¿Por qué se debe invertir más en infraestructuras?

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¿Por qué se debe invertir más en infraestructuras?
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: JosepMonter / Pixabay. Building a Case for Increased Infrastructure Spending

La elección presidencial de EE.UU. está entrando en la recta final y los inversores están calibrando las implicaciones potenciales de inversión de los planes propuestos por los candidatos. Como señalé en mi última columna, en medio de una reñida campaña, un tema está ganando mucha atención: el aumento de los gastos de infraestructura.

Ha sido un área de especial interés para ambas partes e incluso para la Reserva Federal. Es una zona de acuerdo entre los dos candidatos presidenciales, lo que sugiere que gane quien gane la elección probablemente se hará hincapié en ella durante la próxima administración. Por otra parte, este fenómeno no es sólo de los Estados Unidos, también se observa en otros países desarrollados. ¿Será que se alinean las estrellas para una mayores proyectos de infraestructura? ¿ Cuáles son las implicaciones para los inversores?

Entre las razones que sugieren que sí están:

  • La política monetaria – Las acciones de los bancos centrales han sido una de las fuerzas más influyentes en la configuración de los mercados mundiales en los últimos años. No obstante, estamos en un entorno de bajo crecimiento, lo que plantea la pregunta: «¿Ha terminado la eficacia de la política monetaria en el ciclo actual?» La falta de impulso del crecimiento y el debilitamiento de los fundamentales de todo el mundo lo sugieren.
  • La necesidad económica -Dado el bajo crecimiento económico, así como la debilidad del estado de la infraestructura en Estados Unidos,  utilizar la ayuda federal para reparar puentes y carreteras y otros proyectos podría ser un medio para aumentar la productividad y fomentar el crecimiento económico. Además, el gasto en infraestructura podría ayudar a elevar las tasas de participación laboral.

Dependiendo del tipo de proyecto, la infraestructura tiene el potencial para, desde una perspectiva económica, crear un efecto multiplicador positivo en los mercados. A corto plazo, los proyectos de infraestructura podrían proporcionar crecimiento y  empleo en el sector privado, por lo que podría dar lugar a un aumento de los ingresos fiscales y a un aumento en la confianza del consumidor y el consumo. Como un informe reciente del instituto de inversiones de BlackRock sugiere, un aumento en el gasto del gobierno puede añadir hasta un 2% del producto interno bruto (PIB), dependiendo de en qué parte del ciclo económico se produce el gasto. (Probablemente más durante una recesión.)

Bajos costes de financiación

Los programas de compra de bonos del banco central a gran escala han empujado a los rendimientos a mínimos históricos (Fuente: Bloomberg), y, en muchos casos, negativos. Si bien esto ha creado problemas para los inversores, especialmente aquellos que requieren ingreso, el entorno de bajos tipos de interés significa que el costo de financiar proyectos de infraestructura a través de la deuda pública es mucho menor que en años anteriores.

Este renovado enfoque sobre las medidas de política fiscal a largo plazo, como la infraestructura no es aplicable sólo a los Estados Unidos. En julio, Japón anunció un nuevo paquete de estímulo por 28 billones de yenes, de los cuales se destinan 13,5 billones para una variedad de iniciativas de política fiscal que se centran en proyectos de infraestructura pública, tales como la mejora de las instalaciones portuarias y la construcción de nuevas plantas de procesamiento de alimentos que ayudan a impulsar a las exportaciones de alimentos.

Del mismo modo, el Reino Unido, frente a la posibilidad de una desaceleración económica o incluso su primera recesión desde la crisis financiera, parece estar listo para incorporar estímulos agresivos más allá de las medidas monetarias. Al igual que los EE.UU., una mínima parte de los recursos públicos se han asignado a la infraestructura en la última década. El gasto en infraestructura del sector privado en el Reino Unido también se está secando, como resultado de la incertidumbre en torno al Brexit. El número de contratos dirigidos hacia las iniciativas de infraestructura se ha reducido en un 23% en el último año (Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas, Reino Unido, junio de 2016).

En resumen, una combinación de factores han creado un caso convincente para la inversión en infraestructura. De desarrollarse estos escenarios, los sectores e industrias relacionadas con las actividades de infraestructura como industriales o de transporte, se verían beneficiadas. Sin embargo, el momento y el nivel de impacto aún no se han visto. Es importante reconocer que el tipo de financiación de los proyectos de infraestructura puede mitigar algunos de los efectos multiplicadores. Para los EE.UU., en particular, también es importante reconocer que quien gane la elección podría enfrentarse a un gobierno dividido, lo que plantea dudas sobre la rapidez con la que podría obtener la autorización para un proyecto de ley, o qué tan grande sería.

Para obtener exposición a empresas de infraestructura en el mundo, los inversores pueden considerar los ETF iShares de Infraestructura Global (IGF). Para exposiciones en Estados Unidos, los inversores pueden considerar al iShares Transportation Average ETF (IYT) o el iShares US Industrials ETF (IYJ).

Build on insight, de BlackRock escrito por Heidi Richardson

 

Los potenciales peligros de Japón se han exagerado

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Los potenciales peligros de Japón se han exagerado
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Moyan Brenn . A Deeper Look into Japan’s Debt Problems

He escrito anteriormente sobre la inversión en la región de Asia Pacífico y por qué es crucial que los inversores tengan una visión equilibrada y global de la inversión a largo plazo. El punto de vista vigente del mercado acerca de la región sigue siendo negativo, centrado principalmente en los problemas de deuda de China y las dudas generales sobre Abenomics. Este artículo se centra en algunos aspectos de esta negatividad desde el punto de vista del balance de la deuda soberana y llega a la conclusión de que los potenciales peligros son exagerados.

Al analizar las acciones, los inversores consideran tanto el balance como la cuentas de resultados. Pero cuando se trata de analizar la deuda soberana, los analistas a menudo se centran más en el «flujo» de datos económicos (como el PIB, el comercio, el empleo, la producción, el flujo de capital, los presupuestos del gobierno), y restan importancia a la primera.

