Vuelve el apetito de los inversores institucionales por la renta fija y las inversiones alternativas
| Por Beatriz Zúñiga | 0 Comentarios

Cambio de rumbo entre los inversores institucionales. Según muestra la última encuesta elaborada por State Street Global Advisors, titulada The Future of Fixed Income, un número mayor de ellos están incorporando posiciones en crédito privado junto a sus asignaciones a deuda pública.
El informe indica un creciente apetito entre inversores por nuevos enfoques sistemáticos de renta fija con los que combatir el impacto de la subida de precios. Entre las conclusiones del documento destaca tres tendencias más: la búsqueda de nuevas fuentes de rentabilidad; un mayor peso de la indexación; y que las consideraciones ESG encabezan la lista de prioridades de la agenda de renta fija.
“Los resultados de nuestra encuesta confirman que, con el drástico aumento de los rendimientos, los inversores están tratando de descifrar cómo equilibrar el riesgo y la rentabilidad en sus carteras, y esto les ha llevado a buscar más allá de las inversiones tradicionales en renta fija”, afirma Gaurav Mallik, director de estrategia de carteras de State Street Global Advisors.
Según Mallik, “ha llegado el momento donde los inversores institucionales comienzan a adoptar una visión estratégica en sus asignaciones, y están encontrando cada vez más oportunidades en la combinación de exposiciones a activos privados con exposiciones a activos líquidos negociados en mercados públicos. A medida que los inversores se enfrentan a este entorno volátil, podemos ayudarles a acceder a nuevos enfoques, alcanzar sus objetivos y gestionar sus asignaciones y flujos de compraventa”.
La encuesta de este año también revela que la presión sobre las comisiones y la mayor transparencia están llevando a los inversores a elegir la indexación como forma de obtener acceso a sectores atractivos. La asignación de carteras de muchos inversores están cambiando y los enfoques mixtos de gestión activa y pasiva están cobrando impulso.
“Los inversores institucionales están optando por ETFs de renta fija de gestión activa y pasiva a un ritmo acelerado para optimizar su asignación de activos y la liquidez de sus carteras en este complejo entorno de mercado. Dada la evolución del mercado de renta fija, ciertas ineficiencias estructurales que históricamente habían supuesto una fuente de resultados superiores han disminuido, lo cual ha incrementado la demanda por inversiones indexadas. No obstante, los gestores activos siguen teniendo oportunidades de añadir valor, especialmente aquellos con un profundo conocimiento del sector y de ciertos segmentos de los mercados de crédito y préstamo”, comenta Bill Ahmuty, responsable del grupo de renta fija de SPDR en State Street Global Advisors.
Nuevas fuentes de rentabilidad y enfoques
Según explica la gestora, ante la volatilidad persistente en los mercados y la amenaza de recesión, los inversores están intensificando su enfoque en fuentes alternativas de rentabilidad. En este sentido, explican que esta búsqueda supone un cambio en la consideración de los sectores tradicionales, añade el riesgo de liquidez a la ecuación, respalda el auge de las estrategias sistemáticas y puede alterar algunas preferencias establecidas por enfoques de gestión activa.
Entre las conclusiones de la encuesta, destaca que, para responder a las actuales condiciones de mercado y ponderar la duración de su cartera, los encuestados están especialmente interesados en aumentar la asignación a préstamos bancarios (51%) y a bonos ligados a la inflación (42%).
Otro dato significativo es que el 31% de los encuestados se ha decantado por reducir sus asignaciones a renta fija tradicional a favor de estrategias alternativas a lo largo de los últimos 9 meses, y otro 29% tiene previsto hacerlo durante los próximos 12 meses. Además, los inversores muestran interés en nuevos enfoques de renta fija basados en datos a través de estrategias sistemáticas. Más de la mitad (59%) de los inversores que están considerando estas estrategias afirman que planean utilizarlas para sustituir estrategias activas existentes.
