Compounders resilientes: ¿por qué merecen la pena?

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Los beneficios de las tres estrategias globales del equipo International Equity se muestran planos, de media, desde principios de año, frente a una caída del 15% del índice MSCI World. Bruno Paulson reflexiona sobre por qué los compounders de alta calidad no suponen una prima mayor.

Los compounders se revalorizan mejor

La clave de los compounders es que hacen crecer, o «revalorizan», los beneficios mejor que las compañías «estándar» a lo largo de los ciclos, en gran parte porque sus beneficios resisten mejor en tiempos difíciles… como 2020. Los beneficios de nuestras tres estrategias globales se muestran planos, de media, desde principios de año, frente a una caída del 15% del índice MSCI World.

El misterio es la falta de una prima mayor

El simple hecho de hacer crecer los beneficios más rápidamente a tasas elevadas no es suficiente para obtener un resultado relativo positivo, ya que esto también depende de la valoración inicial; a fin de cuentas, todas las acciones de crecimiento son conocidas por negociarse con una prima en previsión de un avance más rápido de los beneficios. El sostenido rendimiento relativo positivo de los compounders durante décadas implica que el mercado no les otorgue una prima suficiente que compense el crecimiento más fuerte de los beneficios entre ciclos, una anomalía que, en nuestra opinión, continúa hasta el día de hoy.

No debería ser un misterio que mantener altos retornos sobre el capital debería impulsar un crecimiento superior de los beneficios a lo largo del tiempo, pues la combinación de poder de fijación de precios e ingresos recurrentes con baja intensidad de capital es naturalmente atractiva. Los compounders también son generalmente compañías bastante conocidas y sujetas a escrutinio, lo cual contrasta, por ejemplo, con los misteriosos valores de pequeña capitalización. En nuestra opinión, el éxito de la subclase de activos de los compounders se explica mejor como un fallo, o más bien fallos, del mercado en su conjunto. Estos fallos se deben a la medición de factores incorrectos, principalmente, el rendimiento relativo a corto plazo y los múltiplos de precio-beneficio a futuro.

La estructura de la industria impulsa el enfoque hacia el rendimiento relativo

El primer fallo de medición viene de la mano de la estructura de la industria. Por lo general, hay varias partes en la cadena de valor de la inversión que, por ejemplo, podrían incluir al consejo de una compañía con un plan de pensiones, el personal que gestiona el fondo de pensiones de la compañía, el consultor del plan de pensiones o los gestores de carteras. Además, aunque todos estos participantes permanecieran sin cambios durante el periodo de medición, la habilidad de los participantes en la cadena es muy difícil de medir, ya que pueden contribuir significativamente al rendimiento a corto y medio plazo factores de estilo e idiosincráticos.

Como resultado, la industria termina centrándose en el rendimiento relativo, más concretamente en el rendimiento a bastante corto plazo, ya que los participantes de toda la cadena intentan justificar el valor que aportan y, en última instancia, procuran evitar ser despedidos.  Esto conduce a un comportamiento «relativo» de aversión al riesgo y los participantes tienen presupuestos de riesgo limitados basados ​​en el tracking error, en lugar de centrarse en el riesgo absoluto: el riesgo de perder dinero. Dados estos incentivos, se pueden descuidar estrategias con riesgo relativo o tracking error elevados, pero con riesgo absoluto bajo. Es el caso concreto de los compounders, cuando el rendimiento relativo positivo puede ser episódico y concentrarse en periodos de turbulencias del mercado y registrar un comportamiento más ordinario, al menos en términos relativos, durante los periodos entre crisis.

El ratio del PER puede resultar ser engañoso.

El segundo error de medición radica en centrarse en los indicadores de precio-beneficios a futuro. Esto presenta fallos por una serie de razones. Nos gusta referirnos a la parte de los beneficios como «conjeturas sobre mentiras»: «conjeturas», porque las estimaciones a futuro son sistemáticamente demasiado optimistas: los beneficios reales decepcionan a una media del 8% a un año y del 15% a dos años; y «mentiras», porque son beneficios ajustados o, como preferimos llamarlos, «beneficios antes de descontar aspectos negativos», por ejemplo, amortizaciones o pagos al personal mediante acciones. Durante los últimos cinco años (2015-2019), el 15% de los beneficios ajustados del índice MSCI World, la medida utilizada para el consenso y, a menudo, para la remuneración de los equipos directivos, ha desaparecido antes de llegar a la cifra final de la cuenta de resultados (Fuente: Factset). Es decir, en cinco años se han desvanecido 1.700 billones de dólares.

Juntando los elementos de conjeturas y mentiras, las estimaciones de beneficios a dos años probablemente sean de media un 30% demasiado altas, por lo que los múltiplos nocionales serían un 40% demasiado bajos. Es menos probable que las compañías de alta calidad decepcionen por ambos motivos, pues tienen beneficios más predecibles, como se ha demostrado este año, y menos tendencia a verse afectadas más allá de la partida de amortizaciones, entre otras cosas, porque que sus activos intangibles estén en el balance es menos probable que en el caso de los activos tangibles de otras compañías, ya sean fábricas ya sean reservas de petróleo, pues los activos intangibles se integran en la cuenta de resultados más que en las inversiones en inmovilizado.

Los puntos anteriores sugieren que se está utilizando un dato de beneficios incorrecto, aunque ese no es el único problema. Usar el múltiplo de beneficios es problemático, incluso si se usa el dato de beneficios correcto. Las dos preocupaciones son el apalancamiento y la conversión de efectivo. También preferimos analizar el múltiplo sin apalancamiento, comparando el valor de una empresa (EV), que es el valor de mercado del capital más el valor de la deuda, con el NOPAT, que son los beneficios de la compañía si no tuviera deuda, es decir, añadiendo nuevamente los costes por intereses. El análisis de la ratio EV/NOPAT elimina la ventaja de adornar los beneficios a través del apalancamiento y, como resultado, las compañías apalancadas, con razón, parecerán más caras.

