Pixabay CC0 Public Domain. Pictet Alternative Advisors lanza su primer fondo temático de capital privado
Pictet Alternative Advisors SA (PAA), filial del Grupo Pictet y entidad a cargo de la inversión alternativa del Grupo, lanza su primer fondo temático de capital privado: Pictet Thematic Private Equity-Technology. El fondo invertirá en una veintena (no más de 25) de los mejores fondos mundiales y seleccionará hasta un máximo de 20 inversiones directas o coinversiones en empresas no cotizadas, con un horizonte de inversión de entre tres y cuatro años.
Destinado únicamente a inversores profesionales, el vehículo buscará aprovechar las tendencias de la transformación digital y su impacto en la economía local y mundial, así como en la sociedad. Estas tendencias se han visto además aceleradas por la pandemia, que ha sacado a la luz carencias como la fuerte dependencia de los procesos digitales, aplicaciones informáticas y redes sociales. De cara al futuro, la firma no descarta apostar por el sector sanitario.
“La tecnología sigue siendo un sector fértil. Estamos en la primera etapa de la transformación digital a nivel mundial y sigue habiendo muchas oportunidades de inversión atractivas. Las aplicaciones informáticas, por ejemplo, son el sector que más rápido crece y se prevé que lo haga al 10% anual compuesto los próximos cinco años”, añade Pierre Stadler, responsable de Thematic Private Equity.
En este sentido, el uso de Internet ha crecido “espectacularmente, pero va a crecer más, si tenemos en cuenta que 41% de la población mundial aún no tiene acceso”, según Stadler. Además, el gestor destaca que el 5G junto al Internet de las cosas conforman “la siguiente generación de tecnología de redes móviles, que promete llevar la conectividad hasta límites insospechados”.
Así, a medida que las tecnologías digitales aumentan su presencia, surge una nueva generación de empresas disruptivas. “Algunas se convertirán en empresas muy conocidas y otras, aunque aporten una elevada rentabilidad, seguirán siendo desconocidas para el gran público. De manera que no resulta sorprendente que el universo de capital privado de gestoras de fondos especializadas en tecnología haya crecido tanto en tamaño como número la última década. Estamos convencidos de que la tecnología es un tema de inversión atractivo, ya que la mayoría de empresas de aplicaciones informáticas no cotiza”, subraya el responsable de Thematic Private Equity.
En esta iniciativa participan dos sociedades del Grupo Pictet, Pictet Asset Management (Pictet AM) y Pictet AA. Dentro de la inversión temática, Pictet AM gestiona 50.000 millones de dólares en catorce estrategias, según datos de la firma. Asimismo, Pictet AA, que comenzó a invertir en capital privado en los años 90, ha puesto en marcha 11 fondos multiestrategia y gestiona numerosas cuentas segregadas, con activos bajo gestión que suman 17.000 millones de dólares.
“Los mercados no cotizados constituyen una opción atractiva para invertir en el sector tecnológico y aprovechar su gran potencial de crecimiento estructural”, afirman desde la entidad. Además, según añaden desde Pictet AM, estas empresas optan por mantenerse privadas más tiempo, por lo que un porcentaje creciente de valor se crea en los años en que no cotizan, antes de su salida a Bolsa.
Pictet AA emplea un enfoque sistemático en la construcción de las carteras de fondos de capital privado. Mantiene una estrecha relación con un selecto número de sociedades gestoras de capital privado, lo que le permite acceso a oportunidades de coinversión o inversión directa en sus fondos. Desde su creación hace treinta años, ha participado en más de 150 fondos de capital privado y 155 coinversiones. La due diligence de su proceso de inversión incluye también análisis ESG .
Pictet AM es una sociedad gestora de activos independiente. Gestiona 209.000 millones de dólares a 30 de junio de 2020, en una gama de productos de renta fija, variable, inversión alternativa y multiactivos. La sociedad ofrece servicios de inversión especializada en cuentas segregadas y fondos de inversión. Incluye las filiales operativas y divisiones del Grupo Pictet de gestión de activos institucionales y fondos. Tiene 17 centros de negocio en Londres, Bruselas, Ginebra, Fráncfort, Ámsterdam, Luxemburgo, Madrid, Milán, París y Zúrich, hasta Hong Kong, Taipéi, Osaka, Tokio, Singapur, Montreal y Nueva York.
