¿Se van a mantener los tipos eternamente bajos?

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¿Se van a mantener los tipos eternamente bajos?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Lunita Lu. ¿Se van a mantener los tipos eternamente bajos?

Los tipos oficiales de los bancos centrales siguen fluctuando en torno a cero en el mundo occidental. Lo mismo ocurre con los tipos de interés efectivo sobre las obligaciones a más largo plazo. Al mismo tiempo, los indicadores de confianza permiten augurar una nueva desaceleración de la actividad económica mundial, tras una recuperación más bien tenue desde la Gran Recesión de 2008-2009. Y, entretanto, los bancos centrales, aunque han ampliado considerablemente sus balances, aguardan a la desesperada un aumento de la inflación.

Es más, varios observadores critican cada vez más a las autoridades monetarias por agravar la situación en lugar de mejorarla. Y con razón afirman que soplan vientos adversos para el sector financiero, cuyos principales beneficios provienen de los diferenciales de los tipos de interés. No obstante, conviene precisar que son esos mismos observadores quienes, cuando estalló la crisis financiera mundial, advirtieron sobre las nefastas consecuencias de una inflación galopante, en un contexto de excepcionales medidas de estímulo de los bancos centrales. Los gobernadores de los bancos centrales no son superhéroes, pero un análisis contradictorio indica que merecen al menos un poco de credibilidad por haber contenido, siquiera parcialmente, las fuerzas deflacionistas mundiales surgidas tras la crisis de 2008. Además, las autoridades monetarias son las primeras en reconocer que su margen de actuación es limitado. Así pues, resulta sorprendente ver tantos observadores… sorprendidos. Y lo que proponen en concreto para mejorar las condiciones económicas tampoco está muy claro, puesto que no suelen ir más allá de las llamadas “reformas estructurales”. Incluso llegan a considerar que la reducción del gasto público y la subida de los tipos de interés son respuestas adecuadas para la difícil coyuntura económica actual. Una minoría es partidaria de una marginación total del sector público, para que la destrucción creativa surta efecto.

Ahora bien, lo que parece claro a estas alturas es que la economía mundial sufre ante todo un problema de demanda, no de oferta. Aunque los tipos de interés están en mínimos históricos, se ahorra más de lo que se invierte y las perspectivas económicas, poco halagüeñas, no dejan traslucir cambios en este punto, al menos en un futuro próximo. No obstante, no creemos que la economía mundial esté a punto de caer en una repentina recesión. Una de las razones radica en que los bajos precios de la energía y las materias primas deberían apuntalar la economía durante cierto tiempo más, incluso tras la atenuación de los efectos perturbadores sobre las inversiones y el comercio. Además, varios efectos básicos asociados a los precios de las materias primas indican que la inflación general tiene bastantes probabilidades de aumentar de aquí a finales de año. Pero eso no significa que todo vaya bien. Aunque la economía mundial logre evitar una desaceleración aún más acusada, es poco probable que las perspectivas estructurales mejoren de repente. Por otro lado, no vemos ninguna presión inflacionista en la zona euro, por ejemplo, y las previsiones a este respecto se mantienen a niveles increíblemente bajos. Por último, varios barómetros de la actividad económica sugieren asimismo que el BCE no alcanzará su objetivo de inflación, fijado en el 2%.

A medio y largo plazo, son altas las probabilidades de que asistamos a un período prolongado de crecimiento relativamente lento, asociado a los tipos de interés fluctuantes en torno a cero, en un contexto de adversas perspectivas demográficas y de reducción del margen de maniobra frente a la acumulación de la deuda futura. De hecho, los tipos de interés efectivo han caído durante los últimos 30 años, a pesar de una inmensa acumulación de deuda privada y pública, una situación demográfica todavía relativamente favorable y una afluencia masiva de capitales hacia los mercados emergentes.

En resumen, parece claro que en las últimas décadas los tipos de interés naturales han disminuido sensiblemente en todo el mundo. Se ha escrito mucho en los últimos años sobre la posibilidad de un escenario de estancamiento a largo plazo (incluso secular). Algunos observadores, como Laurence Summers, han abordado la problemática desde el punto de vista de la demanda, mientras que otros (como Robert Gordon) creen que la mayor parte de los avances tecnológicos que respaldaban el crecimiento han quedado atrás. Es pronto para saber si se va a materializar un escenario de estancamiento secular. El tiempo lo dirá. Entretanto, la economía parece acorralada en una trampa de liquidez.

No es recomendable concluir que las autoridades políticas han agotado sus municiones para combatir esta peliaguda situación. Las ciencias económicas nos enseñan que la política monetaria pierde su eficacia en situaciones como esta (la curva LM es plana) y que el gasto presupuestario resulta mucho más eficaz para estimular la actividad económica (la curva IS se desplaza hacia la derecha). Esta situación es coherente con un estudio del FMI en el que se indica que los multiplicadores presupuestarios son bastante elevados en este momento. ¿Cómo es posible que hayamos olvidado tan fácilmente estos conocimientos que se remontan a las teorías de Keynes y Hicks de los años treinta? ¿Por qué intranquiliza tanto a los observadores el nivel de endeudamiento, en una época en que los tipos de interés negativos representan un incentivo para que los gobiernos recurran al crédito e inviertan en infraestructuras?

