Allfunds Group ha confirmado que ha recibido una propuesta de oferta pública no solicitada, indicativa y condicional por parte de Euronext por la totalidad del capital social emitido y en circulación de la compañía a un precio de oferta de 8,75 euros por cada acción ordinaria de Allfunds Group, lo que supondrían 5.500 millones de euros. Según matiza, la propuesta sería abonar 5,69 euros en efectivo más 0,04059 euros en nuevas acciones de Euronext.
“Según la propuesta, el número de nuevas acciones de Euronext por cada acción ordinaria de Allfunds Group se fijaría por referencia al precio medio ponderado por volumen de una semana de las acciones de Euronext en el último día de negociación antes de la fecha del anuncio formal de la oferta para que el precio por acción ordinaria de Allfunds Group plc sea de 8,75 euros”, indica Allfunds en el comunicado que ha publicado para explicar la oferta que ha recibido.
Además, explica que, como parte de la propuesta, Euronext también pagaría a los accionistas de Allfunds Group que acudieran a la oferta una comisión de tanteo por acción de Allfunds Group, correspondiente al 5,5%anual aplicado al precio de la oferta desde la fecha del anuncio formal de la oferta hasta la primera de las siguientes fechas: la primera fecha de liquidación de la oferta (ambas inclusive); y el 31 de marzo de 2024 (ambas inclusive). De acuerdo con la propuesta, la comisión de cierre se pagaría en efectivo, en acciones de Euronext N.V. o en una combinación de efectivo y acciones de Euronext N.V. a elección de Euronext N.V..
Desde Allfunds Group también reconocen que ha sido informada por Euronext N.V. de que han mantenido conversaciones con Hellman & Friedman y BNP Paribas, que poseen conjuntamente el 46,4% del capital social de Allfunds Group plc, para obtener su apoyo a la oferta. Allfunds Group plc no ha participado en dichas conversaciones.
Tras recibir esta oferta pública, la firma ha declarado: “El consejo de administración de Allfunds Group plc está evaluando actualmente la propuesta de oferta, que estaría sujeta a una serie de condiciones. No hay certeza de que se vaya a producir ninguna transacción ni de las condiciones en las que podría producirse. Y se harán más anuncios si y cuando sea apropiado”.
En un reciente webinar dedicado a la evolución del Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) de cara a 2023, los expertos de BNP Paribas AM analizaron las principales novedades de los últimos meses, así como la potencial evolución de la normativa. También explicaron de qué manera lo han integrado en sus carteras.
En primer término se recordó el objetivo de la UE con el reglamento, que es redirigir flujos de capital a compañías que den respuesta a los desafíos medioambientales y sociales de nuestro tiempo. Según BNP Paribas AM, “la forma de conseguirlo, orientada al mercado, es mediante un marco regulatorio que incentive esta transferencia de capital a través de las preferencias expresadas por el inversor final”.
Si bien la normativa MiFID II sobre preferencias de inversión entró en vigor ya en agosto de 2022, es a partir de enero de este año que las gestoras deben informar sobre las características de sus fondos. Pero, hasta 2024 no entrará en vigor la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD), que regula la forma en que las empresas deben divulgar datos sobre su impacto ESG. Desde BNP Paribas AM, señalaron que “eso nos obliga, como gestores de fondos, a establecer metodologías propias para definir la inversión sostenible sin contar aún con esta información”.
Para conseguirlo se basan en los tres criterios principales que establece la propia MiFID II. En primer lugar dos aspectos positivos de contribución al objetivo: un mínimo de alineación de la cartera con la taxonomía de la UE y un mínimo de inversión sostenible. El tercero se centra en la consideración de las principales incidencias adversas en materia de sostenibilidad (PIAS). “Estos criterios son el nuevo lenguaje del mercado para evaluar la sostenibilidad de los productos financieros”, explicaron.
Cómo integrar la regulación en la cartera
Como distribuidor de fondos, BNP Paribas AM tiene que conseguir que las preferencias ESG del inversor, expresadas a través del cuestionario MiFID, se correspondan con las características del producto, así como encontrar la mejor estrategia para ofrecérsela al cliente, explicaron. Para ello la gestora ha desarrollado durante más de un año una serie de métricas y metodologías relacionadas con las PIAS, las características sociales y medioambientales, las inversiones sostenibles y la alineación con la taxonomía, para aplicarlas luego a los productos.
La novedad a partir de enero de este año es la obligación de la divulgación de estas características a nivel precontractual, en la web de la gestora y en los informes periódicos, se indicó, reportes que se suman a la plantilla EET (European ESG Template) de la UE, que representa el estándar para toda la industria y se comunica tanto a clientes como a proveedores de datos (ver gráfica).
Un proceso complejo
“Como criterio definido, todos los fondos artículo 9 deben invertir en activos sostenibles, pero en el caso del artículo 8 la definición es muy vaga, por lo que requiere que las gestoras establezcan sus propios criterios, lo que ha derivado en distintas clasificaciones tanto entre firmas como por jurisdicciones”, señalaron desde la gestora.
Según explicaron, se trata de un proceso muy complejo. Por ejemplo para el artículo 8 se exige clasificar no solo un mínimo de inversiones sostenibles, sino además especificar en porcentajes cuántos de los indicadores clave (KPI) del SFDR que califican a los emisores y agregados a nivel de cartera se refieren a aspectos sostenibles medioambientales alineados con la taxonomía, cuáles no están alineados con la taxonomía pese a ser medioambientalmente sostenibles, y cuáles se refieren a inversiones sostenibles a nivel social.