También nos gusta centrarnos en el flujo de efectivo libre, cruzando la información de su rentabilidad con la de los flujos de efectivo descontados. Nuestro enfoque hacia el efectivo es natural, ya que los beneficios (una medida contable) en realidad no generan nada. Se requiere efectivo para invertir en el futuro, pagar dividendos, ejecutar recompras o adquirir otras compañías. Tener un mayor retorno sobre el capital operativo también significa que una mayor parte de los beneficios se convierte en efectivo, pues la inversión en inmovilizado y los requisitos de capital circulante no lo absorben. Las elevadas rentabilidades operativas también hacen que haya menos necesidad de apalancamiento para obtener un retorno respetable sobre el capital. Comparemos estos datos con los del sector de suministros, que ofrece un rendimiento promedio del 8% sobre el capital operativo, o el bancario, donde a menudo se halla por debajo del 1% para las rentabilidades no apalancadas.

En términos ajustados, la prima de la cartera frente al mercado es muy baja

El ajuste por apalancamiento y la conversión de efectivo es útil cuando se comparan valoraciones de inversiones potenciales para las carteras, pero también sugiere que los compounders son más baratos de lo que sugieren los simples datos de precio-beneficio. Nuestras tres estrategias globales se negocian actualmente con una prima media del 15% de los beneficios a plazo del índice MSCI World. El cambio al ratio EV/NOPAT reduce el 4% de esta prima y el cambio a efectivo el 5%, lo que significa que solo queda el 6% de la prima del 15%, incluso si se aceptan las «conjeturas sobre mentiras» generadas por la comunidad de analistas, tal como se establece anteriormente. Esto no parece lo suficientemente elevado en ningún momento, dada la calidad mucho mayor y el historial de revalorización de los beneficios. Parece aún menos suficiente en la actualidad, dadas las innumerables incertidumbres económicas y geopolíticas. En un mundo muy frágil, las compañías que ofrecen resistencia a la fragilidad, como los compounders que poseemos, definitivamente cuentan con sus atractivos.

 

Tribuna de William Lock, responsable del equipo de International Equity y Portfolio Manager, y Bruno Paulson, Managing Director y Portfolio Manager en Morgan Stanley Investment Management.

 

 

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The views and opinions are those of the author of the date of publication and are subject to change at any time due to market or economic conditions and may not necessarily come to pass. The information presented represents how the investment team generally applies its investment processes under normal market conditions. This general communication, which is not impartial, is for informational and educational purposes only, not a recommendation. Information does not address financial objectives, situation or specific needs of individual investors. Investing involves risks, including the possible loss of principal.

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Irracionalidad, crash … ¿y qué quiero que haga mi manager en ese momento?

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Wikimedia Commons. ,,

Por donde se le mire, los mercados financieros están en un punto máximo de irracionalidad que ya raya con el miedo en muchos sentidos. Esta irracionalidad alimentada por el exceso de liquidez de los bancos centrales, que mete más “gasolina al fuego” y que sigue empujando al alza a los valores (especialmente las acciones) en muchos casos nos deja a los analistas o asesores sin argumentos para justificar lo que está sucediendo.

Comenzamos este 2020 con una capitalización bursátil global de algo más de 60 trillones de dólares, y ya en semanas pasadas sobrepasamos los 100 trillones de dólares, justo en el año en que económicamente el mundo se encuentra más mal desde la segunda guerra mundial. Así, la capitalización bursátil global ha subido 39 trillones de dólares, más que el valor de las dos economías más grandes del planeta, USA y China, sumadas.

 Así, tenemos unos desempleos disparados (que aunque se han ido moderando, en gran parte son por una salida masiva de personas de la Tasa Global de Participación, o por un subempleo creciente); casi 100 países en recesión, más de 170 bancos centrales en el mundo han bajado sus tasas de interés, y mucha gente al borde del precipicio: leía en estos días, que una encuesta entre los pequeños negociantes en USA, arrojó que el 48% pensaba que iba a tener que cerrar definitivamente pronto o muy pronto, y que las asistencias alimentarias en ese mismo país, están en niveles nunca antes vistos, ni siquiera en lo peor de la Gran Depresión.

 Todo esto mientras los activos financieros siguen subiendo y no dan tregua, con las relaciones de apetito de riesgo en sus máximos históricos (por ejemplo, la relación Put/Call nunca había estado tan baja, lo cual quiere decir que las opciones Call están en su máximo esplendor), y los bancos centrales que siguen disparados: menciona Michael Harnett, CIO de Bank of America (BofA), que desde marzo los bancos centrales han lanzado 1.300 millones de dólares cada hora a la economía.

Dirán los macroeconomistas, siguiendo los libros de texto, que esto es política monetaria expansiva que se usa para impulsar crecimiento y empleo, aunque la realidad es que ni está impulsando el crecimiento y mucho menos el empleo. Las cosas, económicamente (la economía del día a día, de esa que la gente no entiende pero sí sufre) está muy fea.

La impresión monetaria, también ha impactado fuertemente a la deuda global: sumando nuevas emisiones de tesoros, de bonos grado de inversión, de bonos high yield y de préstamos apalancados, en USA se ha emitido casi 6 trillones de dólares en todo 2020, record histórico por donde se le mire. Y el mundo, nunca antes, había estado más apalancado: ya superó la deuda total (bonos, créditos, préstamos inmobiliarios, etc) los 280 trillones de dólares, lo cual es una bomba de tiempo. Claro, hoy las tasas de créditos son mucho más bajas, sin duda alguna, pero en algún momento hay que pagar el capital principal. Si bien cada vez la deuda se alarga más, si la cosa económicamente no mejora, van a existir dificultades futuras. Y cuando menciono que la deuda se alarga, es que para encontrar tasas positivas en muchas regiones, los inversionistas deben irse a bonos de más de 10 años, pues por solo poner un ejemplo, ya Portugal y España, dos de los GIPSI que en 2011 dieron demasiados problemas a los mercados globales, emiten a 10 años con tasa de interés negativa.

