Los medios hispanos de Estados Unidos buscan la homogeneidad en busca de su supervivencia. Poniéndose la venda antes que la herida y anticipándose a la eliminación de las selecciones que apoyan los grupos migratorios mayoritarios han hecho una apuesta genérica por los equipos de América en el Mundial de fútbol.
Conscientes de que las pocas posibilidades de México o del llamado equipo de todos (EEUU) de llegar a la final, los locutores de voz engolada nos han insistido desde el inicio del campeonato en que lo que está en juego en Brasil es la hegemonía del deporte rey entre Europa y América. Así que un mexicano, cabreado tras la eliminación a pies de los holandeses, según los cerebros de Univision, tiene que cambiar su camiseta del Tri por la de Costa Rica, Colombia, Brasil o Argentina.
No sé si el invento está funcionando, más allá de que al que le gusta el fútbol va a seguir pegado al televisor hasta el último pitido. Según la teoría de Univision, a mí me tocaría convertirme en alemán, belga u holandés y la verdad es que me da mucha pereza. Así que saltándome la norma y después del aburrimiento que me está produciendo el juego de Brasil y Argentina, he decidido hacerme colombiano.
No soy americano pero tampoco me siento europeo por lo que la velocidad y la alegría con la que James desborda a los rivales me parece el ejemplo a seguir. De paso evito algunas discusiones que incluyen matices políticos, socioeconómicos y nacionalismos en las que nunca me ha gustado participar. Con permiso de los que gritan ¡Goooool! a pleno pulmón prefiero desafiar las leyes de la geografía y convertirme en hincha de Colombia por una razón de mucho peso. Porque me da la gana.
Columna de opinión de Manuel Aguilera, director del Diario Las Américas, especial para Theobjective.com y cedida a Funds Society
Paras Anand, responsable de renta variable europea en Fidelity Worldwide Investments. ¿Se acercarán los amigos alejados?
Uno de los gráficos que probablemente verá en las presentaciones de los estrategas es el que muestra claramente que las bolsas han registrado considerables avances durante los dos últimos años, pero sin recibir el apoyo de una recuperación de los beneficios empresariales. Esto está llevando a algunos inversores a plantear si el mercado ha subido demasiado. Es indudable que las pruebas disponibles, tanto en el plano de los resultados de las empresas como en el de las previsiones, vienen a confirmar en gran medida esta percepción. Aunque se está haciendo patente una estabilización de la demanda en Europa y, de forma más general, en los mercados desarrollados, hemos visto un debilitamiento del crecimiento en economías como China, Brasil, la India y el conjunto de Asia. En algunos casos, este hecho se ha visto acompañado de devaluaciones cambiarias sustanciales (en los mercados emergentes) que plantean más dificultades a corto plazo para los beneficios de la mayoría de las empresas europeas.
Juntos, estos factores sugieren que es poco probable que veamos, al menos a corto plazo, el giro al alza en los beneficios que se podría decir que descuentan las cotizaciones. Si a ello le añadimos los datos económicos dispares en EE.UU., la tensión geopolítica en Ucrania y la percepción de cierta efervescencia en las valoraciones en áreas como Internet y los inmuebles prime, se entiende por qué se está dejando sentir un mayor grado de cautela en el mercado. Dicho en pocas palabras: si realmente estos dos amigos alejados (las cotizaciones y los beneficios empresariales) van a hacer un acercamiento, está cundiendo la sensación de que lo harán por la vía de los descensos bursátiles.
Tal vez no inmediatamente…
Esta circunstancia puede darse o no, pero existe otra perspectiva en la que merece la pena detenerse: que la «conexión» entre las cotizaciones y la evolución de los beneficios empresariales a corto plazo no se restablece a corto plazo, sino que, de hecho, sigue ampliándose durante un periodo prolongado. Por definición, esto sólo podría ocurrir en el caso de que los factores que impulsan la demanda de acciones fueran distintos de la evolución de los beneficios empresariales. Una forma en que podría producirse es que sigamos viendo una mejora definitiva de la actividad empresarial durante los próximos trimestres.
Uno de los aspectos más notables del entorno empresarial actual es la enorme solidez de los balances. A raíz de la crisis financiera, los equipos directivos dieron prioridad a la preservación del capital debido a la gran incertidumbre en torno a las perspectivas de demanda y las posibles graves consecuencias de factores como los recortes automáticos del gasto público en EE.UU. (el famoso sequestration), el relevo en la cúpula del gobierno chino y, quizá más importante, la crisis de deuda pública en Europa. Partiendo de la percepción de que estos «riesgos extremos» se han reducido y de que estamos viendo las primeras señales de recuperación económica, los balances se encuentran actualmente en un punto en el que podría afirmarse que son ineficientes.
