Mapfre presume de alineación estratégica entre las inversiones del grupo asegurador y las carteras que ofrece a sus clientes. Y más ahora que en su gestora de activos, Mapfre Asset Management, se ha gestado un nuevo puesto, el de director adjunto de Estrategia de Inversión, asumido por Ismael García Puente –hasta el momento responsable de Inversiones en Mapfre Inversión, la sociedad de valores del grupo-. Un movimiento estratégico que responde, entre otras cosas, a que esa alineación de intereses dentro del grupo, y entre las inversiones internas y para terceros, sea total; o, dicho de otro modo, responde a la idea de profundizar en el concepto de coinversión. Porque ésta es un pilar clave que sustenta un modelo de negocio que ha de diferenciarse ya no por el catálogo de fondos, sino por una combinación de servicio, asesoramiento y coherencia entre el balance propio y las soluciones que se recomiendan a los clientes. Un modelo que también busca escalabilidad, a través de un ambicioso proyecto en gestión discrecional de carteras que se está forjando de cara al año próximo.
Desde su incorporación a la gestora, hace solo unas semanas, uno de sus principales objetivos es precisamente reforzar esa alineación. “La idea es que la estrategia de inversión de Mapfre sea exactamente la misma que aplicamos en las carteras de nuestros clientes. Lo que hacemos con nuestros 42.000 millones bajo gestión es lo mismo que hacemos en sus carteras”, explica García Puente. Esa uniformidad no solo afecta a la estrategia general, sino también a los subyacentes: los mismos fondos que utiliza el grupo, tanto UCITS como alternativos, se ponen a disposición de la red comercial. «Como aseguradora, Mapfre ha de realizar inversiones y al cliente le proponemos que nos acompañe en nuestra estrategia», añade.
Un acompañamiento que se apoya en arquitectura abierta de productos y que aporta tanto fondos de la gestora -en los activos que pueden gestionar bien- como fondos de terceros, y acuerdos en aquellos mercados en los que no son expertos -como los últimos alcanzados en alternativos-. «Hemos pasado de una primera fase en la que las entidades solo vendían fondos propios a una segunda dominada por la arquitectura abierta, pero hoy, en esta tercera fase, no te puedes diferenciar solamente por el producto; se puede comprar casi cualquier fondo en cualquier plataforma, y por eso lo que tienes que ofrecer al cliente es una política de coinversiones y servicio, de cercanía y asesoramiento: ahí está el valor diferencial».
Así, potenciar el asesoramiento es clave en la estrategia del grupo, que pasa por convertirse en «un referente de la planificación financiera«, desde el enfoque de las tres «p»: protección en seguros, previsión en pensiones y p de patrimonio, la pata más novedosa en la que el asesoramiento juega un papel fundamental para completar ese ejercicio de planificación. Aunque García Puente va más allá y habla de otro pilar estratégico para Mapfre en los próximos años, la GDC. «El asesoramiento es un pilar clave aunque también lo es la escalabilidad. Y, en este sentido, tenemos un proyecto ambicioso en gestión discrecional de carteras para 2026, queremos crecer en el negocio, será un tema estratégico para el grupo», adelanta el experto.
Activos privados: una prueba de coinversión
Prueba viva de esa idea de coinversión es su política en activos alternativos. La gestora comenzó en 2017 a incrementar su peso en activos ilíquidos y alternativos —inmobiliario, infraestructuras, renovables…— en un momento en el que los tipos negativos complicaban la gestión del balance asegurador. Desde entonces, la estrategia se ha mantenido, siempre de la mano de socios especializados donde Mapfre no tenía una experiencia tan sólida. «Ése fue el camino arrancado en 2017 y que hoy mantenemos, dedicando una parte de la cartera a estos activos buscando rentabilidad y diversificación«, explica.
Y siempre, con la alineación de intereses por delante, pues Mapfre solo ofrece los productos en los que la compañía ha invertido, o es el inversor ancla o semilla, y solo los ofrece a determinados clientes y desde determinados importes. «Estamos siendo selectivos no por el producto en sí, sino porque es clave para qué carteras lo usas y a quién lo vendes», dice García Puente, evitando extenderlos de manera indiscriminada al cliente minorista. En la actualidad, la gestora cuenta con fondos de biometano y está promocinando un FIL de deuda privada cuyo subyacente son fondos especializados, permitiendo el acceso solo a determinados clientes con perfiles adecuados.
