La primera fase de la crisis del coronavirus ha terminado

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Pixabay CC0 Public Domain. La primera fase de la crisis del coronavirus ha terminado

Después de las caídas verticales del 5 al 23 de marzo de 2020, parece que, finalmente, los mercados han encontrado su primer suelo y empezaron un rebote técnico. Desde el inicio de esta crisis, los mercados han reflejado el impacto que ha tenido el cierre decretado por los gobiernos de sectores completos de la economía en una velocidad récord. 

Sin embargo, el movimiento ha sido clásicamente magnificado por las ventas forzadas de los inversores que se enfrentan a las llamadas de búsqueda de margen. Esta fase de desapalancamiento parece que ha tocado a su fin. Gracias a las decisivas intervenciones de los bancos centrales, que se benefician de lo que aprendieron durante la crisis de 2008, los mercados han sido capaces de continuar desempeñando sus principales funciones hasta la fecha. La esfera financiera está estabilizada por ahora, con el objetivo de que la crisis en la economía real sea gestionada de forma efectiva. 

En el lado de la pandemia, las noticias desde Lombardía e Italia son alentadoras. Los primeros signos del efecto positivo del confinamiento comienzan a confirmarse. El precio es astronómico, pero el efecto es evidente. Sin embargo, los países que primero se vieron afectados, desafortunadamente, no volverán a la normalidad económica de forma inmediata. De hecho, las medidas de restricción en las fronteras seguirán en vigor hasta que el virus haya remitido en los países y regiones más afectados. Aparte de eso, el contagio acaba de comenzar en África, por ejemplo. 

En resumen, hay luz al final del túnel, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Al mismo tiempo, la investigación para encontrar una droga y una vacuna está muy avanzada en China y en los países desarrollados. Es una carrera contra el tiempo, y con cada día que pasa de contención, el probabilidad de que el método de contención como en La Edad Media parece ser la única solución para aliviar sistemas de salud tensos.

Medidas loables, pero contraproducentes

La conmoción del sector privado en las economías condenadas a la contención requiere una respuesta de política monetaria coordinada y con las medidas de apoyo fiscal. Las empresas y los trabajadores por cuenta propia deben recibir una compensación, al menos, parcial por los ingresos perdidos como resultado de las medidas de cierre tomadas por los gobiernos. Esto puede considerarse como un seguro de daños tras un desastre natural. En ausencia de este apoyo al sector privado por parte del Estado, éste se verá permanentemente cargado con deudas adicionales que frenarán considerablemente la recuperación después de la contención. En otras palabras, el sector privado no puede apoyarse en transferencias forzadas o voluntarias, por muy bien intencionadas que sean, del sector privado al privado

Reducir o regalar temporalmente algunos alquileres, por ejemplo, puede aliviar situaciones individuales. Pero colectivamente, a nivel nacional, añadiría combustible al fuego deflacionario. Sin embargo, en interés general, es mejor asegurar el pago de los alquileres mediante medidas de apoyo puntuales, transfiriendo las cantidades necesarias del balance del Estado al de los agentes privados interesados. Este ejemplo ilustra dos aspectos. En primer lugar, el riesgo de que se adopten políticas bien intencionadas pero contraproducentes es elevado en los próximos meses. En segundo lugar, sin el respaldo del balance de los gobiernos no habrá salvación. El consenso neoliberal nacido en los años 80 con Ronald Reagan y Margaret Thatcher ha muerto para siempre esta vez. Ahora, nos dirigimos hacia un capitalismo de estado similar al que se practicó durante la guerra en los años 40. Como consecuencia, estamos perdiendo inexorablemente los mercados libres. El control de la curva de rendimiento, como en Japón, corre el riesgo de extenderse pronto a Europa y a los Estados Unidos.

Una nueva prueba de cohesión para Europa

Los criterios de Maastricht y el Pacto de Estabilidad en la zona euro fueron diseñados para prevenir el deslizamiento inflacionario en un momento en que los déficits públicos estaban generando inflación. El coronavirus ha sido su sentencia de muerte. La cohesión europea se pondrá a prueba tras el fin de la pandemia.

Cuando la conmoción de la tragedia sanitaria se calme, se planteará muy pronto la cuestión de la elección entre el retorno a la austeridad fiscal o el paso a un enfoque macroeconómico poco ortodoxo destinado a orientar el producto interior bruto (PIB) nominal a través de la política monetaria en conjunción con la política fiscal. Europa del Norte no se dejará influenciar sin luchar y Europa del Sur no tendrá elección. La cohesión europea está cerca de una nueva prueba. Reiteramos nuestro anuncio de dar preferencia a los países que puedan imprimir la moneda en la que emiten su propia deuda.

El papel del oro

Constantemente recibimos preguntas sobre el comportamiento del metal amarillo. De hecho, su papel es a menudo mal entendido. La característica más notable del oro es que protege contra el riesgo sistémico. En la crisis actual, los bancos son una parte esencial de la solución, a diferencia de 2008. Los Estados los necesitan para prestar abundantemente y a bajo interés con garantías gubernamentales. Por esta razón, el incumplimiento de los bancos está prácticamente descartado en un futuro próximo. 

Sin embargo, si las medidas para apoyar y estimular la economía real son insuficientes, incompletas o erróneas, la esfera real podría contaminar el sistema financiero dentro de unos meses. El oro se beneficiaría entonces de su característica de protección contra el riesgo de contrapartida. Mientras tanto, fluctúa con los vagabundos de los tipos de interés reales de los EE.UU., en un rango entre unos 1.500 y 1.700 dólares.

Los mercados de renta fija y de acciones reflejan ahora la «recesión exógena» que acaba de comenzar. Como resultado, los activos de calidad se están negociando a niveles récord de valoración en relación con los activos de tipo value. Sin embargo, creemos que es prematuro sumergirse en esta oportunidad. La oportunidad del value parece ópticamente muy convincente, pero debe evaluarse a la luz del actual conjunto de circunstancias sin precedentes.

Para que los activos value rindan y su ventaja de valoración se lleve a cabo, necesitamos que se cumplan dos condiciones. En primer lugar, la política macroeconómica debe formularse de manera que refleje eficazmente la economía. En segundo lugar, en la nueva era de rápido crecimiento de los controles gubernamentales, algunas decisiones de política podrían perjudicar gravemente a los activos value. Por ejemplo, las autoridades ya están interfiriendo en las políticas de dividendos. Si bien en el caso de los sectores o empresas que probablemente recurran a la ayuda estatal esto está perfectamente justificado, la tentación de extirpar esas intervenciones de manera más amplia podría ser difícil de resistir para los políticos. Cuidado con el value!

Inicio del segundo trimestre

Tras el análisis, hemos llegado a la conclusión de que mantendremos nuestras asignaciones actuales, sin reequilibrar mecánicamente nuestras carteras hacia una asignación estratégica de activos, como suele recomendarse en la práctica institucional. Mantenemos esa opción abierta para más adelante. También mantenemos el sesgo hacia las empresas de calidad que nos ha servido bien en esta crisis hasta ahora. 

