Trump y la estrategia comercial: negociaciones, incertidumbre y riesgos
| Por Romina López | 0 Comentarios

Donald Trump ha retomado una postura agresiva en el ámbito comercial, extendiendo ligeramente el plazo para negociar, pero anunciando nuevos aranceles significativos, lo que ha generado preocupación en los mercados internacionales. La fecha límite inicial para la suspensión de los aranceles recíprocos, fijada para el 9 de julio, fue postergada al 1 de agosto tras una aparente intervención del secretario del Tesoro, Scott Bessent, aunque Trump afirmó que la nueva fecha era “firme, pero no 100% firme”.
La administración estadounidense comunicó la aplicación de aranceles que oscilan entre el 25% y el 40% a países como Japón, Corea del Sur, Malasia, Tailandia, Bangladés y Sudáfrica. Además, se mencionaron tasas potencialmente mucho más elevadas, alcanzando el 50%, sobre exportaciones brasileñas como el cobre, en respuesta al proceso judicial contra Jair Bolsonaro, y tasas extremas de hasta un 200% para ciertos medicamentos. Estos últimos han sido justificados oficialmente por razones de seguridad nacional y manifestaciones políticas.
Esta nueva ola de medidas proteccionistas se basa, en parte, en investigaciones realizadas bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que incluyen sectores críticos como semiconductores, medicamentos, madera y metales, con la intención de implementar gradualmente aranceles adicionales hasta diciembre de este año. Paralelamente, también se anunciaron gravámenes del 20% a Filipinas y del 30% a países como Irak, Libia, Argelia y Sri Lanka, profundizando aún más la incertidumbre global.
Impacto económico y mercado doméstico
Según estimaciones recientes del Yale Budget Lab, estos incrementos han elevado la tasa media efectiva de aranceles en Estados Unidos hasta el 17,6%, el nivel más alto desde 1934. Esto implica un impacto directo sobre los precios al consumidor, estimado entre el 1,5% y el 1,7%, equivalente a un coste adicional aproximado de 2.300 dólares por hogar estadounidense.
Aunque ya se han alcanzado algunos acuerdos informales (no jurídicamente vinculantes) con China, Vietnam y el Reino Unido, el mercado permanece atento a las negociaciones pendientes con India y la Unión Europea, así como a la posibilidad de una eventual renegociación del tratado comercial USMCA, cuyos aranceles podrían incrementarse del 25% al 35%.
Percepción de los mercados y estrategias geopolíticas
A pesar del aumento en el indicador de incertidumbre comercial de Bloomberg, los inversores parecen seguir confiando en la tesis “TACO” (Trump Always Chickens Out), interpretando estos anuncios más como una táctica agresiva de negociación que como un preludio de una guerra comercial total. Esta percepción de los mercados podría estar subestimando la posibilidad de un accidente político o económico, especialmente considerando el carácter impredecible de algunas medidas recientes.
La lógica política subyacente es clara: Trump no puede permitirse un descalabro en las elecciones legislativas de 2026, lo que sugiere que algunas de estas acciones tienen un propósito geopolítico más que estrictamente económico. Un ejemplo de ello es el alto arancel impuesto a productos brasileños, país que mantiene un déficit comercial con EE.UU., lo que dificulta justificar estas medidas desde una perspectiva puramente comercial.
Impacto del OBBA y dinámica del dólar
La reciente aprobación parcial del paquete fiscal OBBA podría jugar un papel clave para estabilizar la economía estadounidense durante los próximos meses. Si bien este plan fiscal no tiene el alcance inicialmente deseado por Trump —dado que una gran parte se limita a extender los recortes de impuestos introducidos por la reforma fiscal de 2017 (TCAJ)—, sí aporta aproximadamente 0,8 billones de dólares en estímulos adicionales. Este paquete puede representar un alivio temporal ante la presión inflacionaria generada por las nuevas tarifas comerciales.
Adicionalmente, la debilidad actual del dólar podría jugar a favor de EE.UU., mejorando la competitividad relativa de sus exportaciones en el corto plazo y compensando parcialmente los efectos negativos de los aranceles sobre la economía doméstica.
Las opiniones en el seno del banco central estadounidense siguen bastante repartidas y las actas de su última reunión muestran a «un par» de participantes que están abiertos a un recorte de tipos en la reunión de julio, probablemente Michelle Bowman y Christopher Waller, frente a un consenso que aboga por esperar y ver cuál acaba siendo el efecto de los aranceles sobre el IPC, que, en cualquier caso, será puntual.
El hecho de que sí haya acuerdo respecto a la idea de que probablemente estarían recortando ahora mismo si no fuera por los aranceles apunta a rebajas en el precio del dinero a partir del otoño, siempre que la inflación se mantenga razonablemente estable. De acuerdo con la regla de Taylor, los tipos en Estados Unidos deberían estar más cerca del pronóstico del mercado que del nivel en el que, de momento, los mantiene la Fed.
Perspectivas a corto plazo y riesgos latentes
A corto plazo, los mercados podrían experimentar una volatilidad contenida, dado que gran parte de las noticias negativas sobre la rentabilidad empresarial ya parecen estar parcialmente descontadas.
1.La barra de expectativas para los resultados segundo trimestre es muy asequible:
a. El consenso apunta a un crecimiento del 2,8% (aproximadamente un 4% por debajo del primer trimestre), el peor registro desde el segundo trimestre de 2023.
b. Excluyendo tecnología, el crecimiento del BPA en el segundo trimestre es de -0,7% según consenso de Bloomberg.
2. No obstante, se espera que el impacto en márgenes sea puntual, con las empresas ajustando precios y mejorando la eficiencia del gasto.
3. Hay indicios de sorpresas positivas en ventas/BPA en las publicaciones del segundo trimestre: la tregua arancelaria ha permitido la recuperación en revisiones netas de BPA a 12 meses. El momentum de las revisiones también vuelve a ser positivo; con mejor desempeño en Estados Unidos que en Europa.
Sin embargo, cualquier movimiento inesperado o una escalada adicional podría revertir rápidamente esta relativa calma y desencadenar movimientos más abruptos. El desafío principal para los inversores será navegar en este entorno de alta incertidumbre, donde los riesgos políticos y comerciales son significativos, pero se equilibran parcialmente con factores como una política fiscal expansiva, tipos de interés potencialmente más bajos y un dólar relativamente débil.
Conclusión: equilibrio frágil y vigilancia necesaria
En definitiva, el contexto actual sugiere una situación delicada de equilibrio entre el potencial de estímulos fiscales y monetarios positivos y la presión y el riesgo generados por las políticas comerciales agresivas. La vigilancia de los acontecimientos políticos y comerciales será crucial en los próximos meses, especialmente conforme nos acerquemos a las elecciones legislativas de 2026, que podrían marcar un punto de inflexión en la estrategia económica estadounidense.
Para los inversores, un enfoque equilibrado y selectivo parece ser la mejor estrategia en estos momentos.