Pixabay CC0 Public Domain. El uso de los canales digitales de Banca March aumentó en Banca Privada un 13% en 2020
La Fundación Renta 4 pone en marcha una serie de becas de estudio dirigidas a alumnos de enseñanzas universitarias. Estas ayudas se destinarán a aquellos jóvenes que se hayan visto afectados directamente por la crisis del COVID-19 y cuya situación económica le impida hacer frente a los gastos asociados con los estudios.
Cada alumno becado recibirá hasta 5.000 euros que se destinará al pago de la matrícula del curso, ya sea en centros públicos o privados, y de forma justificada, a la percepción de una renta e incluso alojamiento necesario para la realización de sus estudios.
Como condiciones, los solicitantes deberán ser españoles o poseer la nacionalidad de un estado miembro de la Unión Europea, así como de Chile, Perú y Colombia, países donde Renta 4 tiene presencia. Además, no deben estar en posesión, en el momento de solicitar la beca, de un título de nivel igual o superior al de los estudios para los que se pide la ayuda.
“La Fundación Renta 4 ve esencial este apoyo para que los beneficiarios puedan tener mayores posibilidades de incorporación al mercado laboral y contribuir a la mejora y el progreso de la sociedad. El talento joven no se debe ver limitado en sus aspiraciones profesionales, ante una situación económica y familiar adversa”, según aseguran los patronos de la fundación.
Por ello, esta iniciativa nace para dar la oportunidad a aquellos jóvenes que puedan encontrase en dificultades económicas, derivadas de los efectos de la reciente crisis sanitaria, e impedir que pierdan la posibilidad de seguir formándose.
“Hay familias que han sufrido el impacto directo de la pandemia con la pérdida de familiares, empleos o empresas propias, que han afectado de forma crítica su sustento y, con ello, a las opciones de que los miembros jóvenes de esas familias puedan iniciar o continuar sus estudios universitarios. Queremos estar al lado de esas familias”, aseguran desde la entidad.
La convocatoria se abrirá el próximo 15 de junio, hasta el 15 de septiembre de 2020. La solicitud se presenta mediante formulario online a través de la página web de la Fundación Renta 4.
Esta iniciativa se suma a otras realizadas por Renta 4 para colaborar en diferentes ámbitos y zonas geográficas, en paliar los efectos de la pandemia. Entre otras, Renta 4 Banco junto con BME, Banca March, BBVA e Iberdrola, realizaron donaciones económicas para la compra de material de protección (mascarillas, guantes y EPIs) para los diferentes batallones de la Unidad Militar de Emergencia que trabajan en el marco de la Operación Balmis.
Asimismo, Renta 4 trabaja en los países de Latinoamérica donde tiene presencia: Chile, Perú y Colombia, para unirse a ONGs y fundaciones que ayudan directamente a los colectivos más desfavorecidos en esta crisis. Por otro lado, en Perú, la colaboración de la entidad se canaliza a través de la ONG Ayuda en Acción, para distribuir kits de higiene a población vulnerable y/o confinada en zonas con escasos recursos.
Para Colombia, por su parte, Renta 4 trabaja para ayudar a poblaciones de pobreza o extrema pobreza de los barrios más vulnerables de Bogotá. Para ello, la entidad colabora con la fundación Gotas de Amor. En Chile, Renta 4 se centra en ayudar al colectivo de población de mayor riesgo en esta pandemia, la tercera edad, colaborando directamente con la Fundación Las Rosas.
En 2019 la actividad de las sociedades y agencias de valores se siguió viendo lastrada por la creciente competencia de las entidades de crédito en la prestación de servicios financieros y el desplazamiento de parte de la negociación de las bolsas españolas hacia otras plataformas establecidas fuera del territorio nacional. El número de entidades registró un incremento, pero no así sus resultados, que experimentaron un descenso del 35,2%, hasta los 75,5 millones de euros, explica la CNMV en su último boletín trimestral.
La disminución se produjo tanto en las sociedades como en las agencias de valores, observándose una cierta polarización entre las entidades, puesto que la disminución de los beneficios fue compatible con un retroceso, también, del número de entidades en pérdidas. Estas entidades, que en los últimos años han ido reorientando su negocio desde actividades tradicionales como la ejecución y tramitación de órdenes hacia otros servicios de inversión, se enfrentan a un nuevo periodo de crisis con las dificultades que ello conlleva y que fueron patentes en la crisis anterior, explica el supervisor.
A finales de 2019 estaban registradas en la CNMV un total de 95 sociedades y agencias de valores, cuatro más que a finales de 2018, como consecuencia de ocho altas y cuatro bajas. De las primeras, siete correspondieron a agencias de valores independientes y la restante es una sociedad de valores que se constituyó para la gestión de un sistema multilateral de negociación especializado en deuda soberana europea y derivados. Este aumento de entidades podría valorarse como un signo positivo para el sector, tras el importante y largo proceso de ajuste que comenzó con la crisis financiera. Sin embargo, es conveniente señalar que el escenario de crisis que se ha desencadenado en la actualidad podría volver a situarlo en un nuevo proceso de ajuste, advierte la CNMV.
“Las perspectivas para los intermediarios financieros no bancarios son más inciertas que en ediciones anteriores de este informe, al igual que las de otros participantes en los mercados financieros, como consecuencia de la fuerte crisis que se ha desencadenado en las últimas semanas”, dice la CNMV en su boletín. “En los últimos años se ha observado un aumento de la competencia en la prestación de servicios de inversión que ha dado lugar a un cierto cambio en el modelo de negocio de las sociedades y agencias de valores, en el que su principal negocio tradicional, la intermediación en los mercados de valores, tiende a tener cada vez menos peso, mientras que las actividades de comercialización y de gestión y asesoramiento a terceros son cada vez más importantes”, indica. En esta situación, el supervisor cree que podría darse un nuevo escenario de concentración en el sector: “En el contexto actual de crisis, está por ver si esta competencia se incrementa y si es posible que se desencadene un nuevo proceso de reorganización del sector, semejante al que aconteció tras la última crisis financiera y que dio lugar a un descenso notable del número de entidades”.
Beneficios a la baja
Las sociedades de valores experimentaron un descenso de su beneficio agregado antes de impuestos del 37,4%, hasta los 65 millones de euros. A ello contribuyeron todas las partidas salvo la del resultado de inversiones financieras y la de otros productos y cargas de explotación. En particular, fue notable el descenso de los ingresos por margen de intereses (-48,5%). Por su parte, la caída de los ingresos por comisiones netas fue del 5,5%, si bien la evolución de las diferentes partidas fue dispar. Dentro de los ingresos por prestación de servicios a terceros, las comisiones por tramitación y ejecución de órdenes, que continuaron siendo las más importantes, aumentaron un 2,7% con respecto al año anterior. Este ligero aumento se debió a la contribución de una sociedad perteneciente a una entidad de crédito extranjera. Como consecuencia del Brexit, esta sociedad trasladó a España parte de su actividad, que consiste principalmente en la tramitación y ejecución de órdenes de clientes.
En cuanto al resto de comisiones, resulta significativo el descenso de las percibidas por colocación y aseguramiento de valores (-20,2%) y el aumento de las provenientes del asesoramiento en materia de inversión (114,7%). En el caso de estas últimas, el incremento podría estar vinculado al proceso de adaptación del mercado a la regulación MiFID II, interpreta la CNMV. Las comisiones satisfechas, por su parte, aumentaron de forma notable (25%).
