De los 114 CKDs que hay en México, 19 logran una TIR superior al 10% neto en pesos, mientras que de los 32 CERPIs que hay solo 11 tienen una TIR superior al 10 por ciento. En forma conjunta significa que el 21% de los CKDs presenta TIR superior al 10% donde el 17% corresponde a los CKDs y el 34% a los CERPIs. Estos resultados son los que se tienen considerando las llamadas de capital y distribuciones al terminar mayo de 2020.
Estos números se explican por las valuaciones correspondientes donde muchos de ellos al estar valuados en dólares reflejan el movimiento en el tipo de cambio peso dólar. Al ser los CKDs y CERPIs vehículos de capital privado que cotizan en las bolsas de México (BMV y BIVA) estas ganancias solo son ganancias en libros a la fecha en la que se hace el análisis.
De los 29.653 millones de dólares de capital comprometido, 74% son CKDs y 26% son CERPIs. El valor de mercado es de 11.353 millones de dólares. Para los CKDs, las cifras muestran que el 70% de los recursos ha sido llamado mientras que para los CERPIs apenas llegan al 24% por lo que las llamadas de capital cambiarán las TIRs al igual que lo hacen las distribuciones.
Al revisar los CKDs (fondos de capital privado listados en bolsa que invierten en México) en monto y en número destacan los sectores de bienes raíces, infraestructura, energía, capital privado y deuda.
Con TIR superior al 10% en pesos destacan con el mayor número de CKDs los sectores de bienes raíces, capital privado e infraestructura. En los CKDs de bienes raíces sobresalen (7) los de IGS (3), FINSA (1), FINSA/Walton (1), Artha (1) y Alignmex (1). En capital privado (4) están los de IGNIA (1), Dalus (1), Northgate (1) y ACON (1). En los CKDs de Infraestructura destacan (3) los de RCO (1), GBM Infraestructura (1), así como Infraestructura México (1).
Con el menor número de CKDs con TIR superior al 10% en el sector de energía (2) esta uno de BlackRock (1) y Artha Energía (1). En el sector crédito está Altum (2) y en el sector fondo de fondos PMIC Latam (1).
Entre los 32 CERPIs con TIR superior al 10% están los del sector fondo de fondos y los de capital privado. De los 21 CERPIs del sector fondo de fondos 10 de ellos presentan una TIR superior al 10% donde sobresalen los de BlackRock (8), Lexington Partners (1) y Blackstone (1). Entre los 6 fondos de capital privado sobresale Glisco Discovery. Es importante mencionar que la gran mayoría de estos apenas han llamado 20% y los que más han sido los de Lexington y Glisco Discovery (33 y 30% respectivamente).
Los dos CKDs que han amortizado hasta el momento (AMB Capital y Promecap) ninguno logró una TIR superior del 10% neto para el inversionista. Ambos CKDs nacieron en 2010. Un total de seis CKDs adicionales a estos dos vencerán en los próximos meses donde solo en tres casos su TIR esta entre 8 y 9%. Estas TIRs seguirán cambiando con las valuaciones trimestrales independientes que hacen los CKDs y CERPIs.
Nuestras estrategias globales versan sobre la resiliencia. Contamos con un equipo resiliente que trabaja con gran eficacia desde casa y con un proceso de inversión asimismo resiliente con el que comprobamos que las compañías incluidas en nuestras carteras serán capaces de seguir revalorizándose y evitar destrucciones permanentes de capital; también contamos con carteras resilientes, puede que lo más importante, que de nuevo han logrado registrar menos pérdidas en épocas complicadas.
Esta capacidad de resiliencia no significa que no haya cambiado nada para nuestras carteras en 2020. Presentamos nuestro enfoque para pensar acerca de la COVID-19 en nuestra edición de marzo. Dividimos los impactos en tres ámbitos:
En primer lugar, están los efectos directos del virus y los esfuerzos para controlar su propagación.
En segundo, se encuentra el efecto indirecto de las fuertes desaceleraciones económicas que han aparecido en todo el mundo.
Finalmente, hablamos de cómo va a cambiar el mundo una vez que la crisis haya pasado y cómo afectará a sectores y compañías específicas.
Nuestra opinión es que el enfoque se está moviendo desde el ámbito 1 al ámbito 2, a medida que los mercados desarrollados salen de los confinamientos, aunque no está nada claro que las expectativas de beneficios o múltiplos reflejen los desafíos de cara al futuro. Todavía hay mucho que pensar con respecto al ámbito 3, pero la capacidad de lidiar con el cambio de la esfera tradicional a la esfera digital será un área clara de diferenciación.
Ámbito 1: Los efectos directos
Nuestra hipótesis de referencia fue, y sigue siendo, confinamientos severos que duraron aproximadamente un trimestre seguidos de un período de disrupción debido al distanciamiento social. Claramente, algunos sectores se han visto gravemente afectados, en particular, los viajes y la hostelería, mientras que las intervenciones quirúrgicas no urgentes se han aplazado en los hospitales. La lista de beneficiarios potenciales es más corta, como la venta minorista de alimentos, los productos de desinfección y el software. Como se mencionó en ediciones anteriores, hemos reducido nuestra exposición al sector de bebidas, ya que nos preocupa que se produzca una disrupción sostenida de las ventas en establecimientos “con licencia”, es decir, bares y restaurantes, que representan alrededor de la mitad de los ingresos. Sin embargo, en general, a medida que los mercados desarrollados emergen del confinamiento, nuestro enfoque se aleja del impacto directo de la crisis hacia las desaceleraciones resultantes.
Ámbito 2: La desaceleración
Ahora ha surgido una pequeña industria que especula sobre la forma de la trayectoria de la recuperación económica, y se habla de “V”, “U”, “W”, forma “swoosh” o “raíz cuadrada invertida”. La palabra “sin precedentes” se ha utilizado mucho, pero se debe a que el golpe sin precedentes a la demanda está generando un nivel de intervención gubernamental sin precedentes. Si bien el inicio de la recuperación puede ser fuerte, ya que los confinamientos se relajan y el gasto de los consumidores se reactiva al reabrirse las tiendas, es probable que la crisis deje muchas cicatrices, como ilustran los 40 millones de solicitudes de desempleo en las últimas 10 semanas en Estados Unidos, incluso antes de comenzaran a preocuparse por una segunda ola. No somos analistas macro top-down y admitimos ser temperamentalmente conservadores dado nuestro enfoque hacia la calidad, pero, sin embargo, nos cuesta imaginar que los beneficios de 2021 del índice MSCI World disminuyan solo un 2% con respecto al nivel de 2019, como sugiere el consenso.
Si de hecho somos demasiado prudentes y los beneficios de 2021 coinciden aproximadamente con el nivel de 2019, esto todavía implica que la COVID-19 habrá causado dos años de pérdida de crecimiento de los beneficios, aunque el índice MSCI World solo haya bajado un 8% hasta el momento. Esta modesta caída se debe a los niveles del mercado, que ya eran caros a principios de año, cuando el índice MSCI World se situaba en 17 veces los beneficios de consenso para 2020, lo que significa que ahora estamos por encima de 17 veces con respecto al consenso potencialmente optimista para 2021. Solo hay dos formas de perder dinero en renta variable: o se esfuman las ganancias o se esfuman los múltiplos, por lo que ahora, después de una subida del 35% en el índice MSCI World desde finales de marzo, estamos preocupados por ambos aspectos.
