Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.

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Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.
Wikimedia CommonsFoto: Jan Kronsell. Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.

En un discurso reciente, el Dr. Stanley Fisher de la Fed dio una serie de explicaciones muy convincentes de por qué la tasa de equilibrio de la economía americana (a la que eventualmente llegará la Fed) es ahora más baja que previo a la Gran Recesión de 2008, destacando la falta de innovación, productividad, envejecimiento de la población, incertidumbre, falta de crecimiento global; además de dar las razones por las que la política monetaria sola no puede resolver todos los problemas, haciendo un llamado a la política fiscal. De hecho, utilizando un modelo de la Fed, estimó que un incremento al gasto público en EUA del 1% del PIB, podría incrementar la tasa de equilibrio en 50 puntos base, mientras que una baja de impuestos de ese monto, lo haría en 40pbs.

El tema a discusión es qué impacto tendría en la curva de rendimiento si Hillary Clinton, una vez alcanzada la Presidencia, impulsa su plan de gasto en infraestructura aumentando el déficit fiscal (Donald Trump también prometió mayor gasto y menores impuestos). Siguiendo el orden de ideas, un impulso fiscal de este tipo, es lo que necesita la Fed para acelerar el proceso de reducir el estímulo monetario actual y llevar la tasa de referencia hacia el equilibrio. A nuestro juicio, la curva de rendimiento en EUA, no tiene incorporado dicho escenario e incorporarlo tendría un impacto de alza a lo largo de toda la curva de rendimiento.

La curva de bonos del Tesoro de EUA considera a partir del incremento de este diciembre de 25 puntos base, aproximadamente un alza de 25 puntos base por año hasta llegar al 2,25-2,50%, que es un ritmo demasiado lento. En estos momentos no estaríamos argumentando en contra del nivel de la tasa terminal de equilibrio del 2,25-2,50%, pero sí de la velocidad a la que se alcanza. Así, si consideramos un escenario en el que la Fed sube en diciembre de este año 25pb y en 2017 otros 25pb, pero a partir de 2018 una vez que esté en forma el estímulo fiscal, 50pb por año, hasta llegar a un rango del 2,25-2,50% en 2020, el impacto en la curva de rendimiento es a la alza a lo largo de toda la curva y, en particular, en la parte media.

En la gráfica 1 presentamos nuestra estimación de lo que tiene incorporada la curva de rendimiento de bonos del Tesoro estadounidense actualmente y la contrastamos al escenario recién descrito. Destaca de la gráfica 1, que aunque se llega a la misma tasa de equilibrio en ambos casos, en el escenario se llega unos años antes. Tan sólo esa diferencia tiene implicaciones para toda la curva de rendimiento, empujando para arriba los niveles de rendimiento de los bonos del Tesoro una vez que incorporen la trayectoria para la tasa de la Fed según el ejercicio descrito. Por ejemplo, el rendimiento para el bono de 10 años debería ser de 2,07%, que contrasta con el nivel actual del 1,79%.

En suma: la curva de bonos del Tesoro, que es la base para la determinación de otras curvas en el mundo, como la de México, tiene incorporado un escenario para la tasa de la Fed bastante laxo, por lo que cualquier empuje fiscal de la nueva Presidencia de EUA (que ambos candidatos han prometido) tendría repercusiones importantes al alza en las curvas tanto de EUA como de las del resto del mundo. Aquí presentamos un escenario con un cambio bastante leve, sólo para demostrar la dirección del impacto, pero la vulnerabilidad de la curva ahí está.C

Columna de FINAMEX escrita por Guillermo Aboumrad
 

La asignación a los hedge funds ha muerto. ¡Larga vida al Total Return!

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La asignación a los hedge funds ha muerto. ¡Larga vida al Total Return!
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Concepción Muñoz. The Hedge Fund Allocation Is Dead. Long Live Total Return!

Las salidas de capital de los hedge funds se están acelerando. Los hedge funds se están encontrando a sí mismos a la defensiva por unos pobre resultados, altas comisiones y difíciles estructuras legales, además de una avalancha de publicidad negativa. Los inversores se preocupan cada vez más de las comisiones en un entorno de bajas rentabilidades nominales. Ahora empieza a llegar una nueva dinámica: el miedo.

Quienes están todavía invertidos en hedge funds tienen razones para preocuparse de si la marea actual de salidas de capital inducirá el cierre de las compuertas, con hedge funds pidiendo el cierre para impedir que los inversores huyan en masa. Las retiradas masivas pueden ocurrir muy pronto, por lo tanto, la máxima comprobada a lo largo de la historia es: «Si usted va a entrar en pánico, hágalo en primer lugar.»

Pero a continuación tenemos una visión más benigna del futuro de los hedge funds:

Dentro de cinco años, no habrá ninguna asignación de capital a hedge funds. En su lugar se hará una asignación a activos total return. Esto consistirá en un grupo reducido –en número y comisiones– de supervivientes, hedge funds con talento que derriben sus muros y se ganen mantener la red de comisiones, mezclados con managers de alternativos líquidos. Al igual que los hedge funds de múltiples estrategias eclipsaron a sus homólogos de una sola estrategia, también lo hará la incorporación de estrategias multiactivo y dejarán de lado las estrategias únicas de alternativos líquidos. Este nuevo y mejorado tipo de asignación tendrá en general menores comisiones, impulsará la transparencia y ofrecerá mejores y más diferenciados ratios de rentabilidad ajustada al riesgo (ratios de Sharpe).

