Sortear la volatilidad en 2022 con la ventaja de un enfoque activo

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Los mercados globales de renta variable muestran una volatilidad cada vez mayor al verse afectados por los temores generalizados sobre el aumento de los tipos de interés y de la inflación, el final de los estímulos fiscales en numerosas regiones y las tensiones geopolíticas. Centrarse en las valoraciones y los fundamentales seguramente cobrará más importancia con respecto a años anteriores, cuando los mercados contaban con el respaldo de una abundante y creciente liquidez.

Con todo, si bien la configuración de los mercados de renta variable podría haber cambiado —y aceptando que estén sujetos a un mayor grado de turbulencias— estamos lejos de encontrarnos en territorio bajista. Por lo general, se entiende que existe un mercado bajista cuando una amplia gama de índices pierde un 20% o más desde sus máximos más recientes. En el momento de redactar estas líneas, el índice FTSE 100, con 7.560 puntos, se sitúa tan solo un 1,5% por debajo de su máximo anterior a la pandemia de 7.674 puntos, registrado en enero de 2020. Por su parte, el S&P 500 estadounidense marca 4.455 puntos, lo que supone un descenso del 6,5% frente a su máximo reciente de finales de diciembre, cuando alcanzó los 4.766 puntos. Por tanto, no estamos inmersos en un mercado bajista.

En calidad de inversores activos, no tememos a la volatilidad, sino que estamos adecuadamente posicionados para sortear perturbaciones a corto plazo en los mercados al tiempo que sacamos partido de las tendencias a más largo plazo. La volatilidad puede ofrecer oportunidades para aprovechar las discrepancias en el plano de las valoraciones, identificar “joyas ocultas” o reforzar posiciones actuales en momentos oportunos.

La adopción de enfoques alternativos no inspira confianza. Moverse al compás del mercado, por ejemplo, rara vez suele dar frutos, y efectuar ventas en mercados volátiles puede ser un error. En términos históricos, algunas de las peores fluctuaciones y pérdidas del mercado a corto plazo han venido seguidas de periodos en los que el mercado ha protagonizado una importante recuperación (gráfico 1).

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A lo largo de la historia, se han producido numerosos altibajos muy acusados. Sin embargo, los inversores que se comprometieron a mantener sus inversiones a largo plazo han cosechado unos beneficios generosos. A modo de ejemplo, si bien el S&P 500 ha generado una rentabilidad media de cerca del 10%, su rentabilidad en un año dado puede variar considerablemente (Gráfico 2).

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“reparación económica” en el que los mercados y los inversores deben tener en cuenta el impacto de un menor estímulo fiscal. El viento en popa de la expansión cuantitativa mundial de la que se han beneficiado todas las clases de activos de una forma o de otra está empezando a amainar y, en este entorno, cobra sentido diferenciarse dentro de las distintas clases de activos.

Los inversores a más largo plazo saben que lo que puede parecer una emergencia a corto plazo podría no tener mucha importancia dentro de unos años, por lo que centrarse en los valores de inversión tradicionales resulta muy pertinente en un mundo tan volátil.

Dicho esto, nos gustaría que aflorasen algunos factores de estabilidad. A pesar de los últimos comentarios de la Reserva Federal estadounidense y de unos datos de inflación superiores a lo esperado en algunos mercados desarrollados, seguimos pensando que las tendencias estructurales en curso y el regreso a la normalidad —es decir, una cadena de suministro restaurada— frenarán la inflación.

En lo que respecta a la Fed, las futuras subidas de los tipos de interés se dan por sentadas, aunque la gran incógnita es hasta qué punto endurecerá la institución su política monetaria. La Fed dispone de dos posibles hojas de ruta: adoptar un enfoque más comedido o efectuar un endurecimiento más contundente (Gráfico 3). La senda que escoja dependerá en gran medida de su evaluación de los riesgos de inflación y de la solidez de los datos de empleo. Sin embargo, el mercado espera un determinado grado de endurecimiento y, si bien la persistencia de una inflación más elevada ha conllevado que aumenten las expectativas de que tenga lugar un endurecimiento más drástico, la inflación seguramente disminuirá conforme transcurra el año, lo que pondrá en entredicho la percepción que impera actualmente.

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La configuración del mercado

Los títulos de valor cíclicos repuntaron una vez que los mercados y las economías iniciaron su reapertura en los intervalos que mediaban entre los confinamientos impuestos con motivo de la pandemia, y los cambios en la forma de la curva de tipos han conllevado desde entonces un escenario más heterogéneo en lo que respecta al estilo de inversión que lidera el mercado. Por lo general, estas acusadas rotaciones hacia firmas de menor calidad se producen cuando cambia el sentimiento inversor, si bien nuestro enfoque implica que no nos dejamos llevar por las rotaciones de estilo a corto plazo. La historia nos indica que, cuando el sentimiento inversor se torna negativo, el estilo de valor suele lograr una ventaja inicial, si bien el estilo de calidad no tarda en recuperar el terreno perdido.

Asimismo, la experiencia reviste importancia. Las rotaciones de estilo no constituyen ninguna novedad. En algún punto de la mayoría de los ciclos de inversión, los valores de calidad, crecimiento o valor se verán favorecidos durante un tiempo, a medida que los inversores busquen apostar por unos estilos determinados o darles la espalda, en función de su rentabilidad relativa o de sus previsiones.

Vaticinamos que la coyuntura de 2022 resultará favorable para el tipo de inversiones por las que suele apostar Columbia Threadneedle Investments: activos de larga duración y compañías de crecimiento duradero capaces de prosperar incluso en la adversidad porque poseen todas las características que buscamos en un negocio: rentabilidad sostenible protegida por un considerable foso, sólidas credenciales ASG (ambientales, sociales y de gobierno corporativo) y una ventaja competitiva sostenible. Deseamos asumir riesgo dentro de las carteras, pero que sea controlado.

Además, incluso si el estilo de valor parece atractivo en un momento dado, como inversores, tenemos que estar totalmente seguros de no caer en trampas de valor. Por consiguiente, si bien el riesgo político ha aumentado —lo que evidentemente responde al pulso que mantienen Rusia y Ucrania— seguimos prefiriendo adoptar un enfoque basado en centrarnos en compañías de gran calidad que puedan ofrecer de forma sostenible una elevada rentabilidad sobre los recursos propios y un buen crecimiento de los beneficios.

Como gestores activos, nos hallamos en una buena posición para abrirnos camino en este mundo cambiante. Nuestra experiencia, nuestra cultura de colaboración y nuestro enfoque en la intensidad investigadora nos permiten seguir ofreciendo rentabilidades sólidas a largo plazo. Mantendremos este enfoque durante 2022.

 

Tribuna de William Davies, director global de inversiones en Columbia Threadneedle Investments

 

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Columbia Threadneedle Investments es la marca global del grupo de sociedades Columbia y Threadneedle.

Invertir para conseguir un impacto en el camino hacia el Net Zero

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Pixabay CC0 Public Domain. Invertir para conseguir un impacto en el camino hacia el Net Zero

El Pacto Climático de Glasgow de 2021 ha tenido un resultado positivo indiscutible: una mayor aceptación por parte de los gobiernos de todo el mundo de acelerar los esfuerzos para evitar que las temperaturas suban más de 1,5 grados centígrados en 2050, ya que los avances reales hacia los compromisos anteriores no han sido lo suficientemente buenos.

Pero la COP26, como se conoció la cumbre del clima, también tuvo resultados inciertos, como el papel específico de los gobiernos, las regulaciones y las empresas públicas y privadas. Otra incertidumbre: ¿cómo financiar la transición y su impacto económico en la economía mundial? Las respuestas a estas preguntas y el comportamiento de los inversionistas como administradores del capital determinarán lo turbulento que será el camino hacia el Net Zero.  Por eso creemos que la inversión de impacto debe ser una de las principales preocupaciones de los inversionistas hoy en día.

Pero, ¿qué significa realmente «invertir para lograr impacto»? En primer lugar, significa adoptar una visión amplia de la sostenibilidad, que abarque el cambio climático, los límites planetarios y el capitalismo inclusivo. En segundo lugar, implica adoptar una visión a largo plazo que se centre en los cambios estructurales que probablemente experimentará la economía mundial en los próximos 30 años y más allá.

Adoptar una visión holística de la inversión sostenible

Invertir para conseguir un impacto positivo en las emisiones empieza por aceptar que Net Zero no significa que el uso de combustibles fósiles deba ser nulo o que los inversionistas deban desprenderse completamente de todo el petróleo y el gas.

Aunque se prevé que las energías renovables (como la eólica y la solar) representen una parte cada vez mayor de la combinación energética, tanto el petróleo como el gas natural seguirán desempeñando un papel crucial en la producción de un suministro constante de energía. «Incluso cuando el mundo logre las emisiones netas cero, difícilmente significará el fin de los combustibles fósiles», escriben en Foreign Affairs dos académicos, el decano fundador de la Columbia Climate School, Jason Bordoff, y la profesora de la Harvard Kennedy School, Meghan O’Sullivan. «Un informe histórico publicado en 2021 por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) proyectaba que si el mundo alcanzaba el nivel cero neto en 2050… seguiría utilizando casi la mitad de gas natural que hoy y una cuarta parte de petróleo».

No bastará con reducir las emisiones brutas de gases de efecto invernadero. También tenemos que eliminar lo que ya está en la atmósfera -llamado secuestro de carbono- y evaluar las tecnologías incipientes que pueden facilitar esas mitigaciones. En su conjunto, estos ámbitos pueden crear amplias oportunidades en torno a la inversión de impacto.

Pensar en términos de límites planetarios permite a los inversionistas adoptar una visión más holística de la inversión con una lente de sostenibilidad. Por ejemplo, los dos principales sumideros de carbono de nuestro planeta son los océanos y los bosques, por lo que garantizar que se mantengan sanos será crucial para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados. Además, los océanos y los bosques también influyen en los alimentos, el agua y la salud humana, que son fundamentales para nuestra subsistencia. La gestión del impacto de la pérdida de biodiversidad es otro ejemplo en el que los inversores encontrarán muchas oportunidades para lograr un impacto positivo con su capital.

El capitalismo inclusivo es también uno de los principales temas de la «inversión de impacto», que promueve una «transición justa», en la que se tiene en cuenta a todas las partes interesadas. Por ejemplo, si la población mundial crece hasta los 9.000 millones de personas, habrá limitaciones que dificultarán la producción del número de calorías necesario para mantener a esa población. Sin embargo, la creación de soluciones que garanticen que esas limitaciones no exacerbarán el hambre ni causarán malestar social crearía muchas oportunidades de inversión.

Aumentar el acceso al crédito es otra área que puede hacer avanzar una transición más justa y también debería producir muchas oportunidades de inversión. La diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo, a menudo citada como punto de partida para el capitalismo inclusivo, también ofrece oportunidades, teniendo en cuenta las investigaciones de empresas como McKinsey & Co. que muestran que las empresas con mayor diversidad tienden a superar a sus pares menos diversos.

