seguimos anticipando que la valoración del índice NASDAQ acabará volviendo a su valor medio de 21,3 veces; la duda es cuándo lo hará. No parece probable que el año próximo vayamos a asistir a un escenario como el de 2022, cuando una subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos provocó la caída del índice, ya que lo que se espera esta vez son recortes de tipos. Además, los economistas no prevén una recesión, ni una brusca desaceleración del crecimiento.
En un escenario más favorable, cabría esperar una apreciación más moderada del precio del índice que la subida del 21% registrada desde principios de año (hasta el 1 de diciembre), aun cuando los beneficios continúen aumentando. Una revalorización del índice del 10% con una previsión de aumento del 16% de los beneficios por acción daría lugar a una disminución del ratio PER.
Por tanto, el hecho de que las valoraciones sean elevadas no impide que el índice siga avanzando, aunque lo haga a un ritmo más lento que el crecimiento de los beneficios.
Mercados emergentes
El índice NASDAQ no es el único al que pueden recurrir los inversores para aumentar su exposición a la temática de la inteligencia artificial. Los mercados emergentes, y especialmente Taiwán, China y Corea del Sur, ofrecen oportunidades interesantes.
Aunque las valoraciones en relación con los datos históricos son similares a las del NASDAQ, las compañías tecnológicas de los mercados emergentes ofrecen dos ventajas fundamentales. Por un lado, las valoraciones en relación con el NASDAQ son comparativamente reducidas, con una puntuación z de -0,4 (véase el gráfico 2).
Además, las expectativas de crecimiento de los beneficios del sector tecnológico en los mercados emergentes, que se sitúan en el 30% en 2026 y 2027, son muy superiores a las de las compañías que componen el índice NASDAQ. Aun en el caso de que estas cifras acaben siendo demasiado optimistas, es probable que el crecimiento de los beneficios supere igualmente al de las empresas estadounidenses.
Asignación de activos
- Seguimos siendo optimistas en relación con los activos de riesgo, que se ven respaldados por el sólido crecimiento de la economía mundial y por la orientación expansiva de las políticas monetarias. La renta variable estadounidense se ha visto favorecida por unos sólidos datos trimestrales de beneficios. Una vez reanudada la publicación de datos tras el cierre del gobierno, cualquier acontecimiento imprevisto podría afectar al mercado estadounidense de renta variable, que cotiza actualmente a unas valoraciones elevadas. La dinámica entre el riesgo y la rentabilidad es cada vez más asimétrica, lo que nos ha llevado a vender nuestra posición en el sector tecnológico estadounidense para recoger beneficios y a proceder a un cierre táctico de la posición.
- Mantenemos una exposición sobreponderada a la renta variable japonesa, ya que pensamos que podría verse favorecida por los cambios estructurales que se están produciendo en la economía. Seguimos identificando oportunidades de valor en los mercados emergentes, tanto en renta variable como en renta fija. Pensamos que los bancos centrales de la región van a continuar o reanudar sus ciclos de recortes de tipos de interés en 2026. La heterogeneidad propia de las economías emergentes ofrece una valiosa diversificación a nuestro posicionamiento de riesgo.
- Seguimos manteniendo una convicción positiva, aunque reducida, en el oro, que debería verse favorecido por el desequilibrio estructural entre la oferta y la demanda, especialmente por parte de los bancos centrales de mercados emergentes.