En EE.UU., donde se calcula que el excedente de tesorería en los balances de las empresas supera los 2 billones de dólares, hemos visto, casi de forma inevitable, cómo cobraban una mayor relevancia los inversores activistas que ven una oportunidad para que los equipos directivos gestionen el capital de forma más diligente. Aunque este factor podría estar apuntando a un «subidón» en las grandes recompras de acciones, los equipos directivos también están centrándose en cómo pueden desarrollar sus negocios a medio plazo mediante el refuerzo de su posición en sus sectores, dando prioridad a los negocios estratégicos o intentando ascender por la cadena de valor. El hecho de que los costes de financiación sean bajos, que exista una fuerte demanda de capital y que la mayoría de los países estén estudiando recortes impositivos a las empresas, significa que existen condiciones favorables para las grandes operaciones corporativas. Algunas de las operaciones que hemos visto desde comienzos de año (la venta de SFR por parte de Vivendi, la compra de Foster Wheeler por parte de Amec, la venta del negocio de fármacos sin receta de Novartis a GlaxoSmithKline y la compra de Ziggo por parte de Liberty Global) podrían marcar el arranque de un ciclo prolongado. Comparado con ciclos anteriores, es evidente que las empresas europeas están bien situadas para participar y beneficiarse de la situación, ya que las estructuras corporativas son abiertas y los negocios se encuentran mejor gestionados y tienen mayor diversificación geográfica, mientras que las valoraciones siguen siendo atractivas.
Este aspecto es relevante en el contexto de las relaciones a corto plazo entre las cotizaciones y los beneficios, ya que si las empresas compradoras representan parte del incremento a medio plazo de la demanda de capital, tenderán a usar referencias de valoración que prestarán poca atención a los indicadores de beneficios a corto plazo. Así, tenderán a considerar las perspectivas económicas a largo plazo del negocio y, sobre todo, cualquier sinergia en ingresos y costes que puedan materializar (cosa que los accionistas minoritarios, lógicamente, no pueden hacer). Del mismo modo, en un entorno en el que las sociedades de capital riesgo están estudiando cómo usar lo conseguido con las recientes e importantes campañas de captación de fondos, estamos viendo que incluso cuando los grupos están vendiendo divisiones para centrarse en sus operaciones estratégicas o retirando capital de regiones con peores resultados relativos, estos activos se venden a valoraciones mucho mayores que las que otorga el mercado. Esto son buenas noticias para el conjunto de los inversores en empresas cotizadas y, de continuar así las cosas, podría significar que la distancia entre las cotizaciones y los beneficios no sólo se mantendrá, sino que podría ampliarse. Esta evolución podría incomodar a muchos inversores pero, huelga decirlo, eso no debería impedir que sucediera.
Gershon Distenfeld, director de High Yield en AllianceBernstein. Haga sus deberes: riesgos de high yield pasados por alto
Muchos inversores han tomado más riesgos en su búsqueda de mayores retornos- especialmente ya que los signos muestran que las tasas de interés permanecerán estables hasta el año que viene. Sin embargo, hay dos elementos clave que a menudo se pasan por alto: riesgo de deafult y estándares de suscripción.
El prolongado entorno de tasa de interés bajas ha seguido impulsando a más inversores hacia valores de high yield. Pero con demasiada frecuencia, se centran en el riesgo de tipos de interés, a pesar de que el sector de high yield ha estado históricamente bastante aislado de las crecientes tasas de interés. El diferencial de rendimiento- el rendimiento extra por encima de un bono de gobierno similar- disminuirá con frecuencia a medida que las tasas aumentan, proporcionando una protección contra un aumento de tipos. Los bonos con calificaciones inferiores, como la deuda con calificación CCC, por lo general cuenta con el mayor colchón ya que sus diferenciales son más altos.
Una autosatisfacción inquietante
El bajo nivel general actual de los diferenciales de high yield significa que este aislamiento es cada vez más estrecho y la sensibilidad a los tipos de interés es cada vez mayor. Aún así, es muy inferior al de los bonos con grado de inversión, y las pérdidas debido a las crecientes tasas son generalmente compensadas con bastante rapidez por el paso del tiempo ya que los inversores recogen los cupones y los bonos ruedan por la curva de rendimientos.
Este colchón en los diferenciales de los bonos high yield está obviamente recogido en la preocupación de los inversores ante una subida de tipos. Pero lo que no están teniendo en cuenta es que los diferenciales son una compensación por la probabilidad de default-y el mercado ha empezado a sentirse satisfecho acerca de este riesgo relacionado con el crédito. En nuestra opinión, es importante que los inversores se centren en el riesgo de default de bonos y la calidad de underwriting de los emisores de high yield, con el fin de prepararse para la siguiente fase del ciclo de crédito.