Para que entendamos un poco la irracionalidad, solo hay que mirar lo que puede suceder con Tesla: una compañía que a inicio de 2020 tenía una capitalización bursátil por debaho de los 50.000 millones de dólares, hoy vale casi 12 veces mas (cerca de 580.000 millones de dólares vs los 225.000 millones que vale Toyota, la segunda…la diferencia: Toyota vende más de 10 millones de unidades por año, Tesla vende 375 mil carros anualmente).

Claro, muchos dirán que el futuro es tecnológico, y estoy de acuerdo, sin embargo Tesla vende automóviles, que deben ser comprados por personas de carne y hueso (todavía, quizá más adelante un robot compre un carro), que se están quedando sin empleo o afectados en sus ingresos.

El tema Tesla lleva a una segunda parte de esta reflexión: dicha compañía va entra al índice S&P 500, y muchas cosas deben alinearse: los fondos pasivos y los fondos índice, están comprando Tesla al precio que sea para poder replicar el índice, y muchos managers de inversiones que tiene por benchmark el S&P 500 van a tener que hacer lo mismo (si Tesla sigue subiendo y no compran, se van a quedar rezagados del benchmark, clarísimo).

El problema es que a estos precios, Tesla luce muy costosa y personalmente creo que en algún momento va a caer (al igual que quizá lo hagan Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google, las denominadas FAANG, y que hoy son cerca del 30% de capitalización del S&P 500), corrigiendo gran parte del desempeño que lleva el índice en 2020. El problema: hay más de 490 acciones que no se han comportado igual que las tecnológicas, y que tienen unas potencialidades interesantes aún, en la medida en que la economía se vaya recuperando  en los próximos años. Pero si caen las tecnológicas, caerán todos índices, todos los benchmarks y todos los fondos que los tienen como referencia.

Aquí viene una pregunta y una reflexión: ¿qué quisieras de tu manager de inversiones en un momento en que el mercado haga “crash”? Antes de la reflexión, cabe mencionar que es el mismo Michael Harnett, de BofA, quien mencionó en uno de sus últimos informes, que las autoridades saben que están empujando a los mercados a un “crash” sin precedentes…y personalmente creo que ‘Powi’ de la FED y ‘Cris’ del BCE, entre otros, lo saben perfectamente.

Ahora sí, luego de la aclaración, la reflexión: en estos momentos, todas las razones financieras, quedarán revaluadas en su idea original y en la forma en que las aprendimos. Por ejemplo, el Tracking Error (aunque esta más relacionado con los fondos índice, se vuelve importante en estos momentos en la gestión activa), pues la teoría tradicional dice que este, entre menor, es mejor. Veamos matemáticamente este indicador:

 

TE = o (Rf – Rm)

 

Así, la teoría tradicional nos dice que es mejor tener una rentabilidad del fondo mayor que la rentabilidad del mercado, con una baja desviación. Sin embargo, cuando se venga una corrección del mercado en general, que empuje el índice hacía abajo, vamos a querer de nuestro manager algo totalmente diferente: una desviación muy alta, pues la única manera de lograr retornos mucho más altos que el mercado (no es solo “ganarle” al mercado, es realmente lograr algo radicalmente diferente, si son solo unas pocas acciones la que jalonan todo hacía abajo), es desviarse radicalmente del índice o del benchmark.

Son estos momentos cuando las finanzas son muy, muy diferentes a las que estudiamos y aprendimos normalmente. Y sí, quisiera que cuando llegue el crash, mi manager tenga un Tracking Error gigantesco. Porque el mercado no caerá en conjunto, sino que hay que ser muy selectivo (de la misma forma que subió, caerá: así, en la subida, tener un TE pequeño; en la bajada, un TE muy grande).

No creo que el mercado corrija en 2021, pues aún la máquina de imprimir tiene que estar prendida: la economía la necesita. No estar “en la fiesta” es muy costoso en términos de oportunidad. A los inversionistas les gusta la rentabilidad, aún en medio de la euforia, aunque eso después salga muy caro y la “resaca” sea muy dura.

Anticiparse demasiado (aunque saber el momento exacto es difícil, muy difícil, por no decir, imposible) puede tener sus complicaciones, si no que lo diga  Jeffrey Vinik, manager del fondo Magellan de Fidelity en 1995 (y en ese momento, el fondo mutuo más grande): a finales de 1995 empezó a pasar dinero del fondo de acciones hacía bonos, por la euforia existente entre los inversores. Aunque el mercado sí estaba “desbordado”, siguió subiendo y el fondo se quedó rezagado. Vinik dimitió en mayo de 1996. Su sucesor, Robert Stansky, aumentó las posiciones en tecnológicas, incluso en 1999…como todo el mercado,  el fondo Magellan cayó (¿estrepitosamente?) cuando estalló la crisis…a diferencia de Vinik, Stansky mantuvo su posición; y aunque Vinik estaba en lo correcto, lo estuvo demasiado pronto: su análisis era correcto, los supuestos, tambien; el ‘timing’, no. 

Pero, ¿cómo saber cuándo es el momento adecuado? Solo lectura, análisis y reflexión constante, es lo que sirve en estos momentos en que todo parece (¿un poco?) irracional.

 

 Manuel Felipe García Ospina es vicepresidente Wealth Management de Skandia

 

 

 

Compounders resilientes: ¿por qué merecen la pena?

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Los beneficios de las tres estrategias globales del equipo International Equity se muestran planos, de media, desde principios de año, frente a una caída del 15% del índice MSCI World. Bruno Paulson reflexiona sobre por qué los compounders de alta calidad no suponen una prima mayor.

Los compounders se revalorizan mejor

La clave de los compounders es que hacen crecer, o «revalorizan», los beneficios mejor que las compañías «estándar» a lo largo de los ciclos, en gran parte porque sus beneficios resisten mejor en tiempos difíciles… como 2020. Los beneficios de nuestras tres estrategias globales se muestran planos, de media, desde principios de año, frente a una caída del 15% del índice MSCI World.

