Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan

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Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hamisg Irvine. Las sucursales bancarias no desaparecen: se reinventan

La transformación digital comprende gran parte de los esfuerzos a ser realizados por los bancos en los próximos años, sobre todo por la combinación de la evolución del comportamiento del cliente y la magnitud de los beneficios que puede generar este proceso.  La revolución digital ha puesto en mesa de debate el rol de la sucursal y su futuro, generando gran confusión sobre el tema.

La respuesta a si desaparecerán las sucursales en el largo plazo es probablemente no. Aunque el modelo de sucursal como la conocemos hoy irá cambiando, los clientes no están dispuestos a resignar la posibilidad de tener alguien cara a cara. Quieren tener todas las opciones disponibles (aunque no las utilicen) para operar cuando quieran y de la forma en que más les convenga.

Esto significa que la red física seguirá existiendo, aunque cambiará radicalmente en cantidad, tamaño, rol y formato. El desafío de la banca actual es cómo definir y transicionar hacia un modelo en el que convivan los dos mundos, el físico y el digital. Cuando pensamos en la red física del futuro, surgen algunas preguntas vinculadas a cómo debería ser, cuántas sucursales debería tener un banco, dónde deberían estar localizadas, qué formato tendrán, cuantos clientes deberían atender para justificar su existencia, cómo funcionarán y como convivirán con este nuevo modelo de negocios.

A continuación, se describen algunas posibles respuestas a estas preguntas:

El banco como función

Las sucursales se convertirán hacia un rol comercial y dejarán de tener un rol transaccional. Está comprobado que los clientes prefieren resolver sus transacciones por medios digitales y esto irá en aumento hasta desaparecer por completo de la red física.  Es por esta razón, que las sucursales tenderán a transformarse y enfocarse en actividades puramente comerciales y de relacionamiento.

El banco como distribuidor

Respecto a la localización, históricamente los bancos basaron su éxito en el tamaño y distribución de la red física. Con el surgimiento de los canales digitales y la información como principal activo, este modelo está llegando a su fin. En este modelo de ampliar la presencia, hoy las sucursales de alto tránsito subsidian a las ubicadas en zonas de baja densidad, generando una estructura altamente ineficiente. Por otra parte, si analizamos los amos y señores del negocio retail (minorista) –a diferencia de los bancos- no poseen tiendas en todos los barrios, sino que se concentran en lugares de alta densidad de público (ej. centros comerciales).

Si los clientes van a las grandes tiendas en los centros comerciales, ¿por qué los bancos no podrían aplicar el mismo modelo? Nuevos formatos de sucursales y modelos de negocio permitirán a los bancos situarse únicamente en lugares rentables o de alta densidad de clientes, eliminando aquellos puntos de baja densidad de público, complementando los canales digitales de forma de garantizar la presencia en ciertos lugares estratégicos de forma eficiente.

Se espera así, el surgimiento de puntos de atención 100% automatizados, que faciliten el acceso a la tecnología e incluso opciones de atención a través de video. Los ATMs (cajeros automáticos) seguirán existiendo, pero probablemente estarán orientados a funcionar como terminales inteligentes y para inyectar dinero físico y convertirlo en dinero electrónico.

El banco como asesor

Actualmente existen ciertas operaciones (como la apertura de una cuenta) que aún no pueden digitalizarse en su totalidad ya que legalmente se requiere de la presencia obligatoria del cliente de modo de que un funcionario valide físicamente cierta documentación.  ¿Por qué en lugar del cliente visitar una sucursal, un ejecutivo del banco no visita al cliente? Un auto, un Ipad y un Iphone (o Android en su defecto), parecen ser opciones más eficientes, económicas y personalizadas, especialmente en zonas donde no se justifique la apertura de una sucursal. Una opción interesante, es que el cliente tenga la posibilidad de acceder a cualquier punto de contacto, validar la disponibilidad online y agendar la visita de un especialista a su domicilio.

¿Qué formatos tendrán estas sucursales?Los clientes de la nueva generación buscan sentido de pertenencia a través de los valores que transmite una marca. Nuevos modelos de sucursales basados en casos exitosos como las tiendas Apple pueden ayudar a desarrollar un sentido de pertenencia mayor y por ende lealtad. Ya existen casos en donde se utiliza la sucursal para fines distintos del bancario como forma de relacionamiento (ej. actividades culturales, recitales, cursos, etc.).

La reconversión de la red física ya es una realidad. Si bien cada país tiene su grado de adopción, en la actualidad, más del 50% de las transacciones globales se hacen por canales digitales. Los bancos están reduciendo sustancialmente el número de sucursales y planifican continuar reduciéndola drásticamente durante la próxima década. En la actualidad se estima que hay un promedio global de 2.000 clientes por sucursal. En un futuro no muy lejano se proyecta una tasa de 250.000 clientes por sucursal

Opinión de Estanislao Vieyra, vicepresidente de ventas para America Latina, en Technisys.

Las Afores consiguieron utilidades netas de 516 millones de dólares en 2015

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Las Afores consiguieron utilidades netas de 516 millones de dólares en 2015
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Amaradestiempo en Pixabay. Mexican Pension Funds Made a 516 Million Dollar Profit in 2015

Las 11 Administradoras de Fondos para el Retiro también conocidas como Afores tuvieron ingresos por comisión por 26.817 millones de pesos en 2015, que equivalen a 1.554,61 millones de dólares (fx a 17,25 que es el cierre de 2015). Esto de acuerdo con cifras oficiales publicadas en la página de internet de la CONSAR.  Esta cantidad representa el 1,06% de los recursos que administran al cierre del año y refleja un crecimiento del 5,2% en 2015 que significa un porcentaje ligeramente superior al observado el año anterior del 4,7%.

Por su parte, la utilidad neta de las 11 Afores se ubicó en 8.898 millones de pesos que expresado en dólares son 516 millones de dólares con un crecimiento negativo del -2% (en pesos) respecto al año anterior. Interesante destacar que en 2014 el crecimiento en este rubro fue del 13%, lo cual pone de manifiesto lo complicado que fue el año recién terminado; ya que mientras en 2014 los activos denominados en pesos crecieron 15,7%, para 2015 fue tan solo del 7,1%. Los activos en administración de las Afores terminaron el año en 148.300 millones de dólares. Las comparaciones se hacen en pesos ya que estas empresas producen pesos. Sí se hicieran en dólares las comparaciones, la depreciación de la moneda del 17% en 2015 distorsiona las cifras.

