La industria biofarmacéutica genera un crecimiento de gran éxito

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Si nos fijáramos en la rentabilidad de las acciones de biotecnología en los últimos dos años, se podría pensar que el potencial de crecimiento del sector se ha estancado o incluso parado por completo. Desde que tocó techo en febrero de 2021, el principal motor de innovación del sector, un índice amplio que incluye biotecnologías de pequeña y mediana capitalización, se ha depreciado casi un 60 %. (En comparación, el índice S&P 500 se apreció un 8,5 % en el mismo período).

Ahora bien, si observamos más allá de la evolución del mercado general, la cosa cambia por completo. El año pasado los ingresos derivados de medicamentos superventas (los que generan unos ingresos anuales de 1.000 millones de dólares o más) superaron los 460.000 millones de USD, un 12 % más que el año anterior. Hace solo cinco años, los ingresos de medicamentos superventas apenas eran la mitad. Además, el número de medicamentos superventas ha crecido rápidamente. En 2022 había casi 120, a diferencia de solo dos en 2000.

La venta masiva de títulos de biotecnología puede deberse a muchas razones, entre ellas unas valoraciones que llegaron a estar infladas durante la COVID-19 y la incertidumbre normativa que produjo el cambio de liderazgo en la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Más recientemente, el aumento de los tipos de interés ha supuesto un escollo. Mientras tanto, la innovación del sector ha ido ganando impulso y no tardará en ser difícil de ignorar. Este año más de 75 nuevos medicamentos están pendientes de aprobación por la FDA, lo que podría producir un número récord de lanzamientos de nuevos fármacos en el año. (Actualmente, el récord se sitúa en 59 en 2018.3) Además, muchas de las terapias sometidas a examen podrían representar avances médicos susceptibles de alterar el nivel de atención médica y marcar el inicio de ciclos de productos de 10 años.

Piense en NASH, una forma de enfermedad del hígado graso no alcohólico. Aunque más de 10 millones de personas en EE. UU. padecen NASH, no existen tratamientos aprobados para tratar la afección, que se está convirtiendo rápidamente en una de las principales causas de insuficiencia hepática. Eso podría cambiar en el futuro próximo: la FDA revisará un medicamento en los próximos meses, y otros dos han arrojado datos impresionantes en ensayos clínicos, incluida la capacidad de mejorar la fibrosis (cicatrización de los tejidos) y resolver la NASH en un porcentaje significativo de pacientes.

Estos tipos de avances médicos se están generalizando, desde el tratamiento de enfermedades raras que afectan a unos pocos miles de pacientes hasta afecciones que afectan a millones de personas. Por ejemplo, las ventas de productos contra la COVID-19 superaron los 90.000 millones de dólares en 2022, siendo una enfermedad que ni siquiera existía hace tres años. Aunque se prevé que estos ingresos descenderán en 2023, otros grandes mercados finales (obesidad, diabetes, hemofilia, cáncer y enfermedad de Alzheimer, por citar algunos) podrían registrar un fuerte crecimiento de los ingresos. Por ejemplo, en un ensayo clínico en fase avanzada realizado el año pasado para tratar la obesidad, una terapia logró una pérdida de peso de hasta el 20 %, un nivel que antes solo se lograba mediante cirugía bariátrica. Y en enero, la FDA aprobó Leqembi, un fármaco para tratar el Alzheimer, el primer tratamiento capaz de ralentizar claramente la tasa de deterioro cognitivo en las primeras fases de la enfermedad.

Tapar los agujeros de ingresos se está convirtiendo cada vez más en una necesidad para las farmacéuticas de gran capitalización. Durante los próximos cinco años, se prevé que se pierdan más de 160.000 millones de dólares en ventas de medicamentos debido a vencimientos de patentes y la competencia de genéricos y biosimilares. Al mismo tiempo, la Ley de Reducción de la Inflación, aprobada en 2022, permitirá que el gobierno federal de EE. UU. negocie los precios de determinados fármacos a partir de 2026. Aunque continúa sin conocerse las consecuencias de estas y otras leyes, algunos fabricantes de medicamentos ya han advertido que tendrá efectos negativos en ciertas iniciativas de investigación o ventas.

