Los fondos españoles crecen un 10,5% en lo que va de año y acumulan 16.500 millones en suscripciones

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CC-BY-SA-2.0, Flickr. carretera

Los fondos de inversión han cerrado el mes de julio con un incremento de 3.219 millones de euros en su volumen de activos (un 1,1% más que el mes anterior), situándose de esta manera en 303.511 millones de euros, casi 29.000 millones por encima del cierre de 2020. Esta cifra supone que, en lo que va de año, los fondos han incrementado su volumen un 10,5%, según los datos provisionales de Inverco.

Con un comportamiento plano en los mercados financieros, el incremento en el patrimonio de los fondos de Inversión ha tenido su origen principalmente en el volumen de las suscripciones netas, que han aportado el 70% del crecimiento del mes, mientras el 30% restante tuvo su origen en las revalorizaciones de cartera por efecto mercado.

Y es que, según los datos de Inverco, el ahorrador ha mantenido en julio su confianza en los fondos, registrando flujos netos positivos por importe de 2.267 millones de euros, siendo julio el sexto mes en que de forma consecutiva los fondos captan ahorro neto de los partícipes por importe superior a los 2.000 millones de euros.

En el conjunto del año 2021 los fondos acumulan más de 16.500 millones de euros en suscripciones netas.

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En julio, la inmensa mayoría de las categorías han experimentado flujos de entrada positivos, centrados en los fondos de renta fija, con 1.676 millones, seguidos por los globales, con 687 millones. También los mixtos han registrado suscripciones de cierta magnitud por valor de 675 millones en su conjunto.

Las vocaciones inversoras con mayores reembolsos han correspondido a los fondos garantizados (742 millones) y en menor medida a los de renta variable internacional.

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Por su parte, las rentabilidades también acompañan al sector. En julio los fondos han experimentado una rentabilidad media del 0,27%, con rentabilidades positivas en la práctica totalidad de las categorías. Únicamente los fondos de renta variable nacional han presentado rendimientos ligeramente negativos (-0,36%), pero siguen manteniendo una rentabilidad acumulada en el año próxima al 11%, siendo esta la segunda vocación que más rentabilidad está ofreciendo en el año, por detrás de los fondos de renta variable internacional (14,35%). Cabe destacar el positivo comportamiento de la renta fija de mayor duración (renta fija largo plazo, garantizados, fondos con objetivo de rentabilidad no garantizado), cuyo origen ha sido la notable reducción de las TIRes de la deuda de largo plazo.

En el conjunto del año, los fondos acumulan una rentabilidad del 4,54%, donde todas las categorías presentan rendimientos positivos, siendo superiores al 10% en aquellas vocaciones centradas en renta variable pura, tanto en el mercado nacional como en el internacional.

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Una recuperación singular: comienza el relevo

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Aunque el rally de la renta variable desde el mínimo de la pandemia ha sido prácticamente ininterrumpido, el liderazgo ha experimentado una marcada transición. En 2020, las cotizaciones se recuperaron gracias a la fortaleza de las empresas más favorecidas por el confinamiento, que hicieron posible que las sociedades siguiesen trabajando, educando y comprando a distancia. Superpuestas a este grupo estuvieron las plataformas online de mega-capitalización y las empresas de informática en la nube (cloud), alineadas con temas considerados duraderos y de crecimiento secular. En un mundo sumido en una acusada contracción económica, los inversores pagaron una prima por las escasas historias de crecimiento.

Este año, el optimismo acerca de la reapertura económica general ha situado a las empresas más vinculadas al ciclo a la cabeza del rally. En contraste con finales de 2020, cuando las vacunas estaban a punto de ser aprobadas, no es la esperanza lo que ahora está impulsando los mercados, sino el crecimiento de los beneficios. En consecuencia, el liderazgo ha rotado hacia los segmentos del mercado vapuleados, para los cuales se anticipa un buen comportamiento durante la recuperación económica. La rentabilidad en lo que va de año de las acciones value es más del doble que la de las acciones growth, y las pequeñas empresas están empezando a poner distancia entre ellas y las de gran capitalización.

Aunque esta rotación sigue prácticamente el manual sobre los ciclos de mercado, la de 2020 no fue una recesión ordinaria, y los inversores deberían ser prudentes pues la recuperación podría desarrollarse de manera atípica. Una interpretación favorable es que las disrupciones económicas provocadas por fenómenos naturales suelen durar poco. Sin embargo, una recuperación económica general podría enmascarar las disrupciones fundamentales en los modelos de negocio causadas por los cambios de comportamiento de los consumidores y por la aceleración de la transición hacia la economía digital durante la pandemia. Al mismo tiempo, los niveles de intervención monetaria y fiscal aplicada no tienen precedentes, y su impacto final en algunos segmentos del mercado y de la economía no está ni mucho menos claro.

Un panorama económico en fase de mejora podría llevar a los inversores a caer en una euforia excesiva respecto a la renta variable. Y aunque compartimos el optimismo sobre los beneficios a corto plazo, hay que evitar “comprar el mercado” indiscriminadamente. Esto es así porque la dinámica de mercado está destinada a cambiar, a lo que hay que añadir cierto número de riesgos –desde errores de política hasta inflación y perturbaciones en el mercado provocadas por la liquidez– que podrían derivar en una rápida retirada del apoyo hacia aquellos participantes en el rally sin la estrategia o la solidez financiera para mantener el crecimiento de los beneficios durante todo el ciclo económico.

Aún en los compases iniciales

Las recuperaciones económicas tienden a imitar la trayectoria de la fase bajista. Y a diferencia de lo ocurrido en la crisis financiera global, parece que sí será así con la emergencia provocada por la pandemia del COVID-19. Detrás de ello están los considerables esfuerzos de vacunación que han permitido a un número creciente de países reabrir sus economías. Ahora se espera que el producto interior bruto (PIB) global alcance el 5,8% este año y, como se observa en el gráfico 1, los índices de directores de compras (PMI) regionales muestran que está en marcha una recuperación en forma de “V”. Debido a la naturaleza de esta recesión, la contracción afectó simultáneamente a todas las zonas geográficas. La recuperación, en cambio, está resultando ser asíncrona y acumulativa.

