Saas, Movilidad 2.0, Fintech, Internet de Consumo y secundarios: ingredientes de la estrategia de inversión de G Squared

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Foto cedidaTyson Morgan, socio de G Squared

G Squared se comprometió por primera vez con OpenAI en el cuarto trimestre de 2023. En ese momento, era una empresa pequeña y desconocida con unos ingresos de un par de miles de millones de dólares. En 2025, OpenAI ha crecido exponencialmente hasta alcanzar los 12.000 millones de dólares de ingresos gracias a su IA generativa de vanguardia, como ChatGPT. Es sólo un ejemplo del tipo de inversiones que realiza G Squared: esta gestora global de fondos de capital riesgo invierte principalmente en cuatro sectores: Movilidad 2.0, Fintech, Saas o Internet de consumo. Gracias a su enfoque de «aterrizar y expandirse», la compañía ha invertido en las primeras etapas de empresas tan conocidas como Airbnb, Uber, Revolut o Spotify, por citar algunas.

Tyson Morgan, socio de G Squared, ha participado recientemente en el primer Foro Altment 360º para hablar de la estrategia de esta firma con sede en Chicago.

¿Cómo es el mercado secundario en la actualidad?

El mercado secundario es grande y está creciendo. Cuando se producen acontecimientos como el Día de la Liberación, en el que hay mucha volatilidad en los mercados públicos en relación con la situación arancelaria, las transacciones en mercados secundarios acaban aumentando en tamaño y volumen, a medida que se cierra la ventana de las OPV debido a la mayor volatilidad. Lo que una ventana cerrada significa en última instancia para el mercado secundario es que vas a tener más participantes dispuestos en el lado de la venta, interesados en discutir una transacción secundaria.

El cierre de la ventana de oportunidad para OPVs puede ser frustrante para cualquiera que busque una salida desde la perspectiva de una empresa tecnológica, pero en realidad crea una oportunidad para nosotros. Y si se trata de la volatilidad o la recesión que podría venir en lo que respecta a los aranceles, lo que vas a encontrar son mejores oportunidades de compra desde una perspectiva de valoración en esos sectores. Como inversor directo secundario, en un entorno como este tratamos de captar un descuento estándar del 20% o más en nombre de nuestros LPs.

¿Cuál va a ser su coto de caza en un futuro próximo?

Los cuatro sectores en los que se centra G Squared son SaaS, Internet de consumo, FinTech y Movilidad 2.0. Vamos a tener cuidado con el grado de exposición que tenemos a nombres de Internet de consumo, venta directa al consumidor y empresas de mercado. Especialmente cuando la economía podría estar entrando en recesión. En su lugar, vamos a centrarnos en negocios resistentes como FinTech y, en particular, SaaS. Dentro del segmento SaaS, las empresas de ciberseguridad son especialmente resistentes, ya que suelen ser el último presupuesto que se ve afectado por una empresa que intenta reducir sus gastos.

¿Cómo se relacionan con las empresas?

Tenemos unos ocho analistas. Casi el 20% de nuestro personal en G Squared se centra simplemente en investigar empresas, encontrar puntos de acceso para esas empresas y, a continuación, supervisar el rendimiento de las empresas en las que invertimos. Lo llamamos «aterrizar y expandirse» («land and expand»): cuando aterrizamos inicialmente en una empresa, es decir, cuando extendemos ese primer cheque, queremos que sea lo más pequeño posible. Si un fondo de G Squared suele tener un tamaño de 1.500 millones de dólares, queremos que ese primer cheque sea de 10 millones o menos. Nuestro equipo de investigación supervisa el rendimiento, lo que significa que observan la tasa de crecimiento, los márgenes brutos y evalúan, en función del sector, la retención neta de dólares, un indicador clave de rendimiento importante para una empresa de software. Y a partir de ahí, estamos creando convicción.

Por lo tanto, si ponemos 35 empresas en una cartera mediante la emisión de cheques pequeños inicialmente, a través de ese proceso de seguimiento, vamos a identificar 10 a 12 empresas que son en última instancia los mejores resultados, y vamos a ampliar en ellos a través de tantas transacciones secundarias de cualquier tamaño. En el momento en que uno de nuestros fondos esté totalmente desplegado, las 10 a 12 mayores posiciones estarán normalmente desplegadas en un 85% aproximadamente. Es nuestra forma de reducir el riesgo de esta clase de activos desde una perspectiva secundaria. Adoptamos un enfoque de renta variable pública para invertir en estas empresas privadas en las que realizamos transacciones con la mayor frecuencia posible, promediando los costes en dólares.

¿Cuántas operaciones realiza a lo largo de un año, frente a cuántas ha investigado previamente?

Me gusta utilizar la analogía del embudo cuando hablo del mercado al que puede dirigirse G Squared. El embudo podría empezar con mil empresas tecnológicas del mundo que encajen en nuestros cuatro sectores. Y a partir de ahí, buscamos empresas que hayan alcanzado una escala o tamaño adecuados. Nos centramos en estas empresas de fase media o avanzada que tienen ingresos de 100 millones de dólares o incluso de 500 millones a mil millones de dólares.

Luego, buscamos empresas de los cuatro sectores que estén creciendo un 50% o más, y después de eso, evaluamos a qué podemos acceder. Así, si empezamos con mil empresas en una lista de observación, cuando ese embudo se estrecha, puede haber 200 empresas que cumplan todos los requisitos, y entonces intentamos acceder a los activos con mejor rendimiento dentro de esa lista reducida. En última instancia, un fondo insignia de G Squared tendrá unas 40 empresas en cartera.

¿Cómo suelen gestionar el proceso de salida?

Las fusiones y adquisiciones han estado muy tranquilas en los últimos tres años, y el mercado de OPV ha estado aún más tranquilo. Lo que hacemos en G Squared para tratar de encontrar liquidez es fabricar nuestra propia salida.

Hemos desarrollado una enorme red de socios de transacciones secundarias. A menudo somos nosotros los que compramos acciones secundarias, pero esta red también es útil desde el punto de vista de la venta, ya que podemos reducir el riesgo o salir completamente de posiciones específicas vendiendo a otros compradores secundarios. Ya lo hemos hecho en cierta medida con nuestro G-squared VI de 2022.

Y luego, en el caso de algunas de las ideas de convicción básica, a medida que la valoración siga creciendo, vamos a reducir el riesgo de esas posiciones y crear liquidez para nuestros LPs. Y todo esto nos lleva a lo que estamos tratando de lograr en G Squared, que es un múltiplo neto de 2 a 2,5 veces en 5 a 7 años. Si un gestor de riesgo tradicional que invierte en empresas en fase inicial tiene una vida del fondo de 12 a 14 años, estamos tratando de lograr un múltiplo 2x en 5 a 7 años. Y luego, en el octavo año, nuestro objetivo es que el fondo esté totalmente distribuido.

Lo que tratamos de lograr en cualquiera de nuestros fondos insignia es desplegar alrededor de dos tercios del capital en secundarias y un tercio en primarias. Los secundarios nos permiten operar a nuestro ritmo y con la mayor frecuencia posible.

Y ahí es donde estamos con G Squared VI. Nuestra cosecha de 2022 tiene un 67% desplegado en secundarios y un 33% en primarios. En ese fondo, más del 40% está desplegado en nombres de SaaS, como OpenAI y Anthropic y xAI. Somos uno de los pocos fondos de los que tenemos conocimiento que tiene cierta exposición a estos tres nombres.

¿Cuáles son las principales ventajas de coinvertir con sus LP?