Así pues, la acción política podría influir de manera notable y, de hecho, el consenso sobre la necesidad de aumentar el gasto en infraestructuras aumenta de forma lenta pero firme. Aunque la OCDE se ha concentrado (erróneamente) en el equilibrio de los presupuestos públicos tras el inicio de la Gran Recesión, hoy parece dispuesta a reconocer que un aumento de las inversiones podría contribuir a respaldar el crecimiento. Como los recursos resultan improductivos en una trampa de liquidez, no hay motivos para temer un efecto desplazamiento por el eventual aumento de los tipos de interés, que incrementaría la eficacia de dicha política. Pero nadie sabe realmente si las autoridades políticas están dispuestas a adoptar este planteamiento. La cumbre del G20 celebrada en Shanghái la semana pasada arroja en este aspecto algunos resultados alentadores, aunque inciertos. A pesar de que los Estados miembros del G20 acordaron utilizar “todos los instrumentos políticos —monetarios, presupuestarios y estructurales— de manera individual y colectiva” para alcanzar los objetivos económicos del grupo; todavía no existe ningún plan por el que se establezcan gastos de estímulo específicos y coordinados. Solo cabe esperar que se formule pronto, para reimpulsar así el crecimiento. Si se hace correctamente, aumentarán por fin las probabilidades de un aumento de tipos y la política monetaria podrá volver a desempeñar una función relevante en la próxima recesión.

¿Cabe confiar en que las autoridades presupuestarias elijan esta vía próximamente? La respuesta sucinta es “no”. La oposición de Alemania a un crecimiento “financiado por la deuda” pone en relieve que los obstáculos siguen siendo considerables. Idealmente, las autoridades políticas deberían actuar con mayor eficacia para combatir la debilidad crónica de la demanda. Es evidente que las autoridades monetarias y presupuestarias nunca pueden quedarse sin munición. Si colaboraran de manera intensiva, conseguirían un aumento de la demanda y de la inflación. No obstante, nadie sabe realmente si están dispuestas a salirse de los caminos trillados. Las reformas estructurales se deben aplicar en este contexto y no de forma aislada. Si se adoptan este tipo de medidas, es más probable que aumenten por fin los tipos de interés. En caso contrario, los bajos tipos de interés seguirán siendo un indicador del entorno económico deprimido. Europa se encuentra en una situación mucho más complicada que la del resto del mundo. Como el euro sigue siendo una divisa sin país y no parece que avancemos hacia una mayor integración, cuesta imaginar cómo pueden colaborar más estrechamente las autoridades monetarias y presupuestarias.

La tercera ola de deflación ha terminado

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La tercera ola de deflación ha terminado
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Tony Hisgett. La tercera ola de deflación ha terminado

En los últimos meses, las medidas de los bancos centrales suscitaron críticas justificadas procedentes de muchos sectores. He sostenido anteriormente que estábamos en una situación en la que los errores de comunicación contribuían innecesariamente al endurecimiento de las condiciones financieras y a la volatilidad del mercado de renta variable. Específicamente, consideraba que la Reserva Federal estadounidense era demasiado vehemente al señalar que los mercados monetarios subestimaban las subidas de tipos de interés en 2016.

La fortaleza del dólar estadounidense ha sido la principal vía para el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales en los últimos años. Como los precios de los mercados financieros y de materias primas se expresan en dólares, el movimiento alcista del dólar significó que el valor de esos mismos activos cotizados en dólares más fuertes tenía que caer. Ahora, los motivos de la apreciación del dólar son muchos, y no es algo que pueda atribuirse exclusivamente a la Fed pero, puesto que solo la Fed puede imprimir dólares, sí tiene la responsabilidad última de asegurar que la moneda no se convierte en una limitación para la actividad.

Lamentablemente, mientras el dólar seguía apreciándose atravesamos por un periodo difícil cuando los bancos centrales se centraron en sus propias agendas nacionales. Eso fue un error. Afortunadamente, ahora asistimos al claro reconocimiento de que la consecuencia de las actuaciones independientes fue un nivel del dólar que amenazaba la estabilidad financiera. Las medidas recientes de los bancos centrales apuntan a un nivel de coordinación en relación con las divisas mucho mayor que el observado desde hace algún tiempo. Si bien no estamos hablando de algo similar a los acuerdos formales Plaza o Louvre de la década de 1980, ahora parece que los principales bancos centrales reconocen que nadie saldrá beneficiado si el dólar sigue apreciándose.

El Banco Popular de China ha dejado claro que el yuan no se va a devaluar y su actuación en los mercados de divisas sin duda apoya esa postura. En Europa, la naturaleza de la expansión del programa de QE del Banco Central Europeo sugiere que Mario Draghi se está absteniendo de utilizar el canal de la divisa. Está claro que le preocupa que la postura de relajación y el movimiento hacia unos tipos negativos se consideren como una oportunidad para abrir posiciones cortas en el euro. En consecuencia, utilizó deliberadamente la conferencia de prensa para afirmar que «no habrá más recortes» de tipos. Esta afirmación tuvo el efecto deseado de dar la vuelta a la debilidad del euro.

Por otra parte, la Fed tuvo que retroceder desde su posición excesivamente enérgica en relación con la senda de tipos de interés que había expuesto en diciembre. La posición revisada (pasando de cuatro a dos alzas de tipos durante este año natural, véase el gráfico 1) está en línea con las previsiones del mercado y, como consecuencia de ello, se ha producido un movimiento a la baja del dólar.