Con respecto a los datos del balance de la deuda soberana (deuda nacional, cuenta corriente), hay una tendencia a centrarse exclusivamente en el gobierno, haciendo caso omiso de los sectores corporativos o de los hogares. Focalizarse en el flujo de datos tiene sentido para una economía abierta, como la de Estados Unidos, donde la mayoría de los sectores productivos de la economía se llevan a cabo en el sector privado a través de los mercados de capitales. El gobierno juega un papel limitado en el balance final. Sin embargo, en el caso de Japón, este procedimiento de análisis puede llevar a conclusiones erróneas o incompletas.

Japón: la idea errónea de demasiada deuda

Una de las principales preocupaciones de los inversores internacionales con respecto a Japón es el elevado nivel de deuda del gobierno, sin tener en cuenta los sectores doméstico y corporativos. Sin embargo, la riqueza nacional de Japón reside en gran medida en los hogares y los sectores empresariales, lo que hace que la pesada deuda del gobierno sea una preocupación menor. También significa que Japón es mucho menos vulnerable a la fuga de capitales de inversores extranjeros que a menudo desencadena las crisis financieras.

Desde 2014, el valor neto financiero del sector de los hogares se situó en el 280% de PIB, lo que representa uno de los niveles más altos a nivel mundial. Por el contrario, la deuda del gobierno como porcentaje del PIB ha aumentado significativamente en las últimas dos décadas, desde el 67% en 1990 al 248% en 2015. En efecto, el gobierno se ha visto obligado a pedir prestado para estimular su economía porque los hogares y los sectores empresariales se niegan a consumir e invertir, y prefieren ahorrar en su lugar. Así, aunque la cuenta de resultados del país se ha mantenido plana durante la mayor parte de la década, la riqueza nacional es fuerte y Japón es capaz de exportar esos ahorros para financiar los déficits de otros países.

No es sólo el sector de los hogares el que ha acumulado una gran riqueza, el sector empresarial también tiene un exceso de ahorro significativo. Las empresas japonesas son bien conocidas acumular grades cantidades de efectivo y por ser reacias a invertir. Las sociedades cotizadas de Japón tienen más de 1 billón de dólares en efectivo y el 56% de estas empresas están totalmente libre de deudas.

La economía de Japón se parece a un jubilado rico, rentista, que vive de los ahorros acumulados durante años. La fuerte posición del balance del país permite al gobierno un margen para experimentar en su objetivo de cambiar la mentalidad de deflación de toda una población y estimular la demanda privada.

La mayoría de análisis soberanos de Japón ignora la riqueza que reside fuera del sector público y sobre-enfatiza el gasto deficitario del gobierno. El aumento del impuesto sobre las ventas fue la receta equivocada para Japón. La primera subida de impuestos sobre el consumo del primer ministro Shinzo Abe fue un error político costoso para Abenomics. La reciente medida de posponer la segunda subida fue la decisión correcta.

El sólido balance general del país también explica el estatus de «refugio seguro» del yen japonés y su fortaleza reciente. Otras razones de esto incluyen el aumento del balance por cuenta corriente del país como resultado de un cambio significativo en la balanza comercial neta del periodos 2014-2016. Los tipos de interés reales en Japón en realidad se han incrementado más que en Estados Unidos, ya que las tasas de inflación esperadas están colapsando.

Abenomics fue inicialmente muy eficaz para la economía y el Nikkei hasta la primera subida de impuestos sobre el consumo en 2014. La relajación llevada a cabo entonces por el Banco de Japón hizo caer aún más al yen, de 110 yenes por dólar esta los 120 yenes por dólar y el Nikkei tocó los 20.000 puntos. Sin embargo, sin ninguna medida adicional, el yen se fortaleció por las razones expuestas anteriormente, y el Nikkei cayó a niveles de 2014.

En nuestra opinión, el yen tenderá a fortalecerse a no ser que el gobernador del Banco de Japón Haruhiko Kurodaconsiga que las expectativas de inflación recuperen la credibilidad. Por desgracia, la política monetaria del Banco de Japón ha estado haciendo gran parte del trabajo pesado de Abenomics en los últimos dos años y tiene pocas balas ya. Realizar más compras de bonos e incluso ahondar en los tipos de interés negativos han perdido su efectividad debido a las señales monetarias no están afectando a la demanda de la economía. Lo que se requiere ahora es una política fiscal aún más fuerte. La combinación de políticas fiscales y monetarias sólidas deberían contribuir a aumentar las expectativas de inflación y debilitar al yen.

La cuestión no es si el Banco de Japón y el gobierno van a actuar, sino cuándo y cómo. Recientemente, los participantes del mercado han estado debatiendo abiertamente la posibilidad de que se produzca una monetización de la deuda o un ‘helicóptero monetario’ en Japón. En mi opinión, cuando la flexibilización cuantitativa y el NIRP se coordinan con un programa de estímulo más fuerte, el efecto sobre la economía y las expectativas de inflación general será similar al que tienen las formas más controvertidas de la política monetaria. La diferencia entre esto y la decisión del Banco de Japón de financiar directamente la deuda contraída por el Ministerio de Finanzas es meramente una cuestión de semántica.

Yu-Ming Wanges responsable global de inversiones y CIO internacional de Nikko AM.

¿Se han vuelto las empresas de calidad demasiado caras?

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¿Se han vuelto las empresas de calidad demasiado caras?
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: 401 K. Have Quality Companies Become Too Expensive?

A menudo hacemos hincapié en que nuestra metodología de inversión nos lleva a centrarnos en empresas de alta calidad. Definimos estas empresas como compañías con un balance muy sólido y ventajas competitivas específicas que les permite diferenciarse de la competencia para generar una mayor rentabilidad. A su vez, esta mayor rentabilidad se traduce en una generación sustancial de flujo de caja libre y en consecuencia una fuerte capacidad de autofinanciación y un bajo ratio de deuda.

