Bonos de alta calidad: listos para prosperar en 2023

  |   Por  |  0 Comentarios

Pixabay CC0 Public Domain

Creemos que los bonos investment grade de alta calidad, especialmente los bonos del Estado, se encuentran en un punto dulce de cara a 2023, ya que una confluencia de rendimientos atractivos y un punto de inflexión en los tipos abre el potencial de fuertes rentabilidades. En el caso de los mercados de renta fija, el endurecimiento de la política en 2022 para atajar la inflación resultó doloroso a medida que los rendimientos aumentaban.

Sin embargo, la corrección de los precios elevó de nuevo los rendimientos de la deuda pública a niveles no vistos en más de una década. Algo similar ocurrió con los bonos corporativos con calificación investment grade, donde subieron tanto los diferenciales de crédito como los rendimientos.

Gráfico 1. Rendimiento de la deuda pública

Fuente: Bloomberg, rendimiento de la deuda pública genérica estadounidense a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica del Reino Unido a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica alemana a 10 años, del 1 de enero de 2020 at 29 de noviembre de 2022. Los rendimientos pueden variar y no están garantizados.

La rapidez y magnitud del endurecimiento de los bancos centrales provocó que las curvas de rendimiento se aplanaran e invirtieran, lo que significa que los bonos a más corto plazo están pagando rendimientos similares (si no superiores) a los bonos a más largo plazo. Esto está creando una rara oportunidad para que los inversores obtengan mayores ingresos por la tenencia de bonos a corto que por aquellos a largo plazo, al tiempo que se exponen a un menor riesgo de tipos de interés.

Sin embargo, los niveles atractivos de ingresos de los bonos muestran solo la mitad del panorama. Creemos que 2023 será también un punto de inflexión para el ciclo de tipos a medida que los bancos centrales modifiquen sus políticas en respuesta al descenso de la inflación y a la recesión económica. Esto significa que, aunque los bonos a corto plazo son de nuestro agrado, mantener únicamente bonos a corto plazo podría tener un coste de oportunidad, que sería renunciar potencialmente a mayores plusvalías por mantener bonos a más largo plazo a medida que bajan los tipos.

Los rendimientos de los bonos a menudo se desbordan cuando la inflación subyacente se disparada al entrar en una recesión económica. Esta disociación entre los rendimientos de la deuda pública y las perspectivas económicas se produjo a finales de 2022, cuando los rendimientos de la deuda subieron a pesar de la disminución de nuevos pedidos del sector manufacturero (gráfico 2). Esperamos que los rendimientos de la deuda pública vuelvan a vincularse a los datos económicos. Creemos que el rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años podría acercarse al 2 % a finales de 2023, después de estar por encima del 4 % en el cuarto trimestre de 2022. Esto podría generar sólidas plusvalías en la deuda pública y también tener consecuencias positivas para los bonos corporativos de mejor calidad con calificación investment grade, ya que estos bonos suelen ser sensibles a los movimientos de los tipos.

Gráfico 2. Nuevos pedidos del ISM frente al rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años

Los rendimientos de los bonos se desbordan cuando la inflación subyacente se dispara en las crisis del crecimiento (marcado con un círculo).

 

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, nuevos pedidos del sector manufacturero del Institute for Supply Management (ISM), rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años, del 30 de noviembre de 1972 al 30 de noviembre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

No hay garantía de que las tendencias pasadas continúen o que las previsiones vayan a cumplirse. Creemos que estamos atravesando un ciclo económico típico, en el que el exceso de estímulo de los dos últimos años está dando paso a una desaceleración y una recesión con el endurecimiento de las políticas. Los principales indicadores económicos están en alerta roja. El mercado de la vivienda ya ha empezado a sufrir y los beneficios empresariales parecen haber tocado techo. Creemos que es solo cuestión de tiempo (puede que incluso a principios de 2023) para que las nóminas no agrícolas comiencen a reflejar en sus datos de que las empresas están recortando empleos. La Encuesta de los hogares de EE. UU. ya está registrando pérdidas de trabajo mientras que los datos sobre retenciones de impuestos parecen respaldar el descenso de empleo observado en la encuesta. El índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board, un indicador muy fiable sobre el empleo desde los años sesenta, sugiere que las nóminas no agrícolas van a caer.

Gráfico 3. El LEI como indicador del empleo en unos seis meses

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board para EE. UU. con un adelanto de seis meses, Oficina de estadísticas laborales de EE. UU., nóminas no agrícolas. Del 30 de noviembre de 1972 al 31 de octubre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

Los mercados están descontando una pausa en las subidas de tipos de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) a principios de 2023, seguida de una fase de estancamiento mientras se evalúa el panorama y puede que quizá un recorte a finales de 2023. No estamos convencidos de que 2023 vaya a desarrollarse así. Y lo que es más importante, esto no es lo que suele hacer la Reserva Federal. La Fed rara vez deja de actuar. En los años setenta y ochenta, subió los tipos hasta que pudo controlar la inflación e inmediatamente después empezó a recortarlos. Tiene una baja tolerancia al aumento del desempleo.

Creemos que la Fed se alarmará y empezará a reducir los tipos tras unas cuantas publicaciones de datos negativos sobre nómina no agrícolas. Esto podría ocurrir incluso en la primera mitad de 2023. Las recesiones matan la inflación, así que si el desempleo aumenta, creemos que la Fed reconsiderará su doble cometido (estabilidad de precios y pleno empleo) y pasará a prestar más atención a lo segundo.

Este cambio en la política depende de que baje la inflación, pero creemos que esta ya ha llegado a su máximo en EE. UU. y que podría descender rápidamente en 2023 en Europa a pesar de las distorsiones causadas por la crisis energética. Los precios de las materias primas y las mercancías se han tambaleado, lo que debería ayudar a reducir las cifras de inflación. El desplome del crecimiento del dinero amplio también sugiere que el reciente repunte de la inflación se desvanecerá a lo largo de 2023. Incluso medidas rezagadas, como los alquileres de mercado, se están suavizando.

Ninguno de los principales indicadores económicos que observamos ha tocado fondo, por lo que prevemos un mayor deterioro económico y nos cuesta creer que la economía vaya a lograr un aterrizaje suave. En este entorno, creemos que hay poco beneficio en exponerse demasiado en cuanto a riesgo crediticio, sobre todo porque los diferenciales de crédito en bonos high yield con calificación inferior a investment grade están descontando un aterrizaje suave y serían vulnerables a una ampliación en caso de recesión. Las ventas de high yield podrían suponer una gran oportunidad de compra para esta clase de activos más adelante en 2023, pero no vemos ninguna necesidad de arriesgarse prematuramente, cuando el potencial de rentabilidad ajustada al riesgo es tan atractivo en los bonos investment grade en este momento.