La buena noticia es que nuestras carteras no están invertidas en el índice. En cambio, estamos invertidos en compañías de alta calidad, las que son capaces de mantener sus altos retornos sobre el capital operativo a largo plazo, o compounders, como preferimos denominarlas. Están mostrando su fuerza relativa una vez más. El confinamiento no las ha bloqueado. Cuando consideramos dónde se encuentran generalmente los compounders, los hallamos principalmente en algunas partes distintivas del mercado de valores: productos de consumo básico, servicios de software y TI y atención sanitaria. Más del 80% de nuestras carteras se concentran en estas áreas, que poseen activos intangibles difíciles de replicar, incluidas marcas, redes, patentes y licencias, lo que les otorga un poder de fijación de precios, evidenciado por altos márgenes brutos. Estas características resilientes han contribuido a su rendimiento relativo positivo en comparación con el conjunto del mercado desde principios de año.
La otra ventaja que tienen los compounders es que, cuando los tiempos son difíciles, como ahora, todavía experimentan demanda gracias a sus ingresos recurrentes; los pacientes continúan necesitando soluciones salinas o diálisis, las personas todavía compran productos esenciales para el día a día, desde productos de limpieza hasta pañales, y las empresas dependen de los sistemas de TI para operar y comunicarse. El crecimiento de los beneficios puede ralentizarse ante una desaceleración fuerte, pero no tan dramáticamente como para que las compañías afronten cancelaciones de pedidos de motores, grandes pérdidas de préstamos o caída de los precios de un producto, todos los problemas se exacerban gravemente si las empresas están apalancadas financieramente además operativamente.
Ámbito 3: El mundo después de la COVID-19
El enfoque principal del equipo hasta ahora ha sido lidiar con los ámbitos 1 y 2, modelar el impacto combinado de la crisis de salud y la probable crisis económica y probar el estrés en escenarios aún más adversos. Sin embargo, los pensamientos se están moviendo hacia el ámbito 3, a más largo plazo. La COVID-19 ha revelado la importancia de seguir siendo relevantes, tener las rutas correctas al mercado y ser dinámicos y flexibles. Como se mencionó en la edición de abril, el virus está actuando como un acelerador, particularmente en torno a la digitalización de la economía. Aquellos que tuvieron la visión de invertir en la esfera en línea para digitalizar sus negocios desde el entorno tradicional están viendo los beneficios. Hoy en día, puedes crear y pedir una zapatilla de running exclusivas, puedes pedir productos por todo el mundo desde tu propia casa, puedes usar la cámara de tu teléfono móvil para evaluar el tono de tu piel y luego pedir el maquillaje que mejor se adapte desde el teléfono, puedes trabajar desde casa, puedes colaborar con herramientas como Zoom y Teams, e invertir, ahorrar y pagar, todo en línea. La forma en que trabajamos, compramos, aprendemos, nos conocemos, nos entretenemos e incluso la forma en que nos ponemos en forma: la digitalización ha dado a todos estos hábitos un nuevo canal, un canal al que muchos millones de personas se han acostumbrado en un período de tiempo mucho más corto de lo que jamás se hubiera podido imaginar.
Si no ha invertido en lo nuevo, si sus productos y servicios no pueden ser conocidos, vistos, comprados o incluso entregados, pero alguna otra compañía puede, entonces ha dejado de ser relevante para su consumidor o cliente, ya sea B2B o B2C. Como inversores, como gestores de carteras que tratan de comprender los riesgos y las oportunidades a largo plazo, siempre nos ha quedado claro que las compañías deben invertir para seguir siendo relevantes si quieren mantener las rentabilidades. Siempre hemos invertido en compounders de alta calidad, ha sido nuestra filosofía durante más de 25 años, pero el lugar donde los hemos encontrado y lo que nos ha preocupado ha cambiado durante este cuarto de siglo. Hoy en día, poder construir fosos digitales, donde sea relevante, para defender, mejorar y extender su negocio se ha convertido en una característica cada vez más esencial de un compounder de alta calidad.
Columna de William Lock, Head of International Equity Team, y Bruno Paulson, Managing Director, en el equipo de International Equity de Morgan Stanley Investment Management.
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Las compañías de pequeña capitalización tienen muchas ventajas frente a las más grandes. Debido a su tamaño y a los menores costes fijos, a menudo pueden tomar decisiones rápidas y responder a los cambios del mercado. Esto les permite aprovechar las oportunidades a medida que surgen, por lo que suelen estar a la vanguardia de las disrupciones de su sector. Muchas se han lanzado al mundo online, lo que les da una ventaja importante sobre los competidores más grandes y mejor dotados de recursos. Además, las empresas más pequeñas tienen economías de escala cada vez mayores, lo que genera un viento de cola en sus beneficios.
¿Negocios de riesgo?
Por supuesto, cuando se invierte, no hay nada gratis: una mayor rentabilidad viene asociada a menudo a un mayor riesgo, y ocurre lo mismo en el caso de las empresas de pequeña capitalización. Sin embargo, invertir en ellas requiere un profundo conocimiento de estos riesgos y de las posibles recompensas que ofrecen.
Por eso adoptamos un enfoque activo y bottom-up para la inversión en acciones de pequeña capitalización. Tratamos de invertir en las que consideramos potencialmente rentables y bien establecidas, con balances sólidos y con ventajas competitivas. Nuestro objetivo es encontrar empresas de alta calidad que creemos que podrían ser los grandes líderes del mañana. Creemos que así los inversores pueden acceder a las empresas que están ayudando a impulsar las temáticas fundamentales que conforman nuestro mundo.
Atención médica
Los recientes acontecimientos han puesto de relieve la importancia de la atención sanitaria y, en particular, la forma en la que atendemos a las personas mayores. Dentro de esta área se encuentra un amplio abanico de empresas. Europa tiene una rica historia de innovación en productos farmacéuticos y es posible encontrar numerosas empresas más pequeñas de alta calidad y rentables que operan en este campo.
Por ejemplo, el grupo farmacéutico suizo Bachem tiene una posición fuerte en la fabricación externalizada de péptidos. Estos componentes se utilizan en tratamientos para enfermedades que afectan a las personas mayores, incluyendo el Alzheimer. Otra es la belga Fagron, que ofrece soluciones para medicamentos personalizados.
¡Noticias falsas!
Los analistas suelen elogiar a las redes sociales por su papel en la conexión de las personas y la facilitación de la acción comunitaria. Sin embargo, últimamente han sido criticadas en algunos sectores por promover contenidos perjudiciales. Las acusaciones de los medios de comunicación contra Facebook incluyen la alteración de las elecciones en Estados Unidos y la incitación al genocidio en Myanmar. El término “fake news” (noticias falsas) ha entrado a formar parte de nuestro vocabulario cotidiano.
Esto ha creado una demanda de compañías que puedan moderar el aluvión de contenido, como la australiana Appen, especialista en el registro de datos que se utilizan para entrenar algoritmos de inteligencia artificial para identificar material inadecuado. La francesa Teleperformance provee personal altamente capacitado para verificar el contenido para empresas del estilo de Facebook.