Entre estas empresas de calidad, las que operan en sectores poco dependientes de los ciclos han sido particularmente populares entre los inversores en los últimos meses, incluso años. Pero ha llegado el momento de analizar si estas empresas defensivas de calidad (Nestlé, de Reckitt Benckiser, Unilever, por ejemplo) pueden estar demasiado caras.

Me gustaría hacer tres comentarios al respecto:

El nivel de los tipos de interés juega un papel importante en cualquier modelo de valoración. La respuesta a la pregunta de si las acciones defensivas de calidad se han vuelto demasiado caras dependerá en gran medida de los supuestos utilizados, especialmente con respecto al ratio utilizado para descontar los futuros ingresos y  dividendos, y el coste del capital.

Es evidente que, con una tasa de descuento muy baja (sobre la base de que los tipos de interés son muy bajos), se puede justificar prácticamente cualquier precio. Esta es la razón de por qué los modelos de valoración de renta variable –como el que usa la Fed– siempre llegan a la conclusión de que las acciones están infravaloradas respecto a los bonos.

Esto no es sorprendente dado que la rentabilidad del bono a 10 años del Tesoro de Estados Unidos se sitúa en torno al 1,5%. La comparación entre acciones y bonos es aún más favorable para la renta variable europea, que ofrecen una rentabilidad más alta y se enfrenta a menos competencia del lado de la deuda debido a que los rendimientos son cercanos a cero. Pero, obviamente, cuanto menor sea el tipo de interés utilizado en el modelo de valoración, menor será el margen de seguridad, y más arriesgada sea la inversión en el caso de que suban los tipos de interés.

Factores a tener en cuenta

Utilizando una tasa de descuento que habría sido considerado apropiada en el pasado, antes de que los bancos centrales comenzaran a manipular los tipos de interés, por ejemplo, una tasa de alrededor del 9%, en BLI llegamos a la conclusión de que las empresas defensivas están, de hecho, relativamente caras, aunque su valoración no puede ser descrita como exorbitante. Pero lo más importante, en comparación con el resto del mercado, es que no están más caras que en el pasado.La rentabilidad superior de su cotización refleja la rentabilidad de sus ingreso, es decir, tienen un mejor crecimiento de las ganancias.

El gráfico muestra el PER de esas acciones en comparación con el mercado. Se puede observar que la prima que disfrutan esas empresas (en términos de PER) se mantiene en un rango similar a la del pasado. Y se podría argumentar que en el contexto actual, marcado por las numerosas incertidumbres económicas y financieras, estas empresas deberían contar con una prima más alta dado que son las principales beneficiarias de los bajos tipos de interés.

Sin embargo, supongamos que un inversor que posee estas empresas en cartera decide venderlas porque son caros. Entonces aparece la cuestión de la redistribución de los fondos recién liberados. Actualmente, la rentabilidad de la renta fija no compensa el riesgo que se corre. El inversor podría, obviamente, decidir permanecer en efectivo y esperar una fuerte corrección de los precios en estas compañías de calidad. Sin embargo, la experiencia demuestra que este es un enfoque muy arriesgado.

Por otra parte, el inversor podría comprar acciones cuya valoración parezca más atractiva. Pero, ¿dónde encontrar ese tipo de acciones? En los últimos años, la renta variable, al menos en los países desarrollados, se han vuelto más cara. Aunque las compañías de calidad están más caras que el mercado en su conjunto (y con razón), ya hemos señalado que su prima en comparación con el mercado no ha aumentado. Y las empresas cuya valoración a primera vista parece más atractiva están a menudo en sectores que corren grandes riesgos en el contexto actual, como por ejemplo la banca o las acciones altamente cíclicas. Para invertir en estos sectores se necesitan tener una confianza en las perspectivas de la economía mundial y el sistema financiero que no tenemos actualmente.

Como ya hemos señalado, las valoraciones actuales de las acciones defensivas de calidad son altas, pero no exorbitantes. Además su rendimiento esperado es menor que en el pasado, pero sigue siendo razonable, especialmente en un contexto de bajos tipos de interés. En la medida que el precio pagado determina el retorno, sería ingenuo pensar que en un momento en el que más se paga por estas empresas, se puede conseguir la misma rentabilidad que en el pasado. Así que tenemos que rebajar nuestras expectativas en lo que respecta a estas empresas de calidad. Si su valoración sigue aumentando, llegará un momento en que el rendimiento esperado sea tan bajo que la inversión en ellas ya no tenga sentido. Pero ese momento todavía no ha llegado.

Guy Wagner es CIO de Banque de Luxembourg y managing director de su filial de asset management, BLI.

Un nuevo modelo de negocio para las gestoras

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Un nuevo modelo de negocio para las gestoras
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Leo Hidalgo. Un nuevo modelo de negocio para las gestoras

Los inversores son cada vez más conscientes de que el futuro que viene es complicado y de que tendrán que hacer frente a un largo periodo de desafíos sin precedentes. Es probable que este entorno afecte enormemente, no solo a las decisiones de inversión, sino también al desarrollo futuro del sector de la gestión de activos.

Desde la perspectiva que me confiere mi cargo de consejero delegado y director de inversiones, creo que es el momento de replantearnos nuestro negocio como gestora de inversión y construir una nueva relación con los clientes.

En lo que se refiere a la actividad de inversión, pensamos que los rendimientos a largo plazo de todas las clases de activo (en un horizonte temporal de diez años) van a mantener la tendencia descendente de la última década.

