La EBA pone a consulta sus directrices sobre remuneraciones y gobernanza interna de las empresas de servicios de inversión

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Pixabay CC0 Public Domain. La EBA pone a consulta sus directrices sobre remuneraciones y gobernanza interna de las empresas de servicios de inversión

La EBA ha lanzado dos consultas públicas acerca de sus directrices sobre la política de remuneraciones y de gobernanza interna de las empresas de servicios de inversión, a tenor de lo recogido en la directiva 2019/2034 relativa a la supervisión prudencial de este tipo de empresas. La finalidad, según la Autoridad Bancaria Europea (EBA), es completar y aclarar los procedimientos y mecanismos de las empresas de servicios de inversión, entre las que se encuentran sociedades y agencias de valores, empresas de asesoramiento financiero

Según el texto actual de ambas directrices, una vez aprobadas, serán de aplicación desde junio de 2021. Sin embargo, se concede a las ESIs un plazo adicional para adaptar su política de retribuciones a las directrices, para el ejercicio de 2022. Ambas consultas públicas estarán abiertas hasta el 17 de marzo de 2021, según analizan desde el despacho finReg360.

Política de remuneraciones

En cuanto a las directrices sobre la política de remuneraciones, los principales aspectos contemplados son los siguientes. Señala la EBA que la política de remuneraciones debe especificar todos los componentes de la remuneración, incluida la política de pensiones y, cuando proceda, el marco de las jubilaciones anticipadas. Esa política ha de contemplar que todos los aspectos de la remuneración son neutrales en cuanto al género, y, además, las ESIs deben poder demostrarlo frente al supervisor. 

Asimismo, debe recoger un marco retributivo no solo para los empleados sino también para otras personas que actúen en nombre de la entidad, como los agentes vinculados. La política de remuneraciones para todo el personal debe ser coherente con los objetivos de la estrategia comercial, la cultura y los valores corporativos, las medidas para evitar conflictos de intereses y los objetivos de la estrategia de riesgo y el apetito al riesgo de la empresa de servicios de inversión; incluyendo los ambientales, sociales y de gobernanza (ESG).

Las directrices determinan también que las prácticas de remuneración serán transparentes para el personal en lo que respecta a la remuneración fija y a la variable. La remuneración fija debe ser permanente, predeterminada, no discrecional y no revocable, y la variable ha de basarse en el rendimiento o, en casos excepcionales, en otras condiciones. Conforme con estas directrices, las ESIs han de asegurarse de que la proporción entre los componentes de la remuneración variable y la remuneración fija para el personal relevante o colectivo identificado se fije independientemente de cualquier posible ajuste de riesgo ex post. Finalmente, deben aplicar medidas específicas y mecanismos de alineación de riesgos, según proceda, para que las categorías del personal relevante en el perfil de riesgo de la entidad estén alineadas con su efecto y con su remuneración.

Gobernanza interna

En cuanto a las directrices de gobernanza interna, el supervisor indica que estos requisitos están sujetos al principio de proporcionalidad, por ello, se aplicarán teniendo en cuenta el tamaño, la organización interna, la naturaleza y la complejidad de las actividades de las ESIs.

Las directrices aclaran y especifican los requisitos de la normativa destinados a garantizar la buena gestión de los riesgos en las tres líneas de defensa. El consejo de administración ha de asegurarse de que la estructura de una ESI y, cuando proceda, las estructuras dentro de un grupo, sean claras, eficientes y transparentes para el personal, los accionistas y la autoridad competente. Las obligaciones del consejo de administración de las ESIs deben estar claramente definidas, distinguiendo entre las funciones ejecutivas y no ejecutivas.

En las directrices se especifica que, cuando una empresa de servicios de inversión crea nuevas estructuras como, por ejemplo, entidades dentro de su grupo, las interconexiones y las transacciones entre ellas no deben plantear problemas para la gestión y supervisión efectiva de los riesgos del grupo. Todos los miembros del consejo de administración deben ser conscientes de la estructura y las responsabilidades entre las diferentes funciones y de sus comités, cuando sea necesario. En cuanto a la composición de los comités y el requisito de contar con miembros independientes, las directrices tienen en cuenta el principio de proporcionalidad.

Finalmente, las autoridades competentes velarán por la aplicación efectiva y coherente de las directrices en sus jurisdicciones. Por ello, estas autoridades pueden aclarar, en caso de ser necesario, los órganos y funciones a los que corresponden las tareas y responsabilidades definidas en las directrices. Por este motivo, no sería descartable que la CNMV emitiera algún tipo de documento guía o de preguntas y respuestas sobre el asunto.

El 70% de las compañías ha replanteado su propuesta de valor debido al COVID-19

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Pixabay CC0 Public Domain. El cambio a largo plazo en los mercados de capital generará oportunidades inmobiliarias

El efecto provocado por la pandemia ha impactado en todas las compañías, y, según el informe Impacto del COVID-19 en las áreas de negocio, elaborado por el equipo de Growth & Customer Value de Axis Corporate, la mayoría de ellas se ha visto obligada a cambiar sus planes estratégicos. Así el 70% de las empresas encuestadas se han replanteado su propuesta de valor debido a la situación de crisis sanitaria.

Además, el 40% afirma que está trabajando en cómo adaptar su portfolio actual a las características del nuevo contexto y a los cambios de prioridades de sus clientes y potenciales. De hecho, algunas manifiestan que ya están enfocadas en el desarrollo de nuevos productos o servicios.

No obstante, estos cambios se han producido siempre después del confinamiento, momento en el que el 50% de las empresas reconoce “haber centrado su plan de acción en la búsqueda de planes de contingencia con impacto a corto plazo para dar respuesta inmediata a la situación y garantizar la viabilidad del negocio”.

“Un factor competitivo de las organizaciones es su capacidad para anticipar qué es lo que verdaderamente aporta valor, seguridad o calidad de vida a sus clientes actuales y potenciales. La prioridad de las organizaciones es definir estrategias que permitan la recuperación del negocio o su reorientación en un contexto caracterizado por un sentimiento de la demanda de bajo optimismo”, explica Vanessa Sarrà, directora de Marketing & Comunicación y gestora senior del área de Growth & Costumer Value de Axis Corporate.

Distribución y área comercial

Desde el punto de vista comercial, más de la mitad de las organizaciones (52%) cree que el COVID-19 ha empujado a los departamentos comerciales a reenfocar de forma ágil la estrategia que tenían planificada. Sin embargo, cerca del 15% subraya que el contexto actual ha acelerado algunas iniciativas ya planteadas que se han combinado con nuevos planes de acción que se van diseñando y ejecutando por semanas.

