¿Quién es Stephen Miran y por qué los inversores deben conocer sus ideas?

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Hace apenas unas semanas y a través de la plataforma Truth Social, Donald Trump, presidente de EE.UU., anunció el nombramiento de Stephen Miran como nuevo miembro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal (Fed) tras la renuncia de Adriana Kugler. Miran asumirá de manera temporal este cargo, solo hasta el 31 de enero de 2026, este nombramiento cubre este período mientras se espera designar a la persona que, en mayo de 2026, sucederá a Powell como presidente de la Fed. 

Ahora bien, ¿quién es Stephen Miran? Hasta ahora, Miran ocupaba el cargo de director del Council of Economic Advisers (CEA), al que fue designado por Trump en diciembre de 2024. Según los analistas, está considerado el diseñador de la política de aranceles recíprocos de Trump y promotor de un plan denominado el «Mar‑a‑Lago Accord«, para contrarrestar la sobrevaloración del dólar y reestructurar el sistema comercial global. Además, ha sido una de las voces más críticas con la independencia de la Fed y ha hecho numerosas propuestas como reducir el mandato de los gobernadores de la Fed o cambiar la forma de designar a sus miembros.

Principales ideas: dólar y bonos

Sobre la figura de Miran, Gilles Moëc, Chief Economist de AXA, señala que para comprender su visión es muy interesante su ensayo sobre cómo distorsionar el sistema monetario mundial para servir mejor a los intereses económicos de Estados Unidos. “En él, plantea varias formas de provocar una depreciación del dólar sin que ello implique una disminución de la demanda de activos estadounidenses, lo que provocaría un aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y, a la larga, una desaceleración de la economía, lo cual complicaría aún más la resolución de la ya compleja ecuación presupuestaria”, apunta.

En este sentido, Moëc resume que su idea es que, en el marco de un “Acuerdo de Mar a-Lago”, inspirado en los acuerdos del Louvre y del Plaza de los años ochenta, cuando Europa y Japón acordaron un esfuerzo conjunto para devaluar el dólar, los bancos centrales extranjeros aceptarían transferir sus reservas a bonos del Tesoro estadounidense a muy largo plazo, o incluso a deuda perpetua, lo que limitaría las tasas de interés a largo plazo, mientras que los inversores privados abandonarían el mercado estadounidense, anticipando la depreciación del dólar.

“El propio Miran subraya lo improbable que sería que los europeos aceptaran tal medida e introduce por ello una dimensión coercitiva: la inversión a largo plazo en deuda estadounidense constituiría la ‘compensación’ que pagarían los europeos para evitar los aranceles y beneficiarse del mantenimiento del amparo militar de Washington. Sin embargo, y este es un punto al que Miran alude, sin resolverlo, un problema importante es que las inversiones europeas en Estados Unidos son principalmente el resultado de una multitud de decisiones descentralizadas tomadas por operadores privados: empresas de la economía real para las inversiones directas, gestores de activos e inversores institucionales para los movimientos de cartera.

Según destaca Moëc, el ensayo de Miran propone otra idea “preocupante”: la posibilidad de gravar los intereses pagados por los títulos del Tesoro a los inversores no residentes. En su opinión, probablemente, esto los “alejaría” del mercado de bonos estadounidense, pero, teniendo en cuenta la diferencia entre el importe de las reservas de los bancos centrales y los activos estadounidenses de los inversores privados, “el efecto neto sobre el coste global de la financiación estadounidense podría ser dramático para la salud de la economía estadounidense”. 

“En resumen, el enfoque actual de Estados Unidos en sus relaciones comerciales y financieras con Europa tiene como objetivo mejorar una situación que ya es muy beneficiosa para Estados Unidos. Hay un límite a la promoción de los intereses estadounidenses mediante la coerción. Es posible que los europeos consideren que el costo macroeconómico global de intentar a toda costa mantener una estrecha relación política y de defensa con Estados Unidos se está volviendo demasiado alto, lo que hace que otras opciones geopolíticas sean más aceptables”, concluye. 

La Fed y el FOMC

La segunda valoración que hacen los expertos es que la llegada de Miran al FOMC generará cierto conflicto dada su visión sobre que el dólar está demasiado caro y que, en consecuencia, la balanza comercial de EE.UU. no puede reequilibrarse. “Cree que, para asegurar la financiación de las finanzas públicas de EE.UU., otros países podrían adquirir bonos del Tesoro a muy largo plazo. Probablemente esta discusión tuvo lugar durante las negociaciones arancelarias. Pienso, por ejemplo, en los 600.000 millones de dólares de la Unión Europea y los 550.000 millones de Japón, que Trump quiere utilizar a su conveniencia”, indica Philippe Waechter, economista jefe en Ostrum AM (firma afiliada de Natixis IM).

Según su análisis, para la Fed, una caída del dólar provocaría un choque inflacionista que se sumaría al impacto derivado de los aranceles y, en ese caso, debería subir su tipo de referencia. Además, si un acuerdo tipo “Mar‑a‑Lago Accord” fuera percibido por los inversores como creíble, explica que “podría generar importantes salidas de capital de los mercados estadounidenses y si no lo fuera, cualquier bajada del billete verde se interpretaría como una oportunidad”. Para Waechter, “el pulso entre Powell y Miran será crucial para todos. El riesgo es que la política monetaria de EE.UU. pase a estar sometida a las directrices de la Casa Blanca. Eso sería un desastre”.

Una advertencia similar hacen desde Muzinich & Co: “Los cambios de personal importan menos para la trayectoria a corto plazo de los tipos de interés oficiales —que los mercados siguen previendo a la baja— que para la cuestión de la independencia institucional. Las repetidas críticas públicas de Trump a Powell, calificándolo de ‘demasiado lento’ e ‘idiota’, entre otros insultos, mantienen viva la posibilidad de una transición en el liderazgo de la Fed alineada con la postura económica más intervencionista de la administración”.

En este contexto, Enguerrand Artaz, estratega de La Financière de l’Échiquier (LFDE), añade que “la independencia de la Fed se ha visto atacada y la comunicación del banco central no va a ser sencilla durante los próximos meses”. Para Artaz, esta situación forma parte de una dinámica institucional más amplia: “El funcionamiento de las instituciones estadounidenses ha quedado tocado durante los primeros meses del mandato de Trump”. Este debilitamiento estructural se acompaña, además, de “una enorme incertidumbre en lo que respecta a su impacto en el crecimiento y la inflación”.