Nuestros LPs esperan un flujo constante de operaciones de coinversión. Solemos compartir unas seis operaciones de coinversión al año. Tienen la oportunidad de aumentar su exposición en muchas de las empresas que consideramos de mayor convicción y mejor rendimiento dentro de una cartera de G Squared. Lo hacen a su discreción. Tienen acceso a todo el due diligence. Pueden pasar tiempo con miembros del equipo de G Squared para entender la transacción y el negocio y por qué nos gusta. Cuando se produce un evento de liquidez, eso es una distribución. Puede que sigamos invirtiendo aquí, pero ellos reciben una distribución gracias a esa coinversión. Y aparte de querer una vida más corta del fondo, la otra cosa de la que hablan nuestros LPs y sólo globalmente los LPs, es la liquidez. Quieren obtener distribuciones de los gestores con los que han invertido. Ya hemos hecho distribuciones a nuestros LPs desde 2020.

Royal London compra Dalmore Capital, gestora de activos de infraestructura del Reino Unido

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Royal London compra Dalmore Capital gestión infraestructura
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Royal London ha anunciado que la firma de un acuerdo para adquirir Dalmore Capital (Dalmore), gestora de activos de infraestructura con sede en el Reino Unido que con 6.000 millones de libras esterlinas en activos bajo gestión a través de cinco fondos emblemáticos. Según indican sus protagonista, la aprobación definitiva de esta operación aún está sujeto a las pertinentes aprobaciones regulatorias.

Esta compra tiene sentido dentro de la estrategia de Royal London para ampliar sus capacidades en activos privados y ofrecer a sus clientes acceso a una gama más amplia de opciones de inversión que apoyen sus objetivos de jubilación. Como parte de la adquisición, Royal London comprometerá hasta 500 millones de libras para futuros fondos de Dalmore. Tras la finalización, la propiedad de Dalmore Capital y su división de servicios de activos, Resolis, se transferirá a Royal London AM. Por su parte, Dalmore Capital operará como una unidad independiente de infraestructura dentro de Royal London AM.

Respecto a Dalmore, se trata de una firma especializada en inversiones de infraestructura core y core plus a largo plazo. Cuenta con alrededor de 130 activos de infraestructura en su cartera, diversificados en diferentes sectores, principalmente en el Reino Unido, pero también en Europa y Canadá. Actualmente, su cartera posee fuertes credenciales ambientales y sociales positivas. Los activos incluyen el túnel Thames Tideway, así como 24 parques eólicos operativos en el Reino Unido con una capacidad total de 562 MW y una cartera de proyectos hidroeléctricos de flujo natural en Escocia.

Sobre esta compra, Barry O’Dwyer, director ejecutivo del Grupo de Royal London, ha señalado: “Royal London es el proveedor de pensiones personales más recomendado por asesores financieros independientes. Al adquirir Dalmore Capital, podemos ofrecer a nuestros ahorradores de pensiones individuales y de empresas acceso a los retornos estables y a largo plazo que las inversiones en infraestructura pueden potencialmente proporcionar. Además, esto demuestra nuestro compromiso de invertir en activos que apoyen el impulso del Reino Unido hacia el crecimiento económico y un futuro innovador y sostenible”.

Por su parte, Hans Georgeson, director ejecutivo de Royal London Asset Management, ha señalado que “esta adquisición es un hito significativo para ampliar nuestra capacidad en activos privados y así satisfacer las necesidades cambiantes de nuestros clientes. Hay una fuerte compatibilidad estratégica entre ambas empresas y un enfoque en invertir en activos con beneficios sociales y económicos más amplios”. Por su parte, Michael Ryan, director ejecutivo de Dalmore Capital, ha reconocido que la operación «es un fuerte respaldo al equipo de Dalmore, a nuestro historial y a las perspectivas de inversión en infraestructura del Reino Unido”.

Flexibilidad selectiva: claves para navegar la volatilidad en renta fija

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Después de que el impacto de la inflación entre 2021 y 2022 provocara un rápido aumento de los tipos de interés en la mayoría de los mercados desarrollados, los inversores en efectivo y bonos disfrutaron de un estimulante incremento de las rentas gracias al cobro de rendimientos atractivos. 

A pesar del reciente regreso de la volatilidad a los mercados, los bonos siguen ofreciendo revalorización del capital y unas rentas que continúan siendo elevadas. Sin embargo, abrirse camino a partir de ahora puede requerir una habilidad especial debido a la persistencia de la inflación, el aumento de las diferencias en las trayectorias de crecimiento económico entre los países y la divergencia en las respuestas de las autoridades monetarias. Los cambios geopolíticos, agravados por las medidas adoptadas por el presidente estadounidense Donald Trump desde su regreso a la Casa Blanca, suponen otro factor de imprevisibilidad, como ilustra el último episodio de turbulencias en los mercados. Ante esta incertidumbre, ¿cómo deberían reposicionar sus carteras los inversores?

Adaptándose a un contexto macroeconómico estructuralmente diferente

La incertidumbre actual refleja un cambio de régimen estructural al que los inversores deben acostumbrarse. Esta nueva era económica se caracteriza, entre otras cosas, por los siguientes aspectos:

  • un entorno económico menos estable con ciclos más cortos y frecuentes;
  • una inflación más alta y volátil;
  • una mayor rivalidad geopolítica y un aumento de la divergencia a medida que se frena el proceso de globalización y, en algunas áreas, incluso se invierte,
  • y una intervención del Estado y un gasto fiscal estructuralmente más elevados.

Los bancos centrales ya no actúan para aportar estabilidad, ya que se ven atrapados entre la necesidad de contener la inflación y el deseo de no provocar una desaceleración económica que puede ser necesaria para que la inflación vuelva a su objetivo de forma sostenida. Este dilema podría agravarse por el impacto de los aranceles estadounidenses, ya que lo más probable es que los gobiernos no tengan más remedio que aumentar el gasto público. Las decisiones de política monetaria podrían sorprender a los inversores, dada la posibilidad de que los bancos centrales tomen diferentes caminos. Por ejemplo, las importantes repercusiones de los aranceles estadounidenses en la economía europea podrían llevar al Banco Central Europeo a recortar los tipos mucho más de lo que anticipa el actual consenso del mercado. Por otra parte, los datos salariales y de inflación en el Reino Unido pueden malograr los esfuerzos del Banco de Inglaterra por seguir con su ciclo de rebajas de tipos. Aunque sea un riesgo, esta divergencia también brinda una oportunidad de la que pueden sacar partido los inversores.

Mirando más allá del efectivo o los instrumentos individuales 

Aunque los depósitos han observado un buen comportamiento en los últimos años, creemos que, en la actualidad, ante la bajada de los tipos, implican un enorme riesgo de reinversión. A diferencia de lo que ocurre con los bonos, los instrumentos de efectivo no se benefician del repunte en las valoraciones que suelen acarrear los recortes de tipos; además, los ingresos por intereses se ajustan automáticamente a niveles más bajos, lo que sugiere que podría ser tarde para diversificarse con renta fija. Muchos inversores ya han sustituido una parte de sus posiciones en efectivo por bonos de gobierno —varios gobiernos están intentando captar de forma activa a los inversores minoristas— u otros activos refugio. Sin embargo, en nuestra opinión, podrían considerarse otras medidas. Si bien los bonos del Estado nacionales cumplen un papel importante en las carteras, complementar la exposición a un único país con un conjunto diversificado de bonos internacionales de gran calidad puede:

  • mitigar el riesgo de reinversión y contribuir a la protección de las carteras frente a una volatilidad excesiva;
  • diversificar el considerable riesgo de beta asociado a un emisor de un único país, que puede llegar a ser muy notable en un contexto tan incierto como el actual,
  • y permitir captar los rendimientos más altos que puedan ofrecerse en otros lugares.

