Financiamiento de infraestructura en México, un mercado amplio y diverso

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Financiamiento de infraestructura en México, un mercado amplio y diverso
Foto: Martijn de Valk. Financiamiento de infraestructura en México, un mercado amplio y diverso

México cuenta con una amplia y diversa cartera de mecanismos para financiar la infraestructura, que está disponible tanto para el sector público como para el privado. El mercado ha evolucionado positivamente, por lo que hoy en día existen múltiples instrumentos, desde los tradicionales hasta los más novedosos.

Este escenario cobra relevancia si se toma en cuenta que México, la segunda economía más grande de Latinoamérica, tiene rezagos en materia de infraestructura, una situación que pudiera poner en riesgo el aprovechamiento de los esfuerzos hechos por las autoridades por impulsar reformas en aras de atraer capitales y potenciar el desarrollo nacional.

Hoy en día hay alternativas financieras que pueden mitigar el impacto de las reducciones presupuestales del gobierno, aumentar la participación del sector privado –y con ello, las oportunidades de negocio- e impulsar las potencialidades del país.

Quizá el instrumento de financiamiento de infraestructura con capital o participación privada más conocido, al alcance de los gobiernos, son las Asociaciones Público Privadas (APP) en cualquiera de sus modalidades. Adicionalmente, existen otros instrumentos igualmente útiles como los fideicomisos de infraestructura y bienes raíces (fibras), el fideicomiso de inversión en energía e infraestructura (Fibra E), el financiamiento bancario y las colocaciones públicas, por mencionar algunos.

La vía de las APPs
La figura de la Asociación Público Privada ha sido ampliamente usada en México y en los últimos años ha recibido un impulso importante. Además, con la promulgación de la Ley de Asociaciones Público Privadas, se esperan más proyectos con mayor participación privada, inversión y responsabilidad en sectores como salud, seguridad pública y educación, por mencionar algunos.

Las APPs permiten construir de manera rápida las obras que la federación o los gobiernos estatales y municipales requieren para alcanzar sus compromisos, brindar bienestar a la población y fomentar el desarrollo económico. Es importante tomar en cuenta que este mecanismo suele implicar contratos relativamente complejos, en los que deben establecerse especificaciones, garantías, actividades, niveles de servicio y mecanismos de supervisión.

Otra alternativa relativamente joven es el fideicomiso de inversión en bienes raíces e infraestructura (Fibras), que consiste en la monetización de aquellos activos que ya generan dinero. Por ejemplo, hoteles, centros comerciales, aeropuertos, tramos carreteros o vialidades de cuota propiedad de estados y municipios, gasoductos, acueductos y refinerías que generan rentas, por ejemplo.

En la actualidad, son utilizados por las empresas privadas, aunque, sin duda, podrían ser aprovechados por las nuevas empresas productivas del Estado. Las fibras, de las que hay varias listadas en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), colocan bonos y certificados entre los inversionistas institucionales y el gran público, quienes obtienen la liquidez necesaria para financiar el desarrollo de nuevos activos.

De este instrumento, se desprende la Fibra E, una iniciativa de reciente data ideada para contrarrestar la caída en los precios internacionales del petróleo y la volatilidad en los mercados energéticos, y que permitirá a las empresas del sector obtener recursos para concretar sus planes de inversión.

Su función es monetizar instalaciones del sector energético que están generando recursos económicos; la meta es proporcionar la liquidez que, posteriormente, funcionará como un mecanismo para financiar otros proyectos. Refinerías, petroquímicas, centros de distribución, oleoductos y plantas eléctricas son ejemplos de activos que son promovidos a través de este vehículo.

Opciones clásicas y efectivas
Por otra parte está el financiamiento tradicional a través de la banca privada y de desarrollo, un modelo utilizado con frecuencia por los gobiernos y empresas. Los sectores público y privado pueden recurrir a esta opción, puesto que la mecánica es bien aceptada, relativamente sencilla, con costos, riesgos y plazos conocidos de antemano y con la posibilidad de crear competencia entre los financiadores en beneficio del costo del financiamiento. Para el caso concreto del sector público se debe atender a la normatividad vigente en materia de endeudamiento público.

Cada uno de estos vehículos tiene ventajas y desventajas. Tomar la decisión de escoger cuál es la mejor opción es una tarea que requiere una metodología detallada, tanto desde el punto de vista de quien la promueve como de los consorcios interesados.

Los aspectos a tomar en cuenta en la búsqueda de financiamiento son los siguientes:

  1. Análisis del entorno nacional e internacional
  2. Evaluación de la viabilidad y conveniencia de la obra
  3. Integración al plan de negocio y las estructuras
  4. Asistencia antes y después de la convocatoria a licitación
  5. Definición de la fuente de financiamiento más conveniente

Las entidades responsables -gobierno y empresas- necesitan recursos económicos, por lo que deben evaluar los mecanismos de financiamiento del mercado, contando con la asesoría adecuada para definir el instrumento financiero más conveniente.