Así, para cumplir los KPI del artículo 8 se aplica un esquema descendente que en primer término separa los activos que no cumplen con el mínimo de características medioambientales y sociales (por ejemplo efectivo y derivados) y los que sí. Dentro de este subconjunto se desgranan a su vez activos no considerados plenamente sostenibles pero con buena puntuación ESG, y los activos que sí se consideran “inversiones sostenibles”. Esta clasificación no es homogénea, sino que se lleva a cabo en base a la metodología de cada gestor, por lo que en la actualidad resulta complejo comparar los fondos entre sí.
En el siguiente nivel vuelven a clasificarse los activos entre aquellos alineados con la taxonomía, los no alineados y los sociales.
“Este proceso implica que toda evaluación cuantitativa entre distintos fondos tendrá que ir acompañada de una cualitativa de cada metodología aplicada, y que la arquitectura de un fondo francés sea distinta a la de uno belga o uno luxemburgués. Por tanto es de esperar que, aunque el SFDR en sí no cambie, sí haya cambios regulatorios para avanzar hacia una mayor armonización a nivel europeo”, resumieron.
En el caso del artículo 9 se aplica el mismo esquema que va desgranando los KPI, pero partiendo de la base de que la inversión se limita a activos sostenibles. Sin embargo, esta restricción se refiere a porcentajes totales sobre la cartera, es decir que no implica que no haya activos como el efectivo, si bien deben limitarse a la liquidez y a los instrumentos de cobertura.
Conclusiones
La gestora recalcó que gracias a su trayectoria en temas de sostenibilidad, en muy poco tiempo han podido adaptar sus fondos a la nueva normativa y el porcentaje de sus activos bajo gestión (AUM) en fondos artículo 8 y artículo 9 duplica el del mercado global: un 86% frente a un 44%.
Añadieron a modo de resumen que la regulación de la UE es un marco muy ambicioso cuyo impacto completo se irá notando con el paso del tiempo, ya que aún estamos en un periodo de transición. En ese proceso van surgiendo nuevas herramientas esenciales, sobre todo la plantilla EET y la precontractual, en la que se establecen los objetivos.
Pese a ello, subrayaron que continúa siendo difícil comparar los fondos entre sí debido a las distintas metodologías aplicadas por cada gestora y en cada país. “La principal novedad para este año es que los compromisos cada vez son más granulares, se han ido desgranando en indicadores específicos ya sea sociales o medioambientales, y alineados o no con la taxonomía”, indicaron. Y añadieron: “BNP Paribas AM ha adoptado la nueva normativa y la ha integrado plenamente en su oferta”.
A pesar de su carácter heterogéneo, las operaciones de capital riesgo en el sector de la salud, tanto en volumen como en valor, continuaron a un ritmo prácticamente récord el año pasado, tras los máximos históricos registrados en 2021, según el duodécimo informe anual de Bain & Company sobre capital riesgo y fusiones y adquisiciones en el sector de la salud titulado Global Healthcare Private Equity and M&A Report.
El análisis de Bain & Company refleja la gran resistencia del capital riesgo en el sector sanitario, que en 2022 mantuvo un fuerte flujo de operaciones y registró el segundo mejor año de su historia. Todo ello, a pesar de las tensiones derivadas de la incertidumbre geopolítica, el repunte de la inflación mundial y la subida de los tipos de interés, que han provocado un endurecimiento de las condiciones crediticias y de financiación y el consiguiente deterioro de los mercados de capital riesgo a partir del tercer trimestre.
A pesar de estas circunstancias, según el estudio, las operaciones de private equity en este segmento se mantuvieron en el segundo mejor año de su historia, tanto en valor como en número de operaciones. El número total de operaciones en 2022 se redujo entre un 20% y un 30%, pasando del máximo histórico de 2021 de 515 operaciones a unas 400, lo que deja los datos de 2022 en línea con los de 2020.
El mercado experimentó múltiples factores que contribuyeron a la caída de las cifras totales de operaciones en la segunda mitad de 2022 con respecto al nivel sin precedentes que se alcanzó en 2021. Un factor crucial fue el endurecimiento de la política monetaria en Norteamérica y Europa, cuando los principales bancos centrales trataron de frenar el aumento de la inflación. Esto provocó un ajuste en los mercados de crédito y limitó la disponibilidad de financiación de grandes sumas, al tiempo que aumentaron los costes financieros.
“A pesar de numerosos factores, este año hemos observado una clara continuación del ritmo de 2021, y 2022 sigue representando el segundo año más importante de la historia para el sector”, señalaCira Cuberes, socia de Bain & Company en Madrid.
Según explica Cuberes, el sector ha demostrado su capacidad de resistencia en anteriores recesiones y sigue siendo un área de inversión atractiva. “Se espera que en el 2023 siga habiendo interés por el sector dadas las tendencias, que le resultan favorables, como el envejecimiento de la población y el aumento del gasto médico”, concluye.
Otra de las conclusiones que destacan desde la firma es que la actividad de los fondos de capital riesgo en el sector sanitario se hizo más selectiva a partir del segundo trimestre, con un cambio de enfoque orientado a la búsqueda de áreas de oportunidad en determinados subsectores y geografías.