Confiamos en que la industria pueda gestionar tanto la pérdida de exclusividad como los cambios normativos (se prevé que las ventas mundiales de medicamentos con receta alcancen los 1,6 billones de dólares hacia 2028, un 40 % más que en 2022). Sin embargo, para muchas grandes empresas farmacéuticas, mantener el crecimiento exigirá una mayor actividad de desarrollo comercial, incluidas fusiones y adquisiciones. Los retos venideros subrayan la necesidad de identificar a las empresas más amenazadas y aquellas que podrían beneficiarse. Como hemos señalado a lo largo del año pasado, las compañías farmacéuticas de gran capitalización disponen de una tesorería estimada de 500.000 millones de dólares para reponer las carteras de productos en desarrollo. Creemos que la combinación de bajas valoraciones y aceleración de la innovación en biotecnología crea un potencial alcista: de las operaciones anunciadas en los últimos meses, muchas han ofrecido primas iguales o superiores al 100 %. Si continúan desarrollándose nuevos medicamentos innovadores para cubrir necesidades médicas acuciantes no atendidas, creemos que llegarán más operaciones de éxito.

 

Tribuna de Andy Acker, gestor de carteras de Janus Henderson Investors. 

Pese a lo complicado que fue 2022 para muchos fondos sostenibles, seguimos confiando en nuestro proceso de inversión

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2022 fue un año complicado para muchas estrategias de inversión sostenible. La combinación de inflación, tipos de interés crecientes y la terrible guerra en Ucrania condujo a los inversores hacia las acciones value, de materias primas, de defensa y bancarias, y los alejó de las acciones de calidad que suelen predominar en los fondos sostenibles.

Como somos un fondo que se centra principalmente en limitar el cambio climático y alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, no tenemos exposición a compañías energéticas tradicionales. Esto tuvo un efecto negativo sobre la rentabilidad relativa: el sector de la energía fue el de mejor comportamiento el año pasado, debido a la disrupción continuada de los sistemas energéticos globales y a la consiguiente subida de sus precios.

En lugar de aplicar cambios a corto plazo, el fondo se gestiona con un enfoque a largo plazo, de naturaleza reflexiva y paciente. En 2022 mantuvimos un enfoque equilibrado y fiel a nuestro proceso de inversión, monitorizando en todo momento a nuestras participadas y a las empresas en nuestra lista de seguimiento, en lugar de responder a cambios en el sentimiento del mercado.

Buscamos compañías que tienen el potencial de permanecer en cartera durante 10 años, a través de muchos ciclos económicos. Específicamente, invertimos en empresas que consideramos de calidad, capaces de aportar resiliencia durante fases difíciles y que brinden oportunidades de crecimiento en mercados alcistas. Esta apuesta centrada en la calidad benefició al fondo en 2022.

Consideramos que una compañía es de calidad superior si tiene una ventaja competitiva que le permita crear valor muy por encima de su coste de capital, y soportar mejor determinadas conmociones externas como recesiones, shocks de capital y costes de insumos crecientes. A nivel fundamental, esta no es una mala posición en la que encontrarse, especialmente ahora que los bancos centrales no mantienen el coste del capital en niveles insosteniblemente bajos y que el crecimiento del PIB podría verse frenado por las tendencias de menor globalización, costes de financiación crecientes y un menor acceso a capital para crecer.

Además, creemos que muchas de las compañías en cartera también podrían beneficiarse de tendencias estructurales a largo plazo. Las emisiones de gases de efecto invernadero deberán reducirse de forma significativa en las próximas décadas para alcanzar los objetivos fijados en el Acuerdo de París. Creemos que estos objetivos elevarán la demanda de energía limpia y de soluciones de eficiencia energética, dos áreas a las que está expuesto el fondo. Los altos precios de la energía también impulsarán a esta última, dado el número creciente de empresas tratando de reducir su consumo de energía.

Con todo, y pese a lo complicado que fue 2022 para muchos fondos sostenibles, seguimos confiando en nuestro proceso de inversión y en las compañías que tenemos en cartera: creemos que seguirán ofreciendo potencial de aportar buenas rentabilidades financieras a los inversores y contribuyendo de forma significativa a la acción por el clima a nivel global.