Es vital que las empresas presten especial atención a la hora de escoger cuál es el mecanismo que mejor respalda la obra que comenzarán, considerando elementos como el análisis de riesgos, la evaluación de responsabilidades y la planeación operativa. El acompañamiento multidisciplinario en todas las etapas de un proyecto de infraestructura, desde el concurso hasta el final de la construcción, es fundamental tanto para el éxito del país que disfrutará la obra, como para la empresa detrás de ella.

Columna de José Ignacio García de Presno

¿Merece la pena asumir el riesgo propio de los dividendos de mercados emergentes?

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¿Merece la pena asumir el riesgo propio de los dividendos de mercados emergentes?
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Dennis Jarvis. Are Dividends from Emerging Markets Worth The Risk?

El último informe Henderson Global Dividend Index (HGDI) —estudio a largo plazo sobre las tendencias mundiales de dividendos en dólares estadounidenses— ilustra cómo los dividendos de los mercados emergentes han descendido, en términos generales, durante los dos últimos años, en claro contraste con el significativo crecimiento que registraron entre 2009 y 2013.

La tendencia refuerza la postura de que adoptar un enfoque global con respecto a los ingresos por renta variable, con la flexibilidad de acceder a oportunidades de crecimiento y buscar rentabilidades atractivas, es importante para reducir la dependencia del inversor a cualquier región o sector.

Los dividendos generales reflejan la suma total de los pagos percibidos en el HGDI, en dólares estadounidenses. Los dividendos subyacentes se ajustan en función de los dividendos especiales, las variaciones cambiarias, los efectos temporales y la evolución de los índices.

Los dividendos de los mercados emergentes aumentaron más del doble, en términos generales, entre 2009 y 2013 (+114,4%), muy por encima del 45,1% de los dividendos a escala global. Desde comienzos de 2014, sin embargo, los pagos de empresas cotizadas en mercados emergentes han caído a escala general un 17,9%, mientras que los dividendos globales han aumentado un 8,8%.

La elevada ponderación de empresas del sector de las materias primas —que han acusado la débil demanda por lo que muchas de las cuales han reducido sus dividendos— y el descenso de las monedas de mercados emergentes son los principales factores responsables del descenso en los dividendos de los mercados emergentes desde 2014. China es el país que presenta los mayores pagos de dividendos de la esfera emergente, al aglutinar más de una cuarta parte del total de los mercados emergentes del HGDI (27%), tal y como se muestra en el siguiente gráfico.

Dividendos de 2015 por países

Los dividendos de empresas chinas se han casi triplicado desde 2009, en términos generales, superando con holgura el promedio de los mercados emergentes y también el promedio mundial. Sin embargo, el crecimiento se estancó a mediados de 2014 y desde entonces los dividendos chinos han disminuido, en términos generales, por primera vez desde la introducción del HGDI en 2009. Sin embargo, el número limitado de empresas dedicadas al ámbito de las materias primas y la gestión monetaria son los factores que mejor explican por qué los dividendos chinos han caído en menor medida que los de otros países emergentes.

Crecimiento de los dividendos generales de China

A largo plazo, los efectos del tipo de cambio se igualan en general, pero el impacto en 2015 fue excepcional y puso de manifiesto la fortaleza del dólar estadounidense. El pasado año, los dividendos generales de los mercados emergentes cayeron un 8,3%, si bien el crecimiento subyacente fue sólido con un 12,7% (en términos interanuales). Los efectos del tipo de cambio supusieron el 18% de la diferencia (el mayor impacto correspondió a Rusia y Brasil), mientras que el 3% restante correspondió a dividendos especiales y variaciones de índices.

Estrategia Henderson Global Equity Income

La asignación geográfica de la estrategia Henderson Global Equity Income depende de las zonas en las que los gestores identifiquen valores atractivos con parámetros fundamentales sólidos y valoraciones interesantes, no de una visión macro general.

Actualmente, buscamos los valores más atractivos para lograr el crecimiento del capital y de sus rentas en mercados desarrollados. Las perspectivas de ganancias y dividendos siguen siendo inciertas en numerosos mercados emergentes, si bien la mayor parte de los mercados desarrollados ofrece potencial de crecimiento de los dividendos.

Aunque la estrategia presenta una ponderación directa baja con respecto a los mercados emergentes, también se procura exposición a través de determinadas empresas de mercados desarrollados con flujos de negocio significativos en mercados emergentes.

Ben Lofthouse es miembro del equipo de renta variable internacional de reparto de Henderson.

 

 

La incertidumbre creada por el Brexit ya pasa factura a la economía de Reino Unido

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La incertidumbre creada por el Brexit ya pasa factura a la economía de Reino Unido
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Conservatives. Deferendum

El debate sobre el referéndum de la adhesión de Reino Unido a la UE se está calentando. Hay mucha discusión sobre los costes y los beneficios relativos de permanecer o salir de la UE, si bien es todo especulación de cara al futuro. Pero ¿qué pasa con el impacto en la economía de Reino Unido provocada ya solo por preguntar?