En la mayoría de los portfolios, ya vemos diferentes mezclas de total return. En un extremo del espectro están las mezclas de total return que se centran más en un resultado de apreciación del capital. Aquí tenemos más estrategias de alternativos líquidos multiactivos orientados al crecimiento que se asociarán con los hedge fundscon múltiples estrategias long-biased. Juntos, canibalizarán los mercados de valores y privados para proporcionar los mejores rendimientos en base a la revalorización del capital, al tiempo que controlan la volatilidad.

En el otro extremo del espectro habrá estrategias centradas en la conservación del capital, con alternativos líquidos multiactivo centrados en absolute return unidos a hedge fundsmúlti-estrategia centrados en relative value. Conforme los tipos de interés comiencen a subir, los inversores verán cada vez más estas mezclas como una fuente más estable y constante de preservación del capital. La mayoría de las carteras mezclarán estrategias centradas en la revalorización del capital y de conservación de capital en función objetivo del cliente.

La asignación total a total returncrecerá para ayudar a los clientes a alcanzar los resultados que son importantes para ellos. Con los bajos rendimientos nominales y  el aumento de la volatilidad, la mezcla de estrategias y el aumento de las asignaciones a total return –una estrategia basada en los resultados– estarán a la orden del día para la mayoría de las carteras. Los resultados incluyen capitalizar el dinero en términos reales con respecto a la inflación debido a ciertos obstáculos sobre marcos de tiempo definidos. Esta asignación estará centrada en lograr ratios de Sharpe más altos que los de las clases de activos tradicionales.

Hoy en día el 10% de las asignaciones a hedge fundsdarán paso a un 20% de las asignaciones a total return. Dentro de las carteras institucionales de los Estados Unidos, los hedge funds se encogerán de una dotación del 10% al 5%, mientras que los alternativos líquidos multiactivo crecerán un 15% para rebajar las comisiones al tiempo que mejora la liquidez y transparencia. Por supuesto, esto va a variar según la región. Reino Unido ya ha evolucionado hacia un 10%-15% de multiactivos (que ellos llaman el crecimiento diversificado). Esto va a seguir creciendo al 30%. Australia ha avanzado más en la eliminación de los hedge funds, debido a las comisiones.

Los alternativos líquidos en la cresta de la ola

Esto se debe a sus tasas más bajas, mayor liquidez y una mayor transparencia. Los alternativos líquidos también tienden a estar más sujetos a marketing y compliance que los hedge funds, una consideración importante en un universo posterior a Bernie Madoff.

Michael J. Kelly es managing director y responsable global de estrategias multiactivo de PineBridge.

Esta información tiene sólo fines educativos y no pretende servir como asesoramiento de inversión. No supone una oferta de venta o solicitud de compra de ningún producto de inversión o valor. Cualquier opinión proporcionada en este artículo no se debe ser tenida en cuenta en decisiones sobre inversión. Cualquier opinión, proyecciones, pronósticos y declaraciones a futuro son de carácter especulativo. Son válidas únicamente a la fecha presente y están sujetas a cambios. PineBridge Investments no está solicitando o recomendando actuaciones basadas en esta información.

La cabalgata del proteccionismo

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La cabalgata del proteccionismo
Foto Life-Of-Pix / Pixabay. La cabalgata del proteccionismo

Cada vez que los políticos enfrentan un problema buscan generar un enemigo a quien echarle la culpa de todos los males que aquejan a la sociedad.  Actualmente, los políticos han elegido al libre comercio como el responsable de todos los problemas que aquejan a la economía.  Esto no es una situación nueva, cada vez que hay una recesión se repite este fenómeno. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, todos los países de Europa quedaron devastados y por lo tanto deseban que sus políticas fiscales expansionistas tuvieran el mayor impacto posible sobre sus economías domésticas y no sobre la de los vecinos, por ello, en ese tiempo se estableció que los tipos de cambio fueran fijos y no se permitiera la devaluación del tipo de cambio para que nadie se aprovechara de las políticas expansionistas de los vecinos y las economías eran bastante cerradas.

Actualmente, con tipos de cambio flexibles, los políticos lo que plantean es cerrar las economías para incrementar la demanda sobre los bienes nacionales y por lo tanto aumentar la producción nacional.  Esta es la posición que se encuentra atrás de la decisión del Brexit en Inglaterra y de la propuesta del candidato republicano a la Casa Blanca. 

Sin embargo, dicha posición es errónea.  La historia muestra que los países que tienen mayor bienestar y crecimiento económico son los que se han enfocado al comercio exterior.  Si analizamos al imperio británico, su crecimiento y momentos de mayor auge los lograron como consecuencia de fomentar el comercio internacional, lo mismo se puede mencionar de los Estados Unidos de América.

Los países del sudeste asiático han sido muy exitosos precisamente porque su modelo de crecimiento económico se basó en fomentar el comercio internacional.  China, India y Corea del Sur, lograron un gran dinamismo en su crecimiento económico a partir de que abrieron sus economías.  El proteccionismo (cerrar la economía) funcionó en países que tenían poca industria, como fue el caso de los países latinoamericanos durante las décadas de los cincuenta a los setentas del siglo pasado, pero una vez que se industrializaron dejó de ser efectivo.   Pensar que un modelo de economía cerrada puede funcionar para países con un elevado nivel de desarrollo industrial es totalmente incorrecto.

