Paciencia, la clave a la hora de identificar valor en crédito
| Por Silvia Meijon | 0 Comentarios

¿Se nos remunera el riesgo que corremos? Como inversores con un enfoque value, tratamos de identificar oportunidades atractivas en las que la cotización de un bono no encaja con sus riesgos de crédito fundamentales. A medida que el precio de un valor repunta con el tiempo hacia su valor razonable, o incluso lo supera, tratamos de vender y reinvertir la liquidez obtenida en oportunidades que nos parecen atractivas. Si no detectamos ninguna, mantenemos en cartera activos líquidos y defensivos hasta que este sea el caso (gráfico 1, derecha). Estos activos pueden ser efectivo, fondos monetarios, letras del Tesoro, deuda soberana a corto plazo y titulizaciones de activos (ABS) o hipotecarias residenciales (RMBS) con calificación AAA. En cualquier caso, de no existir oportunidades atractivas evitamos perseguir oportunidades marginales.
Y esto es lo que vemos hoy en día, con un par de excepciones. Un ejemplo es el sector financiero: aunque el atractivo de estos bonos ha disminuido un tanto en los últimos 12 a 24 meses, todavía vemos valor en esta área, en especial entre los bancos. Actualmente preferimos el tramo senior de la estructura de capital de las entidades, al ofrecer una mayor protección frente a la volatilidad del mercado a cambio de una pequeña reducción del diferencial respecto a los bonos subordinados.
Últimamente, la exposición del fondo a bonos financieros e inmobiliarios ha redundado positivamente en la rentabilidad: los sectores de beta elevada se han destacado al comprimirse los diferenciales en todas las bandas de calificación y estructuras de capital.
Dicho esto, fieles a nuestro enfoque bottom-up basado en el valor, hemos aprovechado esta fortaleza del mercado para reducir riesgo allí donde los diferenciales se acercaban a mínimos históricos, esperando pacientemente a nuevas oportunidades. Así, el spread duration de la cartera es relativamente bajo, de unos 2,33 años.
Identificar oportunidades
Tenemos un equipo experimentado de más de 50 analistas fundamentales de crédito, uno de los mayores de Europa. Cada uno de ellos genera sus propias calificaciones de crédito para las compañías que cubre. Los gestores tienen a su disposición tanto estas calificaciones propias como las emitidas por las principales agencias calificadoras, lo cual les ayuda a añadir valor a través de oportunidades tanto fundamentales como relativas.
Nuestro enfoque de inversión en deuda corporativa funciona en todas las fases del ciclo: no depende de la liquidez del mercado, y en ciertos momentos puede ser especialmente efectivo, sobre todo durante episodios de volatilidad, iliquidez, miedo, pánico o confusión.
Como puede verse en el gráfico 2, hemos reducido de manera selectiva el riesgo de crédito a través de posiciones en títulos individuales. El aspecto principal de nuestro enfoque es el marco de valoración: ¿Se nos remunera el riesgo que corremos? Ahora mismo, la respuesta a esta pregunta es «no de manera significativa»: elevar el riesgo de crédito en la cartera aporta poco diferencial excedente, debido a las valoraciones elevadas (y diferenciales de crédito estrechos).
Europa tiene potencial
Pasando a la perspectiva actual, nos gusta mucho lo que podría ofrecer la deuda corporativa europea: buenas cualidades de diversificación y potencial de renta excedente. Hasta hace muy poco, el crédito europeo cotizaba a un diferencial ligeramente más amplio que el crédito estadounidense. Creemos que este pequeño excedente ofrece oportunidades de renta atractivas a los inversores que buscan mayores rentabilidades en un entorno de crédito relativamente estable.
Además, la deuda corporativa europea es una valiosa herramienta de diversificación global. Pese a su potencial, continúa siendo un segmento desapercibido a nivel internacional, con lo que ofrece una oportunidad a los inversores para obtener exposición a un mercado con una dinámica de oferta y demanda más favorable.
Por último, mientras que los mercados de crédito de EE. UU. son conocidos justificadamente por su uniformidad (al estar basados en un solo conjunto de leyes y normativas), el mercado europeo presenta un paisaje diferente: se caracteriza por su fragmentación, con una sola política monetaria (la del Banco Central Europeo) aplicada a 22 naciones, cada una de las cuales tiene sus propias normativas fiscales y marcos regulatorios. Pensamos que esta diversidad puede crear oportunidades de inversión únicas, ya que los inversores activos pueden sacar partido a discrepancias e ineficiencias entre distintos mercados para conseguir rentabilidades superiores.
Rentabilidad del fondo
El fondo invierte en crédito multiactivos aplicando un enfoque value paciente, de tipo bottom-up y sin restricciones, con un objetivo de rentabilidad de Euribor 1m + 3%-5% anual (bruto comisiones) a lo largo de un ciclo (gráfico 4). Creemos que el conjunto de oportunidades es amplio, con acceso a los mercados de deuda corporativa cotizada incluidos los segmentos con grado de inversión, high yield (con ciertos límites) y, ocasionalmente, titulizaciones de activos (ABS). Como mencionábamos, el fondo se concentra en deuda corporativa y trata de minimizar la exposición a tipos de interés y divisas: su duración se cubre completamente, y la exposición a divisas distintas al EUR se cubre en la divisa comunitaria. Además, la diversificación se utiliza como herramienta clave de gestión de riesgo para reducir la volatilidad y la exposición a caídas (actualmente en torno a 550 emisiones). En su conjunto, consideramos que estos atributos convierten al fondo en un vehículo atractivo para diversificar a nivel de riesgos y estilos dirigido a inversores sofisticados en renta fija.
Artículo escrito por Richard Ryan, director de Renta Fija y gestor Senior de Cartera de Crédito en M&G Investments.