Foto: JLPC. ¿Momento de comprar emergentes? Ya casi
Es natural que muchos inversionistas, especialmente las personas naturales, se encuentren un poco preocupadas por sus inversiones, pues el primer mes del año no fue fácil. Y los últimos seis meses del año anterior, tampoco lo fueron. Generalmente, ésta es la forma de reacción de las personas naturales, las cuales salen corriendo en momentos de caída de los mercados, y entran cuando los mercados están subiendo. Así, encontrarse con inversionistas que quieren salir corriendo a comprar un depósito a tasa fija no es una excepción, es casi la generalidad. Pero, y aquí nace el problema, lo estarían haciendo en el peor momento posible. Justo, cuando están muchas inversiones (especialmente las de países emergentes) en mínimos.
Estas inversiones van a rebotar, con seguridad. Muchos inversionistas, en ese punto, no entienden razones, no creen en el mercado y mucho menos en su asesor financiero. Pero la historia se ha repetido una y otra vez, y los mercados no duran en caída libre sin fondo, en algún momento para, se estabiliza, rebota y da ganancias. Algunas veces, dan muchas ganancias.
Estamos en un momento en el cual las señales muestran que quizá en activos emergentes estamos casi que llegando al mínimo en el que se vuelve muy interesante comprar. Muchas métricas muestran que esto sería así hacia mitad de año, aunque dependiendo de cómo vayan evolucionando las cosas, podría ser antes. La historia tiende a repetirse en los mercados, y esto se parece mucho a lo que sucedió entre 1988 y 2005. La siguiente gráfica es explicativa de esta situación:
Lo que se observa, es que luego de un momento en que acciones emergentes rentaron proporcionalmente más que las desarrolladas, la tendencia se revierte y son las acciones desarrolladas que rentan más que las emergentes. Luego, viene otro cambio de tendencia y son las emergentes las que vuelven a rentar más que las desarrolladas. Este momento, como se observa en la gráfica, correspondería con el mes de julio de este año.
Este momento lo refuerzan varios hechos, uno de esos es que los años en que hay Mundial de Fútbol, existe una coyuntura particular: los meses de mayo y junio tienden a ser muy malos para los emergentes, pero luego, desde julio, la cosa se pone positiva. Esto se da, específicamente, en los años futboleros. Suena extraño, pero así es.
Finalmente, trabajo con un equipo magnífico que realizó una gráfica que no admite discusión: el momento actual se parece a lo ocurrido durante la crisis asiática y la crisis rusa (verla). Y el rebote debe ser inminente. Por eso, lo peor que podría hacer en este momento es dejarse llevar por el miedo, liquidar, asumir la desvalorización, y perder el rebote que debe darse. Recuerde que “soldado advertido no muere en guerra”.
Columna de opinión de Manuel García Ospina, analista financiero.
Foto: Alex Proimos. ¿Riesgos latentes de deflación?
La directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, dio hace unos semanas en Washington un excelente discurso sobre el estado actual de la economía mundial. En su discurso, la Sra. Lagarde argumentó que es innegable que la economía mundial se aceleró marcadamente en la segunda parte del 2013, y que es posible que ésta se acelere aún más durante el 2014. Según la directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, el génesis de la aceleración adicional del PIB mundial es una función directa de los aciertos en política económica que han tenido los líderes mundiales del mundo desarrollado en los últimos años. Según el liderazgo del fondo monetario internacional, “la gran helada ya está en el pasado, y el horizonte se ve muchísimo más claro.”
A pesar del marcado optimismo, la directora ejecutiva del FMI hizo hincapié en los riesgos que aún podrían afectar a la naciente recuperación económica. Según Lagarde, a pesar de las buenas nuevas recientes, “el crecimiento continúa siendo muy bajo, la recuperación es frágil, y la recuperación continúa siendo muy inequitativa”. Según el FMI, la recuperación actual no da la talla suficiente para darle empleo a los 200 millones de personas alrededor del mundo que aún están buscando conseguir un trabajo digno.
Los economistas del Fondo Monetario Internacional también tienen preocupaciones sobre el futuro de la inflación a nivel mundial. Según estos expertos, existe un riesgo importante de que los precios continúen mostrando una tendencia desinflacionaria, sobre todo en Europa. La evidencia es clara. La inflación de Europa terminó 2013 mostrando un mínimo incremento del 0.8% año/año, y la inflación sin alimentos se incrementó en solo un 0,7% año/año el año pasado. El comportamiento de la inflación en EE.UU. fue similar, con los precios incrementándose solo el 1,5% año/año, y con la inflación subyacente incrementándose en solo un 1,7% año/año durante 2013.
Lo relevante acá es que mi expectativa es que la inflación siga bajando en 2014 (en Bulltick vemos la inflación subyacente de EE.UU. terminando el año mostrando un incremento de solo el 1,2% año/año). La razón detrás de mi tesis es bastante sencilla. Considero que la tasa de incremento de los precios dentro de la economía continuará bajando porque el exceso de capacidad de la economía de EE.UU. continúa siendo muy amplio en este momento. Según mis cálculos, si la crisis del 2008 no hubiera ocurrido, la economía de EE.UU. debería valer hoy USD $16.7 billones (a valores constantes del 2005), en vez de los $15.7 billones que actualmente vale. Mejor dicho, la economía de EE.UU. vale hoy un billón menos de lo que debería valer. Por lo tanto, por lo menos asumiendo que la teoría económica continúa funcionando, existe mucho espacio cesante para que la economía de EE.UU. recupere el campo perdido sin generar presiones de aceleración en la inflación.
