La deuda global

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La deuda global
Courtesy photo. Global Debt

El pasado 9 de febrero el presidente Trump firmó un acuerdo presupuestario de dos años que financia al gobierno federal de Estados Unidos hasta el 23 de marzo y suspende el techo de deuda (debt ceiling) durante un año. Se evita de nuevo el shutdown o cierre de la administración que, desde 1990, ya se ha producido nueve veces. La solución ha sido un impulso del gasto con una creciente deuda pública para poder hacer frente a la financiación de operaciones y agencias gubernamentales.

El anterior es un ejemplo de cómo la deuda va aumentando. En enero de 2018, el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) calculó que la deuda de los hogares, empresas, bancos y gobiernos de todo el mundo ascendía, en el tercer trimestre de 2017, a la cifra récord en valor absoluto de 193,3 billones de euros. Esta cifra supone un 318% en relación al PIB mundial. Por economías, un 74% de la deuda corresponde a países desarrollados y el restante 26%, a economías emergentes. Y, por sectores, se distribuye de la siguiente manera: hogares 18,70%, empresas 29,53%, bancos 24,82% y gobiernos 26,95%.

Se observa una tendencia creciente en los últimos años, y la política monetaria expansiva de los principales bancos centrales –que ha llevado a recortar los tipos de interés hasta cero o incluso negativos– tiene mucho que ver. Ha permitido una financiación barata, que ha sido aprovechada principalmente por las empresas. Y los inversores, ante un entorno de exceso de liquidez y una baja tasa de impago, han asumido esas nuevas emisiones, que generalmente han estado muy sobre demandadas.

En el caso de la deuda pública, ¿cómo se puede reducir? Repasemos cuáles son las principales opciones:

  1. Aumento de ingresos a través de incremento de impuestos y reducción del gasto, por ejemplo eliminando subsidios. Es una opción que a los gobiernos no les gusta por el coste político que supone. Algunos países pueden tener margen de maniobra para implementar políticas fiscales expansivas, como en el caso de EE. UU., pero estas políticas suponen una presión añadida sobre la deuda y la sostenibilidad de las finanzas públicas.
  2. Reducción de las tasas de interés que reducen el coste financiero. Hasta ahora este factor se ha producido, pero puede llegar a su fin, ya que en estos momentos parece que el movimiento simultáneo de varios de los principales bancos centrales va en el sentido de endurecer las políticas monetarias. Una subida de los tipos de interés puede lastrar la solvencia de aquellos gobiernos más endeudados. Algunos ejemplos serían: China, que tiene un alto endeudamiento relacionado con el sector inmobiliario y la banca en la sombra, y existe el riesgo que acabe incidiendo en la solvencia soberana; o Japón, con un porcentaje de deuda del gobierno sobre el PIB del 223,8% (se estima que la deuda total es del 400%). Japón, con los tipos a diez años por debajo del 0,10% y unos ahorradores japoneses que de manera continuada van recomprando los vencimientos, hasta el momento no parece generar una especial inquietud.
  3. Generación de inflación. Es el gran objetivo de los bancos centrales. Si bien continúa baja, la probabilidad de sorpresas de inflación al alza es más elevada que en años anteriores, sobre todo en un marco de expansión económica más dinámica y que influya en una aceleración del crecimiento de los salarios.
  4. La opción más deseable es que la economía crezca. Sin duda es la opción más sana, la que permite aumentar los ingresos fiscales y, por lo tanto, aplicarlos en una reducción de la deuda y así aumentar la sostenibilidad financiera. En este sentido las previsiones positivas de instituciones internacionales como el FMI o la OCDE o los datos adelantados que se publican de indicadores de confianza empresarial, que en muchos casos se sitúan en máximos, nos permiten pensar que el crecimiento de la economía colaborará en esa reducción necesaria de la deuda.
  5. Pero si todo falla, ante la imposibilidad de hacer frente a los compromisos llega el temido impago de la deuda. Esperemos que la deuda se utilice con prudencia y no se deba llegar a este extremo.

Hemos tardado casi una década en superar la última crisis financiera ocasionada por un apalancamiento excesivo. La acción combinada de los principales bancos centrales ha tenido un papel fundamental en la recuperación de la normalidad en la actividad económica, pero si la historia se repite, ¿tendrán suficiente margen para aplicar las mismas políticas? Los inversores deben tener muy en cuenta la variable del endeudamiento a la hora de seleccionar las inversiones y exigir la rentabilidad adecuada para cada riesgo que se asuma.

Al finalizar el artículo la deuda pública global ascendía, según https://www.nationaldebtclocks.org/, a 69.623.405.723.931 dólares. Les sugiero visitar la web y comprobar la cifra actual.

Tribuna de Josep Maria Pon, responsable de Renta fija en Crèdit Andorrà Asset Management. Crèdit Andorrà Financial Group Research.

Fondos de inversión como complemento ideal a la jubilación

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Fondos de inversión como complemento ideal a la jubilación
Pixabay CC0 Public DomainMarcoPomella. Fondos de inversión como complemento ideal a la jubilación

El nivel de cobertura hace insostenible el actual sistema de pensiones. La esperanza de vida de nuestro país es, afortunadamente, de las más elevadas en el mundo, y subiendo, y la pirámide poblacional se ha invertido con un bajo número de trabajadores frente a pensionistas. Si a lo anterior unimos un sistema de reparto como el español y un ahorro privado muy por debajo de lo necesario, la fórmula para un grave problema en el futuro está garantizada.

Este gran reto necesita el diálogo político, pero nosotros, como ciudadanos, debemos tomar conciencia y medidas particularmente. Los pensionistas españoles del futuro van a recibir unas rentas que no les permitirán mantener el poder adquisitivo, por lo que el ahorro privado debe contemplarse como un complemento necesario para poder mantener una calidad de vida conveniente después de la jubilación.

Dentro de los vehículos de inversión disponibles para complementar las pensiones públicas los fondos son, sin duda, una buena alternativa desde el punto de vista de la rentabilidad, seguridad y fiscalidad. Los traspasos de los fondos de inversión están exentos de tributación, lo que permite adecuar el riesgo del ahorrador sin coste fiscal, modulando el riesgo asumido de más a menos a lo largo de la vida profesional, desde posiciones más arriesgadas para las personas más jóvenes, hasta posiciones más conservadoras para las personas que están próximas a la jubilación. Por ejemplo, en imdi funds se puede pasar de un compartimento a otro del fondo según el riesgo que se pueda asumir (del compartimento más conservador –azul-, al de mayor riesgo –rojo-). Además, si estamos pensando en ahorro a largo plazo siempre debemos elegir fondos de acumulación (que no repartan dividendos). Una vez llegados a nuestra jubilación, podremos ir reembolsando sistemáticamente nuestra posición en función de nuestras necesidades.

Hay otras alternativas, como los planes de pensiones, sin embargo, el problema de estos vehículos es que, en mi opinión, la fiscalidad no premia suficientemente la iliquidez o falta de disponibilidad de este ahorro. Aparte de esto, sólo se pueden deducir fiscalmente un máximo de 8.000 euros anuales. En los planes, el rescate se puede realizar de una vez, en varios reembolsos, en forma de renta periódica o como una renta vitalicia, pero dado que para los fondos de pensiones los reembolsos van a tener la consideración de rendimientos del trabajo, conviene examinar con cuidado las cantidades a reembolsar por ejercicio fiscal.