Para Carlos Ferrer, director del área de Growth & Costumer Value de Axis Corporate, lo más importante en estos momentos es “enriquecer el conocimiento de cliente, re-segmentar cartera y ajustar propuesta de valor”. “También hay que redimensionar las fuerzas de ventas y re-carterizar clientes mediante las herramientas que tengamos disponibles en la compañía, además de rediseñar el plan de comunicación interna relativo a clientes y ventas y gestionar el cambio”, apunta, como claves para esta nueva normalidad.

El estudio también muestra la realidad de las compañías en la distribución. A un 64% de empresas, el COVID-19 les ha forzado a replantearse este apartado. Como resultado, las firmas se han volcado en la mejora y la evolución de los canales de comunicación y distribución digital. En este ámbito, sólo el 7% de las empresas encuestadas afirma que su modelo de distribución digital ya era maduro antes del impacto de la pandemia.

Indosuez Wealth Management refuerza su equipo en Madrid con la incorporación de Ana Pérez Carbajo como banquera senior

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: gcabo. mad

Indosuez Wealth Management, la división global de gestión de patrimonios y Banca Privada de Crédit Agricole, ha reforzado su equipo en Madrid con la incorporación de Ana Pérez Carbajo como nueva banquera senior.

Licenciada en Derecho por la Universidad de León y Master en Asesoría Fiscal de Empresa y acreditada por EFPA, Ana Pérez inició su carrera profesional en 2005 en Fortis, entidad que posteriormente se integraría en BNP Paribas. Durante su etapa profesional ha desempeñado diferentes cargos como especialista en el segmento UHNW y responsable de equipo de banqueros.

Para Antonio Losada, consejero delegado de Indosuez Wealth Management en España, “recibimos con gran ilusión a Ana como integrante de nuestro equipo de banqueros localizado en Madrid y que reporta a Iñigo Calderón como director regional Centro. Estoy convencido de que la unión de su experiencia y profesionalidad con las sólidas capacidades de oferta y servicio de nuestro grupo, serán bases seguras de su éxito en el asesoramiento y gestión discrecional de nuestros clientes en España, contribuyendo a consolidar nuestra senda de crecimiento de los tres últimos años”.

Indosuez Wealth Management tiene un fuerte arraigo local en España, basado en una trayectoria de 25 años realizada por Banque Indosuez en el área de Wealth Management en dicho país.

Cuenta con oficinas propias en Madrid, Bilbao, San Sebastián, Valencia y Sevilla. Su equipo, formado por 75 empleados altamente cualificados, combina el conocimiento del entorno local con una amplia experiencia en el sector y las posibilidades que ofrece la red global Indosuez Wealth Management y el Grupo Crédit Agricole.

Tikehau Capital nombra a Laura Scolan como responsable para Francia del área de deuda privada y directora de operaciones

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Pixabay CC0 Public Domain. Tikehau Capital nombra a Laura Scolan como responsable para Francia del área de deuda privada y directora de operaciones

Tikehau Capital, gestora de activos e inversiones alternativas, ha anunciado el nombramiento de Laura Scolan como responsable para Francia del área de deuda privada y directora de operaciones.

Según explica la firma, desde este nuevo cargo, Scolan será responsable de las actividades de inversión y la gestión operativa para el área de deuda privada del Grupo en Francia. Scolan reportará a Cécile Mayer-Lévi, responsable de deuda privada de Tikehau Capital.

Laura Scolan se incorpora procedente de Messier Maris & Associés, donde fue socia y codirectora del área de Asesoría de Deuda y, desde 2013, desarrolló labores de dirección. Anteriormente, Laura ocupó varios cargos en el Departamento Financiero de Royal Bank of Scotland y ocupó cargos en los equipos de M&A de Edmond de Rothschild y Lazard. Scolan es graduada por la Universidad París-Dauphine, con especialización en finanzas corporativas e ingeniería financiera.

«Estamos encantados de dar la bienvenida a Laura Scolan, a quien conocemos desde hace muchos años y cuya sólida experiencia nos ayudará a seguir desarrollando nuestra plataforma de deuda privada. La gran experiencia de Laura nos permitirá implementar una mejor estructura operativa dentro de nuestro negocio de deuda privada, lo que nos permitirá optimizar aún más nuestra estrategia, que hoy en día representa 8.900 millones de euros en activos  bajo gestión, y en la que Tikehau Capital es pionera y reconocida en Europa», señala Cécile Mayer-Lévi, responsable de deuda privada de Tikehau Capital, a raíz de este nombramiento.

Defender y diversificar: ¿están todavía a la altura los bonos del gobierno?

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Pixabay CC0 Public DomainRicardo Resende. Ricardo Resende

La pandemia del coronavirus ha puesto de relieve la eficacia de las herramientas tradicionales de diversificación. Los bonos del gobierno, generalmente vistos por los inversores como refugios seguros para mitigar la volatilidad, fueron barridos en la oleada de ventas inicial de principios de marzo, antes de que niveles sin precedentes de estímulo monetario empujaran las tasas de interés a niveles mínimos récord, limitando cuánto más pueden caer sin hacer más daño que bien.

A medida que las segundas oleadas del virus se apoderan de gran parte del hemisferio norte, siguen existiendo riesgos importantes de que la recesión económica se prolongue. En este contexto, este documento explora si los bonos del Estado pueden seguir cumpliendo su función tradicional de diversificación y, de no ser así, cómo se puede lograr una diversificación eficaz de la cartera.

¿Qué es la diversificación y por qué es importante?

La diversificación se basa en el concepto de mantener una combinación de activos que reaccionan de manera diferente a un mismo evento económico, reduciendo así el riesgo de sufrir una caída significativa a nivel de cartera en los momentos de tensión del mercado. La mayoría de los clientes están ansiosos por mitigar las grandes caídas del mercado de valores, el ejemplo más reciente fue en marzo de 2020, y son los bonos del gobierno los que generalmente han servido como diversificadores de cartera efectivos, no solo por sus rendimientos sólidos, sino fundamentalmente por su baja volatilidad y, a menudo, una negativa correlación con la renta variable. El valor de los bonos del gobierno generalmente aumenta a medida que disminuye el valor de las acciones, y estas cualidades defensivas y de diversificación han asegurado su lugar en las carteras de inversores para contrarrestar la debilidad del mercado de acciones.

Sin embargo, el entorno actual es marcadamente diferente a las normas históricas. Los tres factores principales de la diversificación de bonos en las carteras (rendimiento, valor y correlación) se están deteriorando o, en el mejor de los casos, son cada vez más inciertos. Como tal, en Ninety One dudamos de su capacidad para contrarrestar las caídas materiales de las acciones con la misma eficacia en el futuro, un dilema para los inversores que asignan capital tanto a acciones como a bonos soberanos. Entonces, ¿qué hace que estos tres factores sean diversificadores efectivos y qué impide que los bonos gubernamentales desempeñen su papel tradicional?