Fuera lo viejo, dentro lo nuevo
El uso de fórmulas de pago sin dinero en efectivo lleva tiempo aumentando y ha sido evidente su importancia como método de transacción en el mundo del distanciamiento social. Una vez más, son unas pocas empresas pequeñas e innovadoras las que están particularmente activas en este espacio y que participan en operaciones a lo largo de toda la cadena de transacciones, desde el software (ACI World) hasta el hardware (Cubic).
Muchas compañías también están provocando disrupciones en los sectores tradicionales. El confinamiento ha confirmado la validez de los sistemas y modelos de negocio que ya estaban ganando cuota de mercado. Por ejemplo, en educación, con muchas personas estudiando desde casa, la necesidad de información en línea completa y de confianza ha crecido. En Estados Unidos, Cheggo lleva tiempo proporcionando este servicio.
Por supuesto, todo esto no sería posible sin el siempre cambiante sector de la tecnología, y la carrera por el 5G tiene mucho que decir en este sentido. La potencial velocidad en esta próxima etapa de evolución de la telefonía es impresionante: el 5G tiene como objetivo multiplicar por 20 la velocidad frente al 4G. Pero, para que esto sea posible, es necesario contar con el hardware adecuado.
Compañías como Lattice Semiconductor son un ejemplo. La firma fabrica chips programables que son adecuados para la «edge computing» y que permiten potencia de computación en el dispositivo final en lugar de en el centro de datos. Esto hace posible la existencia de aplicaciones como la prevención de colisiones en vehículos autónomos, y la identificación facial en los teléfonos inteligentes.
En conclusión…
Estas son solo algunas de las tendencias que nos han llamado la atención durante el último año. Dentro de ellas vemos que, una y otra vez, las pequeñas compañías de alta calidad están ayudando a liderar la demanda. Veremos cómo se desarrollan en los difíciles meses venideros.
Tribuna de Andrew Paisley, investment director de Aberdeen Standard Investments
A veces, establecer metas es la parte fácil. Lo complicado es implementarlas. En los últimos dos años, hemos estado examinando cómo integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en nuestro proceso de toma de decisiones de inversión para los mercados cotizados. Esta labor se ha realizado en el marco de esfuerzos más amplios para establecer aspiraciones y objetivos de desarrollo económico, inclusión social y sostenibilidad ambiental en todo el mundo.
Basándose en los anteriores Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), las Naciones Unidas han establecido 17 ODS, incluyendo energía asequible y limpia (7), acción climática (13) y salud y bienestar (3), las áreas donde se concentran típicamente las mayores oportunidades de inversión en ODS. Lograrlos requiere que gobiernos, empresas, inversores y sociedad civil se unan para tomar medidas.
A diferencia del marco predecesor, el programa actual de los ODS pide explícitamente al sector privado que aporte soluciones. Muchas empresas de todo el mundo ya han comenzado a incorporar la sostenibilidad en sus actividades comerciales. Los ODS llevan este compromiso más allá, pidiendo a las empresas que los incorporen a sus modelos de negocio, innovaciones e inversiones.
En su informe “Better Business, Better World” de 2017, los 35 directores ejecutivos y miembros de la sociedad civil de la Comisión de Comercio y Desarrollo Sostenible identificaron 60 grandes oportunidades de mercado en los sectores de la alimentación y la agricultura, el desarrollo urbano, la energía y los materiales, y la salud y el bienestar1. Algunas son la reducción de los residuos de alimentos, las nuevas tecnologías agrícolas, la vivienda asequible, los edificios de bajo consumo energético y el transporte público.
Lo cual está muy bien, pero ¿cómo se puede integrar ese pensamiento en un enfoque coherente de inversión? Después de haberlo hecho durante bastante tiempo, podemos decir que no es en absoluto sencillo. Nuestro trabajo incluyó una investigación publicada en 2018 que esboza nuestra metodología patentada sobre la mejor manera de invertir con una mirada ODS2. Durante este año, la hemos mejorado con el fin de evaluar no solo las contribuciones positivas de los emisores, sino también las negativas. Con ello, creemos que ahora podemos ofrecer un cuadro más completo de la contribución neta global de un emisor individual a los ODS.
Nuestro universo de inversión para este análisis es el MSCI AC World Index. Dentro de este índice, evaluamos dónde los productos y servicios de las empresas están contribuyendo más a los ODS específicos. Encontramos que sus actividades se agrupan típicamente alrededor de cinco: acción por el clima (13), educación de calidad (4), buena salud y bienestar (3), así como producción y consumo responsable (12).
Comenzamos con la identificación de las empresas con ingresos vinculados positivamente a los ODS, que se enfrentan a un escrutinio adicional a través de una capa de control de riesgos diseñada para identificar a los verdaderos líderes. Nuestra investigación muestra que la mayoría de las industrias centran sus esfuerzos en contribuir al ODS 13 (acción climática), aunque existen variaciones significativas dentro y entre sectores.
Al examinar los resultados de nuestro análisis en profundidad, vemos que los subsectores que registran la mayor contribución a los ODS están dentro de la salud, la tecnología y el real estate. Por el contrario, los sectores con la menor contribución son la energía y los servicios de comunicación.
A pesar de las violaciones de las normas de seguridad de los productos, que penalizan la calificación ODS en todo el sector de la salud, los subsectores de productos farmacéuticos, biotecnología y ciencias de la vida, y equipos y servicios de atención sanitaria tienen una alta proporción de «verdaderos líderes ODS» y «líderes ODS» (81% y 82% del límite del mercado en sus subsectores, respectivamente).
En el sector de la tecnología de la información, los tres sub-sectores tienen una alta proporción de líderes ODS. Encontramos que estos productos se despliegan típicamente con fines de eficiencia energética y están asociados con el ODS de acción climática. Lo mismo se aplica también a ciertos dispositivos en el subsector de los semiconductores.
En el subsector de alimentos y bebidas, a menudo observamos una menor exposición a los ODS de lo que cabría esperar. Estas empresas están contribuyendo, pero tienen calificaciones decepcionantes debido a su contribución negativa neta, en particular, al ODS 2 (hambre cero-nutrición). Entre ellas se encuentran las compañías que producen refrescos, dulces, postres, productos a base de carnes rojas y alimentos altamente procesados.
Por último, la mayoría de las empresas del sector de servicios de comunicaciones tienen pocos o ningún ingreso positivo de los ODS. Como resultado, y aunque muchas pueden obtener una puntuación alta en términos de calidad ESG, serán rebajadas en base a los ODS, logrando una calificación «D» en el mejor de los casos. Por el contrario, los líderes son calificados como «A» o «B».
Entonces, ¿qué significa todo esto? Nuestro análisis ilustra la utilidad de contar con un marco formal para evaluar a los emisores a través de criterios consistentes en nuestros procesos de asignación de sectores y selección de valores. Mediante la inclusión de información sobre los ESG en general y sobre los ODS en particular, pretendemos reducir los riesgos, captar las oportunidades y facilitar los esfuerzos para mejorar los retos medioambientales y sociales a los que se enfrenta la sociedad.