Con el grado de globalización existente, cerrar la economía va a frenar la entradas de bienes que se utilizan para fabricar exportaciones y por lo tanto va a reducir las ventas al exterior.  Los políticos están ignorando este impacto sobre las exportaciones que reduce la producción nacional. Adicionalmente, los precios de los bienes se van a incrementar, hoy se compra lo importado porque es más barato y al limitarse esas adquisiciones el bienestar de los consumidores, particularmente de los de menor ingreso se va a reducir. En el caso de Estados Unidos se estima que el bienestar de los más pobres se reduciría alrededor del 30% y el de los más ricos alrededor del 10%.

Columna de Francisco Padilla Catalán

New York, New York

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New York, New York
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andrew. New York, New York

“If I can make it there, I can make it anywhere” cantaba Frank Sinatra sobre la ciudad de Nueva York que, entre otras muchas características, constituye el principal mercado en Estados Unidos para emprendedores y oportunidades de negocios. Eso sí, también podría haberse estado refiriendo a la situación actual del mercado de deuda con grado de inversión.

Las nuevas emisiones a nivel global están cerca de sus máximos históricos, con Estados Unidos a la cabeza de la lista. Nueva York es el centro financiero de Estados Unidos y la ciudad en la que se están realizando la mayoría de estas emisiones.

La semana pasada “I melted away these Little town blues” de Zúrich y viajé a Nueva York para tomar el pulso a la acción. Durante las reuniones a las que asistí pude confirmar que existe una fuerte demanda de bonos corporativos globales. No solo estamos hablando de inversores que tradicionalmente invierten en bonos con grado de inversión, sino que también hay nuevos inversores en el mercado que están intentando conseguir su parte del pastel. Incluso aunque el volumen de operaciones de fusiones y adquisiciones se está reduciendo en Estados Unidos, el trabajo pendiente de refinanciación de estas operaciones seguirá siendo significativo y mantendrá la actividad de nuevas emisiones en un nivel elevado. En lo que llevamos de año, la tasa de ejecución para nuevas emisiones en Estados Unidos se sitúa algo por encima del billón de dólares, lo que supone un crecimiento del 6% respecto al año pasado.

Podría pensarse que este elevado nivel de nuevas emisiones en Estados Unidos podría frenar los flujos hacia bonos globales, sobre todo teniendo en cuenta que los costes de cobertura para inversores extranjeros han aumentado en los últimos meses. Sin embargo, este no es el caso, como se refleja en el porcentaje cada vez mayor de bonos corporativos en manos extranjeras. Incluso algunos inversores están invirtiendo sin cubrir la divisa en un intento de maximizar los retornos totales.

A pesar del elevado volumen de nuevas emisiones que estamos viendo a nivel global, hay que reconocer que dichas emisiones han sido muy bien digeridas por el mercado. De hecho, durante el receso de verano, la oferta ha seguido estando sobresuscrita. Por todo ello pensamos que el entorno actual caracterizado por bajos tipos de interés durante un largo período de tiempo junto con una demanda favorable continuará respaldando los bonos corporativos a nivel global.

Columna de opinión de Christian Hantel, gestor de carteras senior en Vontobel AM.

La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses

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La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Gage Skidmore. La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses

La bolsa estadounidense se ha anotado abultadas ganancias en 2016 y sorprende que el S&P 500 haya registrado varios máximos consecutivos después de sufrir únicamente una breve corrección tras el referéndum británico sobre la UE. Sin embargo, durante el pasado mes el mercado parece haberse moderado en una coyuntura de atonía económica y pobre crecimiento de los beneficios. A la vista de ello, los inversores probablemente estén muy atentos a los riesgos bajistas para la bolsa estadounidense y se centren más en las posibles consecuencias de las próximas elecciones estadounidenses.

Los inversores, tal vez más que en anteriores comicios, aprecian riesgos claros en el resultado de la carrera presidencial de 2016. Mientras que Hillary Clinton es fundamentalmente la candidata de la continuidad, aunque con una línea más dura en temas comerciales, sanitarios y financieros, a Donald Trump se le considera, en líneas generales, un peligro para los mercados. A muchos, su discurso sobre el perjuicio que ha sufrido EE.UU. por la globalización les hace temer una oleada de proteccionismo y actitudes contrarias al libre mercado en todo el mundo.

Estas políticas plantean serios riesgos a los mercados y crean un considerable grado de incertidumbre, por lo que la creencia general es que una victoria de Trump desencadenaría ventas masivas en las bolsas, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo.

Sin embargo, una victoria de Trump podría tener el efecto perverso de provocar un periodo de buen comportamiento de la renta variable estadounidense, al menos a corto plazo. En concreto, el aumento del gasto público y los recortes de impuestos —políticas simplistas, pero de éxito inmediato entre el público— podrían dar impulso a la economía interna y reactivar el crecimiento de los beneficios en la bolsa estadounidense, incluso si el efecto económico a más largo plazo es pernicioso.