La señora Lagarde no nombró en su discurso a la globalización de los procesos de producción como un evento desinflacionario a largo plazo, pero por definición esta nueva característica de la economía mundial es una de las bases fundamentales de su tesis. Las mejoras en las telecomunicaciones, atadas a la incremental inclusión de las economías de India, China, Brasil, y México, por dar solo unos ejemplos, a la economía mundial (el famoso “outsourcing”), implican que la capacidad de los trabajadores del mundo desarrollado para exigirle a sus empleadores mejoras salariales relevantes es muy acotada (los salarios reales en EE.UU. no han subido absolutamente nada en los últimos 6 años).
Que la desinflación continúe siendo un riesgo latente para la economía mundial es una excelente noticia para los mercados financieros, pues el hecho que se mantenga ese riesgo latente implica que es muy probable que los bancos centrales del mundo desarrollado continúen teniendo amplios grados de libertad para mantener la política monetaria con un sesgo extremadamente laxo.
Columna de opinión de Alberto J. Bernal-León, director de Investigación y Socio de Bulltick Capital Markets.
Foto: Katsuhiko Tokunaga. ¿Dónde ve AXA IM oportunidades en renta fija?
Somos bastante optimistas respecto al mercado de bonos en 2014. Durante este año es probable que veamos retornos similares a los alcanzados en 2013, aunque será más difícil para los bonos corporativos conseguir amplias ganancias en relación a los bonos soberanos de países centrales. En cuanto a la renta fija pública europea, somos positivos con la periferia del continente mientras que tenemos unas perspectivas más negativas en relación a Alemania y Francia dado que creemos que los bonos soberanos periféricos siguen ofreciendo rentabilidades atractivas en relación a los riesgos macro y sistémicos. A nivel geográfico, pensamos que los bonos británicos van a obtener las peores rentabilidades debido a la noción de larga duración del mercado inglés. La existencia de datos británicos más sólidos pondrá a prueba la política monetaria del Banco de Inglaterra y las rentabilidades serán sensibles a ello.
En lo que respecta a los mercados emergentes, nuestras perspectivas macroeconómicas son mixtas. Esperamos que el crecimiento alcance entre el 5,1% y el 5,3% en 2014, desde un 4,7%. El sentimiento hacia esta clase de activo dependerá de que los legisladores sean capaces de controlar la inflación y los déficits por cuenta corriente. Los mercados en divisa local parecen volátiles, pero en muchas ocasiones las valoraciones de los activos corporativos emergentes en divisa extranjera son mejores que las de los bonos corporativos de países desarrollados con rating similar. Somos más positivos frente a la deuda corporativa que la pública. El mercado ha absorbido más de 300.000 millones de euros de emisión en 2013 y el apetito de los inversores institucionales está creciendo de forma continuada.
Cambiando al espectro de high yield, tenemos unas perspectivas positivas para la economía global, lo que se traduce en una visión neutral para esta clase de activo. Un mejor ambiente operativo debería respaldar los balances de las compañías, pero también existe un potencial de mayor apalancamiento y de mayores costes de financiación si los rendimientos de los países centrales suben. Esperamos retornos superiores del high yield que de cualquier otro sector de renta fija y seguimos sobreponderándola. Las valoraciones son menos atractivas, con los diferenciales norteamericanos que se han caído a 400 puntos básicos y los diferenciales europeos están en 350pb. Los flujos hacia este tipo de bonos son sólidos y los factores técnicos los respaldan. Sin embargo, los inversores deberían ser conscientes de la duración y de la calidad crediticia así como de los riesgos de rendimientos más altos.
Por último, en relación a los bonos ligados a la inflación, vemos las valoraciones como el motor principal de una cierta mejora además de una nueva tendencia al alza en la tasa de inflación real. En Reino Unido preferimos estar largos en los diferenciales de la inflación de break even dado que la inflación británica sigue siendo más difícil que en otras partes. En la zona euro, la baja rentabilidad de la inflación nos ha llevado a estar infraponderados en la parte corta de la curva y a intentar aumentar el carry añadiendo bonos italianos ligados a la inflación. Las expectativas de que suba la inflación en el corto plazo parecen poco probables, pero a lo largo de 2014, la subida de la inflación de break-even y una mayor inflación acumulada podrían convertirse en los motores principales de los retornos de los bonos ligados a la inflación.
Columna de Chris Iggo, CIO de Renta Fija de AXA IM
. January Effect, a medias: una anomalía del mercado
El mercado es una continua destilación de ineficiencias y anomalías. Realmente los participantes no se comportan de forma totalmente racional (que es la base de la teoría de los mercados eficientes) sino que hay un componente psicológico abrumador que hace que sean imprevisibles.
Dentro de las anomalías que se producen en los mercados, hay algunas que sorprenden por su sencillez. En este caso vamos a hablar del January Effect, una anomalía estacional en la que los precios suben más en enero que en cualquier otro mes del año. Debido a esta anomalía muchos gestores invierten antes de que acabe el año a la espera de la fuerte subida que tendrá lugar en enero.
En el siguiente gráfico podemos ver que en promedio, enero es el mes con mayores subidas bursátiles, dando lugar al January Effect. La causa de esta anomalía, entre otras, es fiscal. Muchos inversores venden acciones antes de finalizar el año para compensar pérdidas fiscales y así pagar menos impuestos. Acto seguido recompran las acciones en enero. Los fondos de inversión en gran parte también rehacen sus carteras en enero.