Por ejemplo, en Asia-Pacífico, en consonancia con la creciente madurez del mercado, se observó un gran interés por las grandes operaciones, con tres de ellas valoradas en más de 1.000 millones de dólares. “El interés por las tecnologías de la información sanitaria (HCIT) y las biociencias también aumentó en 2022. Durante ese año, los inversores se interesaron por las oportunidades de HCIT a largo plazo y por las adquisiciones de empresas que optimizaban sus operaciones ante la creciente amenaza de recesión en las principales economías”, apunta el documento en sus conclusiones. Por otro lado, las biociencias también conservaron su atractivo para los inversores, ya que seis de las diez principales operaciones se centraron en biofarmacia, herramientas de biociencias y servicios relacionados.
De cara a 2023, el análisis de Bain & Company pronostica que los inversores en capital riesgo en el sector sanitario se enfrentarán a unos tipos de interés cada vez más elevados en las principales economías, a medida que los bancos centrales sigan combatiendo las presiones inflacionistas, el aumento de los costes laborales y un mayor endurecimiento de las condiciones crediticias. Sin embargo, el estudio también concluye que entre las tendencias más positivas de 2022 que continuarán en 2023 destacan el abundante capital disponible para la inversión (dry poder) y el potente historial de beneficios del año anterior, que aseguró un buen ejercicio para este tipo inversión y que sigue despertando el interés de los fondos específicos del sector sanitario.
Al mismo tiempo, la menor rentabilidad y la reducción de los múltiplos de las operaciones han hecho caer los mercados de renta variable pública en todo el mundo en 2022 y, si esta tendencia continúa en 2023, el informe prevé que los plazos de retención de las inversiones podrían ser más largos, lo que limitaría la actividad de las operaciones. De cara a 2023, es posible que el entorno económico actual, caracterizado por las dificultades, genere oportunidades para las operaciones de conversión de empresas públicas en privadas, las escisiones y las inversiones oportunistas, según el análisis de Bain & Company.
“Como en todos los ciclos, las circunstancias pueden cambiar rápidamente en 2023 o 2024, y la actividad podría repuntar en poco tiempo. Los inversores se esforzarán por tener listas sus estrategias proactivas y conectar con los equipos directivos para que estén en condiciones de actuar con rapidez y confianza”, concluye Nirad Jain, codirector de Healthcare Private Equity en Bain & Company.
Los fundamentales de crédito corporativo tienen margen para empeorar este año ante el progresivo deterioro de los beneficios empresariales y a pesar de que hay señales de que la inflación ha tocado techo y que la posibilidad de un aterrizaje suave de la economía va en aumento, según el último análisis de Janus Henderson Investors.
Jim Cielinski, responsable global de Renta Fija en Janus Henderson Investors, afirmó que el monitor de crédito de la firma muestra que, ante la contracción de los spreads en el último trimestre, “debería ser evidente que el rally en crédito no es sostenible”. El experto cree que la debilidad de los fundamentales va a proliferar a medida que avance 2023. Con todo, a pesar de la caída de la inflación vista en los últimos tres meses es un “prerrequisito crítico para que se produzca el aterrizaje suave de la economía que desean los inversores”. Cielinski considera que el ciclo se deteriora, pero puntualiza que el comodín de la inflación ha reducido el riesgo de que los bancos centrales se vean forzados a actuar con más contundencia. Mientras, James Briggs, gestor de Janus Henderson Investors, opina que ver un aumento de la dispersión en los mercados de crédito desde los niveles actuales dependerá de si se produce un aterrizaje suave o duro de la economía”.
El Credit Risk Monitor de Janus Henderson Investors, que vigila los fundamentales corporativos e indicadores macroeconómicos para indicar la situación del ciclo de crédito y cómo posicionar la cartera, muestra que sus principales indicadores se encuentran en rojo: cashflow y beneficios, deuda y acceso a los mercados de capitales. En cuanto al primero de ellos, los beneficios parecen haber tocado techo, mientras que las previsiones de resultados se espera que empeoren progresivamente. Todas las regiones muestran revisiones de resultados planas o negativas para 2023. Al mismo tiempo, los elevados costes, entre ellos los energéticos, siguen impactando en los flujos de caja. Sin embargo, un aterrizaje suave de la economía o una recesión poco profunda es más que posible, en tanto que los beneficios podrían rebotar ya en 2024, sobre todo en los mercados emergentes. Esta normalización de los beneficios empresariales ha empezado a afectar a los fundamentales en determinadas áreas, que esperamos que vayan en aumento.
Mientras, las señales de recesión han emergido ante los datos económicos de actividad al tiempo que los flujos de inversión y las curvas de rentabilidad se han movido hacia terreno que indica recesión. Además, la liquidez de los bancos centrales sigue retirándose del sistema. En un contexto en el que los tipos de interés reales han repuntado y señalan costes de financiación más elevados, las emisiones en el mercado primario han sido boyantes y han sido absorbidas por los inversores. La oferta en high yield, en contraste, ha sido más limitada, lo que ha supuesto un apoyo técnico de cara a las valoraciones. Además, el mejor comportamiento del papel de menor calidad con respecto al resto de emisiones persistió. En definitiva, la demanda de crédito es fuerte, según afirman desde Janus Henderson Investors.
Por último, la debilidad de los beneficios puede ir a más. Pero las métricas económicas de las compañías deberían mejorar en la segunda mitad del año. Cuando empecemos a ver datos débiles relacionados con la confianza de los consumidores y los tipos de interés dejen su efecto en la economía, los expertos esperan que la caída del margen corporativo comience a hacerse evidente.
A pesar de la inestabilidad que presentaron los mercados en 2022, los fondos cotizados (ETFs) destacaron dentro del mercado. Según el último informe Global Fund Flows de Morningstar, a lo largo de 2022, los fondos globales experimentaron 1,28 billones de dólares de salidas, pero los ETFs disfrutaron de 754.000 millones de dólares de entradas. “Los ETFs están a la cabeza de los flujos netos, pero el 77% de los activos gestionados a largo plazo siguen estando en fondos”, matizan.