En muchos aspectos, este hecho pone de relieve las dificultades que tienen los responsables de asignación de activos a la hora de tomar decisiones tácticas sobre lo que me gusta denominar “cisnes rojos”. A diferencia de sus homólogos de color negro, que son acontecimientos imprevisibles que afectan negativamente a los mercados, un cisne rojo es un acontecimiento que no puede pasarse por alto, pero que al que casi nadie presta atención porque el deseo inmediato de conseguir rentabilidades vence a las consideraciones a largo plazo.

En mi opinión, hay muchas razones para pensar que una victoria de Trump podría ser uno de estos cisnes rojos, es decir, un suceso beneficioso al principio para los activos estadounidenses, a pesar de que podría ser perjudicial a largo plazo.

Impulso en forma de gasto público

A pesar de lo reñido de la carrera presidencial, una victoria de Trump probablemente sorprendería a los inversores, dado que las encuestas llevan tiempo apuntando a una victoria de Clinton. Por lo tanto, es sensato suponer que cuando la campana suene para dar inicio a la sesión en Wall Street, la consecuencia inmediata de una victoria de Trump será un movimiento de huida del riesgo en todos los mercados.

Sin embargo, durante las semanas y meses posteriores ese movimiento probablemente se neutralice, ya que las propuestas de Trump serían muy estimulantes para la economía.

Además, Trump parece más proclive a financiar el gasto adicional con más deuda pública, a diferencia de Clinton, que ha prometido financiar la inversión en infraestructuras con una reforma de la fiscalidad de las empresas. Trump también se ha comprometido a simplificar los códigos tributarios, reducir el impuesto de sociedades al 15% y rebajar los impuestos a las personas físicas. Eso significa que una presidencia de Trump probablemente sería mucho más expansiva desde el punto de vista del gasto público que una de Clinton y, por consiguiente, los mercados subirían al calor de los cambios en la orientación y el tono de las políticas del gobierno.

Repatriación de grandes cantidades de tesorería

Las repatriaciones de tesorería también podrían aumentar a causa de la creciente hostilidad de la UE hacia los regímenes fiscales de muchas empresas estadounidenses. Si a esto se sumara a una reforma fiscal favorable en Estados Unidos con Trump como presidente, entonces podríamos ver a otras grandes empresas tecnológicas (como Google o Facebook) repatriar tesorería hacia EE.UU.

Reserva Federal: ¿Se mantendría la inacción?

A la vista de las dificultades que han tenido muchos para pronosticar la política monetaria estadounidense durante los últimos dieciocho meses, tal vez no sea sensato vaticinar cuál podría ser la reacción de la Reserva Federal a una victoria electoral de Trump. Sin embargo, si se produjera una huida inmediata del riesgo tras una victoria de Trump, la Fed podría optar por no subir los tipos en diciembre. La Fed ha mostrado extrema cautela a lo largo de 2016 y podría permitirse no subir los tipos después de que los datos estadounidenses hayan decepcionado este año. Considerando que la Fed solo ha subido los tipos de interés anteriormente cuando los mercados lo habían descontado, también hay que prestar atención a cómo comunicarían una eventual subida en el caso de victoria de Trump.

El debilitamiento del efecto Trump

Aunque se puede explicar cómo una victoria de Trump podría ser beneficiosa para los activos de riesgo estadounidenses a corto plazo, resulta difícil imaginarse cómo podría mantenerse este efecto positivo a más largo plazo, a la vista del nacionalismo de miras estrechas que destila la agenda económica de Trump. Las posturas contrarias a los intercambios comerciales en EE.UU. sentarían muy mal fuera y la subida de los aranceles estadounidenses probablemente tendría respuesta internacionalmente. Eso dañaría a las empresas estadounidenses con grandes negocios en el extranjero, especialmente aquellas con centros de fabricación en China y otras regiones.

Además, una presidencia de Trump socavaría la posición internacional de EE.UU. Los acuerdos comerciales existentes, como el Acuerdo Transpacífico y el NAFTA estarían amenazados, ya que Trump ha prometido abandonarlos o renegociarlos. El discurso beligerante de Trump en relación con las exportaciones chinas a EE.UU. también podría desencadenar una guerra comercial que llevaría a los chinos a estar menos dispuestos a comprar deuda pública estadounidense. En pocas palabras, una presidencia de Trump quebrantaría ese orden mundial que tanto beneficia a la economía estadounidense.

Conclusión

Las razones del perjuicio a largo plazo que sufrirían los mercados si Trump fuera presidente son claras. Sin embargo, no se aprecia igual de bien la posibilidad de que el mercado reaccione al alza a corto plazo tras una posible movimiento reflejo de la huida del riesgo. Un Trump presidente probablemente aplicaría más medidas de estímulo que el presidente actual o incluso su oponente en la lucha por la Casa Blanca.

Cuando los mercados vuelvan a centrarse de nuevo en este hecho y en el cambio general de la política de gasto público, entonces podríamos ver fuertes ganancias en los activos de riesgo estadounidenses. Pero debido a las consecuencias a largo plazo de una victoria de Trump, la política monetaria estadounidense también podría seguir siendo expansiva durante más tiempo, lo que daría apoyo al sentimiento del mercado. Por lo tanto, a la hora de abordar la elección de Trump, los inversores deberían estar atentos a los cisnes rojos, así como a los riesgos a más largo plazo.

James Bateman es el director de inversiones del área de Inversión multiactivos de Fidelity.