¿Qué pasaría si en lugar de que enero acabe en positivo ocurre todo lo contrario? Vamos a analizar qué ocurre en los casos en los que en enero, mes que en principio debería ser muy bueno, hay resultados negativos. Lo analizaremos mediante el índice americano S&P 500 desde 1951 hasta 2013:
Tenemos un total de 62 años.
Durante este tiempo, en 17 ocasiones el índice tuvo años negativos, es decir, el 27% de las veces.
El 76% de los años negativos también empezaron con enero en negativo.
Durante los 62 años, en 24 ocasiones enero tuvo rentabilidades negativas (con un promedio de -3,86%), de las cuales en 13 ocasiones el año acabó en negativo (promedio del -14,8%), es decir, el 54% de las veces. Por lo tanto, si en enero se empieza en negativo, hay un 54% de probabilidades de que el año acabe en negativo, el doble del 27% habitual.
Sin embargo, lo más interesante consiste en añadirle un pequeño retoque. Si seleccionamos sólo aquellos años en los que enero cierra en negativo y ADEMÁS el año pasado acabó con resultados positivos, entonces:
Tenemos 17 ocasiones en las que esto sucedió en los últimos 62 años.
En 16 de estas 17 ocasiones el mercado obtuvo resultados inferiores al +8%. Es decir, hubo un 94% de probabilidades de tener o un año pobre (entre 0% y 8%), una corrección (hasta un -10%) o una crisis (-10% o peor). El promedio estuvo en el -6,3% de rentabilidad anual.
La única ocasión en la que no ocurrió fue en 2010 (el mercado creció un +12,6%) y creemos que fue por la manipulación de los mercados llevada a cabo por la Reserva Federal mediante el Quantitative Easing, que aún a día de hoy sigue vigente, aunque con un plan para reducirlo progresivamente llamado Tapering.
En el siguiente gráfico podemos ver los resultados anuales si en enero hubo resultados negativos y el año anterior acabó en positivo. Los datos están ordenados de menor a mayor rentabilidad:
En el próximo gráfico podemos ver la dispersión de los datos (el eje horizontal muestra la rentabilidad negativa del mes de enero y el eje vertical muestra las rentabilidades anuales).
Esta anomalía, de por sí muy potente, es sobretodo muy válida para el S&P 500, pero no se obtienen resultados tan fiables en otros índices, como el IBEX 35.
¿Qué hacemos entonces?
El S&P 500 terminó el año 2013 en positivo y ha empezado el año con una caída del -3,56%, que está muy cerca del promedio de caídas de enero del -3,85%. Dada esta situación, el promedio de caídas anuales histórica está en el -6,3%, y dado que ya llevamos una caída del -3,56%, por probabilidades tampoco queda una caída muy importante durante el resto del año, si tuviera lugar. Sin embargo, las cosas pueden ponerse mucho peor. Por ello es necesario compaginar este indicador con otros del mercado.
Según nuestros cálculos, Estados Unidos es de los países más caros del mundo en estos momentos, aunque no creemos que haya una burbuja puesto que no detectamos aún una situación de euforia y falta de precaución. Además, los principales indicadores macro son precisamente positivos, sobre todo el paro y la mejora del déficit, con lo que creemos que por probabilidades habrá una corrección del mercado, pero no será muy profunda.
¿Esto implica que debemos salir del mercado? En absoluto, es necesario mantenernos invertidos en acciones, puesto que hoy por hoy es el mejor activo a largo plazo. Además, creemos que la renta fija sí que está muy sobrevalorada. En este sentido, simplemente recomendamos invertir en otros mercados bursátiles en los que haya valoraciones más atractivas y que estén en una situación macro que sea regular o buena, como en Europa (nuestra principal apuesta hoy por hoy) o mercados emergentes asiáticos, tremendamente castigados y por lo tanto, muy baratos y llenos de oportunidades.
Somos conscientes de que si Estados Unidos tiene malos resultados, es muy probable que el resto del mundo se vea afectado, pero no tiene por qué ser siempre así. Existen elevadas correlaciones entre los mercados, pero siempre hay diferencias en los comportamientos sobre todo por causas macroeconómicas y psicológicas.
Al final, lo que debe primar como inversores es comprar empresas siempre teniendo en cuenta que el principal factor es el precio, y en segundo lugar la calidad de lo que compramos: así pocas veces nos pillaremos los dedos. Y hoy por hoy, Europa está barata, junto con Asia. Pero comprar calidad a cualquier precio es el camino seguro para la ruina financiera.
Conclusiones
Parece ser que si el S&P 500 cierra enero en negativo después de un año positivo es un claro indicio de que el mercado va a corregir a la baja o que habrá un año pobre en bolsa. Hemos visto que si se dan estos factores, en el 94% de los casos la rentabilidad anual no supera el 8%, con la elevada probabilidad de que aparezcan correcciones cercanas al -10% o peores. Este 2014 probablemente será un año movido, y es de esperar una corrección en Estados Unidos. Aun así, es absurdo pasar a caja o invertir en renta fija dado que la posible corrección en principio sería leve, dado el favorable entorno macroeconómico, mientras que la renta fija sí que está con valoraciones de burbuja.
Simplemente aconsejamos que se invierta en países más baratos que Estados Unidos y con una situación económica favorable, como Europa.