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Poco después de que se decretasen los confinamientos el año pasado, la economía global recibió un salvavidas cuando el gobierno de China activó una ola de estímulos a través de su palanca de política favorita: el gasto en construcción. Una vez que el país hubo recuperado cierta bonanza económica, y temeroso de la amenaza que puede acarrear un apalancamiento excesivo, adoptó una postura menos acomodaticia. Para entonces, sin embargo, los indicios ya apuntaban a que EE.UU. empezaba a ver la luz al final del túnel. Dado el decisivo papel del consumo estadounidense en el crecimiento económico global, el consumidor estadounidense —apoyado por la elevada tasa de ahorro y los cheques de estímulo— se dispone a tomar el relevo de China como impulsor de la próxima fase de la recuperación global.

Con la vacunación avanzando a buen ritmo en regiones clave como el Reino Unido —y más recientemente, Europa continental— las fuentes de crecimiento, en nuestra opinión, deberían volverse más variadas a lo largo de 2021. Sin embargo, India y Brasil solo han empezado a experimentar sus oleadas más recientes de contagios, y los esfuerzos de vacunación serán fundamentales para atajar posibles brotes y colocar a estas economías en una posición económica más firme.

“El consumidor estadounidense … se dispone a tomar el relevo de China como impulsor de la próxima fase de la recuperación global”.

Construir desde una base

Las ganancias de la renta variable en 2020 se cimentaron en gran parte en la expansión de los múltiplos, pues los inversores premiaron las acciones orientadas al crecimiento y de megacapitalización. Este año, las que están alentando los avances del mercado son las expectativas de un intenso crecimiento de los beneficios (véase el gráfico 2). La revalorización primera de las acciones cuando los ensayos con las vacunas cobraron impulso ha proseguido conforme la economía global ha empezado a constatar progresos concretos. En los últimos tres meses, hasta el 13 de mayo, los beneficios agregados del índice MSCI World se han revisado al alza más de un 7%. De manera importante, la mayor mejora se ha centrado en los sectores cíclicos, incluidos los de energía, materiales, financiero y comunicaciones. Aunque esta última categoría también estuvo en la base del rally de 2020, su reaparición ahora tiene menos que ver con su exposición al crecimiento secular y más con la posición dominante de las plataformas de internet en el gasto en publicidad online, un segmento destinado a registrar un auge a medida que las empresas pugnan por la atención de los consumidores.

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El mercado ha tomado nota de que estos cuatro sectores han estado entre los componentes con mejor rendimiento del índice MSCI World hasta finales de mayo. La perspectiva de una demanda al alza de inputs industriales ha impulsado a los sectores relacionados con las materias primas, mientras que el financiero se benefició de la pronunciada inclinación a principios de año de la curva de tipos, lo que augura buenas expectativas para los márgenes operativos de las entidades de crédito. Los sectores históricamente defensivos han quedado, hasta ahora, descolgados. Entre ellos el sector de la tecnología, que en 2020 asumió la peculiar vitola de “crecimiento defensivo”, pues durante lo peor de la crisis, los inversores gravitaron hacia los balances inexpugnables y las posiciones estratégicas defensivas del sector de megacapitalización.

Calentando motores

A medida que las restricciones a la movilidad por la Covid se relajan en EE.UU. y la vacunación avanza en otras regiones, esperamos que la recuperación económica se extienda. La siguiente fase estará probablemente impulsada por unos consumidores deseosos de reemprender los viajes y la actividad social. Hasta entonces, la carrera de las fábricas para aprovisionarse de inputs a medida que incrementan su capacidad debería contribuir al crecimiento. Pero como se suele decir, del dicho al hecho hay un trecho, pues el recorte de pedidos industriales en 2020 afectó a las cadenas de suministro en un abanico de sectores, con la persistente escasez de chips de semiconductores como ejemplo más visible. Las medidas para reestablecer estos vínculos deberían espolear la recuperación de comienzo del ciclo, aunque con posibles tropiezos, ya que los reveses podrían crear baches en el crecimiento e inflación transitoria.

Una vez que la capacidad industrial aumente y los consumidores abran sus billeteras, las compras tendrán que pagarse. Mientras que los bancos deberían beneficiarse de las pronunciadas curvas de tipos asociadas al crecimiento económico, unos volúmenes de operaciones crecientes deberían apoyar a las pujantes empresas fintech, dedicadas en su mayor parte al procesamiento de pagos. Tras acelerarse durante la pandemia, las operaciones digitales, en nuestra opinión, seguirán formando parte del decorado puesto que los consumidores y las pequeñas empresas han experimentado la comodidad y eficiencia de los pagos online.

Otras actividades adoptadas durante la pandemia probablemente mantendrán su inercia ascendente. Si bien el comercio electrónico lleva años implantado entre los nativos digitales, el confinamiento le hizo ganar adeptos entre otros grupos de población —en especial, los mayores—. Ya sea mediante los pagos o las compras online, los individuos y las empresas no volverán atrás a una manera menos eficiente de hacer negocios.

Hay otras categorías que podrían no mantener el mismo nivel de actividad que durante la pandemia, pero que probablemente seguirán formando parte del tejido económico. Los modelos de trabajo y educación híbridos (presencial/a distancia), así como cierto tipo de interacciones sociales online, han llegado para quedarse. Debe hallarse un nuevo equilibrio entre el modelo “antiguo” y el “nuevo”. Como botón de muestra, un sorprendente ganador durante la pandemia: los sitios de citas online a los que recurrieron los solteros confinados. A medida que los contactos en persona vuelven a imponerse, esperamos que una parte —aunque no la totalidad— de la interacción digital remita.