Como consecuencia de las políticas monetarias poco convencionales que han puesto en marcha los bancos centrales, la deuda pública, con tipos cercanos a cero e incluso negativos, está perdiendo su función tradicional de generación de ingresos y su papel como activo «sin riesgo» en las carteras de inversión. Tras varios años de mercados alcistas impulsados por la liquidez, las oportunidades direccionales obvias que ofrecen los activos de riesgo también se han aprovechado al máximo. Al mismo tiempo, pensamos que está aumentando el riesgo de que se produzcan situaciones extremas.

Tal y como hemos visto desde el año 2015, los mercados financieros están perdiendo su fe ciega en los bancos centrales. La transición de las principales áreas económicas hacia una senda de sólido crecimiento no ha sido fácil, como hemos podido comprobar en China y en otros mercados emergentes.

En los países desarrollados, la debilidad de la inversión y la consiguiente reducción de productividad está limitando el potencial de crecimiento. El exceso de deuda apunta en la misma dirección, favoreciendo la reducción del crecimiento estructural y el aumento de la volatilidad macroeconómica una vez que se produzcan los ajustes. Las elevadas tasas de desempleo, especialmente entre los jóvenes, agudiza la disparidad intergeneracional y aumenta la desigualdad existente entre los que se benefician de la inflación del precio de los activos y aquellos que se ven afectados por el estancamiento de las rentas del trabajo.

El marco geopolítico es frágil: Europa se enfrenta a la crisis de los refugiados, a la amenaza terrorista y a las fuertes presiones que ponen en peligro todo el entramado de la UE, mientras que el auge del populismo en todo el mundo compromete aún más el statu quo. El resultado del referéndum celebrado en el Reino Unido es un buen ejemplo de todo ello.

En un entorno como el actual, los inversores deben prestar especial atención a dos elementos fundamentales. En primer lugar, en nuestra opinión, no estamos ante una circunstancia temporal, sino estructural. Las tendencias que han servido de base a los mercados alcistas de los últimos veinte años ya no existen: la concepción de China (y de otros países emergentes) como nueva potencia económica, la globalización y la consiguiente competencia internacional, que contribuyeron a impulsar las fuerzas deflacionistas, el proceso tecnológico que provocó un fuerte aumento de la productividad. En segundo lugar, tal y como hemos podido comprobar, el proceso de desapalancamiento del ciclo de crédito a largo plazo aún va a tardar muchos años en completarse.

Por todo ello, pensamos que este escenario nos exigirá replantearnos cómo podemos construir carteras resistentes que puedan hacer frente a este nuevo paradigma de mercado

Si prestamos atención a la evolución del sector financiero cuando el entorno de inversión era favorable, nos daremos cuenta de que:

1) Ha permitido la exposición progresiva de los hogares hacia los activos financieros, y especialmente hacia los productos de gestión de activos. En el año 2015, el sector global de gestión de activos alcanzó 71,4 billones de dólares en activos totales, más del doble que en 2002.

2) En el marco de crecimiento general de la gestión de activos, se ha mostrado una predilección especial por los productos «pasivos». Ello se debe a que estos productos conllevan unos costes más reducidos y a que existe un cierto escepticismo sobre la posibilidad de que los gestores activos puedan llegar a batir a los índices de referencia.

De hecho, si nos remontamos treinta años atrás, el empleo de un índice de mercado como referencia u objetivo para las carteras de inversión ha sido una de las principales «innovaciones» del sector financiero. La adopción generalizada de este tipo de índices se debió inicialmente al hecho de que se trataba de un indicador «sencillo» para medir la gestión activa, por lo que los mismos índices constituían un primer paso para desarrollar inversiones «indexadas» de bajo coste.

En nuestra opinión, el nuevo entorno al que han de hacer frente los inversores traerá consigo un replanteamiento radical del concepto de índice de referencia, así como de lo que consideramos una separación «artificial» entre la gestión activa y la gestión pasiva. La gestión de activos consistirá cada vez más en la posibilidad de ofrecer soluciones de inversión que puedan medirse en función de un objetivo económico determinado: por ejemplo, una rentabilidad nominal mínima o un rendimiento superior a la inflación. Y las actividades de gestión de activos dejarán de medir su rentabilidad en relación con un índice de mercado tradicional.

En esta nueva era, todas las decisiones de inversión se convertirán en elecciones activas, incluida la decisión de incorporar un producto pasivo a una cartera para obtener un objetivo predefinido. Por lo tanto, en nuestra opinión, las gestoras van a pasar de ser proveedoras de productos a ser proveedoras de soluciones de inversión.

Si nos fijamos en los datos correspondientes al periodo 2011-2015, vemos que la «era de las soluciones» ya ha comenzado, y que la mayor parte de los flujos (más de 1 billón de euros) proceden de productos multi-activo, de fondos de fondos y de productos alternativos líquidos. El creciente apetito que hemos presenciado en los últimos cinco años por los productos generadores de ingresos también forma parte de esta tendencia hacia las soluciones de inversión.

En nuestra opinión, la era de las soluciones exigirá el replanteamiento del diseño de producto, de la gestión del riesgo y de la construcción de carteras, así como de los modelos de distribución necesarios para ofrecer la experiencia de inversión que demandan los inversores.

Giordano Lombardo es consejero delegado y director de inversiones de Pioneer Investments.

 

Decisiones financieras basadas en creencias

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Decisiones financieras basadas en creencias
Foto: Jpcolaso, Flickr, Creative Commons. Decisiones financieras basadas en creencias

Habitualmente no reflexionamos sobre ello, pero todas y cada una de las decisiones que tomamos en nuestra vida, incluidas las decisiones financieras, están basadas en nuestras creencias y experiencias pasadas.

Una creencia es una idea que asumimos como verdadera y expresamos de manera afirmativa, ya que damos por auténtico el conocimiento y la experiencia que tenemos acerca de una situación concreta.