Al final, no tenemos ni idea de lo que pasará en el futuro, las probabilidades simplemente son una poderosa herramienta que nos puede ayudar a interpretar lo que ocurre, aunque no siempre se acierta. Y quizás Estados Unidos tenga un brillante año por delante, cosa que nos alegrará mucho, ya que ayudará al resto del mundo a subir de forma considerable.
Xavier San Miguel Moragas, CFA, BISSAN Value Investing, EAFI
Foto: Moonik. Reivindicando la profesión de economista: Turquía
Lo sucedido con Turquía no se sale de lo normal. Un país con un déficit de cuenta corriente y moneda revaluada es el caldo de cultivo perfecto para una depreciación a gran escala de su moneda. Lo negativo es que los analistas tienden a olvidar la historia, lo cual es muy malo: desde hace meses dijimos que algún emergente iba a tener muchos problemas, pues la situación actual de sus economías recordaba mucho a Tailandia en 1996. Y así sucedió, lamentablemente.
Otro de los problemas es que se buscan “justificaciones” que ocultan realmente el trasfondo del asunto. En el caso de Turquía, dicen hoy los informes, el desplome de su moneda se debe a la incertidumbre política y la reducción del programa de expansión monetaria de la FED. Sí, pueden ser algunos activadores, pero realmente lo que sucede a Turquía es que tiene desajustes económicos acumulados, que es realmente el problema de fondo y lo que explica la situación.
No estamos ante una crisis como la asiática, porque aún estamos viviendo de la liquidez global. Pero en la medida que los correctivos no se tomen, una crisis emergente, en alguna parte, puede venir. Cuando el exceso de dólares en la economía global no financie los desequilibrios existentes, se van a ver las consecuencias del desorden que aún mantienen algunos emergentes.
Como lo de Turquía no se sale de lo normal, lo que sí se salió durante los últimos años fue el hecho de que los emergentes tuvieran una bonanza que no supieron aprovechar. La lira turca, desde octubre a hoy, ha caído un 15%, justo lo que un libro de texto dice que debe suceder cuando se encuentra una situación de desequilibrio. Lo que ha sucedido con Turquía es puro texto de economía, que debe poner nuevamente esta profesión de moda. Y de paso, reivindica a los economistas, quienes fueron los principales vapuleados durante los últimos años, por su falta de visión en la crisis.
La respuesta del Banco de Turquía también es de libro de texto y las consecuencias que se vienen no se salen de esta línea: un aumento desproporcionado de la tasa de interés, para controlar la salida de capitales y estabilizar la moneda (similar a lo que hizo Hungría en 2008, en medio de la crisis), evitando un aumento inmanejable del costo del endeudamiento del sector corporativo (ya que muchas empresas tienen deudas en dólares, pero recaudan en moneda local); pero con repercusiones sobre la economía interna en otros frentes: la subida de tasa de interés llevará a un aumento de los costos de financiación, frenando la actividad productiva, la compra de vivienda, incrementando la financiación del gobierno, aumentando el desempleo, desplomando las acciones (las empresas se financian más caro, disminuyendo su rentabilidad), entre otras cosas.
Lo que ocurrió con Turquía se podía anticipar. Y no es el único. Pueden ser otros, si las condiciones no se corrigen. Infortunadamente, hace mucho rato los inversionistas y analistas dejaron de ver las cifras económicas para sólo ver la noticia del día, la tendencia en gráficos, y las oportunidades tácticas. Pero hoy, más que antes, siento que la profesión del economista queda altamente reivindicada.
La opinión aquí expresada es a título personal y no refleja necesariamente la posición de Old Mutual Skandia sobre los temas tratados
Columna de Manuel García Ospina, gerente de Soluciones de Inversión de Old Mutual Skandia
Foto: Mike Baird. El arte de engañar al accionista cada tres meses
Es como la llegada de las ballenas grises a Baja California. O de las tortugas a la costa de Cocoa Beach. Solo que ésta se produce cada tres meses. Es la llegada de la ‘earnings season’, o sea, de la publicación de los resultados de las empresas que cotizan en bolsa.
Las migraciones, en la naturaleza, siempre van acompañadas de incertidumbre y sorpresas. La ‘earnings season’, también. Pero, en este segundo caso, las sorpresas suelen haber sido cuidadosamente preparadas tanto por las propias compañías como por las casas de Bolsa. El resultado es que, a medida que se acerca la presentación de los resultados, las previsiones van siendo progresivamente peores. Hasta que la empresa en cuestión anuncia sus resultados y éstos superan las expectativas. Así lo revela la experiencia, y un análisis sistemático de Greg Harrison, de la empresa de información financiera Thomson Reuters, titulado ¿Previsiones de resultados optimistas? Mire el calendario (Rosy Earnings Forecasts? Check the Calendar).
Se trata, así pues, de un caso eximio de ‘gestión de las expectativas’. En el largo plazo (un año vista, que en Bolsa es el equivalente de una era geológica) las empresas y los analistas suelen ser mucho más optimistas. Después, las empresas empiezan a emitir advertencias («guidances») que aconsejan prudencia. Y, finalmente, los resultados baten las expectativas. Así, los directivos siempre pueden decir que lo han hecho mejor de lo que ellos mimos esperaban, y celebrar sus «bonuses» y demás compensación.
