La noche es más oscura justo antes del amanecer

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La noche es más oscura justo antes del amanecer
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: audvloid . La noche es más oscura justo antes del amanecer

En diciembre de 2015, cuando planteamos el posible contenido de la edición de este año de nuestro Expected Returns, lo hicimos con muy buen ánimo. La economía europea sorprendía a propios y extraños creciendo por encima de la tendencia y la primera subida de tipos de interés por parte de la Fed no había hecho descarrilar a los mercados, como muchos temían. La economía mundial también estaba recuperándose, alcanzando velocidad de escape. Se esperaba que la Fed fuera el primero de los bancos centrales en comenzar el proceso de normalización monetaria, seguida probablemente por el Banco de Inglaterra.

Naturalmente, había obstáculos; siempre los hay. Por ejemplo, el precio del petróleo. Además, numerosos economistas nos decían que los niveles de endeudamiento llevaban años creciendo, y que esto desembocaría en un ciclo de deuda adverso más pronto que tarde. ¿Tenían razón?

¿Y qué me dicen sobre el desplome de los mercados emergentes? ¿Recuerdan el bloque BRIC? La parte BR no pasaba por su mejor momento. En 2015, la economía de Brasil se contrajo un 3,8%, y la de Rusia un 3,7%. La parte IC (India y China), eso sí, evolucionaban mejor, mucho mejor, pero ¿a qué precio? ¿Cuánto tiempo podría mantener China su trayectoria de entonces?

Entonces, vino el invierno. O mejor dicho, la ausencia del mismo. Se batieron récords en todo el mundo, registrándose en diciembre de 2015 las temperaturas medias más altas de la historia. Desde luego, el hecho de que el fenómeno de “El Niño” de este año fuera el más potente jamás registrado fue un factor importante pero, teniendo en cuenta que las temperaturas mundiales registran nuevos máximos prácticamente cada año, estaba claro que no se trataba de un hecho aislado. Es cierto que este tema no preocupaba especialmente a los mercados financieros, pero tampoco podían hacer caso omiso de sus efectos. ¿Es posible tener en cuenta un fenómeno como el calentamiento global al formular perspectivas a cinco años y, si así fuera, existen observaciones relevantes que hacer en relación con la política de inversión?

Deuda, mercados emergentes y calentamiento global: temas serios. Y, como ya he dicho, teníamos buen ánimo y el futuro se antojaba alentador, así que nos dispusimos a abordar esos temas.

Han pasado ocho meses y debo admitir que ya no tenemos tan buen ánimo. La ansiada normalización se ha quedado en una mera subida única de tipos por parte de la Fed. La economía estadounidense se ha visto perjudicada por el marcado declive de los precios del petróleo. Esto ha supuesto el fin del ímpetu inversor en la parte más dinámica de la economía de Estados Unidos (esquisto), generando mayor incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento del conjunto de la economía.

Se han producido también circunstancias externas por las que la Fed no ha seguido subiendo los tipos: la incertidumbre que rodea a la economía china, la volatilidad de los mercados financieros y —una gran sorpresa negativa— el resultado de la consulta sobre el Brexit.

¿Se trata pues de otro revés temporal, o ha llegado el momento de reconocer que Robert Gordon tenía razón cuando afirmó que en adelante el crecimiento seguiría siendo contenido?

 

¿Es todo tan malo entonces? Según las conversaciones que hemos mantenido con clientes y las impresiones que hemos recabado en nuestras presentaciones en foros para inversores durante los últimos seis meses, nos inclinaríamos a pensar que la respuesta es sí. Aunque no podemos demostrarlo, nuestra impresión es que el sentimiento general entre los inversores profesionales nunca ha sido tan bajo como ahora.

En una encuesta realizada a principios de este año, más del 50% de los 200 inversores profesionales encuestados afirmaron que sus previsiones son que los intereses de los bonos se mantendrán bajos «durante décadas», mientras que el 12% optó por la respuesta «todavía no hemos visto nada». El mensaje que reflejan los precios en los mercados financieros es similar: las previsiones de inflación para el mercado europeo (5 años vista) registraron un nuevo mínimo histórico del 1,25% a principios de este año.

Esto significa que el mercado prevé que la inflación media durante el periodo 2021-2026 será de un exiguo 1,25%. Atendiendo al historial de seguimiento de Alemania Occidental (mundialmente conocido por su severa postura inflacionaria), este promedio a cinco años resulta muy raro, ya que los inversores habrían perdido dinero el 90% del tiempo con este patrón. ¿Es esto posible? Desde luego. ¿Pero es probable? Bueno, solamente para los más pesimistas. Y eso es precisamente en lo que queremos incidir.

Por un lado, este pesimismo es un riesgo per se. En el funcionamiento de las economías, existe un importante factor de autorrefuerzo inercial, de modo que un desplazamiento en una dirección concreta no es fácil de revertir. Cuando el crecimiento se debilita, los productores y consumidores adoptan mayor prudencia, y todos los niveles de inversión, empleo y consumo se contraen, con lo que se refuerza la tendencia a la baja.

Por otro lado, hay quienes consideran que esta es la mejor medicina posible: cuando las expectativas son tan bajas, el umbral para las sorpresas positivas también lo es. Los mercados de valores suelen tocar fondo cuando la situación es más aciaga. Si los beneficios empresariales se evaporan, las empresas se hunden, la gente es despedida por millares, y comienza a hablarse del «fin del capitalismo como lo conocemos»; es ahí cuando el mercado cambia de rumbo.

Las malas noticias siguen copando los titulares durante meses, pero las acciones siguen subiendo, puesto que los mercados ya contaban con ellas. Cuanto peores son las expectativas, mayores probabilidades hay de que surjan sorpresas positivas.

La noche es más oscura justo antes del amanecer. Y si consideramos que la actitud de los inversores es realmente representativa, desde luego que ahora es bastante desalentadora.

Lukas Daalder es director de Inversión de Robeco Investment Solutions.

 

Banca, farmacéuticas, ¿las mayores perdedoras si gana Clinton o Trump?

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Banca, farmacéuticas, ¿las mayores perdedoras si gana Clinton o Trump?
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Bill B . Banca, farmacéuticas, ¿las mayores perdedoras si gana Clinton o Trump?

