Pixabay CC0 Public Domain. Amundi acelera su transformación para apoyar una transición medioambiental justa
Amundi, con más de 800.000 millones de euros en activos gestionados con un enfoque ESG, ha lanzado un nuevo plan de acción social y climática hasta 2025. Según indican desde la gestora, este plan forma parte del Proyecto Societario del Grupo Crédit Agricole, que se articula en torno a tres prioridades: clima, cohesión social y transición agrícola y agroalimentaria.
Con la ambición de fortalecer aún más sus compromisos, la gestora explica que este plan establece objetivos tanto para las soluciones de ahorro e inversión para los clientes, como para la política de engagement (compromiso) de Amundi con las compañías. Además, se incluirán objetivos ESG en la remuneración de sus altos directivos, y presentará su estrategia climática a sus accionistas.
Este anuncio llega después de que su plan ESG 2018-2021 haya llegado a su fin. Desde su creación en 2010, Amundi ha hecho de la inversión responsable uno de sus pilares fundamentales. De hecho, en 2018, la gestora estableció un plan de acción a tres años con el objetivo de adoptar un enfoque 100% responsable. Tres años después, Amundi destaca que se ha convertido en un “líder en inversión responsable”. Para argumentar esta afirmación señala que el 100% de sus fondos abiertos gestionados activamente incorporando criterios ESG y con el objetivo de tener una puntuación ESG más alta que el índice de referencia, sobreponderando o infraponderando compañías en las carteras según su contribución a las cuestiones medioambientales y sociales.
Además, sus inversiones responsables en gestión pasiva alcanzan alrededor de 80.000 millones de euros (desde los 19.000 millones en 2018), impulsadas por el desarrollo de una oferta ESG y climática. Y los activos dedicados a iniciativas específicas que promueven la transición energética o la cohesión social tienen un valor de 31.000 millones de euros (desde los 10.000 millones de euros de 2018). “Hemos desarrollado un servicio de asesoramiento ESG dedicado a inversores institucionales y distribuidores para apoyarles a lo largo de su andadura ESG”, destacan entre sus logros.
También han avanzado en términos de voto y engagement con las compañías, en particular con la consideración sistemática de sus niveles de contribución a las cuestiones ambientales y sociales en su diálogo con las compañías. “Amundi ejerce sus derechos de voto centrándose en dos temas principales: cuestiones climáticas y cohesión social. En 2020, Amundi votó en más de 4.000 juntas generales anuales e inició un diálogo sobre la transición energética y el cambio climático con 472 compañías”, apunta la gestora.
De cara a 2025, Amundi se ha planteado 10 medidas clave para acelerar la transformación de Amundi. Partiendo de estos avances y, sobre todo, consciente de los esfuerzos que aún deben realizarse para que todos los sectores y compañías se alineen con el Acuerdo de París manteniendo la cohesión social, Amundi manifiesta su deseo de ir más allá. Además de unirse a la coalición “Net Zero Asset Managers” en julio de 2021, Amundi busca lograr un avance más rápido hacia la descarbonización presentando un nuevo plan de acción 2022-2025. Este plan se basa en tres objetivos: asegurar que su oferta de soluciones de ahorro vaya más allá en términos de inversión responsable; apelar a que más compañías definan estrategias de alineación creíbles para el objetivo Net Zero 2050; y asegurar el apoyo de sus empleados y accionistas en sus nuevas ambiciones.
En concreto, Amundi se compromete a:
Introducir una nueva calificación de transición ambiental que evalúe los esfuerzos de las compañías para descarbonizar sus operaciones y el desarrollo de sus actividades sostenibles, cubriendo 400.000 millones de euros de fondos abiertos de gestión activa. Para animar a las empresas a realizar esta transformación, las carteras tendrán como objetivo tener un perfil de transición medioambiental superior a su universo. Como resultado, las carteras sobreponderarán aquellas compañías que realicen mayores esfuerzos en su transición energética.
Ofrecer fondos abiertos en todas las clases de activos con un objetivo de inversión Net Zero 2050.
Alcanzar 20.000 millones de euros en activos bajo gestión en fondos de impacto que invertirán en compañías que buscan un desempeño medioambiental o social positivo. Se medirá y se informará sobre este impacto anualmente.
Asegurar que el 40% de su gama de fondos pasivos esté compuesto por fondos ESG
Desarrollar “Alto Sustainability”, una solución de análisis tecnológico diseñada para apoyar a los inversores en la toma de decisiones sobre el impacto ambiental y social de su cartera.
Trabajar con 1.000 compañías adicionales para definir estrategias creíbles de reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero, votar en sus juntas generales anuales y que los paquetes retributivos de los directivos se vinculen a estas estrategias.
A partir de 2022, excluir de sus carteras a las compañías que generan más del 30% de su actividad a partir de producción de petróleo y gas no convencional.
Tener en cuenta el nivel de consecución de estos objetivos ESG (ponderación del 20% de los criterios totales) en el cálculo de KPIs de los incentivos en acciones de nuestros 200 altos ejecutivos. También estableceremos objetivos ESG para todos los gestores de cartera y personal de ventas.
Reducir sus propias emisiones directas de gases de efecto invernadero en aproximadamente un 30% por empleado (respecto a 2018) en 2025.
Presentar su estrategia climática a sus accionistas en la próxima junta general anual de 2022.
“Actuar en el mejor interés de nuestros clientes y sociedad siempre ha estado en el ADN de Amundi. El plan de acción que desarrollamos en 2018 se basó en el principio de que el deber de una gestora de activos no es solo invertir en el mundo tal como es, sino también según debe ser; con dos cuestiones principales: el cambio climático y las desigualdades sociales. Gracias a la implicación de nuestros equipos, al compromiso de nuestros socios y, sobre todo, a la confianza de nuestros clientes y accionistas, hemos llevado a cabo con éxito este plan y nos hemos convertido en un referente en inversión responsable. Nuestro compromiso hoy es ir aún más allá en ayudar a acelerar la transformación de nuestra sociedad y sus actores económicos. Nuestro nuevo Plan ESG 2025 es aún más exigente y tiene como objetivo alinear a todos nuestros stakeholders: inversores, compañías, empleados y accionistas La aceleración de nuestros compromisos ESG será la principal palanca de crecimiento de Amundi en todo el mundo”, ha indicado Valérie Baudson, consejera delegada de Amundi.
Foto cedidaJeremy Humphries, nuevo responsable de Inversiones Cuantitativas de Mediolanum International Funds.. Mediolanum International Funds nombra a Jeremy Humphries responsable de Inversiones Cuantitativas
Mediolanum International Funds Limited (MIFL) ha anunciado el nombramiento de Jeremy Humphries para el cargo de responsable de Inversiones Cuantitativas. Ubicado en Dublín, Jeremy dependerá directamente de Brian O’Reilly, director de Estrategia de Mercado de la entidad.
Según explican desde la firma, Humphries será el responsable de diseñar y gestionar nuevas estrategias cuantitativas, al tiempo que garantizará que la investigación y el análisis cuantitativo de la firma se integren en toda la gama de productos de MIFL, ampliando su filosofía de inversión. Se trata de un puesto de nueva creación con el que MIFL busca expandir sus capacidades internas de gestión de renta variable y planea ampliar el equipo cuantitativo a medio plazo.