El negocio de las Afores requiere de economías de escala que significa administrar una cantidad importante de recursos. Necesitan una importante inversión en sistemas para manejar un elevado número de clientes (53,6 millones de trabajadores) y para ello deben ser eficientes en su operación; así como tener la capacidad para traer nuevos clientes y retener a los trabajadores afiliados.  Independientemente del tamaño, a todas les interesa tener más clientes, sin embargo el incentivo es mayor para las chicas y medianas.

De los ingresos por comisiones –a nivel agregado–, 40% fueron costos de operación; 26% costos de afiliación y traspaso; 17% gastos generales de administración; 7% costos directos de operación de personal operativo y servicio a trabajadores; 4% costos regulatorios; así como 3% costos directos de operación por inversión y administración de riesgos.

Uno de los puntos que ha hecho mucho énfasis la CONSAR en fechas recientes, se refiere al gasto que realizan las Afores para la afiliación y traspaso el cual pasó del 31% vs ingresos por comisiones en 2014 a 26% en 2015 en forma agregada. PensiónISSSTE es la Afore con menor costo de afiliación y traspaso al ubicarse en 13% respecto a sus ingresos por comisiones; sin embargo es importante mencionar que es la Afore con el menor número de promotores. Con menor porcentaje vs ingresos por comisiones le siguen las Afores de XXI Banorte, Banamex y Coppel con 21%; mientras que las Afores con mayor costo son Profuturo (34%), Invercap (42%) y MetLife (48%); donde en algunos casos sale a relucir el alto número de fuerza de ventas que lleva a que este porcentaje se eleve considerablemente.

Para las 11 Afores que hay en el mercado el reto es crecer a un ritmo superior al que lo hace la baja en comisiones que se realiza anualmente. Esto sólo 6 Afores lo lograron.  Mientras que en 2014 la comisión por administración de activos se redujo 7,8% para 2015 bajó en 6,4% y en 2016 fue de -4,3%.  El nivel promedio de comisión se ubica en 1,06%.

Columna de Arturo Hanono
 

¿Miedo a los ‘defaults’ en el mercado high yield? No se preocupe, hay un lado bueno

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¿Miedo a los ‘defaults’ en el mercado high yield? No se preocupe, hay un lado bueno
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Roberta Schonborg. Scared of Defaults? Don’t Worry, There’s a Bright Side

Es difícil hablar de deuda high yield hoy día sin tener en cuenta los ‘defaults’. Así que esta es nuestra posición en el asunto: los impagos aumentarán en los próximos años. Pero no se preocupe, probablemente las rentabilidades también lo hagan.

El nivel de los ‘defaults’ ha estado por debajo de la media durante años, por lo que un aumento no debería ser una gran sorpresa. La deuda high yield ha tenido siempre más riesgo que otros tipos de bonos. Y no es raro que algunos emisores incurran en impagos ya que el ciclo de crédito se enfrenta a vientos en contra y los costes de endeudamiento han subido.

Sin embargo, una tasa de morosidad media más alta no significa que las rentabilidades tengan que sufrir si se ha sido selectivo con las exposiciones. Durante las últimas dos décadas, al aumento de la tasa media de ‘defaults’, le han seguido grandes aumentos en los rendimientos.

Los inversores han penalizado el high yield

La razón de esto está ligada en parte a la psicología de los inversores. Normalmente, los defaults no se extienden uniformemente en el mercado high yield, sino que afectan a regiones y sectores diferentes. No obstante, los inversores tienden a responder a un aumento o un aumento inesperado de los impagos castigando a todo el universo high yield.

El resultado es que un montón de créditos sólidos cotizan con valoraciones muy atractivas. Por ejemplo, una gran parte de los defaults de 2001 y 2002 fueron empresas de telecomunicaciones que se habían endeudado fuertemente y que se metieron en problemas cuando estalló la burbuja del punto-com. Eso provocó una oleada de ventas en todo el mercado high yield de Estados Unidos. Pero los inversores que compraron bonos en otros sectores diferentes del de telecomunicaciones después de 2002 obtuvieron buenos resultados. En 2003, las rentabilidades del mercado high yield de Estados Unidos repuntaron un 29%.

Creemos que ahora esta sucediendo algo similar con las compañías de energía, metales y minería de lo que paso con las telecos. Con el precio del petróleo cerca de mínimos de varias décadas, se espera que este tipo de empresas supongan gran parte de los ‘defaults’ en los próximos años.

Muchos inversores han reaccionado a la reciente volatilidad como lo hicieron en el año 2002: quedándose al margen de todo el mercado high yield. Como resultado, algunos bonos del sector no energético ofrecen ahora las rentabilidades más altas que han tenido en años.

Es importante tener en cuenta esto, porque las rentabilidades iniciales –situadas por encima del 8% de media ahora- es uno de los mejores indicadores de lo que los inversores pueden llegar a ganar en los próximos cinco años. En 2009, los defaults en el mercado high-yield alcanzaron un récord máximo, pero también lo hicieron las rentabilidades. En cierto momento de aquel año, la rentabilidad media del índice Barclays US Corporate High Yield superó el 20%.

Todo esto ayuda a explicar por qué es tan raro que el mercado high yield registre dos años consecutivos de pérdidas, y por qué tiende a recuperarse tan rápidamente cuando tropieza.

Hay que ser muy selectivo

Aún así, los inversores no darse el lujo de tener una actitud despreocupada sobre el mercado y sus riesgos. Es crítico ser selectivo, incluso entre la deuda de mayor calidad. Eso es especialmente cierto en el mercado high yield de Estados Unidos, que se encuentra en fases más avanzadas del ciclo de crédito, y el high yield de Asia, que ya está en contracción. En este contexto, tiene sentido adoptar un enfoque multisectorial mundial, ya que las diferentes regiones y sectores se encuentran en diferentes etapas del ciclo.