Pixabay CC0 Public Domain. SEB European Small Caps Fund: las mejores cosas vienen en frascos pequeños
Los inversores de renta variable europea han visto disminuir el crecimiento (tanto esperado como realizado) en Europa durante la última década. Sin embargo, las pequeñas empresas que se encuentran en etapas primerizas de su desarrollo han resistido esta tendencia creciendo más rápido que las de gran capitalización. También han sido más flexibles a la hora de adaptarse a los cambios dentro de sus industrias. Pero, aun así, ¿por qué deben los inversores agregar exposición a estas compañías en el contexto actual?
Además de la gran cantidad de apoyos anunciados, implementados y por implementar por parte de bancos centrales y gobiernos, y ante la posible llegada de una vacuna COVID-19 en los próximos meses, creemos que hay argumentos convincentes:
1. Vivimos en un mundo de bajo crecimiento, por lo que la principal ventaja de invertir en acciones de pequeña capitalización radica en el potencial de crecimiento a largo plazo que no logran las empresas con grandes capitalizaciones de mercado. Según la gestora escandinava SEB, el crecimiento esperado de los beneficios en 2021 es del 14,5% para las de pequeña capitalización frente al 8,7% para las de gran capitalización. El consenso de crecimiento esperado para las empresas en cartera es del 30,9%, lo que impulsaría un rendimiento superior.
2. El espacio ofrece un terreno fértil de oportunidades. Aproximadamente el 94% de todas las acciones en Europa son de pequeña capitalización. La asignación de activos ajustada por capitalización bursátil a este segmento debería estar entre el 15% y el 20%, y ningún índice cubre de manera eficiente este universo, que está formado por unas 3.000 empresas.
3. El promedio de cobertura de analistas cae a medida que disminuye la capitalización bursátil de una sociedad, lo que conduce a un análisis menos exhaustivo y, en algunos casos, a ineficiencias de precios. Las acciones de la cartera de SEB tienden a tener menos de 5 analistas que cubren la empresa, lo que sugiere precios menos eficientes.
Lars Knudsen y Anders Knudsen, los gestores del fondo, cuentan con más de 30 años de experiencia combinada en el sector. El fondo tiene una calificación de cinco estrellas Morningstar e invierte en empresas con un crecimiento de beneficios sostenible, que pueden resistir caídas en el ciclo económico, que demuestran características de capitalización en términos de rendimiento empresarial y que buscan líderes de mercado, impulsando la innovación.
4. Las empresas más pequeñas a menudo se centran en nichos u operan en un solo país. Esto significa que pueden desacoplarse hasta cierto punto y tener éxito en un entorno económico difícil. En general, dependen menos de las tendencias macroeconómicas mundiales, están impulsadas por problemas de nivel micro que son difíciles de encontrar en empresas de gran capitalización y tradicionalmente tienen un enfoque más regional. El crecimiento del PIB mundial y la globalización se han desacelerado con las tensiones entre China y Estados Unidos y la llegada del COVID-19, lo que favorecerá inversiones con carácter regional.
5. El sector de pequeña capitalización europea goza de valoraciones relativas atractivas, especialmente si se tiene en cuenta su fuerte perfil de crecimiento. La relación Precio/Beneficio ajustada estimada para el índice MSCI Europe Small Caps Net Returnde 16,04 para 2021 está en línea con la del MSCI Europe (15,64), por lo que se encuentra a un nivel de valoración interesante. Debido a su crecimiento más fuerte y una rentabilidad de capital empleado (o ROCE) más alta, el fondo tiene una prima en comparación a su índice de referencia. Además, la valoración de algunas grandes capitalizaciones europeas como bancos o empresas de servicios públicos está disminuyendo, lo que se refleja en el nivel de valoración del índice.
6. Respaldo monetario y fiscal: La Comisión Europea ha propuesto un paquete de estímulo económico de 750.000 millones de euros, combinado con una revisión del presupuesto a largo plazo de la UE (2021-2027). La UE también ha anunciado que contribuirá a la protección de las pequeñas y medianas empresas con el fin de ayudar a las que se encuentran en desventaja frente a los competidores extranjeros subvencionados. La ola de estímulo fiscal debería beneficiar a las firmas europeas, en particular a las más pequeñas con acceso a la ayuda.
7. La actividad de fusiones y adquisiciones se está recuperando a nivel mundial. Tras el COVID-19 y la contundente bajada del coste de financiación, han aparecido oportunidades, especialmente para compradores estratégicos que buscan innovar y aumentar la rentabilidad, así como para fondos de capital privado que buscan poner su dinero a trabajar. Las empresas de pequeña y mediana capitalización suelen centrarse en un solo producto o servicio, lo que puede convertirlas en objetivos de adquisición atractivos para las compañías más grandes que buscan diversificarse o para aquellas que buscan construir una mayor escala.