A nadie en el mundo de los negocios o las finanzas le gusta la incertidumbre, esa es la razón de que las personas dediquen tanto esfuerzo a tratar de predecir el futuro. En el mejor de los casos, esto es bastante difícil de conseguir. El referéndum hace muy difícil hacer predicciones y el resultado no es binaro. Un Reino Unido fuera de la Unión Europea podría tener cualquier tipo de relación con el Viejo Continente. En realidad, nadie sabe cómo serían las políticas económicas en esas circunstancias.

Gracias al innovador trabajo llevado a cabo por Scott Baker, Nick Bloom y Steven Davis de la Kellog School of Management, de la Universidad de Stanford y del Booth School of Business respectivamente, podemos medir la incertidumbre de las políticas económicas. Estos expertos recopilan un índice basado en las noticias mediante la búsqueda de referencias en los periódicos a la incertidumbre sobre las políticas económicas. Los índices de incertidumbre resultantes revelan una fuerte divergencia entre el Reino Unido y la zona euro (tabla 1). En el pasado, la incertidumbre en Europa y en el Reino Unido tendía a moverse a la par. Este año, la incertidumbre política de Reino Unido se disparó, y es casi seguro que esto es consecuencia del referéndum.

El primer instinto cuando nos enfrentamos a una incertidumbre mayor es aplazar cualquier decisión hasta que tenemos más información. Para un ama de casa, éste no será el caso cuando se enfrenta al gasto diario en alimentos o energía, pero sí cuando pasamos a hablar de artículos con un precio elevado como la lavadora o un coche nuevo. Para una empresa, los salarios o los gastos de funcionamiento no suponen incertidumbre, pero sí los planes de inversión más grandes o de contratación de nuevo personal. En el gran esquema de las cosas, retrasar la construcción de una nueva fábrica o la compra de una nueva pieza para el equipo por unos meses no va a importar mucho.

Efectivamente, podemos ver que las intenciones de inversión y de empleo están cambiando en Reino Unido. Esto es muy claro en las oficinas regionales del Banco de Inglaterra (BOE). Las intenciones de inversión y de empleo se han suavizado en ambos casos desde hace varios meses (tabla 2), lo que sugiere una creciente reticencia a comprometerse con nada a largo plazo.

El efecto en las fábricas parece haber sido más crudo (aunque vale la pena señalar que la fabricación también se ha desacelerado en Estados Unidos). Sin embargo, la fabricación, involucrada en la parte del comercio más internacional, podría tener más motivos para estar preocupada por el efecto de la incertidumbre en el comercio si triunfa el ‘si’ en el referéndum.

Es probable que las consecuencias para el PIB del Reino Unido en la primera mitad del año sean muy negativas, y como tal, hace que sea más probable que el Banco de Inglaterra no suba los tipos de interés a corto plazo. El mercado ya descuenta que la primera subida de tipos se producirá en 2018 o incluso más tarde.

Hace unos años observamos el mismo fenómeno en Estados Unidos, cuando se acercaba el momento en el que la deuda del país iba a tocar su techo. Entonces, el índice de la incertidumbre política de Estados Unidos se disparó y la inversión empresarial neta cayó. Nadie quería ampliar su capacidad de producción cuando había tanta incertidumbre sobre el futuro. Una vez que la incertidumbre se desvaneció, el gasto de inversión regresó.

A diferencia del riesgo de cierre del gobierno de Estados Unidos, que habría sido temporal, el referéndum sobre la UE podría tener consecuencias a más largo plazo. En el caso de un resultado a favor permanecer en la UE, la incertidumbre se desvanecería rápidamente. Pero si hay un voto a favor de abandonarla, las negociaciones con el resto de la UE podría llevar muchos años.

La incertidumbre en realidad podría aumentar después de la consulta, lo que podría prolongar las consecuencias para la economía. Sea cual sea el resultado, el efecto va a crear un impacto negativo a corto plazo sobre la economía. En ese caso, lo único cierto es que el Banco de Inglaterra tendrá en cuenta esto para aplazar aún más una subida de tipos de interés.

Joshua McCallum es responsable del equipo de economistas de renta fija europea de UBS Asset Management.

Claves para entender el ciclo de crédito

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Claves para entender el ciclo de crédito
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Thomas Leth-Olsen. Claves para entender el ciclo de crédito

Aunque a los comentaristas a menudo les gusta debatir sobre la política de tipos de interés, son las condiciones de crédito las que más relevancia tienen para la rentabilidad de los bonos high yield. Por ello, el lugar en que nos encontremos en el ciclo de crédito y los problemas a los que han de enfrentarse las compañías pueden tener una importancia crucial para la rentabilidad en el sector high yield.

Como podemos ver en la figura anterior, parece que Estados Unidos se encuentra más adelantado en el ciclo de crédito que Europa. Por su parte, los mercados emergentes se encuentran en una fase de mejora a corto plazo al ir repuntando desde niveles muy bajos los precios de las materias primas, aunque el ajuste de la política monetaria estadounidense sigue suponiendo un problema.