Según sus datos, las salidas totales a largo plazo fueron de 530.000 millones de dólares, es decir, el 1,1% de los activos finales de 2021. “Estas salidas se produjeron tras un récord de 2,4 billones de dólares de entradas en 2021. Mientras que las salidas en 2022 fueron modestas teniendo en cuenta la fuerte caída de los mercados de renta variable y de renta fija, pero fue el primer año de flujos globales negativos en nuestra base de datos de flujos mundiales de 14 años”, explican desde Morningstar.
Una consecuencia clara fue que los activos a largo plazo se redujeron en 9 billones de dólares, hasta los 38,5 billones de dólares desde los 47,5 billones de dólares, lo que hizo mella en los ingresos de las empresas de gestión de activos. “La disminución de los activos, unida al continuo desplazamiento hacia los ETF, ensombrece aún más las perspectivas del sector tradicional de gestión de activos”, afirman.
Según su informe, una de las tendencias que se observó en 2022 fue que los inversores rescataron vehículos de renta fija en una magnitud récord de 483.000 millones de dólares, pero los flujos de renta variable fueron casi nulos a pesar de la rentabilidad negativa del 17,91% del índice Morningstar Global Markets GR USD. “Una pequeña salida neta de los vehículos de renta variable oculta un año catastrófico para los fondos de renta variable estadounidenses gestionados activamente: 349.000 millones de dólares salieron de los vehículos de gestión activa, mientras que 348.000 millones de dólares fluyeron hacia los vehículos indexados”, matizan.
En este sentido, los vehículos indexados registraron entradas por valor de 747.000 millones de dólares en 2022, mientras que sus homólogos de gestión activa se desprendieron de 1.276.000 millones de dólares. Según explican, en parte, esto se debió a que la cuota de mercado de los activos indexados aumentó un 2,3%, hasta el 38%.
Por último, otro de los cambios que dejó 2022 es que la popularidad de los fondos temáticos se enfrió respecto a 2020 y 2021, ya que los flujos cayeron a 3.600 millones de dólares en 2022 desde los 2.023 millones de 2021. “El fondo temático medio perdió un 30% en dólares y los activos cayeron a 588.000 millones de dólares, el 1,5% de los activos totales”, puntualizan desde Morningstar.
En cuanto a las gestoras que lideraron el mercado, el informe destaca que iShares de BlackRock recibió 222.000 millones de dólares, más del doble que Vanguard, quien alcanzó los 101.000 millones de dólares.
Tras la aprobación de la CSSF a finales de diciembre, iM Global Partner ha anunciado el lanzamiento de un nuevo fondo UCITS, el iMGP DBi Managed Futures con su socio Dynamic Beta Investments. De esta forma, Dynamic Beta investments (DBi) será la subgestora del iMGP DBi Managed Futures, el nuevo subfondo de la SICAV UCITS domiciliada en Luxemburgo.
Según destaca la firma, los inversores europeos han mostrado gran interés en esta estrategia a la que han asignado hasta ahora 60 millones de euros en capital inicial. “Los futuros gestionados (managed futures) fueron una de las clases de activos con mejores resultados de 2022, y nuestra estrategia de ETF de futuros gestionados domiciliada en EE.UU. (DBMF) recibió un enorme apoyo de los inversores que buscaban diversificación fuera de los mercados de renta variable, combinada con una baja correlación. Por ejemplo, el SG CTA Index tuvo una correlación negativa de sólo -0,02 con las acciones mundiales (MSCI World Index) durante los últimos 5 años. Debido a ello, recibimos muchas consultas de inversores con sede en Europa sobre la posibilidad de ofrecer esta estrategia en formato UCITS, lo que hemos hecho ahora”, explica Jamie Hammond, socio de iM Global, director general adjunto y responsable de distribución internacional.
Por su parte, Andrew Beer, de Dynamic Beta investments y cogestor del fondo, indica que los futuros gestionados (managed futures) ofrecen mayores ventajas de diversificación que las acciones y los bonos que la renta variable privada, el crédito privado, el sector inmobiliario, las materias primas y muchos otros diversificadores habituales. “Con este fondo, pretendemos cambiar esta situación», apunta.
iM Global Partner lanzó esta estrategia hace 3 años para el mercado estadounidense, que se ha convertido en el mayor ETF de futuros gestionados del sector en términos de activos bajo gestión (fuente: etfdb.com a 30 de enero de 2023).
Foto cedidaFrancesco Filia, CEO de Fasanara Capital, y Tommaso Sanzin, MD Alternative Investment Solutions en UBP
Fasanara Capital es una plataforma tecnológica y gestora de activos regulada, independiente y con sede en Londres, fundada hace 12 años por su CEO, Francesco Filia, y que se define como un híbrido entre una gestora de activos de crédito alternativo y una fintech. «Representa realmente una forma de tender un puente entre la necesidad de ingresos de un inversor institucional y la necesidad de financiación de la economía real», explica Tommaso Sanzin, MD Alternative Investment Solutions en Union Bancaire Privée (UBP), que es inversor y distribuidor de los fondos de Fasanara.