“Estamos encantados con la incorporación de Jeremy. Se une a nosotros en un momento importante para nuestra actividad, en el que buscamos añadir estrategias cuantitativas a nuestras capacidades internas de gestión de activos junto con nuestros equipos de gestión activa de renta variable y renta fija. Jeremy cuenta con una larga trayectoria en firmas de inversión altamente cualificadas y nos ayudará a aprovechar los activos que gestionamos internamente, lo cual es una prioridad estratégica para el negocio”, ha señalado Brian O’Reilly, responsable de Estrategia de Mercado de MIFL.
Jeremy Humphries cuenta con más de quince años de experiencia en la industria de la gestión de activos. Recientemente ha trabajado para Davy Global Fund Management en Dublín como gestor de carteras. Previamente, Jeremy formó del equipo de Productos de Renta Variable Cuantitativa de Schroders en Londres durante cinco años, gestionando 45.000 millones de dólares a través de varias estrategias – incluyendo value, quality, ESG, mercados emergentes y estrategias de renta variable con reparto de dividendos.
Por su parte, Jeremy Humphries, responsable de Inversiones Cuantitativas de MIFL, ha declarado: “»Estoy muy contento de unirme a MIFL para dirigir el equipo de Inversión Cuantitativa. La firma está creciendo rápidamente, ha realizado importantes fichajes, y cuenta con la infraestructura y las capacidades tecnológicas más avanzadas del mercado. La ambición de MIFL es inigualable y estoy deseando seguir construyendo sobre el éxito que Brian y el equipo de inversiones han logrado hasta la fecha».
Según indican, MIFL tiene previsto incorporar a más profesionales de renta variable en su estrategia de inversión cuantitativa. Si bien la gestora continúa manteniendo asociaciones con gestoras best-in-class de renta variable a través de su enfoque multigestión, la firma quiere complementar esta estrategia mediante el desarrollo de sus competencias internas con el objetivo de que al menos un tercio de los activos bajo gestión esté bajo gestión interna.
Foto cedidaJohn William Olsen, gestor del fondo M&G (Lux) Positive Impact.. John William Olsen: “Hay un viento de cola a largo plazo para las soluciones medioambientales y sociales”
Para John William Olsen, gestor del fondo M&G (Lux) Positive Impact, todas las inversiones tienen un impacto sobre las personas y el entorno. Ahora que el inversor es consciente de ello, considera que las gestoras tienen una gran oportunidad para impulsar la ISR. En esta entrevista, el gestor analiza cómo están afrontando este reto y cómo se concreta en la estrategia que gestiona.
¿Por qué cree que la inversión de impacto se ha convertido en una forma sencilla para que los inversores inviertan de forma sostenible?
La inversión de impacto implica establecer objetivos de impacto junto con objetivos de rentabilidad financiera, y cuantificar y medir estos a lo largo del periodo de inversión. Definir el impacto que se desea (o no) y construir una cartera para cumplir los objetivos permite a los inversores buscar tanto la rentabilidad financiera como alinear el capital con objetivos más amplios. De este modo, los clientes pueden poner su dinero a trabajar con un propósito.
Normalmente cuando se piensa en fondos de impacto lo relacionamos con fondos de renta variable. ¿Por qué parece ser un tipo de estrategia que encaja mejor en esta clase de activos? ¿Hay espacio para una mayor presencia de la renta fija y activos alternativos en los fondos de impacto?
Todas las partes de la cadena de inversión tienen un papel que desempeñar en lo que respecta a la inversión de impacto: desde el capital catalizador, como la financiación combinada, hasta los activos privados y, a continuación, el capital cotizado y el crédito. Algunos gestores de activos, como M&G, pueden jugar en toda esa esfera, con un enfoque de financiación de impacto de principio a fin.
La inversión de impacto está creciendo rápidamente. Las últimas encuestas de la Global Impact Investing Network estiman que el tamaño del mercado es de 715.000 millones de dólares, con un 36% del capital de impacto invertido en deuda privada y un 16% en capital privado. Aunque la mayoría de los activos de impacto se encuentran en estas dos clases de activos, la inversión de impacto en el capital público, los activos reales y la deuda pública está en aumento. Pero tanto si se trata de inversiones en activos privados en fase inicial como de inversiones públicas cotizadas, hay algunos principios cruciales para la inversión de impacto que todos los inversores deberían respetar: intencionalidad, adicionalidad, materialidad, y medibilidad.
En este sentido, ¿qué es lo más relevante?
Toda inversión de impacto debe realizarse con el propósito de obtener resultados positivos que apoyen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. La inversión debe contribuir positivamente a la resolución de un reto, invirtiendo en empresas que aporten algo nuevo, innovador y adicional para abordar ese reto. También es fundamental analizar cómo la inversión repercute materialmente en el resultado que se pretende generar. Y, por último, pero no menos importante, la medición es crucial.
En el contexto actual, y de cara a 2022, ¿qué papel pueden jugar y qué lugar van a ocupar las estrategias de impacto en la cartera de los inversores? ¿Por qué?
Queda mucho camino por recorrer en la orientación hacia una sociedad más sostenible y equitativa pero, aunque hay obstáculos e incertidumbres, hay una sensación palpable de esperanza mientras seguimos saliendo de la crisis del COVID-19. Los próximos nueve años dependen de si los líderes políticos, las empresas y los inversores pueden ayudar a impulsar el cambio para recuperarse de una manera resistente y equitativa, rediseñando el futuro y haciendo todo lo posible para alcanzar la fecha límite de la ONU para 2030. Una población cada vez más comprometida de ciudadanos preocupados también tiene un papel fundamental a la hora de adoptar un cambio de comportamiento y hacer que estos otros actores rindan cuentas. El mundo se ha comprometido a «reconstruir mejor» y debemos cumplir esa promesa. Creemos que las estrategias de inversión que abordan estos retos no harán más que ganar en importancia.
Tomando como referencia el fondo M&G – M&G (Lux) Positive Impact, vemos que invierte en unas seis áreas: ¿Por qué han elegido estas áreas?
El fondo adopta el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas e invierte en empresas centradas en seis áreas clave, que se corresponden con los ODS. Estas son: acción climática; soluciones medioambientales; economía circular; mejor salud, salvar vidas; mejor trabajo y educación; e inclusión social. Los ODS proporcionan un marco sólido y exceptuado para determinar las áreas de impacto material, y ayudan a enmarcar la medición de cómo se están logrando esos impactos positivos. Se calcula que, para 2030, la aportación de capital a los ODS podría suponer una oportunidad de inversión de 12 billones de dólares.
¿Cómo es el proceso de elección de los valores de estas áreas?
En cuanto a la construcción de la cartera, la selección comienza con un universo global de más de 4.000 valores, que se examinan inicialmente en función de criterios de liquidez mínima y de capitalización bursátil, y se excluyen las empresas que no son capaces de producir impactos positivos demostrables en la sociedad. A partir de este grupo de valores restante, el equipo selecciona una lista de vigilancia de unas 150 empresas con impacto que pueden comprarse si el momento y el precio son adecuados. Estas empresas se analizan según el “enfoque III» del equipo, que examina el caso de inversión, la intencionalidad y el impacto de una empresa para evaluar su idoneidad para el fondo. Como parte de este análisis, se puntúa a las empresas en función de estas credenciales III, y se requiere que los resultados sean superiores a la media para ser considerados dentro de la lista de vigilancia, así como el acuerdo consensuado de los méritos de una empresa por parte de todo el equipo de Positive Impact
Entiendo que las áreas en las que invierte el fondo tendrán en común que son megatendencias o, al menos, parte del crecimiento secular. ¿Qué perspectivas tienen sobre ellas?