Coordinar y potencial para «exportar» el AA
En esta entrevista con Funds Society, García Puente nos cuenta que, en sus nuevas funciones, mantiene la gestión de las carteras que ya tenía antes y pasará a coordinar toda la estrategia de asset allocation del grupo (de los clientes, y dentro del grupo -fondos mixtos y multiactivo, unit linked y planes de pensiones-), con la idea de estar muy cerca de todos los equipos y poder coordinar la visión del grupo. Eso implica una relación mucho más directa con los equipos gestores, una presencia constante en los comités de inversión y la capacidad de dar coherencia global a las estrategias que se implementen. De hecho, entre los objetivos que se ha marcado para los próximos meses figura afianzar su participación en todos los comités y, a partir del próximo año, impulsar una estructura más eficiente que se traduzca en mejores decisiones de inversión. A más largo plazo, Mapfre AM se plantea prestar sus servicios de asesoramiento en asset allocation a otras entidades o grupos.
Otro punto clave de su plan de actuación es incorporar a los equipos internacionales del grupo, darles más peso y relevancia en las decisiones de AA, especialmente los de Boston y São Paulo, e integrar también la visión y previsiones elaborada por Mapfre Economics. Su papel como coordinador estratégico incluye una dimensión adicional: convertirse en portavoz tanto dentro de la casa como hacia el exterior. Y como portavoz, también nos cuenta sus previsiones para el año que llega.
Diversificación, granularidad y mayor agilidad: claves para la gestión
Un año en el que cambiarán algunas premisas en lo que a gestión de carteras se refiere, apostando por la diversificación, la granularidad y un mayor dinamismo. «Tenemos que seguir apostando por la diversificación, aunque a veces sea casi una piedra en el zapato, porque cuando más diversificado estás en un mercado cada vez más concentrado, más rentabilidad pierdes, pero tenemos que seguir con nuestra filosofía que proteger capital y para ello es clave diversificar», dice García Puente. ¿Cómo? Implementando en algunas carteras un modelo core-satélite, que consiste en tener asset classes más definidos para la primera parte -con gestión activa- y más oportunistas y tácticas para la segunda, con ideas de convicción a veces implantadas con gestión pasiva. «Por ejemplo, en los fondos multiactivo, hemos ido reduciendo peso en activos core con gestión activa y hemos virado más hacia una gestión semipasiva en la parte satélite, y está dando buenos resultados», indica.
La gestora también está profundizando en una visión más granular de los activos, tanto por sectores como por temáticas o industrias, y adoptando un enfoque más dinámico, apoyado en comités más frecuentes para acelerar la toma de decisiones y aprovechar las oportunidades. Porque los mercados se han acelerado: «La cada vez mayor participación del inversor retail en los mercados de capitales provoca movimientos bruscos porque es más pro riesgo que el institucional —utiliza productos apalancados, mucho trading…-, y ha cambiado la dinámica».
En su opinión, y más allá de otras posibles causas como la actividad de los ETFs, el trading barato y la ausencia de comisiones de intermediación favorecen una actividad más frenética de los inversores minoristas, que se mueven más por sentimiento que por fundamentales, lo que alimenta la especulación. Y cree que es una dinámica de largo plazo, potenciada por las operaciones en los mercados que provienen de las señales que dan los algoritmos en los modelos de gestión más sistemáticos que han adoptado algunos de los grandes gestores del mundo. García Puente no hace, todavía, responsable a la inteligencia artificial de estos movimientos -aún se están entrenando los modelos y están centrados en analizar datos- aunque reconoce que, cuantos más datos tenga para alimentarse, más capacidad en el futuro tendrá para producir señales para actuar en los mercados.
Oportunidades en renta variable y riesgos en la inflación para 2026
En lo que respecta a los mercados, Mapfre AM mantiene un posicionamiento claramente favorable a los activos de riesgo de cara a la recta final de 2025. La exposición a renta variable en sus carteras se encuentra en niveles muy elevados —fruto también de la revalorización de los mercados, más que de compras recientes— y la gestora no encuentra señales macroeconómicas que justifiquen adoptar una postura más cauta: el crecimiento esperado es sólido, los beneficios se sitúan en doble dígito en la mayoría de regiones y los bancos centrales seguirán apoyando (el BCE con una política más neutral y la Fed aportando liquidez y soportando al mercado). «Tenemos una visión pro-riesgo: esto no quiere decir que todo sea una línea recta, iremos ajustando posiciones y en algún momento podremos recoger beneficios, pero en general estamos más positivos en renta variable que en renta fija», señala García Puente.