El mes de elecciones presidenciales en Estados Unidos está marcado, tradicionalmente, por el aumento de la volatilidad en el mercado de capitales en general, debido a la incertidumbre que lleva asociada. ¿Cómo deben posicionarse los inversores?

Este año, incluso ante las consecuencias del referéndum británico, los participantes del mercado podrán mostrarse más cautelosos o nerviosos de lo habitual. En este contexto, un inversor expuesto al mercado de acciones de EE.UU. podrá optar por alguna cobertura a través de instrumentos con exposición a volatilidades del S&P500, por ejemplo.

Sin embargo, teniendo en cuenta las declaraciones y programas de cada candidato hacia la Casa Blanca, hemos seleccionado las compañías que se comportarán mejor con una victoria de los Demócratas y cuáles lo harán si triunfan los Republicanos.

El escenario en el que la candidata demócrata, Hillary Clinton, es la ganadora, se caracteriza por las expectativas de continuidad por mantener el status quo y, como tal, con menos riesgos asociados. Por lo tanto, se espera que los activos más cíclicos pueden beneficiarse, tales como las acciones. En el escenario en el que el candidato republicano, Donald Trump sale ganador, la peculiar posición podría conducir a un aumento significativo de la volatilidad. Una potencial presidencia de este candidato podría caracterizarse por un mayor aislamiento y  flujos comerciales más débiles.

En el mercado de acciones, teniendo en cuenta el programa electoral del candidato, podemos distinguir el impacto entre los distintos sectores:

Sector financiero: un candidato demócrata defiende un mayor poder de los reguladores (SEC) para que decidan si las instituciones financieras son «demasiado grandes y demasiado arriesgadas para gestionar» y tasas de riesgo asociado con la cantidad de la deuda de cada banco. JPMorgan, Citigroup, Wells Fargo, Goldman Sachs, Bank of America, Morgan Stanley, BNY Mellon y State Street son las ocho instituciones consideradas de importancia sistémica en EE.UU. y pueden enfrentarse a restricciones adicionales.

Por otro lado, Hillary defiende un regulador menos flexible, argumentando que los bancos deben ser declarados culpables como condición para el acuerdo de disputas legales. Si los republicanos toman el control del Senado o la Casa Blanca, deberán seguir bloqueando cualquier intento de aumentar la regulación del sector financiero, aliviando así la carga y/o restricciones al sector.

Sector salud: una candidata como Hillary Clinton defiende la regulación y las medidas para controlar los altos precios de los medicamentos, lo que podrían tener un impacto negativo en algunas de las empresas de este sector. Entre las farmacéuticas con medicamentos cuyo precio es bastante alto destacan Gilead, Sanofi, Pfizer, Merck & Co o Mylan. La tendencia que presenta este sector parece descontar ya este potencial factor de riesgo. Por su parte, el apoyo de Trump a los métodos anticonceptivos podría beneficiar a empresas como Bayer.

Hillary Clinton está defendiendo ampliamente el mantenimiento del programa Obamacare y la expansión de Medicaid, la Ley de atención asequible de lo que puede traducirse en oportunidades para las compañías de seguros, tales como Molina, Humana, Aetna y Centene o incluso para aumentar los márgenes de los operadores de hospitales como LifePoint. A pesar de que tiene una visión muy consistente del sistema de salud, el candidato republicano ha sido muy crítico con los actuales modelos del ObamaCare, por lo que empresas como aseguradoras y hospitales podrían verse particularmente penalizados.

Sector energético: Clinton defiende la utilización de energías renovables y la transición al gas natural, por lo que las compañías de energía renovable (eólica y solar) y los productores de gas natural también deberían verse beneficiados. SolarCity, Vestas, Gamesa, First Solar, SunPower, Chesapeake, Anadarko, Devon e Cabot Oil & Gas son algunas de las empresas que podrían salir reforzadas.

Con respecto a la producción de carbón, los candidatos tienen puntos de vista opuestos. Hillary Clinton, por su parte, favorece el uso de las energías renovables. Por lo tanto, las empresas que operan en la minería del carbón, como Peabody Energy, Alpha Natural Resources, Consol o Arch Coal pueden verse afectadas.

Por otro lado, la explotación de terrenos federales también divide a los candidatos. En este caso, Donal Trump apoya la reducción de la carga reglamentaria sobre ellos. Por lo tanto, las energéticas que tienen participaciones en terrenos federales también puede verse afectadas.

Las empresas que tienen participaciones en tierras federales incluyen a Conocophillips o Hess, mientras que entre las empresas que prestan servicios se situarían Halliburton y Backer Hughes. Por último, aunque no fue muy abordado, Donald Trump defiende la ampliación del acceso al sector privado de las plataformas offshore, lo que podría beneficiar a las compañías como Shell, Chevron, BP, Apache y Anadarko.

Sector tecnológico: la candidata demócrata defiende una mayor regulación, al contrario que Donald Trump.  Así, en el caso de que Clinton sea la ganadora, empresas como AT&T, Verizon o Comcast podrán enfrentarse a un aumento de la regulación que podría materializarse en un incremento de los costes.

Sector defensa: independientemente de quien se haga con el poder de la Casa Blanca, no se esperan grandes cambios en armamento. Por un lado, el republicano Donald Trump ha mostrado su escepticismo en el apoyo de los aliados de Estados Unidos, lo que podría sugerir el deseo de reducir la presencia militar en el exterior.

Lo mismo se aplica a Clinton, que ha demostrado sobre-apoyo, en algunos casos, a la presencia militar de Estados Unidos. Empresas como Lockheed Martin Corp (Aviación), Boeing (Aviación), General Dynamics Corp (barcos y submarinos) o Raytheon Co (armas y municiones) pueden experimentar cierta volatilidad.

Divisas: en lo que se refiere al dólar estadounidense, podría apreciarse independientemente del candidato vencedor, especialmente en momentos difíciles.

Por un lado, en caso de que sea la candidata demócrata la vencedora, siendo considerada una candidata de “continuidad”, una vez eliminado el riesgo de incertidumbre asociado a las elecciones, se espera que la Fed aumente los tipos de interés en diciembre, fomentando la apreciación del billete verde. 

