BBVA publica por primera vez los avances en la descarbonización de sus clientes

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En su cuarto informe publicado de acuerdo a la metodología establecida por el Grupo de Trabajo de Divulgaciones Financieras sobre el Clima (TCFD), BBVA recoge sus avances en modelo de gobierno, estrategia, gestión del riesgo y métricas relacionadas con el cambio climático. Entre las novedades también se incluye la creación del ‘Steering Group’ de Alineamiento de la Sostenibilidad de BBVA que hará seguimiento de los objetivos y planes de transición de sus clientes.

El banco es uno de los primeros en el mundo en aplicar las recomendaciones para la definición de su plan de transición conforme a la alianza financiera por las Cero Emisiones Netas de Glasgow (GFANZ).

“Este es el primer informe TCFD en el que incorporamos varias de las recomendaciones de GFANZ para la elaboración de un plan de transición, un elemento nuclear para facilitar una mayor comprensión sobre cómo abordamos la transición desde BBVA por parte de nuestros inversores, accionistas, supervisores, reguladores, clientes, organizaciones de la sociedad civil y otros grupos de interés”, ha manifestado el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, en la carta de presentación del informe.

BBVA, consciente de que su actividad crediticia y los proyectos que financia ejercen un impacto indirecto en el medioambiente y la sociedad, refleja en este documento el compromiso de alinear su actividad a un escenario de cero emisiones netas de sus clientes en 2050. Para ello acompaña a sus clientes con financiación, asesoramiento y soluciones innovadoras, en la transición hacia un futuro más sostenible inspirado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El banco está monitorizando las estrategias de descarbonización de sus clientes e incorporándolas en sus herramientas de valoración de riesgos. BBVA sigue indicadores operativos que son relevantes en la transformación para obtener una visión prospectiva e individualizada de cada cliente.

En concreto, el informe TCFD refleja, por primera vez, el avance de BBVA en dicho compromiso publicando detalles de los planes sectoriales en los que se han fijado objetivos de alineamiento: petróleo y gas, generación de electricidad, autos, acero y cemento; u objetivos de retirada progresiva (phase-outcomo es el caso del sector del carbón.

En todos los casos, el progreso hacia los objetivos propuestos no se espera que sea lineal en el corto plazo, si bien en todos los sectores ha habido reducciones acumuladas en todos los indicadores de descarbonización.

En el sector del petróleo y gas, de acuerdo a las recomendaciones de la alianza bancaria por las cero emisiones netas (NZBA), los progresos deben comunicarse transcurridos 12 meses desde la fecha en que se fija el objetivo. BBVA los fijó en octubre de 2022. Por ello, en este sector no ha publicado este seguimiento.

El compromiso de BBVA es reducir las emisiones de su cartera de crédito en actividades de exploración, perforación y extracción en un 30%, entre diciembre de 2021 y diciembre de 2030. Desde la entidad aseguran que los clientes avanzados en la transición en este sector representan el 11% del balance en esta industria. Pero el banco no financiará directamente nuevos proyectos relacionados con exploración, perforación y extracción en esta industria.

En la cartera del sector de la generación de electricidad, BBVA ha conseguido reducir un 4% la intensidad de emisiones, desde el año base 2020 hasta 2022, alcanzando los 212 Kg CO2e/MWh.

El informe indica que esta bajada se debe principalmente al apoyo prestado a clientes que invierten en renovables y el empeño en reducir la nueva financiación a la generación de generación de electricidad a partir del carbón. Los clientes avanzados en la transición ya representan el 83% del importe total comprometido en este sector.

En el sector de la fabricación de automóviles, se ha reducido la intensidad de emisiones un 4,8%, acortando distancias (195 g CO2/km) con la trayectoria de la industria (180 g CO2/km). Especialmente se han acortado durante el último año, rebajando 7 g CO2/km. Esto se debe a poner el foco en apoyar a clientes que invierten en nuevas tecnologías y que se encuentran avanzados en la transición hacia la descarbonización, como los vehículos eléctricos e híbridos.

El objetivo de BBVA para 2030 es reducir en un 46% la intensidad de carbono de su cartera, medido en gramos CO2 por km (g CO2 /km) de emisiones de alcance 3. En este sector, los clientes avanzados en la transición actualmente representan la totalidad del importe total comprometido, según el informe TCFD.

En el sector del acero, la intensidad de emisiones de los clientes de BBVA se ha reducido en un 10,2% desde el año base 2020 hasta 2022. BBVA se ha comprometido a reducir su intensidad de carbono en un 23% en 2030. Esta cartera, que representa 1,140 kg CO2/T de acero, ha mostrado de forma consistente los últimos dos años mejor comportamiento que el mercado en su conjunto, el cual cuenta con 1,750 kg CO2/T acero.

Los clientes avanzados en la transición representan el 68% del importe total comprometido en esta industria. Según el informe TCFD, la descarbonización de la industria del acero requerirá fuertes inversiones en nuevos modos de producción.

En el sector del cemento, la intensidad de emisiones se ha reducido un 1,4% entre 2020 y 2022.  Esta intensidad, de 690 CO2/T de cemento, se comporta ligeramente mejor que la industria cementera en su conjunto, la cual equivale a 700 CO2/T cemento.

El motivo principal es la reducción del tamaño de la cartera de BBVA desde 2020, llegando a restar un 1,5%. Los clientes avanzados en la transición representan el 82% del importe total comprometido en esta industria.

En cuanto al plan de transición y alineamiento del sector del carbón, BBVA continúa en su recorrido para suprimir su exposición a clientes del carbón en países desarrollados en 2030 y a nivel global en 2040. El 61% del importe total comprometido es con clientes con buenas perspectivas que abandonarán el carbón en los próximos años.

Para llevar a cabo los planes de transición con sus clientes y definir los marcos sectoriales utilizados en la admisión del crédito, BBVA ha desarrollado una taxonomía interna del riesgo de transición. Su objetivo es clasificar a cada sector en función de su sensibilidad al riesgo de transición (muy alta, alta, moderada o baja), e identificar métricas a nivel de cliente que permitan valorar su vulnerabilidad e integrarlas en las decisiones de riesgo y acompañamiento al cliente.

