Credit Suisse AM anuncia el cierre de su primer fondo de préstamo directo

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Credit Suisse Asset Management’s Credit Investments Group (CIG) ha anunciado el cierre definitivo de su vehículo Private Credit Opportunities Fund (PCO), el primer fondo de CIG centrado en el préstamo directo, con 1.670 millones de dólares en compromisos de capital.

Según explica la gestora, el fondo trata de generar una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo, principalmente mediante financiación con deuda privada en toda la estructura de capital, incluidos préstamos garantizados de primer y segundo grado, financiaciones de tramo único (o unitranche) y acciones preferentes, otorgada directamente a empresas en los segmentos medio y alto del mercado en Norteamérica y Europa. Hasta la fecha, el fondo ha hecho uso de cerca de la mitad del importe, cuyo capital disponible supera los 3.000 millones de dólares, apalancamiento incluido.

“Nos complace cerrar nuestro primer fondo de préstamo directo lanzado para aprovechar la convergencia entre los mercados de crédito sindicado y privado. La demanda de los inversores que hemos visto valida la posición de CIG como inversor experimentado de elección en los mercados de crédito sin grado de inversión, mientras que nuestra capacidad para desplegar un capital significativo habla de la amplitud y profundidad de las inigualables franquicias de financiación apalancada y patrocinadores financieros de Credit Suisse”, señala John G. Popp, director global y jefe de inversiones del Credit Suisse Asset Management’s Credit Investments Group.

Desde la entidad recuerdan que el fondo está gestionado por un equipo especializado en crédito privado dentro del Credit Suisse Asset Management’s Credit Investment Group. “Durante más de 20 años y a lo largo de varios ciclos de mercado, CIG ha mantenido un enfoque disciplinado y ha demostrado una experiencia líder en la obtención y el mantenimiento de relaciones crediticias”, explican desde la entidad.

El crédito privado es una extensión natural del negocio de CIG como proveedor líder de soluciones de capital para empresas sin grado de inversión en Norteamérica y Europa que emiten en el mercado ampliamente sindicado.

El sell side empieza a matizar su optimismo

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Los indicios de ralentización en la actividad económica siguen manifestándose. El martes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a rebajar sus estimaciones para el PIB estadounidense dejando de manifiesto que «evitar una recesión en Estados Unidos es cada vez más difícil». El retoque en la proyección para este ejercicio, desde el 2,9% al 2,3% (consenso en el 2,4%) no es tan significativo, pero el que afecta a 2023 deja el pronóstico muy por debajo de las cifras que manejan los economistas (1% vs 1,8%) y del potencial de crecimiento de largo plazo. Al otro lado del Atlántico, la Comisión Europea también ha recortado sus números de PIB 2023 desde el 2,3% al 1,4%.

La pendiente de la curva 2 años–10 años ha entrado de forma más decisiva en terreno negativo y la 3 meses–10 años hará lo propio antes de final de año, evidenciando que, en el contexto actual, los compradores de renta fija interpretan el programa de subidas que maneja la Reserva Federal como excesivamente agresivo. Un 41% de los tramos (por vencimiento) de la curva en EE.UU. están ya en números rojos y, según muestra la historia, una inversión que afecte a más del 60% de los mismos prácticamente garantizará un retroceso en producto interior bruto.

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Como hemos venido explicando, la ralentización económica adquirirá una inercia considerable en los próximos meses y será interesante ver si el dato de junio (07/24) del indicador adelantado de la economía de EE.UU. (LEI) se apunta su cuarto mes consecutivo de caídas, algo que reforzaría el argumentario de los que apuestan por recesión. Como podemos observar en la gráfica, desde 1965 un retroceso tan continuado en el LEI ha coincidido siempre con episodios de contracción económica.

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A pesar de esto, y a tenor de la publicación del IPC de junio (+9,1% vs 8,8% esperado y 8,6% en mayo), no es probable que la Fed vaya a ayudar a relajar la presión. Aunque el precio de la energía (+41,6% interanual) y de los alimentos (congelados, pollo y huevos) justifican en parte la sorpresa, el incremento en coste comienza también a ser evidente en la contratación de servicios (alquileres o servicios médicos, por ejemplo). Y si bien la inflación subyacente sí parece haber dibujado un punto de inflexión, no bajará todo lo rápido que Powell espera mientras los salarios sigan creciendo muy por encima de la productividad.

Así, el mercado confirma con creces su apuesta por una subida de 0,75% en la reunión del 27 de julio (que podría ser mayor: el BoC canadiense demostró esta semana al encarecer el dinero en un 1%  que el incentivo en un entorno de presión inflacionista intensa es disparar primero y preguntar después). Y comienza a plantearse si el incremento de 0,5% que daba por hecho para septiembre no resulta ahora demasiado tímido, pero a la vez acerca a diciembre el pico en este ciclo de subidas (3,7%) y a mayo el inicio de los recortes.

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La respuesta del mercado al IPC de junio fue la que cabía esperar desde un punto de vista direccional (caída en acciones, repunte en rentabilidad del bono y dólar perforando por unos segundos la paridad contra el euro), aunque de una magnitud bastante contenida. El rumor entre los inversores el lunes era el de una lectura posiblemente mayor de 9% y hubo cierto alivio al comprobar que el dato filtrado en Twitter (+10,2%, que el propio BLS tuvo que desmentir) resultaba ser falso.

La persistencia de una Fed más halcón durante más tiempo alarga a priori la tendencia alcista en el dólar. Este es un punto de presión adicional sobre el optimismo de las proyecciones de BPA de los analistas. Históricamente, en entornos como el actual, en el que la tasa de paro se encuentra cerca de mínimos, un 1% de apreciación en el billete verde (DXY) se traduce en un impacto de 0,6% aproximadamente sobre el crecimiento en beneficios del S&P 500. El índice DXY se apunta, en lo que llevamos de 2022, una revalorización de 13,5% (+10,9% sobre su media móvil de 252 días) pero el consenso aún apunta a un +8,6% en desempeño corporativo para el año 2023.

No obstante, el sell side empieza a matizar su optimismo, y los recortes en estimaciones probablemente adquieran inercia a medida que avancemos en el periodo de publicación de resultados para el segundo trimestre. Como observamos en la gráfica, el porcentaje de empresas componentes del S&P 500 que mejoran sus guías de beneficios se ha desplomado, y los analistas -como han hecho en el pasado- ajustarán sus modelos en consecuencia.

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En la medida en que el efecto diferido del tensionamiento en política monetaria sea más evidente en los datos, la foto macro a partir de septiembre será muy distinta a la que podríamos tomar hoy. La ralentización en crecimiento y la remisión en presiones inflacionistas acabará por filtrarse al discurso de los banqueros centrales.

Aunque las valoraciones no son aún incontestablemente atractivas, las caídas desde noviembre han comprimido sustancialmente los múltiplos. Los recortes en estimaciones de beneficios pondrán algo más de incertidumbre alargando el recorrido a las caídas. Pero de cara al cuarto trimestre, una economía mucho más débil exigirá un nuevo giro en el seno de la Reserva Federal, y el mercado comenzará a descontar malos datos macro como buenas noticias para los bonos favoreciendo el atractivo relativo de la renta variable.

Guerra, pandemia e inflación: ¿aceleran los choques la innovación? Creemos que sí

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«¿Cómo se identifica el cambio?» Es una buena pregunta y nos la hacen con frecuencia. Durante la última década, hemos respondido a esta pregunta examinando cuándo una tecnología está lista para ser incorporada a un producto, su impacto en el mercado y su capacidad para captar beneficios económicos positivos. En última instancia, nuestro éxito se basa en nuestra capacidad para evaluar el impacto económico y los índices de adopción de una nueva tecnología. Estudiamos muchas tecnologías antes de que se conviertan en la corriente principal. La investigación fundamental nos permite saber cuándo los avances tecnológicos pueden estar listos para el mercado.