1. Los rendimientos de los bonos proporcionan un ancla, pero se han desplomado

El flujo de ingresos proporcionado por el rendimiento de un bono proporciona un ancla para su precio; incluso durante episodios de turbulencia, los bonos del Estado (en particular los de alta calidad) han podido actuar a la defensiva, ayudando a compensar la depreciación de precios en otras partes de una cartera. Sin embargo, la demanda de estos activos seguros ha hecho que los precios de los bonos suban cada vez más durante los últimos 40 años, con solo algunos retrocesos significativos en el camino. En la última década, los rendimientos en todo el mundo han caído aún más a mínimos antes impensables gracias a una política monetaria coordinada.

Ninety One

La implicación del nivel de rendimientos en la inversión, independientemente de la dirección, es significativa en términos de cómo los inversores utilizan los bonos del gobierno para lograr sus objetivos de rendimiento y diversificación. Si bien es probable que muchos inversores continúen asignando a los bonos del gobierno en cierta proporción, los inversores deberán pensar de manera diferente sobre cómo utilizan los bonos para diversificar su cartera. Una búsqueda de rendimiento moviéndose hacia abajo en la calidad del espectro crediticio, puede que no esté impuesto en el mandato de una cartera, y obviamente, conlleva riesgos adicionales que un inversor debe comprender en su totalidad.

2. El valor razonable: un alcance limitado para compensar las reducciones en activos de riesgo

La solidez del mercado de bonos durante los últimos 40 años pone en duda el valor futuro. En Ninety One, nuestro equipo de multiactivos evalúa el valor razonable de los bonos en función de sus fundamentos subyacentes, adoptando una visión estructural de la valoración basada en la tendencia del PIB y una visión cíclica basada en factores como la inflación, las encuestas del índice de gestores de compras y el precio del petróleo. En octubre, en Ninety One determinamos que el valor justo estructural y cíclico de los bonos del gobierno de EE. UU. (a 10 años) era del 1,4% y 1,6%, respectivamente; sobre la base del rendimiento actual de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años (0,8%), los bonos del Estado parecen, por lo tanto, caros.

Nuestras expectativas de rendimiento total futuro a 10 años para los bonos del Tesoro de los EE. UU. a 10 años se han reducido a solo un 0,5% anual, y esos rendimientos mediocres de los bonos del gobierno se traducirán en una capacidad decreciente para compensar las pérdidas sufridas por las acciones y otros activos de riesgo similares, lo que resulta en mayores caídas y mayor volatilidad a nivel de cartera.

3. Correlación

La correlación entre la renta variable y la rentabilidad de los bonos soberanos de los mercados desarrollados ha sido un poderoso factor en las decisiones de asignación de activos de los inversores dado su impacto directo en la diversificación potencial. Esta correlación fue negativa en las décadas de 1950-1960, positiva en las décadas de 1970-1990 y volvió a ser negativa en los últimos 20 años. El cambio en la correlación entre la renta variable y los bonos del gobierno de alta calidad está relacionado con cambios similares en la correlación entre la inflación y el crecimiento económico y entre la inflación y las tasas de interés reales, como se puede ver en el gráfico siguiente.

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El cambio estructural en la correlación a finales de la década de 1990 ha contribuido a la compresión de los rendimientos a largo plazo y ha demostrado ser útil para mejorar las decisiones de asignación de activos de los inversores. Una correlación negativa implica que los bonos pueden cubrir una cartera de acciones en caso de una recesión económica, como lo hicieron con éxito cuando estalló la burbuja de las empresas punto.com y también durante la crisis financiera mundial. Sin embargo, en ausencia de un nivel de tasas de interés que pueda descender sustancialmente por debajo del límite inferior cero, el beneficio de diversificación de los bonos es limitado a medida que las correlaciones se vuelven cada vez más inestables, como se ilustra en el anterior gráfico.

Las correlaciones ascendentes y positivas son problemáticas para una cartera combinada de acciones/bonos cuando los rendimientos están aumentando desde un nivel bajo. Esto se debe a que cuando las tasas de interés son bajas, los rendimientos de los bonos pueden volverse negativos más fácilmente. Atribuimos esto principalmente a la relación inversa entre las tasas de interés y la duración: la sensibilidad del precio de un bono a los cambios de rendimiento. Durante los últimos 40 años, la caída constante de las tasas de interés ha visto un aumento correspondiente en el vencimiento de la deuda a medida que los gobiernos emiten deuda por períodos más largos para asegurar unas tasas más bajas. Con el fin de asegurar carteras de mayor rendimiento, los inversores han aumentado la duración de los bonos, lo que se traduce en una mayor sensibilidad a los cambios en los rendimientos, junto con una mayor probabilidad de pérdidas.

Además, dado que los rendimientos de los bonos del Tesoro se han desplomado desde mediados de febrero de 2020, su mercado se ha vuelto cada vez más desordenado y la volatilidad de los bonos del gobierno de EE. UU. ha alcanzado su nivel más alto desde la crisis financiera de 2008. En la opinión de Ninety One, de cara al futuro, es posible que los bonos del Estado ya no proporcionen suficiente resistencia a las carteras de inversores. Con los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU. que han alcanzado mínimos históricos, la volatilidad realizada se mueve al alza y la correlación negativa con las acciones se vuelve menos estable, los inversores se preguntan razonablemente dónde más pueden encontrar la diversificación.

Esto no es un problema nuevo; los inversores han tenido que aceptar unas turbulencias mucho mayores a nivel de la cartera durante la última década para obtener unas unidades de rendimiento cada vez más pequeñas al invertir en una cartera de acciones y bonos del gobierno. Sin embargo, como ilustra la siguiente gráfica, mientras que las mayores reducciones suelen ocurrir en las recesiones, los inversores han experimentado reducciones más pronunciadas y frecuentes en el mercado alcista que siguió a la crisis financiera global en comparación con las anteriores. Esto es en parte un reflejo de la creciente incapacidad de los bonos del gobierno para compensar eficazmente las pérdidas de capital y tiene un impacto significativo para los inversores.

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  • Una opción alternativa: la estrategia Ninety One Global Multi-Asset Income

Entonces, en un mercado que ofrece poco rendimiento, con incluso menos valor y con características de correlación que en realidad han aumentado las turbulencias para los inversores en lugar de traer estabilidad, ¿existe una alternativa a los bonos del gobierno? En Ninety One creemos que existen argumentos sólidos a favor de un enfoque que posea las mismas características que buscan los inversores para actuar como una asignación central confiable dentro de una cartera general.

El fondo Ninety One Global Multi-Asset Income (GMAI) tiene las siguientes características:

– Un retorno total defensivo

– Un rendimiento atractivo y sostenible

– Una volatilidad similar a la de un bono (1)

Desde sus inicios, el fondo GMAI ha cumplido estos tres objetivos principales en relación con los bonos gubernamentales de mercados desarrollados, el activo que los inversores suelen utilizar como compensación defensiva de las acciones (2). En definitiva, ha generado un rendimiento superior ajustado al riesgo con un rendimiento más alto y estable.

