El mundo se rearma: ¿es el gasto en defensa un regalo envenenado o una oportunidad para la ESG?

  |   Por  |  0 Comentarios

Memoria anual Azvalor 2024
Pixabay CC0 Public Domain

Aunque la política arancelaria de EE.UU. ha copado la mayor parte de los titulares, a lo largo del primer trimestre de 2025 se han producido otros desarrollos que pueden tener un efecto directo tanto sobre el crecimiento como sobre los ya de por sí elevados riesgos geopolíticos. Destaca particularmente el giro del nuevo gobierno alemán para modificar su estrategia fiscal, históricamente marcada por un estricto control del endeudamiento estatal.

Los planes incluyen la exención del gasto en defensa que supere al 1% del PIB del freno a la deuda que se incluyó en 2009 en la Constitución germana, así como la creación de un fondo de infraestructuras al margen del gasto ordinario dotado con 500.000 millones de euros para gastar en los próximos doce años; en esta partida se incluyen 100.000 millones que se destinarán a apoyar medidas para combatir el cambio climático, como promesa del nuevo canciller Friedrich Merz a Los Verdes. Además, los estados federados podrán pedir prestado el equivalente a unos 16.000 millones de euros.

Lluvia de millones

“Aunque estos cambios fiscales representan una notable evolución de la política alemana, las implicaciones económicas siguen siendo inciertas”, comentan analistas de Candriam sobre este anuncio histórico. Según sus cálculos, el impacto de estas medidas sobre el crecimiento del PIB alemán no superará el 0,6% en 2025 y el 0,8% en 2026, “dada la dependencia de Alemania de las importaciones para el gasto militar y los importantes riesgos de ejecución asociados a las inversiones en infraestructuras”.

El movimiento de Alemania forma parte realmente de una tendencia más amplia hacia el rearme de las principales regiones del mundo. Así, también se produjo en el primer trimestre de 2025 el anuncio del plan ReArmar Europa de la Unión Europea, con el objetivo de dotar a los estados miembros de flexibilidad fiscal para incrementar su gasto militar. “Estamos en una época de rearme. Europa está dispuesta a impulsar masivamente su gasto en defensa”, declaró con motivo del anuncio de este plan Úrsula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

ReArmar Europa está estructurado en dos partes: por un lado, se activará la cláusula general de salvaguardia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, permitiendo a los estados miembros incrementar sus gastos de defensa en hasta un 1,5% de su PIB sin tener que activar el procedimiento de déficit excesivo. Por otro, se creará un nuevo instrumento de financiación dotado con 150.000 millones de euros en préstamos para inversiones en el ámbito de defensa. “Se trata básicamente de gastar mejor y de gastar juntos”, afirmó Von der Leyen en un comunicado distribuido a medios europeos.

En conjunto, el gasto en defensa podría alcanzar los 800.000 millones de euros hasta 2030, según estimaciones de la propia UE. No obstante, desde Candriam hablan de la existencia de riesgos de implementación: “Como mencionó Draghi, la base industrial está fragmentada y en el sector de defensa, la planificación común precede al gasto común”.

Mientras tanto, en EE.UU., el presidente Donald Trump y Pete Hegseth, su secretario de Defensa, anunciaron en la primera semana de abril un paquete de gasto militar con la cifra récord de un billón de dólares a partir de 2026, con el objetivo, según sus palabras, de “reconstruir el ejército estadounidense sobre la base de la letalidad y la preparación”.

También la OTAN avanzó en abril que dos tercios de sus miembros ya han alcanzado un gasto en defensa del 2% – objetivo instaurado en 2014- por primera vez en la historia de la organización, alimentando el debate a favor de incrementar el gasto hasta el 3%.

Desde J. Safra Sarasin Sustainable Asset Management (JSS SAM), el responsable de Sostenibilidad, Daniel Wild, constata que los mercados llevan ya meses recogiendo estos acontecimientos, de modo que las valoraciones ya estarían reflejando esas expectativas de crecimiento significativo. “El sector de defensa de la UE superó al Stoxx Europe 600 en más de un 30% durante el pasado año”, observa. Con fecha a 31 de marzo de 2025, 12 de las compañías de defensa con mayor capitalización tienen sede en Europa, y otras 13 en EE.UU. El sector del aeroespacio y defensa pondera un 4,5% en el índice MSCI Europe, y un 2% en el MSCI US.

Reto para la inversión ESG

El posible despegue del sector de defensa puede ser visto como una oportunidad de inversión, pero, tras décadas de implementación generalizada de criterios de sostenibilidad en la industria de gestión de activos, la realidad se presenta más compleja. Por tanto, el objeto de este artículo no es abordar si la tendencia general hacia un mayor gasto militar puede ser un estímulo necesario para reactivar a las economías, sino de entender hasta qué punto podría ser posible conjugar la exposición a este sector con un acercamiento netamente ESG.

Según datos publicados por Efama, los fondos UCITS calificados como artículo 8 terminaron 2024 con un patrimonio gestionado de 7,1 billones de euros, mientras que el patrimonio gestionado en fondos artículo 9 equivaldría a unos 300.000 millones. En un informe de la asociación que recoge la actividad de 2024 se constata que los fondos artículo 9 encadenaron cinco trimestres consecutivos de reembolsos netos, con salidas equivalentes a 7.500 millones solo en el cuarto trimestre del año pasado. Según los datos de Efama, el patrimonio en fondos artículo 9 se ha mantenido en los mismos niveles desde el primer trimestre de 2023, mientras que los fondos artículo 8 han experimentado un incremento en el patrimonio gestionado del 84,5% (ver gráfico).

Concretando más, el experto de JSS SAM cita un estudio publicado recientemente por Bank of America (BofA) según el cual menos del 9% de los fondos europeos con designación ESG cuentan con alguna compañía de defensa en cartera y menos del 3% de los fondos sostenibles poseen nombres con más del 50% de exposición de sus ingresos a este sector.

La principal piedra de toque para el sector es la exposición a armas controvertidas, fuertemente regulada y generalmente excluida, particularmente de los artículo 9. A partir de datos de Morningstar y Spainsif (tracker de fondos artículo 8 y artículo 9 comercializados en España), más del 90% de los fondos artículo 9 (66,8% en el caso de los artículo 8) no opera empresas implicadas en el negocio de las armas controvertidas, mientras que este porcentaje desciende al 50% en el caso de empresas implicadas en la generación de energía nuclear (45% para los artículo 8). En el caso del tabaco, estos porcentajes son del 86,1% para los fondos del artículo 9 y del 72,6% para los articulo 8 (ver gráficos).