El TCFD recoge también su nuevo modelo de gobierno para aprobar y seguir los objetivos de alineamiento por sectores, implementarlos y tomar decisiones derivadas de su gestión. Principalmente está basado en la creación del ‘Steering Groupde Alineamiento de la Sostenibilidad (SASG). La función de este grupo es aprobar la propuesta de objetivos de descarbonización, evaluar el grado de cumplimiento y supervisar los planes para su consecución, y promover el conocimiento de las mejores prácticas sectoriales. Está formado por los responsables globales de las áreas de Sostenibilidad, Riesgos, Estrategia y Corporate & Investment Banking. Tras su paso por el SASG, el seguimiento del cumplimiento de los objetivos se presentará para su revisión al nivel ejecutivo más alto y a los órganos sociales con una periodicidad mínima bianual.

Posteriormente se procederá a la identificación de líderes en cada sector (o clúster de sectores) encargados de definir un Plan Estratégico Sectorial y sus indicadores clave para asegurar el cumplimiento de los objetivos de alineamiento.

Por último, plantea la integración en los procesos de negocio y riesgos. Se incluye el alineamiento del cliente y las expectativas de su evolución hacia una economía baja en carbono como una consideración más en las decisiones de riesgo del banco.

Además, el TCFD también recoge la previsión de que, a partir de 2023 y sujeto a las aprobaciones de los órganos sociales correspondientes, la Política de Remuneraciones de los Consejeros de BBVA y la Política General de Remuneraciones del Grupo BBVA incluya, como parte de la Retribución Variable Anual de los miembros del Colectivo Identificado, incluyendo a los consejeros ejecutivos y miembros de la Alta Dirección de BBVA, un incentivo a largo plazo vinculado, entre otros, al grado de cumplimiento de los objetivos de descarbonización de una serie de sectores para los que el banco publique objetivos concretos.

Desde 2021, el objetivo de movilización de financiación sostenible forma parte de los indicadores para el cálculo de remuneración variable de todos los empleados del grupo. El informe recoge que el 20% del incentivo a largo plazo que aplicará al colectivo de ‘risk takers’ (personal con incidencia significativa en el perfil de riesgo) contempla, entre otros, el cumplimiento de los objetivos ESG, correspondiendo un 15% a descarbonización y un 5% a diversidad de género.

El informe TCFD se ha realizado siguiendo las recomendaciones de la Task Force on Climate-Related Financial Disclosures del Financial Stability Board (FSB). Además, se ha incorporado como novedad la inclusión de elementos propios de su plan de transición siguiendo las guías y recomendaciones para instituciones financieras de la Glasgow Financial Alliance for Net Zero (GFANZ). BBVA busca seguir ampliando la información en los proóximos años para seguir evolucionando su plan de transición climática e incorporará el desempeño y los avances en su implementación.

Puede acceder al informe completo a través de este link.

Inversis aleja la posibilidad de una crisis bancaria como la del 2008

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Inversis ha ofrecido su visión global y regional del actual escenario macroeconómico en base a la cual prepara su estrategia de inversión para el segundo trimestre de 2023. Así, de la mano de su estratega jefe macroeconómico, Ignacio Muñoz-Alonso, la entidad ha destacado la vuelta de la volatilidad a los mercados impulsada por las turbulencias del sector bancario.

Aunque la situación parece comenzar a estabilizarse, se mantiene la cautela ante la posibilidad de nuevos casos problemáticos en bancos de tamaño medio en EE.UU. Aun así, la firme y rápida actuación de los bancos centrales y autoridades económicas alejan la posibilidad de que se repitan episodios como los que tuvieron lugar en 2008.

Es cierto que los mercados aún dudan del alcance de los recientes rescates de bancos en EE.UU. y Europa. Unos balances de activos muy superiores, altos niveles de solvencia y liquidez, la falta de concentración de activos tóxicos o la mejora de la regulación y supervisión lo hacen poco viable. Sin embargo, aún queda por saber el impacto que tendrá la subida de tipos en los balances de los bancos. Y es que desde Inversis no descartan que se produzca algún otro rescate bancario y la regulación y supervisión bancaria aún tiene margen de mejora.

La situación actual es que Europa sigue topándose con dificultades para conseguir bajar los precios, con una inflación interanual estimada del 8.5%. La subida de alimentos y la inflación subyacente han neutralizado la caída de los precios en energía y cadena de suministros. Especialmente notable también el salto inflacionario de los servicios.

En EE.UU., la inflación, en el 6% interanual, también sigue dando motivos de preocupación por el retraso en el impacto de las políticas monetarias. En todo caso, las expectativas son más optimistas. En estos momentos el principal impulsor de la subyacente que aceleraría hasta el 8,1% de subida interanual es la vivienda.

La economía del país muestra signos de resiliencia gracias al buen comportamiento del empleo y el consumo privado que están llevando a revisiones al alza para 2023, después de un cierre estimado del año pasado en el 2,7%. Estas son unas previsiones que, en todo caso, deberían estabilizarse a medida que impacten los efectos de la política monetaria y unos estándares crediticios más restrictivos.

En el caso de Europa, el PIB sigue mostrando un crecimiento tendente a cero con un cierre de 2022 en el entorno del 1,7%. Dos factores lastran en estos momentos. Por un lado está el consumo privado, el cual se resiente debido a la incertidumbre, la inflación y el impacto de las políticas monetarias. Y de otro, la caída de la inversión. En todo caso, los primeros indicadores del año hacen prever una mejora en ambos parámetros.

Por su parte, en China los precios se mantienen moderados en comparación con las economías avanzadas a la espera del despegue de actividad tras el fin de las políticas restrictivas por el COVID. A medida que se acelere la recuperación es previsible que se fortalezca la presión sobre los precios, aunque sin rebasar el 2,2% de inflación promedio anual para este 2023.