Recomendamos al ahorrador separar una parte del ahorro para la jubilación e invertirlo en fondos pues, si no planifica su futuro teniendo en cuenta que cualquier objetivo de ahorro pasa por, al menos, batir a la tasa de inflación, cuando se jubile no podrá mantener ni un tercio su nivel de vida actual.

Tribuna de Patricia Mata, responsable de imdi funds.

2018… un primer mes

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2018… un primer mes
Pixabay CC0 Public DomainM-S-Night. 2018… un primer mes

Los planes no son nada y, a la vez, la planificación lo es todo. Y por eso nosotros tenemos visiones bastante claras de qué podría impactar positiva o negativamente en los rendimientos de los mercados en 2018.

Al igual que en 2017 o en 2016, nuestras visiones a largo plazo así como nuestro posicionamiento táctico estarán determinados por nuestro profundo seguimiento del contexto económico, el análisis de las valoraciones de una amplia gama de activos y el seguimiento cercano de varias clases de riesgo (intrínseco entre los activos o dentro de una cartera equilibrada).

Con muchos eventos clave y resultados que en este momento todavía no están claros, no se puede adoptar una opinión de alta convicción/o una visión direccional sin exposición al riesgo.

Nuestro enfoque continuará siendo encontrar el mejor posicionamiento riesgo-retorno así como los instrumentos o ideas creativas que exhiben la asimetría más favorable- donde nuestro potencial alcista es más atractivo que las pérdidas potenciales.

Es muy probable que haya puntos de entrada a lo largo del año, con algunos de los activos más caros actualmente experimentando una corrección. De esta forma, 2018 puede ser algo diferente a 2017. Como siempre, buscaremos invertir el capital sin seguir al mercado, sino identificando ineficiencias en los precios de los activos.

En este sentido, si la inflación aumenta, los diferenciales de créditos se amplían, las compañías tecnológicas experimentan una revalorización o cualquier otro riesgo macro o de mercado desconocido aparece, nuestro posicionamiento será uno que permita examinar de cerca las distorsiones y potencialmente encontrar valor que pueda materializarse. De esto se trata la inversión y lo que hemos estado haciendo durante los últimos 20 años y lo haremos en 2018 y más allá.

Tribuna de Fabrizio Quirighetti, co-jefe de inversiones y co-responsable de SYZ AM.

¿Qué tan alto pueden ir las tasas y cuánto tiempo durará este fenómeno?

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¿Qué tan alto pueden ir las tasas y cuánto tiempo durará este fenómeno?
Pasillo del banco de la Reserva Federal. ¿Qué tan alto pueden ir las tasas y cuánto tiempo durará este fenómeno?

Para responder esto se debe tratar de entender por qué las tasas bajaron tanto en las últimas dos décadas. Las tasas son el precio que despeja el mercado de ahorro, una excesiva oferta de ahorro por encima de la inversión deseada hará depreciar el precio del dinero.

Tres fenómenos puntuales de excesivo ahorro en dólares fueron los que ocasionaron la caída global de rendimientos de estas dos décadas, vinculados a los petrodólares, China y Alemania. En 1999, el precio del petróleo rebotó desde un piso de 9,6 dólares por barril, el euro reemplazó al marco alemán y China firmó con Estados Unidos, el contrato bilateral WTO. Los tres fenómenos se encuentran actualmente en pleno proceso de reversión.

Si la tendencia de producción petrolera se mantiene constante en Estados Unidos, volverá a ser el mayor productor de petróleo en el corto plazo. Esta verdadera revolución transferirá las ganancias del mercado de petróleo y gas de la OPEP y Rusia a Estados Unidos. Es importante remarcar que cada dólar de ganancia no vale lo mismo para ambos países, ya que el costo de un barril marginal para Arabia Saudita tiende a cero y este flujo de dólares da alivio monetario ya que se transforma en treasuries o depósitos bancarios rápidamente. Mientras que, en el caso de Estados Unidos, cada dólar rápidamente circula en la economía en forma de inversión o sueldos en West Texas.

Desde el lanzamiento del euro Alemania acumuló los mayores excedentes comerciales a nivel global: 2, 9 trillones de dólares. Esto se debe en parte a motivos históricos, culturales y demográficos, pero se apalanca también en la aparición de una moneda subvalorada como el euro (frente al marco alemán). Catorce millones de personas se jubilarán en la próxima década, un número que hoy el sistema jubilatorio no está preparado para soportar. Además, Alemania es hoy el segundo país con más habitantes extranjeros del mundo (15%) y las nuevas generaciones no se vieron marcadas por el traumático siglo XX por lo que las tradiciones germanas de ahorro y cautela se encuentran en retirada.

Por último, China comparte con Alemania el inminente retiro de una generación marcada por el convulsionado siglo XX y vientos de frente demográficos. Hasta el momento, China ha exportado masivamente los productos de su industria y llevando las ganancias comerciales a posiciones en treasuries. Pero estos ahorradores chinos se transformarán en deudores dado que el contexto geopolítico chino es ambicioso y terminaran exprimiendo los excedentes y transformándolos en déficits.

En vez de ahorrar en treasuries, China ha empezado a invertir en infraestructura masivamente no solo localmente sino a nivel global. El superávit de balanza comercial ha bajado de 10% a 1% en términos del PBI, las reservas del país disminuyeron en 1 trillón de dólares y la posición china de treasuries se ha planchado desde 2011.

Estas tres economías acumularon entre el año 2000-2010 el mayor excedente de la historia moderna. El descenso de estos excedentes de ahorro redundara inevitablemente en mayores rendimientos de deuda soberana. El crecimiento global migrará abruptamente hacia los países deficitarios ya que los motores económicos de la próxima década serán India, Latinoamérica y África. Se trata de países relativamente pobres, jóvenes y constantemente en busca de fondos. A diferencia de China que financiaba otros déficits, estos países necesitarán que el mundo financie su crecimiento.

Dado que las tres grandes fuentes de ahorro (China, OPEP más Rusia y Alemania) se encuentran agotadas, las nuevas fuentes de ahorros deberán provenir de países tradicionalmente deficitarios como Estados Unidos, Canadá o Australia. Estos países son claros candidatos ya que son grandes, prósperos y con una dinámica demográfica favorable.Además, su abundante dotación de recursos naturales le da la posibilidad de disfrutar las mismas ganancias que los países de la OPEP.

Por ende, la pérdida del ahorro por parte de los tradicionales países superavitarios podría ser compensada si los países anglosajones cambiaran sus hábitos de consumo, ahorro y sus políticas deficitarias.

Sin embargo, el consumo, la constante adquisición de viviendas y el optimismo de que la prosperidad está por venir son parte del sueño americano. Además, existen crónicos problemas del sistema como el costoso sistema de salud y educación que hacen que los habitantes vivan siempre con pocos márgenes de ahorro. Se puede decir que los estadounidenses gastan sistemáticamente toda la buena fortuna que llega a ellos.

Es por esto por lo que en Estados Unidos el déficit de balanza comercial crece nuevamente, la tasa de ahorro colapsó a 2,6%, el déficit presupuestario sigue aumentando y todo esto a pesar de las buenas condiciones económicas globales. El aumento sostenido de rendimientos en esta administración debería haber estimulado la inversión y aumentado el ahorro, pero lo que ocurrió fue que incentivo a empresarios y al gobierno a consumir aún más. Si el equilibrio macroeconómico mundial del futuro depende de la capacidad de ahorro estadounidense, los inversores deben esperar mayores rendimientos por un largo tiempo.

¿Cómo impacta la suba de tasas en el mercado argentino?