Por su parte, los gastos de explotación de las sociedades de valores se mantuvieron prácticamente estables, si bien las dos subpartidas que los componen se comportaron de forma dispar. En este ejercicio el descenso del margen bruto se tradujo en una reducción del resultado de explotación (-34,8%), que pasó de 85,8 millones de euros en 2018 a 56 millones en 2019. El resultado antes de impuestos cayó un 37,4% y se situó en 65 millones de euros debido a la existencia de otras ganancias por valor de 9 millones. Como ha venido sucediendo en los últimos años, un reducido número de sociedades generó la mayor parte de los beneficios de este subsector. En concreto, cuatro sociedades de valores acumularon el 75,7% sobre el total de los resultados de las sociedades con beneficios, lo que indica una mayor concentración que en años precedentes.
Menos comisiones en las agencias de valores
Las agencias de valores, por su parte, obtienen ingresos mayoritariamente de la prestación de servicios a terceros porque no pueden realizar actividades de inversión por cuenta propia. Una parte de las agencias obtiene el grueso de sus ingresos de la tramitación y ejecución de órdenes, pero la mayoría de ellas ha tendido a especializarse en determinados servicios como la comercialización de IICs o la gestión de carteras. Las entidades independientes predominan en este subsector, 50 agencias de un total de 56 lo son. Pues bien, el resultado agregado antes de impuestos de las agencias de valores descendió un 16,7% en 2019, hasta situarse en 10,4 millones de euros. El deterioro de los resultados se debió a unos menores ingresos, fundamentalmente por comisiones percibidas, y a unos costes que se mantuvieron prácticamente estables.
Dentro de los ingresos por comisiones (brutas), que en conjunto disminuyeron un 3,7%, destacaron por su avance la partida de ingresos por tramitación y ejecución de órdenes (15,9 %) y de las comisiones catalogadas como otras (15,3%). Por el contrario, se registró un importante descenso en los ingresos por asesoramiento en materia de inversión (-44,9%), si bien es cierto que esta partida había experimentado un importante incremento durante 2018 (122,3% con respecto a 2017). El resto de las comisiones no mostraron grandes variaciones: las comisiones de comercialización de IICs descendieron un 1,5 % y las de gestión de carteras lo hicieron un 3,4%.
La rentabilidad antes de impuestos sobre fondos propios (ROE) del sector experimentó un retroceso durante el ejercicio, al pasar del 12,3% al 9,2%, como consecuencia del comportamiento desfavorable de los resultados. Esta contracción se produjo tanto en las sociedades como en las agencias de valores, aunque fue mayor en las primeras, cuyo ROE se redujo más de 3 puntos porcentuales hasta situarse en el 8,9%. En el caso de las agencias de valores, la ratio descendió del 13,5 % al 12,1%. El descenso de los beneficios afectó de forma desigual a las compañías, pues no impidió una disminución en el número de entidades en pérdidas. Así, en 2019, 13 sociedades de valores y 19 agencias de valores obtuvieron resultados negativos antes de impuestos, 5 y 2 entidades menos, respectivamente, que al cierre de 2018. El importe acumulado de las pérdidas aumentó un 3,9% en el caso de las sociedades, hasta los 29,9 millones de euros, y un 3,7% para las agencias de valores, hasta los 11,3 millones.
El sector en su conjunto continuó exhibiendo unos niveles relativos de solvencia elevados durante 2019: a finales de año el margen de recursos propios era 4,9 veces superior al volumen de recursos exigibles, cuando a finales de 2018 esta cifra era sensiblemente inferior, en concreto, 4,3. En términos absolutos esta holgura es poco relevante por tratarse de importes reducidos. Como es habitual, este margen fue, en general, mayor en las sociedades de valores que en las agencias de valores. Así, mientras que para las primeras el margen de cobertura agregado se situó en torno a 5,2, para las segundas se mantuvo en 1,9.
Pixabay CC0 Public Domain. BBVA, Mapfre y Santander lideran la inversión digital en el sector financiero
BBVA es la entidad financiera con mayor posicionamiento digital en 2020 en España, según los datos del VI Informe de Inversión Digital en el sector de Feelcapital, roboadvisor español, con motivo del Día Mundial de Internet celebrado el pasado 17 de mayo.
Además, la entidad sube dos puestos con respecto a 2019 y lidera por segunda vez la clasificación, tras ocupar la primera posición en 2015. Mapfre ocupa la segunda plaza tras ocupar el número uno del ranking en los últimos cuatro años.
Desde Feelcapital aseguran que “el firme desarrollo de la transformación digital emprendida hace algunos años por el banco español, unido a la estrategia de contenidos en sus canales sociales, le han aupado al primer puesto de la clasificación en un periodo en el que los grandes bancos y las empresas de asesoramiento financiero han mejorado sus registros gracias a una decidida apuesta por la digitalización”.
En el último año, el informe destaca un fuerte impulso digital entre los CEO de todas las entidades y un incremento del 50% en los contenidos de valor difundidos por internet, con especial atención a la consolidación de las EAFs en sus ratios de inversión digital.
Como consecuencia, las entidades financieras en conjunto han duplicado su número de seguidores hasta llegar a los 12.378.201 a finales de abril. Solo en Facebook, BBVA suma 5,5 millones de seguidores, y el conjunto de sus redes sociales alcanza un 40% del total.
A su vez, Banco Santander avanza más de ocho posiciones en un año hasta colocarse como la tercera entidad en el ranking de organizaciones financieras con mejor posicionamiento en inversión digital a nivel nacional. Otras entidades como Deutsche Bank, Bankinter, Caixabank, Andbank o el Banco Sabadell se mantienen entre las diez primeras gracias al alcance de seguidores de sus cuentas, seguidas de cerca por EAFs como AFI, Agora, y Feelcapital.
Asimismo, junto al Santander, los principales avances los han protagonizado Haltia Capital, Bankia y Kutxabank Gestión.
Perfiles de los CEOs
Asimismo, y por primera vez desde que se realiza este informe, más de la mitad de los CEOs del sector cuentan con perfiles digitales, que tienen más de 140.000 seguidores (casi 50.000 más que en 2019), lo que extiende el ámbito de influencia de los ejecutivos en el posicionamiento digital de sus organizaciones.
Antonio Huertas CEO de Mapfre, lidera esta clasificación, seguido de Emilio Ontiveros, de AFI; Carlos Doblado, de Agora; y Antonio Banda, de Feelcapital. Estos directivos se mantienen, junto a José Miguel Maté (Tressis), como los cinco que más apuestan por el desarrollo de su perfil digital. En este ámbito, las EAFs ocupan ocho de las diez primeras posiciones, superando a todos los directivos bancarios (con AFI, Agora, Feelcapital, Danel Capital, Araceli de Frutos Casado, Avantage Capital, C2 Asesores Patrimoniales y Aspain 11 en el top 10).
Por tercer año consecutivo, diez EAFs ocupan el top 25, aunque destacan que “la industria sigue en la misma tendencia en cuanto a su concentración digital”, con 30 entidades desplegándola de forma robusta (seis menos que en 2019 y 16 menos en el 2018). No obstante, hasta seis CEOs de otras EAFs irrumpen por primer vez entre los 25 directivos más destacados en el informe: Tomás Diago, de Danel Capital (6º); Raúl Aznar González, de Aznar Inversiones (14º); Carles Figueres, de Fortior Capital (18º) y Pablo Rodríguez Herra, de iAdvise (20º).