Por otro lado, en caso de que sea el candidato republicano el vencedor, el dólar podría depreciarse en una primera fase ante la figa de fondos de EE.UU. debido a la incertidumbre asociada a la agenda política de este candidato. No obstante, en una segunda fase, como el candidato aboga por un fortalecimiento de la moneda gracias a la subida de los tipos de interés, el dólar se apreciará.

Finalmente, sin invalidar la importancia de quién será el candidato que se haga con la victoria en las elecciones del 8 de noviembre, otro factor importante es también el dominio del Senado. En una situación de falta de mayoría, las condiciones de gobernabilidad serán muy pequeñas, por lo que cualquiera de las partes tendrá que hacer concesiones.

Columna de opinión de Marisa Cabrita, analista de Orey Financial.

La inversión en la era del populismo: punto de vista desde la óptica de la renta variable europea

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La inversión en la era del populismo: punto de vista desde la óptica de la renta variable europea
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Savara. La inversión en la era del populismo: punto de vista desde la óptica de la renta variable europea

El populismo avanza. La inesperada decisión del electorado británico de abandonar la UE, el creciente respaldo a políticos derechistas en otros países europeos y la sorprendente fortaleza que muestran políticos como Donald Trump están empezando a generar temor entre los inversores: entre otras cosas, porque varios de estos políticos y movimientos respaldan ideas desde ligeramente perjudiciales a tremendamente absurdas desde el punto de vista económico como, por ejemplo, una mayor intervención de los gobiernos en el sector empresarial, críticas a los bancos centrales y restricciones a la inmigración y proteccionismo.

A pesar del creciente respaldo popular a estas ideas en absoluto atractivas, los mercados bursátiles han aguantado el tipo hasta ahora razonablemente bien y el mercado estadounidense sigue próximo a niveles máximos. Por otra parte, los mercados europeos han dejado atrás las caídas que registraron tras el referéndum en el Reino Unido, pero ¿se trata acaso de una actitud complaciente? ¿Qué efectos podrían imprimir en la inversión los movimientos populistas?

Descontento con el statu quo

En primer lugar, debemos analizar qué hay detrás de los votos que reciben y el respaldo que muestran en las encuestas. La desafección de las clases populares con la evolución económica general desde el estallido de la crisis financiera es evidente; dicho desafecto responde al estancamiento o a la caída de los ingresos reales disponibles en el caso de las rentas medias y bajas.

Además, el malestar se ha visto agudizado en mayor medida por la toma de conciencia de que prácticamente todas las ventajas económicas van a parar a una élite minúscula. En su mayoría, se trata de los fracasos de la globalización, que se ha traducido en productos más económicos pero también en efectos deflacionarios para la capacidad de negociación de la mano de obra semicualificada y no cualificada de países desarrollados, al trasladarse al extranjero la producción de bienes y servicios. Sin embargo, la clave es que esta desafección se dirige a los gobiernos nacionales por la creencia de que los políticos «pueden hacer algo».

Los políticos más despiadados se han dado cuenta de que pueden aprovechar este descontento e impulsar sus carreras, incluso aunque no tengan ni la más remota idea de cómo resolver los problemas subyacentes. Recordemos cómo los partidarios más prominentes de la salida de la Unión Europea prometían que el Reino Unido podría controlar la inmigración y seguir teniendo pleno acceso al mercado único: una promesa falsa que quedó al descubierto con rapidez tras el referéndum.

Afortunadamente, ningún político tiene la capacidad de revertir los efectos de la globalización; de lo contrario, cualquiera podría proponer que todos compremos prendas fabricadas en nuestros países o criemos nuestros propios pollos. Puede que parezca una idea estupenda. Sin embargo, poniéndonos serios, todavía existe el riesgo de que los políticos aporten ideas cada vez más escandalosas para tratar de atraer votantes y distinguirse en un mundo caracterizado por un crecimiento bajo. El debate en torno a la salida del Reino Unido de la Unión Europea es un buen ejemplo. ¿Es realmente probable que el Reino Unido sea más próspero si su atractivo se hunde entre los inversores extranjeros?

La política del pragmatismo

Por tanto, la tarea clave es identificar a aquellos políticos que podrían ocasionar un daño real y valorar si realmente se encontrarán en posición de infligir ese daño. La resiliencia de los mercados frente a la decisión del electorado británico de abandonar la Unión Europea y demás factores se fundamenta en la expectativa (o la esperanza) de que las personas relativamente sensatas sean quienes terminen tomando las decisiones y decaigan las ideas más absurdas.

En el caso del Reino Unido, se encuentra al frente del Ministerio de Hacienda el primer hombre con experiencia empresarial real en al menos una generación. Aunque buena parte de las opiniones en público en el Reino Unido parezcan contrarias al mundo empresarial, puede que buena parte de esos pareceres formen parte de la estrategia negociadora de cara a la salida de la Unión Europea para lograr un buen acuerdo. Existe una diferencia entre lo que los políticos perciben que deben decir para justificar sus posturas ante votantes descontentos y lo que es probable que en la práctica terminen aprobando. También se pasa por alto la posibilidad de que el Reino Unido siga formando parte de la Unión Aduanera Europea incluso aunque abandone el mercado único.

Si se trabaja sobre la hipótesis de que los políticos más radicales no llegarán al poder y que los ligeramente tarados se verán refrenados por los burócratas, la perspectiva actual del mercado gana en realismo. Existe el riesgo de que los políticos relativamente sensatos traten de dejar atrás las bajas cifras de crecimiento, especialmente ante la apariencia de encontrarnos próximos a los límites de lo que los bancos centrales pueden conseguir mediante sus políticas de relajación cuantitativa y tipos de interés negativos.

Sin embargo, resulta más probable que se anuncien algunos proyectos de infraestructuras o programas de viviendas ambiciosos (máxima publicidad por el menor dinero posible) y que se eviten ideas mucho más arriesgadas como las inyecciones de dinero (helicopter money) —una alternativa a la relajación cuantitativa que podría traducirse en diversidad de medidas: desde pagos a los ciudadanos hasta monetización de deuda—.

Además, tampoco parecen merecidos los temores sobre la posibilidad de desintegración de la Unión Europea por la salida del Reino Unido: la historia demuestra que otros países europeos albergan una visión totalmente diferente de la institución.

¿Por qué pagar por nada?