Existen distintos tipos de creencias: las internas, que son las propias de nuestros pensamientos y experiencias; y las externas, que son las creencias colectivas que tenemos inculcadas por la cultura a la que pertenecemos y nuestro entorno familiar y social. Unas las expresamos exclusivamente con personas a las que les damos una autoridad o personas con las que tenemos afinidad, mientras que otras las defendemos ante cualquier persona y en cualquier entorno, y al igual que tenemos creencias que nos afectan de forma positiva, tenemos otras que nos limitan a la hora de alcanzar nuestros objetivos y que nos impiden plantearnos nuevos retos. En definitiva, vivimos en base a nuestras creencias.

Conocer las profundidades de nuestro interior para comprender de dónde surgen nuestras verdaderas creencias no es una tarea fácil y es necesario tener un “espejo” en el que poder ver cómo se reflejan nuestras creencias.

Si fuéramos capaces de mirarnos desde “fuera”, desde “estado cero”, podríamos aumentar nuestra capacidad para conocernos y nos ayudaría a resolver problemas, a potenciar nuestra competencia a la hora de descubrir oportunidades, y sobre todo, aprenderíamos a desarrollar herramientas y técnicas que nos ayudarían a transcender los límites que nuestra mente nos impone.

Cuando las emociones como el miedo o la desesperanza se apoderan de nosotros, nuestro cerebro se queda “secuestrado” y nuestra inteligencia, ausente, y en esos momentos, podemos sentir que se hace irresoluble nuestro problema. Sin embargo, la mayor parte de los problemas no reside en su dificultad, sino en nuestra sensación de pequeñez en el momento de hacerles frente.

Como coach, reconozco que una de las herramientas más potentes es “la pregunta”. Una pregunta nos invita a mirar hacia una dirección determinada, que en ocasiones queremos evitar, o no somos capaces de enfrentarnos a ella.

Einstein decía que la clave no es encontrar la respuesta a viejas preguntas, sino hacernos nuevas preguntas que nunca antes hayamos formulado. A veces he encontrado algo mágico en un gran “silencio”. Es la clave para que la verdadera respuesta fluya.

Si vinculamos todo lo comentado anteriormente, nuestros pensamientos, nuestras preguntas y nuestras creencias con nuestras decisiones financieras, obtendremos conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, hay personas que sienten miedo al invertir en acciones ante la posibilidad de perder su dinero, mientras que otras lo consideran una excelente vía de ahorro a largo plazo.

Cada persona tiene que conocer si invierte para preservar su capital, o si por el contrario, si invierte en activos con un objetivo de crecimiento y revalorización, en cuyo caso hay que asumir un mayor riesgo y tener la capacidad de reaccionar ante un resultado positivo o un resultado negativo y tomar una decisión consciente y analizada.

Dicho esto, el resultado no tiene la misma implicación en nuestra mente ni en nuestras emociones: Perder un 5% o ganar un 5% es radicalmente distinto, porque siendo el mismo porcentaje, sentimos con mayor intensidad el dolor de la pérdida que el placer de la ganancia.

Cuando estamos en un escenario de subidas de mercado, la mente humana no es consciente del riesgo, debido a que la satisfacción que nos produce la ganancia nos hace sentirnos más seguros y reafirmar la decisión de nuestra inversión.

Sin embargo, cuando perdemos dinero, se manifiesta la emoción del miedo, la ira o el enfado, y estas emociones nos impulsan a tomar decisiones precipitadas y poco sensatas, porque no son decisiones meditadas sino decisiones automáticas de defensa, y como diría Daniel Kanheman (Premio Nobel de Economía), estaríamos tomando decisiones basadas en nuestros “espíritus animales”.

Considero que se obtienen mejores resultados con un especialista al lado que nos guíe en el camino hacia el interior de nosotros mismos y por eso, en muchas ocasiones utilizamos herramientas de coaching y psicología financiera para identificar las creencias de nuestros clientes, para mejorar las creencias limitantes y apoyar sus decisiones en sus creencias de poder. De esta manera las inversiones están completamente integradas con sus objetivos, sus miedos y sus ambiciones.

En muchas ocasiones, tenemos la tendencia de mirar a corto plazo las inversiones que hemos hecho a largo plazo.

Tribuna de opinión de Ana Fernández Sánchez de la Morena, socia fundadora de AFS Finance Advisors EAFI

 

¿Pueden las empresas generarse su propio crecimiento en Europa?

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¿Pueden las empresas generarse su propio crecimiento en Europa?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: DFlorian1980. ¿Pueden las empresas generarse su propio crecimiento en Europa?

El final del verano y el inicio del otoño puede ser un momento difícil para hacer predicciones de mercado. Ya hemos dejado atrás el resultado del referéndum británico, meses de tipos de interés negativos en la mayor parte de Europa y una serie de datos económicos mediocres.

En un resumen elocuente de las distracciones de las últimas semanas, el Financial Times británico señaló acertadamente que el número de medallas que Reino Unido ganó en ciclismo en los Juegos Olímpicos de Río es mayor al de los negociadores comerciales de los que dispone el país capaces de trabajar en el Brexit. Estos últimos van a ser más importantes para la mayoría que los primeros en los próximos años, dicho sea con el mayor respeto y admiración por los atletas.

La política seguramente contribuirá a la incertidumbre en las siguientes semanas y meses, lo cual, en mi opinión, resulta lamentable. Este año aún están por llegar las elecciones en Estados Unidos, la perspectiva de una política monetaria más estricta en EE.UU.  y, posiblemente, una mayor flexibilización monetaria del Banco Central Europeo. A finales de año también conoceremos los resultados del referéndum italiano sobre la reforma electoral, y aún estaremos intentando vaticinar lo que pasará en las elecciones nacionales en Francia y Alemania de 2017.

¿Está evolucionando el crecimiento?