El desenlace de la sucesión de Powell marcará una línea divisoria entre dos formas de concebir el papel de la Reserva Federal: como garante técnico de la estabilidad macroeconómica o como engranaje político más de la agenda presidencial, concluye.

 

Desvinculación pública de los objetivos de sostenibilidad: el caso de la Net Zero Banking Alliance

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Hasta hace unos meses, la Net Zero Banking Alliance (NZBA) estaba ganando terreno. Luego llegó la elección de Donald Trump y cambió el panorama, contribuyendo, sin duda, a la retirada de varios bancos norteamericanos de la alianza. 

Goldman Sachs abandonó la alianza en diciembre de 2024, marcando el final de un año que hasta entonces había sido prometedor. La NZBA había atraído nuevos miembros, entre ellos Eurobank Holdings, Principality Building Society, SBAB Bank o Bank of Queensland, mientras algunos bancos empezaban a retirarse de la iniciativa Science Based Targets. En su último informe, la capacidad de la NZBA para estimular el compromiso del sector bancario en 44 países, así como su habilidad para orientar a sus miembros, quedó en evidencia. A finales de mayo de 2024, 118 bancos de la alianza habían establecido objetivos de descarbonización, 76 habían publicado un plan de transición, etc. A pesar de las críticas recibidas en ocasiones por su falta de claridad en cuanto a los requisitos de los objetivos de descarbonización, la alianza ha conseguido el compromiso de más de 140 bancos que representan más de 56 billones de dólares en activos. Sin embargo, la NZBA tiene ahora que hacer frente a un nuevo reto: la desvinculación pública de una serie de partes interesadas de las iniciativas de sostenibilidad.

Esta tendencia no se limita al sector bancario, sino que también alcanza a reguladores como la Reserva Federal (Fed), que abandonó la iniciativa de la Red para Ecologización del Sistema Financiero (NGFS, por sus siglas en inglés) en enero de 2025, así como a gestores de activos como BlackRock, que también dejó la Iniciativa de Net-Zero de Gestores de Activos (NZAM, por sus siglas en inglés) en enero de 2025. La retirada no solo afecta a cuestiones medioambientales, sino también a las sociales. A principios de 2025, grandes corporaciones como Google, Disney, McDonald’s, Ford y Meta abandonaron o recortaron sus programas de Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI, por sus siglas en inglés). Esta tendencia se ha extendido en Estados Unidos tras la vuelta de Trump al cargo. Su campaña contra la sostenibilidad ha generado un escepticismo generalizado hacia estas iniciativas. Según el estudio What Directors Think, el 85 % de los miembros de los consejos de administración estadounidenses creen que adoptar una postura sobre cuestiones sociales podría llevar a una posible pérdida de clientes (frente al 71 % en 2017).

Así, mientras el vicepresidente estadounidense, J. D. Vance, criticaba la denominada ‘libertad de expresión’ en Europa, varias partes interesadas en EE.UU. parecen considerar que es mejor evitar abordar públicamente las cuestiones de sostenibilidad. Aún es pronto para saber si esta desvinculación pública llevará necesariamente a una reducción de los esfuerzos en sostenibilidad, especialmente entre los actores menos activos. Algunos interpretan este cambio como una simple evolución en la gestión de riesgos ESG, que prioriza las acciones concretas sobre las declaraciones públicas. En algunos casos, la desvinculación ha ido acompañada de una comunicación destinada a tranquilizar. Los bancos norteamericanos, por ejemplo, reiteraron rápidamente su intención de continuar con sus iniciativas relativas a la transición hacia una economía baja en carbono. Sin embargo, solo los informes anuales integrados/informes de sostenibilidad de 2025 comenzarán a revelar el impacto real de esta desvinculación en la credibilidad de sus estrategias de sostenibilidad.

Estas posturas siguen siendo preocupantes, ya que limitan el debate abierto, dificultan el progreso de la acción colectiva y, paradójicamente, sugieren que no es prudente abordar públicamente los crecientes riesgos de sostenibilidad. De hecho, esta falta de compromiso llega en un momento crucial. Los científicos han concluido que ya no es posible limitar el calentamiento global por debajo de 1,5 °C. Además, en su último informe sobre riesgos globales, el Foro Económico Mundial señaló que la polarización social, que compromete la estabilidad, es uno de los principales riesgos a corto plazo. A largo plazo, el informe señala que los cuatro mayores riesgos globales están vinculados al clima: fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad y colapso de los ecosistemas, cambios críticos en los sistemas terrestres y escasez de recursos naturales. Además, gestionar el riesgo climático será cada vez más complejo, ya que su probabilidad ya no puede evaluarse solo con datos históricos.

Para enfrentar estos desafíos, es necesario que los agentes económicos estén bien preparados. Aunque la participación pública no garantiza alcanzar los objetivos definidos, sin duda, brinda a las distintas partes interesadas la oportunidad de debatir la pertinencia de las medidas propuestas. También crea una dinámica de mercado que apoya a todos los actores, independientemente de sus recursos. Hasta ahora, cinco bancos norteamericanos más pequeños han decidido seguir siendo parte de la NZBA y no seguir los pasos de sus colegas estadounidenses. Según un informe reciente de la Transition Pathway Initiative (TPI), la mayoría de los principales bancos, tanto miembros actuales como antiguos de la alianza bancaria, todavía tienen un largo camino por recorrer en su transición hacia las bajas emisiones de carbono. Sin embargo, cabe destacar que la alianza ha desempeñado un papel crucial en la concienciación colectiva sobre las medidas necesarias en el futuro. Las directrices actualizadas de la NZBA, publicadas en marzo de 2024, enfatizaron, por ejemplo, la necesidad de abordar un tema clave: la integración de las «emisiones facilitadas» (emisiones derivadas de las actividades de los mercados de capitales) en los objetivos de descarbonización de los bancos.