El misterio es la falta de una prima mayor

El simple hecho de hacer crecer los beneficios más rápidamente a tasas elevadas no es suficiente para obtener un resultado relativo positivo, ya que esto también depende de la valoración inicial; a fin de cuentas, todas las acciones de crecimiento son conocidas por negociarse con una prima en previsión de un avance más rápido de los beneficios. El sostenido rendimiento relativo positivo de los compounders durante décadas implica que el mercado no les otorgue una prima suficiente que compense el crecimiento más fuerte de los beneficios entre ciclos, una anomalía que, en nuestra opinión, continúa hasta el día de hoy.

No debería ser un misterio que mantener altos retornos sobre el capital debería impulsar un crecimiento superior de los beneficios a lo largo del tiempo, pues la combinación de poder de fijación de precios e ingresos recurrentes con baja intensidad de capital es naturalmente atractiva. Los compounders también son generalmente compañías bastante conocidas y sujetas a escrutinio, lo cual contrasta, por ejemplo, con los misteriosos valores de pequeña capitalización. En nuestra opinión, el éxito de la subclase de activos de los compounders se explica mejor como un fallo, o más bien fallos, del mercado en su conjunto. Estos fallos se deben a la medición de factores incorrectos, principalmente, el rendimiento relativo a corto plazo y los múltiplos de precio-beneficio a futuro.

La estructura de la industria impulsa el enfoque hacia el rendimiento relativo

El primer fallo de medición viene de la mano de la estructura de la industria. Por lo general, hay varias partes en la cadena de valor de la inversión que, por ejemplo, podrían incluir al consejo de una compañía con un plan de pensiones, el personal que gestiona el fondo de pensiones de la compañía, el consultor del plan de pensiones o los gestores de carteras. Además, aunque todos estos participantes permanecieran sin cambios durante el periodo de medición, la habilidad de los participantes en la cadena es muy difícil de medir, ya que pueden contribuir significativamente al rendimiento a corto y medio plazo factores de estilo e idiosincráticos.

Como resultado, la industria termina centrándose en el rendimiento relativo, más concretamente en el rendimiento a bastante corto plazo, ya que los participantes de toda la cadena intentan justificar el valor que aportan y, en última instancia, procuran evitar ser despedidos.  Esto conduce a un comportamiento «relativo» de aversión al riesgo y los participantes tienen presupuestos de riesgo limitados basados ​​en el tracking error, en lugar de centrarse en el riesgo absoluto: el riesgo de perder dinero. Dados estos incentivos, se pueden descuidar estrategias con riesgo relativo o tracking error elevados, pero con riesgo absoluto bajo. Es el caso concreto de los compounders, cuando el rendimiento relativo positivo puede ser episódico y concentrarse en periodos de turbulencias del mercado y registrar un comportamiento más ordinario, al menos en términos relativos, durante los periodos entre crisis.

El ratio del PER puede resultar ser engañoso.

El segundo error de medición radica en centrarse en los indicadores de precio-beneficios a futuro. Esto presenta fallos por una serie de razones. Nos gusta referirnos a la parte de los beneficios como «conjeturas sobre mentiras»: «conjeturas», porque las estimaciones a futuro son sistemáticamente demasiado optimistas: los beneficios reales decepcionan a una media del 8% a un año y del 15% a dos años; y «mentiras», porque son beneficios ajustados o, como preferimos llamarlos, «beneficios antes de descontar aspectos negativos», por ejemplo, amortizaciones o pagos al personal mediante acciones. Durante los últimos cinco años (2015-2019), el 15% de los beneficios ajustados del índice MSCI World, la medida utilizada para el consenso y, a menudo, para la remuneración de los equipos directivos, ha desaparecido antes de llegar a la cifra final de la cuenta de resultados (Fuente: Factset). Es decir, en cinco años se han desvanecido 1.700 billones de dólares.

Juntando los elementos de conjeturas y mentiras, las estimaciones de beneficios a dos años probablemente sean de media un 30% demasiado altas, por lo que los múltiplos nocionales serían un 40% demasiado bajos. Es menos probable que las compañías de alta calidad decepcionen por ambos motivos, pues tienen beneficios más predecibles, como se ha demostrado este año, y menos tendencia a verse afectadas más allá de la partida de amortizaciones, entre otras cosas, porque que sus activos intangibles estén en el balance es menos probable que en el caso de los activos tangibles de otras compañías, ya sean fábricas ya sean reservas de petróleo, pues los activos intangibles se integran en la cuenta de resultados más que en las inversiones en inmovilizado.

Los puntos anteriores sugieren que se está utilizando un dato de beneficios incorrecto, aunque ese no es el único problema. Usar el múltiplo de beneficios es problemático, incluso si se usa el dato de beneficios correcto. Las dos preocupaciones son el apalancamiento y la conversión de efectivo. También preferimos analizar el múltiplo sin apalancamiento, comparando el valor de una empresa (EV), que es el valor de mercado del capital más el valor de la deuda, con el NOPAT, que son los beneficios de la compañía si no tuviera deuda, es decir, añadiendo nuevamente los costes por intereses. El análisis de la ratio EV/NOPAT elimina la ventaja de adornar los beneficios a través del apalancamiento y, como resultado, las compañías apalancadas, con razón, parecerán más caras.

También nos gusta centrarnos en el flujo de efectivo libre, cruzando la información de su rentabilidad con la de los flujos de efectivo descontados. Nuestro enfoque hacia el efectivo es natural, ya que los beneficios (una medida contable) en realidad no generan nada. Se requiere efectivo para invertir en el futuro, pagar dividendos, ejecutar recompras o adquirir otras compañías. Tener un mayor retorno sobre el capital operativo también significa que una mayor parte de los beneficios se convierte en efectivo, pues la inversión en inmovilizado y los requisitos de capital circulante no lo absorben. Las elevadas rentabilidades operativas también hacen que haya menos necesidad de apalancamiento para obtener un retorno respetable sobre el capital. Comparemos estos datos con los del sector de suministros, que ofrece un rendimiento promedio del 8% sobre el capital operativo, o el bancario, donde a menudo se halla por debajo del 1% para las rentabilidades no apalancadas.