Europa frente a EE. UU.: las tres C

Estados Unidos y Europa siguen siendo los mayores mercados de high yield y la distancia existente entre ellos en el ciclo de crédito puede resumirse básicamente con “las tres C” (denominadas así por su traducción inglesa):

  • Política de los bancos centrales (Central bank policy)
  • Conducta corporativa (Corporate behaviour)
  • Composición de los mercados (Composition of markets)

Podemos aprender mucho si analizamos individualmente estos factores.

1. Política de los bancos centrales

Observamos políticas claramente divergentes entre Estados Unidos y la zona euro. Mientras la Reserva Federal Estadounidense está buscando oportunidades para subir sus tipos, el Banco Central Europeo los ha dejado en territorio aún más negativo. Las subidas de tipos de referencia normalmente se asocian con las fases más avanzadas del ciclo económico, cuando los bancos centrales intentan mantener a raya la inflación. Existen pruebas de que los bancos norteamericanos están ajustando sus normas de crédito, conscientes de la deuda que han asumido las empresas durante la fase de expansión y que unos costes financieros más elevados podrían en último término repercutir en el servicio de la deuda. El gráfico 2 ilustra cómo unas normas de préstamo bancario más ajustadas suelen suponer incrementos en la tasa de morosidad.

La imagen que encontramos en Europa es claramente diferente, tal como observamos en el gráfico, donde los bancos siguen suavizando sus estándares de crédito. En parte, esto refleja la opinión de que la economía europea se encuentra en una etapa menos avanzada del ciclo, junto con una respuesta a la política monetaria más cómoda del BCE. Esto incluye la implementación de tipos de interés negativos por parte del BCE, que anima a los bancos a prestar dinero en lugar de mantener depósitos en el banco central.

No obstante, para ello debe haber partes interesadas en recibir los préstamos y la reticencia de los bancos a repercutir parte de los tipos de interés negativos a sus clientes ha sometido los márgenes bancarios a presión. Una segunda versión de las operaciones de refinanciación a largo plazo específicas (TLTRO II) quizá sirva para abordar esta consecuencia no prevista al permitir que los bancos consigan fondos con los tipos muy bajos o, posiblemente, negativos incluso.

La política acomodaticia del BCE está creando un entorno técnico favorable para los bonos high yield europeos. Al rebajar la rentabilidad de los bonos del Estado (a menudo hasta territorio negativo), está haciendo que la de los high yield parezca especialmente atractiva. De manera similar, la decisión del BCE de extender sus compras de activos a los bonos corporativos investment grade, denominados en euros a través de su programa de compras al sector corporativo (CSPP), seguramente tenga como efectos indirectos que aumente la demanda de bonos high yield, especialmente porque el BCE solo está exigiendo que se incluya una calificación de investment grade. El gráfico 4 ilustra a continuación el incremento de rentabilidad ofrecido por los bonos high yield a finales de abril.

2. Conducta corporativa

Estados Unidos está mostrando conductas más típicas de un ciclo tardío, como prestar para que se realicen adquisiciones hostiles o para abonar dividendos a los accionistas, que suelen ser menos favorables para los titulares de bonos. Este comportamiento se delata por las calificaciones asociadas a las fusiones y adquisiciones (M&A).

Durante la fase de recuperación del ciclo de crédito, la actividad de M&A suele beneficiarse de las calificaciones crediticias: los emisores más débiles tienen que aprovechar la calificación de la compañía adquiriente, mientras que el comprador puede presentar un argumento convincente con tan solo recortar costes y mostrar un crecimiento de los ingresos durante las etapas de repunte económico. Según avanza el ciclo de crédito, las empresas suelen solicitar préstamos más agresivos pese a que el crecimiento de los ingresos tiende a ralentizarse.

Por ello, las M&A que se producen más adelantado el ciclo suelen ir asociadas a unos coeficientes de deuda más gravosos y difíciles de reducir. El gráfico 5 revela que los cambios ocurridos en las calificaciones de M&A han pasado de un momento en el que las subidas superaban a las bajadas de calificación durante la fase de recuperación al caso contrario durante la fase de expansión.

Durante 2014 y 2015 se produjo un repunte de emisiones de bonos en Estados Unidos para completar operaciones de M&A, lo habitual durante etapas avanzadas del ciclo. Algo curioso es que, tras las ventas de bonos ocurridas a finales de 2015 y principios de 2016, lo lógico habría sido esperar que la recuperación del mercado high yield atrajera una gran cantidad de interesados. Sin embargo, no ha habido nuevas emisiones de baja calidad que indiquen una convicción generalizada en el repunte.

Las emisiones de bonos han sido bastante limitadas y quienes han podido acceder al mercado han sido básicamente los participantes habituales, como Altice y Charter, y no nuevos emisores. Las operaciones de M&A no lo han tenido nada fácil recientemente. Western Digital, la compañía de almacenamiento de datos informáticos, tuvo que endulzar su emisión de bonos para hacerse con la compañía rival SanDisk Corp, elevando a finales de marzo la rentabilidad de sus bonos hasta el 10,5%, tras ofrecer inicialmente un 9%. Resulta evidente que el repunte de los activos high yield se debe en parte a la bajada de liquidez, motivo que justifica nuestra prudencia al operar en este sector.