Al desvincularse, los bancos ya no son responsables de la iniciativa. A la luz de los cuatro riesgos globales más críticos mencionados anteriormente, solo cabe esperar que las partes interesadas económicas mantengan sus compromisos medioambientales y sociales. Sin embargo, debido al inestable contexto político, es razonable preguntarse qué los motivaría a hacerlo. Los inversores tienen un gran poder de presión y pueden influir en gran medida en las partes interesadas para que se mantengan en el objetivo; ciertos inversores ya han declarado públicamente la importancia de mantener un sólido compromiso climático respaldado por una legislación firme.

Tribuna elaborada por Armand Satchian, analista de investigación en inversión sostenible de Crédit Mutuel Asset Management.

Las recompras de acciones superan al dividendo como vía preferida para devolver capital

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Recompras de acciones vs dividendos
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Las recompras de acciones han desbancado a los tradicionales dividendos como principal mecanismo utilizado por las empresas para devolver capital a sus inversores, según afirma el equipo de Investment Solutions de Robeco. Sus expertos señalan que, desde 2021, el valor de las recompras en EE.UU. ha alcanzado un promedio anual de 1 billón de dólares. En su opinión, esta tendencia responde a múltiples factores, entre ellos, su flexibilidad operativa, ventajas fiscales en determinadas jurisdicciones y su efecto directo sobre el beneficio por acción, que puede impulsar el precio de las acciones.

«A nivel estructural, las empresas han aumentado ampliamente su preferencia por la recompra de acciones desde 2008. Eso se debe en parte a que los programas de recompra de acciones son más flexibles y a menudo tienen plazos cerrados. También ejerce menos presión sobre los equipos directivos al no acarrear tanta incertidumbre como otras opciones como la inversión o las fusiones y adquisiciones», afirma Jonathan Arthur, gestor de carteras de Robeco Investment Solutions.

Asimismo, Arthur añade: «Suele haber una reacción muy negativa de los precios ante cualquier recorte del dividendo, por lo que las empresas están menos dispuestas a aumentar los dividendos tras periodos de fuertes beneficios. La relación entre la rentabilidad por dividendo y la recompra de acciones puede depender de los regímenes fiscales de cada país. En EE.UU., las recompras de acciones suelen considerarse más eficientes desde el punto de vista fiscal que los dividendos, debido a cómo tributan».

Variaciones regionales

En EE. UU., las recompras suelen ser más eficientes desde el punto de vista fiscal que los dividendos, debido a su tratamiento tributario. Pero esta estrategia también ha ganado popularidad fuera del país. En Japón, por ejemplo, las recompras se aceleraron tras la presión del mercado de valores de Tokio para mejorar el retorno al accionista. El ratio de reparto aumentó del 57,1 % en 2023 al 67,4 % en 2024. “Si esta atención a la eficiencia del capital se mantiene, podemos ver un aumento tanto de dividendos como de recompras en Japón”, apunta Arthur.

Y, en Europa, la situación también evoluciona. el especialista de Robeco apunta que “La renta variable europea ofrece valoraciones más atractivas que otros mercados desarrollados, lo que ha fomentado la expansión de los programas de recompra”. De momento, los sectores bancario y energético lideran esta estrategia, aunque podría extenderse a otras industrias a medida que mejora la disciplina en la asignación de capital.

Big Beautiful Change

La llamada “Big Beautiful Bill” incluye una controvertida sección que proponía retener impuestos sobre dividendos pagados a inversores extranjeros. Su eliminación ha sido bien recibida por los mercados. “Tras el uso del dólar como arma geopolítica y la política arancelaria de la era Trump, muchos inversores han reconsiderado su exposición a activos estadounidenses. La propuesta de retención fiscal habría dañado la rentabilidad esperada de la renta variable estadounidense, reduciendo su atractivo para los inversores internacionales”, explica Peter van der Welle, estratega de Robeco.

Van der Welle advierte que los inversores no deben reaccionar de forma exagerada ante propuestas legislativas iniciales, ya que tienden a diluirse con el tiempo.

Dividendos vs. cupones

Con la retirada de esta amenaza fiscal, los dividendos recuperan protagonismo frente a los cupones de bonos, cuyas rentabilidades (TIRes) han caído tras los recortes de tipos. “Para inversores que buscan pagos regulares, como los jubilados, tanto los dividendos como los cupones siguen siendo opciones viables”, indica Arthur.

El gestor destaca además que las estrategias de reparto apalancadas, como las opciones de compra cubiertas, ganan atractivo en este entorno. “Aunque limitan las subidas, permiten mejorar el reparto y ofrecen una renta más estable junto con protección frente a caídas del mercado”.

Portafolios frente a muros arancelarios: ¿es la securitización de activos el nuevo camino?

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Flex25 securitización de activos
Foto de Aedrian Salazar en Unsplash

En los últimos años, el comercio internacional se ha visto marcado por un giro hacia el proteccionismo y la fragmentación. Las tensiones geopolíticas, sumadas a decisiones unilaterales en materia arancelaria, han desencadenado una ola de medidas que impactan de forma desigual a países, sectores y cadenas de suministro. En este nuevo entorno, donde la política comercial influye cada vez más en los flujos financieros, los mercados han respondido con volatilidad e incertidumbre, analizan desde FlexFunds.

La imposición de aranceles selectivos, el rediseño de tratados de comercio y la creciente regionalización de la producción están reconfigurando el mapa económico global. Sectores como tecnología, manufactura y consumo, altamente expuestos a flujos internacionales, han sido los más afectados, mientras que las expectativas de inflación y las decisiones de política monetaria añaden presión sobre la rentabilidad de los portafolios.

La disputa comercial entre Estados Unidos y China marcó un punto de inflexión en el sistema de comercio internacional. Las medidas proteccionistas impuestas por ambos países, como el aumento de aranceles a productos clave y la imposición de restricciones tecnológicas, generaron una cadena de reacciones en otras economías que también han optado por estrategias proteccionistas en sus políticas comerciales. La Unión Europea, India y hasta algunas naciones latinoamericanas han endurecido sus normas de comercio exterior para proteger sus industrias nacionales.

Para los gestores institucionales, estos cambios exigen mucho más que ajustes tácticos: requieren una revisión profunda de las estrategias de diversificación y asignación de activos. En este contexto, la securitización de activos se posiciona como una herramienta clave para mitigar riesgos, preservar valor y capturar nuevas oportunidades en un entorno cada vez más incierto y fragmentado.

¿Cómo impacta este entorno a los gestores de portafolio?