Los intermediarios de bolsa, por su parte, quedan en condiciones de decir a sus clientes que sus inversiones han superado sus propias expectativas. Y los clientes creen que han ganado más de lo que iban a ganar. Todos ganan… en teoría. En realidad, solo ganan los dos primeros y, de forma muy particular, los directivos de las empresas, que han puesto el listón intencionadamente bajo. El que pierde es el accionista.
Ahora mismo estamos viviendo esa ceremonia. Y, como suele ser habitual, en versión extrema. En esta época del año es cuando los analistas de bolsa emiten sus predicciones para el conjunto del ejercicio. Como hemos visto antes, esas previsiones suelen ser muy optimistas, porque luego irán siendo recortadas a lo largo del año. Al mismo tiempo, las empresas ya están empezando a decir que no, que las cosas van a ir peor de lo que se cree. Según la revista financiera Barron’s, el 19% de las empresas que forman parte del índice Standard and Poor’s 500 ya han dicho a sus accionistas que estén listos para un año 2014 peor que 2013.
Es algo que no se comprende, porque en 2014 la economía de EEUU va a crecer más, Europa y Japón van a continuar su lenta recuperación y los mercados emergentes van a continuar con un crecimiento, en general, estable. Si EEUU—donde las empresas del Standard and Poor’s logran el 60% de sus ingresos—se va a acelerar, y el resto del mundo—donde obtienen el 40% restante—va a continuar, más o menos, como en 2013, ¿a santo de qué el pesimismo? La respuesta es simple: a santo de la remuneración de los directivos.
Foto: SpaceRitual, Flickr, Creative Commons.. Alcanzamos el primer premio de montaña
Como el ciclismo está (nuevamente) de moda, recurro a un símil con este deporte: el precio del dólar superó, frente a algunas monedas latinoamericanas, los niveles que se esperaba desde hace algún tiempo. Alcanzamos el primer premio de montaña, categoría uno, que estaba en el recorrido. Desde el mes de agosto, cuando escribí algo denominado “Dólar; siga, bienvenido”, tenía la firme expectativa que el dólar superaría la barrera de los 2.000 pesos colombianos, lo que alcanzó en este mes de enero. Algunas personas tenían sus dudas sobre si estos niveles se alcanzarían y, a manera de trofeo, guardo una respuesta que me dieron en Twitter al publicar la expectativa en ese momento, pues colocaron un gran “lo dudo”, acompañado de un “no se cumplen tus proyecciones”. Hoy las dudas quedaron disipadas, el nivel alcanzado, y la perspectiva sigue en que el dólar será una moneda ganadora de mediano plazo.
La dirección del dólar, estaba convencido, no podía ser otra. En un mundo en el cual los flujos de capital están fluyendo (todavía) de manera masiva hacia el mundo desarrollado (desde los emergentes, obviamente), el precio de la moneda estadounidense tiene que subir. Si le sumamos que la liquidez global no va seguir incrementándose de la manera que lo hizo en los últimos años (que no es lo mismo que desaparezca, pero relativamente va a ser menor), que algunos emergentes no hicieron la tarea fiscal que les tocaba (los déficit gemelos en algunos países no sólo no se corrigieron, sino que incluso se han ampliado) y que este par de años pueden ser más volátiles que los anteriores, la moneda debería seguir un curso de acción de libro de texto.
Una pregunta recurrente será: ¿se mantendrá esta tendencia? La respuesta es que estructuralmente, el dólar debe seguir subiendo frente a las monedas latinoamericanas; pero que estamos en este preciso instante en un momento muy interesante: algunos emergentes la están pasando muy mal (pregúntenle a Argentina, Turquía, Ucrania y Tailandia), y la mayoría de analistas piensa que el driver que falta es que alguno de estos países (con mayor probabilidad) falle, es decir, que anuncie problemas suficientes apra responder por sus obligaciones. Si esto se conjuga con una bajada de calificación soberana de algún emergente grande (mi favorito es Brasil), llegamos a un punto en el cual estaremos tan abajo que los emergentes se convertirán en una oportunidad interesante. Oportunidad por solo unos meses, cabe aclarar.
Es decir, la figura que se debe registrar es que el precio del dólar vuelva a caer, los activos emergentes (especialmente acciones) vuelvan a subir, y que volvamos a escuchar que somos economías sólidas y, en el caso de Colombia, que somos un país no vulnerable a los desequilibrios externos. Pero, ojos abiertos, esto será tema de solo un par de meses. El mundo está cambiando, y el que no lo entienda así, es el que más afectado va a estar.
Como recordar es vivir, les comparto la columna del 29 de agosto de 2013:
No es un tema nuevo hablar de la posibilidad de invertir en dólares. Pero desde hace unos meses, el tema se ha vuelvo tema central de las conversaciones con nuestros clientes. El dólar tiene unas características especiales como activo de inversión, que lo vuelven ampliamente atractivo, incluso en momentos en que la divisa se depreciaba frente a las monedas locales de LATAM. De esas características la principal, es que es un activo no correlacionado con los bonos y acciones latinoamericanos; por lo cual, al incluir un fondo puro de Money Market en dólares, se tiene un efecto positivo sobre el riesgo total del portafolio, pues lo disminuye, sin necesariamente sacrificar rentabilidad potencial.