Tomar el camino largo (a largo plazo) hacia el Net Zero

Invertir para lograr un impacto requiere una visión a largo plazo que tenga en cuenta los cambios estructurales necesarios para la economía mundial, así como las considerables implicaciones macroeconómicas del cambio climático. También implica adoptar un marco de gestión de riesgos amplio y consciente del clima. Por ejemplo, el cambio climático puede repercutir en la economía de forma gradual (la subida del nivel del mar o los cambios en los regímenes de lluvias) o abrupta (fenómenos meteorológicos más extremos, como sequías, incendios forestales e inundaciones).

También repercutirá en la inflación, ya que muchos costes que se habían externalizado -es decir, que se sacaban del nivel del producto y se absorbían en otro lugar- probablemente tendrán que internalizarse de nuevo en el proceso de producción.  Algunos ejemplos de costes externalizados son el coste medioambiental de las emisiones brutas no contabilizadas, la sobreexplotación de los bienes comunes (como los océanos y los bosques) y los costes laborales que se reducen debido a la globalización. El cambio climático también puede producir choques exógenos que pueden afectar a la oferta (y, en consecuencia, al coste) de productos básicos clave.

Aunque todo esto pueda parecer desalentador, creemos firmemente que los retos a los que nos enfrentamos en el camino hacia el Net Zero tendrán también soluciones que, a su vez, generarán oportunidades de inversión potencialmente atractivas. Adoptar una mentalidad de inversión para el impacto no solo nos ayudará a alcanzar con éxito nuestro destino Net Zero, sino que también puede proporcionar un viaje menos accidentado para las carteras de los inversionistas.

Tribuna elaborada por Matt Christensen, director global de Inversión Sostenible y de Impacto de Allianz Global Investors, y Mark Wade, director de Investigación y Gestión de la Sostenibilidad de Allianz Global Investors.

Guerra, miedo y mercados

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Victoria Pickering CC2. flickr

Cuenta una anécdota de Arthur Cashin (Director General de UBS Financial Services) durante la Crisis de Misiles en Cuba que reza más o menos así: Arthur, un joven aprendiz en Warthon, escuchó el rumor de que Rusia ya había empezado el ataque contra EE.UU. durante la Crisis de Misiles en 1962, lo cual hizo que el Dow cayera en picada. Al ver cómo reaccionaba el mercado, intentó vender sus posiciones, pero no lo logró. Así que, con los ánimos a flor de piel fue con su profesor “Jack” a contarle lo sucedido. Jack, un trader viejo y experimentado, le ordenó que le comprara un scotch y que se sentara. Le dijo: “Primero que nada, relájate chico. Ahora, cuando los misiles estén volando, tienes que comprar, no vender”. “¿Comprar?”, replicó Arthur. “Sí, comprar. Si te equivocas y el rumor es cierto, entonces no tendrás nada de qué preocuparte, ya que todos estaremos muertos”, remató Jack.

Si bien la respuesta de Jack tiene un grado de cinismo, también tiene cierta verdad. En cualquier decisión que tomamos, incluida una decisión de inversión, tenemos que partir de una base, por ejemplo, si vivimos, pensamos, soñamos y gastamos en pesos, entonces nuestra base debe ser que el peso seguirá existiendo más allá que el impacto que nuestras decisiones de inversión puedan tener en nuestro portafolio. Si el peso cae, y México desaparece, entonces las repercusiones de nuestra toma de decisión en nuestro portafolio son irrelevantes. Nuestros problemas se vuelven mucho más complejos y preocupantes que las minusvalías en nuestras inversiones. Si, por otro lado, tenemos una visión más global, entonces buscaremos diversificar nuestras inversiones fuera del peso, pero eso no nos exenta de tener una base, o un punto de referencia, el cual tenemos que interpretar como la condición mínima de existencia sobre la cual debemos basar nuestras decisiones.

La guerra (y otros eventos importantes, tanto globales como locales) hace que se nos olviden estos puntos de referencia, estas bases que utilizamos para tomar decisiones. ¿Por qué? Porque la guerra explota el pánico más animal del ser humano y, frente a esto, nuestro cerebro tiene mecanismos muy específicos para atemperar el pánico, y el más común es escapar. ¿Cómo se traduce esto a nuestra inversión? En el mundo financiero, escapar es sinónimo de vender. Vender sin importar las consecuencias.

Si bien nuestro cerebro es una maravilla de la naturaleza que funciona casi a la perfección, cuando se trata de tomar decisiones financieras, las herramientas con las que nos dotó la naturaleza se quedan bastante cortas. El pánico, la euforia y otras emociones extremas tienden a tomar el volante cuando están presentes y nos hacen olvidar que la realidad es multivariada, es decir, es bastante más compleja que lo que solemos imaginar y, dado que nuestra mente es bastante mala manejando varias variables, nos centramos en el evento que nos genera el estímulo más fuerte, en este caso particular, el pánico al conflicto.

Dado lo anterior, hay que recordar lo que ha pasado en otros episodios. La historia parece repetirse en cada conflicto bélico mayor: una caída de los mercados ante el escalamiento de las hostilidades (el miedo tomando el volante), y una recuperación paulatina (o a veces incluso rápida) ante la idea de que el mundo “siempre no se va a acabar”. También hay que recordar que Rusia y EE.UU. tienen más de 70 años de experiencia en evitar pelearse frontalmente el uno contra el otro. Esto no implica que no haya habido roces, pero dichos roces nunca han derivado en una guerra frontal. Y es altamente probable que esta ocasión no sea diferente.

Estamos en un momento complicado a nivel global. No solo estoy hablando sobre la guerra, sino también sobre inflación, crecimiento, normalización monetaria, y estoy seguro de que vendrán algunas otras sorpresas a lo largo del año. La volatilidad y la incertidumbre no solo es parte de invertir, es parte de la vida misma. Tratar de evitarla, o su contraparte, tratar de ignorarla, son errores igualmente graves. Hay que aprender a vivir con ella, y hay que educar a nuestro cerebro a actuar de la mejor manera posible cuando se presente (que será relativamente seguido).

Mientras escribo estas líneas, el mercado ya cayó, y ya se recuperó, pero esto aún no acaba. El 2022 viene cargado de riesgos que harán que nuestro cerebro entre en “modalidad supervivencia” y es fundamental entender cuando esto nos está ocurriendo para poder entender nuestra toma de decisiones, y buscar mejorarla.

Columna de Franklin Templeton México escrita por Luis Gonzali, CFA. VP/Co-Director de Inversiones

El oro y la plata protegen contra las caídas bursátiles, pero…

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Los metales preciosos pueden contrarrestar los grandes desplomes de la bolsa, aunque a mediano plazo suelen esfumar los beneficios y causar pérdidas significativas. Habría que procurar dejarlos a tiempo.

A continuación se describen algunas de los desplomes o subidas del índice S&P 500, oro y plata, durante 22 años, de enero de 2000, a febrero de 2022. En el gráfico se marcan y numeran las de mayor proporción.

  • La recesión económica iniciada en el año 2000 provocó el desplome de 49% en el índice①. El oro (línea dorada) y la plata (línea azul) mantuvieron niveles. S&P (línea blanca) comenzó a estabilizarse en 2003. Para 2004, ambos metales acumulaban ganancias del 68%.
  • A mediados de 2006, el S&P 500 subió un 64% desde su mínimo de 2002. El oro y la plata extendieron las ganancias a 234%, antes de caer 35% y 20%, respectivamente.
  • Desde ese nivel más bajo a mediados de 2006, y previo a la gran crisis de 2008, la plata repuntó un 117% y el oro un 70%②, mientras que el S&P subió un 25%.
  • La crisis financiera de 2008 – 2009 produjo enormes pérdidas generalizadas: S&P, -57%③; Plata, -56%; Oro, -25%
  • A partir de entonces, a medida que los mercados bursátiles resarcieron parte de lo perdido, la plata se disparó 441%, hasta alcanzar su máximo histórico de USD$48, y el oro subió un 173%④.

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  • Con los años, a medida que la economía y los mercados bursátiles mejoraron, los metales perdieron brillo. A diciembre de 2015, la plata acumuló pérdidas del 72% y el oro, de 45%, desde los máximos de 2011.
  • También a finales de 2015, el S&P perdió fuelle con una caída del 13,50%. Oro y plata funcionaron como cobertura repuntando 47% y 29%.
  • Y de nuevo, durante 2016, mientras el índice subía, los metales tornaron a la baja. Hacia septiembre de 2018 y desde los precios más altos, el oro perdió 13%; la plata, 31%. En esa ocasión, la caída de los precios de los metales se anticipó a la pérdida de 21% que tendría el índice.
  • Desde entonces y hasta antes del estallido de la pandemia, el S&P subió un 44%. Fue un buen período también para los metales: plata, +44%, oro, +32%.
  • El inicio de la pandemia menoscabó el índice 36% y la plata 29%. El oro resistió.
  • Durante los días duros de la pandemia, la plata se disparó 141%. El oro subió un 40%, a su nuevo máximo histórico.
  • Todavía en el período de la pandemia, el oro cayó hasta un 20%; plata, 25%.
  • Mientras los metales perdían fuerza y caían, el índice seguía subiendo para acumular un 114% hasta los primeros días de enero de 2022 ⑥.
  • Y durante esta última fase en la que las bolsas se vieron afectadas por la mezcla de toma de ganancias y el nerviosismo por la guerra Rusia-Ucrania, el índice ha perdido un 12,50% (hasta el 24 de febrero), mientras que la plata y el oro han subido un máximo de 9,3% y 6,7%, respectivamente. La reacción de los metales preciosos no ha sido tan buena como en ocasiones anteriores; aún no han compensado a plenitud las pérdidas de la bolsa, si bien es cierto que la caída del S&P 500 aún no puede considerarse un desplome.

En suma, a partir del año 2000, las ganancias extraordinarias de los metales preciosos fueron inversas a los desplomes del S&P 500 pero, al paso del tiempo, la mejoría de la economía y las alzas del índice significaron lo contrario.

Finalmente, y solo con fines ilustrativos, se muestran los diferentes porcentajes de rentabilidad en diferentes períodos de tiempo.

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Columna de Arturo Rueda

 

Las consecuencias estanflacionistas de la crisis de Ucrania agudizan el dilema de las autoridades monetarias

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Ira Huz Kiev
Pixabay CC0 Public DomainIra Huz. Ira Huz

La invasión de Ucrania por parte de Rusia no ha hecho sino agudizar el dilema al que se enfrentan los grandes bancos centrales a la vista de las presiones inflacionistas adicionales que crea el conflicto y los riesgos potenciales para el crecimiento.

Hemos sido tristemente testigos de lo que la OTAN alertó de que ocurriría: una invasión a gran escala de Ucrania. Antes de eso, en los mercados había cundido la idea de que la incursión se limitaría a las regiones separatistas de Ucrania. Ahora, los mercados tienen que lidiar con la perspectiva de que el conflicto será mucho más amplio y prolongado.