La primera fase de la crisis ha terminado y estamos entrando en la segunda fase, el fin de la pandemia. Técnicamente, los mercados deberían volver a probar los recientes mínimos durante el segundo trimestre antes de recuperarse a medida que la actividad económica se recupera durante la segunda mitad del año. El camino a seguir sigue siendo volátil y, sobre todo, depende de las decisiones políticas.

Para concluir, quisiera compartir una reflexión basada en la experiencia adquirida durante crisis anteriores como las de 1987, 1998 o 2008. La disminución de algunos precios de los activos en esta crisis es ciertamente impresionante a corto plazo. Sin embargo, siguen contenidas en los mercados de valores, dado el remedio prescrito a la economía real para absorber esta pandemia. Dentro de 12 a 18 meses, podríamos sorprendernos en retrospectiva al ver el potencial de recuperación de los mercados. Todavía estamos en un mercado alcista secular. Parece difícil de creer, pero era igual de difícil de imaginar en el otoño de 1987.

Tribuna de Yves Bonzon, CIO de Julius Baer.

¿Cómo comprender el comportamiento de los mercados bursátiles frente a la crisis del coronavirus?

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¿Cómo comprender el comportamiento de los mercados bursátiles frente a la crisis del coronavirus?
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cómo comprender el comportamiento de los mercados bursátiles frente a la crisis del coronavirus?

Al preguntarnos por la reacción de los mercados ante la crisis del coronavirus, sin duda, debemos citar el temor a una recesión. No obstante, resulta imposible comprender el desplome tan repentino como marcado de los mercados sin analizar primero unos catalizadores de índole más psicológica.

En primer lugar, la propagación de la epidemia: en cada país, sigue una curva clásica denominada “epidémica” en forma de campana que comienza por una fase de crecimiento exponencial. Sin embargo, a pesar de este dato estadístico objetivo, todo el mundo parece seguir mostrándose sorprendido -incluidos los mercados financieros- ante las cifras que se dan a conocer a diario.

Contra toda lógica, su aceleración constituye motivo de sorpresa, y este sentimiento parece seguir produciéndose en Estados Unidos en la actualidad, lo que explica que presenciemos unas reacciones tardías, en ocasiones cercanas al pánico, y, en cualquier caso, siempre ineficientes.

En segundo lugar, tenemos la evolución de la confianza: desde siempre, la confianza es el elemento que convierte las previsiones económicas en valoraciones de mercado. Desde hace más de una década, los inversores podían, con razón, depositarla en unas economías estables a largo plazo y en unos tipos de interés objeto de recortes periódicos, puesto que los propios bancos centrales, símbolo de la credibilidad, se encargaban de garantizar que así fuera.

De este modo, las valoraciones de absolutamente todos los activos financieros habían alcanzado máximos históricos pocos días antes de que se identificase la amenaza que planteaba el coronavirus. Y mejor aún, o más bien peor: esta visibilidad había permitido a los más audaces -y habían llegado a ser numerosos- beneficiarse de esta ganga endeudándose para posicionarse en estos activos.

No hay término más idóneo para resumir esta situación que el de fragilidad: este contexto podría perfectamente haber perdurado aún durante un largo tiempo, con la condición expresa de no ser objeto de una perturbación violenta. Pero, ¿existe acaso una perturbación más violenta que el confinamiento de cerca de la mitad de la población mundial?

Tribuna de Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversiones Estratégicas de Carmignac

Alquity lanza la campaña 40-40 para canalizar hasta un millón de dólares frente al COVID-19

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Foto cedida. Alquity lanza la campaña 40-40 para canalizar hasta un millón de dólares para apoyar a las comunidades más vulnerables frente al COVID-19

La firma de gestión de activos Alquity ha lanzado la campaña 40-40 para promover, entre los inversores, la solidaridad y dar respuesta a las necesidades sociales que el COVID-19 está generando en muchas comunidades. Según explica la firma, para lo que resta del 2020, todas las nuevas inversiones en los fondos Alquity por parte de socios registrados tendrán un 40% de la comisión neta de gestión como donación directa a la Fundación Alquity Transforming Lives.

La campaña 40-40 de Alquity tiene por objetivo mejorar la vida de 40.000 personas en países donde las condiciones de vida hacinadas, la mala salud crónica y los sistemas de salud pública deficientes expongan a la población a contraer el coronavirus. El fin es generar donaciones suficientes para apoyar proyectos que tendrán un impacto transformador en comunidades que ya sufren discriminación, dificultades y exclusión económica, lo cual solo ha solo ha empeorado por la pandemia por coronavirus. La previsión de la gestora es que su campaña, que se lanzó el pasado jueves, logre canalizar un millón de dólares. 

«Nuestra Campaña 40-40 es nuestra respuesta a las graves dificultades económicas y sociales que la pandemia por Coronavirus está causando a muchas personas en todo el mundo. Alquity siempre ha creído que donde sea que nazca, debes tener la misma oportunidad en la vida y esto es aún más relevante hoy. Al algunas de las libertades y comodidades a las que estamos acostumbrados en los países desarrollados se han reducido drásticamente, estamos probando una pizca de cómo es la vida diaria para las personas más pobres en el mundo. Esta es nuestra oportunidad de transformar la inversión y crear una sociedad más justa y sostenible», explica Paul Robinson, presidente de Alquity

El fin de la campaña está alineado con su cultura empresarial, ya que la Alquity gestiona una serie de fondos que invierten en mercados emergentes. Además, desde su fundación en 2009 utiliza los criterios ESG a la hora de elegir las acciones en las que invierte. Como parte de su RSC (responsabilidad social corporativa) habitualmente dona el 10% de sus tarifas de gestión a causas benéficas, lo que hace con esta campaña es elevar ese porcentaje al 40%.

La segunda ola

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Roger Mosley. Foto: Roger Mosley

Cuando el COVID-19 apareció en diciembre de 2019, la mayoría de los observadores lo consideró un problema de China. La reacción de los mercados globales fue, primero, de inquietud ante la posibilidad de disrupciones en el suministro y, posteriormente, de tranquilidad cuando China adoptó medidas agresivas de cuarentena en Hubei, la provincia en la que el virus se originó.

Más de dos meses después del cierre de Hubei, la economía mundial se encuentra en una situación precaria. En el momento de redactar este informe, se están notificando 40.000 nuevos contagios diarios, y se han puesto en marcha medidas de confinamiento extremas para impedir la propagación del virus y aliviar la sobrecarga de los sistemas sanitarios nacionales. La reducción del 14% al 11% (en el momento de escribir este texto) en el número de nuevos contagios diarios respecto a la semana anterior hace pensar que las medidas comienzan a surtir efecto poco a poco.