Finalmente, algunas actividades de la era de la pandemia están llamadas a declinar. Los videojuegos, por ejemplo, no pueden expandirse ilimitadamente, pues un día tiene un número de horas finito. A medida que se restablezca la confianza en otras formas de ocio, los juegos online lo tendrán difícil para igualar los niveles de 2020. Con todo, esta categoría está en mejor posición que una diversidad de negocios que probablemente no se recuperen del todo debido a los cambios de comportamiento inducidos por la pandemia. Esperamos un aumento de los viajes y las actividades sociales, pero en aquellos casos donde existan alternativas digitales adecuadas, el futuro se antoja complicado.

“Si bien el comercio electrónico lleva años implantado entre los nativos digitales, el confinamiento le hizo ganar adeptos entre otros grupos de población —en especial, los mayores—”

Una recuperación singular con riesgos igualmente singulares

Casi cualquier recuperación temprana goza del apoyo de unas políticas acomodaticias. En consecuencia, todo ciclo está a expensas de que se cometan errores en política. Creemos que el impulsor de la actual recuperación es un favorable telón de fondo en los beneficios, pero dada la magnitud de la intervención gubernamental en la economía global, el margen para resultados imprevistos, a nuestro parecer, ha aumentado.

Por un lado, está el aforismo de que cuando la política monetaria se endurece, nos acercamos al final del ciclo. Los mercados recibieron un curso intensivo sobre esto durante el “berrinche” por la retirada de los estímulos (taper tantrum) de 2013, cuando la Reserva Federal (Fed) insinuó que reduciría su balance. El riesgo contrario es que los bancos centrales hagan demasiado poco, creando así las condiciones para una escalada de la inflación. Dado el reiterado discurso de la Fed sobre el mantenimiento de su postura acomodaticia a medio plazo, la inflación podría ser el riesgo que merezca mayor atención. Las preocupaciones latentes sobre el aumento de los precios estuvieron probablemente detrás de la subida de los tipos de los bonos del Treasury este invierno.

Creemos que el impulsor de la actual recuperación es un favorable telón de fondo en los beneficios, pero dada la magnitud de la intervención gubernamental en la economía global, el margen para resultados imprevistos, a nuestro parecer, ha aumentado.

Aunque cierta dosis de inflación es una señal positiva de una economía en recuperación, y permite a las empresas subir los salarios y repercutirla mediante subidas de precios, una inflación descontrolada reduciría el valor actual de todos los activos de riesgo, no solo de los bonos corporativos. Además, endurecimientos agresivos de los tipos en un intento por parte de los bancos centrales de no quedarse atrás harían que se cumpliese la profecía de que una política restrictiva es el verdugo de toda expansión.

Hasta ahora, la Fed permanece impasible al repunte de los rendimientos de los tramos intermedio y largo de la curva del Treasury. Probablemente interprete que esto es un “adelanto” de los tipos de final de año. Y aunque los rendimientos se han estabilizado, cualquier movimiento al alza adicional que ponga en peligro el crecimiento tendría como respuesta, en nuestra opinión, más medidas acomodaticias.

Unos ingentes estímulos fiscales y monetarios no solo amenazan con distorsionar el mecanismo de formación de precios de la economía real al introducir presión inflacionista, sino que también afectan directamente a los mercados financieros. La combinación de liquidez y tipos de interés bajos ha desatado entre los inversores una fiebre por el rendimiento, recurriendo a menudo al apalancamiento como potenciador de la rentabilidad. Aunque la probabilidad de un escenario de perturbación del mercado es remota, no es nula, y dada la estructura del mercado post crisis financiera global, un rápido drenaje de la liquidez podría tener consecuencias insospechadas, a medida que los inversores reducen su apalancamiento y venden lo primero que pueden.

Todo vuelve a depender de los beneficios

En un escenario como el descrito, las ventas podrían ser indiscriminadas. Pero una vez que las aguas se calmen, las acciones más resilientes serán aquellas apoyadas por un crecimiento de los beneficios, y no las beneficiadas por el “subidón” momentáneo del exceso de liquidez. El crecimiento de los beneficios ha sido especialmente intenso en energía, materiales, financiero y comunicaciones, como puede apreciarse en el gráfico 3.

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Asimismo, en caso de que los tipos de interés aumenten demasiado rápido y la recuperación se frene, las empresas que mejor capearán la tormenta serán aquellas capaces de generar crecimiento de sus beneficios durante todo el ciclo económico, apoyadas en los temas ligados a una economía global cada vez más digital. Pero como nuestro escenario base para lo que resta de 2021 es de una ampliación de la recuperación, creemos que los inversores deberían equilibrar su exposición secular con posiciones en títulos de alta calidad cuyos beneficios deberían recibir un impulso multitrimestral a medida que la actividad económica prosigue su recuperación.

 

Tribuna de Matt Peron, director de análisis de Janus Henderson Investors.

 

 

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El papel de las tecnológicas chinas y sus efectos en los mercados a nivel global

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Pixabay CC0 Public DomainImagen de Wei Zhu . China

Esta semana ha estado marcada por las caídas en acciones de la China continental y de Hong Kong (y ADRs; el ETF Golden Dragon ha perdido la mitad de su valor desde los máximos de febrero), que, a su vez, han generado inquietud en las bolsas de los Estados Unidos y de la eurozona.

La campaña de Xi Jinping contra los gigantes de la tecnología china, que empezó con el bloqueo a la oferta pública de venta de la fintech de Jack Ma (Ant Group, valorada en 30.000 millones de euros), se ha llevado por delante la cotización de acciones emitidas por compañías de los sectores logístico, entrega a domicilio, propiedad residencial y educación privada. El valor de mercado de empresas como DiDi, Oriental Education, Meituan, TAL Education, Gaotu, Tencent o Alibaba ha perdido entre un 14% y un 83% solo en los últimos 30 días (ver gráfica). El índice Hang Seng Tech perdía un 18% en tres sesiones, alentando el rumor entre los operadores estadounidenses de una liquidación masiva de activos chinos (locales y listados en Hong Kong) por parte de los grandes fondos de inversión del país.