Adoptando un enfoque flexible en renta fija 

La diversificación selectiva no implica necesariamente tener que asumir una duración o un riesgo crediticio elevados. De hecho, pensamos que, en un entorno incierto, la flexibilidad puede ser la mejor aliada de un inversor en renta fija. En concreto, tenemos razones para pensar que las estrategias de gran calidad sin restricciones suponen una oportunidad interesante para complementar las carteras, ya que tienen una duración media y una exposición al crédito limitadas, al tiempo que aportan diversificación en todo el abanico de países, sectores y temas.

Además, vemos indicios alentadores en cuanto a que las estrategias flexibles de renta fija continúen su tendencia positiva en el divergente universo actual, ofreciendo un amplio margen de protección frente a las caídas y oportunidades de potencial alcista durante las perturbaciones del mercado. Es probable que estos bruscos reajustes se conviertan en una constante de esta nueva era económica.

  • Por ejemplo, en la situación actual, el programa político de la Administración estadounidense podría provocar un aumento estructural de la inflación, una mayor volatilidad, una posible reversión de los flujos de capital globales y una depreciación del dólar estadounidense. En otros lugares, Japón y el Reino Unido parecen haber puesto en marcha una política monetaria que aún no se corresponde con la evolución de sus datos económicos, mientras que la zona euro sigue lastrada por las tensiones políticas en Francia y Alemania, las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda —solo parcialmente compensadas por las medidas fiscales alemanas— y el incesante impacto de la guerra en Ucrania. En cualquier caso, los aranceles estadounidenses y el riesgo de un repunte de las exportaciones chinas hacia mercados fuera de EE. UU. se han convertido en las principales preocupaciones de los responsables políticos y los inversores.
  • Con respecto a las oportunidades, en países como Australia, Nueva Zelanda y Canadá los niveles de deuda pública son bajos, si bien la deuda privada es alta, lo que significa que sus bancos centrales pueden estar mejor preparados para sortear la inestabilidad financiera y ser más sensibles al deterioro del ciclo. Estos mercados podrían ofrecer una rentabilidad total más alta y estable, dado que parten de unos rendimientos elevados y funcionan como «refugios seguros» alternativos.

Conclusión

En nuestra opinión, las inversiones en renta fija deben tratar de cumplir tres objetivos fundamentales: 

  • rentas fiables y recurrentes, con un componente de crecimiento;
  • ampliar la diversificación y la liquidez,
  • y conservar el capital a largo plazo.

En un entorno tan impredecible como el actual, creemos que la mejor manera de lograr esos objetivos es mediante una estrategia más flexible que se oriente hacia un conjunto de oportunidades global y con sólidas medidas de control del riesgo. Bajo nuestro punto de vista, adoptar una mayor flexibilidad en cuanto a duración, distribución geográfica y selección de sectores puede contribuir a la protección tanto de las rentas como del capital en períodos de volatilidad intensa. Por lo tanto, lo consideramos una incorporación valiosa a la mayoría de las carteras, en la medida que mitiga el impacto de la volatilidad de las asignaciones a un solo país o región mediante la diversificación de la exposición a varios ciclos económicos y políticos divergentes. 

En la práctica, en el mercado hay disponible una amplia gama de estrategias sin restricciones, por lo que los inversores deberán asegurarse de que la elegida cumpla con sus requisitos particulares. Ante un entorno incierto, los inversores pueden asignar capital a estrategias de renta fija flexibles que concedan una mayor importancia a la conservación del capital y la liquidez por medio de una mayor participación en una selección de bonos del Estado de gran calidad, pero que, a su vez, ofrezcan la posibilidad de obtener rentabilidades positivas a largo plazo exponiéndose a un amplio conjunto de oportunidades internacionales.

 

Conozca más sobre Wellington en este enlace.

 

Artículo escrito por Marco Giordano, director de Inversiones de Wellington Management.

Conversión de oficinas en residencias, sale & leaseback y recuperación hotelera, los tres motores de inversión en real estate privado en 2025

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Foto cedidaPierre Escande, responsable de Real Estate en UBP

En un entorno marcado por la recuperación de valoraciones y la búsqueda de oportunidades selectivas en activos inmobiliarios, UBP reafirma su estrategia en el segmento de private real estate anunciando coinversiones inmobiliarias en mercados de nicho. Funds Society ha conversado con Pierre Escande, responsable de Real Estate; Kayte Hodgson, especialista de Inversión sénior en el Private Markets Group; y David Disneur, director gerente de Private Markets Solutions, sobre las perspectivas para 2025, las temáticas más atractivas para desplegar capital y el papel estructural del inmobiliario en carteras diversificadas.

¿Cuál es su perspectiva para su clase de activo en 2025? ¿Hay luz al final del túnel?

El sector inmobiliario ha enfrentado importantes obstáculos en los años previos a 2025, impulsados por cambios macroeconómicos, incertidumbre en los mercados y rápidas subidas de los tipos de interés. La valoración de los activos se volvió más difícil en un entorno de menor actividad de transacciones, mientras que las restricciones de liquidez se hicieron más evidentes. Sin embargo, el panorama ya no es tan sombrío: los inversores inmobiliarios están entrando en 2025 con un renovado sentido de optimismo. Se prevé que los tipos en EE. UU. se estabilicen y que la narrativa de “más altos por más tiempo” haya quedado atrás. Si continúa la estabilización de los tipos y se materializa una posible recesión inflacionaria, podría empezar a recuperarse la claridad en la fijación de precios, lo que generaría oportunidades atractivas para los inversores. Los fundamentales del sector inmobiliario siguen siendo sólidos en segmentos como multifamily, industrial y centros de datos, así como en subsectores de nicho como logística y hostelería, respaldados por tendencias estructurales de demanda y sólidos vientos de cola macroeconómicos.

Las valoraciones inmobiliarias están actualmente en mínimos históricos (según el subsegmento). ¿Prevén que la brecha de valoración se reduzca? ¿Qué factores podrían impulsar la recuperación de múltiplos/beneficios?

Esperamos que la brecha de valoración se reduzca con el tiempo, aunque el ritmo variará según el sector y la región. Existen varios factores que podrían sustentar una recuperación tanto de los múltiplos como de los beneficios. La estabilización de los tipos de interés debería favorecer unas mejores condiciones de financiación, apoyando así valoraciones más altas de los activos. Además, un mayor volumen de transacciones que reestablezca las expectativas de precios debería reforzar la confianza de los inversores. Sectores con características atractivas de inversión, como el multifamily e industrial, pueden beneficiarse de aumentos previstos en los alquileres y niveles estables de ocupación. Por último, a medida que regrese la confianza inversora, se debería producir una reasignación de capital hacia el inmobiliario, lo que contribuirá con el tiempo a crear un entorno de mejores valoraciones y mayores oportunidades de financiación.

¿Dónde están buscando actualmente oportunidades para desplegar nuevo capital?

Hemos identificado tres temáticas clave con fundamentos atractivos: la conversión de oficinas en viviendas (OtR, por sus siglas en inglés) en EE. UU., la recuperación hotelera en el sur de Europa, y las operaciones de sale & leaseback (SLB, por sus siglas en inglés) en Europa. Las conversiones OtR permiten a los inversores acceder a un segmento del mercado respaldado por una escasez estructural de vivienda, la necesidad de adaptar antiguos edificios de oficinas infrautilizados a unidades multifamiliares y sólidos incentivos gubernamentales para llevar a cabo estos proyectos. La recuperación hotelera, especialmente en el sur de Europa, se centra en activos hoteleros existentes que, en su mayoría, están obsoletos y requieren inversiones para modernizar sus instalaciones, en un entorno de crecimiento del turismo y escasez de hoteles de calidad. Las estrategias SLB consisten en la adquisición de activos inmobiliarios de alta calidad a propietarios-usuarios que buscan liquidez en un entorno de financiación más restrictivo.

UBP reforzó su división inmobiliaria el año pasado con nuevas incorporaciones y desarrollo de nuevas estrategias. Un año después, ¿cuáles han sido los principales hitos? ¿Qué planes tienen a corto y medio plazo?