De acuerdo con una nota de Morgan Stanley firmada por los analistas Stanley Arushi Agarwal y Rachel Fletcher, que fue citada por Bloomberg el 24 de marzo de 2025, ambos expertos calculaban que los fondos europeos clasificados bajo los artículos 8 y 9 del reglamento SFDR podrían canalizar entre 53.000 y 119.000 millones de dólares hacia el sector aeroespacial y de defensa, de eliminarse las restricciones actuales.

¿Cambios en la percepción?

Cabe pensar en vista de estas cifras que la posible afluencia de dinero a estrategias con criterios ESG podría estar abriendo las mentes de las gestoras de fondos, buscando la manera de aprovechar nuevas oportunidades sin sacrificar su sello de sostenibilidad. A partir del análisis de los últimos tres estudios de mercado de Spainsif, Andrea González, directora general de la organización, habla de una tendencia hacia la segmentación, entendida como la evolución desde una exclusión general del sector armamentístico hacia un enfoque más matizado: “Las entidades empiezan a distinguir entre armamento convencional y armamento controvertido (como armas químicas, biológicas o minas antipersona), lo cual abre la puerta a la posibilidad de financiar actividades relacionadas con la defensa que se consideren compatibles con el marco normativo internacional y los derechos humanos”.

La experta explica que el contexto geopolítico ha actuado como un catalizador, particularmente desde 2022-2023 con el estallido de la guerra de Ucrania: “Se empieza a reconsiderar la exclusión total del sector defensa, reconociendo su papel en la seguridad europea y su alineamiento potencial con valores democráticos y sostenibilidad estratégica”.

González añade que “algunos gestores de activos han manifestado explícitamente su intención de revaluar estas exclusiones, ya que consideran que la sostenibilidad también incluye la estabilidad institucional, la seguridad ciudadana y el respeto al Estado de derecho, donde las capacidades defensivas tienen un papel relevante”. Spainsif está actualmente en una fase de recopilación de datos para la publicación de un estudio en profundidad sobre la materia en 2026.

Con ánimo de pulsar los ánimos respecto a esta lluvia de millones, en Funds Society nos hemos puesto en contacto con las firmas que mayor compromiso han mostrado con la sostenibilidad en los últimos años. Vaya por delante que la mayoría declinaron participar en el reportaje por diversas razones, por lo que solo citaremos a continuación a las que sí han mostrado opiniones al respecto.

“Estamos tratando de conciliar una reticencia natural a invertir en defensa, debido a su asociación inherente con conflictos insostenibles y no deseados, con el hecho de que somos inversores multiactivo, y queremos equilibrar la compensación entre riesgo, rendimiento y sostenibilidad cuando se trata de gasto en defensa”, afirma Aliki Rouffiac, gerente de cartera de Robeco Sustainable Multi-Asset Solutions.

El experto considera que Robeco sí debería posicionarse en el largo plazo para beneficiarse de los cambios significativos en la política europea para aumentar el gasto en defensa. La previsión de la firma es que, al materializarse ReArmar Europa, el peso del subsector aeroespacial y de defensa supere el 2% de exposición actual en el índice de renta variable global, “mientras que otras partes del mercado también se beneficiarán del incremento en el gasto”.

“Antes considerada incompatible con los criterios ESG, la defensa está emergiendo ahora como un sector dinámico que está reformulando lo que realmente significa la inversión ética”, afirma Kate Donegan, directora asociada de Producto, Legal y ASG de WisdomTree. Dicho esto, Donegan insiste en que “la creación de carteras centradas en defensa exige un desarrollo meticuloso, especialmente en torno a las implicaciones geopolíticas y las sensibilidades éticas vinculadas a las armas controvertidas”.

Donegan señala que los tres principales riesgos que deben tener en cuenta los inversores que quieran acercase a esta temática son los riesgos regulatorios, los riesgos reputacionales y el riesgo de sanciones, dado que pueden plantear problemas jurisdiccionales. En este sentido, la experta destaca el buen posicionamiento de las empresas europeas de defensa: “Operan bajo algunos de los marcos normativos más estrictos del mundo, incluidas las prácticas empresariales éticas y las normas ESG. Además, estas empresas operan en jurisdicciones signatarias del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), lo que garantiza su concordancia con las normas mundiales de control de armamento”.

La experta insiste en que tanto los resultados en materia de ESG como sus actividades empresariales ”están a disposición del público y pueden verificarse de forma independiente a través de fuentes de terceros, como la herramienta de calificación ESG de MSCI, que ofrece una mayor transparencia y confianza a la hora de evaluar la alineación de una cartera con los criterios ESG y permite a los inversores evaluar la implicación de una firma en actividades empresariales específicas, incluida la producción de armas controvertidas”.

Dadas todas estas características, la representante de WisdomTree – que acaba de lanzar un ETF que replica esta temática- concluye: “Las empresas europeas de defensa no solo ofrecen ventajas estratégicas y financieras potenciales, sino que también representan una oportunidad atractiva para que los inversores apoyen la paz, la estabilidad y la resiliencia democrática, valores centrales de la inversión sostenible”.

Una postura más escéptica

Sin embargo, no todas las firmas de gestión consultadas muestran el mismo nivel de convencimiento. Léa Dunand-Chatellet, gestora y directora de Inversión Responsable para DNCA (Natixis IM), relativiza el margen para invertir con criterios sostenibles: “Los inversores deben tener claro que la defensa es una inversión de nicho”. Coincide en señalar que es un sector fuertemente regulado, lo que obliga a los operadores que cotizan en bolsa a cumplir con una serie de restricciones y disponer de licencias, además de encontrarse con limitaciones para comercializar ciertos productos, una situación que también comparten otros sectores tradicionalmente problemáticos para la inversión ESG, como el tabaco.

En este sentido, la experta declaró en el contexto de un foro para medios organizado por Natixis IM el pasado mes de marzo en París que lo más importante para abordar esta problemática será “mantener la coherencia” a lo largo del tiempo. “El primer paso para invertir depende de la filosofía de inversión y de la diversificación. Pero no podemos desarrollar un producto de inversión basado solo en criterios éticos. Necesitamos transparencia, ser muy claros con los filtros de exclusión; tenemos que aplicar un acercamiento gradual en función de inversores que sean más estrictos u otros que sean más flexibles. El cliente necesita saber en qué está invirtiendo”.

En una línea similar, desde Candriam recuerdan que “los inversores sostenibles deben ser conscientes de los retos intrínsecos de los distintos sectores”. En particular, indican que, aunque el sector de la defensa haya sido una inversión “gratificante” en los últimos tres años, también conlleva ciertos riesgos: “La complejidad del sector, desde las fases iniciales hasta los mercados finales, suele traducirse en una falta de transparencia y trazabilidad. Esto puede exponer a los inversores a desafíos legales y éticos, como la corrupción y las violaciones de los derechos humanos, que a su vez pueden representar riesgos de reputación y regulatorios. Estos riesgos son inherentes al sector de la defensa”.