Creemos que hay un viento de cola a largo plazo para las soluciones medioambientales y sociales. En el aspecto social, la pandemia ha puesto de relieve una serie de retos de desarrollo y ha puesto de relieve la necesidad de intensificar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. En cuanto al medio ambiente, hemos asistido a un aumento de la atención prestada a la consecución de un nivel cero de emisiones y a un incremento de los «acuerdos verdes» en todo el mundo. Creemos que las empresas que ofrecen soluciones que ayudan a abordar los mayores retos sociales del mundo están bien posicionadas para las futuras décadas de crecimiento.
Siguiendo con este fondo como ejemplo, ¿cómo medís el impacto del fondo? ¿Muestra interés por esta información el inversor?
La «mensurabilidad» es uno de los principios centrales de la inversión de impacto y una característica clave para nuestros clientes; también es uno de los aspectos más desafiantes en el fondo. Esto es especialmente cierto para los inversores de impacto en los mercados de valores públicos, donde el impacto tiende a ser menos directo que en los mercados privados, por lo que la medición puede ser menos clara.
Nos centramos en el impacto concreto de cada empresa, evaluando cómo sus actividades empresariales se ajustan a los retos específicos de impacto social que hemos identificado como necesitados de inversión y susceptibles de ser invertidos por los inversores de capital público. Ponemos a prueba el propósito o la declaración de la misión de la empresa, preguntando: ¿El impacto positivo forma parte realmente del ADN de la empresa y es una parte demostrable de su estrategia corporativa? ¿O se trata sólo de buenas relaciones públicas? Evaluamos si las acciones de la empresa demuestran una clara alineación con ese propósito, y sopesamos los impactos positivos frente a los negativos, en particular excluyendo cualquier empresa cuyas actividades representen un impacto abrumadoramente negativo que contrarreste cualquier impacto positivo que pueda producir.
Comenzamos con una evaluación cualitativa de la actividad de una empresa: ¿Qué está haciendo para abordar un reto de impacto concreto y qué parte de su actividad está alineada con ese reto? Aunque esta evaluación es cualitativa, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas han proporcionado un marco más cuantitativo para los inversores, y nosotros relacionamos la actividad de cada empresa con estos objetivos. Es importante que utilicemos los 169 objetivos subyacentes para dar un mayor enfoque a este análisis.
Por último, ¿cuáles son los principales cambios que han hecho en el fondo en este último año?
Más allá de nuestro enfoque inicial III, hemos empezado a examinar los impactos de nuestras empresas a través de la lente desarrollada por el Proyecto de Gestión del Impacto (IMP), un foro para la creación de un consenso mundial sobre cómo medir y gestionar los impactos (el proyecto se convirtió en la Plataforma de Gestión del Impacto de mayor alcance este año). Esta lente se denomina «cinco dimensiones del impacto», y creemos que encaja perfectamente con nuestro propio marco III, y proporciona un medio adicional para comprender el alcance del impacto generado por nuestras empresas participadas.
¿Cómo se está preparando el fondo de cara a 2022?
Hemos orientado aún más la cartera hacia las empresas “infraatendidas» y «subatendidas», para ayudar a garantizar que los impactos que se producen son realmente adicionales y materiales, al tiempo que dirigimos la cartera hacia las empresas «C», según el sistema de clasificación «ABC» de IMP+ACT: las inversiones «A» actúan para evitar daños; las «B» benefician a las partes interesadas; y las «C» contribuyen a las soluciones. Esperamos que este cambio continúe el próximo año y los siguientes.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuánto tiempo durará el juego de la espera de los bancos centrales?
Nicolas Forest, responsable mundial de Renta fija de Candriam, y Céline Deroux, responsable senior de Estrategia de Renta Fija de Bonos Mundiales de la gestora, se cuestionan si son compatibles los objetivos de los bancos centrales con la estabilidad financiera en un entorno de mayor inflación.
En su opinión, tras los recientes cambios estratégicos en las políticas monetarias y las audaces respuestas para combatir la pandemia, las autoridades también están equilibrando las desigualdades derivadas de la política de flexibilización cuantitativa y su papel en la lucha contra el cambio climático. “La inflación mundial sigue siendo elevada debido a los cuellos de botella en la cadena de suministro y a la escasez de mano de obra. Dado que las presiones sobre los precios no cesan, los mercados de renta fija se han tornado más restrictivos y ya han puesto a prueba la capacidad de reacción de los bancos centrales de los países desarrollados. En concreto, Australia eliminó el límite de rendimiento que aplicaba sobre los bonos a tres años”, señalan.
Para comprender el mercado, Forest y Deroux recuerdan que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos tiene un doble mandato: esto es, la estabilidad de los precios y el pleno empleo. Hace un año, la Fed también adoptó un objetivo de inflación media flexible del 2% (FAIT, por sus siglas en inglés), que debe concordar con un mercado laboral plenamente participativo. Por tanto, la Fed puede aceptar un exceso de inflación mientras no se haya alcanzado el pleno empleo.
“En sus últimos comunicados, la institución ha reconocido que la inflación está por encima de su objetivo del 2%, pero ha calificado el exceso como transitorio, con un nivel más cercano al 2,2 % a finales de 2022. Mientras la economía estadounidense prosigue su recuperación, el banco central ha anunciado una política de normalización que consiste en reducir sus compras de activos por valor de 120.000 millones de dólares mensuales en 15 000 millones de dólares en noviembre y diciembre, con el objetivo de interrumpir las compras de bonos hacia finales del segundo trimestre de 2022. Según el gráfico de puntos (dot plot) del FOMC, las subidas de tipos deberían llegar cuando finalice el Tapering, ya que la economía estadounidense aún está lejos del pleno empleo (la participación de la población activa no ha repuntado, en parte debido a los programas de jubilación anticipada)”, resumen sobre cuál es la situación actual.
Ahora bien, ¿cuál es el resultado? Para los expertos de Candriam, tras el aumento del 6,2% interanual de los precios al consumo en noviembre, los inversores parecen ahora estar descontando aumentos de los tipos de interés por parte de la Fed antes y de forma más agresiva de lo que la institución está comunicando actualmente. “Nuestra opinión es que la Fed podría proceder a dos subidas de tipos durante el segundo semestre de 2022. Aún queda por ver cómo gestionará la Fed su balance, actualmente con una envergadura excesiva. La reducción activa de su balance podría tener lugar antes, durante o después de las primeras subidas de tipos. Por el momento, este tema no se ha abordado, pero sin duda formará parte de las futuras decisiones en materia de política monetaria, ya que podría complementar el arsenal de la Fed en su camino hacia la normalización”, afirman ambos.