No creo que la debilidad del dólar tras la reunión de la Fed sea el inicio de una tendencia de depreciación significativa, pero sí considero que el periodo de apreciación que hemos presenciado durante los últimos años (y sobre todo desde mediados de 2014, véase el Gráfico 2) ha llegado a su fin. Esta evolución suaviza inmediatamente las condiciones financieras y permitirá que remita la elevada volatilidad de los mercados financieros.

Las economías desarrolladas han resistido la ola deflacionista

Al mismo tiempo que se relajan las condiciones financieras, cada vez está más claro que las economías desarrolladas de hecho han capeado bastante bien los efectos de la tercera ola de deflación. Es cierto que se ha producido un shock de volúmenes y precios en el comercio y la producción industrial, pero la economía interna de EE.UU. ha mantenido su buen comportamiento y la eurozona y el Reino Unido también han resistido razonablemente bien. En mi opinión, el temor de hace solo unas semanas a que EE.UU. entrara en recesión era muy exagerado.

Por el contrario, creo que ahora disfrutaremos de un periodo de crecimiento estable con condiciones financieras favorables que será la plataforma para un nuevo tramo alcista de la renta variable, una vez más liderada por la bolsa estadounidense. Una devaluación en China sería un riesgo para esta tesis, pues podría generar una nueva ola deflacionista, pero parece que este riesgo ha disminuido sustancialmente.

El reciente repunte de los mercados emergentes y las materias primas desde niveles muy bajos probablemente se desvanecerá debido a que ambos siguen sufriendo problemas estructurales acuciantes que tardarán años en resolverse. En cambio, considero que el liderazgo volverá a las áreas menos afectadas por los acontecimientos recientes; es decir, a los sectores con altos niveles de activos intangibles y propiedad intelectual, como las tecnologías de la información y la salud.

Navegación por instrumentos

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Navegación por instrumentos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Mauro Crestini . Navegación por instrumentos

En el mundo de las finanzas hay dos formas de hacer las cosas básicas: la primera, creer que se puede predecir con exactitud el momento en que algo ocurrirá, sea positivo o negativo; y la segunda, lo que yo llamo navegar por instrumentos, que es mucho más efectiva, y es ponerse objetivos de ganancias y de pérdidas, y actuar en consecuencia, es decir, vender una vez se han alcanzado los objetivos, sean estos favorables o no al retorno (aunque en el largo plazo, proceder así será siempre favorable).

Vamos con la primera parte, la de tratar de predecir el momento exacto. Esto tiene algo malo, y es que los momentos exactos nunca llegan o, por lo menos, la mayoría de los mortales no tienen la capacidad de saber cuál es el momento exacto. Incluso, muchos creen que por estar en medio de una industria o de una empresa, pueden saber antes el momento exacto. Pero, incluso, los más cercanos, no saben ese momento y no lo pueden predecir con total claridad. El caso más extremo que siempre me gusta traer a colación es el de Enron: sus empleados, tan cercanos a la compañía -¿o existe algo más cercano que sentarse dentro de la misma compañía? -nunca supieron el momento en que Enron iba a colapsar. Si lo hubieran sabido, seguramente no hubieran tenido sus ahorros pensionales en acciones de la misma empresa, llevándolos a perder sus empleos y, a muchos, sus pensiones también.

Los casos se repiten varias veces: muchas personas asociadas con el sector petrolero, no “vieron venir” la caída en el precio. Seguían aferradas a inversiones en petróleo, en acciones petroleras, en servicios petroleros, basados en la premisa de que conocían el sector y podían saber el momento exacto en el cual alejarse del mismo. Quedó demostrado que no era así. Este ejemplo, que es evidente por lo actual, no debe ocultar que lo mismo pasa en los demás sectores, y es que “apostarle” al saber los momentos exactos, muchas veces es una mala estrategia.

Por eso, es mejor navegar por instrumentos. Si las metas son claras, los resultados también lo deben ser. Si mi objetivo es esperar que un activo suba 5%, lo vendo cuando haya llegado a un 5% arriba. Si mi objetivo es una pérdida máxima de 5%, lo vendo cuando se haya desvalorizado un 5%. Esto es importante porque vuelve a poner las cosas en su estado original y evita que las cosas se compliquen mucho.  Dicen que los mejores traders de los mercados financieros son los asiáticos, no porque sean más inteligentes, sino porque son extremadamente cuadriculados con esta metodología. ¿Qué el activo siguió subiendo? Sí, pero ya capitalizaron la ganancia. Y evitaron que el mercado se devolviera y perdieran lo ganado.

Así que piénselo, qué será mejor: pegarle al momento o navegar con instrumentos.

Las opiniones aquí expresadas son responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente la visión de Old Mutual sobre los temas tratados.

Opinión de Manuel García Ospina, vicepresidente de wealth management de Old Mutual Colombia.

Evaluando los primeros 100 días de presidencia de Mauricio Macri

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Evaluando los primeros 100 días de presidencia de Mauricio Macri
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Mauricio Macri. Evaluando los primeros 100 días de presidencia de Mauricio Macri

La victoria de Mauricio Macri en las pasadas elecciones de noviembre en Argentina marcó un punto de inflexión para el país y sus relaciones con los inversores internacionales, después de que en 2001 se produjera el mayor impago de deuda soberana en Latinoamérica y que el país se sumiera en más de diez años de crisis. Varias medidas han sido tomadas ya por el ejecutivo, como el levantamiento del cepo cambiario y la llegada a un acuerdo con los fondos buitre. Analizando los primeros 100 días del gobierno del ingeniero Mauricio Macri podemos destacar lo siguiente:

Aspecto financiero-político

Sin lugar a dudas el fuerte apoyo logrado por el Gobierno en la Cámara de Diputados en el arreglo con los houldouts y la probable ratificación en la Cámara de Senado es el principal triunfo político del Gobierno, ya que logró la ruptura del Frente para la Victoria, quedando como una secta marginal tendiente a entorpecer al Gobierno, para lograr la impunidad de más de 12 años de corrupción y por otro lado salir del default que le permite a la Argentina reinsertarse en los mercados de capitales, condición necesaria pero no suficiente para lograr un camino de desarrollo.