En términos ajustados, la prima de la cartera frente al mercado es muy baja

El ajuste por apalancamiento y la conversión de efectivo es útil cuando se comparan valoraciones de inversiones potenciales para las carteras, pero también sugiere que los compounders son más baratos de lo que sugieren los simples datos de precio-beneficio. Nuestras tres estrategias globales se negocian actualmente con una prima media del 15% de los beneficios a plazo del índice MSCI World. El cambio al ratio EV/NOPAT reduce el 4% de esta prima y el cambio a efectivo el 5%, lo que significa que solo queda el 6% de la prima del 15%, incluso si se aceptan las «conjeturas sobre mentiras» generadas por la comunidad de analistas, tal como se establece anteriormente. Esto no parece lo suficientemente elevado en ningún momento, dada la calidad mucho mayor y el historial de revalorización de los beneficios. Parece aún menos suficiente en la actualidad, dadas las innumerables incertidumbres económicas y geopolíticas. En un mundo muy frágil, las compañías que ofrecen resistencia a la fragilidad, como los compounders que poseemos, definitivamente cuentan con sus atractivos.

 

 

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Patricia Parise, presidenta de Criteria, se suma al Consejo del Comité de Inversiones de las Naciones Unidas

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Patricia Parise. ,,

A partir del primero de enero del 2021, Patricia Parise, presidenta de Criteria, ha sido invitada a formar parte del Consejo del Comité de Inversiones de las Naciones Unidas, cuyo cometido es asesorar sobre la estrategia de inversión del Fondo Común de Pensiones del Personal de las Naciones Unidas.

El Consejo del Comité de Inversiones está compuesto por 9 miembros (más miembros ad hoc) nombrados por el Secretario General de las Naciones Unidas, previa consulta con la Junta de Pensiones y la Comisión Consultiva de las Naciones Unidas en Asuntos Administrativos y de Presupuesto, con sujeción a la confirmación de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Cada miembro del Consejo del Comité representa una región o zona del mundo.

Acorde a la memoria anual de la Asamblea General de 2019, el portfolio administrado es de más de 60 billones de dólares, dónde trabajan numerosos portfolios managers y analistas en la ejecución de la estrategia. Dentro de las políticas del plan, el Comité de Inversiones delimita el asset allocation y el Consejo del Comité lo aprueba para su ejecución.

Patricia Parise es socia fundadora de Criteria y Presidenta del Directorio, cuenta con prestigiosa trayectoria en Banca Privada, Asset Managment y Mercados de Capitales en roles comerciales y ejecutivos.

Antes de fundar Criteria, Parise fue Asesora Financiera Senior en Merril Lynch especializándose en planes de Pensión para compañías americanas y europeas en Latinoamérica. Anteriormente se desempeñó como Director y Chief Investment Officer de HSBC Argentina, siendo responsable del área de Investment Managment e integrando el Comité Ejecutivo. Fue Gerente de Banca Privada y Presidenta de las Sociedades Gerentes de Fondos Comunes de Inversión para ABN Amro en Argentina y Manager de Gestión de Patrimonio en Crédit Lyonnais Bank. Cuenta con un postgrado en Mercado de Capitales de la Universidad de Belgrano y una licenciatura de la UCA.

Actualmente el Comité está integrada por de Simon Jiang (China), Achim Kassow (Alemania), Michael S. Klein (Estados Unidos), Luciane Ribeiro (Brasil) y Madhav Dhar (India) como miembros regulares y como miembros ad hoc a Tay Lim Hock (Singapur), Abel Moffat Sithole (Sudáfrica), Katina Stefanova (Bulgaria) y Macky Tall (Canadá).

 

 

 

 

Los bancos mexicanos unen filas para oponerse a la reforma que obliga a Banxico a comprar dólares

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: Judy Robinson-Cox. Foto:

La iniciativa de reforma para que el Banco de México (Banxico) acepte cambiar dólares en efectivo, aprobada por el Senado -y que ahora revisa el Congreso- incrementa el riesgo de lavado de dinero y financiamiento al terrorismo en el sistema financiero mexicano, según una nota conjunta publicada por la Asociación de Bancos de México.

De acuerdo con la organización, ese riesgo es transferido al Banco de México, pilar de la estabilidad macroeconómica, “lo que dañaría la confianza internacional ganada a través de muchos años por el Banco de México y por la banca mexicana, provocando efectos adversos en la economía nacional”.

Según personas con conocimiento de la situación, “el propio gobernador del Banxico, Alejandro Díaz de León, recibió la semana pasada llamadas de funcionarios del Departamento del Tesoro y del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos, para expresar gran preocupación por esta reforma”.

Resguardar a la economía nacional

«La solidez del sistema financiero mexicano es uno de los pilares más importantes que sostienen la estabilidad macroeconómica del país. Esta solidez se ha conseguido gracias a la adopción de diversas medidas, como son, la autonomía del Banco de México, un régimen de tipo de cambio libre, la disciplina fiscal a través de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, la certificación de los criterios de capitalización y liquidez de Basilea III, y la adopción de normas estrictas de prevención de lavado de dinero y de financiamiento al terrorismo que siguen las mejores prácticas a nivel internacional. Gracias a estos cambios el sistema financiero mexicano goza de la confianza del sistema financiero internacional», dice la nota.

«Obligar al banco central a actuar como comprador de última instancia de moneda extranjera en efectivo, aunque estas provengan de instituciones del propio sistema financiero, atenta contra su autonomía. Adicionalmente, podría aumentar el riesgo percibido para Banco de México por la comunidad financiera internacional, y por extensión a todo el sistema financiero mexicano. Como consecuencia habría un impacto negativo en varias de las operaciones financieras que se realizan con el exterior, como son: el manejo de las reservas internacionales, las líneas de crédito y financiamiento para cualquier entidad nacional, incluido el gobierno federal, y la custodia de activos internacionales entre otras», añade. 

