El poder del interés compuesto en un momento histórico

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En la década de los 80, los tipos de interés rondaron el 15%. Durante los últimos 10 años, sin embargo, los tipos han estado al 1% y, en su fase final, los inversores han llegado a pagar por prestar dinero. Nosotros, siempre hemos defendido que estas fases, son momentos anómalos que no deben ser considerados dentro del análisis de la renta fija a largo plazo.

La realidad es que tenemos historia de tipos desde hace más de 200 años, y las emisiones en aquellas épocas ya rondaban el 4% de rentabilidad. Por lo tanto, podemos afirmar con seguridad que las tasas actuales son buenas inversiones a largo plazo.

El problema es que los inversores como el mercado se centran exclusivamente en el componente del precio para juzgar si, a corto plazo, la decisión de compra de un bono es buena o mala. Pero este análisis es deficiente debido a que el perfil de rendimiento de un bono no es lineal sino exponencial.

En un bono, el precio final y los cupones son fijos y conocidos pero el tercer componente que contribuye al rendimiento, la reinversión de los cupones es variable y depende del vencimiento y del nivel de reinversión durante la vida del bono.

Como ejemplos explicativos, para un bono a diez años con un cupón del 5% y suponiendo que reinvertimos a esa misma tasa inicial, el componente de reinversión supone el 13% del rendimiento total. Para un bono a veinte años, este porcentaje es casi del 50%, y para un bono a treinta años el porcentaje es de más del 70%.

El poder del interés compuesto todavía es más potente y atractivo si durante la vida del bono los tipos de interés suben, es decir el precio es inferior al precio de compra inicial, nuestro rendimiento final será superior porque el componente de reinversión aumenta.

Quiero mencionar que para este tipo de activo el producto final, el banco o la fiscalidad, son hechos cruciales para la buena implementación de dicha estrategia.

Hace un año, con los tipos en negativo, ningún analista ni gurú o visionario, predijo ni se imaginaba donde estaríamos hoy, con tasas tan altas y de forma tan rápida. Hoy podemos afirmar que ciertos activos de renta fija están ante un momento histórico de compra para aquellos inversores que como tú ahora sí entienden lo que es y cómo funciona un bono.

A nivel conceptual, siempre hemos defendido que, si compras activos de calidad a buen precio, eso siempre va a tener valor. Nos da igual lo que vaya a pasar de forma objetiva en los próximos años.

Por lo tanto, sin saber lo que va a ocurrir en los próximos meses o años, ya sabéis que mi bola de cristal a veces me falla, nuestra recomendación es simple, compra bonos y reinvierte sus cupones de forma sistemática.

Que no se te pase el arroz, ahora que todo el mundo predice que los tipos van a seguir subiendo y se van a quedar altos mucho tiempo…

Tribuna elaborada por David Levy, director general de DiverInvest

Goldman Sachs AM apuesta para 2024 por los bonos de calidad, la gestión activa y los mercados privados

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Las principales gestoras comienzan a publicar sus perspectivas e ideas de inversión para 2024. Una de las primeras en hacerlo ha sido Goldman Sachs Asset Management, quien defiende su apuesta por los bonos de calidad, la gestión activa y los mercados. “Los inversores se han adaptado a la pandemia, los crecientes riesgos geopolíticos y la inflación galopante, pero será necesario realizar ajustes en un mundo de mayor volatilidad del crecimiento, mayores costes de capital e inestabilidad geopolítica”, explican. 

Goldman Sachs Asset Management espera que varios temas clave afecten a los mercados financieros mundiales y a las estrategias de inversión en 2024. En primer lugar, en renta fija consideran que vuelven los bonos, pero advierten de que hay que centrarse en la calidad. “Dado que se prevé que los tipos sigan subiendo durante más tiempo, un planteamiento basado en la calidad puede ayudar a los inversores a identificar emisores de renta fija bien posicionados para soportar mayores costes de financiación, junto con un enfoque más estratégico del crédito privado. El rendimiento ha vuelto, pero también la dispersión, lo que subraya el valor de la gestión activa y la selección astuta”, explican. 

Según su análisis, los bonos de rendimiento negativo se han reducido desde un máximo de 18 billones de dólares a finales de 2020 hasta casi nada y considera que los inversores pueden obtener un rendimiento del 4%-6% prestando a empresas de alta calidad, el doble de la media de 2009-2019. 

Otro de los puntos en los que la gestora pone el foco es en la geopolítica. En su opinión, la pandemia de Covid-19, las guerras en Ucrania y Oriente Medio y el aumento de la ciberdelincuencia han espoleado el gasto de gobiernos y empresas de todo el mundo.

“Con el 92% de los semiconductores de vanguardia fabricados en Taiwán, los gobiernos y las empresas globales han comprometido un capital significativo para deslocalizar y deslocalizar cadenas de suministro críticas. Estas inversiones se acelerarán en 2024 a medida que se liberen los fondos de estímulo en EE.UU., Europa y Japón. Debería haber oportunidades de inversión atractivas en semiconductores, equipos de semicapital, automatización industrial y empresas de equipos industriales”, afirma Ashish Shah, Global Chief Investment Officer of Public Investing de Goldman Sachs Asset Management

Para Shah, las amenazas a la seguridad nacional crecen en magnitud y complejidad, lo que impulsa una mayor necesidad de las últimas tecnologías de defensa. “Las empresas posicionadas para beneficiarse del aumento del gasto en vigilancia y disuasión de alta tecnología por parte de EE.UU. y otros países de la OTAN deberían obtener buenos resultados», añade. 

Las tecnologías disruptivas, como la inteligencia artificial, el software, la sanidad o la biotecnología, son el tercero de los temas que consideran que afectará a los mercados el próximo año. “Cuando es menos probable que la beta genere rendimientos, la generación de alfa se vuelve aún más crítica. Esto hace que la habilidad para encontrar a los probables ganadores del mañana sea crucial. Los inversores que buscan complementar la exposición a empresas tecnológicas estadounidenses de gran capitalización con asignaciones a nombres tecnológicos seleccionados de pequeña, mediana y gran capitalización pueden encontrar ganadores seculares infravalorados por el mercado en general”, señalan desde la gestora.

Por último, siguiendo lo visto este año, la sostenibilidad será un tema determinante. En este sentido, la gestora considera que las oportunidades están aumentando en los mercados públicos y privados y que muchos inversores se han dado cuenta de que los rendimientos potenciales de las inversiones sostenibles no sólo son atractivos y significativos, sino también cada vez más competitivos. 