En cuanto a lo que está ocurriendo entre las empresas, las noticias han estado en consonancia con unas expectativas bastante moderadas. La clave aquí es que las expectativas han sido bajas, ya que el crecimiento sigue siendo bajo. Teniendo en cuenta que la mayoría de las empresas están generando liquidez, invirtiendo pequeñas cantidades en expansión y desarrollo y devolviendo una parte a los accionistas, en el ambiente parece respirarse una especie de «equilibrio tranquilo»; allá donde los gobiernos fracasan, hay una empresa para recoger el testigo.

La empresa española Amadeus, por ejemplo, especializada en emisión de billetes aéreos y sistemas informáticos, está ampliando su negocio a los sistemas de reservas hoteleras para que los hoteles gestionen su capacidad, sus precios y costes generales de manera más eficaz. Ha seguido creciendo con los clientes ya existentes y ha ido captando otros nuevos.

Así pues, a pesar del susto del año pasado, cuando la aerolínea alemana Lufthansa añadió una tarifa por el uso de intermediario para intentar que los particulares se saltasen las agencias de viajes y reservasen directamente, Amadeus, no obstante, siguió experimentando un alto crecimiento en el primer semestre de 2016. Por cierto, a Lufthansa, al igual que otras aerolíneas, se le han dificultado bastantes las cosas en un entorno deflacionario con un exceso de capacidad.

La ruta de las fusiones y adquisiciones hacia la expansión

Asimismo, se está observando una mayor actividad societaria (fusiones y adquisiciones) en Europa. Muy poco después del referéndum británico, una de las mejores empresas tecnológicas y de crecimiento del Reino Unido, ARM, aceptó una oferta de la empresa japonesa Softbank. La prima del 40% elevó el precio de sus acciones a un nivel que, según las estimaciones razonables, habría llegado igualmente en 2019. No obstante, la lectura negativa es que poco queda ya para que otra gran empresa británica acabe desapareciendo.

En otro orden de cosas, Bayer está en proceso de comprar la productora agrícola estadounidense Monsanto, y Linde, una empresa alemana especializada en gases industriales, ha confirmado que está negociando con su rival estadounidense Praxair con vistas a una fusión. En un entorno de bajo crecimiento con tipos de interés bajísimos, las alianzas de este tipo parecen más factibles.

El enigma de los tipos de interés

Sigue mediando una creciente tensión entre el soporte de los tipos de interés más bajos, los rendimientos negativos de los bonos y la renta variable, situada en máximos históricos de valoración, a pesar de las modestas perspectivas de crecimiento. Es muy posible que se produzca un ajuste, sobre todo si finalmente aparecen señales de inflación.

En Reino Unido, por ejemplo, parece inevitable, en mi opinión, que las presiones inflacionarias remonten a partir de aquí, posiblemente rebasando el 3% en los próximos 12 meses, debido a la devaluación de la libra esterlina. Queda por ver si el Banco de Inglaterra conseguirá mantener unos tipos de interés tan bajos, cuando acaba de reducirlos a otro mínimo histórico debido a los temores de una fuerte desaceleración tras el brexit. Por lo tanto, a la luz de estas contradicciones y de la creciente incertidumbre, puede que el próximo otoño se presente aún más difícil para los mercados.

En este entorno, me parece que la calidad a un precio razonable es posiblemente el camino correcto a seguir. Tras la pequeña inversión a finales del año pasado por parte de Atlas Copco -proveedor de equipos industriales británico- en una enseña más cíclica y de calidad, estamos detectando un mayor debate sobre la posibilidad de una mayor flexibilización fiscal en Europa, que debería impulsar de nuevo la demanda de equipos. Esto ha demostrado ya ser favorable. En términos más generales, la renta variable sigue estando bien sustentada por los rendimientos por dividendos y el crecimiento constante, aunque modesto. Esto debería bastar para que el inversor paciente obtenga unos rendimientos razonables.

Tim Stevenson es portfolio manager del Henderson Horizon Pan European Equity Fund.

¿Cuánto vale el tiempo de los inversores?

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¿Cuánto vale el tiempo de los inversores?
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Thiago A.. A Matter of Time

De todas las flechas en la cesta de un inversor, una de las más poderosas es el tiempo. Sin embargo, muchos gestores y propietarios no entienden completamente cómo de poderoso es el efecto del tiempo en las decisiones de inversión y sus resultados.

Como sociedad, nos movemos a un ritmo cada vez más rápido -en los negocios y en la vida-  y nos tomamos menos tiempo para hacer cosas que tal vez deberían tardar más. La necesidad de inmediatez puede ser incontenible. Y la tecnología, sin duda alimenta ese apetito, junto su valiosa contribución a la velocidad y la eficiencia. Pero la tecnología puede distorsionar el sentido del tiempo que necesita un inversor para desplegar su habilidad y la disciplina que para gestionar los riesgos cuando tienen que tomar más de lo mismo. Muchos creen que están siendo eficientes con su tiempo al evaluar numerosos datos y reaccionar a ellos con mayor rapidez. Pero, ¿es así realmente? Con tanta información a su alcance, los inversores y los propietarios de activos tienen que empezar a distinguir entre los momentos de control y los de decisión.

Como industria, tenemos que pensar cuidadosamente acerca de por qué el tiempo es importante para los inversores. Creemos que el tiempo permite a las habilidades, la experiencia y a la disciplina tener mayor impacto en los resultados. Ofrece a una tesis de inversión meticulosamente analizada la oportunidad de dar sus frutos. Favorece la toma de decisiones bien reflexionadas sobre el trading reactivo o el seguimiento de la última tendencia pasajera. Si los inversores no se toman tiempo para hacer una buen análisis con el que identificar el valor, la buena gestión y dónde hay un negocio sostenible, es que no están invirtiendo de manera responsable.

Quizás lo más importante es que el tiempo puede permitir a los inversores asumir riesgos de manera más intencional y gestionarlos, por tanto, de manera más eficaz. En un entorno como el de hoy, en el que los inversores deben adoptar tres veces más riesgo que hace 20 años para obtener la misma rentabilidad, la paciencia es esencial. Eso es cierto, incluso cuando los inversores se sienten angustiados cuando adoptan más riesgos. Necesitan frenar el impulso de evaluar los datos al instante y realizar modificaciones, que sólo ofrecen una falsa sensación de control en el mejor de los casos.