El riesgo para nuestra perspectiva es que los datos no cooperen, que el mercado laboral siga siendo sólido y que la inflación se niegue a bajar. Sin embargo, si este fuera el caso, entonces esperaríamos ver una política de los bancos centrales más restrictiva y una recesión económica aún más severa, un resultado que en última instancia favorecería a los bonos con más alta calificación, en particular a los bonos soberanos, ya que los inversores buscarían refugios «relativamente» seguros. Tal y como lo vemos, pensamos que simplemente hay demasiados datos que apoyan nuestra convicción de que estamos a un paso de que la deuda pública y corporativa investment grade muestre sólidos resultados en 2023.

 

Tribuna de John Pattullo y Jenna Barnard, codirectores de renta fija global de Janus Henderson Investors.

 

Puede encontrar más ideas de inversión de Janus Henderson Investors aquí.

Los bonos de alta calidad están listos para prosperar en 2023

  |   Por  |  0 Comentarios

Pixabay CC0 Public Domain

Creemos que los bonos investment grade de alta calidad, especialmente los bonos del Estado, se encuentran en un punto dulce de cara a 2023, ya que una confluencia de rendimientos atractivos y un punto de inflexión en los tipos abre el potencial de fuertes rentabilidades. En el caso de los mercados de renta fija, el endurecimiento de la política en 2022 para atajar la inflación resultó doloroso a medida que los rendimientos aumentaban.

Sin embargo, la corrección de los precios elevó de nuevo los rendimientos de la deuda pública a niveles no vistos en más de una década. Algo similar ocurrió con los bonos corporativos con calificación investment grade, donde subieron tanto los diferenciales de crédito como los rendimientos.

Gráfico 1. Rendimiento de la deuda pública

Fuente: Bloomberg, rendimiento de la deuda pública genérica estadounidense a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica del Reino Unido a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica alemana a 10 años, del 1 de enero de 2020 at 29 de noviembre de 2022. Los rendimientos pueden variar y no están garantizados.

La rapidez y magnitud del endurecimiento de los bancos centrales provocó que las curvas de rendimiento se aplanaran e invirtieran, lo que significa que los bonos a más corto plazo están pagando rendimientos similares (si no superiores) a los bonos a más largo plazo. Esto está creando una rara oportunidad para que los inversores obtengan mayores ingresos por la tenencia de bonos a corto que por aquellos a largo plazo, al tiempo que se exponen a un menor riesgo de tipos de interés.

Sin embargo, los niveles atractivos de ingresos de los bonos muestran solo la mitad del panorama. Creemos que 2023 será también un punto de inflexión para el ciclo de tipos a medida que los bancos centrales modifiquen sus políticas en respuesta al descenso de la inflación y a la recesión económica. Esto significa que, aunque los bonos a corto plazo son de nuestro agrado, mantener únicamente bonos a corto plazo podría tener un coste de oportunidad, que sería renunciar potencialmente a mayores plusvalías por mantener bonos a más largo plazo a medida que bajan los tipos.

Los rendimientos de los bonos a menudo se desbordan cuando la inflación subyacente se disparada al entrar en una recesión económica. Esta disociación entre los rendimientos de la deuda pública y las perspectivas económicas se produjo a finales de 2022, cuando los rendimientos de la deuda subieron a pesar de la disminución de nuevos pedidos del sector manufacturero (gráfico 2). Esperamos que los rendimientos de la deuda pública vuelvan a vincularse a los datos económicos. Creemos que el rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años podría acercarse al 2 % a finales de 2023, después de estar por encima del 4 % en el cuarto trimestre de 2022. Esto podría generar sólidas plusvalías en la deuda pública y también tener consecuencias positivas para los bonos corporativos de mejor calidad con calificación investment grade, ya que estos bonos suelen ser sensibles a los movimientos de los tipos.

Gráfico 2. Nuevos pedidos del ISM frente al rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años

Los rendimientos de los bonos se desbordan cuando la inflación subyacente se dispara en las crisis del crecimiento (marcado con un círculo).

 

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, nuevos pedidos del sector manufacturero del Institute for Supply Management (ISM), rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años, del 30 de noviembre de 1972 al 30 de noviembre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

No hay garantía de que las tendencias pasadas continúen o que las previsiones vayan a cumplirse. Creemos que estamos atravesando un ciclo económico típico, en el que el exceso de estímulo de los dos últimos años está dando paso a una desaceleración y una recesión con el endurecimiento de las políticas. Los principales indicadores económicos están en alerta roja. El mercado de la vivienda ya ha empezado a sufrir y los beneficios empresariales parecen haber tocado techo. Creemos que es solo cuestión de tiempo (puede que incluso a principios de 2023) para que las nóminas no agrícolas comiencen a reflejar en sus datos de que las empresas están recortando empleos. La Encuesta de los hogares de EE. UU. ya está registrando pérdidas de trabajo mientras que los datos sobre retenciones de impuestos parecen respaldar el descenso de empleo observado en la encuesta. El índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board, un indicador muy fiable sobre el empleo desde los años sesenta, sugiere que las nóminas no agrícolas van a caer.

Gráfico 3. El LEI como indicador del empleo en unos seis meses

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board para EE. UU. con un adelanto de seis meses, Oficina de estadísticas laborales de EE. UU., nóminas no agrícolas. Del 30 de noviembre de 1972 al 31 de octubre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

Los mercados están descontando una pausa en las subidas de tipos de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) a principios de 2023, seguida de una fase de estancamiento mientras se evalúa el panorama y puede que quizá un recorte a finales de 2023. No estamos convencidos de que 2023 vaya a desarrollarse así. Y lo que es más importante, esto no es lo que suele hacer la Reserva Federal. La Fed rara vez deja de actuar. En los años setenta y ochenta, subió los tipos hasta que pudo controlar la inflación e inmediatamente después empezó a recortarlos. Tiene una baja tolerancia al aumento del desempleo.

Creemos que la Fed se alarmará y empezará a reducir los tipos tras unas cuantas publicaciones de datos negativos sobre nómina no agrícolas. Esto podría ocurrir incluso en la primera mitad de 2023. Las recesiones matan la inflación, así que, si el desempleo aumenta, creemos que la Fed reconsiderará su doble cometido (estabilidad de precios y pleno empleo) y pasará a prestar más atención a lo segundo.