Monitoreando el riesgo de default
Como hemos mencionado antes, la búsqueda “miope” de rendimiento puede ser un juego muy peligroso. Todavía creemos que quedan al menos un par de años hasta que estemos en la fase del ciclo de crédito en el que los impagos de bonos se conviertan en una preocupación seria. Pero los inversores no deberían pasar por alto este riesgo sólo porque las tasas de quiebra siguen siendo bajas. Hay compañías que han hecho default durante el pasado año, y cuanto menor sea la calidad del crédito, mayor será la probabilidad de incumplimiento.
Existen señales de alerta que se deben observar. La disminución de los precios siempre ha precedido a una fase de default dentro del ciclo de crédito que dura un tiempo considerable, y estamos empezando a ver eventos específicos en los emisores. Esto es un signo revelador de un cambio próximo en el ciclo de crédito.
Perdiendo los estándares de suscripción
A medida que los estándares de suscripción disminuyen y surgen emisores de bonos basura de baja calidad, incrementa el número de inversores que ponen su dinero en valores cuestionables. Incluso hay razones para preocuparse por los emisores solventes. De acuerdo con Moody’s, los bonos high yield de Estados Unidos alcanzaron en febrero niveles mínimos en acuerdos de calidad, lo que significa que cada vez hay menos- y más débil- protección para los interés de los inversores.
En una declaración reciente ante el Congreso de Estados Unidos, la Presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, mencionó el debilitamientos de las normas de suscripción de los bonos de high yield. La disminución de los estándares es una preocupación mayor para el mercado bancario de préstamos, pero los bonos high hield no están exentos. Y eso significa que los inversores tienen que ser selectivos.
Rompelos libros: hacer los deberes es clave
A pesar del estable entorno de tipos de interés actual y las bajas tasas de default, creemos que es prudente que los inversores de high yield hagan sus deberes e investiguen los posibles emisores cuidadosamente. Ahora es más importante que nunca hacer una selección de crédito disciplinada -sin duda más importante que la atención de los inversores en el riesgo de tasas de interés- y un análisis profundo determinará el éxito o fracaso de cartera de high yield cuando el ciclo se de la vuelta.
Photo: Constantine.nicky. China is Not Export-Driven
Es fácil ver por qué la mayoría de la gente piensa que China depende de las exportaciones. Después de todo, casi todo en su tienda de barrio viene de China. Pero muchos de esos bienes son sólo procesados o ensamblados en China, añadiendo poco valor y contribuyendo muy poco a su PIB. Por otra parte, las exportaciones son una pequeña parte de la producción: la mayor parte de lo que hace China, lo consume.
Ensamblado, pero realmente no es “Made in China”
Aunque la proporción de las exportaciones de China que sólo se procesan o ensamblan allí se ha ido reduciendo, todavía representa el 38% del total, frente al 50% en 2001. Un buen ejemplo de exportación de productos elaborados es el iPad de Apple, que se ensambla en China, pero crea poco valor allí.
Sí, casi todo proviene de China. Pero las exportaciones contribuyen relativamente poco a su economía. Las exportaciones netas representaron sólo el 2,4% del PIB de China el año pasado, con un 90% de la producción industrial consumida en el país. También vale la pena señalar que el año pasado, el 47% de las exportaciones de China fueron producidas por empresas extranjeras.
Las exportaciones son una fuente importante de puestos de trabajo con salarios bajos, pero por lo demás sólo desempeñan un papel secundario en la economía del país, que es impulsada principalmente por la inversión y el consumo interno.
Nuestro mensaje no es que las exportaciones no importan. Importan, sobre todo a las decenas de millones de trabajadores de montaje de iPads y otros gadgets. Pero es importante entender que China es una economía impulsada por la inversión interna y por el consumo doméstico, donde las exportaciones juegan un papel de apoyo. La inmensa mayoría de los productos hechos en China permanecen en China.
Pero, ¿sigue siendo competitiva?
A pesar del crecimiento de los salarios y la apreciación de su moneda, China sigue siendo competitiva, con una participación en las importaciones totales de mercancías de los Estados Unidos rozando el 19% el año pasado, frente al 13% en 2004. Además, la participación en la producción mundial de China aumentó del 5% en 1995 al 8% en 2000, el 12% en 2005, el 19% en 2010 y el 22% en 2012.