Por qué la ira de los votantes es positiva para la deuda de los mercados emergentes

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Por qué la ira de los votantes es positiva para la deuda de los mercados emergentes
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Kirilos. Why Voter Anger is Positive for Emerging Market Debt

El riesgo político casi siempre ocupa un lugar destacado en la lista de preocupaciones de los inversores en deuda de mercados emergentes, debido a que los países en los que invierten son propensos a inestabilidad, disturbios e incluso revoluciones.

Recientemente, sin embargo, las turbulencias en la política de varias economías emergentes clave ha sido algo de lo que alegrarse, en lugar de preocuparse, porque ha sido el resultado de los votantes demandando una gestión económica mejor.

La tendencia complementa un cambio en otros factores que antes considerábamos bajistas para la deuda de los mercados emergentes, y ahora se han convertido en alcistas, ayudando a que esta clase de activos haya generado algunos de los mejores rendimientos de 2016. Estos factores son el crecimiento económico, donde las perspectivas para los países emergentes en comparación con las economías desarrolladas han mejorado; los precios de las materias primas, que se han recuperado con fuerza; la economía y los mercados financieros de China, que se han estabilizado; y las perspectivas de política monetaria en Estados Unidos, donde ahora se espera que los tipos permanezcan en niveles bajos durante más tiempo.

Estos son los cuatro mercados emergentes que sufrieron tanto de asuntos fuera de su control, pero que ahora están en el proceso de hacer frente.

Brasil

En los últimos tiempos, el escándalo de corrupción conocido como ‘Lava-Jato’ entró en erupción, destapando un esquema de sobornos en la empresa petrolera estatal, Petrobras. Aunque Rousseff no está implicada directamente, muchos de sus miembros del partido si, incluyendo a Luiz Inácio Lula da Silva, miembro fundador del Partido de los Trabajadores.

En última instancia, la crisis económica y la ira pública contra la presunta corrupción generalizada socavaron la popularidad de Rousseff y descarrilaron su gobierno. Se vio obligada a abandonar su cargo este año y ha sido reemplazada por su ex vicepresidente, Michel Temer, que ha nombrado importantes figuras –bien vistas por los los inversores– para dirigir el Ministerio de Finanzas y el Banco Central.

No está claro si Temer conseguirá llevar a cabo todos sus planes para sacar a Brasil del atolladero, pero los inversores son optimistas.

Argentina

Mauricio Macri ganó las elecciones con una base pro-empresarial que incluía promesas de reducir los subsidios y los impuestos a la exportación, y normalizar las estadísticas económicas. También ayudó a Argentina poner fin a una disputa con los acreedores ‘holdout’. Estas medidas permitieron a Argentina para volver al mercado de bonos a principios de este año con una venta de deuda 16.500 millones de dólares, una señal de la renovada confianza de los inversores.

Venezuela

La crisis social y económica empeoró después de la muerte de Hugo Chávez en 2013, debido a que su sucesor, Nicolás Maduro, continuó con las políticas del ex presidente, pero sin su carisma, en un momento en el que los precios del petróleo se desplomaron en los mercados internacionales. Este año, un gran número de venezolanos han presionado a las autoridades para permitir un referendo que fuerce a Maduro a dejar el cargo- un proceso que hasta ahora ha sido obstaculizado por el consejo electoral, muy influenciado por el gobierno.

Si bien el panorama sigue siendo muy incierto, está claro que los militares van a ser clave en cómo evolucione la situación, dado su control sobre muchas áreas de la economía.

Sudáfrica

Conforme el poder pasó de Nelson Mandela, a Thabo Mbeki, a Kgalema Motlanthe y más recientemente a Jacob Zuma, las políticas económicas se han ido deteriorando, mientras que problemas graves como el alto desempleo persisten. Esto se hizo más problemático tras la desaceleración del crecimiento de China y la caída de los precios de las materias primas, especialmente debido a que el gobierno hizo poco por cambiar el rumbo.

Durante la presidencia de Zuma han surgido una serie de escándalos de corrupción, y un intento malogrado de reemplazar al ministro de Finanzas altamente respetado de Sudáfrica, Nhlanhla Nene, por un político poco conocido. Este último movimiento minó la confianza de los inversores en el país, lo que provocó un ataque de tensión en el mercado que sólo se disipó cuando Pravin Gordhan, ex ministro de Finanzas, recuperó su cargo.

En Sudáfrica el electorado también ha expresado recientemente su descontento con la gestión económica del gobierno: en las elecciones locales de agosto, el partido gobernante, el African National Congress, sufrió su peor resultado electoral desde que llegó al poder en 1994.

Perspectivas favorables

Es evidente que algunos de estos países están más cerca que otros de lograr el tipo de gestión económica que sus electores exigen. Sin duda habrá otros momentos de drama, pero lo importante es que, aunque el proceso es ruidoso y desordenado, la democracia está en marcha. Y muestra que estos países se están moviendo en la dirección correcta, aunque sea de manera irregular.

De cara al futuro, esperamos que el clamor por las reformas en los mercados emergentes respalde esta clase de activos, junto con la mejora en las perspectivas de crecimiento, el rebote en los precios de las materias primas, la estabilidad en las perspectivas de China y que la Reserva Federal de Estados Unidos siga siendo acomodaticia.

En este contexto, esperamos  que el atractivo de la deuda de los mercados emergentes crezca a medida que más inversores busquen fuentes de retorno atractivas, especialmente a la luz de la rentabilidad negativa que ofrecen la oferta de deuda pública de los mercados desarrollados.