Volvamos a la inversión. Si desea obtener un rendimiento por su capital, a nadie le gusta la idea de pagar a una empresa por prestarle dinero (gracias por la oferta, Henkel y Sanofi, pues ambas han ofrecido deuda a tipos negativos). Esta situación únicamente cobra sentido si piensa que alguien más comprará la deuda por un interés todavía más negativo. Por tanto, parece que la renta variable es uno de los pocos activos que pueden ofrecer una rentabilidad real. En el seno de la renta variable, existen determinados pasos lógicos que seguir que pueden contribuir a identificar los tipos de empresas que deberían capear con éxito los próximos años con resiliencia:

  • Buscar productos y servicios básicos (neumáticos, lubricantes, champú, alimentación)
  • Buscar ingresos recurrentes o contratos a largo plazo
  • No pagar en exceso por el crecimiento, pues podría resultar decepcionante
  • Buscar productos nicho con capacidad de fijar precios
  • Evitar los riesgos reglamentario y fiscal
  • Evitar la dependencia de pocos productos o países
  • Identificar los beneficiarios de los tipos de interés bajos (infraestructuras)
  • Buscar contratistas con habilidades especializadas en el ámbito de la infraestructura (túneles y puentes)
  • Localizar casos de «autoayuda»

Aunque las valoraciones en Europa son significativamente más elevadas que hace dos años, todavía es posible encontrar empresas sólidas capaces de remunerar el efectivo al 6%-7% y con oportunidades de crecimiento. Salvo que la situación política se deteriore realmente, estas perspectivas son de las mejores disponibles en un mundo en el que es probable que persistan durante algún tiempo el crecimiento bajo y los tipos negativos.

Simon Rowe es gestordel equipo de renta variable europea de Henderson.

Cinco tópicos sobre la inversión socialmente responsable

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Cinco tópicos sobre la inversión socialmente responsable
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Seyed Mostafa Zamani. Cinco tópicos sobre la inversión socialmente responsable

Los fondos de Inversión Socialmente Responsable (ISR), poco conocidos del público hasta hace unos años, abundan hoy en las carteras de los inversores europeos, tanto institucionales como privados.

La calidad intrínseca de los productos constituye, sin lugar a dudas, la clave principal de este éxito. Al invertir en ISR no se renuncia ni a la rentabilidad ni a la seguridad, todo lo contrario.

Más allá de su rentabilidad financiera, los fondos ISR ofrecen sobre todo a los inversores la posibilidad de cargar sus ahorros de sentido. Pero aún siguen existiendo tópicos sobre este tipo de inversión. Estos son algunos de los más extendidos.

ISR = RSC = Desarrollo sostenible: FALSO

El desarrollo sostenible es un “desarrollo que responde a las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de responder a las suyas”.

La RSC, o Responsabilidad Social Corporativa, es la aplicación del desarrollo sostenible al mundo empresarial. Es la forma en que una empresa incorpora los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) a su estrategia y a su política general.

La ISR, o Inversión Socialmente Responsable, es la forma en la que los inversores integran el desarrollo sostenible y RSC en sus preferencias de inversión.

La ISR es una moda: FALSO

La ISR, que apareció hace más de un siglo en Estados Unidos como inversión ética, ha progresado mucho y experimentado un fuerte crecimiento en estos diez últimos años. Pobreza, desigualdades, exclusión, contaminación, cambio climático, escasez de recursos naturales son grandes desafíos económicos sobre los cuales los inversores pueden actuar. Invertir es una responsabilidad y una forma de vencer estos grandes desafíos a largo plazo.

Ante tales envites, la ISR es una forma concreta de apoyar una economía responsable, sacando provecho al mismo tiempo de las oportunidades de inversión que ofrece el desarrollo sostenible.

Los fondos IRS no son rentables: FALSO

La ISR suele ser percibida negativamente en cuanto a la rentabilidad financiera que puede ofrecer a los inversores. Sin embargo, su historial de rentabilidad desde hace más de diez años tiende a demostrar lo contrario.

Por ejemplo, el MSCI-KLD 400, el índice ISR más antiguo que tengamos hoy, integra las 400 empresas estadounidenses mejor calificadas desde el punto de vista social y medioambiental. Desde 2008, su rentabilidad supera la de su homólogo tradicional, el índice Standard & Poor’s 500 (que reagrupa las 500 primeras empresas estadounidenses), lo que demuestra que al invertir de forma responsable no se renuncia a la rentabilidad financiera.

Los fondos no tienen ningún impacto: FALSO

Cualquier fondo ISR debe realizar no sólo un análisis financiero riguroso de cada empresa sino también un estudio y una evaluación de sus prácticas Medioambientales, Sociales y de Gobierno corporativo (ASG) antes de decidir en cuál invertir. Las empresas, cali cadas por equipos especializados, se clasi can luego dentro de su sector de actividad. Nuestro objetivo consiste en cambiar positivamente las prácticas empresariales a través del compromiso y de la votación en las Asambleas Generales, promoviendo las mejores prácticas ASG.

Invertir en un fondo ISR sí que tiene pues un impacto ya que fomenta una mejora de los comportamientos ASG de todos los protagonistas de la economía real.

Es imposible comprobar que los fondos sean IRS: FALSO

Para responder a las expectativas de los inversores, la ISR debe ser trans- parente sobre los objetivos, los medios empleados y los resultados alcan- zados. Para ello, existen informes extra-financieros que proporcionan da- tos objetivos sobre la plus-valía social y medioambiental de las carteras ISR. Pueden contener:

  • Una calificación extra-financiera de la cartera y del conjunto de sus valores, junto con comentarios sobre sus características ASG.
  • Indicadores « testigo » para comparar la cartera con su índice de referencia desde el punto de vista medioambiental, social y de gobierno corporativo.

En BNP Paribas Investment Partners, estos informes extra-financieros, elaborados desde hace varios años, constituyen una herramienta imprescindible para medir y dar a conocer el valor añadido de la ISR a sus clientes.

Sol Hurtado de Mendoza es la responsable para España y Portugal del negocio de gestión de activos de BNP Paribas Investment Partners.

¿Es demasiado tarde para entrar en el rally de los mercados emergentes?