El BCE: objetivo de inflación simétrica y factores climáticos
Si miramos a Europa, explican que el Banco Central Europeo (BCE) ha adoptado un objetivo de inflación simétrica y ha reforzado sus directrices a futuro. Además, la institución incluirá factores climáticos en su evaluación de la política monetaria. El BCE espera una inflación superior a corto plazo, que disminuirá durante 2022 antes de caer por debajo del objetivo del 2% en 2023. En cuanto a las compras de activos, el Programa PEPP, por valor de 1875 millones de euros, se mantendrá a un ritmo más lento y finalizará en marzo de 2022. A esto le seguirá un programa de compras de activos más flexible.
“Al igual que en EE.UU., las expectativas de un aumento del IPC europeo en torno al 4% han dado lugar a especulaciones sobre una posible subida de tipos en 2022. Esta opción ha sido ampliamente descartada por Christine Lagarde durante el último comunicado sobre decisiones de política monetaria del BCE”, añaden.
En este contexto, Forest y Deroux destacan que los mercados emergentes se desmarcan de los desarrollados: “Este enfoque paciente de los bancos centrales de los países desarrollados contrasta de forma notoria con las recientes acciones de los bancos centrales de los países emergentes. Por ejemplo, Brasil ha subido los tipos 575 puntos básicos (pb) desde principios de 2021, especialmente mediante una subida de 150 pb en octubre, su mayor movimiento en una sola reunión de los últimos 20 años”.
Por un lado, advierte de que los bancos centrales de los países desarrollados corren el riesgo de quedar rezagados, en cuyo caso podrían tener que actuar de forma agresiva si las expectativas de inflación se desanclan. Según su análisis, “la inflación representa ahora el principal motivo de preocupación para las empresas, mientras que los consumidores sufren los efectos de la subida de precios”. A lo cual añaden: “También hay que vigilar muy de cerca las presiones salariales, ya que podrían generar un bucle que podría convertir la inflación a corto plazo en una característica más permanente. Por otro lado, una respuesta agresiva a una inflación (potencialmente) transitoria podría poner en peligro la recuperación económica y precipitar una ralentización brusca en un contexto de aumento del endeudamiento tanto público como de los consumidores a escala mundial”.
En conclusión, los expertos de Candriam insisten en que los factores que impulsan la subida de los precios —en particular, los cuellos de botella en la cadena de suministro— deberían persistir durante un par de meses, mientras el envite del sector energético añade incertidumbre a la trayectoria del crecimiento. “En este contexto, la nueva capacidad de reacción de los bancos centrales se pondrá rápidamente a prueba. Únicamente el tiempo dirá si su paciencia se ha visto recompensada con un crecimiento resiliente y estabilidad financiera”, concluyen.
Pixabay CC0 Public Domain. Generali Global Infrastructure roza los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales
Generali Global Infrastructure, gestora especializada en deuda de infraestructuras, ha anunciado uno de sus principales hitos desde su fundación en 2018: haber alcanzado casi los 6.000 millones de euros en compromisos de inversores institucionales. Con sede en París, la gestora centra su oferta en estrategias y soluciones de inversión innovadoras en los sectores de la transición energética, la movilidad verde, la transición digital y las infraestructuras sociales.
Un ejemplo de su propuesta de valor es, por ejemplo en 2020, el lanzamiento de dos fondos temáticos con compartimentos separados de deuda y de capital, para apoyar la recuperación europea invirtiendo principalmente en los ámbitos de la energía y la transición digital. El objetivo es alcanzar los 1.500 millones de euros de capital, con 700 millones de euros ya recaudados y parcialmente invertidos.
Además, la gestora deficiente su apuesta por la recuperación de las economías europeas. “Generali Global Infrastructure se diferencia por sus estrategias de inversión que, a través de una rigurosa selección de activos, pretende ofrecer una rentabilidad estable y predecible. Desde su creación, el equipo ha atraído cerca de 6.000 millones de euros de compromisos de capital y ha desplegado una cartera de unos 50 activos en Europa y Norteamérica. La fuerte capacidad de originación y el amplio alcance de las inversiones de Generali Global Infrastructure han sido claves para construir carteras resistentes y asegurar rendimientos atractivos para los inversores”, destacan desde la firma.
Actualmente, gestiona cerca de una docena de fondos, incluido un fondo de deuda de infraestructuras senior con un patrimonio de más de 2.000 millones de euros en junio de 2021. Este fondo ya está invertido en más del 75%, logrando un alto nivel de diversificación en los principales mercados europeos y en sectores clave como las telecomunicaciones, las energías renovables, la movilidad verde y los servicios públicos.
“Generali Global Infrastructure es ahora uno de los gestores de activos de deuda de infraestructuras más activos de Europa. Con un equipo fuertemente comprometido con la inversión responsable, nos centramos en la creación de valor a través de infraestructuras básicas y esenciales, acelerando así la transformación sostenible de nuestras economías y sociedades. Estamos especialmente orgullosos de la confianza depositada en nosotros por los inversores y de nuestra pertenencia a la plataforma de empresas de gestión de activos Generali Investments. Con el apoyo de planes de inversión europeos y estrategias de inversión adaptadas e innovadoras, estamos seguros y decididos a continuar el crecimiento activo de nuestra empresa”, ha destacado Philippe Benaroya, socio fundador y consejero delegado de Generali Global Infrastructure.
Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores en activos reales deben descarbonizar sus carteras para garantizar su futuro
Desde Aviva Investors opinan que la transformación del entorno construido es fundamental para descarbonizar nuestra economía. Las emisiones de carbono de los edificios y las infraestructuras son responsables del 60% de las emisiones a nivel mundial, según datos de 2019 del Departamento de Empresa, Energía y Estrategia Industrial del Gobierno británico.
Según el UK Green Building Council, en el Reino Unido el 80% de los edificios existentes en 2050 ya habrán sido construidosy en todo el mundo en desarrollo los edificios y las infraestructuras se duplicarán en 2060 (este último dato equivale a añadir una ciudad como Nueva York cada mes). En opinión de Aviva Investors, por tanto, es necesario «un cambio radical en la forma de construir y renovar los edificios, los transportes y los sistemas de servicios públicos que utilizamos a diario».
De hecho, el Institute for Government advirtió recientemente que el Reino Unido aún no ha comprendido la magnitud de la tarea. Señaló al respecto: “El cumplimiento de este compromiso es un reto más difícil que responder a la crisis del coronavirus o poner en práctica el Brexit, y requerirá transformaciones en todos los sectores de la economía británica, una inversión sostenida durante tres décadas y cambios sustanciales en la vida de todos”, cita la gestora.
Transformación radical, riesgos y reajuste del capital
Desde la firma opinan que alcanzar la neutralidad en carbono es un desafío extremo que no se logrará sin una transformación radical del comportamiento social y de la economía. En el caso de los inversores en activos reales, dicha situación implica una amplia electrificación del transporte y la calefacción, una rápida adopción del hidrógeno y el desarrollo de tecnologías asequibles de captura y almacenamiento de carbono.
Mark Versey, consejero delegado de Aviva Investors, no se hace ilusiones sobre los cambios necesarios ni sobre el “papel vital que deben desempeñar los inversores para impulsar el cambio en los principales problemas de la sociedad”, especialmente en lo que respecta al cambio climático.
Darryl Murphy, director general de infraestructuras de Aviva Investors, desea que haya más intervención estatal. “Me complace ver que hemos llegado a un punto en el que el Gobierno ha sido más prescriptivo sobre el tipo de tecnologías con las que quiere contar”, afirma.