Este artículo fue publicado en la pagina 37 de la revista Número 43 de Funds Society Américas. Para acceder a la revista, haz click aquí!

BNY Investment lanza un fondo overlay diseñado para ofrecer protección frente a riesgos extremos en los mercados

  |   Por  |  0 Comentarios

Escenarios en renta fija para EE. UU., Europa y mercados emergentes
Canva

BNY Investments ha anunciado el lanzamiento del BNY Adaptive Risk Overlay Fund, disponible para inversores europeos. Según explican, el fondo está gestionado por BNY Investments Newton (Newton), firma especializada en multiactivos y renta variable, y filial de BNY Investments. «El vheículo está concebido como una cobertura diversificadora, complementaria a las posiciones principales de la cartera del inversor», señalan desde la gestora.

El fondo busca generar rentabilidad positiva durante periodos de elevada volatilidad en los mercados bursátiles globales, ofreciendo una solución de cobertura frente a riesgos extremos (tail-risk) a través de un vehículo colectivo, una propuesta innovadora dentro del marco UCITS.  Estará gestionado por Lars Middleton, quien aprovechará la amplia de Newton experiencia en estrategias multiactivo y en el desarrollo de la gestión de soluciones de cobertura tanto tácticas como sistemáticas, adquirida a lo largo de más de tres décadas.

Este lanzamiento se suma a la colaboración de Newton con Bank of America en la creación del Newton Adaptive Risk Overlay Index, un índice personalizado y susceptible de inversión directa. “Cada vez detectamos una mayor demanda de soluciones líquidas de cobertura frente a riesgos extremos, que permitan gestionar mejor el riesgo de cartera en momentos de mayor incertidumbre. Con este fondo, los clientes tendrán acceso a liquidez diaria y podrán beneficiarse del historial de más de dos décadas de Newton en la gestión de fondos de rentabilidad absoluta durante periodos de alta volatilidad en los mercados», señala Gerald Rehn, director de Distribución para EMEA en BNY Investments.

El fondo forma parte de la gama BNY Mellon Global Funds (MGF), dirigida a inversores institucionales e intermediarios asesorados en Europa, y está registrado para su comercialización en varios países europeos, incluidos Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, España, Suecia y Países Bajos

Deuda privada en Perú: la deuda estructurada concentra dos tercios de la industria

  |   Por  |  0 Comentarios

Japón potencia del libre comercio
Pixabay CC0 Public Domain

La deuda privada ha ido creciendo a paso seguro en el mercado peruano, y una categoría en particular está dominando el espacio: la deuda estructurada. Esa es una de las principales conclusiones de un análisis de Credicorp Capital sobre la clase de activos, en el que también identificaron una serie de vientos a favor para la categoría hacia delante.

En un presentación a cargo de Carlos Blanco, Managing Director de Deuda Privada, la firma financiera destacó la participación de mercado de los fondos de deuda estructurada, que concentran dos tercios del AUM de los vehículos de deuda privada. De los 2.200 millones de dólares de capital comprometido en estrategias de deuda alternativa al cierre de 2024, un 68% correspondía a este subsegmento.

Mientras que los activos gestionados se han mantenido más o menos estables en los fondos de deuda inmobiliaria, factoring, financiamiento de capital de trabajo y leasing se han mantenido más o menos estables en los últimos años, en términos relativos, la deuda estructurada ha estado impulsando el crecimiento del AUM de la deuda privada peruana.

Cifras de Credicorp muestran que el capital comprometido en este tipo de estrategias pasó de 1.100 millones de dólares, en 2023, a 1.500 millones de dólares en 2024. Así, el segmento ha ido acelerando el paso, considerando que los AUM cifraban 700 millones de dólares en 2022 y 2021 y 500 millones de dólares en 2020.

A la par, la capacidad de inversión de los vehículos de deuda estructurada ha ido creciendo, a una tasa anual compuesta (CAGR) de 22% entre 2020 y el año pasado.

Esto, muestran los datos de la firma de gestión de activos, se traduce en una mayor proporción de “pólvora seca”. Hace unos cincos años, el conjunto de fondos de la categoría cerró el ejercicio habiendo invertido 400 millones de dólares, equivalente al 76% del capital comprometido. En contraste, el año pasado se invirtieron 600 millones de dólares, sólo 43% del total comprometido.

Perspectivas para el segundo semestre

Para lo que queda del año, hay varios factores que le juegan a favor a esta categoría de fondos, según delineó Blanco en su presentación.

Por el lado de la capacidad de inversión, el ejecutivo indicó que la “importante” disponibilidad de capital probablemente llevará a los vehículos de la industria –12 fondos, al cierre de 2024; la mitad denominada en soles y la otra en dólares­– a concentrarse en invertir los recursos.

En ese sentido, si bien se ve un ambiente de preocupación por el año electoral que enfrentará Perú el próximo año, desde Credicorp Capital aseguran que las compañías locales están dispuestas a asumir nuevos créditos, dada la caída de las tasas y una mejora en la coyuntura económica nacional.

Por el lado de la demanda, destacan que han observado un mayor apetito por deuda estructurada entre las compañías de seguros. En ese sentido, Blanco destacó que la regulación actual es “adecuada” para que los AUMs sigan creciendo, considerando que a las aseguradoras les sirve para el calce de activos y pasivos y para las AFPs se consideran como fondos tradicionales.

Así, en el mundo institucional se perfila como un “complemento ideal” para las inversiones de renta fija local, ya que el mercado público “no cuenta con muchas opciones”, según señaló Blanco en su presentación.

Ahora, la posibilidad de que haya un nuevo retiro de fondos de pensiones, una medida que se está proponiendo en el Congreso peruano. Este escenario, estiman en Credicorp, podría reducir los AUMs de deuda privada, complicando el panorama para el levantamiento de capital en nuevos fondos.

Eso sí, Blanco también recalcó que, incluso con los retiros que han enfrentado las AFPs, queda suficiente capital para invertir, lo que les da tiempo a los fondos de pensiones para recuperar su liquidez.

Argentina, Chile, Ecuador: los inversionistas más “verdes” de América Latina

  |   Por  |  0 Comentarios

Coller Capital recauda para créditos secundarios
Pixabay CC0 Public Domain

Un nuevo estudio, realizado por la firma de brokerage Exness Insights, analizó las métricas de sostenibilidad financiera en América Latina e identificó a los países que se ubican como los inversionistas más “verdes” de la región: Argentina, Chile y Ecuador.