Ante la ausencia de precedentes modernos de confinamientos de esta magnitud, tan solo podemos tomar a Italia y China —dos de los países más afectados— como escenarios base sobre la evolución que podría darse en el resto del mundo. Por desgracia, ninguno de estos países se ha recuperado completamente del virus. La historia de la recuperación china es posiblemente la más importante a examinar en este momento, ya que el país está comenzando a volver a la normalidad. Cuando China suavice sus restricciones y reabra su economía doméstica podremos estudiar la probabilidad de una segunda oleada de contagios.

En este momento, China está reportando unos 35 casos nuevos al día, lo que supone una notable reducción respecto a sus niveles máximos. La gripe española evolucionó inicialmente de una forma similar: apareció en marzo de 1918 y fue descendiendo durante el verano. No obstante, retornó con una fuerza mortífera a finales de agosto de ese año. Según el consenso generalizado, esta segunda ola, que los soldados embarcados en naves militares propagaron por todo el mundo, vino provocada por una cepa mutada del virus original. A lo largo de dos meses, el virus mutado mató a millones de personas de todo el mundo.

A comienzos de 1919 surgió una tercera cepa mutada, pero la escasa circulación de personas entre países a causa de la guerra evitó que esta última ola se propagara tanto como la segunda. Vemos muy probable que el COVID-19 mute de forma similar cuando se levanten las cuarentenas.

Esto viene a sumarse a los múltiples factores que dificultan el desarrollo de una vacuna, que tendría que garantizar la inmunidad ante futuras cepas. Mientras tanto, los países deberán supervisar estrechamente los desplazamientos interiores y exteriores de sus ciudadanos conforme las medidas de confinamiento se vayan relajando durante los próximos meses.

Aunque el presidente Trump ha sugerido que EE.UU. podría reabrirse a principios de mayo, un final tan abrupto y prematuro de las iniciativas de confinamiento podría resultar devastador tanto para la economía como para el sistema sanitario de producirse una segunda ola.

Desde el punto de vista de los activos de riesgo, creemos que el caso de la recuperación tras el COVID-19 plantea tres riesgos principales: la capacidad de la política presupuestaria para evitar que los shocks de oferta y demanda se agudicen aún más; el impacto del virus sobre el crecimiento del PIB en los mercados desarrollados durante el segundo trimestre, y la posibilidad de que se produzca una segunda ola. A nuestro juicio, los dos primeros riesgos palidecen en comparación con el surgimiento de una segunda ola. Incluso sin una mutación, el COVID-19 ha demostrado que puede propagarse y provocar muertes a gran velocidad. Antes de que la economía global pueda plantearse llevar a cabo una recuperación, es necesario confirmar que podremos contener una segunda ola del virus.

 

Columna de opinión de Charles Hepworth, director de inversiones en el equipo Managed Fund Solutions de GAM Investments.

 

Advertencias legales importantes: 

Los datos contenidos en este documento tienen simplemente el objetivo de la información y no constituyen asesoramiento de inversión. Por la veracidad y exactitud del contenido de esta información se declina toda responsabilidad. Cualquier recomendación u opinión contenida en este documento puede cambiar y refleja el punto de vista de GAM en las actuales condiciones económicas. Se declina toda responsabilidad por la veracidad y exactitud de los datos. La rentabilidad pasada no es un indicador de la rentabilidad actual o futura.

Santander US ficha a Brian Yoshida y Joe Abruzzo

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Wikimedia CommonsPhoto: Hctr. Santander Bank, Summer Street, Boston

Santander Holdings USA, (Santander US) nombró a Brian R. Yoshida como director Jurídico, a partir del 4 de mayo de 2020, y a Joe Abruzzo como jefe de la Banca Comercial de Santander Bank, a partir del 1 de junio de 2020.

Tanto Yoshida como Abruzzo reportarán a Tim Wennes, CEO de Santander US y Santander Bank en Boston.

Yoshida será el último responsable de todos los aspectos legales y regulatorios del banco en Estados Unidos, incluyendo el negocio internacional de Miami. También supervisará las Relaciones Públicas y Políticas Públicas de Santander, así como las Relaciones Regulatorias, los deberes del Secretario Corporativo y las funciones de Gobernanza.

Abruzzo supervisará todos los aspectos de la banca comercial, incluidos el mercado medio, las corporaciones medianas, las ABL, la banca gubernamental, la gestión de tesorería, la gestión de riesgos, la suscripción y la gestión de cartera y las soluciones internacionales.

«Me complace dar la bienvenida a Brian y Joe al equipo de Santander en Estados Unidos», dijo Tim Wennes. «Brian intervendrá fácilmente para liderar nuestros equipos legales, de políticas y de gobernanza a medida que continuamos fortaleciendo nuestro marco regulatorio, profundizando y mejorando las relaciones con los clientes, aumentando la rentabilidad y mejorando nuestra cultura. Joe aporta una profunda experiencia que brinda crecimiento en todos los aspectos de la banca comercial, y liderará iniciativas para aprovechar la fortaleza de los recursos globales de Santander con nuestras capacidades personalizadas de banca comercial aquí en los Estados Unidos».

Wennes continuó: «Estos líderes aportan una gran cantidad de conocimiento y experiencia a Santander y complementarán nuestro dinámico equipo de liderazgo. Su visión estratégica para Santander en los Estados Unidos será de gran valor a medida que trabajemos para continuar ejecutando nuestra estrategia de crecimiento del Banco, aprovechando las fortalezas de nuestros negocios en los Estados Unidos y brindando un servicio excepcional a nuestros clientes y comunidades».

Yoshida se une al Banco Santander luego de trabajar como vicepresidente senior y asesor general adjunto senior de M&T Bank Corporation. Durante su mandato en M&T, Yoshida se especializó en asuntos corporativos generales, incluidas fusiones y adquisiciones, valores, informes financieros, tesorería / ALCO, regulación bancaria, gobierno corporativo y compensación ejecutiva. Su experiencia en M&T también incluyó la supervisión de litigios, trabajo y empleo, bienes raíces corporativos, contratos de proveedores, préstamos comerciales y leasing, gestión de patrimonio, fideicomiso corporativo, propiedad intelectual y seguridad de la información, y apoyo legal para la Secretaría Corporativa, Relaciones con Inversores y Accionistas , Comunicaciones corporativas, la Fundación benéfica M&T y el Comité de acción política de M&T.

Abruzzo se une a Santander Bank desde HSBC, donde ha desempeñado varios roles de liderazgo clave, incluido el jefe de los grandes segmentos corporativos y de mercado medio en Banca Comercial y, más recientemente, como CEO de HSBC Private Banking Americas y presidente del Consejo de Administración de HSBC Private Banco Internacional. También pasó 26 años en JP Morgan Chase en puestos ejecutivos en banca corporativa y de inversión y banca comercial.