Varias son las preguntas que todavía necesitan respuesta para determinar las posibles consecuencias financieras y para los mercados. A este respecto, cabe citar en qué medida contraatacará Ucrania, la intensidad y la amplitud de las sanciones que podrían imponer a Rusia los aliados de la OTAN y cómo se transmitirán las sanciones a la energía, dado que Europa es un gran comprador del gas ruso.

Las respuestas a estas cuestiones se conocerán durante los próximos días, pero lo que ya está claro es que la estanflación tiene cada vez más probabilidades de permanecer que de desvanecerse durante los próximos meses. El encarecimiento de la energía probablemente se deje sentir en otras áreas de la economía actuando como una especie de impuesto al consumo, agravando la crisis que afecta al coste de la vida en Occidente y acercando la posibilidad de una recesión.

Repercusiones en los mercados

La repercusión más inmediata en los mercados es la reducción y, en algunos casos, el cese efectivo de la negociación de algunos valores rusos y ucranianos por parte de los inversores extranjeros. En su momento, las sanciones podrían llegar incluso a prohibir completamente las entradas y salidas de capitales occidentales de Rusia, tal vez excluyendo al país del sistema internacional de pagos SWIFT. Sin embargo, eso podría tener consecuencias problemáticas, ya que Rusia simplemente trataría de operar usando sistemas alternativos.

Por el momento, la exclusión de SWIFT podría mantenerse en la recámara como medida contundente potencial, pero debido a lasrelaciones energéticas entre Europa y Rusia, esperamos que las sanciones se impongan normalmente sobre el capital, no sobre las materias primas. Rusia es un gran productor de aluminio y fertilizantes, además de petróleo y gas, y las cadenas de suministro tardarán algún tiempo en recomponerse con otros países y fuentes, aunque en algunos casos el vacío que dejaría el país en el suministro no puede llenarse.

Sin embargo, si el conflicto no se limita a Ucrania, podría darse una secuencia de sanciones y represalias que tendría un impacto a más largo plazo en los mercados locales e internacionales.

Un frente unido a la hora de imponer sanciones será crucial. Putin estará muy atento a si la OTAN se mantiene unida en su respuesta ante la situación y buscará explotar cualquier fisura.

Respuesta de los bancos centrales

El discurso de los bancos centrales ha sido deliberadamente restrictivo desde el pasado año para conseguir que los mercados endurezcan las condiciones financieras reales sin tener que subir los tipos bruscamente. Por ejemplo, hemos mantenido sistemáticamente que la Fed tendría que endurecer su política más despacio de lo anunciado debido a los elevados niveles de deuda acumulados para afrontar las consecuencias de la pandemia. La crisis de Ucrania lo hace aún más probable debido a que, aunque ha tirado aún más alza de los precios de la energía, también plantea riesgos para el crecimiento, especialmente en Europa.

Los bancos centrales podrían tener dificultades para cambiar radicalmente de discurso si el crecimiento comienza a debilitarse y no regresarán al modo expansivo; en lugar de eso, esperamos que sigan intentando endurecer la política, pero lentamente, con la esperanza de evitar una recesión. Entretanto, la política presupuestaria no se encuentra en una posición favorable para ayudar debido al coste de la pandemia y a los retos políticos internos a los que se enfrentan muchos países desarrollados este año.

Implicaciones para la asignación de activos

Aunque el conflicto plantea una serie de amenazas para los mercados de valores tanto en Rusia como en Ucrania y, en un plano más general, en todo el continente europeo, si se contiene entonces podríamos ver cómo otras fuerzas retornan en su momento para dominar el sentimiento.

Cuando nos adentramos en 2022 ya éramos más cautos en los activos de riesgo, concretamente en EE.UU., donde esperamos un cuadro económico y político más complejo ante la proximidad de las elecciones legislativas. En su lugar, nos hemos fijado en áreas del mundo como Japón (por la situación de su inflación) y China (debido a su diferente trayectoria monetaria).

Esperamos que China sea paciente y dé un paso atrás, atenta a cómo evoluciona la situación entre Rusia y Ucrania, pues después de endurecer su política en un momento anterior del ciclo, el país no se encuentra inmerso en la dinámica de Occidente, sino que está avanzando hacia la estabilización y, después, tal vez la estimulación de la economía, lo que debería ser un acicate para los mercados del país.

Por lo tanto, este hecho podría aportar una mayor diversificación a los inversores preocupados por los acontecimientos en Europa, sobre todo cuando el movimiento reflejo de búsqueda de refugio en el dólar se disipe.

En este contexto esperamos que los capitales se desplacen hacia China y Asia y otras economías emergentes que se ven menos afectadas por la crisis y podrían ser beneficiarias si las cadenas de suministro se reorientan. A más largo plazo, esperamos que más países actúen para mejorar su resistencia ante futuras crisis energéticas, aunque la transición hacia un mix energético con unas menores emisiones de carbono no será tranquila y diferirá de un país a otro.

Conclusión

Los mercados han reaccionado bruscamente ante la invasión a gran escala de Ucrania, pero durante los próximos días deberíamos ser capaces de entender mejor las ambiciones territoriales de Rusia, las medidas tomadas para ponerle freno y el tipo de riesgos para la inflación y el crecimiento que todo ello genera. El discurso de Putin probablemente esté dirigido a una audiencia interna y ucraniana, pero conviene estar muy atentos a él para determinar si este conflicto y sus consecuencias —humanas y económicas— se circunscriben a Ucrania o si se ponen a prueba otras barreras.

 

 

Tribuna de Andrew McCaffery, CIO global del área de gestión de activos en Fidelity International.

 

 

Información legal importante

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Resumen del año y perspectivas para la renta fija flotante

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Linus Nylund Water_0
Pixabay CC0 Public DomainLinus Nylund. Linus Nylund

La inflación fue el tema candente en 2021, ya que la relajación de los confinamientos, los atascos en la cadena de suministro y los efectos de las políticas monetarias y fiscales sumamente laxas se unieron para hacer que los precios al consumo registraran máximos de varias décadas. Durante la mayor parte del año, los bancos centrales mantuvieron el relato de que se trataba de una inflación «pasajera», postura que al final suavizaron, ya que la Reserva Federal de EE.UU. empezó a reducir sus compras mensuales de activos en noviembre, antes de anunciar que duplicaría el ritmo de reducción algo después. A finales de año, el mercado esperaba múltiples subidas de tipos de interés en 2022, con pocos indicios de que la inflación vaya a disminuir (ver gráfico 1).

M&G

Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

Al mismo tiempo, la recuperación económica mundial en marcha provocó una mejora de los fundamentales empresariales, con las medidas de apoyo de los gobiernos para las empresas y los consumidores en vigor durante gran parte del año, restricciones de confinamiento más relajadas que en 2020 y un ahorro acumulado de las familias, lo cual contribuyó a generar una fuerte demanda de consumo. Como resultado, muchas empresas, incluidos los emisores de high yield, registraron una recuperación de su ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones, utilizado como medida del rendimiento financiero general de una empresa), desapalancamiento y un entorno de impago favorable.

En este contexto, 2021 resultó ser un año excelente para los bonos flotantes high yield, ya que esta clase de activos se comportó mucho mejor que los mercados de high yield de tipo fijo, y que el crédito de inversión (ver gráfico 2).

M&G

Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

Uno de los factores más favorables para esta clase de activos fue la creciente expectativa de una política monetaria más restrictiva, ya que los inversores buscaron deuda flotante para eliminar eficazmente el riesgo de tipo de interés. Los cupones de los bonos flotantes high yield suben en sintonía con un tipo de referencia, por ejemplo, el euríbor, y suelen reajustarse cada tres meses, por lo que su duración se aproxima a cero.

Con un menor temor a los impagos y unos diferenciales históricamente reducidos en los mercados de grado de inversión, el atractivo de la deuda high yield también creció, ya que los inversores buscaban niveles adicionales de ingresos para proteger el valor real de su capital contra la inflación.

También hubo otros estímulos para los bonos flotantes high yield en 2021, especialmente los niveles récord de emisión de obligaciones de préstamos garantizados (CLO)(1), que son importantes compradores de bonos flotantes high yield, lo que generó unos altos niveles de demanda técnica para financiar la actividad de fusiones y adquisiciones. Esto dio lugar a una mayor variedad de nuevas emisiones en el mercado primario de los bonos flotantes high yield comparado con 2020, creando una mayor diversificación y oportunidades potenciales adicionales.

Pese a ser un año excelente en general, hubo notables episodios de volatilidad, ya que las olas de la pandemia y, posteriormente, la aparición de la nueva variante ómicron de la COVID-19 amenazaron temporalmente con frustrar la recuperación económica. En estos casos, los FRNs high yield se comportaron normalmente mejor que los de tipo fijo high yield, dadas sus propiedades defensivas adicionales. Entre ellas está una volatilidad intrínsecamente menor, con un spread duration de alrededor de 1,6 años frente a los 3,9 años (2) de los bonos de tipo fijo, y la categoría de deuda senior garantizada, ya que más del 80% (3) del mercado de los bonos flotantes high yield está clasificado como tal, lo que sitúa a los inversores en primera línea para recuperar las deudas en caso de potencial impago.

Perspectivas

Bajo nuestro punto de vista, los activos flotantes están en buenas condiciones para avanzar por el entorno de inversión de 2022, pues los bancos centrales están enviando clara señales de que endurecerán significativamente su política económica, lo que cabe esperar que respalde los activos que mitigan el riesgo de tipos de interés, como los bonos flotantes high yield.

A principios de enero, varios grandes bancos de inversión pronosticaron que la Reserva Federal estadounidense aplicaría cuatro subidas de tipos de interés a lo largo del año, frente a las tres previstas apenas un mes antes. En Europa, el Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado que pondrá fin a las compras netas de activos en el marco de su Programa de Compras por la Emergencia de la Pandemia (PEPP) en marzo de 2022 (4). Aunque el BCE parece ser más reacio a subir los tipos de interés, muchos esperan que estas subidas se producirán ante la presión creciente. Mientras tanto, en el Reino Unido, el Banco de Inglaterra ya ha empezado a subir los tipos de interés, tras un movimiento sorpresa en diciembre, seguido de otro a principios de febrero.

Las perspectivas de impago también siguen pareciendo favorables, lo que creemos que apoyará a la deuda high yield, sobre todo teniendo en cuenta la falta de rendimiento disponible en el crédito con grado de inversión. En el tercer trimestre de 2021, los beneficios empresariales sorprendieron al alza, ya que las compañías parecen estar siendo capaces de repercutir las subidas de costes a los consumidores. Los beneficios de las empresas son ahora mucho mayores, mientras que la deuda total es menor (véase el gráfico 3).

M&G

Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

Esto sitúa a las empresas en una posición mucho más sólida para hacer frente a los pagos de intereses, como demuestran los ratios de cobertura de intereses, que han mejorado considerablemente (véase el gráfico 4).

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Y el apalancamiento general es menor (véase el gráfico 6), lo que significa que las empresas se enfrentan a un menor Y el apalancamiento general es menor (véase el gráfico 5), lo que significa que las empresas se enfrentan a un menor lastre de deuda total, lo que cabe esperar que reduzca las posibilidades de impago y mejore las perspectivas de recuperación de la deuda senior garantizada, como los bonos flotantes high yield.