El estudio, detallaron a través de un comunicado, evaluó factores clave como la inversión en instrumentos sostenibles o emisiones de carbono. Con base en estos criterios, cada país recibió una puntuación sobre 100 puntos, donde el mayor valor representa el más «verde”.

Las cinco aristas que midieron para construir el indicador fueron la inversión en bonos verdes, la inversión en energía verde en los últimos 20 años, el porcentaje de cambios en la inversión verde en los últimos 10 años, el número de sedes de empresas B Corp y las emisiones de C02 (toneladas por habitante y año). Los ítems de inversión en energía verde y la variación en la inversión verde, acotaron, tuvieron una mayor ponderación en el cálculo.

Argentina

El país rioplatense encabezó el ranking con una puntuación global de 80 sobre 100 puntos. En cuanto a la inversión en energía verde durante los últimos 20 años, Argentina alcanzó los 4.800 millones de dólares, reflejando un aumento del 4.244% en la última década. Además, cuenta con 244 sedes de empresas certificadas como B Corp en su territorio.

Chile

El país austral ocupó el segundo lugar en el ranking, con una nota total de 74 sobre 100, a pesar de tener aproximadamente una cuarta parte del tamaño de Argentina. Sin embargo, Chile ha invertido 14.600 millones de dólares en bonos verdes, lo que representa más de cinco veces la inversión de Argentina, que fue de 2.800 millones de dólares.

Ecuador

Ecuador se ubicó en el tercer puesto del índice, con una nota de 73 sobre 100 unidades. El país andino invirtió 4.400 millones de dólares en energía verde en los últimos 20 años, lo que representa un aumento del 8.605% en la última década, el mayor crecimiento en diez años entre los cinco primeros países.

México

El cuarto lugar en nuestro índice es de la segunda mayor economía de la región. Entre sus cifras más destacadas se encuentra una de las mayores inversiones en bonos verdes de la región, con un total de 4.300 millones de dólares, y una inversión de 3.200 millones de dólares en energía verde.

Además, México alberga 94 sedes de empresas B Corp, lo que refleja un fuerte compromiso con la sostenibilidad y las prácticas empresariales responsables, según destacó Exness.

Brasil

La mayor economía del vecindario ocupa el quinto lugar, destacando por su inversión líder en bonos climáticos. Con 17.300 millones de dólares, tienen el monto más alto de América Latina, en ese sentido. El país ha realizado importantes inversiones en energía verde en los últimos 20 años, con un aumento del 2.904% en la última década.

“Es de esperar que, a medida que la región se desarrolle, se produzca un mayor repunte de este tipo de inversiones en la próxima década”, concluyó la nota de prensa.

Avenue ve el futuro con más internacionalización ante la transición patrimonial en Brasil

  |   Por  |  0 Comentarios

Activos en cuentas administradas EE. UU.
Foto cedida

Trillones de reales en el extranjero, en busca de una asignación patrimonial a través de canales tecnológicos sofisticados; Avenue prevé una gran transformación en las inversiones offshore por parte de los brasileños en un futuro próximo.

El tema fue el eje de la segunda edición del Avenue Connection, que comenzó el miércoles 16, en São Paulo, con un enfoque en el avance de la internacionalización de las inversiones en Brasil, impulsada por la transición generacional del patrimonio.

El tema central del evento fue la “Diáspora Patrimonial”, un concepto que guió los debates sobre asignación global, cambio en el perfil del inversor y nuevas estructuras de asesoría financiera.

En la conferencia de apertura, Daniel Haddad, Chief Investment Officer de Avenue, destacó la urgencia de la diversificación. “Estamos ante una diáspora patrimonial real. Este capital necesita ser planificado con una visión a largo plazo y diversificación geográfica”, afirmó. Según él, “invertir en el extranjero ya no es una elección entre alternativas, sino una composición necesaria para preservar el patrimonio frente a la pérdida de poder adquisitivo de la moneda local”.

La evaluación parte de un dato de UBS, que estima que 124 billones de dólares cambiarán de manos hasta 2048, en el mayor movimiento de transferencia de riqueza de la historia. Brasil aparece como el segundo mayor mercado en este proceso, con 9 billones de dólares en transición.

Roberto Lee, CEO de Avenue, afirmó: “Estamos viviendo solo el inicio de lo que llamo una gran diáspora patrimonial brasileña. Queremos liderar este movimiento, transformar el mercado y construir aquí, finalmente, una asignación estructural en el extranjero. Es algo que tendrá impacto durante décadas”. Según él, el cambio será impulsado por las nuevas generaciones. “Para ellos, los asesores de inversión que no pueden ofrecer productos en el extranjero son irrelevantes”.

Lee también compartió datos sobre el perfil de los inversores de la plataforma. Hasta 2023, más del 80% tenía menos de 45 años, siendo aproximadamente un tercio de entre 18 y 30 años. “Estos jóvenes inversores están haciendo sus primeras aportaciones directamente en empresas cotizadas en Estados Unidos. En lugar de acumular sus ahorros en acciones de Petrobras, están invirtiendo en compañías como Nvidia, Tesla, Google y Coinbase”, afirmó.

Otro punto destacado del evento fue la defensa del modelo de asesoría fee-based, en el que el profesional es remunerado con un porcentaje del volumen invertido. “No sé si será el próximo año o dentro de dos, pero el fee-based será dominante aquí. Para nosotros, esto ya es estratégico en el día a día, y estamos construyendo toda la infraestructura para ser el mejor socio de quien quiera liderar este cambio”, dijo Lee.

El papel crucial de los inversores en la transición energética: cómo identifican y aprovechan oportunidades

  |   Por  |  0 Comentarios

Recuperar gastos en fondos EBN Banco
Pixabay CC0 Public Domain

La inversión en activos relacionados con la transición energética se ha acelerado significativamente desde 2020, al pasar de unos 1,2 billones de dólares a más de 2 billones en 2024. Pero se calcula que se necesitan invertir casi tres veces más cada año en la segunda mitad de esta década para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) recogidas en el estudio «Energy transition investment outlook: 2025 and beyond» de KPMG. «Aunque seguramente tardaremos más de lo que nos gustaría en alcanzar esos niveles, sigue habiendo razones para esperar una rápida expansión de la inversión en transición energética en los próximos años», recoge el informe.