Los aranceles generalizados y la creciente incertidumbre comercial imponen nuevos desafíos a los gestores de activos:

Frente a este panorama, muchos gestores están replanteando sus exposiciones tradicionales y adoptando soluciones más flexibles y resilientes. Entre ellas, una herramienta estratégica gana relevancia: la securitización de activos.

Securitización: flexibilidad táctica y alineación macro

La securitización permite transformar activos ilíquidos —como flujos inmobiliarios, facturas, ingresos corporativos o carteras de préstamos— en vehículos estructurados, eficientes y negociables. Esta práctica brinda a los gestores institucionales ventajas significativas frente al nuevo entorno:

1.- Flexibilidad estructural y liquidez mejorada
Convertir activos privados en instrumentos listados o transferibles —como notas estructuradas o fondos respaldados por activos— permite ajustar rápidamente la exposición sin sacrificar diversificación ni eficiencia.

2.- Facilidad para el rebalanceo de portafolios
En un entorno de fragmentación geopolítica y cambios regulatorios frecuentes, contar con vehículos estructurados permite modificar la composición del portafolio con mayor agilidad, adaptándose dinámicamente a nuevas restricciones comerciales, oportunidades regionales o ajustes en las perspectivas sectoriales.

3.- Diversificación geográfica con criterio
Mediante la securitización, es posible obtener exposición a activos en regiones menos afectadas por las políticas arancelarias. Por ejemplo, economías como México o India podrían beneficiarse del redireccionamiento de cadenas de suministro impulsado por el nearshoring.

4.- Cobertura frente a inflación
Estructuras indexadas a flujos reales —como rentas o tarifas ajustables— permiten preservar el poder adquisitivo del portafolio, ofreciendo alternativas frente a los bonos tradicionales que hoy enfrentan presión por tasas elevadas.

5. – Acceso eficiente a sectores defensivos
La securitización facilita la inclusión en estrategias de inversión de sectores con una exposición menos sensible al comercio internacional, como infraestructura, energía, salud o logística, mediante estructuras adaptadas al apetito institucional.

6.- Optimización fiscal y cumplimiento regulatorio
Estructurar estos vehículos desde jurisdicciones eficientes, como Irlanda, permite maximizar beneficios fiscales y regulatorios, particularmente en contextos donde las normativas domésticas podrían endurecerse.

Redefinir portafolios, anticipar escenarios

Los gestores de portafolio que integren la securitización como herramienta estratégica podrán:

  • Reducir exposición a regiones bajo presión arancelaria o sanciones.
  • Acceder a activos en zonas con políticas más estables o favorables para industrias específicas.
  • Capitalizar tendencias estructurales como el reshoring y nearshoring, que están reconfigurando los flujos globales de inversión.

Y, más allá de mitigar riesgos geopolíticos, podrán:

  • Alinear sus carteras con las nuevas cadenas de valor global.
  • Posicionar capital en regiones y sectores con perspectivas de crecimiento.
  • Diseñar vehículos de inversión que respondan a la macroestrategia global, más allá de la simple selección de activos.

En un entorno marcado por la volatilidad, la polarización comercial y el rediseño constante de las reglas de juego, la securitización de activos deja de ser una técnica operativa para convertirse en una herramienta de posicionamiento estratégico. Para los gestores institucionales, representa una vía para preservar valor, ganar agilidad y construir carteras alineadas con el nuevo orden económico global.

Además, la capacidad de facilitar el rebalanceo dinámico de portafolios —ante cambios en las políticas comerciales, riesgos regulatorios o ajustes macroeconómicos— convierte a la securitización en un mecanismo clave para mantener la relevancia y resiliencia de las estrategias de inversión en tiempo real.

En este contexto, FlexFunds ofrece soluciones de titulización de activos (securitización), un proceso que convierte diferentes tipos de activos financieros en títulos negociables.

Las soluciones de FlexFunds pueden reempaquetar múltiples tipos de activos en un vehículo de inversión, permitiendo al gestor o asesor financiero distribuir más fácilmente, y de forma costo-eficiente, sus estrategias para llegar a una mayor base de clientes.

Para más información, puede contactar a nuestros especialistas a través de info@flexfunds.com.

¿Seguirá la Reserva Federal al mando de la política monetaria?

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En las últimas semanas han aumentado las especulaciones sobre la posibilidad de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, destituya u obligue a dimitir al presidente de la Reserva Federal, Jay Powell. Por supuesto, los titulares sensacionalistas no son nada nuevo en política, y no sabemos cuán probable es realmente este desenlace. Sin embargo, los esfuerzos por reducir la independencia de la Fed probablemente afectarían a los precios de los activos, por lo que los inversores deberían tener una idea de cómo podrían reaccionar los mercados.

Lecciones históricas de la independencia de los bancos centrales

En nuestra opinión, la cuestión fundamental no es el actual presidente de la Fed, sino la independencia de la propia institución. La Ley de la Reserva Federal de 1913 creó el banco central para llevar a cabo la política monetaria sin supervisión política o electoral directa. Las enmiendas posteriores han mantenido la distinción entre las funciones de la Fed y el funcionamiento del sistema político.

Existen numerosas pruebas de que los bancos centrales independientes obtienen mejores resultados económicos. En la década de 1970, por ejemplo, la Fed recortó los tipos a instancias del presidente Nixon, solo para ver cómo la inflación se disparaba y se mantenía alta durante la mayor parte de la década. En la década de 1980, Paul Volcker reafirmó la independencia de la Fed y subió los tipos de interés de forma drástica, venciendo a la inflación a costa de la recesión. Esta decisión habría sido dolorosa, o incluso imposible, para una entidad sometida a supervisión electoral o política.

Históricamente, los episodios de mayor inflación suelen surgir cuando los bancos centrales se doblegan ante la influencia política. No es de extrañar, pues, que la mayoría de los economistas y analistas consideren que es mejor dejar que la Reserva Federal se ocupe de sus asuntos, aunque sus medidas no sean las que desean los líderes electos. En esencia, la independencia permite a los bancos centrales tomar decisiones impopulares cuando es necesario hacerlo.

¿Cómo podrían reaccionar los mercados ante una Fed menos autónoma?

