Foto: Susanita, Flickr, Creative Commons. Las bolsas pueden subir ad infinitum
El indicador más popular para hacer una rápida valoración de una empresa es el PER. El PER se calcula dividiendo el precio de la acción por los beneficios. Los beneficios se calculan usando el flujo de caja a futuro. El cálculo del flujo de caja descuenta los flujos futuros a presente usando los tipos de interés para descontar los cash flows.
El PER de Shiller o el CAPE (Cyclically Adjusted PE Ratio) usa los beneficios medios de los últimos 10 años ajustados por inflación para suavizar la serie.
Hoy el PER de Shiller está a 30. Veamos la evolución desde 1860 hasta 2017.
¿Cuánto más pueden subir las bolsas? ¡Pues la verdad es que hasta el infinito! Debido que al descontar los cash flows usamos los tipos actuales que son muy bajos, las valoraciones pueden permanecer altas por mucho tiempo.
El riesgo es que las valoraciones actuales están infladas por unos tipos artificialmente bajos y porque los bancos centrales siguen comprando 200.000 billones de dólares al mes de todo tipo de activos financieros. Destacar que el Banco de Japón compra hasta acciones. Esto implica que los mercados están sostenidos artificialmente.
Es imposible saber cuándo la música va a dejar de sonar. Todo el mundo lo está pasando bien y nadie quiere que la fiesta acabe. Sin duda, el baile algún día se terminará y a alguien le va a tocar bailar con la más fea.
Tribuna de David Levy, fundador de la EAFI DiverInvest.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Federal Reserve. La precaución de los bancos centrales, escenario ideal para los inversores
Una de las creencias más extendidas es que a los mercados no les gusta la incertidumbre. Esta afirmación no solo es dudosa, en vista de que la incertidumbre es la esencia misma de los mercados, sino que sencillamente hoy día resulta falsa, al menos en lo que respecta a la inflación y el crecimiento.
Los bancos centrales llevan aplicando políticas monetarias acomodaticias de una envergadura sin precedentes desde hace aproximadamente una década. El principal motivo era evitar que el mundo se adentrara en una tendencia deflacionista al caer en una espiral de caída de los precios, del consumo y de la inversión, seguida por una profunda recesión. Cuando se implantaron por primera vez estas políticas en Estados Unidos en 2009, muchos economistas se temían que sería muy complicado encontrar el equilibrio adecuado y que, al intentar combatir la amenaza de la deflación mediante la inyección de miles de millones de dólares de liquidez en la economía, los bancos centrales corrían el riesgo de causar un drástico e incontrolado repunte de la inflación en algún momento.
Esto aún no ha ocurrido.
Sin embargo, la batalla contra la deflación en realidad nunca se ganó, y el resultado sigue siendo incierto.
Sin duda alguna, en los últimos tiempos los bancos centrales han estado cerca de lograrlo, dado que la economía estadounidense se aproxima al pleno empleo y las condiciones son ahora idóneas para que se produzca una recuperación generalizada en Europa.
Esto ha permitido a la Reserva Federal poner punto y final a su famoso programa de relajación cuantitativa desde 2014 y empezar a subir sus tipos de interés de referencia en diciembre de 2015. El Banco Central Europeo aún no ha llegado a ese punto, pero ya ha anunciado que empezará a retirar su programa de relajación cuantitativa en los próximos seis meses aproximadamente, tras lo que podría empezar a subir sus tipos de interés.
Existen muchos motivos por los que a los bancos centrales les gustaría liberarse de estas políticas monetarias poco convencionales lo antes posible: restablecer un cierto margen para cuando la economía se vuelva a debilitar, reducir las distorsiones en los precios de los activos financieros causadas por estas políticas durante muchos años y evitar tener que normalizar los tipos de interés de forma demasiado brusca cuando la inflación realmente repunte.
Pero este año siguen teniendo miedo de actuar demasiado pronto y de manera demasiado drástica, dado que subir los tipos de interés cuando la inflación aún no está fuera de la zona de peligro —esto es, por debajo del 2 %— y las economías siguen siendo frágiles podría lastrar la recuperación y reavivar la amenaza de que la inflación vuelva a caer. A pesar de la marcada creación de empleo que ha registrado Estados Unidos, el crecimiento salarial es mínimo porque la mayoría de puestos generados no requieren cualificación y, sobre todo, porque las empresas siguen mostrándose muy cautas de cara al control de costes.