UBP mantiene su convicción en la estrategia de Private Real Estate y está comprometido con su enfoque de originar coinversiones inmobiliarias directas en submercados de nicho poco saturados en Europa y EE. UU. para sus clientes. En línea con las tres temáticas mencionadas, ya hemos identificado una oportunidad fuera de mercado en el ámbito OtR. Una vez completado este proyecto, continuaremos aprovechando la amplia red del equipo de Private Real Estate para mantener un flujo constante de coinversiones directas atractivas para nuestros inversores.

UBP ofrece una oportunidad de coinversión en la conversión de oficinas en viviendas en EE. UU. ¿Qué haría que un proyecto así resulte atractivo para los inversores?

Los inversores pueden beneficiarse de una oportunidad poco habitual para invertir en un subsegmento inmobiliario con valoraciones significativamente reducidas, respaldado por una escasez estructural de vivienda en grandes ciudades estadounidenses como Los Ángeles, San Francisco y Nueva York. En esta última, por ejemplo, las regulaciones locales favorables sobre conversiones de oficinas buscan abordar la falta de viviendas. Esto permite que las conversiones avancen con un riesgo mínimo de permisos, exenciones fiscales atractivas y una rápida entrada y absorción en el mercado una vez completadas las primeras unidades. El perfil de flujos de caja predecibles a largo plazo y las favorables características riesgo/rentabilidad de estas inversiones deberían atraer a quienes buscan diversificación hacia una clase de activo más estable.

¿Por qué tiene sentido incluir el sector inmobiliario en una cartera diversificada? ¿Debería haber una asignación estructural al inmobiliario dentro del universo de activos privados?

El inmobiliario ofrece una combinación única de generación de ingresos, apreciación de capital y cobertura frente a la inflación. Su baja correlación con las acciones y bonos cotizados también puede ayudar a reducir la volatilidad global de la cartera, convirtiéndolo en un componente valioso de una estrategia de inversión diversificada. En particular, el inmobiliario privado suele tener una menor volatilidad de precios a corto plazo y, al estar respaldado por activos reales en entornos estructurales y guiados por tendencias, con capacidad de generar flujos de caja previsibles, ofrece estabilidad y resiliencia en momentos de tensión del mercado. En vista de estas características, una asignación al inmobiliario privado, junto a inversiones privadas en crédito, infraestructura y capital, puede ser especialmente beneficiosa.

 

 

Blackstone, KKR y Thoma Bravo: los mayores y más activos inversores de private equity de EE.UU.

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Las inversiones alternativas viven un gran momento de popularidad entre los inversores. Ahora bien, ¿quiénes son las principales firmas que dan acceso a este tipo de inversiones? En el ámbito del private equity la respuesta es Blackstone, KKR y Thoma Bravo, según el informe elaborado por Gain.pro. Su análisis está basado en el valor empresarial total estimado gestionado de las empresas en cartera con sede en EE.UU. 

Su principal conclusión es que Blackstone ha emergido como el mayor inversor en capital privado en EE.UU., gestionando un valor empresarial total estimado de 156.000 millones de dólares. Sin embargo, destacan otros cinco inversores entre los primeros puestos:  KKR (100.000 millones), Thoma Bravo (81.000 millones), Apollo (77.000 millones) y Hellman & Friedman (65.000 millones).

En conjunto, los 100 principales inversores en EE.UU. gestionan un valor empresarial de 2,2 billones de dólares, distribuidos en 3.207 activos. Además, en promedio, estos inversores tienen una cartera con un EBITDA medio de 125 millones de dólares y gestionan 32 empresas cada uno. “En los últimos 6 años, los inversores de este ranking han invertido en 2,5 veces más nuevas empresas en cartera de las que han desinvertido. Específicamente, ha habido 2.685 nuevas inversiones y 1.085 salidas por parte de estos patrocinadores”, apunta el documento en sus conclusiones

Según deja ver el informe, el mercado está bastante concentrado en la parte alta, con los 10 principales inversores representando un tercio del valor empresarial total. A pesar de su tamaño significativo, los autores del documento señalan que el valor empresarial agregado del US 100 representa solo el 4% del mercado de renta variable pública estadounidense, valorado en más de 60 billones de dólares.

Principales tendencias

A nivel geográfico, Nueva York es el mayor centro de operaciones para los inversores del US 100, con un 33% de las sedes centrales, seguida por San Francisco (11%), Boston (9%), Chicago (7%) y Greenwich (6%). Los patrocinadores con sede en EE.UU. gestionan el 85% del valor empresarial total.

El informe destaca que los plazos de tenencia para los inversores del US 100 alcanzaron máximos históricos en 2024, con una mediana de 5,3 años, frente a 4,2 años en 2021. Cabe destacar que el 56% de los activos vendidos en 2024 habían sido mantenidos durante más de cinco años, en comparación con el 37% en 2020.
Por último, los activos de los sectores TMT (Tecnología, Medios y Telecomunicaciones) y Servicios constituyen el 53% de la cartera del US 100. Geográficamente, los activos están concentrados en California (13%), Texas (12%), Nueva York (7%), Florida (6%) e Illinois (6%), siendo los 16 estados principales responsables del 80% de los activos de private equity.

Infraestructuras: un activo que ofrece protección y exposición a macrotendencias

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Las infraestructuras privadas se han consolidado como un pilar esencial en la construcción de las carteras institucionales. Así lo creen en Arcano Partners, que destaca de esta clase de activo una “óptima” combinación de preservación del capital y crecimiento a largo plazo.

Características esenciales 

A diferencia de otros activos, según explica la firma, las infraestructuras “cubren servicios esenciales que sustentan las economías modernas” y cuentan con unas características atractivas para el inversor:

1.- Protección frente a la inflación: Los activos de infraestructuras cuentan generalmente con mecanismos de indexación a la inflación, ya sea a través de marcos regulatorios o contratos de largo plazo. 

2.- Flujos de caja estables y predecibles: Los ingresos se generan por la prestación de servicios esenciales cuya demanda es inelástica y están respaldados por contratos de largo plazo o situaciones monopolísticas. Incluso, en escenarios económicos adversos, estos activos suelen mantener su capacidad de generación de caja y distribución de rentas. 

3.- Baja volatilidad: A diferencia de los mercados líquidos, las infraestructuras privadas han experimentado históricamente menores caídas y volatilidad, convirtiéndose en una opción óptima de cara a dotar de mayor estabilidad a la cartera. 

4.- Diversificación y descorrelación: La baja correlación de las infraestructuras con la renta variable y la renta fija la hacen especialmente atractiva para los inversores. Esta demostrado que contar con activos de infraestructuras mejora su rendimiento y reduce la volatilidad. Arcano da un ejemplo: el ratio de sharpe de las inversiones en infraestructuras, que mide la rentabilidad ajustada al riesgo, se sitúa en el 1,15 entre los años 2004 y 2023, superando a la mayoría de los activos tradicionales.

5.- Rentabilidad atractiva con potencial de revalorización: La inversión en infraestructuras ofrece, al menos, retornos comparables a la renta fija, pero con la posibilidad adicional de apreciación del capital y, por lo tanto, de un mayor retorno de la inversión. Este factor, unido a la protección contra la inflación, sitúa a las inversiones en infraestructuras en una posición privilegiada dentro de la frontera eficiente de las carteras a largo plazo, especialmente en el contexto macroeconómico actual de incertidumbre. 

Tendencias en infraestructuras

Según Arcano, el sector de las infraestructuras acoge tres industrias clave que actualmente consideran que tienen un papel destacado.

1.- Transición energética: Se ha convertido en un componente fundamental dentro de la cartera de cualquier inversor en infraestructuras, según la firma. Incluye la generación eólica, solar e hidráulica, pero también otros componentes como el almacenamiento eléctrico, la transmisión eléctrica, los combustibles limpios como el hidrógeno o las tecnologías para mejorar la red.