Tribuna de Petra Pflaum, co-directora de renta variable para EMEA y CIO de inversión responsable de DWS
1. Business and sustainable Development Commission (January 2017). Better Business, Better World
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Pixabay CC0 Public Domain. Aportaciones desde la inversión sostenible a la recuperación económica
En el contexto actual, tras las medidas de la Unión Europea para mitigar el impacto económico del COVID-19, dotando de fondos estructurales de recuperación, así como las decisiones del BCE para impulsar la economía, queremos aportar la visión del sector privado y concretamente de las finanzas sostenibles, en su denominación más amplia (recogida por la Comisión Europea en el Plan de Finanzas Sostenibles).
Partimos de que el sector privado es fundamental para completar, canalizar e impulsar las iniciativas públicas que se han puesto en marcha, permitiendo que los flujos de capital y ahorro lleguen a las empresas y los autónomos, contando con el convencimiento de que las finanzas sostenibles serán protagonistas de este proceso de reconstrucción económica y social.
En cuanto a la inversión sostenible, integrada en las finanzas sostenibles, queríamos compartir algunas reflexiones que se derivan de la experiencia traumática del COVID-19, con el foco puesto en la vertiente económica y la respuesta de los mercados.
El riesgo de la “insostenibilidad”
El primer aspecto se refiere a los riesgos mal llamados extrafinancieros, los ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), que indudablemente han de incorporarse al análisis tradicional, superando esa diferenciación inicial, dado que su impacto financiero ha quedado más que probado, de forma que podemos afirmar que “la insostenibilidad” se incorpora al mapa de riesgos tradicional.
Sin lugar a duda, ahora somos mucho más conscientes de la vulnerabilidad de la sociedad, de la interdependencia y de la necesidad de reforzar los lazos de solidaridad y responsabilidad a todos los niveles. Obviamente, esta vulnerabilidad tendría que estar evaluada desde la perspectiva de riesgos, y entraría en lo que la industria financiera califica como criterios de sostenibilidad: ambientales, sociales y de gobernanza..
El COVID-19 ha sido la primera muestra de materialización de un riesgo a nivel global, sanitario en este caso, que ha llevado a los gobiernos a tomar medidas de urgencia sin precedentes. Esta experiencia nos puede servir como referencia de futuros riesgos globales, como es el caso de los derivados de la emergencia climática.
Empresas y compromiso ASG
El segundo aspecto se refiere a la respuesta positiva, desde el punto de vista del valor de los activos, de los productos de inversión sostenible frente a los no sostenibles. Los mercados financieros reconocen positivamente el menor riesgo y el enfoque ASG, oportunidades de negocio, de los vehículos de inversión ISR.
Partiendo de que los mercados financieros se han colapsado ante esta emergencia sanitaria y las pérdidas de valor de los activos han sido históricas, la respuesta de la inversión sostenible ante esta crisis ha evidenciado que las inversiones con criterios ASG reducen el riesgo en situaciones de ruptura del mercado y, en consecuencia, recurriendo a una frase recogida en diferentes medios, caen menos y se recuperan antes.
Como referencias que lo confirman, sobre las que podríamos hacer un monográfico, pueden acceder al reciente estudio de Fidelity, en el que se aportan cifras del comportamiento de las empresas mejor calificadas en materia ASG en comparación con la media del S&P 500, el incremento de la demanda ASG del estudio publicado por Morgan Stanley Institute for Sustainable Investing, y los análisis del Global Sustainable Fund Flows de Morningstar, entre otros.
Lo que es indudable es que las buenas empresas en materia de ASG son en su mayoría valores de crecimiento y calidad, por lo que se entiende su mejor respuesta ante la crisis del COVID-19, siendo conscientes de que también ha incidido su baja o nula exposición a sectores como las energías fósiles o sector aeronáuticos, duramente castigados por la crisis.
Por otro lado, las compañías punteras en materia de ASG tienen una mayor capacidad para incidir en los aspectos sociales, incluyendo la protección de los trabajadores, los riesgos laborales, la capacidad de implantar medidas sanitarias (distanciamiento) soportes tecnológicos (teletrabajo), etc.
Inversión de impacto
El tercer aspecto es el que se refiere a identificar la inversión sostenible con el largo plazo, algo que es indudable, pero a lo que hay que añadir la capacidad de transformación en el corto plazo, vía inversiones de impacto, donde la vinculación a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU se materializa con métricas precisas.
La inversión sostenible tiende a canalizar flujos de capital hacia iniciativas y proyectos que atiendan la urgencia social y climática, buscando un impacto tanto en el largo como en el corto plazo. Las tendencias de inversión han de estar alineadas con las necesidades sociales y ambientales y jugar un papel activo en el proceso de reconstrucción social y económica.
Los planes de reconstrucción, que todos los estados han activado, ponen el foco en la reactivación económica y en la mitigación de la vulnerabilidad social, en un sentido amplio, incluyendo la creación de empleo, sanidad, educación, energías limpias o la gestión de residuos.
La conexión de los planes de reconstrucción con las finanzas sostenibles la encontramos en los vehículos de inversión ligados a los ODS, 17 objetivos y 169 métricas, como palancas de acción para el cambio.
Es una realidad que la inversión sostenible, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, está dando prioridad a los aspectos relacionados con la salud y bienestar (ODS 3), pobreza (ODS 1), hambre (ODS 2), trabajo decente y crecimiento económico (ODS 8), o la reducción de las desigualdades, producción y consumo responsable, (ODS 12), entre otros.
La inversión de impacto cotizada se alinea de forma clara con los ODS, incorporando el impacto buscado, con propósito, a la tradicional performance rentabilidad-riesgos, siendo conscientes de que los 17 objetivos, según la ONU, buscan lograr un ecosistema resiliente y sostenible para el 2030. Con el impacto del COVID-19 estaríamos ante una emergencia social que da impulso a los ODS como referencia en las finanzas.
Ahora salud y bienestar, pobreza, desigualdad, hambre y trabajo decente, son aspectos clave para la reconstrucción económica tras la pandemia, conectando la parte social con las medidas derivadas de la emergencia climática. Es el momento de la inversión sostenible con impacto.
Tribuna de Francisco Javier Garayoa, director general de Spainsif
Pixabay CC0 Public Domain. Cómo adaptarse a una reestructuración fundamental
A medida que las economías han comenzado a reabrirse, en DPAM seguimos siendo escépticos en cuanto a la rapidez con la que se reavivará el espíritu animal entre los consumidores y las empresas. Con los informes del primer trimestre acercándose a su fin, nos gustaría compartir algunas tendencias interesantes a nivel de compañías y subsectores.
Un punto de interés notable es el importante rendimiento del Nasdaq Composite frente a la mayoría de los índices globales. Como siempre, cuando la tecnología funciona bien, los inversores (minoristas) tienen vértigo, porque esta «seguramente sea otra burbuja tecnológica». Sin embargo, necesitamos considerar cuidadosamente una tendencia subyacente crucial para obtener una imagen más clara del rendimiento actual.
La transformación digital de la economía mundial ha estado en marcha durante muchos años en muchos frentes. Las empresas están adoptando cada vez más el software como una forma de mejorar la productividad, crear una ventaja competitiva o ahorrar costes. Mientras, los consumidores están adoptando la tecnología a una velocidad nunca vista hasta ahora, que va desde un mayor uso del comercio electrónico hasta soluciones digitales en los pagos y la atención sanitaria. Todo ello, a su vez, requiere una mayor, mejor y más rápida capacidad de red y en la nube. El COVID-19 ha sacudido el mundo de forma radical, y las empresas establecidas deben reconocer que el cambio es necesario para sobrevivir.