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Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de las rentabilidades futuras.

Con una inflación todavía al alza, creemos que los bonos high yield puede ofrecer potencialmente una mayor ganancia de TIR reales positivos y proteger el valor real del capital de los inversores. Al mismo tiempo, los FRNs high yield tienen una ventaja potencial sobre los bonos high yield de tipo fijo en su capacidad para eliminar de forma eficaz el riesgo de tipos de interés y ofrecer niveles de protección potencialmente más altos, incluyendo un rango senior en la estructura de capital y una menor volatilidad intrínseca gracias a su menor spread duration.

Bajo nuestro punto de vista, el M&G (Lux) Global Floating Rate High Yield Fund está bien posicionado para ofrecer estas ventajas potenciales, dados los amplios recursos de M&G en esta área, con uno de los mayores equipos internos de análisis de crédito de Europa y más de 200.000 millones de euros de activos gestionados de renta fija (5), junto con una sólida trayectoria en la gestión de carteras de bonos flotantes high yield desde 2014, con más de 2.000 millones de euros de activos gestionados en la estrategia actual (6).

 

Tribuna de James Tomlins, gestor de fondos en M&G Investments.

 

 

Anotaciones

(1) Fuente: Credit Suisse, «Monthly CLO Issuance», febrero de 2022.

(2) Fuente: Bloomberg, 1 de noviembre de 2021.

(3) Fuente: Índice M&G, ICE Bank of America Global Floating Rate High Yield (3% Constrained), 31 de diciembre de 2021.

(4) Banco Central Europeo, comunicado de prensa: Decisiones de política monetaria, 16 de diciembre de 2021.

(5) Fuente: M&G, 30 de junio de 2021

(6) Fuente: M&G, 31 de diciembre de 2021

 

Información importante:

El valor y los ingresos de los activos del fondo podrían tanto aumentar como disminuir, lo cual provocará que el valor de su inversión se reduzca o se incremente. No puede garantizarse que el fondo alcance su objetivo, y es posible que no recupere la cantidad invertida inicialmente.

El fondo trata de ofrecer una combinación de crecimiento del capital y rentas para obtener una rentabilidad superior a la del mercado global de bonos flotantes high yield en cualquier período de cinco años. Al menos un 70 % del fondo se invierte en bonos flotantes high yield (FRNs). El fondo se centra en bonos emitidos por sociedades con una calificación crediticia por debajo del grado de inversión, los cuales suelen pagar niveles de intereses elevados para compensar a los inversores por el mayor riesgo de incumplimiento. Una parte del fondo puede invertirse en otros activos de renta fija, como bonos del gobierno. La exposición de los activos se obtiene por medio de tenencias físicas y el uso de derivados.

El fondo se gestiona activamente y el índice de referencia es el BofA Merrill Lynch Global Floating Rate High Yield Index (3% constrained) USD Hedged Index.

Las inversiones en bonos se ven afectadas por los tipos de interés, la inflación y las calificaciones crediticias. Existe la posibilidad de que los emisores de bonos no paguen intereses o rentabilidad del capital. Todos estos supuestos pueden reducir el valor de los bonos poseídos por el fondo.

Los bonos high yield suelen entrañar un riesgo mayor que los emisores de bonos podrían no compensar mediante el pago de intereses o rentabilidad del capital.

El fondo podría utilizar derivados para beneficiarse de un incremento o una disminución previstos en el valor de un activo. Si el valor de dicho activo varía de forma imprevista, el fondo incurrirá en una pérdida. El uso de derivados por parte del fondo puede ser amplio y superar el valor de sus activos (apalancamiento). Dicho uso magnifica el volumen de las pérdidas y las ganancias, lo cual da lugar a mayores fluctuaciones en el valor del fondo.

El fondo está expuesto a diferentes divisas. Se utilizan derivados con el fin de minimizar el impacto de las variaciones de los tipos de cambio, ya que no siempre resulta posible eliminarlo.

El proceso de cobertura trata de minimizar el efecto de las fluctuaciones en los tipos de cambio sobre el rendimiento de la clase de acciones cubiertas. La cobertura también limita la capacidad para obtener ganancias de los movimientos favorables en los tipos de cambio.

El Folleto del fondo ofrece una descripción más detallada de los factores de riesgo que le afectan.

Invertir en este fondo significa que se adquieren participaciones del mismo, por lo que no se está invirtiendo en el activo subyacente (ej., un inmueble o acciones de una compañía, que solo serían los activos subyacentes de dicho fondo).  

Los puntos de vista expresados en este documento no deben considerarse como una recomendación, asesoramiento o previsión.

El fondo permite el extenso empleo de instrumentos derivados.

Por favor consulte el glosario para una explicación de los términos de inversión que aparezcan en este documento.

Exclusivamente para inversores profesionales. Prohibida su posterior distribución. Ninguna otra persona o entidad debe utilizar la información contenida en el presente documento. M&G Investment Funds están inscritos para su distribución pública en virtud del art. 15 de la Ley 35/2003 sobre instituciones de inversión colectiva del siguiente modo: M&G (Lux) Investment Funds 1 nº de inscripción 1551. Esta información no constituye una oferta ni un ofrecimiento para la adquisición de acciones de inversión en alguno de los fondos mencionados en la presente. Las adquisiciones de un fondo deben basarse en el Folleto actual. La Escritura de Constitución, el Folleto, el Documento de Datos Fundamentales para el Inversor (KIID), el Informe de Inversión Anual o Provisional y los Estados Financieros se pueden solicitar gratuitamente en inglés o en español al Allfunds Bank, Calle Estafeta, nº 6, Complejo Plaza de la Fuente, La Moraleja, 28109, Alcobendas, Madrid o www.mandg.com/investments/professional-investor/es-es. Antes de efectuar su suscripción, debe leer el Folleto, que incluye una descripción de los riesgos de inversión relativos a estos fondos. La información que aquí se incluye no sustituye al asesoramiento financiero independiente. En virtud del proceso de notificación de cese recogido en la Directiva de distribución transfronteriza, M&G International Investments S. A. puede rescindir los acuerdos de comercialización. Información sobre tramitación de reclamaciones están disponibles en español en www.mandg.com/investments/professional-investor/es-es/complaints-dealing-process. Promoción financiera publicada por M&G International Investments S.A. Domicilio social: 16, boulevard Royal, L 2449, Luxembourg. FEB 22 / 680002

High yield ante la subida de tipos

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Pixabay CC0 Public DomainMarkus Winkler. Markus Winkler

La imagen que se utiliza habitualmente para representar el riesgo de los bonos es la de un sube y baja, el columpio que se encuentra en los parques infantiles en el que cuando un lado baja, el otro sube. Hace unas décadas, solían estar colocados sobre un suelo de hormigón; entonces los niños estaban hechos de una pasta más dura, por mucho que los recuerdos de rodillas y codos magullados atestigüen lo contrario. Actualmente, los planificadores urbanos son más atentos y la arena blanda o la goma amortiguan cualquier caída.

Asumir el impacto

Normalmente, el sube y baja se utiliza en el debate sobre los precios de los bonos: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios bajan y viceversa. Pero para los bonos corporativos high yield también es una imagen útil para dos de los riesgos clave a los que se enfrentan los bonos: el riesgo de tipos de interés y el riesgo de crédito.  En un momento en que los bancos centrales están endureciendo el tono y subiendo o planteándose subir los tipos (aumento del riesgo de los tipos de interés), ¿puede la mejora de las condiciones corporativas (reducción del riesgo de crédito) amortiguar el impacto de la subida de tipos?

En primer lugar, es importante dejar claro que los bonos high yield suelen ser menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés que los mercados de deuda pública y de bonos corporativos investment grade. Esto tiene un componente estructural; los inversores han estado tradicionalmente menos dispuestos a prestar a emisores de mayor riesgo durante largos periodos, por lo que los bonos high yield suelen tener vencimientos más cortos; al fin y al cabo, ¿por qué dar lugar a un riesgo de vencimiento adicional (esperar el reembolso de la inversión al valor nominal al vencimiento) cuando un inversor ya asume un mayor riesgo a nivel de crédito? Y en parte refleja los mayores rendimientos de los bonos high yield, que básicamente aceleran el ritmo de reembolso de la inversión de un inversor, sobre todo porque el valor real de los pagos de cupones disminuirá con el tiempo en un entorno inflacionista. Juntos, los vencimientos más cortos y los rendimientos más altos dan lugar a una menor duración (sensibilidad a los tipos de interés) media de los bonos high yield (véase el gráfico 1).

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Recordemos que una duración efectiva de 3,5 años supone que si se produjera una variación del rendimiento de 100 puntos básicos, o un 1%, cabría esperar que el precio del bono variara un 3,5%. Recuerden: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios de los bonos bajan y viceversa, por lo que, en un entorno de tipos al alza, una menor duración puede resultar favorable.

La alta inflación es una preocupación evidente para los bancos centrales y está motivando sus decisiones de subir los tipos de interés, pero también hay pruebas de la recuperación de las economías, que ya no requieren apoyo de emergencia. Los mercados laborales muestran una gran pujanza, los beneficios aumentan y las cadenas de suministro empiezan a recuperarse. Los mercados de activos tienden a predecir el futuro y los mercados de bonos high yield llevan tiempo registrando esta mejora. Los diferenciales de crédito (el rendimiento adicional sobre la deuda pública con un vencimiento similar) se han reducido considerablemente desde sus máximos registrados en los momentos de mayor temor sobre la pandemia de covid-19, pero siguen ofreciendo margen para una mayor reducción (véase el gráfico 2).

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Al reducirse, los diferenciales de crédito pueden asumir parte del aumento de los rendimientos de la deuda pública. El año pasado también argumentamos que la mejora de la calidad en el mercado high yield, junto con un entorno de baja morosidad, podrían permitir que los diferenciales superasen sus mínimos. Las agencias de calificación de crédito esperan que la tasa de impagos a nivel mundial se mantenga bajo; por ejemplo, S&P Global Ratings prevé que la tasa de impagos global de la categoría especulativa roce los mínimos históricos en la primera mitad de 2022 ―posiblemente por debajo del 2%―, para aumentar a medida que avance el año, aunque solo levemente (1).

Lógicamente, somos conscientes de que el mercado high yield está a merced de los acontecimientos. De momento, dado el aumento de la aversión al riesgo debido a la geopolítica y a la política de los bancos centrales, la reducción de los diferenciales se enfrenta a un obstáculo. Los bancos centrales se han visto sorprendidos por una inflación más alta y persistente de lo que esperaban. Al haber podido ser lentos a la hora actuar, ahora pueden sentirse presionados para que se vea que están haciendo algo. En el caso concreto de la Reserva Federal estadounidense, tras dar un giro tan brusco en el cuarto trimestre de 2021, es poco probable que modere su nuevo tono duro en los próximos meses, a no ser que haya señales evidentes de continuación de los datos económicos o la inflación. Esto podría dar lugar a unos meses de inestabilidad en los mercados, aunque esto no tiene por qué ser malo para un inversor activo, ya que puede generar oportunidades.