Sin embargo, pensamos que sería un error dejar de lado el mercado high yield. Hoy en día el riesgo más grande no es un aumento de la morosidad, es quedarse fuera del mercado antes de tiempo y perder la oportunidad de comprar antes de que se recupere.

Gershon M. Distenfeld es director de high yield de AB.

 

 

Pese a los esfuerzos del BCE, las empresas europeas prefieren dejar de lado los bancos y financiarse en los mercados

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Pese a los esfuerzos del BCE, las empresas europeas prefieren dejar de lado los bancos y financiarse en los mercados
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Gonzalo Díaz Fornaro . Pese a los esfuerzos del BCE, las empresas europeas prefieren dejar de lado los bancos y financiarse en los mercados

Hay un viejo dicho que dice que se puede llevar un caballo al agua pero no se le puede obligar a beber. El Banco Central Europeo (BCE) está descubriendo que puede llevar una empresa (o un hogar) a la liquidez, pero no puede obligarla a pedir prestado.

Hay que reconocer el mérito del organismo que preside Mario Draghi en su intento por poner en marcha un paquete bastante completo de medidas para estimular la recuperación de la zona euro y para aumentar las presiones inflacionistas internas. En concreto, es el propio BCE quién suministra el crédito con un nuevo programa TLTRO. Esto tiene el potencial para expandir significativamente el balance del BCE y en teoría debería inyectar un montón de liquidez en el sistema.

Esa es la teoría. En realidad, no sólo el BCE está encontrando dificultades para animar a las empresas a pedir prestado, los bancos también tienen dificultades para proporcionan liquidez adicional. Hasta ahora, los bancos han estado dispuestos a prestar a los hogares para adquisición de vivienda. Sin embargo, lo que más importa al BCE en este punto de la recuperación económica son los préstamos a las sociedades financieras para facilitar el gasto en inversión.

Por un lado, el BCE no quiere alimentar una burbuja en el mercado de la vivienda vía hipotecas, mientras que por otro lado la inversión empresarial proporciona un mayor impulso a la construcción de viviendas. Por estas razones, los préstamos para adquisición de vivienda no se ha considerado elegibles para el nuevo programa LTRO.

Superficialmente, parece que los bancos están más dispuestos a prestar a las sociedades no financieras. O, al menos, es más barato prestar a este tipo de empresas. Las diversas medidas adoptadas desde la crisis de deuda soberana han logrado en gran medida reducir los costes de endeudamiento de la zona. En muchos países, nunca, desde la introducción del euro, había sido más barato para las empresas ahorrar.

Sin embargo, una caída en los costes de los préstamos no implica necesariamente una mayor creación de crédito. Incluso aunque el BCE haya tenido éxito en el aumento de la oferta de crédito, la demanda de los préstamos podría ser inferior. Eso obligaría a los bancos a mantener bajo los tipos de interés de los préstamos, debido a la competencia para suministrar crédito a un número limitado de empresas. Desafortunadamente, esto parece ser una descripción bastante precisa de la situación de la zona euro. La Encuesta sobre Préstamos Bancarios del BCE (BLS) demuestra cómo desde 2012, los bancos se han vuelto menos estrictos con sus estándares de crédito, y en un principio esto ha ayudado a estabilizar el crecimiento de los préstamos (tabla 2). Sin embargo, la reciente relajación de las condiciones financieras, se ha topado con la desaceleración del crecimiento de los préstamos.

La pregunta es dado que el BCE y los bancos han aumentado la liquidez; ¿por qué las empresas no quieren pedir prestado? La primera razón podría ser que las grandes empresas prefieren financiarse en los mercados de capitales, en lugar de a través de los bancos. El coste y las condiciones de emisión de deuda corporativa puede ser más atractivas que los préstamos bancarios.

La segunda razón por la que las empresas pueden no querer pedir prestado es más sencilla: el pesimismo sobre el entorno económico y político actual. A pesar de que el gasto del consumidor se ha beneficiado de la caída de los precios del petróleo, la recuperación en la zona euro ha seguido siendo frágil. La debilidad en los mercados emergentes significa que la demanda externa no va a animar a las empresas a invertir. Además de esta incertidumbre económica, la situación política está caracterizada por un liderazgo político débil y unos parlamentos nacionales fragmentados. Por eso, no sorprende que las empresas sean reticentes a pedir más.

No obstante, todavía podríamos ver una alta participación de los bancos en el nuevo programa LTRO sin que necesariamente haya una aceleración de los préstamos. Las condiciones establecidas por el BCE son relativamente sencillas. Por lo tanto, no debería sorprendernos que los bancos decidan refinanciarse utilizando el LTRO en lugar de acudir al mercado.

El BCE parece ser consciente del limitado potencial que tiene el nuevo LTRO en el crecimiento y esto significa que el organismo al menos entiende que el aumento de la liquidez no es lo mismo que el aumento de los préstamos.

Esta aceptación de que la política monetaria tiene sus límites se refleja en el diseño de la nueva LTRO. Aunque trata de incentivar que los bancos presten más, no los penaliza si las empresas no quieren pedir prestado. Si hay un problema de demanda de crédito en la zona euro, establecer una penalización a las reservas de los bancos con el fin de obligar a los bancos a prestar no es la solución adecuada. Sería como tirar al caballo al agua, por que no quiere beber. Es posible hacer que beba, pero también podría provocar que se ahogan.

Joshua McCallumy Gianluca Moretti son economistas en el equipo de renta fija europea de UBS Asset Management.

¿Dónde están los banqueros y agentes de Banco Madrid?

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¿Dónde están los banqueros y agentes de Banco Madrid?
. ¿Dónde están los banqueros y agentes de Banco Madrid?

Ya hace un año desde la orden de liquidación de Banco Madrid, de cuyo negocio en España quedó demostrado que no hubo malas actuaciones. La ubicación de los banqueros y agentes de esta entidad de capital andorrano ya parece más segura, sacando la primera conclusión, y es que debían de ser muy buenos al no estar en paro nadie del front office.