Los inversores desempeñan un papel crucial en la transición energética, ya que pueden identificar y aprovechar las oportunidades para impulsar el progreso. Las inversiones estratégicas en descarbonización, eficiencia, energías renovables e infraestructuras son esenciales para afrontar los retos que plantea el calentamiento global, admite el análisis de KPMG. Los inversores financieros y operativos siguen estrategias diferentes a la hora de invertir en activos de transición energética. Los primeros utilizan una amplia gama de estrategias, siendo las más populares las asociaciones público-privadas (APPs), el capital riesgo y los fondos de infraestructuras.

Los inversores operativos suelen recurrir a asociaciones con inversores financieros, pero también son populares los acuerdos de compra de energía, los bonos verdes, los préstamos vinculados a la sostenibilidad y las APPs.

También existe una importante diferencia estratégica dentro del grupo de inversores financieros: los fondos de pensiones -y otros fondos con responsabilidades similares- suelen ser inversores a más largo plazo. Esto es así a pesar de que los fondos de pensiones pueden invertir, y de hecho invierten, en capital riesgo, fondos de infraestructuras y otros fondos especializados.

Aunque esto les da acceso a activos potencialmente de mayor crecimiento, suele hacerse con asignaciones limitadas de carteras ampliamente diversificadas, con controles de riesgo diseñados para equilibrar la seguridad y el crecimiento a largo plazo, refleja el informe.

Los inversores buscan socios con los que compartir riesgos, ganar influencia y acceder a las capacidades: la transición energética -y la nueva industria relacionada que está surgiendo- va más allá de los sectores energéticos tradicionales, como el petróleo, el gas y la generación de electricidad, para abarcar una amplia gama de industrias. «Este cambio no sólo afecta a la producción de energía, sino también a su consumo y a las infraestructuras y tecnologías que lo sustentan».

En este contexto, «los fondos de capital riesgo tienen periodos de tenencia más cortos, mientras que los fondos de pensiones se centran más en la creación de valor a largo plazo. Una perspectiva a largo plazo es importante en el contexto de las inversiones en transición energética, donde los beneficios pueden tardar años en materializarse», asegura Geri McMahon, responsable de ESG Global para la Gestión de Activos de KPMG International.

Esto está dando lugar a muchas relaciones y proyectos nuevos que unen a organizaciones que nunca antes habían tenido motivos para colaborar. En la encuesta realizada por KPMG y recogida en el estudio -a 1.400 altos ejecutivos de 36 países y 11 sectores que trabajan en organizaciones que están invirtiendo activamente en la transición energética-, las empresas energéticas se consideran los socios más importantes para la mayoría de los inversores (de todo tipo), seguidas de consultores, organizaciones financieras y proveedores de tecnología.

¿Qué quieren los inversores de sus socios? Casi todos los participantes en nuestra encuesta -el 94% de media- dan prioridad a encontrar socios que les ayuden en tres cosas: a compartir el riesgo de las inversiones en transición energética, a aportar las competencias o la experiencia adecuadas y a aportar las relaciones o la influencia necesarias para el éxito de la inversión.

«La transición energética es un tema de inversión horizontal, no sólo vertical: no se limita a los sectores de la energía y los recursos naturales», afirma Grant Hill, director general de Fusiones y Adquisiciones, Clima y Descarbonización de KPMG Reino Unido, que observa que los fondos de private equity, por ejemplo, «buscan ahora en múltiples verticales tradicionales la forma de hacer funcionar este sistema de transición energética, incluidos los sectores industrial, de servicios empresariales, de consultoría y tecnológico, además de los sectores clásicos de la red eléctrica y la generación de energía».

El experto también ha notado cambios en la cadena de suministro de los sectores eólico y solar, que ha estado históricamente muy fragmentada, a menudo formada por pequeñas empresas específicas de cada país, pero ahora «vemos inversores interesados en consolidar y hacer crecer estas empresas para crear cadenas de suministro internacionales más eficientes».

El patrimonio en ETFs a nivel mundial alcanzó los 16,99 billones de dólares hasta junio

  |   Por  |  0 Comentarios

Sotheby's en Cádiz para mercado de lujo
Canva

Según los últimos datos publicados por ETFGI, los activos en ETFs en todo el mundo alcanzaron un nuevo récord al situarse en los 16,99 billones de dólares al cierre del primer semestre de 2025, superando el máximo anterior de 16,27 billones logrado en mayo de 2025. Esto supone que los activos crecieron un 14,5% en lo que va del año, subiendo desde los 14,85 billones de dólares a finales de 2024.

De hecho, las cifras muestran que, durante el mes de junio, la industria registró entradas netas de 158.780 millones de dólares, lo que llevó las entradas netas acumuladas en lo que va del año a un récord de 897.650 millones. Según el informe mensual de ETFGI, estas cifras demuestran el momento consiste que vive esta industria, ya que junio de 2025 marca el 73º mes consecutivo de entradas netas en los ETFs a nivel global.

“El S&P 500 subió un 5,09% en junio, llevando su ganancia en el primer semestre de 2025 a un 6,20%. Los mercados desarrollados (excluido EE. UU.) aumentaron un 3,24% en junio y subieron un fuerte 20,29% en lo que va del año. Principales ganadores en junio: Corea: 16,12% e Israel: 11,60%. Los mercados emergentes ganaron un 4,80% en junio, con un aumento acumulado en lo que va del año del 11,41%. Principales ganadores en junio: Taiwán: 8,53% y Turquía: 8,49%”, apunta Deborah Fuhr, socia gerente, fundadora y propietaria de ETFGI, sobre cómo evolucionó el mercado.

El movimiento de los flujos

Durante junio, los ETFs de renta variable recibieron entradas netas de 58.680 millones de dólares, lo que lleva las entradas netas acumuladas en lo que va del año a 388.380 millones, cifra inferior a los 408.030 millones de dólares en entradas netas acumuladas en lo que va de 2024. 

En el caso de los ETFs de renta fija, estos vehículos reportaron entradas netas de 39.600 millones de dólares durante junio, lo que lleva las entradas netas acumuladas en lo que va del año a 180.710 millones de dólares, cifra superior a los 140.530 millones en entradas netas acumuladas en 2024. 

También destaca que los ETFs de materias primas reportaron entradas netas de 10.690 millones de dólares durante junio, llevando las entradas netas acumuladas en lo que va del año a 41.850 mil millones de dólares, mucho más altas que los 5.960 millones de dólares en salidas netas acumuladas en lo que va del año en 2024. Por último, los ETFs activos atrajeron entradas netas de 46.770 millones de dólares durante el mes, reuniendo entradas netas para el año de 267.020 millones de dólares, mucho más que los 153,46 mil millones de dólares en entradas netas acumuladas en 2024.