John Peta es director de Deuda de Mercados Emergentes de Old Mutual Global Investors.

Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV

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Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV
Foto: Mauro Gonzalez Elizalde. Las afores invierten más en bolsas extranjeras que en la BMV

Las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) canalizan más recursos a las inversiones en bolsas de valores del extranjero que a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).

De acuerdo con información de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), las administradoras mexicanas tienen inversiones en activos de renta variable extranjera por promedio de un 12,19% del total de sus inversiones, mientras que los recursos destinados a la renta variable nacional equivalen a un 6,79% del gran total.

La flexibilidad de los mercados extranjeros, las ligas que tienen una parte importante de las administradoras mexicanas con grupos financieros del exterior, así como las estrategias que los mejores desempeños que han registrado en los años recientes los mercados del exterior, respecto a la BMV, son algunas de las causas que explican el hecho.

Por Afore, Banamex es la que más recursos destina al mercado de renta variable, aunque no la que más inversiones hace en renta variable del extranjero. Banamex destina un 22,7% de sus recursos a las bolsas de valores y lo conforma de la siguiente manera: un 15,9 % del total está concentrado en renta variable foránea, mientras que el 6,8% se canaliza al mismo segmento del mercado mexicano.

La administradora que más recursos destina a los mercados de valores extranjeros es Profuturo, empresa que destina el 17,2% del total de sus inversiones a los mercados de valores del exterior; mientras que la única Afore que no tiene inversiones en las bolsas de valores extranjeras es PensionISSSTE, que solamente destina el 7,2% del total de los recursos al mercado de renta variable nacional.

Ninguna Afore, excepto el caso ya señalado de PensionISSSTE, tiene un porcentaje mayor de inversiones en renta variable nacional, respecto a la internacional, todas las Afores tienen preponderancia en recursos canalizados a los mercados del exterior.

Columna de Antonio Sandoval

Las dos vías de la economía estadounidense

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Las dos vías de la economía estadounidense
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Ron Cogswell. The Two-Track U.S. Economy

Muchos observadores del mercado interpretaron el informe de empleo de septiembre de los EE.UU. como un poco decepcionante, ya que el crecimiento del empleo fue un poco más débil de lo esperado. Pero creo que fue un informe decente, y próximo a donde esperaría se encontrara considerando que la economía estadounidense se está moviendo en dos vías.

¿Qué quiero decir con esto? Actualmente estamos siendo testigos de una economía estadounidense en la que tanto el consumo como el empleo en el sector servicios han sido sorprendentemente robustos, mientras que estos mismos rubros en segmentos de producción siguen siendo suaves. El informe de septiembre mostró que esta tendencia continúa, con un fuerte crecimiento del empleo en los sectores de servicios, como la salud y la educación, y en especial en empresas de servicios profesionales (hasta 67.000 el mes pasado). Por el contrario, el sector manufacturero perdió otros 13.000 puestos de trabajo.

De hecho, el empleo manufacturero alcanzó su punto máximo en junio de 1979, hace aproximadamente cuatro décadas, con cerca de 20 millones de empleos en el sector (o 1 de cada 5 empleados). En su punto más bajo en 2010, sólo había 11,4 millones de puestos de trabajo manufacturero en los EE.UU. (o menos de 1 de cada 10 empleados).

Hay fundamentos tanto demográficos y tecnológicos detrás de esta tendencia de dos vías, como una población que envejece, así como las innovaciones en la tecnología que impulsan el empleo en las industrias de servicios, las cuales tienden a ser mucho más intensivas en cuánto al tipo de trabajo.

El porcentaje de de la población económicamente activa de Septiembre es otra señal de esta tendencia, mostrando una fuerte demanda de capital humano en la  economía actual, lo que hace que más gente regrese a la fuerza de trabajo. De hecho, la tasa de participación se ha recuperado de los mínimos de 2015, y ahora está de vuelta en torno al 63%.
 

El reciente aumento en la tasa de participación es aún más impresionante cuando se juzga junto a un envejecimiento de la población, ya que muchas más personas están saliendo de la fuerza laboral hoy en día (es decir, se retiran) de lo que hemos experimentado en décadas anteriores.

La economía de EE.UU. también se está moviendo en dos vías separadas en otro sentido. En los últimos años, hemos visto un fuerte crecimiento del empleo, pero  niveles apenas decentes de crecimiento reportado para el producto interno bruto. Algunos dicen que las altas cifras de empleo reflejan una economía de baja productividad. Estos argumentos sugieren que hemos necesitado contratar a muchas más personas para producir una cantidad relativamente menor de bienes, como si los resultados de la mano de obra y la manufactura se redujeran en su capacidad para generar el producto agregado. Creo que esto es una interpretación equivocada del panorama económico debido al hecho de que los números de productividad tradicionales no captan la influencia a la baja que han tenido las nuevas tecnologías sobre los precios.

El resultado final: Las tendencias de dos vías, evidentes en el informe de empleo de septiembre, son simplemente otras señales de que la economía de los EE.UU. está teniendo un mejor desempeño que el que las cifras generales pueden implicar. Entonces, ¿dónde nos deja esto desde la perspectiva de la política monetaria? La Reserva Federal puede mover, y probablemente mueva, las tasas en su reunión de diciembre a menos que se de un choque inesperado a la economía o los mercados.
 