Canales abiertos para comunicación

«Es indispensable que a la brevedad posible, y entre todos los actores involucrados, encontremos una mecánica dentro del marco legal y regulatorio que permita ingresar dólares en efectivo, que puedan cambiarse a precios competitivos en un sistema financiero que se mantenga seguro, bien regulado y protegido», concluye la ABM.

Por su parte, y con el fin de alcanzar los beneficios planteados, el Banco de México señaló en un comunicado que acompañará los esfuerzos de la banca mexicana para fortalecer sus relaciones de corresponsalía con entidades del exterior, en coordinación con otras autoridades. Adicionalmente, para la consecución de este fin, el Banco de México continuará colaborando con el Congreso de la Unión y demás participantes.

«El Banco de México se mantiene comprometido con la búsqueda de las mejores alternativas de solución para atender los objetivos del proyecto de decreto. En este esfuerzo, es necesario preservar la autonomía constitucional del Banco de Méxicoy noponer en riesgo el funcionamientodel sistema financiero, la operación del Banco Central y la disponibilidad de la reserva de activos internacionales», señaló.

 

 

Yonatan Meyer ha sido nombrado nuevo socio en HMC Capital

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Yonatan Meyer
Foto cedidaYonatan Meyer. Yonatan Meyer ha sido nombrado nuevo socio en HMC Capital

El gerente de Alternativos para la región Andina de HMC Capital, Yonatan Meyer, ha sido nombrado nuevo socio de la firma. Desde su incorporación a principios del 2018, Meyer ha liderado la venta y distribución de inversiones alternativas de la plataforma de HMC, llegando a tener a su cargo toda la región andina.

Para Felipe Held, CEO y cofundador de HMC, “Yonatan representa el espíritu y cultura de trabajo, compromiso y liderazgo que busca HMC Capital, además de los valores y orientación a la excelencia que por más de 11 años hemos construido en nuestra empresa”.

Ricardo Morales, presidente Ejecutivo y cofundador de HMC, destacó que “el anuncio responde al gran aporte que Meyer ha sido a nivel compañía desde que se incorporó hace más de 3 años. Estamos encantados de tener a Yonatan como socio, dada su calidad humana, profesionalismo y grandes ideas en el desarrollo de negocios”.

Previo a su ingreso a HMC Capital, Meyer lideró el área de Innovación Financiera del Banco BCI, donde estuvo encargado de estructurar nuevos negocios y productos financieros de derivados y tesorería para las mesas de sales, trading y balance, asimismo, participó en negocios de filiales tanto locales como internacionales.

Anteriormente, trabajó en el Grupo LatAm de Finanzas Corporativas de Credit Suisse, uno de los principales Bancos de Inversión del mundo, basado en Nueva York y en Santiago, participando en transacciones de Financiamiento y M&A en Chile, Latinoamérica y el Caribe. Mientras que sus inicios en el mercado financiero fueron en LarrainVial donde constituyó el departamento de estudios de renta fija corporativa; posteriormente trabajó en el área de Distribución Institucional.

Meyer es ingeniero Civil Industrial de la Universidad de Chile y posee un Magíster en gestión de Operaciones de la misma casa de estudios, así como un MBA en The Wharton School, University of Pennsylvania.

Regalos de Navidad anticipados para apoyar el repunte de fin de año

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Regalos de Navidad anticipados para apoyar el repunte de fin de año
Pixabay CC0 Public Domain. Regalos de Navidad anticipados para apoyar el repunte de fin de año

A medida que nos acercamos a final de año, los mercados pueden contar con dos noticias que impulsan el optimismo. La primera viene de Estados Unidos, donde la victoria de Biden sin una «ola azul» es vista por los mercados como el mejor resultado posible. Un republicano, o incluso un Senado al 50%, haría muy difícil que el nuevo presidente aprobara cualquier medida extrema en términos de impulso fiscal, legislaciones más drásticas o aumentos de impuestos. Las otras noticias positivas provienen de Pfizer/BioNTech y Moderna por la alta eficacia de sus vacunas, al tiempo que otros ensayos también se están acelerando.

Sin embargo, ambas noticias traen algunas sombras también. Los mercados están subestimando que Biden tendrá que hacer algunas concesiones al ala más radical de su partido. Además, el desarrollo de vacunas para una gran parte de la población es un desafío. El escenario más probable es uno de paradas y arranques impulsado por la evolución del virus, antes de que llegue la reaceleración de la economía.

Sin embargo, los mercados tienen un fuerte apetito por mirar las cosas de forma optimista. La mayoría de los activos de riesgo han regresado a territorio positivo YTD a pesar del colapso en marzo. En general, se trata de un muy buen resultado si consideramos la excepcionalidad de este año. La creencia generalizada es que una victoria de Biden y la vacuna podrían llevar a que el impulso de crecimiento mundial mejore, pero no tanto y no tan rápido, ya que la segunda ola todavía está en marcha, especialmente en Europa.

Esto implica que la hipótesis de tipos bajos sigue siendo válida, pero al mismo tiempo el crecimiento debería reanudarse en un futuro próximo. Por lo tanto, el apoyo de los bancos centrales continúa y vuelve a tomar la delantera, ahora que el gran acuerdo fiscal en Estados Unidos está fuera de la mesa. La política fiscal también debe mantenerse en esta trayectoria de cooperación con la monetaria. La segunda ola está impulsando a los gobiernos a aumentar sus presupuestos, y empujará aún más a la UE a acelerar la entrega del Fondo de Recuperación.