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No puedes invertir en Asia sin conocer de cerca el mercado: el mensaje de Matthews Asia en la celebración de su conferencia anual
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Luke Price. ¿Es demasiado tarde para entrar en el rally de los mercados emergentes?

Después de un fuerte rally en los mercados emergentes en lo que va de 2016, algunos inversores se preguntan si todavía queda recorrido al alza. Aunque las valoraciones de las acciones han subido, creemos que las señales apuntan a que sí.

Hasta septiembre, el índice de mercados emergentes de MSCI registra una rentabilidad del 16,4% frente al 6,1% del índice MSCI World y el 7,8% del índice S&P 500. Aunque existen riesgos, creemos que el repunte de los mercados emergentes podría continuar, impulsado en parte por el estímulo monetario de China, con el apoyo de la estabilización de los precios de las materias primas, el crecimiento continuado de Estados Unidos y los firmes datos de exportaciones de las economías de los emergentes.

¿Cuáles son los riesgos en el horizonte? Entre ellos está la posible subida de tipos de la Reserva Federal estadounidense, las elecciones estadounidenses centradas en los acuerdos comerciales a nivel global, y las tensiones geopolíticas que implican a Rusia y China.

Es comprensible que algunos inversores puedan querer recoger sus recientes ganancias y volver a casa, mientras que otros podrían ser reacios a invertir su nuevo. Sin embargo, vemos buenas razones para seguir teniendo posiciones y creemos que ciertas inversiones en los mercados emergentes tienen un margen considerable para evolucionar bien.

En enero, dijimos que la deuda y la renta variable de los mercados emergentes generarían fuertes rentabilidades en base a las atractivas valoraciones, los fundamentos siguen intactos y los factores técnicos son positivos. Incluso después del repunte, las acciones de los emergentes no han alcanzado a los niveles de la renta variable del mundo desarrollado pese a los cinco difíciles años que ha atravesado (gráfico izquierda). Y mientras que el descuento en PER de las acciones emergentes en relación con acciones de los mercados desarrollados se ha reducido, el 23% de brecha de valoración sigue siendo considerable (gráfico derecha).

Con valoraciones más altas, es importante ser selectivo, controlar los riesgos y evitar los mercados donde las valoraciones se han alargado. Estos mercados tienden a ser más volátiles, por lo que los inversores tienen que preguntar si la búsqueda de una mayor rentabilidad vale la pena, dado el riesgo adicional. Buscar activamente entre todas las clases de activos ofrece la flexibilidad necesaria para mantenerse ágil y gestionar los riesgos.

Brasil e Indonesia lideran las oportunidades

A medida que los mercados de renta variable y de deuda de los mercados emergentes se han recuperado, hemos visto un cambio en las oportunidades. Después de caída del 15% del año pasado, los bonos de mercados emergentes en moneda local se han vuelto cada vez más atractivos. Países como Brasil e Indonesia ofrecen unas de las mayores tasas de interés reales de todo el mundo ahora que las presiones inflacionistas se han relajado, lo que deja margen para los tipos caigan. Eso podría aumentar la rentabilidad de las posibles ganancias del precio y los lucrativos cupones.

Por otra parte, algunos mercados de deuda han pasado a ser demasiado populares, haciendo caer la rentabilidad de los bonos si se compara con la clasificación de los mercados desarrollados. La deuda de los mercados emergentes denominados en dólares emitidos por los gobiernos de Europa central y oriental, por ejemplo, cotizan ahora con diferenciales de crédito mucho más estrechos que los de una calificación similar de emisiones corporativas en Estados Unidos (gráfico).

Marco Santamaría es vicepresidente senior y portfolio manager, especialista en deuda de mercados emergentes en divisa fuerte en AB.

Morgan C. Harting es portfolio manager principal de las estrategias multiactivo income de AB.

Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.

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Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.
Wikimedia CommonsFoto: Jan Kronsell. Las curvas de rendimiento del mundo irán al alza con un programa fiscal en EE.UU.

En un discurso reciente, el Dr. Stanley Fisher de la Fed dio una serie de explicaciones muy convincentes de por qué la tasa de equilibrio de la economía americana (a la que eventualmente llegará la Fed) es ahora más baja que previo a la Gran Recesión de 2008, destacando la falta de innovación, productividad, envejecimiento de la población, incertidumbre, falta de crecimiento global; además de dar las razones por las que la política monetaria sola no puede resolver todos los problemas, haciendo un llamado a la política fiscal. De hecho, utilizando un modelo de la Fed, estimó que un incremento al gasto público en EUA del 1% del PIB, podría incrementar la tasa de equilibrio en 50 puntos base, mientras que una baja de impuestos de ese monto, lo haría en 40pbs.

El tema a discusión es qué impacto tendría en la curva de rendimiento si Hillary Clinton, una vez alcanzada la Presidencia, impulsa su plan de gasto en infraestructura aumentando el déficit fiscal (Donald Trump también prometió mayor gasto y menores impuestos). Siguiendo el orden de ideas, un impulso fiscal de este tipo, es lo que necesita la Fed para acelerar el proceso de reducir el estímulo monetario actual y llevar la tasa de referencia hacia el equilibrio. A nuestro juicio, la curva de rendimiento en EUA, no tiene incorporado dicho escenario e incorporarlo tendría un impacto de alza a lo largo de toda la curva de rendimiento.

La curva de bonos del Tesoro de EUA considera a partir del incremento de este diciembre de 25 puntos base, aproximadamente un alza de 25 puntos base por año hasta llegar al 2,25-2,50%, que es un ritmo demasiado lento. En estos momentos no estaríamos argumentando en contra del nivel de la tasa terminal de equilibrio del 2,25-2,50%, pero sí de la velocidad a la que se alcanza. Así, si consideramos un escenario en el que la Fed sube en diciembre de este año 25pb y en 2017 otros 25pb, pero a partir de 2018 una vez que esté en forma el estímulo fiscal, 50pb por año, hasta llegar a un rango del 2,25-2,50% en 2020, el impacto en la curva de rendimiento es a la alza a lo largo de toda la curva y, en particular, en la parte media.