Entonces, ¿por qué el SEB European Equity Small Caps Fund?
SEB Asset Mangement es una de las instituciones financieras más grandes de Escandinavia. La gestora tiene activos por valor de más de 100.000 millones de euros, lo que la convierte en una de las mayores de Europa. Se centra en productos nicho y soluciones a medida a gran escala basadas en nuestro concepto de boutiques múltiples: desde fondos del mercado monetario de bajo riesgo hasta productos de capital privado.
El SEB European Equity Small Caps Fund, lanzado en 1999, es un fondo long-only gestionado activamente que se centra en acciones europeas de una capitalización inferior a 3.000 millones de euros. Los gestores desempeñan un enfoque de selección fundamental en la intersección entre value y quality. Actualmente, cuenta con 245 millones de euros bajo gestión en una estrategia de alta convicción con aproximadamente 50 acciones.
En resumen, puede ser que a corto plazo las acciones de pequeña capitalización estén sujetas a mayor volatilidad, pero tiende a ser compensada por una mayor rentabilidad ajustada al riesgo. Si bien la confianza sigue siendo moderada en Europa, las valoraciones favorables y el impulso de las ganancias, junto con la lenta mejora del contexto macroeconómico, brindan una oportunidad para invertir en empresas de pequeña capitalización.
Tribuna de Nicholas Burdett, responsable de productos y análisis en Capital Strategies Partners
Pixabay CC0 Public Domain. La CCR chilena aprueba los primeros cuatro instrumentos títulos representativos de oro físico
La Comisión Clasificadora de Riesgo Chilena (CCR), el organismo que autoriza los instrumentos que pueden ser adquiridos por los fondos de pensiones, ha aprobado los cuatro primeros títulos representativos de oro físico.
La lista está compuesta por tres instrumentos de Wisdom Tree Investments: Gold Bullion Securities, WisdomTree Physical Gold y WisdomTree Physical Swiss Gold registrados en Jersey y cotizados en la bolsa de Londres (LSE por sus siglas en inglés) y por un cuarto, SPDR Gold Trust de World Gold Council registrado en Estados Unidos y cotizado en NYSE Arca.
El pasado mes de mayo la superintendencia de pensiones aprobó cambios en el régimen de inversión de los fondos de pensiones, que, entre otros, introducía una nueva alternativa de inversión en títulos representativos de oro como “una opción de protección en escenarios de incertidumbre, permitiendo de esta manera una mayor diversificación y rentabilidad en los fondos de pensiones”. La inversión computa dentro del límite para activos alternativos.
En esta línea, y cumpliendo con su papel de aprobación, la CCR publicó, el 30 de julio, los requisitos que debían cumplir los títulos representativos de oro, que son definidos como “instrumentos financieros listados en mercados de valores, que tienen como objetivo la exposición al oro, cuyos subyacentes estén respaldados por oro físico”.
En el proceso de aprobación, la CCR tendrá en consideración, entre otros, factores que afectan al país de registro y de cotización del título, la sociedad administradora, el custodio, sus respectivas matrices, las políticas y características del instrumento y su liquidez en los mercados secundarios.
Así, la CCR exige una calificación de al menos AA para el riesgo país “donde esté constituido o sea regulado el emisor y sus títulos, la sociedad administradora, el custodio y la bolsa de valores en que estén inscritos y puedan ser transados los títulos” y de al menos BB para la clasificación de riesgo país donde estén constituidas las matrices de estas entidades.
Para las sociedades administradoras, la CCR exige un volumen de al menos 10.000 millones de dólares en activos bajo gestión, diez años completos de experiencia y al menos cinco de experiencia en la gestión de títulos representativos de oro. Para el instrumento en cuestión, se exige un mínimo de 1.000 millones de dólares “descontados de esta cifra los aportes efectuados por la sociedad administradora o entidades relacionadas”.
En cuanto al custodio, se le exige una experiencia mínima de cinco años en la custodia física de oro, el cumplimiento de estándares mínimos reconocidos internacionalmente y una calificación crediticia (suya o de su matriz) de al menos rating A.