 

Global Environmental Opportunities: transformando la inversión sostenible

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Pixabay CC0 Public DomainGabor Molnar. Gabor Molnar

Gracias a la aparición de una próspera industria de productos medioambientales, invertir en la protección del planeta ya no implica renunciar a la rentabilidad.

A la hora de invertir en una industria que evoluciona con rapidez, como la de los productos y servicios medioambientales, identificar las oportunidades más prometedoras no es tarea fácil.

Por eso los gestores de nuestra estrategia Global Environmental Opportunities (GEO) han desarrollado un proceso que combina una metodología científica basada en normas y la investigación tradicional de cada una de las empresas para construir su cartera.

La primera etapa del proceso consiste en identificar a las empresas con mejores credenciales medioambientales. Es decir, empresas que no consumen materias primas en exceso ni generan cantidades desproporcionadas de residuos. A continuación, de entre este grupo seleccionamos empresas especializadas en el desarrollo de productos o servicios concebidos para mitigar los daños causados al medio ambiente.

A fin de identificar las empresas que presentan estas características, realizamos una auditoría ecológica que determina la huella medioambiental de más de 100 subindustrias. Esta auditoría incorpora dos nuevas herramientas de medición: el marco de referencia de los Límites Planetarios (LP) y el Análisis del Ciclo de Vida (ACV).[1]

El marco de los LP es un modelo que define el “espacio operativo seguro” ecológico dentro del cual deberían llevarse a cabo las actividades humanas.[2]

Desarrollado por un equipo de científicos y economistas eminentes, el marco de los LP establece umbrales ecológicos para nueve de los fenómenos medioambientales antrópicos más perjudiciales (véase el gráfico). El modelo cuantifica un conjunto de límites que, en caso de superarse, pondrían en peligro las condiciones medioambientales que han contribuido decisivamente a la prosperidad humana durante miles de años. Por ejemplo, para que el suministro mundial de agua dulce se mantenga estable, el consumo total de agua de la humanidad debe mantenerse por debajo de un nivel de entre 5.000 y 6.000 kilómetros cúbicos al año. El modelo de los LP también especifica que, para que las emisiones de dióxido de carbono se mantengan en niveles aceptables, la proporción de CO2 en la atmósfera no debe superar las 350 partes por millón.

Fig. 1: Límites Planetarios

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Fuente: Stockholm Resilience Centre, Pictet Asset Management, a 29/12/2019

El ACV, por su parte, es una metodología que se utiliza para calcular las emisiones de residuos y el consumo de recursos de cada una de las industrias que conforman la economía global. Este modelo analiza todas las actividades de la producción de un bien o servicio: la extracción de materias primas, los procesos de fabricación, la distribución y el transporte, la utilización de los productos, los desechos y el reciclaje.2

En nuestro proceso, combinamos el ACV con los LP para crear una lente que pueda identificar con precisión las industrias cuya huella medioambiental es menor.

He aquí un ejemplo de cómo funciona el proceso:

Los Límites Planetarios establecen que la capa de ozono debe tener un espesor de 276 milímetros. Para que el agujero en la capa de ozono comience a cerrarse, las emisiones totales mundiales de sustancias que reducen la capa de ozono deberían mantenerse por debajo de los 6.600 millones de toneladas al año. A nivel empresarial, esto significa que el umbral de emisiones de dichas sustancias se establece en 2,48 kg por cada millón de USD de ingresos al año. Solo las empresas cuyas emisiones totales, según el ACV, se mantengan dentro de los Límites Planetarios serán aptas para su inclusión en nuestro universo de inversión.[3]

Este análisis es necesario porque creemos que la mayoría de los informes sobre el medio ambiente que se elaboran hoy en día son demasiado restringidos o demasiado subjetivos. La mayoría de los modelos de huella medioambiental se centran exclusivamente en los procesos de fabricación, pero no tienen en cuenta el resto del impacto ecológico que generan, por ejemplo, los proveedores o los productos y servicios a lo largo de toda su vida útil. Tomemos la industria automovilística como ejemplo. Las emisiones de un automóvil durante su vida útil son de cuatro a cinco veces más altas que las derivadas solamente de su fabricación. Limitarse a medir el nivel de emisiones durante el proceso de producción automotriz no basta para calcular la verdadera huella ecológica total de los fabricantes de automóviles.

Una vez finalizada la auditoría ACV-LP, la segunda etapa del proceso consiste en examinar más a fondo la actividad principal de cada una de las empresas identificadas en la primera etapa. En este punto nuestro objetivo es determinar qué empresas desarrollan productos y servicios que logran verdaderos avances en la reversión de la degradación del medio ambiente. Asignamos a cada empresa un valor de “pureza temática”, un indicador de concepción propia que cuantifica qué porcentaje del valor de empresa (VE), los ingresos o el EBITDA se deriva de productos y servicios medioambientales en cada compañía. Para que una empresa pueda ser incluida en la cartera, su valor de pureza debe ser de al menos el 20%.[4]

Estos filtros reducen nuestro universo de inversión a unas 400 empresas. A continuación, realizamos otro análisis para determinar qué empresas del universo cumplen los criterios definidos por los LP. Después llevamos a cabo una minuciosa investigación de cada una de las empresas para encontrar aquellas cuyas características de riesgo-rentabilidad son más atractivas. Utilizamos un sistema de calificación propio que incluye indicadores de la solidez del modelo de negocio, la calidad de la gestión, la valoración y el dinamismo operativo. El análisis ASG también se integra sistemáticamente en esta etapa.

El resultado es una cartera concentrada de aproximadamente 50 títulos –en la que cada inversión combina un atractivo perfil de riesgo-rentabilidad con un escaso impacto medioambiental.

Medición de la huella medioambiental: Límites Planetarios y Análisis del Ciclo de Vida

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Fuente: Stockholm Resilience Centre, Pictet Asset Management

Pero nuestro proceso de inversión no termina ahí. Nuestro objetivo es ser propietarios activos de las empresas en las que invertimos. Para ello, ejercemos los derechos de voto a través de una plataforma de votación por delegación e interactuamos con las empresas para asegurarnos de que cuentan con la mejor estructura de gobierno corporativo posible. A nuestro juicio, esta forma de capitalismo responsable no solo mitiga los riesgos sino que también genera rentabilidades del capital sostenibles a largo plazo.

Durante mucho tiempo los inversores han reconocido la necesidad de proteger el planeta, pero también han albergado recelos sobre los sacrificios financieros que podía implicar el hacerlo. Ahora, gracias a la aparición de una próspera industria de productos medioambientales, estas preocupaciones deberían desaparecer rápidamente.  Proteger el medio ambiente e invertir para obtener plusvalías han dejado de ser dos conceptos incompatibles.