 

Comentario de John William Olsen, gestor del M&G (Lux) Global Sustain Paris Aligned Fund

 

El M&G (Lux) Global Sustain Paris Aligned Fund es un fondo de renta variable global con una cartera compuesta habitualmente por menos de 40 compañías. El fondo trata de alinearse con los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, concentrándose en empresas que toman medidas climáticas positivas, ya sea reduciendo sus propias emisiones o proporcionando soluciones para que otras lo hagan. Las participadas también deben tener buenas credenciales de sostenibilidad y no causar perjuicios significativos a través de sus actividades.

El fondo se gestiona con un enfoque centrado en los resultados, analizando el impacto real de cada compañía en la que invertimos en lugar de concentrarnos solamente en datos de emisiones a nivel de cartera. También dialogamos con sus equipos directivos para promover mejoras, por ejemplo, pidiéndoles que se fijen objetivos basados en la ciencia (Science Based Targets) para reducir sus emisiones.

Principales riesgos que podrían afectar a la rentabilidad del fondo:

  • El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.
  • Puesto que el fondo posee un número pequeño de inversiones, la caída en el valor de una única inversión podría tener un mayor impacto que si el fondo poseyese un mayor número de inversiones.
  • El fondo puede estar expuesto a diferentes divisas. Las variaciones en los tipos de cambio podrían afectar al valor de su inversión.
  • La inversión en mercados emergentes entraña un mayor riesgo de pérdida debido a la intensificación de los riesgos políticos, fiscales, económicos, cambiarios, normativos y de liquidez, entre otros. Por tanto, podrían presentarse dificultades a la hora de comprar, vender, custodiar o valorar las inversiones en tales países.
  • En circunstancias excepcionales en las que no resulte posible valorar los activos a valor de mercado o estos tengan que venderse con descuentos importantes para recaudar efectivo, el fondo podría suspenderse temporalmente en pos de los intereses de todos sus inversores.
  • El fondo podría incurrir en pérdidas en caso de que una contraparte con la que hace negocios se negase a devolver el dinero adeudado al fondo o no fuese capaz de devolverlo.
  • Los riesgos operativos derivados de errores en las operaciones, valoración, contabilidad e informes financieros, entre otras cosas, también pueden afectar al valor de sus inversiones.
  • La información ESG de proveedores de datos externos puede estar incompleta, ser imprecisa o no estar disponible. Existe el riesgo de que el gestor de inversiones evalúe incorrectamente un valor o emisor, lo que puede dar lugar a la inclusión o exclusión incorrecta de un valor en la cartera del fondo.
  • Tenga en cuenta que invertir en este fondo significa que se adquieren participaciones del mismo, por lo que no se está invirtiendo en el activo subyacente (ej., un inmueble o acciones de una compañía, que solo serían los activos subyacentes de dicho fondo).
  • Para obtener más información de los riesgos aplicables a este fondo, consulte el Folleto.

«Primero gradualmente y después de repente»: el endurecimiento monetario empieza a hacer mella

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Foto cedidaJerome Powell, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

En octubre de 2022, unas semanas después de la crisis que había sufrido la deuda pública británica en septiembre, destacamos que había aumentado el riesgo de turbulencias financieras a causa del brusco endurecimiento de las condiciones financieras y la política monetaria tras más de una década de dinero barato (véase el artículo titulado El momento de la verdad).

Como sospechábamos, el drama que vivieron los mandatos LDI en el Reino Unido el pasado otoño fue solo el primero de estos incidentes. En marzo de este año se produjo otro, cuando la debilidad de los bancos regionales de EE. UU. quedó al descubierto, mientras que la caída de Credit Suisse (que ya partía de una posición endeble) constituyó una prueba palpable de las tensiones que se acumulaban en el sistema.

Como actividad empresarial, la banca gira en torno a gestionar los desfases entre los vencimientos y la liquidez, por lo que un entorno marcado por unas curvas de rendimientos persistentemente invertidas y un fuerte aumento de los tipos de la deuda pública no ayuda en absoluto. Eso no quiere decir que todos los bancos deban verse como candidatos a la quiebra (se puede ampliar la información en este artículo reciente de nuestros especialistas en deuda del sector financiero), pero es evidente que las posiciones de partida y los modelos de negocio más débiles que funcionaban en un contexto de tipos bajos y estables podrían hacer agua en este nuevo entorno.