El grande asiático entra de lleno en reapertura económica y eso tendrá un impacto en el crecimiento global, más a corto plazo en el área asiática. El fin de los ahorros de la época de confinamiento impulsan la actividad junto a la reanudación de los viajes internacionales, el comercio de servicios y una mayor demanda de materias primas chinas.

El papel de los bancos centrales

Los bancos centrales continúan su programa de endurecimiento monetario a pesar de las tensiones en el sector financiero, reafirmando así un mensaje de solidez. Las últimas decisiones tanto de la Fed como del BCE confirman su determinación de llevar la política monetaria hasta sus últimas consecuencias para conseguir que los precios se alineen con los objetivos a largo plazo. Todo apunta a que el ciclo podría prolongarse aún algunos meses más, pero con subidas menos intensas y más moderadas.

La Fed sigue los pasos del BCE subiendo un cuarto de punto los tipos de interés hasta el rango del 4,75-5%, acercándose así a los precios previos al inicio del ciclo alcista. La capacidad de la Fed de pilotar un aterrizaje suave dependerá en buena parte del impacto de la oferta y la demanda, en especial, cadenas productivas y política fiscal, junto con las expectativas de estabilización de precios.

Inversis ha desarrollado su estrategia de Asset Allocation en un entorno que entiende que se aproxima a la normalización de curvas. Lo ha hecho manteniendo en renta fija las duraciones ajustadas en los tramos cortos e intermedios de los bonos soberanos. A medio plazo, extienden la duración a la espera de posibles bajadas de tipos a partir de 2024.

En crédito, aunque las primas de riesgo de los corporativos han repuntado aún se mantienen dentro de las medias históricas. A falta de conocer el aterrizaje, mantienen también su apuesta por bonos de calidad, sectores defensivos y sin exposición a riesgo sistémico como construcción o inmobiliario. En cuanto a crédito high yield, se decantan por el europeo en los segmentos de más calidad crediticia.

En renta variable la estrategia de Inversis se decanta por reducir exposición a acciones de economías avanzadas a la espera de mayor claridad en la evolución de beneficios empresariales.

A la espera también de cómo evolucione el sector financiero, apuestan por infraponderar en sectores más expuestos a riesgos sistémicos, teniendo preferencia por un consumo discrecional, infraponderando en tecnologías y siendo neutrales en comunicaciones.

Panza Capital cierra el primer trimestre con 125 millones bajo gestión y apuesta por consumo e industria

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Foto cedidaEquipo de inversión de Panza Capital.

Los principales responsables de Panza Capital presentaron su primera carta trimestral a los inversores, una operativa que quieren convertir en costumbre, ya que desde la firma tienen la intención de dar sus puntos de vista de manera trimestral, a pesar de que la nueva legislación permite a las gestoras informar a los clientes de manera semestral. Informar “es una forma de comprometerse a largo plazo”, sentenció Gustavo Trillo, consejero delegado.

La firma ha cerrado el primer trimestre del año con unos activos bajo gestión de 125 millones de euros y 1.300 inversores, un buen arranque, según Trillo, que espera que sea la primera etapa “de un largo camino”.

Los fondos gestionados por Panza Capital presentaron buenos números: la rentabilidad de Panza Inversiones ascendió al 8,8%, mientras que Panza Valor mostró una revalorización del 8,9% y Panza Premium, del 9,8%. Unas rentabilidades “potentes, pero afectadas por la crisis de confianza del mes de marzo en los mercados”, según explica el director de Inversiones y presidente de Panza Capital, Beltrán de la Lastra.

De la Lastra observa dos riesgos latentes en los mercados, que, por ahora, captan escasa atención: la alta deuda soberana y las dudas que generan las valoraciones de ciertos negocios en los que está presente el private equity, teniendo en cuenta las subidas de los tipos de interés. A estos riesgos se suman otros más evidentes aunque sin resolver, como la crisis energética en Europa, la crisis bancaria, la geopolítica y el riesgo de una hipotética recesión económica.

En este escenario, insiste en que la mejor estrategia es fijarse en buenas compañías que coticen a buen precio. Ya la apuesta clara se concentra en dos sectores, consumo e industria, mientras que las reticencias apuntan a banca, energía y materias primas. Los temores respecto al sector bancario hacen referencia a que es imposible saber si la crisis de confianza que ha vivido el sector en el primer trimestre está ya superada. En este contexto se produce una leve reducción de la exposición a Bankinter, aunque De la Lastra reconoce que es una buena compañía, matiza que hay riesgos externos que no se pueden controlar, así como en la estadounidense JP Morgan.

Estrategia

Como inversiones concretas, De la Lastra reconoce su inclinación por la restauración, sobre todo en el mercado británico, con Wetherspoon a la cabeza. También “pone un pie” en los fabricantes de ladrillos británicos, con Ibstock como máximo exponente. “Genera caja, tiene poca deuda” y una buena valoración, a pesar de que el sector de la construcción sufrirá por las subidas de los tipos de interés.

Amazon es la única apuesta de De la Lastra en tecnología, fundamentada por la estabilidad de sus dos negocios, el almacenamiento en la nube y la distribución. 

En cuanto a sus apuestas en España, Cie Automotive destaca, al beneficiarse de la normalización de las anomalías surgidas con la pandemia de COVID 19. Vidrala, al igual que Bankinter, experimentó una reducción de su peso en cartera, después de la fuerte revalorización acumulada.

Cómo evitar tomar decisiones irracionales cuando vuelve la incertidumbre al mercado

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Las crisis de los bancos Credit Suisse y de Silicon Valley Bank (SVB), y las dudas sobre Deutsche Bank (infundadas según muchos de los analistas), han traído consigo fuertes caídas en los mercados estas pasadas semanas, afectando especialmente al sector financiero. Y esto ocurre lloviendo sobre mojado, tras un año 2022 de caídas generalizadas en los mercados como consecuencia de la guerra en Ucrania y de sus implicaciones en el incremento de los precios de los combustibles fósiles, que posteriormente se contagió a una alta y persistente inflación subyacente.