Fig. 2 Interacción activa

Ejemplo de cómo hemos interactuado con una empresa de servicios públicos medioambientales con sede en el Reino Unido

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Fuente: Pictet Asset Management

 

Tribuna de Luciano Diana, director de inversión temática ambiental de Pictet Asset Management y gestor de Pictet Global Environmental Opportunities.

 

Anotaciones:

[1] Utilizamos la base de datos “Economic Input-Output Life Cycle Assessment (EIO-LCA)” de la Universidad Carnegie Mellon para cuantificar el impacto medioambiental de 157 subindustrias empresariales, definidas por MSCI y S&P Global en su metodología Global Industry Classification Standard.  Para más información, véase http://www.eiolca.net/ and https://www.msci.com/gics

[2] Steffen et al, Stockholm Resilience Centre, septiembre de 2009

[3] Retiramos del universo de inversión las empresas que figuran en nuestra “lista negra” –compuesta por empresas que comercializan armas controvertidas, como minas antipersona, armas químicas o municiones de racimo

[4] La cartera tiene una calificación media de pureza de al menos el 60%

 

Mas información sobre nuestra estrategia tematica

 

 

Notas importantes

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Estados Unidos: ¿lista para hacer frente al COVID-19?

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Pixabay CC0 Public Domain. Estados Unidos: ¿lista para hacer frente al COVID-19?

Estados Unidos ha cerrado el primer trimestre del año con un panorama radicalmente diferente a cómo lo comenzó. Por citar una cifra, la semana pasada conocíamos que las solicitudes de ayudas por desempleo se dispararon hasta alcanzar las 6,6 millones de peticiones. El país se prepara para afrontar la parte más dura de la pandemia, tanto a nivel sanitario como económico. 

Por el lado sanitario, las perspectivas son malas. El propio presidente, Donald Trump, ha estimado que las muertes por el COVID-19 podrían llegar a una horquilla de entre 100.000 y 200.000 personas. Para frenar la pandemia, el gobierno norteamericano y los respectivos estados están adoptando medidas similares a las del resto del mundo, por lo que es previsible el mismo parón económico que se ha visto en Europa o en China. 

Uno de los síntomas más visible ha sido ese último dato de parados. En opinión de James McCann, economista senior global de Aberdeen Standard Investments, los datos muestran la primera caída del empleo mensual desde 2010. En concreto, las nóminas no agrícolas descendieron en 710.000 y la cifra de paro del país se ha situado en los máximos de 2017, en el 4,4% desde  los mínimos situados en el 3,5%.

“Esto datos son solo una muestra de todo lo que está por llegar. Las cifras sólo cubren el comienzo del período de confinamiento, por lo que sabemos que hay muchas más personas desempleadas de las que se pueden ver en estas cifras. Esperemos que estos datos estimulen al Congreso en la elaboración del próximo paquete de estímulos fiscales. La pérdida de empleos a esta escala es casi como abrir una enorme trampilla bajo la economía. Nadie sabe cómo de profundo es el agujero, pero el Congreso tiene que hacer lo que sea para llenarlo lo más rápido posible con todas las medidas que puedan encontrar. Pero no hay duda de que estos números apuntan a un shock económico como nunca antes hemos visto”, apunta McCann.

El último informe de BofA Global Research, señala que la entidad ha rebajado su previsión sobre el PIB de Estados Unidos y espera que se reduzca un 7% en el primer trimestre, dejando la recuperación para el último trimestre del año. “Esperamos que se recorten entre 16 y 20 millones de puestos de trabajo con una tasa de desempleo máxima del 15,6%”, señalan. 

Misma perspectiva negativa tiene Alvise Lennkh, analista de Scope: «Estados Unidos se dirigen hacia una profunda recesión en 2020, a pesar de los importantes estímulos monetarios y fiscales. La economía se contraerá al menos un 3,5%, el desempleo aumentará por encima del 10%, el déficit fiscal se situará en torno al 15% y la deuda pública en casi el 125% del PIB»

Desde La Financière de l´Echiquier señalan que persisten las incertidumbres en Estados Unidos. “Si bien algunos Estados están confinados (California, Estado de Nueva York), muchos no lo hacen, lo que aumenta el temor a una epidemia desbocada, lo que es aún más perturbador, ya que el sistema de salud estadounidense no parece preparado para enfrentar la situación. Además, los intentos de cuantificar el impacto de la crisis actual en el crecimiento del PIB del segundo trimestre arrojan resultados sin precedentes: -12% según lo estimado por JP Morgan o -24% según Goldman Sachs (sobre una base anualizada). En cualquier caso, es seguro que el PIB de EE. UU. experimentará un frenazo muy violento en los próximos meses”, insisten. 

«Estamos pronosticando una recesión en la primera mitad de 2020. Se espera que la actividad económica caiga dramáticamente en el segundo trimestre. Cuando el crecimiento económico de EE.UU. cae por debajo de la tendencia, la utilización de la capacidad cae, poniendo una severa presión a la baja en los beneficios económicos antes de impuestos. Es probable que haya una recuperación en forma de V una vez que el brote del virus se supere, pero nuestro escenario base prevé una caída de más del 60% de los beneficios antes de impuestos en el segundo trimestre”, estima Irene Lauro, economista de Schroders, sobre cómo espera que se noten los efectos del coronavirus en su economía. 

A la pérdida de beneficios por parte de la empresas se suma la alta volatilidad de los mercados, que han sufrido pérdidas históricas e intenta ahora afianzar la senda de las subidas. Según apunta Philippe Zaouati, consejero delegado de Mirova (Natixis IM), aquí lo relevante serán los tiempos. “Los primeros datos de PMI (Purchase Managers Index) de EE.UU. no han sido tan malos como se esperaba, pero eso parece responder a la fecha en la que se realizó la encuesta y esperamos que los futuros datos reflejen un deterioro mayor de las condiciones económicas en EE UU. Sabemos que los datos van a ser malos, la cuestión es cuánto de malos y durante cuánto tiempo”, destaca. 

Los analistas y gestores saben que esos “tiempos” no se pueden prever y menos controlar, pero siguen insistiendo que el efecto de las medidas tomadas por el Congreso estadounidense y la Fed comenzarán a notarse. Por ejemplo, entre las medidas más relevantes de la Fed los analistas destacan la liquidez ilimitada que ha anunciado y el hecho de que haya reactivado programas como el TALF (Term Asset Backed Securities Loan Facility), que tanto éxito tuvo para la recuperación de 2009. 

Dentro de esas medidas, la Fed lanzó el pasado jueves 9 de abril un nuevo plan de rescate de 2,3 billones de dólares. Según ha explicado la institución monetaria, estos recursos irán destinadas a las pymes, ayuntamientos y Estados más afectados por la pandemia del coronavirus. Para proveer de liquidez a ciudades y municipios que han disparado gastos para luchar contra la pandemia, la Fed asegura que comprará deuda a corto plazo por 200.000 millones de dólares directamente de los estados y condados con al menos 2 millones de habitantes, y de ciudades con una población de al menos un millón, explican desde EFE. 

