En los activos de renta variable, las expectativas sobre los beneficios corporativos han seguido perdiendo impulso a medida que el impacto de la ralentización del crecimiento mundial y las fricciones comerciales asociadas han hecho mella en el plano empresarial. Según apunta el grupo de soluciones de inversión de MFS Investment Management, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China siguen candentes, aunque continúan las negociaciones para llegar a un acuerdo provisional.
El crecimiento en China y la zona euro se mantiene débil, ya que el conflicto comercial está lastrando a la economía alemana, eminentemente exportadora. No obstante, las valoraciones de la renta variable mundial se mantienen en niveles razonables (en 16 veces los beneficios); la renta variable desarrollada no estadounidense cotiza a múltiplos de PER más bajos que la renta variable estadounidense, mientras que la de los mercados emergentes lo hace por debajo de su homóloga de los mercados desarrollados.
La mayoría de los sectores estadounidenses han recuperado el terreno que perdieron en 2018, con las tecnologías de la información y los bienes inmuebles como sectores más destacados, si bien la energía y la atención sanitaria se han quedado rezagados.
Preocupa la reciente ralentización de los índices de gestores de compras (PMI) del sector servicios, que parecen estar contagiándose de la ralentización en el sector manufacturero. Aunque los mercados y las economías son inequívocamente diferentes, no cabe duda de que una ralentización simultánea en los servicios y en la actividad manufacturera supondrá un lastre para el crecimiento de los ingresos corporativos.
Renta fija
La volatilidad de la renta fija ha repuntado de forma considerable en los últimos meses como consecuencia del abrupto incremento de los rendimientos a comienzos de septiembre, que ha remitido algo desde entonces.
Los mercados parecen divididos entre las claras señales de desaceleración en el crecimiento y la inflación a nivel mundial y el contrapeso de la política acomodaticia que pueden brindar los bancos centrales. La Reserva Federal estadounidense recortó sus tipos de interés oficiales por partida doble durante el tercer trimestre, y el BCE anunció otro paquete de estímulos que incluyó una reducción de los tipos oficiales para reactivar el crecimiento y mitigar el impacto de la incertidumbre del Brexit y el frenazo del comercio.
A escala mundial, el benigno entorno de inflación ha permitido mantener políticas de estímulo monetario, pero algunos inversores cuestionan ahora la eficacia del experimento con tipos súperreducidos/negativos, ya que la inflación sigue por debajo del objetivo.
Los diferenciales del crédito con calificación investment grade continúan plenamente valorados aunque lejos de sus mínimos, y los bonos investment grade europeos, en especial de los países periféricos, se revelan más atractivos que sus homólogos estadounidenses. Los fundamentales de los mercados emergentes son dispares y afrontan escollos a corto plazo derivados de la fortaleza del dólar y el menor crecimiento mundial, si bien siguen disfrutando de vientos a favor a largo plazo ligados a las sólidas ganancias de productividad y a las favorables tendencias demográficas.