Los precios del petróleo siguen situándose en niveles muy modestos, incluso después del repunte que experimentaron en 2016. Además, la predisposición a gastar de los consumidores estadounidenses sobreendeudados está empezando a disiparse y los últimos datos sobre el aumento del precio de las viviendas y los automóviles han sido inferiores a las previsiones. Algunos de los principales indicadores estadounidenses están empezando a revertirse, por lo que nada está garantizado.
Pero esta incertidumbre continuada es, en realidad, una bendición para los mercados, dado que fomenta que los bancos centrales mantengan la cautela, lo que se traduce en una situación ideal para los inversores. Si la inflación empezara a repuntar claramente, los bancos centrales se verían obligados a intervenir y los mercados, inevitablemente, tendrían que descontar una subida de tipos, lo que cuestionaría seriamente los precios de los activos financieros.
Si, por el contrario, las tasas de crecimiento e inflación volvieran a caer después de todo, esto supondría el fracaso absoluto de varios años de intervención monetaria, lo que constituiría una gran decepción para los inversores en renta variable. Cuando los mercados puedan estar seguros sobre la dirección que tomará la inflación, ya sea al alza o a la baja, tendrán un buen motivo para preocuparse.
Mientras tanto, pueden disfrutar del actual contexto de incertidumbre.
Didier Saint-Georges es miembro del Comité de Inversión de Carmignac.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: T Graham. La administración Trump se pone del lado de los financial advisors por encima de los ahorradores
Con la apertura de un periodo de solicitud de información pública sobre la regla fiduciaria, el Departamento de Trabajo se está poniendo del lado del modelo de asesoramiento de los financial advisors por encima de los trabajadores que ahorran para la jubilación.
El Departamento de Trabajo no necesita más información sobre el conflicto de intereses o la regla fiduciaria. Lo que hay que hacer es aplicarla plenamente y vigilar su cumplimiento, lo que beneficiará a millones de trabajadores en cada estado.
Cuando los asesores financieros son pagados a través de tarifas y comisiones que dependen directamente de qué productos de inversión eligen sus clientes, el consejo que proporcionan entra en «conflicto». Lo que es mejor para el asesor, puede no ser mejor para el cliente.
Esto crea incentivos para que los asesores orienten a sus clientes en inversiones que proporcionen mayores comisiones al asesor, pero no son necesariamente la mejor opción para el inversor.
Cada año, quienes ahorran para su jubilación pierden 17.000 millones de dólares en base a este conflicto de intereses. Hasta que la regla fiduciaria sea completamente implementada y aplicada, estos ahorradores perderán frente a los asesores financieros.
La administración de Trump está mostrando lo que es realmente al ponerse de parte de los asesores financieros por encima de los trabajadores que ahorran para la jubilación.
El primer período de comentarios sobre la norma se cierra el 21 de julio de 2017. El segundo período de comentarios sobre la revisión de la regla cierra el 7 de agosto de 2017.
Heidi Shierholz es economista jefe en el Economic Policy Institute.
Foto: Manuel, Flickr, Creative Commons. Por qué recomiendo no acudir a la nueva ampliación de capital de Banco Santander
Hay una tradición en España de considerar a los bancos como empresas sólidas, solventes y atractivas para invertir, por parte del público. De hecho, ¿quién no tiene en cartera acciones de bancos? Incluso empresarios importantes, clientes nuestros, tenían antes de ser asesorados por nosotros un peso importante de su cartera de inversión en bancos.
La realidad es bien distinta y especialmente en el caso español donde el negocio bancario se centraba en una formidable ecuación de rentabilidad: hipotecas con garantía de pago personal eterno + tipos de interés altos = beneficio estratosférico. De hecho, el ahora quebrado, con dolo e intencionalidad por parte de su último equipo gestor, anterior al nuevo presidente nombrado para gestionar la venta del banco en las mejores condiciones, Banco Popular llegó a figurar en los rankings de la prestigiosa revista Euromoney como el más rentable y capitalizado del mundo.
Los bancos españoles llegaron a estar entre los más grandes del mundo, presumiendo de excelente gestión pero la realidad era bien distinta: su negocio se basaba en: 1) el país con el mayor número de propietarios per cápita del mundo y 2) una ley hipotecaria única en Europa que protegía a la banca de cualquier impago de letras que tuvo que ser modificada ante los escándalos de los desahucios.