Si se toman medidas para reducir la autonomía de la Fed, ¿qué deberían esperar los inversores de los mercados? Creemos que la reacción inicial sería un fuerte aumento de la pendiente de la curva de rendimiento del Tesoro, con un aumento de la diferencia entre los rendimientos a corto y largo plazo del Tesoro.

Es probable que los tipos a corto plazo bajen, ya que el próximo presidente de la Fed probablemente favorecería los recortes de tipos, en consonancia con los objetivos de Trump. Los tipos a largo plazo podrían comportarse de manera diferente, incluso aumentando. Si los recortes de tipos se produjeran rápidamente, las expectativas de inflación probablemente se dispararían. Los inversores responderían aumentando la prima de riesgo de los bonos del Tesoro a más largo plazo, que perderían valor con el aumento de la inflación. La curva de rendimiento ya ha comenzado a empinarse, pero tiene más margen de maniobra según la experiencia histórica.

Es probable que la caída del dólar continúe. Si la inflación repuntara, el poder adquisitivo del dólar se vería afectado, lo que llevaría a los inversores a buscar fuentes de valor más estables en otros lugares. Aunque activos como el oro y las criptomonedas son en cierta medida especulativos, creemos que se beneficiarían si se viera amenazada la independencia de la Fed. Ambos son alternativas al dólar y se consideran coberturas eficaces contra la inflación.

En cuanto a los mercados de valores, el impacto de la reducción de la independencia de la Fed no está claro. El aumento de las tasas de inflación amenazaría el rendimiento económico a largo plazo, un factor clave para los mercados bursátiles. Sin embargo, la perspectiva de recortes de tipos a corto plazo podría resultar lo suficientemente atractiva para los inversores como para apoyar el mercado, incluso aunque aumenten las dudas económicas.

La posible erosión de la independencia de la Fed es un territorio desconocido, al igual que la evaluación de las posibles implicaciones para los mercados. En nuestra opinión, describir la dirección de la evolución de los precios de los activos es más fácil que estimar la magnitud de esos movimientos. Sin embargo, podemos estar seguros de una cosa: la destitución del presidente de la Fed sería muy perjudicial tanto para los mercados financieros como, probablemente, para la economía en general.

Bonos GSS: la financiación de la agenda sostenible en Europa se sigue pintando de verde

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Bonos GSS financiación sostenible
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Durante los seis primeros meses de 2025, la emisión global de bonos GSS alcanzó los 495.000 millones de dólares, lo que supone una caída del 13% respecto al mismo periodo del año anterior. Aun así, el segundo trimestre igualó los niveles de 2024, lo que apunta a una recuperación progresiva tras un comienzo más débil. 

En este contexto, las emisiones de Bonos Verdes en el Reino Unido crecieron un 10 % en el último año. El 64 % de estos bonos fueron emitidos por entidades financieras, casi el doble que la media global. Este dato pone de relieve el creciente protagonismo de bancos y aseguradoras en la financiación de iniciativas sostenibles.

MainStreet Partners, parte de Allfunds y proveedor especializado en datos ESG, ha publicado su informe trimestral sobre el mercado de bonos verdes, sociales y sostenibles (GSS), correspondiente a la edición de verano de 2025. El análisis recoge las principales tendencias del primer semestre del año, marcado por una moderación en la actividad económica y por la evolución del marco regulatorio en Europa.

“A pesar del entorno económico más exigente, los Bonos Verdes han demostrado ser una herramienta sólida y fiable dentro de la financiación sostenible. Los datos más recientes confirman que los bonos GSS canalizan capital hacia actividades mejor alineadas con la Taxonomía. No obstante, siguen existiendo importantes vacíos en materia de transparencia y cumplimiento. Reducir esas diferencias será clave para reforzar la solidez del marco normativo y preservar la integridad del mercado a largo plazo”, explica Pietro Sette, director de investigación en MainStreet Partners.

Un marco regulatorio en transformación

El informe también examina el impacto de las reformas regulatorias más recientes. Hasta mediados de año, el EU Green Bond Standard ha registrado emisiones por valor de 8.500 millones de euros, con una participación destacada de organismos públicos y entidades supranacionales. Esta normativa establece exigencias más estrictas para clasificar un bono como verde, lo que refuerza la credibilidad del mercado.

En paralelo, la revisión del paquete legislativo Omnibus, vinculado a la Directiva sobre información corporativa en materia de sostenibilidad (CSRD), ha reducido significativamente el número de compañías obligadas a presentar informes de sostenibilidad. La nueva versión retrasa la aplicación a las pymes cotizadas hasta 2028 y limita las empresas sujetas a divulgación de 50.000 a unas 11.000.

Mayor alineación, pero con brechas sectoriales

Los emisores de bonos GSS presentan mejores niveles de elegibilidad y alineación con la Taxonomía Europea en comparación con el resto del mercado. El 43 % cumple los criterios de elegibilidad, y el 15 % está alineado con los objetivos marcados por la UE, frente al 31 % y 9 % respectivamente en los instrumentos no GSS.

Por sectores, el análisis revela disparidades. Las empresas de servicios públicos lideran la alineación de inversiones en capital (CapEx), con un 73 %, mientras que ámbitos como el inmobiliario o el transporte muestran altos niveles de elegibilidad, pero todavía encuentran dificultades para cumplir plenamente con los estándares regulatorios.

Las stablecoins podrían convertirse en el mayor mercado offshore, superando al eurodólar

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Las stablecoins, criptomonedas vinculadas generalmente al dólar estadounidense y diseñadas para mantener un valor estable, están consolidándose como un actor clave en el sistema financiero global. Según un análisis del economista jefe de Payden&Rygel, Jeffrey Cleveland, este tipo de activos digitales podría convertirse en el mayor mercado offshore del mundo, superando incluso al histórico mercado del eurodólar.

En su último informe, Cleveland establece un paralelismo entre el auge de las stablecoins en el siglo XXI y la expansión de los eurodólares tras la Segunda Guerra Mundial. Mientras que los eurodólares  (depósitos extraterritoriales en dólares) contribuyeron a consolidar el dominio del dólar a nivel internacional, las stablecoins podrían amplificar esa hegemonía en el entorno digital. “¿Podrían las stablecoins reforzar aún más el estatus del dólar como moneda líder mundial? La historia sugiere que sí”, plantea el economista.