Argentina es particularmente sensible ante la suba de tasas porque para financiar la gradual disminución del déficit fiscal y renovar la deuda existente se necesita emitir decenas de miles de millones de dólares cada año. Como la tasa de los treasuries marca el piso sobre el que se calculan los diferenciales de riesgo, esta dinámica incrementa el peso de los intereses complicando así el resultado fiscal consolidado.

La calificadora de riesgo S&P lanzó recientemente un informe sobre los países con mayor fragilidad ante el incremento de tasas y Argentina se encuentra entre los cinco países más afectados junto a Turquía, Pakistán, Egipto y Qatar.

Adaptación y análisis de Pablo Waldman, Head of Strategy del Grupo INTL FCStone en Argentina del Artículo “Higher for Longer… Much Higher for Much Longer”  del Head of Global Macro Strategy a nivel global del grupo INTL FCStone, Vincent Deluard

Claves macroeconómicas para 2018

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Claves macroeconómicas para 2018
Pixabay CC0 Public DomainFoto: Vkaresz72. Claves macroeconómicas para 2018

Hemos cerrado un 2017 donde se observa que la economía mundial se va afianzando y el PIB mundial ha aumentado un 3,5% y se espera lo haga en un 3,8% en 2018. A medida que la economía global continúa una expansión coordinada, donde ni los emergentes ni las potencias avanzadas parecen registrar grandes síntomas de flaqueza, todo parece indicar que la expansión continuará su curso.

El desempeño económico global en 2017 parece haber sido el mejor desde 2011. Crecimiento acelerado en Estados Unidos, la zona del euro, China, Japón, Rusia y Brasil, impulsando el PIB en todo el mundo. La recuperación cíclica continúa, los niveles de crecimiento alcanzados en economías emergentes y en desarrollo grandes como Brasil, China y México, y también en varias economías avanzadas como Alemania, Canadá, España, Francia e Italia dan muestra de ello, y los indicadores de alta frecuencia apuntan al afianzamiento ininterrumpido de la actividad mundial, concretamente, la expansión del comercio internacional y la producción industrial.

Tanto Estados Unidos como Japón están beneficiándose de los fuertes mercados laborales y de la sólida rentabilidad corporativa mientras el crecimiento podría moderarse en Europa, ponderado por un euro más fuerte y la incertidumbre del Brexit y en China, donde la construcción de propiedades es probable que disminuya en respuesta a la caída de los precios. Sin embargo, las economías florecientes en Brasil, que aún se está recuperando de la recesión de 2015–16, y en India, donde las reformas económicas de los últimos 12 meses deberían comenzar a tener efecto, deberían ofrecer una compensación positiva.

Aspectos a considerar:

El número de países en recesión a lo largo y ancho del mundo tocará mínimos históricos a partir de este año. Esta situación está potenciada por el avance de economías avanzadas, como Estados Unidos, que se beneficiará de la reforma fiscal, así como de la Eurozona o Japón, donde sus respectivos bancos centrales continúan inyectando liquidez al sistema a través de sus estímulos y recompras de activos. A ello habría que sumar la recuperación que experimentan economías emergentes como Brasil o el ajuste menos abrupto que experimenta China.

Si bien los riesgos a la baja continúan presentes, entre ellos geopolíticos, con Corea del Norte a la cabeza, las mayores amenazas para el crecimiento mundial son las crisis políticas.

Las políticas macroeconómicas siguen siendo favorables al crecimiento, a pesar de una normalización gradual de la política monetaria. Europa seguirá sorprendiendo al alza. El crecimiento japonés continuará siendo sólido, aunque más lento que la mayoría. Por su parte, el crecimiento de China se mantendrá gracias a los estímulos al mismo tiempo que muchos emergentes, como Brasil, superan su depresión económica.

Las grandes preocupaciones sobre la economía mundial en los últimos años, caída de los precios, la deflación, rendimiento negativo de los bonos y políticas fiscales excesivamente restrictivas, hoy lo son mucho menos.

La inflación es estable y es probable que las medidas básicas permanezcan por debajo de los objetivos del Banco Central. Esperamos solo dos aumentos de la tasa de interés en Estados Unidos y Canadá, uno en Suiza, Australia y Nueva Zelanda, y la zona del euro, el Reino Unido y Japón para ver las tasas en espera en el año venidero. Entretanto, la flexibilización cuantitativa solo se retirará gradualmente en los Estados Unidos y la zona del euro, y continuará en Japón.

¿Qué esperamos ver? En conjunto, es probable que los gobiernos mantengan el gasto neto como una proporción del PIB en general sin cambios. La era de la austeridad en Europa ha terminado, y los cambios en los impuestos en Estados Unidos podrían aumentar los déficits allí. Prevemos un déficit fiscal global del 2,9% del PIB en 2018, bajando solo ligeramente del 3% actual.

Es probable que veamos una política monetaria más estricta en 2018. Los bancos centrales han pasado casi una década comprando activos financieros en un intento de reducir las tasas de interés a largo plazo y aumentar el crecimiento económico y la inflación. Pero con el PIB global expandiéndose a su ritmo más rápido en seis años, muchos banqueros centrales creen que la economía es ahora lo suficientemente fuerte para empezar a retirar el estímulo. Es más que probable que la Reserva Federal de Estados Unidos reduzca el tamaño de su balance en menos del 10% a lo largo del año, y que aumente dos veces las tasas de interés. El Banco Central Europeo (BCE) está comprando actualmente 60.000 millones de euros de activos financieros cada mes, pero los reducirá a 30.000 millones mensuales de euros de enero a septiembre, y creemos que concluirá su programa de compra de activos a finales de año. Para finales de 2018, el Banco de Japón (BoJ) será el único banco central importante que haya dejado de proporcionar estímulos monetarios a la economía global, y en los bancos centrales agregados habrá proveedores netos, en lugar de demandantes netos, de activos financieros por primera vez desde el inicio de la crisis financiera. En cualquier caso, el alcance del endurecimiento será limitado.

El proceso de endurecimiento cuantitativo de la Fed reducirá el tamaño de su balance solo modestamente, y los balances generales del banco central mundial seguirán creciendo de forma global gracias al estímulo del BCE y del BoJ. Los banqueros centrales siguen siendo sensibles a los datos económicos. Solo buscan elevar las tasas de interés en respuesta a un crecimiento más robusto, y su posición podría interpretarse como un voto de confianza en la economía. Si el crecimiento global o la inflación se ralentizaran de nuevo, o si los mercados financieros experimentaran una dislocación significativa, esperaríamos que los bancos centrales se movieran a una posición más fácil.

Es probable que la inflación permanezca contenida. A diferencia de las tasas de interés anteriores, la mayoría de los bancos centrales no están bajo presión para reducir la inflación, que ha permanecido obstinadamente por debajo de los objetivos. Si bien la política puede llegar a ser menos complaciente, no hay necesidad de que se vuelva restrictiva.

Desde el punto de vista político, con Rusia y China reafirmando su presencia en la escena mundial, Corea del Norte desarrollando armas nucleares, la inestabilidad política en Oriente Medio, el Reino Unido negociando su salida de la UE, la mitad de legislatura en Estados Unidos y las elecciones en Italia, Brasil, México, Rusia y Malasia, la escena política global se encuentra en un estado de incertidumbre que seguirá desarrollándose durante el año 2018.

La salida de Gran Bretaña de la UE, el separatismo catalán, las sanciones a Rusia y las modificaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podrían tener efectos significativos en los mercados de Reino Unido, España, Rusia y México.

