La semana toca a su fin con la mirada puesta en cómo los mercados han reaccionado tras las últimas decisiones de política monetaria: la Reserva Federal (Fed) confirmó un recorte de 0,25%, mientras que el Banco de Inglaterra (BoE) y el Banco de Japón (BoJ) mantuvieron los tipos sin cambios. En consecuencia, el dólar estadounidense avanzó levemente el jueves tras una sesión de operaciones volátil, la libra esterlina se debilitó y la relación el dólar/yen cayó más del 0,52% justo después de la decisión.
Según la visión de las gestoras internacionales, los bancos centrales occidentales se encuentran en este momento del ciclo próximos al tipo de interés neutral. “Es decir, el punto de equilibrio en el que los tipos de interés no restringen ni estimulan la actividad económica y pueden verse influidos por diversos factores, como el crecimiento de la productividad o la demografía”, explica James Bilson, estratega de renta fija global de Schroders. Pese a la gran experiencia de las instituciones monetarias, resulta muy difícil saber cuál es el tipo neutral. En opinión de Bilson, si un banco central considera que ha alcanzado la neutralidad, es probable que reaccione ante datos nuevos de forma diferente a uno que considera que está en territorio restrictivo.
La Fed: ejercicio de equilibrio
En esa búsqueda de equilibrio, los datos siguen siendo la brújula para las instituciones moneterias y, por supuesto, para la Fed. Según Jean Boivin, responsable de BlackRock Investment Institute, la perspectiva de recortes de tasas de la Fed depende de que el mercado laboral se mantenga lo suficientemente débil, y hace que la política futura sea muy dependiente de los datos. De hecho, Powell, se refirió a esto como un recorte de “gestión de riesgos”, enfatizando este movimiento como una forma de seguro contra las crecientes señales de debilidad del mercado laboral.
Para Boivin es relevante mantener una mirada más amplia. “Powell reconoció que no existe un camino libre de riesgo para la política y las tensiones en curso en su mandato de apoyar el crecimiento y contener la inflación. Vemos las tensiones reales en otro lugar: mantener controlada la inflación y los costos de servicio de la deuda. Nuevamente, un mercado laboral débil dio a la Fed cobertura para reanudar los recortes de tasas. Esa tensión entre inflación y costos de servicio de la deuda podría reavivarse fácilmente si los recortes de tasas de la Fed ayudan a impulsar la confianza empresarial – y la contratación. Por ahora, los mercados ven que esa tensión se disipa – y la prima que los inversionistas exigen por el riesgo de mantener bonos a largo plazo ha caído bruscamente en las últimas semanas”, comenta.
BoE: contener la inflación
En Reino Unido, el Banco de Inglaterra (BoE) cumplió con las previsiones del mercado y de los expertos y mantuvo los tipos de interés sin cambios, situándose de nuevo al 4%. Según explica Mahmood Pradhan, director de Macroeconomía Global del Amundi Investment Institute, aunque su decisión estaba clara, la institución monetaria sigue enfrentándose a decisiones difíciles sobre qué hacer a continuación. “Las cifras de agosto mostraron que la inflación es alta y persistente, pero el crecimiento es irregular y la Fed parece haber vuelto a una senda prolongada de recortes de tipos. Creemos que el BoE tendrá que recortar 25 puntos básicos en diciembre y reducir su balance en 70.000 millones de libras esterlinas durante los próximos 12 meses está en línea con las expectativas, pero la reducción de 20.000 millones de libras esterlinas en las ventas de bonos del Estado debería apoyar el mercado de bonos”, explica Pradhan.
Según el análisis de Mark Dowding, BlueBay CIO, RBC BlueBay Asset Management, el gobernador del BoE puede querer recortar las tasas si pueden, pero esto dependerá de que los precios se moderen o de un enfriamiento más rápido en las cifras de empleo. Su perspectivas es clara: “Seguimos pensando que los riesgos de estanflación están presentes en el Reino Unido, y por lo tanto será difícil para el BoE actuar. Mientras tanto, los riesgos políticos nos mantienen cautelosos con respecto a la libra. Ciertamente, si Starmer saliera repentinamente en algún momento, pensamos que esto podría llevar a una presión material sobre los activos y la divisa del Reino Unido, por el temor a una alternativa de izquierda más dura”.
BoJ: un tono agresivo
En el caso de Japón, el BoJ ha dejado los tipos sin cambios, una decisión también ampliamente esperada por el mercado. Sin embargo, los expertos reconocen que sorprendió su tono agresivo y ahora comienza a descontarse la probabilidad de un subida de tipos para su reunión de octubre. Según Dowding, parece plausible que el BoJ desee esperar una mayor certeza en torno al liderazgo político de Japón, tras la salida de Ishiba. “Si la contienda por el liderazgo del LDP diera como resultado un candidato de ‘negocios como siempre’, como Koizumi, esto podría allanar el camino para una posible subida de tasas tan pronto como en octubre – un escenario que también podría ver al yen fortalecerse aún más”, apunta el experto de RBC BlueBay AM.
Para Christophe Braun, director de Inversiones en Renta Variable en Capital Group, la decisión del BoJ subraya su postura cautelosa ante la desaceleración de la inflación y la incertidumbre global, priorizando la estabilidad frente a un endurecimiento prematuro. “Al preservar la flexibilidad de su política, el BoJ señala su disposición a responder a la volatilidad externa mientras sigue evaluando la solidez de la recuperación económica de Japón. A diferencia de EE.UU. y Europa, donde los bancos centrales se inclinan hacia recortes de tipos, las condiciones macroeconómicas de Japón exigen un enfoque más deliberado. La estrategia del BoJ respalda las primeras fases de un ciclo deflacionario, en lugar de revertir el rumbo. Esperamos que el yen se fortalezca gradualmente a medida que se reduzcan los diferenciales de tipos de interés, lo que aumentará el poder adquisitivo de Japón y respaldará la demanda interna”, explica Braun.