Durante años, parte importante del mundo de las inversiones soberanas era la calificación de riesgo soberano y no era poca la “obsesión” de muchos países por buscar un grado de inversión (BBB hacía arriba). Desde el punto de vista conceptual, el grado de inversión garantizaba el acceso a mejores condiciones financieras en los mercados internacionales y nacionales, puesto que bajaba el riesgo de los inversionistas ya que un país, con el grado de inversión, tenía mejores posibilidades futuras de repagar su endeudamiento.
Por ello, era tan importante hacer una tarea juiciosa y consistente de indicadores financieros y económicos, controlar el endeudamiento como porcentaje del PIB, medir la solidez de las instituciones, la independencia del banco central, entre muchas otras. Con todo controlado, las calificadoras tenían el insumo para catalogar a un país como atractivo y, por ende, otorgar una buena calificación. Así crecimos muchos en el mundo financiero y aún llevamos el chip del grado de inversión, que se repite como un mantra, en no pocas ocasiones.
Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, el riesgo soberano ha tenido un cambio sustancial en su esencia más básica: entraron a escena unos jugadores con billetera ilimitada, que más allá de la calificación, sustentan los bonos gubernamentales…sí, los bancos centrales al rescate. Con estos jugadores en el mercado, es virtualmente imposible que exista un “default” soberano, especialmente en moneda local. En este 2020, sí que ha quedado demostrado que, cuando se necesite, los bancos estarán dispuestos a ir al rescate de sus bonos gubernamentales (otra historia es con bonos emitidos en moneda extranjera, donde los bancos no tienen potestad y están expuestos a los riesgos cambiarios; aunque esto lo han venido entendiendo los gobiernos, quienes han dado mayor relevancia al endeudamiento local, con lo cual cada vez es más claro que la posibilidad de intervención de algunos bancos centrales se amplía).
Para que veamos lo que ha sido el cambio en el riesgo soberano, a muchos se les olvida que Estados Unidos perdió, luego de la crisis de 2008, su calificación AAA, y una de las calificadoras le bajó a AA+… ¿cuál fue el efecto?: ninguno, !absolutamente ninguno!
En términos “normales” (quizá por ello ahora llamamos a esto, la “nueva normal”) eso hubiera tenido un impacto más allá de la anécdota que terminó siendo dicha bajada de calificación. Y creería, sin temor a equivocarme, que nadie piensa que EE.UU., entendido como su gobierno federal, tenga un mayor riesgo hoy que hace años atrás…eso a pesar de que su deuda sobre PIB es cercana al 120%, su déficit fiscal cercano al 5%, con crecientes déficits comerciales, una posición de inversiones internacionales netas deficitaria en casi el 50% de su PIB, entre otros. Si no me dijeran que es EE.UU. y me muestran estos indicadores, creería que es un país cuyo riesgo soberano lo llevaría a la categoría de “especulativo”…y claramente, no lo es.
¿Bien, todo esto qué implica? Sencillamente que, ya que no hay riesgo soberano, se deben empezar a evaluar otros indicadores, quizá el más importante, sea la inflación. Si bien los bancos centrales salen al rescate, lo hacen con cargo a emisión monetaria que entra al circuito económico y financiero, en algunos casos local, en otros casos, global. A más dinero, según la teoría monetarista, mayor inflación.
Claro, no hemos visto la inflación final (aquella del consumidor último) creciente en los últimos años, por muchas razones: porque el dinero no le llegó al ciudadano del común. En el 2020 2H Outlook de M&G Investment, hubo una gráfica que me quedó dando vueltas en la cabeza, la cual básicamente mostraba que desde 1950 la productividad acumulada en EE.UU. ha crecido un 252%, mientras que la compensación horaria lo ha hecho en un 116%, con un estancamiento desde la década del 70; la tecnología no ha permitido que suban los precios; entre otros. Un ejemplo: en muchos frentes no hemos tenido inflación, hemos tenido deflación, pero no nos hemos dado cuenta: el teléfono móvil que compraba hace 10 años, hoy vale mucho menos (deflación), lo que sucede es que ya no lo compro, porque hice un “upgrade” a un modelo nuevo (que sí, creo que vale mucho más), pero la realidad es que, proporcionalmente, el nuevo teléfono de hoy, cuesta proporcionalmente mucho menos (así su valor absoluto sea mayor) que el teléfono 10 años atrás.