Por Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB

Renta fija emergente: fundamentales sólidos para ayudar a superar la reciente volatilidad del mercado

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Renta fija emergente: fundamentales sólidos para ayudar a superar la reciente volatilidad del mercado
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Xiquinhosilva. Renta fija emergente: fundamentales sólidos para ayudar a superar la reciente volatilidad del mercado

Desde principios de año, las preocupaciones de los inversores por un retorno de la inflación han vuelto a situarse en un primer plano y han desencadenado una fuerte liquidación de bonos del Tesoro estadounidenses. Aun así, al principio los inversores no se inmutaron, puesto que este movimiento reflejaba las sólidas previsiones de crecimiento en Estados Unidos.

El S&P 500 alcanzó un nuevo máximo el 26 de enero, pese a un incremento de 25 puntos básicos del rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años desde finales de 2017. Los mercados de renta fija emergentes resistieron también bien gracias sobre todo a las fuertes entradas de capital en bonos de los mercados emergentes tanto en divisas fuertes como locales: los diferenciales se ajustaron para compensar la subida de los tipos y las divisas de los emergentes continuaron apreciándose frente al dólar.

El aumento de la volatilidad de los tipos, junto con una inflación salarial más alta de lo esperado en Estados Unidos, finalmente tuvo sus efectos y provocó una actitud de exposición negativa al riesgo. Esto dio lugar a una fuerte situación de venta en los mercados de renta variable y que se contagió a todos los activos de riesgo. En menos de tres semanas desde el 26 de enero, el rendimiento de los bonos a 10 años estadounidenses ha aumentado otros 20 puntos básicos, hasta el 2,86%, el S&P 500 ha perdido un 7,6%, el EuroStoxx 50 un 7,7% y los contratos de mercancías a futuro una media del 5,7%.

También la renta fija emergente

Los instrumentos de renta fija de los mercados emergentes también se han visto impactados. Las principales causas que han motivado esta situación de venta han sido externas a la clase de activo y se basa ampliamente en factores técnicos. La mayoría de los inversores ya apostaban por los activos de riesgo a largo plazo, incluida la deuda y las acciones de los emergentes. Puesto que los inversores buscaban reducir el riesgo, los activos con mayor liquidez han resultado los más afectados.

La deuda pública de mercados emergentes en divisas fuertes (-2,68% desde el 26 de enero – con una subida de los diferenciales de 27 puntos básicos, hasta los 291), han resultado penalizados por su duración más larga y por las salidas de flujos de los ETFs, así como por un alto nivel de emisiones desde comienzos de año.

Los bonos de los emergentes en divisa local (-2,10%) resultaron afectados porque los inversores han abandonado sus posiciones largas apalancadas en divisas de estos países frente al dólar. Es evidente que la depreciación de las divisas se mantuvo relativamente contenida ya que las entradas de capital en los bonos y en las acciones de los emergente en divisa local se mantuvieron sin interrupción. 

La ausencia de “dinero caliente” y de ETFs, así como su duración más corta en tipos de interés y diferenciales más amplios, han ayudado a la deuda corporativa de los mercados emergentes a resistir mejor (-1,23%, con diferenciales al alza sólo 9 puntos básicos durante este período, hasta los 249 puntos básicos). El crédito en los mercados emergentes ha registrado por ello mejores resultados que los bonos del estado de los emergentes y que el crédito en Estados Unidos, tanto en el segmento del investment grade como del high yield.

Los datos fundamentales positivos deberían prevalecer

En ausencia de un aumento considerable de la inflación muy por encima de las expectativas actuales, prevemos que los tipos de los bonos del tesoro en Estados Unidos se situarán cerca de sus máximos durante este año. Y como resultado de ello, aunque la volatilidad probablemente se mantendrá elevada en las próximas semanas, tras varios meses de niveles muy bajos, creemos que los mercados de renta fija de los mercados emergentes deberían mantener un buen comportamiento a medio plazo. Los niveles actuales generan por ello oportunidades atractivas de inversión, ya que los datos fundamentales ayudan a superar los datos técnicos.

Además, los datos fundamentales de los bonos del estado y corporativos de los emergentes continúan mejorando. Los indicadores de dispersión del crecimiento de los distintos países son ahora muy bajos, apuntando hacia una recuperación sincronizada del crecimiento en la mayoría de los países emergentes, como se evidencia a continuación:

En todo caso, en las últimas semanas se han producido noticias positivas en varios países:

  • En Brasil, es poco probable que el ex presidente Lula se presente a las próximas elecciones presidenciales de octubre, tras la decisión de la corte de apelaciones de confirmar su condena por corrupción;
  • En China, la demanda doméstica continúa mejorando y las importaciones están creciendo con rapidez (+37% interanual en enero), incrementando así la demanda de bienes y mercancías de los emergentes (las exportaciones a China representan el 8% de las exportaciones totales de los emergentes);
  • En Ecuador, en un reciente referéndum se ha aprobado una reforma constitucional que limita a dos el número de mandatos presidenciales. Esto impedirá al izquierdista Rafael Correa presentarse de nuevo en las próximas elecciones;
  • Las tensiones geopolíticas con Corea del Norte parecen enfriarse, gracias en parte a la llamada diplomacia olímpica;
  • Los temores a una revisión a fondo del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), que podría ser particularmente negativa para México, se están disipando ya que las negociaciones parecen progresar hacia un resultado más positivo;
  • En Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (CNA) en el poder, decidió retirar su apoyo al presidente Zuma, sospechoso de varios casos de corrupción. Se espera que su salida de la presidencia tenga lugar en los próximos días o semanas.

Deuda corporativa

Respecto a los emisores corporativos de los emergentes, en las últimas publicaciones de datos se muestra también un desarrollo predominantemente positivo en lo referente a los datos fundamentales del crédito.

Los cambios de calificación también han sido positivos: en lo que va de año, se han producido 35 mejoras de calificaciones frente a 26 bajadas para los emisores corporativos de los emergentes. Y algo importante, 14 de estas rebajas de categoría se deben a la bajada por parte de S&P de la calificación de la deuda estatal de Brasil a BB-.

El ratio de seguimiento de subidas/bajadas de categorías a 12 meses (excluyendo los cambios de calificación inducidos por la deuda estatal) alcanza ahora por tanto 1,11x, su nivel más alto desde 2011. Para los próximos trimestres prevemos al menos una estabilización de este ratio.

Otro factor destacado en el pasado, ha sido que las subidas de tipos en Estados Unidos no se han traducido necesariamente en una situación de ventas masivas en las clases de activos de renta fija de los eemrgentes. Por el contrario, como se muestra en el gráfico a continuación, si estas subidas en los índices va acompañada de una fuerte actividad económica en Estados Unidos (según las mediciones del índice ISM, Instituto de Gestión de Suministros), a menudo se traducen en resultados positivos.

Finalmente, tras la reciente cascada de ventas, los datos técnicos también han mejorado. El posicionamiento de los inversores es menos extremo, sobre todo en los mercados de Forex, en los que se han reducido notablemente las posiciones cortas en dólares. El inversor en la clase de activo de renta fija emergente tiene ahora una posición más sólida tras el reciente máximo en las salidas de capital producidas por los ETFs.