Los posibles errores de supervisión y las lagunas en la regulación también son factores a tener en cuenta. La crisis financiera mundial fue efectivamente un problema «crediticio», de ahí que la intervención de los reguladores se centrara en las herramientas para evitar que se repitiera, sin prestar apenas atención al riesgo de tipos de interés (al menos en EE. UU.). Los acontecimientos recientes también nos recuerdan que los cambios en la política monetaria pueden tardar en manifestarse, pero cuando lo hacen, lo hacen de forma bastante elocuente, como la descripción que nos dejó Hemingway de cómo la gente se arruina («De dos maneras: primero gradualmente y después de repente»).

En los últimos trimestres, la tendencia de los indicadores adelantados venía apuntando hacia una desaceleración macroeconómica; así, por ejemplo, los PMI manufactureros siguen anclados por debajo de 50 en EE. UU., la zona euro, Reino Unido y Japón, mientras que el IPC de EE. UU. cayó por noveno mes consecutivo, alcanzando su nivel más bajo desde mayo de 2021. Los próximos meses serán determinantes para ver posibles cambios sustanciales en las tendencias, especialmente en los datos del mercado laboral.

Sin embargo, por el momento nos parece que la principal consecuencia de los sucesos recientes podría ser una vuelta de tuerca al endurecimiento de las condiciones de concesión de préstamos. Estas ya venían deteriorándose durante los últimos meses en Europa y especialmente en EE. UU., donde se ha observado una importante huida de depósitos de los bancos regionales. Los tipos más altos que ofrecen las alternativas existentes en los mercados monetarios y la ausencia (hasta ahora) de una garantía total para los depósitos por encima de 250.000 dólares son factores que explican esta tendencia. La mayor incertidumbre en torno a los depósitos podría reducir la predisposición a prestar de los bancos regionales.

Mantenemos la exposición a los mercados de bonos corporativos, con un sesgo hacia la duración baja, los sectores defensivos y el papel garantizado. Sin embargo, durante las últimas semanas hemos empezado a ver razones para reducir gradualmente nuestra exposición general a bonos corporativos. Si surgen más señales de debilidad macroeconómica, podríamos asumir una postura más conservadora en bonos corporativos.

Aunque los bancos regionales/pequeños (la Fed define como bancos «pequeños» a aquellos que se encuentran por debajo de los primeros 25 por volumen de activos) son menos importantes estructuralmente hablando, colectivamente siguen representando un gran componente del mercado de préstamos de EE. UU., especialmente a las empresas más pequeñas, que son un motor clave del crecimiento. Los inmuebles terciarios son un área de especial interés para estas entidades de crédito; así, los préstamos para inmuebles terciarios en vigor concedidos por los bancos pequeños prácticamente multiplican por 2,5 veces el volumen equivalente concedido por los grandes bancos. Este hecho se observa en un entorno en el que las tasas de disponibilidad en el sector de las oficinas estadounidenses se mueven en máximos históricos.

En términos generales seguimos pensando que en EE. UU. se avecina un aterrizaje forzoso debido al deterioro de la transmisión del crédito. En el plano de la inflación, seguimos apreciando factores estructurales que apuntan a una caída de los precios a partir de ahora, a la que contribuirán decisivamente los bienes de consumo y los precios de las materias primas. La naturaleza retrasada de la inflación de la vivienda (que en febrero representó el 70% del IPC subyacente en tasa mensual) hace que esta todavía pueda tardar algún tiempo en replicar el crecimiento entre plano y bajo que observamos en los mercados de alquiler en tiempo real. Las lecturas recientes han mostrado también cierta desaceleración en el crecimiento de los salarios.

Las consecuencias en forma de menor crecimiento e inflación en EE. UU. restarán argumentos a la Fed para seguir endureciendo la política monetaria. Por lo tanto, consideramos que pronto podría llegar la hora en que la Fed pulse el botón de pausa.

En nuestra estrategia de renta fija sin restricciones, y siendo conscientes de que sigue habiendo margen para que los rendimientos desciendan de forma sustancial durante los próximos 12-18 meses, la deuda pública vuelve a perfilarse como una cobertura efectiva contra la volatilidad de los bonos corporativos. A pesar del reciente ajuste en los precios, seguimos encontrando oportunidades en las curvas de rendimientos de los mercados desarrollados (especialmente en EE. UU., Australia y Nueva Zelanda) y en algunos mercados emergentes (Corea del Sur y Brasil).