Volviendo al punto central, el tema es que si a un banco central “se la pasa la mano”, podría crear inflación, y esa, realmente esa, va a ser la verdadera afectación de un inversionista. Con un bono de tasa fija y una inflación creciente, gana el deudor (paga lo mismo, pero es un pago disminuido por la inflación) y pierde el acreedor (porque recibe dinero devaluado por la inflación). Y también, es claro que la fórmula de inflación, para ajustar indicadores macro, no es nueva: la han usado muchos países a lo largo de la historia.
Finalmente, la relación deuda sobre PIB, es una relación, que para que baje se necesita alguna de las dos siguientes: que baje el numerador (deuda) o suba el denominador (PIB)…cuando hay inflación, sube el PIB, porque el mismo se mide en términos nominales, y si la deuda no se incrementa al mismo ritmo, por lógica, la relación baja…pero eso, a costa de la población que sufre la carga de mayores precios.
Entonces, en la medida en que muchas cosas han cambiado desde 2008, que han entrado de manera masiva actores que antes eran un poco más “conservadores”, que se ha incrementado la liquidez, que la teoría básica sobre la que sustentaban los mercados y la economía han cambiado, debemos pensar diferente: quizá el riesgo financiero ya no es el mismo con el que nos habíamos acostumbrado a vivir, y nos toca pensar de una manera muy diferente cuáles son las afectaciones que debemos controlar.
Manuel Felipe García Ospina es vicepresidente Wealth Management de Skandia
De acuerdo con los datos recibidos por las gestoras de IICs que han facilitado información sobre esta actividad desarrollada por sus grupos financieros, la cifra estimada de patrimonio en gestión discrecional de carteras se situaría en torno a 78.000 millones de euros a finales de junio de 2020 (75.230 millones para las 27 gestoras que facilitan dato de sus grupos financieros).
Este volumen supone que durante el segundo trimestre de 2020, la gestión discrecional de carteras ha registrado un incremento del 7%, basado tanto en rendimientos por efecto mercado como en nuevos flujos, explica Inverco.
De esa cifra, el 95% correspondería a clientes minoristas (en torno a 74.000 millones de euros). El número estimado de contratos se elevaría a 740.000 carteras gestionadas (728.423 para las entidades que remiten información), correspondiendo casi la totalidad de ellas a clientes minoristas, siendo el patrimonio medio gestionado por cartera de cliente minorista de aproximadamente 97.954 euros.
Según la información remitida por las entidades, el 35% de la gestión discrecional en España se canaliza a través de inversiones en IICs de terceras gestoras.
Más IICs distribuidas
El volumen de las IICs distribuidas en España experimentó un incremento durante el segundo trimestre de 2020 del 6,4%, para las 27 gestoras que facilitan dato de su grupo financiero.
Según la información sobre distribución de IICs recibida por las entidades, que representan una muestra elevada de la totalidad de la distribución de sus grupos financieros en España, el porcentaje de IICs de terceros comercializadas hasta junio 2020 alcanza el 18,9% del total (70.504 millones de euros frente a 301.619 millones del total referido a las entidades que remiten información).
A junio de 2020, el porcentaje que supone la gestión discrecional de carteras respecto a la distribución total en España continúa incrementándose, y ya alcanza el 23,0%.
Funds Society acaba de lanzar el número 24 de su revista Américas, disponible en versión digital y en vías de distribución en Estados Unidos, Chile, Uruguay y México.
Les presentamos una versión en vídeo, de la mano de algunos de los colaboradores que han escrito tribunas de opinión, y también expertos de la industria de gestión de activos y asesoramiento que nos han dado su visión en algunos de los artículos.
Funds Society acaba de lanzar el número 24 de su revista Américas, disponible en versión digital y en vías de distribución en Estados Unidos, Chile, Uruguay y México.
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Pixabay CC0 Public Domain. Sostenibilidad global, con Janus Henderson
Tal como lo define la Organización de Naciones Unidas (ONU), el desarrollo sostenible consiste en conseguir dar respuesta a las necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.
Un deseo de dejar un mundo mejor a las generaciones venideras que Janus Henderson ha situado en el foco de su filosofía de inversión desde hace ya veintinueve años, basada en la inversión sostenible y el liderazgo en ideas innovadoras. Una estrategia que no ha hecho sino fortalecerse durante los pasados meses, como consecuencia de los grandes cambios que la llegada de la pandemia ha forzado en nuestras vidas y que ha reforzado su compromiso de ofrecer a sus inversores los mayores estándares de transparencia y compromiso.
Uno de sus principales exponentes de esta filosofía de sostenibilidad y compromiso es Janus Henderson Global Equity, uno de los fondos más rentables en el año de la categoría VDOS de Etico, con una revalorización de 17,11% en su clase I NET de acumulación con cobertura en euros.