“Un porcentaje sustancial de las entradas se puede atribuir a los 20 ETFs principales por activos netos nuevos, que en conjunto reunieron 62.440 millones de dólares durante junio. El iShares Core S\&P 500 ETF (IVV US) reunió 13.810 millones de dólares, la mayor entrada neta individual”, destacan desde ETFGI.

Lanzamientos y cierre

Otro dato que ha llamado la atención de los expertos de ETFGI durante este primer semestres es el número de productos lanzados, en total se han puesto en el mercado 1.308 nuevos ETFs a nivel mundial. «Tras contabilizar 266 cierres, esto representa un aumento neto de 1.042 ETFs, superando el récord anterior de 878 nuevas cotizaciones alcanzado a esta misma altura en 2024», destacan.

Además, el mercado global de ETFs mostró una distribución regional diversa en cuanto al lanzamiento de nuevos productos: Estados Unidos lideró con 481 nuevos ETFs seguido por la región de Asia-Pacífico (excluyendo Japón) con 399, y Europa con 198 En cuanto a los cierres, Asia-Pacífico (excluyendo Japón) registró el mayor número con 115, mientras que Estados Unidos*y Europa tuvieron 82 y 26 cierres, respectivamente.

Un total de 326 proveedores participaron en las nuevas emisiones, que se distribuyeron en 36 bolsas de todo el mundo. Por otro lado, 98 proveedores fueron responsables de los  266 cierres, que se produjeron en 24 bolsas. Los ETFs lanzados recientemente abarcaron diversas clases de activos, incluyendo 654 ETFs activos, 425 ETFs de renta variable y 80 ETFs de renta fija, lo que refleja la continua diversificación e innovación dentro de la industria.

¿Podría fracasar la respuesta de política económica global?

  |   Por  |  0 Comentarios

Miraltabank compra Hugo Investing
Foto cedidaJohn Butler y Eoin O'Callaghan, Macro Strategists de Wellington Management.

En opinión de John Butler y Eoin O’Callaghan, Macro Strategists de Wellington Management, el aumento del proteccionismo en Estados Unidos está intensificando muchos de los rasgos que definen la nueva era económica, al acelerar el proceso de desglobalización, agravar la disyuntiva entre crecimiento e inflación y elevar las primas de riesgo y los rendimientos en todo el mundo. “Es de esperar que, con el tiempo, la agenda del America First provoque una reasignación estructural que aleje los flujos de capital internacionales del país que la promueve”, afirman. 

Según su análisis, la respuesta de los responsables políticos a esta nueva situación está incrementando la presión estructural sobre la inflación. Es cierto que el año comenzó con una coyuntura macroeconómica muy favorable, y desde entonces, la reacción política al impacto de los aranceles se ha materializado en forma de estímulos adicionales

Si se estabilizara la incertidumbre comercial, desaparecería un riesgo de cola negativo y daría paso a una importante reaceleración de la inflación mundial. Esto favorecería el crecimiento nominal a corto plazo, pero podría dejar desfasadas las políticas monetarias excesivamente laxas de los bancos centrales. Tal escenario reforzaría una inflación ya de por sí estructuralmente más elevada y, en última instancia, aumentaría la probabilidad de que se produjera un ciclo de expansión rápido seguido de una contracción”, apuntan. 

En cambio, consideran que si la incertidumbre actual motivara un aumento sostenido del ahorro de los consumidores, aumentaría el riesgo a una recesión global y un mayor escrutinio sobre la sostenibilidad de la deuda soberana.

La respuesta política

Para Butler y O’Callaghan, la respuesta de los responsables políticos a esta nueva situación está incrementando la presión estructural sobre la inflación. “En primer lugar, los gobiernos están relajando su política fiscal. Quizá la cuestión macroeconómica más relevante de los últimos cinco años haya sido la reticencia de casi todos los gobiernos —sobre todo, de países desarrollados— a reducir sus déficits fiscales, a pesar de registrar sólidos crecimientos nominales y datos de desempleo históricamente bajos. Las tasas de desempleo bajas —y el crecimiento nominal alto— suelen coincidir con la reducción de los déficits fiscales en la medida que suben los ingresos. Sin embargo, esto no ha llegado a suceder en los últimos años porque los países no lo han permitido y, al contrario, gobiernos de todo el mundo han gastado sus ganancias cíclicas”, explican ambos expertos.

Según su análisis, en la actualidad, las administraciones están reaccionando otra vez a la “negativa” conmoción geopolítica y de la oferta con una política fiscal más acomodaticia que, según las previsiones, dará lugar a la relajación fiscal más importante desde 2010, con el paréntesis obvio de la pandemia de COVID-19. 

Ahora bien, reconocen que, en el plano positivo, los estímulos en países como Alemania, Japón y China deberían impulsar la demanda interna y contribuir a la reducción de los desequilibrios mundiales, si bien podrían traer consigo un incremento estructural de la inflación. Sostienen que, a diferencia de 2010, cuando había un importante exceso de capacidad en la economía global y un elevado nivel de sufrimiento (con altas tasas de desempleo), la relajación fiscal actual se produce en un contexto de datos de desempleo internacional próximos a sus mínimos de cuarenta años y con la inflación subyacente global muy por encima de su objetivo.

En segundo lugar, destacan que la política monetaria global también se está relajando. “Mientras que la Fed se muestra reacia a recortar los tipos, por las posibles repercusiones de los aranceles en la inflación y de los estímulos de la agenda America First, el resto del mundo ha reaccionado bajando los tipos y, en particular, Japón ha suspendido su ciclo de alzas. Todo ello se ha traducido en unos tipos oficiales muy por debajo de la tasa de crecimiento nominal del PIB mundial. A pesar de las afirmaciones de los bancos centrales en sentido contrario, antes del choque de los aranceles no era tan evidente que la política global fuera restrictiva. Ahora lo es aún menos”, añaden Butler y O’Callaghan en su último análisis.

La clave: el comportamiento del ahorro 

Según su explicación, el comportamiento del ahorro es clave para comprender las posibles consecuencias. “Esta reacción política está allanando el camino para una mayor inflación estructural. La agilidad con que abordemos esta situación dependerá de la magnitud del impacto comercial y de incertidumbre en Estados Unidos. Es lícito preguntarse si la Administración Trump hará tal mella en la confianza que el sector privado aumentará el ahorro de forma preventiva en el futuro. O bien si los esfuerzos para lograr acuerdos comerciales y la reducción de los aranceles restablecerán la confianza lo suficiente como para liberar el gasto retenido”, afirman. 

A su parecer, pueden pasar dos cosas: si los consumidores y las empresas responden ahorrando más, cualquier intento de relajación fiscal y monetaria probablemente no sea eficaz; Y, por otro lado, si, en cambio, la incertidumbre empieza a disiparse en los próximos meses, habrá que prestar atención a los estímulos públicos y a sus consecuencias. 

