Degussa distribuirá el primer bullion de oro español de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda

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Degussa, la compañía europea de comercialización de oro físico de inversión, distribuirá el primer bullion (moneda de inversión) de oro español acuñado por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda, dedicado al lince ibérico.

La moneda tendrá un peso de una onza troy (31,1035 gramos), una pureza de 999,9 milésimas, un valor facial de 1,5 euros, un diámetro de 37 milímetros y forma circular con canto liso, según recoge la Orden Ministerial ETD/890/2021 del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital publicada en el Boletín Oficial del Estado del 12 de agosto pasado.

Tomás Epeldegui, director de Degussa en España, se muestra “muy satisfecho de haber sido aceptado como distribuidor de la FNMT- RCM y de poder tener la oportunidad de ofrecer en nuestro establecimiento la primera moneda de inversión española, que completará nuestra amplia oferta de bullions de los principales países del mundo, continuando con nuestro propósito de aportar una excelente oportunidad de inversión a nuestros clientes”.

Las piezas, que comenzarán a emitirse durante el cuarto trimestre del año, tienen un formato PROOF, es decir, un acabado especial, porque están diseñadas y acuñadas con técnicas y calidad superiores a las monedas que se elaboran para poner en circulación.

En el anverso, de acuerdo con la descripción de la orden ministerial, “se reproducen los motivos y leyendas de un real de a ocho, de tipo columnario: dos hemisferios bajo corona real, flanqueados por las columnas de Hércules con el lema PLUS VLTRA, todo ello sobre un mar con oleaje. En la parte superior, en sentido circular y en mayúsculas, aparece la leyenda FELIPE VI REY DE ESPAÑA. En la parte inferior de la moneda, en sentido circular, la leyenda 1 ONZA 999,9 ORO. Rodea los motivos y leyendas una gráfila de piñones”.

En el reverso de la pieza se reproduce una imagen de la cabeza de un lince ibérico. A su izquierda, la marca de Ceca y el año de acuñación, 2021. En la parte superior de la moneda, en dos líneas, el valor facial, 1,5 euros. En la parte inferior y en sentido circular, la leyenda LINCE IBÉRICO. Rodea los motivos y leyendas una gráfila de piñones.

La directriz del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital autoriza a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda a acuñar 12.000 piezas y a destinar a los fondos numismáticos de su museo un máximo de cinco monedas y los elementos industriales de la fabricación que tengan interés numismático o museológico.

Su precio de venta al público se fija a partir de la cotización diaria en el mercado mayorista, es decir, el precio de cotización del oro en tiempo real (Precio Spot), incrementado en un 10%. Al tener una Ley superior a 900 milésimas y estar acuñada por la Real Casa de la Moneda, está exenta de tributación sobre el impuesto del valor añadido de acuerdo a la Directiva 98/80 / CE del Consejo de 12 de octubre de 1998, y, además, posee un gran valor numismático, en gran medida debido a su tirada muy limitada y a la alta calidad de su acuñación.

Esta moneda iniciará una serie anual de monedas de oro bullion, que, a modo de colección y de inversión, la Real Casa de la Moneda española pondrá a disposición de distribuidores, coleccionistas e interesados en general en todo el mundo.

Degussa distribuye barras de oro de varios pesos y tamaños, dentro de un abanico que va desde 1 gramo hasta 1 kilo, para ofrecer el mejor servicio a los clientes y adaptarse a las posibilidades de las diferentes economías. Además, ofrece la posibilidad de recompra de los productos de inversión y también de joyas u ornamentos de este metal precioso. Cuenta con la acreditación de la London Bullion Market Association y ofrece la posibilidad de alquilar cajas de seguridad en las que se puede depositar cualquier objeto o documento con opción de asegurar su contenido.

2021: viajes de negocios más responsables, sostenibles, seguros y marcados por las nuevas tecnologías

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Pixabay CC0 Public Domain. 2021 traerá viajes de negocios más responsables, sostenibles, seguros y marcados por las nuevas tecnologías

2021 puede ser recordado como un año en el que la vida comenzó a volver a la normalidad lentamente, después de una de las peores pandemias de la edad moderna. Este año, la comunidad mundial está viendo cambios significativos en casi todos los sectores y los expertos de SAP Concur hablan de los viajes de negocios.

Con el objetivo de reanudar los viajes de negocios, una alianza de actores de toda la industria incrementará los esfuerzos para recuperar la confianza de los clientes, demostrando que los viajes pueden ser seguros. Sin embargo, hasta que se vacune ampliamente a la población, los proveedores de viajes (hoteles, aerolíneas, servicios de alquiler de coches…) pueden requerir a los viajeros una PCR.

Además, las empresas elevarán el listón sobre las precauciones sanitarias. A medida que las políticas fronterizas cambien con el aumento o la caída de los números de casos de COVID-19, las firmas exigirán a los empleados que cumplan con las directrices gubernamentales, como los requisitos de cuarentena, antes y después de los viajes. El uso de mascarillas también se mantendrá, junto con la documentación durante el viaje que demuestre que se cumple con todas las normas.

Estos protocolos abordarán lo que el estudio de SAP Concur identificó como principales preocupaciones de los empleados a nivel global: contagiar a sus familias (55 %) o ellos mismos (53 %) durante un viaje de negocios. Si los viajeros extienden estos hábitos de salud y seguridad que han adoptado en su vida diaria, los viajes de negocios serán sin duda más factibles.

Otro reto importante será la sostenibilidad, la salud y la seguridad no son la única forma de viaje responsable que atraerá a los viajeros. Estos exigen cada vez más que se reconstruya de forma sostenible cualquier recuperación de los viajes, desde una disposición de asientos más eficaz hasta un combustible de aviación sostenible con bajas emisiones de carbono.

El informe añade que, previsiblemente, los viajeros pasarán más tiempo en sus destinos, utilizarán la tarjeta de embarque digital, sin papel, y aplicaciones de gestión de itinerario, cenarán en restaurantes que ofrezcan alimentos de origen local y permanecerán en hoteles que sean más respetuosos con el medio ambiente, incluyendo todo, desde artículos de baño recargables hasta la conservación del agua.