Velando armas

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Velando armas
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Gage Skidmore. Velando armas

Los mercados se han habituado claramente a la perspectiva de un estado continuo de crecimiento económico anémico, aunque sostenible y de tipos bajos que nadie consigue alterar. La rápida absorción del impacto generado por el voto a favor del Brexit el pasado mes de junio ha venido a reafirmarles en ese inmovilismo. Gracias al apoyo de los bancos centrales, estas condiciones les han permitido incluso obtener unas rentabilidades muy dignas estos años atrás.

Teniendo todo esto en cuenta, los inversores parecen poco preocupados por un hecho: de aquí a final de año, el 8 de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos, seguidas muy de cerca por el referéndum italiano el 4 de diciembre, y por último, el comité monetario de la Fed el 14 de ese mismo mes, su última ocasión para subir los tipos de referencia al menos una vez en 2016 (si aceptamos la hipótesis de que, el 2 de noviembre, una semana antes de los comicios presidenciales, se eludirá tal decisión). En lo que a nosotros respecta, ante la agenda prevista para la recta final de este año, nos parece justificado aumentar tácticamente la vigilancia frente a los riesgos que deparan los mercados.

El economista Hyman Minsky, fallecido en 1996, se hizo famoso al demostrar que los grandes periodos de estabilidad pueden convertirse en motores de inestabilidad, pues fomentan la asunción de riesgos excesivos. Así, muchos vieron en la gran crisis financiera de 2008 uno de estos “momentos Minsky”.

Sin ahondar en paralelismos con este episodio, debemos recalcar, no obstante, que la adopción inédita de políticas monetarias no convencionales desde 2009 ha hecho posible la envidiable trayectoria de los mercados de renta fija y variable, obviando por completo los fracasados intentos de reactivar el crecimiento económico y reducir los niveles de endeudamiento.

Las elecciones estadounidenses plantean una situación de riesgo asimétrico desfavorable, pese a que, a día de hoy, las probabilidades llaman a la calma. No en vano, en el mejor de los casos, la victoria de la candidata demócrata pondrá el timón en manos de una presidenta impopular —elegida principalmente por el rechazo que suscita su contrincante republicano—, incapaz de sacar adelante sus proyectos centrados en los estímulos presupuestarios por carecer del apoyo de una mayoría en el Congreso.

En cierto modo, se mantendría el panorama actual, aunque probablemente con una mayor regulación. En el peor de los casos, las elecciones estadounidenses provocarían un salto a lo desconocido, lo que plantea una amenaza muy directa para el comercio mundial y las finanzas públicas del país, e incluso podría ser causa de crispación geopolítica.

En Italia, el paso por un referéndum constitucional (impuesto a Matteo Renzi por no haber logrado una mayoría parlamentaria suficiente) presenta también un riesgo asimétrico. En caso de victoria, podrá continuar con sus reformas, pues el Senado habrá sido desprovisto de su capacidad de bloqueo, pero el éxito no ofre- cerá una solución milagrosa a la debilidad de la economía italiana (el crecimiento en el segundo trimestre se mantuvo en el 0%), muy lastrada por una producción anémica, una deuda excesiva y un sistema bancario frágil. Por el contrario, su rechazo supondría de facto un voto de desconfianza hacia su persona. Así pues, no solo daría el alto a la dinámica de reformas, sino que podría precipitar la retirada de la escena política de uno de los líderes europeos más eurófilos y empujaría a Italia a la incertidumbre política.

Finalmente, el 14 de diciembre, Janet Yellen tendrá la última oportunidad este año de concretar la mejora de los indicadores de empleo e inflación en Estados Unidos con la subida de los tipos de referencia. En caso de notable agitación de unos mercados ya turbulentos, por ejemplo, tras un resultado inesperado en las elecciones, es probable que la Fed se cuide de echar más leña al fuego. Sin embargo, salvo circunstancias excepcionales, difícilmente podrá resistir la tentación de subirlos un 0,25%. ¿Saldrán reforzados la economía, y, con ella, los mercados? Lo dudamos. Ahí también está presente el riesgo asimétrico.

Puede suceder que los mercados sigan nutriéndose de las economías debilitadas, inundadas de liquidez. Además, los indicadores adelantados de la economía mundial podrían alargar todavía algunos meses la recuperación iniciada en la primavera de 2016 (aunque nuestros análisis internos no apunten en esa dirección). Sin embargo, la gestión de los riesgos obliga a prestar atención a los momentos de fragilidad.

La comodidad de ese apoyo excepcional que han ofrecido los bancos centrales y que se ha prolongado durante varios años ha abocado a los mercados de renta fija y variable a la inestabilidad, tal y como la entiende Minsky. Ambas clases de activos se han vuelto vulnerables a los envites externos, como así lo han confirmado ya los mini-momentos Minsky en 2013, y durante el verano de 2015 y principios de 2016. Ahora bien, quizá se produzcan otros tres impactos de aquí a finales de año, mientras que nuestras previsiones macroeconómicas apuntan, además, a la posibilidad de que los mercados decepcionen en el plano del crecimiento mundial. Así pues, procede adoptar nuevamente una configuración táctica más prudente en renta variable y renta fija para poder gestionar adecuadamente esta fragilidad.