Este cambio en la política depende de que baje la inflación, pero creemos que esta ya ha llegado a su máximo en EE. UU. y que podría descender rápidamente en 2023 en Europa a pesar de las distorsiones causadas por la crisis energética. Los precios de las materias primas y las mercancías se han tambaleado, lo que debería ayudar a reducir las cifras de inflación. El desplome del crecimiento del dinero amplio también sugiere que el reciente repunte de la inflación se desvanecerá a lo largo de 2023. Incluso medidas rezagadas, como los alquileres de mercado, se están suavizando.

Ninguno de los principales indicadores económicos que observamos ha tocado fondo, por lo que prevemos un mayor deterioro económico y nos cuesta creer que la economía vaya a lograr un aterrizaje suave. En este entorno, creemos que hay poco beneficio en exponerse demasiado en cuanto a riesgo crediticio, sobre todo porque los diferenciales de crédito en bonos high yield con calificación inferior a investment grade están descontando un aterrizaje suave y serían vulnerables a una ampliación en caso de recesión. Las ventas de high yield podrían suponer una gran oportunidad de compra para esta clase de activos más adelante en 2023, pero no vemos ninguna necesidad de arriesgarse prematuramente, cuando el potencial de rentabilidad ajustada al riesgo es tan atractivo en los bonos investment grade en este momento.

El riesgo para nuestra perspectiva es que los datos no cooperen, que el mercado laboral siga siendo sólido y que la inflación se niegue a bajar. Sin embargo, si este fuera el caso, entonces esperaríamos ver una política de los bancos centrales más restrictiva y una recesión económica aún más severa, un resultado que en última instancia favorecería a los bonos con más alta calificación, en particular a los bonos soberanos, ya que los inversores buscarían refugios «relativamente» seguros. Tal y como lo vemos, pensamos que simplemente hay demasiados datos que apoyan nuestra convicción de que estamos a un paso de que la deuda pública y corporativa investment grade muestre sólidos resultados en 2023.

 

Tribuna de John Pattullo y Jenna Barnard, codirectores de renta fija global de Janus Henderson Investors.

 

Puede encontrar más ideas de inversión de Janus Henderson Investors aquí.

Los bonos de alta calidad, listos para prosperar en 2023

  |   Por  |  0 Comentarios

Pixabay CC0 Public Domain

Creemos que los bonos investment grade de alta calidad, especialmente los bonos del Estado, se encuentran en un punto dulce de cara a 2023, ya que una confluencia de rendimientos atractivos y un punto de inflexión en los tipos abre el potencial de fuertes rentabilidades. En el caso de los mercados de renta fija, el endurecimiento de la política en 2022 para atajar la inflación resultó doloroso a medida que los rendimientos aumentaban.

Sin embargo, la corrección de los precios elevó de nuevo los rendimientos de la deuda pública a niveles no vistos en más de una década. Algo similar ocurrió con los bonos corporativos con calificación investment grade, donde subieron tanto los diferenciales de crédito como los rendimientos.

Gráfico 1. Rendimiento de la deuda pública

Fuente: Bloomberg, rendimiento de la deuda pública genérica estadounidense a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica del Reino Unido a 10 años, rendimiento de la deuda pública genérica alemana a 10 años, del 1 de enero de 2020 at 29 de noviembre de 2022. Los rendimientos pueden variar y no están garantizados.

La rapidez y magnitud del endurecimiento de los bancos centrales provocó que las curvas de rendimiento se aplanaran e invirtieran, lo que significa que los bonos a más corto plazo están pagando rendimientos similares (si no superiores) a los bonos a más largo plazo. Esto está creando una rara oportunidad para que los inversores obtengan mayores ingresos por la tenencia de bonos a corto que por aquellos a largo plazo, al tiempo que se exponen a un menor riesgo de tipos de interés.

Sin embargo, los niveles atractivos de ingresos de los bonos muestran solo la mitad del panorama. Creemos que 2023 será también un punto de inflexión para el ciclo de tipos a medida que los bancos centrales modifiquen sus políticas en respuesta al descenso de la inflación y a la recesión económica. Esto significa que, aunque los bonos a corto plazo son de nuestro agrado, mantener únicamente bonos a corto plazo podría tener un coste de oportunidad, que sería renunciar potencialmente a mayores plusvalías por mantener bonos a más largo plazo a medida que bajan los tipos.

Los rendimientos de los bonos a menudo se desbordan cuando la inflación subyacente se disparada al entrar en una recesión económica. Esta disociación entre los rendimientos de la deuda pública y las perspectivas económicas se produjo a finales de 2022, cuando los rendimientos de la deuda subieron a pesar de la disminución de nuevos pedidos del sector manufacturero (gráfico 2). Esperamos que los rendimientos de la deuda pública vuelvan a vincularse a los datos económicos. Creemos que el rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años podría acercarse al 2 % a finales de 2023, después de estar por encima del 4 % en el cuarto trimestre de 2022. Esto podría generar sólidas plusvalías en la deuda pública y también tener consecuencias positivas para los bonos corporativos de mejor calidad con calificación investment grade, ya que estos bonos suelen ser sensibles a los movimientos de los tipos.

Gráfico 2. Nuevos pedidos del ISM frente al rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años

Los rendimientos de los bonos se desbordan cuando la inflación subyacente se dispara en las crisis del crecimiento (marcado con un círculo).

 

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, nuevos pedidos del sector manufacturero del Institute for Supply Management (ISM), rendimiento de la deuda pública estadounidense a 10 años, del 30 de noviembre de 1972 al 30 de noviembre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

No hay garantía de que las tendencias pasadas continúen o que las previsiones vayan a cumplirse. Creemos que estamos atravesando un ciclo económico típico, en el que el exceso de estímulo de los dos últimos años está dando paso a una desaceleración y una recesión con el endurecimiento de las políticas. Los principales indicadores económicos están en alerta roja. El mercado de la vivienda ya ha empezado a sufrir y los beneficios empresariales parecen haber tocado techo. Creemos que es solo cuestión de tiempo (puede que incluso a principios de 2023) para que las nóminas no agrícolas comiencen a reflejar en sus datos de que las empresas están recortando empleos. La Encuesta de los hogares de EE. UU. ya está registrando pérdidas de trabajo mientras que los datos sobre retenciones de impuestos parecen respaldar el descenso de empleo observado en la encuesta. El índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board, un indicador muy fiable sobre el empleo desde los años sesenta, sugiere que las nóminas no agrícolas van a caer.