El ritmo del cambio digital en las empresas y la sociedad aumentará considerablemente. Muchas empresas estaban en las primeras y medianas etapas de la transformación digital cuando se produjo la pandemia. Tuvieron que gestionar y acelerar esa transformación para abordar una disrupción global sin precedentes y las necesidades de los clientes, y ahora se espera que continúen operando dentro de este nuevo contexto.

Por eso, la automatización será esencial, no un extra. A medida que las empresas mantengan modelos híbridos de trabajo remoto y anticipen otras posibles disrupciones en 2021 y más allá, el rol de la automatización y los casos de uso de IA en el lugar de trabajo crecerá. Esto puede incluir la adaptación de comunicaciones diarias eficientes entre empleados que realizan sus trabajos desde casa y la automatización de la facturación y los gastos.

También veremos cómo cada vez más negocios se apoyarán en algoritmos de IA para tomar decisiones rápidas respaldadas por la transparencia financiera en tiempo real con el fin de satisfacer las necesidades de negocio provocadas por la pandemia. Esto incluye gestionar los gastos casi en tiempo real para mejorar la gestión del presupuesto y la liquidez, aumentar el cumplimiento y eliminar errores, y maximizar la rentabilidad. El uso más amplio de IA y ML para añadir inteligencia a las aplicaciones y eliminar los procesos manuales también da a las empresas un impulso competitivo muy necesario al mejorar su productividad.

En cuanto a la seguridad del empleado, esta dejará de recaer exclusivamente en el departamento de RR.HH. Se implicará a más representantes en toda la organización, entre ellos a los departamentos de viajes que están bajo más presión que nunca para garantizar la salud y la seguridad de los empleados que viajan.

Por supuesto, hay que tener en cuenta que los viajes rápidos ya no van a ser tan accesibles para los viajeros de negocios de la forma en que eran antes del COVID-19. Los datos de TripIt muestran un aumento en la duración del viaje, que abarca vuelos, alojamiento y alquileres de vehículos.

Por otro lado, las medianas y pequeñas empresas seguirán recortando a costa de hacer negocio. Buscarán proveedores y socios que puedan resistir la incertidumbre económica y ampliar el valor más allá de sus servicios tradicionales, como las ofertas de tarjetas de crédito con menor interés de su banco preferido. Estos pasos ayudarán a las pequeñas empresas a minimizar la interrupción del flujo de caja a medida que gestionan la incertidumbre persistente en el mercado. Dicho esto, los gobiernos y las grandes empresas puede que sigan necesitando apoyar a las pymes, ya que las economías dependen de las pequeñas empresas para el empleo y la actividad económica.

Muchas pequeñas empresas han cerrado debido a las consecuencias económicas del COVID-19, pero al mismo tiempo, la pandemia ha creado un nuevo contexto para el comercio: las brechas en el mercado han creado oportunidades para nuevos negocios. Un mayor número de emprendedores explorarán los microservicios y las «actividades secundarias» para satisfacer las demandas emergentes de productos y servicios. A medida que entren las nuevas empresas, sus líderes aprovecharán las soluciones digitales y los modelos de negocio híbridos para acelerar el crecimiento y la resiliencia en un mercado disrumpido.

Veremos que más pequeñas empresas adoptarán el comercio digital, cambiando el punto de venta y/o pasando de las ventas físicas a las online por completo o en parte. Esto creará nuevas opciones para que la gente «compre localmente» en apoyo de las pequeñas empresas y permita a las pequeñas empresas llenar los vacíos de las cadenas de suministro cruciales.

Beka AM lanza un vehículo de private equity para invertir en emprendedores y pymes

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Beka AM, la gestora del Grupo Beka Finance, lanza Beka Alpha Search Funds, un nuevo vehículo para la inversión en “search funds”, vehículos creados por uno o dos emprendedores que reúnen capital de un grupo de inversores para identificar, comprar y gestionar una pyme con el objetivo de liderar su crecimiento.

Los search funds tienen un modelo de inversión en dos fases: una primera en la que los inversores ayudan a financiar la búsqueda de pymes con potencial de crecimiento y una segunda en la que se invierte en la adquisición de las empresas. “Este modelo, creado en la Universidad de Stanford, está especialmente dirigido a emprendedores con varios años de experiencia procedentes en muchos casos de las mejores escuelas de negocios. Debido a la naturaleza de nuestro tejido empresarial y el gran número de graduados cada año en estas escuelas de negocios, España se ha posicionado como uno de los países líderes en este mercado a nivel mundial, con más de 40 «search funds» lanzados en los últimos años y más de 15 compañías invertidas a través de este modelo”, afirma Ignacio Álvarez-Cedrón, Senior Director de Beka Asset Management.

Con el lanzamiento del vehículo Beka Alpha Search Funds, Beka AM conformará una cartera compuesta por una selección de emprendedores (searchers) y pymes en Iberia y Europa. “La creación de un pool de searchers apoyándose en las capacidades de Beka Asset Management favorece reducir el riesgo de ejecución, gracias a su alto grado de conocimiento tanto del activo como del proceso. Por otra parte, uno de los factores diferenciales más interesantes del proyecto es la combinación, bajo un mismo paraguas, de las dos fases de inversión de un search fund, la búsqueda y la adquisición de la empresa. De esta forma, se reduce la duración del vehículo y se alcanzan los objetivos de rentabilidad propios del private equity en un período de 10 años, con devoluciones estimadas de capital desde el sexto año de vida del producto”, destaca Ángel Blanco, Senior Director de Beka Asset Management. Según un estudio de la Universidad de Stanford realizado en 2020, la TIR media de la inversión en «search funds» es del 32,6%.

El Beka Alpha Search Funds invertirá durante sus tres primeros años de vida en el capital de búsqueda (search capital) de alrededor de 20 searchers y, en paralelo, directamente en compañías a través de los equity gaps de emprendedores que necesiten complementar capital para su adquisición. A partir del tercer año, se empezará a invertir en compañías identificadas por los searchers a los que se haya apoyado desde el principio. “La diversificación final de la cartera del fondo en alrededor de 15 compañías, con una exposición máxima del 15%, es clave para la limitación de riesgo. Además, al invertir en la fase de búsqueda de un searcher, el inversor obtiene el derecho preferente a participar en la adquisición de la compañía en el momento en el que se produzca, pero sin la obligación de hacerlo. En este último caso, el inversor recibirá su search capital más una prima”, añade Blanco.