Las empresas que se adelantaron en su camino digital ahora están tomando el control de la cuota de mercado (como Nike frente a Adidas) y se muestran dispuestas a acelerar aún más sus inversiones digitales para mantener su racha ganadora. Sin embargo, otras se ven obligadas a emprender ahora una masiva actualización digital para mantenerse a flote. Una encuesta de Fortune a varios CEOs refleja que solo un 6% ralentizarían su proceso de transformación digital debido al COVID-19. Mientras, el 63% dijo que la aceleraría. De hecho, la digitalización de la economía global se ha acelerado notablemente.
Tal y como declaró el CEO de PayPal durante la última conferencia de la compañía: «Cuando miremos hacia atrás, veremos este momento como un punto de inflexión, en el que los pagos digitales tanto online como offline se convirtieron en un elemento esencial de nuestras vidas». Esto explica por qué hemos visto un aumento significativo en el precio de las acciones de muchas compañías de software e Internet.
Hasta cierto punto, creemos que también se debe al comportamiento racional de los inversores. En tiempos de gran volatilidad e incertidumbre, prefieren refugiarse en empresas que se beneficien de estas tendencias y que ofrezcanbuena visibilidad. Además, mientras los inversores no estén seguros de la forma de la recuperación o de la posibilidad de otra gran ola, es poco probable que cambien de estrategia en un futuro próximo. La previsible continuación del entorno de tipos bajos confirma esta perspectiva.
Si excluyésemos a EE.UU., la capitalización de mercado del Nasdaq está ahora cerca de la capitalización total del mercado de valores mundial. Su fuerza también se ha visto impulsada por el sector de la biotecnología, que ha alcanzado máximos históricos gracias a un repunte en la innovación impulsado por un número cada vez mayor de aprobaciones de medicamentos por parte de la FDA (por ejemplo, en oncología para Seatlle Genetics e Incyte).
Además, las terapias celulares y genéticas son cada vez más prometedoras y podrían ofrecer una solución a la pandemia. Actualmente, Moderna es uno de los líderes en este sentido. El sector de la biotecnología también ha demostrado ser seguro en crisis pasadas, ya que los índices de biotecnología (BTK y NBI) disminuyeron solo un 1% durante las tres últimas recesiones económicas.
Hay mucho movimiento en torno a las conocidas acciones FANG (Facebook, Amazon, Netflix y Google), pero los mineros de oro (BANG: Barrick, Agnico Eagle, Newmont y Goldcorp) también han logrado rendimientos positivos decentes en lo que va de año. Los inversores están cada vez más interesados en el oro y, a medida que los bancos centrales degradan sus monedas, permanece como un depósito de valor sin riesgo de contrapartida. Por lo tanto, imaginamos que esta tendencia continuará, ya que no esperamos una escalada en las políticas de QE en el futuro cercano.
Por último, hemos sido testigos de un cierre a gran escala de las plantas cárnicas de EE.UU. Su alta densidad de mano de obra constituye un riesgo significativo para la salud durante la pandemia. Esto ha llevado a una mayor voluntad de invertir en tecnologías de automatización. Se ha convertido en una cuestión de supervivencia, ya que el actual régimen de trabajo de las empresas de envasado de carne hace tiempo que superó su fecha de caducidad. Por ello, una vez más, las compañías con tecnologías innovadoras (por ejemplo, visión 3D) saldrán ganando.
Las masivas inyecciones de liquidez y las políticas de apoyo fiscal han evitado una crisis de solvencia total. Al mismo tiempo, han creado una dicotomía entre la realidad económica y el comportamiento del mercado de valores, algo que rara vez hemos visto antes. No ignoramos los méritos del mecanismo de descuento de los mercados bursátiles, pero nos adelantamos, en parte impulsados por los flujos masivos en el sector retail. Las empresas irán a la quiebra, los consumidores aumentarán sus ahorros y se necesitará más de un par de trimestres para tener una vacuna eficaz y ampliamente disponible. En este entorno, no todo es pesimismo: todavía hay muchas oportunidades de inversión para el gestor activo.
Tribuna de Alexander Roose, responsable de renta variable internacional de DPAM
Pixabay CC0 Public Domain. Cómo crear una cartera de empresas sostenibles de calidad
Encontrar empresas sostenibles de alta calidad que puedan resistir el paso del tiempo no es un proceso rápido ni sencillo. Significa ser selectivo: reducir el universo invertible paso a paso hasta llegar a una cartera bien definida. Dentro de nuestras estrategias de renta variable sostenible, empleamos un enfoque de alta convicción que busca compañías con rendimientos resistentes a largo plazo y potencial de crecimiento. Mediante nuestro proceso de selección sistemático y transparente, buscamos asegurarnos de que cada empresa de la cartera cumpla con nuestros requisitos y contribuya de forma positiva a un mundo más sostenible.
Selección bottom-up
El primer paso de nuestro proceso de selección comprende una selección de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (ESG). Las empresas que no cumplan con nuestros estándares no son elegibles. En esta etapa, excluimos a las que no son transparentes en ESG o que obtienen una puntuación muy baja según los principales proveedores de datos externos.
También excluimos a las que no se alinean con nuestros criterios de restricción basados en normas -como a las armas controvertidas o a la producción de tabaco- y los más amplios de estrategias sostenibles y de impacto. Así reducimos el universo global de 15.000 a 11.000 acciones, y el europeo de 3.000 a 1.800.
Flujos de caja resistentes
El segundo paso consiste en un análisis financiero detallado, basado en la herramienta HOLT, que proporciona un sistema consistente para comparar empresas, con un enfoque en la contabilidad y las métricas de valoración. En esta fase, monitorizamos a las empresas según el spread entre el coste del capital y su rendimiento. Esta métrica de retorno del flujo de caja de la inversión (CFROI, por sus siglas en inglés) es una forma efectiva de evaluar la calidad de las empresas. Utiliza un modelo que refleja la perspectiva a largo plazo: observamos los flujos de caja disponibles que pueden invertir para hacer crecer su negocio y miramos lo que hacen con ese efectivo. El CFROI, en combinación con el crecimiento de los activos de la empresa, determina el desarrollo de su beneficio económico.
Al evaluar el crecimiento de los activos, también nos fijamos en la fase en la que se encuentra una empresa, ¿está empezando o está madurando y llegando al final de su ciclo de vida? Preferimos un horizonte a más largo plazo, de cinco años o más; de esta manera, también podemos integrar y evaluar los principales cambios de la sociedad, como la transición energética o las nuevas tendencias en el consumo. En última instancia, buscamos empresas con un CFROI alto y resistente, ventajas competitivas, valoraciones atractivas, bajo endeudamiento y un buen momentum.
Durante esta etapa, reducimos el universo de inversión de 11.000 a solo 350 nombres en el caso de nuestra cartera global y de 1.800 a 100 en la europea. Este es el universo que empezamos a analizar de cerca desde una perspectiva bottom-up.