 

Tribuna de opinión de Ariel Bezalel y Harry Richards, gestores de Jupiter AM. 

Muzinich & Co. ficha a Chris Price para reforzar su foco en el segmento institucional de seguros

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Foto cedidaChris Price, nueva incorporación de Muzinich & Co.

Muzinich & Co. ha anunciado la incorporación de Chris Price para liderar las actividades de la firma en Europa y Reino Unido con compañías aseguradoras. Según indican desde la firma, Price estará ubicado en las oficinas de Londres y trabajará en estrecha colaboración con los equipos institucionales de Muzinich en el Reino Unido y Europa, así como con Lloyd Ayer, director de Insurance Advisory en Estados Unidos. 

A raíz de este anuncio, Justin Muzinich, consejero delegado, ha declarado: “Contamos con una sólida plataforma de inversión en mercados públicos y privados a escala mundial, respaldada por un profundo enfoque en la gestión de riesgos. Con más de treinta años de experiencia trabajando con clientes para diseñar específicamente soluciones a medida, creo que estamos bien posicionados para satisfacer los requisitos de las compañías aseguradoras en materia de gestión del pasivo a largo plazo y eficiencia del capital”.

Desde la firma destacan que Chris Price cuenta con una carrera profesional de más de cuatro décadas. Antes de incorporarse a Muzinich, fue asesor de empresas de gestión de activos, capital riesgo y fintech, y anteriormente fue director de Insurance Solutions UK en AXA IM, donde dirigió la estrategia de seguros en Reino Unido, además de aportar modelos de asignación de activos y conocimientos contables, normativos y otros conocimientos técnicos.

“Estoy encantado de unirme a Muzinich. Creo que la firma tiene una oferta de productos que debería resultar atractiva para el sector de las compañías aseguradoras en el Reino Unido y Europa. Estoy deseando trabajar con todo el equipo de Muzinich para ofrecer soluciones innovadoras y personalizadas en este segmento tan importante”, ha señalado Chris Price tras su incorporación.

Invertir en campeones mundiales

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Puede parecer que estamos en un entorno complicado para la inversión global, pero creo que es precisamente en estos momentos cuando las mejores compañías pueden destacar.

A los inversores les preocupa la tendencia de desglobalización y dan por hecho que perjudica a las carteras de inversión.

Sin embargo, los cambios que se producen en los patrones de comercio suelen favorecer a lo que yo llamo «campeones mundiales»: multinacionales líderes que pueden adaptarse a la evolución del entorno.

La crisis del Covid-19 puso de manifiesto la importancia de la capacidad de resistencia frente a la eficiencia, y las compañías están reaccionando con el aumento del nivel de excedente en sus cadenas de suministro, lo que está creando oportunidades para aquellas empresas que las ayudan a construir las fábricas y a expandir sus líneas de suministro.

 

Por ejemplo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), el mayor fabricante de semiconductores del mundo, va a construir nuevas fábricas en Arizona y Japón, y pretende producir más de la mitad de sus chips de última generación fuera de Taiwán en los próximos años.

La construcción de nuevas fábricas podría también aumentar la demanda de productos de Caterpillar, el mayor fabricante del mundo de equipos de construcción.

Las compañías globales también podrían verse favorecidas por la eliminación de dos importantes dificultades. Por un lado, la fortaleza del dólar podría haber alcanzado su nivel máximo, lo que favorecería a la rentabilidad en dólares de las compañías estadounidenses y de fuera de Estados Unidos. Por otra parte, se prevé que la reapertura de la economía china impulse el crecimiento de la economía mundial, sobre todo en los mercados emergentes.

Mis carteras invierten fundamentalmente en compañías consolidadas y dominantes, que generan sólidos flujos de caja, cuentan con fuertes ventajas competitivas y pueden financiar su propio crecimiento, pertenecientes a sectores como el sanitario, el de los semiconductores y el de los seguros.

Tribuna de Jody Jonsson, gestora de renta variable de Capital Group.

La Fed sube las tasas por décima vez consecutiva pero da indicios de freno futuro

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La Fed anunció este miércoles que subirá 25 puntos básicos las tasas de interés para alcanzar el rango de entre el 5 y el 5,25 por ciento con el fin de combatir la inflación.