Sin embargo, hay otra forma de adoptar una nueva tecnología, y puede ser más poderosa que la primera: los choques exógenos. Los choques pueden acelerar drásticamente el cambio más allá de su tasa de adopción orgánica natural. En este documento, damos algunos ejemplos de choques significativos que se produjeron en los últimos 50 años y luego destacamos el entorno único de hoy, en el que hemos tenido dos choques externos significativos que impactaron en la trayectoria del desarrollo y la adopción de la tecnología en un período muy corto. La pandemia de COVID-19 aceleró muchas tecnologías, como el comercio electrónico, los pagos, la automatización del flujo de trabajo, las videoconferencias y las vacunas de ARNm. Además, es probable que una guerra terrestre en Europa acelere de forma significativa un nuevo grupo de innovaciones, como la tecnología agrícola, las energías renovables y quizás nuevas innovaciones que aún no hemos considerado.

Tenemos la suerte de vivir en tiempos en los que la innovación podrá ofrecer soluciones significativas para resolver los problemas de la época.

El embargo energético

A principios de la década de 1970, un puñado de shocks petroleros contribuyeron a importantes desarrollos tecnológicos de los que nos seguimos beneficiando hoy. La primera sacudida tuvo su origen en la guerra del Yom Kippur de 1973 entre los Estados árabes e Israel. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), en protesta por el apoyo de Estados Unidos a Israel, impuso un embargo a las exportaciones de petróleo a Occidente que provocó el aumento de los precios y el racionamiento de la gasolina en Estados Unidos. El precio medio real del crudo pasó de 4,08 dólares en 1973 a 12,52 dólares en 1974.

En 1979, la revolución iraní provocó un descenso de la producción de petróleo. Aunque esta caída sólo representó el 4% de la oferta mundial, los precios reales del crudo aumentaron considerablemente, desde un mínimo de 14,40 dólares en 1978 hasta un máximo de 28,91 dólares en 1979, llegando a los 39 dólares en 1981.

Estas crisis de oferta, las fluctuaciones extremas de los precios y el posterior racionamiento de la gasolina pusieron en entredicho el dominio de los fabricantes de automóviles estadounidenses, que hasta entonces se habían esforzado poco por garantizar la eficiencia del combustible. Atrás quedaron los populares sedanes de 18 pies de largo que pesaban aproximadamente 4.400 libras y ofrecían una escasa eficiencia de combustible (es decir, de 8 a 12 millas por galón). En su lugar, los coches compactos producidos por competidores japoneses y asiáticos como Toyota y Honda ganaron una enorme cuota de mercado en el segmento de las berlinas. El desarrollo de estos coches pequeños dio lugar a importantes innovaciones en la tecnología de seguridad. Estos avances incluyen zonas de deformación, airbags y frenos antibloqueo, que siguen siendo elementos importantes en el diseño de los coches. Aunque puede ser difícil de ver en ese momento, el embargo de la OPEP y la revolución iraní, dos grandes acontecimientos externos, pusieron fin a la edad de oro de la fabricación de automóviles en Estados Unidos y aceleraron importantes avances e innovaciones en la seguridad y el diseño de los coches.

Efecto 2000

Muchos inversores asocian el año 2000 con la burbuja bursátil y su posterior estallido. Como gestores activos, intentamos separar la acción bursátil del cambio fundamental. Asociamos el año 2000 con su propio acontecimiento exógeno y fundamental: El ‘Efecto 2000’. Durante la revolución informática del siglo XX, las fechas del calendario se codificaron en el software del sistema utilizando un formato DD/MM/AA. A medida que se acercaba el cambio de siglo, aumentaba la preocupación de que, en la transición al «2000», los ordenadores registraran el «00» como el año 1900, lo que provocaría fallos masivos en los sistemas. Estos fallos de los sistemas podrían afectar a todos los aspectos de la sociedad: la red eléctrica, los sistemas bancarios, etc. Para prepararse para este acontecimiento, las empresas empezaron a gastar mucho en iniciativas de tecnología de la información (TI) en 1995; se calcula que ese gasto es de al menos 100.000 millones de dólares antes de los ajustes de la inflación, y posiblemente más.

Esto fue transformador en muchos sentidos. Las empresas empezaron a alejarse de IBM, que había dominado la TI empresarial durante muchos años. Canalizaron sus inversiones en TI hacia empresas más nuevas como Microsoft, Cisco y Oracle, estimulando un crecimiento sustancial y un mayor gasto en software innovador y otras herramientas tecnológicas. En la Nochevieja de 1999, cuando el reloj marcó la medianoche en todo el mundo, no pasó nada. Aunque el giro del calendario en sí mismo no tuvo consecuencias, sostenemos que el gasto tecnológico del efecto 2000 permitió la adopción generalizada de Internet, aceleró su crecimiento y permitió la entrada de nuevos participantes en el mercado tecnológico. Más de 20 años después, la innovación impulsada por Internet impregna nuestras vidas y nos ha permitido capear con mayor eficacia uno de los mayores choques externos de nuestra vida, el COVID-19.

COVID-19

No se puede hablar de choques externos modernos sin hablar de cómo COVID-19 ha acelerado múltiples innovaciones, como el comercio electrónico, las vacunas de ARNm, el campo de la genómica, los pagos en línea y la colaboración de la mano de obra. La crisis de COVID-19 que se inició a principios de 2020 fue, en nuestra opinión, uno de los mayores choques externos de avance tecnológico que veremos en nuestra vida. Habiendo pasado ya la marca de dos años de la pandemia, parece que este choque puede tener un mayor impacto en la economía y la sociedad que cualquier cosa que la mayoría de nosotros haya experimentado. En nuestra opinión, lo que ha hecho que esta conmoción externa sea única es que había tantas tecnologías diferentes que estaban listas para ser adoptadas en tantos campos distintos, como las finanzas, el comercio minorista, la asistencia sanitaria y la colaboración en el lugar de trabajo. En un periodo de tiempo increíblemente corto, vimos tasas de adopción que en un estado estable podrían haberse medido en décadas, comprimidas en trimestres. Esperamos que estos avances recientes sean permanentes y generalizados, desintermediando los procesos o las tecnologías heredadas (recuadro 1).

 

Source: clinicaltrials.gov

 

La invasión rusa de Ucrania

El 24 de febrero de 2022, Rusia invadió Ucrania y, de nuevo, estamos experimentando una importante conmoción exógena que tendrá efectos directos en la innovación. Aunque todavía no entendemos todos los efectos de esta guerra, los primeros indicios apuntan a que acelerarán la innovación en la agricultura, las energías renovables, las tecnologías de defensa y las tecnologías de la cadena de suministro.

La interrupción de la siembra en la zona de guerra y la interrupción de las exportaciones fuera del Mar Negro podrían provocar escasez de alimentos en partes de Oriente Medio y Asia que dependen de las importaciones de alimentos. Entre las innovaciones para aumentar el rendimiento de los cultivos se encuentran las semillas editadas genéticamente que son resistentes a los herbicidas y los productos de protección de cultivos derivados de la biología sintética.

La guerra en Ucrania ha ilustrado aún más el riesgo de la dependencia energética, en particular para los estados de la Unión Europea que ya estaban invirtiendo en la descarbonización de sus economías de los combustibles fósiles. Para hacer frente a lo que puede ser un aumento duradero de los costes de los combustibles fósiles, prevemos avances en las tecnologías que permitirán reducir los costes de equilibrio de las nuevas tecnologías limpias.

Creemos que el aumento de la incertidumbre geopolítica derivada de la guerra incrementará las inversiones nacionales en tecnologías de defensa. Aunque los ejércitos ya utilizaban con más frecuencia la tecnología no tripulada, podríamos ver un cambio continuo hacia la tecnología no tripulada innovadora y menos costosa, como los drones furtivos y los vehículos terrestres de combate robóticos.

Comenzando con las interrupciones de la COVID-19 y exacerbadas por la guerra en Ucrania, las cadenas de suministro son ahora un foco clave de los ejecutivos de la C-suite. Creemos que las empresas invertirán para garantizar la continuidad del negocio, incluso con mayores costes. Es posible que se desarrolle un mejor software de planificación de recursos empresariales para actualizar las capacidades digitales de las empresas que necesitan visibilidad en tiempo real y una previsión optimizada de la demanda. Además, la resiliencia de la cadena de suministro puede requerir que los compradores y proveedores a lo largo de una cadena de valor compartan datos sensibles La tecnología Blockchain puede ser el medio ideal para intercambiar datos de la cadena de suministro de forma segura, al tiempo que se controla el acceso.