Redes sociales y contenidos online
Por otro lado, LinkedIn continúa siendo el principal medio de expresión social del sector, con 114 de las 157 empresas analizadas presentes en esta red profesional, seguido de Twitter, con 89, y Facebook, con 64.
Además, las entidades que despliegan su identidad de forma robusta en todos los canales aumentan un 36% (de 36 a 57) y de 30 a 60 las que cuentan y actualizan mensualmente sus blogs corporativos. Bankinter, Caixabank, Andbank, BBVA, Banco Sabadell y Feelcapital lideran la difusión de contenidos online siendo las únicas del mercado en superar los 2.000 puntos en este ámbito.
Por otro lado, los datos del informe señalan una mayor producción editorial en temas centrados en estrategias de inversión, servicio a clientes, continuidad de negocio, digitalización, robo advisor y responsabilidad social.
Antonio Banda, CEO de Feelcapital, insiste en la “aceleración de la transformación digital de las entidades financieras”. Banda recuerda que, “en cada informe mejora sus datos, pero la llegada del coronavirus también ha acelerado las necesidades digitales de los clientes que ya exigen más servicios por Internet”. Como consecuencia, el CEO advierte de que las diferencias entre aquellas entidades que han hecho los deberes digitales y las que todavía están en ese proceso aumentarán, pudiendo ser ya demasiado tarde para algunas.
El informe analiza las cuentas sociales, la estrategia de comunicación corporativa y el volumen de contenidos de 157 bancos, gestoras y EAFs en sus canales de comunicación digital (redes sociales y blogs), así como el grado de implicación de sus CEOs en la difusión de contenidos en sus perfiles personales.
Pixabay CC0 Public Domain. Fuerte convicción en la selección de compañías mineras de oro, con Amundi
Tras las recientes turbulencias causadas en el mercado por el COVID-19 y la consecuente desaceleración económica, los inversores tratan de encontrar nuevas fuentes de retornos. Teniendo en cuenta que el mercado no va a recuperar los máximos anteriores al comienzo de la crisis del coronavirus en un futuro cercano y con la economía soportando presiones deflacionarias, es más que probable que en los próximos 18 meses tenga lugar un nuevo movimiento a la baja incluso de mayor profundidad.
La brusca salida de un mercado alcista de más de una década de duración ha hecho que los inversores comiencen nuevamente a considerar la inversión en oro como una defensa contra la recesión. Pero, además, invertir en oro puede ser también un medio para navegar la tormenta inflacionaria que puede formarse a largo plazo, como consecuencia de las decisiones tomadas por los bancos centrales.
Invertir en oro directamente es complejo, ya que, tras la adquisición, se recibirían lingotes físicos que sería necesario almacenar en lugar seguro. Un almacenaje que resulta costoso. Sin embargo, no es necesario invertir en el metal precioso por excelencia directamente para obtener una exposición a él. Una alternativa es invertir en compañías mineras cuya actividad principal sea la exploración, extracción, procesado y comercialización de oro y otros metales preciosos.
Para obtener una cartera adecuadamente diversificada, uno de los mejores vehículos es un fondo de inversión de la categoría sectorial VDOS de Materias Primas, que invierta en este tipo de compañías mineras. De este grupo de fondos, de una selección con la mayor calificación de cinco estrellas de VDOS, Edmond de Rothschild Goldsphere es el más rentable en lo que va de año, con un 22,68% de revalorización en su clase I.
Su objetivo a largo plazo (más de cinco años) es lograr una rentabilidad superior a la de su índice de referencia, el FTSE Gold Mines Price Index (dividendos netos reinvertidos), mediante la selección discrecional de valores que operan principalmente en el sector aurífero y vinculados a la exploración, extracción, transformación y comercialización de oro.
El gestor principal del fondo es Christophe Foliot, CFA. Christophe se unió al equipo de gestión de Edmond de Rothschild Asset Management en 2003 como gestor de renta variable americana y en 2008 se convirtió en responsable de los equipos de renta variable global y americana y gestor principal del Edmond de Rothschild Goldsphere. Comenzó su carrera en 1994 en Knight-Ridder Nueva York y en 1999 se incorporó a BNP Paribas Asset Management como analista de renta variable americana. Christophe obtuvo su MBA en Finanzas por el Baruch College, de la City University of New York.
El universo invertible comprende alrededor de 150 acciones en todo el mundo con una alta concentración de Barrick & Newmont Mining, cuyo mercado supone aproximadamente el 35% o 40% del índice. Las acciones canadienses tienden a mantener una posición dominante en los índices y fondos debido a su mayor estabilidad geopolítica y sus estándares de gobernanza. El fondo ha mantenido su sesgo hacia nombres de gran capitalización y de alta calidad que tienden a resistir mejor en las recesiones del mercado, mientras que las empresas más pequeñas pueden sufrir más. El fondo también se ha alejado de las mineras con alta exposición a África.
El equipo gestor trata de identificar compañías con balances sólidos y una sólida cartera de proyectos de explotación con ventajas competitivas en costes. Esto se consigue mediante un análisis profundo del entorno geopolítico, para controlar riesgos, y mediante un análisis fundamental, tanto cualitativo como cuantitativo, de cada compañía. Se analizan con detenimiento factores como el crecimiento orgánico, el flujo de caja que genera, las necesidades de refinanciación, el capex, la calidad y el compromiso del consejo de administración, así como su experiencia e historial. A partir de aquí, se construye una cartera bastante concentrada y de pura convicción, compuesta por un número de entre 30 y 50 compañías.
Las cinco mayores posiciones en la cartera del fondo corresponden a Newmont Corporation (9,95%), Barrick Gold Corp (9,61%), Agnico-Eagle Mines Ltd (7,19%), Franco-Nevada Corp (5,61%) y Anglogold Ashanti Ltd (5,37%). Por país, Canadá (60,14%), Estados Unidos (12,96%), Australia (9,78%), Sudáfrica (9,56%) y Rusia (3,53%) representan los mayores pesos en la cartera del fondo.
Con un patrimonio bajo gestión de 35 millones de euros, la evolución del fondo por rentabilidad lo sitúa entre los mejores de su categoría, en el primer quintil, durante 2019 y 2020, batiendo al índice de su categoría en 2016 y 2018. A tres años su volatilidad es del 22,76% y del 29,96% a un año, periodo en el que registra una ratio Sharpe de 0,53 y un tracking error, respecto al índice de su categoría, del 18,98%. La inversión mínima requerida para suscribir la clase I (institucional) de este fondo es de 500.000 euros, aplicando a sus clientes una comisión fija de hasta un 1%, además de una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.
El fondo dispone también de una clase A cuya suscripción mínima es de una participación, siendo su último precio de valor liquidativo de 82,35 euros. Esta clase aplica a sus suscriptores una comisión fija del 2% y también una comisión variable del 15% por resultados positivos del fondo respecto a su índice de referencia.
El posicionamiento del equipo gestor sigue siendo fundamental, manteniendo compañías con perfil de riesgo defensivo y atractivo. Han ido reduciendo gradualmente la exposición a nombres de menor tamaño, con menos visibilidad en términos de aumento de producción.