La crisis financiera de 2008-2009 se aceleró por el crecimiento desmedido de la deuda. El gráfico 6 demuestra que, aunque la proporción de deuda no financiera está volviendo a aumentar con respecto del producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos, la zona euro continúa con su desapalancamiento y el porcentaje de préstamo con respecto del PIB sigue descendiendo. Sería razonable esperar que un repunte de la morosidad se viera acompañado por un deterioro de la situación de la deuda, lo que vuelve a llevarnos a la conclusión de que Estados Unidos se encuentra en una posición más avanzada del ciclo de crédito.

Kevin se unió a Henderson Global Investors en 2013 como responsable de Crédito de Estados Unidos.

Tom Ross se unió a Henderson en 2002 y ha estado co-gestionando los fondos de absolute return credit de la firma desde 2006.

Por qué no invertir en bancos europeos

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Por qué no invertir en bancos europeos
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andy Sedg. Por qué no invertir en bancos europeos

Es complicado entender los balances de los bancos. Las acciones de los bancos han sufrido en lo que va de año por muchas razones, pero una de ellas son los persistentes tipos de interés bajos. De hecho, los bancos pueden tener dificultades para ofrecer rendimientos sólidos a corto plazo ya que los bajos tipos de interés pueden mermar los retornos que se obtienen del capital de los bancos.

El problema de los bancos es que no tienen poder de fijación de precios. Si alguien quiere una hipoteca o un préstamo, no tiene en cuenta de dónde lo obtiene, sino que busca el mejor precio, en cierta manera los bancos son como las materias primas, si ellos ponen un precio alto están en desventaja competitiva frente al resto, y no es lo que desean.

Por estas razones, preferimos las marcas sólidas, como por ejemplo el productor de cervezas Ab InBev, en la que estamos invertidos, y que es una compañía muy conocida entre las marcas de bebidas espirituosas.

Otra compañía que nos gusta mucho es Swatch. Son propietarios de varias marcas y cuentan con un balance sólido. Los precios de las acciones de muchas de las compañías de productos de lujo que cotizan en los mercados de la eurozona han sufrido en los últimos tiempos debido a las preocupaciones del mercado de que la desaceleración de los países emergentes pudiera impactar en las ventas de las compañías de productos de lujo. Sin embargo, pensamos que los mercados emergentes no están tan mal como temíamos. De hecho, también invertimos en LMVH, que es otra compañía del sector del lujo.

Otra de las acciones que cumplen con los requisitos que buscamos es Contrywide, un agente inmobiliario cotizado de Reino Unido.

Opinión de Michael Clements, responsable de renta variable europea de SYZ Asset Management

Generación Z: el reto de las entidades financieras

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Generación Z: el reto de las entidades financieras
Foto: RonKikuchi, Flickr, Creative Commons. Generación Z: el reto de las entidades financieras

El tsunami tecnológico está mucho más cerca de lo que pensamos. Las entidades financieras que quieran sobrevivir en los próximos años deben estar pensando ya en cómo captar clientes de la Generación Z, es decir, de los nacidos entre la década de los 90 y los primeros años del 2000 y que siguen la línea de sucesión de la generación Y o millenials -nacidos entre los 80 y principios de los 90-.

Ese es su reto: captarlos y, más difícil aún: fidelizarlos. Los Z no han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías como lo han hecho los Y: han nacido con ellas. Desde la cuna han jugado con smartphones y tablets y por eso también se les conoce como “nativos digitales”. Su mundo es virtual. Son criaturas online. Leen poco papel, ven poca televisión y utilizan poco el correo electrónico: prefieren consumir contenidos de Internet, poder elegir cuándo y cómo ven los programas y comunicarse por mensajería instantánea o redes sociales.

Estos hábitos suponen un reto para las entidades financieras porque la diferencia evolutiva que existe entre las prestaciones digitales que ofrecen y las exigencias de los nativos digitales es total. El banco que piense que la digitalización es el futuro ya va tarde. La era digital es hoy y una de las consecuencias de la digitalización es que la competencia en la prestación de servicios bancarios ya no se circunscribe únicamente a bancos. Empresas líderes como Apple, Facebook y Amazon tienen equipos de consultores diseñando los paquetes financieros con los que van a irrumpir en el mercado. Apple ya empezó la carrera lanzando una tarjeta de crédito propia de la que colocó más de un millón en apenas 72 horas y Orange –operadora de telefonía- ya ha anunciado que lanzará su banco virtual en Francia en 2017 y en España en 2018.

En el último año han eclosionado las dos grandes tendencias que están transformando al sector financiero. Por un lado, el auge de los robo-advisors (servicios online de gestión financiera) y, por otro, la optimización de recursos para adaptarse al nuevo entorno digital.