En Arcano explican que los objetivos de descarbonización y la creciente necesidad de seguridad energética están transformando el sector a escala global. También, que los inversores institucionales continúan apostando por esta clase de activo por su retorno y por sus compromisos con los objetivos de sostenibilidad. 

La firma destaca que el sector ha experimentado un ajuste en sus valoraciones como consecuencia de los cambios macroeconómicos. “La subida de los tipos de interés y las presiones inflacionistas han afectado a los proyectos menos maduros y a las plataformas de desarrollo”, explican, pero también apuntan que el consenso del mercado percibe este reajuste de valoraciones como una interesante oportunidad de entrada en el sector, debido a que los fundamentales siguen siendo sólidos.

2.- Infraestructuras digitales: Han pasado de ser un nicho de mercado a un componente fundamental de la economía moderna. Incluyen los centros de datos, las redes de fibra óptica, las torres de telecomunicaciones e infraestructuras que soportan tecnologías como el 5G, el Internet de las Cosas (IoT) o la inteligencia artificial. 

Durante el periodo de bajos tipos de interés, las valoraciones del sector alcanzaron niveles muy elevados, según reseña la firma, aunque a partir de 2023 el sector “se estabilizó” gracias a una mayor disciplina inversora. “A medida que los tipos comenzaron a aumentar, los inversores pusieron un mayor énfasis en los fundamentales del sector, al ser más conservadores en las perspectivas de crecimiento, a juicio de los expertos de Arcano. Con estas premisas, “los activos estabilizados y en operación con flujos de caja estables mantienen valoraciones muy atractivas mientras que los proyectos en desarrollo se valoran de forma más conservadora”. 

En Arcano concluyen que el apetito inversor en infraestructuras digitales se mantiene robusto a largo plazo, al ofrecer una atractiva combinación de crecimiento, estabilidad y alineación con la transformación que está viviendo la economía global. 

3.- Transporte y logística: Son piezas clave en el funcionamiento de las economías, tanto globales como regionales. Acoge activos como autopistas de peaje, puentes, aeropuertos, ferrocarriles, puertos y terminales de carga. Facilitan el comercio y la movilidad y suelen estar respaldados por concesiones a largo plazo o ingresos regulados. 

Arcano apunta que en los últimos años se ha visto afectado por un entorno volátil: tras el impacto en los volúmenes de transporte derivado de los confinamientos durante la pandemia por el covid, la situación ha recuperado tracción, con una estabilización del tráfico en autopistas y una casi recuperación total de los viajes aéreos.

Pero el contexto actual plantea desafíos al sector, debido a la reestructuración industrial y el encarecimiento energético que desemboca en una relocalización de la producción y, por lo tanto, en nuevas dinámicas del comercio mundial.

Las valoraciones han resistido gracias a que los ingresos están indexados a la inflación y a la extensa vida útil de los activos. Pero la firma observa una mayor volatilidad en las valoraciones, en función del tipo de activo, su ubicación geográfica y la duración restante de los contratos. 

Sin embargo, creen que las perspectivas para 2025 son “alentadoras” porque la firma espera una reactivación en el volumen de transacciones y un renovado interés por parte del sector público en colaborar con inversores privados mediante esquemas de colaboración público-privada. 

Por lo tanto, “el sector de transporte y logística continúa ofreciendo a los inversores de largo plazo una combinación atractiva de rentabilidad ajustada al riesgo, cobertura frente a la inflación y exposición directa a la economía real”.

«Vemos apetito por los activos alternativos porque hay muchas inversiones que no llegan a los mercados públicos»

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Foto cedidaJulio Martín-Simo, responsable de la gama de fondos ilíquidos de A&G Global Investors.

Julio Martín-Simo, responsable de la gama de fondos ilíquidos de A&G Global Investors, admite que, bajo Global Investors, A&G ha logrado en el escaso tiempo que lleva de andadura transmitir que dedicarse a un perfil para cliente institucional revierte de manera positiva en nuevos clientes de los family offices o de alto patrimonio. La firma tiene planes para crecer y de dimensionar el equipo en función de ese mayor tamaño previsto. También, reforzar las áreas en las que está actualmente centrada: inmobiliario, transición energética y buy out en private equity.

¿Qué valoración hace de estos primeros meses de andadura de A&G Global Investors?

Realmente, Global Investors está haciendo algo que ya venía haciendo hace tiempo, pero hemos querido reforzarlo bajo una sola marca para transmitir su operativa de una mejor manera al mercado. Global Investors robustece las capacidades institucionales en gestión de activos de A&G. Tenemos dos ramas principales de actividad, dentro de la gestión de activos: una, de activos cotizados y líquidos, donde desarrollamos estrategias en renta fija, renta variable, etcétera. Y otra, de activos alternativos, donde estamos muy enfocados en tendencias estructurales. Desde esa perspectiva, hemos reforzado lo que hemos hecho hasta ahora y vemos una buena acogida por parte del inversor institucional, además de una mejor transmisión del mensaje. De tal manera, que se percibe que tener un perfil dedicado a la gestión de activos para el cliente institucional revierte de manera positiva en el cliente más de family office o de alto patrimonio. 

¿Van a entrar en alguna área hasta ahora inédita en su estrategia empresarial?

Estamos muy enfocados en nuestras tres verticales en gestión alternativa. Por recapitular, hacemos inversión inmobiliaria, también operaciones en transición energética y en buy out a través de private equity. En inmobiliario, estamos centrados en lo que llamamos el segmento “residencial 2.0”. Es decir, dar soluciones flexibles al problema de la vivienda en España, con alternativas como residencias de estudiantes, co living, senior living o la construcción para venta o alquiler. En transición energética, enfocamos las inversiones tanto por tecnología como por infraestructuras, con dos equipos dedicados a cada uno de esos verticales y con fondos  con un mandato específico para cada uno de ellos. Finalmente, inversiones en compañías buy out en private equity a través de gestoras de reconocido prestigio internacional, tanto en el segmento de megacaps, como en pequeñas y medianas compañías en Estados Unidos, donde estamos lanzando un nuevo vehículo. 

¿Cómo es la inversión en transición energética?

En transición energética invertimos de manera directa. En tecnología, miramos compañías europeas que fomentan la descarbonización como la independencia energética y fundamentalmente los sectores de generación de energía, movilidad, o industriales. Son compañías “ronda serie B”, es decir, tienen una tecnología probada que funciona, pero que necesitan una aceleración comercial. Respecto a las infraestructuras, invertimos en activos que generan energía limpia. Dentro de esta vertical, nos parece interesante el alquiler de terrenos a instalaciones de energías renovables. Nuestra exposición se desarrolla a través de una plataforma que agrega las rentas procedentes de estos alquileres. Hasta ahora, no se ha hecho mucho, pero vemos un valor interesante, puesto que es un activo defensivo, de calidad. Se trata de comprar los terrenos que cuentan con instalaciones fotovoltaicas o aerogeneradores y recibir el alquiler que el operador de renovables tiene que abonar. Esta actividad está muy fragmentada en España, porque hay muchos pequeños propietarios. Se trata de ir agregando terrenos con alquileres en vigor a esta plataforma, para darle tamaño y, tras dar escala a esa plataforma, venderla a un inversor institucional por su perfil de generación de cash flow o de dividendos. Se trata de un activo con un volumen de rentas elevado y predecible porque proceden de contratos a largo plazo y vinculados a la inflación. Además, cuenta con el aliciente adicional de que el inquilino -es decir, el operador de la instalación energética- es difícil que se mude. Lanzamos esta plataforma a principios de diciembre y hemos conseguido darle una escala significativa: 140 parcelas en una sola transacción. A la hora de desinvertir, se trataría de una inversión value add en, como mucho, ocho años.