1. Rendimiento: consistente y sostenible 4% anual

Una proporción significativa del rendimiento total del fondo GMAI se deriva de los ingresos; se centra en un nivel de rendimiento atractivo y sostenible que actúa como un bloque de construcción confiable al que se puede buscar agregar un crecimiento de capital modesto. Desde su inicio (mayo de 2013) los gestores de Ninety One hemos generado un rendimiento constante y sostenible de aproximadamente un 4% anual mientras se mantienen los valores de capital; esto se ha logrado independientemente del contexto del mercado y ha sido más alto y consistente que el de los bonos soberanos de los mercados desarrollados.

Como se mencionó con brevedad anteriormente, la búsqueda de rendimientos obliga a los inversores a considerar la asunción de un mayor riesgo mediante la asignación de activos de mayor rendimiento, como bonos corporativos o la deuda de mercados emergentes, a menudo sin una consideración adecuada de los comportamientos de estos valores individuales y de los valores más altos asociados a unos mayores niveles de volatilidad. Sin embargo, estos inversores pueden conseguir sin darse cuenta una menor diversificación generando una «beta» positiva para las acciones, lo que significa que normalmente se moverán en la misma dirección. Esto puede ser particularmente perjudicial durante las oleadas de venta en el mercado de valores, justo cuando los inversores necesitarán más la diversificación de la renta fija.

El fondo GMAI se enfoca en construir una cartera de abajo hacia arriba, con cada participación elegida por su capacidad para cumplir con nuestros objetivos; como tal, si bien el objetivo de Ninety One es un nivel atractivo de rendimiento, esto no es a expensas del capital o de nuestro perfil de rendimiento defensivo. En Ninety One nos enfocamos en identificar valores individuales de un conjunto de oportunidades de múltiples activos que tienen un rendimiento atractivo, están respaldados por flujos de efectivo resistentes y tienen el potencial de crecimiento de capital. Al centrarnos en valores que ofrecen estas características, hemos podido ofrecer un perfil de rentabilidad asociado a menudo con la renta fija defensiva.

La capacidad de implementar en un solo nivel de seguridad también nos da la capacidad de ajustar nuestras posiciones para maximizar las oportunidades que hemos identificado y garantizar que las exposiciones (y los riesgos) no se dupliquen en diferentes áreas de la cartera.

2. El valor se asegura mediante un enfoque ascendente

Desde su creación, GMAI ha entregado un rendimiento total ajustado al riesgo superior en relación con los bonos soberanos de los mercados desarrollados; En esencia, hemos entregado un perfil de retorno que es más defensivo que los indicadores de refugio seguro.

De cara al futuro, seguimos viendo valor en la cartera. Si bien la volatilidad del mercado este año ha sido inquietante para muchos inversores, ha creado oportunidades de compra, especialmente para los inversores de activos múltiples. Esto ha puesto de relieve la importancia de poder identificar oportunidades desde abajo hacia arriba mientras se mantiene una perspectiva de arriba hacia abajo en todas las clases de activos. El fondo invierte en renta variable (desarrollada y emergente), bonos gubernamentales (desarrollados y emergentes), bonos corporativos de grado de inversión, bonos corporativos de alto rendimiento, infraestructura cotizada, propiedades cotizadas y divisa activa.

A continuación, se muestra una instantánea de las características de la renta variable y las tenencias de bonos soberanos de los mercados desarrollados, que ilustra el valor del fondo en relación con el mercado en general. Los gestores de Ninety One creemos que las acciones mantenidas dentro de GMAI son de mayor calidad y mejor valor que las del mercado, mientras que los bonos soberanos mantenidos son de mayor calidad y tienen un nivel de rendimiento positivo y atractivo. Asimismo, creemos que la construcción de una cartera con tales características nos ofrece la flexibilidad necesaria para navegar en un entorno incierto mientras continuamos brindando un rendimiento total consistente de una manera controlada por el riesgo.

3. Diversificación generada a través de una beta baja

La correlación, si bien es útil en el sentido de que mide la tendencia de dos activos a moverse en la misma dirección, no tiene en cuenta el tamaño relativo de esos movimientos. Otra medida estadística clave, la beta, tiene en cuenta tanto la dirección como la volatilidad relativa y, por lo tanto, puede ser más reveladora al comparar los flujos de retorno de dos inversiones.

El fondo GMAI tiene una beta baja para las clases de activos tradicionales. En comparación con la renta variable, la beta media del fondo GMAI frente al MSCI World es inferior a 0,3 desde su inicio con períodos de tiempo en los que la beta del fondo ha sido cercana a cero. Combinado con sus tres objetivos principales, esto significa que el fondo debería ayudar a mejorar el rendimiento general ajustado al riesgo de la cartera de inversores y proporcionar una alternativa para aquellas carteras que tienen exposiciones de riesgo más altas en otros lugares. Del mismo modo, la beta de los mercados de bonos del Estado también ha sido muy baja.

El fondo GMAI ha podido generar un rendimiento que está a la par con activos con mayor riesgo, como acciones y deuda de mercados emergentes, pero con menos volatilidad que los bonos que normalmente se mantienen por sus características defensivas.

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Atribuimos este perfil de retorno de baja volatilidad y beta baja a nuestro proceso de gestión de riesgos. Nuestro objetivo es gestionar el riesgo a la baja en cada parte de nuestro proceso, de una manera que aborde la naturaleza variable del riesgo. Nuestro enfoque se centra en impulsores de ingresos sostenibles dentro de los valores, la diversificación estructural a través de comportamientos, no etiquetas, y la cobertura táctica de riesgos (como acciones, duración, crédito y riesgo cambiario).

Al enfocarnos en limitar las reducciones y con el objetivo de maximizar la captura al alza, buscamos generar un perfil de retorno consistente a través de un ciclo de inversión completo. El fondo tiene la capacidad de variar su sensibilidad a otras clases de activos, y el resultado es un claro sesgo positivo en la rentabilidad.

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Es importante destacar que GMAI ha brindado protección tanto a la baja como a la participación al alza. Sin embargo, es cuando los mercados están a la baja, cuando el fondo realmente brilla. Las acciones tienen una dinámica de rentabilidad cercana a 1: 1 en la que la rentabilidad media de los meses positivos desde el inicio es del + 2,8%, pero la rentabilidad media de los meses negativos es del -3,4%.

Sin embargo, la flexibilidad del fondo significa que su mes positivo promedio es de + 0,9%, pero el mes negativo promedio es de -0,6%; este elemento de sesgo positivo es lo que nos permite acumular rendimientos positivos a lo largo del tiempo. Esto es incluso cierto cuando se compara con los bonos; en promedio, cuando los bonos han disminuido de valor, el fondo GMAI ha generado un rendimiento positivo. En Ninety One creemos que esta relación será particularmente importante de cara al futuro, dada la sensibilidad de los bonos a los cambios en la política fiscal y monetaria.

