Desde el 9 de abril, los mercados han repuntado tras el anuncio de una pausa de 90 días en los aranceles recíprocos. Los activos estadounidenses han mejorado su comportamiento, pero muchos inversores siguen mirando al mercado europeo, a los activos refugios y a los alternativos. En este sentido, las gestoras están ligeramente divididas entre aquellas que consideran que hay que seguir mirando fuera de EE.UU. y aquellas que nunca apartaron ni su mirada ni su interés en el país. ¿En qué lugar han quedado los activos estadounidenses?
Para responder a esta pregunta, hay que comprender a qué se debe este cambio en el sentimiento de parte del mercado. Michael Strobaek, Global CIO en Lombard Odier, y Nannette Hechler-Fayd’herbe, Head of Investment Strategy, Sustainability and Research, CIO EMEA en Lombard Odier, consideran que los recientes movimientos del mercado en general son un reajuste saludable, aunque volátil, de los precios de los activos estadounidenses hacia sus fundamentos.
“El S&P 500 ha recuperado en gran medida sus niveles previos a los anuncios arancelarios del Día de Liberación del 2 de abril (-0,6% más bajo este año) y sigue siendo relativamente más caro que otras regiones, aunque las expectativas de ganancias se han ajustado a la baja. El dólar estadounidense ha caído un 6% este año frente a una cesta de monedas de mercados desarrollados y se encuentra dentro de nuestro rango de valor justo frente al euro, el yen japonés y el franco suizo. Y los rendimientos de los bonos del gobierno de EE.UU. y los bonos corporativos de grado de inversión siguen siendo de los más atractivos entre los mercados desarrollados, tanto en términos reales como nominales”, explican los expertos de Lombard Odier.
Según Muzinich & Co., quizá el impulsor más importante del renovado sentimiento positivo y la acción de los precios es el deshielo de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. “También ha habido noticias positivas para el Tesoro de EE.UU.: ahora se prevé que los ingresos arancelarios alcancen los 2,7 billones de dólares durante 2026-2035, 300.000 millones de dólares más de lo que se estimó bajo la tasa arancelaria del 145% propuesta anteriormente a las importaciones chinas”, indican,
Para los expertos de la firma, todo esto ha dejado un enigma clave: “Estados Unidos ha demostrado tanto pragmatismo como una renovada apertura a los negocios y al comercio. Los inversores se han alejado claramente de los peores escenarios previstos a principios de abril, con los riesgos de cola negativos reducidos significativamente. Si bien se espera que el crecimiento de Estados Unidos aún se desacelere, la desaceleración ahora parece modesta y probablemente superará a Europa. Esto plantea la pregunta: ¿comenzarán a revertirse los recientes flujos de capital desde EE UU hacia Europa?”.
EE.UU. no se puede ignorar
A la hora de hablar de renta variable, para Strobaek y Hechler-Fayd’herbe, a pesar de la reciente volatilidad en los mercados de EE.UU., en un horizonte de 10 años, las variaciones regionales en los rendimientos anuales esperados se han estrechado. “Las mejores valoraciones y los mayores rendimientos esperados para Europa, Japón y los mercados emergentes en comparación con EE.UU. se compensan con una menor volatilidad, lo que subraya la necesidad de que los inversores mantengan una asignación de activos regionalmente diversificada. Hemos mantenido una posición neutral en las acciones estadounidenses dentro de nuestra estrategia de renta variable regional”, apuntan.
Si hablamos de renta fija, estos expertos de Lombard Odier explican que el fenómeno es diferente: “En lugar de una nueva tendencia, ha habido una disminución gradual en la propiedad extranjera de la deuda estadounidense, y los inversores estadounidenses han sido los principales tenedores de los bonos del Tesoro de EE.UU. durante décadas. En total, los bonos del Tesoro de EE.UU. en manos de inversores extranjeros y nacionales han aumentado, y la emisión más reciente de bonos del Tesoro a 10 años vio una participación de inversores extranjeros consistente con los promedios de los últimos 12 meses”, apuntan.
De hecho, según su visión, la renta fija estadounidense se ha vuelto más atractiva con el aumento de los rendimientos, ofreciendo oportunidades tácticas para asegurar altos rendimientos antes de que la Reserva Federal comience a recortar las tasas de interés, lo que podría ocurrir a partir de julio. “Actualmente, los bonos del Tesoro de EE.UU. a 10 años ofrecen un rendimiento del 4,4%, y los TIPS (Bonos del Tesoro protegidos contra la inflación) a 10 años rinden un 2%. En crédito corporativo, los bonos de grado de inversión ofrecen rendimientos del 5%”, señalan a favor de este tipo de activo.