Como mencioné anteriormente, desde hace unos meses las conversaciones con nuestros inversionistas han girado a la necesidad de incluir una buena porción de dólares dentro de sus portafolios, ante la perspectiva de que la divisa se aprecie, y esto redunde en efectos positivos sobre las rentabilidades, las cuales, han sido castigadas por estar invertidos casi que exclusivamente en mercado local. De esta forma, desde un perfil conservador, hasta el más agresivo, nuestras apuestas por dólares van desde el 30%, hasta más del 50%.
A muchos asesores financieros les aterra recomendar un fondo puro de Money Market (MM) dentro de un portafolio de un inversionista, pero no debe haber temor alrededor de esto: el MM, por definición, me cubre de muchas volatilidades y, salvo casos muy dramáticos, como los ocurridos durante 2008, su unidad se mantiene en 1; lo cual brinda un colchón fuerte de estabilidad a un portafolio. El MM es, por decirlo de alguna forma, esa válvula que evita que la olla a presión estalle cuando el ambiente está altamente caliente.
Los activos latinoamericanos han mostrado una alta correlación entre ellos, por lo cual, aquella perspectiva de que invertir en bonos y en acciones es estar bien diversificado, se va a la caneca. La corrección reciente de mayo y junio muestra que esto no es cierto de ninguna manera, excepto en mercados muy desarrollados, donde el abanico de activos financieros es tan amplio, que incluso entre una misma clase de activos (ej, Acciones de Alta Capitalización de Valor) se puede diversificar efectivamente. En nuestros países, eso no es así.
Ahora más que en los años anteriores, el dólar va a ser el rey. Infortunadamente, a muchos inversionistas aún les cuesta mucho cambiar la mentalidad que tenemos, de que la moneda norteamericana pierde valor frente a las monedas locales, pues esa es la historia de los últimos 10 años (en marzo de 2003, el dólar alcanzaba su valor más alto frente a muchas monedas latinoamericanas). Pero, no tienen en cuenta que los momentos de liquidez de la economía van a acabar (hace 10 años, también, la FED tenía una tasa de interés de 1%, la más baja de la historia en ese momento). Es cierto que en el absoluto, hoy existen más dólares dando vueltas que hace 10 años. Sin embargo, esos dólares, que finalmente la FED lanzó al mercado para expandir el crédito, terminarán donde, se supone, deberían estar desde el principio: dentro de los Estados Unidos.
Así las cosas, en un mundo en el cual las fuerzas se están volviendo a acomodar, al dólar hay que abrirle la puerta y decirle bienvenido a los portafolios.
Por favor tener en cuenta que: “Las opiniones aquí expresadas son a título personal y no reflejan necesariamente la posición de Skandia sobre los temas tratados”
Stuart O'Gorman, Portfolio Manager of the Henderson Global Technology Sector. Growth of The Web
Internet puede ofrecer un crecimiento a largo plazo a precios atractivos
Mantenemos una postura alcista a largo plazo sobre el sector de Internet, después de haberlo sobreponderado durante los últimos diez años. Existen dos factores que constituyen la base de nuestra hipótesis. En primer lugar, Internet está aumentando su cuota de mercado y lo continuará haciendo en el futuro mediante su capacidad para reducir la intermediación de los competidores de la «vieja economía», eliminando al intermediario gracias a un modelo de negocio con unos costes drásticamente inferiores. El acceso a Internet va en aumento gracias al incremento del ancho de banda y a la caída de los precios de los dispositivos. Los factores demográficos también proporcionan un importante impulso, a medida que los «refugiados digitales» (la generación de mayor edad que no se ha integrado en la cultura de la tecnología ya que la percibe como una amenaza o un peligro) envejecen y mueren, y los «nativos digitales» amantes de la tecnología (que consideran que la tecnología es una necesidad y realizan un elevado consumo en ella) ocupan su lugar.
Lo cierto es que estamos rodeados de víctimas de la vieja economía que sufren el aumento del uso de Internet: periódicos en dificultades, tiendas físicas vacías, videoclubs y librerías en quiebra… Creemos que a la migración de la vieja a la nueva economía aún le queda mucho camino por recorrer, ya que actualmente la mayor parte del consumo se realiza fuera de Internet. Por ejemplo, en EE. UU. las ventas online aún representan menos del 6% del total de las ventas minoristas. Si a esto le añadimos el enorme potencial de penetración de Internet en los mercados emergentes, que están poniéndose al día respecto a Occidente, tenemos entre manos una fascinante historia de crecimiento.
El tamaño puede ser un factor positivo
Sin embargo, la historia está repleta de «historias» de grandes ambiciones que terminan siendo pésimas inversiones. El segundo y más importante factor que hace de Internet una inversión atractiva son las grandes y crecientes barreras de acceso con las que cuentan muchas empresas de Internet. Una cantidad sorprendentemente pequeña de empresas dominan los beneficios de Internet. Los efectos del tamaño, la marca y la red resultan ser extraordinarias ventajas competitivas y, a medida que un área de Internet madura, uno o dos participantes del sector tienden a liderarla.
Por ejemplo, en la publicidad por palabras clave en los países desarrollados, Google obtiene una cuota de ingresos de más del 60% y, lo que es más importante, más del 90% de los beneficios. En el comercio minorista resulta extremadamente caro competir con la infraestructura de distribución y el poder de adquisición de Amazon en los mercados occidentales más importantes en los que está presente; en China, Alibaba mantiene una posición igualmente sólida. El mercado de reserva de hoteles, el área más lucrativa del sector de los viajes por Internet, está dominado por las páginas web controladas por Priceline, Expedia y TripAdvisor. Esto también se aplica a las emisoras de radio online (Pandora) y agencias inmobiliarias por Internet de Reino Unido (Rightmove). En nuestra opinión, esto es lo que realmente diferencia a Internet de otras áreas con un gran crecimiento, como la informática en la nube.