Fundamentos sólidos

La pandemia fue un golpe que obligó a muchos emisores a recurrir a los mercados de capitales en busca de financiación, pero los fundamentos de crédito subyacentes de los emisores de high yield han mejorado sustancialmente desde entonces. El ratio de apalancamiento ―la deuda total dividida entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda)― se disparó inicialmente, al aumentar los préstamos y caer los beneficios. Esta dinámica se ha dado la vuelta ahora, ya que las empresas están pagando la deuda y los beneficios van en aumento. El apalancamiento neto (la deuda total menos efectivo y equivalentes a efectivo del balance) también ha disminuido, ya que el efectivo de emergencia originalmente destinado a cubrir los costes del déficit de ingresos se ha convertido en efectivo de precaución. La mejora ha sido tal que Morgan Stanley señaló que el apalancamiento del high yield en EE. UU. nunca ha sido más bajo al inicio en un ciclo de endurecimiento monetario en las últimas dos décadas (véase el gráfico 3).

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Dada la mejora de los beneficios y los bajos costes de financiación, el ratio de cobertura de intereses (ebitda/gastos totales de intereses) sigue rozando máximos, por lo que prevemos que la mayoría de las empresas estarán en muy buenas condiciones para pagar su deuda, incluso cuando los tipos de interés suban. En término medio, la cobertura de intereses de las empresas high yield estadounidenses es de 4,9 veces (0,8 más que un año antes).2 Además, muchos emisores high yield han refinanciado su deuda para asegurarse tipos bajos. Aunque se espera que la oferta de nueva deuda siga siendo elevada este año, creemos que sea menor que la del año pasado, en un momento en que probablemente continuará la demanda de rendimientos, por lo que las perspectivas técnicas parecen favorables.

No todo es de color de rosa. Las medias de los índices pueden camuflar los problemas subyacentes, por lo que sigue siendo clave evaluar los fundamentos del crédito. Las tensiones continúan centradas en los créditos de menor calidad (véase el gráfico 4). Los niveles de apalancamiento en gran parte del mercado más allá de la calificación CCC han vuelto a los niveles anteriores a la covid-19, pero los niveles de cobertura de intereses van a la zaga de la mejora de los niveles de apalancamiento.

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Esto coincide con nuestra opinión de que los bonos con calificación BB pueden ser el segmento high yield que ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo, no solo por sus fundamentos de crédito más sólidos, sino porque es probable que esa calificación siga siendo popular entre los inversores investment grade que buscan un rendimiento adicional, además de ser una fuente de estrellas ascendentes, es decir, emisores que pasar a ser investment grade

¿Es mala la inflación?

Con su mandato de mantener la estabilidad de los precios, los bancos centrales están respondiendo a la inflación con una política monetaria más estricta, pero la inflación no tiene por qué ser negativa para los inversores. Las fuentes de inflación son importantes. El universo high yield ha tenido históricamente una importante ponderación en los emisores de materiales y energía, por lo que, a la larga, el aumento de los precios de las materias primas puede ayudar al flujo de caja de estas empresas. Lógicamente, habrá sectores del mercado para los que el aumento de los costes de los insumos sea mayor que su capacidad de repercutir dichos costes, por lo que es importante buscar empresas con capacidad de fijación de precios.

Históricamente, entre las principales clases de activos de renta fija, el high yield ha demostrado ser una buena inversión en un entorno inflacionista (véase el gráfico 5). Sin embargo, es probable que cada episodio de inflación sea diferente, por lo que los inversores no deben confiar en que las tendencias pasadas se van a repetir.

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La moraleja del cuento

En definitiva, no existe una respuesta de manual sobre cómo responderán las economías al dejar atrás la pandemia ni sobre si los bancos centrales están evaluando correctamente las perspectivas de inflación actuales. Un posible riesgo es que, si la política monetaria se endurece demasiado, podría provocar una recesión. Lo que está claro es un cambio de ánimo entre los responsables de los bancos centrales ahora que el apoyo de emergencia que ha marcado los dos últimos años llega a su fin.

Volviendo a nuestra metáfora inicial, la retirada de la liquidez no implica que los responsables de los bancos centrales vayan a sustituir por hormigón el suelo de goma del sube y baja, pero los inversores deberán tener más cuidado. Las caídas podrían ser más dolorosas, como demuestra la volatilidad de los mercados en enero de 2022, tanto en la renta variable como en la renta fija. En el caso del high yield, nos tranquiliza el hecho de que las subidas de tipos también indican una mayor confianza en la capacidad de la economía para valerse por sí misma. Creemos que la disminución del riesgo de crédito entre determinados emisores de bonos high yield podría ayudar a compensar parte de la presión del aumento de los rendimientos de la deuda pública.

 

Tribuna de Tom Ross y Brent Olson, gestores de carteras de crédito corporativo de la plataforma High Yield Global de Janus Henderson Investors.

 

Anotaciones: 

(1) Fuente: S&P Global Ratings, Perspectivas de crédito global de 2022, diciembre de 2021. Los pronósticos son estimaciones y no están garantizados.

(2) Fuente: Morgan Stanley, Cobertura de intereses del segmento high yield de EE. UU. en el tercer trimestre de 2021, 21 de enero de 2021.

 

Glosario de términos

 

Riesgo de crédito: riesgo de que un deudor incumpla sus obligaciones contractuales con los inversores, al no realizar los pagos de la deuda requeridos. Todo lo que mejore las condiciones de una empresa puede contribuir a reducir el riesgo de crédito.

Bonos corporativos: valor de deuda emitido por una empresa. Los bonos ofrecen una rentabilidad a los inversores mediante pagos periódicos y la eventual devolución del dinero original invertido en la emisión.

Diferencial de crédito: el rendimiento adicional (normalmente expresado en puntos básicos) de un bono corporativo (o índice de bonos) sobre un bono gubernamental equivalente.

Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento. La tasa de impagos mide los impagos durante un periodo determinado como porcentaje de la deuda emitida originalmente.

Duro: describe a los responsables de los bancos centrales favorables a una política monetaria más estricta (como unos tipos de interés más altos) para mantener la inflación bajo control.

High yield: bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.

Inflación: tasa de variación anual de los precios, normalmente expresada como porcentaje.

Riesgo de tipo de interés: riesgo que puede suponer para los inversores de renta fija la fluctuación de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, los rendimientos de los bonos de tipo fijo se vuelven relativamente menos atractivos, por lo que los precios de los bonos disminuyen.

Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de estos bonos se refleja en su mayor calificación de crédito.

Apalancamiento: el nivel de deuda de una empresa.

Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria.

Calificación/rating de crédito: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación suele ser otorgada por las agencias de calificación de crédito, como S&P Global Ratings; dentro de los bonos high yield, por ejemplo, un bono con calificación BB se considera de mayor calidad que un bono con calificación B, que se considera de mayor calidad que un bono con calificación CCC o inferior.

Taper: la reducción del ritmo del programa de compra de bonos (expansión cuantitativa) de un banco central. Se habla de endurecimiento cuantitativo cuando el banco central reduce activamente el tamaño de sus posiciones de bonos.

Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.

Rentabilidad: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón anual pagado entre el precio actual del bono.

 

 

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High yield ante la subida de tipos

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La imagen que se utiliza habitualmente para representar el riesgo de los bonos es la de un sube y baja, el columpio que se encuentra en los parques infantiles en el que cuando un lado baja, el otro sube. Hace unas décadas, solían estar colocados sobre un suelo de hormigón; entonces los niños estaban hechos de una pasta más dura, por mucho que los recuerdos de rodillas y codos magullados atestigüen lo contrario. Actualmente, los planificadores urbanos son más atentos y la arena blanda o la goma amortiguan cualquier caída.

Asumir el impacto

Normalmente, el sube y baja se utiliza en el debate sobre los precios de los bonos: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios bajan y viceversa. Pero para los bonos corporativos high yield también es una imagen útil para dos de los riesgos clave a los que se enfrentan los bonos: el riesgo de tipos de interés y el riesgo de crédito.  En un momento en que los bancos centrales están endureciendo el tono y subiendo o planteándose subir los tipos (aumento del riesgo de los tipos de interés), ¿puede la mejora de las condiciones corporativas (reducción del riesgo de crédito) amortiguar el impacto de la subida de tipos?

En primer lugar, es importante dejar claro que los bonos high yield suelen ser menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés que los mercados de deuda pública y de bonos corporativos investment grade. Esto tiene un componente estructural; los inversores han estado tradicionalmente menos dispuestos a prestar a emisores de mayor riesgo durante largos periodos, por lo que los bonos high yield suelen tener vencimientos más cortos; al fin y al cabo, ¿por qué dar lugar a un riesgo de vencimiento adicional (esperar el reembolso de la inversión al valor nominal al vencimiento) cuando un inversor ya asume un mayor riesgo a nivel de crédito? Y en parte refleja los mayores rendimientos de los bonos high yield, que básicamente aceleran el ritmo de reembolso de la inversión de un inversor, sobre todo porque el valor real de los pagos de cupones disminuirá con el tiempo en un entorno inflacionista. Juntos, los vencimientos más cortos y los rendimientos más altos dan lugar a una menor duración (sensibilidad a los tipos de interés) media de los bonos high yield (véase el gráfico 1).

Janus Henderson Investors

Recordemos que una duración efectiva de 3,5 años supone que si se produjera una variación del rendimiento de 100 puntos básicos, o un 1%, cabría esperar que el precio del bono variara un 3,5%. Recuerden: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios de los bonos bajan y viceversa, por lo que, en un entorno de tipos al alza, una menor duración puede resultar favorable.

La alta inflación es una preocupación evidente para los bancos centrales y está motivando sus decisiones de subir los tipos de interés, pero también hay pruebas de la recuperación de las economías, que ya no requieren apoyo de emergencia. Los mercados laborales muestran una gran pujanza, los beneficios aumentan y las cadenas de suministro empiezan a recuperarse. Los mercados de activos tienden a predecir el futuro y los mercados de bonos high yield llevan tiempo registrando esta mejora. Los diferenciales de crédito (el rendimiento adicional sobre la deuda pública con un vencimiento similar) se han reducido considerablemente desde sus máximos registrados en los momentos de mayor temor sobre la pandemia de covid-19, pero siguen ofreciendo margen para una mayor reducción (véase el gráfico 2).

Janus Henderson Investors

Al reducirse, los diferenciales de crédito pueden asumir parte del aumento de los rendimientos de la deuda pública. El año pasado también argumentamos que la mejora de la calidad en el mercado high yield, junto con un entorno de baja morosidad, podrían permitir que los diferenciales superasen sus mínimos. Las agencias de calificación de crédito esperan que la tasa de impagos a nivel mundial se mantenga bajo; por ejemplo, S&P Global Ratings prevé que la tasa de impagos global de la categoría especulativa roce los mínimos históricos en la primera mitad de 2022 ―posiblemente por debajo del 2%―, para aumentar a medida que avance el año, aunque solo levemente (1).