Es único que dos crisis exógenas se produzcan tan juntas

Nuestros ejemplos anteriores, la crisis del petróleo y el efecto 2000, se produjeron con un cuarto de siglo de diferencia. Reconocemos que otras crisis se desarrollaron en el ínterin; sin embargo, la COVID-19 y la Guerra de Ucrania están separadas por aproximadamente dos años. Aunque no hemos trazado un mapa de cada una de las crisis externas del último medio siglo, diríamos que esto es único. 

En una onda sinusoidal, esto sugeriría que la frecuencia y la amplitud de estos choques y su impacto en la tecnología están cerca y tienen un alto impacto. Muchos de los cambios en la economía mundial relacionados con el COVID-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania, aunque no todos, serán permanentes, al igual que los impactos de la crisis del petróleo en los dispositivos de seguridad de los automóviles y los avances tecnológicos tras el efecto 2000. Creemos que la gestión activa es necesaria para comprender qué cambios son a corto plazo, cuáles son duraderos, cuáles serán importantes para las finanzas de una empresa y la velocidad a la que pueden producirse. Aunque todavía no podemos entender todas las ramificaciones e implicaciones de estos cambios de las crisis recientes, no sufrimos de visión de túnel. Intentamos, con profunda humildad, ser flexibles, tener visión de futuro y ser firmes en nuestra creencia de que la innovación resolverá nuestros mayores problemas, y que invirtiendo en innovación se debería poder superar al mercado a largo plazo.

Nuestra esperanza es que esta gravedad y frecuencia de las perturbaciones externas siga siendo una anomalía. Sin embargo, pueden estar seguros de que seguimos abiertos a descubrir nuevas innovaciones que se beneficien de los cambios externos. 

Tribuna de Matthew Moberg, gestor de carteras en Franklin Equity Group

Factores que los inversores deben tener en cuenta ante la volatilidad de los mercados

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AdvertisementLos mercados financieros han registrado volatilidad en 2022 ―con las primeras semanas de mayo como último ejemplo destacado―, a medida que los inversores se adaptan a un régimen de política monetaria más restrictiva. En vez de enfrentarse a una menor flexibilidad, los participantes en el mercado se enfrentan a un endurecimiento monetario real. Los tipos de interés están subiendo y los balances de los bancos centrales van a reducirse. A medida que esto sucede, los precios de los activos pueden perder gran parte del apoyo que la política extraordinariamente favorable les ha proporcionado durante los últimos diez años o más.

Para entender mejor la magnitud de este cambio de paradigma ―y saber a lo que hay que estar atentos en los próximos meses―, en Janus Henderson Investors han destacado algunas series de datos que, bajo su punto de vista, reflejan qué hay detrás del cambio de política y cómo están incidiendo en los mercados financieros.

Inflación mundial: algo “bueno”, pero en exceso

Las recesiones provocadas por catástrofes naturales ―incluidas las pandemias― tienden a ser breves, y eso es lo que sucedió en gran medida con el COVID-19. Sin embargo, la recuperación de la demanda vino acompañada de problemas en la cadena de suministro relacionadas con la pandemia, escasez de mano de obra y una abundante liquidez inyectada por los bancos centrales de todo el mundo. Todo ello ha contribuido a que las tasas de inflación, sobre todo en los países desarrollados, marquen máximos de varias décadas.

JHI

Estos ingredientes ya se daban antes de que la invasión rusa de Ucrania trastocara totalmente el mercado de productos energéticos y otras materias primas procedentes de Europa del Este.

Con una inflación general de los precios al consumo del 8,5% en EE.UU., la Reserva Federal (Fed) ha tenido que admitir que su previsión de inflación pasajera era incorrecta y que ha de impulsar su programa de normalización de la política, con la subida de 75 puntos básicos (pb) en junio como última medida. Normalmente, la inflación provocada por las restricciones de la oferta es menos sensible a las subidas de tipos, pero con un alza de los precios que sitúa el impresionante crecimiento de los salarios en negativo en términos reales ―ajustado a la inflación―, el banco central de EE.UU. no tenía más remedio que actuar.

Aunque el tipo de interés de los fondos federales ya ha subido 150 puntos básicos, según la previsión de consenso la inflación se mantendrá alta durante el resto del año. Esto se debe al desfase entre una subida de tipos y su impacto en la actividad económica. El presidente de la Fed, Jerome Powell, parece depositar las esperanzas de la Fed en que los desajustes de la oferta y la escasez de mano de obra acaben resolviéndose.

Sin embargo, otro factor de la inflación son las expectativas de los consumidores. Si la preocupación por el persistente aumento de los precios se instala en la mente del consumidor, la inflación puede convertirse en una profecía autocumplida que probablemente se manifieste en una espiral alcista de precios y salarios.

La esperanza es que la Fed pueda lograr un aterrizaje suave endureciendo las condiciones financieras sin provocar una recesión. No obstante, incluso en ese caso, la inflación anual probablemente se normalizará a una tasa superior al 1,5% de media por la que se caracterizó gran parte de los años posteriores a la crisis financiera mundial.

Todas las miradas en la Fed

Durante los más de diez años de política sumamente flexible, la Fed siempre ha incumplido a la baja sus propias expectativas de subidas de tipos de interés, como demuestran los siete años que mantuvo su tipo de referencia en el “límite cero. El actual salto meteórico de los precios ―si no ha concluido del todo― ha debilitado al menos la tendencia de la Fed a una profunda moderación.

JHI

Hace solo un año, la Fed no preveía ninguna subida de tipos hasta 2023. Para su reunión de marzo de 2022, había revisado su previsión para este periodo hasta aproximadamente diez subidas, incluidos los 150 puntos básicos que ya ha aplicado. Esta cifra sigue siendo inferior a las expectativas del mercado, que actualmente ve el equivalente a nueve subidas adicionales de 25 puntos básicos de aquí a finales de 2023, frente a la estimación de la Fed de siete.

Como demuestra el repunte de la semana pasada tras el anuncio y la consiguiente ola de ventas, al mercado le preocupan dos tipos de cosas: Si la Fed sube los tipos demasiado rápido, aumenta el riesgo de recesión; sin embargo, si no consigue frenar la inflación, los activos de mayor riesgo ―no solo los bonos del Tesoro― podrían ver reducido el valor de sus futuros flujos de caja. Aunque una “cierta» inflación puede ser buena para las acciones, el límite superior de ese razonamiento está muy por debajo del 8,5%. Teniendo en cuenta lo que está en juego, en Janus Henderson Investors esperan que los precios de los activos sigan siendo muy sensibles a las orientaciones a futuro de la Fed en los próximos meses, mientras trata de recorrer una senda que probablemente sea muy estrecha.

La curva de tipos: más plana, aunque no tanto

Uno de los indicadores del mercado más sensibles al cambio de la política de la Fed es la curva de tipos de los bonos del Tesoro estadounidense. Como cabía esperar, los rendimientos de los tramos cortos han aumentado significativamente, ya que estos vencimientos tienden a estar ligados al tipo de interés oficial a un día. El resultado ha sido un aplanamiento de la curva en los plazos más largos, ya que el mercado empezó a descontar el impacto que un mayor coste del capital podría tener en el crecimiento económico futuro. Esto culminó a principios de abril con una reversión ―aunque breve― de la curva de tipos entre los vencimientos a 10 y 2 años.

JHI

Hay que prestar atención al diferencial 10-2, ya que se considera un indicador económico adelantado. Por tanto, la reversión de abril dio a entender que el mercado estaba reconociendo, como en cualquier ciclo de subida de tipos, que la recesión es una posibilidad.Sin embargo, desde entonces, la inclinación de la curva de tipos indica que los inversores están dando crédito a la idea de que la inflación puede ser más difícil de domar de lo que se esperaba.