Para poner en marcha este nuevo proyecto, Beka Asset Management ha seleccionado al Bufete Barrilero y Asociados, el despacho de abogados líder en España en la estructuración legal de search funds, con una cuota de mercado cercana al 50% desde 2016, para prestar asesoramiento en las distintas fases del proyecto.

Inversis impulsa su ecosistema de colaboración y crea el Club de Innovación

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Inversis —compañía española que ofrece soluciones tecnológicas globales y de externalización de servicios de inversión dirigidos a entidades financieras, participada al 100% por Banca March— lanza el Club de Innovación, con el objetivo de conectar las necesidades de innovación de sus clientes institucionales con su ecosistema de partners. Desde que Inversis comenzó esta estrategia, ha puesto a disposición de sus clientes nuevas soluciones y servicios en colaboración con firmas como Clarity AI o AFI.

El Club de Innovación fue presentado en las instalaciones de Aticco donde Inversis sponsoriza el Future Fintech Hub, un espacio de conexión, sinergias y colaboración para la comunidad de profesionales vinculados a la innovación en el sector financiero.

El Club de Innovación se sostiene sobre dos pilares de actuación: anticipar nuevas tendencias y oportunidades de negocio en el sector de los servicios de inversión y facilitar el desarrollo de modelos colaborativos para el desarrollo de nuevas oportunidades de negocio, gracias a la colaboración entre clientes y nuevos clientes (fintechs, startups, etc.).

Además, el compromiso de Inversis con el desarrollo de su ecosistema colaborativo de innovación tendrá una materialización física, gracias al Innospace, un espacio reservado en las oficinas de Inversis para potenciar esa colaboración entre entidades, impulsando la búsqueda e identificación de nuevas oportunidades de negocio.

Salvador Martín, director de Desarrollo Internacional y Corporativo de Inversis, ha destacado: “En Inversis queremos innovar de la mano de nuestros clientes. No entendemos la innovación como un proceso de laboratorio y en soledad. Creemos firmemente que el contraste de opiniones, la diversidad de puntos de vista y la colaboración entre personas y entidades son los elementos aceleradores de la creatividad y, en esa medida, de la innovación. Con esa visión, pusimos en marcha nuestro Departamento de Innovación. Gracias a las iniciativas lanzadas desde su creación y a la colaboración con nuestros partners, hemos comenzado a poner a disposición de nuestros clientes nuevas soluciones y servicios. Ahora, con este lanzamiento, queremos ser el elemento de conexión entre todos los que hacen posible esta innovación. Aspiramos así a crear nuevos proyectos que repercutan positivamente en el sector en general y en nuestra oferta de servicios en particular”.

La innovación como palanca de transformación

Dentro de su plan estratégico, Inversis apuesta por la innovación y la transformación tecnológica integral como palancas de crecimiento nacional e internacional, apoyándose para ello en la colaboración con diversos partners sectoriales de primer nivel, con los que Inversis combina sus fuerzas.

En este ecosistema colaborativo, Inversis diseña soluciones y servicios que integra con las propuestas de valor de los partners de su ecosistema. Así, ya forman parte de este ecosistema de innovación, entre otras, firmas como AFI, compañía con la que Inversis ha desarrollado un simulador fiscal en temas de inversiones, o Clarity AI, con la que Inversis ha desarrollado un servicio de scoring en inversiones con el objetivo de fomentar la sostenibilidad entre los clientes finales de sus clientes institucionales.

Entre 2022 y 2025 podrían llegarse a vender 550.000 viviendas anuales

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El 2020 fue un año de incertidumbre y restricciones, sin embargo, la vacuna contra el COVID-19 otorgó esperanza al mercado inmobiliario en 2021 y 2022. La demanda interna y recuperación económica serán factores clave para la recuperación del sector. Las buenas previsiones apuntan que en 2021 se podrían alcanzar las 450.000 compraventas de viviendas en España, según los datos de la Asociación Española de Personal Shopper Immobiliario (AEPSI).

La compraventa empieza a adquirir fuerza en todo el territorio español. Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid se sitúan en cabeza donde se va a producir un mayor número de compraventas hasta final de 2021. Las grandes urbes y la costa mediterránea son algunos de los grandes incentivos para los futuros compradores, concretamente de los inversores internacionales, que ya representan más de un 30%. Esta tendencia afecta directamente al mercado financiero. Según declara Iñaki Unsain, personal shopper inmobiliario y presidente de AEPSI, “no se espera una contracción del crédito, pero las entidades financieras serán más cautelosas”.

Todo apunta a un incremento del coste del inmueble sostenido en el tiempo y los expertos aseguran que es el mejor momento para comprar. Según Unsain, «se espera que en lo que queda de año se produzca un crecimiento económico del 5%-6% en España”. De esta forma, el optimismo frente a la vacunación y la mejora de la situación sanitaria predice un buen pronóstico en cuanto a inversión inmobiliaria se refiere. AEPSI pronostica que el crecimiento en el periodo de 2022-2025 se podría consolidar y provocaría un crecimiento del volumen de la venta de las viviendas, ya que podrían ser de más de 550.000 unidades.

Simultáneamente, el perfil de la demanda ha ido evolucionando desde el año pasado. Las nuevas implementaciones como el confinamiento han provocado que la vivienda se sitúe como epicentro de la vida del núcleo familiar. “El teletrabajo ha generado nuevos hábitos y necesidades en los compradores, quienes actualmente buscan inmuebles situados en zonas residenciales y periféricas”, asegura el presidente de AEPSI.

A su vez, el cambio de vida de la sociedad ha provocado que, actualmente, la demanda considere elementos exteriores como terrazas o jardines como una prioridad a la hora de buscar una residencia. De cara a los próximos cuatro años, los compradores se decantarán por casas más sostenibles y prevaldrá la certificación energética de tipo A o B.