Andy Rothman, estratega de inversiones en Matthews Asia
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Foto: ice sabre, Flickr, Creative Commons. Renta fija: capturando retornos pero limitando el riesgo de una subida de tipos
Entre las tendencias actuales en los mercados de renta fija, podríamos destacar cómo en los tipos de interés de E.EUU. y Alemania a largo plazo, la subida ya ha empezado. Un cambio en la política monetaria ya está descontado en los tipos. No obstante, desde nuestro punto de vista, los tipos estadounidenses están infravalorados dados los fundamentales. El crecimiento en EE.UU. llevará una reducción del QE en 2014. En cuanto a los tipos alemanes, también se encuentran en una posición infravalorada dados los fundamentales de su economía. A pesar de la corrección de 2013, todavía existe un riesgo de aumento en los tipos de interés germanos.
Por su parte los países periféricos se encuentran en un contexto de mejora de los indicadores principales. Esta mejora en los fundamentales es el primer paso para una bajada de los costes de la deuda. Los tipos reales están altos, por lo que hay un impacto negativo en la sostenibilidad de la deuda a largo plazo. Asimismo, una vuelta a una inflación normal mejoraría la sostenibilidad de la deuda. Es probable que la inflación traiga una tendencia de crecimiento alcista, que supondría el segundo paso para reducir los costes de la deuda. Además hay que tener en cuenta la seguridad adicional del BCE, que todavía tiene muchas formas de actuar. Hasta ahora las medidas llevadas a cabo han sido las bajadas claves de tipos, las LTRO o los programas de compra de bonos, entre otras. Pero el BCE todavía tiene la habilidad de intervenir con varias herramientas como de mostró hace unos días.
Podemos resumir entonces el escenario actual en cuatro puntos básicos: una subida moderada en los tipos estadounidenses y alemanes, una situación no deflacionista en el eurozona, contracción de la prima del crédito en los países periféricos, con un descenso en los tipos reales, y un escenario sin ampliación de diferenciales. Por su parte, los riesgos a los que nos enfrentamos se pueden resumir en una subida rápida de los tipos estadounidenses y un impacto en los tipos europeos, que la inflación continúe descendiendo en los países periféricos y que los tipos reales sigan altos. En este escenario de referencia, es clave gestionar bien una subida de los tipos de interés, sobreponderando vencimientos intermedios.
En cuanto al crédito corporativo, ha tenido lugar una mejora sistémica y específica. Las compañías se encuentran en una posición más saneada y tanto los márgenes como la solvencia son favorables para los bonos corporativos. Además, las agencias de rating están mirando hacia los bonos corporativos desde un punto de vista más amable, por lo que vemos potencial en esta clase de activo. En definitiva observamos principalmente cinco fuentes de rentabilidad en este mercado.
La primera es en el segmento BBB, donde se pueden capturar primas de riesgo en vencimientos de tres a cinco años, ya que a pesar de que los spreads estén más ajustados en general, creemos que el BBB es todavía atractivo respecto al segmento A. Otra de las fuentes de rendimiento son los emisores periféricos, ya que los ratios de crédito están mejorando. Vemos también como fuente de rentabilidad las oportunidades que brinda el mercado primario. Tenemos que mencionar aquí también el atractivo de la deuda subordinada, tras la vuelta a la normalidad del sector bancario, tiempo después de la crisis de 2008. Como conclusión podemos afirmar que el bond picking será clave para conseguir aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el mercado de crédito.
Emmanuel Petit es director de renta fija en Rothschild& Cie Gestion.
Foto: Josh Hallett from W. Patología del inversionista en la bolsa de USA
Los estudios de Sicología del Inversionista muestran que, en un momento como el actual, los sentimientos de codicia de los inversionistas deben de estar en un punto máximo, al igual que el nivel de los índices accionarios en Estados Unidos. Investigaciones de muchos años han mostrado que en la cabeza de un inversionista se debe en este momento de estar activando una adrenalina similar a la que tiene un adicto ante el consumo de una droga sicotrópica. Es decir, muchos inversionistas se dejan llevar por la fuerte emoción que les genera invertir en un activo muy valorizado, olvidando que con cada nivel mayor que vaya alcanzando la bolsa norteamericana, la posibilidad de una valorización adicional se va volviendo más pequeña —y olvidando que rendimientos pasados no explican los rendimientos futuros—.
Pero a lo largo de muchos años se ha visto que es en momentos como el actual en el que entran mayores recursos de personas naturales a este tipo de activos valorizados. Si el inversionista siguiera la racionalidad que rige la teoría de portafolios, en este momento no solo no estaría comprando acciones en USA, sino que podría estarlas vendiendo. Pero muy pocos inversionistas deben de estar haciendo esto. Por lo menos no los inversionistas naturales, los cuales sufren mucho más de los sesgos que la sicología ha aportado al estudio de las finanzas.