Fasanara es líder mundial en el sector fintech de la financiación de cuentas por cobrar, un servicio financiero a menudo sin intermediación de los bancos que consiste en anticipar efectivo contra facturas a miles de pequeñas y medianas empresas y encargarse después de cobrar directamente a los deudores. «Las pymes representan más del 80% del tejido económico en Europa, pero al tratarse de pequeñas facturas y pequeños proveedores, los bancos prefieren no involucrarse, como ocurre con los proveedores de comercio electrónico o los cargos de roaming de telecomunicaciones. Por ello, el sector fintech se está abriendo paso en el negocio del factoring, financiando a prestatarios solventes en la economía real y llenando el vacío bancario», explica Filia.
Solo en España, añade, Fasanara Capital ha financiado 3.000 millones de euros en cuatro años en operaciones en las que la factura media financiada fue de 5.000 euros y el vencimiento medio de 60 días. «Es decir, muchísimas empresas han sido financiadas recurrentemente por Fasanara a un nivel en el que los bancos no están presentes o en el que la tecnología marca la diferencia».
Fasanara trabaja en colaboración con una red global de originadores locales verificados, generalmente también fintechs, como por ejemplo la europea Novicap, que ofrece soluciones tecnológicas de financiación y optimización del circulante.
«La estrategia de créditos de Fasanara apoya directamente a la economía real, a las pymes proveedoras reales de toda la cadena de suministro que contribuyen a crear empleo y PIB en sus comunidades locales. Los criterios ESG en la selección de prestatarios y deudores son, por tanto, especialmente clave en la difusión de buenos valores y prácticas. Es una buena oportunidad para que los inversores institucionales intervengan y apoyen la economía real allí donde más importa, con impacto, especialmente en momentos en que los bancos tradicionales se están retrayendo», señala Federico Travella, fundador y presidente ejecutivo de Novicap.
El papel de la tecnología
«Fasanara Capital junta todas estas pequeñas transacciones, incluso millones de ellas, para tener una estructura de fondo que al final pueda ser comprada por un gran inversor institucional, como planes de pensiones o aseguradoras», explica Sanzin.
La tecnología lo hace posible, y por eso, de los más de 200 empleados de la gestora, más de 130 se dedican a la plataforma tecnológica propia. «Es un número muy elevado para un gestor de activos con un patrimonio aproximado de unos 4.000 millones de dólares, pero fundamental para gestionar carteras granulares de préstamos y créditos, suscribirlos -es decir, intervenir contractualmente como acreedor- y ocuparse a diario del cobro de los flujos de caja», indica Filia.
Los inversores son profesionales, normalmente grandes instituciones, muchas de ellas aseguradoras. También son family offices, familiarizados con el mundo fintech porque ellos mismos proceden del sector empresarial. Y que necesitaban fuentes alternativas de ingresos, pero también baja volatilidad y diversificación.
«Lo que aprecian es que se trata de una inversión en general muy estable, con valoraciones y distribuciones frecuentes, descorrelacionada con otros activos y a corto plazo», dice Sanzin.
La descorrelación viene de su mayor vinculación con la economía real y de la granularidad de la cartera: se tienen decenas de miles de empresas y cientos de miles de facturas, por lo que si una empresa incumple, no pone en riesgo el fondo.
Otra razón es que cuando una fintech compra una cuenta por cobrar, lo hace normalmente con un descuento fijo al mes. «Por ejemplo la factura de una empresa que vende en Amazon. Si Amazon paga en un mes el descuento es del 1%, si es en dos meses, del 2%, y así sucesivamente. De esta forma, el tipo se fija por contrato y no se ve afectado por las decisiones de tipos de interés que puedan tomar los bancos centrales. Además, el vencimiento es muy corto, lo que permite tomar decisiones de inversión basadas en datos», añade el CEO.
«Otro motivo importante por el que los rendimientos mensuales han sido sistemáticamente positivos es que existe un colchón de riesgo incorporado. Cuando se compra una factura, se hace sin adelantar el importe total a satisfacer, sino que se entrega el 90%. Si la factura es de 100 euros, se entregan 90. Y cuando recibes el pago total de la factura, pagas los 9 restantes, menos el descuento acordado por el anticipo», señala Filia. Esto proporciona una «sobrecolateralización» sistemática, porque compras algo por valor de 100 a tres meses pero adelantas 90, lo que te da 10 puntos de protección, algo que no existe en los mercados de bonos. Así se está protegido contra el principal riesgo, que es el retraso en el pago.
Descorrelación y baja volatilidad
Comparando la estrategia con los fondos tradicionales de renta fija, Sanzin resume que la diferencia es la distribución regular de los flujos de caja, la bajísima volatilidad y la descorrelación estructural con otros activos. «Si lo contrastas con otro tipo de inversión en mercados privados, la diferencia es la duración tan corta, tres meses. Por tanto, comparado con la renta fija tiene una mejor relación rentabilidad-riesgo, y comparado con el crédito privado es más líquido».
Las estrategias de Fasanara, distribuidas e invertidas por UBP desde 2019, tienen un efecto directo en la economía real y promueven, entre otras características, las medioambientales o sociales o de buen gobierno, por ejemplo aplicando filtros ESG a nivel de proveedores, es decir, analiza qué productos o servicios ofrece una empresa antes de financiarla.
La primera estrategia se centra en los créditos comerciales o factoring de créditos comerciales, que se compran a proveedores y luego son pagados por empresas más grandes como Amazon, un negocio cuyo riesgo subyacente es de naturaleza corporativa y equivalente al de los bonos, aunque a más corto plazo. Esta es la estrategia más antigua y la mayor parte de los activos gestionados.
Otra estrategia se centra en la financiación al consumo, de nuevo con una inclinación hacia el comercio electrónico europeo y cuando un consumidor desea retrasar o amortizar los pagos (buy now, pay later).