T. Rowe Price convierte 12 de sus fondos a responsables y amplía a 16 su gama de vehículos de inversión bajo el artículo 8 del SFDR

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Pixabay CC0 Public Domain. T. Rowe Price convierte 12 de sus fondos a responsables y amplía a 16 su gama de vehículos de inversión bajo el artículo 8

T. Rowe Price ha comunicado su decisión de convertir 12 de sus fondos de inversión en responsables, ampliando así a 16 su gama de vehículos de inversión clasificados bajo el artículo 8 del Reglamento de Divulgación EU Sustainable Finance Disclosures Regulation (SFDR).

Según explican desde la gestora, estos fondos responsables tienen como criterio promover características medioambientales y sociales mediante la integración de parámetros ESG. Esto se logrará, añade la firma, “a través de una gestión activa, excluyendo aquellos sectores o empresas cuyas actividades puedan ser consideradas perjudiciales para el medio ambiente o la sociedad”.

Para ello, T. Rowe Price aplicará una lista de exclusión y se descartarán determinadas empresas cuyas actividades comerciales impliquen ciertas armas (municiones de racimo, minas antipersonas, armas incendiarias, químicas, biológicas, nucleares y de asalto para uso civil), la producción de tabaco y de carbón, el entretenimiento para adultos y ciertas las actividades de juego.

Con ello, T. Rowe Price busca dar a los inversores la oportunidad de alinear sus inversiones con sus valores de responsabilidad. Los fondos reclasificados son: Responsible Asia Credit Bond Fund; Responsible Diversified Income Bond Fund; Responsible Emerging Markets Corporate Bond Fund; Responsible Euro Corporate Bond Fund; Responsible European High Yield Bond Fund; Responsible Global Aggregate Bond Fund; Responsible Global Investment Grade Corporate Bond Fund; Responsible US Aggregate Bond Fund; Responsible US Investment Grade Corporate Bond Fund; Responsible Asian ex-Japan Equity Fund; Responsible European Select Equity Fund; y Responsible European Smaller Companies Equity Fund.

Según explica la gestora, esta medida forma parte de los esfuerzos de T. Rowe Price en materia de ESG y se produce tras el registro en España en junio de 2021 de cuatro fondos responsables (bajo la Sicav III): Responsible Global Focused Growth; Responsible Global Growth; Responsible US Large Cap Growth; y Responsible US Large Cap Value.

Según Alfonso del Moral, responsable de T. Rowe Price en España y Portugal: «La ESG sigue ganando terreno en el mundo de la inversión y en T. Rowe Price llevamos varios años construyendo nuestras capacidades de inversión en materia de sostenibilidad. La reconversión de 12 de nuestros fondos a responsables es un paso más en la evolución natural de T. Rowe Price en materia ESG».

Los sólidos datos económicos y la inflación “transitoria” desmontan el argumento de la estanflación

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Pixabay CC0 Public Domain. Los datos económicos sólidos y la inflación “transitoria” desmontan el argumenta de la estanflación

La potencial subida de los precios de la energía a nivel mundial durante un período más largo ha hecho que se establezcan paralelismos con la década de 1970. En aquel momento, los precios del petróleo fueron muy volátiles durante un largo periodo y los salarios aumentaron en muchas economías occidentales. Genesis y Pink Floyd sonaban de fondo, pero según la visión de las gestoras, la música de ahora es diferente y la estanflación no es la melodía principal.

Según explica Simon Keane, experto en renta variable de Schroders, como resultado de aquellos años 70, varias de las grandes economías experimentaron estanflación, una combinación de desaceleración del crecimiento y aceleración de la inflación subyacente. “Esto se conoce a menudo como inflación por el lado de la oferta, que puede ocurrir cuando las economías tienen menos capacidad de la esperada como resultado de la escasez de mano de obra o de cuellos de botella, por ejemplo”, apunta Keane.

En opinión de DWS, si comparamos la situación actual con aquella crisis del petróleo, vemos que estamos ante fenómenos muy distintos. “Parafraseando la famosa frase que se atribuye, entre otros, a Maslow, para un martillo, todo son clavos, lo que puede ayudarnos a entender por qué últimamente se habla tanto de estanflación. Durante la década de los 1970, la inflación marcó máximos a consecuencia de las dos crisis del petróleo, poco antes de que el crecimiento se desplomase, lo que se tradujo en unas brechas de producción amplias y persistentes. Dicho de otro modo, mucha gente que quería trabajar no pudo encontrar empleo, en parte porque los sindicatos exigían unos salarios altos para proteger el poder de compra de los que sí tenían trabajo. El término estanflación surgió entonces para referirse a esta paradójica situación, caracterizada por unas tasas de inflación y de desempleo persistentemente altas”, explican desde la gestora. 

Según Olivier de Berranger, director de gestión de activos en La Financière de l’Echiquier (LFDE), la situación actual es radicalmente distinta. Según explica, “la demanda mundial da muestras de gran fortaleza, sobre todo en los países desarrollados, y es precisamente esta sobredemanda, en un contexto de oferta temporalmente restringida a causa de las secuelas de la crisis del coronavirus, lo que provoca la inflación. Además, resulta difícil hablar de estancamiento de la actividad económica con un crecimiento mundial que se cifra en el 4,5% en 2022 y que rozará el 6% este año”.

“Los datos económicos han seguido siendo sólidos. Vemos un crecimiento económico robusto hasta 2022, mientras que la inflación se modera hasta una tasa superior a la anterior a la pandemia. La justificación de nuestra hipótesis de crecimiento se basa en que los responsables políticos mantienen su postura de apoyo, así como en que el ahorro de los consumidores sigue siendo elevado y los balances de las empresas privadas están saneados”, añaden James Beaumont, Head of Multi Asset Portfolio Management de Natixis IM, y Nuno Teixeira, Head of Cross-Asset Diversified Beta Solutions de Natixis IM.

De todas formas, Berranger reconoce que  estamos ante una ralentización de la actividad más fuerte y más precoz de lo previsto, lo que está suscitando inquietud, pero no justifica calificarlo de estanflación. “La escasez de energía, una inflación que terminará erosionando la demanda, el riesgo inmobiliario chino y las perturbaciones de las cadenas de producción y suministro son elementos que enfrían los ánimos de los inversores. Todo ello lleva a preferir las acciones de crecimiento visible y a dar la espalda a las acciones más cíclicas, que tienen un perfil más value. Así, mientras que algunos sectores que cotizan con descuento (como la banca o la energía) monopolizan las primeras posiciones aupados por la subida de los tipos y la escalada de los precios de las materias primas, otros (como el turismo y los bienes de equipo) se sitúan en el furgón de cola debido a las inquietudes que pesan sobre la pervivencia del ciclo económico”, añade.