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A pesar del embate regulatorio, que podría expandirse a otras industrias (servicios médicos o lujo, por ejemplo), su coste económico y la destrucción implícita de riqueza (el sector de clases privadas o tutoring fuera de horario escolar mueve más de 130.000 millones de euros y se ve seriamente amenazado por la nueva regulación; las caídas acumuladas desde febrero en acciones de corporaciones tecnológicas chinas suman más de 677.000 millones de euros de capitalización bursátil), el yuan se ha mantenido estable. La correlación entre el renminbi y las acciones chinas offshore (índice Hang Seng China) fue prácticamente perfecta cuando empeoraba la guerra comercial con EE.UU., para quebrarse puntualmente coincidiendo con las primeras evoluciones serias de contagios por COVID. Ahora, el diferencial entre ambas series se ha ampliado aún más, alimentando el temor respecto a una oleada de repatriaciones que podría deprimir el valor de la moneda china. Quizá uno de los motivos de la iniciativa del Politburó es precisamente moderar los flujos de dinero extranjero que, desde 2020, se han disparado en el mercado de renta fija local para evitar una apreciación más abultada en la divisa que dificultaría la transición del modelo económico.

 

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Un ataque tan directo al modelo de negocio de multinacionales como Amazon, Uber, Google o Netflix sería casi impensable y los intentos regulatorios hasta ahora han sido infructuosos. No obstante, el poder y relevancia (política, social y económica) que estas empresas han alcanzado puede ser precisamente lo que las autoridades chinas estén intentando evitar actuando con rapidez y contundencia contra entidades como JD.com (obligada a reestructurar su negocio), Bytedance (oferta pública de acciones suspendida, imposición de requisitos de censura y control de contenidos más severos), Meituan (forzada a incrementar salarios) o Suning.com (empujados a prescindir de su fundador en el manejo de la compañía).

La sorprendente iniciativa pone de manifiesto el punto hasta el que el Partido Comunista Chino (PCC) considera amenazada su capacidad para gestionar con éxito la transición de su modelo económico (de exportaciones a consumo doméstico) y que pretende consolidar la mayoría de una clase media en un país de 1.400 millones de personas (evitando la polaridad social y la desigualdad).

El riesgo que supone para las autoridades la diseminación masiva de información contraria a los intereses del PCC, la pérdida de control del sistema financiero o la emergencia de propuestas políticas alternativas (construidas sobre la influencia política y el poder económico de magnates como Jack Ma) contrasta con la necesidad de contar con el apoyo de instituciones privadas que fomenten y diseminen el mensaje del gobierno central a través de la producción de contenido de entretenimiento local que permita al país mantenerse a la vanguardia de los avances tecnológicos (que produzcan más propiedad intelectual en el ámbito del diseño de semiconductores, por ejemplo, y no estén tan enfocadas en desarrollar nuevos modelos de negocio en torno a la industria del consumo), o que permitan potenciar las dependencias económicas de China y obtener influencia política. Inversiones en multinacionales extranjeras como las llevadas a cabo por Tencent en Tesla, Zoom, Spotify o Shopify por valor de 50.000 millones proporcionan a Pekín un conducto potencialmente muy útil para proyectar en otras naciones la imagen que más les interese en cada momento. En este sentido, las medidas adoptadas hacen casi imposible que una empresa china se financie en EE.UU., obligándola a levantar capital localmente y dando al PCC y a los reguladores chinos una mayor capacidad de influencia sobre su gestión.

El objetivo del gobierno chino, enmarcado dentro de su plan quinquenal, pasa por transformar el país en una nación socialista moderna, facilitando el desahogo financiero de familias de clase media que ahora pueden plantearse tener hasta tres hijos (lo que implica mayores tasas de consumo). Garantizar que este proyecto llegue a buen puerto exigirá una presión regulatoria muy alta.

En el excelente libro Geopolitical Alpha, Marko Papic plantea una cuestión interesante que puede ayudar a entender las acciones adoptadas por el gobierno chino. Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, el PCC publicó un análisis en el Diario de la Juventud China acerca de los motivos detrás de la caída de la URSS. Este artículo identificaba, como tarea más urgente para evitar el mismo destino, la implementación de reformas graduales para asegurar la estabilidad. Este mandato, años más tarde, quedó resumido por el entonces secretario general del PCC Jiang Zemin en tres premisas fundamentales:

  1. El Partido debe representar las fuerzas productivas de la economía.
  2. El Partido debe impulsar una cultura moderna avanzada.
  3. El Partido debe representar los intereses de la gran mayoría del pueblo.

Para mantener al pueblo contento, las autoridades chinas evitarán a toda costa caer en la trampa de las “rentas medias”, que se produce cuando el crecimiento económico se estanca y la evolución de la renta per cápita queda suspendida en niveles alejados de los de las economías más desarrolladas (justo lo que dilapidó los regímenes autoritarios latinoamericanos en los 70s).

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Las reformas llevadas a cabo en China (regular las vías de financiación de las provincias y el shadow banking, evitar burbujas especulativas en mercados de propiedad residencial, ser quirúrgico en las ayudas al crecimiento económico o potenciar el desarrollo local de empresas operando en industrias estratégicas) buscan, ante todo, preservar una tasa de crecimiento que evite el descontento social y garantice el apoyo de la clase media al gobierno (que representa más del 50% de la población). Para ello, la clave está en disparar la productividad, que pasa por racionalizar la asignación de recursos proporcionando el acceso a capital a empresas privadas que lideren la innovación y garanticen la generación de riqueza (que en términos de PIB per cápita supera ya al registrado para Corea o Taiwán y que no puede modularse rebajando el impuesto sobre la renta porque la base de cotización es insignificante y los sistemas de cobro poco desarrollados).

A corto plazo la volatilidad en los mercados de acciones chinas se mantendrá elevada mientras los inversores digieren el nuevo escenario y reajustan al alza la prima de riesgo. El apetito por este mercado se ve disminuido a corto plazo, no solo por el impacto de la campaña regulatoria sobre empresas de internet, sino también por el mal comportamiento de acciones en sectores más tradicionales respecto a los índices globales. El impulso de crédito en China mantiene su tendencia bajista y, a pesar del tímido recorte en requisitos de reservas, no parece probable una relajación en política monetaria a corto plazo. El mercado de renta fija descuenta recortes adicionales que aún tienen que producirse y el índice Li Keqiang de actividad anticipa más debilidad en bolsa.