La estrategia Fintech-lending, buque insignia de Fasanara, es oportunista y dinámica, y busca maximizar la relación riesgo-rentabilidad y la diversificación.
«La inflación mundial ha ampliado la brecha de financiación y también ha aumentado los rendimientos disponibles», concluye Filia. «Esta combinación es un buen augurio para Fasanara, tanto en términos de capacidad estratégica como de rentabilidad de cara a 2023. Al mismo tiempo, los riesgos de la economía real deben gestionarse mediante la máxima diversificación, vencimientos cortos y un enfoque general en la calidad de las garantías».
Foto cedidaJenn-Hui Tan, responsable mundial de Supervisión e Inversión Sostenible de Fidelity International.
Fidelity International (Fidelity) ha anunciado cuáles serán sus prioridades estratégicas en materia de inversión sostenible en 2023. En concreto, la gestora ha indicado que pondrá el foco en tres áreas: propiedad activa, capital natural y transición justa. Según ha explicado Jenn-Hui Tan, responsable mundial de Supervisión e Inversión Sostenible de Fidelity International, “estas tres prioridades ayudarán a impulsar la agenda de sostenibilidad de Fidelity y crearán valor a largo plazo para nuestros clientes, además de acelerar la transición hacia una economía con menos emisiones y más inclusiva”.
Desde la gestora explica que ante los últimos sucesos en la escena internacional, entre ellos la pandemia, la crisis energética o los graves efectos de los riesgos climáticos para el medio ambiente y la sociedad, la inversión sostenible ha demostrado ser una de las tendencias disruptivas más importante del sector y ha ocupado un lugar destacado en la agenda pública. En su opinión, este hecho, sumado a un refuerzo de la regulación en el ámbito ESG en diferentes mercados, “apunta a que la inversión sostenible está generalizándose en todo el mundo”.
Dentro del compromiso de Fidelity con la inversión sostenible, la gestora se ha fijado una meta claramente definida para conseguir la neutralidad en emisiones en toda la empresa en 2030 y en sus inversiones en 2050. En este sentido, la firma explica que en la base de su enfoque de la inversión sostenible se encuentran la integración de los factores ESG asentada en análisis y estudios fundamentales y un programa de propiedad activa a través del cual trata de conseguir resultados sostenibles en alianza con las empresas en las que invierte.
A lo largo de los años, Fidelity ha lanzado un conjunto de políticas y hojas de ruta específicas, como una política de inversión en torno al cambio climático, un marco sobre deforestación y una puesta al día de sus políticas y directrices en materia de voto. Además, ha suscrito iniciativas relacionadas con el cambio climático y la biodiversidad, y apoya activamente los grupos de trabajo centrados en la regulación del sector.
En línea con el trabajo de los últimos años, Fidelity ha explicado que este año se centrará en tres grandes prioridades en materia de sostenibilidad: propiedad activa, capital natural y transición justa. Sobre la primera de ellas, la propiedad activa, la gestora explica que su intención es seguir evolucionando en su enfoque mediante un conjunto de estrategias interconectadas para influir y tratar de conseguir esos mejores resultados financieros, medioambientales y sociales a largo plazo que son esenciales para el futuro de sus clientes.
“A medida que las empresas desarrollan sus negocios, el abanico de factores no financieros que influyen en el valor financiero no deja de aumentar y constituye un factor de éxito determinante. Como gestora activa de inversiones, nuestra función es ayudar a las participadas a prever, prepararse y adaptarse a las disrupciones y los cambios en las condiciones del mercado con el fin de conseguir un crecimiento sólido y sostenible a largo plazo”, señalan desde la gestora.
Respecto al capital natural, Fidelity advierte de que la pérdida de biodiversidad no tiene precedentes y está acelerándose. “Durante los últimos 50 años, las poblaciones mundiales de vida salvaje se han reducido un 68% y eso está planteando una grave amenaza para la prosperidad económica y las cadenas de suministro en todo el mundo. Este fenómeno se ve agravado por sus estrechos vínculos con el cambio climático, que es una de las principales causas de la pérdida de biodiversidad, pero la destrucción de los ecosistemas socava la capacidad de la naturaleza para regular las emisiones de gases de efecto invernadero y proteger frente a la meteorología extrema, lo que acelera el cambio climático”, denuncia. Frente a esta realidad, destaca que los marcos regulatorios, como la Taxonomía de la UE o el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras relacionadas con la Naturaleza (TNFD), están ayudando a abordar algunos de estos problemas. En este sentido, Fidelity ha suscrito el Finance for Biodiversity Pledge (FfB) y es miembro de la Natural Capital Investment Alliance (NCIA).
Por último, sobre la transición justa afirma que su objetivo es descarbonizar colectivamente sectores clave de la economía, “pero no debemos olvidar las implicaciones sociales de dicha transición y sus repercusiones en el mercado laboral y la población activa”. Según su experiencia, cuando dialogan con las empresas sobre el cambio climático y llevan a cabo su propia estrategia de descarbonización. “Integramos explícitamente el principio de transición justa e instamos a las empresas a considerar las implicaciones sociales de su enfoque de la descarbonización. Esa transición justa también constituye un aspecto clave de nuestro diálogo temático sobre el carbón térmico, donde la inclusividad y las repercusiones para la seguridad energética están integradas en los objetivos”, matizan.
En este sentido, defienden una visión amplia ya que consideran que los esfuerzos colectivos por descarbonizar no deberían dar de lado, ni económica ni socialmente, a determinados grupos de personas o comunidades cuyos medios de subsistencia dependen de los combustibles fósiles o las industrias con altas emisiones de carbono.