“La expansión de más de una década que siguió a la crisis financiera mundial se vio apuntalada por la fortaleza del gasto en consumo. Hoy en día, de repente, se ha arrebatado a la economía este pilar básico, a una velocidad y a una escala nunca vistas. El sector de servicios, que representa el 50% de la economía estadounidense, se ha visto drásticamente reducido, lo que ha afectado por igual a dentistas, optometristas, camareros y propietarios de pequeños negocios. Y aunque el Gobierno trata de contrarrestar el enorme menoscabo en las rentas de los hogares y en el posterior consumo, cualquier paquete fiscal solo podrá amortiguar el golpe hasta cierto límite”, señalan desde MFS Investment Management.  

¿Qué pasa en los mercados?

Respecto a los activos norteamericanos, los gestores reconocen las caídas y ajustes de valoración que se han producido durante las últimas semanas, pero también siguen viendo en ellos activos atractivos para un momento como el actual. Según Thomas Friedberger, CEO y Co-CIO de Tikehau IM, los mercados comienza a respirar. 

“Tras las indiscriminadas ventas en los mercados que ocurrieron de forma rápida y violenta causadas por el pánico debido al desapalancamiento, al que le siguió un fuerte repunte, los mercados parecen empezar a estabilizarse en niveles bajos. Las acciones hasta la fecha han caído entre un 20%-30% y los mercados de crédito en Estados Unidos y Europa han perdido un 15%, high yield y préstamos)”, señala Friedberger.

Para Adam Vettese, analista de eToro, los mercados bursátiles y cómo, desde un punto de vista técnico, el S&P 500 “ha roto la secuencia de máximos más altos que había iniciado en el rally de la semana pasada y ha caído dentro de la tendencia bajista de las semanas anteriores”. Vettese advierte de las crecientes posibilidades de que EE UU se convierta en el nuevo epicentro de la pandemia del coronavirus: “La infección y los números de víctimas mortales se dispararán mucho más de lo anticipado inicialmente”. Por otra parte, el analista de eToro invita a prestar atención a los números del índice ISM de actividad manufacturera que se conocerán hoy, después de que el índice de confianza del consumidor “haya ido mejor de lo esperado”. Vettese recuerda que “son los consumidores los que han alimentado el crecimiento de EE UU durante años, ante el declive de la actividad manufacturera”

Sin embargo, desde PIMCO, por ejemplo, siguen manteniendo su apuesta por invertir en Estados Unidos. Desde un punto de vista de la inversión, PIMCO considera que el “panorama será completamente diferente” en el mercado de crédito, aconseja a los inversores “paciencia”, pero advierte de que “surgirán puntos de entrada atractivos” y apuesta por activos de EE UU. Entre los que señala específicamente, destacan los MBS (Mortgage Backed Securities) y los ABS (Asset Backed Securities) donde ve oportunidades.

Y David Norris, responsable de crédito estadounidense de TwentyFour (Vontobel AM), espera que la demanda de crédito con grado de inversión de Estados Unidos siga siendo bastante favorable, ya que los rendimientos del grado de inversión en dólares siguen pareciendo históricamente atractivos para los inversores asiáticos, así como para los inversores nacionales, en este caso. “Hay una perturbación en el mercado de papel comercial, que ha estado sometido a una tensión considerable, ya que los inversores se han convertido en compradores reacios, lo que significa que los tipos a largo plazo del papel comercial han aumentado de manera significativa, con lo que muchas empresas no han podido emitir con plazos superiores a una semana. En segundo lugar, estos prestatarios de alta calidad parecen haber pagado primas elevadas para emitir deuda este mes, e impreso en diferenciales secundarios no vistos desde la crisis financiera. Estas condiciones más atractivas para los inversores han dado lugar a una fuerte demanda de bonos”, explica.

Los cisnes negros

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Pixabay CC0 Public Domain. Los cisnes negros

El cisne negro es un animal extraño. Algunos, incluso, dirían que no existe. En los mercados financieros, la expresión se utiliza para describir un acontecimiento inesperado que aparece por sorpresa, tiene un impacto importante y, a menudo, no se entiende bien por los  participantes en el mercado. 

Son, por definición, difíciles de predecir y están más allá del ámbito de las expectativas normales en base a lo acontecido en el pasado. A estos eventos se les suele dar una probabilidad de que se produzcan cercana a cero, aunque se reconoce que el impacto es potencialmente grande. En Estadística nos referiríamos a ellos como un valor atípico. Es importante señalar que la aparición de un cisne negro suele ir acompañada de un sentimiento de pánico en los mercados, ya que los inversores pensaban que esos acontecimientos eran «imposibles» que se produjeran. 

Con la rápida caída a plomo del precio de los activos financieros, se pierde el marco de referencia, lo que conduce a que los activos tengan cotizaciones muy castigadas ya que los inversores buscan activos refugio. Ganancias acumuladas que tardaron años en alcanzarse se evaporan en horas, días o semanas. «Los precios suben por las escaleras y bajan con el ascensor…», suele decir el aforismo en inglés (“Prices go up the stairs and down with the lift…”).

Impredecible, perturbador, pero temporal

Los cisnes negros son impredecibles y generan pérdidas rápidas y contundentes. Los inversores con posiciones concentradas y carteras apalancadas podrían verse expulsados del mercado o, incluso, llevar a una bancarrota.

En términos más generales, estos acontecimientos pueden perturbar los mercados, ya que la ausencia de compradores perjudica la liquidez del mercado. Se utilizan aquellos más activos líquidos para financiar los  activos “invendibles” y menos líquidos, lo que provoca olas de pánico en los mercados y siembra una crisis financiera. Es posible que los Bancos Centrales tengan que intervenir como prestamistas de última instancia para garantizar el buen funcionamiento de los mercados y, por tanto, evitar que se produzca una crisis. Una vez que se restablezca la confianza y la liquidez, los inversores vuelven a evaluar racionalmente el valor razonable de los activos financieros.

En esta cadena de acontecimientos  es importante señalar que las ventas por sentimiento de pánico conducen a precios bajos injustificados, es decir, a la sobreventa. Una vez que los inversores empiezan a comportarse racionalmente de nuevo -por ejemplo, después de que el Banco Central haya proporcionado respaldo de liquidez- los activos financieros es cuando pueden empezar a converger de nuevo hacia un valor razonable. A partir de ese momento, un cisne negro empieza a representar una oportunidad de compra. El reto es, por supuesto, comprender el momento exacto en que los mercados dejan de reaccionar ante el miedo. 