En términos sencillos, lo que debe pasar por la cabeza de un inversionista de acciones estadounidenses es lo mismo que un jugador de casino que ha tenido una buena racha: ha aumentado su confianza, cree que descubrió como “ganarle a la casa”, y muy probablemente apueste más. Pero se sabe que si el jugador de casino entra en la racha negativa, su cerebro activará alguna función que le indicará que para recuperar lo perdido, debe incluso apostar mucho más fuerte. El resultado será, con casi total seguridad, que no solo no recuperará lo perdido, sino que podría terminar perdiendo una cantidad mucho mayor. Y con un remordimiento de conciencia grande, pues sacará una conclusión del tipo “sabía que esto iba a suceder”, lo cual, en la ciencia de sicología del inversionista, se conoce como el sesgo de la retrospectiva —sí, es aquel que todos tenemos, en el cual sabíamos que algo iba a suceder, pero que no hicimos nada por evitarlo. ¿Realmente sabíamos que iba a suceder con tanta certeza como lo estamos afirmando?—
El inversionista, generalmente, sigue un patrón similar al apostador del casino: habiendo ganado, decide apostar más, en vez de retirarse en el momento adecuado. Y luego, si lo toma la parte negativa del mercado, para tratar de volver al nivel que tenía anteriormente, termina tomando, incluso, mayor riesgo del que su perfil lo permite.
Pienso mucho en lo difícil que es para los asesores financieros este momento, pues muchos no saben si comprar o vender. Lo mejor es pensar con la cabeza lo más fría posible, mirar los pros y contras de cada decisión y evaluar muy bien los escenarios que se puedan presentar.
“Las opiniones aquí expuestas no reflejan necesariamente la posición de Old Mutual Skandia sobre los temas presentados, y son responsabilidad exclusiva del autor”
Columna de opinión de Manuel Felipe García Ospina.
Photo: J.Ligero & I.Barrios. We Remain Positive on Local Currency Emerging Market Debt
La renta variable y la renta fija mundiales avanzaron en mayo de 2014, superando la primera a esta última en moneda local; en el conjunto del mes, el índice MSCI World subió un 2,34% en términos de rentabilidad total, mientras que el índice JP Morgan Global Government Bond generó una rentabilidad del 0,87%. Las materias primas, que se habían comportado de forma excelente antes de mayo, cedieron algo de terreno, y el índice Dow Jones-UBS Commodity obtuvo una rentabilidad negativa total en dólares del 2,87%. No obstante, las rentabilidades de la clase de activo se mantienen en terreno muy positivo en lo que llevamos de 2014.
De cara al futuro, creemos que hay tres preguntas que los inversores deben tener en cuenta durante el resto de 2014:
¿Cómo reaccionará la renta fija a la normalización de la política en EE. UU.?
¿Qué sucederá en los mercados emergentes cuando se normalice la política?
¿Impulsarán al alza los beneficios empresariales a los mercados de renta variable?
En los últimos meses, los mercados de renta fija nos han planteado un dilema, hasta el punto de que, a mitad de mayo, celebramos una reunión especial de perspectivas para debatir sobre el importante descenso de los rendimientos de la deuda pública de los países centrales. En EE.UU., esperamos que el crecimiento del PIB se sitúe en torno al 2,5% este año y que la coyuntura macroeconómica general sea probablemente más sólida de lo que indican los datos del PIB del primer trimestre. Si todo lo demás se mantiene igual, esto debería impulsar al alza los rendimientos de los bonos, especialmente si la Fed pone fin a su programa de expansión cuantitativa de aquí a unos meses.
Las perspectivas para los mercados de renta fija de la zona euro son más difíciles de establecer: Alemania y España parecen exhibir una dinámica de crecimiento claramente positiva, lo que debería ejercer cierta presión alcista sobre los rendimientos de mantenerse dicha dinámica. En cambio, las perspectivas de crecimiento de países como Italia y Francia siguen siendo muy discretas, lo que probablemente mantenga bajos los rendimientos. La ausencia de crecimiento en Francia e Italia resulta preocupante, teniendo en cuenta que los niveles de deuda siguen siendo elevados en un momento en que la inflación del conjunto de la zona euro se halla en niveles muy bajos (de solo el 0,5% interanual a finales de mayo de 2014). El BCE ha reaccionado rebajando los tipos de interés oficiales hasta situarlos en mínimos históricos y ahora cobra a los bancos por depositar sus fondos. Además, ha diseñado un nuevo programa de operaciones de refinanciación a largo plazo (LTRO, por sus siglas en inglés) para que los bancos presten dinero y ha afirmado que intensificará los preparativos relacionados con las compras directas de valores de titulización de activos. Aún falta por ver si esta respuesta política surtirá efecto, si bien demuestra desde luego que el BCE no ha tirado la toalla para evitar un periodo prolongado de baja inflación.