Un momento oportuno para considerar un enfoque alternativo

La diversificación de una cartera ha sido durante mucho tiempo un principio fundamental de la inversión segura a largo plazo y durante décadas los bonos del Estado fueron una herramienta clave que ofrecía rentabilidades atractivas, con baja volatilidad y, a menudo, una correlación negativa con las acciones, lo que las convertía en eficaces diversificadores de cartera. Sin embargo, la pandemia de coronavirus ha acelerado las tendencias preexistentes, con bajos rendimientos, mayor volatilidad y correlaciones cada vez más inestables que reducen el beneficio de diversificación de los bonos. Si bien el principal factor del colapso dramático de los precios de los activos en marzo de 2020 fue único, nos preocupa que el telón de fondo de las economías y los mercados haya sido inherentemente inestable desde la Crisis Financiera Global y, por lo tanto, los inversores deberían seguir esperando caídas más frecuentes y mayores de los mercados financieros. Es en este entorno donde los inversores necesitarán más la diversificación de la renta fija; sin embargo, la incorporación de activos de alto rendimiento y más riesgosos también puede comprometer su capacidad para actuar como un lastre frente a las reducciones de las acciones.

Estas compensaciones no son nuevas, pero ahora, más que nunca en este entorno recesivo, el papel de la diversificación de bonos se ha vuelto cada vez más importante. En Ninety One creemos que esto respalda el caso de una asignación a estrategias defensivas que tienen múltiples herramientas a su disposición que les permiten resistir condiciones de mercado menos estables. Un ejemplo sería el fondo Ninety One Global Multi-Asset Income, que tiene un historial de éxito a la hora de navegar por contextos de mercado variados y, a menudo, desafiantes. De cara al futuro, creemos que la beta de renta variable baja y la volatilidad relativamente más baja del Fondo, junto con una expectativa de rentabilidad razonable a largo plazo impulsada por un rendimiento atractivo y sostenible, lo convierten en una participación fundamental fiable en la cartera de un inversor.

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Columna de Jason Borbora-Sheen, co-gestor junto con John Stopford de la estrategia Ninety One Global Multi-Asset Income.

 

 

Anotaciones:

Es posible que los objetivos de rendimiento y volatilidad no se logren necesariamente, se pueden producir pérdidas. La cantidad de ingresos puede aumentar o disminuir.

El objetivo de rendimiento de alrededor del 4%, si bien se ha logrado hasta la fecha desde el inicio (31 de mayo de 2013), depende de las condiciones del mercado y, en consecuencia, es posible que deba revisarse.

(1) El fondo GMAI tiene un objetivo de menos de la mitad de la volatilidad de las acciones globales.

(2) Renta variable global definida como MSCI ACWI Total Return.

Solo para inversores profesionales y asesores financieros. No para distribución al público o dentro de un país donde la distribución sería contraria a las leyes o regulaciones aplicables.

¿Qué le espera al sector bancario europeo este año?

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Pixabay CC0 Public Domain. Union Bancaire Privée anuncia la adquisición de Millennium Banque Privée - BCP

Hasta ahora, los bancos europeos han demostrado su capacidad de recuperación ante los estragos económicos causados por el COVID-19. Según Scope Ratings, no ha habido ninguna crisis bancaria, ya que «las políticas de apoyo fiscal, monetario y de supervisión han neutralizado el riesgo de crédito, financiación y solvencia».

Según apunta en su último análisis, es muy improbable que se produzca una crisis bancaria generalizada en esta primera prueba de estrés real desde que el sector se desmarcó de la crisis financiera mundial. “El apoyo fiscal y monetario se mantendrán, al igual que el enfoque pragmático de los reguladores bancarios. Los sólidos fundamentales del sector serán clave para evitar el peor de los escenarios”, afirma Dierk Brandenburg, responsable del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings.

“La calidad de los préstamos se deteriorará, pero la preocupación por la calidad de los activos está fuera de lugar. Las autoridades se equivocarán siendo extremadamente cautelosas al endurecer su postura regulatoria, pues la mayoría de los bancos podrán absorber los altos costes del crédito a través de sus beneficios antes de provisiones”, comenta Brandenburg.

Scope espera que la rentabilidad de los bancos siga siendo baja en 2021, pero el sector debería poder evitar grandes pérdidas y la erosión del capital en su conjunto. De todas formas, considera que la combinación de curvas de rendimiento bajas y planas y los altos requerimientos de capital continuarán persiguiendo la rentabilidad de los bancos. «Con muy pocas excepciones, los bancos no podrán compensar su costo de capital», señala. 

La prohibición general de los dividendos fue una medida de supervisión racional para conservar el capital del sector ante la escasa visibilidad de la magnitud de las pérdidas crediticias. La liberación del capital atrapado por la prohibición de los dividendos irá de la mano de la visibilidad de los beneficios. “El actual enfoque general puede transformarse en uno más específico, pero esperamos que los supervisores se resistan inicialmente a los llamamientos de la industria para que se restablezcan los dividendos y las recompras mientras persista la incertidumbre sobre las pérdidas crediticias. Eventualmente cederán a medida que mejore la visibilidad de los beneficios del año 2021”, indica Marco Troiano, director adjunto del equipo de instituciones financieras de Scope.

En este sentido Troiano advierte: “Apresurarse a distribuir el exceso de capital puede ser imprudente”. Mantener cierto grado de flexibilidad financiera en un momento de gran incertidumbre no sólo es una opción prudente para proteger a los bancos en caso de nuevas caídas cíclicas, sino que también representa un impulso para comprar a los nuevos competidores a precios de saldo.

Desde una perspectiva temática, la firma apunta que la reducción de costes y las fusiones y adquisiciones caracterizarán al sector bancario en 2021. «Ante la creciente presión de los ingresos, y dado que los confinamientos relacionados con el COVID-19 han catalizado la penetración de los canales digitales, los bancos se esforzarán por acelerar la reducción de sus costes de distribución física para proteger la rentabilidad. Las fusiones y adquisiciones nacionales pueden favorecer esto al mismo tiempo que permiten economías de escala en las inversiones en tecnología de la información«, apunta en su último informe.  

Scope ve tres fuerzas que impulsan las fusiones y adquisiciones. Primero, un replanteamiento de la distribución es más apremiante ahora que en cualquier momento desde la gran crisis financiera. Según explica, el COVID-19 aceleró el paso a los canales digitales, aumentando el coste de tener redes de distribución obsoletas. Esto es especialmente relevante en sistemas caracterizados por un alto número de sucursales bancarias, como Alemania, Francia, España e Italia.