En la gráfica 1 presentamos nuestra estimación de lo que tiene incorporada la curva de rendimiento de bonos del Tesoro estadounidense actualmente y la contrastamos al escenario recién descrito. Destaca de la gráfica 1, que aunque se llega a la misma tasa de equilibrio en ambos casos, en el escenario se llega unos años antes. Tan sólo esa diferencia tiene implicaciones para toda la curva de rendimiento, empujando para arriba los niveles de rendimiento de los bonos del Tesoro una vez que incorporen la trayectoria para la tasa de la Fed según el ejercicio descrito. Por ejemplo, el rendimiento para el bono de 10 años debería ser de 2,07%, que contrasta con el nivel actual del 1,79%.

En suma: la curva de bonos del Tesoro, que es la base para la determinación de otras curvas en el mundo, como la de México, tiene incorporado un escenario para la tasa de la Fed bastante laxo, por lo que cualquier empuje fiscal de la nueva Presidencia de EUA (que ambos candidatos han prometido) tendría repercusiones importantes al alza en las curvas tanto de EUA como de las del resto del mundo. Aquí presentamos un escenario con un cambio bastante leve, sólo para demostrar la dirección del impacto, pero la vulnerabilidad de la curva ahí está.C

Columna de FINAMEX escrita por Guillermo Aboumrad
 

La asignación a los hedge funds ha muerto. ¡Larga vida al Total Return!

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La asignación a los hedge funds ha muerto. ¡Larga vida al Total Return!
CC-BY-SA-2.0, FlickrPhoto: Concepción Muñoz. The Hedge Fund Allocation Is Dead. Long Live Total Return!

Las salidas de capital de los hedge funds se están acelerando. Los hedge funds se están encontrando a sí mismos a la defensiva por unos pobre resultados, altas comisiones y difíciles estructuras legales, además de una avalancha de publicidad negativa. Los inversores se preocupan cada vez más de las comisiones en un entorno de bajas rentabilidades nominales. Ahora empieza a llegar una nueva dinámica: el miedo.

Quienes están todavía invertidos en hedge funds tienen razones para preocuparse de si la marea actual de salidas de capital inducirá el cierre de las compuertas, con hedge funds pidiendo el cierre para impedir que los inversores huyan en masa. Las retiradas masivas pueden ocurrir muy pronto, por lo tanto, la máxima comprobada a lo largo de la historia es: «Si usted va a entrar en pánico, hágalo en primer lugar.»

Pero a continuación tenemos una visión más benigna del futuro de los hedge funds:

Dentro de cinco años, no habrá ninguna asignación de capital a hedge funds. En su lugar se hará una asignación a activos total return. Esto consistirá en un grupo reducido –en número y comisiones– de supervivientes, hedge funds con talento que derriben sus muros y se ganen mantener la red de comisiones, mezclados con managers de alternativos líquidos. Al igual que los hedge funds de múltiples estrategias eclipsaron a sus homólogos de una sola estrategia, también lo hará la incorporación de estrategias multiactivo y dejarán de lado las estrategias únicas de alternativos líquidos. Este nuevo y mejorado tipo de asignación tendrá en general menores comisiones, impulsará la transparencia y ofrecerá mejores y más diferenciados ratios de rentabilidad ajustada al riesgo (ratios de Sharpe).

En la mayoría de los portfolios, ya vemos diferentes mezclas de total return. En un extremo del espectro están las mezclas de total return que se centran más en un resultado de apreciación del capital. Aquí tenemos más estrategias de alternativos líquidos multiactivos orientados al crecimiento que se asociarán con los hedge fundscon múltiples estrategias long-biased. Juntos, canibalizarán los mercados de valores y privados para proporcionar los mejores rendimientos en base a la revalorización del capital, al tiempo que controlan la volatilidad.

En el otro extremo del espectro habrá estrategias centradas en la conservación del capital, con alternativos líquidos multiactivo centrados en absolute return unidos a hedge fundsmúlti-estrategia centrados en relative value. Conforme los tipos de interés comiencen a subir, los inversores verán cada vez más estas mezclas como una fuente más estable y constante de preservación del capital. La mayoría de las carteras mezclarán estrategias centradas en la revalorización del capital y de conservación de capital en función objetivo del cliente.

La asignación total a total returncrecerá para ayudar a los clientes a alcanzar los resultados que son importantes para ellos. Con los bajos rendimientos nominales y  el aumento de la volatilidad, la mezcla de estrategias y el aumento de las asignaciones a total return –una estrategia basada en los resultados– estarán a la orden del día para la mayoría de las carteras. Los resultados incluyen capitalizar el dinero en términos reales con respecto a la inflación debido a ciertos obstáculos sobre marcos de tiempo definidos. Esta asignación estará centrada en lograr ratios de Sharpe más altos que los de las clases de activos tradicionales.

Hoy en día el 10% de las asignaciones a hedge fundsdarán paso a un 20% de las asignaciones a total return. Dentro de las carteras institucionales de los Estados Unidos, los hedge funds se encogerán de una dotación del 10% al 5%, mientras que los alternativos líquidos multiactivo crecerán un 15% para rebajar las comisiones al tiempo que mejora la liquidez y transparencia. Por supuesto, esto va a variar según la región. Reino Unido ya ha evolucionado hacia un 10%-15% de multiactivos (que ellos llaman el crecimiento diversificado). Esto va a seguir creciendo al 30%. Australia ha avanzado más en la eliminación de los hedge funds, debido a las comisiones.

Los alternativos líquidos en la cresta de la ola

Esto se debe a sus tasas más bajas, mayor liquidez y una mayor transparencia. Los alternativos líquidos también tienden a estar más sujetos a marketing y compliance que los hedge funds, una consideración importante en un universo posterior a Bernie Madoff.

Michael J. Kelly es managing director y responsable global de estrategias multiactivo de PineBridge.

Esta información tiene sólo fines educativos y no pretende servir como asesoramiento de inversión. No supone una oferta de venta o solicitud de compra de ningún producto de inversión o valor. Cualquier opinión proporcionada en este artículo no se debe ser tenida en cuenta en decisiones sobre inversión. Cualquier opinión, proyecciones, pronósticos y declaraciones a futuro son de carácter especulativo. Son válidas únicamente a la fecha presente y están sujetas a cambios. PineBridge Investments no está solicitando o recomendando actuaciones basadas en esta información.