Gráfico 3. El LEI como indicador del empleo en unos seis meses

Fuente: Bloomberg, Janus Henderson Investors, índice de indicadores adelantados (LEI) de la Conference Board para EE. UU. con un adelanto de seis meses, Oficina de estadísticas laborales de EE. UU., nóminas no agrícolas. Del 30 de noviembre de 1972 al 31 de octubre de 2022. La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras.

Los mercados están descontando una pausa en las subidas de tipos de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) a principios de 2023, seguida de una fase de estancamiento mientras se evalúa el panorama y puede que quizá un recorte a finales de 2023. No estamos convencidos de que 2023 vaya a desarrollarse así. Y lo que es más importante, esto no es lo que suele hacer la Reserva Federal. La Fed rara vez deja de actuar. En los años setenta y ochenta, subió los tipos hasta que pudo controlar la inflación e inmediatamente después empezó a recortarlos. Tiene una baja tolerancia al aumento del desempleo.

Creemos que la Fed se alarmará y empezará a reducir los tipos tras unas cuantas publicaciones de datos negativos sobre nómina no agrícolas. Esto podría ocurrir incluso en la primera mitad de 2023. Las recesiones matan la inflación, así que si el desempleo aumenta, creemos que la Fed reconsiderará su doble cometido (estabilidad de precios y pleno empleo) y pasará a prestar más atención a lo segundo.

Este cambio en la política depende de que baje la inflación, pero creemos que esta ya ha llegado a su máximo en EE. UU. y que podría descender rápidamente en 2023 en Europa a pesar de las distorsiones causadas por la crisis energética. Los precios de las materias primas y las mercancías se han tambaleado, lo que debería ayudar a reducir las cifras de inflación. El desplome del crecimiento del dinero amplio también sugiere que el reciente repunte de la inflación se desvanecerá a lo largo de 2023. Incluso medidas rezagadas, como los alquileres de mercado, se están suavizando.

Ninguno de los principales indicadores económicos que observamos ha tocado fondo, por lo que prevemos un mayor deterioro económico y nos cuesta creer que la economía vaya a lograr un aterrizaje suave. En este entorno, creemos que hay poco beneficio en exponerse demasiado en cuanto a riesgo crediticio, sobre todo porque los diferenciales de crédito en bonos high yield con calificación inferior a investment grade están descontando un aterrizaje suave y serían vulnerables a una ampliación en caso de recesión. Las ventas de high yield podrían suponer una gran oportunidad de compra para esta clase de activos más adelante en 2023, pero no vemos ninguna necesidad de arriesgarse prematuramente, cuando el potencial de rentabilidad ajustada al riesgo es tan atractivo en los bonos investment grade en este momento.

El riesgo para nuestra perspectiva es que los datos no cooperen, que el mercado laboral siga siendo sólido y que la inflación se niegue a bajar. Sin embargo, si este fuera el caso, entonces esperaríamos ver una política de los bancos centrales más restrictiva y una recesión económica aún más severa, un resultado que en última instancia favorecería a los bonos con más alta calificación, en particular a los bonos soberanos, ya que los inversores buscarían refugios «relativamente» seguros. Tal y como lo vemos, pensamos que simplemente hay demasiados datos que apoyan nuestra convicción de que estamos a un paso de que la deuda pública y corporativa investment grade muestre sólidos resultados en 2023.

 

Tribuna de John Pattullo y Jenna Barnard, codirectores de renta fija global de Janus Henderson Investors.

 

Puede encontrar más ideas de inversión de Janus Henderson Investors aquí.

Franklin Templeton: la recesión llegará a Estados Unidos en el tercer trimestre de 2023 y será más dura de lo que anticipa el consenso

  |   Por  |  0 Comentarios

Pixabay CC0 Public Domain

“Estamos ante la recesión más anticipada de la historia. La cuestión es cuándo comenzará”. Con estas declaraciones comenzaba el último webinar del programa Anatomy of a Recession (AOR) de Franklin Templeton Investors, conducido por Jeffrey Schulze, director y estratega de inversión de Clearbridge, una de las gestoras  boutiques que forman parte de la gestora americana.

Schulze cita una encuesta conducida por la Fed de Filadelfia, que indica que se ha disparado la probabilidad de que se produzca en los próximos doce meses. Pero advierte que “podríamos estar ante una profecía autocumplida: si las compañías dejan de invertir por temor a una crisis y los consumidores dejan de gastar… todo podría provocar la llegada de la recesión”. Por tanto, en su opinión, “la recesión está siendo bien monitoreada” y podría llegar más pronto que tarde. En concreto, según la previsión de Clearbridge, hay un 75% de probabilidad de que se produzca en el tercer trimestre de 2023. “Todavía tienen que reflejarse en la economía los efectos del rápido ajuste de la Fed. También hay que tener en cuenta la resiliencia del consumidor estadounidense y la fortaleza del mercado laboral, por eso la recesión tardará todavía en aparecer”, aclara el experto.

Clearbridge ha diseñado un panel que monitorea  doce indicadores de riesgo con un historial confiable de haber señalado recesiones anteriores: permisos de construcción de viviendas, sentimiento laboral, pedidos de subsidio por desempleo, ventas minoristas, crecimiento salarial, materias primas, índice ISM de nuevos pedidos, márgenes de utilidad, transporte por camión, diferenciales de crédito , oferta monetaria y curva de rendimientos. Actualmente, los dos primeros emiten signos de precaución,  los pedidos de subsidio por desempleo y el transporte por camión emiten signos de expansión y el resto apuntan a territorio recesivo. Schulze destaca en particular la inversión de la curva: “Preferimos tomar como referencia los bonos a tres meses y diez años del Tesoro estadounidenses: la curva está muy invertida, no lo había estado tanto desde los 80, y esto es una señal de peligro, por lo que interpretamos que hay posibilidad de que la  recesión sea más profunda de lo que espera el consenso”. Cabe recordar que esta parte de la curva ha anticipado las últimas ocho recesiones sin ningún falso positivo.

El estratega plantea la duda sobre si el aterrizaje de la economía será suave, como prevén los expertos, o será brusco, como anticipa la inversión de la curva. Recuerda que, de los 13 ciclos de endurecimiento monetario que ha emprendido la Fed a lo largo de su historia, diez terminaron en recesión, con tres aterrizajes suaves (“soft landings”) en 1966, 1984 y 1995. “Vemos mayor número de paralelismos de 1966 con la actualidad por la situación de la inflación y por lo ajustado de las condiciones en el mercado laboral. Es probable que la Fed sea consciente de que dar un giro a su política monetaria demasiado pronto podría dar pie a la reaceleración de la inflación, pero también de que, si no levanta el pie del acelerador, habrá inflación estructuralmente más alta en los próximos cinco a diez años”, advierte.