Aunque algunos pueden considerar que esta idea es controvertida, alegando que los gobiernos no deberían poder elegir a los ganadores, desde la gestora opinan que no hay tiempo que perder. “No vamos a conseguirlo limitándonos a dejar que las cosas evolucionen. Necesitamos mucha más planificación, un esfuerzo más centrado”, añade Murphy.
Ed Dixon, responsable de ESG para activos reales de Aviva Investors, está de acuerdo en que el Gobierno juega un papel importante y quiere ver un mejor uso de los activos ya disponibles. “Un rascacielos de la ciudad de Londres puede derribarse y sustituirse por uno nuevo, aunque se encuentre en un estado apto para su uso y pueda reformarse. No hay ninguna disposición en la política o la normativa actual que lo impida; de hecho, la estructura del IVA favorece ‘lo nuevo’. No podemos seguir demoliendo edificios de 20 años para reconstruirlos simplemente porque queremos algo diferente”, explica.
Los inversores en activos inmobiliarios están acostumbrados a invertir a largo plazo, por lo que estos futuros cambios son relevantes en la actualidad. El impacto en las carteras podría producirse antes de lo que la mayoría prevé, por lo que es imprescindible que se establezcan mecanismos detallados y sólidos de transición a la neutralidad en carbono para proteger sus inversiones, según Aviva Investors.
¿Deberían aumentar su apetito por el riesgo para impulsar los cambios necesarios? Los analistas de la firma opinan que no se puede alcanzar la neutralidad en carbono sin una rápida redistribución del capital, lo que significa que los inversores deben aceptar este reto para evitar implicaciones mucho más perjudiciales de los efectos de la crisis climática.
«Lamentablemente, mucha gente no sabe cómo realizar los cambios necesarios, aunque existan tecnologías de eficacia demostrada. Sin embargo, el valor de las propiedades que no puedan alcanzar la neutralidad en carbono sin realizar mejoras significativas se reducirá», agregan.
Construcción de un futuro sostenible
Esta circunstancia cambia la dinámica de la demanda de los clientes. Daniel McHugh, director general de inversiones en activos reales de Aviva Investors, es muy consciente de ello. “Como inversor comprometido, actuar y contribuir a la transición hacia un mundo bajo en carbono y resistente al cambio climático no solo es coherente con nuestros valores, sino que encaja a la perfección con las expectativas actuales de nuestros clientes”, afirma.
Por ello, la firma asegura haber situado la sostenibilidad en el núcleo de su actividad de activos reales. «Tras haber establecido nuestro objetivo de neutralidad en carbono en toda nuestra plataforma de activos reales de 47.300 millones de libras esterlinas para 2040, también nos hemos comprometido a integrarlo a través de múltiples etapas del proceso de inversión: desde la creación de activos hasta la gestión de estos y la participación continua de las partes interesadas», aclaran.
A fin de garantizar el cumplimiento de estos compromisos mediante acciones cuantificables, la iniciativa de Aviva se apoya en cinco objetivos intermedios explícitos a corto plazo que esperamos cumplir en los próximos cuatro años, de aquí a 2025:
Inversión de 2.500 millones de libras esterlinas en edificios e infraestructuras con bajas emisiones de carbono y de energías renovables.
Aumento de la capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono hasta 1,5 gigavatios.
Generación de 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos centrados en la transición climática.
Creación de, al menos, el 50 % de las nuevas estrategias agrupadas con etiquetas sostenibles o de impacto.
Reducción de la intensidad de carbono de los inmuebles en un 30 % y la intensidad energética en un 10 %.
Aviva Investors reconoce que la electrificación masiva del transporte y la calefacción es necesaria para satisfacer la creciente necesidad de energía de la sociedad, y por ello la gestora ha invertido «más de 5.000 millones de libras esterlinas desde 2015 en activos verdes, incluyendo energía solar, eólica, centros de energía y ferrocarril eléctrico». Esto equivale a 730 MW de capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono en 2020, suficiente para abastecer a un millón de hogares. En 2020, la firma estableció un nuevo objetivo de alcanzar 1,5 GW en 2025 y asegura haber alcanzado ya «más de 900 MW gracias a nuevas inversiones en energía eólica terrestre y marina».
Desde las cubiertas en el sector inmobiliario hasta la inversión directa en energías renovables en el ámbito de las infraestructuras y la financiación de proyectos energéticos a gran escala a través de la deuda privada, la gestora afirma estar contribuyendo con su experiencia a la transición de la economía hacia la baja emisión de carbono, al tiempo que ofrece rentabilidades ajustadas al riesgo en sectores en crecimiento.
«El compromiso que asumimos en 2020 de generar 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos sostenibles centrados en la transición climática para 2025 también debería contribuir a acelerar la transición social. La consecución de este objetivo avanza a buen ritmo y ya hemos generado más de 600 millones de libras esterlinas en tan solo siete meses. Los prestatarios suelen recibir un incentivo financiero de cerca de 20 puntos básicos; es decir, 200.000 libras esterlinas por un préstamo de 100 millones de libras», remachan.
En relación con los préstamos centrados en la transición, Dixon afirma: “Nuestro nuevo marco propio está diseñado para abordar específicamente la transición climática de los edificios, que es un área de creciente atención en el mercado inmobiliario”.
Los prestatarios están adoptando una serie de medidas acordadas para reducir las emisiones de los activos para los que se garantiza la financiación, entre las que se incluyen «la instalación de paneles solares fotovoltaicos, la reducción de la demanda de energía mediante una iluminación y unas instalaciones más eficientes, y la obtención de certificaciones de edificios ecológicos«, explican desde la gestora británica.
En última instancia, los préstamos sostenibles ayudan a reducir la huella de carbono de las inversiones de los clientes, mejoran la estabilidad financiera del prestatario subyacente y reducen los riesgos de transición climática a largo plazo asociados al sector inmobiliario, añaden.
«Al margen de nuestros propios esfuerzos, una correcta realización aportará muchos beneficios. La colaboración y el aprendizaje de las prácticas recomendadas del sector serán fundamentales. La reglamentación y la demanda de los clientes nos impulsan en la dirección correcta, pero además deberíamos dejarnos llevar por la certeza de que construir un futuro más sostenible es, simplemente, lo correcto», reza la política empresarial de la firma.
Como dice Oliver Rix, socio de energía, servicios públicos y recursos de Baringa: “La calidad de vida debería ser mucho mayor. Como profesionales, tendemos a hablar en términos hipotéticos y comparamos los riesgos y los costes. Esos enfoques resultan necesarios. No obstante, también tenemos que entender lo que significa para la gente y hablar de ello. Se trata de mejorar la calidad del aire, reducir la contaminación acústica, utilizar la tierra de forma más sostenible, realizar una buena gestión de los recursos agrícolas y mejorar la biodiversidad”.
Foto cedida. La banca privada se prepara para un futuro digital, especializado, de pago y con la sostenibilidad como bandera
La banca privada del futuro, que según sus protagonistas se está construyendo ahora, va a estar caracteriza por una mayor concentración y especialización dentro del sector, una alta digitalización, una importante presión regulatoria y una búsqueda de rentabilidades atractivas en un nuevo entorno de mercado. La implicación que tienen estos factores para el modelo de negocio de las entidades y las oportunidades que generan fueron algunos de los temas que se abordaron en el encuentro de banca privada organizado recientemente por iKN Spain.