¿Dónde están estos profesionales? En lo referente a las entidades nacionales, destacamos a la española Bankinter como la entidad que atrajo a mayor número de profesionales a su proyecto, resaltando que casi todos ellos además lo hicieron bajo relación mercantil, siendo mas del 58% de los profesionales de Banco Madrid que se fueron a esta entidad. La agencia de valores Tressis es la segunda entidad que por número de banqueros atrajo a su proyecto a los profesionales de este banco, principalmente por ofrecerles un contrato laboral, ya que todos los que fueron a Tressis están bajo la fórmula contrato por cuenta ajena y esta agencia de valores aprovechó la situación para abrir oficina en Vigo, Mallorca y reforzar la que tenía en Vascongadas; no obstante, en Madrid se les fue un importante equipo al poco de entrar.

La tercera entidad que supo atraer valor fue la gestora de patrimonios Merchbanc, entidad sin ficha bancaria que lleva 35 años con una excelente gestión y supo atraer a Rafael Valera, el artífice del crecimiento en Banco Madrid; y Rafael no solo trajo un equipo de cuatro personas para reforzar el equipo de renta fija de esta gestora, sino que incorporó a nueve profesionales, tres de ellos en Valencia, con lo que la entidad aprovechó para abrir oficina en esta comunidad.

GVC Gaesco también supo aprovechar la situación, fichando a Carlos Viayna como responsable de banca privada de la entidad, y Carlos se incorpora con parte de su equipo de la ciudad condal de Banco Madrid, que son el núcleo sobre el que pivota el proyecto de banca privada en la catalana GVC Gaesco. La entidad además aprovecha y se posiciona en Valencia y Sevilla con banqueros de Banco Madrid para representar su proyecto de banca privada.

También en menor medida, otras entidades nacionales ficharon profesionales de Banco Madrid, como BBVA y Popular Banca Privada, que incorporaron a dos y cuatro profesionales respectivamente de la red de la entidad andorrana, así como la sociedad de valores Auriga y Renta 4 Banco, con tres y un profesional respectivamente, así como la incorporación de Gonzalo Lardiés para Alpha Plus.

En lo referente a entidades extranjeras, el mejor movimiento lo hizo la entidad hispano-suiza A&G EFG Bank, que aprovechó la situación para fichar al equipo con mas patrimonio de Banco Madrid, que se incorporó a las oficinas de Madrid con nueve profesionales, así como también aprovechó la situación para abrir oficina en Valencia de la mano de Angel Jarque. La otra entidad que supo sacar ventaja con esta liquidación fue la francesa Indosuez Wealth Management, al incorpora a dos excelentes agentes en Madrid, una en el país Vasco –que era su antigua banquera en la plaza- y abrir oficina en Valladolid con un equipo de excelente valía.

Como se puede ver, la liquidación de Banco Madrid supuso para muchas entidades abrir nuevas oficinas, con las cuales estar mas cerca de sus clientes.

Columna de Santiago Diez Rubio, socio de IntelectSearch.

¿Qué movió a los mercados en el Primer Trimestre del 2016?

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¿Qué movió a los mercados en el Primer Trimestre del 2016?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Marco Milon. ¿Qué movió a los mercados en el Primer Trimestre del 2016?

La gran noticia económica reciente a nivel global fue la profundización de la política monetaria expansiva por parte del Banco Central Europeo (ECB). Si bien el mercado esperaba cierta relajación de la política, el ECB fue mucho más allá de lo esperado, con cuatro medidas muy potentes. Primero, bajó las tres tasas de interés que se utilizan para controlar la tasa de interés interbancaria, tanto la tasa “techo” (desde 0.30% a 0.25%) como la “piso” (desde -0,30% a -0,40%) como la de referencia (desde 0,05% a 0%). Esta tasa de referencia en cero tiene una implicancia adicional, como veremos más abajo. Respecto de la tasa de depósitos (piso) ésta constituye un incentivo a prestar por parte de la banca comercial, ya que impone un mayor costo a mantener reservas (depósitos) en el ECB.

Segundo, se aumentó el monto mensual a comprar de bonos (QE) desde 60.000 millones de euros hasta 80.000 millones de euros, cuando se esperaba que subiera sólo a 70.000 millones de euros. Tercero y muy relevante, a partir de ahora el ECB también podrá adquirir bonos corporativos no bancarios, restringido a grado de inversión y a empresas basadas en la zona Euro. Finalmente, se estableció un nuevo programa de entrega de liquidez de largo plazo (LTRO)  para la banca, que se ejecutará a través de cuatro de estos “LTRO II”, uno cada trimestre, en los cuales los bancos recibirán fondos a la tasa de referencia (es decir, cero por ahora) con incentivos a prestar, los cuales podrían llevar la tasa hasta la de depósito (hoy -0.40%). Durante su discurso posterior, Draghi mencionó que las condiciones de tasa de interés se espera se mantengan por un período prolongado, seguramente mucho más allá del “QE”.
 
La reacción de las autoridades del ECB parece consecuente con la situación de la inflación en la zona Euro. En enero de acuerdo a su versión definitiva los precios aumentaron 0,3% en doce meses, inferior al 0,4% estimado inicialmente pero por sobre el 0,2% de diciembre. La subyacente subió, desde 0,9% a 1%. Pero en la estimación preliminar de febrero Eurostat anunció que la inflación fue de -0,2% la cual si bien fue causada principalmente por la baja en la energía (petróleo) también fue ocasionada por otros productos, ya que la inflación subyacente bajó desde 1% a 0,7%. Adicionalmente los créditos al sector no financiero crecieron sólo 0,6% anual en enero luego de crecer un pálido 0,1% en diciembre. Lo anterior ocurrió pese a un buen aumento de 5% en la cantidad amplia de dinero, lo que además muestra que los bancos tienen disponibilidad de liquidez y ayuda a comprender porque las medidas del ECB los incentivan a aumentar los créditos. Adicionalmente hubo una baja en la confianza a febrero, desde 105,1 a 103,8. Se esperaba una baja pero sólo hasta 104,3.
 
Finalmente el reporte definitivo del PIB de la zona Euro en el cuarto trimestre no trajo sorpresas. El crecimiento fue de 1,6% anual en el trimestre, igual al trimestre anterior y también igual al año completo. La mala noticia es que el crecimiento dejó de acelerarse, pero la buena es que está en un nivel cercano al potencial. Lo anterior es consistente con la lenta pero consistente disminución del desempleo, el cual bajó desde 10,4% en diciembre a 10,3% en enero. Adicionalmente, la inversión ha sido un importante componente del PIB, lo que es una buena señal para el crecimiento futuro.
 