En este contexto, creen que favorecer a las compañías establecidas y de calidad es la opción más sensata. En términos de posicionamiento cíclico de la industria, estiman que el último ciclo del oro comenzó con el primer recorte de tipos de la Reserva Federal (Fed). Creen que el oro cuenta con un grandísimo potencial al alza adicional, basándose en tres factores principales: no hay inflación en el corto plazo, los tipos de interés van a mantenerse bajos por un tiempo y aún no hay una solución definida para el COVID-19. Esto hace que el horizonte sea muy alentador para esta clase de activo.
Actualmente, los balances de las compañías están mucho más saneados que en el ciclo anterior. En 2015, las empresas tenían muchísima deuda, pero ese no es el caso en la actualidad. Además, las valoraciones continúan siendo atractivas respecto a picos anteriores.
Su evolución por rentabilidad en los últimos tres años, respecto al resto de fondos de su categoría, y la volatilidad incurrida en el mismo periodo, hacen a Edmond de Rothschild Goldsphere merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.
Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS
Foto cedidaMike Riddell, responsable del equipo Conviction Fixed Income de Allianz GI.. Global, flexible, de alta convicción y sin restricciones: los cuatro ingredientes de la estrategia de bonos más exitosa de Allianz GI
Global, flexible, de alta convicción y totalmente unconstrained son las cuatro características del fondo Allianz Strategic Bond, gestionado por el equipo de Mike Riddell, y que acumula una rentabilidad del 19% desde inicio de año. Según la gestora, este fondo es una muestra de cómo la gestión activa tiene aún mucho que hacer en un contexto donde la renta fija ha cambiado su comportamiento y es todo un reto para los gestores.
Muchas cosas han cambiado en el universo de la renta fija y en el comportamiento de sus activos. Según los analistas, en este cambio tiene mucho que ver la presencia de los programas de compra de los bancos centrales, así como la abundancia de liquidez y el horizonte de bajos tipos de interés al que nos enfrentados. Ahora, a todo esto hay que sumarle una mayor volatilidad, a raíz de la pandemia del COVID-19 y la crisis económica que ha generado, y a la continua sospecha del efecto que tendrá el exceso de deuda pública emitida por los gobiernos. En mitad de este escenario, ¿cómo navegar?
De nuevo, los cuatro pilares que defiende Riddell en el fondo Allianz Strategic Bond son, para la gestora, la mejor respuesta que pueden encontrar los inversores de renta fija. “El fondo tiene un mandato global: batir de forma consistente al mercado global de bonos. Para ello, hemos seleccionado como referencia uno de los índices más amplios y diversificados, el Bloomberg Barclays Global Aggregate. El equipo gestor busca explotar las mejores oportunidades de inversión en cuatro áreas principales: duración/curva, crédito, inflación y divisas. El objetivo es intentar generar alfa sin restricciones y de la forma más eficiente, lo que implica tomar con total flexibilidad posiciones fuera del universo convencional de renta fija cuando se estima necesario. Y siempre con foco especial en el uso de los instrumentos más líquidos disponibles”, explican desde la gestora.
En este sentido, la estrategia se gestiona con el objetivo de proporcionar una correlación 0 con la renta variable a medio plazo, convirtiéndose en un valioso instrumento para conseguir protección en mercados bajistas y contribuir a mejorar las métricas de retorno ajustado por riesgo de una cartera global. “Es un concepto aparentemente simple: comportarse como debería un fondo de renta fija. Pero no es algo que resulte fácil de encontrar en la actualidad, puesto que muchas estrategias han incrementado notablemente su correlación con la renta variable”, añaden desde la gestora.
Como resultado de esta visión, el fondo Allianz Strategic Bond ha sido capaz de mantener un notable retorno positivo durante el sell-off inicial de esta crisis, en concreto un 7,8% desde enero al 23 de marzo, y aprovechar la recuperación posterior. Respecto a la correlación, desde lanzamiento en 2016, la estrategia ha registrado una correlación de 0,01.
“Nueva” realidad y posiciones
Según explica el equipo de Conviction Fixed Income, que gestiona bajo el liderazgo de Riddell esta estrategia, el COVID-19 ha venido a reafirmar ciertas tendencias en el mercado de renta fija, como por ejemplo que los bonos del gobierno se estaban cotizando con malas noticias incluso antes de la crisis. Así como otras tendencias que los gestores ya veían observando: que los spreads de crédito y la volatilidad de las acciones son básicamente lo mismo, el fuerte deterioro que ha sufrido la liquidez en las últimas semanas y la recuperación de las expectativas de una mayor inflación. Todo ello ya estaba configurando una nueva realidad en el mercado de renta fija.
Como es lógico, este equipo de Allianz GI ha ido adaptando la cartera y sus posiciones. «El fondo tiene actualmente un 50% en bonos corporativos de larga duración en euros y en dólares estadounidenses, pero hemos reducido algunas de las posiciones en bonos del gobierno que teníamos anteriormente, como en Estados Unidos, Alemania, Suecia, Noruega, Reino Unido, Italia y México», explica Riddell.
Para afrontar los momentos de mayor turbulencia, Riddell ha aprovechado el momento de alta liquidez que tiene la cartera, en parte gracias a que vendió el 20% de las posiciones cortas que tenía en high yield europeo y estadounidense. “Después de que los bonos corporativos se vendieran de forma violenta, cerramos nuestras posiciones cortas a mediados de marzo, y luego nos las arreglamos para aprovechar el lujo de tener una cartera casi 100% superlíquida para aspirar a un gran número de nuevas emisiones de bonos corporativos investment grade exageradamente baratos», afirma el gestor.
Pixabay CC0 Public Domain. Erste AM clasifica toda su gama de fondos de impacto dentro del artículo 9 del SFDR
La asociación europea de la gestión de activos, Efama, ha lanzado varios mensajes dirigidos a la Comisión Europea sobre MiFID II y MIFIR, en un momento en el que se está revisando la normativa. En términos generales, la asociación considera que el marco regulatorio que se ha aprobado funciona correctamente, pero ve necesario revisar algunos aspectos relacionados, por ejemplo, con la protección del inversor. En este punto, destaca seis ideas.
Según explica en un comunicado, ve “necesidad” en revisar los textos de Nivel 1 respecto a “los inversores semiprofesionales” y “a las exclusiones voluntarias de los inversores profesionales para ciertos requisitos.
Así, la primera de esas ideas relacionadas con el inversor es contar con mayor flexibilidad. La organización considera que “se debe proporcionar más flexibilidad a los inversores profesionales y a las contrapartes elegibles”. Defiende que a este tipo de inversores se les debería permitir que no cumplieran con muchos requisitos de divulgación de costes y protección a los inversores.
En segundo lugar, si bien están de acuerdo con el concepto de «clientes semiprofesionales», no cree necesaria la creación de una nueva categoría. “La creación de una cuarta categoría de clientes requeriría un gran número de cambios en todo el marco de la normativa MiFID II y supondría unos costes muy elevados para la industria financiera”, explica. A cambio propone solventar el tema a través de dos mecanismos: la calibración de las condiciones previas para permitir que este tipo de clientes institucionales puedan optar a la adhesión en determinadas condiciones y el establecimiento de un régimen más flexible para los inversores profesionales.