El reto de comprender correctamente el dato de la inflación

Jeffrey Schulze afirma que “en realidad el repunte de la inflación sí era transitorio, simplemente le llevó más tiempo desarrollarse”, en referencia a la distorsión de los precios que provocaron las alteraciones en la cadena de suministro debido a la pandemia, precios que considera que ya se están normalizando. También cree que la inflación derivada del incremento de los costos de financiación para la adquisición de viviendas, aunque ahora está escalando hasta máximos, “empezará a ceder de ahora en adelante”.

Para el experto, el componente problemático es la inflación derivada de los servicios, particularmente la inflación salarial. Por un lado, el mercado laboral está tan ajustado que a las empresas les está costando cubrir ciertos puestos de trabajo; por otro, debido al incremento del costo de vida en el último año, es probable que muchos empleados quieran renegociar sus condiciones salariales con sus empresas. “El poder de negociación se ha traspasado de la empresa al trabajador, por eso la Fed lo tiene difícil para pilotear un soft landing”, afirma. Por tanto, la inflación salarial seguirá siendo persistente, y supone un tercio del IPC subyacente, de ahí que Schulze sentencie que “la Fed tiene que crear holgura en el mercado laboral para llevar la inflación a niveles sostenibles”.

El representante de Clearbridge recuerda que, históricamente, un incremento del 0,5% o más en la tasa de desempleo frente a los mínimos del año anterior ha señalizado una recesión. El último gráfico de puntos de la Reserva Federal (“dot plot”) prevé un incremento del 0,9% este año, (del 3,5% al 4,6%). “El dot plot de la Fed implica la destrucción de 1,6 millones de puestos a medida que siga subiendo la tasa de interés este año, lo que significa que está anticipando una recesión poco profunda. Además, está anticipando que va a seguir subiendo las tasas de interés, lo que va a magnificar el impacto sobre la economía. No se esperan rebajas en las tasas hasta 2024, lo que supone una diferencia respecto a ciclos anteriores”, indica Schulze.

En opinión de la firma, “la Fed va detrás de la curva, está subestimando el daño que experimentan los mercados laborales durante una recesión en un 2,5% de media. Aunque el “dot plot” de la Fed sugiera que el desempleo va a subir en torno al 4 y pico por ciento, la historia sugiere niveles más elevados”. La previsión de ClearBridge es que la contracción de la economía estadounidense sea del 4% – 5%, frente al 1%- 2% que anticipa el consenso, y creen que la recesión tendrá mayor duración de la que prevé el consenso.

¿Cómo afectan estas previsiones al comportamiento de los mercados financieros?

Para Schulze, a pesar de los desplomes que hemos visto en 2022, el mercado aún no ha tocado suelo. “La gente olvida que la recesión es un proceso con muchos hitos, y que por el camino vamos a ver muchas caídas antes de tocar mínimos”. Para él, para que el mercado toque mínimos, más que una contracción de los múltiplos – que cree que ya se ha hecho en el último año-, tendrá que verse una rebaja sustancial en las previsiones de beneficio. Por estos motivos, Schulze anticipa que el mercado estadounidense tendrá que caer entre un -30% y un -35% antes de tocar suelo, aunque su mensaje final no es negativo, sino oportunista: “Históricamente, los mercados bajistas son poco frecuentes y típicamente proporcionan buenas oportunidades para los inversores a largo plazo. Los inversores pacientes han sido recompensados por mantenerse en el mercado durante el año siguiente a producirse el mercado bajista”, sentencia.

 

GAM nombra a Jacqui Irvine vicepresidenta de su Consejo de Administración

  |   Por  |  0 Comentarios

Foto cedida

Durante la presentación preliminar de sus resultados de 2022, GAM ha anunciado el nombramiento de Jacqui Irvine como vicepresidenta, en sustitución de Benjamin Meuli, quien se jubiló a finales de 2022. Según destacan desde la gestora, Irvine es miembro del Consejo de Administración de GAM Holding AG desde mayo de 2019; además de formar parte del comité de riesgos, del comité de compensación y presidenta del comité de gobernanza y nombramientos.

Cuenta con un larga trayectoria profesional de la que, en particular, destaca su paso por Janus Henderson Group, donde fue Consejera General del Grupo y Secretaria de la Sociedad hasta 2018. Ocupó el mismo cargo en Henderson Group, al que se incorporó en 1996, desde 2011 hasta la fusión con Janus Capital Group en 2017. 

Irvine se tituló como abogada en 2000 y es licenciada en Derecho y Psicología por la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo, posee un diploma de posgrado en Derecho por la Universidad del Oeste de Inglaterra en Bristol, así como un diploma de posgrado en Práctica Jurídica por el College of Law de Londres. Nació en 1972 y es ciudadana británica.

Resultados anuales

Este anuncio se ha producido a la par que GAM Holding AG haya proporcionado una actualización de los resultados del ejercicio completo 2022 y cambiado la fecha de presentación de resultados al 25 de abril de 2023. Según ha adelantado la firma, el Grupo espera reportar una pérdida subyacente antes de impuestos de aproximadamente 42,8 millones de francos suizos (42,74 millones de euros) para todo el año 2022. 

A estos resultados se suma otra noticia negativa en su accionariado, Bantleon AG, el mayor accionista de GAM, ha reducido su participación en GAM Holding AG, pasando de tener el 9,41% de las acciones en octubre de 2022 al 4,24% en 2023.

Por su parte, y a raíz de la previsión de los resultados anuales, David Jacob, presidente de GAM Holding AG, ha señalado: «2022 fue un año difícil, en el que nuestros resultados financieros acusaron el impacto de un descenso de nuestros activos bajo gestión impulsado por el mercado. Sin embargo, Peter Sanderson ha liderado un equipo que ha logrado un fuerte rendimiento de las inversiones para nuestros clientes y un progreso material en la simplificación del negocio, impulsando nuevas eficiencias y cumpliendo con nuestros objetivos de costes. El Consejo está trabajando incansablemente para garantizar que la empresa esté estratégicamente posicionada en el mejor interés de todas nuestras partes interesadas y por esta razón hemos decidido retrasar nuestra presentación de resultados para poder ofrecer una actualización más informativa sobre nuestros progresos».