Lógicamente, somos conscientes de que el mercado high yield está a merced de los acontecimientos. De momento, dado el aumento de la aversión al riesgo debido a la geopolítica y a la política de los bancos centrales, la reducción de los diferenciales se enfrenta a un obstáculo. Los bancos centrales se han visto sorprendidos por una inflación más alta y persistente de lo que esperaban. Al haber podido ser lentos a la hora actuar, ahora pueden sentirse presionados para que se vea que están haciendo algo. En el caso concreto de la Reserva Federal estadounidense, tras dar un giro tan brusco en el cuarto trimestre de 2021, es poco probable que modere su nuevo tono duro en los próximos meses, a no ser que haya señales evidentes de continuación de los datos económicos o la inflación. Esto podría dar lugar a unos meses de inestabilidad en los mercados, aunque esto no tiene por qué ser malo para un inversor activo, ya que puede generar oportunidades.

Fundamentos sólidos

La pandemia fue un golpe que obligó a muchos emisores a recurrir a los mercados de capitales en busca de financiación, pero los fundamentos de crédito subyacentes de los emisores de high yield han mejorado sustancialmente desde entonces. El ratio de apalancamiento ―la deuda total dividida entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda)― se disparó inicialmente, al aumentar los préstamos y caer los beneficios. Esta dinámica se ha dado la vuelta ahora, ya que las empresas están pagando la deuda y los beneficios van en aumento. El apalancamiento neto (la deuda total menos efectivo y equivalentes a efectivo del balance) también ha disminuido, ya que el efectivo de emergencia originalmente destinado a cubrir los costes del déficit de ingresos se ha convertido en efectivo de precaución. La mejora ha sido tal que Morgan Stanley señaló que el apalancamiento del high yield en EE. UU. nunca ha sido más bajo al inicio en un ciclo de endurecimiento monetario en las últimas dos décadas (véase el gráfico 3).

Janus Henderson Investors

Dada la mejora de los beneficios y los bajos costes de financiación, el ratio de cobertura de intereses (ebitda/gastos totales de intereses) sigue rozando máximos, por lo que prevemos que la mayoría de las empresas estarán en muy buenas condiciones para pagar su deuda, incluso cuando los tipos de interés suban. En término medio, la cobertura de intereses de las empresas high yield estadounidenses es de 4,9 veces (0,8 más que un año antes).2 Además, muchos emisores high yield han refinanciado su deuda para asegurarse tipos bajos. Aunque se espera que la oferta de nueva deuda siga siendo elevada este año, creemos que sea menor que la del año pasado, en un momento en que probablemente continuará la demanda de rendimientos, por lo que las perspectivas técnicas parecen favorables.

No todo es de color de rosa. Las medias de los índices pueden camuflar los problemas subyacentes, por lo que sigue siendo clave evaluar los fundamentos del crédito. Las tensiones continúan centradas en los créditos de menor calidad (véase el gráfico 4). Los niveles de apalancamiento en gran parte del mercado más allá de la calificación CCC han vuelto a los niveles anteriores a la covid-19, pero los niveles de cobertura de intereses van a la zaga de la mejora de los niveles de apalancamiento.

Janus Henderson Investors

Esto coincide con nuestra opinión de que los bonos con calificación BB pueden ser el segmento high yield que ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo, no solo por sus fundamentos de crédito más sólidos, sino porque es probable que esa calificación siga siendo popular entre los inversores investment grade que buscan un rendimiento adicional, además de ser una fuente de estrellas ascendentes, es decir, emisores que pasar a ser investment grade

¿Es mala la inflación?

Con su mandato de mantener la estabilidad de los precios, los bancos centrales están respondiendo a la inflación con una política monetaria más estricta, pero la inflación no tiene por qué ser negativa para los inversores. Las fuentes de inflación son importantes. El universo high yield ha tenido históricamente una importante ponderación en los emisores de materiales y energía, por lo que, a la larga, el aumento de los precios de las materias primas puede ayudar al flujo de caja de estas empresas. Lógicamente, habrá sectores del mercado para los que el aumento de los costes de los insumos sea mayor que su capacidad de repercutir dichos costes, por lo que es importante buscar empresas con capacidad de fijación de precios.

Históricamente, entre las principales clases de activos de renta fija, el high yield ha demostrado ser una buena inversión en un entorno inflacionista (véase el gráfico 5). Sin embargo, es probable que cada episodio de inflación sea diferente, por lo que los inversores no deben confiar en que las tendencias pasadas se van a repetir.

Janus Henderson Investors

La moraleja del cuento

En definitiva, no existe una respuesta de manual sobre cómo responderán las economías al dejar atrás la pandemia ni sobre si los bancos centrales están evaluando correctamente las perspectivas de inflación actuales. Un posible riesgo es que, si la política monetaria se endurece demasiado, podría provocar una recesión. Lo que está claro es un cambio de ánimo entre los responsables de los bancos centrales ahora que el apoyo de emergencia que ha marcado los dos últimos años llega a su fin.

Volviendo a nuestra metáfora inicial, la retirada de la liquidez no implica que los responsables de los bancos centrales vayan a sustituir por hormigón el suelo de goma del sube y baja, pero los inversores deberán tener más cuidado. Las caídas podrían ser más dolorosas, como demuestra la volatilidad de los mercados en enero de 2022, tanto en la renta variable como en la renta fija. En el caso del high yield, nos tranquiliza el hecho de que las subidas de tipos también indican una mayor confianza en la capacidad de la economía para valerse por sí misma. Creemos que la disminución del riesgo de crédito entre determinados emisores de bonos high yield podría ayudar a compensar parte de la presión del aumento de los rendimientos de la deuda pública.

 

Tribuna de Tom Ross y Brent Olson, gestores de carteras de crédito corporativo de la plataforma High Yield Global de Janus Henderson Investors.

 

Anotaciones: 

(1) Fuente: S&P Global Ratings, Perspectivas de crédito global de 2022, diciembre de 2021. Los pronósticos son estimaciones y no están garantizados.

(2) Fuente: Morgan Stanley, Cobertura de intereses del segmento high yield de EE. UU. en el tercer trimestre de 2021, 21 de enero de 2021.

 

Glosario de términos

 

Riesgo de crédito: riesgo de que un deudor incumpla sus obligaciones contractuales con los inversores, al no realizar los pagos de la deuda requeridos. Todo lo que mejore las condiciones de una empresa puede contribuir a reducir el riesgo de crédito.

Bonos corporativos: valor de deuda emitido por una empresa. Los bonos ofrecen una rentabilidad a los inversores mediante pagos periódicos y la eventual devolución del dinero original invertido en la emisión.

Diferencial de crédito: el rendimiento adicional (normalmente expresado en puntos básicos) de un bono corporativo (o índice de bonos) sobre un bono gubernamental equivalente.

Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento. La tasa de impagos mide los impagos durante un periodo determinado como porcentaje de la deuda emitida originalmente.

Duro: describe a los responsables de los bancos centrales favorables a una política monetaria más estricta (como unos tipos de interés más altos) para mantener la inflación bajo control.

High yield: bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.

Inflación: tasa de variación anual de los precios, normalmente expresada como porcentaje.

Riesgo de tipo de interés: riesgo que puede suponer para los inversores de renta fija la fluctuación de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, los rendimientos de los bonos de tipo fijo se vuelven relativamente menos atractivos, por lo que los precios de los bonos disminuyen.

Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de estos bonos se refleja en su mayor calificación de crédito.

Apalancamiento: el nivel de deuda de una empresa.

Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria.

Calificación/rating de crédito: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación suele ser otorgada por las agencias de calificación de crédito, como S&P Global Ratings; dentro de los bonos high yield, por ejemplo, un bono con calificación BB se considera de mayor calidad que un bono con calificación B, que se considera de mayor calidad que un bono con calificación CCC o inferior.

Taper: la reducción del ritmo del programa de compra de bonos (expansión cuantitativa) de un banco central. Se habla de endurecimiento cuantitativo cuando el banco central reduce activamente el tamaño de sus posiciones de bonos.

Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.

Rentabilidad: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón anual pagado entre el precio actual del bono.

 

 

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Los puntos de vista que aquí figuran corresponden a la fecha de publicación. Se ofrecen exclusivamente con fines informativos y no deben considerarse ni utilizarse como asesoramiento de inversión, jurídico o fiscal ni como oferta de venta, solicitud de una oferta de compra o recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector de mercado. Nada de lo incluido en el presente material debe considerarse una prestación directa o indirecta de servicios de gestión de inversión específicos para los requisitos de ningún cliente. Las opiniones y los ejemplos se ofrecen a efectos ilustrativos de temas más generales, no son indicativos de ninguna intención de operar, pueden variar y podrían no reflejar los puntos de vista de otros miembros de la organización. No se pretende indicar o dar a entender que cualquier ilustración/ejemplo mencionado forma parte o formó parte en algún momento de ninguna cartera. Las previsiones no pueden garantizarse y no es seguro que la información proporcionada sea completa o puntual, ni hay garantía con respecto a los resultados que se obtengan de su uso. A no ser que se indique lo contrario, Janus Henderson Investors es la fuente de los datos y confía razonablemente en la información y los datos facilitados por terceros.La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras. La inversión conlleva riesgo, incluida la posible pérdida de capital y la fluctuación del valor.

No todos los productos o servicios están disponibles en todas las jurisdicciones. El presente material o la información contenida en él podrían estar restringidos por ley y no podrán reproducirse ni mencionarse sin autorización expresa por escrito, ni utilizarse en ninguna jurisdicción o en circunstancias en que su uso resulte ilícito. Janus Henderson no es responsable de cualquier distribución ilícita del presente material a terceros, en parte o su totalidad. El contenido de este material no ha sido aprobado ni respaldado por ningún organismo regulador.

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High yield ante la subida de tipos

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La imagen que se utiliza habitualmente para representar el riesgo de los bonos es la de un sube y baja, el columpio que se encuentra en los parques infantiles en el que cuando un lado baja, el otro sube. Hace unas décadas, solían estar colocados sobre un suelo de hormigón; entonces los niños estaban hechos de una pasta más dura, por mucho que los recuerdos de rodillas y codos magullados atestigüen lo contrario. Actualmente, los planificadores urbanos son más atentos y la arena blanda o la goma amortiguan cualquier caída.

Asumir el impacto

Normalmente, el sube y baja se utiliza en el debate sobre los precios de los bonos: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios bajan y viceversa. Pero para los bonos corporativos high yield también es una imagen útil para dos de los riesgos clave a los que se enfrentan los bonos: el riesgo de tipos de interés y el riesgo de crédito.  En un momento en que los bancos centrales están endureciendo el tono y subiendo o planteándose subir los tipos (aumento del riesgo de los tipos de interés), ¿puede la mejora de las condiciones corporativas (reducción del riesgo de crédito) amortiguar el impacto de la subida de tipos?