La realidad de la gestión se ha visto con la crisis hipotecaria mundial que afectó a España y que acabó con el rescate Europeo a la banca, a toda, por mucho que presuman los presidentes de los grandes bancos, que sin la ayuda del BCE hubieran quebrado igual.
Banco Santander tuvo que hacer una ampliación de capital de urgencia por orden del BCE en 2015, que se vendió al mercado como crecimiento porque le faltaban recursos propios para cubrir los coeficientes obligatorios de solvencia.
Los bancos españoles hoy están sostenidos por el BCE, de facto les presta al 0% y prestan al 1% o 2%, dependiendo del cliente; con tal margen, sin actividades importantes en mercados de capitales, como la banca americana y con una mastodóntica estructura de costes de los que no se pueden deshacer, solo se dedican a recuperar morosidad y a prestar en pequeñas cantidades. Ha quebrado la banca italiana, el mayor banco portugués, el Deutsche Bank a punto, por una millonaria multa del gobierno norteamericano que pagó realmente el alemán para evitar otro escándalo financiero y, claro, ahora el Popular que tenía menos exposición al sector inmobiliario que el Santander en términos de porcentaje del balance. ¿Creen que los otros bancos están más saneados? Los beneficios que publican dependen del nivel de cobertura de morosidad que cada uno quiera atribuir.
Los profesionales del sector sabemos que a la banca como tal le quedan pocos años: las grandes tecnológicas mundiales están entrando en el negocio de pagos por tarjeta, compensando compras y ventas, sin comisiones. Acabaremos usando antes de lo que creen tarjeta Apple, Google o Alibaba. Entrarán también el negocio de préstamos al consumo, que es de, o poco que queda, a la banca.
¿Por qué apela el Santander a los accionistas para financiar la compra? Porque no tiene fondos suficientes para acometerla; la imagen de generosidad con los actuales accionistas del Popular que pretende dar, ofreciendo un canje de acciones de este banco que no valen nada por unos bonos a largo plazo no es más que una treta para fidelizar como clientes de consumo a los arruinados accionistas del Popular porque su rentabilidad es nula y su liquidez (fundamental en finanzas porque si un activo no tiene liquidez (no se puede vender) no vale nada) también. Esta fue la causa del escándalo de las preferentes: cuando los tenedores de las mismas quisieron vender se encontraron sin contrapartida real, es decir, al precio que les ofrecía un precio de compra ridículo.
Hay otros productos financieros que ofrecen altas rentabilidades sin prácticamente riesgo, que los bancos no ofrecen porque no los crean ellos y no les interesa, amén de acciones de sectores industriales, de consumo o tecnología con mucho valor por ofrecer a los accionistas.
Columna de Carlos Orduña, presidente de Corefinance Financial Services EAFI
Pixabay CC0 Public Domain. Small- and Mid-Caps: Still Attractive Investments
Los valores en small y midcaps en Europa, Suiza y EE.UU. están siendo sostenidos por fundamentos económicos sólidos y un contexto de recuperación, por lo que siguen siendo atractivos como elementos de inversión a largo plazo.
Desde principios de año el comportamiento positivo de la economía ha servido de sustento para los mercados de valores. Los beneficios están aumentando de nuevo: en líneas generales, se prevé que las ganancias por acción suban un 13% este año en comparación con el año pasado.
Este contexto es particularmente positivo para las compañías de pequeña y mediana capitalización («smidcaps»), aunque los retornos entre los valores en EE.UU., Europa y Suiza varían.
Actualmente las smidcaps tienen un balance más sólido que las empresas de mayor tamaño. Su ratio de promedio de EBITDA es de 1.1x y 3.9x respectivamente. Estos bajos niveles de deuda junto al impulso de la economía global hacen que las smidcaps tengan todavía un fuerte potencial de crecimiento, justificando así valoraciones que pueden parecer altas en algunos casos.
Este potencial está también respaldado en una visión a largo plazo por su impresionante capacidad de innovación y su habilidad para ajustarse a los acontecimientos económicos, lo que debe traducirse en retornos adicionales siempre y cuando no haya riesgos sistémicos.
Asimismo, las smidcaps tienen ventajas fundamentales. Por ejemplo, muchas de ellas son empresas familiares, gestionadas de acuerdo a una filosofía que asegura la sustentabilidad del negocio. Además, las empresas pequeñas, por lo general, son dirigidas con un gran espíritu emprendedor cuyos efectos se ven con más facilidad cuando el crecimiento económico se acelera.