Las situaciones de volatilidad coyuntural en los mercados suelen producir en los inversores unos sentimientos, que traen consigo unos comportamientos de los que deberían huir para no incurrir en pérdidas en el largo plazo.

Aquellos ahorradores que invierten para objetivos financieros de largo plazo, aunque es normal que tengan que sientan nerviosismos ante las noticias, deberían mantener la calma. El pasado ha demostrado que, hasta las crisis financieras más duras, han tenido un impacto pequeño en las estrategias de inversión a largo plazo.

Un ahorrador con una estrategia de largo plazo adecuada a su perfil de riesgo no debería tomar decisiones precipitadas. Si se deja llevar por el miedo del corto plazo, corre el riesgo de consolidar como pérdida esa caída transitoria del valor. Es conveniente esperar al rebote que se produce después de cada importante caída, y continuar con un perfil de inversión adecuado al horizonte temporal que le queda hasta la realización de su objetivo financiero.

La renta variable ha tendido a subir de manera constante durante largos periodos de tiempo. No obstante, las caídas del mercado son inevitables cada cierto tiempo en el ciclo vital de inversión. Sin embargo, los mercados bajistas no se suelen prolongar en el tiempo. Tras cada una de las caídas se ha registrado un periodo de recuperación y un nuevo máximo.

Nuestro miedo es un mal aliado para nuestra inversión

El sesgo de la aversión a las pérdidas podría condicionar la reacción de muchos inversores ante las recientes caídas de los mercados financieros, debido a que este sesgo produce que a las personas nos afecte más el dolor de perder dinero que la alegría de ganarlo.

En su experimento “La formulación de las decisiones y la psicología de la elección”, David Kahneman y Amos Tversky mostraron que una pérdida nos duele 2,5 veces más que el disfrute por una ganancia equivalente. Es decir, si tenemos 1.000 euros invertidos en un valor y otros 1.000 euros en otro valor, estaremos más disgustados por haber tenido una rentabilidad anual negativa de un -2% en el primero que lo que nos alegrará haber ganado un 5,5% en el segundo durante el año.

De hecho, arriesgaremos más para recuperar un dinero que hemos perdido (por ejemplo, el -2% del activo que tenemos en negativo) que para ganar esa misma cantidad de dinero. Esto es lo que se llama efecto reflejo, que es un sesgo muy vinculado al de aversión a las perdidas. Además, valoramos más algo que ya es nuestro, por encima incluso de su precio real: este comportamiento es conocido como sesgo de dotación.

Estos tres sesgos (aversión a perdidas, efecto reflejo y dotación) tienden a producir que, en caso de la inversión directa en activos (por ejemplo, en acciones), aguantemos más tiempo una acción con pérdidas con la esperanza de que se recupere antes de asumir nuestro error, es decir, antes que reconocer la pérdida. Es decir, no producen seguir uno de los principios de la inversión en mercados: dejar crecer las ganancias, pero cortar las perdidas.

Otros de los sesgos que nos condicionan al invertir es el anclaje, y muy vinculado a este, el de conservación. Es decir, tomar como referencia o establecer como base la primera información recibida. Por ejemplo, al invertir es habitual tomar como referencia el precio pasado de una acción para determinar su potencial de revalorización futuro. Pero una cotización pasada no tiene por qué ser indicador de potencial de revalorización futura, ya que, por ejemplo, podría estar sobrevalorada en ese momento.

Qué hacer para combatir esos sesgos y no caer en decisiones precipitadas

Existen dos las decisiones que podemos llevar a cabo para evitar caer en esos sesgos. La primera, realizar aportaciones periódicas (por ejemplo, mensuales) a los productos de inversión y de previsión social en los que ahorremos, con independencia de las subidas y bajadas del mercado. Invirtiendo a través de aportaciones periódicas se estará reduciendo el riesgo de entrada y la volatilidad, comprando a un precio medio. Algunas aportaciones compraran participaciones en el fondo o plan de pensiones a un precio más caro, por ser realizadas en momentos en que los mercados estén cotizando alto. Otras aportaciones se “compraran” más barato, por ejemplo, en momentos de caídas de los mercados.

Un ahorrador, con una estrategia de largo plazo, no debería tomar decisiones de compra o venta de activos, o de aportar a su fondo de inversión o plan de pensiones, intentando anticipar el movimiento, al alza o a la baja, que tendrá el precio los activos o en general de los mercados, práctica que se conoce como market timing. No obstante, se podría plantear realizar alguna aportación extraordinaria, complementaria a la periódicas, aprovechando caídas de los mercados bursátiles.

La segunda es ponerse en manos de profesionales, con los conocimientos, la experiencia, la especialización y el acceso a información de calidad para la toma decisiones de elección de activos, ahorrando a través de instituciones de inversión colectiva como, por ejemplo, fondos de inversión o planes de pensiones, permitirá al ahorrador, lograr una diversificación adecuada en su inversión, diversificando el riesgo y reduciendo la volatilidad de la misma.

Los minoristas, reacios a participar en las juntas generales de accionistas

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Para casi tres de cada cuatro empresas cotizadas (74%), el nivel de participación de los minoristas en las juntas generales de accionistas (JGA) no supera el 10%, mientras solo un 11% supera ese porcentaje por encima del 25% de los inversores de esta tipología.

Esta es una de las principales conclusiones del estudio elaborado por evercom y Sigma Rocket entre directores y responsables de Relaciones con Inversores de compañías del Ibex 35, Mercado Continuo y BME Growth, con el objetivo de analizar el presente y futuro de las relaciones de la empresa cotizada española con los inversores minoristas. En la gran mayoría de los casos (87%), las compañías no cuentan con una prima de asistencia u otro tipo de incentivo para fomentar la participación de los inversores retail.