El punto de partida son estos factores, donde ninguno es más importante que el otro, a los que las entidades están dando una respuesta común: poner al cliente en el centro de su modelo de negocio. También coinciden en que el sector ha salido reforzado de esta pandemia. “Considero que la industria está en un momento maduro, con clientes más cualificados y que comienzan a entender productos más complejos. Además, con MiFID II, el cliente comienza a pagar y, gracias a la pandemia, le da más valor a la transparencia. Eso sí, es un cliente más exigente con los productos y servicios que recibe porque, justamente, está pagando. Para darles respuesta y poder hacer frente a esa presión en los márgenes que todo esto conlleva, la tecnología jugará un papel muy relevante”, indicó Juan Espel, director general comercial de A&G Banca Privada, al inicio del primer papel del día sobre las perspectivas de negocio de esta industria para 2022.
Su preparación para el futuro parte de las tendencias que hemos visto durante los últimos años. “El proceso de concentración dentro de la industria continuará, y tenemos ejemplos recientes como la operación de Singular Bank y UBS. Seguimos viendo reducción en los márgenes, así que tenemos que ofrecer un valor añadido en nuestro servicio y en nuestra oferta, además de ganar volumen”, añadió José María Ferrer, director de Banca Privada y Wealth de Renta 4 Banco.
Por eso, a la hora de hablar de M&A, Espel reconoce que “las operaciones tienen que tener sentido”. Ante lo que José de Alarcón, director de Negocio de Andbank España, afirmó: “Todos peleamos por crecer de forma orgánica porque el crecimiento inorgánico es algo que no todas las entidades se pueden permitir, además de que tiene muchas más aristas. Un punto importante es que tiene que haber cordura en los precios que se le ponen a estas operaciones. Por ejemplo, las firmas aseguradoras están entrando con fuerza y lo están haciendo a precios altos, y eso distorsiona”.
Al poner el foco en la regulación, y en particular MiFID II, las entidades reconocen que les ha marcado las líneas por dónde debe evolucionar su negocio. Consideran que la presión regulatoria continuará en los próximos años y no solo en torno a las retrocesiones y retribuciones, si no en particular sobre la inversión sostenible. Para Alarcón, son pocos los que todavía se refieren a MiFID II sólo en clave de oportunidad. “Por el lado de los ingresos ha hecho mucho daño, y su implantación, al igual que ha ocurrido con la disrupción tecnológica, ha supuesto una importante inversión para las entidades. La industria ha ido hacia modelos de negocios más plenos, pero con una mayor contención de los costes. Esto nos ha hecho poner el foco en tres estrategias claras: minimizar el impacto de las gestiones administrativas y lograr ser más eficientes en nuestras tareas; priorizar y segmentar mucho, y mantener un discurso comercial muy homogéneo”, afirmó durante su intervención.
En esta adaptación de sus modelos de negocio, las entidades coinciden en que la gestión discrecional ha ganado un papel muy relevante. “Nos parece fundamental para preservar el patrimonio de nuestros clientes. Nos da la oportunidad de cumplir con MiFID II, en términos de transparencia de coste, y pone en valor la figura y la capacidad de nuestros banqueros”, señaló David Espeja, director de Banca Privada de Banca March.
Un punto de debate entre las entidades fue en qué medida se tenderá hacia la especialización. Por ejemplo, según Espeja será algo fundamental. “La especialización va a ser la base de la relación con los clientes. La interacción va a ser mixta, digital y presencial, pero será muy importante poder ofrecerle especialización y soluciones de inversión que se adaptan a los cambios de los clientes”, insistió. En cambio, para César Villacampa, jefe de la Unidad de Banca Privada de Ibercaja, el modelo de la banca privada que se ofrece desde la banca universal será ligeramente diferente: “Aquí no vamos a partir de la especialización, dado que tenemos modelos menos sofisticados, pero sí aprovecharemos a generar sinergias en términos de capacidades y producto. Las oficinas seguirán siendo un canal importante para llegar al cliente porque es la forma en que él se acerca a nosotros y ese punto de partida nos permite acompañarle desde una banca personal hacia una banca privada. En este sentido, el asesoramiento será un eje sobre el que pivotar”, explicó Villacampa.
Por último, tal y como comentó Alarcón, la tecnología es otro punto en común para las entidades. En opinión de Espeja, la pandemia ha sido un catalizador de toda la parte digital: “Todos teníamos dudas si íbamos a ser capaces de seguir funcionando cuando nos metieron en casa. Pero esta experiencia nos ha dado la opción de gestionar el negocio y las relaciones con los clientes de forma más eficiente, además de dar sentido a toda la propuesta tecnológica hacia la que ya llevábamos tiempo transitando toda la industria”.
Un mensaje para 2022
De cara al próximo año, su principal preocupación son los mercados y la búsqueda de rentabilidades. “Ante un evento de mercado, han aprendido a superarse y recuperarse con mayor rapidez, y eso ha cambiado la percepción del cliente. Antes había que insistir y tranquilizarle, ahora comprenden que su horizonte debe ser a largo plazo. Y esto es importante porque para el próximo año nos espera una mayor volatilidad. Respecto a la industria, deberemos estar atentos a las pistas que la regulación nos vaya dando, en especial hacia el marco de la ESG y la ISR, que van a desplegar todo su potencial los próximos años”, afirmó De Alarcón.
Junto a una mayor presencia de los factores ESG en las inversiones, las entidades consideran que otra tendencia para 2022 serán los activos menos tradicionales. “La gente está buscando ideas nuevas de inversión y se está introduciendo en activos menos tradicionales, y con algo más de riesgo y menos líquidos. Para hacer frente a esto deberemos contar con las mejores capacidades dentro de nuestras firmas, pero también tener muy en cuenta el perfil del cliente”, concluyó Ferrer.
Como gestores de renta variable que invierten con la mente puesta en los riesgos factoriales, hemos observado que algunos gestores activos se han enfrentado a serias dificultades en 2022. La razón fue que el mercado giró hacia un grupo más reducido de beneficiarios en medio de inmensos cambios en los precios de las materias primas, las condiciones económicas, la política gubernamental y las expectativas de los tipos de interés. No es de extrañar que la selección de valores se vea dificultada cuando el entorno macroeconómico provoca una menor diferenciación y un conjunto limitado de ganadores.
En lugar de recompensar los fundamentales sólidos en Value, Growth y Quality, hemos presenciadouna rotación de factores en los extremos, es decir, entre el deep value (relacionado con la subida de tipos), el crecimiento especulativo (relacionado con la desaceleración económica) y la beta más baja (relacionada con la guerra y la crisis de las materias primas). A largo plazo, Wellington Managment cree que los fundamentales acabarán imponiéndose, pero nuestro estudio sobre el comportamiento de los factores en los últimos dos años revela algunos aspectos importantes de cara a realizar las asignaciones:
Considerar las asignaciones defensivas para complementar el enfoque Growth y Value – El hecho de que nos encontremos en una nueva etapa de mercados volátiles y carentes de dirección no es necesariamente bueno o malo para la selección activa de valores o para los resultados. «Pero sí puede significar que se necesiten asignaciones defensivas específicas, ya que los perfiles de riesgo de las asignaciones Growth y Value cambian más a menudo y de forma más violenta, lo que dificulta el equilibrio del riesgo a lo largo del ciclo (algo que ya estamos viendo)», dicen los expertos de Wellington Managment.