Particularmente en Europa, las smidcaps siguen ofreciendo buenas oportunidades de inversión debido a su valoración. En 2016, las smidcaps del Viejo Continente rindieron ligeramente menos que las grandes empresas, a pesar de que el crecimiento de sus ingresos se mantuvo positivo. Sus ratios de valoración son actualmente inferiores a los del resto del mercado y más bajos que sus promedios históricos.
Las smidcaps suizas, por ejemplo, se han mantenido a pesar de la fortaleza del franco. Han podido hacerlo enfocándose en sus ventajas competitivas y en la innovación a la vez que manteniendo los costes bajo control, lo que les ha permitido mejorar su rentabilidad. Además, estas empresas han continuado expandiéndose con éxito en los mercados emergentes en los últimos años. Para los inversores, las smidcaps ofrecen la estabilidad de los mercados desarrollados junto con una exposición indirecta a los mercados emergentes y su crecimiento.
En EE.UU., el renacer del sector manufacturero y el aumento del gasto de los consumidores debería beneficiar a las compañías locales durante un largo periodo de tiempo. A diferencia de las compañías suizas orientadas hacia la internacionalización, las smallcaps norteamericanas se enfocan en el crecimiento orgánico en sus mercados locales.
La reforma fiscal en EE.UU. debería ser especialmente beneficiosa para las smidcaps, que suelen tener un tipo impositivo mayor que el de las grandes corporaciones. Como resultado, las smallcaps deberían continuar explotando su potencial, particularmente en sectores más cíclicos y financieros.
Aunque estos valores ya han tenido ganancias significativas en 2017, siguen siendo inversiones atractivas, particularmente para aquellos que buscan una cartera equilibrada a largo plazo. En ambos lados del Atlántico, la recuperación económica debería ayudar e impulsar el crecimiento de las ganancias de estas compañías dinámicas y emprendedoras.
Tribuna de Nicolas Faller, co-CEO de Asset Management en Unión Bancaire Privée UBP
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: RaSeLaSeD. Bolsas y deuda: cada mercado cuenta una historia distinta
En los meses posteriores a las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, los mercados renta fija y renta variable estadounidenses se movieron inversamente, ambos anticipando una recuperación del crecimiento económico. Las acciones subieron de manera inteligente, mientras que los precios de los bonos cayeron, haciendo subir los rendimientos y anticipando la aceleración del crecimiento eventualmente llevaría a un repunte de la inflación. Pero en los últimos meses, los mercados de acciones y de bonos han empezado a contar historias muy diferentes.
Las acciones han subido sin pestañear y los precios de los bonos también, lo que ha hecho que los rendimientos bajen. El mercado de bonos está contando una historia de menor crecimiento y menor inflación de cara al futuro. Pero la bolsa no parece haberse enterado de esta historia de desaceleración. Da por sentado que nada ha cambiado.
Las expectativas de inflación que encendieron la mecha de las acciones y que hicieron subir los tipos de interés el pasado otoño han disminuido significativamente. En particular, las esperanzas de que Washington ponga en marcha un paquete de medida de estímulo se han desvanecido. Y a pesar de esas esperanzas menguantes, las bolsas han extendido sus ganancias, estableciendo varios récords en el camino. Sin embargo, los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años han caído aproximadamente medio punto porcentual de sus máximos posteriores a las elecciones. ¿Por qué los mercados están contando dos historias diferentes? Vamos a tratar de averiguar cuál es la correcta.
El estrecho enfoque del mercado es una preocupación
Aunque yo me centro principalmente en los fundamentales como el crecimiento de los ingresos y la generación de flujo de caja, a veces me parece útil también echar un vistazo a los factores técnicos. Y la técnica que me viene a la cabeza claramente a mí en este momento es la estrechez en los últimos meses del último rally del mercado. Ese avance ha estado en gran medida alimentado por un puñado de glamorosas y bien conocidas empresas de gran capitalización del sector de la tecnología. De hecho, un reciente análisis en el sell-side demostró que cerca del 40% de las ganancias de este año en el índice S&P 500 pueden estar vinculadas a sólo cuatro acciones.
¿La tendencia alcista en los bonos aún está viva?
Los tipos de interés a largo plazo han seguido una tendencia bajista durante más de tres décadas, pero una especie de industria artesanal se ha desarrollado en torno a las predicciones sobre el final del mercado alcista. Y esas llamadas alcanzaron un el punto álgido poco después de las elecciones, basadas en el retorno de la inflación, impulsadas por una recuperación sincronizada del crecimiento económico mundial, bajos niveles de desempleo y una mezcla de políticas de estímulo de Washington.