La posibilidad de participar en las juntas de accionistas no ha incentivado la participación de los minoristas. Cuatro de cada diez compañías señalan que no se ha visto incrementada e incluso un 21% considera que la celebración en formato virtual de las JGA ha provocado una caída de la participación de los minoristas. Un porcentaje similar, el 19%, sí manifiesta que ha aumentado la presencia de inversores retail en las juntas, aunque solo el 3% lo califique como un incremento notable.

 

Casi la mitad de las compañías, un 45%, considera que los accionistas minoritarios sí deberían poder seguir en streaming las presentaciones de resultados o los Días del Inversor, aunque estos eventos no estén abierto a preguntas por parte de los minoristas. Dos de cada diez empresas no lo permiten, porque ya existen eventos específicos creados para este perfil de inversores.

Tres de cada cuatro compañías cotizadas en España (76%) no han percibido que los inversores minoristas se preocupen más por cuestiones no financieras (sociales, de buen gobierno, medioambientales…) a raíz de la pandemia, frente a un 16% que sí considera que es una tendencia incipiente entre el perfil de inversores retail y otro 8% que cree que ya es fenómeno completamente consolidado.

Pasos a seguir en la declaración de las inversiones en criptoactivos en la Renta 2022

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Trump y criptoactivos
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La campaña de la Renta 2022 arrancó el martes 11 de abril con novedades en cuanto a la declaración de las ganancias y las pérdidas en las inversiones con criptoactivos. Un inversor deberá incluir en su declaración las ganancias o pérdidas por la compraventa de criptomonedas, pero también por la actividad de minado o por el ‘staking’ (adquirir criptomonedas y mantenerlas bloqueadas en un monedero virtual para recibir ganancias o recompensas). Para ir sobre seguro en la declaración de criptodivisas, es necesario seguir algunas instrucciones y conocer las novedades para este año. Ricardo Héctor, counsel de Tributario en CMS Albiñana & Suárez de Lezo da unos consejos básicos para ir sobre seguro en este campo. 

1.- ¿Qué novedades relacionadas con criptoactivos incluye este año la declaración de la renta?

La principal novedad en la Renta 2022 relacionada con las criptomonedas es la inclusión de una casilla específica para declarar las ganancias y pérdidas patrimoniales derivadas de la transmisión o permuta de este activo. Esta casilla se encuentra en el apartado «Ganancias y pérdidas patrimoniales derivadas de transmisiones de otros elementos patrimoniales». Hay que consignar la clave 0 en la casilla [1626]. 

Esta novedad no implica en sí una tributación distinta a la de años anteriores, pero permitirá a Hacienda calcular dichas ganancias de manera más ágil “y posiblemente suponga para los contribuyentes una mayor carga burocrática”, según Héctor.

2.- ¿Es posible compensar pérdidas y ganancias en las inversiones de criptoactivos? 

El Ministerio de Hacienda se planteó limitar la compensación de las pérdidas patrimoniales derivadas de operaciones con criptomonedas, de forma que las pérdidas patrimoniales en un ejercicio sólo podrían compensarse con las ganancias si los activos que generaron dicha pérdida no eran recomprados en un periodo de entre dos meses y un año, en función del tipo de activo. No obstante, esta propuesta no fructificó. De todos modos, Héctor admite que “el contribuyente vuelve a estar en una situación de incertidumbre respecto de dichas pérdidas”.

3.- ¿Habrá más cambios?

Habrá obligaciones informativas para criptomonedas de cara al año que viene. En principio, a partir de 2023, los inversores estarán obligados a declarar sus criptoactivos localizados en el extranjero a través del modelo 721 si se superan determinados umbrales. Su presentación se realizará entre enero y marzo de 2024.

4.- ¿Qué gravámenes presentan los criptoactivos?

Los criptoactivos pueden tributar por diversos motivos que pueden ir desde la realización de una actividad económica a la obtención de rendimientos del capital mobiliario o derivar de la mera tenencia de dichos activos. 

A grandes rasgos, la compraventa de criptoactivos es principal actividad de los inversores en este tipo de activos. Las ganancias o pérdidas obtenidas es la diferencia entre el valor de transmisión y el de adquisición y generará una ganancia o pérdida patrimonial a efectos del IRPF. Dicha ganancia o pérdida patrimonial se incluirá en la base del ahorro y tributarán a tipos de entre el 19% y el 28%. Esta misma tributación se aplica a la permuta de criptoactivos (operativa conocida como ‘exchange’).

En un ámbito distinto de tributación se encuentran los rendimientos derivados del ‘staking’. La remuneración obtenida por esta operativa debe calificarse como un rendimiento del capital mobiliario. Dichos rendimientos también se incluyen en la base del ahorro del IRPF y, como la compraventa de criptomonedas, tributarán entre el 19% y el 28%.

En los casos en que los rendimientos de la compraventa de criptoactivos o del staking deriven de una organización de medios propios por parte del contribuyente, la eventual remuneración tendría encaje dentro de los rendimientos de actividades económicas a efectos del IRPF, como sucede con la minería de criptomonedas.

En el caso de ‘hardforks’, ‘airdrops’ o las recompensas derivadas de juegos, las ganancias se incluirán en la base general del IRPF, por lo que se aplicará la escala progresiva del 19% al 50%, al tratarse de ganancias que no derivan de la transmisión de un elemento patrimonial.

Asimismo, la mera tenencia de criptoactivos puede dar lugar a obligaciones fiscales como la presentación del modelo 720 en el caso de que dichos activos estén localizados en el extranjero y superen ciertos umbrales o de tributación efectiva por cuenta del Impuesto sobre el Patrimonio o el Impuesto Temporal de Solidaridad de las Grandes Fortunas.

5.- ¿Qué importancia tiene acudir a un asesor fiscal en este campo de los criptoactivos? 

Las criptomonedas han dado paso a un concepto jurídico mucho más complejo como son los criptoactivos y las implicaciones fiscales derivadas de estos activos son diversas y muy cambiantes. Héctor admite que es vital conocer la tributación de las transacciones que se realizan con criptoactivos, y de la tenencia de dichos activos, “ya que puede ser un punto muy relevante a la hora de calibrar la rentabilidad de una determinada inversión”.