Según su visión, los fondos de transición y de “mejora” están proporcionando incentivos financieros y de capital para que los líderes de la industria con altas emisiones de carbono intensifiquen sus esfuerzos de descarbonización. Por ejemplo, apunta que las empresas de tecnologías limpias son atractivas, sobre todo teniendo en cuenta la caída de las valoraciones este año. “Se prevé que para 2030 la demanda de baterías de iones de litio alcance los 4,7 teravatios-hora (o 300 gigafábricas) a nivel mundial, para apuntalar el crecimiento de la electricidad renovable y los vehículos eléctricos”, señalan. 

Además, recuerdan que descarbonizar el 75% de la economía mundial, las estimaciones sugieren que costará 3,1 billones de dólares al año. “Los bonos verdes, que han pasado de ser un nicho a convertirse en algo común, serán una importante fuente de capital: desde su emisión inaugural en 2007, se han expandido hasta convertirse en un mercado global de 2 billones de dólares”, añaden. 

Otra oportunidad de inversión para el próximo año serán los mercados privados, que ofrecen una cobertura contra la inflación, mayores rendimientos y diversificación. “Los inversores del mercado privado mantienen el rumbo. Algunas empresas deben transformarse significativamente para posicionarse ante las nuevas realidades del mercado y las megatendencias seculares. Muchos prefieren el capital privado al público para llevar a cabo esta transformación de forma privada, lejos de los ciclos de ganancias trimestrales”, argumenta la gestora. 

Hoy en día, con más de 10 billones de dólares invertidos en capital privado, bienes raíces, infraestructura y activos crediticios, el mercado secundario es cada vez más utilizado tanto por socios comanditarios (LP) como por socios generales (GP) que necesitan liquidez o soluciones de capital en sus negocios. inversiones. 

Construcción de carteras

De cara a 2024, la gestora propone pensar de forma diferente de cara a construir las carteras, mantenerse activo, diversificar, gestionar el riesgo. A estas alturas del ciclo de mercado, consideran que un enfoque integrado para la construcción de carteras puede beneficiarse de las diferencias en la composición y características de los mercados de capitales públicos y privados

“El crecimiento global está empezando a divergir. Los inversores deberían buscar posibles desencadenantes para volver a correr riesgos, como cambios en la narrativa de la Reserva Federal, que insinúan el primer recorte de tipos. Esto puede ocurrir cuando la actividad económica, los mercados laborales o la inflación se debilitan. Cualquier evidencia de crecimiento negativo a nivel global podría dar lugar a extrapolaciones en el mercado de resultados negativos más amplios. Las reacciones exageradas sobre el sentimiento y una Reserva Federal acomodaticia a mediados de 2024 podrían ser señales para volver a comprometerse con las asignaciones de riesgo a largo plazo”, concluyen.

Mercados emergentes: un fin de año dominado por el crecimiento, la inflación y China

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En opinión de Stephen Li Jen, CEO de Eurizon SLJ, el inicio del último trimestre de 2023 fue un tanto abrupto para los mercados emergentes en divisa local, siguiendo la tónica volátil instaurada tras la escalada de las tensiones internacionales y sus posibles implicaciones. No obstante, incluso en este contexto, apunta que han tenido una excelente capacidad de resiliencia de la que dispone este tipo de activo y que nos permite mantener nuestro optimismo.

Con la inflación en máximos y el giro en las políticas de los bancos centrales, es probable que el capital mundial vuelva a dirigirse hacia los mercados emergentes. El endurecimiento preventivo de los bancos centrales, muy por delante de los mercados desarrollados contemporáneos, ha dado lugar a niveles significativos de carry en la clase de activos”, afirma Li Jen. 

De cara a lo que pueda suceder en los próximos meses, incluyendo ya inicios de 2024, desde Eurizon AM se muestran constructivos en lo que respecta a los bonos de los mercados emergentes. En esta línea, la gestora destaca tres temas estructurales que probablemente dominen: el crecimiento, la inflación y China. 

Sobre el primero de ellos, el crecimiento, Li Jen señala que la perspectiva de una profunda recesión mundial es improbable. “Estructuralmente, prevemos una expansión económica plurianual impulsada por la tecnología y la rivalidad, liderada por EE.UU. y China. La ralentización del ciclo económico mundial seguirá siendo benigna, apoyada por un consumo aún resistente en EE.UU. y el giro político en China. La ralentización de los mercados emergentes, impulsada por el endurecimiento de las políticas, se verá probablemente atenuada por este contexto macroeconómico mundial estable, así como por el probable cambio de rumbo de las políticas monetarias locales”, argumenta.

A la hora de hablar sobre la inflación, destaca que los factores deflacionistas de varias décadas, como la demografía y la tecnología, permanecen intactos y es probable que reafirmen la presión a la baja sobre los precios. En consecuencia, apunta que los responsables políticos, principalmente en los mercados emergentes, están poniendo fin a sus ciclos de endurecimiento. “El cambio de rumbo de la Fed también está cerca; las señales pesimistas de los bancos centrales de los mercados emergentes son un indicativo de lo que está por venir para el FOMC”, afirma en este sentido. 

Por último, sobre China reconoce que el tema de la moderación del crecimiento en el gigante asiático ha sido un lastre importante para muchas economías de mercados emergentes en los últimos años. “La reapertura de la economía china es un hecho positivo. Hasta ahora, la estrechez de su recuperación ha sido una decepción; se necesita más de los responsables políticos de Pekín para rejuvenecer el sector inmobiliario y, por extensión, la confianza de los hogares y el consumo. Somos optimistas en cuanto a la adopción de medidas políticas significativas. Dicho esto, no todo son malas noticias en China”, concluye.

Visión macro: ¿Aterrizaje forzoso a la vista?

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Crédito: Lars Nissen (Pixabay)

«Las condiciones en los mercados financieros están endureciéndose y van a hacer parte del trabajo por nosotros», afirmó el gobernador de la Reserva Federal Christopher Waller, en lo que constituye una señal de que la marea está empezando a cambiar en el discurso de la Fed sobre la trayectoria futura de la política de tipos de interés.

Aunque las actas de una reunión reciente del FOMC siguen hablando de «proseguir» con la política actual, el comité insistió dos veces en que deben hacerlo «cuidadosamente». Nosotros diríamos que deberían haber sido más cuidadosos antes.

Los bancos centrales, que se guían por sus grandes indicadores referidos a la gestión de la inflación y el desempleo, ven cómo sus medidas están dictadas por dos de los índices más retrospectivos que existen, lo que equivale a conducir un coche mirando por el retrovisor. Sin embargo, si nos fijamos en los últimos indicadores adelantados para tener una idea de lo que se avecina, vemos que varios factores apuntan a la recesión.