Respecto al papel que juega el mercado laboral y los salarios, ya que, actualmente, preocupa a los economistas que la mano de obra se ha reducido desde la crisis del COVID-19. “Si la mano de obra se ha reducido realmente en EE.UU., hay menos capacidad disponible en términos de brecha de producción. La brecha puede ser más pequeña de lo que quizás nos imaginamos y eso podría significar que la inflación subyacente sea más duradera», explica Keith Wade, economista jefe de Schroders. Sin embargo, los datos no muestra este aumento de desempleo ni falta preocupante de mano de obra.

Posibles escenarios

Para Keane analizar si podemos caer en esa misma dinámica constituye una posibilidad marginal: “Si no se lleva a cabo una gestión económica adecuada, existe el riesgo de que se produzca un aumento de los salarios y los precios, la denominada espiral de precios salariales a la que se refería el economista jefe del FMI, Gita Gopinath, a principios de octubre. En este caso, las expectativas de inflación se convierten en una profecía autocumplida. Los precios suben – o se desanclan- como resultado.  En la actualidad, algunos elementos de la inflación subyacente, que aumentaron con la reactivación de la economía estadounidense a principios de año (coches de segunda mano, billetes de avión y ropa, por ejemplo), se han moderado, lo que da motivos para el optimismo”.

Una reflexión en que también coincide Chris Iggo, CIO Core Investments de AXA Investment Managers, quien ve en la estanflación “el escenario menos probable”. En sus palabras: “Existe el riesgo de recesión, pero un cambio persistente a la baja en el crecimiento y un cambio al alza en la inflación parece ser una opción muy poco probable. El consenso estima un crecimiento del PIB del 4% en Estados Unidos y la zona euro el próximo año. Prefiero apostar por eso y una moderación de la inflación que por volver a los años 70”.

Por otro lado, según Iggo, “en el peor de los casos”, el escenario más probable sería, que ante “la acumulación de  evidencia sobre el incremento de la inflación”, los responsables de la política monetaria decidan “ajustar las condiciones de manera mucho más rápida y agresiva” que la prevista. “Esto provocaría un aumento en los tipos de interés reales y las primas de riesgo, endureciendo las condiciones financieras y reduciendo expectativas de crecimiento y beneficios. Sería una recesión clásica impulsada por la inflación y los tipos de interés”, concluye el experto.

La industria de gestión de activos reclama su papel como nexo entre la inversión y la transición ecológica

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Pixabay CC0 Public Domain. La industria de gestión de activos reclama su papel como nexo entre la inversión y transición ecológica

En esta primera semana de la COP26 se ha puesto de manifiesto el papel relevante que juega el sector financiero para canalizar parte de los recursos económicos necesarios para cumplir los objetivos en la lucha contra el cambio climático y en la transición hacia la sostenibilidad. 

Ese papel se concreta en hacer más ecológico el sistema financiero, mejorando su resistencia a los riesgos relacionados con el clima y el medio ambiente, y fomentando el aumento de los flujos de financiación necesarios para apoyar la transición hacia una economía sostenible, según Chris Kaminker, responsable de Inversión Sostenible de Lombard Odier. “Se está prestando cada vez más atención a los riesgos relacionados con la naturaleza y el clima, lo cual es nuevo y muy importante”, añade. 

Para su colega Thomas Hohne-Sparborth, responsable de Sustainability Research de Lombard Odier, el sector financiero, en muchos sentidos, es un aliado natural del movimiento climático. “El cambio climático no es sólo un problema medioambiental, sino también económico. El cambio climático plantea crecientes riesgos físicos y de responsabilidad civil para las empresas, y los costes ocultos de la contaminación atmosférica y otros peligros medioambientales actúan como un lastre para nuestros sistemas sanitarios, la sociedad y la economía. A medida que las tecnologías verdes se vuelven más rentables y el comportamiento de los consumidores cambia, las empresas que no se adapten a la rápida descarbonización se enfrentarán a crecientes riesgos transitorios, y se verán excluidas de las oportunidades que se generen de esta transición. Por lo tanto, el sector financiero tiene un fuerte incentivo natural para fomentar la rápida descarbonización y transformación de las empresas en las que invierte y de la economía en general”.

Inversión y transición ecológica

En opinión de Adrienn Sarandi, director de Renta Fija ESG de Janus Henderson, los mercados financieros tendrán que facilitar, mediante la asignación de capital, la transición a un modelo económico sostenible. “Los gobiernos y los reguladores tendrán que proporcionar las señales e incentivos adecuados para que los mercados de capitales financien esta transición. Se calcula que necesitamos invertir al menos 120-150 billones de dólares para la transición a un mundo con bajas emisiones de carbono de aquí a 2050”, comenta Sarandi. 

Este trabajo de transitar hacia menos emisiones puede suponer que los inversores comiencen a evitar aquellas empresas que están más rezagadas o tengan un mayor trabajo por delante. En opinión de Samuel Grantham, Investment Manager Fixed Income de abrdn, es importante no evitar sectores de forma precipitada. “Sea cual sea el sector o la empresa, en la transición hacia una economía de cero neto, debemos asegurarnos de que el capital se asigna donde se necesita y donde puede tener el mayor impacto. Nadie debe quedarse atrás”, apunta con una visión constructiva.

Hablando en términos de activos, Ostrum Asset Management, firma afiliada a Natixis IM, considera que los bonos verdes, en particular, son bonos que guían a los fondos hacia proyectos con un impacto positivo en el clima y el medio ambiente, son un activo clave para aunar inversión y transición ecológica. Según su visión, otro activo que aúna inversión y transición ecológica son los bonos sostenibles, cuyo desempeño está indexado con métricas establecidas que promueven la neutralidad de carbono de los emisores, son también herramientas interesantes.

