IA, criptos, mercados privados… ¿Qué tipo de burbujas podremos ver de aquí en adelante?
| Por Elsa Martin | 0 Comentarios

El mercado vive un momento de efervescencia: este año ha habido múltiples titulares sobre criptoactivos, sobre inversiones en capex relacionadas con la inteligencia artificial (IA) y sobre las oportunidades que ofrecen los mercados de activos privados. Ahora bien, ¿se encuentra alguno de estos vectores en territorio de burbuja?
Pilar Gómez-Bravo, co-CIO de renta fija de MFS Investment Management, acumula décadas de experiencia que le permiten identificar en qué partes del sistema podrían estar apareciendo grietas que los inversores deberían vigilar. Durante una presentación reciente en Madrid, insistió en que hoy no existe una alerta roja, aunque animó a los inversores a “hacer una lista de las cosas que nos molestan y que no entendemos muy bien”, subrayando la importancia de las expectativas frente al alcance real de estos tres vectores del mercado, especialmente en lo referente a la IA.
Gómez-Bravo ofreció varias claves para identificar burbujas. En primer lugar, señaló la importancia de determinar si se trata de una burbuja productiva —aquella que deja activos aprovechables tras su estallido— o no. Puso como ejemplo la burbuja puntocom, de la que quedaron infraestructuras como los cables de fibra óptica que siguieron utilizándose años después. En cambio, con activos como el oro o con las criptomonedas, el desplome de precios apenas deja elementos reutilizables. Por ello, otro punto esencial para analizar una burbuja consiste en evaluar si habrá ganadores después de su estallido.
Cómo valorar la IA desde la perspectiva de un inversor de renta fija
La clave para entender si existe una burbuja en torno a la IA y si podría estallar pronto, explicó Gómez-Bravo, está en la capacidad de las empresas directamente vinculadas con esta tendencia para monetizar sus inversiones en capex. A su juicio, los múltiplos actuales aún no alcanzan los niveles vistos durante la burbuja puntocom.
Según sus cálculos, sería necesario generar un billón de dólares en beneficios para justificar los niveles actuales de inversión. Además, muchos clientes de MFS esperan ver indicios de monetización en los próximos 18 a 24 meses.
“El consumidor estadounidense no quiere pagar por los LLMs (grandes modelos de lenguaje), y el precio de los tokens está cayendo. Por eso, la estrategia pasa por que paguen las empresas por su uso”, explicó. Sin embargo, la rentabilidad provendría más de reducir costes laborales —despidos o menor contratación— que de un incremento directo de los ingresos.
También advirtió de los riesgos sociales de la IA, especialmente por el alto consumo energético de los centros de datos, que eleva el coste de la electricidad e impacta en la inflación. “Existe el riesgo de una reacción populista, ya que el uso intensivo de electricidad por estos centros afecta a las facturas de los residentes cercanos y podría provocar protestas ante la construcción de nuevas instalaciones.”
El rol de los mercados privados en la financiación de la IA
Para Gómez-Bravo, la preocupación no radica tanto en las valoraciones elevadas o el aumento de la inversión en infraestructuras relacionadas con la IA, sino en el surgimiento de un ecosistema cerrado en el que las siete magníficas financian operaciones entre sí. Como ejemplo, citó que OpenAI, aún sin cotizar en bolsa, ha anunciado 500.000 millones de dólares en capex pese a continuar en números rojos.
“El crecimiento de la IA se está financiando, en gran medida, con private debt”, explicó, indicando que solo la mitad de la inversión en IA se paga con flujos de caja. Actualmente, la IA representa más del 14% de la deuda con grado de inversión (IG).
La advertencia de la experta es clara: la burbuja podría adquirir un carácter sistémico si el sistema financiero tradicional comienza a participar. “Cuando los bancos entren a financiar operaciones de deuda privada, el riesgo aumentará.” Mencionó ejemplos como J.P. Morgan y UBS, ambos con exposición a operaciones privadas fallidas, como la de First Brands, que impagó recientemente.
“Será crucial vigilar la correlación entre los balances bancarios y el mercado privado”, insistió, apuntando especialmente a los bancos regionales estadounidenses. “Los mercados privados no son ni buenos ni malos, pero implican riesgos sistémicos, carecen de regulación y no siempre existe transparencia.”
Además, alertó sobre el aumento de rondas de financiación de venture capital que se realizan fuera de balance, un signo de fragilidad que podría tardar en hacerse visible. También advirtió sobre un nuevo problema contable: los centros de datos se amortizan a seis años, mientras que los chips que los sustentan solo tienen dos años de vida útil.
Criptomonedas y stablecoins
Aunque aclaró no ser especialista en el tema, Gómez-Bravo compartió reflexiones sobre el auge de las criptomonedas, en particular de las stablecoins (monedas digitales respaldadas por dólares), cuyo acceso a inversores minoristas se ha ampliado tras las últimas regulaciones.
El crecimiento de las stablecoins, señaló, implica una demanda cautiva de Treasuries, y la Administración estadounidense ha mostrado su intención de respaldar esta tendencia mediante nuevas emisiones de deuda. El único obstáculo, advirtió, podría ser la independencia de la Fed, ya que su política de tipos altos ejerce presión sobre el tramo corto de la curva, justo cuando el Tesoro estadounidense depende fuertemente de las emisiones a corto plazo.
“Por ahora, la política de la Fed no supone un problema, pero en el futuro el auge de las stablecoins sí podría convertirse en una amenaza para los Treasuries, que actúan como el colateral del sistema financiero mundial”, concluyó Gómez-Bravo.