La indexación consolida su posición
La encuesta también refleja que la capacidad de la indexación para capturar todo el potencial de rendimientos, incluso en las exposiciones de renta fija más complejas, a un bajo coste, ha conseguido que la gestión activa deje de ser la elección predeterminada de los inversores en deuda.
De hecho, un 37% de los encuestados declara que más del 20% de su cartera de renta fija está invertida en estrategias indexadas. En el caso de los grandes inversores, que son aquellos con más de 10.000 millones de dólares en activos bajo gestión, la cifra asciende al 57%. Y más de dos tercios (el 76%) de los encuestados no tienen previsto hacer cambios significativos en su proporción de inversiones en estrategias indexadas y activas durante los próximos 12 meses. Entre aquellos que esperan realizar cambios, la mayoría tiene previsto aumentar su exposición a estrategias indexadas (14%) frente a la gestión activa (10%). Por último, para aquellos encuestados que planean incrementar su exposición a bonos ligados a la inflación, la mayoría tienen previsto realizarlo vía gestión indexada.
Apuesta por la sostenibilidad
En último lugar, la encuesta muestra que los criterios ESG se presentan como la principal prioridad de un número de inversores institucionales de todo el mundo, incluso por delante de la gestión de los efectos de la inflación y la subida de los tipos de interés. Entre las conclusiones de la encuesta, destaca que el 39% de los encuestados afirma que integrar consideraciones ASG es la prioridad más importante en sus asignaciones de renta fija a lo largo de los próximos 12 meses.
Además, cerca de la mitad de los inversores (un 47%) han incorporado factores ESG en sus asignaciones a crédito corporativo high yield. También se está avanzando en los segmentos de crédito con grado de inversión (44%), deuda de mercados emergentes y deuda soberana (41% cada uno), pero la deuda titulizada (27%) continúa planteando dificultades en este ámbito.



En 159 meses hemos visto sorpresas inflacionarias por arriba de 0.05% (dato mensual observado menos dato mensual esperado arriba de 0.05%, por ejemplo en mayo 2018 se esperaba un dato de -0.24% y resultó en -0.16%, es decir 0.08% arriba de lo esperado) o sorpresas deflacionarias (dato mensual observado menos dato mensual esperado por debajo de 0.05%, por ejemplo en abril 2018 se esperaba un dato de -0.26% y resultó en -0.34%, es decir 0.08% por debajo de lo esperado).En el siguiente renglón es lo mismo, pero para sorpresas mensuales inflacionarias/deflacionarias por arriba de 0.10%. En este caso solo se han observado en 86 meses.Ahora bien, la última columna nos muestra qué tan seguido se cumple la relación explicada anteriormente, a saber, una sorpresa inflacionaria beneficia a los Udibonos sobre los MBonos y una sorpresa deflacionaria beneficia a los Mbonos sobre los Udibonos. Si se fijan, entre más grande sea la sorpresa, la relación tiende a cumplirse con mayor frecuencia, de tal forma que, cuando la sorpresa es muy grande +/- 0.25%, la relación se cumple siempre.
Veamos los últimos 7 años completos (Gráfica 4). En la gráfica podemos observar los rendimientos acumulados de los Udibonos menos lo de los MBonos para los últimos 7 años, de tal forma que, si la línea está por encima del cero, a los Udibonos les fue mejor, y si está por debajo, a los MBonos les fue mejor. Por ejemplo, en 2016, los Udibonos rindieron 9.3% más que los MBonos, mientras que, en 2015, los MBonos rindieron 6% más que los Udibonos.Ahora bien, en la tabla podemos observar las inflaciones esperadas y observadas para esos años, y vemos que el patrón descrito arriba se mantiene. En años con sorpresas inflacionarias a los Udibonos les suele ir mejor, y en años con sorpresas deflacionarias a los MBonos los suele ir mejor. Sin embargo, repito, esto es en términos relativos. En términos absolutos, habrá que ver el movimiento general esperado de las tasas para saber si será un buen o mal año para los Udibonos.