Los primeros, los robo-advisors ya han dejado de ser un vocablo extraño de “algo que vendrá”. Ya no vendrán, ya están aquí. Betterment, por ejemplo, es un robo-advisor creado en 2010 en Estados Unidos. Hoy ya tiene 150.000 clientes y más de 4.000 millones de dólares de activos bajo gestión. Otro ejemplo es una gran casa de inversión como Invesco –de negocio tradicional/offline-, que ha comprado un robo-advisor este año. En España, una EAFI como Feelcapital ya está asesorando de forma exclusivamente online a sus clientes de forma personalizada, por un coste de 150 euros anuales.

Podemos cuestionarnos que una pequeña EAFI o el avance de algunas iniciativas fintech lanzadas en Estados Unidos influyan en la forma en que se ofrece el asesoramiento financiero en España; pero es menos cuestionable cuando entra en juego un player como La Caixa, quien a través de Imaginbank ha creado un banco que opera de forma exclusiva a través del smartphone. O cuando se trata de ING, que ofrece su propio asesor online a través de “My Money Coach”.

Según los pronósticos de la consultora A.T. Kearney, el sector de los robo-advisor crecerá un 68% anual hasta el año 2020 con 2,2 billones de dólares de activos bajo gestión. No hay hoy otra tendencia en el sector financiero con mayor proyección de crecimiento que los robo-advisor.

El otro aspecto que comentaba, la optimización de recursos y la transformación de la red de oficinas, está evolucionando a velocidad de vértigo y de forma inexorable. Los dos grandes ya han anunciado cambios: Santander va a cerrar más de 400 oficinas y a reestructurar su plantilla y, por otro lado, el consejero delegado de BBVA ya ha mencionado la posibilidad de cerrar hasta el 75% de su red en los próximos años.

En definitiva y como dije hace un tiempo, la banca será digital…o no será.

Columna de Ángel Faustino García, asociado de EFPA España.

El smartphone ya es clave para las FinTech y la gestión patrimonial

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El smartphone ya es clave para las FinTech y la gestión patrimonial
. El smartphone ya es clave para las FinTech y la gestión patrimonial

Los smartphones han pasado a ser un dispositivo necesario para cualquier persona. Hablamos de smartphones, porque móvil se ha quedado pequeño. Llevamos un potentísimo ordenador de bolsillo. El estudio “La sociedad de la información en España” de Telefónica España pone de manifiesto varios datos reveladores de tendencias:

  • Entramos a Internet más por el smartphone que por nuestro ordenador.
  • Nos descargamos 3,8 millones de aplicaciones al día.
  • Vemos más las aplicaciones que navegamos por Internet.
  • Tenemos de media 30 apps en nuestro dispositivo, de las que utilizamos 14 de manera frecuente.

Estas tendencias se van a acentuar con el progresivo peso que adquieran los millenials como conjunto de población y conforme este segmento aumente su poder adquisitivo. Ellos son nativos digitales y van a marcar el camino que la tecnología debe seguir.

Las entidades financieras son conscientes de esta evolución. Prueba de ello es el estudio “Mobile Banking: Testing Times for Apps Developments” realizado por la consultora CSC. Las entidades destinan cada vez mayores presupuestos a desarrollos de apps y tienen previstos nuevos lanzamientos como herramienta de comunicación y gestión para sus clientes.

En el ámbito de la gestión de inversiones y patrimonios, TechRules es consciente y conocedora de estos cambios y cómo las apps se han convertido en herramientas centrales en la relación entre las entidades y los clientes. Las apps permiten tener un conocimiento muy concreto del uso e intereses de los usuarios, en tanto que permiten una monitorización permanente y la extracción de estadísticas relevantes que permiten una mejora continuada de la experiencia de los clientes. Además, se convierten en un canal preferente de comunicación, en tanto que la app permite al usuario tener la percepción de estar en contacto directo con su entidad a través de su dispositivo móvil.

El conocimiento tan concreto del usuario permitirá todavía más mejoras en el servicio prestado en la gestión de patrimonios. Las propuestas podrán ser todavía más a medida y responderán mejor a sus intereses. Además, la tecnología permitirá cumplir mejor con las exigencias reglamentarias en torno al perfilado de riesgos.

En este sentido, como indica el estudio de CSC, las entidades deben responder con el apoyo de las empresas expertas. Los bancos, las empresas de asesoramiento y las gestoras de inversiones tienen un negocio core: la gestión de patrimonios, la gestión de los intereses económicos del cliente. Ese es su conocimiento. El conocimiento de las empresas FinTech son las herramientas para que esa gestión y la relación entidad-cliente sea exitosa.

Todo esto es solo una parte, porque los proveedores FinTech no solo deben conocer las últimas tendencias tecnológicas, sino también el sector financiero. Nuestra experiencia ya cercana a los 20 años nos ha subrayado que estábamos en la línea adecuada desde el primer momento, porque nuestros desarrollos orientados a la gestión del riesgo y la monitorización continua de las inversiones se han convertido en las cuestiones fundamentales a las que el regulador apela de forma directa e indirecta.

El smartphone va a ir a más como dispositivo, los públicos serán cada vez más exigentes con la calidad de las apps y, en ese camino, las empresas de soluciones FinTech estamos a la vanguardia para responder a un sector con una regulación cada vez más compleja y que mira mucho por los intereses de los particulares. El futuro está un conocimiento experto del sector y de los intereses de los usuarios, unas herramientas intuitivas que respondan a los deseos de los clientes y que no descuiden el diseño y la usabilidad.