En opinión de Tan, 2023 va a ser un año crucial para la inversión sostenible en el que Fidelityconcentrará sus esfuerzos en asignar el capital de forma sostenible y ayudar a las empresas con su transición ecológica. “Estamos entrando en una nueva fase de la inversión sostenible que refleja tanto la mayor disponibilidad de datos como un enfoque más maduro a la hora de integrar los factores ESG, un enfoque que reconoce la necesidad de alcanzar un equilibrio entre las decisiones a corto plazo que se necesitan para seguir desarrollando la actividad empresarial y las necesidades a largo plazo de los clientes, los empleados y la sociedad. Las nuevas regulaciones que se esperan para este año también contribuirán a armonizar los marcos de sostenibilidad y divulgación, y animarán a las empresas a seguir avanzado en su transición”, ha añadido.
BrightGate Capital, firma independiente de inversiones, opina que 2023 será un ejercicio muy complejo para la renta variable, y opta por ser selectivo en la búsqueda de oportunidades de inversión, que según la firma estarán en la renta variable USA, Japón y Emergente, y algo menos en Europa. A nivel sectorial, el mayor atractivo lo presentan los sectores más cíclicos y las compañías de alto crecimiento que han alcanzado su valoración objetiva. Según la firma, “nuestra preferencia son aquellas compañías con una alta probabilidad de superar la recesión”.
En renta fija, tras un 2022 muy negativo, BrightGate identifica oportunidades en general en renta fija corporativa a corto plazo y de baja duración. Por zonas geográficas, prefiere deuda high yield europea de compañías con buenos balances, sobre todo en el segmento B+ y BB; deuda corporativa de compañías radicadas en países emergentes con ingresos en monedas fuertes y costes en monedas locales; y deuda de compañías norteamericanas con emisiones en euros y en dólares donde existe una oportunidad de arbitraje.
Por sectores, los preferidos son aquellos que respaldarían más al bonista frente a un escenario de impago, tales como industrial, transporte marítimo, energía, minería, y consumo no cíclico.
Renta variable: cautela, siendo selectivos, ante la recesión
Según los expertos de BrightGate, la renta variable va a estar dominada en 2023 por tres factores: la dinámica inflación-subida de tipos-recesión; la geopolítica, es decir la guerra en Ucrania y la reincorporación del mercado chino a la economía mundial; y la evolución de las políticas de liquidez monetarias heredadas de la gran recesión del 2008, y de la pandemia COVID-19.
Inflación
La inflación está desacelerándose y los precios de las materias primas están cayendo, pero los tipos se mantendrán elevados en función de cómo evolucione la inflación en los servicios y los salarios. Todavía no se ha entrado en recesión, el consumo y el empleo resisten, aunque BrightGate cree que ésta llegará, pero no será intensa. A nivel sectorial, el panorama es más variado, con sectores que han entrado claramente en recesión, y otros que todavía no lo han hecho.
Geopolítica
El escenario más probable para el conflicto en Ucrania sería alargar la guerra hasta forzar un desenlace por agotamiento, y para China, la reincorporación a los mercados tras los cierres por COVID- 19. Ambos están bastante descontados por los mercados, pero no se pueden descartar escenarios más extremos, que podrían tener impactos difíciles de medir.
Por ejemplo, que Rusia utilizase armamento nuclear, o que China invadiera Taiwán. El primer caso sería muy difícil de prever. El segundo, la anexión de Taiwán, tendría sentido sólo si fuera la única solución para resolver los problemas internos en China. Algo poco probable, dado que el gobierno chino siempre ha utilizado el estímulo económico para mantener la paz social y aún le quedan herramientas para estimular la economía. En todo caso, BrightGate opina que China sustituirá a EEUU como líder económico global en el siglo XXI, y la economía rusa será cada vez más irrelevante.
Liquidez
Los planes de los bancos centrales para los próximos años son reducir la liquidez que se inyectó en el sistema por oleadas desde el 2008 hasta el 2021. Este drenaje supondrá un freno para la actividad económica y para la valoración de los activos. Pero una gran parte de esas inyecciones de liquidez han acabado en las familias, que en 2020 y 2021 gastaron poco y recibieron una gran cantidad de subvenciones. Según BrightGate, en 2023 habrá que comprobar si el ahorro familiar generará el gasto suficiente para compensar la combinación de inflación, altos tipos de interés y drenaje de liquidez por los bancos centrales.
Perspectivas y oportunidades
En 2022 los indicadores de sentimiento inversor llegaron a niveles del 2008, y sin embargo los inversores minoristas, pese a sufrir grandes pérdidas tanto en renta fija como renta variable, mantuvieron en general sus posiciones. Según BrightGate, la principal razón para ello fue el elevado ahorro familiar acumulado en 2020 y 2021. Pero, en el caso de que esta liquidez se agote, y continúe la retirada de estímulos por parte de los bancos centrales, existe el riesgo de una corrección significativa.
En este entorno, BrightGate piensa que la renta variable como clase de activo sigue sobrevalorada, y que hay varias razones para pensar que esta vez puede corregir con fuerza. Por un lado, el mercado está muy complaciente, y descuenta un escenario perfecto en el que se controla la inflación, se bajan los tipos relativamente pronto, y se evita la recesión. Es un escenario posible pero poco probable, porque la recesión llegará y afectará a la mayoría de los países y sectores. Además, la política de los bancos centrales, tanto en la subida de tipos, como en el drenaje de liquidez, va encaminada a enfriar los mercados y las valoraciones. Según BrightGate ,“no hay que luchar contra la FED”. Y finalmente, la subida de tipos de interés ha reforzado el atractivo para los inversores en renta fija, por lo que este activo acrecentará su peso en las carteras.