La cabalgata del proteccionismo

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La cabalgata del proteccionismo
Foto Life-Of-Pix / Pixabay. La cabalgata del proteccionismo

Cada vez que los políticos enfrentan un problema buscan generar un enemigo a quien echarle la culpa de todos los males que aquejan a la sociedad.  Actualmente, los políticos han elegido al libre comercio como el responsable de todos los problemas que aquejan a la economía.  Esto no es una situación nueva, cada vez que hay una recesión se repite este fenómeno. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, todos los países de Europa quedaron devastados y por lo tanto deseban que sus políticas fiscales expansionistas tuvieran el mayor impacto posible sobre sus economías domésticas y no sobre la de los vecinos, por ello, en ese tiempo se estableció que los tipos de cambio fueran fijos y no se permitiera la devaluación del tipo de cambio para que nadie se aprovechara de las políticas expansionistas de los vecinos y las economías eran bastante cerradas.

Actualmente, con tipos de cambio flexibles, los políticos lo que plantean es cerrar las economías para incrementar la demanda sobre los bienes nacionales y por lo tanto aumentar la producción nacional.  Esta es la posición que se encuentra atrás de la decisión del Brexit en Inglaterra y de la propuesta del candidato republicano a la Casa Blanca. 

Sin embargo, dicha posición es errónea.  La historia muestra que los países que tienen mayor bienestar y crecimiento económico son los que se han enfocado al comercio exterior.  Si analizamos al imperio británico, su crecimiento y momentos de mayor auge los lograron como consecuencia de fomentar el comercio internacional, lo mismo se puede mencionar de los Estados Unidos de América.

Los países del sudeste asiático han sido muy exitosos precisamente porque su modelo de crecimiento económico se basó en fomentar el comercio internacional.  China, India y Corea del Sur, lograron un gran dinamismo en su crecimiento económico a partir de que abrieron sus economías.  El proteccionismo (cerrar la economía) funcionó en países que tenían poca industria, como fue el caso de los países latinoamericanos durante las décadas de los cincuenta a los setentas del siglo pasado, pero una vez que se industrializaron dejó de ser efectivo.   Pensar que un modelo de economía cerrada puede funcionar para países con un elevado nivel de desarrollo industrial es totalmente incorrecto.

Con el grado de globalización existente, cerrar la economía va a frenar la entradas de bienes que se utilizan para fabricar exportaciones y por lo tanto va a reducir las ventas al exterior.  Los políticos están ignorando este impacto sobre las exportaciones que reduce la producción nacional. Adicionalmente, los precios de los bienes se van a incrementar, hoy se compra lo importado porque es más barato y al limitarse esas adquisiciones el bienestar de los consumidores, particularmente de los de menor ingreso se va a reducir. En el caso de Estados Unidos se estima que el bienestar de los más pobres se reduciría alrededor del 30% y el de los más ricos alrededor del 10%.

Columna de Francisco Padilla Catalán

New York, New York

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New York, New York
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Andrew. New York, New York

“If I can make it there, I can make it anywhere” cantaba Frank Sinatra sobre la ciudad de Nueva York que, entre otras muchas características, constituye el principal mercado en Estados Unidos para emprendedores y oportunidades de negocios. Eso sí, también podría haberse estado refiriendo a la situación actual del mercado de deuda con grado de inversión.

Las nuevas emisiones a nivel global están cerca de sus máximos históricos, con Estados Unidos a la cabeza de la lista. Nueva York es el centro financiero de Estados Unidos y la ciudad en la que se están realizando la mayoría de estas emisiones.

La semana pasada “I melted away these Little town blues” de Zúrich y viajé a Nueva York para tomar el pulso a la acción. Durante las reuniones a las que asistí pude confirmar que existe una fuerte demanda de bonos corporativos globales. No solo estamos hablando de inversores que tradicionalmente invierten en bonos con grado de inversión, sino que también hay nuevos inversores en el mercado que están intentando conseguir su parte del pastel. Incluso aunque el volumen de operaciones de fusiones y adquisiciones se está reduciendo en Estados Unidos, el trabajo pendiente de refinanciación de estas operaciones seguirá siendo significativo y mantendrá la actividad de nuevas emisiones en un nivel elevado. En lo que llevamos de año, la tasa de ejecución para nuevas emisiones en Estados Unidos se sitúa algo por encima del billón de dólares, lo que supone un crecimiento del 6% respecto al año pasado.

Podría pensarse que este elevado nivel de nuevas emisiones en Estados Unidos podría frenar los flujos hacia bonos globales, sobre todo teniendo en cuenta que los costes de cobertura para inversores extranjeros han aumentado en los últimos meses. Sin embargo, este no es el caso, como se refleja en el porcentaje cada vez mayor de bonos corporativos en manos extranjeras. Incluso algunos inversores están invirtiendo sin cubrir la divisa en un intento de maximizar los retornos totales.

A pesar del elevado volumen de nuevas emisiones que estamos viendo a nivel global, hay que reconocer que dichas emisiones han sido muy bien digeridas por el mercado. De hecho, durante el receso de verano, la oferta ha seguido estando sobresuscrita. Por todo ello pensamos que el entorno actual caracterizado por bajos tipos de interés durante un largo período de tiempo junto con una demanda favorable continuará respaldando los bonos corporativos a nivel global.

Columna de opinión de Christian Hantel, gestor de carteras senior en Vontobel AM.

La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses

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La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Gage Skidmore. La victoria de Trump provocaría a corto plazo un alza en las bolsas estadounidenses

La bolsa estadounidense se ha anotado abultadas ganancias en 2016 y sorprende que el S&P 500 haya registrado varios máximos consecutivos después de sufrir únicamente una breve corrección tras el referéndum británico sobre la UE. Sin embargo, durante el pasado mes el mercado parece haberse moderado en una coyuntura de atonía económica y pobre crecimiento de los beneficios. A la vista de ello, los inversores probablemente estén muy atentos a los riesgos bajistas para la bolsa estadounidense y se centren más en las posibles consecuencias de las próximas elecciones estadounidenses.

Los inversores, tal vez más que en anteriores comicios, aprecian riesgos claros en el resultado de la carrera presidencial de 2016. Mientras que Hillary Clinton es fundamentalmente la candidata de la continuidad, aunque con una línea más dura en temas comerciales, sanitarios y financieros, a Donald Trump se le considera, en líneas generales, un peligro para los mercados. A muchos, su discurso sobre el perjuicio que ha sufrido EE.UU. por la globalización les hace temer una oleada de proteccionismo y actitudes contrarias al libre mercado en todo el mundo.