Así, nuestra tesis macroeconómica incluye: 1) Un aterrizaje forzoso en la economía estadounidense, debido a la contracción monetaria y al endurecimiento de la concesión de créditos; 2) fuerzas recesivas alimentadas por el agotamiento del ahorro de los hogares y el exceso de capacidad en el mercado laboral y 3) fin del ciclo de endurecimiento a medida que el cambio de tendencia del crecimiento y los salarios va dando a los bancos centrales margen para actuar.

La política monetaria actúa con «retardos largos y variables» y, aunque las cifras de PIB y los datos del mercado laboral (p. ej., el desempleo) han sido bastante buenos hasta ahora, están empezando a aparecer grietas, ya que el sector manufacturero sigue de capa caída y los PMI de servicios están empezando a seguir sus pasos.

El gasto de consumo ha sido un factor de apoyo clave durante los últimos trimestres a medida que se ha ido reabsorbiendo el excedente de ahorro en la economía, pero los colchones de ahorro ya están agotados en la gran mayoría de los hogares. En un entorno así, cuesta creer que el dinamismo del consumo pueda seguir contribuyendo a un crecimiento sólido, especialmente con la reactivación de las cuotas de los préstamos estudiantiles en el cuarto trimestre.

Fuente: Bancos de la Reserva Federal, cálculos de Bloomberg, a septiembre de 2023. Nota: Marzo de 2020 = 100.

Aunque el mercado laboral mantiene su aparente fortaleza, hemos comenzado a observar algunos cambios de tendencia. La tasa de desempleo sigue tendiendo al alza y superó con un 3,8% el dato de consenso en septiembre. Del mismo modo, la caída de la tasa de bajas voluntarias y el aumento de las pérdidas de puestos indefinidos indican cierta relajación del mercado laboral, mientras que las tendencias del empleo temporal y las horas extraordinarias sugieren que se avecina un aumento del exceso de capacidad.

Además, parece que muchos actores del mercado han dejado de fijarse en el estado del sistema bancario estadounidense. Como muestra el gráfico más adelante, sigue existiendo una gran brecha entre el coste de los depósitos de los bancos comerciales y las rentabilidades ofrecidas por los instrumentos monetarios simples, lo que tiene como consecuencias muy probables la incertidumbre sobre los depósitos o la menor rentabilidad empresarial. Las tendencias recientes en los activos de los bancos y los préstamos a empresas e industrias, que ahora están contrayéndose, muestran claramente las consecuencias que está teniendo el endurecimiento de la concesión de créditos. Eso debería ser otro obstáculo para el conjunto de la economía y el mercado laboral a partir de ahora.

Fuente: Bloomberg, a 30.09.23.

En un plano más positivo, vemos progresos claros en el camino hacia la desinflación en muchas grandes economías; así, las tendencias de las cadenas de suministro y los mercados de materias primas muestran que los precios van a seguir desinflándose. Estamos muy atentos a las últimas tendencias en los mercados de la energía y, especialmente, los precios del crudo, sobre todo a la vista de la inestabilidad actual en Oriente Próximo. El efecto combinado de un dólar más fuerte y un aumento de los precios de los combustibles en un momento de reducción del excedente de ahorro y cuando se retoman las cuotas de los préstamos estudiantiles nos parece un cóctel perjudicial para el consumidor estadounidense. Merece la pena señalar que un aumento de los precios del petróleo en estos momentos no hará sino desviar gasto de otras áreas de la economía.

En un entorno así, pensamos que los próximos 6-12 meses deberían cargar a los bancos centrales del mundo de razones (o tal vez de necesidad) para ser menos restrictivos. Los bancos centrales de los mercados desarrollados todavía parecen bastante dependientes de los datos, pero en los mercados emergentes ya estamos viendo algunos recortes de tipos. Brasil y Chile ya han iniciado su ciclo de recortes de tipos, al igual que Hungría. Son los mismos bancos centrales que primero subieron los tipos hace dos años y, por tanto, podrían ser un buen indicador adelantado para los mercados desarrollados.

Por último, China es el elefante en la habitación. Aunque los datos de agosto mostraron cierta mejoría, lo cierto es que siguen siendo flojos. No creemos que las medidas de estímulo actuales aprobadas por el gobierno vayan a ser suficientes para resolver los desequilibrios estructurales que alberga el mercado de la vivienda, donde entre el 20 y el 30% del PIB procede de la construcción. El mercado inmobiliario chino es la clase de activos más grande del mundo. Las medidas fragmentarias anunciadas hasta ahora tienen pocas probabilidades de tener un efecto duradero.

Una oportunidad de inversión tentadora

Los actores del mercado tal vez harían bien en recordar que los cambios en la política monetaria pueden tardar en manifestarse. Sin embargo, la historia sugiere que el impacto, cuando se siente, puede ser acusado y rápido.

Si la inflación gira a la baja, el crecimiento renquea y el desempleo empeora, entonces nos encontramos en un entorno en el que la política monetaria restrictiva que mantiene la Fed pasará rápidamente a ser insostenible y se producirán recortes de tipos. En nuestra opinión, eso sienta las bases de un panorama de inversión extremadamente prometedor para la renta fija.

Abordamos nuestra visión macroeconómica con un alto grado de convicción, pero obviamente sabemos que nada está garantizado y que existen factores que podrían desviar al mundo de esta trayectoria. El mundo es un lugar impredecible y volátil, como tenemos ocasión de comprobar sobradamente todos los días. Sin embargo, y con independencia de lo que depare el futuro a los mercados de bonos, la gran diversidad que existe en las clases de activos de renta fija nos hace tener la confianza de que una cartera internacional y dinámica debería contar con las herramientas necesarias para afrontar el reto. A nuestro entender, la oportunidad de inversión en renta fija es muy tentadora.

 

 

Tribuna de Ariel Bezalel y Harry Richards, gestores de la estrategia Dynamic Bond de Jupiter AM.

Nuevos comienzos: replantear las asignaciones de las carteras en Asia

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En un momento en el que los inversores están abordando las posiciones de sus carteras internacionales con nuevos ojos a la vista de los importantes cambios macroeconómicos y geopolíticos acontecidos este año, el conjunto de Asia ofrece un valioso potencial de diversificación y crecimiento, incluso teniendo en cuenta las dificultades actuales de China; así, se prevé que la región aporte alrededor del 70% del crecimiento mundial en 2023.

En primer lugar, pensamos que es necesario poner China en perspectiva. A pesar del ajuste de las expectativas del mercado sobre el crecimiento del PIB y las políticas de estímulo en China, los convincentes argumentos de inversión en ese país siguen alimentándose de los siguientes factores: primero, el amplio margen de que disponen las autoridades para ampliar unos estímulos muy concretos, a pesar de que el ritmo y la magnitud de estas medidas de apoyo parece desigual; segundo, unos fundamentales que, desde una óptica selectiva, son más sólidos que los indicadores macroeconómicos generales, sumado a unas valoraciones atractivas; y en tercer lugar, la importante capacidad de innovación y el músculo industrial existente en muchos mercados, por ejemplo, una cuota de entre el 60% y el 90% del mercado mundial de componentes para baterías de vehículos eléctricos.