Estados Unidos es la región preferida debido a su mayor dinamismo económico, su capacidad de desregular sectores clave y el liderazgo en inversiones en capex e inteligencia artificial. En Europa, en cambio, «está todo sobre el papel, las soluciones están ahí -en referencia a las propuestas de Draghi y Letta—, pero hay que implementarlas. Si llegamos a ver síntomas de que eso está ocurriendo, y genera un impacto en el crecimiento, rotaremos las carteras». Además, la falta de compañías tecnológicas de primer nivel limita su capacidad para beneficiarse del boom de la IA, y los planes de gasto en defensa tienen difícil implementación dada la falta de compañías europeas, y además dependerán en gran medida de la evolución de la guerra en Ucrania: «Si se llega a un acuerdo próximamente habrá que ver si algunos países reequilibran esos planes de gasto; puede que no haya tanta necesidad o rapidez», y que se aplacen por la presión de déficit y deuda en los países europeos, explica García Puente. También hay oportunidades en Asia, especialmente Japón, impulsado por el programa “value up” -aumento de dividendos y recompras de acciones- y «el comodín» que supone la valoración atractiva del yen, que sigue anclado pese a los tipos al alza. La región ofrece un crecimiento nominal interesante (0,7-0,8%, sin tener en cuenta el futuro plan fiscal) y compañías con sólidos fundamentales. También en el continente apunta a países con componente tecnológico, como Corea y China, donde han recogido algunos beneficios.
En renta fija, la gestora mantiene una infraponderación con la duración, ante el riesgo de tipos por la presión inflacionista, y ve presión en los tramos largos por la deuda que se prevé emitir el próximo año, y temas como la situación en Francia. En riesgo de crédito tampoco están especialmente positivos con la posibilidad de una mayor contracción en diferenciales pero, desde un punto de vista de la TIR, tiene sentido. «Hemos estado comprando algunas emisiones financieras en mercados primarios y la idea es que podamos tener algo más de peso en crédito en algunas de nuestras carteras«, asegura García Puente. Y se están centrando en investment grade, descartando vencimientos largos. «Estamos preparando las carteras para el año que viene porque en enero suele haber buen volumen de emisiones», añade. En deuda pública, la estrategia es muy táctica y concentrada en tramos cortos, con posiciones en Italia, España, Bélgica y Francia, y la posibilidad de entrar en el bund alemán si alcanza niveles cercanos al 2,85%.
Sobre los riesgos que anticipa para los próximos dos años, el foco principal se sitúa en Estados Unidos, donde la inflación podría resultar más persistente de lo que descuenta el mercado. «Aunque los aranceles de la administración Trump no han presionado los precios tanto como se esperaba, y la inflación de servicios ha empezado a bajar, algunos bienes han comenzado a encarecerse: no hemos visto aún todo el impacto arancelario«, dice García Puente. Y, más allá de los aranceles, hay otros factores que le llevan a pensar que la inflación no bajará al 2% objetivo: Mapfre AM espera un crecimiento económico superior al consenso gracias a la revolución de la inteligencia artificial y la fuerte ola de inversión «real» en capex. «Los resultados recientes de compañías industriales, como Caterpillar, evidencian esa tendencia: la demanda de maquinaria de construcción está impulsando la actividad». Además, la IA está provocando que las inversiones en capital estén impulsando el PIB. En este contexto, Mapfre AM considera que la Fed no recortará tipos tan rápido como espera el mercado: mientras el consenso descuenta cuatro bajadas, la gestora solo prevé tres, condicionadas a los datos de diciembre. La combinación de crecimiento firme, desregulación, impulso fiscal y restricciones migratorias sugiere que el 2% está todavía lejos.
En Europa, la visión es más heterogénea. Aunque algunos analistas esperan que el estímulo fiscal alemán impulse el crecimiento, la complejidad administrativa hace improbable que los fondos se ejecuten con rapidez, lo que puede suponer un riesgo para las casas que están más positivas en el Viejo Continente que en EE.UU. La incertidumbre se acentúa por dos riesgos adicionales: la posibilidad de que la prima de riesgo francesa vuelva a tensionarse —lo que podría contagiar a la periferia— y la falta de consenso sobre la dirección futura del BCE. Hay firmas que anticipan ya subidas en 2027, mientras otras proyectan nuevas bajadas. «Creemos que BCE se va a mantener en el 2%, porque el crecimiento va a estar ahí, con una inflación controlada», explica el experto.
Sobre los riesgos geopolíticos, García Puente distingue entre el impacto humano y social de los conflictos y su repercusión real en los mercados, que ocurre «solo cuando afectan de forma directa a los precios de la energía». «Ha habido siempre, pueden provocar volatilidad a corto, no es que no prestemos atención, pero de forma estructural no le damos la misma relevancia desde el punto de vista de gestión de carteras que al riesgo de inflación o crecimiento», añade.
También descarta que exista una burbuja en torno a la IA. Las valoraciones, asegura, están respaldadas por beneficios crecientes y flujos de caja sólidos. «El hecho de que algunas firmas hayan subido mucho no significa per se que estemos en una burbuja, si está fundamentado por crecimientos y márgenes y flujos de caja. Además, cuando hablamos con analistas o equipos de relación con inversores nos dicen que la demanda es real: tienen que invertir en capex en IA porque los clientes les piden esos servicios», explica el experto. El peligro, en su opinión, llegará si en algún momento las valoraciones no van acordes con el crecimiento real del negocio, algo que aún no está sucediendo.



Por Alicia Miguel Serrano