Aquí, la competencia es extremadamente dura y se asemeja a la que superó Internet durante la burbuja tecnológica y su posterior estallido, y tememos que pueda ocurrir algo parecido con varias de estas empresas de altos vuelos. Estamos de acuerdo en que la nube representa un importante cambio tecnológico y algunas de las empresas basadas en ella, tal y como pasó con sus predecesoras en Internet hace diez años, serán las ganadoras de esta batalla competitiva, pero por cada ganador habrá muchos perdedores, a pesar de que todos los participantes parecían tener las de ganar en un principio.
Cuidado con exagerar
En última instancia, por muy buena que sea la «historia» y muy sólidas que sean las barreras de acceso, se deben realizar ciertas valoraciones. Aunque algunas áreas de Internet resultan ahora bastante caras, la mayoría de las empresas de Internet son muy rentables, con tasas de precio/beneficios en línea con su potencial de crecimiento de ganancias. Esto contrasta drásticamente con las empresas de informática en la nube. En este aspecto, mientras se da un crecimiento de ingresos extremadamente alto —acompañado de un gran entusiasmo por parte de los inversores— se da también una notable falta de beneficios, incluso después de excluir las opciones de compra de acciones que esas compañías garantizan a sus empleados y gestores. Con respecto al crecimiento a largo plazo de la tecnología, creemos firmemente que los beneficios reales de Internet son, con mucho, más atractivos que las esperanzas puestas en la nube.
Este mes participamos en el primer curso de Private Wealth Management de Wharton School (Universidad de Pennsylvania) celebrado en Miami. Uno de los pilares de BigSur es la educación: educar a nuestros clientes en los temas más interesantes para ellos y además continuar educándonos a nosotros mismos. Uno de nuestros objetivos al asistir al curso de Private Wealth Management de Wharton era aprender sobre los últimos avances en análisis financiero y tratar de estar a la cabeza en técnicas de inversión y análisis del desempeño de los gestores.
Desde un punto de vista estrictamente práctico, una de las partes más interesantes y extremadamente relevantes del curso fue el debate sobre la rentabilidad de una de nuestras inversiones en renta variable más importantes: Berkshire Hathaway. Los profesores de Finanzas de Wharton School of Business Chris Geczy y Craig MacKinlay debatieron un nuevo y muy profundo documento del National Bureau of Economic Research (elaborado por Andrea Frazzini, David Kabiller y Lasse H. Pedersen), que disecciona el gran desempeño histórico del rendimiento obtenido por el maestro Warren Buffet.
Una primera lectura: Las medidas de riesgo típicas
El track record de Buffett es claramente excelente. Un dólar invertido en Berkshire Hathaway en noviembre de 1976 se habría convertido en más de 1.500 a finales de 2011. En este periodo de tiempo, Berkshire alcanzó un retorno anual medio un 19% superior al de la rentabilidad de los bonos del Tesoro estadounidense, batiendo de forma significativa la media de retornos que ofrecieron los mercados de renta variable, que superaron en un 6,1% al bono americano.
La acción de Berkshire conllevó un mayor riesgo y alcanzó una volatilidad del 24,9% (por encima del 15,8% del mercado). Sin embargo, el exceso de rentabilidad que ofreció fue alto incluso en términos relativos al riesgo asumido, con un ratio Sharpe de 0,76 (19.0%/24.9%), casi dos veces que el Sharpe del mercado, de 0,39. Berkshire alcanzó una beta de solo el 0,7, un punto importante que debatiremoscon mayor detalle cuando analicemos los tipos de acciones que Buffett compra. Ajustando la rentabilidad de Berkshire por su exposición a mercado, situamos su ratio de Información en el 0,66.
Gráfico1: Valor generado por BRK desde 1976 a 2013
Aunque este ratio Sharpe es muy bueno, no es extraordinario (como por ejemplo el obtenido por Dalio, de Bridgewater, que está por encima de 1); entonces, ¿cómo se convirtió Buffet en uno de los hombres más ricos del mundo?
Mirando más allá: Apalancamiento, selección y sucesión
La respuesta es que Buffett ha impulsado sus retornos utilizando el apalancamiento y se ha mantenido firme con una buena estrategia durante un largo periodo de tiempo, sobreviviendo a duros periodos en los que otros podrían haberse visto empujados a una venta forzosa o a un vuelco en sus carreras. Los autores del informe del National Bureau of Economics estiman que Buffett aplica un apalancamiento de aproximadamente 1,6 a 1, impulsando tanto su riesgo como su exceso de rentabilidad en la misma proporción.
Esto deja una cuestión sobre la mesa: ¿Cómo selecciona Buffet las acciones para lograr un flujo de retornos atractivos que se puedan apalancar? Los autores identifican varias características en su portafolio: compra valores que son “seguros” (con baja beta y volatilidad), “baratos” (por ejemplo, acciones de valor con un ratio de precio /valor teórico contable bajo) y de “alta calidad” (acciones que son rentables, estables, que crecen y con altas ratios de payout). Así, los retornos que logra Buffett no parecen deberse a la suerte ni a la magia, sino más bien ser una recompensa por el uso del apalancamiento combinado con el foco en valores baratos, seguros y de calidad.