BrightGate opina que las oportunidades para invertir en renta variable en 2023 se encuentran en algunos sectores muy cíclicos, y en los de alto crecimiento y tecnológicos, que han sufrido una corrección de más de un 30%, y en algunos casos de hasta el 70%. En los cíclicos, identifica las empresas con balances y negocios sólidos, que garantizan su supervivencia a la recesión. En los tecnológicos, compañías con propuestas de negocio rentables y sostenibles.
Por el contrario, BrightGate opta por mantenerse al margen de sectores defensivos y empresas de calidad que jugaron el rol de activos refugio, pero en la actualidad están sobrevaloradas, y con limitadas posibilidades de crecimiento. Tampoco ve valor en el sector bancario, porque se ha beneficiado de las subidas de tipos, y corregirá cuando llegue la recesión.
Desde el punto de vista geográfico, BrightGate prefiere renta variable en EE.UU., en Japón y en países emergentes.
Renta fija: bonos corporativos a corto plazo y baja duración
Según BrightGate Capital SGIIC, aunque las tasas de impagos de emisores corporativos, especialmente en la deuda inferior a investment grade, deberían incrementarse a nivel global, convergiendo hacía niveles medios históricos, este movimiento estará correlacionado con el deterioro de los indicadores económicos. Las elevadas rentabilidades que aporta este activo en la actualidad, suponen una protección que podría mitigar parte de esta subida de las tasas de impago.
Según algunas agencias de calificación como Moodys, las tasas de default se acercarán al 5% en 2023 para la deuda no investment grade, desde el nivel 2,8% a cierre de 2022. En este escenario, BrightGate Capital SGIIC recomienda deuda high yiel de compañías europeas o no europeas denominada en Euros, sobre todo en el segmento B+ y BB.
Por sectores, los más atractivos son aquellos en los que los bonistas cuentan con mejores garantías en caso de impago, bien porque las empresas tienen activos que pueden actuar de respaldo, bien porque gozan de elevadas tasas de recuperación cuando se produce el default: industrial, transporte marítimo, energía, minería, consumo no cíclico, etc.
La firma, por el contrario, opta por evitar aquellos sectores que no gozan de estas ventajas para el bonista cuando tiene que afrontar impagos, tales como compañías de crecimiento, software, compañías ligadas a sector servicios, consumo cíclico, etc.
En la zona emergente, BrightGate Capital Sgiic aprecia valor en la deuda corporativa con las mismas características de rating y duración, emitida por compañías que disponen de un porcentaje importante de sus ingresos generados por la exportación, percibidos en monedas fuertes (dólar, euro), y que mantienen sus costes operacionales en moneda local.
En la zona asiática, la firma opta por la cautela, dado el elevado peso de la deuda emitida por el sector inmobiliario chino. La crisis en el sector, junto con el nivel desorbitado de apalancamiento de las empresas, genera un escenario de alta incertidumbre, riesgo que no compensan las altas rentabilidades de la deuda asiática, por lo que lo razonable es mantenerse al margen.
Por último, BrightGate Capital SGIIC detecta oportunidades vía situaciones de arbitraje en el mercado. Es el caso de compañías de EE.UU. con deuda emitida en dólares y euros, que pagaban la misma rentabilidad al mismo vencimiento. En un mercado eficiente, los bonos en euros deberían ofrecer rentabilidades de hasta un 2% inferiores (en la actualidad), para compensar el coste de cubrir la divisa norteamericana al euro (por el diferencial de tipos de interés existente entre ambas zonas geográficas).
Sin embargo, el escaso apetito inversor en Estados Unidos hacia bonos en euros, derivado de las tensiones geopolíticas y la crisis energética europeas, ha impulsado las ventas en esta clase de emisiones, lo que abre la puerta a arbitrar estas ineficiencias.
2023 puede ser un año de crecimiento. Así lo ven desde Mapfre Gestión Patrimonial quienes, durante la apertura de su nueva oficina en Palma de Mallorca, explicaron que están inmersos en una prueba piloto para ofrecer los servicios de esta división de negocio a los clientes de seguros del grupo.
Según matiza la entidad, han estudiado el perfil de los 7,4 millones de clientes que tiene el grupo en su negocio de seguros para identificar aquellos perfiles que se pueden beneficiar de los servicios de asesoramiento financiero y de la oferta de productos de ahorro e inversión de Mapfre Gestión Patrimonial. El resultado ha sido una base de 12.000 clientes potenciales a los que les ofrecerán estos servicios y a través de su red de agentes y sus oficinas.
El objetivo de la división de Mapfre Gestión Patrimonial con este plan es bastante ambicioso: crecer un 20% en número de clientes, lo que estaría en línea con el crecimiento del año anterior. Este esfuerzo comercial vendrá acompañado, según indican, del lanzamiento de un “supermercado financiero” donde dar visibilidad y acercar a este perfil de cliente los productos de ahorro e inversión, además de incluir nuevos servicios. También recuerdan que tienen como objetivo llegar a los 200 agentes, elevando así su plantilla a los 250 profesionales (entre agentes y directores de oficinas). Estos planes se suman al crecimiento de su red de oficinas, que ya llegan a 10 tras las tres últimas aperturas en Palma de Mallorca, Málaga y Alicante.