La gran cantidad de emisiones realizadas en lo que va de año, ya que los emisores intentaban anticiparse a la próxima subida de la Fed, significa que las necesidades financieras para lo que resta de año serán fácilmente gestionables. Finalmente, las valoraciones parecen ser atractivas en comparación con las de los últimos meses: el rendimiento de los bonos estatales (5,73%) y de los bonos corporativos (5,27%) vuelven a marcar niveles que no se habían visto desde principios de 2017. Las divisas también deberían registrar un buen comportamiento, puesto que el diferencial de crecimiento entre los emergenes y los mercados desarrollados es probable que aumente aún más, y la cartera y las inversiones directas en activos de los primeros deberían mantenerse fuertes.

No obstante, el riesgo idiosincrático se mantiene. Por ejemplo, la primera vuelta de las elecciones en Costa Rica ha tenido como resultado un mercado menos favorable de lo esperado; las tensiones geopolíticas en Oriente Medio continúan siendo altas; y entre los emisores corporativos, Teva, una compañía farmacéutica israelí, perdió su estatus investment grade después de que tanto Moody’s como Standard  & Poor’s rebajase su calificación en dos posiciones a principios de año hasta Ba2/BB.

Por ello, la diversificación continúa siendo particularmente importante para evitar cualquier escollo. Esperamos, sin embargo, que estos riesgos se mantengan aislados y sea improbable que afecten a toda la clase de activos de renta fija en los emergentes, que debería beneficiarse de la mejora general de los bonos del estado y de los datos fundamentales de los bonos corporativos en estos mercados.

Karine Jesiolowski es especialista en Inversiones Senior de Renta Fija Emergente en Union Bancaire Privée.

Darwiconomía: captar el crecimiento de los ganadores del mañana

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Darwiconomía: captar el crecimiento de los ganadores del mañana
Pixabay CC0 Public DomainFoto: obsidianphotography. Darwiconomía: captar el crecimiento de los ganadores del mañana

En un contexto macroeconómico de crecimiento mundial moderado, tipos de interés bajos durante un ciclo prolongado y valoraciones atractivas en lo que respecta a la renta variable europea, la mejor estrategia para captar crecimiento y rentabilidad, tanto a medio como a largo plazo, es invertir en empresas europeas innovadoras.

La dicotomía entre acciones de valor y de crecimiento se encuentra superada: sólo los ganadores del mañana son verdaderas inversiones atractivas y la innovación es el mejor indicador a este respecto.

Tras varios años de alza generalizada y cuasi continua de los mercados, el inversor tiene pocas alternativas al respecto: debe y tiene la obligación de ser selectivo. En sentido contrario, la inacción y la pasividad le pasarán factura tanto a los inversores como a las empresas. Los ciclos de adopción de productos, servicios y tecnologías se aceleran, precipitando la aparición de unos, y la desaparición de otros. En esta economía darwinista donde solo sobreviven los más fuertes, los más flexibles y, sobre todo, los más aptos, la innovación es el mejor indicador de esa capacidad de las empresas para adaptarse.

En este contexto, Candriam ha desarrollado un nuevo enfoque basado en esa firme convicción: las empresas innovadoras de calidad son las únicas que presentan una ventaja competitiva duradera que garantice el crecimiento y la rentabilidad en una economía mundial de menor potencial que en décadas pasadas. Bienvenidos a la era de la darwiconomía: adaptarse o morir…

Envejecimiento de la población y escaso aumento de la productividad

En Europa, como en el resto del mundo, el envejecimiento poblacional es un fenómeno que ha llegado para quedarse y, a menos que se produzca un cambio de tendencia —improbable— de política migratoria de los Estados miembros de la zona, lastrará el crecimiento (gráficos 1 y 2). De igual modo, habida cuenta de la debilidad de la inversión productiva desde la Gran Recesión, es poco probable que la productividad vaya a volver a unos ritmos de crecimiento más elevados de un día para otro.

Un endeudamiento sin margen de maniobra

Según muestra el gráfico 3 (Nivel de deuda de Estados miembros de la zona euro), el endeudamiento actual es entre un 50 % y un 100 % mayor que hace treinta años, salvo el de Bélgica. En el lado opuesto de la balanza ocupa un lugar destacado Grecia.

Este peso de la deuda, junto con los criterios de Maastricht, deja poco margen presupuestario de maniobra a la mayoría de los estados para incentivar el crecimiento.

Sólo hay una salida

En este contexto, sólo las empresas innovadoras, de calidad, capaces de crear crecimiento y nuevos mercados por sí mismas, podrán hacerse con una “parte del pastel». Por ello estamos convencidos de que el inversor debe ser selectivo con los valores que escoge para su cartera y exigente con las perspectivas de crecimiento de dichas empresas.

Creación de valor

Por tanto, el estilo de acciones de calidad y crecimiento debería predominar en los próximos años; por el contrario, cabe prever que las empresas de escasa creación de valor y muy dependientes del crecimiento exógeno (como las del estilo de valor) se enfrentar’an a mayores dificultades de forma duradera.

Cambio de perspectiva

Además, a nuestro juicio, la dicotomía entre «acciones de crecimiento» y «acciones de valor» está superada a largo plazo. Hoy día, ningún sector está a salvo. Una acción aparentemente de valor puede en realidad resultar cara, por estar abocada a desaparecer. Por el contrario, una acción que pueda parecer de «múltiplos elevados» hoy día puede resultar ganadora el día de mañana.

En un contexto de aceleración de los ciclos de vida de los productos y de disrupciones con una frecuencia cada vez mayor, el grado de innovación es el mejor indicador de probabilidad de supervivencia y crecimiento de una empresa.

Análisis y selectividad

Para garantizarse la rentabilidad perenne de la cartera, hay que identificar empresas que crezcan hoy, pero sobre todo en un futuro. Sólo con una gestión activa basada en un análisis fundamental de cada empresa en cartera o en el radar de inversion pueden detectarse las tesis de inversión con potencial y excluir los modelos caducos o en vías de caducar. El análisis y la selectividad son cruciales para invertir en empresas innovadoras, las ganadoras del futuro.

Hay varios sectores especialmente expuestos a las innovaciones. El sector agroalimentario, por ejemplo, está en plena transformación. Los consumidores demandan más soluciones naturales en cuanto a conservantes y colorantes. Son más conscientes de cómo la alimentación repercute en la salud y exigen carne sin antibióticos, yogures sin conservantes químicos, platos preparados con menos grasa, menos sal, menos azúcar, etc. Estas tendencias fragmentan más el mercado y aumentan la importancia de los proveedores de ingredientes en la cadena de producción, que tienen que idear soluciones cada vez más complejas e innovadoras. Empresas como Kerry o Chris Hansen se han especializado en este segmento, con éxito.

Por otra parte, el sector del automóvil experimenta una rápida tendencia hacia vehículos más limpios y más inteligentes. También en este caso son los proveedores especializados e innovadores los claros beneficiados. La opinión pública sabe perfectamente que los vehículos diésel están en declive y la solución 100 % eléctrica —que precipitará el derrocamiento del motor térmico— está más cerca de lo que parece. Algunos observadores anuncian que el 70% del parque automóvil será eléctrico de aquí a 2050. Los grandes fabricantes de automóviles demandan materiales más ligeros que consuman menos energía, baterías potentes y poco voluminosas. El vehículo autónomo y conectado también requiere numerosas soluciones tecnológicas tales como sensores, algoritmos, mecatrónica, inteligencia artificial y conectividad. Internet también es parte integrante de este sector; las plataformas para compartir y alquilar representan hoy día toda una amenaza para los servicois tradicionales de alquiler de vehículos.