Aspecto fiscal monetario, cambiario y de inflación

El déficit fiscal está siendo tomado muy levemente (casi sin darle importancia): solo se eliminó el subsidio a las tarifas de luz y gas. Un déficit fiscal que condiciona fuertemente todas las medidas a ser tomadas en lo monetario, donde se pudo reducir 40.000 millones pesos de base monetaria, desde el 10 de diciembre de 2015; pero a partir de un fuerte crecimiento de la deuda del BCRA por 200.000 millones de pesos en LEBAC y con un costo de endeudamiento del 35% (7 puntos superiores al del 9 de diciembre de 2015). Lo que impacta fuertemente en el nivel de actividad principalmente en la inversión y el aumento del costo de las tasas de intereses en el stock de los créditos del consumo que enfría fuertemente la economía produciendo solamente por ahora una expectativa de recesión por todo el primer semestre del 2016.

Las reservas solo aumentaron en 4.200 millones de dólares, producto de la transformación del swap chino. Si no se logra un fuerte ingreso de divisas se mantendrá en extrema debilidad la solvencia cambiaria y el tipo de cambio por debajo de los 16 pesos por dólar, a costa de un mayor nivel de tasas y mayor nivel de recesión.

La inflación no se puede controlar sin que se disminuya fuertemente el déficit fiscal, atacando subsidios al sector privado, ya sean subsidios a consumidores o a productores, y la renegociación de todas las obras públicas donde el sobreprecio instalado como política de corrupción del anterior gobierno contribuye a reducir un déficit fiscal incontrolable, pero principalmente imposible de financiar en las actuales condiciones macroeconómicas.

Aspecto social

Este tema casi no ha sido abordado. La reducción del impuesto a las ganancias que paga un sector de los asalariados es solo uno de los puntos favorables a tener en cuenta, pero no se ha tomado ninguna política activa concreta que contenga los fuertes incrementos de precios provocados por la necesaria devaluación y la eliminación de subsidios a la energía. Con el agregado de haberse iniciado los despidos en aquellos sectores económicos que han tenido un impacto negativo, producto de la coyuntura externa, como es la recesión en Brasil que paralizó al sector automotor o la fuerte baja del petróleo que afecta a las provincias del sur.

Columna de Cesar Ariel Omse, contador público especialista en Finanzas y Mercado de Capitales

Una estrategia macro para hacer frente a la volatilidad

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Natixis Global AM: control de la volatilidad y estilo value, dos estrategias complementarias
Foto: Mortime, Flickr, Creative Commons. Una estrategia macro para hacer frente a la volatilidad

Nos enfrentamos a un contexto económico en el que es muy difícil evitar la volatilidad de los mercados, por lo que es importante intentar entender las tendencias a largo plazo de la economía global y no centrarse en los movimientos puntuales que se producen. Y es que tener una visión cortoplacista a veces puede causar serios daños en las carteras.

Una manera eficiente de abordar esta cuestión es hacerlo a través de una estrategia global macro, con un enfoque top-down, que combine el escenario macroeconómico con apuestas tácticas. También es de gran relevancia que dicha estrategia sea flexible, para poder adaptarse a los cambios de los mercados y que tenga en cuenta la descorrelación entre las distintas clases de activos.

En nuestra opinión, prestar especial atención a la descorrelación es clave para minimizar el riesgo de la cartera. No obstante, este es un aspecto que en los últimos años ha sido muy complicado de gestionar debido a que el mercado ha estado muy influido por la acción de los bancos centrales, que ha provocado que se rompan muchas de las correlaciones tradicionales. En este sentido, pensamos que actualmente una buena apuesta es estar cortos en dólares estadounidenses y largos en bonos del Tesoro americano, debido a que son los activos que ofrecen la mejor descorrelación.

Creemos que el dólar está cerca de sus máximos y que su actual fortaleza no se va a mantener durante mucho más tiempo. Los fundamentales de la economía estadounidense no son tan sólidos como se esperaba y todo apunta a que Janet Yellen no acometerá otra subida de tipos de interés en el corto plazo tras la que se produjo el pasado 16 de diciembre. Además, la fortaleza del dólar constituye un problema para China y para los países emergentes que han emitido deuda denominada en esta moneda. Así como para los productores de materias primas, ya que un dólar fuerte presiona a la baja el precio de los commodities, lo que unido a las políticas expansivas puestas en marcha por el Banco de Japón y el Banco Central Europeo provoca deflación.

Y es que las medidas acometidas por Draghi han propiciado la debilidad del euro y no han supuesto una solución final para la crisis. Lo que la eurozona, en cuya recuperación se está teniendo demasiado optimismo, necesita son estrategias que resuelvan los problemas locales de las economías que la integran. Y a nivel mundial, urge una solución global, consensuada entre los distintos bancos centrales, que acabe con las divergencias que estamos viendo actualmente.