Es importante comprender la psicología del mercado y los sesgos de comportamiento de los inversores. A las condiciones de sobreventa (oversold) suelen seguir  una última fase de capitulación, en la que los inversores no pueden soportar las pérdidas y sienten que deben actuar. En esa última ola de ventas, los partícipes quieren salir a cualquier precio del mercado. Desde ese momento, los inversores con poder adquisitivo y cierta paciencia y templanza pueden intervenir y empezar a construir la rentabilidad futura de su cartera. Aunque teóricamente esto parece fácil, comprar en el punto más bajo del ciclo  es psicológicamente difícil ya que todos los inversores se precipitan. Reconocer los activos de calidad de los que pueden estar seriamente deteriorados también es un reto. Dicho esto, tener una visión a largo plazo y una asignación estratégica de activos puede ayudar.

Los cisnes negros no son creados iguales

No todos los cisnes negros son iguales. Algunos pueden ser de corta duración, otros limitados a una clase de activos, o ser globales con consecuencias de eventos de gran alcance. Los acontecimientos del 11 de septiembre tuvieron un impacto de mercado bastante efímero, ya que los precios se recuperaron antes de finales de 2001, pero implicaron el cierre de los mercados. La caída de 1987 provocó una reacción muy rápida de los precios, en torno a una caida fulgurante del -25%, que posteriormente desencadenó muchos interrogantes sobre el funcionamiento de los mercados y la estrategia para asegurar las carteras. El índice S&P 500 tardó casi dos años en recuperarse completamente tras el varapalo inicial. En 2008 lo que se produjo fue totalmente diferente, o, mejor dicho, una cadena de acontecimientos que  desembocó en una crisis financiera mundial. La quiebra de Lehman Brother podría considerarse probablemente el shock que condujo finalmente all estrés de los inversores. Los mercados tardaron años en recuperarse, aunque 2009 es recordado como un año duro para la mayoría de las clases de activos afectados.

Los acontecimientos mencionados anteriormente como ejemplo tienen diferentes causas y provocan diversas reacciones por parte de las autoridades. Por ejemplo, durante los atentados terroristas del 11 de septiembre, la respuesta fue el cese de las actividades en los mercados. El lunes negro de 1987 llevó a la Reserva Federal a proporcionar liquidez inmediata a los mercados, pero también la introducción de cortafuegos que todavía se utilizan hoy en día. Por último, la reacción de las autoridades a la crisis de 2008 es bien conocida y sigue vigente hoy en día, es decir, las políticas expansivas QE de los bancos centrales y el endurecimiento de la regulación bancaria.

Podemos aprender algunas lecciones de esos acontecimientos pasados que pueden ser útiles para la situación actual:

  • Los mercados reaccionan con fuerza y rapidez ante un cisne negro, siempre que la conmoción esté relacionada con los mercados financieros o con la economía.
  • La reacción de los partícipes tiende a ser exagerada, lo que lleva a una sobreventa (oversold) y, posteriormente a la existencia de oportunidades de compra y rebotes.
  • Todos los cisnes negros son diferentes en naturaleza, tiempo y alcance. Pueden desencadenar diferentes reacciones de los mercados y en las autoridades, pero suelen ser puntos de inflexión decisivos.
  • El shock es temporal y los mercados se recuperan al final, aunque con mayor o menor rapidez. El tiempo es siempre un problema.

El cisne Covid-19

La situación con la aparición del coronavirus no es una excepción. Es un evento negativo que afecta profundamente a la economía global y que aún nos cuesta entender. Los mercados financieros han reaccionado de manera desordenada, lo que ha llevado a una crisis de liquidez que se extiende a una gran parte de clases de activos. Se han producido múltiples fases de capitulación y se ha desestabilizado a los potenciales  compradores. Sin embargo, los gobiernos están tomando estrictas medidas sanitarias para frenar la epidemia y proporcionando un gran apoyo financiero para limitar el impacto económico. Los bancos centrales están interviniendo masivamente para evitar que se produzca una crisis financiera. Estas acciones resultarán decisivas y aportarán estabilidad a los mercados. 

La crisis de Covid-19 es, por naturaleza, temporal, aunque su duración es incierta. No hay que subestimar el impacto económico, pero tan pronto como los inversores vean que la epidemia se controla y pueda estimarse mejor el impacto económico, los precios se alejarán de los niveles de la crisis. Como primer paso, la venta indiscriminada será reemplazada por la compra selectiva. Con los precios de las acciones que han bajado hasta niveles del 30% o 40%, se pueden encontrar ciertamente activos de calidad con claro descuento.

Tribuna de Gilles Prince, CIO en Edmond de Rothschild en Suiza.

Las empresas estadounidenses recurren a sus tesoreros para potenciar su análisis

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Foto: publicdomainpictures CC0 . publicdomainpictures

Nuevos datos de Greenwich Associates muestran que el rol de los tesoreros corporativos como “asesores estratégicos” se está expandiendo. Según su último estudio, los departamentos de tesorería corporativa son solicitados cada vez más para tomar un mayor rol como asesores estratégicos del negocio en su totalidad.

Los datos de la encuesta a los principales tesoreros corporativos multinacionales, muestra que casi el 90% de los departamentos de tesorería dicen que sus indicadores clave de desempeño han cambiado. Para cumplir con los nuevos requerimientos, los tesoreros dijeron que necesitan recursos adicionales para apoyar completamente las iniciativas de la empresa, especialmente para monitorear los riesgos de la compañía. El requerimiento de estas iniciativas de mayor nivel significa que los tesoreros y sus equipos necesitan ahorrar tiempo a través de la automatización de muchas de sus tareas rutinarias que una vez conformaron la mayor parte de su trabajo diario.

“Cuando les preguntaron a los tesoreros qué tan seguros se sentían capturando y calculando completamente sus riesgos de mercado de divisas, nos sorprendimos al encontrar que más del 62% dijeron no sentirse para nada seguros sobre los datos que estaban utilizando,” dijo Ken Monahan, analista senior de Estructura y Tecnología de Mercado de Greenwich Associates y autor de Hacia adelante y hacia arriba: los KPI cambiantes obligan a los tesoreros a mejorar su tecnología de riesgo.

Esta incertidumbre sobre la calidad de los datos influye qué estrategias de gestión de riesgo se eligen y también influye la elección del sistema utilizado para monitorearlos. Greenwich también se dio cuenta que, a medida que las firmas suben, tienden a moverse lejos de las hojas de cálculo y hacia aplicaciones especialmente diseñadas porque estas están hechas para gestionar datos de más alta calidad y mejores estrategias.

Adicionalmente a tener los datos correctos (18%), lo que más desean los tesoreros corporativos es:

  • mejorar la conectividad entre su departamento y el resto de la firma (32%)
  • contratar más personal (16%)
  • mejorar sus sistemas de gestión de tesorería (15%)

“Los departamentos de tesorería están buscando cada vez más nuevas tecnologías y proveedores de terceros para ayudarles a dirigir los datos y la gestión de riesgos, en parte por restricciones de presupuesto, pero principalmente porque la tecnología mejorada les ayuda a diagnosticar mejor sus problemas y mejorar su eficiencia. Todo esto los ayuda a girar en torno a ser más progresistas y estratégicos en su pensamiento,” concluye Monahan.