El sector industrial está en plena transformación: la industria 4.0 es hoy día la norma; los procesos de producción está digitalizados de cabo a rabo. Los productos se diseñan virtualmente, en 3D, y las fábricas inteligentes se encargan de la producción en masa. Esta transformación posibilita repatriar la producción a Europa y, por consiguiente, el empleo, lo que favorece circuitos cortos, más eficaces y económicos. Estos sectores son tan sólo algunos ejemplos de las transformaciones cada vez más numerosas de toda la economía.

Las propias empresas lo tienen claro

La intensa actividad de fusiones y adquisiciones, con el impulso de los grandes compradores chinos y estadounidenses, está poniendo su punto de mira en empresas europeas innovadoras. Los actuales excedentes de liquidez de China, junto con la falta de una alternativa real en un contexto de tipos bajos y crecimiento moderado, seguirán alimentando esa actividad, a la que le resulta muy goloso el saber hacer europeo, como ya les sucedió a las empresas japonesas hace treinta años.

Los ejemplos recientes de fusiones y adquisiciones son numerosos; el grupo chino Midea Group ha comprado Kuka, precursora de la industria 4.0 y líder en soluciones de producción automatizadas para el sector del automóvil, y Softbank se ha quedado con ARM, líder mundial en procesadores para teléfonos inteligentes y tabletas.

En conclusión, el contexto macroeconómico actual (crecimiento mundial moderado, tipos de interés duraderamente bajos, valoración atractiva de la renta variable europea) nos lleva a recomendar la inversión en empresas europeas de crecimiento, innovadoras. La dicotomía entre acciones de valor y crecimiento se nos antoja superada: sólo los ganadores del mañana son verdaderas inversiones atractivas. La innovación es el mejor indicador a este respecto. Creemos que invertir ahora en esta temática es una de las mejores estrategias, por no decir la mejor, para captar el crecimiento y la rentabilidad tanto a medio como a largo plazo.

Tribuna de Geoffroy Goenen, gestor de renta variable europea fundamental de Candriam

2018: Los ojos bien abiertos

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2018: Los ojos bien abiertos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Jonathan Rubio H. 2018: Los ojos bien abiertos

Al comenzar 2018, nos preocupan aún más las valoraciones y, en general, nos inquieta menos el contexto macroeconómico, aunque todavía hay muchas cosas que podrían salir mal.

En resumen, el mercado ha vuelto a ajustarse al alza sobre la base de que el aumento de los beneficios previstos, en 2017 del 15% para el índice MSCI World, se cumplió por primera vez en cinco años, ya que el crecimiento alcanzó las previsiones. Si bien existen pruebas cada vez mayores de crecimiento generalizado del producto interior bruto, en caso de que los consabidos brotes verdes no lograran florecer, en nuestra opinión, el mercado podría reajustar a la baja los múltiplos ante una situación de menores beneficios, lo que daría lugar al conocido “doble golpe”.

En Estados Unidos, a pesar de “la tormenta y el ímpetu” y la sacudida de muchos liberales, el mercado ha disfrutado en general los beneficios de la nueva administración Trump (la reforma fiscal es el mayor logro) sin que ninguno de los principales riesgos se haya materializado hasta el momento (un nefasto cóctel formado por horrores como sería una guerra comercial con China o una guerra nuclear con Corea del Norte).

A favor del Congreso cabe mencionar la aprobación, después de mucho dramatismo, de la única medida que, en nuestra opinión, tendría el mayor impacto positivo a largo plazo sobre la economía estadounidense: la reforma fiscal. Aunque su impacto global sobre las compañías estadounidenses puede ser moderado a corto plazo (pocas compañías estadounidenses importantes pagan un impuesto de sociedades íntegro a menos que sean exclusivamente nacionales), la gran pregunta a largo plazo es si la combinación de la reforma fiscal y los paquetes de inversión a corto plazo (capex) y repatriación de efectivo será suficiente para impulsar un ciclo de inversión en inmovilizado que genere una recuperación de la productividad desde los mínimos actuales.

En los últimos años, las compañías estadounidenses han optado en general por recomprar acciones más que por aumentar la inversión en inmovilizado, por lo que la productividad en conjunto ha sufrido en consecuencia. Un alcista diría que la combinación de la reforma fiscal y las oportunidades proporcionadas por el Internet de las cosas y la inteligencia artificial dará inicio a un largo ciclo de inversión que eliminará los componentes residuales en muchos sectores. Esto generará enormes ahorros potenciales de costes que, en gran parte, se canalizarán a través de los márgenes, los cuales serán impulsados a nuevos máximos permanentes.

Un bajista responderá que puede haber algún impacto positivo, aunque las corporaciones estadounidenses continuarán recomprando acciones y los márgenes podrían normalizarse a medida que los empleados busquen obtener una mayor parte de los beneficios corporativos desde un punto de partida todavía bajo históricamente, dejando de lado los riesgos que presenta la fase tardía del ciclo económico estadounidense.

El mercado y las valoraciones

Si a esto le sumamos que el mercado estadounidense espera que se repita el crecimiento de los beneficios del 12% en el S&P 500 registrado en 2017, apenas sorprende que el mercado no se haya preocupado demasiado por las valoraciones.

Un alcista (los hay en abundancia) diría que, con un múltiplo de 18,2 veces, la ratio PER de los próximos 12 meses del S&P 500 es solo un 14% superior a la media a largo plazo de 16,0 veces entre 1997 y 2017, entonces ¿por qué tanto alboroto?

Un bajista (entre los que nos incluimos) señalaría que, incluso dejando de lado la calidad de los beneficios (dado el mayor ciclo de manipulación de los beneficios en la historia de Estados Unidos), la deuda corporativa después de un atracón de recompras está cerca de máximos históricos, al igual que los márgenes, lo que significa que el ratio precio-ventas ajustado por la deuda, situado en 2,44 para el S&P 500, se acerca al máximo de 2,98 registrado en 2000, que es una clara señal de advertencia, incluso dejando de lado las nociones obsoletas de la reversión de beneficios a la media o el riesgo de desaceleración de la economía estadounidense.

Si pensamos a más largo plazo en las valoraciones según el PER de Shiller, el mercado estadounidense pasó de estar caro, en 27,9 veces a comienzos de 2017, a estar muy caro, en 32,4 veces a finales de 2017. A menos que los optimistas visionarios tecnológicos tengan razón, en que un cóctel embriagador de inteligencia artificial, Internet de las cosas, comercio electrónico y otros factores impulse aún más los márgenes a máximos históricos, con el consiguiente gran aumento de los beneficios, esto también supone una importante señal de advertencia para las valoraciones, con muchas de las expectativas ya descontadas en los precios.

Creemos que los mercados alcistas no pinchan exclusivamente a causa de las valoraciones, pero, cuando los mercados se centran en las valoraciones una vez más, tiene importancia.

Europa deja atrás preocupaciones

El otro gran riesgo geopolítico que afrontaba el mundo a comienzos de 2017 (aparte de Trump) era el riesgo de una perturbación política en Europa que pudiera dar lugar a un escenario de ruptura de la zona euro si las medidas políticas fracasaban. Después de algunos momentos incómodos, el mercado restó importancia a tales preocupaciones tras las elecciones holandesas y (en particular) las francesas.

Incluso después del desagradable resultado de las elecciones alemanas, el mercado continuó centrándose en los crecientes indicios de recuperación económica de la zona euro. Hasta ahora, el mercado ha tenido razón, con algunos resultados positivos totalmente inesperados, como la gran mayoría parlamentaria del presidente Emmanuel Macron en Francia, lo que (milagro de los milagros) supone que las reformas (particularmente la reforma del mercado laboral) estén abriéndose paso realmente en Francia, tendencia que, parece, continuará.

