Todo marcha de acuerdo con el plan de Trump
| Por Magdalena Martínez | 0 Comentarios

“Inversiones globales: todo marcha de acuerdo con el plan de Trump”. El título del informe de fin de año de la firma Criteria, tajante y claro, dice todo sobre este 2025, en el cual el presidente estadounidense consiguió impulsar una depreciación del dólar sin que el billete verde dejara de ser moneda de reserva global, manteniendo además el flujo de inversiones a Estados Unidos. Pero eso no es todo.
La economía estadounidense, que había iniciado el segundo trimestre bajo un clima de elevada incertidumbre —principalmente por las tensiones comerciales tras el anuncio del “Liberation Day”—, sorprendió al consenso de mercado al mostrar tasas de crecimiento anualizadas cercanas al 4% en el segundo trimestre.
A medida que los riesgos de recesión se disipaban, el consenso del mercado recalibraba al alza las estimaciones de crecimiento. Esto producto de la relajación fiscal ante un nuevo presupuesto que estimula el gasto, la inversión en capital para centro de datos vinculados a la IA, donde las principales compañías tecnológicas compiten por el liderazgo, y precios del petróleo más bajos, todos objetivos alineados con las políticas pro-crecimiento de Trump.
La Fed baila al son de Trump
Aunque el dólar sigue siendo la principal moneda de reserva, las fuerzas estructurales y cíclicas se están volviendo bajistas. Un crecimiento más débil del empleo en Estados Unidos y la presión política del presidente Trump obligan a la Fed a continuar recortando las tasas de interés y reducir el diferencial de rendimiento del dólar, explican los analistas de Criteria.
“Al cierre de octubre, el Dollar Index acumulaba una caída en torno al 8% en el año, siendo el tamaño de la baja, uno de los peores registros para esa moneda en más de 30 años”, dice el informe que resume el Comité Global de Inversiones de Criteria, encuentro trimestral para evaluar estrategias de inversión hacia el cierre de 2025 y el inicio de 2026.
En contra de los temores iniciales, esta debilidad no parece responder a una salida masiva de capitales del mercado estadounidense, que sigue mostrando fortaleza, particularmente en su segmento accionario. Los spreads de crédito corporativo, tanto en el tramo grado de inversión como el especulativo, se mantienen en mínimos y los datos del Departamento del Tesoro de EE.UU. indican una renovada demanda extranjera por bonos gubernamentales de ese país.
A la hora de encontrar las razones del movimiento, de corto plazo, la debilidad del dólar se produjo por una acentuada actividad de cobertura, ya que los inversores extranjeros, tras décadas de invertir sin cubrir los riesgos de moneda de sus activos en Estados Unidos, comenzaron a proteger su exposición al dólar ante una mayor volatilidad. Esta cobertura, a través de ventas en mercados de futuros, agrega presión bajista sobre la moneda.
“Con una mirada más de largo plazo, aunque el dólar continuará siendo la principal moneda de reserva por su uso global en el comercio, las finanzas, y su facilidad de conversión, factores como la inestabilidad en la política económica con cambios bruscos en cuanto a su dirección, junto a los continuos y amplios déficits (fiscal y de cuenta corriente), erosionan la confianza en su valor, que se encuentra aún por encima de valores promedio respecto a su historia”, señalan desde Criteria.
Cómo invertir: una visión positiva sobre la deuda emergente
“Con el S&P 500 superando los 6.700 puntos, resulta legítimo preguntarse si este impulso es sostenible. En este contexto, aumentar exposición en estos niveles luce poco atractivo frente a otras alternativas”, dice el informe de la firma financiera.
El manejo de riesgos sigue siendo central en la construcción del portafolio. El menor atractivo del dólar refuerza la necesidad de una diversificación progresiva hacia activos en otras monedas, siempre con el objetivo de mejorar retornos en dólares.
Los expertos de la firma sostienen una visión positiva sobre la deuda emergente en moneda dura y en monedas locales, y una posición neutral en renta variable, con preferencia por el sector de alto crecimiento en EE. UU., y acciones globales, que cotizan con descuentos de valuación respecto de las estadounidenses, mientras su desempeño en la generación de ganancias corporativas es similar.