“El Comité pretende alcanzar el máximo nivel de empleo y una tasa de inflación del 2% a largo plazo. En apoyo de estos objetivos, el Comité decidió elevar el rango objetivo del tipo de interés de los fondos federales hasta el 5% y el 5,25%”, publicó la Fed en un comunicado.

Para la autoridad monetaria, la actividad económica creció a un ritmo moderado en el primer trimestre y el aumento del empleo “ha sido sólido en los últimos meses y la tasa de desempleo se ha mantenido baja”.

Sin embargo, la Fed asegura que “la inflación sigue siendo elevada”.

El sistema bancario estadounidense es sólido y resistente. Es probable que el endurecimiento de las condiciones crediticias para los hogares y las empresas afecte a la actividad económica, la contratación y la inflación. El alcance de estos efectos sigue siendo incierto”, agrega el comunicado.

Además, el Comité seguirá reduciendo sus tenencias de valores del Tesoro y de deuda de agencias y valores respaldados por hipotecas de agencias, tal como se describe en sus planes anunciados anteriormente. El Comité está firmemente comprometido con el retorno de la inflación a su objetivo del 2%, marca la resolución del FOMC.

La Fed aclaró que seguirá de cerca la información que reciba y evaluará sus implicaciones para la política monetaria para determinar hasta qué punto puede ser apropiado un endurecimiento adicional de la política para devolver la inflación al 2% con el tiempo. Esto último puede dar indicios de que la autoridad monetaria tenga planeado estabilizar la suba de tasas.

Citibanamex abre una sucursal sustentable en Polanco

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Como parte de la estrategia de servicio en sucursales, que incluye la transformación de aproximadamente el 10% de su red con cinco nuevos formatos y soluciones digitales, Citibanamex inauguró la primera sucursal sustentable certificada con el LEED Gold.

«La nueva sucursal insignia, el formato más grande de la red, está ubicada en la calle de Masaryk, en la colonia Polanco de la Ciudad de México y fue diseñada para responder a las exigencias del mercado, cumplir con las expectativas de los usuarios y ofrecerles una nueva experiencia bancaria, enfocada en la  omnicanalidad, que consiste en poner al cliente al centro de todas las operaciones del banco para que éste decida qué producto o servicio utilizar y definir el canal de su preferencia», dijeron en un comunicado desde el banco.

“Tenemos el compromiso de ofrecer la mejor experiencia financiera en el país, con las mejores instalaciones, las cuales sumadas a nuestro acelerado crecimiento de la banca digital y la atención personalizada de nuestro extraordinario talento, conformamos este robusto ecosistema de servicio. Apalancados en una inversión de más de 1,400 millones de pesos y como lo hemos hecho a lo largo de más de 138 años de historia, Citibanamex, el Banco Nacional de México, innova y marca la pauta nuevamente en el sector de servicios bancarios”, destacó Manuel Romo, director general de Citibanamex.

Sucursales sustentables 

La nueva sucursal insignia de Citibanamex en Polanco cuenta con la certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), que otorga el US Green Building Council a los edificios construidos que cumplen con criterios sustentables en energía, calidad ambiental interior, consumo de agua y materiales utilizados, entre otros. Es la primera de la red de sucursales con esta distinción.

Como parte del compromiso del banco con la sustentabilidad, actualmente 64 sucursales se encuentran en proceso de la certificación EDGE, una innovación de la Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Grupo del Banco Mundial, que se enfoca en hacer edificios más eficientes.

 

 

El riesgo de default de los mercados emergentes se centra en América Latina, según S&P Global Ratings

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Lynn Greyling (Public Domain Pictures)

El número de emisores con calificación ‘CCC+’ e inferior disminuyó ligeramente a 21 en marzo de 2023, de 22 en diciembre de 2022, ya que los incumplimientos aumentaron en América Latina debido a condiciones financieras más estrictas y una actividad económica más lenta. Esto es según un informe publicado por S&P Global Ratings titulado «Créditos riesgosos: centros de riesgo de incumplimiento de mercados emergentes en América Latina».