Ha llegado el momento de dar un paso atrás y ayudar a los inversores a comprender por qué, cuando se utiliza correctamente, el tiempo puede ser un activo valioso para llegar a los resultados deseados.

En última instancia, la conversación no gira en torno a la gestión del tiempo. Se trata de utilizar el tiempo para gestionar sabiamente.

Carol W. Geremia es presidenta de MFS Institutional Advisors y co-responsable global de distribución de la firma.

Deuda high yield europea: vigilancia ante la volatilidad

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Deuda high yield europea: vigilancia ante la volatilidad
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Víctor. Deuda high yield europea: vigilancia ante la volatilidad

Es posible que algunos inversores duden si añadir una clase de activos como los bonos high yield a sus carteras. Después de todo, estos valores son emitidos por empresas con una calidad crediticia inferior y puede parecer que comportan un riesgo inherente, especialmente en tiempos de incertidumbre como el periodo posterior a la victoria del Brexit.

Sin embargo, la deuda high yield se ha mostrado resistente en las semanas posteriores a que el Reino Unido votase a favor de abandonar la Unión Europea (UE), en particular en comparación con la renta variable. Seguimos siendo optimistas con respecto al mercado de bonos high yield europeo, dada la capacidad de reacción del banco central, las expectativas de que las tasas de mora se mantendrán bajas y unos fundamentales generalmente estables para los emisores de estos activos.

Las políticas acomodaticias de los bancos centrales continúan siendo el principal factor de impulso de los mercados financieros internacionales. Los diferenciales se ampliaron de forma significativa en el periodo inmediatamente posterior al referéndum del Reino Unido y los bonos denominados en libras esterlinas corrieron peor suerte que los denominados en euros. Sin embargo, una vez que se puso de manifiesto que se aplicaría un mayor estímulo cuando fuese necesario tanto en el Reino Unido como en Europa y que las subidas de tipos de interés se habían aplazado tanto en EE.UU. como en otros países, las condiciones del mercado mejoraron. Los diferenciales se han reducido y ahora son más estrechos en el caso de la deuda high yield denominada en euros que antes de la votación.

La política monetaria acomodaticia favorece a los emisores de esta clase de activos y por ello no prevemos un aumento de las tasas de mora en los bonos —un importante indicador de la salud del mercado—. Las tasas de mora también son en última instancia lo que impulsa las rentabilidades de los inversores. La reciente reapertura de mercados de emisiones nuevas ayuda a las empresas a acceder a la emisión de deuda a más largo plazo a niveles atractivos. Con un descenso de los gastos por intereses y un aumento de los perfiles de vencimiento de la deuda, los desencadenantes de los impagos resultan menos obvios.

Las compras de bonos del Banco Central Europeo (BCE), en particular de bonos de empresa, también atraen a los compradores de emisiones con grado de inversión (IG) hacia esta clase de activos en busca de rendimientos. Esta importante demanda en aumento genera una espiral de retroalimentación positiva para los emisores, dado que resulta más fácil acceder al capital a precios razonables. Observamos escasos motivos para esperar un deterioro significativo de los perfiles de beneficios de las empresas en las que invertimos. Puede que los sectores con exposición al consumo del Reino Unido o aquellas empresas británicas que soportan costes en monedas diferentes a la libra esterlina experimenten cierta inestabilidad a corto plazo, pero no hasta el punto de que quepa esperar que los niveles de deuda lleguen a resultar una carga. Por otra parte, hay emisores en el Reino Unido que obtienen sus beneficios en el extranjero y que se beneficiarán directamente de la reciente depreciación de la libra esterlina. En Europa continental, para la gran mayoría de los sectores todo sigue igual. Es posible que se produzca una ligera ralentización del crecimiento a corto plazo, lo que puede afectar a la rentabilidad de la renta variable, pero desde el punto de vista de la deuda los balances mantienen unos niveles de apalancamiento conservadores y unos coeficientes de liquidez razonables.

Dados los factores anteriormente mencionados, creemos que la historia de la deuda high yield europea se mantiene intacta. Las expectativas de crecimiento en la región se están revisando a la baja con razón, dado que la confianza, el consumo, la inversión y los flujos de operaciones se verán afectados a corto plazo. Sin embargo, la rápida reacción de los bancos centrales ya ha aplacado los nervios de los mercados, aun cuando hasta la fecha haya consistido más en retórica que en medidas reales.

Los mercados primarios se han vuelto a abrir para los emisores en euros y en libras esterlinas, y las expectativas relativas a los tipos de interés se han extendido a todo el mundo. El riesgo de impago sigue siendo escaso en Europa y la agencia de calificación Moody’s prevé una caída de la tasa de mora hasta el 1,9% para finales de año. Dicho esto, a medida que caen los rendimientos también se contraen las expectativas de rentabilidad. Cabe advertir que a pesar de que consideramos que las rentabilidades por ingresos están bien justificadas, también observamos unas oportunidades de plusvalías limitadas en estos niveles.

Artículo de Ben Pakenham, gestor de inversiones senior de renta fija para EMEA de Aberdeen AM.

El Banco de Japón recoloca su arsenal

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El Banco de Japón recoloca su arsenal
CC-BY-SA-2.0, Flickr. The BoJ Tweaks Its Armoury

Con los bancos centrales de todo el mundo tratando de alcanzar sus objetivos de inflación, el Banco de Japón (BoJ) ha adoptado un nuevo marco de política monetaria denominado «QQE de control de la curva de rendimiento».