Nuestra preocupación de que el Brexit pudiera inspirar a otros países europeos para que abandonaran la Unión Europea ha sido hasta ahora errónea: el único país que está sufriendo las consecuencias de esta situación es el propio Reino Unido, después de hacer lo que Michael Bloomberg describió memorablemente como “la cosa puntual más estúpida que haya hecho un país en toda la historia”.

De hecho, la única consecuencia de este proceso ha resultado ser positiva: la autoinmolación del Reino Unido hizo probablemente que los votantes franceses se encomendaran a Macron para evitar el destino de su amado socio europeo. No obstante, nuestra preocupación por las elecciones europeas no se circunscribía especialmente a un resultado no deseado en Francia o Alemania, sino más bien a la posibilidad de que se celebraran elecciones generales en Italia, algo que no sucedió. Italia ha sido la gran perdedora del euro, con una economía que no crece desde hace 20 años debido a la incapacidad de aplicar reformas y  principalmente) la pérdida de la capacidad histórica para depreciar su moneda (la lira) y las dificultades para mantener la competitividad.

Además, las fuerzas euroescépticas italianas son en la actualidad, a medida que se acercan los comicios electorales, las más potentes entre los principales países europeos. El riesgo, ahora, es que los italianos elijan un gobierno en las elecciones de 2018 que decida hacer algo con respecto al euro; de ser así, el riesgo político volverá a reaparecer en Europa.

De cara a 2018, parece existir una expansión global sincronizada. Sin embargo, en nuestra opinión, no es tan grande, tiene un gran riesgo y parece estar descontada por los mercados. Vemos que son pocos los grandes problemas estructurales a nivel global (la deuda, las incógnitas en torno a la reducción de las medidas de expansión cuantitativa, la incertidumbre política, China y otros factores) que se han disipado.

Sencillamente, se ha descontado un escenario “ideal” (ni muy frío ni muy caliente), pero sigue habiendo riesgos elevados y ningún margen de seguridad aparente en las valoraciones. No es probable que un crecimiento como este genere un brusco repunte de la inflación. A pesar de que Estados Unidos está presionando el botón de la reflación en forma de rebajas fiscales, esto no garantiza que el país se reflacione, sobre todo teniendo en cuenta que el punto de partida es una de las expansiones económicas más largas en los tiempos recientes y unos márgenes ya situados en máximos históricos. También se podría señalar que otorgar a la gente equivocada (compañías y personas acaudaladas) beneficios fiscales no equivale a una medida convencional de reflación a través de la política fiscal.

El uso general de la política fiscal para estimular la inflación en Europa también parece dudoso, dado que los alemanes deben mostrarse receptivos, lo que parece estar lejos de la realidad, con una debilitada canciller Merkel que ha perdido poder en su negociación con el Partido Socialdemócrata para renovar la denominada “gran coalición”.

No obstante, si bien existen muy pocas probabilidades de una reflación sistemática liderada por Alemania en Europa, en nuestra opinión, al menos, la política fiscal europea en su conjunto parece haber dejado de ser un lastre de cara al futuro y podría ser ligeramente expansiva.

La situación de Japón

A pesar de sus muchos problemas (deuda, perfil demográfico, la reiterativa expansión cuantitativa), creemos que Japón no afronta el mismo riesgo político que Occidente, dado que Abe acaba de ser reelegido con una gran mayoría. Además, en diciembre de 2017, el gobierno japonés aprobó un proyecto fiscal para que las compañías aumenten los sueldos y la inversión en inmovilizado, y podría reducir el impuesto de sociedades en Japón del actual 30% al 20%.

Incluso existen pruebas de que algunas compañías japonesas están tomando medidas para gestionarse mejor a sí mismas, aunque se trata de casos específicos y no demasiado numerosos. Japón puede tener la capacidad de sorprender al alza desde la reflación, particularmente porque cada vez hay más evidencias de que la escasez de mano de obra está aumentando los salarios. Sin embargo, como siempre en Japón, hay una cantidad frustrantemente pequeña de compañías en las que podamos invertir que puedan beneficiarse de esto.

Como expertos en selección bottom-up, la sustancial recuperación general en los mercados en 2017 agrava el problema que hemos afrontado en los últimos años: no tener, por lo general, un margen de seguridad suficiente en forma de precio para compensarnos por los riesgos potenciales, ya sean de carácter cíclico, macroeconómico o disruptivo. Ciertamente, el mercado no percibe el margen de seguridad como una preocupación principal y el índice VIX se sitúa cerca de mínimos históricos.

Esto significa que, en general, ha sido difícil encontrar valores nuevos para todas las carteras y no han aparecido sectores explícitos con desajustes importantes en los precios, por lo que en 2017 todo ha girado en torno a los factores específicos de cada compañía. En nuestra opinión, los riesgos parecen más sesgados a la baja que al alza.

Si no se materializan las esperanzas generalizadas de una continuación del actual repunte sincronizado en el crecimiento mundial, el contexto actual de altas valoraciones y baja preocupación por el riesgo hace que la preservación del capital sea la principal inquietud. Para nosotros, las compañías de alta calidad mejor posicionadas para aumentar las ventas y los beneficios en una situación de desaceleración económica parecen ser las mejores apuestas relativas, incluso aunque puedan aparentar ser poco interesantes en términos absolutos.

Opinión de William Lock, Bruno Paulson y Dirk Hoffmann-Becking, del equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.

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Invertir en Argentina en busca de crecimiento

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Invertir en Argentina en busca de crecimiento
Pixabay CC0 Public Domain. Invertir en Argentina en busca de crecimiento

Con Argentina posicionada para una posible incorporación este año en el índice MSCI Emerging Markets, invertir ahora en el mercado puede ofrecer fuertes beneficios, pero hay que tener cuidado con posibles baches en el camino.

En mi boletín del pasado mes de octubre, planteé el caso de que la economía argentina estuviera de nuevo en el buen camino tras la victoria de Cambiemos en las elecciones legislativas. Ahora, a medida que la recuperación económica se reduce, vemos oportunidades para los inversores con una adecuada tolerancia al riesgo para comprar en una etapa positiva del ciclo.

El crecimiento, la desinflación y las reformas estructurales siguen siendo las prioridades del Presidente Mauricio Macri en 2018.

En los tres frentes afronta desafíos, sin embargo: el tema de la desinflación atrajo la atención del mercado, ya que el objetivo de alcanzar una inflación del 5% para 2019 se ha retrasado hasta 2020. En cambio, se establecieron nuevos objetivos para 2018 y 2019, del 15% y del 10%, respectivamente.

Una primera lectura de la revisión

La revisión del objetivo de la inflación se produjo después de una lectura mayor de la esperada en diciembre, que empujó la tasa de inflación anual del país hacia el 25%, superando con creces el objetivo de entre 12% y 17% para 2017. Además, el anuncio de la revisión por parte del ministro de economía en

lugar del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, planteó el aumento de las preocupaciones sobre la independencia del banco central, particularmente en un momento en el que su presidente tiene el desafío de restablecer la credibilidad de la institución.

Si bien un recorte de tasas de 75 puntos básicos en enero reforzó las continuas preguntas sobre la futura dirección de la política monetaria en Argentina, el banco central buscó aclarar el movimiento en su declaración: “Mientras que los datos muestran señales mixtas, el banco central considera que la posición restrictiva de la política monetaria actual sigue siendo algo alta”.