Aplica una estrategia integral de sostenibilidad que combina criterios positivos y negativos (exclusiones) tomando en consideración tanto los productos de un negocio (lo que hace) como las operaciones (cómo lo hace). Su marco de inversión es muy claro, basado en megatendencias ambientales y sociales y diez temáticas de sostenibilidad, que combinan con un enfoque bottom-up que incluye una revisión de operaciones, estados financieros y la valoración de empresas, así como una evaluación de los factores materiales de ESG integrados en el proceso de análisis.
El enfoque de inversión es explícitamente bajo en carbono y, al incorporar factores ambientales, sociales y de gobierno en el análisis, buscan construir una cartera con un perfil de riesgo favorable. Como resultado se obtiene una cartera global bien diversificada con características de riesgo equilibradas. El enfoque multitemático es un diferenciador importante que les permite hacer esto. El equipo cree que la integración de ESG mejora su capacidad para generar retornos atractivos ajustados por riesgo.
El gestor principal del fondo es Hamish Chamberlayne, CFA, director de Renta Variable Global Sostenible en Janus Henderson Investors. Chamberlayne es gestor de Cartera de las estrategias Janus Henderson Global Sustainable Equity e Institutional Global Responsible Managed, una función que ha desempeñado desde 2012. Chamberlayne se incorporó a Henderson en 2011 desde Gartmore, donde fue analista en el equipo global de renta variable. Con anterioridad, fue auditor senior en PricewaterhouseCoopers, donde cubrió una variedad de sectores, incluyendo energía, tecnología y comunicaciones.
Chamberlayne comenzó su carrera en Burlington Consultants realizando procesos de diligencia debida en negocios identificados como objetivos de adquisición por casas de capital privado. Es graduado en Química por el New College de la Universidad de Oxford. Cuenta con la certificación CFA y con 17 años de experiencia en el sector.
Janus Henderson Global Equity es un fondo de inversión responsable de renta variable global, con un proceso bottom-up, por fundamentales e implicaciones temáticas, que combina criterios de exclusión e inclusión junto con la integración de criterios ESG en el análisis y selección de valores. Es más, el fondo busca explícitamente una huella baja en emisiones de carbono y contribuye a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU.
Su proceso de inversión es disciplinado y repetitivo, diseñado para seleccionar las mejores ideas de sostenibilidad a nivel mundial y construir una cartera bien diversificada. La generación de ideas parte de un universo de 5.000 compañías que, al encuadrarse en un marco temático, queda reducido a unas 800. Las mejores ideas reducirán aún más el número de empresas hasta 120, por medio de análisis fundamental y ESG integrados. Como resultado se obtiene una cartera activa y diversificada que incluye entre 50 y 70 acciones, con una tasa de rotación inferior al 30%, sin restricciones sectoriales, con asignaciones regionales en línea con su índice de referencia (+/-3%) y niveles de efectivo de entre el 1% y el 3%.
El fondo busca tener un impacto positivo en la sociedad. Para ello, se apalanca en cinco temáticas medioambientales y cinco sociales. Evita las empresas e industrias que sean intensivas en emisiones de CO2. El resultado es que la huella de carbono del fondo es un 85% inferior a la del MSCI World. Con la transparencia como una de sus prioridades, el equipo gestor puede medir la contribución de la cartera a cada uno de los 17 ODS de las Naciones Unidas. Por ejemplo, el 68% del fondo contribuye a luchar contra la pobreza en el mundo; el 93%, a una educación de calidad y el 90% a igualdad de género.
Entre las cinco mayores posiciones en cartera encontramos acciones de Microsoft Corporation (5,39%), Adobe Inc (4,13%), Salesforce.com Inc (3,49%), Autodesk Inc (3,29%) y Humana Inc (2,94%). Por sector, las mayores ponderaciones corresponden a tecnologías de la información (41,90%), industrial (12,03%), financiero (11,76%), consumo discrecional (8,66%) y salud (5,57%).
