En el ecosistema emprendedor actual, dominado por la necesidad de innovar y destacar, el moverse rápido parece casi una obligación. Levantar rondas, escalar, competir, volver a escalar. Sin embargo, en esta dinámica constante, muchas veces se pierden de vista aspectos fundamentales: la claridad estratégica, la salud mental del equipo fundador y los colaboradores, la calidad de las decisiones o el valor real del producto.
De acuerdo con una encuesta realizada por Startup Snapshot, el 72% de los emprendedores sufren problemas de salud mental, siendo el estrés (44%), el burnout (36%), la ansiedad (37%), la depresión (13%) y los ataques de pánico (10%) las principales afecciones. Estos datos reflejan una realidad preocupante que no puede ser ignorada.
La misma encuesta señala que las principales causas de estrés entre los fundadores son la capacidad para conseguir financiación (60%), mantener un buen balance personal-laboral (38%) y las incertidumbres causadas por el panorama económico global (35%).
Frente a este contexto, han surgido enfoques alternativos que no niegan la necesidad de moverse, pero sí proponen hacerlo con mayor conciencia. En nuestro caso, hace años decidimos diseñar un entorno que ayudara a los fundadores a reconectar con su propósito, a examinar sus modelos con más perspectiva acompañados de mentores de alto nivel y a rodearse de otros emprendedores que están transitando retos similares, además de apoyar a estas prometedoras empresas con financiación.
El espacio que proponemos no es un freno ni una pausa: es una invitación a observar con distancia. Durante diez días, fundadores de distintos países se reúnen para reflexionar sobre su estrategia, identificar puntos ciegos, alinear sus modelos de negocios, reforzar sus equipos y cuidar su salud mental. Lejos del ruido, sin pantallas ni distracciones, lo que emerge es un pensamiento más claro y profundo.
Y hay algo más que sucede ahí, casi sin planearlo: la comunidad. En ese espacio compartido entre personas que entienden el vértigo de emprender, se crean conexiones reales. Relaciones que no se construyen en un evento de networking, sino en conversaciones honestas, vulnerables, entre iguales.
Porque emprender no es solo escalar. Es también sostener, repensar, rodearse bien y tener la lucidez suficiente para tomar decisiones con impacto. Las startups no pueden parar, lo sabemos. Pero sí pueden avanzar con más claridad, equilibrio y sentido. Y confío que eso, aunado con el apoyo de quienes nos dedicamos a impulsar a los fundadores, puede marcar la diferencia en el éxito de una startup.
Tribuna de Marcos Martín, fundador y CEO de Decelera Ventures