La tormenta más esperada

  |   Por  |  0 Comentarios

Foto de Marcus Woodbridge en Unsplash

Los habitantes de zonas costeras saben que las tormentas dan unas señales al inicio de su formación, pero el verdadero alcance de éstas no se conoce hasta que el huracán se acerca a tierra. A la luz de los datos, algo similar puede estar sucediendo con la economía europea para este 2023.

Desde nuestro punto de vista, no es atrevido afirmar que la esperada recesión económica para 2023 puede ser la más anticipada de la historia. Razones no han faltado para ello: la inflación, el cambio de sesgo radical de los bancos centrales, la inversión de la curva de tipos, las caídas de la renta variable en 2022… todo ello apuntaba a una rápida contracción económica para este año entrante.

El problema se encuentra en que, al igual que en las tormentas, en el camino desde su formación a la llegada a destino muchos factores pueden interactuar para cambiar el rumbo y el impacto de la crisis económica.

En el caso concreto de Europa, la evolución del precio de la energía parece ir drenando poco a la inflación y restando presión a un BCE decidido a subir los tipos lo que sea necesario. Adicionalmente, ese abaratamiento de la energía incidirá directamente sobre unas cifras de crecimiento que han venido revisándose sistemáticamente a la baja a lo largo de los últimos meses. La reapertura de China es otro factor que tiene un impacto significativo sobre las economías exportadoras europeas y que permitirá mejorar las perspectivas económicas del Viejo Continente.

Todo esto parece ser lo que están descontando los mercados europeos en este inicio del año, con subidas que alcanzan los dos dígitos en el Eurostoxx 50 o con un excelente comportamiento del espectro más arriesgado dentro de la renta fija. El comportamiento pendular de los mercados ha vuelto a aparecer para poner de manifiesto la inutilidad de intentar hacer previsiones certeras sobre eventos sobre los que no tenemos ningún control.

Tampoco nos haría bien ignorar ciertos factores que no han desaparecido y de los que todavía no conocemos el alcance concreto. Si miramos hacia Estados Unidos, seguimos encontrando signos preocupantes que parecen poco compatibles con una subida desmedida de los activos de riesgo. Una economía con una tasa de ahorro en mínimos desde 1959 y con el crédito al consumo en los máximos de los últimos veinte años parece muy vulnerable a cualquier empeoramiento de las condiciones económicas.

Este no es el único elemento para reflexionar: circunstancias como la continuada evolución negativa de los nuevos pedidos del ISM o el preocupante hecho de que la M2 americana haya mostrado un crecimiento negativo (año contra año) por primera vez en la historia, difícilmente encaja con este escenario de optimismo económico que parece estar descontando la renta variable.

Visto de esta manera no es descartable un desacoplamiento significativo entre las cifras de crecimiento de la economía europea y la estadounidense, algo que ya parece estar transmitiendo el comportamiento de los índices en este comienzo de año.

En términos de mercado, el arranque de año, con prácticamente todos los activos con rendimientos positivos, es bastante inusual. En algún momento los inversores tendrán que decidir si vamos a un escenario recesivo (lo que daría razón al comportamiento de la deuda en este enero de 2023) o, por el contrario, era la Bolsa la que estaba en lo cierto y la tormenta que esperábamos se ha transformado en una suerte de aterrizaje suave.

Mientras tanto, sin ningún ánimo de predecir, la prudencia nos sigue pareciendo el camino más lógico y la toma de beneficios en los activos de mayor riesgo nos parece adecuada a la espera de tener más información sobre esta tormenta que llevamos ya meses esperando.

Columna de David Ardura, director de Inversiones de Finaccess Value AV

Razones para ampliar el enfoque geográfico en un mundo cada vez menos globalizado

  |   Por  |  0 Comentarios

Andrew Harvie es gestor de carteras de clientes de renta variable global en Columbia Threadneedle Investments. Recientemente, ha estado en una presentación en Miami para actualizar la estrategia del Threadneedle Global Focus, que este año cumple su décimo aniversario en funcionamiento habiendo generado un rendimiento en torno al 4% anual. Se trata asimismo de la estrategia de renta variable global de la firma que cuenta con una cartera más concentrada: “Se trata básicamente de un enfoque ‘go-anywhere’ y podemos invertir efectivamente sin restricciones, de modo que si nos gusta algo podemos invertir y estar significativamente sobreponderados allí, independientemente de la ponderación en el índice de referencia”, resumía el experto.

Así, la cartera se concentra típicamente en 50 posiciones, que condensan las ideas de mayor convicción del equipo en el largo plazo. El objetivo del equipo gestor es que las acciones en cartera puedan generar un beneficio compuesto en torno al 15% de media. El enfoque de selección de acciones se centra en la calidad: “Hablamos de querer invertir en compounders de alta calidad, básicamente negocios que podamos mantener durante un horizonte temporal de varios años y que puedan componer rendimientos de forma consistente y sostenible durante ese tiempo”, indica Harvie.

Para identificar a esas empresas, el equipo gestor realiza un análisis profundo para en primer lugar comprender el funcionamiento de la industria en la que ubica esa compañía: qué intensidad de competitividad tiene, cuál es la amenaza disruptiva de los nuevos participantes que entran en esa industria… Después, en el análisis fundamental de la empresa en cuestión, se fijan en aspectos como que presente una ventaja competitiva y, primordialmente, cómo de estable y sostenible es el crecimiento de sus ganancias en el tiempo. Buscan compañías que tengan oportunidad de capturar crecimiento a tasas estructurales, cuyos márgenes sean un poco más resistentes y que presenten flujos de caja recurrentes. “Estamos muy centrados en el crecimiento de calidad, lo que no estamos tratando de hacer es perseguir el crecimiento”, explicó Harvie, que añadió que este tipo de compañías se van a hacer más interesantes “en un mundo de crecimiento económico débil, de tasas de interés más altas y desafíos como la desglobalización”.

Un abanico más amplio

El gestor de Columbia Threadneedle destaca como elemento diferenciador respecto a fondos similares la amplitud de miras del equipo para seleccionar compañías de todo tipo de sectores y regiones del mundo: “Podría ser más fácil encontrar compañías de crecimiento de calidad en ciertas industrias o ciertas geografías y otras, pero no descartamos nada”. De hecho, una de las decisiones que ha tomado el equipo gestor últimamente ha sido reducir la exposición a EE.UU.: “Ha sido un gran coto de caza para la calidad gracias a empresas con crecimiento de calidad en los últimos años, ya que ha estado a la vanguardia de la revolución tecnológica. Pero hay algunas cosas que los EE.UU. no hacen tan bien y donde tal vez hay mejores oportunidades en otros lugares, por lo que hemos mirado a los mercados emergentes para nuestras acciones financieras”, detalla Harvey, que cita nombres como HDFC Bank o Kotak Mahindra, con nacionalidad india, o la Hong Kong Insurance Company. En Europa, ha explicado que el equipo ahora tiene más exposición al sector de consumo básico y alimentación y en salud.