Columna de Raul Lacaci, director general de TechRules

No es un año como otro cualquiera

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No es un año como otro cualquiera
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Heiddemoor. No es un año como otro cualquiera

En muchas de las democracias del mundo, los votantes están cada vez más desafiando las instituciones y los valores establecidos. El sector financiero necesita reaccionar.

Los mercados que se mueven por motivaciones políticas suelen durar poco. Sin embargo, puede que este año suceda todo lo contrario. Los titulares de todo el mundo están dominados por eventos políticos: el presidente chino, Xi Jinping, está enfatizando que una mayor liberalización del mercado tendrá que tener en cuenta consideraciones políticas. Rusia se debate entre el anhelo de su liderazgo por aventuras en el extranjero y un limitado margen de maniobra consecuencia del bajo precio del petróleo. Éste también ha exacerbado la situación en Oriente Medio, con unas consecuencias de más largo alcance. En tiempos de normalidad, el tratamiento del gobierno turco a la oposición y prensa le hubiera alienado más lejos de la Unión Europea.

Pero estos tiempos están lejos de la normalidad en Europa debido a la crisis migratoria. La indignación de muchos votantes europeos ha estado creciendo desde la crisis financiera. Con un panorama político cada vez más fragmentado y una creciente fuerza de los partidos populistas que ha hecho de la formación gobierno una tarea cada vez más difícil. Incluso la posibilidad de un Brexit ya no aparece tan improbable como antes. Al otro lado del Atlántico, la mayoría de los restantes candidatos presidenciales de Estados Unidos, sin duda, tienen lo que se necesita para sorprender tanto en casa como en el extranjero, por decirlo suavemente. Mientras tanto, el gobierno de Brasil está ocupado en su propio desmantelamiento y en el desarme de su reciente legado. Una preocupante ola de sentimiento negativo está ganando terreno en occidente de forma general.    

En mi opinión, los gestores de inversión tendrán que hacer algo más que revisar sus predicciones a la baja. Lo que también significa pensar cómo podríamos ayudar a contener alguna de las tendencias más desagradables. Posiblemente, esto incluya revisar las políticas de inversión. Basados en nuestro proceso ESG (siglas en inglés que hacen referencia a las cuestiones medio ambientales, sociales y de gobernabilidad), nuestras decisiones de inversión están ya teniendo en cuenta la sostenibilidad, en lugar de simplemente tomar los potenciales retornos a corto plazo como único criterio.

Si queremos contribuir a parar la erosión de la fe en las instituciones sociales, parte de nuestra tarea es verificar que las compañías de nuestras carteras no sólo siguen la letra si no también el espíritu de las regulaciones actuales. Por otra parte, debemos examinar las bases del apoyo de la industria a fuerzas ‘business-friendly’ y si sus acciones pueden resultar algo miopes o ser fruto de un acto reflejo. Al mismo tiempo, los gestores no deberían prometer más de lo que pueden entregar.  

¿Qué significado tiene todo esto en este ambiente de inversión volátil, en el que los retornos son susceptibles de ser moderados, pero, con un ajuste en riesgo, probablemente son más altos para los títulos de renta fija? Bueno, por un lado, significa oír a nuestros clientes, incluso a aquellos que insisten que se encuentran más cómodos con una alta posición en efectivo en estos momentos. Haciendo esto, ganaremos clientes satisfechos en el largo plazo.

Opinión de Stefan Kreuzkamp, CIO de Deutsche Asset Management

Ideas erróneas sobre Tailandia

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Ideas erróneas sobre Tailandia
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Heribert pohl. Misperceptions of Thailand

En un reciente viaje de análisis a Tailandia, he tenido la oportunidad de evaluar algunas percepciones erróneas comúnmente aceptadas sobre las perspectivas a largo plazo para la economía del país.

Uno de los errores más comunes acerca de Tailandia, por ejemplo, es que su población envejece rápidamente y esto hace que sus bolsas y empresas sean relativamente poco atractivas para los inversores en comparación con los países vecinos como Filipinas, Vietnam, Myanmar o Indonesia. Creemos que esta generalización olvida el dinamismo de varias empresas tailandesas. El conjunto de oportunidades que presentan muchas empresas va más allá de una población de unos 68 millones de personas.

Las empresas tailandesas han hecho progresos, ramificándose a los países vecinos para participar en su crecimiento y aprovechar la existencia de una población más joven. Las similitudes culturales y del mundo de los negocios han hecho más fácil para las empresas una expansión rentable a las regiones colindantes.

Otra idea errónea es que Tailandia, con su PIB per cápita de aproximadamente 6.000 dólares, se ha quedado atascada en una población con ingresos medios. El temor es que Tailandia podría no ser capaz de pasar de una economía basada en la manufactura y la agricultura a una más especializada en los servicios. La economía tailandesa en efecto necesita de reestructurar su plantilla ya que aproximadamente el 42% de la población trabaja en el sector de la agricultura, lo que contribuye menos del 11% al PIB.