Para ellos, la hipótesis más probable es la segunda. “En este escenario, cabría esperar una reaceleración del crecimiento nominal y un repunte de la inflación, desde los ya elevados niveles actuales, que dejarían desfasadas las políticas monetarias excesivamente laxas de los bancos centrales. Más avanzado el año, el debate sobre los tipos de interés se centraría en intentar predecir cuándo empezarían a revertir los bancos centrales los últimos recortes”, comentan.

Las políticas de estímulo y un crecimiento nominal sorprendentemente alto pueden parecer positivos. Sin embargo, matizan que en última instancia pueden llevarnos a un entorno macroeconómico mucho menos estable, caracterizado por ciclos de expansión y contracción más cortos. “Por tanto, es necesario abandonar las medidas actuales. Desde un punto de vista político, no parece probable que esto vaya a suceder en el ámbito fiscal, por lo que les correspondería intervenir a los bancos centrales. De no hacerlo, la inflación alta echaría raíces, los tipos a largo plazo se elevarían y, en definitiva, el ciclo económico se haría mucho más inestable. En los próximos seis meses tendremos una idea más clara sobre hacia dónde evolucionará la situación. Mientras tanto, creemos que los inversores deben mantener una actitud abierta y estar preparados para cambiar de rumbo y mitigar la incertidumbre”, concluyen Butler y O’Callaghan.

China: al borde la deflación y a la espera de medidas estructurales

  |   Por  |  0 Comentarios

Estrategia secundaria Morgan Stanley
Canva

En opinión de Fang Liu, economista Asia en Edmond de Rothschild AM, el gigante asiático se centra en combatir la deflación reformando el sistema de seguridad social, aumentando los ingresos de los hogares, impulsando el proceso de urbanización y fomentando la natalidad para estimular la demanda y aumentar la confianza de los consumidores. 

Según su visión, los cambios estructurales necesarios en la distribución de la renta pretenden crear un círculo virtuoso entre expectativas y demanda, estabilizando los precios con el tiempo. A pesar de que estos cambios requieren tiempo, la experiencia de China con la planificación a largo plazo, como sus planes quinquenales, proporciona una base sólida.

“​​A diferencia de la mayoría de los países, incluso con una política monetaria flexible y recuperándose de la sombra de la covid, China se enfrenta al riesgo de deflación desde 2023. En mayo de 2025, los precios al consumo (IPC) cayeron un 0,1% interanual, marcando el cuarto mes consecutivo de descenso. Los precios de producción (IPP) cayeron un 3,3% interanual, la mayor caída desde mediados de 2023. El deflactor ha sido negativo durante varios trimestres consecutivos, lo que indica que la economía china se encuentra al borde de la deflación. Para entender el proceso de deflación y evaluar la trayectoria de los precios, es importante analizar los principales factores y la dinámica”, explica Liu.

En este contexto, la experta se pregunta si China podría convertirse en el próximo Japón y si se enfrentará a sus propias «décadas perdidas». Según su visión, el factor crucial reside en la rapidez de la intervención política. “La experiencia de Japón demuestra que, una vez que la deflación se instala, resulta extremadamente difícil revertirla, y cuanto más tiempo persiste, más graves son las consecuencias. En comparación con Japón, China ha mantenido un crecimiento económico relativamente alto incluso durante periodos de deflación, lo que le ha proporcionado más flexibilidad para impulsar los precios. Además, China se beneficia de factores como un proceso de urbanización aún en curso, un mercado laboral más flexible y una base industrial orientada al mercado interno, lo que hace menos probable una deflación prolongada y más profunda”, añade. 

La acción del gobierno chino

Según destaca Liu, la realidad es que China se dedica a aplicar medidas a corto plazo junto con la reforma estructural para estimular la demanda e impulsar la confianza de los consumidores. “Desde el significativo cambio de orientación de la política en septiembre de 2024, que se centró en el estímulo económico y se reiteró durante las Dos Sesiones de este año, el Gobierno ha hecho de la expansión de la demanda interna en todos los aspectos su máxima prioridad”, argumenta. 

En este sentido, considera que los responsables políticos están abordando activamente los riesgos de deflación. A corto plazo, las políticas incluyen una continua relajación monetaria (recorte de tipos, inyección de liquidez), subsidios al consumo (0.5 billones de yuanes -70.000 millones de dólares de emisión de bonos especiales ultralargos- para la política de Trade-In), “esfuerzos centrados en estabilizar el mercado inmobiliario (reducción de los pagos iniciales, bajada de los tipos hipotecarios, eliminación de restricciones y apoyo a la reducción de existencias por parte de los equipos nacionales) y resolución de la deuda de los gobiernos locales”, indica. Mientras, en el mercado internacional, las recientes conversaciones de Londres, que incluyen avances en las normas de exportación de la retaguardia y el ajuste arancelario (EE.UU. +30%, China +10%), reflejan un deshielo de las tensiones comerciales.

Aunque puede que todas las medidas aún no sean suficientes en escala, Liu señala que la determinación de aplicar reformas estructurales a largo plazo es clara: “China se centra en combatir la deflación reformando el sistema de seguridad social, aumentando los ingresos de los hogares, impulsando el proceso de urbanización y fomentando la natalidad para estimular la demanda y aumentar la confianza de los consumidores. Los cambios estructurales necesarios en la distribución de la renta pretenden crear un círculo virtuoso entre expectativas y demanda, estabilizando los precios con el tiempo. A pesar de que estos cambios requieren tiempo, la experiencia de China con la planificación a largo plazo, como sus planes quinquenales, proporciona una base sólida”. 

Según su análisis, las recientes medidas están aliviando la presión a la baja sobre M1, lo que indica un potencial de aumento gradual de los precios. En su opinión, el Gobierno debe dar prioridad al aumento de los ingresos de los hogares para impulsar la demanda interna, mientras que una comunicación clara de la aplicación de las políticas es esencial para gestionar las expectativas del mercado y aumentar la confianza.

La deflación suele producirse tras el pico de capacidad industrial, situación a la que se enfrenta actualmente China. Una política monetaria flexible pierde su eficacia en una trampa de liquidez. Los ejemplos históricos demuestran que la rapidez de la intervención política es crucial para hacer frente a la deflación. El gobierno chino es consciente de la urgencia de estos riesgos y aplica activamente políticas a corto plazo y reformas estructurales para estimular la demanda. China se beneficia de la urbanización en curso, de un mercado laboral flexible y de una base industrial orientada al interior, lo que hace improbable una deflación prolongada y más profunda”, concluye la experta de Edmond de Rothschild AM.