«Las condiciones de financiamiento extremadamente estrictas de América Latina están exacerbando el costo de financiamiento de las empresas y aumentando el estrés crediticio para las entidades que ya tenían una posición de liquidez precaria», dijo Luca Rossi, analista de crédito de S&P Global Ratings.

“Latinoamérica vio seis incumplimientos de entidades que calificamos en el primer trimestre de 2023, que ya es más alto que los incumplimientos totales de la región para 2022”, agregó Rossi.

El reciente sesgo negativo para los emisores con calificación ‘CCC+’ y más baja apunta a un mayor riesgo de que el panorama crediticio para esta cohorte se deteriore aún más. El sesgo negativo alcanzó el 80 % en el primer trimestre de 2023, frente al 36 % en el cuarto trimestre de 2022.

“Esto refleja nuestra acción de calificación soberana en Argentina, que aumentó los riesgos de transferencia y convertibilidad de las empresas afectadas y llevó a que siete entidades en Argentina se unieran a la cohorte. calificado ‘CCC+’ y más bajo en el primer trimestre de 2023. Vemos un mayor riesgo de que el soberano interfiera con la capacidad de las empresas nacionales para acceder, convertir y transferir dinero al extranjero, esencial para cumplir con sus obligaciones financieras”, dice el informe.

La deuda agregada de los emisores con calificación ‘CCC+’ e inferior se redujo a 14.000 millones de dólares en el primer trimestre de 2023 desde 16.000 millones en el cuarto trimestre de 2022. Argentina tiene la concentración más alta, con 7.000 millones de dólares , repartida entre nueve emisores con perspectiva negativa.

La emisión es modesta en los mercados emergentes debido a las estrictas condiciones de financiamiento y la débil actividad económica. Esto está obligando a los emisores a utilizar los mercados financieros exclusivamente con fines de refinanciación. El riesgo de refinanciación es una preocupación limitada a corto plazo, ya que los vencimientos no alcanzan su punto máximo hasta 2025.

Este informe no constituye una acción de calificación. El informe está disponible para los suscriptores de RatingsDirect en www.capitaliq.com.

 

 

Merrill Lynch intensifica la presión para que los advisors vuelvan a la oficina

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Los directivos de Merrill Lynch han comunicado a algunos corredores en las últimas semanas que tendrán que acudir a su sucursal al menos tres días a la semana o solicitar la aprobación de un director de división para registrar su oficina en casa como lugar de trabajo alternativo.

Esta política no es nueva, pero el cierre por la pandemia hizo que no se aplicara en Merrill ni en otras empresas. En marzo del año pasado, Morgan Stanley también dijo que limitaría el trabajo a distancia de los corredores a 90 días al año, o registraría la ubicación alternativa, tal como exigen las normas de la Autoridad Reguladora de la Industria Financiera. La wirehouse limita la elegibilidad para una ubicación alternativa a los productores más veteranos, dice un informe de Advisorhub.

Un broker de Merrill en Florida dijo que a menudo trabaja desde su barco y que desconocía la aplicación de la nueva política de la firma, cuenta el medio especializado.

En marzo, Finra volvió a presentar una propuesta para reducir la frecuencia de los requisitos de examen para las oficinas en casa y el pasado 28 de abril volvió a presentar ante la SEC un programa que permite a las empresas realizar exámenes de oficina a distancia. Sin embargo, las prórrogas temporales para el trabajo a distancia expiran a finales de 2023.

Finra calcula que sus más de 3.000 miembros intermediarios tienen aproximadamente 59.830 oficinas sin sucursales, de las cuales 41.078 son residencias privadas.

Aunque Merrill parece estar tomando medidas enérgicas, también está haciendo ajustes para adaptar su supervisión al trabajo a distancia. En las próximas semanas, la empresa bloqueará el acceso de los agentes a los sistemas de Merrill desde sus ordenadores domésticos y les proporcionará un portátil corporativo que podrán utilizar para conectarse desde casa, informó Advisorhub.

La medida elimina en parte el riesgo de seguridad de que los brokers puedan acceder a datos confidenciales de los clientes desde ordenadores comprometidos, dijo el corredor. Finra señalaba en su propuesta del 28 de abril que los ordenadores portátiles de las empresas eran uno de los aspectos que éstas utilizaban para controlar mejor las actividades de sus agentes y las comunicaciones con los clientes.