Aunque la decisión de posponer el objetivo de inflación del 5% a 2020 muestra el dilema de las autoridades de decidir entre generar crecimiento o desinflación, creemos que la batalla contra la inflación continuará a un ritmo gradual en los próximos meses sin comprometer la recuperación.

En las últimas semanas, el banco central también anunció nuevos objetivos fiscales y una reducción de sus transferencias financieras al Tesoro (1,1% del PIB en 2018 y 0,5% en 2019). Con estas medidas, tomando al mercado por sorpresa, el peso argentino se debilitó un 6,4% frente al dólar, alcanzando un mínimo histórico el pasado mes de diciembre.

El peso argentino también ha estado bajo presión, ya que estallaron violentas protestas en Buenos Aires después de que el Congreso adoptara una importante reforma en las pensiones. Si bien la reforma representa una gran victoria para Macri y confirma el compromiso del gobierno de reducir el déficit fiscal, de ahora en adelante, la agenda de reformas estructurales de la administración de Macri será esencial para atraer inversiones y apoyar el crecimiento sostenible.

Por mucho que el mercado pueda apreciar un movimiento político, el “big bang” del gobierno, en nuestra opinión es sensato que Macri tome un enfoque más gradual y pragmático.

Un camino hacia arriba, pero desigual, por delante

Aunque, a largo plazo, Argentina tiene un buen potencial para crecer, es poco probable que el camino económico que se avecina sea fluido. Los inversores en este mercado deberían, por lo tanto, estar preparados para más datos mixtos, incluso a pesar de que la trayectoria general de crecimiento debería seguir siendo positiva.

En concreto, Argentina se enfrenta a varios desafíos, incluida su gran dependencia del crédito externo, lo que implica que el país podría sufrir si los bancos centrales del mundo desarrollado endurecen sus políticas monetarias.

En nuestra opinión, mientras los principales bancos centrales aumentarán gradualmente las tasas, creemos que la economía mundial continuará con la transición de un ciclo acomodaticio a una fase de normalización. Sin embargo, todavía no estamos en un entorno monetario duro.

Si bien la desaceleración del crecimiento es claramente una preocupación para el gobierno, creemos que la desinflación va a seguir a un ritmo gradual en 2018.

Desde el punto de vista de la inversión, todavía encontramos oportunidades interesantes en las tasas locales argentinas, especialmente en los bonos vinculados a la inflación y en la deuda variable debido a los altos rendimientos nominales y somos precavidos pero positivos con respecto al peso.

Macri está abriendo Argentina a la inversión y su reciente victoria en las elecciones legislativas debería darle el margen necesario para seguir normalizando la economía. A diferencia de otros países emergentes como Brasil y México, no habrá elecciones en Argentina en 2018 lo que debería ayudar a la administración a aprobar reformas cruciales.

Creemos que la administración de Macri está avanzando en la transformación del país y en la atracción de inversiones, un proceso que podría culminar en la inclusión de Argentina en el índice MSCI Emerging Markets este año.

Stéphane Monier es jefe de Inversiones de Lombard Odier

 

 

Los millennials cambian las oportunidades para los inversores

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Los millennials cambian las oportunidades para los inversores
Foto: LucasFoxBCN, Flickr, Creative Commons.. Los millennials cambian las oportunidades para los inversores

La generación millennial, también llamada generación Y, que comprende a los nacidos entre 1977 y 1994, ha cambiado los hábitos de consumo con respecto a otras generaciones, modificando la estrategia de las marcas. Actualmente, la generación Y supone el 23% de la población de la Unión Europea. Los millennials son grandes seguidores de las tecnologías. Siempre están deseando compartir sus experiencias, no están preocupados por su privacidad, no es algo que valoren. Aquello que no se comparte no tiene valor ni ha existido nunca. No quieren comprar un producto por su estatus, sino por su experiencia. Ya no compran una segunda vivienda ni tan siquiera una primera. Es innecesario para su modo de vida. Están abiertos a compartir y no se sienten obligados a pertenecer a un barrio, a una ciudad. Son la nueva generación del mundo. Estas tendencias están dando lugar a nuevas oportunidades para los inversores.

Con el fin de dar respuesta a las necesidades y gustos de los millennials, Excem Real Estate ha diseñado una estrategia de inversión inmobiliaria acorde a su hábitos para cubrir el presente y futuro de una generación que ya ha cambiado el mundo. Los ejes de inversión han sido en tres sectores: el turismo, el residencial y las oficinas. Para cada uno, la firma ha sabido identificar su nicho de oportunidad, lanzando tres socimis: Excem Situr, dedicada a los hostels (turismo), Excem Sir dedicada a casas para estudiantes (residencial) y Excem Siwork, dedicada a coworking (oficinas). Con esta estrategia de inversión inmobiliaria, Excem Real Estate cubre la vida de los millennials.

¡Qué mejor manera de compartir sus experiencias que viajando por el mundo de hostel en hostel! Para ello Excem Hospitality ha lanzado su propia marca corporativa de LOV Hostels, con tres marcas: Hatch será su marca premium, Mad para backpackers y Cats como un “party hostels”. Nuestra apuesta por cubrir todas las necesidades de los millennials va más allá: con esta oferta de alojamientos, los jóvenes se podrán mover de un lugar a otro en busca de experiencias, actividades y socialización. Estos alojamientos estarán en edificios singulares en el centro turístico de las principales ciudades del mundo, con ingresos de rentas del 7,5%, que están por encima de otros sectores y que convierten la inversión inmobiliaria en muy conservadora y con alta potencial de revalorización. 

Pero los millennials no solo viajan para disfrutar, sino también para estudiar, trabajar y vivir en viviendas y espacios compartidos por todo el mundo. Excem Real Estate cuenta con la socimi SIR para la adquisición de viviendas en el centro de las principales ciudades destinadas para que los jóvenes estudiantes y jóvenes profesionales convivan, que se han convertido como una de las mejores oportunidades de negocio e inversión. Rentas del 7%, garantizadas dada su gran demanda y escasa oferta, valor estable y en constante crecimiento.

La movilidad laboral, la inquietud empresarial siempre ha necesitado de espacios de trabajo flexibles y aptos para compartir nuevos sistemas de trabajo. Para ello, Excem Real Estate cuenta con su socimi Siwork, dedicada a la compra de edificios de oficinas destinados a coworking. Son oficinas donde lo importante no es el espacio o la mesa que tienes, sino la comunidad a la que perteneces y el networking que te permite relacionarte con todo todos los sectores en todas las partes del mundo. Esa capacidad es la que facilita que todas las empresas que estén en esta atmósfera de trabajo puedan ser más competitivas que el resto. Para todo ello, Excem compra edificios en el centro de las ciudades, consiguiendo unas rentas estables del 5% y un valor seguro de sus inversiones.

Con una gran capacidad demostrada durante más de 45 años, hemos diseñado una estrategia de inversión basada en rigurosos análisis y estudios, a través de la creación de modelos de negocio innovadores, con el objetivo de conseguir rentabilidades estables y por encima del mercado y con un gran valor refugio. Esta tendencia ha logrado llamar la atención de inversores y de fondos como perfectas inversiones en activos inmobiliarios.

Nuestros  alojamientos ofrecen  la mejor calidad- precio, ubicación en zonas céntricas de las principales ciudades, diseño innovador y tecnológico, espacios para sociabilización y múltiples ofertas de ocio. Hemos sabido encajar la tendencia y crear un proyecto firme, confiable, transparente y con garantías para el inversor.

Tribuna de Andrés Sánchez Lozano, CEO de Excem Real Estate.