Sin embargo, los mercados han revaluado ese escenario en las últimas semanas, lo que ha reducido los rendimientos del Tesoro debido a las perspectivas de recortes de impuestos y gastos de infraestructuras, al lento crecimiento estadounidense y a pocas señales de que vaya a ver subidas salariales en el mercado laboral por encima de la tendencia. En esencia, el mercado de bonos puede estar tratando de decirnos que una fase de crecimiento más lento está en el horizonte.
Entonces, ¿cuál es el mercado correcto? Si bien es demasiado pronto para pronosticar que hay una recesión en el horizonte, indicadores a futuro sugieren que podríamos ver una pequeña caída dentro del ciclo en un futuro no muy lejano, no diferentes a las tres o cuatro caídas que hemos visto en el actual ciclo de ocho años de expansión. Para mí, esto sugiere que los inversores deberían ser cautelosos a la hora de poner dinero su dinero a trabajar en activos de risgo como acciones y deuda high yield.
Pixabay CC0 Public DomainDarkoStojanovic. Tecnología médica, un sector de futuro
Los inversores han puesto la mirada en el sector de la tecnología médica. Son varias las razones por las que este sector, uno de los más defensivos del mercado, ha acentuado su atractivo como alternativa de inversión. Una de ellas es su ritmo de crecimiento. Este ha comenzado a acelerarse y las expectativas indican que mantendrá la tendencia positiva. Otras son unas potenciales rentabilidades al alza y el proceso de cambio en el que está inmerso el sector que abre nuevas líneas de negocio a las compañías que las reportarán interesantes beneficios.
En los últimos años, el sector ha ido ampliado su actividad y ha dado un paso más que va desde el tratamiento a pacientes hacia la mejora de sus cuidados y monitorización. La evolución del sector continúa y ahora es la digitalización la que lidera este cambio, generando grandes oportunidades a las compañías.
El crecimiento de las ganancias del sector se ha visto impulsado gracias a la evolución que han experimentado los productos que comercializan las empresas. Numerosos avances tecnológicos han alcanzado la madurez permitiendo su entrada en el mercado para su uso, es el caso de uso de la nanotecnología cuya aplicación está permitiendo intervenciones quirúrgicas menos invasivas.
Mientras tanto, un nuevo mercado está surgiendo alrededor de los servicios asociados a las aplicaciones de estos productos. Este nuevo objetivo de mercado está provocando que las empresas más importantes del sector modifiquen sus modelos de negocios y proveen un amplio abanico de soluciones y servicios en sus respectivas áreas.
La reforma de la sanidad en los Estados Unidos ha sido un desencadenante para el cambio, ya que dio lugar a una redistribución de los riesgos económicos entre proveedores y clínicas que se ha traducido en una mayor eficiencia en costes y calidad de los cuidados de los pacientes. Los resultados de los tratamientos es la prioridad.
Este cambio ha creado oportunidades para que las empresas con una amplia gama de productos, soluciones y redes de comercialización que funcionen bien se perfilen como proveedores de servicios integrados. Un ejemplo es Medtronic, que gestiona a diario las intervenciones para operaciones de transcatéter en clínicas especializadas. Los especialistas médicos contratados por Medtronic utilizan los productos de la empresa en los quirófanos y en los tratamientos post-operatorios. Este procedimiento baja los costes de las operaciones en las clínicas. Por otro lado, grandes compañías como Boston Scientific y Johnson & Johnson pueden aprovecharse de su tamaño y crecimiento, para mantener los márgenes estables de sus cuotas de mercado.
De acuerdo a estudios recientes, estos servicios añadidos impulsarán el crecimiento anual del sector medtech entre un 6%-7% frente al 5%-6% anterior. Una situación que compararse con la de la industria automovilística hace 25 años, cuando los servicios comenzaron a representar un porcentaje creciente de ventas totales y consolido la industria. Este ejemplo puede repetirse en el sector medtech.
Diferenciarse por la calidad
Las compañías que sobrevivirán a largo plazo serán aquellas que ofrezcan productos de gran calidad con servicios de calidad, que puedan aprovecharse de las economías de escala en producción y que posean una gran fuerza en el marketing internacional. Este proceso comienza en Estados Unidos y se trasladará a las empresas Europeas. Como hemos visto, la industria va a jugar un papel importante en la rápida detección de enfermedades así como en la prevención. Los avances en análisis de datos y diagnósticos profesionales harán esto posible.