Didier Saint-Georges es miembro del comité de inversiones y managing director de Carmignac.

Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo

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Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo
Foto: JackMac34 / Pixabay. Inversiones pasivas directas: una nueva clase de activo

Por lo general, los inversionistas no se centran en la información más relevante

La mayoría de los inversionistas no profesionales que gestionan sus propios portafolios, tienden a poner demasiado énfasis en noticias que son poco relevantes para el desempeño de su cartera. Los medios de comunicación nos bombardean continuamente con información de todo tipo, influyendo sobre nosotros para ser demasiado activos y eventualmente tomar malas decisiones.  Adicionalmente, existen banqueros que envían gran volumen de información para generar churning: una estrategia que consiste en tener una rotación de activos elevada e innecesaria, para generar comisiones debido a que éstas, siguen siendo la principal fuente de ingresos para las bancas privadas.

Algunos inversionistas dedican gran parte de su tiempo al seguimiento de los mercados para tratar de predecir la dirección de los mismos. El market timing es una estrategia de inversión en la que el inversionista compra y vende acciones o fondos de inversión con el objetivo de aprovecharse de los movimientos del mercado de manera anticipada (o así lo cree), influenciado por un indicador económico o técnico. Desgraciadamente en la realidad, está estrategia simplemente no funciona adecuadamente para la mayoría de los inversionistas pues es prácticamente imposible prever el inicio y el final de una corrección, por ejemplo.

Muchos inversionistas privados también dedican demasiado tiempo en la selección de acciones individuales, generalmente con muy poco éxito. Para entender la complejidad de esta tarea podemos ver los retornos de administradores de fondos, que tienen equipos enteros dedicados a la investigación y análisis del mercado, industrias y empresas.

Cuentan con analistas con la mejor educación y años de experiencia en la industria, pero inclusive para ellos es difícil  superar los índices de referencia. Por lo tanto, el estudio de empresas y acciones puede ser entretenido, pero generalmente no genera retornos superiores para inversionistas pequeños.

La psicología de los inversionistas es clave en las decisiones

Sin embargo, muchos inversionistas creen, erróneamente, que son capaces de descifrar la dirección de mercado y de seleccionar correctamente los títulos individuales. En muchos casos, esto se explica por estudios de la psicología del comportamiento financiero de un individuo: específicamente  por el exceso  de confianza y la memoria  selectiva. Una gran mayoría de empresarios con patrimonios importantes son exitosos, al menos parcialmente,  porque tienen un buen nivel de confianza en sí mismos. El problema es que en muchos casos, no tienen la experiencia ni el tiempo para estudiar el mercado de valores. Sería un error creer que el éxito en sus proyectos y negocios, les da la habilidad de tomar las mejores decisiones de inversión en bolsa.

La asignación de activos explica el 85% de los resultados de la cartera

Es importante que los inversionistas privados estén al tanto de los sesgos de comportamiento que se pueden llegar a desarrollar. El desempeño de un portafolio se define en un 85% por la asignación adecuada del portafolio y no por escoger acciones y bonos individuales. Para lograr la distribución correcta de activos, es importante tener el proceso de toma de decisión muy bien planteado. Saber los perfiles de riesgo y retorno que busca un cliente son factores clave para la formación del proceso de inversión.

Definir el universo de inversión es clave

Antes de definir la exposición adecuada a cada clase de activo, es importante definir sobre que universo se va a invertir. Hace 10 años el debate se centraba sobre la inclusión de productos estructurados como una clase de activos independiente, esto era impulsado principalmente por las bancas de inversión. El debate hoy en día se centra sobre qué debe ser considerado como una inversión alternativa. Los Hedge funds y private equities, son comúnmente considerados como alternativos, y en mi opinión las inversiones pasivas directas deben ser incluidas también en este segmento.

Las inversiones pasivas directas deben ser consideradas en la construcción de portafolios

Los family offices usualmente tienen inversiones directas en empresas o proyectos. Algunas de estas firmas son muy activas y tienen un poder para tomar decisiones, mientras otras son inversionistas pasivos. En los últimos meses, hemos visto la tendencia hacia estructuras de notas privadas,  mejor conocidas como ETPs (Exchange Traded Products, por sus siglas en ingles). Estas notas permiten que inversionistas pequeños tengan acceso a proyectos de capital privado,  como  las inversiones pasivas directas.

Recientemente varias compañías de Estados Unidos han empezado a estructurar este tipo de notas, que permiten emitir participaciones en proyectos de bienes raíces, y brinda un fácil acceso a inversionistas no tan sofisticados. Creemos que las inversiones pasivas directas están en pleno crecimiento, ya que brinda una baja correlación con el mercado y hay mucha transparencia en contraste a los fondos de capital privado convencionales.

El grupo Crèdit Andorrà brinda acceso a inversiones pasivas directas

Los mercados de renta variable sufren de una valoración muy alta y la renta fija global tiene rendimientos muy por debajo del promedio histórico. Ahora es el momento de diversificar e incluir este tipo de inversiones alternativas en los portafolios. Muchos bancos tradicionales no ofrecen este tipo de inversiones pero la estrategia del grupo Crèdit Andorrà es diferente. Su posicionamiento como banca privada boutique con un enfoque en asesoría independiente ofrece servicios de multi-family office, incluyendo el asesoramiento de inversiones directas en proyectos de bienes raíces y proyectos de Private Equity.