Además, acudir en el momento oportuno a un asesor fiscal, puede evitar costes relevantes como, por ejemplo, posibles intereses de demora, recargos en el caso de regularizaciones voluntarias o sanciones tributarias.

Honorato Morales Martín-Cobos sale de Credit Suisse y se incorpora a Lombard Odier

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LinkedIn

UBS ha comprado Credit Suisse y el futuro de las unidades de banca privada y gestión de activos de esta última entidad en España es incierto, puesto que sus profesionales podrían tener que afrontar posiblemente la venta a una tercera entidad o el cierre, ya que UBS no puede ejercer labores de banca privada en este mercado durante los próximos años.

En este escenario, ya han empezado los movimientos de profesionales que abandonan Credit Suisse y se reubican en otras firmas. Según ha podido confirmar Funds Society, Honorato Morales Martín-Cobos, hasta ahora banquero privado senior de Credit Suisse, se ha unido al equipo de Lombard Odier en España.

Según su perfil de LinkedIn, Martín-Cobos ha trabajado en Credit Suisse durante cerca de 19 años. Anteriormente también trabajó en la banca privada de UBS, durante dos años y medio, y en Crédit Agricole, en un periodo similar.

Es licenciado en Derecho, Master en Estudios Financieros y Bolsa por el IEB.

Aprobado el real decreto que desarrolla las obligaciones fiscales de información relacionadas con las monedas virtuales

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El Real Decreto 249/2023, promulgado el pasado 5 de abril de 2023, desarrolla reglamentariamente las obligaciones fiscales sobre la información de la tenencia de monedas virtuales y las operaciones con ellas.

Estas obligaciones, introducidas por la Ley 11/2021, son las que ya preveía el proyecto de real decreto aprobado por el Gobierno el 17 de junio de 2022, aunque con ligeras modificaciones. El real decreto entra en vigor a los 20 días de su publicación, es decir, el 25 de abril, según analizan en finReg360.

Desde finReg destacan las obligaciones fiscales recogidas en esta norma sobre criptomonedas.

En primer lugar, está la obligación de informar sobre saldos en monedas virtuales. Esta obligación se concreta en los puntos siguientes: “Han de informar las personas o entidades residentes en España y los establecimientos permanentes en territorio español de no residentes que presten servicios de salvaguarda de claves criptográficas en nombre de terceros, para mantener, almacenar o transferir monedas virtuales, con carácter principal o en conexión con otra actividad”.

La declaración ha de referirse a todas las monedas virtuales que tengan custodiadas y con periodicidad anual. Incluirá el nombre y apellidos o razón social o denominación completa, domicilio y número de identificación fiscal de los titulares, autorizados o beneficiarios. Y los saldos a 31 de diciembre, compuestos por tipo de moneda virtual, cantidad de unidades y valoración en euros.

Además, los sujetos obligados que dejen de mantener custodiadas monedas virtuales antes del 31 de diciembre tendrán que declarar esa misma información referida a la fecha en la que se hubiera producido esa circunstancia. La primera declaración se presentará a partir del 1 de enero de 2024 con la información del año inmediato anterior.

La siguiente obligación es la de informar sobre operaciones con monedas virtuales. De modo similar, esta obligación se concreta en los puntos que siguen: “Afecta a las personas o entidades residentes en España y los establecimientos permanentes en territorio español de no residentes que proporcionen servicios de cambio entre monedas virtuales y moneda fiduciaria o entre diferentes monedas virtuales, intermediación de cualquier forma en la realización de dichas operaciones, o salvaguarda de claves criptográficas privadas en nombre de terceros para mantener, almacenar y transferir monedas virtuales”.

Abarca las operaciones de adquisición, transmisión, permuta y transferencia de monedas virtuales, sea cual sea la contraprestación pactada, relacionadas con los cobros y pagos realizados en dichas monedas.

La declaración tendrá periodicidad anual. La información suministrada deberá comprender: de los sujetos obligados (nombre y apellidos o razón social o denominación completa, domicilio, y número de identificación fiscal); de cada operación (tipo de operación, fecha de la operación, tipo y número de unidades de monedas virtuales que intervienen, valor en euros de la operación, comisiones o gastos asociados que haya percibido el sujeto que proporciona la información).

La primera declaración se presentará también a partir del 1 de enero de 2024, referida a las operaciones del año inmediato anterior realizadas desde la fecha de entrada en vigor de este real decreto.

Ofertas iniciales de nuevas monedas

Otra obligación es la de informar sobre las ofertas iniciales de nuevas monedas virtuales. En este caso, los requisitos principales son, en primer lugar, que la declaración tendrá periodicidad anual.

“Están obligadas las personas y entidades residentes en España y los establecimientos permanentes en territorio español de residentes en el extranjero que emitan ofertas iniciales de nuevas monedas virtuales”. Cuando en estas ofertas intermedie alguno de los sujetos obligados a informar, este último ha de declararla sea cual sea la residencia de la persona o entidad que emita la oferta inicial.

La primera declaración se presentará, como las demás, a partir del 1 de enero de 2024, sobre las operaciones del año inmediato anterior realizadas desde la fecha de entrada en vigor de este real decreto.

En el extranjero…

La última obligación es la de informar sobre las monedas virtuales situadas en el extranjero. En este punto, la información declarada tendrá las siguientes características: “Están obligadas a informar sobre las monedas virtuales situadas en el extranjero las personas físicas y jurídicas residentes en territorio español, los establecimientos permanentes en este territorio de no residentes, y las entidades a las que se refiere el artículo 35.4 de la Ley General Tributaria”.

Afecta a los titulares, autorizados y beneficiarios de las citadas monedas virtuales, o a los que tengan poderes de disposición sobre ellas, o sean titulares reales a 31 de diciembre o lo hayan sido en cualquier momento del año declarado.

Las monedas virtuales deberán estar custodiadas por personas o entidades que proporcionan servicios para salvaguardar claves criptográficas privadas en nombre de terceros, para mantener, almacenar y transferir monedas virtuales, a 31 de diciembre de cada año.