Aunque la geopolítica no puede obviarse, creemos que la dependencia comercial entre China y EE.UU. seguirá arrastrando a las dos partes a la mesa de negociación e impondrá una retórica de “reducción del riesgo” en lugar de “desvinculación”.

Sin embargo, Asia no es China y el conjunto del continente ofrece diversidad, amplitud y fundamentales macroeconómicos atractivos desde una óptica relativa, como ha quedado demostrado en 2023. Observamos que Taiwán y Corea del Sur, no tanto China, han estado a la vanguardia del empuje tecnológico de Asia. Por otra parte, se han establecido paralelismos entre el PIB actual de la India y el punto en que se encontraba China en 2006. Además, el sureste asiático sigue cosechando los frutos de la reconfiguración de las cadenas de suministro mediante la estrategia “China + 1”, por ejemplo Indonesia (cadena de suministro mundial de coches eléctricos), y también Tailandia, Malasia, Filipinas y Vietnam (fabricación de dispositivos electrónicos).

En un plano más general, si las políticas de estímulo de China reactivan el gasto de sus ciudadanos en el extranjero (en particular, el ocio y el turismo), muchos países de Asia van a beneficiarse, a lo que se sumarían los esfuerzos independientes para impulsar el comercio dentro de la región.

Para nosotros, la clave está en un enfoque basado en los fundamentales y presencia sobre el terreno. A grandes rasgos, los fundamentales de Asia están resistiendo desde una óptica relativa. Los indicadores crediticios de las empresas emisoras siguen siendo, en general, sólidos, y las valoraciones de las acciones están en niveles atractivos frente a los mercados desarrollados. En cuanto a la sostenibilidad, Asia encierra potencial de crecimiento estructural en diversas temáticas, como el acceso a la salud, la transición energética y la inclusión financiera.

En la práctica, apreciamos una importante cantidad de matices y dispersión entre los mercados nacionales y en el conjunto de Asia. Por lo tanto, los factores que determinan el éxito a la hora de invertir en la región son:

  • Un análisis en profundidad de los fundamentales, poniendo claramente el foco en la valoración, de tal modo que se llegue hasta el fondo de las noticias para entender los factores microeconómicos que determinan la evolución de cada valor; y
  • Paciencia, una importante presencia física y relaciones amplias en los mercados locales y con las partes interesadas.

En definitiva, si no se invierte en Asia o se mantiene una infraponderación importante en esta región, se corre el riesgo de perder una diversificación y unas oportunidades muy valiosas y matizadas en un momento en el que la diversificación y el crecimiento están muy cotizados.

 

 

Tribuna de opinión de Catherine Yeung y Vanessa Chan, directoras de inversión para Asia de Fidelity International. 

 

«Las mujeres tenemos una forma distinta de procesar la información e implementarla en el proceso de inversión»

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La industria financiera avanza hacia una mayor diversidad. Arancha Cano, partner y portfolio manager en Wellington Management, repasa los retos que quedan por delante y su modelo de gestión, y analiza la situación macro en la que nos encontramos.

Cuéntanos sobre tu papel destacado en 100 Women in Finance y la importancia de la diversidad de género en la industria financiera. ¿Cómo has visto evolucionar esta cuestión a lo largo de tu carrera?

100 Women in Finance es una institución que se creó para fomentar la colaboración y el progreso de las mujeres en el mundo financiero. La idea surgió en 2001, cuando un grupo de mujeres en puestos de gestión de hedge funds se puso por objetivo reunir a 100 mujeres profesionales de la inversión para fortalecer su relación y mejorar la comunicación dentro del sector de las inversiones alternativas. De hecho, se lanzó como 100 Women in Hedge Funds y era un grupo muy reducido por aquel entonces. Afortunadamente se ha ido ampliando a otros ámbitos del mundo financiero y a distintos países. Es una institución muy enfocada en promover el progreso de las mujeres en el sector y animarnos a optimizar nuestras redes de contactos.

 Tu estilo de inversión implica un alto grado de interacción con bancos centrales y la alta dirección de compañías financieras a nivel global. ¿Cómo has desarrollado y mantenido estas relaciones a lo largo de tu carrera?

Ser vintage ayuda. Es verdad que llevo muchos años analizando compañías financieras, pues han sido la base de mi estrategia de inversión. Muchas de estas relaciones son de larga duración y se basan en la confianza mutua con los equipos directivos de las compañías. Siempre intento ser muy honesta con lo que pienso de la estrategia y del valor en sí. Busco dar mi opinión sobre las razones por las cuales el valor no tiene una buena rentabilidad, y a veces es un mensaje complicado porque requiere cambios estratégicos. A veces es problema del sector y otras del mercado. Pero siendo honesta, esta es la forma como más se aprende. Con los bancos centrales es un poco similar. Mi función es ayudar a entender la reacción de los mercados ante distintas situaciones complejas. En numerosas ocasiones los cambios regulatorios o decisiones en política monetaria crean lo que llamamos en inglés ‘unintended consequences’. Intento prever o ilustrar esas consecuencias no intencionadas, para evitar riesgos innecesarios. Al final, es un tema de confianza mutua, donde ambas partes intentamos ayudar.

Wellington Management es una firma de inversión de renombre mundial. ¿Cómo ha influido tu experiencia en la gestión de carteras en la evolución de la firma y su posición en la industria?

Wellington es una de las mayores gestoras del mundo, con activos bajo gestión de más de 1,1 billones de dólares (trillones americanos) a 31 de marzo de 2023. Gestionamos mandatos muy distintos para clientes institucionales, como fondos de pensiones, aseguradoras o fondos soberanos. Pero también creamos productos para el segmento wealth y de distribución. Es una empresa maravillosa con un enfoque distintivo a la hora de fomentar la diversidad, no solo de género y raza, sino también de pensamiento. Me incorporé a la compañía para apoyar el crecimiento de las estrategias de absolute return. Tenemos un equipo fantástico donde existe mucha colaboración e intercambio de ideas, lo que hace mucho más fácil anticipar y analizar las consecuencias de los cambios macroeconómicos. Wellington tiene una cultura muy arraigada de compartir ideas y debatir. Eso nos hace especiales.

En tu experiencia en macroeconomía, ¿cómo ves el panorama macroeconómico actual y cuáles son tus perspectivas para el año 2024?