A pesar del los esfuerzos de medios ligados al régimen chino de frenar las caídas (según informaciones publicadas por Wall Street Journal, CNBC, o Bloomberg), y del fuerte rebote registrado el jueves por algunos de los títulos más castigados, todo lo anterior recomienda tener paciencia, tanto con China como con emergentes (China pondera un 41% en el índice MSCI EM). El ajuste en el impulso de crédito chino (ya en -4%) está avanzado pero su efecto se dejará notar los próximos meses; por su parte los bancos centrales en economías emergentes enfrentan el dilema de relajar políticas monetarias para estimular la recuperación o incrementar sus tasas de interés para defender la cotización de sus respectivas divisas. Don’t catch a falling knive.

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Los minoristas podrán invertir en empresas de capital riesgo sin desembolsar el mínimo de 100.000 euros

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Pixabay CC0 Public Domain. Valoración de finReg360 Los minoristas podrán invertir en empresas de capital riesgo sin desembolsar el mínimo de 100.000 euros

Novedades para los inversores minoristas. El anteproyecto de ley que prepara el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital sobre la creación y crecimiento de empresas incluye ciertas modificaciones a la ley de entidades de capital riesgo, entre las que destaca que los minoristas puedan invertir en ellas a partir de 10.000 euros y no de 100.000, como hasta ahora, con ciertas condiciones.

Según apuntan desde finReg360, este tipo de medidas buscan “impulsar y mejorar la inversión colectiva y el capital riesgo con la finalidad de apoyar financieramente el crecimiento empresarial y, en concreto, del sector fintech”. Además, el Ministerio ha abierto el plazo de audiencia pública de este anteproyecto de ley, que permanecerá abierto a alegaciones hasta septiembre de 2021.

El anteproyecto introduce novedades de calado en la ley de entidades de capital riesgo, pero también en las instituciones de inversión colectiva (IIC). Sobre la inversión en capital riesgo, el cambio en el mínimo de 10.000 euros para los inversores minoristas, tiene como condición que se den las condiciones de idoneidad necesarias para invertir en las acciones o participaciones de una entidad de capital riesgo, “que no podrán superar un peso proporcional determinado en el conjunto de su cartera”.

“En este sentido se faculta al Ministerio o, con su habilitación, a la CNMV, para que desarrollen la documentación necesaria para evaluar la idoneidad de los inversores, y el peso proporcional máximo de las entidades de capital riesgo en el conjunto de su cartera”, explican desde finReg360.

Respecto a las IICs, el anteproyecto de ley incluye los fondos de inversión a largo plazo europeos (FILPE) dentro del ámbito de aplicación de la ley de entidades de capital riesgo, y recoge expresamente que las sociedades gestoras de instituciones de inversión colectiva (SGIIC) y las sociedades gestoras de entidades de inversión colectiva de tipo cerrado (SGEIC) puedan administrar, representar, gestionar y comercializar FILPE, como ya se reconocía en la práctica.

También se modifica la ley de entidades de capital riesgo, a la que se añade el artículo 4 bis, que crea una nueva categoría de entidad de inversión colectiva de tipo cerrado (EICC): las EICC de préstamos.

“Estas nuevas EICC son las que tienen como objeto principal la inversión en facturas, préstamos, crédito y efectos comerciales de uso habitual en el tráfico mercantil. Las gestoras que administren las EICC de préstamos han de cumplir determinados requisitos, que el anteproyecto especifica, como: dotarse de un procedimiento de gestión del riesgo de crédito; disponer de un sistema de valoración y clasificación de los préstamos; y tener un procedimiento de análisis y evaluación de la solvencia de los prestatarios”, apuntan desde finReg360.

Por último, el borrador también modifica el artículo 9 de la ley de entidades de capital riesgo para incluir expresamente, como objeto principal del capital riesgo, la inversión en entidades financieras cuya actividad se encuentre sustentada principalmente en la aplicación de tecnología a nuevos modelos de negocio, aplicaciones, procesos o productos. “Este cambio, que se descartó en propuestas de modificación previas, resulta muy relevante, pues permite que estas entidades españolas inviertan en fintech”, matizan.

BBVA crea el área global de Sostenibilidad liderada por Javier Rodríguez Soler

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Javier Soler BBVA
Foto cedidaJavier Rodríguez Soler, responsable del área global de Sostenibilidad liderada de BBVA . BBVA crea el área global de Sostenibilidad liderada por Javier Rodríguez Soler

En el marco de la presentación de sus resultados semestrales, BBVA ha anunciado la creación del área global de Sostenibilidad, dando así un “nuevo impulso” a su estrategia en materia de sostenibilidad. El área estará liderada por Javier Rodríguez Soler, actual country manager de Estados Unidos. 

Según explica la entidad, esta nueva división nace con la aspiración de convertir a BBVA en el banco de referencia de los clientes en soluciones de sostenibilidad. “Esta nueva área global de negocio dará un impulso definitivo a nuestro liderazgo en sostenibilidad y a la prioridad estratégica de ayudar a nuestros clientes en su transición hacia un futuro sostenible”, ha señalado Carlos Torres Vila, presidente de BBVA.

Además, la nueva área global diseñará la agenda estratégica de sostenibilidad, definirá e impulsará las líneas de trabajo en torno a este ámbito de las diferentes unidades globales y de transformación (riesgos, finanzas, talento y cultura, data, ingeniería y organización, entre otras) y desarrollará nuevos productos sostenibles. Adicionalmente se encargará de desarrollar conocimiento especializado para un asesoramiento diferencial a los clientes, algo que la nueva área va a asegurar mediante su plena integración con el resto de unidades de negocio clave del banco. 