En los EEUU se reportó la segunda estimación del PIB del cuarto trimestre. En la medición secuencial el crecimiento pasó desde 0,7% en el cálculo inicial a 1%, cuando el mercado esperaba una baja a 0,4%. El crecimiento del trimestre previo fue de 2%. La noticia ya positiva lo es más aun al revisar que la razón de la sorpresa fue un mejor comportamiento de la inversión. En la medición anual el PIB creció 1,9%, muy similar al tercer trimestre (2,1%) y no muy lejano del 2,4% con lo cual estaría cerrando el año completo. Hubo una desaceleración tanto del consumo (3,1% a 2,6%) como de la inversión (3,6% a 3,1%) entre los trimestres tercero y cuarto, pero nada especialmente preocupante. El gasto del gobierno aceleró a 1,1% desde 0,7%, manteniendo su tendencia hacia la normalización. El crecimiento de las exportaciones cayó a negativo (-0,8%) desde 1,2% en el trimestre anterior, lo que es consistente con la fortaleza de la moneda. No se puede decir lo mismo de las importaciones, las que desaceleraron desde 5,6% a 2,9%. Finalmente y muy importante, el PCE core se mantiene por debajo del 2%, aunque aumentó desde 1,4% a 1,7%. Es un aumento muy inusual, y podría ser una señal de futuras alzas de tasa de interés.
 
La otra noticia sorpresiva fue la baja en la confianza del consumidor del Conference Board, la cual se esperaba cayera sólo marginalmente desde 97,8 a 97,2; pero bajó hasta 92,2 en febrero. La baja ocurrió tanto en la visión de la situación actual como en la expectativa futura, aunque más marcada en esta última, llegando a un nivel de marcado pesimismo, en 78,9 puntos. Sin embargo, el reporte de ventas minoristas de enero fue muy favorable, ya que el concepto subyacente mostró un aumento de 0,6% y/y vs un esperado de 0,3% y una caída previa de 0,3%. Concordante con lo anterior pero debido más bien a que la base de comparación del precio del petróleo es más baja, la inflación pasó desde 0,7% en diciembre a 1,4% en enero, mientras que el concepto subyacente que excluye energía subió desde 2,1% a 2,2%
 
Finalmente, en el mercado laboral se sigue apreciando la tendencia reciente, es decir una buena creación de empleos pero aumento acotado de los salarios. En efecto, en febrero se crearon 242.000 nuevos empleos netos, lo que permitió mantener el desempleo en 4,9%. Sin embargo el crecimiento de los salarios se mantiene cercano al 2%, esta vez 2,2%. Esto es una señal de que todavía el mercado laboral no está estrecho. Si bien lo anterior es favorable desde el punto de vista inflacionario y por ende podría llevar a alzas de tasa de política monetaria más acotadas por parte del Fed, por otro lado permite un crecimiento menor del poder de compra de las familias.
 
En Asia los reportes principales mantuvieron el tenor de la información reciente. India reportó un crecimiento de 7,3% en el cuarto trimestre, por debajo del 7,7% revisado al alza del tercero. Con esto se espera que el año fiscal (que termina en marzo) cierre con un crecimiento de 7,6%, por encima del año fiscal previo cuando fue de 7,2%. La evolución positiva podría mantenerse, ya que entre otros factores es una de las economías más beneficiadas por el bajo precio del petróleo. Por otro lado Japón reportó un PIB muy por debajo de lo esperado, con una baja de 1,4% en el cuarto trimestre comparado con una baja esperada de 0,8%. Sin embargo, el crecimiento secuencial previo fue corregido al alza, llegando a 1,3%. En otras palabras, el PIB de Japón estuvo estable el semestre recién pasado. En términos anuales el PIB del cuarto trimestre creció un 0,5% vs un previo de 1,7%.
 
La inflación en China tuvo un salto muy fuerte desde 1,8% en enero a 2,3% en febrero, y/y. Recordemos que cerró diciembre del 2015 en 1,6%. El alza es una señal de alerta a las posibilidades de que las autoridades sigan usando política monetaria para expandir la actividad, como hicieron recientemente con la reducción del encaje bancario.
 
Otras noticias relevantes incluyen especialmente el acuerdo entre la OPEP y Rusia de congelar la producción de petróleo, la cual si bien debiera tener poco impacto de corto plazo tiene el potencial de implicar una mayor coordinación de la oferta del commodity a futuro, con el consecuente costo para los países importadores. En todo caso en estos momentos los mercados parecen más enfocados en las dudas relativas a la estabilidad de los bancos europeos y en la posibilidad de que Gran Bretaña abandone la comunidad europea.

Columna de Valentín Carril, Economista Jefe para Latinoamérica Principal International.

 

Los sonámbulos

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Los sonámbulos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Hernán Piñera. Los sonámbulos

Como habíamos previsto, en este comienzo de año 2016 los mercados comenzaron a abrir los ojos ante las desagradables realidades que van a tener que afrontar. La excesiva confianza en la resistencia de la economía estadounidense se ha atenuado ligeramente, después de que el índice ISM del sector manufacturero haya descendido en enero por cuarto mes consecutivo. La fe absoluta en el poder de los bancos centrales comenzó a agrietarse en enero, cuando el Banco de Japón introdujo tipos de referencia negativos tres semanas después de haberlo descartado y el yen, en lugar de caer, reaccionó revalorizándose con fuerza.

Al final, el desplome bursátil del sector bancario puso de manifiesto una toma de conciencia tardía y —tal vez a consecuencia de ello— en ocasiones excesiva sobre el deterioro de la capacidad de generación de beneficios del sector bajo el peso de unos tipos de interés negativos y una regulación cada vez más onerosa. A sí pues, el mercado ha comenzado a despertar, pero, a nuestro juicio, los desafíos que deberán abordar todavía no se han reconocido en toda su complejidad. A la vista de la vacuidad del comunicado final de la reunión del G20 en Shanghái, nos parece que tanto los bancos centrales como los gobiernos (y tras su estela, numerosos inversores) siguen comportándose como sonámbulos que avanzan sin tomar conciencia de la magnitud del cambio de ritmo que se está produciendo.