La declaración comprende el nombre y apellidos o razón social o denominación completa, NIF del país de residencia fiscal, en su caso, identificación completa de cada tipo de moneda virtual, y saldos de cada tipo de moneda a 31 de diciembre expresados en moneda virtual y su valoración en euros.

Esta obligación deberá cumplirse entre el 1 de enero y el 31 de marzo del año siguiente al que se refiera la información que hay que suministrar. La presentación de declaración en los años sucesivos solo será obligatoria cuando el saldo conjunto se haya incrementado en más de 20.000 euros respecto a la última declaración.

La primera declaración se presentará exactamente igual que las ya mencionadas.

La digitalización del sector seguros requiere de la colaboración entre el insurtech y los actores tradicionales y flexibilizar el marco normativo

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Foto cedidaDe izquierda a derecha, Jorge Etreros, asociado senior de CMS; Rodrigo García de la Cruz, vicepresidente de la AEFI; y David Navarro, responsable de la vertical de la InsurTech de la AEFI

El Libro Blanco de InsurTech 2.0, elaborado por la Asociación Española de FinTech e InsurTech (AEFI) con la colaboración de CMS Albiñana & Suárez de Lezo, identifica las claves para continuar con el proceso de digitalización del sector asegurador.

Señala que es necesaria una mayor colaboración entre los operadores tradicionales y las insurtech, así como la flexibilización del marco normativo.

El objetivo principal que persigue este documento es la divulgación de los diferentes modelos de negocio que se han actualizado en el sector y que están suponiendo una gran palanca de cambio y ayuda gracias a la adaptación a las necesidades actuales de los ciudadanos.

Según recoge el Libro Blanco, la irrupción de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA) o la ‘APIficación’ del sector bancario han permitido que el sector asegurador se modernice y adapte su modelo de negocio a las demandas actuales del mercado.

David Navarro, representante de la vertical de InsurTech de la AEFI, cree que la innovación tecnológica y la disrupción marcarán el devenir para el sector en los próximos años: «Gracias al continuo diálogo que mantenemos insurtechs, regulador, mediadores y aseguradoras, estamos más cerca de construir los puentes necesarios para mejorar el sector. Nuestro vertical de empresas insurtech ha anotado en este Libro Blanco las principales barreras que deberíamos sortear como por ejemplo, aplicar la proporcionalidad en las exigencias, agregar el término ‘distribuidor de seguros’ en la ley que describe a las Agencias de Suscripción, e impulsar la ‘APIficación’ de las aseguradoras». Teóricamente, este Libro Blanco pretende servir al impulso de la digitalización e innovación del seguro.

La convivencia entre el insurtech y el sector tradicional no ha sido sencilla. Las distintas innovaciones que surgen en el sector han permitido, en muchos casos, que operadores tradicionales e insurtech encuentren sinergias entre sus modelos. En el caso del diseño del producto y toda la cadena de valor, incluyendo la captación, el precio, la agilidad en los servicios, la medición digital del bien asegurado… la amplia la experiencia y el conocimiento de las insurtech les permiten entablar alianzas con otro tipo de operadores digitales o tech, por lo que las convierten en una figura experta en el análisis de necesidades y perfiles de diferentes colectivos sociales, capaces de, además, operar con agilidad e inmediatez en los canales de distribución digital, sin importar la ubicación en la que se encuentre el consumidor.

Las insurtech han propiciado que las aseguradoras accedan a nuevas oportunidades de negocio creando productos de seguro innovadores, basados en las necesidades y demandas de perfiles de clientes de la era digital y de la inmediatez. Por otro lado, merece la pena mencionar las alianzas instauradas entre aseguradoras e insurtech, con el objetivo de realizar una mejor gestión documental y tender hacia la reducción del papel. Estas aseguradoras tradicionales contratan a insurtech proveedoras de software que, entre otras cosas, permiten que las personas ahorren más y mejor, que los siniestros se periten con mayor agilidad, o que se llegue a colectivos que antes no contrataban seguros. Probablemente serían más los casos de uso que se resuelven si existiera un impulso en la ‘APIficación’ del sector como el que dio la regulación PSD2 a la banca.

Resulta que en un canal de venta online, un cliente podría, con solo unos pocos clicks, volcar sus datos a través del API y completar sin mucho tiempo ni esfuerzo, el perfilado de su propio riesgo, recibiendo de forma inmediata la comparativa de seguros más exacta o la respuesta a su pregunta, tal y como ya hacen los chatbots basados en IA.

Conviene indicar que ya son numerosos los ejemplos en los que las insurtech, mediante el uso de la ‘APIficación’, consiguen realizar un perfilado del cliente mucho más completo y acorde que el que se realizaba tradicionalmente mediante el relleno de formularios estandarizados. Este nuevo perfilado se envía a las aseguradoras y así estas pueden amoldar sus productos a las necesidades concretas de cada cliente, constituyendo una colaboración que beneficia a todos los agentes del mercado, bien sean los asegurados, las aseguradoras o las propias insurtech.

La transformación digital también ha aportado gran valor añadido a los clientes y ha creado nuevos modelos de negocio. El uso de las nuevas tecnologías permite personalizar los productos y su precio, así como obtener, de forma completamente integrada en las transacciones de otras industrias, seguros que encajan con la necesidad y el momento del cliente, lo que era un proceso tradicionalmente tedioso. En definitiva, la digitalización permite que el producto y la venta se adapte al cliente y no el cliente al producto.

Entre los modelos que han logrado ayudar a la industria a innovar en los canales de captación de clientes y distribución de seguros, destacan los comparadores, Marketplaces y tarificadores. Estas son aplicaciones en las que se ofrece una serie de productos al consumidor, en función de las necesidades que haya manifestado, permitiéndole además comparar precios y coberturas entre sí.