Existe un gran número de competidores en el proceso. Los proveedores de datos están ganando terreno respecto a los especialistas en sensores y fabricantes de aparatos. Mientras que los líderes del sector de la tecnología médica se pelean por aumentar su cuota de mercado, los titanes de la tecnología tales como Alphabet, Apple y IBM quieren apropiarse de parte del pastel. Ambos sectores están uniendo fuerzas y han comenzado a colaborar con Medtronic y IBM Watson que han desarrollado una app para pacientes con diabetes, que permite detectar ataques de hipoglucemia dos horas antes.
¿Qué implica esto en el corto plazo? La digitalización en el sector sanitario es inevitable e imparable y las empresas medtech están jugando un papel importante en el proceso.
Tribuna de Asís Maestre, responsable del desarrollo de negocio en España de Bellevue Asset Management.
CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Sridharan Chakravarthy
. La deuda corporativa de los mercados emergentes vuelve a registrar otro año de resultados impresionantes
Aquí tenemos una clase de activos que sigue desafiando las probabilidades. A pesar de las preocupaciones por los altos niveles de deuda, los crecientes riesgos geopolíticos y el lento crecimiento global, la deuda corporativa de los mercados emergentes ha vuelto a registrar otro año de resultados impresionantes.
Este año hemos asistido a más o menos los mismos desafíos que vimos en 2016, incluyendo la incertidumbre sobre cómo se desarrollará la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos. Aunque es demasiado pronto para determinar cuál de sus promesas pondrá en práctica, su mensaje de «America First» ha sido hasta ahora fuerte y claro. Sin embargo, el partido republicano no tiene antecedentes de haber llevado a cabo políticas comerciales proteccionistas, por lo que es probable que esta retórica retroceda en los próximos meses.
Pero no todo gira en torno a Trump y entre la incertidumbre también se pueden encontrar grandes oportunidades. La deuda corporativa de los mercados emergentes ha crecido significativamente desde la crisis financiera mundial. Se ha desarrollado en varios frentes, además de en tamaño. Las perspectivas varían entre las diferentes regiones, pero los países emergentes son el hogar de algunas de las empresas de más rápido crecimiento de todo el mundo. Hay varias razones para que los inversionistas consideren esta clase de activos:
Desde el final de la crisis financiera mundial, las empresas de los mercados emergentes se han estado preparando para cimentar su éxito a lo largo del tiempoy para registrar altos niveles de crecimiento. Sin embargo, los obstáculos a los que se enfrenta la economía mundial han provocado un descenso de la rentabilidad, lo que ha dañado a varias empresas muy apalancadas, especialmente en los sectores minero y energético.
Estas preocupaciones condujeron posteriormente a un replanteamiento de la estrategia empresarial. El resultado final es que las balanzas de las compañías de los mercados emergentes están ahora mucho mejor, especialmente en comparación con sus homólogas estadounidenses. La atención ha pasado de centrarse en la deuda barata a programas de eficiencia y optimización de costes. Los modelos de negocio, que en gran medida se basaban en la expansión, ahora se centran en la generación de retornos y en sostenibilidad de cara al futuro. Esto a su vez debería traducirse en un flujo de efectivo más fuerte y en un proceso de desapalancamiento más rápido.
En resumen, los años de boom han terminado y estas empresas son muy conscientes de ello.
En relación con otras clases de activos, el tamaño del universo de la deuda corporativa de los mercados emergentes es mayor que otros segmentos de los mercados globales de crédito, incluyendo el mercado de deuda high yield estadounidense. El crecimiento en la última década ha sido asombroso. La puesta en marcha del índice de Bonos de Mercados Emergentes de JP Morgan (CEMBI por sus siglas en inglés) en 2007 ha ayudado a la deuda corporativa de los emergentes a convertirse en una clase de activos por derecho propio, en lugar de ser simplemente un subsector.
Estos países continúan ofreciendo un terreno fértil para que las empresas tengan éxito. Su atractiva demografía, una clase media en crecimiento y una gran fuerza de trabajo seguirán siendo motores de la demanda interna.
La rentabilidad sigue siendo fuerte
Las empresas de los mercados emergentes continúan ofreciendo un rendimiento más atractivo en relación al riesgo-recompensa en comparación con sus homólogos de Estados Unidos, y esta tendencia se ha acelerado en los últimos años. Un error común entre los inversores es creer que estos bonos están clasificados por debajo de investment grade.