Estas políticas plantean serios riesgos a los mercados y crean un considerable grado de incertidumbre, por lo que la creencia general es que una victoria de Trump desencadenaría ventas masivas en las bolsas, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo.

Sin embargo, una victoria de Trump podría tener el efecto perverso de provocar un periodo de buen comportamiento de la renta variable estadounidense, al menos a corto plazo. En concreto, el aumento del gasto público y los recortes de impuestos —políticas simplistas, pero de éxito inmediato entre el público— podrían dar impulso a la economía interna y reactivar el crecimiento de los beneficios en la bolsa estadounidense, incluso si el efecto económico a más largo plazo es pernicioso.

En muchos aspectos, este hecho pone de relieve las dificultades que tienen los responsables de asignación de activos a la hora de tomar decisiones tácticas sobre lo que me gusta denominar “cisnes rojos”. A diferencia de sus homólogos de color negro, que son acontecimientos imprevisibles que afectan negativamente a los mercados, un cisne rojo es un acontecimiento que no puede pasarse por alto, pero que al que casi nadie presta atención porque el deseo inmediato de conseguir rentabilidades vence a las consideraciones a largo plazo.

En mi opinión, hay muchas razones para pensar que una victoria de Trump podría ser uno de estos cisnes rojos, es decir, un suceso beneficioso al principio para los activos estadounidenses, a pesar de que podría ser perjudicial a largo plazo.

Impulso en forma de gasto público

A pesar de lo reñido de la carrera presidencial, una victoria de Trump probablemente sorprendería a los inversores, dado que las encuestas llevan tiempo apuntando a una victoria de Clinton. Por lo tanto, es sensato suponer que cuando la campana suene para dar inicio a la sesión en Wall Street, la consecuencia inmediata de una victoria de Trump será un movimiento de huida del riesgo en todos los mercados.

Sin embargo, durante las semanas y meses posteriores ese movimiento probablemente se neutralice, ya que las propuestas de Trump serían muy estimulantes para la economía.

Además, Trump parece más proclive a financiar el gasto adicional con más deuda pública, a diferencia de Clinton, que ha prometido financiar la inversión en infraestructuras con una reforma de la fiscalidad de las empresas. Trump también se ha comprometido a simplificar los códigos tributarios, reducir el impuesto de sociedades al 15% y rebajar los impuestos a las personas físicas. Eso significa que una presidencia de Trump probablemente sería mucho más expansiva desde el punto de vista del gasto público que una de Clinton y, por consiguiente, los mercados subirían al calor de los cambios en la orientación y el tono de las políticas del gobierno.

Repatriación de grandes cantidades de tesorería

Las repatriaciones de tesorería también podrían aumentar a causa de la creciente hostilidad de la UE hacia los regímenes fiscales de muchas empresas estadounidenses. Si a esto se sumara a una reforma fiscal favorable en Estados Unidos con Trump como presidente, entonces podríamos ver a otras grandes empresas tecnológicas (como Google o Facebook) repatriar tesorería hacia EE.UU.

Reserva Federal: ¿Se mantendría la inacción?

A la vista de las dificultades que han tenido muchos para pronosticar la política monetaria estadounidense durante los últimos dieciocho meses, tal vez no sea sensato vaticinar cuál podría ser la reacción de la Reserva Federal a una victoria electoral de Trump. Sin embargo, si se produjera una huida inmediata del riesgo tras una victoria de Trump, la Fed podría optar por no subir los tipos en diciembre. La Fed ha mostrado extrema cautela a lo largo de 2016 y podría permitirse no subir los tipos después de que los datos estadounidenses hayan decepcionado este año. Considerando que la Fed solo ha subido los tipos de interés anteriormente cuando los mercados lo habían descontado, también hay que prestar atención a cómo comunicarían una eventual subida en el caso de victoria de Trump.

El debilitamiento del efecto Trump

Aunque se puede explicar cómo una victoria de Trump podría ser beneficiosa para los activos de riesgo estadounidenses a corto plazo, resulta difícil imaginarse cómo podría mantenerse este efecto positivo a más largo plazo, a la vista del nacionalismo de miras estrechas que destila la agenda económica de Trump. Las posturas contrarias a los intercambios comerciales en EE.UU. sentarían muy mal fuera y la subida de los aranceles estadounidenses probablemente tendría respuesta internacionalmente. Eso dañaría a las empresas estadounidenses con grandes negocios en el extranjero, especialmente aquellas con centros de fabricación en China y otras regiones.

Además, una presidencia de Trump socavaría la posición internacional de EE.UU. Los acuerdos comerciales existentes, como el Acuerdo Transpacífico y el NAFTA estarían amenazados, ya que Trump ha prometido abandonarlos o renegociarlos. El discurso beligerante de Trump en relación con las exportaciones chinas a EE.UU. también podría desencadenar una guerra comercial que llevaría a los chinos a estar menos dispuestos a comprar deuda pública estadounidense. En pocas palabras, una presidencia de Trump quebrantaría ese orden mundial que tanto beneficia a la economía estadounidense.

Conclusión

Las razones del perjuicio a largo plazo que sufrirían los mercados si Trump fuera presidente son claras. Sin embargo, no se aprecia igual de bien la posibilidad de que el mercado reaccione al alza a corto plazo tras una posible movimiento reflejo de la huida del riesgo. Un Trump presidente probablemente aplicaría más medidas de estímulo que el presidente actual o incluso su oponente en la lucha por la Casa Blanca.

Cuando los mercados vuelvan a centrarse de nuevo en este hecho y en el cambio general de la política de gasto público, entonces podríamos ver fuertes ganancias en los activos de riesgo estadounidenses. Pero debido a las consecuencias a largo plazo de una victoria de Trump, la política monetaria estadounidense también podría seguir siendo expansiva durante más tiempo, lo que daría apoyo al sentimiento del mercado. Por lo tanto, a la hora de abordar la elección de Trump, los inversores deberían estar atentos a los cisnes rojos, así como a los riesgos a más largo plazo.

James Bateman es el director de inversiones del área de Inversión multiactivos de Fidelity.