En los mercados emergentes, en la matriz de nuestra asignación de activos, seguimos siendo optimistas con respecto a la deuda de mercados emergentes denominada en moneda local; mis compañeros James Waters y Toby Nangle han comentado recientemente el valor que ofrece esta categoría de activos, especialmente para aquellos inversores que busquen rendimientos absolutos. Sin embargo, mantenemos un sesgo desfavorable a la renta variable de los mercados emergentes, ya que seguimos preocupados por las perspectivas macroeconómicas de China (componente importante de los índices de renta variable de los mercados emergentes, aunque relativamente pequeño en relación con los índices de deuda de dichos mercados). Como ya he indicado en anteriores comentarios, resulta muy difícil encontrar ejemplos de expansión del crédito en los volúmenes vistos en China que no hayan provocado a las autoridades dolores de cabeza importantes una vez acabada la época de bonanza.
Nuestras perspectivas con respecto a los mercados de renta variable para el resto del año son positivas; el retorno de la actividad de fusiones y adquisiciones ha sido muy bien acogido en los últimos meses y, aunque esto incrementa el riesgo de destrucción de valor por parte de los equipos directivos de las empresas a largo plazo (por ejemplo, si pagan en exceso o adquieren empresas que más tarde no resultan adecuadas), supone un respaldo a corto plazo importante para las acciones, especialmente en un momento en que la Fed está reduciendo gradualmente la expansión cuantitativa. En los últimos meses se ha producido una importante rotación de estilos, si bien en general los mercados de renta variable se han comportado de forma extraordinaria y los niveles actuales de los índices invitan a pensar que los inversores siguen confiando en las perspectivas de beneficios. Por ello, a finales de mayo redujimos nuestra exposición no solo a la deuda pública sino también al crédito con calificación investment grade, ya que el descenso de los rendimientos de los países centrales ha supuesto que ambas clases de activos parezcan caras. Utilizamos el producto obtenido para comprar renta variable japonesa, cuyos fundamentales siguen mejorando aunque el mercado va rezagado con respecto a otras regiones desarrolladas en lo que llevamos de 2014.
Columna de Mark Burgess, director de Inversiones de Threadneedle
Foto: Steindy . Carta de despedida al Rey Del Bosque
Todo esto no era necesario. Podíamos haberlo hecho en el momento adecuado sin llegar a ofrecer al mundo esta imagen de debilidad e impotencia. Los que ayer fueron héroes ayer se despidieron por la puerta de atrás y ya sabes cómo son los españoles que no pasamos una y tenemos memoria frágil. Por muchos éxitos que viviéramos en el pasado reciente verte tartamudear, como pidiendo disculpas no es la mejor manera de decir adiós a un reinado de éxito.
Y la clave de este error estuvo en lo que advertimos algunos: hay que renovarse a tiempo. Llevamos demasiado tiempo viendo las mismas caras, incluida la tuya. Se nota que en el fondo eres un buen tipo y que tus decisiones siempre han buscado favorecer a España pero no se puede dar gusto a todo el mundo. Ser un caballero no es suficiente para mantener la gloria. Hace poco falleció el impulsor inicial de este milagro hoy convertido casi en pesadilla. Reconocerás que no fuimos justos con él. Tú has vivido de las rentas de su trabajo y sacrificio, sin darle el crédito suficiente, y de los españoles ¡qué te voy a contar! Nos dimos cuenta de su sabiduría cuando ya le habíamos perdido.
Te deseo una vida apacible a partir de ahora que vas a descansar del peso de tus responsabilidades. Muchos cuestionaron tus orígenes cuando accediste al cargo pero demostraste que tu pasado no te influenció a la hora de tomar decisiones. Siempre has intentado mantener el equilibrio y contentar a los poderes de Madrid y Barcelona. Por mi parte, prefiero quedarme con lo bueno de tu etapa al frente de España. Te admiré cuando con tu semblante serio y profesional frenaste en seco a aquellos que con juego sucio querían mantenernos en nuestro pasado derrotista y oscuro. Otras veces me sacaste de mis casillas. Pero hoy, en la hora del adiós, sólo puedo decir. ¡Viva el Rey Del Bosque!
Columna de opinión de Manuel Aguilera, director del Diario Las Américas, especial para Theobjective.com y cedida a Funds Society
Wikimedia CommonsPhoto: böhringer friedrich. Oil on The Rise?
Un shock en la oferta de petróleo podría ser una amenaza para los mercados en la segunda parte del año. Un aumento global del precio del crudo podría generar un recorte en el gasto y afectar las ganancias. Si no hay una solución rápida, éste podría ser un verano muy poco satisfactorio.