De las empresas a las cadenas de valor
A partir de este punto, miramos a estas empresas en un contexto más amplio y nos centramos más en las industrias y las cadenas de valor que en los sectores tradicionales. Cuando miramos más allá de las limitaciones del sector y adoptamos un enfoque más flexible, descubrimos qué parte de la cadena de valor crea realmente más beneficios y qué empresas están en su mejor momento.
Observamos los segmentos que presentan los mayores rendimientos, impulsados por fuertes fosos económicos, basados en los avances tecnológicos, la protección de las patentes y el liderazgo en materia de costes en mercados que aún no están completamente maduros, es decir, donde aún existen oportunidades de crecimiento atractivas.
ESG: materialidad, momentum y compromiso
En la definición de nuestras carteras de renta variable sostenible, echamos otro vistazo a las métricas ESG en el análisis bottom-up de nuestro universo elegible que va más allá de la selección directa del primer paso. Aunque las puntuaciones externas de ESG son útiles como filtro inicial, son insuficientes para identificar empresas verdaderamente sostenibles, ya que suelen ser retrospectivas y no siempre tienen un vínculo material con el modelo de negocio.
En nuestra evaluación más profunda de los factores ESG, nos centramos en las cuestiones materiales que afectan al rendimiento sostenible de una empresa. Para las empresas involucradas en la producción de nuevas energías o tecnología, el medioambiente es una preocupación crucial; mientras que las del sector salud se centran más en la privacidad de los datos de los clientes y el acceso a una atención sanitaria asequible.
Nuestra investigación, realizada en colaboración con el European Centre for Corporate Engagement (ECCE), muestra que las puntuaciones absolutas de ESG son más un reflejo de la capitalización del mercado de una empresa que un indicador útil de los rendimientos futuros. A menudo, su avance positivo en las métricas ESG es un mejor indicador. Por tanto, es crucial hacer nuestra propia investigación si queremos localizar empresas verdaderamente sostenibles con potencial para un alfa adicional.
Una cartera de convicción
En el último paso de nuestro proceso de selección, determinamos nuestras acciones favoritas en base a métricas individuales, asegurando al mismo tiempo una cartera equilibrada y resistente. Aunque nuestras estrategias son de alta convicción, se comparan con los índices MSCI World y Europe. Esto significa que tenemos que construir una cartera diversificada en distintas cadenas de valor, de modo que cada acción que seleccionemos tenga la oportunidad de contribuir al alfa. También gestionamos cuidadosamente la contribución de cada acción al tracking error, evaluando su potencial alcista, su correlación y volatilidad y la previsibilidad del modelo de negocio.
Finalmente, terminamos con una cartera de unos 40 títulos para cada una de nuestras estrategias, frente a un benchmark de más de 1.500. Y es gracias a la profundidad e intensidad de nuestro proceso de selección que tenemos un elevado nivel de convicción en todas y cada una de nuestras participaciones.
Tribuna de Hendrik-Jan Boer, responsable de inversión sostenible de NN Investment Partners
La mayoría de las personas que trabajan en el sector de la gestión de patrimonio, ya sea que se les llame banqueros privados, asesores financieros, gerentes de patrimonio o cualquier otra denominación, solo pueden soñar con la idea ganar 10 millones de dólares en un solo año. Cifras como esas están reservadas para un puñado de golden boys en el mundo de los bancos de inversión, las salas de trading o en los hedge funds. Sin embargo, si lee hasta el final de este artículo, puede descubrir cómo un asesor de clientes privados exitoso puede acceder a dicha retribución.
Pero en primer lugar, veamos las diferentes formas en que la industria de gestión de patrimonio retribuye a sus gerentes de relaciones. Podemos dividir este tema en cinco grupos diferentes: 1) bancos minoristas 2) bancos boutique 3) administradores de activos externos 4) plataformas y 5) corredores de bolsa.
Para el propósito de este ensayo estoy usando dólares estadounidenses y las cifras citadas son “ball park”, obviamente, varían de un mercado a otro y de una institución a otra. Sin embargo, en cada caso, tomé el ejemplo de un asesor experimentado que administra 300 millones de dólares de activos con un rendimiento del 1% (que es ciertamente alto pero no inalcanzable, especialmente en la última categoría).
Bancos minoristas
En esta categoría, nos referimos al departamento de banca privada de los bancos minoristas y suponemos que estos bancos son actores globales. Se debe hacer una distinción entre los mercados nacionales, donde es probable que el banco tenga una red de sucursales significativa, y los mercados extranjeros donde generalmente este no es el caso.
Un banquero privado que trabaja para un banco español global en Madrid, por ejemplo, generalmente se beneficiará de las referencias que se originan en la red minorista y corporativa. Esto podría eliminar la necesidad de «cazar» candidatos fuera del grupo, lo que obviamente facilita enormemente la recopilación de activos. Es probable que dicha persona gane alrededor de $ 120k más un bono, ya que el salario no puede variar demasiado de los parámetros que a menudo dicta el banco minorista. Es casi seguro que el bono será discrecional para fines regulatorios.
Cuando este mismo banco tenga que contratar a alguien en Ginebra, Miami o Hong Kong, probablemente tendrá que pagar un salario básico al menos un 50% más alto y potencialmente el doble. Sin embargo, la persona seleccionada probablemente tendrá que desarrollar a sus clientes por su cuenta con pocas referencias para el grupo. Obviamente, esto requiere un conjunto diferente de habilidades del banquero privado nacional que es esencialmente un networker interno. Con una mayor dificultad viene un mayor riesgo y, por lo tanto, la necesidad de pagar un salario significativamente más alto. El bono también será probablemente discrecional, aunque probablemente sea mayor por la misma razón. Parte del bono podría diferirse tanto como un incentivo para que el banquero adopte un enfoque a más largo plazo como también una forma de crear un costo financiero si la persona se siente tentada a abandonar el banco.
Bancos boutique
La mayoría de los bancos boutique son «jugadores puros», es decir, su oferta se basa casi exclusivamente en la gestión del patrimonio. Así, no se espera que en este tipo de estructura se derive a otros departamentos de la institución o se concedan préstamos. Hay algunas instituciones de estilo de «banco mercantil» que combinan banca privada y de inversión, pero tales modelos son raros y las referencias entre los dos departamentos son a menudo igualmente raras.
Dichas instituciones tienen que competir, por un lado, con los bancos mundiales y, por otro, con los administradores de activos externos. La compensación que tienen que pagar suele ser ligeramente superior a la de los bancos mundiales en sus mercados internacionales. El conocimiento de la marca es casi seguro y los banqueros no tienen ni la menor esperanza de referencias internas. La compensación refleja esto y el banquero privado en nuestro ejemplo probablemente podría esperar un salario básico de alrededor de $ 240k (el límite superior del banco global).
Sin embargo, debido a que muchos bancos boutique son de propiedad privada, tienen más flexibilidad cuando se trata de la bonificación. El bono a veces se basa en una fórmula y, en algunos casos, la compensación total puede alcanzar el 40% de los ingresos, lo que lo hace competitivo con los administradores de activos externos. Los bancos boutique también tienen menos probabilidades de diferir el pago parcial del bono que sus rivales más grandes.