¿Cuántas personas forman el equipo de A&G Global Investors?

En el equipo de inversiones de estos tres verticales somos entre 20 y 25 personas. Estamos creciendo y tenemos un objetivo ambicioso de aumentar los activos bajo gestión y de dimensionar los equipos de manera adecuada. En el total de Global Investors tenemos 1.500 millones de euros bajo gestión y en la parte de alternativos, por encima de los 500 millones de euros. Queremos seguir creciendo. 

¿Dónde ven más oportunidades?

Realmente, los tres verticales en los que estamos son tendencias estructurales. Hay que tener en cuenta que en inmobiliario hay una gran divergencia entre demanda y oferta. Nuestra visión es dar una solución a ese problema a través de la flexibilidad, es decir, intentar que parte de esa demanda encuentre un formato que se adapte a sus prioridades sin competir por el producto existente. Por el lado de transición energética hay una oportunidad clarísima, no sólo por la descarbonización, sino también por el lado de la seguridad e independencia energética de Europa, y también de España. En Europa no hay hidrocarburos y no podemos depender de socios que no son regímenes democráticos. Incluso, últimamente nos estamos dando cuenta que algunos socios tradicionales, no cuentan con una situación política ideal. Europa es consciente ya de que debe diversificar las fuentes de suministro y, dentro de ellas, hay energías que son abundantes tanto en Europa y, sobre todo, en la península Ibérica como es la solar. En un contexto de nuevas tecnologías, como pueden ser baterías o combinación de solar, hidráulica y fotovoltaica, etcétera, puede dar la garantía de suministro sin tener que depender de condiciones meteorológicas o de la hora del día en la que se esté generando la electricidad. Finalmente, en buy outs, creemos que el mundo de la inversión en gestoras más de nicho sobre todo en países como Estados Unidos, es una tendencia que vemos y que los clientes nos demandan. 

¿Cómo es la inversión que hacen en buy out?

Estamos lanzando un vehículo que va a invertir en el segmento de compañías de pequeña capitalización en Estados Unidos -gestoras de fondos de private equity que tienen vehículos de 1.500-2.000 millones bajo gestión, lo que aquí en Europa sería una gestora relativamente grande-, pero son muy especializados, muy de nicho. Hacen uno o dos sectores, pero con la particularidad de que los retornos son muy buenos históricamente. Eso sí, hay que conocerlos muy bien, porque ellos tienen su propio público de inversores en Estados Unidos y nunca se han planteado salir de allí para conseguir capital europeo o asíático. Además, muchas veces esos vehículos están sobresuscritos y hay que tener una relación especial para que esos inversores te abran las puertas para invertir. Este es un producto muy diferencial en España. 

Hablando del contexto de los tipos de interés, teniendo en cuenta que dos de vuestras verticales dependen del coste de capital como son el inmobiliario y las infraestructuras, ¿cómo les afecta el actual contexto de política monetaria?

Nosotros invertimos en vehículos que tienen una duración amplia, unos siete u ocho años. Lo importante es la estabilidad, que no haya grandes cambios. Desde ese punto de vista, sí que hemos visto que, después de unos años con subidas muy rápidas de tipos, el escenario se ha estabilizado, con cierta tendencia a la baja. Como gestor, esto da visibilidad y permite que se puedan adaptar mejor los modelos de negocio. Como gestores activos que somos, monitoreamos la situación, pero tiene más peso la tendencia estructural de varios años que la coyuntura de qué va a hacer la Reserva Federal o el BCE en el próximo trimestre. Eso sí, hay una oportunidad ahora. Somos inversores de largo plazo y debemos tener un cierto colchón de financiación, y también es verdad que nuestros equipos son muy creativos en términos de estructuración de las operaciones y búsqueda de mecanismos de protección, pero lo que estamos viendo en general es una disposición de los bancos de dar financiación a niveles atractivos. Teniendo esto en cuenta, nosotros no somos partidarios de apalancar al extremo las operaciones.

Dentro del venture capital, ¿dónde ven más operaciones? ¿Europa presenta oportunidades?

No somos generalistas dentro del venture capital. Aquí nos ceñimos al negocio de transición energética. Además, invertimos en Series B, no vamos al segmento seed o a pre seed. Somos especialistas en transición energética con un componente growth, con equipos que han sido prácticamente pioneros en este segmento: nuestro equipo gestor lleva más de 15 años invirtiendo en este tipo de compañías de transición energética, tanto desde el software como desde el hardware. Vemos valoraciones más normalizadas y que se prima la calidad, hay una mayor exigencia de visibilidad, planes de negocio realistas y sobre todo ir a tecnologías que se puedan aplicar en un plazo temporal relativamente razonable, de unos cinco o siete años ya con una escala comercial significativa. Adicionalmente, somos un inversor estratégico industrial en transición energética. Me explico: tenemos en nuestros fondos compañías industriales que usan una inversión en nuestros vehículos como una extensión a sus capacidades de I+D; les complementamos con las compañías que vemos en Europa que pueden tener un ángulo para sus procesos productivos. Hacemos reuniones recurrentes con ellos, entendemos sus necesidades concretas, sus desafíos en la descarbonización o la transición energética. Eso es algo que, frente a otros inversores en transición energética, sí que nuestros inversores o el mercado nos está diciendo que es diferencial. 

¿Cuánto deben suponer los alternativos en la cartera de un inversor de perfil medio?

Más que un porcentaje estricto, hay que tener en cuenta las necesidades de liquidez del inversor, su horizonte temporal, el perfil de ese inversor… Es verdad que vemos apetito por activos alternativos porque hay muchas inversiones que no llegan a los mercados públicos, y en segundo lugar hay cada vez más inversor que quiere ver un impacto directo de su dinero en ciertas temáticas que creen que a través de un activo alternativo están más cercanos al activo, Además les da la posibilidad de coinvertir en alguna de las inversiones que tenga ese vehículo. Lo que es imposible a través de los mercados cotizados. 

¿Últimamente los clientes les piden algo distinto que en años anteriores?

Antes, hacer un compromiso en un fondo sin tener todavía mucha visibilidad en los activos en los que se iba a invertir se producía más recurrentemente: sobre una presentación o unos planes de negocio ya se invertía. Hoy en día el inversor exige más visibilidad, que le cuentes la tesis de inversión desde las actuaciones que vas a hacer, se va casi a tocar los activos que están contenidos en esos fondos. Ahora, tienes que ir con una parte del pipeline más atada. Son más exigentes a la hora de reducir el riesgo de comprometerse a un vehículo donde no están claras las operaciones que se van a realizar. Esto es un cambio en la industria: el cliente no quiere tanto que le cuentes un vehículo sino dónde vas a invertir ese vehículo y casi con ejemplos concretos.

¿Qué aconseja a los inversores que aún no se han acercado al mundo de los alternativos y que están contemplando ahora la posibilidad de entrar?

Hay que ponerse en manos de un experto financiero, que entienda sus necesidades de liquidez, su horizonte temporal… y las particularidades de este tipo de activos. Es decir, asesorarse y saber que conoce bien el activo.

¿Punto de inflexión en el activo refugio por excelencia? La rebaja del rating a EE.UU. y su impacto en los mercados financieros

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La reciente decisión de Moody’s de rebajar la calificación crediticia de la deuda soberana de Estados Unidos de Aaa a Aa1 marca un nuevo hito en la percepción del riesgo asociado al mayor emisor de deuda del mundo. Aunque no es la primera agencia en hacerlo —Standard & Poor’s lo hizo en 2011 y Fitch en 2023—, la decisión de Moody’s tiene un peso simbólico y técnico considerable, al cerrar el consenso entre las tres grandes agencias de calificación. Este movimiento no solo refleja una creciente preocupación por la sostenibilidad fiscal estadounidense, sino que también plantea interrogantes sobre el futuro del dólar y los Treasuries como activos refugio en tiempos de incertidumbre.