También establecerá metodologías de comercialización y relaciones con socios estratégicos, que permitan incrementar el negocio en el ámbito de la sostenibilidad en todo el Grupo. Y los equipos de la Oficina Global de Sostenibilidad (GSO, por sus siglas en inglés), creada en marzo de 2020, se integrarán dentro de la nueva área global.

“La sostenibilidad es una prioridad estratégica y es responsabilidad de todos los que formamos parte de BBVA. La creación de esta nueva área de negocio global nos permitirá capturar la enorme oportunidad que representa la sostenibilidad, desarrollando productos innovadores y profundizando en la relación estratégica con nuestros clientes”, ha destacado Onur Genç, consejero delegado del Grupo

Javier Rodríguez Soler, actual country manager de Estados Unidos, liderará la nueva área, que formará parte del máximo nivel ejecutivo de la organización, el Global Leadership Team, y reportará al consejero delegado, Onur Genç. Adicionalmente, teniendo en cuenta el elevado carácter estratégico y transformador del área, se establece un reporte en estos ámbitos al presidente del Grupo, Carlos Torres Vila.

Últimos nombramientos

Por otra parte, los responsables de las áreas globales de Finanzas y de Riesgos, Jaime Sáenz de Tejada y Rafael Salinas, intercambian sus funciones. El cambio contribuirá a enriquecer ambas áreas gracias a las experiencias complementarias que los dos han acumulado en sus respectivas carreras profesionales.

Renta variable: la gran estrella del primer semestre del año en el universo de los ETFs

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Pixabay CC0 Public Domain. La renta variable se consolida como la gran estrellas del primer semestre del año en el universo de los ETFs

Los vehículos de inversión pasiva continúan demostrando su atractivo y popularidad entre los inversores. Según los datos recogidos por iShares, de BlackRock, los flujos de inversión en ETPs a escala mundial repuntaron hasta los 122.000 millones de dólares en junio, frente a los 97.300 millones de dólares de mayo, por lo que junio se convierte en el tercer mes del año con mayores flujos de entrada (y en el cuarto con mayores entradas en términos históricos).

Según explica iShares en su análisis, el repunte de los flujos de inversión se vio impulsado por un aumento de las compras de ETPs de renta variable (101.500 millones de dólares), mientras que los flujos en ETPs de renta fija descendieron ligeramente (20.800 millones de dólares). El primer semestre se ha caracterizado por una dinámica de predisposición al riesgo, lo que se ha reflejado en los flujos de entrada en ETPs a escala mundial. Los 519.000 millones de dólares que han sumado los ETPs de renta variable a nivel mundial sitúan el año 2021 camino de ser un año récord. En efecto, ya ha superado todos los flujos de inversión anuales anteriores en ETPs de renta variable”, destaca el último informe de iShares. 

Si nos centramos solo en ETFs, los flujos de entrada en ETF a nivel global en los seis primeros meses del año fueron de 588.600 millones de euros, de los cuales 471.100 millones correspondieron a Estados Unidos, es decir, el 80% de los activos asignados. Europa contribuyó con 90.300 millones de euros, lo que equivale al 15%, y Asia registró flujos de 27.200 millones de euros, el 4,6%.

Más de las tres cuartas partes de estos flujos se dirigieron a la renta variable, ya que los inversores asignaron 447.000 millones de euros a esta clase de activo durante los seis primeros meses del año, lo que equivale al 77%. Los flujos hacia la renta fija fueron de 134.600 millones de euros, es decir, el 23% del total de activos asignados”, señala el último informe de Amundi sobre el análisis de flujos en el mercado de ETFs. 

En este sentido, Amundi destaca que, en el mercado europeo, los índices mundiales recibieron la mayor parte de los flujos de entrada, con 34.300 millones de euros, y la región de Estados Unidos y Norteamérica obtuvo la segunda mayor captación, con 17.000 millones de euros. “Como se ha observado en los últimos meses, se produjeron pequeñas salidas en los ETFs de mercados emergentes de Asia, por valor de 305 millones de euros, y de América Latina, por valor de 231 millones de euros. Entre los países individuales, Japón sumó 3.400 millones de euros, mientras que el Reino Unido registró entradas de 2.800 millones de euros y los inversores asignaron 1.400 millones de euros a China. En cambio, se retiraron 557 millones de euros de Francia y 495 millones de Alemania”, señala el documento de la gestora francesa. 

Uno de las conclusiones que arroja el análisis de los flujos es que el sector financiero captó 4.300 millones de euros, “tal vez como reflejo de la creencia de los inversores en una fuerte recuperación económica a medida que continúa el programa de vacunación”, apunta Amundi.

También destaca que, durante los seis primeros meses, los inversores asignaron 30.400 millones de euros a estrategias de renta variable de ETFs ESG, ya que siguieron abandonando los índices más tradicionales. Los índices climáticos también captaron 3.800 millones de euros, reflejando la aprobación de este nuevo índice por los reguladores a finales del año pasado.

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Lazard AM ficha a Robert Wall para dirigir su nueva estrategia de infraestructuras sostenibles de capital privado

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Foto cedidaRobert Wall, Managing Director y Head of Sustainable Private Infrastructure de Lazard Asset Management. . Lazard AM ficha a Robert Wall para dirigir su nueva estrategia de infraestructuras sostenibles de capital privado

Lazard Asset Management (LAM) refuerza su área de inversión alternativa con el fichaje de Robert Wall, que se incorporará a la firma en octubre para ocupar el cargo de Managing Director y Head of Sustainable Private Infrastructure. Según indican desde LAM, estará ubicado en Londres.

Desde la gestora indican que Wall creará un nuevo equipo que gestionará una estrategia de inversión sostenible centrada en empresas de infraestructuras de capital privado. Además, LAM espera que la estrategia esté disponible a nivel mundial. 