Andrew Harvie explicó que una de las razones por las que se ha expandido el conjunto de oportunidades de inversión es porque “ha habido muy poco crecimiento económico, el crecimiento del PIB se estancó durante la pandemia”. Se refiere a que, al ser tan escaso el crecimiento en los últimos años, el mercado ha recompensado enormemente a las empresas que sí han reportado crecimiento, y estas han tendido a estar en los sectores de tecnología, servicios de comunicación, telecomunicaciones, salud o consumo básico, “por lo que podría ejecutar un enfoque bastante concentrado en ese tipo de entorno de mercado y usted podría hacer dinero”.

El experto anticipa que una de las creencias del equipo es que, de aquí en adelante, el mercado no va a estar tan concentrado por geografías e industrias: “Más empresas serán capaces de ofrecer crecimiento de las ganancias que hemos visto en el período posterior a la pandemia. Creo que sería muy importante centrarse en la calidad, pero la oportunidad es tal vez más grande ahora”. Al mismo tiempo matiza que, con el final del dinero gratis, nos dirigimos hacia una era de tipos de interés más alto que restará rentabilidad a muchos negocios, y como consecuencia “hay una necesidad real de centrarse en la visibilidad de las ganancias”.

La segunda consecuencia, siguió el experto, es que hoy “hay una gran necesidad de invertir a través de una serie de diferentes industrias que han sido crónicamente poco invertidas en los últimos años”. En consecuencia, el equipo gestor del Threadneedle Global Focus ha reducido su exposición a tecnología e incrementado la asignación a finanzas. También han añadido una empresa energía y, por primera vez en mucho tiempo, se han fijado en el sector del consumo básico y han incrementado la asignación a valores industriales.

 

 

Will Landers toma las riendas de la unidad de distribución de terceros de BTG Pactual

  |   Por  |  0 Comentarios

BlackRock: “Hay que esperar para invertir en México; las oportunidades en bolsa se van a poner más baratas”
Pixabay CC0 Public DomainWilliam Landers, Courtesy photo. BlackRock’s Landers: "Mexico Stock Market Opportunities Could Become More Attractive"

Después de tres años en la gestora de fondos de BTG Pactual, Will Landers pasó a liderar el equipo a cargo del negocio de distribución de terceros del banco de inversiones de origen brasileño.

Según informó a través de su perfil profesional de LinkedIn, el ejecutivo pasará al mando del equipo en BTG Pactual, dejando su puesto anterior de Head of Equities.

“Nuestro equipo de distribución de terceros busca traer una variedad de gestores de inversiones innovadores y de excelente desempeño a nuestra base de clientes, a lo largo de América Latina”, indicó Landers en su comentario.

Landers ingresó a la firma de capitales brasileños en marzo de 2019, a cargo del área de renta variable en la administradora de fondos. Antes de eso, tuvo un paso de 17 años por BlackRock, donde alcanzó el cargo de Managing Director.

Anteriormente, el profesional también trabajó como director de Latin American Research de Credit Suisse, en el equipo de Latin American Research de Lehman Brothers y en el área de Finanzas Corporativas de Bear Stearns.

“Estoy expectante con este nuevo capítulo en mi carrera y espero encontrarme con mis antiguos amigos y colegas mientras forjamos nuevas relaciones”, escribió Landers.

La reapertura china beneficiará las perspectivas de los mercados emergentes

  |   Por  |  0 Comentarios

Foto de Stephen Picilaidis en Unsplash

La semana pasada hablábamos de la reversión a la media del diferencial en sorpresas macro en datos reales de actividad respecto a las volcadas por encuestas y sondeos.

A pesar del aparentemente buen dato de PIB para el cuarto trimestre, con un aumento de la inversión en inventarios que explica por sí solo la mitad del incremento en PIB, mientras que el consumo personal se ralentizó del 2,3% al 2,1%, (alejándose del 2,8% del consenso), el soft data seguirá arrastrando a la baja las publicaciones macro. Los índices regionales de actividad de Filadelfia, Nueva York o Dallas anticipan caídas adicionales en el ISM manufacturas la próxima semana y el sector de bienes raíces, que para muchos economistas “es el ciclo”, tampoco ofrecen soporte para los optimistas. El coste hipotecario, que se ha triplicado desde 2020 en su mayor repunte en 50 años, lastrará la construcción residencial -aproximada por el índice NAHB-, generando desempleo y derivando en la constatación de la tan anunciada recesión.

El indicador de la Fed de Nueva York -basado en la inversión de la curva- se sitúa ya en niveles superiores a los que ocupaba antes de las cuatro últimas recesiones (1991, 2001, 2008 y 2020), y los síntomas de debilidad en el mercado de vivienda van sumándose, facilitando el diagnóstico de contracción económica.

El encarecimiento del préstamo hipotecario ha impactado primero sobre las ventas de las casas más baratas en EE.UU. (por debajo de los 300.000 dólares), que caen más de un 100% en tasa interanual, anticipando en 12-18 meses ajustes de dígito doble también en las más lujosas.

Un aumento significativo en peticiones de subsidio de desempleo, que pueden llegar a doblarse, el repunte en morosidad y la caída en demanda de crédito dotarán una vez más a los datos de actividad residencial de capacidad predictiva, tanto en lo que respecta a las perspectivas macro como a las relacionadas con el desempeño de las acciones del S&P 500.

Si bien es cierto que el mercado laboral no acaba de relajarse, comienzan a aparecer las primeras grietas en la disminución de incrementos salariales y en la reducción del número de semanas trabajadas -que es un indicador adelantado de reducciones de plantilla-, y esta tendencia debería acentuarse en las próximas semanas y meses.

Antes de la reunión de la Fed el 1 de febrero hay dos datos a los que los inversores prestarán especial atención: la inflación subyacente del PCE de diciembre (que se conoció este viernes y cayó al 4,4%) y el índice del coste del empleo del cuarto trimestre (ECI). Aunque es muy improbable que alguno de ellos vaya a cambiar el 0,25% que descuenta el mercado, sí podrían influir de forma relevante en la conferencia de prensa y en las sensaciones que Powell termine trasmitiendo.