Por tanto, desde un punto de vista estratégico, mantenemos el posicionamiento extremadamente prudente que habíamos adoptado en septiembre, sin por ello dejar de aprovechar las oportunidades de compra a buen precio que generan las reacciones excesivas de los mercados. Estas oportunidades ya se han presentado, de hecho, en este comienzo de año hemos tomado posiciones comprando una selección de acciones y bonos corporativos del sector energético cuyos precios reflejaban perspectivas a medio plazo sobre el precio del petróleo que, en nuestra opinión, eran demasiado pesimistas.

Cambio de era

Cabe recordar que el fondo del problema se origina en lo extraordinariamente difícil que le resulta a cualquier economía dejar atrás una crisis crediticia grave. Japón protagonizó esta situación después de 1990, y ahora es el turno de la mayoría de los países del mundo, desarrollados y emergentes, tras la gran crisis financiera de 2008, que fue abordada con tratamientos radicales (una expansión monetaria sin  precedentes en el mundo desarrollado y un plan de inversión colosal financiado con préstamos bancarios en China) cuyos beneficios ya se han disipado y que, sobre todo, han dejado tras de sí efectos iatrogénicos (consecuencias que se han convertido en peligrosas para los pacientes que se pretendía curar).

En el mundo desarrollado, estas consecuencias se llaman tipos negativos, burbujas en la renta fija, asignación deficiente del capital y agravamiento de las desigualdades, mientras que en China responden al nombre de exceso de capacidad industrial — con las consiguientes presiones deflacionistas— y sector bancario debilitado. Al intentar suprimir el ciclo económico, los bancos centrales han creado desequilibrios aún más graves y lo único que han conseguido es retrasarlo. A día de hoy, el riesgo principal para los mercados es, por tanto, la colisión entre el ciclo económico, que vuelve para desquitarse, y los desequilibrios acumulados desde hace siete años.

Los bancos centrales, en definitiva

En teoría, no hay límite para los importes de las compras de activos financieros —relajación cuantitativa— que puede efectuar un banco central. En este sentido, Mario Draghi está intentando blandir este argumento para disipar las dudas de los mercados sobre el arsenal del que dispone, pero, en la práctica, ningún banco central puede dejar de plantearse cuándo ha de poner fin al crecimiento de su balance y, por tanto, al agravamiento de los desequilibrios que ello conlleva, mientras que la caída continuada de las previsiones de inflación pone de relieve su ineficacia.

Así, la Fed ya ha comenzado a normalizar su política monetaria y tanto en Japón como en la zona euro, el arma de los tipos de interés negativos, antes impensable, viene al rescate de una relajación cuantitativa que se está quedando sin fuelle. Sin embargo, estos cambios dan lugar a nuevos riesgos. El régimen de tipos de interés negativos agrava las dificultades del sector bancario y, en EE.UU., el objetivo de la Fed de continuar con el ciclo de endurecimiento monetario iniciado hace apenas tres meses ya está colisionando frontalmente con la ralentización de la economía estadounidense.

Este hecho convierte en una posibilidad real que se tenga que renunciar a las próximas subidas de tipos, lo que mermaría gravemente el capital de confianza del que ha gozado la Fed hasta ahora. Huelga decir que un retorno forzado a la relajación cuantitativa abandonada en octubre de 2014 constituiría una confirmación de su rotundo fracaso.

Ralentización económica

Los mercados parecen por fin haberse despertado de la ilusión de pensar que la economía estadounidense únicamente se ve afectada por la ralentización de su sector petrolero. Así, hoy todos podemos constatar que es el conjunto de la actividad manufacturera lo que se está ralentizando, pero tenemos la impresión de que el consenso sigue aún confiándose a la idea de que el consumidor estadounidense, haciendo honor a su legendario aguante, podrá salir indemne de la ralentización. Sin embargo, la erosión del efecto riqueza, provocada por la ralentización del crecimiento de los precios inmobiliarios y el giro a la baja de las bolsas, va a lastrar el consumo estadounidense. Además, el indicador de confianza de los consumidores de The Conference Board registró en febrero un descenso mucho mayor del que preveían la mayoría de los economistas, en particular en su vertiente de «perspectivas», que se situó en su nivel más bajo de los dos últimos años. El consumo de servicios también ha empezado a frenarse. Por tanto, y sin que sea necesario todavía anunciar el avance de la economía estadounidense hacia la recesión, el consenso sigue siendo, en nuestra opinión, demasiado optimista sobre el crecimiento estadounidense en 2016.

En Europa encontramos la misma complacencia. Nos sigue pare- ciendo ilusorio el argumento según el cual, en virtud de un ciclo tardío y sostenido por un banco central muy voluntarista, la economía estadounidense va a poder seguir acelerando su ritmo de cre- cimiento. Las encuestas de confianza IFO y ZEW, que suelen ser indicadores adelantados bastante fiables de los puntos de inflexión del ciclo económico alemán, gi- raron a la baja hace alrededor de seis meses, y este movimiento se ha acelerado en febrero. Ahora es bastante probable que la previsión general de un crecimiento económico del 1,75 % en la locomotora de la zona euro en 2016, tras el 1,45 % del año pasado, se vea frustrada. Esta dinámica es válida, en diversos grados, para el conjunto de la zona euro.

Por último, que China siga ralentizándose es algo que se comprende perfectamente en este momento. Lo que tal vez se entienda menos es que el crecimiento del crédito sigue siendo muy superior al de la economía, lo que significa que el nivel general de endeudamiento de la economía china sigue aumentando. Como es habitual, la falta de estadísticas fiables siembra dudas sobre cualquier juicio perentorio acerca de la situación real del país, pero según nuestras fuentes y nuestras numerosas visitas a China, las dificultades han seguido agravándose en fechas recientes. En concreto, el volumen de las salidas de capitales, la magnitud de los excesos de capacidad de producción industrial y la calidad de los balances en el sector bancario constituyen un conjunto de retos que las autoridades chinas pronto van a tener que afrontar de forma más contundente, como complemento a sus reformas a largo plazo. Nos parece altamente improbable, y con unos plazos muy inciertos, que para gestionar esta situación pueda prescindirse de una política monetaria mucho más expansiva y de una moneda más débil.