Quienes temen que la Fed vaya por detrás de la curva de la inflación querrán observar si el actual diferencial 10-2 se amplía aún más pese a las previsiones de nuevas subidas. Los que creen que un aterrizaje suave sigue siendo posible, buscarán una reducción del diferencial 10-2, junto con la tasa de inflación implícita en los valores del Tesoro protegidos frente a la inflación (TIPS) manteniendo su actual tendencia a la moderación.

Calibrar el (verdadero) coste del capital

Durante casi toda la época del COVID-19, el rendimiento real del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años ha sido negativo, llegando a descender hasta el -1,21%. Ante el riesgo que los confinamiento suponían para el crecimiento económico, los responsables políticos desempolvaron sus libros tácticos de la crisis financiera global, rebajando los tipos al 0% ―y por debajo― para que el capital siguiera fluyendo. Aunque es un debate para otro día si los tipos debían mantenerse tan bajos mucho después de que la economía saliera de la recesión, los rendimientos reales están ahora en alza. El rendimiento del Tesoro a 10 años se volvió positivo a finales de abril, y aunque (apenas) sigue al 0,27%, esto supone un coste de capital mucho mayor que hace solo seis meses. Se trata de un coste que importa, y esta subida ya repercute en los mercados financieros y en la economía.

JHI

Un mayor coste del capital desincentiva el gasto de las empresas y los hogares basado en deuda. Sin embargo, esa es la cuestión, ya que la Fed trata de amortiguar la contribución de la demanda a la inflación. recuperación. El típico retraso que requiere este mecanismo para transmitirse a través de la economía puede prolongarse durante este ciclo, dados los niveles de liquidez en los balances de las empresas y las familias. Esto dificulta aún más la labor de la Fed de encontrar el equilibrio adecuado entre la gestión de la inflación y el freno a la

En los mercados, el efecto más inmediato de la subida de los tipos ha sido la caída del 10,5% del índice de referencia Bloomberg US Aggregate Bond en lo que va de año. Puede servir de algo de consuelo que los inversores ya no tienen que sacrificar una rentabilidad real positiva por la liquidez, al menos en los valores a más largo plazo. Aunque sigue siendo negativa, la tasa de inflación de equilibrio de los TIPS a 5 años, del -0,14%, es notablemente superior a su nivel de marzo, del -1,75%. El momento en el que los rendimientos reales positivos vuelvan a los bonos del Tesoro a más corto plazo dependerá de la cadencia de las subidas de tipos y de si la inflación alentada a factores dispares resulta demasiado difícil de contener.

Ajuste en la renta variable

Como se ha visto en las ventas de este año, las acciones no han sido inmunes a los cambios en la política monetaria. Lo que impulsó a la renta variable en los dos últimos años es también lo que la hizo muy vulnerable a la subida de los tipos. Las acciones de crecimiento (growth) que han dominado los mercados derivan gran parte de su valor de los flujos de caja esperados que aún están a años vista. Un tipo de descuento más elevado reduce el valor actual de estos flujos de caja y, por consiguiente, presiona a la baja sus múltiplos de valoración.

JHI

Hasta ahora, la simple matemática de la valoración de las acciones ha sido la principal fuente de rentabilidades bursátiles negativas de este año, al reducirse los múltiplos precio-beneficio. Lo importante es que los beneficios corporativos han resistido bien hasta ahora, alentados por un mercado laboral que ha recuperado casi todos los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia. Los beneficios para todo el año 2022 se han revisado ligeramente al alza y, con casi el 90% de los componentes del S&P 500 que han presentado resultados, tanto los ingresos como los beneficios han superado las expectativas.

Sin embargo, sigue habiendo riesgos. Tal y como demuestran las dudas del mercado sobre la “prudente» subida de tipos de 75 puntos básicos de la semana pasada, una inflación galopante puede ser tan perjudicial para las perspectivas de la renta variable como para la renta fija. Esto puede producirse bien mediante menores ganancias en los rendimientos ajustados a la inflación, o bien mediante pérdidas reales, ya que la combinación de la destrucción de la demanda y el aumento de los costes de producción ejercen presión a la baja sobre los beneficios.

Dado que las estimaciones de beneficios se han mantenido hasta ahora, los inversores querrán calibrar la salud de la voluntad de gasto de los consumidores y las empresas. De ello dependerá en gran medida que los resultados de las empresas sigan creciendo. La forma en que la inflación contribuya a los cambios en los hábitos de gasto puede proporcionar una idea de dónde existen oportunidades para los valores infravalorados.

Tal y como demuestra la curva de tipos, la recesión no parece inminente. Sin embargo, la historia demuestra que el principal riesgo de que un banco central se quede atrás es que tenga que ponerse al día subiendo los tipos hasta tal punto que la recesión sea inevitable. Una posible señal de alarma puede verse en otra clase de activos de riesgo: los bonos corporativos high yield. Incluso con unos balances sólidos, el diferencial entre sus rendimientos y los de sus índices de referencia libres de riesgo ha subido un 30% en el último mes.

 

 

 

 

Los valores de renta variable están sujetos a riesgos, incluido el riesgo de mercado. Las rentabilidades fluctuarán en respuesta a acontecimientos políticos, económicos y relacionados con los emisores.

 

Glosario: 

Los bonos high yield o “bonos basura» conllevan un mayor riesgo de impago y volatilidad de los precios, y pueden sufrir fluctuaciones de precios repentinas e importantes.

Los valores del Tesoro de EE. UU. son obligaciones de deuda directa emitidas por el Gobierno estadounidense. Con la deuda pública, el inversor es acreedor del gobierno. Las letras del Tesoro y los bonos del Gobierno de EE. UU. Están garantizados por la plena fe y el crédito del Gobierno de Estados Unidos, se considera que están generalmente libres de riesgo de crédito y suelen tener rendimientos más bajos que otros valores.

Las acciones growth están sujetas a un mayor riesgo de pérdidas y de volatilidad de precios y podrían no alcanzar su potencial de crecimiento percibido.

Los bonos ligados a la inflación conllevan ajustes del capital de acuerdo con los tipos. Suelen tener rendimientos más bajos que los bonos a tipo fijo convencionales y su precio disminuye cuando los tipos de interés reales aumentan.

La curva de tipos representa los rendimientos (tipos de interés) de los bonos con una misma calidad crediticia, pero con diferentes fechas de vencimiento. Los bonos con vencimientos a mayor largo plazo suelen tener mayores rendimientos.

La volatilidad mide el riesgo utilizando la dispersión de las rentabilidades de un instrumento determinado.

La rentabilidad por dividendo es la rentabilidad por dividendo media ponderada de los valores de la cartera (incluidas las posiciones de liquidez). La cifra no pretende mostrar los ingresos obtenidos o los repartos realizados por la cartera.

El ratio precio-beneficio (PER) mide el precio de la acción en relación con los beneficios por acción de una o varias empresas de una cartera.

El índice Bloomberg U.S. Aggregate Bond mide de forma generalizada del mercado de bonos corporativos investment grade sujetos a fiscalidad, de tipo fijo, denominados en dólares estadounidenses.

El índice S&P 500® refleja la rentabilidad de las acciones estadounidenses de gran capitalización y representa la rentabilidad del mercado general de renta variable de EE. UU.

 

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EFPA España estrena la nueva delegación del Comité de Servicios a Asociados en Extremadura

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EFPA España (Asociación Europea de Asesores Financieros) ha puesto en marcha su nueva delegación territorial en Extremadura, que estará dirigida por Luis Manuel Donaire, que se incorporará como delegado territorial del Comité de Servicios a Asociados de EFPA España en Extremadura. Será el encargado de representar a la asociación en esa comunidad, así como organizar seminarios, conferencias y otros servicios para los miembros asociados de la región.

Luis Manuel García Donaire es graduado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Extremadura y cuenta con un Máster de Desarrollo Ejecutivo en Mercados Financieros por el Instituto de Investigación Empresarial. Además, Luis Manuel cuenta con las certificaciones European Financial Advisor, Ley de Contrato de Crédito Inmobiliario y Mediador de Seguros, cursando actualmente las certificaciones European Financial Planner y Corredor de Seguros.