Los bonos verdes se han convertido en una clase de activo obligatoria para los inversores interesados en poner en práctica estrategias bajas en carbono. El 2021 ya ha demostrado ser un año récord, con nuevos temas relacionados con la sostenibilidad que se estima alcancen cerca de 900.000 millones de dólares en valor, incluyendo más de 400.000 millones de dólares en bonos verdes. Este impresionante crecimiento puede atribuirse a continuos temas gubernamentales, por ejemplo, en Italia y España, junto con factores de bonos corporativos. Además, se espera que esta tendencia se siga fortaleciendo en los próximos años: la Unión Europea por sí sola planea emitir unos 250.000 millones de euros en bonos verdes en los próximos años. La oleada verde ha llegado para quedarse, y nuestros criterios para seleccionar bonos necesitan volverse más estrictos”, señala Olivier Vietti, gestor de carteras de renta fija senior en Ostrum AM.

Una visión que también comparte Grantham: “Al desarrollar fondos de bonos que buscan ayudar a la transición hacia una realidad cero neto, pueden ayudar a canalizar el capital donde más se necesita. Para los inversores, esto crea oportunidades para poner su dinero a trabajar en las áreas más necesitadas, al tiempo que buscan asegurar su propio futuro financiero.

Los responsables políticos también están ayudando. Por ejemplo, en marzo la UE puso en marcha su Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR). Esto obliga a los participantes en el mercado financiero y a los asesores a proporcionar información más detallada sobre la sostenibilidad. El objetivo es dar a la población la información crítica que necesita para tomar decisiones de inversión en línea con sus objetivos de sostenibilidad.

Por último, un tema clave en la agenda de la COP26 está siendo las emisiones de carbono. Según Andrew McCaffery, CIO Global de gestión de activos de Fidelity International, es necesario ponerles un precio para alcanzar la neutralidad. En este sentido, argumenta que, con un precio de alrededor de 3 dólares por tonelada, el precio internacional del carbono sigue siendo demasiado bajo para instigar un cambio y tiene que subir. “El FMI espera que los precios internacionales alcancen los 100 dólares por tonelada en 2030, (lo que podría ser incluso una estimación conservadora si la inflación se mantiene en niveles elevados. En mayo, el precio del carbono en la UE alcanzó un récord de 50 dólares por tonelada en previsión de los impuestos al carbono, un 50% más que a comienzos de 2021, y desde entonces ha seguido subiendo, dado que el bloque trata de incorporar más sectores a sus marcos de precios del carbono”, señala.  

Un compromiso también de la industria

No se trata solo de activos e inversiones, también de la actitud proactiva de la industria. El ejemplo más evidente de todo esto es el compromiso que han alcanzado más de 450 entidades bancarias para destinar 130 billones de dólares durante las próximas tres décadas a actividades que contribuyan a descarbonizar la economía y a reducir las emisiones de CO2, así como las suyas propias. Hasta el momento, 35 países acordaron acciones obligatorias para garantizar que los inversores tengan acceso a información fiable sobre el riesgo climático para orientar sus inversiones hacia áreas más ecológicas. Para canalizarlo, se ha puesto en marcha la creación de un nuevo organismo internacional: el Consejo Internacional de Normas de Sostenibilidad (ISSB).

Desde la Asociación Europea de Fondos de Inversión y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés) han aplaudido y apoyado esta iniciativa, y destacan que la industria de gestión de activos está dispuesta a “participar activamente en su gobernanza y su labor técnica”, a medida que se vaya desarrollando. Según sostiene Efama, los gestores de activos aún no pueden integrar plenamente las consideraciones relativas al cambio climático en sus decisiones de inversión, debido a la fragmentación global de la información relacionada con el clima, la modesta comparabilidad de la información divulgada y la ausencia de un marco único y global de información obligatoria.

“Es esencial que la ISSB se centre en la convergencia de las numerosas normas existentes en una base común para un marco obligatorio de información sobre sostenibilidad a nivel mundial. Dado que algunas jurisdicciones, como la UE con su organismo de normalización EFRAG, pueden adoptar marcos más ambiciosos, elogiamos el anuncio del ISSB de un mecanismo de coordinación formal con dichas jurisdicciones. En este contexto, también nos gustaría que el ISSB se comprometiera a ampliar el enfoque de las NIIF sobre la materialidad en los informes de sostenibilidad, incluyendo los impactos climáticos positivos y negativos de las empresas, además del impacto de los riesgos medioambientales en las empresas; es decir, la doble materialidad”, reclaman desde Efama.

A esto se suma otra iniciativa puesta en marcha esta semana, la  Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ, por sus siglas en inglés), que estará liderada por Mark Carney, ex gobernador del Banco de Inglaterra. Según se ha explicado esta semana, los miembros de la GFANZ están obligados a establecer objetivos sólidos y de base científica a corto plazo en los 12-18 meses siguientes a su adhesión, y más de 90 de las instituciones fundadoras ya lo han hecho. Uno de sus principales objetivos es apoyar a los países en desarrollo y a los mercados emergentes.

Deirdre Cooper (Ninety One): “La descarbonización es compleja porque la correlación entre las emisiones de carbono y el PIB es superior al 90%”

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Deirdre Cooper Ninety One
Pixabay CC0 Public DomainDeirdre Cooper, Ninety One. Deirdre Cooper, Ninety One

“Estamos en el ojo del huracán”. Así lo explicó Deirdre Cooper, co-responsable de renta variable temática dentro del equipo de Multiactivos y co-gestora de la estrategia Global Environment de Ninety One, durante la celebración del foro “Investing for a World of Change”, organizado por la gestora coincidiendo con la COP 26, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. En la opinión de Deirdre, este es un momento único en el que los gestores de activos tienen un enorme papel que desempeñar en la financiación de la transición energética.

En el evento, la experta habló con José Sáinz, director financiero de Iberdrola, una empresa de electricidad centrada en la transición hacia las energías renovables. Dentro de su sector, Iberdrola ha sido una de las empresas que más rápido ha actuado, con una comprensión real de lo importante que es el cambio climático. Cerca del 65% de su capacidad es energía renovable y anualmente invierten alrededor de 10.000 millones dólares en energía eólica y solar. Para poner en contexto esa cifra de 10.000 millones, la financiación global del clima es de unos 700.000 millones de dólares, con lo que Iberdrola es una parte importante en el proceso de financiación de la descarbonización a nivel mundial. Con esta inversión la empresa incrementa su capacidad de almacenamiento en energías renovables y mejora el alcance de sus redes eléctricas para distribuir electricidad verde a hogares, fábricas y edificios. En la opinión de Deirdre Copper, son precisamente las empresas que, al igual que Iberdrola, están invirtiendo para descarbonizar, las que están en el ojo del huracán, pues deben realizar esta transición de una forma inclusiva, tener en cuenta a todas las partes implicadas y mantener su vida útil.