Su tercera propuesta es suprimir la «alerta de depreciación del 10%», ya que, en su opinión, fomenta el comportamiento a corto plazo. “No aporta nada para este tipo de clientes y aumenta los costes operacionales para cumplir con este requisito”, argumenta.
En cuarto lugar también propone que los fondos alternativos dirigidos a inversores retail automáticamente se consideren instrumentos financieros no complejos, pudiéndose vender bajo el marco “execution-only”.
Para Efama, “si bien el acceso al asesoramiento independiente en materia de inversiones es importante, hay que tener en cuenta que el asesoramiento no independiente es la forma de distribución predominante en toda Europa. La prohibición de los incentivos tendría consecuencias sustanciales y de gran alcance en términos de acceso al asesoramiento financiero para todos los ciudadanos europeos”, advierte.
Por último, defiende que el análisis esponsorizado por el emisor debería calificarse como un “beneficio no monetario menor y aceptable” y, por lo tanto, mantenerse fuera del régimen de incentivos.
Actualización anual de los documentos de preguntas y respuestas
Efama también advierte de que las continuas actualizaciones del documento de Preguntas y Respuestas (P&Q) de ESMA son “una carga para la industria financiera en general”. En este sentido señala que cada nueva actualización y aclaración pueda dar lugar a cambios en los sistemas ya implementados para los agentes del sector, además de ser “intensivos en tiempo y recursos”.
La propuesta de Efama es que estas actualizaciones se realicen de forma temática y una vez al año, o al menos con tiempo suficiente para que la industria pueda implementar estos cambios.
Mercado e infraestructuras
Efama considera que otra esfera de mejora es la que afecta a la calidad de los datos y su coste. Ante las carencias de MiFID II, sugiere que la Comisión Europea establezca una proceso de grabación (CT) para todos los instrumentos financieros, lo cual aportaría transparencia al mercado.
También pide que se eliminen “por completo” tanto la obligación de negociación de acciones (STO) como las obligaciones de negociación de derivados (DTO). “Si no es posible, por lo menos la STO debería imponerse estrictamente a los valores de la Unión Europea y la DTO debería basarse estrictamente en la aplicación de la obligación de compensación, tal como se define en el EMIR Refit”, argumenta.
Por último, la organización reclama que las divisas queden excluidas de la lista de instrumentos financieros. Según argumenta, este ámbito debe ser abordado por la Directiva sobre Servicios de Pago y la Directiva contra el Blanqueo de Capitales existentes.
Pixabay CC0 Public Domain. Ante la inminencia de las elecciones de EE.UU., expertos de Franklin Templeton analizarán hacia dónde deben dirigirse los inversores
Triodos Bank evalúa, por segundo año consecutivo, la huella de carbono de su cartera de préstamos e inversiones, llegando en 2019 al 100% de su portafolio, con la metodología de la plataforma Partnership for Carbon Accounting Financials (PCAF). De acuerdo con su política de transparencia, el banco ha publicado, de forma online, su Informe Anual 2019.
Se trata de una medida de carácter voluntario que ayuda a Triodos Bank a asegurar que su actividad se ajusta al objetivo marcado por el Acuerdo sobre el Clima de mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 1,5°C sobre los niveles preindustriales.
PCAF es una iniciativa creada a partir de la colaboración entre instituciones financieras que tiene como finalidad medir y publicar las emisiones de carbono para facilitar su reducción. Actualmente, está integrada por 59 entidades de todo el mundo. Además, Triodos Bank forma parte del Comité Directivo de PCAF junto a otras instituciones como ABN AMRO, Amalgamated Bank, ASN Bank y la Global Alliance for Banking on Values (GABV).
“Somos uno de los primeros bancos en analizar las emisiones de gases de efecto invernadero de nuestra cartera y colaboramos activamente con nuestros socios para fomentar que otros también lo hagan. Los grupos de interés deberían tener acceso a esta información y valorar a las diferentes entidades financieras también bajo el prisma del impacto”, asegura Mikel García-Prieto, director general de Triodos Bank.
Además, García-Prieto asegura que la entidad está trabajando en el desarrollo de objetivos basados en criterios científicos que marquen el camino a seguir para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5ºC. “Sin duda este objetivo exige que otras instituciones financieras actúen del mismo modo y que realicemos la parte que nos corresponde como sector. Además de gestionar el riesgo de una forma adecuada para una rentabilidad razonable, nos tenemos que hacer responsables del impacto de nuestra actividad de préstamo e inversión. Este modelo es el que define la banca del futuro”, subraya el director.
La metodología PCAF aplica un enfoque de atribución en el que se calcula la huella de carbono en función de la proporción de financiación de un proyecto o en el balance de situación de un cliente. Las emisiones de gases invernadero se miden en toneladas de CO2eq y se clasifican en tres grupos: emisiones generadas, las que son emitidas a la atmósfera por las actividades económicas; emisiones evitadas, las generadas con combustibles fósiles y que se evitan gracias al uso de las energías renovables; y, emisiones secuestradas o absorbidas, que son aquellas almacenadas en sumideros de carbono, como los árboles, las plantas o el suelo y que son eliminadas de manera real de la atmósfera.
“Los resultados obtenidos de la medición de la huella de carbono indican claramente que financiar una economía sostenible durante muchos años permite alcanzar resultados considerables en cuanto a emisiones evitadas y secuestradas con respecto a las generadas. Tener una línea de referencia significa que podemos comenzar a mejorar y llevar un seguimiento de nuestros avances para reducir las emisiones en colaboración con nuestros clientes”, añade García-Prieto.
Según el informe, Triodos Bank y sus fondos de inversión financiaron en 2019 proyectos renovables y de ahorro energético que evitaron más de 962 kilotoneladas de CO2 frente a la generación de energía a partir de combustibles fósiles. Esto equivale a las emisiones que evitan el total de árboles que hay en toda la provincia de Valladolid o en la provincia de Sevilla.
Además de invertir en proyectos relacionados con la energía, Triodos Bank financió proyectos de silvicultura y conservación de la naturaleza gracias a los que se secuestraron unas 24 kilotoneladas de CO2eq, lo que equivale al menos a 361.000 árboles maduros. Las emisiones generadas ascendieron aproximadamente a 289 kilotoneladas de CO2eq, según el informe.
Inversión con impacto para la transformación social
Además, en 2019, a través de la generación de impacto positivo, Triodos Bank logró la financiación de 504 proyectos en el sector de las energías renovables, con una capacidad de generación de 3.900 MW, el equivalente a las necesidades eléctricas de 4,6 millones de hogares. Asimismo, llevó a cabo la financiación del equivalente a 31 millones de raciones de comida a través de las empresas de agricultura y alimentación ecológicas. Además, la entidad consiguió respaldar actos culturales para 25,8 millones de visitantes de cines, teatros y museos.
Por último, en 2019, el banco fue signatario fundador de los Principios de Banca Responsable de la ONU y de los compromisos del sector financiero con la Acción por el Clima en los Países Bajos y España.
Pixabay CC0 Public Domain. Análisis de los expertos China: a la espera de estímulos, de la revisión de su PIB y de su recuperación tras la crisis sanitaria
China acapara las miradas de los inversores y analistas esta semana ya que mañana, 22 de mayo, dará comienzo el Congreso Popular Nacional. Tradicionalmente, esta cita anual es relevante porque el país revisa las previsiones sobre su PIB. En esta ocasión, la lista de tareas es largo y los expertos esperan conocer nuevas medidas económicas y estímulos para superarse del impacto de la crisis del coronavirus, así como sus planes para lograr la autosuficiencia tecnológica.