En segundo lugar, los impulsores económicos son muy fuertes. «La recesión provocada por el COVID-19 todavía no ha producido impactos catastróficos en la calidad de los activos o en el coste del riesgo, pero ha consagrado la perspectiva de la curva de tipos negativos/planos. Esto es perjudicial para los ingresos de los bancos, y el recorte de costes es la principal palanca para proteger el resultado final. El valor de las sinergias de costes es mayor que antes.», añade.

En tercer lugar, el exceso de capital acumulado y los bajos precios de las acciones hacen que las adquisiciones sean más atractivas. Incapaz de pagar dividendos, recomprar acciones o encontrar suficientes oportunidades de préstamo para desplegar el capital de forma orgánica, la dirección del banco está recurriendo al crecimiento inorgánico para desplegar el exceso de capital.

“Esperamos que la tendencia hacia una mayor consolidación continúe en 2021, con los acuerdos a nivel doméstico protagonizando la mayor parte de la actividad. Sin embargo, los bancos estarían mejor si invirtieran el exceso de efectivo en la mejor tecnología escalable, dadas las tendencias seculares hacia la digitalización, y trataran de conquistar clientes mediante mejores productos y precios competitivos, en lugar de adquirir redes de distribución anticuadas que pueden terminar por sobrecargar el negocio a largo plazo”, concluye Brandenburg.

Morningstar prepara el lanzamiento de una nueva familia de índices sobre estilos de inversión

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Pixabay CC0 Public Domain. Morningstar prepara el lanzamiento de una nueva familia de índices sobre estilos de inversión

A lo largo de este mes, Morningstar lanzará formalmente una nueva familia de índices: los Morningstar® Broad Style IndexesSM. Según explica la firma, han sido diseñados para representar con mayor precisión el tamaño y las dimensiones de estilo del mercado de renta variable estadounidense. 

Los datos y la metodología subyacentes de los Morningstar® Broad Style IndexesSM están diseñados para ser coherentes con el Morningstar Style Box, que se ha convertido en el estándar del sector para la categorización y el seguimiento de las carteras de inversión gestionadas. Por este motivo, apunta que los nuevos índices son un “complemento natural” para informar las decisiones de inversión relacionadas con la inversión por estilos. 

«La inversión por estilos es la base de las carteras de muchos inversores. Inspirados en más de 30 años de investigación y análisis independientes, los nuevos Índices Morningstar Broad Style tienen como objetivo potenciar a los inversores a través de un marco más flexible e intuitivo para la construcción de carteras de renta variable estadounidense. A medida que buscamos ampliar nuestro conjunto de índices de estilo en el nuevo año, estamos orgullosos de nuestra mejor relación con iShares», ha señalado Ron Bundy, presidente de los Índices Morningstar.

Para dar peso a esta nueva gama de índices, BlackRock ha anunciado que sus nueve fondos del conjunto de ETFs iShares Morningstar US Equity Style Box comenzarán a realizar el seguimiento de los nuevos Índices Morningstar Broad Style. En este sentido, Armando Senra, director general y jefe de iShares Américas en BlackRock, ha señalado: “iShares lidera la industria de ETFs gracias a nuestro compromiso con ofrecer una combinación de innovación, calidad y valor. Nuestra relación continua con Morningstar refuerza nuestra propuesta de valor y nuestra voluntad de utilizar la escala de nuestra plataforma para ofrecer mejores soluciones y resultados a nuestros clientes. En el centro de esta colaboración está nuestra misión de ofrecer simplicidad, diversificación y flexibilidad”. 

Según los datos que recoge Morningstar, desde noviembre de 2020, se invirtieron 753.000 millones de dólares en activos en fondos de índices de value o growth de Estados Unidos, y otros 284.000 millones de dólares a nivel mundial. Además, en su opinión, los gestores activos siguen buscando alfa a través de estos estilos de inversión, con 2,2 billones de dólares de activos gestionados activamente comparados con los índices de value o growth de  Estados Unidos. “La inversión por estilos es una disciplina bien establecida para invertir en acciones de los Estados Unidos. Décadas de investigación académica y experiencia de los inversionistas han confirmado las características distintivas de rendimiento de las acciones en función de su tamaño y valoración”, apuntan desde Morningstar.

Los inversores institucionales ven en el bitcoin un activo para protegerse de la inflación y de la devaluación de las divisas

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Pixabay CC0 Public Domain. Los inversores institucionales ven en el bitcoin un activo para protegerse de la inflación y de la devaluación de las divisas

Durante la primera semana de 2021, el bitcoin alcanzó la barrera de cotización de los 30.000 dólares, lo que presenta un nuevo máximo histórico para esta criptomoneda. No es algo aislado, sino que desde finales de año ya venía marcando una importante tendencias al alza, que comenzó en el verano de 2020.

Las criptomonedas ganan popularidad, en particular el bitcoin, lo que ha hecho que los inversores institucionales se fijen en ella y se planteen si puede tener cierta utilidad en sus carteras. Según un estudio realizado por Evertas, compañía de seguros de criptoactivos, este tipo de inversor considera que el bitcoin podría ayudar a proteger sus inversiones contra la inflación y la devaluación de las divisas. Sin embargo, reconoce que no es un activo seguro ni saben cómo cubrir el riesgo que conlleva estar expuestos.  

Según la encuesta en que se basa este estudio, el 80% de los inversores institucionales cree que las recientes políticas de relajación cuantitativa de los bancos centrales y gobiernos puestas en marcha ante la crisis generada por el coronavirus podrían provocar un aumento de la inflación. Ante esta tendencia, el documento apuesta que los inversores institucionales buscarán cada vez más invertir en bitcoin para protegerse de la inflación y de la devaluación de las divisas. 

Los resultados también revelan que entre 2021 y 2025, el 90% espera que los inversores institucionales inviertan más en criptoactivos como el bitcoin, y el 80% espera que los inversores minoristas hagan lo mismo.

Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para el crecimiento del mercado de inversión en criptoactivos es el bajo nivel de seguros adecuados para cubrir estos activos. Más de la mitad de los inversores institucionales están “fuertemente de acuerdo” con que la falta de un seguro adecuado para cubrir los criptoactivos está frenando dramáticamente su nivel de inversión, así como a los gestores de fondos de cobertura y a los inversores minoristas en criptoactivos. 

«Un nivel inadecuado de coberturas o seguros está frenando el crecimiento del mercado de los criptoactivos. Los aseguradores necesitan invertir fuertemente en sus procesos de gestión de riesgos y de suscripción para desarrollar una fuerte comprensión de los riesgos que implica la propiedad y la presencia de criptoactivos en la cartera”, apunta Raymond Zenkich, presidente y director de operaciones.