Lo cierto es que, posiblemente, estemos siendo testigos del principio del fin de esta campaña de tensionamiento monetario a nivel global. El miércoles, el banco central canadiense anunció tras subir 25 puntos básicos (hasta el 4,5%) el precio del dinero: “El Consejo de Gobierno espera mantener el tipo de interés oficial en su nivel actual mientras evalúa el impacto de las subidas acumuladas de los tipos de interés”. La Reserva Federal (1 de febrero) o el RBA australiano (7 de febrero) podrían ser los siguientes.

Y, aunque hay algunos descolgados como el BCE, BoE o BoJ, lo cierto es que, si en alguna geografía se ha actuado con celeridad y contundencia para evitar o mitigar la espiral inflacionista, esa ha sido la compuesta por los denominados países emergentes. El pico en el tensionamiento monetario de la Fed en febrero o marzo, el punto de inflexión en IPC EM y la moderación en crecimiento de estas economías anticipa el inicio de un ciclo de bajada de tipos en economías emergentes, que ya parecen estar anticipando los compradores de renta fija. De hecho, en el momento de escribir este análisis seguimos pendientes de la decisión del banco central colombiano que podría, como el canadiense, subir por última vez.

 

El cierre en diferenciales de tipos reales, la consolidación del giro en la cotización del dólar y la reapertura de China pueden ser el catalizador para una recuperación en el precio de los activos financieros en mercados emergentes (EM). Adicionalmente, las economías emergentes se expandirán un 3% más que las desarrolladas fomentando la mejora en el desempeño empresarial.

Los subíndices de los PMI preliminares para EE.UU., Europa y Japón han mejorado algo en enero. Aunque aún existe el riesgo de un nuevo empeoramiento en las condiciones del comercio internacional -las importaciones chinas caen 20% en tasa interanual, el coste de los fletes se ha desplomado y las exportaciones desde Singapur, Corea o Taiwán siguen sin dar muestras de recuperación- una situación que vendría de la mano de la recesión en EE.UU. y afectaría a la salud de las economías emergentes, el desinterés inversor hacia la zona durante los últimos años, y un contexto en relativo mucho más favorable, pueden sostener el retorno de los flujos de dinero.

En este sentido, la reapertura china, que tomará algo de tiempo en consolidarse, beneficiará de forma diferencial la recuperación en demanda doméstica, mejorando las perspectivas de los mercados emergentes. Aunque el efecto será menos evidente en el sector externo -las exportaciones caerán y la demanda de materias primas no se recuperará fuertemente; el mercado inmobiliario se estabilizará y la inversión en infraestructuras se frenará en el primer trimestre-, los activos chinos representan una parte considerable de los índices de los EM. Por todo ello, estos se beneficiarán de la reapertura. Es factible anticipar que el repunte de la demanda interna china beneficie también a otros exportadores EM con fuertes lazos con China.

Adicionalmente, las tendencias que se vislumbran en el ámbito de los materiales básicos también son prometedoras para los mercados latinoamericanos. Las inversiones globales en petróleo y gas se han ajustado de 1,1 billones de dólares en 2014 a 0,5 billones en 2020 (IEA). Como consecuencia, la caída en oferta de gas y petróleo desde la crisis de 2015 sostendrá el precio de estas materias primas y fomentará la inversión. La recuperación en demanda china compensará la debilidad de EE.UU. y Europa. Y EE.UU. tendrá que reponer unas reservas estratégicas que han alcanzado mínimos de los últimos 40 años (-287 mil/barriles respecto al nivel prepandemia).

Por último, la electrificación en el sector del automóvil, que tomará más tracción los próximos tres años, incrementará la demanda de cobre, entre otros metales industriales, con China liderando la transformación. Como dato, la venta de EVs en China fue en 2021 >4x la registrada en Alemania o EE.UU.

La valoración, tanto en el ámbito de la renta fija como en el de la renta variable es atractiva, y el catalizador definitivo del renovado interés por el bloque emergente podría llegar con la constatación del pico en el ciclo de subidas de la Fed, sobre el que pueden surgir indicios en la reunión del 1 de febrero.

Y a pesar de la reciente recuperación en el precio de activos EM, espoleada mayoritariamente por el abandono de las políticas de “tolerancia cero” (el índice MSCI ex China relativo al índice global de acciones continúa su tendencia a la baja, de momento), la oportunidad que presenta esta zona geográfica es jugosa, como explica este informe de Gramercy Funds.

Una vez que haya evidencias de un suelo en el crecimiento mundial -más cerca después de la reapertura y estímulos en China-; de la relajación en las tensiones geopolíticas; y de proximidad de un ciclo de recortes en los fed funds, podremos hablar con convicción de un techo en el dólar y del renacimiento de los activos emergentes.

El patrimonio de las IICs internacionales en España cae un 14,6% en 2022

  |   Por  |  0 Comentarios

Pixabay CC0 Public Domain

El patrimonio de las IICs internacionales comercializadas en España cayó el año pasado en un 14,6%, según los datos estimados de Inverco, que calcula un volumen a finales de diciembre de en torno a 245.000 millones de euros (cifra estimada a partir de los 224.158 millones de las 42 gestoras de IICs internacionales comercializadas en España asociadas a Inverco que facilitan dato).

Así, el patrimonio se habría reducido en 42.000 millones, según la asociación. De ese volumen, 13.000 millones corresponderían a reembolsos netos de los inversores, mientras los casi 30.000 millones restantes se deberían al efecto mercado, en un contexto adverso.

De hecho, caída patrimonial es más abultada que en los fondos nacionales, que en 2022 sufrieron una caída patrimonial algo inferior al 4%, en parte debido a la naturaleza algo menos conservadora de las instituciones de inversión colectiva internacionales, en un entorno de mercado complejo.

Así, el patrimonio de las IICs internacionales por categorías está en su mayor parte concentrado en IICs de renta variable, que suponen el 30%, mientras las de renta fija y monetarias representan el 24,2%. Las instituciones de inversión colectiva mixtas suponen el 15,7% del total, y el 30,1% está en fondos indexados y ETFs (en torno a 57.000 millones de euros).

Cuartro trimestre

En concreto, en el cuarto trimestre de 2022, las IICs internacionales comercializadas en España habrían registrado unos reembolsos netos de 2.000 millones de euros, según Inverco.

No obstante, no todas las entidades sufrieron flujos negativos: algunas gestoras, como BlackRock o Robeco, captaron en el periodo más de 200 millones (ver tabla).