El Congreso Nacional del Pueblo y la Conferencia Consultiva Política del Pueblo son las reuniones más importantes del país desde el punto de vista de las políticas que defiende. Normalmente se celebran en marzo y duran unas dos semanas, pero este año se han retrasado debido a la pandemia del coronavirus. En opinión de los expertos del banco privado suizo Julius Baer, dadas las tensiones del año pasado, será interesante ver lo que se desprende de estas reuniones en términos de política exterior, política hacia Hong Kong y Taiwán, y política económica para suavizar los golpes de la pandemia de coronavirus.
“Será de particular interés si China asigna un objetivo numérico de crecimiento del PIB para el año en curso, como es tradición en el Congreso Nacional del Pueblo desde 1995. Esto tiene relevancia para todo el mundo, dado que el año pasado China fue responsable de alrededor de un tercio del crecimiento mundial, más del doble que los Estados Unidos. Para cumplir el objetivo de duplicar el PIB de 2010 a 2020, se requiere una tasa de crecimiento del 5,6% para este año. Algo que parece inalcanzable a la luz del coronavirus y la disminución del 6,8% en el primer trimestre”, afirman desde Julius Baer.
Igualmente, será relevante ver si piensa tensar aún más las relaciones con Estados Unidos. Por ejemplo, ayer las bolsas asiáticas registraron ligeras caídas ante el discurso más agresivo de Trump con China. “La nueva normativa en torno a las empresas chinas listadas en Estados Unidos y el tono más beligerante con el país asiático del último discurso de Trump han pesado sobre el ánimo inversor. El CSI 300 cae ahora mismo un 0,53% con el sector de telecomunicaciones como principal detractor del día (-1,98%). Mientras en Hong Kong caídas similares para el Hang Seng (-0,56%)”, apuntan los analistas de BancaMarch.
Según explican desde BancaMarch, con la nueva normativa que ha pasado el senado estadounidense se prohíbe cotizar a empresas bajo el control de un gobierno extranjero o que el organismo de auditoría no pueda comprobar dicho aspecto por tres años consecutivos. “Esto volcará muchas de los nuevas salidas a bolsa de empresas chinas a Hong Kong principal zona financiera para la búsqueda de capital extranjero”, matizan.
La recuperación tras el coronavirus
Por ahora, China lidera la recuperación tras el COVI-19. Su economía parece estar bien encaminada, ya que el gasto de los consumidores, la fabricación y la inversión se han recuperado con fuerza en abril. Por tomar un dato como referencia, por ejemplo, se observa que las ventas inmobiliarias chinas están en alza. “Los datos de la industria muestran que a principios de mayo, las ventas semanales de las 36 ciudades más grandes en volumen estaban volviendo a los niveles anteriores a la COVID 19, mientras que los precios de los inmuebles estaban mostrando una resiliencia notable. En cuanto a los 36 principales promotores inmobiliarios, su crecimiento de preventas se recuperó en una base promedio ponderada a 2% en abril de 2020 frente a abril de 2019”, explica Sabrina Ren, gestora de fondos, JK Capital Management, del Grupo La Française.
Sin embargo, Matthews Asia, gestora especializada en Asia, se pregunta hasta qué punto podemos tener confianza en las cifras que el gobierno chino muestra. Según explica Andy Rothman, estratega de inversión de Matthews Asia, ahora mismo, cuando se piensa en las perspectivas de económicas de China el análisis parte de si el coronavirus permanece bajo control o no. “En este punto, China parece haber luchado con COVID-19 hasta la sumisión. El 14 de mayo, sólo 91 pacientes con coronavirus estaban en el hospital, por debajo del pico del 17 de febrero de 58.016. La tasa de recuperación es ahora del 94% en toda China, un aumento del 12% hace tres meses”, apunta Rothman.
En opinión del experto de Matthews Asia, el gran riesgo al que se enfrenta el país tras esta crisis sanitaria y económica es el desempleo, además de una segunda oleada de este virus. “En el punto álgido del brote de COVID-19, es probable que entre 70 y 80 millones de trabajadores urbanos, especialmente los trabajadores migrantes, hayan perdido sus empleos o no puedan volver a trabajar. Esa cifra probablemente se ha reducido a la mitad, pero aún así indica una tasa de desempleo de entre el 8% y el 10%. La ausencia de malestar social y el repunte del gasto de los consumidores sugieren que el apoyo del gobierno a los trabajadores y las empresas ha proporcionado un colchón para muchos de los que perdieron sus trabajos, sentando las bases para una recuperación económica”, afirma Rothman.
Según su previsión de cara al evento de los dos próximos días, espera un “modesto estímulo” diseñado para ampliar el colchón y acelerar el ritmo de la la recuperación hacia la normalidad.
Razones para invertir en China
Mientras los inversores siguen atentos a las medidas de estímulo y a la recuperación de las economías, muchas de las cuáles han no han visto en la totalidad el impacto del COVID-19, también quieren buscar oportunidades de inversión y China es una opción. Desde UBS AM apuntan cinco razones para invertir en China. En primer lugar porque China “está impulsando la economía mundial” y en segundo lugar, porque constituye uno de los mercados más grandes del mundo.
Para la gestora, China también está ganando peso no solo por su tamaño sino por su mayor apertura a las inversiones extranjeras y porque es capaz de ofrecer un valor añadido. En este sentido, desde UBS AM apuntan tres aspectos para las carteras de los inversores: diversificación a la hora de invertir en mercados globales, un potencial de alta rentabilidad y oportunidades para la gestión activo. Un elemento clave es que los mercados del país se están volviendo más accesibles. “Los programas Stock y Bond Connect han abierto el mercado “onshore”. Gracias a ello, los inversores fuera del país han puesto en torno a 125.400 millones de renminbis trabajar en los mercados de valores de China durante el primer trimestre de 2019”, señalan.
Por último, considera que otra razón para invertir en China es que encaja en la visión estratégica y a largo plazo de las carteras. “La inversión en esta zona geográfi ca potencia una estrategia a futuro, sobre todo, teniendo en cuenta que los nuevos motores de crecimiento de los sectores de la tecnología y el consumo impulsan la economía de China”, concluyen.
El impacto económico de la crisis sanitaria del COVID-19 y la respuesta de los responsables políticos pueden considerarse desde el prisma de la liquidez y la solvencia. En el caso de los inversores con un horizonte de inversión a más largo plazo, las oleadas de ventas en el mercado como estas ofrecen oportunidades de inversión a los gestores activos. Los activos están más baratos; las valoraciones son favorables.
Nuestras vidas, al igual que los mercados financieros, a menudo están marcadas por las crisis. Las perturbaciones personales y financieras que estamos atravesando en la actualidad no constituyen una excepción. En la historia moderna, la economía mundial no ha sufrido nunca un colapso tan profundo como el actual. La crisis sanitaria provocada por el COVID-19, quintaesencia de esta debacle, no tiene precedentes, como tampoco los tiene la disrupción económica que le sigue de cerca.