Buscar sectores con mayores oportunidades para la selección de valores – Como el entorno de los tipos de interés y la inflación está cambiando, varias de las dinámicas Growth (persistencia) y Value (diferenciación de la calidad) pueden evolucionar o volver a los patrones anteriores a la gran crisis financiera global (o incluso a los de la época anterior a las puntocom): más volatilidad/menos sostenibilidad de los márgenes, más foco en los balances, más oportunidades para la selección de valores en todo el espectro de capitalización del mercado y más posibilidades de reversión a la media. «Cabe esperar que esto favorezca el análisis fundamental bottom-up y fomente la exposición a los segmentos de pequeña y mediana capitalización, al value y a los dividendos», apuntan desde Wellington Managment.
Tener en cuenta el desajuste del horizonte temporal al valorar la habilidad a la hora de seleccionar valores – A veces, la selección de valores se ve perjudicada cuando los gestores se centran en la inversión con una visión a largo plazo basada en la ejecución fundamental de las compañías y no directamente en el sentimiento macroeconómico actual. Este desajuste de horizontes temporales es el principal reto que plantea nuestro método de ánalisis de gestores y es aún más acusado cuando el mercado es hipersensible a los factores macroeconómicos a corto plazo, como ha ocurrido recientemente. «Sin embargo, estamos dispuestos a aceptar los retos de la selección de valores durante un periodo razonable si la cartera de un gestor se comporta como cabría esperar y existe un proceso sólido, dotado de recursos y replicable que sustente la selección de valores», destacan desde Wellington Managment.
Buscar estrategias de diversificación – Si tenemos en cuenta las dificultades típicas de la gestión activa, las asignaciones a estrategias de valor de gran capitalización, renta variable y baja beta pueden diversificarse si se produce un cambio de régimen en detrimento del crecimiento, elmomentum y la alta calidad.
Incrementar el uso de los test de estrés macro – «En nuestra opinión, en los próximos 10 años veremos una mayor diferenciación en los ciclos económicos y en la política macro a nivel mundial en comparación con los 10 años anteriores», comentan desde Wellington Managment. «La realización de un conjunto de test de estrés macro puede constituir una herramienta importante para determinar si los movimientos macroeconómicos a corto plazo, exógenos al proceso de asignación, tienen el potencial de perjudicar el cumplimiento de los objetivos de rentabilidad y riesgo a largo plazo», añaden.
Evaluar a los gestores teniendo en cuenta el dilema de la gestión activa – Si los gestores activos intentan controlar la concentración del índice asignando las ponderaciones del índice de referencia a grandes nombres, corren el riesgo de ser etiquetados como «seguidores del índice de referencia» cuando su participación activa caiga en picado. En igualdad de condiciones, observamos que los gestores activos tienden a sobreponderar de forma significativa un mayor número de valores «con tendencia alcista» en lugar de utilizar el mismo capital para sobreponderar moderadamente un valor de mega capitalización. «Creemos que este sesgo puede generar mayor alfa a largo plazo, pero también provoca un mayor carácter cíclico en los resultados activos. La clave reside en cómo un gestor equilibra esta disyuntiva, un factor importante a la hora de evaluar las asignaciones de los gestores activos», terminan.
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Las políticas instauradas por el gobierno para atender a estas tres amplias categorías –COVID, consumo y crédito– ayudan a explicar la situación actual de China, y es probable que den forma a la trayectoria del país en el corto plazo. En el largo plazo, China busca hacer evolucionar su economía a través de la innovación, enhebrando la aguja entre los beneficios empresariales y la protección del bienestar de su gente.
Así, Jennifer James, administradora de cartera de mercados de crédito en Janus Henderson Investors, explica que la mera escala y el desafío que implica hacer evolucionar una economía de ese tamaño es inconmensurable, ningún otro país tiene la habilidad ni la ambición de emprender lo que está haciendo China. No obstante, estos esfuerzos pueden tener efectos indeseados. De hecho, es probable que las sacudidas simultáneas de las políticas aplicadas en diferentes sectores que hemos visto hasta ahora hayan acelerado lo que de otro modo hubiera sido una ralentización natural de la economía, erosionando la confianza de los consumidores y contribuyendo a la inestabilidad de los mercados.
COVID-19
China ha seguido una estrategia de tolerancia cero con respecto al COVID-19. Áreas metropolitanas enteras se han confinado luego de la detección de casos. Se ha indicado que no habrá cambios a esta estrategia hasta alcanzar un objetivo de vacunación del 80-85%1. La actividad manufacturera no ha sido protegida de esta estrategia, y se han impuesto restricciones severas al centro industrial de Guangdong. Este tipo de enfoque, que asfixia inmediatamente la actividad económica para volver a encenderla como un interruptor cuando los casos bajan, es disruptivo. Y esto se debe a que a menudo es más fácil detener la actividad que reiniciarla. El aumento desmedido de las tarifas de fletes es indicativo de la congestión causada por la intolerancia de China ante el COVID-19, que incluyó el cierre de Ningbo-Zhoushan, el tercer puerto más activo del mundo, supuestamente por la aparición de un caso.
Consumo
El consumo minorista chino se mantiene débil. Ha caído muy por debajo de las expectativas de mejora después del levantamiento de las restricciones. La evidencia de recuperación ha sido insignificante: el crecimiento de las ventas minoristas post-covid en China están todavía muy por debajo de la tasa de crecimiento del 8%2 pre-pandémica, según lo registrado en diciembre de 2019.
Es posible que este consumo anémico refleje que la carga más pesada de los efectos económicos del COVID-19 haya recaído sobre los hombros de los más susceptibles. Los salarios bajos representan el 40%2 de la población y los datos del mercado laboral sugieren que su ingreso no ha aumentado a la par de otras profesiones más lucrativas, como la tecnología o los servicios financieros.
En modo similar, las tasas de ahorros de hogares, que crecieron en respuesta a los confinamientos del COVID-19, no han sido utilizadas para alimentar una recuperación basada en el consumo a medida que se reabrió la economía. Esto podría ser un reflejo de la disrupción y la incertidumbre resultantes del enfoque de covid-cero, que impone restricciones súbitas que dificultan el planeamiento de gastos de entretenimiento. Asimismo, podría indicar que los consumidores se mantienen cautelosos antes sus futuras perspectivas de empleo.
Crédito
Otro factor que potencialmente pesa sobre el gasto de los consumidores son las severas medidas del gobierno con respecto a las propiedades. El gobierno ha declarado que no quiere que el mercado inmobiliario sea especulativo. La propiedad tiene un significado social en China, representando el 23,3% de PBI3. Las políticas implementadas para estabilizar el mercado de vivienda han comenzado a dar frutos, más allá de que parezcan exageradas y estén enfriando esta máquina de crecimiento.
