Franco Macchiavelli, analista de mercados, cree que las principales oportunidades en estos meses de verano están en la tecnología ligada a la inteligencia artificial (con sesgo hacia EE.UU.), en compañías value en Europa, y en sectores como defensa o infraestructuras. Es cauto con los activos hacia donde se están dirigiendo los flujos, como small capas y acciones con beta alta, y cree que seguiremos afrontando el riesgo de la guerra arancelaria y de posibles demoras en las bajadas de tipos de la Fed. Nos lo cuenta en la sección «Un verano para invertir».
De cara a estos meses de verano: ¿cuál es la idea, la mejor idea, que destacarías para invertir?
A nivel global, con un sesgo natural hacia EE. UU., la tecnología ligada a la inteligencia artificial seguirá liderando este verano. La narrativa sigue viva y su fase expansiva está lejos de agotarse. En Europa, vemos atractivo en compañías value con buen momentum, muchas aún infravaloradas y beneficiadas por un euro fuerte, un dólar débil y tipos en posible descenso. Además, sectores como defensa, impulsado por el repunte del gasto militar global, y infraestructura y construcción, que capturan el renovado impulso del gasto público estratégico, completan una visión de cartera diversificada y alineada con los drivers actuales del mercado.
De forma contraria, un activo con el que habría que ser cautos este verano.
El entorno actual favorece la rotación hacia activos de mayor riesgo, como las small y midcaps, y hacia acciones con beta alta. Esto se explica por las expectativas de recortes de tipos, condiciones financieras aún laxas y narrativa favorable al riesgo. Sin embargo, esta misma narrativa exige cautela: hablamos de activos muy sensibles a cambios en política monetaria y comercio internacional. Cualquier giro inesperado —como una postergación en los recortes de la Fed o un deterioro en la guerra arancelaria— podría castigar con dureza a este segmento. No se trata de evitarlos, sino de vigilar su peso en cartera: serán los primeros en sufrir si cambia el viento.
También de cara a estos meses estivales, ¿cuáles son los principales riesgos que podrán afrontar los inversores?
Aunque los conflictos bélicos parecen haber perdido protagonismo en el pricing de mercado, el riesgo dominante este verano es la guerra arancelaria, por su impacto directo en expectativas de inflación y crecimiento. La visibilidad macro está estrechamente ligada al desenlace de esta tensión comercial. Pese a que buena parte del impacto ya estaría descontado, un sobresalto inesperado —especialmente en un entorno de bajo volumen y menor liquidez estacional— podría generar movimientos abruptos en los mercados. En política monetaria, el otro gran foco, la Fed se ha mostrado dispuesta a recortar tipos, pero sin comprometer un calendario claro. Si los datos de empleo y crecimiento siguen sorprendiendo, podríamos ver una postergación del primer recorte hasta septiembre, lo cual no sería bien recibido por el mercado si las expectativas no se ajustan a tiempo.
¿Cómo te gustaría encontrar los mercados cuando vuelvas en septiembre de vacaciones? Un deseo de verano…
Estacionalmente, el verano suele ser un periodo plano en los mercados, especialmente en años electorales como el actual. Sin embargo, la elevada volatilidad de este 2025 podría traducirse en una pauta lateral más amplia de lo habitual, con movimientos intensos dentro de un rango definido. El escenario deseado sería precisamente ese: un mercado que consolide niveles sin perder soportes clave, que digiera con madurez los riesgos en juego —desde la política monetaria hasta la guerra arancelaria— y que siente las bases para retomar la senda alcista en el último tramo del año.