En cambio, es una clase de activos bien diversificada: un 60% de los bonos tienen calificación investment grade. Así, la deuda corporativa de los mercados emergentes no sólo es de mayor calidad que en Estados Unidos, sino que también está menos expuesta al riesgo de ‘default’. Un reciente informe de JP Morgan predijo que la tasa de ‘default’ de los emergentes caerá en 2017 al 0,8.
Bajas rentabilidades en los mercados desarrollados
En 2016, los bonos de los mercados emergentes experimentaron grandes flujos de entrada de capital a medida que tuvo lugar la «gran rotación» desde los mercados desarrollados hacia los emergentes. Incluso los grandes inversores institucionales realizaron esta migración. Los rendimientos ultrabajos en los mercados desarrollados fueron la principal razón. Más de dos tercios de los bonos europeos todavía rinden menos del 1%, mientras que el rendimiento medio del índice JP EMU es de sólo el 0,49%.
Es probable que el Banco Central Europeo siga teniendo una postura acomodaticia en un futuro próximo, extendiendo el actual programa de expansión cuantitativa hasta diciembre de 2017. En Estados Unidos, la Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés en 25 puntos básicos en diciembre. El mercado espera otras tres subidas de tasas en 2017, pero incluso si esto sucede, los tipos aún estarían en niveles históricamente bajos.
Los deuda corporativa de los mercados emergentes sigue ofreciendo una solución atractiva a medida que los inversores continúan ampliando su búsqueda de rentabilidad.
Fuerte desempeño a largo plazo
En los últimos 10 años, el índice de bonos de empresas emergentes de JP Morgan ha obtenido un rendimiento acumulado del 108,25% y una rentabilidad anualizada del 6,40%. Esto se compara favorablemente con otros índices de bonos globales. Cuando se combinan los sólidos fundamentos crediticios de las empresas de los emergentes, el crecimiento de la economía subyacente y los índices de manufactura, las empresas de los mercados emergentes parecen estar en un camino positivo hacia mayores éxitos.
Siddharth Dahiya es responsable de deuda corporativa de los mercados emergentes en Aberdeen AM.
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Pixabay CC0 Public DomainFoto: denzel. Las acciones europeas han soportado una serie de crisis
Europa y crisis son palabras que se han mencionado juntas últimamente. Más recientemente, luego de las elecciones generales en el Reino Unido, donde Theresa May no consiguió la mayoría que deseaba para asegurar el apoyo político para sus negociaciones sobre la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Vale la pena señalar que el referéndum de Brexit causó la caída, en el corto plazo, del MSCI Europe. Otras incertidumbres políticas, como los avances obtenidos por partidos populistas, en Francia, Holanda y Alemania, también han socavado la confianza de los inversores en Europa. Por encima de todo, las crisis financieras como la crisis de la deuda soberana griega -en curso desde 2012- o la crisis financiera mundial (2007 a 2009) han sido fuente de inseguridad y volatilidad.
Desde el punto de vista inversor, Europa está en constante competencia con otros mercados de renta variable importantes y los cambios en su clima político pueden hacer que los inversores movilicen su capital. Los Estados Unidos fueron vistos generalmente como un asilo de estabilidad, las promesas hechas por Donald Trump durante su campaña electoral, así como poco después de su elección, hicieron a los mercados de capitales de los Estados Unidos más atractivos. Sin embargo, las dudas han salido a la luz, mientras los inversores cuestionan como será la implementación del mapa de ruta del 45º presidente de los Estados Unidos. La confianza en Europa está regresando, en parte porque los resultados de las elecciones han disipado algunos temores de populismo pero, lo que es más importante, por la recuperación económica, lo que resulta en un fuerte crecimiento de las ganancias corporativas y en nuestra opinión, es el motor tras un crecimiento sustentable de las valoraciones.
Mientras que las noticias pueden centrarse en lo negativo, hay un progreso. La estabilidad en el sector bancario ha dado un salto adelante desde finales de 2016. El sector bancario italiano ha recaudado con éxito nuevos capitales a través del aumento de capital de 13.000 millones de euros para Unicredit y el fondo de rescate bancario de 20.000 millones de euros establecido. Aunque el futuro de algunos bancos sigue en duda, el riesgo sistémico se ha evitado. Lo mismo ocurrió en España, donde los bancos débiles han sido adquiridos por competidores más fuertes. Santander, número 3 en su país de origen, se hizo cargo de Banco Popular, el número local 6 – y se convirtió en el campeón español al hacerlo. Estas tendencias no sólo hacen que el sector bancario europeo sea más estable, sino que también generan nuevas oportunidades de inversión.