Estamos en un momento muy importante de inflexión del ciclo económico en distintas áreas geográficas. EE. UU. ha demostrado un mayor crecimiento y durabilidad en materia económica de lo que hubiese implicado una subida tan agresiva de tipos. Sin embargo, estamos empezando a ver el impacto de menores niveles de exceso de ahorro y tipos más altos. La FED podría estar cerca del final de la subida de tipos (uno más antes del cierre del año) pero las bajadas dependerán de la inflación controlada y los datos de empleo. El problema es que los rendimientos del resto de la curva han empezado a subir en los últimos meses por el impacto de una mayor ‘term premium’. Esto es el retorno adicional que los inversores necesitan para compensar todos los efectos negativos como financiación de un muy elevado déficit público, menor demanda de bonos a largo plazo por la contracción cuantitativa y otros factores. Cuanto más alto es el rendimiento, mayor es la volatilidad y menores las valoraciones de los activos de riesgo como las acciones, los bonos e incluso el private equity. En Europa, continúa la desaceleración económica. Esto se debe en gran parte al impacto de un menor crecimiento de China, a una menor ayuda de las políticas fiscales post COVID y al efecto producido por la subida más rápida de tipos del BCE. El resto del mundo está dividido entre economías emergentes que se mantienen fuertes (India/México) y economías como China, que empiezan a tocar fondo pero que tienen unos problemas estructurales muy importantes aún por resolver. Japón es quizás el país más interesante porque por primera vez están viendo subidas de salarios e inflación con efectos positivos para la economía. El impacto de un posible cambio de su política monetaria (final de la política monetaria de tipos de interés cero y control de la curva de rendimiento) puede ser muy importante en los mercados globales porque han exportado capital muy barato al resto del mundo.

¿Puedes compartir algún ejemplo de cómo tus opiniones y análisis macroeconómicos han influido en tus decisiones de inversión o en la gestión de tu cartera?

Yo invierto en acciones a nivel global, pero con una visión muy macro. Es decir, analizamos los distintos escenarios macroeconómicos y asignamos probabilidades. En función de los datos económicos que van apareciendo, aumentamos la convicción de un escenario u otro. Esto nos lleva a construir una cartera que se asemeje a los sectores y compañías que se benefician (long side) y se perjudican (short side) de este nuevo escenario económico. Tras haber analizado e invertido en compañías financieras durante tantos años, es fácil leer lo que pasa en la economía por los datos que vemos en estas compañías. Es lo que llamamos en inglés el plumbing (fontanería) de la economía, porque los sectores financieros amplían los efectos de los otros sectores por la transmisión de políticas monetarias. Los instrumentos en los que invertimos son: acciones, índices, ETFs y cestas de activos, que contemplan acciones relacionadas con una idea temática (electrificación, beneficiarios de la inflación).

Has trabajado en diferentes firmas de inversión a lo largo de tu carrera. ¿Cuáles son los principios o valores fundamentales que has llevado contigo y que han contribuido a tu éxito?

He trabajado en varias instituciones financieras, desde entidades cotizadas como UBS y que responden a los principios de distintos stakeholders (accionistas, reguladores y acreedores) hasta compañías privadas como Moore Capital, BAM y ahora Wellington. Creo que la industria ha ganado claramente en diversidad e inclusión, algo a lo que yo doy mucha importancia. Ha ganado en entender mejor las necesidades de los clientes (adecuar el producto a las demandas de retornos) y en el trato con los empleados. A cambio de esto, la complejidad a la hora manejar estos negocios es muy superior (compliance, sistemas), lo que ha dejado fuera a gran parte de la creatividad que teníamos hace 25 años. Las exigencias de los clientes y reguladores son más complejas y eso favorece a las empresas más grandes (públicas y privadas) que tienen el capital para invertir en sistemas y talento. En el caso particular de Wellington, es importante destacar que la dinámica de intercambio de opiniones y conversaciones que surgen en torno a las posibilidades que nos presenta el mercado para tomar las mejores decisiones de inversión arroja muy buenos resultados.

¿Cómo ves el papel de las mujeres en la gestión de activos y la toma de decisiones financieras? ¿Qué consejos o perspectivas compartirías con mujeres que buscan carreras exitosas en este campo?

Creo que las compañías se han dado cuenta de que la diversidad de pensamiento es tan importante como en raza, religión u orientación sexual. Las mujeres tenemos una forma distinta de procesar la información e implementarla en el proceso. Está demostrado que fondos con diversidad de gestores en general tienden a generar retornos superiores en el largo plazo. Lo que es importante es ayudar a crear una nueva generación de gestoras que puedan continuar la labor de las que estamos ahora en el mercado. En Wellington prestamos mucha atención a enseñar a estas nuevas generaciones y fomentar esta diversidad de opinión, para garantizar que en el futuro haya más mujeres que gestionen activos. Organizaciones como 100 WF tienen como fin fomentar este proceso.

Wellington Management tiene una presencia global. ¿Cómo ha influenciado tu experiencia trabajar en la oficina de Londres en términos de perspectiva y enfoque en comparación con otras regiones?

Londres es probablemente la segunda oficina más grande después de Boston. Tenemos una gran representación de inversores y empleados de todas las partes del mundo. Quizás es una de nuestras mejores oficinas precisamente porque se discuten ideas generadas en Asia, Europa y Estados Unidos. En un poco una Torre de Babel y celebramos todas las culturas.

Finalmente, ¿cuál es tu visión para el futuro de la gestión de carteras y la inversión en el sector financiero, y qué lecciones clave has aprendido a lo largo de tu carrera que puedas compartir con otros profesionales en la industria.

La industria de los fondos de gestión ha evolucionado mucho. Cada vez más, pensamos en los clientes de forma holística y cómo solucionar sus necesidades de retornos, más que vender fondos específicos. Eso significa que hay que tener sistemas más sofisticados para alcanzar la solución óptima. Con un ciclo muy diferente de tipos, inflación y riesgo geopolíticos, dar retornos óptimos compitiendo con cash como activo libre de riesgo es más complicado, más aún teniendo en cuenta una volatilidad elevada que permanecerá con nosotros por mucho más tiempo.

Activos alternativos para diversificar los portafolios de inversión

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En un contexto de alta inflación y volatilidad en los mercados, cada vez más personas buscan soluciones que les permitan diversificar sus portafolios y maximizar la relación riesgo-retorno de sus inversiones. En este sentido, los activos alternativos surgen como una buena oportunidad para incorporar a las carteras.