El nuevo año comienza con alboroto y sorpresa

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Pixabay CC0 Public Domain. El nuevo año comienza con alboroto y sorpresa

El pasado miércoles una multitud de miles de ciudadanos afines a Trump asaltaron el Capitolio (Washington) -símbolo de la democracia estadounidense- en un intento infructuoso de obstaculizar el conteo de votos del Colegio Electoral, que certificaba oficialmente la victoria de Joe Biden en la madrugada del jueves. Las consecuencias del ataque (donde 4 personas perdieron la vida) generaban estupor entre congresistas (que huyeron buscando refugio) y medios de comunicación especializados y dejaban pasmado al resto del mundo.

Casi al mismo tiempo, pero a más de 1.100 kilómetros de distancia, los demócratas Jon Ossoff y Ralph Warnock se proclamaban vencedores en Georgia, y facilitaban la mayoría de su partido en el Senado al apuntarse el voto de la vicepresidenta, Kamala Harris (50+1). Más que una ola, una “olita azul”, porque si bien es cierto que, al menos, hasta 2022 mantendrán el control de ambas cámaras del Congreso, los demócratas tendrán un margen de maniobra limitado: empate técnico en la cámara baja y una mayoría débil en el House of Representatives (solo 11 diputados más que los republicanos, de los cuales al menos cuatro se han pronunciado de forma desfavorable respecto a algunas de las propuestas de campaña de Biden como  el Green New Deal o la suspensión del voto filibustero).

En cualquier caso, es razonable pensar, en base a su ideología, que Biden exprimirá su ventaja para posicionarse ligeramente a la izquierda del centrismo socialista que defendió Barack Obama.

Esto significa, en primer lugar, que la aplicación de propuestas fiscales más generosas es ahora más probable (máxime cuando las iniciativas políticas encaminadas al equilibrio presupuestario pueden ser aprobadas en el Senado con 50+1), y esto gusta a los inversores: un incremento en la cuantía de los cheques de estímulo a los hogares a 2.000 dólares (desde 600 dólares) y la ejecución del proyecto de ley HEROES de los demócratas (que podría significar ayudas adicionales que superen los 1,5 billones de dólares -trillones anglosajones-) podrían catapultar el crecimiento del PIB estadounidense en 2021.

No obstante, el efecto neto de la “olita azul” acabe muy probablemente resultando neutro (o ligeramente negativo) sobre la economía.

Recordemos que, sin quitar mérito al programa de gasto en infraestructura de 1 billón de dólares en 10 años que defiende el presidente electo, en EE.UU. ya se dedican 0,5 billones/año a este fin, de forma que el beneficio marginal de la iniciativa puede ser menor que el que parece estar descontando el mercado.

Adicionalmente, la nueva administración buscará cuadrar las cuentas, y para ello acudirá antes o después a las subidas de impuestos (para empresarios e individuos). Esta fue una piedra angular del discurso de Joe Biden a lo largo de toda su campaña; la tasa impositiva (efectiva) para empresas del S&P 500 se sitúa en el nivel más bajo de los últimos 30 años y la desigualdad social es cada vez mayor (la tasa marginal más alta es del 37% cuando la media desde 1920 ha estado cerca del 50%); el nuevo presidente buscará apuntarse el tanto con sus bases en un momento en el que, además, un incremento en la presión fiscal estaría justificado políticamente; de acuerdo al Instituto Pew, un 78% de los votantes azules y un 61% de los ciudadanos mayores de edad consideran que EE.UU. enfrenta un problema de desequilibrio socioeconómico.

Una subida moderada del ~4% en la tasa estatutaria del impuesto sobre sociedades (hasta 25%; antes de 2017) drenaría ~9 dólares a los beneficios por acción (BPA) que el S&P 500 producirá en 2021 (que el consenso estima serán de 168 dólares). Si somos más pesimistas y tomamos a Biden al pie de la letra, el impacto sobre el bolsillo de los empresarios resultaría más grave al movernos desde el 21% al 28% (o incluso por encima, con un mínimo efectivo del 15%). Este escenario, menos probable, restaría un 11% al BPA de las grandes multinacionales norteamericanas (18,5 dólares) impactando con especial virulencia sobre las de bienes raíces y de tecnología.

Tabla 1 LME enero

Para el ciudadano de a pie con rentas por encima de la media el panorama no es mucho más prometedor (el tipo más alto se movería hasta el 40%). Como ya hizo Trump con su Tax Cuts & Jobs Act, esta iniciativa tan solo necesitaría de una mayoría simple en el Senado (50+1) y podría ser aprobada en 2021 y puesta en práctica en el ejercicio fiscal 2022.

El efecto en el mercado de valores es confuso, pero la historia (como mostramos en este foro el pasado mes de noviembre, no es favorable en los primeros dos años de un gobierno demócrata con mayoría en el Congreso). Las ondas expansivas serán más evidentes a nivel sectorial, vía expectativas de inflación y pendiente de la curva (cosa que, por cierto, la Fed ve con buenos ojos, que nosotros anticipamos aquí y que comienza a ser consenso entre analistas e inversores profesionales).

Un mayor estímulo, un dólar más débil y lecturas de inflación más altas ayudarán a industriales, materiales básicos y bancos y perjudicarán a tecnológicas y compañías de crecimiento en general. Asimismo, es probable que los inversores exijan una mayor prima de riesgo a empresas farmacéuticas y de salud; la reactivación del Obamacare (Affordable Care Act) será una prioridad para los demócratas, que buscaran limitar el incremento en el precio de las medicinas y estimular el uso de genéricos y de producto importado más barato.

El aumento en el déficit y su impacto positivo en el crecimiento a corto plazo es, sin embargo, negativo para el dólar americano. Con una Reserva Federal que se mantiene firme en su intención de no cambiar de política hasta 2023, es probable que el impulso al crecimiento levante las expectativas de inflación y ejerza presión a la baja sobre los tipos de interés reales. Esto es positivo para el rendimiento relativo de la bolsa europea respecto a la norteamericana y también refuerza los argumentos para seguir apostando por el oro – a pesar de su reciente comportamiento- como activo diversificador del riesgo del portafolio.

Crecimiento económico y más estímulos, las claves tras el ruido político en Estados Unidos

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Pixabay CC0 Public Domain. Crecimiento económico y más estímulo fiscal tras el ruido político en Estados Unidos

Tras el episodio vivido esta semana en el Capitolio, llega un nuevo giro en la política estadounidense: Donald Trump se muestra indignado por lo ocurrido y reconoce su derrota, comprometiéndose a garantizar una transición ordenada. En un contexto más relajado, el foco vuelve a situarse en lo relevante: el control de la pandemia y las oportunidades de inversión que traerá la administración Biden. 

Los analistas Banca March destacan el buen comportamiento que tuvieron ayer las bolsas del país, que dejaron a un lado lo ocurrido y marcaron nuevos máximos históricos. “La renta variable de Estados Unidos parece así descontar nuevas políticas expansivas, que traigan consigo una reactivación del crecimiento y el retorno a ciertos niveles de inflación”, señalan en su análisis diario. 