Conviene señalar que se trata esencialmente de una crisis sanitaria, a diferencia de la crisis financiera mundial de 2008/2009 que fue causada por los riesgos y el apalancamiento del sistema financiero. Hasta que no tengamos más información sobre el virus, su transmisión, y los plazos necesarios para obtener tratamientos eficaces y una vacuna, no podemos prever de forma fiable cuándo volverán a funcionar las empresas y a generar ingresos.
La disrupción que se está produciendo en la economía y los mercados podría observarse mejor desde el prisma de la liquidez y la solvencia, dos requisitos conexos e indispensables para que funcione una economía de mercado. La liquidez es un concepto a corto plazo, que indica la capacidad de una empresa para hacer frente a sus pasivos a corto plazo con su activo corriente. La solvencia, en cambio, es la capacidad de una empresa para atender sus deudas y obligaciones financieras a largo plazo. La solvencia es esencial para mantenerse en el negocio, porque demuestra la capacidad de una empresa para seguir funcionando en un futuro predecible.
La liquidez también se refiere al funcionamiento del sistema financiero, la fontanería, por decirlo así. En la crisis actual, han surgido problemas tanto de liquidez como de solvencia, y ambos deben ser atendidos: las necesidades de tesorería a corto plazo de las empresas y los empleados, y la eficacia de las operaciones de mercado. En el contexto actual, en el que grandes sectores de la economía están bloqueados, resulta fundamental tener en cuenta la liquidez y la solvencia a la hora de analizar las oportunidades de inversión.
La economía en pausa
El alcance de la incertidumbre sobre el virus y su transmisión ha dado lugar a una enorme variabilidad en las entradas y salidas de los modelos económicos que alimentan las previsiones. Los datos habituales y las encuestas de opinión no son fiables, entre otras cosas porque, en estos momentos, el número de encuestados es menor y la actividad es irregular. Disponemos de algunos datos que ilustran el alcance y la magnitud del parón económico. Diez millones de personas solicitaron la prestación por desempleo en Estados Unidos en las dos últimas semanas, cifra que no se había visto desde la Gran Depresión de la década de 1930. Las solicitudes de la prestación de desempleo en Europa han sido igualmente elevadas durante el mismo periodo.
La vertiginosa disminución de los gastos con tarjetas de crédito y débito también pone de relieve la anémica actividad económica. En la última semana de marzo, los ingresos anuales de las industrias más afectadas por el cierre, como las líneas aéreas, los establecimientos de alojamiento y los cruceros, disminuyeron más del 100% por efecto de los reembolsos, mientras que los gastos de los consumidores en restaurantes, grandes almacenes y tiendas de moda se redujeron entre un 50% y un 65%. En marzo, únicamente aumentaron las ventas en tiendas de comestibles y de productos electrónicos en línea.(1) Al parecer, la gente está consumiendo productos alimenticios y entrando en Internet por trabajo o por placer, ¡y haciendo poco más!
La caballería fiscal y monetaria al rescate
No se trata simplemente de una prolongada pausa en la actividad, sino que se produce en el contexto de una economía apalancada. La deuda corporativa ha subido notoriamente desde la crisis financiera mundial como consecuencia delos recortes de los tipos de interés que han allanado el camino al crédito barato. En la actualidad, la mitad del universo de bonos con calificación investment grade se compone de deuda con calificación BBB, el último escalafón del segmento investment grade. Sobra decir que es todo un reto para las empresas hacer frente a los altos niveles de deuda en un momento en que los ingresos sufren un brusco descenso, como ocurre en muchas de ellas.
El rápido declive de la actividad económica condujo a una crisis en los mercados a partir de mediados de marzo. La Reserva Federal estadounidense (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), junto con otros bancos centrales, respondieron de inmediato con todo un «arsenal» para aliviar las presiones de liquidez que amenazaban el funcionamiento del mercado. La liquidez se resintió debido a la búsqueda por parte de los inversores de aumentar el efectivo y reducir el riesgo, así como a la falta de voluntad de las contrapartes tradicionales de asumir los riesgos del mercado. La crisis se agravó a causa de los problemas de negociación provocados por los operadores en sus propios países o en otras ubicaciones dispersas que utilizaron sistemas no probados.
En este contexto, las medidas de liquidez de la Fed incluyeron una nueva ronda de expansión cuantitativa, líneas de swap en dólares, operaciones de recompra (repo) y otras medidas dirigidas a los mercados de deuda del Tesoro, corporativa e hipotecaria. Fundamentalmente, los bancos centrales señalaron que estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para restablecer la estabilidad del mercado. La consecuencia es la vuelta de la liquidez a los mercados. Observamos indicios de un retorno a la actividad normal del mercado, así como una reapertura del nuevo mercado de emisiones. Obviamente, es demasiado pronto para transmitir el mensaje de «todo claro», pero a principios de abril es más adecuado que a principios de marzo.
El hecho de que los responsables de la política monetaria hayan abordado los problemas de solvencia con gran cantidad de estímulos fiscales ha contribuido a mejorar los mercados. En Estados Unidos se ha adoptado un paquete fiscal de 2,3 billones de dólares que representa el 10% del PIB, mientras que en algunos países europeos se han anunciado medidas fiscales aún más extraordinarias: Alemania (22% del PIB), el Reino Unido (16%) y Francia (14%). En muchos casos, dichas medidas serán probablemente las primeras de una serie de iniciativas agresivas por parte de los responsables políticos destinadas a aliviar la carga que supone el actual contexto macroeconómico.
La magnitud y prontitud de la respuesta monetaria y fiscal responden a las lecciones aprendidas de la crisis financiera mundial y de la Gran Depresión. Los responsables políticos se han apresurado a tratar de aliviar a medio plazo algunos de los puntos de presión, tanto en términos de liquidez como de solvencia. Sin embargo, la envergadura de las medidas políticas y la celeridad con que se están aplicando están creando complicaciones excesivas con los desembolsos, y posiblemente otras consecuencias no previstas.
Por último, es importante señalar la necesidad de cooperación entre los responsables políticos y el riesgo que conlleva. El paquete fiscal de Estados Unidos, por ejemplo, incluye financiación adicional para el Fondo de Estabilización Cambiaria del Tesoro. Básicamente, este fondo constituye la base de capital de gran parte de las operaciones de mercado de la Fed. Para que la elaboración de políticas sea eficaz, se requiere una estrecha coordinación entre la Fed y el Tesoro. Al mismo tiempo, existen interrogantes obvios sobre el papel actual de la política fiscal en la economía de Estados Unidos, así como sobre el potencial de politización de la política monetaria y la independencia de la Fed.
Bancos más sólidos
Un aspecto positivo de la crisis actual es que la situación del sistema bancario actual es mejor que la que existía durante la crisis financiera mundial. El aumento de los requisitos de capital y las provisiones de liquidez aplicadas tras la crisis financiera mundial han colocado al sector bancario en una posición mucho más sólida, lo que permite a los bancos ofrecer servicios de crédito tanto a corto como a largo plazo. De hecho, los organismos reguladores, en las últimas semanas, han logrado flexibilizar los requisitos de capital de los bancos con el fin de mantener el flujo de crédito a las empresas y los hogares para paliar la inestabilidad económica. Se han liberado cerca de 500.000 millones de dólares como consecuencia de la reducción de los requisitos de capital, proporcionando a los prestamistas la capacidad de conceder globalmente préstamos adicionales por un valor aproximado de 5 billones de dólares.2 La facilitación de crédito es un pilar fundamental de la arquitectura del proceso de recuperación de la economía mundial. Hemingway, en su novela También sale el sol, plasma esta situación. Cuando se le pregunta cómo llegó a la quiebra, el personaje Mike responde: «De dos maneras. Primero poco a poco y luego de golpe». El crédito es, en efecto, la savia de la economía bajo presión. Por este motivo, los préstamos a las pequeñas empresas, destinados a garantizar su supervivencia a esta crisis, son un componente importante del paquete fiscal estadounidense.