Administradores de activos externos
Los administradores de activos externos son el destino de elección para los banqueros privados descontentos, pero generalmente ofrecen aún menos reconocimiento de marca que los bancos boutique. Los banqueros que se unen a tales instituciones tienen que tener experiencia y disfrutar de la lealtad de al menos varios clientes. En tales compañías, el número mágico que se debe obtener es de 1 millón de dólares de ingresos para que valga la pena para todas las partes.
Será más raro encontrar asesores que administren hasta 300 millones de dólares y, por lo tanto, podemos esperar que estén bien compensados. La mayoría de las estructuras administrarán menos de 1.000 millones de dólares y solo una vez que superen este número, y si la empresa administra algunos clientes más grandes y sofisticados, incluso pueden comenzar a pensar en usar la denominación «Oficina multifamiliar» .
La mayoría de los administradores de activos externos proponen una fórmula por la cual la compensación total es del 40-50% de los ingresos. En casos excepcionales, este porcentaje podría ser aún mayor, pero esto normalmente lo ofrecerían las empresas que son más pequeñas y menos exitosas o como una tasa incremental una vez que se alcanza un cierto nivel de ingresos.
Por lo general, hay un salario básico, especialmente en el caso de los más grandes, que en el mejor de los casos es competitivo con un banco boutique, pero a menudo es más bajo debido a la potencial ventaja. En una oficina multifamiliar típica y bien establecida, el asesor puede obtener un salario fijo de $ 200k y un bono que representa la diferencia. En el caso de nuestro ejemplo, alguien que maneje 300 millones de dólares y genere un retorno de 100 puntos básicos podría esperar obtener un bono de al menos 1 millón de dólares. Sin embargo, tales ejemplos serían raros y, a veces, se ofrecen acciones en lugar de parte de la bonificación.
Plataformas
Las plataformas se han convertido en la moneda común en muchos sectores durante las últimas dos décadas y no es casualidad que el hombre más rico del mundo sea el creador de la plataforma más exitosa. La gestión de la riqueza también ha visto el establecimiento de muchos modelos de plataforma en los últimos tiempos.
El modelo es similar al del administrador de activos externos, pero generalmente solo cubrirá servicios como cumplimiento, back office, soporte de secretaría y espacio de oficina. El pago es mucho mayor, generalmente 70-80%, pero el valor agregado es obviamente menor. En tales estructuras, generalmente no hay un salario básico y la base de activos de los asesores tiende a ser menor.
Si tomamos el mismo ejemplo de nuestro asesor administrando 300 millones de dólares y generando 3 millones de ingresos, la compensación total sería superior a los 2 millones de dólares. Pero en la realidad, la mayoría de las personas ganaría mucho menos. Además, si el asesor necesita asesoramiento sobre inversiones, planificación financiera u otros servicios, estos se refacturarán además de la tarifa habitual y la participación en los ingresos caerá a niveles cercanos a los de los administradores de activos externos. Para los banqueros privados experimentados con clientes leales, estas plataformas pueden ser opciones extremadamente atractivas.
Broker dealers
Aquellos de ustedes que han leído mi artículo para descubrir cómo ganar 10 millones dólares en un año se sentirán algo decepcionados. El ejemplo del asesor que trabaja en una plataforma podría ganar potencialmente más de 2 millones de dólares, pero esto aún está muy lejos de los mencionados 10 millones.
Pero ahora finalmente llegamos a la respuesta a la pregunta, aunque, desafortunadamente, el modelo de broker dealer se limita principalmente al mercado estadounidense y se ha extinguido para aquellos de ustedes que trabajan en la mayoría de los otros mercados. Por lo tanto, centraremos nuestro ejemplo en el modelo muy atípico de los Estados Unidos.
El modelo de broker dealer es común, si no dominante, en los Estados Unidos. Si bien parece anticuado para los asesores de riqueza que trabajan en otros mercados maduros, sin duda es un modelo muy atractivo si tiene su sede en los EE. UU., al menos para propios broker dealers (para los clientes es más discutible).
El mundo de los broker dealers es muy competitivo y el nombre del juego para las instituciones es aumentar los activos, algunos dirían a cualquier costo. Esto no se hace ofreciendo una retribución atractiva o una oferta de productos altamente diferenciada, sino más bien «comprando» los activos con la fórmula más atractiva. Un precio de adquisición típico es entre el 100% y el 300% de los ingresos del asesor del año anterior («doce últimos»).
A modo de advertencia, es necesario decir que el pago del 300% se ha vuelto raro y los «doce finales» a menudo se ajustan a la baja para tener en cuenta el hecho de que no todos los activos seguirán al asesor. Además, los empleadores están haciendo cada vez más parte del pago en el «back-end» cuando se han alcanzado ciertos objetivos. Sin embargo, todavía hay casos de pagos del 300% por adelantado.
Si volvemos a nuestro ejemplo, por lo tanto, y asumimos que nuestro asesor convence a su futuro empleador de que todos los activos seguirán, podrían recibir un pago de hasta el 300% de su producción. Sobre esta base, podrían recibir un monto de 9 millones de dólares al unirse a la firma. Además, si los activos se transfieren de inmediato, también podrían recibir un pago anual que normalmente sería el 40% de los ingresos o, sobre la base de la misma suposición, 1,2 millones adicionales. Si bien no habría un salario básico, nuestro asesor no debería tener problemas para pagar el alquiler.
Este ejemplo es sorprendente para la mayoría de los actores de la industria del weatlh management fuera de los Estados Unidos, pero se basa en la realidad. Los asesores financieros de los broker dealers no «poseen» a sus clientes. Sin embargo, casi se percibe la propiedad y no es inusual ver a esas personas transferir hasta el 90% de sus activos en los primeros meses, lo que sería inconcebible en la mayoría de los otros ejemplos (la prevalencia de Pershing como plataforma de reserva facilita el proceso).
Los empleadores toman cada vez más acciones legales contra las personas que se van, pero los acuerdos de no competencia y otros convenios restrictivos no siempre son fáciles de aplicar. También debe tenerse en cuenta que estos pagos no se firman en bonos sino más bien «préstamos perdonables» que se amortizan durante un período de alrededor de ocho años. Si el empleado se va antes del final del período, generalmente se debe devolver una cierta cantidad.
En resumen, mi consejo para cualquier gestor de patrimonios aspirante sería unirse a un broker dealer en los EE. UU., permanecer durante al menos quince años para desarrollar una base de clientes grande y leal, y luego saltar a un competidor. Desafortunadamente, cuando miro la economía de tales pagos y cambios en el entorno regulatorio, me temo que puede ser demasiado tarde y que este modelo comercial en particular no existirá en su forma actual dentro de quince años.
Los mercados presentan una naturaleza prospectiva, es decir, reflejan las previsiones futuras. Ahora bien, la alentadora imagen que muchos operadores esbozan no cuadra con las perspectivas más sombrías que parecen evidentes. Muchos se aferran a datos esperanzadores, como la llegada al pico de los casos de COVID-19, el optimismo por la disponibilidad de terapias y vacunas contra la enfermedad y los primeros indicios de reanimación de la actividad económica conforme se relajan las medidas de confinamiento. Si bien recibimos de buen grado estos avances, no bastan para justificar el exuberante movimiento de los precios que hemos observado en los mercados de activos de riesgo en las últimas semanas.