El avance repentino y exitoso de los militantes sunitas del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) en Iraq oriental y occidental ha captado nuestra atención y suscitado cierta preocupación. No se pueden ignorar los riesgos para el mercado de esta situación que se desarrolla rápidamente. La moneda de cambio más importante -o arma- en una situación de este tipo es el mayor activo económico de un país. Para Irak, ese activo es su petróleo.
De vuelta a Boston desde Dubái el pasado viernes, me sentía menos calmado de lo que pensaba tras los seis días que he pasado en la región del Golfo Pérsico. Durante mi estancia allí, pregunté a todo el que pude sobre su perspectiva sobre el flujo del petróleo y el poder político.
El consenso que escuché fue que los combatientes ISIS han manifestado su intención de utilizar el petróleo para promover su causa, lo que significa que el precio del petróleo es probable que aumente en el corto plazo. De hecho, ya hemos visto evidencias de las fluctuaciones de precios en los mercados al contado y de futuros.
A más largo plazo, cualquier nuevo gobierno iraquí –hostil o no hacia el oeste– eventualmente necesitará mantener el flujo de petróleo para conservar el dinero entrante. Pero, mientras tanto, incluso si los rebeldes fracasan en la toma del sureste de Irak y las terminales exportadoras de petróleo en el Golfo Pérsico, aún queda la posibilidad de una escalada en el conflicto y una nueva interrupción en el flujo de petróleo iraquí.
He declarado reiteradamente que el ciclo económico es muy importante para los inversores. El aumento del coste de la energía pondría directamente en riesgo el crecimiento de la economía de Estados Unidos – especialmente si esos costes se elevan por encima del 7% o el 8% de la renta disponible. Esto podría suceder en los próximos dos meses por razones ajenas a la creciente demanda.
Como he mantenido a lo largo de este ciclo económico, Estados Unidos tiene una posición envidiable frente a sus competidores. La zona del euro depende en gran medida del petróleo de Oriente Medio y el gas natural de Rusia, otro motivo de preocupación geopolítica. Desde el desastre nuclear de Fukushima en marzo de 2011, Japón importó casi el 100% de los combustibles fósiles necesarios para generar energía.
El petróleo es relativamente barato en Estados Unidos debido a que la producción nacional ha ido en aumento, aunque todavía no es suficiente para ser independente de las importaciones. La realidad es que una subida de precios del petróleo podría amenazar por igual el poder de compra de los consumidores y empresas estadounidenses. Y con el 40% de las ganancias del S&P 500 provenientes de fuentes internacionales, la capacidad del mercado de acciones americanas para aumentar las ventas y ganancias en los próximos meses, también podría estar en riesgo.
En este momento, no veo una solución rápida, por lo que me temo que tendremos un verano muy poco satisfactorio.
Puede acceder a la columna de opinión completa de James Swanson, estratega jefe de MFS Investment Management, a través de este link.
Foto: Claudio.Ar, Flickr, Creative Commons. Renta fija: Por qué la rentabilidad absoluta cobra sentido ahora
El entorno actual de tipos de interés otorga a muchos inversores una pausa para reflexionar si los tipos subirán y contextualizarlos con la presencia de renta fija en su asignación de activos.
La mayoría de inversores perciben la renta fija como relativamente segura y de menos riesgo que, por ejemplo, la renta variable. Sin embargo, cuando suben los tipos, las matemáticas establecen que los bonos denominados en USD con duración positiva deben caer. La mayoría de inversores comparan sus carteras de renta fija con un índice de duración positiva, lo que les enfrenta al siguiente escollo: incluso si pueden batir de manera consistente a un índice de bonos, la rentabilidad total en un entorno de subida de tipos puede ser negativa.
Utilizar las estrategias tradicionales de renta fija en sectores afianzados puede no ayudar en entornos de subida de tipos, porque estas carteras todavía siguen a un índice de duración positiva y porque la reducción de diferenciales sólo puede ayudar a mejorar la rentabilidad relativa. Para compensar este hecho, algunos inversores pueden permitir que sus gestores gestionen la duración de sus carteras asimétricamente. Por ejemplo, hacer que su duración vaya desde 0 años respecto a la duración del índice de referencia a más 2 años. No obstante, esto no resuelve por completo el problema de que puedan generarse rentabilidades negativas.
Un paso más allá encontramos las estrategias de rentabilidad absoluta, en las que el riesgo de interés de la cartera puede posicionarse para beneficiarse tanto de tipos de interés al alza como a la baja. Esto significa que la duración de la cartera se gestiona bajo una restricción temporal absoluta, por ejemplo, más menos tres años.
¿En qué se diferencian las estrategias de rentabilidad absoluta de las de retorno relativo?