Sin embargo, creemos que se han sentado las bases políticas para que la economía pueda pasar a una economía basada en el conocimiento. Por ejemplo, la continua inversión del gobierno en la educación, que supuso más del 21% del presupuesto nacional en 2012, ha dado lugar a una tasa de matrículas en la educación universitaria que está entre las más altas de la ASEAN.

En los últimos años, un error común entre los inversores extranjeros ha sido el de dividir Tailandia regionalmente entre «Bangkok» y «el interior del país». Esto se hace así porque el «interior del país» está significativamente subdesarrollado y depende en gran medida de la agricultura. Pero en base a nuestro análisis, creemos que esta división es, tal vez, demasiado simplista. Por ejemplo, el análisis de los operadores de centros comerciales ha descubierto centros «rurales» que están, de hecho, en grandes ciudades que prosperan gracias al turismo y al comercio transfronterizo.

Reestructuración económica

También hemos descubierto que la población local, especialmente los burócratas, todavía creen que Tailandia es bastante resistente a las perturbaciones internas y externas. Lo llaman la «Tailandia de Teflón», para sugerir nada queda adherido a ella. Sin embargo, podrían estar sobrestimando ese nivel de resistencia. Tailandia aún no se ha recuperado del golpe de estado de 2014. La sustitución del gobierno democráticamente elegido y el nombramiento de una junta de gobierno ha dado lugar a un período de incertidumbre de falta de acción política. Una consecuencia de esto ha sido la pérdida de cuota de mercado de la inversión extranjera directa a países como Vietnam, Filipinas e Indonesia.

Creemos que una reestructuración de la economía es necesaria dado el envejecimiento de la población de Tailandia, el menor crecimiento global y la competencia de los países vecinos. El gobierno parece haber entendido la urgencia de la situación y ha dado a conocer una serie de políticas para mejorar las infraestructuras básicas del país. A corto y medio plazo, esto debería ayudar. A más largo plazo, nos gustaría ver un sistema de gobierno más sostenible que inspire confianza a los inversores locales y a los extranjeros para invertir capital a largo plazo en el país.

Tarik Jaleel es research analyst en Matthews Asia.

Dos partes de la subida de tasas

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Dos partes de la subida de tasas
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Yaybiscuits123. Dos partes de la subida de tasas

Un período largo de tiempo ya lleva el BanRep subiendo las tasas de interés. En la teoría económica más pura, cada vez que sube la inflación el antídoto es un incremento de los intereses, lo cual debe llevar a la población en general, a reducir sus necesidades de consumo, al ser más costoso para cualquier persona el consumo que el ahorro.

Pero se sabe que la teoría económica se basa en un supuesto muy fuerte, y es que los individuos son racionales, es decir, que toman las decisiones basados en que entienden todo y que la mejor decisión posible es la que terminan ejecutando. No hay tal. Los individuos son altamente irracionales en sus decisiones económicas y en sus decisiones financieras.

Por lo tanto, no siempre una subida de tasas de interés tiene el efecto que predice el libro de texto, y, a mi parecer, menos cuando la inflación proviene de problemas de oferta, como lo que está ocurriendo en Colombia. Aquí el problema no es que la gente esté comprando desaforadamente más, lo que ocurre es que, como en el caso de los alimentos, se está ofertando un poco menos.

Es inevitable que algunas cosas sí se reduzcan, como, por ejemplo, la demanda por créditos, los cuales han incrementado su precio. En este orden de ideas, menor crédito sí debería llevar a menores compras de algunos bienes, y en este caso, sí que aplica la economía básica.

Sin embargo, deben existir otros motivos para la subida de tasas de interés, que son precisamente los que apelan a la parte no racional de los individuos. Algo que sí sabe la economía desde hace tiempo, es que las personas sufrimos del efecto riqueza, es decir, tendemos a ver los cambios nominales en los ingresos, pensando que somos un poco más ricos, sin pensar en que todo por detrás también sube. En un país como Colombia, donde los salarios muchas veces se ajustan por IPC (a veces, como en el salario mínimo, por encima de IPC), en enero de 2017 se verá un aumento cercano al 8% nominal en los ingresos de la población.

Este es un aumento no despreciable, que en términos nominales, llevará a la gente a pensar que tienen mucho más dinero que el que tenían en diciembre, sin darse cuenta que fue equivalente a la pérdida de poder adquisitivo sufrida por la inflación. El problema es que, como en las películas, cuando la gente siente que tiene más dinero, sale a comprar. Y si compran, pensando que son un 8% más ricos, la inflación se auto reproduce.

 Así, la subida de tasas de interés tiene dos caras: la primera, la lógica, la de restringir las compras y el consumo; y la segunda, la de evitar el efecto riqueza que, en últimas, es atacar la parte irracional del individuo.

 

Las opiniones expresadas son responsabilidad del autor, y no representan necesariamente la posición de Old Mutual sobre los temas tratados.

Opinión de Manuel García Ospina, vicepresidente de wealth management de Old Mutual Colombia.