Evolución de los dólares offshore

Según explica, el fenómeno de los eurodólares se remonta a mediados del siglo XX, cuando diversas condiciones regulatorias y geopolíticas llevaron a una creciente acumulación de dólares fuera de EE.UU. En la década de 1970, el mercado se quintuplicó, y para finales de los años 80 ya sumaba 1,7 billones de dólares en depósitos en el extranjero. Actualmente, se estima que el mercado del eurodólar alcanza los 16 billones de dólares.

En su opinión, las stablecoins siguen una lógica similar, aunque con una infraestructura radicalmente distinta. En lugar de ser gestionadas por bancos fuera de EE.UU., se almacenan y transfieren a través de blockchains públicas. Su valor de mercado se aproxima ya a los 250.000 millones de dólares, con un volumen diario de operaciones que supera los 24.000 millones, acercándose al bitcoin y superando al ether.

«A diferencia de las criptomonedas tradicionales, las stablecoins buscan minimizar la volatilidad y están, en su mayoría, respaldadas por activos reales. Actualmente, más del 95% de ellas están garantizadas por instrumentos financieros como efectivo, letras del Tesoro o activos del mercado monetario. Empresas emisoras como Tether y USD Coin ya figuran entre los principales tenedores de deuda del Tesoro de EE.UU., con más de 120.000 millones de dólares en bonos soberanos», señala Cleveland.

Transformar el sistema global de pagos

El análisis de Cleveland destaca que las stablecoins no solo replican muchas de las funcionalidades de los eurodólares, sino que además ofrecen ventajas competitivas que podrían acelerar su adopción a nivel global. Entre estas ventajas se encuentra la posibilidad de realizar operaciones con liquidación inmediata, disponibles las 24 horas del día, los siete días de la semana, sin depender de horarios bancarios tradicionales. También ofrecen costos de transferencia considerablemente más bajos, con tarifas que suelen estar por debajo del tres por ciento y, en algunos casos, incluso por debajo del uno por ciento del monto enviado.

A esto se suma un alto nivel de transparencia, ya que todas las transacciones quedan registradas en tiempo real en la blockchain, lo que permite su trazabilidad tanto para usuarios como para autoridades regulatorias. Además, su accesibilidad es mucho mayor que la de los sistemas financieros tradicionales: cualquier persona con acceso a internet puede utilizar stablecoins sin necesidad de intermediarios ni cuentas bancarias, lo que abre la puerta a una inclusión financiera más amplia y global.

Estas características ya han sido adoptadas por el sector privado. La empresa SpaceX, por ejemplo, utiliza stablecoins para el cobro de servicios de su red satelital Starlink. En el último año, el volumen promedio mensual de transacciones con stablecoins superó los 100.000 millones de dólares, rebasando incluso el volumen procesado por la red de pagos de Visa.

Además, las stablecoins están siendo utilizadas en el mercado de finanzas descentralizadas (DeFi) para generar intereses, muchas veces superiores a los que ofrecen los bancos tradicionales.

Hacia lo desconocido

Cleveland advierte que, al igual que el eurodólar, las stablecoins podrían plantear desafíos macroeconómicos en caso de tensiones de liquidez o crisis de confianza. En 2008, el sistema de eurodólares fue uno de los focos de la crisis financiera global, ante la presión de convertir rápidamente depósitos offshore en dólares “onshore”.

Sin embargo, el auge de las stablecoins también representa una oportunidad histórica para fortalecer el dominio del dólar en la economía digital. A pesar de intentos pasados por parte de gobiernos de reducir la influencia global del dólar, Cleveland sostiene que estas monedas digitales podrían profundizar aún más su presencia global.

“Ya hemos visto esta película antes. Los eurodólares consolidaron al dólar como moneda hegemónica en el siglo XX. Hoy, las stablecoins podrían estar escribiendo un nuevo capítulo en esa misma historia”, concluye el economista.

Alexandre Davis (Wellington Management): «Invertir de forma responsable significa centrarse en la creación de valor a largo plazo»

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Inversión responsable Alexandre Davis
Foto cedidaAlexandre Davis, director de Inversiones en Wellington Management

En un contexto marcado por la volatilidad de los mercados, la incertidumbre geopolítica y los constantes cambios regulatorios, la inversión responsable sigue siendo un pilar fundamental para quienes buscan rentabilidad sostenible a largo plazo. En opinión de Alexandre Davis, Investment Director en Wellington Management, la ISR sigue siendo sinónimo de visión a largo plazo y oportunidades de inversión estructurales. Sobre ello hemos hablado en nuestra última entrevista.

¿Qué ha pasado con la inversión sostenible y responsable? ¿Se ha dejado en un segundo plano?

Para mí, invertir de forma responsable significa centrarse en la creación de valor a largo plazo, lo que implica entender no solo los ingresos y productos de una empresa, sino también sus cadenas de suministro. Esto va más allá de las disrupciones a corto plazo y tiene en cuenta cambios estructurales, como el auge del proteccionismo desde la pandemia de la COVID o decisiones políticas anteriores. Por ejemplo, invertimos en una empresa del sector de ciencias de la vida que, ya en 2017, decidió trasladar su producción fuera de China ante el aumento de las tensiones entre China y Estados Unidos, que desde entonces no han hecho más que intensificarse. Este tipo de gestión de riesgos con visión de futuro está en el centro de nuestros esfuerzos de engagement. Dedicamos mucho tiempo a dialogar con las compañías para ayudarles a estar lo mejor posicionadas posible para lograr el éxito a largo plazo y ser resilientes ante la evolución del contexto global.

Dado el contexto actual, ¿qué elementos o factores podrían actuar como catalizadores para que los inversores vuelvan a colocar la inversión responsable en lo más alto de su lista de prioridades?

En última instancia, los inversores se centran —con razón— en la rentabilidad, ya que es la principal referencia para evaluar el éxito de una inversión. Aunque el entorno ha sido más exigente a corto plazo para quienes aplicamos criterios de inversión responsable —debido a un comportamiento de mercado muy concentrado—, seguimos viendo oportunidades a largo plazo, especialmente a medida que el mercado se amplía. Las compañías con una orientación estratégica de largo plazo y que buscan maximizar la eficiencia en el uso de sus recursos deberían estar en mejor posición que aquellas que no lo hacen. Los fundamentales, la generación de beneficios y la capacidad de generar alfa para nuestros clientes son elementos clave para seguir demostrando la relevancia de la inversión responsable en el contexto actual.