La rentabilidad de las compañías cotizadas es una medida de la habilidad de Buffett a la hora de seleccionar valores, mientras el rendimiento de las compañías en manos privadas captura adicionalmente su éxito como gestor. También Buffett se apoya fuertemente en compañías privadas, incluyendo negocios aseguradores y de reaseguros. ¿Por qué? Una razón que muestran los académicos podría ser que esta estructura le proporciona una fuente recurrente de financiación, permitiéndole apalancar su habilidad para la selección de valores. De hecho, encontramos que el 36% de los pasivos de Buffett provienen de recursos de aseguradoras con un coste medio inferior al de los tipos del Tesoro americano.
Uno de los mayores factores de riesgo que afectan a BRK es el riesgo de sucesión, pues Buffett tiene 83 años. Sin embargo, la información publicada últimamente confirma que los pupilos están superando a su maestro en Berkshire Hathaway. Los dos gestores vistos como potenciales sucesores de Warren Buffett han obtenido, en términos netos, mejores retornos que el gurú.
Juntos, Todd Combs y Ted Weschler han superado tanto a Buffett como al S&P500 en los dos últimos años (desde que se han hecho cargo de la gestión de 14.000 millones de dólares de los 100.000 totales de la cartera de renta variable cotizada). Con el valor de mercado de Berkshire aproximándose a los 300.000 millones de dólares y 200.000 ligados a los negocios operativos, ha sido más difícil para la compañía lograr una fuerte ganancia porcentual en sus activos netos, expresada en el valor en libros de la acción de clase A, la vara de medir preferida por Buffett.
Extracto de la edición de enero de 2014 de “The Thinking Man’s Approach”, de Ignacio Pakciarz, CEO de BigSur Partners
Puede acceder al informe completo a través de este link.
Casting histórico en 2013: las mujeres han alcanzado algunos de los puestos de responsabilidad más codiciados del planeta financiero. Las miradas de los inversores de todo el mundo se posarán pronto en Janet Yellen, a la cabeza de la Reserva federal americana, o en Danièle Nouy, designada para encarnar al futuro policía de los bancos de la Eurozona. En el sector privado, saludamos el logro de Mary Barra, que ha obtenido las llaves de General Motors, y el de Inga Beale, elegida para tomar el mando de Lloyd’s, un grupo de seguros tricentenario que no admitía ninguna mujer hasta 1972. Desde Christine Lagarde en el FMI hasta Marissa Mayer, que supo devolver el color al grupo Yahoo, la lista de mujeres protagonistas no deja de ampliarse.
¿Efecto de moda pasajero o tendencia de fondo? La atribución de puestos de responsabilidad a las mujeres es, indudablemente, un fenómeno duradero. A este nivel de la competición, solo prevalece la competencia.
Este movimiento de feminización de los “responsables” es particularmente visible en los órganos directivos de las grandes empresas privadas. Las mujeres ya ocupan cerca del 24% de los asientos de los consejos de administración de las empresas del CAC 40, un aumento también sensible en las empresas del DAX 30, del FTSE 100 o incluso del S&P 500, cuyos consejos cuentan con un 17% de mujeres. Esta incursión femenina no es menos destacable por el lado de los comités ejecutivos, que albergan respectivamente el 7%, el 5%, el 11% y el 13% de representantes femeninas.
Una sola ciudadela se resiste todavía: la del club restringido de los jefes de empresa. Solo 24 elegidas han conseguido superar el último escalón de una de las 670 empresas de los grandes índices (CAC 40 + DAX 30 + FTSE 100 + S&P 500), haciendo valer un currículo que ya no tiene nada que envidiar al de sus homólogos masculinos. Todo ello justifica que nos detengamos en estos ascensos, todavía excepcionales.
¿Corresponde este palmarés femenino a una simple búsqueda de equidad? No solamente. Si creemos los recientes estudios académicos de Harvard, de Mc Kinsey o de Crédit Suisse, que confluyen todos en la misma conclusión, existe una correlación positiva entre la diversidad en los órganos directivos y el comportamiento financiero de las empresas. Tras haber analizado cerca de 2400 empresas entre 2005 y 2012, el estudio del Crédit Suisse constata un rendimiento extraordinario del 26% a favor de aquellas que cuentan con al menos una mujer entre sus administradores. Una tendencia acentuada a partir de 2008 y que tendría a demostrar que la diversidad es aún más apreciable en tiempos de crisis.
Pero esta correlación académica no es siempre sinónimo de fuerza bursátil. La empresa estadounidense Pax se prestó al juego y su fondo, el Pax World Global Women Equality Fund creado en 2006, solo invierte en las empresas juzgadas como líderes en promoción de las mujeres. Ahora bien, este fondo presenta un rendimiento relativamente decepcionante a cinco años respecto a su índice de referencia (+70% contra +101 % para el MSCI World Index).
Suficiente para enfriar el ardor de los más fervientes defensores de la causa femenina en la bolsa.
Estos resultados nos llevan a descartar todo dogmatismo en la selección de los directivos de las empresas. La feminización de los órganos directivos no es más que una “normalización” de la vida profesional. Por lo tanto, sería absurdo regocijarse demasiado o hacer de ella un criterio de inversión como tal. La competencia debe seguir siendo el único factor a evaluar: estas mujeres directivas son, al fin y al cabo, humanos como los demás.
Columna de Didier Le Menestrel, presidente de Financière de l´Echiquier