Los activos alternativos son instrumentos de inversión como deuda privada, capital privado, infraestructura y bienes raíces, con características de plazos y liquidez muy distintos a los activos tradicionales (renta fija (bonos) y renta variable (acciones)), e históricamente han demostrado ser más resilientes en escenarios de incertidumbre. De hecho, la adición de activos alternativos a las carteras de inversión, suele generar mayor eficiencia en las mismas, es decir, aumentan rentabilidad y bajan volatilidad.

Un ejemplo de esto último es que, según el NCREIF Property Index, desde 1978, solo se han identificado cinco años con retornos negativos en el mercado de bienes raíces, los que han coincidido con crisis inmobiliarias.

Por otro lado, si bien históricamente las inversiones alternativas tenían barreras de entrada de difícil acceso para el mundo retail, en los últimos años se han comenzado a crear vehículos que sortean estas dificultades y acercan este tipo de inversiones al mundo Wealth. Se espera que al 2025, los activos alternativos alcancen los USD 17 trillones en activos bajo administración.

Así, a medida que los inversores buscan diversificar sus portafolios y gestionar los riesgos de mejor forma, los activos alternativos ofrecen rendimientos consistentes en un entorno económico como el actual.

Nuestro rol desde SURA Investments seguirá enfocado en estar cerca de los clientes, brindando una asesoría integral y soluciones innovadoras para los tiempos que vivimos.

Tribuna de opinión escrita por Matías Hofman, Senior Associate en SURA Investments.

Pictet Asset Management: los riesgos geopolíticos ensombrecen las perspectivas de la renta variable

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Foto cedidaLuca Paolini, estratega jefe de Pictet AM

Justo cuando los mercados habían empezado a asimilar la guerra entre Ucrania y Rusia con cierta normalidad, los terribles acontecimientos ocurridos recientemente en Oriente Próximo recuerdan a los inversores lo rápido que pueden estallar las crisis geopolíticas. El conflicto de Gaza llega en un momento en que las economías parecen vulnerables.

En nuestra opinión, Estados Unidos se encuentra en la antesala de una desaceleración considerable a medida que las subidas de tasas de la Reserva Federal del año pasado vayan repercutiendo en el consumo. Además, aunque la economía china parece haber tocado fondo, la confianza allí sigue deprimida. Por lo demás, el resurgimiento de Europa está tardando en llegar. Por consiguiente, nos mantenemos neutrales en renta variable. Las valoraciones de las acciones podrían resultar más aceptables tras el reciente retroceso del mercado y los beneficios empresariales parecen resistentes por ahora, pero la atonía del crecimiento económico indica que no existen razones de peso para comprar.

Reforzamos nuestra postura defensiva con nuestra sobreponderación en renta fija.

Los mercados de renta fija han sufrido importantes turbulencias este año y la perspectiva de un repunte de la oferta de deuda pública preocupa cada vez más, habida cuenta de los considerables déficits del sector público, sobre todo en EE.UU. Sin embargo, dado que los bonos llevan muchos años ofreciendo los rendimientos más atractivos, alcanzaron el 5% en los “US Treasuries” a 10 años, mientras que los rendimientos reales se sitúan en máximos de varias décadas, y que es probable que se produzca una desaceleración tanto del crecimiento como de la inflación, seguimos manteniéndonos sobreponderados en renta fija.

Fig. 1. Modelo de asignación mensual de activos
Noviembre de 2023

Fuente: Pictet Asset Management

Nuestros indicadores del ciclo económico muestran que, mientras las economías emergentes se mantienen resistentes, los mercados desarrollados se están ralentizando. Dentro de los mercados desarrollados, la zona euro tiene mejores perspectivas que EE.UU., aunque ambos crecen por debajo de su potencial. A corto plazo, el enquistamiento de la inflación sigue siendo preocupante, sumado al repunte de las presiones sobre los precios oficiales. Además, si el conflicto entre Hamás e Israel se extendiera a regiones circundantes, se produciría una reacción de los precios del petróleo. Pero creemos que, en general, prevalecen las fuerzas deflacionistas, impulsadas por la contención del crecimiento y la relajación de las presiones sobre las cadenas de suministro.

Esperamos que la economía estadounidense se ralentice hasta situarse muy por debajo de su potencial y del actual ritmo de expansión del 1,9% de este año. Esto obedece principalmente a que prevemos una moderación del consumo a medida que los hogares estadounidenses vayan reduciendo el superávit de ahorro que acumularon durante la pandemia de COVID-19. La zona euro también se encuentra en una situación de debilidad, especialmente los países dependientes del sector manufacturero. Pero eso debería mejorar con la lenta recuperación de China.

Japón sigue siendo el único país del mundo desarrollado que destaca de forma positiva: consideramos que es la única gran economía desarrollada que crecerá por encima de su potencial en 2024. El gasto por consumo es fuerte, mientras que las reformas del gobierno corporativo en el sector empresarial están contribuyendo a atraer capital extranjero.

Las condiciones de liquidez siguen siendo dispares en las distintas partes del mundo: en EE.UU. y Europa, endureciéndose, y en Japón, experimentando lo contrario (de momento); China sigue ofreciendo un estímulo moderado.

En los Estados Unidos, la subida de las tasas reales está siendo un lastre para la concesión de préstamos. Otro factor que frena el flujo de crédito es la aceleración del ritmo del endurecimiento cuantitativo por parte de la Fed y el aumento de la emisión de valores del Gobierno estadounidense para sufragar el importante déficit presupuestario del país. Es probable que la emisión neta de bonos estadounidenses alcance los 300.000-500.000 millones de USD trimestrales durante el trimestre actual y los trimestres venideros, frente a los menos de 200.000 millones de USD del trimestre anterior. Los costes del servicio de la deuda incrementarán aún más la presión alcista.

Por otra parte, el hecho de que China esté rozando la deflación podría inducir a las autoridades chinas a adoptar una postura monetaria más agresiva. Mientras tanto, en Japón, se observan indicios de un inminente endurecimiento de la política monetaria, aunque el momento en que se producirá sigue siendo una incógnita.

Fig. 2 – No tan magníficos
Rentabilidad de la renta variable de EE.UU. excl. los 7 títulos más importantes frente a la de la renta fija total de EE.UU.

7 más importantes por capitalización bursátil actual: APPL, MSFT, AMZN, GOOG, NVDA, META, TSLA.
Fuente: Refinitiv, MSCI, IBES, Pictet Asset Management. Datos del período comprendido entre el 31/12/2021 y el 25/10/2023.