Empezó su andadura profesional en 2017, como presidente del Club de Inversión en Ecouex Asset Management, y también ha trabajado en el departamento de Operaciones y Relación con Inversores en Finanbest, además de como asesor financiero en el segmento de banca privada para Next Capital. Su trayectoria a lo largo de estos años se ha centrado en el desarrollo de negocio, análisis de mercado, asesoramiento y distribución de servicios financieros. Actualmente, Donaire se dedica al asesoramiento financiero y gestión patrimonial en el Grupo Donaire García, grupo fundado por la familia Donaire García hace ya más de 30 años.

Extremadura, uno de los pocos territorios, junto con Cantabria y las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, donde EFPA no contaba con una delegación propia, cuenta con 325 asociados, en concreto, 222 en Badajoz y 103 en Cáceres, por lo que esta nueva apertura supondrá un impulso para acercar los servicios que ofrece EFPA España a los asociados de la comunidad extremeña. Esta nueva apertura se enmarca dentro del plan estratégico que EFPA España presentó en 2019, donde se marcaba como uno de los principales objetivos incrementar su capilaridad en todo el territorio español, abriendo delegaciones en aquellas regiones donde todavía no tiene una estructura estable, como el caso de Extremadura, ofreciendo así una mejor cobertura a todos los asociados.

El nuevo delegado de EFPA España en Extremadura señala que “es un orgullo y una oportunidad de crecimiento poder aplicar mis conocimientos en la gestión de activos y distribución de servicios financieros para impulsar las labores del Comité, en una región que aún no contaba con una delegación. Queremos que EFPA España crezca en Extremadura, que se reconozca como un actor de referencia para la industria financiera en la región y que nuestros asociados se sientan arropados y vean en la asociación un elemento fundamental de ayuda para su labor diaria con los clientes”.

Más de 35.000 asociados en España

EFPA España, con más de 35.000 asociados certificados en toda España, certifica a los profesionales de entidades de crédito y de inversión para que cumplan los requisitos de cualificación mínima, a la hora de ofrecer servicios de asesoramiento a clientes, según los criterios establecidos por CNMV.

Popcoin se refuerza dentro de Bankinter y pasa a denominarse “Bankinter Roboadvisor”

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Bankinter consolida a Popcoin, su gestor 100% digital de inversiones, al realizar un rebranding y darle su propia marca, ya que, a partir de ahora, Popcoin pasa a denominarse “Bankinter Roboadvisor”. De este modo, gana peso dentro de la oferta de servicios de inversión que tiene el banco.

Popcoin, ahora ya Bankinter Roboadvisor, fue el primer gestor digital lanzado por un banco en España en 2018, pionero, en suma, en esta categoría. Y aunque siempre ha estado integrado dentro del banco, ahora se hace más aún más visible para los clientes y los inversores la pertenencia de Popcoin a Bankinter.

Durante estos cuatro años, el roboadvisor ha consolidado su oferta de productos y ha evolucionado de forma positiva como un actor totalmente digital con una propuesta dirigida a inversores que no quieren realizar trámites ni en la oficina ni por teléfono y que, además, quieren delegar su inversión.

Para ello, el ya denominado Bankinter Roboadvisor cuenta con una oferta de carteras de fondos de gestión delegada y de gestión indexada (que sigue el peso de inversiones de determinados índices de relevancia en los mercados internacionales) disponibles desde su lanzamiento hace cuatro años. A ello se suma que Bankinter fue en 2019 el primer banco en lanzar planes de pensiones basados en ETFs o Exchange Traded Funds, a través de Popcoin.

Carteras sostenibles

Nacido como pionero en la gestión digital de inversiones, Popcoin, hoy Bankinter Roboadvisor, marcó otro hito más en 2020 al lanzar sus primeras carteras de fondos de inversión sostenibles.

Estas se componen de fondos de las principales gestoras del mundo que cumplen con criterios ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (denominados ASG) y combinan gestión activa y gestión indexada, con exposición geográfica mundial.

Sin cambios en la operativa

Aunque Bankinter Roboadvisor estrene este nombre, su operativa no sufre ninguna modificación para los clientes, que seguirán teniendo a su disposición los mismos servicios y productos de alta calidad que hasta este cambio.

Bankinter seguirá reforzando la oferta digital de inversiones, un objetivo en el que dio un paso más en octubre pasado con el lanzamiento de Capital Advisor, el primer asesor 100% online que ha lanzado un banco español.

El gobierno aumenta la presión fiscal a la banca en un entorno de tipos al alza: ¿qué consecuencias tendrá?

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El escenario de alta inflación -y próximas subidas de tipos para contenerla- tiene ganadores y perdedores y eso explica el ejercicio de equilibrismo que trata de hacer el Gobierno español con sus últimas propuestas impositivas. En el Debate sobre el estado de la Nación, el presidente Pedro Sánchez aprovechaba para anunciar que gravará con un impuesto temporal los beneficios extraordinarios de las grandes compañías energéticas y con otro a las grandes entidades financieras, que se beneficiarán de la subida de tipos de interés.

La tasa prevista en la banca representa, según algunos cálculos, alrededor del 7% del beneficio neto atribuible de los 10 mayores grupos bancarios en 2021, aunque falta conocer los detalles de la propuesta. Con esas medidas el Ejecutivo espera recaudar 7.000 millones de euros en los dos próximos años, que ayuden a paliar los efectos negativos de la inflación -y las subidas de tasas que vienen- en los hogares españoles.

El mercado, en principio positivo con el sector bancario por la coyuntura de subida de tipos, le ha penalizado en los últimos días, puesto que la medida anunciada podría llevarse por delante parte de esos beneficios esperados, aunque los expertos creen que aún es demasiado pronto para cuantificar el impacto.

“A falta de más detalles, es demasiado pronto para cuantificar los impactos, incluyendo cualquier cambio en los planes para devolver capital a los accionistas”, explica Chiara Romano, directora asociada de instituciones financieras de Scope Ratings. “La mayoría de los bancos se han mostrado muy positivos por el aumento de sus ingresos netos por intereses: los mayores grupos bancarios españoles han informado de una sensibilidad de los ingresos netos de intereses del 18% de media a un aumento de los tipos de 100 puntos básicos. Sin embargo, el desfase entre el aumento de la curva de rendimiento y la capacidad de los bancos para reajustar los precios en beneficio de los márgenes de interés significa que los efectos completos no se producirán hasta 2023. Este nuevo impuesto frenará la esperada mejora de la rentabilidad”, advierte la experta.

Sin embargo, matiza, no es una preocupación crediticia inmediata. “Desde el punto de vista del sector, los bancos españoles han experimentado mejoras en los principales ratios de rendimiento. Por ejemplo, la morosidad media de los grandes bancos españoles ha convergido hasta niveles similares a los de otras entidades comparables de la UE, gracias a que los equipos de gestión han continuado el proceso de reducción de riesgos. Los bancos españoles también han logrado una elevada cobertura de la morosidad en forma de provisiones contra posibles pérdidas crediticias”, explica.

El coste del riesgo (CoR) de los bancos españoles -el tamaño de sus provisiones en relación con sus carteras de préstamos- también ha tendido a la baja, aunque el CoR estaba por encima de los niveles prepandémicos en el primer trimestre. La dirección de los ratios de coste-ingreso también ha sido positiva. “Por su parte, los resultados del primer trimestre de las entidades españolas fueron sólidos. No esperamos que los grandes grupos bancarios españoles cambien radicalmente sus previsiones a causa de este impuesto, aunque podrían estar justificados algunos ajustes”, apostilla.

Una subida de tipos dentro de la normalidad

Aunque la preocupación no fuera inmediata, los mercados están penalizando a la banca en bolsa estos últimos días. Algunos expertos critican que se haya puesto el foco en el sector bancario, cuando aún no se ha visto beneficiado por una subida de tipos que, además, entra dentro de lo normal, tras las políticas ultraexpansivas del pasado. “No entendemos que el sector bancario sea el gran beneficiado en estos momentos. La subida de tipos de interés normaliza un entorno del precio del dinero totalmente excepcional. Precio que sigue siendo históricamente bajo en la zona euro. Por lo tanto, los mayores ingresos derivados de una subida de tipos son parte normal del negocio de la banca. Nada extraordinario por el momento”, argumenta Alberto Valle, director en Accuracy.