Por todo ello, pensamos que es apropiado estar cortos en renta variable y en el dólar americano, como ya hemos comentado y largos en bonos del Tesoro americanos y oro, que está ligado a la situación macroeconómica, con muchos fundamentales que apoyan este activo y no a factores geopolíticos, como sucede con otras materias primas como puede ser el petróleo.

Columna de opinión de Maurizio Novelli, gestor del fondo Lemanik Global Strategy Fund

Hay mucho interés de los extranjeros por participar en el Asset Management mexicano

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Hay mucho interés de los extranjeros por participar en el Asset Management mexicano
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Todd Chandler. Foreigners are Interested in Participating in the Mexican Asset Management Marketplace

El interés de los gestores extranjeros por entrar a participar en el negocio de Asset Management en México lo hemos visto en últimas fechas a través de los medios de comunicación y en noticias publicadas a través de este portal y son varios los ejemplos.

A finales del año pasado, el banco suizo Julius Baer completó la adquisición del 40% de la firma mexicana NSC Asesores, firma que se desempeña como asesor financiero independiente en México desde 1987.

Por otro lado, BNP Paribas Investment Partners México anunció el mes pasado su incursión al mercado mexicano a través de fondos de inversión y mandatos.

El Grupo Azimut espera recibir en fechas próximas la autorización para convertirse en operadora de fondos. Grupo Azimut es propietaria de Más Fondos SA de CV (fundada en 2002) que es la mayor distribuidora integral de sociedades de inversión en México (El Economista, Fondos, Estrategias, pág. 10 del 9 de Diciembre de 2015).

Hace unos días leímos la noticia donde Afore XXI Banorte logró fondear dos mandatos. El primero de 320 millones de dólares con BlackRock y el segundo por 220 millones de dólares con Schroders.  Este negocio presenta números muy interesantes, donde muchas firmas quieren ingresar pero solo cinco lo han podido hacer, ya que solo dos Afores han participado en este tipo de vehículos. La CONSAR permitió utilizarlos desde 2011, Afore Banamex comenzó en 2013 y Afore XXI Banorte apenas lo hizo hace unas semanas.

Según cifras actualizadas de la CONSAR, el monto de los recursos invertidos asciende a 2.200 millones de dólares a través de cinco administradores de activos globales: BlackRock, Pioneer, Schroders, Franklin Templeton y Banque Paribas. De este monto, aproximadamente un 60% lo ha asignado Afore Banamex y un 40% XXI Banorte. Si todas las Afores aprovecharan la oportunidad de diversificarse utilizando los servicios de un mandato significa que solo se ha utilizado un 8% ya que se podrían invertir hasta 28.400 millones de dólares (20%) de los 142.000 millones de dólares de activos que administran.

El apetito por tener presencia en México obedece a un mercado creciente con necesidades cada vez más sofisticadas; por supuesto que confianza en el país donde México se ha convertido en un mercado muy atractivo en Latinoamérica, así como ingresos potenciales nada despreciables.

Hay firmas que están redefiniendo sus negocios en Latinoamérica como es el caso de Deutsche Bank quien venderá o cerrará su negocio en 10 países, cinco de ellos latinoamericanos, incluido México, sin embargo las causas por las que se salen son mas de especialización, desde nuestro punto de vista.

A este apetito que se observa por ingresar al mercado mexicano, los participantes locales y extranjeros que ya están presentes, no pueden quedarse con los brazos cruzados ya que se visualiza una fuerte competencia. De hecho, se especula que hay un par de firmas inmersas en procesos de evaluación y otras más avanzadas en autorizaciones locales.

Columna de Arturo Hanono

Navegando de forma segura en aguas turbulentas

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Navegando de forma segura en aguas turbulentas
Foto: AlexisMartin, Flickr, Creative Commons. Navegando de forma segura en aguas turbulentas

Las turbulencias del mercado son un fenómeno cíclico natural, como bien sabe todo el que haya estado vinculado a la industria de servicios financieros durante algún tiempo. Es como la vela, donde las condiciones varían de la calma a la tormenta. Por ello, un buen patrón habrá tenido que tomar precauciones para, si se presentan condiciones difíciles, poder seguir navegando durante la tormenta con destreza y seguridad. Esto es lo mismo que un CEO tiene que hacer cuando los mercados se vuelven turbulentos…

Muchas veces he comentado que la analogía más cercana a las exigencias del liderazgo en los negocios se encuentra en el mundo del deporte. Este punto de vista se vio contrastado el pasado día de San Andrés, cuando asistí a un almuerzo ofrecido por el club de rugby London Scottish y donde tuve el honor de recibir uno de los premios que se entregaron. Siempre es gratificante cuando Aberdeen recibe un reconocimiento y estoy orgulloso de lo que nuestro equipo ha logrado, aunque estamos más enfocados en los éxitos futuros que en los pasados.

Ganar premios sienta bien, pero es la travesía lo que importa, y el evento del London Scottish me hizo volver a la realidad al poder conversar con uno de los ganadores de los premios. David Smith, MBE, de Aviemore, ganador de la medalla de oro de los juegos paralímpicos de Londres 2012 y doble campeón del mundo. Recibió el galardón al Mejor Joven Talento. La historia de David es un ejemplo de increíble valor frente a una adversidad excepcional. A pesar de haber nacido con una malformación en el pie, creció para convertirse en cinturón negro de karate y miembro del equipo de bobsleigh de Gran Bretaña hasta que graves problemas de salud le obligaron a cambiarse a los deportes paralímpicos. En esta nueva etapa, ganó una medalla de oro en remo en Londres 2012. Además, ha soportado dos complejas operaciones por un tumor en la médula espinal que le ocasionó una parálisis temporal. El año pasado, el tumor reapareció y volvió a necesitar una operación por tercera vez.