¿Cómo pueden alinearse las carteras de renta variable sostenible con las condiciones macroeconómicas actuales?

Cada día surgen nuevos titulares sobre aranceles, regulación, geopolítica, conflictos, cambio climático o inteligencia artificial. El ritmo de cambio es constante, lo que obliga a los equipos directivos y a los consejos de administración a garantizar que sus compañías puedan adaptarse y evolucionar para seguir siendo competitivas. Mientras tanto, las características que, en nuestra opinión, aumentan las probabilidades de éxito a largo plazo siguen siendo las mismas: una ventaja competitiva sostenible (moat), un balance sólido, liderazgo de calidad, un consejo empoderado, una visión orientada a los stakeholders y una asignación de capital disciplinada que proteja y potencie el valor a lo largo del tiempo. Estas son las cualidades que buscamos —y el estándar que seguimos exigiendo— en todas las compañías de la cartera. Cuando un liderazgo sólido reinvierte con criterio y con una visión de largo plazo, se activa lo que llamamos el stewardship flywheel: un círculo virtuoso de creación de valor en el que los líderes asignan capital para sostener y mejorar la rentabilidad futura.

Estamos acostumbrados a hablar de inversión responsable, pero ¿qué aporta realmente el enfoque de stewardship que promueve el gestor del fondo?

Nuestro enfoque se basa en tres pilares fundamentales: visión a largo plazo, construcción de carteras núcleo y diálogo activo con las compañías en las que invertimos. Invertimos con un horizonte superior a los 10 años, en contraste con el periodo medio de tenencia en el mercado, que ronda los 10 meses 1 . Este horizonte nos permite acompañar a las compañías en el desarrollo de su estrategia a largo plazo y en la creación de valor sostenible. La cartera está diseñada para capturar riesgo y rentabilidad específicos de cada valor, evitando el sesgo habitual hacia growth o tecnología que se observa en muchas estrategias sostenibles. Además, mantenemos un diálogo activo con las compañías en las que invertimos, especialmente con sus consejos de administración, que a menudo pasan desapercibidos a pesar de su papel clave en la gobernanza, la sucesión y la estrategia a largo plazo. Esta implicación directa y práctica refleja nuestra responsabilidad fiduciaria y nuestro compromiso con la creación de valor sostenible a largo plazo.

Según su experiencia, ¿cómo ha evolucionado el concepto y el enfoque de stewardship en la industria de fondos?

Cuando lanzamos esta estrategia, detectamos una demanda clara de una propuesta de inversión responsable capaz de generar rentabilidad a largo plazo sin depender de factores growth ni mostrar una concentración excesiva en tecnología. Creemos que invertir con una perspectiva de largo plazo requiere una gestión equilibrada del riesgo sectorial y geográfico, permitiendo que la rentabilidad venga impulsada por la selección de valores. Esta filosofía, basada en una construcción de cartera rigurosa, una gestión activa y la administración corporativa responsable (stewardship), ha tenido muy buena acogida entre los clientes. La estrategia actúa como una asignación núcleo estable, sobre la que se pueden construir exposiciones más tácticas por estilo o sector, aportando tanto resiliencia como flexibilidad.

¿Cómo puede un enfoque activo del stewardship revelar oportunidades? ¿Es más útil en tiempos de incertidumbre?

Creemos que el stewardship no puede ser pasivo. Realizamos más de 130 interacciones al año con las compañías en las que invertimos, aprovechando el tiempo con los equipos directivos y los consejos de administración para centrarnos en su estrategia a largo plazo. Invertimos en negocios con balances sólidos y generación de caja consistente, lo que les permite ser más resilientes ante disrupciones a corto plazo como cambios en aranceles, incertidumbre regulatoria o giros en política económica. Estas interacciones nos permiten evaluar la calidad del liderazgo, la toma de decisiones y la dirección estratégica. En periodos de volatilidad, la visión y anticipación del consejo son fundamentales para lograr mejores resultados. A través del diálogo activo, analizamos estas fortalezas, al tiempo que buscamos en los CEOs y sus equipos señales claras de ejecución y una base de talento sólida que garantice continuidad en momentos de crisis.

Para concluir, ¿podría mencionar tres formas en las que los factores ESG pueden mejorar las carteras de cara a la segunda mitad del año?

Creemos que nuestro enfoque está especialmente bien adaptado al entorno actual. En primer lugar, contribuye a reducir la volatilidad al centrarse en compañías con un liderazgo sólido, capaces de desenvolverse en contextos políticos y económicos complejos y cambiantes. En segundo lugar, se trata de una estrategia núcleo que diversifica el riesgo mediante la selección de compañías de alta calidad en distintos sectores y regiones. En tercer lugar, nuestro enfoque a largo plazo evita los errores asociados a decisiones cortoplacistas —como la excesiva dependencia de determinadas cadenas de suministro— que pueden derivar en disrupciones futuras. Consideramos que las compañías que gestionan estos riesgos de forma proactiva están mejor posicionadas para ofrecer rentabilidades sostenibles. Esta estrategia disciplinada y con visión de futuro permite a los inversores mantenerse enfocados y alineados con sus objetivos a largo plazo.

Tokenización inmobiliaria: eficiencia operativa y cambio de paradigma

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Pixabay CC0 Public Domain

Durante décadas, el mercado inmobiliario ha sido sinónimo de solidez… pero también de lentitud, complejidad y costes ocultos. Cada compraventa involucra múltiples actores como bancos, notarios, agencias o fondos, y procesos manuales que consumen tiempo, dinero y recursos. Hoy, tecnologías como la blockchain y la tokenización permiten replantear la arquitectura operativa del sector desde cero. Pero ¿qué significa esto realmente en términos de eficiencia? ¿Dónde se generan los ahorros? ¿Qué puede cambiar a escala de sistema?

¿Por qué ahora? El momento tecnológico y regulatorio

En los últimos 5 años, la digitalización del capital ha ganado velocidad. La inversión minorista en activos alternativos se ha duplicado, el 70% de los jóvenes inversores busca ingresos pasivos, y el 68 % prefiere herramientas financieras gestionables desde el móvil. A la vez, Europa ha activado marcos regulatorios concretos para la tokenización de activos como el Pilot Regime o MiCA y países como España, Alemania y Francia ya permiten operar con estructuras tokenizadas bajo control legal. El ecosistema ya no es experimental. Es operativo. El momento no es futuro. Es presente.