En este mismo sentido se postula Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor, que, sin entrar en consideraciones políticas, considera que «a lo largo de los últimos 300 años la banca se ha beneficiado, de manera natural, cuando los tipos de interés subían. Solo en los últimos seis años hemos tenido tipos reales negativos, una situación que ahora se está corrigiendo. Es una vuelta a la normalidad -temporal- que no puede considerarse extraordinaria», reflexiona el experto. La medida, recuerda Viladesau, tiene precedentes en Reino Unido en los años 80, y se demostró errónea, si bien el país la está implementando ahora solo en las compañías energéticas, eso sí, dando la posibilidad de pagar el impuesto extraordinario o de reinvertir los beneficios, algo que no se plantea en el caso español.

El director de inversiones de MyInvestor también reflexiona sobre las dos caras de la moneda para la banca: si bien es cierto que las subidas de tipos pueden incrementar sus beneficios (por ejemplo, en el negocio hipotecario), también lo es que aumentan el coste de su deuda, en caso de tener que refinanciarla. En esta línea, el experto de Accuracy tampoco tiene claro que los ingresos de la banca vayan a subir con especial fuerza en este momento, debido al entorno de desaceleración económica en España.

“Hay que leer la letra pequeña del impuesto, pero si bien a corto plazo los ingresos de la banca van a subir, no está tan claro a medio y largo plazo. La desaceleración económica puede tener efectos negativos en el negocio bancario –menor volumen, mayor tasa de mora, etc.- y podemos ver un impuesto especial sobre beneficios bancarios en 2023 cuando estos beneficios pueden perfectamente ser menores que en 2021”, advierte Valle.

Por su parte, BBVA Research considera que no tiene sentido penalizar a sectores específicos, como el sistema bancario, que no genera externalidades negativas en el resto de la economía, sino todo lo contrario, dice: «Facilita la asignación de recursos productivos a los sectores más dinámicos y de mayor crecimiento».

Los accionistas: principales perjudicados

Para Valle, el principal perjudicado por este impuesto es el accionista de las entidades bancarias, tanto los grandes fondos como el pequeño ahorrador. “Los bancos españoles se han caracterizado por repartir dividendos de manera recurrente y son por lo tanto un tipo de valor muy incluido en la cartera del inversor español tradicional. El inversor veía una fuente de ingresos en las grandes provisiones que había mantenido la banca durante 2020 y 2021 y que no había utilizado. Pero si los bancos obtienen un menor beneficio neto, podrán repartir un menor dividendo. Más aún cuando el BCE ha dado un toque de atención a los bancos por este reparto recientemente. De ahí el gran castigo en bolsa”, añade.

Revisar las acciones de crecimiento de calidad en tiempos de corrección del mercado merece la pena

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Algunas empresas innovadoras y muy rentables han generado rendimientos para sus accionistas durante los últimos 30 años. Estas acciones de crecimiento de calidad suelen cotizar con una prima por su escasez. Sin embargo, recientemente han experimentado una venta masiva como parte de la gran corrección del mercado impulsada por los bancos centrales, así como por el aumento de los precios de la energía y la inflación. No obstante, merece la pena volver a analizar las acciones de crecimiento de calidad, ya que, en general, son resistentes y ofrecen un crecimiento estable de los ingresos y rentabilidad a lo largo del tiempo.

A la mayoría de nosotros nos gustan los productos de buena calidad. La gente asocia las marcas de calidad con un alto valor, confianza y fiabilidad. Esta preferencia se refleja en la inversión. El sólido rendimiento a largo plazo de las acciones de crecimiento de calidad no es el resultado de una trayectoria lineal, sino de la acumulación de rendimientos de inversión a lo largo del tiempo. Las empresas de crecimiento de calidad se basan en modelos de negocio duraderos y en ventajas competitivas en los mercados en los que operan. Esto les permite reinvertir su flujo de efectivo en un crecimiento rentable, recomprar sus acciones o pagar dividendos.

El crecimiento de calidad es más que crecimiento

Históricamente, el crecimiento se ha comportado bien durante las fases de caída de los rendimientos de los bonos y de aumento del exceso de liquidez. En este contexto, nos gustaría distinguir entre los enfoques de inversión de «crecimiento puro» y «crecimiento de calidad».

Las acciones de crecimiento tienden a cotizar a valoraciones elevadas que reflejan expectativas de tasas de crecimiento elevadas y sostenidas en el futuro. Las acciones de crecimiento son sensibles a los cambios en los rendimientos de los bonos. El aumento de los rendimientos de los bonos y la valoración se mueven en sentido contrario y el efecto es mayor para las acciones de crecimiento. En cambio, muchas de las empresas de crecimiento de calidad obtienen rendimientos constantes y reinvierten los beneficios para mantener el crecimiento a lo largo del tiempo. La mayoría de las empresas de crecimiento de calidad han resistido la reciente corrección del mercado provocada por la subida de los tipos de interés algo mejor que las acciones de crecimiento puro. Las acciones de crecimiento de calidad están muy bien posicionadas para un repunte dada la solidez de sus modelos de negocio y su fortaleza financiera.

Las figuras 1 y 2 (abajo) muestran las puntuaciones de crecimiento de calidad propias de Credit Suisse para las industrias globales, siendo las industrias de semiconductores, hardware tecnológico y software las que obtienen las puntuaciones más altas.

La corrección del mercado es una oportunidad para revisar las acciones de crecimiento de calidad

En nuestra opinión, la reciente corrección del mercado se debe a varios factores. En primer lugar, los bancos centrales han comenzado a endurecer su política monetaria después de un periodo en el que proporcionaron una amplia liquidez para soportar los efectos económicos negativos de la pandemia. La invasión rusa de Ucrania ha provocado una crisis de los precios de las materias primas y el aumento de los precios de la energía está provocando presiones inflacionistas. Por último, los estrictos cierres por COVID-19 en China han agravado los estrangulamientos en las complejas cadenas de suministro.

Todos estos factores han dado lugar a un aumento de los rendimientos de los bonos y a una corrección de las valoraciones, lo cual ha favorecido recientemente el rendimiento de las acciones de valor. En la mayoría de los casos, las acciones de crecimiento de calidad han ido a la zaga de las acciones de valor en los últimos 12 meses. En nuestra opinión, este patrón de rendimiento no debería continuar si los bancos centrales logran frenar las presiones inflacionistas y se suavizan otras perturbaciones temporales gracias a la capacidad de mantener el buen rendimiento de las ganancias y a la estabilidad de la rentabilidad.

En tal escenario, consideramos que el crecimiento de calidad es una oportunidad de inversión potencialmente atractiva que puede convenir a los inversores que buscan la revalorización a largo plazo de la renta variable con una aversión al riesgo moderada.

La sostenibilidad apuntala el crecimiento de calidad

Las consideraciones de sostenibilidad son esenciales para la mayoría de las empresas hoy en día. De acuerdo con la undécima Encuesta de KPMG sobre Reportes de Sostenibilidad 2020, el 80% de las 100 principales empresas de 52 países informan sobre sostenibilidad. Varias empresas de crecimiento de calidad, que comenzaron antes el camino hacia la sostenibilidad, hoy están subiendo el listón cumpliendo objetivos en este ámbito. La razón es que consideran que la sostenibilidad es una fuente potencial de innovación y de crecimiento adicional de los ingresos. Al vender productos y servicios diferenciados, las empresas responsables que operan de forma sostenible pueden aumentar el valor para los clientes y obtienen márgenes superiores.

Los ejemplos van desde fabricantes de equipos semiconductores como ASML, que desarrolla una tecnología para producir microchips más pequeños, más rápidos y más potentes con eficiencia energética, hasta L’Oreal, que innova en fórmulas ecológicas para los cosméticos, o Verbund, que proporciona energía limpia e invierte en redes inteligentes para mitigar el cambio climático.