Creemos que la exposición a acciones europeas no debe excluir las acciones británicas después del Brexit. Los puntos de referencia de la renta variable seguirán incluyendo el Reino Unido como lo hacen con Suiza y Noruega. El mercado bursátil del Reino Unido es el hogar de muchas empresas de diversa índole global, de modo que el 75% de los ingresos del índice FTSE100 proviene de fuera del Reino Unido. A pesar de que el Brexit presenta algunos desafíos a futuro, creemos que los principales problemas se encuentran en las normas y reglamentos más que el sistema de tarifas como habíamos creído inicialmente. Como Unión Aduanera, la UE aplica típicamente aranceles del 1-3% a través de una gama de industrias, generalmente comoditizadas. Con la devaluación de la libra esterlina y la capacidad sobrante, las empresas tienen flexibilidad razonable para hacer frente a las tarifas. Sin duda, las empresas pueden necesitar adaptarse. Algunos tendrán que abrir una filial en la UE y para la industria británica de gestión de activos, algunos tendrán que lanzar fondos domiciliados en la UE. Sin embargo, no creemos que Brexit plantee un riesgo sistémico a la región, especialmente porque hay un tiempo razonable para prepararse. También observamos que las recientes elecciones en el Reino Unido no han dado al gobierno el mandato de un «Brexit duro».
El panorama empresarial de hoy es mucho más resistente, el 80% de las empresas pertenecen al sector de los servicios y, por lo tanto, son más especializadas y requieren menos capital. También tienen una alta orientación global. Ejemplos de ello son Prudential y HSBC. El proveedor británico de seguros de vida Prudential, por ejemplo, está fuertemente involucrado en Asia y actualmente genera el 95% de sus beneficios en nuevos negocios fuera del Reino Unido. HSBC, un importante banco que trasladó su sede de Hong Kong a Londres en 1992, tiene una orientación igualmente internacional.
Creemos que el mercado de valores siempre se recupera de una crisis: aunque a largo plazo en los mercados desarrollados. Esto se debe a que las empresas asignan capital para lograr rendimientos sostenibles por encima del costo del capital. Sin embargo, observamos que los niveles de deuda pública se mantienen en niveles altos comparados con el histórico. Estos atributos subrayan la necesidad de carteras bien diversificadas y creemos que las acciones europeas deben ser el núcleo de tales carteras.
Ken Hsia es portfolio manager del European Equity Fund de Investec.
Plaza Venezuela de Caracas. Venezuela, sin riesgo de contagio en la región aún en caso de default
La situación social y económica venezolana es sumamente crítica. Los analistas internacionales pronostican una inflación del 950% en los próximos meses, una caída del 6% del producto bruto interno y escasas reservas internacionales que no sumarían más de 4.000 millones de dólares.
El factor desencadenante de esta grave situación es la profunda caída del precio del petróleo, sumado a una administración errática, que ha probado ser absolutamente incompetente para enfrentar este cambio tan importante de los fundamentales.
Lamentablemente, las perspectivas no son alentadoras porque el precio del petróleo está siendo afectado por un exceso de oferta que atenta contra la posibilidad de su recomposición. Y que se explica por el enorme avance tecnológico que ha permitido incrementar la oferta, a lo que se suma el abaratamiento de los costos de energías alternativas que se suman a la matriz energética.
Tampoco la situación política tiene miras de mejorar.
Este escenario no sorprende al inversor profesional ya que el cambio del comportamiento de estas variables se viene analizando y vislumbrando desde hace tiempo. Con lo cual, es razonable sostener que los inversores en papeles de la deuda soberana venezolana, a esta altura de los acontecimientos, seguramente son los de características más bien especulativas como hedge funds o bonos basura.
La conjunción de estos factores ideológicos, económicos y políticos genera una situación única en la región, propia de Venezuela. No hay riesgo de contagio porque han elegido el aislamiento del resto del mundo. Afortunadamente la democracia como sistema político está sólido en todos los países de la región. Por estas razones, no habrá un impacto económico significativo en el caso que Venezuela caiga en un default. No así en el plano social, ya que hoy en día la situación es crítica y de continuar en estas condiciones se profundizará el movimiento migratorio de los venezolanos hacia el resto del continente.