La historia de rentabilidades del fondo lo sitúa entre los mejores de su categoría por este concepto, en el primer quintil, durante 2016 y 2020, batiendo al índice de su categoría en 2017, 2018 y 2019. A tres años, su controlado dato de volatilidad es del 19,06% y de 16,56% a un año, posicionándose en este último periodo entre los mejores de su categoría por este concepto, en el quintil cinco. También a un año, su Sharpe es de 1,33 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, de 9,50%. La suscripción de la clase I NET de acumulación con cobertura en euros de Guinness Sustainable Energy Fund requiere una aportación mínima inicial de 750.000 euros, aplicando a sus partícipes una comisión fija de 0,75% y de depósito de hasta 0,0075%. Cuenta también con una clase A en euros con un coste de suscripción mínimo de 1.500 euros, que grava a sus partícipes con una comisión fija del 1,50% y de depósito del 0,01%.
A medida que las restricciones del confinamiento comenzaron a relajarse, la actividad económica fue repuntando, pero el éxito parcial del confinamiento en todo el mundo ha servido como recordatorio de que no va a ser un proceso fácil. Tiendas minoristas, restaurantes y ocio presencial son algunas de las actividades que continuarán teniendo dificultades hasta que se consiga recuperar una mayor normalidad. Por el contrario, la digitalización, una tendencia que el equipo gestor cree que está alineada con una economía sostenible, sigue acelerándose. La fortaleza de la economía digital, que ha visto una creciente demanda de sus servicios, ha servido para subrayar la idea de que muchas personas y muchas empresas pueden llevar una vida más baja en carbono.
Creen firmemente que la transición a una economía baja en carbono continuará. El impulso imparable de las tecnologías limpias, combinado con el aumento de las cargas regulatorias asociadas con el carbono, sigue haciendo que la inversión en combustibles fósiles sea menos atractiva y esperan, además, que continúe la normativa de apoyo a la transición a las energías limpias. Un número cada vez mayor de empresas en los sectores de generación de energía, transporte e industria se han comprometido con planes de inversión plurianuales alineados con la transición a una economía baja en carbono. Creen que en la próxima década es inevitable un enorme aumento de la capacidad de generación renovable, los avances en la tecnología de las baterías y una amplia aceptación de los coches eléctricos por parte de los consumidores. Creen asimismo que esta será la década en la que se alcanzará el pico máximo de demanda de petróleo.
Hay muchas otras áreas en las que esperan pocos cambios: la necesidad de servicios esenciales de salud, impulsados por el envejecimiento de la población, no ha hecho más que aumentar debido a esta crisis; sigue habiendo una gran necesidad de seguros y gestión de riesgos; el crecimiento de la población y la urbanización continuarán y con ella la necesidad de invertir en infraestructuras sostenibles, transporte público, edificios energéticamente eficientes y tecnología del agua. La innovación avanzará en relación con la economía circular y seguirá habiendo demanda de muchos bienes y servicios de consumo en relación con el deporte y el ocio, el entretenimiento y la alimentación saludable.
La rentabilidad de la Clase I Net de acumulación con cobertura en euros de Janus Henderson Global Equity a lo largo de su historia, respecto al riesgo incurrido medido por volatilidad, especialmente en los últimos tres años, lo hace merecedor de la calificación cinco estrellas de VDOS.
Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis de VDOS y quefondos.com
Reagan Mize, de cinco años, fue diagnosticada en mayo de 2019 de DIPG, un cáncer cerebral terminal, inoperable y agresivo.
La dificultad del tratamiento hizo que Los padres de Raegan, el teniente de Plantation Fire Rescue Marc Mize y su esposa Adrea Mize, se dedicaran por completo a su cuidado.
Por este motivo, Participant Capital está organizando una rifa para recaudar el dinero que necesitan Raegan y su familia.
“Raegan es una guerrera y su fe es asombrosa. Ella está tocando vidas, creando conciencia y creando fondos de investigación a nivel mundial. ¡Ella es realmente una inspiración!”, dice el comunicado al que accedió Funds Society.
Todas las personas que contribuyan a la causa de Reagan participarán por un sorteo.
Según el importe de la donación, puede ser elegible para 2 noches en Paramount Miami Worldcenter o un pasaje aéreo y 3 noches en Paramount Miami Worldcenter.
En caso de que desee donar de forma anónima, puede enviar un correo electrónico con su información a info@participantcapital.com y se comunicarán en caso de salir sorteado en la rifa. De todas maneras, se mantendrá la confidencialidad.
Para colaborar con Raegan podrán acceder a la plataforma GoFundMe en el siguiente enlace.