En resumen, las estrategias de rentabilidad absoluta no se gestionan en relación con un índice de activos. La tabla siguiente indica las diferencias principales:
Para aplicar estos puntos, el comportamiento de una estrategia de rentabilidad relativa se suele medir en relación con un índice de activos del espectro permitido. No obstante, las estrategias de rentabilidad absoluta se miden en relación con un índice que no suele ser una combinación de activos (se puede medir en relación con la rentabilidad del efectivo, del tipo de interés libre de riesgo o de la tasa de inflación).
En segundo lugar, en una estrategia de rentabilidad relativa, si el gestor es neutral en un activo o clase de activos, mantendrá la ponderación del índice de referencia, mientras que un gestor de rentabilidad absoluta no conservará el activo o clase de activos en absoluto.
El tercer punto es que, con una estrategia de rentabilidad relativa, si el gestor tiene una opinión negativa de un activo o clase de activo, podrá tanto infraponderarlo en relación con el índice o deshacer posiciones, pero ambas opciones tienen un coste. La infraponderación está limitada a la cantidad del índice (por lo que las ponderaciones de índices pequeños restringen el grado de convicción negativa que puede expresarse) y tomar posiciones fuera del índice podría contribuir a aumentar significativamente el error de seguimiento de éste. En contraste, un gestor de rentabilidad absoluta puede expresar libremente sus opiniones negativas, probablemente mediante derivados.
La conclusión de la renta fija de rentabilidad absoluta
A medida que los inversores asignan activos en el marco de una cartera completa, una asignación de rentabilidad absoluta puede mejorar el perfil de rentabilidad-riesgo de una cartera de renta fija. Para simplificarlo, adoptamos una situación en la que los inversores invierten sólo en una estrategia centrada en EE.UU. y con un perfil rentabilidad-riesgo resultante de añadir asignaciones crecientes en tramos de 25% a una de nuestras estrategias de rentabilidad absoluta.
Al alejarse de la asignación del 100% a la estrategia centrada en EE.UU. hacia combinaciones con la de rentabilidad absoluta, incluyendo el 25 y el 50%, se reduce significativamente la volatilidad con pérdidas marginales de rentabilidad. El efecto sería pues aumentar la rentabilidad ajustada al riesgo de una cartera de renta fija.
También podemos calcular las rentabilidades mensuales respecto a los cambios de los tipos de interés al comparar la estrategia centrada en EE.UU. con una estrategia de rentabilidad absoluta. Al hacerlo con datos históricos que abarcan un periodo de tipos de interés a la baja, se comprueba que dicho entorno supone una traba para la estrategia de rentabilidad absoluta y una ventaja para las estrategias tradicionales. Sin embargo, ahora nos encontramos en un periodo en el que se espera que, en general, los tipos suban a medio plazo, por lo que necesitamos tener en cuenta la superficie de la relación rentabilidad-riesgo de cara al futuro. Bajo estas circunstancias, el escollo podría volverse fácilmente una ventaja para las estrategias de rentabilidad absoluta.
Gráfico 1: Superficie riesgo-beneficio: frontera de la estrategia centrada en EE.UU. y de rentabilidad absoluta con tipos al alza
La superficie mostrada en el gráfico 1 muestra la relación entre la duración de la cartera, el cambio en los tipos de interés y la rentabilidad resultante de la cartera. Las carteras con una duración cercana a 0 no obtienen rentabilidad independientemente de los cambios de los tipos (superficie blanca). Las carteras con duración positiva experimentan pérdidas a medida que suben los tipos (superficie roja). Las carteras con duración negativa experimentan ganancias a medida que suben los tipos (superficie verde). Por tanto, en un periodo de subidas de tipos como el que se espera ahora, una asignación de rentabilidad absoluta con la capacidad para exponerse a vencimientos cortos podría mejorar la rentabilidad total de una cartera de renta fija.
FFTW ha desarrollado una función de rentabilidad absoluta que se implanta en un entorno robusto con riesgo controlado. Además, la gestión de riesgo de inversión independiente de FFTW controla y mide el riesgo de la cartera con un conjunto de herramientas dinámicas, un enfoque que ha arrojado rentabilidades positivas absolutas y ajustadas al riesgo. Esto se ha comprobado durante un periodo prolongado; la estrategia de rentabilidad absoluta ha ofrecido rentabilidades positivas en 24 de los 30 trimestres transcurridos desde su concepción. Dadas las previsiones del consenso de subidas en los tipos de interés, cabe destacar que la estrategia también ha rendido positivamente en seis de los 10 meses en los que ocurrieron las subidas de tipos más pronunciadas entre 2007 y 2013, mientras que la estrategia tradicional sólo se mantuvo en verde dos veces.