El telón de fondo de este preocupante panorama, formado por una economía demasiado endeudada y, por tanto, especialmente vulnerable a la falta de crecimiento e inflación, y una creciente inestabilidad política, nos lleva a reforzar nuestra inclinación por la prudencia. Por consiguiente, la gestión de los riesgos sigue siendo nuestra prioridad en este comienzo de año. Para ello, recurrimos a nuestras herramientas habituales —coberturas sobre índices y sectores, posiciones en deuda pública estadounidense, exposiciones al dólar y al yen— para proteger de los riesgos de mercado inmediatos nuestras importantes inversiones de convicción en los sectores de crecimiento.

Didier Saint-Georges es miembro del comité de inversiones y managing director de Carmignac.

 

 

La gestión activa se olvida de los índices

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La gestión activa se olvida de los índices
Foto: Wendell, Flickr, Creative Commons. La gestión activa se olvida de los índices

«No controles mi forma de vestir porque es total». Salvando las distancias, esa conocida letra del pop español podría ser la respuesta de algunas gestoras actuales, que empiezan a prescindir de comparaciones con índices de referencia en su gestión activa de fondos de inversión. Un ejemplo cercano lo encontramos en el nuevo fondo que lanza Renta 4: el Renta 4 Gesinver Global, que se presenta con los calificativos de global, flexible y activo y prescinde de esa comparativa en su ficha.

Para una inversión global y multiactivos, donde la flexibilidad es absoluta y se puede estar entre un 0 y un 100% en liquidez, el índice de referencia se puede convertir en un corsé psicológico incómodo porque el «tallaje» de la distribución de las inversiones va variando en la gestión diaria. Habrá momentos en que sí seamos comparables a ese índice y otros en los que de ninguna manera. ¿Por qué constreñirnos entonces a tal o cual referencia? ¿No será una distorsión excesiva en el mensaje que se traslada al cliente, teniendo en cuenta la volatilidad de los índices que hemos visto esta semanas? ¿No será preferible que el cliente compare los resultados de nuestra gestión con lo que le venga en gana en cada momento o con sus propios objetivos de rentabilidad a medio y largo plazo?

Sin duda, son preguntas que conviene hacerse porque la lógica de que sea tal o cual referencia es altamente discutible. Si comparamos, por ejemplo, dos fondos equivalentes como el Santander Select Decidido y el BBVA Multiactivo Decidido, encontramos que el primero toma como referencia la rentabilidades del índice MSCI AC World (50%), el BofA ML Euro Government Index (EG00) (20%), el BofA ML Euro Corporate Index (ER00) (15%) y el Euribor Semana (15%) y el segundo selecciona en un 85% al MSCI World en moneda local (NDDLWI) + 15% Emu Direct Gov. 1-3 años Total Return (EG01), que no tendrían por qué parecerse.

Habría otra fórmula simplificada, que se acercaría más a los objetivos personales que pueda tener el cliente y es la referencia que usa, por ejemplo, el Franklin Diversified Conservative Fund A(acc) EUR –también en el mismo segmento multiactivos de los del Santander y BBVA antes mencionados–, que sería Euribor 3-meses + 2%. En el caso de que se busque más riesgo,  existiría la posibilidad de pasar a la clase Dynamic que añadiría un 5% al Euribor a tres meses en la comparativa.

En cualquier caso, se aprecia que la tendencia puede ser la de prescindir de índices y así distanciar la gestión activa pura de la indexada a través de ETFs. Una solución interesante en el uso de los índices podría ser la que sigue, por ejemplo, el Global Multi-Asset Conservative de Pioneer Funds que prescinde de benchmarks pero establece una comisión de éxito que sería un porcentaje sobre el exceso de rentabilidad del fondo frente al umbral de rentabilidad de un 80% BarCap Global Aggregate Bond Index + 20% MSCI World, hasta un máximo del 15%. Interesante forma de hacer uso de los índices: la comparación tiene una trascendencia económica para el gestor.

En el plano teórico –y quizá también en el práctico–, podríamos decir que «a quién le importa» lo que haga el S&P 500 o qué sentido tiene la regla de oro del 60/40 de la Teoría Moderna de Gestión de Carteras. El índice de referencia perfecto es el que recoge los objetivos de rentabilidad personalísimos de cada cliente y, en segundo lugar, el que refleja el asset mix elegido en la distribución de activos.

Columna de opinión de Fernando González Ortega, responsable de Desarrollo de Negocio de PBI Gestión AV.

ESMA y las agencias de calificación: ni contigo ni sin ti

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ESMA y las agencias de calificación: ni contigo ni sin ti
Foto: AntonidelaMano, Flickr, Creative Commons. ESMA y las agencias de calificación: ni contigo ni sin ti

Como si de una telenovela romántica se tratase, asistimos de nuevo a un episodio de la turbulenta relación entre las agencias de calificación y las autoridades europeas supervisoras de los mercados financieros. En este nuevo episodio, el Tribunal de Cuentas Europeo ha emitido un nuevo informe en el que se critica la eficiencia de la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA) en la supervisión de las agencias de calificación (Moody’s, Standard and Poor’s y Fitch).

En concreto, el Tribunal califica de insuficiente el personal con el que cuenta la ESMA para desempeñar una de sus principales funciones, que no es otra que la supervisión de las agencias de calificación. Además, el Tribunal en su informe considera que la página web del supervisor es poco transparente y clara, en comparación con la información proporcionada por su homólogo en los Estados Unidos, la Securities and Exchange Commission (SEC). Pero esta situación se complica aún más debido a que el Tribunal también culpa al propio supervisor de favorecer el oligopolio en la industria del rating. Una crítica muy a tener en cuenta porque, como indican los datos de la propia ESMA, Standard and Poor’s y Moody’s acaparan aproximadamente el 75% de los ingresos del mercado de calificación en la Unión Europea.