Foto cedidaBram Bos, gestor principal de bonos verdes de NN IP. Bram Bos (NN IP): “Esperamos que el momentum del mercado de bonos verdes siga acelerándose y alcance los dos billones de euros en 2023”
El interés por el mercado de bonos verdes está lejos de desaparecer. NN Investment Partners asegura que ya no solo atrae a los inversores en ESG, sino también a los más tradicionales, que han comenzado a identificar su enorme potencial. Prueba de ello es que el crecimiento de este mercado desde 2013, cuando todavía no existía, ha sido exponencial y hoy supone cerca de 672.000 millones de euros, una cifra que, según Bram Bos, gestor principal de bonos verdes, alcanzará los 2 billones en emisiones en 2023.
“La composición del mercado está cambiando: en 2014, los emisores estaban fundamentalmente relacionados con proyectos gubernamentales, seguidos de algunos servicios públicos y unos pocos de perfil financiero. Ahora, se encuentra mucho más diversificado”, afirmó en una conferencia virtual celebrada por la gestora tras la publicación de su Guía de Bonos Verdes: En ese sentido, destacó que las emisiones gubernamentales comenzaron a caer con los años, al tiempo que se incrementaron las corporativas.
Aunque en la actualidad las primeras suponen prácticamente la mitad de las emisiones (300.000 millones de euros), están muy equilibradas con las segundas, y, estas, además del sector financiero o del de los servicios públicos, cada vez provienen más del industrial (57.000 millones en la actualidad). “Esas son las empresas que realmente están produciendo, como Apple, Coca Cola o los fabricantes de coches. Esperamos que sigan ganando momentum, impulsadas por las emisiones de la Unión Europea y las de gobiernos como el alemán o el sueco en la actualidad y el italiano o el español el próximo año”, señaló Bos.
Con él coincidió Jovita Razauskaite, gestora de bonos verdes de NN IP, quien hizo hincapié en la cifra récord de emisiones que alcanzó el mercado en 2019 (casi 200.000 millones de euros). “Esperábamos que este año fuera incluso más elevada, ya que empezó más fuerte que el anterior, pero, con la pandemia, en marzo y abril muchos emisores lo pospusieron para la segunda mitad del 2020”, reveló. Sin embargo, ya comienzan a acercarse a cifras similares a las de 2019, gracias al claro repunte del tercer trimestre, con septiembre alcanzando la cifra récord de emisiones mensuales de 40.000 millones.
Una taxonomía necesaria
Asimismo, destacó que, incluso con el impacto del coronavirus, las emisiones de bonos verdes del sector industrial han superado a las del año pasado, al tratarse de una opción cada vez más factible para cualquier tipo de cartera. En este sentido, otro de los factores que ambos gestores consideran que potenciará estas emisiones es la puesta en marcha de la taxonomía europea, que, a su juicio, dará una mayor claridad y transparencia a los mercados de renta fija, ya queestablecerá una definición global de los bonos verdes, el 68% de los cuales se encuentran denominados en euros.
Para Razauskaite, la publicación de los estándares técnicos de bonos verdes de la Unión Europea permitirá trasladar de forma efectiva los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU a las Naciones Unidas e involucrar a sectores que suponen el 93,2% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Para finales de 2021, se espera que los inversores ya estén informando sobre el impacto de sus decisiones, lo que favorecerá la estandarización del mercado de bonos verdes y, en definitiva, la transición climática”, añadió. A esto se suma que los bonos verdes financiarán un tercio del Plan de Recuperación de 750.000 millones de euros puesto en marcha por la UE a raíz de la pandemia, lo que también favorecerá el crecimiento del mercado.
Mientras, Bos hizo hincapié en que la nueva taxonomía ayudará a regular mejor la actual “manía del etiquetado”, que ha llevado a una proliferación de bonos de todo tipo, como los “sociales”, los “transicionales” y hasta los “pandémicos”. “Existen tantas etiquetas en el mercado que a veces es algo confuso y suelen estar definidas de forma muy débil, algo que no ocurre con los bonos verdes”, criticó.
El análisis de NN IP
Con todo, ve clave que NN IP cuente con un proceso interno que identifique los bonos verdes según sus propios estándares. En su caso, analizan cada emisión para asegurarse de que, además de financiar proyectos verdes o medioambientales, está alineada con los principios de bonos verdes de 2018 y cumple los criterios de transparencia y gobernanza.
En esta evaluación, según Bos, lo más importante es observar de cerca a los propios emisores, ya que cerca del 15% de las emisiones de bonos verdes provienen de empresas que se encuentran involucradas en prácticas controvertidas. “Por ejemplo, nunca compraríamos bonos verdes de una empresa petrolífera que invierte en combustibles fósiles”, aseveró.