El que sí ha sufrido ha sido durante este evento político ha sido el dólar, muestra de ello fue la caída de medio punto del índice DXY el pasado 6 de enero. “Esta acción crea un precedente de crisis constitucional severo en los EE.UU., provocando una mayor desconfianza en el dólar y otros activos domésticos”, explican los expertos de Monex Europe, que además destacan: “En el ámbito fiscal, este resultado podrá permitir a los demócratas llevar a cabo un programa de estímulos favorable a la recuperación de la economía y del mercado laboral, lo que quita presión de la Reserva Federal como protagonista en el frente de política económica. En consecuencia, podría esperarse un rebote del dólar en el horizonte de mediano plazo”. 

En este sentido, Keith Wade, economista jefe de Schroders, recuerda que el control del Senado y la Cámara de Representantes por parte del Partido Demócrata le permitirá a Joe Biden implementar gran parte de su agenda. En este sentido, señala que aunque los acontecimientos del miércoles por la noche significan que continúan los riesgos para una transición tranquila de poder, la probabilidad de una recuperación global en forma de V ha aumentado.

“Si bien todavía hay por delante un invierno difícil, con el aumento de los contagios por COVID-19, y habrá que ver los detalles del estímulo fiscal, los multiplicadores normales sugerirían añadir un punto porcentual al PIB de EE.UU. este año y el próximo. Esto llevaría nuestras previsiones al 4,8% y al 4,5% para 2021 y 2022, respectivamente (desde el 3,8% y el 3,5%). Tal crecimiento reduciría el desempleo y cerraría la brecha de producción más rápidamente, lo que a su vez significaría una mayor presión inflacionaria. En consecuencia, se buscaría un aumento más temprano de los tipos de interés de la Reserva Federal, potencialmente en 2023, en vez de 2024”, argumenta Wade.

También se espera que la nueva administración realice un mayor gasto fiscal. “Las implicaciones políticas del llamado blue sweep son numerosas. Esperamos que la administración de Joe Biden, con mayoría en el Congreso, impulse una ayuda fiscal adicional relativamente pronto. Después del paquete de 900.000 millones de dólares aprobado a finales de diciembre, se podría acordar una ayuda fiscal adicional de emergencia de hasta 1 billón de dólares cuando el nuevo gobierno asuma el poder, incluyendo transferencias más generosas a los hogares estadounidenses. Esto conducirá a un mayor repunte del consumo cuando las perturbaciones del COVID-19 se alivien y estimulará el crecimiento en el segundo y tercer trimestre por encima de nuestras previsiones reales”, explica Sandrine Perret, economista de Vontobel Wealth Management.

Además, Perret considera que, en una segunda etapa, Biden impulsará un paquete de gastos en infraestructura con una inclinación de inversión verde a finales de este año. “Por último, podrá aprobar un aumento del impuesto de sociedades para las grandes empresas. Aquí la ley final probablemente será diluida de la propuesta inicial de un aumento al 28% (desde el 21%), dada su escasa mayoría en el Congreso y los demócratas moderados nombrados en el gabinete de Biden”, añade.

“Más allá de la política fiscal, la atención de los inversores se centrará ahora en otras áreas del programa político demócrata, como el gasto en infraestructura, los aumentos de los salarios mínimos y una mayor intervención reguladora en una serie de industrias clave”, comenta Paul O’Connor, responsable de Multiactivos en Janus Henderson. Su compañero Matt Peron, director de análisis de Janus Henderson y Jim Cielinsky y responsable global de renta fija, destaca que el estímulo fiscal ayudaría a apoyar la economía y podría compensar los efectos negativos de una regulación más estricta y unos tipos impositivos más elevados. «Ambos elementos del programa demócrata. Estas medidas podrían verse retrasadas por la pandemia, mientras que las tendencias seculares de crecimiento y la política monetaria ultramoderna siguen siendo fuerzas igualmente fuertes en la economía«, añade Peron. 

En opinión de Christine Todd, directora de renta fija EE.UU. en Amundi, y de Paresh Upadhyaya, director de estrategia de divisas y gestor de fondos EE.UU. en Amundiun mayor estímulo fiscal y la consiguiente emisión de bonos, así como un posible presupuesto de infraestructura, presionarán al alza los rendimientos estadounidenses. «La curva debería continuar empinándose a medida que aumenten las expectativas de un crecimiento más sólido y la tasa de los fondos federales se mantiene cerca de cero. Los diferenciales crediticios corporativos pueden estar respaldados inicialmente por un mayor gasto en estímulos y una demanda contenida de los servicios. Posteriormente, afrontarán un viento en contra con una rentabilidad más débil asociada con mayores gastos impositivos, los costes del endeudamiento y la regulación. El QE de la Fed seguirá respaldando los agency mortgage-backed securities (MBS). El riesgo de dislocaciones crediticias en las finanzas de los gobiernos estatales y locales es materialmente menor con los Demócratas impulsando la asignación de estímulos adicionales. Si bien los incrementos de productividad podrían servir para contrarrestar las presiones inflacionistas a medio plazo, el aumento de los déficits y la debilidad del dólar respaldan a largo plazo una mayor inflación en Estados Unidos. Es probable que el mercado bajista del dólar estadounidense gane momentum, ya que el creciente déficit presupuestario lastra al dólar«, explican ambos.

Biden, sin carta blanca 

Pese a que el ruido político se ha calmado y la victoria de los demócratas no tiene discusión, Biden tiene por delante un laberinto político que sortear para sacar todas sus medidas con éxito. Según explica David Page, jefe de Macro Research de AXA Investment Managers, el control demócrata del Senado es un hecho material e inesperado. Sin embargo, Page advierte que no le dará a Joe Biden carta blanca para aplicar su manifiesto. 

“En primer lugar, este control permitirá a los demócratas controlar la agenda del Senado, lo que significa que elegirán qué temas se votarán (y cuáles se pueden evitar). En segundo lugar, le dará a los demócratas una mayoría en los comités. Sin embargo, el control demócrata es muy débil. Cualquier complicación, desde las ausencias de Covid a las renuncias prematuras o las muertes eliminaría esta mayoría. Además, los demócratas (e independientes) tendrían que estar unidos para garantizar una mayoría, algo que no se puede garantizar en una variedad de temas. Lo que es más importante, los demócratas están muy por debajo de la supermayoría (60) necesaria para impedir el filibusterismo republicano, que puede bloquear eficazmente la aprobación de legislación”, explica Page sobre el contexto político. 

Y añade como conclusión: “Dicho esto, los demócratas todavía pueden utilizar el llamado proceso de reconciliación para aprobar legislación con una mayoría simple, aunque las condiciones en que se puede aplicar la reconciliación han cambiado en el último decenio y son restrictivas”.