«Los clientes buscan cada vez más inversiones que proporcionen rendimientos diversificados y que tengan impactos demostrables en la sociedad, en línea con un mundo más sostenible. Robert tiene una gran experiencia y trayectoria probada en la inversión de capital en todos los subsectores de la clase de activo de infraestructuras para generar un fuerte retorno”, ha señalado Ashish Bhutani, director general de LAM

Por su parte, Wall ha añadido: “Los activos de infraestructuras sostenibles de capital privado tienen el potencial de ofrecer rendimientos altos a largo plazo mediante el compromiso activo de las compañías operadoras, y mejoran los servicios esenciales a clientes y empleados. Es una fantástica oportunidad para dar acceso a los clientes a la inversión en infraestructuras de capital privado, junto con los recursos de Lazard Asset Management y su experiencia en inversión sostenible.»

Robert Wall cuenta con más de 20 años de experiencia en gestión de carteras de mercados privados e infraestructuras. Ha sido socio y miembro del comité de inversión en infraestructuras de mercados privados de Federated Hermes. Anteriormente, fue miembro fundador del equipo de inversiones en infraestructuras del Canada Pension Plan Investment Board, y comenzó su carrera profesional como ingeniero.

La Comisión Europea pone a consulta la directiva revisada sobre comercialización de servicios financieros a distancia

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Pixabay CC0 Public Domain. La Comisión Europea pone a consulta la directiva revisada sobre comercialización de servicios financieros a distancia

La Comisión Europea inició en mayo su hoja de ruta para revisar la directiva sobre comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores. Según destacan desde finReg360, ahora la institución ha lanzado una consulta que estará abierta hasta el 28 de septiembre de 2021. 

La revisión de la directiva sobre comercialización a distancia de servicios financieros tiene como objetivo recopilar la opinión de los interesados. Para ello, la consulta consta de dos cuestiones, la primera, dirigida al público en general y, la segunda, para los sectores interesados, como asociaciones, autoridades y proveedores de servicios financieros.

Se puede consultar y participar en esta consulta a través de este link.

T. Rowe Price nombra a Robert Sharps como nuevo CEO

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Foto cedidaRobert Sharps, asumirá como CEO de T.Rowe Price en 2022. Rob Sharps

Relevo en la alta dirección de T. Rowe Price. La gestora ha anunciado que su actual CEO, Bill Stromberg, dejará la compañía con motivo de su jubilación el próximo 31 de diciembre de 2021. En su lugar, ha nombrado a Robert Sharps, presidente, director de inversiones y miembro del Comité de Gestión de la empresa, para el ocupar el cargo de consejero delegado a partir del 1 de enero de 2022.

Según señala la gestora en su comunicado, Sharps se convertirá en presidente y director ejecutivo y asumirá la presidencia del Comité de Gestión a partir del 1 de enero de 2022.Sharps se incorporó a la firma en 1997 como analista especializado en acciones de servicios financieros, incluidos bancos, administradores de activos y corredores de valores. Durante mucho tiempo, fue el gestor principal de cartera de la estrategia institucional de renta variable de crecimiento de gran capitalización de EE.UU.

Antes a trabajar en T. Rowe Price, Sharps comenzó su carrera en 1993 como consultor de alta dirección en KPMG Peat Marwick, donde se centró en transacciones corporativas, antes de irse para seguir su MBA. Tiene certificación CFA y obtuvo una licenciatura, summa cum laude, en contabilidad de la Universidad de Towson y un MBA en finanzas. de The Wharton School, Universidad de Pensilvania.

Además, la firma ha anunciado otros cambios en su organigrama. En concreto, Céline Dufétel, directora de operaciones (COO), directora financiera (CFO) y tesorera, dejará sus funciones a partir del 31 de julio de 2021 para asumir una posición de liderazgo en una empresa fintech. Servirá como asesora con T. Rowe Price hasta el 31 de agosto de 2021, para garantizar una transición sin problemas. Su cargo lo ocupará Jen Dardis, actualmente directora de Finanzas, se convertirá en directora financiera y tesorera y se unirá al Comité de Gestión a partir del 1 de agosto de 2021. 

Además, Eric Veiel, actualmente codirector de Global Equity, director de U.S. Equity y presidente del U.S. Equity Steering Committee (ESC), se convertirá en director de Global Equity a partir del 1 de enero de 2022. En su lugar quedará Josh Nelson, actualmente jefe asociado de Renta Variable de EE.UU., y se unirá al Comité de Gestión. 

 

Convicción y selectividad marcarán la asignación de activos en el segundo semestre

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Pixabay CC0 Public Domain. DPAM

Como siempre, en DPAM creemos que una estrategia activa -impulsada por un fuerte enfoque en el análisis y la investigación- que tenga en cuenta los factores financieros y no financieros -incluidos los riesgos medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG)-, es el mejor modo para llevar el barco -y la preciosa carga de los beneficios- a buen puerto. La recomendación de DPAM a los gestores de activos en esta fase intermedia del ciclo se resume por tanto en una frase: Prepárense para volver a participar con convicción y selectividad.

En la actualidad abundan los estímulos positivos y cabe preguntarse si continuará la incontenible oleada de activos de riesgo que caracterizó el primer semestre. En un futuro previsible, esperamos que el crecimiento económico en los mercados desarrollados se mantenga por encima de la media, a medida que el mundo se recupera gradualmente del choque exógeno de la pandemia de COVID-19. El consumo se mantendrá sano y las inversiones de las empresas aumentarán para satisfacer la demanda acumulada y aliviar las tensiones de la cadena de suministro. En EE.UU., por ejemplo, los hogares seguían teniendo en mayo un exceso de ahorro de 2,5 billones de dólares.

Por supuesto no es de esperar que se gaste hasta el último céntimo, pero este factor seguirá favoreciendo el crecimiento. Mientras tanto, la política monetaria de los países desarrollados sigue siendo ampliamente acomodaticia. La inflación está aumentando, sobre todo por factores temporales como los efectos de base o los cuellos de botella en la cadena de suministro, pero los bancos centrales también han elevado los límites superiores de su rango de objetivos de inflación, disminuyendo la urgencia del cambio en la actual política. Por todas estas razones, seguimos siendo optimistas con respecto a los activos de riesgo.