La profundidad del agujero económico creado por los esfuerzos mundiales para frenar la propagación del coronavirus resulta sumamente importante. La trayectoria de la recuperación también importa bastante. Las economías no vienen con un botón de encendido/apagado. No pueden reactivarse tan fácilmente después de una brusca paralización. Las empresas dejan de ser rentables, las cadenas de suministro se rompen, los empleados altamente cualificados se dispersan y el acceso al crédito resulta más difícil, lo que empuja aún más a las compañías al borde del precipicio. Cuanta más profunda sea la caída de la actividad económica y más endeble la recuperación, más frágiles serán estas relaciones y mayor será la probabilidad de que afrontemos un periodo de debilidad mucho más prolongado.
Asimismo, la impredecible naturaleza de la pandemia añade nuevas dosis de incertidumbre al cóctel económico. Hasta que no se descubra una vacuna de eficacia demostrada y con efectos secundarios tolerables, ¿hasta qué punto se sentirán cómodos los consumidores para viajar en avión, tren o barco? ¿Y para asistir a un concierto o a un evento deportivo? ¿Y para ponerse en fila en una abarrotada cafetería para almorzar después de pasar toda la mañana en un alto edificio de oficinas cerrado herméticamente? ¿Y cómo saldrán adelante los restaurantes de mínimos márgenes que tengan que operar con una ocupación máxima del 50%, o los comercios minoristas con la limitación del tráfico peatonal? Todas estas incertidumbres pondrán a prueba hasta las compañías mejor gestionadas.
Sin duda, los gobiernos, las fundaciones, las universidades y las empresas privadas están trabajando frenéticamente para hallar una vacuna que proteja frente al virus, así como tratamientos que curen la enfermedad, y están desplegando recursos sin precedentes para lograr este objetivo. No obstante, si bien se constatan avances evidentes, es demasiado pronto para cantar victoria, como parece que han hecho los mercados.
Los responsables de la formulación de política monetaria han realizado un trabajo excelente para satisfacer las necesidades inmediatas de los más afectados por las medidas de confinamiento, y se prevén nuevos programas de apoyo. Sin embargo, estas intervenciones extraordinarias no serán infinitas. Ya se observan tensiones en el sistema, puesto que los programas diseñados con rapidez, como el programa de protección de las nóminas («PPP», por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, se están revelando demasiado inflexibles para abordar las necesidades de las tan importantes pequeñas empresas (el PPP se había concebido precisamente para dar apoyo a estas firmas).
Desde una perspectiva macroeconómica, probablemente ya hemos asistido al punto máximo de la respuesta fiscal que los gobiernos concertarán para contrarrestar las consecuencias económicas del COVID-19. Con esto no queremos decir que no se emprenderán nuevos paquetes fiscales en Estados Unidos o en otras regiones del mundo, sino más bien que estos serán menos contundentes que los ya adoptados. Además, si las medidas de apoyo alcanzan su punto álgido demasiado pronto, lo más seguro es que no logremos salir rápidamente del profundísimo agujero económico que la pandemia ha creado.
Por ejemplo, en Estados Unidos, el PPP en su forma actual, vence el 30 de junio, mientras que las mayores prestaciones por desempleo, que incluyen una aportación de 600 dólares semanales además de la cuantía habitual, vencen a finales de julio. Si no se prorrogan, el final de estos programas creará un posible precipicio fiscal. Si bien algunos segmentos de la economía deberían hallarse en mejor forma a mediados de verano, también es probable que muchos millones de esos trabajadores despedidos en marzo y abril seguirán en situación de desempleo. En efecto, las tasas de paro podrían mantenerse fácilmente en cifras de dos dígitos hasta el año 2022.
Del mismo modo, la Reserva Federal estadounidense seguirá adquiriendo deuda soberana y garantizando que las condiciones de liquidez se mantienen favorables, aunque la fase de «conmoción y estupor» ha llegado a su fin. Así pues, mientras que los gobiernos y los bancos centrales pueden hacer más para salvaguardar sus economías, las ventajas añadidas de cara al futuro serán menos potentes. Con gran probabilidad, los datos económicos de los mercados desarrollados repuntarán con fuerza en los próximos meses.
En el segundo trimestre se registrará probablemente el nivel mínimo de una contracción muy pronunciada, mientras que en la segunda mitad de 2020 deberíamos asistir a lo que podría ser el comienzo de una robusta recuperación en forma de «V» o «U». No obstante, la parte derecha de la «V» o la «U» se estancará a buen seguro en un nivel mucho más bajo que el punto de partida de la desaceleración. Esa es la razón por la que la profundidad del agujero que se ha cavado resulta importante.
Una rápida recuperación parcial dará paso a un largo y arduo camino, sobre todo si no se descubre una vacuna o un tratamiento en un futuro próximo, si la prematura reapertura de las economías provoca un nuevo aumento de los casos y/o si nos enfrentamos a una segunda ola de contagios. En definitiva, hay motivos para la esperanza en la lucha contra el COVID-19. Sin embargo, la inversión, ya sea en bonos o acciones, consiste en la compra de una futura fuente de flujos de efectivo. Los flujos de efectivo del mañana no serán como los de 2019, y el mercado parece abocado a llevarse una decepción a sí mismo cuando esto se haga realidad.
Columna de Robert M. Almeida, Jr., gestor de carteras y estratega de inversión mundial, y Erik Weisman, Ph.D. gestor de carteras y economista jefe, en MFS Investment Management.
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El número de incumplimientos de alto rendimiento de EE.UU. aumentará en lo que queda de este año y el 2021, dijo el CEO de Tabula Investment Management, Michael John Lytle, según un comunicado divulgado por la empresa.
Lytle insiste en que los inversores deberían revisar su asignación a estos merados y desarrollar nuevas estrategias de inversión para protegerse contra un aumento de impagos.
Por otro lado, acentuó que los “indicadores del mercado financiero parecen optimistas en relación con los indicadores tanto crediticios como económicos”.
Según el director ejecutivo de la compañía especializada en colocación de ETF, los incumplimientos en el crédito corporativo de América del Norte son los más altos desde la crisis de 2009.
“En marzo, Fitch elevó su tasa de incumplimiento del ‘caso base’ de 2020 para el alto rendimiento de EEUU a un rango del 5 al 6%, con un pronóstico de «caso severo» de hasta el 10%, destacando al sector energético como particularmente vulnerable”, según la información proporcionada por la empresa.
Por otro lado, Moody’s, publicó en abril que los incumplimientos en el crédito especulativo de América del Norte alcanzaron un pico de más del 13% en marzo de 2021 desde el escenario más optimista mientras el más negativo superó el 20%, consigna el comunicado.
S&P, por su parte, estima como caso base que la tasa de incumplimiento corporativo de grado especulativo estadounidense de 12 meses será del 12.5% en marzo de 2021.
En marzo de este año el índice alcanzó el 3,5% y según Lytle insitió que incluso en su escenario más optimista los valores rondarán el doble (6%) para marzo de 2021.
Y en el caso del pronostico más pesimista de S&P, la tasa de incumplimiento se expandiría a 15,5%.
Tabula es un proveedor de ETF centrado en renta fija para inversores institucionales europeos.