En primer lugar, es importante dejar claro que los bonos high yield suelen ser menos sensibles a las variaciones de los tipos de interés que los mercados de deuda pública y de bonos corporativos investment grade. Esto tiene un componente estructural; los inversores han estado tradicionalmente menos dispuestos a prestar a emisores de mayor riesgo durante largos periodos, por lo que los bonos high yield suelen tener vencimientos más cortos; al fin y al cabo, ¿por qué dar lugar a un riesgo de vencimiento adicional (esperar el reembolso de la inversión al valor nominal al vencimiento) cuando un inversor ya asume un mayor riesgo a nivel de crédito? Y en parte refleja los mayores rendimientos de los bonos high yield, que básicamente aceleran el ritmo de reembolso de la inversión de un inversor, sobre todo porque el valor real de los pagos de cupones disminuirá con el tiempo en un entorno inflacionista. Juntos, los vencimientos más cortos y los rendimientos más altos dan lugar a una menor duración (sensibilidad a los tipos de interés) media de los bonos high yield (véase el gráfico 1).

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Recordemos que una duración efectiva de 3,5 años supone que, si se produjera una variación del rendimiento de 100 puntos básicos, o un 1%, cabría esperar que el precio del bono variara un 3,5%. Recuerden: cuando los rendimientos de los bonos suben, los precios de los bonos bajan y viceversa, por lo que, en un entorno de tipos al alza, una menor duración puede resultar favorable.

La alta inflación es una preocupación evidente para los bancos centrales y está motivando sus decisiones de subir los tipos de interés, pero también hay pruebas de la recuperación de las economías, que ya no requieren apoyo de emergencia. Los mercados laborales muestran una gran pujanza, los beneficios aumentan y las cadenas de suministro empiezan a recuperarse. Los mercados de activos tienden a predecir el futuro y los mercados de bonos high yield llevan tiempo registrando esta mejora. Los diferenciales de crédito (el rendimiento adicional sobre la deuda pública con un vencimiento similar) se han reducido considerablemente desde sus máximos registrados en los momentos de mayor temor sobre la pandemia de covid-19, pero siguen ofreciendo margen para una mayor reducción (véase el gráfico 2).

Janus Henderson Investors

Al reducirse, los diferenciales de crédito pueden asumir parte del aumento de los rendimientos de la deuda pública. El año pasado también argumentamos que la mejora de la calidad en el mercado high yield, junto con un entorno de baja morosidad, podrían permitir que los diferenciales superasen sus mínimos. Las agencias de calificación de crédito esperan que la tasa de impagos a nivel mundial se mantenga bajo; por ejemplo, S&P Global Ratings prevé que la tasa de impagos global de la categoría especulativa roce los mínimos históricos en la primera mitad de 2022 ―posiblemente por debajo del 2%―, para aumentar a medida que avance el año, aunque solo levemente (1).

Lógicamente, somos conscientes de que el mercado high yield está a merced de los acontecimientos. De momento, dado el aumento de la aversión al riesgo debido a la geopolítica y a la política de los bancos centrales, la reducción de los diferenciales se enfrenta a un obstáculo. Los bancos centrales se han visto sorprendidos por una inflación más alta y persistente de lo que esperaban. Al haber podido ser lentos a la hora actuar, ahora pueden sentirse presionados para que se vea que están haciendo algo. En el caso concreto de la Reserva Federal estadounidense, tras dar un giro tan brusco en el cuarto trimestre de 2021, es poco probable que modere su nuevo tono duro en los próximos meses, a no ser que haya señales evidentes de continuación de los datos económicos o la inflación. Esto podría dar lugar a unos meses de inestabilidad en los mercados, aunque esto no tiene por qué ser malo para un inversor activo, ya que puede generar oportunidades.

Fundamentos sólidos

La pandemia fue un golpe que obligó a muchos emisores a recurrir a los mercados de capitales en busca de financiación, pero los fundamentos de crédito subyacentes de los emisores de high yield han mejorado sustancialmente desde entonces. El ratio de apalancamiento ―la deuda total dividida entre los beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones (ebitda)― se disparó inicialmente, al aumentar los préstamos y caer los beneficios. Esta dinámica se ha dado la vuelta ahora, ya que las empresas están pagando la deuda y los beneficios van en aumento. El apalancamiento neto (la deuda total menos efectivo y equivalentes a efectivo del balance) también ha disminuido, ya que el efectivo de emergencia originalmente destinado a cubrir los costes del déficit de ingresos se ha convertido en efectivo de precaución. La mejora ha sido tal que Morgan Stanley señaló que el apalancamiento del high yield en EE. UU. nunca ha sido más bajo al inicio en un ciclo de endurecimiento monetario en las últimas dos décadas (véase el gráfico 3)

Janus Henderson Investors

Dada la mejora de los beneficios y los bajos costes de financiación, el ratio de cobertura de intereses (ebitda/gastos totales de intereses) sigue rozando máximos, por lo que prevemos que la mayoría de las empresas estarán en muy buenas condiciones para pagar su deuda, incluso cuando los tipos de interés suban. En término medio, la cobertura de intereses de las empresas high yield estadounidenses es de 4,9 veces (0,8 más que un año antes) (2). Además, muchos emisores high yield han refinanciado su deuda para asegurarse tipos bajos. Aunque se espera que la oferta de nueva deuda siga siendo elevada este año, creemos que sea menor que la del año pasado, en un momento en que probablemente continuará la demanda de rendimientos, por lo que las perspectivas técnicas parecen favorables.

No todo es de color de rosa. Las medias de los índices pueden camuflar los problemas subyacentes, por lo que sigue siendo clave evaluar los fundamentos del crédito. Las tensiones continúan centradas en los créditos de menor calidad (véase el gráfico 4). Los niveles de apalancamiento en gran parte del mercado más allá de la calificación CCC han vuelto a los niveles anteriores a la covid-19, pero los niveles de cobertura de intereses van a la zaga de la mejora de los niveles de apalancamiento.

Janus Henderson Investors

Esto coincide con nuestra opinión de que los bonos con calificación BB pueden ser el segmento high yield que ofrece los mejores rendimientos ajustados al riesgo, no solo por sus fundamentos de crédito más sólidos, sino porque es probable que esa calificación siga siendo popular entre los inversores investment grade que buscan un rendimiento adicional, además de ser una fuente de estrellas ascendentes, es decir, emisores que pasar a ser investment grade

¿Es mala la inflación?

Con su mandato de mantener la estabilidad de los precios, los bancos centrales están respondiendo a la inflación con una política monetaria más estricta, pero la inflación no tiene por qué ser negativa para los inversores. Las fuentes de inflación son importantes. El universo high yield ha tenido históricamente una importante ponderación en los emisores de materiales y energía, por lo que, a la larga, el aumento de los precios de las materias primas puede ayudar al flujo de caja de estas empresas. Lógicamente, habrá sectores del mercado para los que el aumento de los costes de los insumos sea mayor que su capacidad de repercutir dichos costes, por lo que es importante buscar empresas con capacidad de fijación de precios.

Históricamente, entre las principales clases de activos de renta fija, el high yield ha demostrado ser una buena inversión en un entorno inflacionista (véase el gráfico 5). Sin embargo, es probable que cada episodio de inflación sea diferente, por lo que los inversores no deben confiar en que las tendencias pasadas se van a repetir.

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La moraleja del cuento

En definitiva, no existe una respuesta de manual sobre cómo responderán las economías al dejar atrás la pandemia ni sobre si los bancos centrales están evaluando correctamente las perspectivas de inflación actuales. Un posible riesgo es que, si la política monetaria se endurece demasiado, podría provocar una recesión. Lo que está claro es un cambio de ánimo entre los responsables de los bancos centrales ahora que el apoyo de emergencia que ha marcado los dos últimos años llega a su fin.

Volviendo a nuestra metáfora inicial, la retirada de la liquidez no implica que los responsables de los bancos centrales vayan a sustituir por hormigón el suelo de goma del sube y baja, pero los inversores deberán tener más cuidado. Las caídas podrían ser más dolorosas, como demuestra la volatilidad de los mercados en enero de 2022, tanto en la renta variable como en la renta fija. En el caso del high yield, nos tranquiliza el hecho de que las subidas de tipos también indican una mayor confianza en la capacidad de la economía para valerse por sí misma. Creemos que la disminución del riesgo de crédito entre determinados emisores de bonos high yield podría ayudar a compensar parte de la presión del aumento de los rendimientos de la deuda pública.

 

 

Tribuna de Tom Ross y Brent Olson, gestores de carteras de crédito corporativo de la plataforma High Yield Global de Janus Henderson Investors.

 

 

Anotaciones:

(1) Fuente: S&P Global Ratings, Perspectivas de crédito global de 2022, diciembre de 2021. Los pronósticos son estimaciones y no están garantizados.

(2) Fuente: Morgan Stanley, Cobertura de intereses del segmento high yield de EE. UU. en el tercer trimestre de 2021, 21 de enero de 2021.

 

 

Glosario de términos

Riesgo de crédito: riesgo de que un deudor incumpla sus obligaciones contractuales con los inversores, al no realizar los pagos de la deuda requeridos. Todo lo que mejore las condiciones de una empresa puede contribuir a reducir el riesgo de crédito.

Bonos corporativos: valor de deuda emitido por una empresa. Los bonos ofrecen una rentabilidad a los inversores mediante pagos periódicos y la eventual devolución del dinero original invertido en la emisión.

Diferencial de crédito: el rendimiento adicional (normalmente expresado en puntos básicos) de un bono corporativo (o índice de bonos) sobre un bono gubernamental equivalente.

Impago: el incumplimiento por un deudor (como un emisor de bonos) de su obligación de pagar intereses o reembolsar la cantidad original prestada a su vencimiento. La tasa de impagos mide los impagos durante un periodo determinado como porcentaje de la deuda emitida originalmente.

Duro: describe a los responsables de los bancos centrales favorables a una política monetaria más estricta (como unos tipos de interés más altos) para mantener la inflación bajo control.

High yield: bono con una calificación crediticia más baja que un bono investment grade. A veces se le denomina bono sub-investment grade. Estos bonos conllevan un mayor riesgo de que el emisor incurra en impago, por lo que normalmente se emiten con un cupón más alto para compensar el riesgo adicional.

Inflación: tasa de variación anual de los precios, normalmente expresada como porcentaje.

Riesgo de tipo de interés: riesgo que puede suponer para los inversores de renta fija la fluctuación de los tipos de interés. Cuando los tipos de interés suben, los rendimientos de los bonos de tipo fijo se vuelven relativamente menos atractivos, por lo que los precios de los bonos disminuyen.

Investment grade: bono emitido normalmente por gobiernos o empresas de los que se considera que tienen un riesgo relativamente bajo de impago de su deuda. La mayor calidad de estos bonos se refleja en su mayor calificación de crédito.

Apalancamiento: el nivel de deuda de una empresa.

Política monetaria: las políticas de un banco central, para tratar de influir en el nivel de inflación y crecimiento de una economía. Incluye el control de las tasas de interés y la oferta monetaria.