Nuestros indicadores de valoración favorecen claramente a la renta fija frente a la renta variable debido, entre otras razones, al reciente aumento de los rendimientos. Los múltiplos precio-beneficio (PER) de la renta variable estadounidense se mantienen por encima de la estimación de nuestro modelo. El ratio precio-beneficio (PER) a 12 meses del mercado es un 12% superior a nuestra previsión de valor razonable secular de 16 veces. Los “7 magníficos”, los títulos tecnológicos que habían estado dominando la rentabilidad del mercado de renta variable, se debilitaron un poco, pero siguen teniendo un abundante PER a 12 meses vista de 28 veces, lo que representa una prima del 80% respecto al resto del mercado.  No obstante, el resto del mercado ha seguido la evolución de los rendimientos de los bonos (véase la fig. 2).

En comparación con la renta fija, la renta variable en EE.UU. está muy cara. Por primera vez desde 2001, el rendimiento por beneficios a 12 meses de las acciones se sitúa por debajo del tipo de los “Fed funds” y la diferencia entre el rendimiento por beneficios y el rendimiento real de los bonos es inferior al 2%. Esto solo ha ocurrido cuatro veces en los últimos cincuenta años.

Nuestros indicadores técnicos muestran una tendencia de la renta variable al debilitamiento, encabezada por el menor ritmo de crecimiento en Japón y el deterioro en la zona euro. Sin embargo, la estacionalidad sigue siendo favorable para el mercado durante el mes que viene. La tendencia de los bonos también se ha deteriorado. La confianza continúa siendo débil, lo que apunta a una situación de sobreventa en la renta variable de China y de la zona euro. En el ámbito de la renta fija, el crédito “high yield” y los bonos emergentes en divisas fuertes también parecen sobrevendidos.

Tribuna de opinión de Luca Paolini, estratega jefe de Pictet Asset Management.

Descubra las perspectivas macroeconómicas y de asignación de activos de Pictet Asset Management (sólo disponible en inglés).

Se avizora una contienda Biden vs Trump para las elecciones de EE.UU. en 2024: ¿beneficio para los inversores?

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Es probable que los estadounidenses tengan que volver a decidir entre Joe Biden y Donald Trump el año que viene si es que ganan las internas de sus partidos. En caso de que eso suceda, nuevamente las agendas serán muy distintas entonces la discusión estará en las posibilidades de que conseguir mayorías en el Congreso lo que podría generar un beneficio a los inversores.

El actual presidente, Joe Biden, aspira a un segundo mandato y, sin apenas oposición, se perfila como vencedor de la papeleta demócrata, dice un informe de George Brown, economista de Schroders.

Por otro lado, Brown agrega que Donald Trump, se enfrenta a una gran competencia en las primarias republicanas. Pero ha establecido una ventaja de casi 45 puntos sobre su más cercano perseguidor, el gobernador de Florida Ron DeSantis. Así que, aunque nada está garantizado en política, un segundo combate entre Biden y Trump parece casi seguro.

“Independientemente de quién triunfe finalmente, la victoria no significará gran cosa si no logran hacerse con el control del poder legislativo. Los 435 escaños de la Cámara de Representantes se someten a reelección y 34 de los 100 escaños del Senado estarán en disputa. En la actualidad, cada partido controla una cámara por escaso margen. Esto ha dificultado los esfuerzos legislativos de Biden desde principios de año, entre otras cosas porque una minoría de legisladores republicanos ultraconservadores ha podido obstruir el liderazgo de su propio partido”, asegura el experto de la gestora.

Pero suponiendo que Biden o Trump consigan llevarse el Congreso junto con la presidencia, ¿cuáles podrían ser las implicaciones para los mercados?

Biden tiene muchas razones para ser optimista sobre sus posibilidades de reelección, asegura Brown.

“Además de la ventaja que supone su cargo, está supervisando una economía fuerte, un mercado laboral tenso y una inflación en franca desaceleración. Y el reciente conflicto en Israel también podría proporcionarle cierto apoyo, ya que el aumento de las tensiones geopolíticas ha provocado históricamente un efecto de ‘concentración en torno a la bandera’”, explica el experto.

Sin embargo, a pesar de estos factores favorables, el mandatario sigue teniendo bajos índices de aprobación. Su popularidad no sólo está cerca del nivel más bajo de su presidencia hasta ahora, sino que también está por debajo de la de muchos de sus predecesores en esta fase de su primer mandato.

En parte, su impopularidad se debe a que la inmigración ha ido subiendo puestos en la lista de preocupaciones de los votantes. Los cruces de la frontera entre Estados Unidos y México alcanzaron nuevos máximos en septiembre debido al gran aumento de inmigrantes indocumentados procedentes de Venezuela. Además, los votantes tienen reservas sobre la edad de Biden, ya que al final de un posible segundo mandato, tendría 86 años.

Aunque Trump es solo tres años más joven, una encuesta mostró que solo el 1% de los votantes lo consideraba anticuado o anciano, frente al 26% de Biden.

Si es reelegido, Biden podría intentar resucitar su agenda legislativa inicial. Sus propuestas iniciales de Build Back Better en 2021 incluían 3,5 billones (trillions en inglés) de dólares de gasto en programas medioambientales y sociales, más del 10% del PIB. Tras ser recortada a 2,2 billones de dólares por la Cámara de Representantes, se enfrentó a la oposición del senador demócrata centrista Joe Manchin, que corre el riesgo de perder su escaño en las elecciones del próximo año.

Es posible que Biden intente promulgar algunas de las medidas que finalmente se descartaron, pero esto podría alimentar las crecientes preocupaciones sobre la sostenibilidad fiscal, haciendo subir aún más los rendimientos del Tesoro.

“Los inversores también deberían tener cuidado con la posibilidad de que Biden intente subir los tipos máximos de los impuestos de sociedades, sobre la renta y sobre las plusvalías, así como endurecer la regulación en áreas como la banca y la sanidad. Esto podría provocar cierta presión vendedora en algunos sectores de renta variable”, resume Brown.

Por otro lado, Trump puede ser el favorito de las casas de apuestas para ganar las elecciones, pero primero debe asegurarse la nominación republicana. Aunque en las encuestas está muy por delante de sus otros candidatos, ya hay muchos casos en los que se han visto remontadas.

Además, las batallas legales de Trump le mantendrán alejado de la campaña durante las primarias.

Sin embargo, en caso de que Trump tenga éxito en su intento de volver a ocupar la Casa Blanca, es difícil determinar qué intentaría conseguir, dada su reputación de fanfarrón. Según PolitiFact, ha incumplido algo más de la mitad de sus promesas electorales y sólo ha cumplido una cuarta parte. Y de las casi 1.000 declaraciones que se han comprobado, alrededor del 75% resultaron ser, al menos en su mayor parte, falsas, agrega el informe.