En los próximos cinco años será necesario duplicar la inversión, y en los siguientes diez habrá que triplicarla. Según José Sáinz, las inversiones deben ser mayoritarias, tienen que venir del sector privado y deben estar impulsadas por el sector regulador, que debe establecer un marco predecible y atractivo para que se materialice la inversión con unas reglas transparentes y consistentes. Otro elemento que los gobiernos deben mejorar, en especial en los mercados emergentes, es la burocracia relacionada con la inversión que en ocasiones crea frustración para los inversores. Además, es importante apoyar aquellas tecnologías que suponen un cambio en las normas del juego, por ejemplo, el hidrógeno.

Iberdrola todavía produce un 35% de su electricidad a través de combustibles fósiles. Debido a la forma en que muchos gestores puntúan y miden la exposición a emisiones de carbono en sus carteras, muchos de ellos no considerarían Iberdrola en sus estrategias con factores medioambientales. Sin embargo, en Ninety One consideran que no sólo se puede invertir en carteras con bajas emisiones de carbono, sino que para impulsar la descarbonización se debe invertir en empresas que tengan un compromiso con la transición energética. Si se tiene únicamente en cuenta la intensidad de la huella de carbono, el ratio de emisiones de carbono generadas por ingresos, una empresa como Iberdrola duplica las emisiones recomendadas por el mercado. Pero esta métrica no está teniendo en cuenta los 10.000 millones de dólares anuales que Iberdrola está invirtiendo anualmente en energía renovable, no sólo en España, sino en Reino Unido, México, Brasil y Polonia. La eléctrica está impulsando la transición en todo el mundo, pero no puede cerrar sus centrales eléctricas que siguen generando energía con combustibles fósiles de golpe, sino que debe hacerlo de forma progresiva. Por eso, a pesar de que su intensidad de carbono es elevada, en Ninety One se sienten perfectamente cómodos manteniendo la posición en su cartera.  

En la estrategia Global Environment de Ninety One no se centran tanto en la intensidad de carbono como en empresas con una menor intensidad de carbono que sus pares comparables. El equipo gestor examina empresas dentro del universo de renta variable global para encontrar aquellas empresas que tienen el potencial de descarbonizar y que están en sectores que realmente están ayudando a impulsar la transición hacia un mundo con menos emisiones de carbono.

Asimismo, los gestores de Ninety One trabajan de forma conjunta con el Carbon Disclosure Project, que es un proyecto que abarca la mayor base de datos sin ánimo de lucro del mundo sobre informes de carbono, para encontrar empresas dentro de los sectores vinculados a la transición energética que han reducido las emisiones de carbono, con productos y servicios que emiten menos carbono que sus pares comparables y que, por lo tanto, están invirtiendo para ayudar a impulsar la transición.

Por eso, no sólo se fijan en el sector eléctrico, también se enfocan en las empresas automovilísticas y observan si los vehículos que producen tienen menores emisiones que la media o si están creando nuevos vehículos para descarbonizar el transporte. También tienen su foco en las empresas que son proveedoras de soluciones para edificios ecológicos y en fábricas que sean más eficientes en comparación con la tecnología. Además, dentro del sector agrícola, apuestan por aquellas empresas que contribuyen a impulsar alternativas al consumo de carne de vacuno y cordero con menores emisiones de carbono y que ayudan a producir alimentos más sostenibles.

Hace dos décadas, el universo de la descarbonización se limitaba a paneles solares y biocombustibles. Ahora, se está pensando en alimentos alternativos para animales, por ejemplo, recientemente se ha comenzado administrar al ganado vacuno pastillas de ajo para reducir sus emisiones de metano. Esta medida se percibe como una cuestión provisional, puesto que es muy difícil que se pueda sostener un mundo que consuma la misma cantidad de alimentos.

La transición hacia la descarbonización es especialmente compleja porque la correlación entre las emisiones de carbono y el PIB es superior al 90%. Se debe romper por completo la forma en la que funciona la economía mundial y rehacerla nuevamente. Existe un alto riesgo en la transición hacia modelos de negocio que emitan menos carbón, pero también existe un alto potencial en las oportunidades de transición.

En muchos sentidos, la transición energética es mucho más disruptiva que la revolución en la industria tecnológica, porque tiene que cambiar la forma en la que funciona la economía. Las empresas que descubren cómo hacerlo tienen un enorme potencial para impulsar los rendimientos en las carteras de inversión.

COP26: un encuentro decisivo para acelerar la reducción de las emisiones

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Fredrika Carlsson Glasgow COP26
Pixabay CC0 Public DomainFredrika Carlsson. Fredrika Carlsson

La COP26 brinda a los gobiernos una oportunidad perentoria para dar un fuerte impulso a la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono y encontrar formas mejores y más rápidas de mitigar el impacto del ser humano sobre el clima y la naturaleza. Concretamente, constituye una oportunidad para acelerar lo que sabemos que funciona: infraestructuras renovables, poner precio a las emisiones de carbono, regulaciones específicas para cada sector y normas de ámbito mundial.

También es una oportunidad para avanzar con decisión en lo que necesitamos que funcione: almacenamiento barato y escalable para los días sin producción de energías renovables, el hidrógeno como alternativa para el transporte pesado y la industria, y convencer a los consumidores para que cambien su forma de comprar, comer, conducir, invertir sus ahorros y calentar su casa.