La victoria de Biden ha reducido (¡pero no eliminado!) el riesgo político y esto es positivo para los mercados. En política exterior, podemos esperar una tendencia hacia un enfoque multilateral, lo que es bueno para Europa. El riesgo de aranceles comerciales en el sector automovilístico ha disminuido significativamente. Sin embargo, en cuanto a China, dudamos de que la relación se vaya a suavizar mucho. Los demócratas también la ven como un desafío, aunque el tono será menos duro que con Trump: la competencia se mantendrá especialmente en el frente tecnológico, pero es probable que Biden asuma un enfoque más estratégico. Con Irán, es probable que utilice la diplomacia para alcanzar un nuevo acuerdo nuclear y reducir la tensión.

Una consecuencia positiva es que, con Biden, podremos ver una reaceleración de la temática ESG, el clima y la igualdad social. El debate de estos días es si la Fed debería dar un paso más explícito hacia la lucha contra las desigualdades como una tercera pata de su mandato, lo que supondría un gran cambio. Podríamos esperar más mejoras de las empresas estadounidenses en cuanto a la adopción de la ESG. Para los inversores, esto significa que la temática a largo plazo del crecimiento de Asia impulsado por China y el foco de EE.UU. en la innovación y la ESG se vería reforzada.

Con una visión cíclica, de cara a 2021, vemos que se aproxima la fase de recuperación, aunque todavía dentro de un régimen de tipos bajos y abundante liquidez. Esto, en nuestra opinión, apoyará a los activos de riesgo y a la renta variable en particular con una rotación de temáticas, buscando oportunidades cíclicas y una recuperación en los poco apreciados sectores de valor.

Es probable que los mercados emergentes (EM) se beneficien de un alto diferencial de crecimiento frente a los desarrollados, especialmente en la primera mitad de 2021, cuando Europa y EE.UU. todavía podrían verse afectados por la segunda ola, mientras que el ciclo del virus está mejorando en el hemisferio sur y China sigue en su senda de recuperación. Esto, unido a un dólar todavía débil, es un buen augurio para los bonos y divisas emergentes, donde la selección sigue siendo importante.

En renta fija, los bonos corporativos se apoyan en una abundante liquidez, pero su atractivo relativo frente a las acciones está disminuyendo a medida que avanzamos hacia una fase de recuperación. Además, continuarán los impagos en los valores de baja calificación y muchas empresas no sobrevivirán. Por lo tanto, en crédito, creemos que no es el momento de hacer una apuesta a ciegas, pero los inversores deberían reforzar su enfoque en la investigación crediticia en busca de empresas de calidad, con modelos de negocio sólidos. Los bonos gubernamentales siguen siendo poco atractivos y deberían considerarse principalmente para liquidez o cobertura.

En conclusión, creemos que es demasiado simplista ceder al optimismo desenfrenado: es probable que nos queden unos meses difíciles por delante. La atención a la cobertura y la liquidez debería mantenerse, porque el camino hacia un crecimiento más fuerte no será lineal. Sin embargo, creemos que la fase de adaptación podría ofrecer algunas oportunidades para reajustar las carteras hacia nuevas temáticas.

Tribuna de Pascal Blanqué y Vincent Mortier, CIO y CIO adjunto, respectivamente, del Grupo Amundi

 

Este artículo forma parte del informe «Global Investment Views» publicado por Amundi en diciembre.

MyInvestor apoya #Vuelvealavida, un proyecto que promueve la reconstrucción del sector cultural

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Foto cedidaSantiago Segura, en el vídeo promocional del proyecto. MyInvestor apoya #Vuelvealavida, un proyecto que promueve la reconstrucción del sector cultural

MyInvestor, neobanco participado por Andbank España, El Corte Inglés Seguros y AXA España, apoya el movimiento #Vuelvealavida, una iniciativa destinada a apoyar la reconstrucción del sector cultural afectado por la pandemia y animar a las personas a que cuiden su salud emocional disfrutando del teatro, el cine, la danza, la música y la literatura.

El proyecto #Vuelvealavida reivindica que la cultura es segura (hasta ahora no se ha detectado ningún contagio en espectáculos) y las artes plásticas como “una fuente inagotable de energía, algo más necesario que nunca en un momento difícil para la sociedad”, según explican desde la entidad.

“Para protegernos y proteger a los demás, ser responsable es imprescindible y cuidar de las emociones es indispensable. Por eso desde MyInvestor nos unimos a este movimiento donde el mundo de la cultura y la empresa se dan la mano”, subrayan desde el neobanco.

Además, el sector cultural, que representa en torno al 3% del PIB y emplea a más de 700.000 personas, un 3,5% del total de trabajadores, sufre una profunda crisis. Las estimaciones de pérdidas por el impacto del COVID-19 ascienden a más de un tercio de la facturación cultural del ejercicio, según un reciente informe de la Fundación Alternativas, en el que también han participado el Instituto Cervantes, Acción Cultural Española y AECID.

Como parte de #Vuelvealavida, reconocidos actores españoles como Santiago Segura, Antonio Resines, Daniel Grao, Javier Gutiérrez, Melanie Olivares, Pepe Viyuela, Fran Perea, Antonio Pagudo o Michelle Jenner, entre otros, han participado en un vídeo promocional de la iniciativa.

La presentación de la iniciativa se celebró en la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de la mano de Antonio Resines y con la presencia algunos de los artistas embajadores de este movimiento.

La iniciativa ha sido posible gracias al apoyo de varias empresas, como MyInvestor. #Vuelvealavida también ha sido posible gracias a Divina Pastora Seguros, Endesa, Glo, y otros colaboradores como Alsa, Tiendas de la estación y Paramount Network. Los embajadores del movimiento son Antonio Resines, Melani Olivares, Antonio Pagudo, Fran Perea y Pepe Viyuela.

¿Cuál es el valor del arte como vehículo de inversión?

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Pixabay CC0 Public Domain. ¿Cuál es el valor del arte como vehículo de inversión?

La Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero (Aseafi) celebra, el próximo 16 de diciembre, un webinar especializado sobre el arte en el mundo de la inversión de la mano de la gestora ArtGain. El Arte como vehículo de inversión, como se ha titulado el evento, busca dar a conocer este nicho de inversión, así como las oportunidades que ofrece este mercado.