Dadas estas circunstancias, la pregunta que emerge es, ¿dónde quedaron los propósitos y los resultados de las diferentes reformas emprendidas por las autoridades Europeas en materia de regulación de las agencias? Para responder esta cuestión es interesante regresar a los anteriores episodios. El primero se remonta al año 2011, cuando se crea la ESMA. Este organismo se creó con el cometido de promover la competencia en el sector del rating e incrementar la transparencia de las metodologías que se utilizan en el proceso de su asignación, además de establecer un mecanismo sancionador por los errores que las agencias pudieran cometer en sus calificaciones de riesgo. En este contexto, no debemos olvidar que, en los años previos a la reciente crisis financiera, las agencias de calificación infravaloraron los verdaderos riesgos que presentaban gobiernos (Grecia, Irlanda, Portugal, etc.), entidades bancarias y activos hipotecarios (sobre todo los activos relacionados con las hipotecas subprime).

Pero éste no ha sido el único episodio. Otro tuvo lugar en enero de 2013, cuando el Parlamento Europeo aprobó una directiva (2013/14/UE) que fundamentalmente pretendía mitigar los conflictos de interés que provocan las diferentes actividades de las agencias (por ejemplo, la realización de servicios de asesoramiento o consultoría sobre los propios productos que posteriormente estas agencias califican), establecer una serie de normas en relación a la emisión de calificaciones soberanas, así como reducir la excesiva dependencia que los inversores y las propias autoridades tienen depositado en estas agencias. A consecuencia de esto, tras diferentes fallos cometidos por las agencias a lo largo del tiempo, y las diferentes reformas regulatorias, los supervisores europeos deberían plantearse dos cuestiones. La primera de ellas, ¿por qué cuando las entidades bancarias solicitan liquidez al Banco central Europeo, este organismo les exige que aporten como colateral activos calificados por una de las cuatro grandes agencias del sector como así indica el informe del Tribunal de cuentas? En segundo lugar, y dada la relevancia que tienen los ratings sobre la estabilidad de los mercados financieros, ¿por qué la ESMA no presenta los medios suficientes para la supervisión adecuada de las agencias?

Si bien es cierto que, con el inicio de la crisis, las agencias de calificación estuvieron en el punto de mira por sus fallos cometidos y la escasa transparencia que algunas de sus metodologías presentan, ahora el objetivo de las críticas parece apuntar también a los supervisores europeos.

Columna de Carlos Salvador, profesor de CUNEF.

Sistemas y recursos para mejorar la comunicación y la transparencia en la relación banca privada-cliente

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Sistemas y recursos para mejorar la comunicación y la transparencia en la relación banca privada-cliente
Foto: imbatman, Flickr, Creative Commons. Sistemas y recursos para mejorar la comunicación y la transparencia en la relación banca privada-cliente

En el pasado evento de Banca Privada organizado por IIR, desde COMARCH tuvimos la oportunidad de dinamizar un panel sobre cómo la tecnología puede ayudar a mejorar la comunicación y la transparencia en la relación con el cliente.

Además de por ser una empresa líder en software y servicios IT en Europa, elegimos este tema basándonos en varios informes en los que tras preguntar en encuestas a los clientes de banca privada cómo podría ayudarles la tecnología, las respuestas señalaron hacia tres puntos: un mayor compromiso hacia la inversión, una mayor información sobre la misma y una mejor relación con sus asesores.

Con estos datos decidimos orientar el panel hacia comunicación y transparencia. Si hablamos de transparencia, la tecnología debe ser entendida como tres cosas. En primer lugar, dar al cliente toda la información sobre su cartera: sus activos con su comportamiento y evolución, dónde están las inversiones, costes y comisiones de acuerdo a MIFID II, e incluso información adicional de cada producto (hojas informativas, análisis, comentarios…)

En segundo lugar, reuniendo y calculando información y ratios, utilizando ejemplos para mostrarle la simulación de diferentes escenarios en las futuras inversiones. Es decir, escenario A si el riesgo fuese 1, y escenario B si el riesgo fuese 2… para que el cliente vea realmente qué riesgos y que rentabilidades puede adquirir antes de contratar un producto determinado. Y, en tercer lugar, por supuesto, con un reporte automatizado, con todo lo que pase en su cartera.

Si hablamos ahora de comunicación, según datos de Scorpio Partnership (consultora de Wealth de Reino Unido) , el 88% de los directores de Banca Privada y Patrimonio piensan que mejorar la comunicación con el cliente es básico, incluso sabemos que a un 75% de vuestros clientes les gustaría poder comunicarse por canales interactivos y, sin embargo, solo el 13% de los bancos tienen ahora mismo un chat o vídeo para relacionarse con sus clientes.

El tiempo

Es curioso ver que incluso cuando sabemos que lo más importante en casi cualquier negocio es el cliente (contactar nuevos o gestionar existentes), ¿cuánto tiempo pasa por ejemplo un asesor de vuestras oficinas al día gestionando mails, papeleos y otras tareas administrativas?

Según datos también de Scorpio Partnership y de Capgemini, los asesores utilizan al menos un 30% de su tiempo en estas tareas, mientras que en hacer nuevos clientes invierten un 17% y en contactar y gestionar a los existentes más o menos la mitad del día.

La tecnología nos ayudará a seguir toda la trayectoria del cliente más fácilmente con todos los registros del proceso de asesoramiento, recomendaciones, documentos firmados e informes, e incrementar el tiempo que le dedicamos a nuestros clientes.

En el panel participaron Sonsoles Santamaría Vicent, directora general de negocio de Tressis Sociedad de Valores; y Emilio Andreu Poveda, director de la red de Agentes en Andbank. Contestaron a tres preguntas:

-Personal vs digital. Sabiendo que un 27% de los inversores ya prefieren el canal digital, frente a un 61% que sigue prefiriendo el cara a cara, ¿cómo creéis que estos valores se comportarán en el futuro?

– ¿Qué papel creéis que tendrán los robo advisors en el futuro? ¿Se utilizarán únicamente para patrimonios pequeños, o sin embargo, entrarán también en acción para grandes patrimonios?

– De todo lo que nos puede proporcionar la tecnología, ¿cuál es la parte más importante para los clientes? ¿La comunicación online con su asesor, poder gestionar su cartera, recibir informes online, o la información sobre sus activos, los costes, etc…?

Columna de Gala Montes, de Comarch