Una parte de los problemas a los que David ha tenido que hacer frente habrían llevado a la mayoría de los seres humanos a la desesperación. Pero su espíritu es indomable. Él describe su filosofía en términos sorprendentes: “En la vida, nos definimos por lo que hacemos en nuestra peor etapa y en la dificultad nos encontramos a nosotros mismos. Es en estos momentos en los que lo único que puede derrotarnos somos nosotros mismos”.

No puedo comparar ni por un momento las dificultades que tiene que afrontar ni siquiera el CEO más ocupado de una organización con la batalla a vida o muerte que ha librado durante años David Smith. Sin embargo, las cualidades que le han permitido mantenerse firme ante las circunstancias también son indispensables para los líderes de negocios. De hecho, las cualidades que un líder necesita en el mundo de los negocios son las mismas que en el resto de desafíos de la vida: coraje, inteligencia (tanto emocional como intelectual), experiencia, imaginación y tenacidad.

Todas las empresas pasan por altibajos y los líderes empresariales deberían ser evaluados por su respuesta cuando las cosas no van bien y no por sus logros cuando lo tienen fácil. Sin embargo, los mercados difíciles requieren líderes que no sólo inspiren a sus compañeros del consejo de administración y empleados; sino que también tienen que inspirar a los accionistas e inversores, ayudándoles a reconocer que la creación de riqueza real está en alcanzar los objetivos a largo plazo. Recientemente, Larry Fink, CEO de BlackRock, el mayor inversor del mundo con 4,6 billones de dólares, envió una carta a los directores generales de las empresas del S&P 500 y de las grandes compañías europeas, advirtiendo de los efectos dañinos de la visión a corto plazo, tanto en el aspecto empresarial como en la política.

En su carta, Fink señalaba que a pesar de que a nivel corporativo se repite mucho la idea del lago plazo, “muchas empresas continúan implementando prácticas que pueden minar su capacidad para invertir en el futuro”. Él quiere que las empresas eduquen a los inversores «sobre los ecosistemas en los que operan, sobre cuáles son las amenazas competitivas y sobre cómo la tecnología y otras innovaciones están afectando a sus negocios».

Su advertencia más contundente es: “La cultura de la histeria de los beneficios trimestrales de hoy en día es totalmente contraria al enfoque a largo plazo que necesitamos». Totalmente de acuerdo. Y esta advertencia también es aplicable a períodos superiores a un trimestre financiero. Es comprensible que los inversores puedan ponerse nerviosos en los mercados turbulentos, pero tienen que estar convencidos de que mantener un rumbo firme traerá recompensas.

Nadie ha dicho que dirigir una empresa sea una tarea sencilla y durante cuatro décadas de carrera, he aprendido a ser paciente y a ver las dificultades como una oportunidad para comprobar mis habilidades como líder. Lo más importante es centrarse en las recompensas que  esperan a aquellos capaces de tener una visión a largo plazo.

Martin Gilbert, consejero delegado de Aberdeen Asset Management

Asia vuelve a repuntar: ¿Qué está pasando?

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Asia vuelve a repuntar: ¿Qué está pasando?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Dana Riza. Asia vuelve a repuntar: ¿Qué está pasando?

¡Oh, la volatilidad! Después de haber alcanzado su punto máximo en abril del año pasado y haber descendido de nuevo a mediados de año y a principio de 2016, Asia vuelve a repuntar. ¿Qué está pasando?

La respuesta corta y más honesta es «no sé exactamente». Pero estoy dispuesto a aventurar una respuesta. Por supuesto, todavía hay roces dentro de la economía china, especialmente en el sector de las materias primas y algunos sectores industriales. El sudeste asiático sufre una desaceleración del ciclo de crédito y presión en sus divisas, mientras Australia sufre el impacto de la desaceleración de la demanda de mineral de hierro y otras materias primas y la India se atasca con el yugo de la burocracia. En toda la región, los márgenes han estado cayendo en los últimos cuatro años, pero cuando uno pone todos estos factores bajo el microscopio, todos parecen menos graves de lo que sugieren.

Sobre la deuda china, me encuentro pensando, «bueno, desde luego que los niveles de deuda son altos y han estado creciendo rápidamente, incluso demasiado rápido. Por otro lado, los niveles de ahorro son altos y la base de depósitos ha estado creciendo rápidamente«. Cuando miro a los problemas con las materias primas, siempre tengo en cuenta el componente cíclico que hay implícito. Pero incluso si detrás hay una razón estructural para las caídas, sé que no es necesario invertir allí. También creo que las economías de Asia reciben del sector de consumo doméstico y del de servicios un impulso mayor del que se le adjudica.

En lo que respecta a las preocupaciones sobre la burocracia en India, mi reacción es: «Ya sabíamos todo esto. Los buenos negocios pueden funcionar incluso pese a los problemas con la burocracia. La India tiene potencial para cambiar las cosas. ¿Estamos depositando demasiada esperanza en que los políticos tengan éxito? Tal vez. Sin embargo, los mercados tienden a ser razonablemente buenos prediciendo las probabilidades. Existe una brecha entre las expectativas y la realidad, pero ¿quién sabe cómo se cerrará esa brecha? En cuanto a los márgenes de las empresas, están mostrando signos de estabilización y las valoraciones son razonables. Pero, sin duda, la debilidad del mercado se justifica por la mala evolución de los resultados de algunos sectores durante el año pasado.