La sesión formativa estará presentada y moderada por la periodista Susana Criado y contará con la participación de Xavier Olivella, CEO de ArtsGain, y con Ilaria Cavazzana, directora de Arte de ArtsGain. Los ponentes explicarán la evolución histórica del mercado del arte y las tendencias de inversión de grandes patrimonios en el sector.

Asimismo, los expertos realizarán la presentación El mercado del arte en tiempos de crisis, donde expondrán los indicadores de inversión en arte, así como repasarán algunos casos de éxito de fondos de inversión en esta materia.

El webinar, que se celebrará el próximo 16 de diciembre a las 17 horas, está dirigido al público profesional y busca dar a conocer vías alternativas de inversión en mercados poco afectados por las crisis, que aportan diversificación a las carteras.

Se trata de un evento promovido por Aseafi, que cuenta con la colaboración de EFPA España, y con El Asesor Financiero, Citywire y Funds Society, como media partners. El registro puede realizarse a través del siguiente enlace.

La asistencia será válida por 1 hora de formación para la recertificación EIA, EIP, EFA y EFP, visualizado el evento completo y transcurrido el mismo, superando un test que, todos los profesionales registrados recibirán en sus correos electrónicos.

Calificación y cyber due-diligence: la clave para proteger las fusiones y adquisiciones de las entidades financieras

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CC-BY-SA-2.0, FlickrFoto: andrea kirkby. red

Y vosotros, ¿podéis hacer una cyber due-diligence? Recientemente mi hija me hacía esta pregunta. Ella trabaja en un fondo de private equity en el Reino Unido y, durante los procesos de análisis de una potencial inversión, la evaluación de la ciberseguridad de las compañías ya es un trámite más dentro de todo el proceso. De hecho, Reino Unido y Estados Unidos cuentan con compañías especializadas y que solamente se dedican a prestar este tipo de servicios para casos de fusiones y adquisiciones.

Actualmente, la seguridad de la información no es una cuestión tecnológica, sino un factor clave en la gestión de riesgos de negocio, por lo que la evaluación de ciberseguridad resulta necesaria en todos los sectores y no solamente en los relacionados con la tecnología. Y es que, la tecnología es un componente fundamental para desarrollar todo tipo de negocios y depender de la misma hace que cualquiera sea un objetivo potencial de un ciberataque.

Un posicionamiento deficiente en ciberseguridad puede desencadenar un ciberataque con unas consecuencias muy perjudiciales, que puede hacer imposible conseguir los objetivos de negocio planificados, con el consiguiente deterioro de la inversión.

El perjuicio que un incidente puede causar en la continuidad de negocio puede ser inmenso.  Podemos pensar, por ejemplo, en casos de ramsomware como el de NotPetya, que causó a Maersk pérdidas superiores a 300 millones de dólares, o en un robo directo -como el realizado mediante transferencias SWIFT fraudulentas por 81 millones de dólares en el Banco de Bangladesh-, a los que también debemos añadir posibles pérdidas de propiedad intelectual, deterioro de la propia imagen, etc. Sin olvidar que esto puede acarrear también las posibles sanciones derivadas de la aplicación del Reglamento de Protección de Datos.

Además, es preciso tener en cuenta que el perímetro a proteger por las organizaciones se amplía con el de sus proveedores, tanto de aquellos que se conectan a los sistemas como de los que procesan la información de sus clientes en los propios del proveedor. En ambos casos, los proveedores suponen una mayor superficie de riesgo de ataque, añadido al de la propia organización.

En el caso de una entidad dedicada a la gestión de activos, que comprende un número más o menos elevado de inversiones, cada una de ellas con su correspondiente cadena de suministro, garantizar un posicionamiento de ciberseguridad con los niveles adecuados y apropiados puede resultar una tarea ingente, a menos que se disponga de una metodología idónea para llevar a cabo esta tarea.

Es imprescindible que este tipo de entidades realicen una evaluación a la hora de abordar una nueva incorporación, en la que además de analizar los aspectos financieros y legales, extienda ese análisis a sus proveedores para garantizar que existe un nivel de seguridad adecuado y suficiente para evitar que un ciberataque conlleve un riesgo inasumible para la inversión.

Quien esté poco familiarizado con la ciberseguridad, puede caer en la tentación de utilizar alguna de las últimas herramientas de rating” digital que están proliferando en los últimos años (como BitSight, MetricStream o RiskRecon). Estos sistemas ofrecen una valoración de la exposición de la entidad ante posibles ataques procedentes de Internet, lo que supone una visión exclusivamente desde el exterior. Es como asegurar un edificio utilizando sólo una fotografía aérea. Es un método que resulta bastante rápido, pero que no tiene en cuenta aspectos fundamentales, como la madurez de la organización en el establecimiento e implantación de políticas y procedimientos, la formación y concienciación de su personal, o la preparación y la capacidad de recuperación para gestionar los incidentes de seguridad.

lo un análisis profundo y riguroso de todos estos factores, que además compruebe cómo la organización extiende la protección a la gestión de sus proveedores, puede aportar una visión y valoración reales y fiables del nivel y capacidades de seguridad, y por tanto permitir controlar el riesgo asociado.

Dicho esto, si este proceso se hace para evaluar una potencial inversión, también es una razón para aplicarlo a las inversiones que ya se tienen en cartera. La exposición es la misma y las consecuencias de sufrir un ciberincidente pueden resultar igualmente perjudiciales. Los ciberdelincuentes no tienen en cuenta el momento en la vida de una organización, sino que todas las oportunidades son buenas y, por tanto, debe realizarse una rigurosa evaluación del nivel de ciberseguridad con la misma regularidad que la revisión del desempeño financiero.

¿Que si podemos hacer una cyber due-diligence? Por supuesto que podemos. De hecho, existen calificaciones que son en sí mismas una cyber due-diligence, mucho más completas y fiables que la gran mayoría de las que se realizan con esta finalidad.

Tribuna de Alfonso Pastor, socio de LEET Security.