Sin embargo, los managers en Merrill y otras empresas probablemente no mantendrían un recuento exacto de cuántos días cada brokers estaba en la oficina.

 

 

“La temática social se va a volver más importante”: Douglas Beal, de Boston Consulting Group

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Douglas Beal, del área de Finanzas e Inversión de Impacto Social de BCG (cedida)
Foto cedidaDouglas Beal, del área de Finanzas e Inversión de Impacto Social de BCG

En un contexto en que cada vez las empresas están haciendo una integración más profunda de los criterios ESG y los inversionistas están decantando más las aristas de la inversión sostenible, se ven cambios en el horizonte. Esa es la visión de Douglas Beal, del área de Finanzas e Inversión de Impacto Social de Boston Consulting Group (BCG), que anticipa que lo social tome un mayor protagonismo y la industria mire con más detención la comercialización de estos productos, entre otros.

En entrevista con Funds Society, el ejecutivo delinea que una de las principales tendencias que ve venir en materia de inversiones ESG es que “la temática social se va a volver más importante, relativamente”.

Hasta ahora el debate ha estado dominado por la preocupación por el cambio climático y el medio ambiente –enfocándose en aristas como la reducción de las emisiones de carbono y la transición energética–, pero cada vez más inversionistas están mirando el componente social. La desigualdad, por ejemplo, se está evaluando como un riesgo tan relevante como los ambientales.

En ese sentido, lo que viene por delante es poder aplicar métrica. “Lo social es más desordenado”, explica Beal, agregando que hay distintos tipos de desigualdad y desafíos de derechos humanos, con variables que dependen de la geografía y la industria, entre otros. “No hay cero neto para lo social. Es más difícil de medir”, comenta.

Factores múltiples

El ejecutivo asegura que esa es una tendencia que se ve en el horizonte: “una exploración más cuidadosa del lado social, midiendo impactos, clasificando distintos productos, reportando el impacto, etc”.

En ese sentido, otra tendencia que Beal prevé tiene que ver con cómo se relacionan las variables ambientales y sociales, en un escenario en que la transición a una economía libre de emisiones de carbono va a generar “ganadores y perdedores” en la sociedad.

“Es un riesgo que no tomamos en consideración, esas disrupciones sociales. La sociedad va a protestar. Los gobiernos van a desacelerar el esfuerzo, la transición energética se va a ralentizar”, explica.

En ese sentido, lo que ven a futuro en BCG es que los inversionistas tendrán que ver cómo priorizan los distintos elementos en los que el plano ambiental y social se sobreponen. “En vez de pensar en lo social y el cambio climático como baldes separados, ya seas una corporación o una institución financiera, tienes que pensar en ellos juntos”, señala.

Cambios en la industria

Otra gran tendencia que el ejecutivo anticipa es que la industria va a instalar una visión más cautelosa respecto de las inversiones sostenibles, con un análisis más profundo de los instrumentos calificados como ESG y una visión más macerada de estos criterios en el proceso de inversión.

Esto, explica Beal, se enlaza con algunas fricciones que se han generado en torno a este tipo de inversiones. En Estados Unidos, algunos estados han levantado la voz contra las inversiones ESG, acusando a los inversionistas institucionales de no priorizar el retorno, mientras que en Europa cada vez son más visibles los riesgos de greenwashing y socialwashing.

Este fenómeno, agrega el ejecutivo, “ha hecho a los gestores mucho más cuidadosos sobre lo que dicen y lo que hacen”, con distintos gestores reevaluando sus procesos de inversión y el marketing de sus productos. Ahora, señala, son más precavidos sobre cómo se reportan y clasifican este tipo de estrategias.

Hay un cambio de diálogo, comenta, que ha llevado a los actores del mercado a considerar con más cuidado la materialidad financiera de los criterios ESG. Y a futuro, esto se mantendría. “Vamos a seguir viendo esta tendencia de gestores de activos recalibrando que hacen versus lo que dicen versus lo que aseguran, para evitar acusaciones de greenwashing y socialwashing”, dice.

En esa línea, Beal asegura que, mientras que algunos inversionistas más calificados –como los family offices– son sus propios fiduciarios y pueden manejar más de cerca su visión del ESG, “los distribuidores van a empezar a poner más escrutinio en los fondos mismos”.