La rebaja se fundamenta en un deterioro estructural de las cuentas públicas. El déficit fiscal estadounidense ha superado los 2 billones de dólares anuales, lo que representa aproximadamente un 6,3% del PIB, una cifra insostenible en un contexto de tipos de interés elevados. La deuda nacional, por su parte, ha alcanzado los 36 billones de dólares, y la carga por intereses se ha convertido en una de las partidas más abultadas del presupuesto federal. A esto se suma una creciente parálisis política que impide la adopción de reformas fiscales estructurales. Moody’s advierte de que la falta de consenso político para abordar estos desequilibrios compromete la capacidad del país para responder a futuras crisis económicas o financieras.

La reacción de los mercados ha sido moderada, pero significativa. Los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años han superado el 4,5%, mientras que los de 30 años han alcanzado el 5% por primera vez desde 2023. Aunque parte de este movimiento puede atribuirse a expectativas de inflación y política monetaria, la rebaja de rating ha añadido una prima de riesgo que no se observaba desde hace más de una década. 

Más allá del impacto inmediato, la pregunta clave es si esta rebaja marca un punto de inflexión en el papel de la deuda estadounidense como activo refugio. Históricamente, los Treasuries y el dólar han sido los destinos preferidos de los inversores en momentos de aversión al riesgo. Esta confianza se ha basado en tres pilares: la estabilidad institucional de EE.UU., la profundidad y liquidez de sus mercados financieros, y el estatus del dólar como moneda de reserva global. Sin embargo, estos fundamentos comienzan a mostrar fisuras. La creciente polarización política, la falta de disciplina fiscal y el aumento de alternativas en los mercados internacionales —como la deuda soberana europea, el oro o incluso monedas como el franco suizo— están llevando a algunos inversores institucionales y bancos centrales a reconsiderar sus estrategias de asignación.

En este contexto, se observa una tendencia incipiente hacia la diversificación de reservas. Países como China, India o Arabia Saudí han incrementado su exposición a activos no denominados en dólares, mientras que el oro ha recuperado protagonismo como reserva de valor. Aunque el dólar sigue representando más del 58% de las reservas globales, esta cifra ha descendido desde niveles superiores al 70% hace dos décadas, lo que sugiere una erosión lenta pero constante del billete verde.

A corto plazo, es poco probable que se produzca una sustitución abrupta del dólar o de los Treasuries como activos refugio. La economía estadounidense sigue siendo una de las más grandes del mundo, y sus mercados financieros, los más líquidos y profundos. Sin embargo, la rebaja de Moody’s actúa como una señal de advertencia: la confianza no es un activo inmutable. Si no se abordan los desequilibrios fiscales y no se recupera la estabilidad institucional, el coste de financiación para EE.UU. podría aumentar estructuralmente, y con ello, el atractivo de sus activos podría disminuir.

En definitiva, la rebaja de rating no es un evento aislado, sino un síntoma de desequilibrios persistentes que ya no pueden ignorarse. Aunque Estados Unidos conserva ventajas estructurales que lo mantienen en el centro del sistema financiero global, la percepción de riesgo ha cambiado. Para los inversores, esto implica la necesidad de reevaluar sus estrategias de asignación en renta fija, divisas y activos refugio, en un entorno donde lo que antes era incuestionable comienza a ser objeto de debate.

Tribuna de Iratxe Oria, directora de Inversiones de CBNK Gestión de Activos.

El 70% del patrimonio asesorado en España por EAFs y EAFN corresponde a la modalidad de asesoramiento independiente, según la CNMV

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Foto cedidaValentín Pich, Paloma Marín e Íñigo Peña.

El Consejo General de Economistas de España (CGE) –a través de su órgano especializado en asesoramiento financiero EAF-CGE– ha celebrado el III Encuentro de Empresas de Asesoramiento Financiero (EAFs) y Empresas de Asesoramiento Financiero Nacional (EAFN), con la asistencia de más de 60 representantes de EAFs y EAFN registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En la jornada se ha destacado la importancia de las EAFs y EAFN para acompañar a los ahorradores en su proceso de convertirse en inversores activos, resaltando las ventajas que esto aportara a la economía en general. En este sentido se ha destacado la función de los asesores financieros independientes como facilitadores de fuentes de inversión alternativas, contribuyendo así a un desarrollo económico más dinámico y diversificado del mercado de capitales.

En la apertura del encuentro han participado el presidente del Consejo General de Economistas de España (CGE), Valentín Pich; la vicepresidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Paloma Marín –quien ha impartido la conferencia inaugural–, y el presidente de EAF-CGE, Íñigo Peña. 

En su exposición, Marín ha mostrado su apoyo a las EAFs y EAN y ha señalado que “uno de los objetivos que nos hemos marcado en nuestro mandato es reforzar la apertura de la institución a la sociedad, en general, y a los distintos participantes en el mercado de capitales, en particular. La CNMV no solo debe monitorizar los sectores que supervisa sino también apoyarlos en su crecimiento y desarrollo”. Marín también ha manifestado que “en la CNMV consideramos que el asesoramiento financiero, especialmente en su modalidad independiente, es uno de los servicios de mayor valor añadido para el cliente. No solo aporta claridad y confianza, sino que desempeña un papel clave en la transformación de los ahorradores en verdaderos inversores”. En este sentido ha manifestado que aproximadamente el 70% del patrimonio asesorado por las EAFs y EAN corresponde a asesoramiento independiente.

En su intervención, el presidente de los economistas, Valentín Pich, tras agradecer la participación de la vicepresidenta de la CNMV en este encuentro, ha destacado la relevancia del asesoramiento financiero prestado por profesionales independientes, como las EAFs y EAFN, que ya llevan 16 años desde su regulación. Según Pich, “estas entidades independientes, evaluadas y supervisadas por la CNMV, y con intereses alineados con los de sus clientes, son una garantía para asegurar la protección de los inversores”. Pich ha insistido en que hay que poner en valor el servicio que prestan estas entidades: “Es importante destacar el servicio que brindan estas entidades y, por ello, desde el Consejo General de Economistas se trabaja para potenciar la actividad del asesoramiento financiero y para ayudar en el cumplimiento de la normativa, bastante extensa por otra parte, con el objetivo de fortalecer la confianza de los inversores en el sector financiero”.

Por su parte, el presidente de EAF-CGE, Íñigo Peña, ha valorado de forma muy positiva la intervención de la vicepresidenta y el apoyo mostrado a las EAFs y EAFN. En este sentido ha manifestado que “el respaldo expreso que la vicepresidenta ha manifestado hoy hacia las EAF representa un impulso fundamental para el sector y nos motiva a seguir desempeñando nuestra labor con la rigurosidad y profesionalidad que hemos mantenido desde la creación de las EAFs hace más de 16 años”. Según el presidente de EAF-CGE, “el hecho de que la CNMV considere al asesoramiento independiente como uno de los servicios de mayor valor añadido para el cliente refleja el perfecto conocimiento que el supervisor tiene sobre la realidad actual del asesoramiento financiero en España».

El director general del Fondo de Garantía de Inversiones (Fogain), Ignacio Santillán, que ha intervenido tras la vicepresidenta de la CNMV, ha insistido en “la importancia de que los inversores inviertan a través de entidades autorizadas, reguladas y supervisadas”, y ha añadido que “la cobertura del Fogain es un instrumento de protección del inversor y de promoción de la confianza en las entidades”.