En lo que respecta a una segunda presidencia de Trump, la única certeza es la incertidumbre. Por un lado, podría ser condenado por un delito y encarcelado. Esto podría conducir a una larga crisis constitucional e incluso a una insurrección. Además, su política exterior podría aislar aún más a Estados Unidos, sobre todo si opta por reducir las sanciones impuestas a Rusia. En consecuencia, los inversores deberían prepararse para la volatilidad, que podría provocar una huida hacia la seguridad, con un repunte de la deuda pública y del oro, resume Brown.

Una contienda reñida debería beneficiar a los inversores

Es difícil predecir cómo se comportarían las clases de activos bajo una segunda presidencia de Biden o Trump, ya que sólo podemos especular sobre cuáles serían sus políticas.

Pero se puede comparar cómo se comportaron los mercados durante sus respectivos primeros mandatos. Sobre la base de una cartera 60/30/10, Trump había obtenido una rentabilidad total del 35% a estas alturas de su mandato, en línea con otros presidentes primerizos desde principios de la década de 1970. Pero Biden, en comparación, sólo ha obtenido un 8,5% en esta fase de su presidencia. Y esto sería aún más bajo si no fuera por los «Siete Magníficos» de las empresas tecnológicas de alto crecimiento.

Pero los inversores que esperan que una segunda presidencia de Trump aumente la rentabilidad podrían verse decepcionados, dice el experto de Schroders.

“Nuestro análisis muestra que, por lo general, los presidentes que regresan han registrado rentabilidades nominales más bajas en las principales clases de activos, con la excepción de los rendimientos del Tesoro a 10 años”, explicó.

Sin embargo, no todo son malas noticias: la inflación ha sido históricamente más moderada durante los segundos mandatos presidenciales, incluso si se excluyen las elevadas tasas experimentadas durante los gobiernos de Jimmy Carter y Ronald Reagan a finales de los setenta y principios de los ochenta. Además, el PIB ha sido normalmente más alto y el desempleo más bajo en comparación con los primeros mandatos presidenciales.

En cuanto a la situación en el Congreso, de los 34 escaños del Senado que están en juego, los tres que actualmente están en el aire pertenecen a la bancada demócrata. Por tanto, una victoria de Biden podría emparejarle fácilmente con un Senado hostil. Del mismo modo, Trump podría conseguir la presidencia pero perder la estrecha mayoría de 221-212 de los republicanos en la Cámara de Representantes si perdiera el voto popular por tercera vez. Cualquiera de los dos escenarios supondría un bloqueo legislativo para el presidente, lo que echaría por tierra su capacidad para aplicar las políticas partidistas que prometió durante su campaña.

Sin embargo, el estancamiento en el Capitolio debería servir de apoyo a los mercados. Los gobiernos divididos se ven obligados a llegar a compromisos, lo que sirve para moderar las inclinaciones más extremas de cada partido, proporcionando un telón de fondo político más estable para los inversores. De esta manera, aunque todavía pueden ocurrir muchas cosas antes de las elecciones del año que viene, el hecho de que la contienda parezca reñida debería ser una buena noticia para los inversores, concluye el experto.

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“Secar las Leliqs”, el desafío central de Javier Milei para poder controlar la economía argentina

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Pablo González (Flickr), billete argentino de 500 pesos

Con la elección de Javier Milei como presidente de la Argentina, se cierra el capítulo de la campaña electoral que consumió casi todo el 2023, para volver la atención al tan necesario plan de estabilización económica. Los desequilibrios macroeconómicos en Argentina no solo han sido evidentes en los últimos años, sino que se agrandaron en una magnitud considerablemente durante los últimos meses.

El plan integral depende de la consolidación coordinada en tres frentes: el fiscal, el monetario y el cambiario. A nuestro modo de ver, la rápida implementación de cambios radicales resulta imprescindible, aunque el respeto por la secuencia en la resolución de estos problemas también lo es.

La madre de todas las batallas es, sin duda, el frente fiscal. Con una necesidad imperiosa, Argentina debe ir hacia un nivel de, al menos, equilibrio en 2024 y superávit primario en 2025. La ausencia de crédito debería ser el elemento disciplinador de ese objetivo. El principal desafío se vincula en cómo se llega a ese destino final: con recorte del gasto, con mayor presión impositiva o con una combinación de lo anterior. A priori, según lo expresado por el candidato electo, el camino a seguir será la primera opción, algo que es bien recibido por inversores y agentes de la economía.

Pero además el horizonte luce bastante sombrío en el frente monetario. Acá las Leliqs es la “bomba de tiempo” que amenaza la frágil estabilidad actual.

Las Leliqs es la deuda que tiene el Banco Central de la República Argentina (BCRA) con los bancos comerciales. Es el mecanismo por el cual la autoridad monetaria retira la liquidez excedente, evitando presiones inflacionarias adicionales en una economía que ya navega por encima del 140% de inflación anual. La contracara de las Leliqs son los depósitos de los individuos y empresas, que muchas de ellas los utilizan como capital de trabajo.

¿Cuál es el problema de esta deuda?

En primer lugar, el stock actual de la misma. A un tipo de cambio de 900 pesos argentinos por dólar estadounidense, según la cotización del dólar libre en el mercado de capitales al 21 de noviembre, esta deuda llega a los 15.500 millones de dólares (más otros casi 10.000 millones de dólares de pases). Considerando la delicada situación macroeconómica, es un monto más que considerable.

En segundo lugar, si bien esta deuda no se encuentra indexada a ninguna variable particular, como inflación o tipo de cambio oficial, hoy está capitalizando a una tasa efectiva anual de 254,8%, lo que agranda exponencialmente el pasivo futuro en términos nominales.

Finalmente, si esta cantidad de pesos futuros llegará a salir a mercado por falta de renovación se constituiría en una oferta excedente de moneda doméstica imposible de atender con la débil demanda existente verificada en la actualidad. De mínima, esto generaría una aceleración inflacionaria adicional que podría derivar en un camino hiperinflacionario.

¿Cuál es la solución?

No podemos analizar este stock de deuda de manera aislada, ni tampoco la solución debería ir por esa vía. El plan de estabilización deberá cubrir todas las aristas y ángulos mencionados, con una integralidad de los aspectos fiscales, monetarios y regulatorios. Si el plan es exitoso, la demanda de pesos podría recuperarse paulatinamente de la mano de una mayor credibilidad. Allí, el temor sobre el stock de las Leliqs comenzaría a mermar.

Si se busca un camino resolutorio de shock, el peligro es que la mala praxis aumente los riesgos y costos que fueron planteados, alterando aún más la probabilidad de éxito de un plan de estabilización integral.

Las cartas están arriba de la mesa. Es cuestión de jugar las correctas en un escenario de altísima incertidumbre.

 

Columna de Diego Martinez Burzaco, jefe de Estrategia y Country Manager de Inviu Argentina