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Tribuna de Julio Giró, gestor de fondos de Credit Suisse Asset Management

Estanflación, desaceleración, recesión…: ideas para invertir con un horizonte incierto

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Una guerra en Europa, unos niveles de inflación como los de la década de 1970, China enfocando su recuperación, la renta fija y la renta variable cayendo al unísono… parece que el horizonte se va poniendo cada vez más oscuro. En estos últimos seis meses hemos pasado de hablar de la recuperación post COVID-19 al riesgo de una recesión, obligando a los gestores de carteras e inversiones a repensar sus carteras. 

En opinión de Lale Akoner, economista senior de BNY Mellon Investment Management, para entender este entorno, debemos tener muy presentes dos factores: cuándo tocará techo la inflación y los tipos de interés. Ahora mismo, considera que los tipos de interés estadounidenses representan el principal riesgo para los mercados. “Puede que tengan que subir más de lo que actualmente descuenta el mercado y, en ese caso, tanto la renta fija como la renta variable serán vulnerables y podemos esperar más volatilidad durante el verano”, advierte Akoner. 

El último dato de inflación en EE.UU., publicado ayer, alcanzó un nuevo máximo del 9,1% en junio, un nivel no visto desde noviembre de 1981.  Según explica  Akoner, las presiones inflacionistas se están extendiendo a los elementos básicos (sin alimentos ni energía) del índice y persisten en los salarios, los alquileres, la sanidad y la educación. «En última instancia, la Reserva Federal tendrá que controlar la inflación a través de un crecimiento suficiente para hacer bajar el crecimiento de los salarios. No esperen datos de empleo fuertes hacia finales de este año. Creemos que la Fed tendrá que llevar los tipos a un territorio abiertamente restrictivo mucho antes de lo que había pensado. De ahí que la subida de 75 puntos básicos en julio, y otras dos subidas de tipos de 50 puntos básicos para finales de año parezcan plausibles», afirma.

EE.UU, Europa y China: bancos centrales e inflación

Según Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM, las señales de desaceleración económica continúan acumulándose y, en este contexto, “el impacto de los crecientes riesgos de recesión triunfa sobre el alivio de una política monetaria menos restrictiva”. A pesar de que reconoce que es conveniente ser cautos, el economista destaca: “La velocidad actual a la que se acumulan las señales de fuerte desaceleración en la economía estadounidense es notable. Las acciones han caído aún más, ya que el riesgo de recesión sigue aumentando, pero al mismo tiempo, están surgiendo las primeras dudas sobre la necesidad de la Fed de aplicar todo el ajuste que ha estado comunicando”.

Si nos fijamos en la eurozona, Moëc  apunta que el mercado ha revisado a la baja sus expectativas sobre la trayectoria del BCE. “La cantidad de endurecimiento que tendrá que implementar el BCE para volver a controlar la inflación puede terminar siendo menor de lo que el banco central está insinuando actualmente. A corto plazo, creemos que el mercado está aún más centrado en el “problema de la fragmentación”, afirma.

En el caso de China, que en las últimas décadas ha jugado el papel del “motor del crecimiento global”, mantiene el foco puesto en el control de la pandemia y recuperar su capacidad de crecimiento. “En 2022, resulta muy improbable que su crecimiento económico alcance el nivel del objetivo oficial, del 5,5 % anual. Dado que la situación sanitaria del país sigue lastrando la actividad económica, las autoridades mantienen la prudencia en cuanto a su relajación monetaria. A pesar de que se anima activamente a los gobiernos locales a acelerar su inversión en infraestructuras, se espera que el PIB de China crezca en torno a un 4 % durante 2022”, advierten los expertos de Candriam

Las gestoras coinciden en que el crecimiento global se detendrá, la diferencia está en que algunos hablan, como hemos visto, de desaceleración y otros directamente de recesión. Mabrouk Chetouane, jefe de Estrategia de Mercados Globales de Natixis IM Solutions (Natixis Investment Managers), se queda en un punto intermedio y habla de una “recesión leve”. Según sus expectativas, el crecimiento mundial se debilitará significativamente hasta el 2,6% en 2022, especialmente impulsado por la desaceleración de la demanda interna y la persistencia de la inflación en las economías desarrolladas. 

“Los responsables de la política monetaria, especialmente en Estados Unidos, tienen que elegir entre dos escenarios: recesión leve o estanflación. Creemos, y así lo ha confirmado Jerome Powell, que los bancos centrales se sienten más cómodos con un escenario de recesión leve que con uno de estanflación. En general, las recesiones sólo duran unos meses, y pueden abordarse con el conjunto de herramientas de política del banco central, es decir, con medidas convencionales y no convencionales. En este contexto, los bancos centrales seguirán subiendo los tipos de interés oficiales en el segundo semestre de 2022”.

Ideas de inversión

Los últimos outlooks publicados por las gestoras internacionales recogen y analizan todo este entorno, pero también reconocen que detrás de tanta nube, sigue brillando el sol. De cara al futuro, desde PIMCO explican que, en lugar de buscar el rendimiento, los inversores buscarán la resiliencia en la construcción de sus carteras, tratando de construir una asignación de activos más sólida ante un entorno más incierto de volatilidad macro, volatilidad de los mercados y apoyo de los bancos centrales. “Las valoraciones de partida y nuestras expectativas de un entorno macroeconómico y de mercado más volátil exigen unas expectativas bajas y realistas para los rendimientos del mercado de activos en el horizonte secular”, afirman. 

Según destacan desde Edmond de Rothschild AM, la buena noticia es que los bancos centrales se están poniendo al día y, a pesar del turbulento entorno geopolítico y de mercado actual, la economía mundial ha retrocedido, pero no está todo perdido. “Por el momento, seguimos posicionados con cautela, pero estamos atentos para reforzar la exposición. Hay numerosas oportunidades en la deuda de países emergentes y high yield, así como en la renta variable”, indican. 

Por su parte, Akoner considera que la correlación positiva entre bonos y acciones tiene recorrido: “La renta variable aún no ha tocado suelo y sigue ofreciendo más potencial que la renta fija; todavía no es momento de rotar a renta fija. Conviene recordar que, cuanto más aumente la inflación, más caerán las valoraciones. En este contexto, cualquier repunte futuro del mercado supondrá una oportunidad para recortar exposición en las áreas con menos probabilidades de liderar cuando el mercado se dé la vuelta. Por otra parte, los activos con capacidad para generar rentas y las estrategias neutrales al mercado podrían comportarse relativamente mejor”.

Desde Tikehau Capital consideran que la dispersión, es decir las diferencias de valoración y rendimiento entre activos, seguirá estando presente en lo que queda de año. “Esto debería fomentar el análisis fundamental y la selección de valores. Probablemente, hemos pasado de un mercado de asignación de activos a un mercado en el que la selección de valores impulsará el rendimiento”, reconocen. 

Renta variable

Con este enfoque, en el caso de la renta variable, la gestora sigue favoreciendo las empresas de alta calidad y con valoraciones razonables. “Estas empresas tienen una rentabilidad y un flujo de caja superiores que, cuando se reinvierten en el negocio, pueden generar importantes rendimientos para los inversores a largo plazo. Actualmente, este segmento de calidad cotiza a precios históricamente razonables en relación con el resto del mercado, lo que creemos que es un punto de entrada potencialmente atractivo. En concreto, el sector de productos básicos de consumo es una gran fuente de empresas de calidad en nuestro universo de inversión, con un descuento similar al observado durante la burbuja de Internet. Por otra parte, algunos segmentos tecnológicos, como los servicios relacionados con la nube y la publicidad digital, siguen pareciendo atractivos y ofrecen una interesante combinación de calidad y valoración según nuestro análisis”, indican. 

“Creemos que los mercados de renta variable probablemente ofrezcan rendimientos potenciales más bajos que los que los inversores han experimentado desde la crisis financiera mundial, lo que refuerza nuestro enfoque en la calidad y la importancia de una cuidadosa selección. Esperamos que los mercados emergentes ofrezcan buenas oportunidades, al tiempo que destacamos la importancia de la inversión activa para distinguir entre los posibles ganadores y perdedores en un entorno de inversión difícil”, añaden desde PIMCO. 