Calificación/rating de crédito: puntuación otorgada a un prestatario según su solvencia. Puede aplicarse a un gobierno o empresa, o a una de sus deudas u obligaciones financieras específicas. Las entidades que emiten bonos investment grade tendrían normalmente una mayor calificación crediticia que las que emiten bonos high yield. La calificación suele ser otorgada por las agencias de calificación de crédito, como S&P Global Ratings; dentro de los bonos high yield, por ejemplo, un bono con calificación BB se considera de mayor calidad que un bono con calificación B, que se considera de mayor calidad que un bono con calificación CCC o inferior.

Taper: la reducción del ritmo del programa de compra de bonos (expansión cuantitativa) de un banco central. Se habla de endurecimiento cuantitativo cuando el banco central reduce activamente el tamaño de sus posiciones de bonos.

Volatilidad: el ritmo y la medida en que sube o baja el precio de una cartera, un título o un índice de mercado.

Rentabilidad: el nivel de ingresos de un valor, expresado normalmente como tipo porcentual. Para un bono, se calcula dividiendo el cupón anual pagado entre el precio actual del bono.

 

Información importante: 

Los puntos de vista que aquí figuran corresponden a la fecha de publicación. Se ofrecen exclusivamente con fines informativos y no deben considerarse ni utilizarse como asesoramiento de inversión, jurídico o fiscal ni como oferta de venta, solicitud de una oferta de compra o recomendación para comprar, vender o mantener ningún valor, estrategia de inversión o sector de mercado. Nada de lo incluido en el presente material debe considerarse una prestación directa o indirecta de servicios de gestión de inversión específicos para los requisitos de ningún cliente. Las opiniones y los ejemplos se ofrecen a efectos ilustrativos de temas más generales, no son indicativos de ninguna intención de operar, pueden variar y podrían no reflejar los puntos de vista de otros miembros de la organización. No se pretende indicar o dar a entender que cualquier ilustración/ejemplo mencionado forma parte o formó parte en algún momento de ninguna cartera. Las previsiones no pueden garantizarse y no es seguro que la información proporcionada sea completa o puntual, ni hay garantía con respecto a los resultados que se obtengan de su uso. A no ser que se indique lo contrario, Janus Henderson Investors es la fuente de los datos y confía razonablemente en la información y los datos facilitados por terceros.La rentabilidad histórica no predice las rentabilidades futuras. La inversión conlleva riesgo, incluida la posible pérdida de capital y la fluctuación del valor.

No todos los productos o servicios están disponibles en todas las jurisdicciones. El presente material o la información contenida en él podrían estar restringidos por ley y no podrán reproducirse ni mencionarse sin autorización expresa por escrito, ni utilizarse en ninguna jurisdicción o en circunstancias en que su uso resulte ilícito. Janus Henderson no es responsable de cualquier distribución ilícita del presente material a terceros, en parte o su totalidad. El contenido de este material no ha sido aprobado ni respaldado por ningún organismo regulador.

Janus Henderson Investors es el nombre bajo el cual las entidades que se indican ofrecen productos y servicios de inversión en las siguientes jurisdicciones: (a) En Europa, Janus Capital International Limited (n.º de registro 3594615), Henderson Global Investors Limited (n.º de registro 906355), Henderson Investment Funds Limited (n.º de registro 2678531), Henderson Equity Partners Limited (n.º de registro 2606646), (cada una de ellas registrada en Inglaterra y Gales en 201 Bishopsgate, Londres EC2M 3AE y regulada por la Autoridad de Conducta Financiera) y Henderson Management S.A. (n.º de registro B22848, en 2 Rue de Bitbourg, L-1273, Luxemburgo y regulada por la Commission de Surveillance du Secteur Financier) ofrecen productos y servicios de inversión; (b) En EE. UU., los asesores de inversión registrados ante la SEC filiales de Janus Henderson Group plc; (c) En Canadá, a través de Janus Henderson Investors US LLC, solo para inversores institucionales de determinadas jurisdicciones; (d) En Singapur, Janus Henderson Investors (Singapore) Limited (número de registro de la sociedad: 199700782N). Este anuncio o publicación no ha sido revisado por la Autoridad Monetaria de Singapur; (e) En Hong Kong, Janus Henderson Investors Hong Kong Limited. Este material no ha sido revisado por la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong («SFC»); (f) En Taiwán (República de China), Janus Henderson Investors Taiwan Limited (con funcionamiento independiente), Suite 45 A-1, Taipei 101 Tower, No. 7, Sec. 5, Xin Yi Road, Taipéi (110). Tel.: (02) 8101-1001. Número de licencia SICE autorizada 023, emitida en 2018 por la Comisión de Supervisión Financiera; «(g) En Corea del Sur, Janus Henderson Investors Limited (Singapur), exclusivamente para Inversores profesionales cualificados (según se definen en la Ley de servicios de inversión financiera y mercados de capitales y sus subreglamentos); (h) En Japón, Janus Henderson Investors (Japan) Limited, regulada por la Agencia de Servicios Financieros y registrada como Entidad de servicios financieros que realiza actividades de gestión de inversión, asesoramiento de inversión y actividad de agencia y actividades de instrumentos financieros de tipo II; (i) En Australia y Nueva Zelanda, por Janus Henderson Investors (Australia) Limited ABN 47 124 279 518 y sus entidades relacionadas, incluida Janus Henderson Investors (Australia) Institutional Funds Management Limited (ABN 16 165 119 531, AFSL 444266) y Janus Henderson Investors (Australia) Funds Management Limited (ABN 43 164 177 244, AFSL 444268); (j) En Oriente Medio, Janus Capital International Limited, regulada por la Autoridad de Servicios Financieros de Dubái como Oficina de representación. No se realizarán transacciones en Oriente Medio y cualquier consulta deberá dirigirse a Janus Henderson. Las llamadas telefónicas podrán ser grabadas para nuestra mutua protección, para mejorar el servicio al cliente y a efectos de mantenimiento de registros reglamentario.

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Juntos sumamos más, es el momento de actuar

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Ana Claver Sustainability_0
Ana Claver, CFA, es Directora Gerente de Robeco para Iberia, US Offshore & Latam, y Presidenta del Comité de Sostenibilidad de CFA Society Spain. Ana Claver, CFA, es Directora Gerente de Robeco para Iberia, US Offshore & Latam, y Presidenta del Comité de Sostenibilidad de CFA Society Spain

Al inicio de la pandemia reflexionaba sobre los pensamientos que entonces se me venían a la cabeza en medio de la desolación que vivíamos. Y, aunque ahora la situación sigue siendo compleja, creo que por fin se entrevé un final cada vez más próximo, y que se está modelando un entorno distinto con nuevas costumbres, hábitos y valores. Así que hemos vuelto a darle continuidad a estas reflexiones desde Robeco, y bajo el prisma de la Sostenibilidad que es lo que más nos caracteriza.

Llega una nueva forma de trabajar, con la incorporación del formato “on line” que reemplazará, en gran parte, los lugares físicos de trabajo por zonas de reuniones diferentes donde socializar y conectar. La ubicación física podría pasar a un segundo término para las empresas, pero al primero para las personas, que podrán vivir fuera de la ciudad y de su vorágine diaria. Las últimas tecnologías estarán presentes en la creación de múltiples espacios transformando, por ejemplo, las juntas de accionistas en juntas telemáticas, las llamadas en videollamadas o los grandes congresos en eventos tecnológicos, convirtiendo todos estos espacios en experiencias personales.

Este nuevo entorno a su vez exigirá de habilidades distintas, premiando el compromiso, la autogestión, el uso eficiente del tiempo y la consecución de resultados medidos por indicadores objetivos. De esta forma, el desafío de los líderes será la creación de una cultura empresarial basada en nuevos valores donde, adaptabilidad, colaboración, credibilidad, responsabilidad y preparación serán sus nuevas métricas para el largo plazo. El valor de la empresa dependerá de muchos factores, y no únicamente de la cifra de ventas anual a corto plazo.

Observado nuestro sector, el financiero, creemos que ha llegado el momento de marcarnos nuevas metas que nos permitan alinear los incentivos meramente financieros con objetivos sostenibles. Debemos seguir trabajando en métricas que nos ayuden a entender mejor el verdadero valor de las compañías, teniendo en cuenta su capital humano, natural y social. Con ello conseguiremos ayudar a nuestros clientes a tomar decisiones de inversión mejor fundamentadas y beneficiarse, a su vez, de la gran oportunidad que supone una inversión sostenible que lucha contra la perdida de la biodiversidad y el cambio climático. Éste último será pieza clave en las agendas políticas y económicas de los gobiernos durante los próximos años, fundamental para mantener la supremacía global mediante el dominio de los nuevos materiales, tecnología y cadenas de suministro.

Dando un paso más allá, en Robeco impulsamos, y nos sumamos a la iniciativa Net Zero Asset Managers desde su lanzamiento el 12 de diciembre de 2020, coincidiendo con el quinto aniversario del Acuerdo de París, y comprometiéndonos a lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, o incluso antes si fuera posible. Esto sólo lo lograremos trabajando, codo con codo, con nuestros clientes, acordando unos objetivos realistas. Actualmente estamos trabajando en soluciones innovadoras con el objetivo de reducir la huella de carbono de las carteras y alinearlas con las medidas adoptadas en el famoso Acuerdo de Paris. Según la última Encuesta Global sobre el Clima 2021, que hemos elaborado en Robeco, (encuesta entre más de 300 inversores institucionales representando el 20% de los activos a nivel global), el 86% considera que el cambio climático afectará a su política de inversión en los siguientes dos años, lo que supone una señal inconfundible de que la descarbonización está definitivamente en marcha.

Además, señalar que recientemente hemos sido galardonados con el premio mejor gestora ESG 2020 que, por primera vez, otorga Expansión – Allfunds.

Hace un año formulábamos el deseo de poder sacar lo mejor de la situación a la que nos enfrentábamos y, ahora, que parece que el final de esta pandemia está más cerca, no se nos puede olvidar continuar aplicando las mejores prácticas adquiridas. No sólo porque tenemos la enorme responsabilidad de tomarnos en serio las continuas señales de alarma que nos llegan, sino porque el individuo va a seguir, incluso con mayor intensidad si cabe después de lo vivido, en su búsqueda de lo saludable para sí mismo, para el planeta y para la sociedad.

En Robeco somos conscientes de la responsabilidad que entraña ir abriendo el camino de la sostenibilidad y es por eso que junto a Funds Society hemos considerado que es el momento de arrojar luz en el mundo de la gestión  de activos sobre uno de los aspectos más relevantes, es por eso que lanzamos la Sustainable Society, un espacio en el que interactuaremos todos los protagonistas de nuestro sector, con la intención de generar contenido de calidad, promover la educación en la sostenibilidad y crear el primer Think Tank de Sostenibilidad en Latam y US Off shore.

 

Juntos sumamos más, es el momento de actuar.

 

Tribuna de Ana Claver, CFA, Directora Gerente de Robeco para Iberia, US Offshore & Latam, y Presidenta del Comité de Sostenibilidad de CFA Society Spain.