Hay dos elementos en esta nueva política. En primer lugar, en lugar del modelo tradicional en el que el banco central fija el tipo a corto plazo, ahora el Banco de Japón tratará de establecer el tipo en la parte de la curva a más largo plazo, deuda a 10 años.

En segundo lugar, el banco central se ha comprometido a mantener la política monetaria sin cambios hasta que la inflación haya sobrepasado la meta de inflación, situada en el 2%. Con esto, se ha abandonado el objetivo explícito de expansión de la base monetaria en 80 billones de yenes al año, pero en cambio dice que adoptará un enfoque flexible.

La política está diseñada para cambiar las expectativas de inflación, ayudar a que los bancos sigan siendo rentables a través de una curva de rendimiento más pronunciada y tratar de abordar el problema de la escasez de bonos del gobierno japonés.

Aunque el gobernador Haruhiko Kuroda ha puesto en marcha una política para ayudar a los bancos, desde Old Mutual Global Investors dudamos que esto vaya a dar lugar a un rápido ajuste en las expectativas de inflación. Para nosotros, se trata más bien de la adopción de una política monetaria que permite que el Banco de Japón seguir haciendo lo mismo durante más tiempo, ya que espera la política monetaria requerirá un menor número de compras de bonos. El propio Banco Central admite que «es incierto que vaya a producirse un nuevo aumento de las expectativas de inflación».

El Banco de Japón está tratando de mantener una política monetaria expansiva al tiempo que trata de mitigar los efectos negativos de las compras de activos excesivas.

¿Qué significa esto?

Es un tapering, pero la compra de activos ya no es la variable independiente en la combinación de políticas. Es poco probable que la liquidez siga aumentando al ritmo actual, por lo que la ‘cazar se ha vuelto menos atractiva. El anuncio del Banco de Japón, que tiene como objetivo los bonos a 10 años debería suprimir la volatilidad curva de rendimiento local, pero podría conducir a la inestabilidad en otros mercados y clases de activos.

Los bancos japoneses terminaron la jornada del anuncio con subidas por encima del 7%, mientras que el yen caía un 0,4% frente al dólar. Los movimientos en otros mercados de bonos fueron escasos.

Nicholas Wall es co-manager del Old Mutual Global Strategic Bond Fund.

¿Cómo han evolucionado las acciones chinas de clase A?

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¿Cómo han evolucionado las acciones chinas de clase A?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Valentin Stanciu . ¿Cómo han evolucionado las acciones chinas de clase A?

A principios de 2014, escribí un comentario sobre las acciones chinas de clase A para hablar de los méritos de la bolsa de valores doméstica del gigante asiático como una oportunidad de inversión a largo plazo para los inversores globales. En el primer trimestre de ese año, el índice local CSI300 (que sigue algunas de las mayores compañías cotizadas en la bolsa de Shanghái y de Shenzhen) se sitúa en niveles en torno a 2.100 puntos. Mirando ahora hacia atrás, parece que prestar más atención a ese mercado en 2014 fue una buena recomendación, ya que poco después empezaría su primer rally en cinco años, alcanzando un nivel máximo de 5.335 puntos el 12 de junio de 2015.

Sin embargo, las cosas cambiaron repentinamente. La liquidez que apoyó la rápida apreciación del mercado ha demostrado ser insostenible y las cosas comenzaron a desmoronarse el verano pasado. Durante un lapso de tan sólo unos tres meses, de junio a octubre de 2015, los índices domésticos cayeron casi un 40% en moneda local. Y después de ver una aparente recuperación en octubre de 2015, los mercados de acciones de clase A volvieron a perder terreno y se contrayeron considerablemente en los primeros meses de 2016. Durante la mayor parte de 2016, las bolsas han seguido en crisis y ha caído aproximadamente un 11% en lo que va de año en términos de moneda local, con el índice fluctuando cerca del nivel de 3.200 puntos desde el inicio del año.

El mercado de acciones de clase A se caracteriza por su alto nivel de participación con más del 80% de su volumen de operaciones controlado por sus inversores. Esta volatilidad también puede verse en la rotación de los sectores que los inversores locales han preferido en los últimos 18 meses. Los tres sectores de mejor desempeño en el 2015, destacados en el gráfico, se han clasificado hasta ahora en el cuartil inferior por desempeño en lo que va de año. Esta rotación es producto de unas perspectivas de crecimiento más lento, altas valoraciones, menor apetito por el riesgo y un cambio hacia nombres más defensivos a la luz de una economía en crecimiento más lento.

En Matthews Asia, todavía nos atraen los méritos esencialmente sólidos de muchas empresas locales que cotizan en China. Nuestro reto a largo plazo, sin embargo, consiste en identificar las compañías de buena calidad en industrias en crecimiento que cotizan con unos múltiplos de valoración altos. La corrección del mercado, por tanto, nos ofrece como inversores a largo plazo, acceso a las empresas de buena calidad a niveles más razonables. Continuamos manteniendo la cautela en este mercado, sin embargo, y nos damos cuenta de que tal vez sólo un puñado de empresas de este gran universo son dignas candidatas a formar parte a largo plazo en nuestras carteras.

Nos alienta ver algunos acontecimientos internos que pueden inclinar el mercado hacia una mayor participación institucional. Los datos recientes sugieren que la industria de fondos de inversión de China, que se duplicó en 2015, está creciendo rápidamente y ahora es el segundo mayor mercado de fondos de Asia, con activos de 1,3 billones de dólares. La industria de fondos de inversión de China se ha visto impulsada por el surgimiento de una clase media, las alta tasa de ahorro y el crecimiento en la oferta de productos, como los populares fondos del mercado monetario, muchos de los cuales están disponibles en las plataformas de comercio electrónico.

Dado que llevamos a cabo análisis en la región asiática, seguimos siendo conscientes de los retos actuales de este mercado, en medio de las cambiantes condiciones macroeconómicas, y sin embargo estamos encontrando acciones de clase A con calidad que el lideran modelos de negocio sostenible.