Todavía creo que los bancos centrales asiáticos están impulsando los mercados en este momento. Y sigue habiendo mucha incertidumbre en torno a la política monetaria. Empecemos con la Reserva Federal. Desde hace casi tres años ha estado endureciendo su política monetaria, incluso antes de la subida de tipos en diciembre. El mercado está preocupado de que ya lo haya hecho demasiado y yo estoy tentado de estar de acuerdo. Sin embargo, la Fed puede estar pensando en que va a haber una inflación creciente y una mejora en el mercado laboral como prueba de que sus medidas podrían estar dando resultados. Veremos qué pasa, pero las medidas transitan al filo de la navaja, como le sucede a casi todos los bancos centrales que han elevado los tipos de interés en los últimos años y que han tenido que dar marcha atrás.

Mientras tanto, el Banco Central Europeo mantiene su reputación como una institución políticamente paralizada con un sesgo hacia el dinero duro. Teniendo en cuenta todo esto, la desaceleración de las tasas de crecimiento nominales en Asia han sido significativas: en los últimos cuatro años, según datos del Fondo Monetario Internacional, el crecimiento nominal del PIB (en términos de dólares estadounidenses) en Asia Pacífico ha caído del 14,8% en 2011 al 1,2% que registra en la actualidad. En China, la desaceleración durante este período fue del 24,1% al 9,9% y en India del 7,9 al 6,4%. En Japón, se redujo del 7,5% al -10,6%.

Eneste entorno, ¿no es de extrañar que los márgenes se estén deteriorando y el comportamiento del mercado sea débil?

Pero los bancos centrales de Asia están luchando contra la escasez de dinero. Más notablemente Japón. Sí, ha impactado en las divisas ta y como podemos ver en las cifras del PIB (en términos de dólares estadounidenses) citados anteriormente, pero también vemos una buena evolución, no sólo de los exportadores, sino también de las empresas nacionales con mayor apalancamiento operativo. También China está tratando de apoyarse en la Fed. Es sólo que el mercado ha reaccionado de manera muy violenta a cualquier sugerencia de que el renminbi podrían devaluado frente al dólar de EE.UU. Y a pesar de su repunte frente a otras monedas mundiales y su relativa estabilidad frente al dólar, las exportaciones de China siguen ganando cuota de mercado.

¿No nos deja esto en manos dela Fed? Si los bancos centrales de Asia están limitados en cuanto a la forma en la que pueden actuar porque todavía reciben órdenes de Estados Unidos, creemos que recientemente se ha producido una relajación en la postura de la Fed y sospechamos que esto es lo que está detrás del repunte en los mercados.

Ah, la volatilidad! También entiendo que va en ambas direcciones: arriba y abajo. Y veo estabilizadores en este contexto que me impiden ser demasiado pesimista: las valoraciones, las acciones de los bancos centrales, las fluctuaciones de las divisas y los estímulos fiscales. Todos estos juegan un papel importante a la hora de mantener una demanda estable y dejar el trabajo a largo plazo a los motores de crecimiento de la región. Por lo tanto, mantengo sigo prestando toda mi atención a los bancos centrales en estos días. En su mayor parte, sin embargo, seguimos centrándonos en empresas con un fuerte crecimiento a largo plazo. El reto para los gestores sigue siendo identificar esas compañías. Todavía creemos que los inversores se beneficiarán siendo pacientes a la hora de invertir en Asia.

Robert J. Horrocks es director de inversiones en Matthews Asia.

Los sobresaltos en renta variable ayudan a nuestros clientes a valorar un enfoque a largo plazo

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Los sobresaltos en renta variable ayudan a nuestros clientes a valorar un enfoque a largo plazo
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Kevin Dooley. Los sobresaltos en renta variable ayudan a nuestros clientes a valorar un enfoque a largo plazo

Después de cuatro años sin un retroceso significativo en el mercado, hemos pasado a no una, sino dos correcciones en el mercado en seis meses. Algo que ha sido duro para las emociones de los inversores, pero que es una buena práctica para ayudar a los clientes asesorados a hacer frente a lo que podríamos considerar como los rigores normales de las inversiones en renta variable. La caída del 12,7% en el mercado en agosto pasado no fue históricamente profunda. De hecho, fue menor que la pérdida media del 14,2% que hemos visto en las correcciones del mercado registradas desde 1980. Cuando se trata de lidiar con una recesión, sin embargo, los inversores han perdido la práctica. Y siguen estando muy enfocados a corto plazo.

Con los inversores manteniendo las acciones en cartera en una media de dos años o menos, es difícil que se den cuenta del verdadero valor de invertir en renta variable, y más difícil aún para los asesores construir carteras que cumplan con los objetivos a largo plazo de sus clientes. Si alguna vez hubo un buen momento para recuperar el enfoque en la inversión a largo plazo y alinear esos intereses con un gestor activo que hace lo mismo, este es el momento. Una de las mejores maneras de evitar el daño potencial de una venta durante una corrección del mercado es invertir a lo largo del ciclo, con la mirada puesta en lo que sucede al otro lado.