En el caso de BlackRock Investment Institute (BII), “los activos estadounidenses siguen siendo fundamentales en las carteras”. “Las bolsas estadounidenses se han disparado tras caer el mes pasado junto con los bonos y el dólar. Esa caída conjunta avivó el debate sobre la pérdida de atractivo a largo plazo de los activos estadounidenses. La rebaja de la calificación de la deuda de EE. UU. por parte de Moody’s refuerza una opinión que tenemos desde hace tiempo y es que los inversores preferirían un aumento de la prima de riesgo por mantener bonos estadounidenses a largo plazo, que actualmente es relativamente baja. Seguimos considerando que los activos estadounidenses son fundamentales para las carteras. La incertidumbre de las perspectivas nos impide depositar nuestra convicción plena en un único escenario central dentro de nuestras visiones estratégicas”, explican.
Raheel Siddiqui, estratega senior de inversiones de Neuberger Berman, recuerda que, históricamente, las acciones estadounidenses se han beneficiado de extensas recompras de acciones que impulsaron el beneficio por acción (EPS) y la confianza de los inversores, respaldadas por la percepción de que el capital global no tenía otro lugar a donde ir. Sin embargo, reconoce que, de cara al futuro, las reglas fiscales más flexibles en Europa y las inversiones sectoriales específicas deberían conducir a balances corporativos más sólidos, valoraciones en aumento y mayores dividendos.
«La racionalización de las cadenas de suministro, las políticas industriales dirigidas y un consumo interno más fuerte podrían seguir mejorando el valor para los accionistas incluso sin replicar el modelo estadounidense de recompras. No obstante, la capacidad de Europa para igualar completamente los rendimientos al estilo de EE. UU. sigue siendo incierta: persisten preocupaciones estructurales en torno a la innovación y marcos regulatorios complejos. Pero con mejores condiciones de financiación y nuevas inversiones en infraestructuras, somos optimistas respecto a que Europa puede ofrecer ganancias significativas a los inversores si las reformas continúan. Superar las ineficiencias estructurales sigue siendo clave para las perspectivas de convergencia a largo plazo», comenta.
Voces prudentes
Está claro que no se puede ignorar los activos estadounidenses, pero sí ser prudente. Por ejemplo, en opinión de Benoit Anne, Senior Managing Director del Grupo de Estrategia e Insights de MFS Investment Management, hay que serlo en lo que respecta a la duración estadounidense. Según su visión, esto refleja principalmente la actual incertidumbre y volatilidad de los tipos.
“Dado que los riesgos de recesión están disminuyendo y que la Fed se mantiene al margen, no hay motivos de peso para que los tipos bajen sustancialmente. Además, es probable que el reciente anuncio de la rebaja de la calificación de la deuda soberana de EE.UU. refuerce los riesgos al alza para los tipos estadounidenses, por la necesidad de reconocer que EE.UU. merece ahora una prima de riesgo más alta. Teniendo esto en cuenta, los argumentos para apostar por la larga duración de EE.UU. no son particularmente convincentes”, apunta Anne.
Para Mathieu Racheter, Head of Equity Strategy Research en Julius Baer, la cuestión tiene más que ver con diversificar aún más hacia acciones fuera de EE. UU. A medida que se intensifican los riesgos en Estados Unidos, las oportunidades en el extranjero están ganando protagonismo. “El apoyo político en Europa, los vientos de cola de las reformas en Japón y las valoraciones atractivas en China e India refuerzan la necesidad de ampliar la exposición a mercados bursátiles no estadounidenses. La diversificación y la selección activa son cada vez más esenciales para navegar el cambiante panorama global actual. La confianza de los inversores en la excepcionalidad estadounidense empieza a erosionarse, ya que la creciente incertidumbre política comienza a afectar negativamente a las perspectivas de crecimiento de la mayor economía del mundo”, argumenta Racheter.
A las razones que apunta el experto de Julius Baer añade que los principales indicadores económicos han empezado a deteriorarse, las previsiones corporativas siguen siendo cautelosas y nuestros economistas estiman una probabilidad del 50 % de que se produzca una recesión en EE.UU. en los próximos 12 meses. “En este contexto, consideramos que los argumentos a favor de una diversificación geográfica son cada vez más sólidos, especialmente ahora que algunas regiones fuera de EE.UU. comienzan a ofrecer un entorno más favorable en términos de políticas y crecimiento”, insiste.