Las crisis crean oportunidades
A pesar de haber observado en un corto espacio de tiempo caídas muy importantes, tanto en la renta fija como en la renta variable, con correlaciones entre las principales clases de activos que avanzan hacia una única clase, de forma análoga a lo que ocurrió durante la crisis financiera mundial, estamos recogiendo los frutos de los conocimientos adquiridos en crisis pasadas. Muchos participantes del mercado sobrevivieron a una experiencia cercana a la muerte durante la crisis financiera mundial y, en consecuencia, comprenden el proceso de recuperación. Además, los bancos centrales se mostrarán reacios a retirar la liquidez del sistema de forma prematura, como hicieron algunos tras la crisis financiera.
Dicho esto, el virus sigue siendo el elemento central del problema. El estímulo monetario y fiscal no puede reducir totalmente la presión bajista, solo puede contribuir a minimizar la brecha entre la paralización de la actividad y la recuperación.
Otra lección clave es el reconocimiento de las oportunidades que surgen de la crisis. En el caso de los inversores con un horizonte de inversión a más largo plazo, las oleadas de ventas en el mercado ofrecen oportunidades de inversión. Los activos están más baratos; las valoraciones son favorables. Un periodo de inversión de tres a cinco años permite a los gestores de inversiones evaluar la solvencia a largo plazo en lugar de hacer juicios basados en la liquidez a corto plazo. Por otro lado, los gestores activos están en condiciones de separar el trigo de la paja, seleccionar las empresas que tienen más posibilidades de capear la tormenta y recoger los rendimientos correspondientes.
Columna de William J. Adams, director de inversiones (CIO) de renta fija mundial en MFS Investment Management.
Notas:
(1) Bank of America Global Research, «COVID-19 and the consumer: Data through March 24», 30 de marzo de 2020.
(2) Financial Times, 5 de abril de 2020, «Regulators free up $500bn in capital for lenders to fight virus storm».
(3) 1954 (Copyright 1926), Fiesta (También sale el sol) de Ernest Hemingway, Libro II, Capítulo 13, página 136, Charles Scribner’s Sons, Nueva York.
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Los inversores con alto patrimonio y los empresarios se mantienen optimistas a largo plazo pese a las fuertes caída de la confianza en el corto plazo que ha generado el crisis del coronavirus, según la última encuesta sobre el sentimiento inversor de UBS.
Según los datos que arroja la encuesta, el 70% de los inversores asegura ser optimista respecto a las perspectivas económicas de su región a largo plazo, lo que está en línea con las expectativas que se recogieron en la anterior edición de esta encuesta. No obstante, a corto plazo, la cifra desciende del 67% a un 46% actual. Además, este porcentaje se redujo con mayor intensidad en Estados Unidos, donde cae hasta el 30%. Por su parte, en Europa, los inversores que se muestran optimistas a corto plazo, sin incluir Suiza, desciende del 58% al 50%. Y en Asia, este número se reduce del 71% al 55%; del 60% al 49%, en Latinoamérica; y en Suiza, pasa del 47% al 28%.
A nivel global, el 47% de los inversores espera mantener sus acciones y posiciones en renta variable sin cambios durante los próximos seis meses, mientras que un 37% planea invertir más. Además, el 23% de los encuestados cree que ahora es un buen momento para comprar acciones. Del mismo modo, un 61% ve oportunidad de compra si las acciones vuelven a registrar caídas de entre el 5% y el 20%.
Por otro lado, los empresarios también se mantienen positivos en las perspectivas a largo plazo y expresan el deseo continuo de invertir en sus propias empresas. En comparación con las cifras de la encuesta anterior, el 61% se mantiene optimista sobre sus negocios, frente al 73% registrado anteriormente. Asimismo, el 27% planea contratar más, mientras que un 17% espera reducir su tamaño. Esta brecha se produce con mayor intensidad en Latinoamérica (+22 pp) y con menor en Suiza (+2 pp).
No obstante, tanto los inversores como los empresarios (un 57% y 60%, respectivamente) consideran el COVID-19 como su preocupación principal. “El 96% de los inversores a nivel mundial considera que el COVID-19 ha afectado a su estilo de vida en alguna forma, y más de la mitad asegura respetar el distanciamiento social, evitar las multitudes y abstenerse de viajar. Sin embargo, sus perspectivas sobre cuándo terminará lo peor de la crisis. Algunos encuestados apunta a finales de junio, otros esperan que se produzca en otoño y, otros consideran que no llegará hasta final de año o más adelante”, añade Paula Polito, vicepresidenta divisional en UBS Global WM.
En Estados Unidos, solo el 35% de los inversores son optimistas respecto a las acciones estadounidenses para los próximos seis meses, frente al 64% de la encuesta anterior. Sin embargo, los inversores estadounidenses son los más proclives a ver, en el momento actual, una oportunidad de compra (un 33%). El 40% de los inversores prevén que lo pero del COVID-19 haya terminado a finales de junio, mientras que un 28% apunta a finales de septiembre.
En Latinoamérica, la visión es más positiva.El 42% de los inversores latinoamericanos planean invertir más en los próximos seis meses, superando al promedio global (37%). Asimismo, un 47% se mantiene optimista con respecto al mercado de valores, el segundo porcentaje más alto a nivel mundial. Además, un 42% considera que el peor impacto del virus habrá terminado a finales de junio, el porcentaje más alto en todas las regiones.
Europa, está en un línea con este sentimiento y un 46% de los inversores europeos se sienten optimistas sobre las acciones europeas, una cifra que baja desde el 57%. No obstante, el 43% planea invertir más, principalmente dentro de Europa. Además, un 41% de los encuestados espera que lo peor de la crisis haya pasado a finales de junio. Dentro de la región, sin embargo, los inversores suizo son los más cautelosos. Según la encuesta, el 35% planeaba invertir más en los próximos seis meses. Además, el 30% de los encuestados prevé que lo peor de la crisis haya pasado a finales de junio, cifra por debajo del promedio mundial.
Por último, el 51% de los inversores asiáticos se mantienen optimistas con respecto a las perspectivas de la renta variable en su región para los próximos seis meses, el dato más alto de cualquier región encuestada. Asimismo, el 85% considera que el virus habría terminado para fines de junio, septiembre o diciembre, uno de los porcentajes más altos a nivel mundial.
La encuesta de UBS recoge las opiniones de 2.928 inversores y 1.180 de empresarios con, al menos, 1 millón de dólares en activos invertibles (para inversores) o 1 millón de dólares en ingresos anuales y al menos un empleado (para las empresas). La muestra global se dividió en 14 mercados: Argentina, Brasil, China, Francia, Alemania, Hong Kong, Italia, Japón, México, Singapur, Suiza, los Emiratos Árabes Unidos, el Reino Unido y Estados Unidos.