Metodología: Greenwich Associates realizó entrevistas con ejecutivos de tesorería corporativa de grandes multinacionales líderes en la industria con sede en los Estados Unidos para explorar el papel en evolución del tesorero corporativo. Los temas cubiertos en la investigación incluyeron cómo se definen los objetivos de los tesoreros corporativos, qué métodos y herramientas utilizan para lograr esos objetivos y dónde puede haber deficiencias en el conjunto de herramientas. Las encuestas, realizadas en la segunda mitad de 2019, incluyeron encuestas electrónicas y conversaciones a profundidad.

Para leer el informe completo,siga este link

COVID-19: las diez semanas que pararon el mundo

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Pixabay CC0 Public Domain. Covid-19: las diez semanas que pararon el mundo

En febrero, nos sorprendió que Wuhan, una ciudad china de 11 millones de habitantes, pudiera paralizarse en un esfuerzo por contener el coronavirus. Dos meses después, se estima que el 50% de la población mundial está viviendo bajo un bloqueo pandémico y la economía mundial está sufriendo debido a que el número de infecciones en Europa y los EE.UU. supera las registradas en China.

La pandemia del Covid-19 ha matado ya a casi 70.000 personas en todo el mundo y se han registrado más de 1,2 millones de infectados, de los cuales una cuarta parte están en Estados Unidos. Mientras tanto, las medidas de contención en todo el mundo se han intensificado y las nuevas infecciones registradas en China corresponden exclusivamente a nacionales que han regresado del extranjero. En el frente monetario, la respuesta de los bancos centrales no tiene precedentes en cuanto a su amplitud y alcance, pues continúan tranquilizando a los mercados con liquidez a corto plazo. Paralelamente, el gasto fiscal nunca visto está contrarrestando las tasas récord de desempleo en todas las economías y, afortunadamente, se produce en un momento en que los gobiernos pueden permitirse pedir prestado a tipos de interés bajos o incluso negativos.

Una lección positiva de los éxitos de China y Corea del Sur en el combate contra el Covid-19 es la necesidad de pruebas intensivas. Las capacidades y tecnologías de prueba están mejorando rápidamente, incluyendo pruebas de «serología» para detectar la inmunidad de los individuos. Esto ofrece cierta esperanza de que, con el tiempo, pueda ayudar a los gobiernos a poner en marcha de nuevo sus fuerzas de trabajo. El número de estas pruebas denominadas «reacción en cadena de la polimerasa de transcripción inversa» (conocidas como RT-PCR) ha aumentado a más de un millón, debido a que los Estados Unidos, China, Europa y Corea del Sur han ampliado significativamente sus capacidades de prueba en los últimos dos meses.

Los mercados reflejaron la congelación económica sin precedentes del primer trimestre del año con descensos brutales a medida que el virus reducía drásticamente la producción y el consumo. A medida que entraron en vigor medidas de contención más rigurosas en Estados Unidos y la pandemia mostró signos tempranos de desaceleración en Italia y España, los dos estados más afectados de Europa, los índices recuperaron algunas de sus pérdidas. El S&P500 terminó el trimestre un 20% más bajo y el Euro Stoxx 50 cayó un 28% en el período de tres meses.

La curva de la recuperación

La cuestión es si las economías del mundo pueden recuperarse tan rápido como se han estancado. Lamentablemente, las expectativas iniciales de una contracción severa en forma de «V», seguida de una recuperación igualmente rápida, empiezan a parecer demasiado optimistas. China ha demostrado que con la aplicación cuidadosa de las medidas de salud pública adecuadas, una economía puede recuperarse, incluso en forma de «V». El índice del gerente de compras del país la semana pasada fue de 52.0, mostrando una expansión inesperada en marzo desde el récord mínimo de 35,7 de febrero. Aun así, no podemos profundizar demasiado en esto todavía. Aunque la economía de China es ciertamente menos dependiente de las exportaciones que, digamos, hace 12 años, sigue siendo altamente dependiente del consumo en el resto del mundo, donde los mercados están más o menos congelados.

Las alternativas son, por un lado, que la economía mundial corra el riesgo de experimentar una recuperación en forma de «U» si las medidas contra el coronavirus se levantan gradualmente. Eso implicaría que las empresas, los empleos y el gasto de los consumidores pueden volver a la normalidad rápidamente después de una desaceleración prolongada. Por otro lado, una perspectiva menos optimista apunta a una caída en forma de «L» en una recesión persistente si las medidas de contención tienen que mantenerse. Incluso una recuperación-descenso-recuperación en forma de ‘W’ es discutible. Si las economías se reactivan demasiado pronto podrían verse golpeadas por una segunda ola de infecciones. Por ahora, ninguna de estas formas refleja nuestra hipótesis de trabajo.

En esta etapa, creemos que la curva de recuperación más probable se parecerá más a un tick, o una forma a veces comparada con el logo de Nike; un descenso brutal seguido de un rápido rebote que luego se reduce. Por supuesto, la recuperación puede no parecerse a ninguno de estos patrones, o ser más compleja y opaca. Pero esta inmensa variedad acentúa lo difícil que es predecir la forma de la economía mundial en los próximos meses.

Nuestra atención se centra en los indicadores coincidentes. En la crisis actual, dado que los mercados tienden a ser previsores, es útil vigilar el apetito por el  riesgo en todas las clases de activos, que a menudo refleja la tensión económica antes de que sea visible en los datos macroeconómicos oficiales.

Posicionamiento de las carteras

En un período tan volátil, es evidente que la clave está en mantener una cartera diversificada y líquida. Hemos ajustado sistemáticamente nuestra exposición a la renta variable en todas las carteras para tener en cuenta la deriva del mercado que experimentan en un entorno tan volátil y hemos vendido posiciones en deuda de mercados emergentes en moneda fuerte, manteniendo por ahora el efectivo en reserva.

Hasta que la efectividad de las medidas de salud pública de los Estados Unidos sea más evidente, vemos un mercado de acciones limitado al alza desde los niveles actuales. El rebote del mercado de los últimos tiempos se puede revertir a medida que las noticias negativas sobre los datos económicos, las advertencias sobre beneficios y las rebajas de la calificación crediticia se hagan notar. Por lo tanto, hemos comprado algunas protecciones de cartera basándonos en una estrategia “put spread”.

Los mercados de divisas experimentaron cierta tensión en la financiación en dólares estadounidenses, que se ha visto aliviada por las intervenciones de la Reserva Federal. Sin embargo, hubo algunos problemas respecto a los metales preciosos, con unos márgenes de oferta y demanda que se ampliaron hasta 10 veces los niveles normales. La liquidez en el mercado de bonos continúa siendo complicada y las oportunidades de comprar buenas emisiones son limitadas.