También destacan las agencias de suscripción, herramientas que ofrecen productos específicos a un público objetivo, llegando a acuerdos con aseguradoras que les permitan intervenir en el diseño del producto y servicios, personalizarlo, dotarlo de su propia marca, ofrecerlo al mercado y suscribirlo por su propia cuenta. Además, la oferta de contratación 100% digital en los portales web, incluyendo seguros embebidos (o integrados).

Las regtech, por su parte, son entidades con un alto componente tecnológico que aportan soluciones que permiten a otras entidades adaptarse y cumplir los requerimientos regulatorios de diferentes sectores.

También se popularizan los chatbots, que utilizan una tecnología innovadora consistente en emplear un software de comunicación con los usuarios por medio de la IA, una especie de agente automatizado cuya finalidad es la atención de todas las necesidades del consumidor, desde la contratación a la atención de reclamaciones.

Las medidas clave

En definitiva, el Libro Blanco de InsurTech 2.0 pretende servir al impulso de la digitalización e innovación del seguro y a la transformación de la metodología tradicionalmente instaurada en el negocio. De cara al futuro, si bien se han acometido grandes pasos en la digitalización del seguro y en la innovación del sector, quedan retos que la industria aseguradora tendrá que afrontar para que pueda adaptarse a los cambios que la realidad demanda. En este sentido, desde AEFI se exponen algunas de las principales medidas que la industria reclama en aras del progreso, la innovación y el impulso de sinergias entre los operadores aseguradores tradicionales y las insurtech.

A modo de resumen, algunas de las medidas más importantes para el insurtech son: aplicar el principio de proporcionalidad en el acceso a la actividad; fomentar la digitalización del sector mediante la facilitación al acceso a la financiación pública y a los Fondos Europeos; definir la regulación sobre las actividades que puedan llevar a cabo las agencias de suscripción; actualizar el mapa regulatorio de operadores; flexibilizar requisitos especialmente estrictos para ciertas actividades; y facilitar la entrada de operadores de otros Estados miembros con otros modelos de negocio que benefician a los consumidores.

Con el objetivo de extender la confianza en el uso y empleo de APIs, resultaría adecuado llevar a cabo una serie de actuaciones, como implementar la regulación tomando como base la PSD2 o la armonización del sistema de APIs en todos los estados miembros. Sencillamente, desarrollar iniciativas sectoriales al objeto de que la DGSFP atienda las necesidades reclamadas, desde el sector insurtech como la publicación de guías de actuación interna de la DGSFP.

Evitar los peores escenarios climáticos solo reduciría el bienestar social un 2%

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Pixabay CC0 Public Domain

En la última década, el bienestar social promedio en los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) habría disminuido aproximadamente un 2% si se hubiera internalizado el daño producido por las emisiones de CO2, evitando así los peores escenarios futuros de calentamiento global, según BBVA Research.

El PIB per cápita es el indicador más utilizado en las comparaciones de desempeño económico entre países y resulta apropiado y útil para comparar la evolución del rendimiento de una economía a lo largo del tiempo. El PIB sintetiza el valor de los flujos intercambiados en el mercado por el lado del ingreso, el gasto y la actividad.

Según BBVA Research, se trata de un indicador incompleto del bienestar económico de una sociedad, pues debería de incorporar, además del consumo realizado, la equidad en su distribución, la disponibilidad de tiempo de ocio y la esperanza de vida de la población. Además, al ser un concepto medio, el PIB per cápita no captura el efecto que tiene la distribución del ingreso en el bienestar agregado.

Además, este indicador tampoco incorpora el daño generado por las emisiones de CO2, necesarias para alcanzar niveles altos de consumo.

BBVA Research ha estimado en su último informe ‘Bienestar y coste social del carbono’ una medida del bienestar económico de la sociedad incluyendo también el coste del carbono emitido para atender el consumo realizado. El coste para la sociedad de las emisiones, y por lo tanto el precio que habría de establecerse para internalizarlo, está sujeto a incertidumbre ya que depende del valor presente de los daños futuros del cambio climático, dependientes a su vez de escenarios climáticos alternativos.

Aseguran que internalizar el coste social del carbono emitido en la última década reduciría el bienestar en el promedio de los países OCDE en aproximadamente un 2%, de acuerdo a un escenario climático de referencia. Las diferencias entre países son significativas, sobre todo dependiendo de que el uso de las emisiones por unidad de consumo sea más o menos intensivo. Además, la corrección promedio aumentaría en 0,6 puntos porcentuales si se consideran las emisiones consumidas en lugar de las producidas, ya que la mayoría de los países desarrollados son importadores netos de carbono de economías emergentes.

Entre 2010 y 2019 el bienestar social de la economía española fue en promedio el 81% del que Estados Unidos registraba en 2019. Y es que actualmente España se sitúa por debajo de las economías más grandes de la Unión Europea, como Francia y Alemania, ambas con un 99%, e Italia con un 88%. Además, se encuentra bastante alejada también de países como Bélgica, Suiza, Reino Unido, Suecia, Islandia o Finlandia.

Sin embargo, España se posiciona por encima de Portugal, Grecia, Irlanda o la República Checa y exhibe un bienestar considerablemente mayor que el de los países de América del Sur como Colombia o Chile. Asimismo, es destacable el desempeño de España en esperanza de vida y tiempo libre. No obstante, no ocurre lo mismo con la desigualdad, donde España se encuentra en peor posición que países del norte de Europa como Noruega, Suecia o Islandia.

El coste social del carbono mejora la posición relativa de la economía española dada su menor intensidad de uso de emisiones de CO2 por unidad de consumo y también por tener un nivel de PIB per cápita menor. Al ir más allá del PIB, la brecha de España con países como Estados Unidos se reduce a la mitad cuando esta comparación se realiza en términos de bienestar social.

En este sentido, apunta el informe, España se sitúa por encima del promedio de los 36 países que conforman la muestra, con un 76% en relación al bienestar neto corregido del daño de las emisiones de CO2. Ocupa así el puesto 19, justo por detrás de Japón y por encima de Irlanda. No obstante, el informe considera que todavía tiene una brecha importante que cerrar con respecto a los países más avanzados de la OCDE.