Renta fija

En el caso de la renta fija, mantienen su convicción en los bonos high yield frente a investment grade, y apuestan por reducir aún más la duración crediticia. “Al mismo tiempo, algunos emisores de alto rendimiento siguen mostrando unos fundamentales sólidos. En este contexto, la selección sigue siendo clave, y es necesario centrarse en aquellas compañías que puedan hacer frente a la subida de la inflación y en empresas con márgenes sólidos. Por último, la deuda subordinada sigue siendo atractiva”, apuntan desde Tikehau Capital. 

En PIMCO consideran que los rendimiento de los bonos básicos de referencia se ha recuperado desde los mínimos de la era COVID-19 o están cerca de hacerlo, lo que probablemente sea el máximo secular de los tipos de interés oficiales en los distintos países.

“Prevemos rendimientos positivos en la mayoría de los índices de referencia de renta fija durante el horizonte secular, y las inversiones en renta fija, con niveles de rendimiento más altos, deberían desempeñar un papel importante en la creación de resiliencia en las carteras diversificadas. Además, creemos que las estrategias de crédito privado pueden ser un complemento atractivo de las asignaciones de crédito público, aunque estamos viendo excesos en algunos segmentos de estos mercados. Esperamos favorecer el crédito corporativo de mayor calidad, y trataremos de proporcionar liquidez, no de exigirla, durante los periodos de tensión del mercado de crédito”, puntualizan.

Visión táctica y estratégica con BlackRock

Uno de los documentos de perspectivas más interesante que se han presentado esta semana ha sido el de BlackRock. Según Javier García-Díaz, responsable de Ventas de la gestora para España, Portugal y Andorra de la gestora, hemos llegado a una nueva etapa marcada por el fin del crecimiento tímido y la inflación controlada. “Estamos en un nuevo mundo con mayor volatilidad y primas más altas tanto en renta fija como en renta variable. Una etapa donde los bancos centrales tendrán que asumir que van a convivir con una inflación más alta y que no es necesario una política monetaria tan agresiva”, afirma. 

En este sentido, comparte que la gestora ha identificado tres aspectos que los inversores deben tener en cuenta a la hora de invertir: cómo las restricciones a la producción está reduciendo el crecimiento; asumir que las políticas monetarias y las subidas de tipos van a tener un impacto; y la politización excesiva de todo. 

En su opinión, estas tendencias se pueden traducir en tres tendencias de inversión: “La primera es la volatilidad. Los inversores deben preparar sus carteras para vivir con ella. En segundo lugar, la inflación, ya que vamos a vivir con ella; y, por último, la transición energética; lo que significa tener activos vinculados a esta transición”.

En este sentido, la gestora apuesta por un posicionamiento táctico caracterizado por reducir el riesgo en renta variable. En particular, en la renta variable estadounidense y europea, donde ha pasado a estar infraponderada; mientras que se mantiene neutral en renta variable japonesa y en renta variable de mercados emergentes. En el caso de la renta fija, opta por estar infraponderado en bonos soberanos y neutral en Europa, con la salvedad del Reino Unido. “En el caso del crédito investment grade estamos sobreponderados, ya que consideramos que tras la respuesta a la pandemia las empresas tienen efectivo y van a poder emitir deuda a largo plazo, siendo el nivel de default muy bajo. Nuestro criterio es la calidad, lo que nos hace estar neutrales en crédito high yield”, matiza García-Díaz. 

Respecto a su visión estratégica, es decir, a cinco años, el planteamiento es el opuesto. “Estamos sobreponderados en renta variable, ya que preferimos este activo frente a la renta fija. Creemos que los bancos centrales asumirán que podemos vivir con una inflación sin necesidad de tener una política monetaria tan agresiva. También vemos, cada vez, más interesante los mercados privados y el papel que aportan en la cartera en términos de diversificación del riesgo y del rendimiento”, concluye García-Díaz.

La SEC advierte a los inversores sobre los nuevos ETFs apalancados de una sola acción

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El universo de los vehículos de inversión continúa creciendo al calor de la ingeniería financiera. La innovación en el segmento de los ETFs ha dado un paso más en el mercado norteamericano y en breve los inversores contarán con un nuevo tipo de fondo cotizado, los ETF “single-stock” o ETFs de un solo valor. Sin embargo, desde la SEC han querido recordar que se trata de un producto “arriesgado para los inversores y potencialmente también para los mercados”.

Caroline A. Crenshaw, comisaria de la SEC, ha señalado que estas ofertas de nueva creación proporcionan una exposición apalancada, inversa o de otro tipo de complejidad a un solo valor en lugar de la típica cartera de múltiples valores más diversificados. “Aunque ya he expresado mi preocupación por los ETFs apalancados, me preocupa que estos ETFs de una sola acción supongan otro riesgo, quizá mayor, para los inversores y los mercados”, ha indicado en su último artículo publicado en el blog de la autoridad norteamericana.

Según la comisaria, la norma que permite a los ETFs que cumplan con los criterios para salir al mercado sin obtener primero un permiso, lo que se llama “una orden de exención”, no contempla esta clase de vehículos; lo que podría generar cierta desprotección de cara al inversor e incluso ser potencialmente peligroso para la estabilidad de los mercados.

“En ninguna parte de la Norma 6c-11 se habla de los ETFs de una sola acción; no hay ninguna indicación de que la norma contemple esos productos.  Sin embargo, los ETFs de una sola acción están saliendo al mercado bajo los auspicios de esa norma.  Y, además de presentar un alto nivel de riesgo en virtud de su exposición apalancada e inversa a una sola acción, estos ETFs se reequilibran diariamente, como la mayoría de los ETFs apalancados e inversos existentes. El reajuste diario y los efectos de la capitalización pueden hacer que los rendimientos difieran considerablemente del rendimiento de, en este caso, una acción subyacente, especialmente si estos productos se mantienen durante varios días o más”, añade.

En otras palabras, los rendimientos de los inversores durante un periodo de tiempo más largo podrían ser significativamente menores de lo que esperarían basándose en el rendimiento de la acción subyacente. En su opinión, es probable que estos efectos sean especialmente pronunciados en los mercados volátiles. “Como el Comisario Lee y yo señalamos anteriormente, además de presentar importantes problemas de protección del inversor, en períodos de tensión o volatilidad del mercado, los productos apalancados e inversos pueden actuar de forma inesperada y contribuir potencialmente a riesgos sistémicos más amplios”, recuerda Crenshaw.

Debido a las características de estos productos y a los riesgos que conllevan, advierte de que es probable que para un profesional de la inversión sea difícil acabar recomendando un producto de este tipo a un inversor minorista y, al mismo tiempo, cumplir sus obligaciones fiduciarias o sus obligaciones en virtud de la normativa sobre el mejor interés. Según explica, aunque los inversores pueden obtener exposiciones similares al alza y a la baja de un valor de renta variable mediante el uso de opciones y otros derivados, “es probable que los ETFs de una sola acción sean especialmente accesibles y convenientes para los inversores minoristas autodirigidos, en particular”.

Ante estos nuevos retos, la comisaria considera que se necesita un “enfoque global y coherente” para la revisión de los productos complejos negociados en bolsa. En este sentido, da un tirón de orejas a la propia SEC al recordar que, pese a las reiteradas peticiones, todavía no se ha actualizado el marco normativo para abordar mejor los riesgos que estos productos plantean a los inversores y a los mercados.

“Con respecto a los fondos cotizados de una sola acción en particular, me decepciona que la Comisión no haya utilizado hasta ahora las herramientas que tiene, como la elaboración de normas en virtud de la Ley de Sociedades de Inversión de 1940 y/o la Ley de Intercambio de Valores de 1934, para abordar la cuestión de si estos productos son apropiados en el interés público y coherentes con la protección de los inversores. Animo encarecidamente a mis colegas a que consideren la posibilidad de legislar en este caso”, ha afirmado e invitado así a cambiar esta situación.

Crenshaw ha querido aclarar que no se trata de un ataque a los ETFs, sino de garantizar que los inversores entienden bien sus particulares características. “La llegada y proliferación de estos productos en el mercado subraya la importancia de abordar los problemas de protección del inversor y los riesgos de mercado que pueden entrañar estos y otros productos cotizados”, concluye.