Ana Mª Martínez Pina, asesora de EAF-CGE y socia de Regulatorio Financiero y Seguros en Gómez-Acebo&Pombo, que ha participado en la mesa sobre novedades normativas, ha repasado el marco regulatorio en el sector y ha incidido en que “la Unión de Ahorros e Inversiones, (SIU) aprobada por la Comisión de la UE, persigue lograr un mayor acceso del ahorrador minorista a los mercados de capitales, y la aparición de nuevos productos financieros. Ello puede suponer un estímulo para el sector del asesoramiento financiero. A esto se suma el proceso de simplificación normativa que ya ha iniciado la Comisión”. Por su parte, la secretaria técnica de EAF-CGE, Victoria Nombela, ha informado sobre la recién aprobada Circular 2/2025, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, que incrementa la información que deben reportar las EAFs y EAFN a la CNMV.

Inteligencia artificial

Tras las intervenciones, se ha celebrado una mesa redonda en torno a los retos de la inteligencia artificial y su papel en la evolución del asesoramiento financiero. En la misma han participado Iñaki Arrola, socio fundador de K-Fund; Eva Ballester, consultora externa y vicepresidenta del Registro de Economía y Transformación Digital (ReDigital-CGE); Elena Barrasa, directora financiera de Grupo Rioja Alta, S.A; y Josechu Carballedo, socio fundador de Neo Inversiones Financieras EAF, SL.

Como moderador ha actuado Peña. Durante el debate, se han puesto de manifiestos los retos y oportunidades que puede ofrecer la IA a la actividad de asesoramiento, así como su potencial para facilitar procesos que permitan a los asesores centrarse en lo más importante: atender a sus clientes. Además, se ha propuesto la creación de un grupo de trabajo en colaboración con el órgano especializado ReDigital-CGE a propuesta de su vicepresidenta, Eva Ballester.

El riesgo fiscal regresa: Moody’s y la realidad del déficit

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Imagen creada con IA

La reacción del mercado al recorte de calificación crediticia de EE. UU. por parte de Moody’s fue sorprendentemente contenida. La agencia rebajó la nota de Aaa a Aa1 el viernes 16 de mayo tras el cierre, con perspectiva estable. Aunque es la última de las tres grandes en hacerlo —tras S&P en 2011 y Fitch a mediados de 2023—, la rebaja llega en un momento en el que la situación fiscal del país se ha deteriorado notablemente, validando el diagnóstico.

El déficit presupuestario ronda ya el 7% del PIB, en un contexto paradójico de fuerte crecimiento económico y pleno empleo. Desde 1950, y salvo episodios excepcionales como la crisis subprime o la pandemia de COVID-19, el gasto público estadounidense no había superado el 5,5% del PIB. La indiferencia del mercado contrasta con la fuerte reacción que provocó el recorte de S&P en 2011, que coincidió con tensiones en Europa, conflictos por el techo de deuda y el inicio de un mercado bajista con caídas cercanas al 20% en el S&P 500.

Hoy, el debate sobre la sostenibilidad fiscal se ha normalizado. Sin embargo, la preocupación de fondo se mantiene: tanto la administración Biden como la de Trump han mostrado una generosidad fiscal inusitada. Desde 2021, se han aprobado paquetes de estímulo por valor de varios billones de dólares, entre ellos el Plan de Rescate Estadounidense ($1,9 billones), la Ley de Infraestructura ($1,2 billones), la IRA (Reducción de Inflación) y la Ley de Chips y Ciencia.

El mercado de bonos emite señales de alerta

Tras el punto álgido de la guerra comercial el pasado 2 de abril, comienza la fase más “amable” de la agenda Trump 2.0: recortes fiscales, gasto público y desregulación. Pero el mercado de deuda ya lanza advertencias sobre los riesgos del relajamiento fiscal.

La reciente subasta de bonos a 20 años reveló tensiones claras: el tipo de adjudicación superó el 5% (máximo desde octubre de 2023), con una ratio de cobertura de 2,46, la más baja desde febrero, y 0,9 desviaciones estándar por debajo de la media anual. La rentabilidad del T-bond a 10 años, cerca del 4,6%, refleja esta preocupación por el deterioro fiscal.

Según Moody’s, el mayor problema es la incapacidad estructural del Congreso y de las sucesivas administraciones para acordar medidas que estabilicen el déficit. Con el gasto en prestaciones sociales en aumento y los ingresos estancados, los déficits estructurales seguirán agravándose en la próxima década.

De acuerdo con la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), el endeudamiento seguirá creciendo, lo que implica una doble amenaza: presión sobre el coste de financiación del Tesoro y deterioro en las valoraciones de activos financieros, especialmente en renta variable.

Valoraciones exigentes y prima de riesgo en mínimos

El mercado de acciones no es ajeno a estos desequilibrios. La prima de riesgo del equity estadounidense ha vuelto a mínimos de 20 años, mientras que el PER a 12 meses se sitúa por encima de 21x. Estas métricas sugieren que el mercado está descontando un escenario optimista en beneficios, tipos de interés y estabilidad fiscal.

 

Esta semana, como se esperaba, aunque de forma más ajustada de lo previsto, la Cámara de Representantes aprobó la ley de reconciliación presupuestaria, que ahora pasa al Senado. El objetivo es que llegue al escritorio del presidente antes del receso estival y, preferiblemente, antes del 4 de julio. Aunque se prevén ajustes al texto, la propuesta actual incrementaría el déficit en 3 billones de dólares en los próximos 10 años, según el Comité para un Presupuesto Federal Responsable.

Trump 2.0: ¿impulso para la bolsa o riesgo para el bono?

Entramos de lleno en la fase expansiva de la agenda económica republicana: menos regulación, menor carga fiscal e impulso al gasto. Pero el efecto neto sobre los mercados es incierto. Aunque los recortes de impuestos podrían favorecer los beneficios empresariales, los tipos más altos necesarios para financiar ese desequilibrio pueden ejercer presión sobre los múltiplos.

El Senado aprobará probablemente una versión diluida de la reconciliación, lo que permitirá avances en la agenda, pero sin disipar el riesgo de mayor endeudamiento y sin garantizar la aprobación, que pasa por un texto del agrado de ambas cámaras. La sostenibilidad de las finanzas públicas está nuevamente en el centro del debate político y financiero.

La Reserva Federal, último respaldo

A pesar de todo, EE. UU. sigue gozando de una posición privilegiada. Su deuda se emite en la divisa de reserva global, el dólar, y la Reserva Federal actuaría si la solvencia del país se viera comprometida. El mercado de T-bonds sigue siendo la referencia dominante: representa el 53% del índice global de deuda pública de Bloomberg, frente al 17% de los bonos soberanos europeos.

La profundidad, liquidez y escala del mercado estadounidense lo hacen, por ahora, insustituible. El dictamen del Tribunal Supremo respecto a la imposibilidad de Trump para despedir a Jerome Powell debe mitigar la preocupación de los bonistas al reforzar los principios del estado de derecho y de “controles y contrapesos”.

El mercado de bonos de EE. UU. es diez veces mayor que el mercado de deuda pública de Alemania, y ninguna alternativa ofrece el mismo grado de liquidez o seguridad percibida.

Conclusión: entre el estímulo fiscal y las dudas de sostenibilidad

Mientras que los estímulos fiscales apuntalan la narrativa de crecimiento y mercado alcista, el coste de financiar ese impulso podría volverse insostenible si no se acompaña de una consolidación creíble a medio plazo. Con una Fed que solo actuaría tras confirmar señales de desaceleración o caída de la inflación, es probable que el T-bond se mantenga en el rango del 4% – 5% hasta que el ciclo se debilite con claridad. El repunte en la TIR del bono impulsa la desescalada en materia tarifaria, incrementando la probabilidad de nuevos acuerdos comerciales con EE.UU.

El reto ahora es doble: aprovechar la oportunidad de estímulo sin poner en riesgo la credibilidad fiscal del país. El mercado observa con atención si esta vez el déficit encontrará límites reales.