Ya hemos visto cómo los riesgos de la ralentización del sector inmobiliario, combinados con medidas gubernamentales más estrictas sobre los niveles de deuda, se manifestaron en los problemas de Evergrande, el gigante desarrollador inmobiliario chino. Es probable que el riesgo sistémico de la saga de Evergrande sea bajo porque los bancos tienen una exposición directa limitada a los créditos para viviendas y es posible que China contenga cualquier caída antes de que se torne excesiva. No obstante, el apoyo probablemente se dirija más hacia los compradores de viviendas que al salvataje de empresas per se, de modo que los mercados de capital y crédito podrían absorber algunas de las pérdidas Podemos ver la reacción en los mercados de crédito, con diferenciales de crédito cada vez más marcados. Hasta ahora, el contagio más allá de las fronteras de China ha sido limitado, y el mercado emergente más amplio y los diferenciales de grado de inversión apenas han mostrado cambios leves.
Los intentos de atacar los altos niveles de deuda forman parte de un impulso general para controlar el crecimiento del crédito. Se han implementado importantes acciones políticas para apoyar la agenda de ajuste de crédito del gobierno, que incluyen2:
The People’s Bank of China (PBoC) ajusta el crédito para propiedades (un financiamiento abarcativo de fideicomisos y bonos para desarrolladores e hipotecas de consumidores).
El Ministerio de Finanzas impone controles más estrictos tanto a los vehículos de financiamiento de los gobiernos locales como a la emisión de bonos. El Consejo de Estado también justificó el incumplimiento de los vehículos de financiamiento de estos gobiernos.
El ajuste del financiamiento de fideicomisos y de banca en la sombra por parte de la Comisión Regulatoria de Banca y Seguros de China (CBIRC), con una reducción de objetivo de 1 billón de yuanes en 2021.
China ha tenido décadas de un crecimiento impresionante alimentado por deuda. El aumento de deuda como porcentaje del producto bruto interno (GDP) tiene una relación positiva con el PBI per cápita en China. El riesgo para el resto del mundo es que el deseo de China de reducir el apalancamiento produzca un crecimiento interno más lento con efectos colaterales en el crecimiento mundial.
Anotaciones:
1 Fuente: Deutsche Bank, Exit Strategy Policy Tracker, octubre de 2021
2 Fuente: Barclays Research, Special Topic: China, Policy Evolution, septiembre de 2021
3 Fuente: Goldman Sachs Economics Research, China Data Insights: How big is China’s property sector, octubre de 2021
Glosario:
Desapalancamiento: Una compañía que reduce su empréstito/deuda como proporción de su hoja de balance. Dentro de un fondo de inversión, se refiere al fondo que reduce su nivel de apalancamiento.
PBI: Producto Bruto Interno: una medida del tamaño de la economía.
Riesgo sistémico: El riesgo de un cambio crítico o dañino al sistema financiero en general, que podría afectar a todos los mercados y clases de activos.
Alto rendimiento: Un bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en incumplimiento de pagos, por lo que normalmente se emiten con un cupón (pago de intereses) más alto para compensar el riesgo adicional.
Grado de inversión: Un bono normalmente emitido por gobiernos o empresas que se perciben con un riesgo relativamente bajo de incumplimiento de pagos, por lo que reciben una calificación crediticia más alta de las agencias de calificación.
Diferencial: la diferencia de rendimiento entre un bono (o un grupo de bonos en un índice) y la tasa libre de riesgo, los bonos de corto plazo del Tesoro de EE. UU. Se expresa normalmente en puntos básicos (100 puntos básicos = 1%)
Diferencial-cero: El diferencial de cero volatilidad es el diferencial que se debe agregar a cada tasa de interés al contado en la curva de rendimiento del Tesoro de EE. UU. para hacer el que valor actual de los flujos de efectivo del bono sea igual al precio del bono.
Curva de rendimiento: Un gráfico que muestra los rendimientos de bonos de calidad similar versus sus vencimientos. En una curva de rendimiento normal/ascendente, los rendimientos de los bonos con vencimientos más largos son mayores que los de vencimientos más cortos.
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Thornburg Investment Management, (2021). Enchufados a las oportunidades del vehículo eléctrico. Funds Society AMÉRICAS, septiembre 2021 (nº28), págs. 32- 34.
. Thornburg Investment Management, (2021). Enchufados a las oportunidades del vehículo eléctrico. Funds Society AMÉRICAS, septiembre 2021 (nº28), págs. 32- 34.
Actualmente, la electrificación del transporte es una de las principales tendencias de la industria del automóvil, que afecta directamente a los principales fabricantes y proveedores del ecosistema de los vehículos eléctricos.
Los vehículos eléctricos y los sistemas avanzados de asistencia al conductor (denominados ADAS) están experimentando una rápida adopción impulsada por la combinación de las políticas gubernamentales, las preferencias de los consumidores, los retos climáticos y la innovación disruptiva, que ha mejorado la calidad y el acceso general a estos productos. Estos factores están contribuyendo a un cambio de tendencia y favoreciendo el sólido crecimiento de los vehículos eléctricos en el futuro.
Thornburg estima que las nuevas ventas mundiales de vehículos eléctricos pueden alcanzar entre los 30 y 50 millones de unidades en 2030
Thornburg estima que las nuevas ventas mundiales de vehículos eléctricos pueden alcanzar entre los 30 y 50 millones de unidades en 2030, lo que supone una importante oportunidad para los fabricantes tradicionales de equipos originales (OEM), así como para una amplia gama de industrias y sectores que están involucradas en la cadena de suministro de vehículos eléctricos. En este sentido, identificamos dos catalizadores que apoyarán esta trayectoria de crecimiento.
Catalizador número 1: Las mejoras en la eficacia de las baterías
Los avances tecnológicos en la composición química de los cátodos utilizados en el diseño de las celdas de las baterías han reducido el coste y mejorado su rendimiento. Durante la última década, los costes de las baterías han descendido en más de un 18% al año, gracias al aumento de la fabricación en escala y a las mejoras en la química de los cátodos; mientras que la autonomía media de conducción ha aumentado de 84 millas a 256 millas por carga, entre 2010 y 2020.
Los metales básicos de las baterías son el litio y el níquel o el cobalto, aunque también se usan otros para su fabricación, como el aluminio, el manganeso, el cobre, el magnesio y el hierro. El empleo de todos los materiales, que son claves para los cátodos, debería crecer de forma significativa, pero la combinación química que finalmente se imponga tendrá un impacto enorme en la actividad minera y en los proveedores de minerales. Se estima que los minerales verdes que no dependen de la química de las baterías, como el litio y el cobre, experimenten una mayor demanda para 2030, con una proyección de 2,25 millones y más de 2,5 millones de toneladas métricas, respectivamente.
Una transición hacia cátodos con mayor contenido en níquel
En las dos últimas décadas, la combinación química más popular en la fabricación de cátodos fuera de China ha sido “la batería de bajo contenido en níquel”, compuesta por un 40% de níquel, un 30% de cobalto y un 30% de manganeso. La tendencia ha sido sustituir el níquel por el cobalto y el manganeso, más caros y con problemas éticos. Las baterías con más níquel también presentan una mayor densidad de potencia y autonomía. Dado que los costes de los insumos son significativamente menores y la densidad de potencia es mucho mayor, las baterías de níquel superior deberían sustituir a las de níquel inferior a mediados de la década de…
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