Costes operativos tradicionales en el sector inmobiliario

Una transacción inmobiliaria media en Europa implica entre 6 y 10 intermediarios: agente inmobiliario (2 a 5 % de comisión), notaría (0,5 a 1 %), registro, gestoría, tasación, impuestos sobre transmisiones, banca (comisión de apertura más intereses), abogados, custodios… Según la OCDE (2023), los costes asociados pueden representar entre un 9 % y un 12 % del valor de compraventa en operaciones residenciales, sin contar el coste de oportunidad por el tiempo invertido. A esto se suman errores, repeticiones, plazos prolongados y fricciones documentales.

Modelización simple del impacto

Tomemos una compraventa tradicional de 250.000 euros. El comprador asume gastos directos de 20.000 euros en media, y espera entre 60 y 120 días hasta completar la operación. En un modelo tokenizado, parte de esos costes desaparecen: no hay agencia, no hay notaría presencial, no hay intermediario bancario. El activo se representa digitalmente, y las participaciones se distribuyen y gestionan mediante contratos inteligentes. Según estimaciones de Roland Berger (2024), los costes operativos pueden reducirse entre un 20% y un 30%. Y el tiempo se reduce de semanas a minutos.

¿Por qué la tokenización mejora la eficiencia estructural?

La clave está en cómo se reorganiza el sistema. En lugar de depender de actores aislados, la tokenización crea una red unificada donde la propiedad, la participación y la transferencia existen de forma digital, registrada, trazable y programable. Los contratos inteligentes automatizan pagos, asignaciones, distribución de ingresos y actualizaciones de posición. Los costes fijos se reducen, los errores humanos desaparecen, y el modelo se vuelve escalable. La liquidez secundaria, aunque aún incipiente, ya ha demostrado funcionar, y los activos tokenizados pueden moverse entre plataformas sin rediseñar todo el proceso legal y operativo. La eficiencia no es una consecuencia de la tecnología. Es su mayor propósito.

Conclusión: ¿qué puede cambiar en tres años?

Si el ecosistema sigue avanzando, la tokenización puede convertirse en la infraestructura estándar para activos inmobiliarios de inversión. Lo que hoy es una disrupción, en tres años será probablemente una capa base: más barata, más rápida, más segura. No se trata de eliminar lo existente, sino de rediseñar lo esencial. Y la eficiencia operativa será el motor, no la consecuencia, del cambio.

Tribuna de Robin Decaux, CEO de Equito

Lucas Monjardín (Value Tree) defiende ideas para verano como Uber o un ETF de plata, frente a la cautela en el sector energético o de defensa

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Foto cedidaLucas Monjardín (Value Tree)

Lucas Monjardín, socio y vicepresidente de Value Tree, apunta a ideas de inversión en varias empresas, como Uber, y un ETF de plata ante una posible corrección de los mercados en verano. Al otro lado, es cauto con sectores que han subido mucho, como defensa, o semiconductores y energía, por el precio del petróleo. Y apunta a tres riesgos estivales: las negociaciones sobre las tarifas a las importaciones, un repunte inesperado de la inflación y menores expectativas de bajadas de tipos en EE.UU. Nos lo cuenta en esta nueva edición de «Un verano para invertir»; reproducimos sus respuestas a continuación.

De cara a estos meses de verano, ¿cuál es la idea, la mejor idea, que destacarías para invertir? 

Kering: la compañía atraviesa un año clave de reestructuración, con resultados en descenso, pero también señales de fondo que invitan al optimismo. Tras un inicio de año débil, se espera que el segundo semestre marque un punto de inflexión gracias a la renovación creativa, la llegada del nuevo CEO y el debut de varias colecciones. Aunque 2025 será un ejercicio complicado, podría sentar las bases de una sólida recuperación en 2026 y 2027.

Tencent Music: reiteramos nuestra opinión positiva, con estimaciones y múltiplos más altos para reflejar su fuerte posicionamiento en el entretenimiento asiático. Creemos que TME está evolucionando de ser un jugador enfocado en el streaming a convertirse en una potencia musical integral (desde música y audio hasta sellos discográficos y experiencias en vivo), con una mayor presencia en contenido y artistas. Esta expansión hacia arriba en la cadena de valor podría mejorar el poder de fijación de precios de TME, al reducir la dependencia de licencias y diversificar sus vías de monetización.

Uber: destacamos iniciativas estratégicas clave que posicionan a Uber para el crecimiento futuro, como el desarrollo de vehículos autónomos (la empresa anunció cinco nuevas alianzas en este ámbito en la semana previa a la presentación de resultados, lo que demuestra su compromiso con el futuro del transporte); la fortaleza del negocio principal (Uber sigue enfocándose en aprovechar la solidez constante de su negocio principal para financiar inversiones en oportunidades de crecimiento futuro) y la retención de usuarios (se reportó una mejora en la retención de usuarios, lo cual respalda un crecimiento sostenible a largo plazo al reducir los costos de adquisición de clientes e incrementar el valor de vida del cliente).

Plata ETF: un ETF de plata, como medida de protección ante una posible corrección de los mercados (algunos en máximos) en el caso de un susto de los mercados y sobre todo por el diferencial de su precio contra el Oro (XAU Index).

De forma contraria, un activo con el que habría que ser cautos este verano, y los motivos…

Sectores que han subido mucho, como defensa, o semiconductores y energía, por el precio del petróleo.

También de cara al verano, ¿cuáles son los principales riesgos que podrán afrontar los inversores? (guerra arancelaria, tensiones geopolíticas, aumento de la inflación…)

Las negociaciones sobre las tarifas a las importaciones, que se estanquen o empeoren. Un repunte inesperado de la inflación. Menores expectativas de bajadas de tipos en EE.UU.

¿Cómo te gustaría encontrar los mercados cuando vuelvas en septiembre de vacaciones?  Un deseo de verano…

Me gustaría encontrar los mercados con unas valoraciones menos exigentes. Y unos niveles de volatilidad más bajos.