Esto requiere de convicción y una creencia real de que los managers cualificados pueden generar resultados superiores durante un ciclo de mercado completo. No estamos sugiriendo que los inversores adopten una perspectiva que es diferente de lo que hemos estado haciendo durante más de 90 años. Del mismo modo que los clientes necesitan sobrellevar las correcciones del mercado para recoger los frutos a largo plazo de la inversión en renta variable, estamos dispuestos a tolerar períodos de baja rentabilidad para capturar el potencial de ganancias a largo plazo.

Recientemente se nos preguntó si lareciente volatilidad del mercado ha marcado una «nueva normalidad». Puede ser un poco difícil conseguir que sus clientes lo vean de esa manera, pero está en juego la posibilidad de cumplir con sus objetivos a largo plazo. Tal vez sólo necesitan un poco más de práctica.

Doug Bailey es senior managing director y responsable de Ventas Nacionales de MFS.

El crowdlending… ¿una amenaza para la banca tradicional?

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El crowdlending… ¿una amenaza para la banca tradicional?
Foto: Flickr, Creative Commons. El crowdlending… ¿una amenaza para la banca tradicional?

Más de 5.000 millones al año sólo en Reino Unido; más de 2.000 millones al año solo en Europa continental; más de 10.000 millones al año en EE.UU. y los mercados asiáticos… éstos son los volúmenes que actualmente mueve el crowdlending a nivel mundial y muchos de vosotros os preguntaréis: ¿pero qué es el crowdlending? ¿cómo puede ser que uno de los mayores fenómenos del sector financiero y que ya mueve tales cantidades todavía sea un gran desconocido?

Para explicar rápidamente que es, podemos decir que el crowdlending consiste en conectar a través de un Marketplace online a inversores con necesidades de financiación. Es una de las patas del FinTech que más peso está tomando a nivel internacional y desde hace unos años, también en España.

Uno de los pioneros en nuestro país fue Arboribus, primera plataforma de crowdlending en financiar a empresas en 2013 y desde entonces creciendo más de un 300% cada año. Inversores y empresas se vuelcan hacia este nuevo instrumento que permite a la empresa no depender exclusivamente de la banca y al inversor, obtener unas rentabilidades elevadas con un riesgo moderado en un nuevo producto financiero que cada vez canaliza más ahorro.

El mecanismo es aparantemente sencillo: la plataforma filtra empresas sólidas y con capacidad de repago haciendo un estricto análisis de riesgos; las publica en el marketplace; los inversores deciden qué cantidad invertir e incluso a qué tipo de interés; cuando entre la suma de todos los inversores se alcanza el importe que la empresa desea de financiación, se formaliza la inversión. Todo sin que nadie se mueva del sofá, ni pase por notario, todos desde sus casas y despachos.

La aparición de este nuevo modelo tiene ventajas claras para las empresas, dado que dejan de depender exclusivamente de la banca para obtener financiación, algo que hemos visto durante estos años de crisis de crédito que ha llevado a la quiebra a numerosas empresas. Por tanto, para la pyme, no solo es algo positivo sino que es una necesidad estructural para mejorar su solidez.

Este modelo también tiene múltiples ventajas para el inversor, dado que puede obtener rentabilidades de entre el 4% y el 6% anual de forma recurrente, fiable y sin sobresaltos. Algo inédito en un entorno donde el tipo de interés está al 0%. Esto es posible porque el inversor, mediante el uso de nuevas tecnologías, está accediendo a un mercado hasta ahora en manos únicamente de la banca, convirtiéndose de hecho los ahorradores en un pequeño banco (la inversión mínima es desde 20 euros).

Pero volviendo a la pregunta que nos hacíamos al inicio, ¿cómo ve la banca la aparición de estas aplicaciones? ¿Cómo puede afectarle? Han sido varios presidentes los que avisan del peligro que las FinTech pueden suponer para la banca. Desde presidentes de bancos en EE.UU., donde ya se cuantifica la cuota de mercado que están perdiendo, hasta presidentes de bancos como el Santander o BBVA, que viendo las orejas al lobo reclaman “mayor regulación para la banca digital”, dirigiendo sus peticiones hacia un mayor proteccionismo para competir en «igualdad de condiciones«.

Como inciso, es curioso no escuchar hablar a los grandes bancos de “la necesidad de proteger a los consumidores a toda costa frente a potenciales perjuicios causados por la innovación financiera”, y más teniendo en cuenta que no quedan muy lejos ciertos escándalos que han salpicado a la banca estos últimos años.

Pero la realidad es que, en los mercados maduros, vemos cómo el crowdlending es un complemento a la financiación bancaria, que incluso también es positivo para el sistema financiero. Es sano para el sistema que una empresa tenga diversificadas sus fuentes de financiación, lo cual permitirá reducir las tasas de morosidad porque no dependerán de tensiones de liquidez del mercado de capitales.

Durante estos últimos años de crisis de crédito, podemos intuir que el crowdlending, de haber tenido la presencia adecuada, hubiera permitido a las empresas seguir obteniendo financiación y por ende, previsiblemente el porcentaje de quiebras hubiera sido menor, el paro no se habría agravado tanto y los efectos de la crisis hubieran sido más suaves.

Por tanto, para el sistema financiero, para las empresas, para los inversores e incluso para la propia banca tradicional, la aparición y crecimiento de instrumentos como el crowdlending no son una amenaza, sino una oportunidad.  

Columna de Roger Olivares, gestor en Arboribus