Bertrand Rocher (Mirova): “El auge del crédito privado está comprimiendo los diferenciales en el crédito público”

  |   Por  |  0 Comentarios

Carmignac multiactivo contra la inflación
Foto cedidaBertrand Rocher es Co-Head of Fixed Income, Head of Credit Research y gestor de fondos de Mirova (afiliada de Natixis IM).

A finales de 2024, Mirova, gestora afiliada de Natixis IM, ya presentó un escenario base en el que, después de tres años siendo mucho más optimistas con la economía estadounidense que con la europea, insistían en que Europa comenzaría a ser una fuente de sorpresas positivas para los mercados. Hoy día no solo mantiene ese escenario central, sino que consideran que todavía hay potencial de más de estas sorpresas positivas en la renta fija europea y en el crédito en particular. 

Según matiza Bertrand Rocher es Co-Head of Fixed Income, Head of Credit Research y gestor de fondos de Mirova, cuando afirman ser muy positivos con el potencial de Europa para generar sorpresas positivas, se refieren a países como España, Italia, y quizás Alemania —después de dos años de recesión—, pero no a Francia, donde consideran que la dinámica es más rezagada. “Básicamente, es una paradoja, pero la demografía francesa ha sido mucho mejor que la del resto de Europa, incluyendo Italia y España. Italia, España o Alemania han tenido tasas de natalidad muy bajas en las últimas décadas, mientras que Francia empieza ahora a sufrir un fenómeno similar, aunque con un retraso considerable. A eso se suma el hecho de que el gobierno francés está muy endeudado y tiene dificultades, desde una perspectiva política, para encontrar márgenes de maniobra con los que abordar el problema. Este será un tema que persistirá durante los próximos años”, explica Rocher. 

Además del crecimiento de estos países, el gestor señala que también hay algunos factores técnicos que juegan a favor del crédito como, por ejemplo, la expansión del crédito privado. “Puede que hayamos visto un aluvión de emisiones en los dos últimos meses, pero si observamos todo 2024 y el inicio de 2025, las emisiones corporativas en los mercados primarios estuvieron muy por debajo de las expectativas del mercado, creando un desfase permanente entre la demanda y la oferta”, añade. 

Según su argumento, cuando se observan los spreads, solo en grandes crisis —como las de 2001, 2008, 2011 o la del COVID— los diferenciales fueron duraderamente más amplios que los actuales. “En conjunto, tenemos rentabilidad, algunos factores técnicos favorables y una calidad media que se compara bien con la deuda soberana. Por eso seguimos manteniendo una visión positiva sobre los mercados de crédito. Seguimos con una sobreponderación, aunque podemos reducir esta posición para asegurarnos de no comprar crédito en momentos en que el mercado esté sobrecomprado o haya caídas de liquidez”, afirma. 

El sector automovilístico

En su repaso por el mercado de crédito, Rocher considera que lo que está ocurriendo en el sector automovilístico merece una mención especial. “En el espacio de crédito, decidimos infraponderar este sector. Lo hemos hecho desde hace más de un año. Empezamos a reducir la exposición a los fabricantes de automóviles alemanes y a los fabricantes de componentes en el primer trimestre de 2024, porque la crisis a la que se enfrentan no es una crisis común. Primero, las ventas están cayendo, pero esto es algo tradicional en la industria del automóvil, que es cíclica, por lo que las empresas del sector saben cómo afrontarlo. Pero al mismo tiempo, están sufriendo en China. Básicamente, lo que los chinos están haciendo ahora a BMW, Volkswagen o Mercedes-Benz es lo que ya hicieron hace unos años a Renault, FCA, PSA (esta última ahora fusionada en Stellantis), o incluso a Ford en Estados Unidos. En cierta medida, están preparando el terreno para que jugadores locales, como BYD o Geely, ganen cuota de mercado y asuman el liderazgo del mercado chino”, explica. 

Según su análisis, poco a poco, se está volviendo más difícil para ellos mantener su cuota de mercado en los niveles actuales. Y a eso se suma un tercer desafío, que es, por supuesto, la transición hacia la movilidad eléctrica. “En Mirova mantenemos la opinión de que la movilidad eléctrica seguirá ganando cuota de mercado, pero, evidentemente, no va a reemplazar inmediatamente toda la flota de vehículos con motores de combustión interna; eso tomará tiempo. Por último, aparte de esta combinación de tres desafíos, los tipos de interés más altos significan que ahora los créditos para comprar o alquilar un coche son más caros, después de años en los que era muy fácil financiar la compra o el leasing de un coche”, afirma Rocher.

El debate de los diferenciales estrechos

Una de las reflexiones que más comentan los gestores de crédito es que los spreads están cada vez más ajustados. Para Rocher, esto no es motivo de preocupación. Según explica, las pequeñas empresas que conforman los índices de high yield no han emitido mucho en los últimos años y no lo necesitaban, porque emitieron justo después del COVID, y no tienen un “muro de deuda” ni una necesidad urgente de emitir grandes cantidades de dinero, salvo algunos casos puntuales, por supuesto. 

“Consideramos que esto es bastante positivo para esa parte del mercado. Además, el auge del crédito privado está comprimiendo los diferenciales en el crédito público. Por tanto, el high yield es el primer beneficiado de esto. Dicho esto, creemos que el high yield estadounidense puede parecer algo caro ahora en comparación con lo que estamos viendo en Europa, por lo que somos positivos en cuanto al high yield europeo. La cuestión, sin embargo, es si esto puede durar mucho tiempo, y creemos que haría falta una gran crisis para que los diferenciales se amplíen durante un periodo prolongado. Y, por el momento, no vemos que se repitan eventos anómalos como una pandemia o una guerra en Europa. Por supuesto, no podemos predecir el futuro, pero podemos tratar de evaluar la probabilidad de una nueva serie de eventos extremos, y creemos que es baja”, argumenta Rocher. 

A la hora de trasladar esta visión a la asignación de activos, el gestor de Mirova afirma que para los fondos agregados —los que combinan crédito con deuda soberana, supranacionales y agencias— suponer seguir sobreponderados el crédito, aunque en menor medida que hace solo unos meses; tal y como es su caso. 

Seguimos sobreponderados, si el crédito sigue estrechando diferenciales, porque nos beneficiaremos; y si se amplían, las carteras probablemente no sufrirán tanto como se han beneficiado durante la fase de estrechamiento. También estamos reduciendo nuestra exposición a activos de alta beta en las carteras.En cuanto a las estrategias de crédito con grado de inversión —en euros y globales— seguimos con posiciones largas en high yield”, reconoce.