Es necesario poner precio a las emisiones de carbono para alcanzar la neutralidad y llegar aún más lejos

Resulta difícil cuantificar qué coste tiene el dióxido de carbono para el planeta. Así pues, fijar un precio para el carbono que sea homogéneo en todo el mundo es un primer paso crucial que ayudará a integrar la descarbonización en la toma de decisiones de los políticos, las empresas, los inversores y los consumidores. De hecho, sin este sistema de «el que contamina, paga», será imposible reducir rápidamente las emisiones de carbono del mundo, y más aún superar la neutralidad para tener un saldo de carbono negativo. Por sí sola, la neutralidad en emisiones no impedirá que sigan subiendo los niveles absolutos de carbono, pese a que hoy en día se considera la forma más pragmática de limitar el calentamiento a 1,5 grados.

Más de 40 países ya han puesto precio de alguna forma a las emisiones de carbono. El régimen de comercio de emisiones (ETS) de la Unión Europea (UE), con sus 16 años de existencia, se amplió en 2021 junto con los impuestos al carbono en función de cada sector, mientras que el Reino Unido lanzó su propio sistema este año. China también ha lanzado un ETS, pese a seguir invirtiendo en nuevos proyectos de carbón. Algunos estados de EE.UU., como California y Washington, han puesto en marcha sistemas de limitación y comercio. Estos ejemplos son alentadores, pero será necesaria una mayor coordinación internacional —respaldada por las grandes potencias— para que los precios del carbono tengan un impacto real sobre las emisiones.

Los precios del carbono deben subir, a pesar de la inflación

Con un precio de alrededor de 3 dólares por tonelada, el precio internacional del carbono sigue siendo demasiado bajo para instigar un cambio y tiene que subir. Eso parece cada vez más probable. El FMI espera que los precios internacionales alcancen los 100 dólares por tonelada en 2030 (lo que podría ser incluso una estimación conservadora si la inflación se mantiene en niveles elevados) (1). En mayo, el precio del carbono en la UE alcanzó un récord de 50 dólares por tonelada en previsión de los impuestos al carbono, un 50% más que a comienzos de 2021, y desde entonces ha seguido subiendo, dado que el bloque trata de incorporar más sectores a sus marcos de precios del carbono (2).

Damos la bienvenida a estas subidas, hasta cierto punto. Si se producen de forma demasiado rápida y acusada, crearán presiones inflacionistas que podrían dañar la confianza en la transición energética. La reducción de las inversiones en combustibles fósiles también provocará presiones en los precios hasta que las energías limpias tengan más peso en el mix, algo que ya estamos viendo con el aumento de los precios del gas. Sin embargo, los costes de explotación en sectores como los suministros públicos están descendiendo espectacularmente a medida que se construyen nuevos activos renovables. Y los beneficios sociales y económicos de un mundo más limpio con menos contaminación atmosférica, menos vertidos de petroleros y mayor seguridad energética (con un menor riesgo de colas en las gasolineras) son obvios.

Muchas empresas ya cuentan con un mecanismo interno para el carbono y la última encuesta a analistas de Fidelity reveló que estos esperan que un tercio de las empresas que cubren adapten sus modelos de negocio durante los próximos tres años en previsión de un precio futuro del carbono. Tres cuartas partes de los analistas del sector energético de Fidelity creen que los precios del carbono serían la política más eficaz para ayudar a las empresas de sus sectores a alcanzar las cero emisiones netas.

Este liderazgo de las empresas debería dar a los gobiernos la confianza de que la COP26 es el sitio adecuado para diseñar un sistema internacional para las emisiones de carbono (3). Otras áreas en las que es vital alcanzar un acuerdo son el fin de las subvenciones a los combustibles fósiles y los incentivos a la electricidad de fuentes renovables, sobre todo en los mercados en desarrollo; e invertir en tecnologías vitales que todavía no se pueden desplegar plenamente, como las baterías y el hidrógeno.

Las tecnologías de la información tienen un papel protagonista en la transición. Pueden ayudar a la red a gestionar las cargas variables usando algoritmos. Pueden ayudar a los gobiernos, empresas y hogares a medir su huella de carbono, reduciéndola lo máximo posible y compensando lo que no se puede eliminar. Pueden mejorar la verificación de los datos y crear nuevos mercados de carbono. Pero no pueden resolverlo todo.

Se necesitan políticas coordinadas

Muchos sectores necesitarán intervenciones de las autoridades para llegar a las cero emisiones netas. Los inversores como Fidelity International pueden, y así lo hacen, dialogar activamente con las empresas en torno a la transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono. Tenemos objetivos de cero emisiones netas, invertimos en soluciones contra el cambio climático y estamos trabajando para reducir las emisiones dentro de nuestras carteras sin escurrir el bulto. Sin embargo, al final se necesitarán políticas coordinadas de las autoridades para hacer la transición con rapidez y escala, ya sea a través de legislación, incentivos, gasto público o una combinación de las tres.

Los mercados voluntarios para comerciar con carbono son un comienzo, pero los inversores necesitan reglas universales para medir las emisiones, así como una contabilidad climática y unos estándares de inversión reconocidos en todo el mundo, sobre todo para los bonos verdes. Los enfoques regionales no funcionarán, sobre todo en países donde existe una menor voluntad política para hacer la transición. Como decíamos, la COP26 brinda una oportunidad para hacer que este enfoque global sea una realidad.

Incorporar los precios del carbono a las carteras creará una hoja de ruta para otras materias primas «gratuitas», como el agua y la biodiversidad. Aunque esto podría tener un efecto inflacionista a corto y medio plazo, los costes para la vida y los medios de subsistencia derivados de la inacción serán infinitamente más caros. La década de 2020 será un periodo decisivo en el que la humanidad o bien actuará para preservar el planeta o bien se arriesga a sellar un destino muy diferente. La COP26 es una oportunidad para asegurarnos de que optamos por lo primero.

 

Tribuna de Andrew McCaferry, CIO global del área de gestión de activos de Fidelity International.

 

Anotaciones:

(1) Fuente: Bloomberg Green: Carbon Market Outlook: Bank of England Sees Prices Tripling With Push on Climate, Bloomberg; FMI: A Proposal to Scale Up Global Carbon Pricing, Blog del FMI

(2) Fuente: EU carbon price hits record €50 per tonne on route to climate target, EURACTIV.com

(3) Nota: Las negociaciones del artículo 6 (del Acuerdo de París) propician una oportunidad para crear un código mundial para los mercados de carbono

 

Nota: Este artículo se publicó originalmente en Business Times el 30 de octubre de 2021

 

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