Rendimiento de los mercados financieros 2021 – 1er semestre

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Somos conscientes de que la proliferación de nuevas variantes de COVID-19 y los niveles desiguales de vacunación en todo el mundo podrían suponer un problema. Siempre existe el riesgo de que los bancos centrales suban los tipos demasiado pronto o con demasiada agresividad. Por último, pero no por ello menos importante, las valoraciones de algunos activos de riesgo parecen elevadas.

Al mismo tiempo, es probable que el avance en la vacunación permita al mundo desarrollado gestionar el brote de la variante Delta, lo que podría retrasar, más que detener, la recuperación. Además, las «señales de humo» de la Reserva Federal sugieren que es improbable que el tapering y el despegue económico real se produzcan antes de 2022 y el segundo semestre de 2023, respectivamente. Mientras tanto, todavía hay nichos de valor en varios segmentos del mercado que el inversor inquieto puede descubrir.

La falta de liquidez estacional, así como la temporada de resultados del segundo trimestre (y las orientaciones o guidance de las empresas en particular), generarán probablemente cierta volatilidad a corto plazo y, aunque todos los factores mencionados se equilibran, la relación riesgo/beneficio puede no ser tan generosa como en los últimos 12 meses. Por eso creemos que es conveniente retirar algunas fichas de la mesa y mantener los recursos en instrumentos líquidos a corto plazo. Al comienzo del segundo semestre, queremos tener la munición necesaria para aprovechar los momentos de debilidad y buscar nuevas oportunidades, especialmente entre las clases de activos dinámicos.

En nuestra asignación con la renta variable sobreponderada, preferimos la eurozona sobre  EE.UU. por motivos de valoración. Hay que seguir teniendo una sólida exposición a EE.UU., que seguirá beneficiándose del fuerte crecimiento económico, de los programas de apoyo «bazooka» de Biden (infraestructuras, etc.) y de un consumo saludable. Sin embargo, la eurozona todavía tiene que ponerse al día y, por tanto, tiene más potencial que EE.UU., ya que la vacunación se ha retrasado en nuestro continente. Los consumidores locales todavía tienen reservas de ahorro relativamente altas, mientras que el fondo de recuperación de la UE, de 750.000 millones de euros, apoyará el crecimiento más allá de la fase inicial. Los mercados de renta variable de la eurozona son también relativamente más baratos e incluyen más valores cíclicos y de valor.

El Reino Unido también está barato, pero su estructura de mercado es menos atractiva, y somos un poco cautelosos sobre el impacto del Brexit. También somos menos optimistas respecto de los mercados emergentes debido a la incierta situación de COVID-19 en ellos y a la dependencia de muchos de estos países de China, que recientemente ha tenido que flexibilizar las condiciones financieras para impulsar el crecimiento.

Podríamos volvernos más optimistas sobre los mercados emergentes asiáticos si, como esperamos, el crecimiento del crédito en China se estabiliza a finales de año. En cuanto a Japón, sus indicadores adelantados siguen decepcionando, y la campaña de vacunación es dolorosamente lenta allí.

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Dentro de la renta variable, somos cautelosos con respecto a los bond proxies, como las empresas de servicios públicos y las materias primas, ya que tienden a obtener un rendimiento inferior en un entorno de aumento de la rentabilidad. Seguimos prefiriendo los valores de crecimiento de calidad (altas barreras de entrada, nichos de mercado, balances robustos, buena gobernanza, entre otros) que se benefician de vientos de cola estructurales.

Temas como la eficiencia energética, el envejecimiento demográfico y la automatización siguen teniendo nuestra preferencia, ya que tienen años de crecimiento por delante. A principios de este año, optamos por una estrategia de contrapeso, en la que los principales valores de crecimiento se complementaron con los de valor, una elección táctica que dio sus frutos. En nuestra opinión, el rebote del value debería tener una segunda etapa en el segundo semestre. Algunos activos del sector sanitario se están convirtiendo en verdaderas oportunidades value, y algunos de pequeña capitalización, cíclicos y de reapertura también están mostrando cualidades de valor.

En cuanto a nuestra asignación a la renta fija, estamos infraponderados en bonos del Estado y somos cautos en cuanto a la duración, debido a la revaluación del repunte económico, el dilema de la inflación y las perspectivas de ajustes en el futuro. Sin embargo, cumplen un papel defensivo y seguimos siendo relativamente positivos sobre la periferia europea.

La convergencia de los tipos de la periferia y del núcleo duro sigue su curso, ya que la UE parece que por fin se ha puesto las pilas como «unión». Además, la subregión se beneficiará de forma desproporcionada del fondo de recuperación de la UE.

En general, buscamos activamente oportunidades que mejoren la rentabilidad, pero que no aumenten el riesgo de los tipos de interés. El crédito con grado de inversión puede ser una fuente útil de exceso de rendimiento estable frente a los bonos, aunque las valoraciones no son baratas según los estándares históricos. El crédito high yield, especialmente la deuda a corto plazo, es más interesante: no se espera que los impagos aumenten significativamente, y los diferenciales son atractivos en este entorno de bajos tipos de interés.

Por último, nos gustaría destacar algunas alternativas con fines de diversificación y ya que algunos gestores de activos podrían estar interesados en «blindar» sus carteras un poco contra una mayor inflación. Tenemos una sobreponderación en la renta variable inmobiliaria, ya que podrá hacer frente a una mayor inflación gracias al aumento de los alquileres. Las materias primas vinculadas a la recuperación -el cobre, por ejemplo, y las empresas relacionadas con él- son otra cobertura de la inflación y un diversificador: la demanda está superando a la oferta no sólo por la recuperación, sino también por los años de déficit de inversión.

Cabe destacar que el cobre será un ingrediente clave en el desarrollo de la economía verde: se necesita para las turbinas de energía eólica, los vehículos electrónicos y las estaciones de recarga. En cuanto a la renta fija, creemos que los bonos estadounidenses ligados a la inflación han alcanzado un valor razonable, aunque sus homólogos europeos, especialmente los de Italia, España y Francia, siguen ofreciendo un buen valor.

Tribuna de Olivier Van Haute, gestor de carteras de DPAM