China en 2024: de sus retos a las oportunidades de inversión

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Después de las expectativas que despertó la reapertura de China tras eliminar las últimas restricciones de la pandemia, su ralentización fue la gran sorpresa del año pasado. Con una economía por debajo de su capacidad, el Gobierno mantiene un entorno de reducción de tipos de interés y medidas de estímulos para fomentar el consumo y la inversión. Según los expertos, aunque el país tiene por delante importantes retos económicos, no ha perdido atractivo inversor. 

El impulso del crecimiento sigue siendo frágil debido a la persistente debilidad de la demanda. Sin embargo, las políticas de apoyo siguen centradas en estabilizar el crecimiento más que en impulsarlo; lo que es positivo para los mercados. “Esperamos una estabilización de la dinámica de crecimiento secuencial en niveles moderados a lo largo de 2024 y prevemos que el crecimiento se ralentice hasta el 4,4% en 2024 desde el 5,2% en 2023. La mayoría de los indicadores de actividad económica han repuntado en noviembre en comparación con el año anterior, sobre una base baja del año pasado, cuando China estaba sometida a fuertes restricciones COVID-19. Sin embargo, el impulso de crecimiento subyacente apunta a una divergencia continua entre la mejora de la oferta (producción industrial, inversión manufacturera) y la debilidad de la demanda (ventas al por menor y ventas de viviendas)”, explica Sophie Altermatt, economista de Julius Baer.

Para Tom Wilson, responsable de renta variable de mercados emergentes de Schroders, China afronta una desaceleración del crecimiento para la próxima década. “Su economía necesita hacer una transición para dejar atrás un modelo de crecimiento basado en la inversión. La infraestructura ya está notablemente desarrollada y el boom inmobiliario que ha durado años ha provocado un exceso de oferta en muchas zonas del país. Los niveles de deuda son altos y las tendencias demográficas son, cada vez más, un lastre y apuntan al envejecimiento poblacional”, afirma Wilson. 

Además, el experto de Schroders advierte de que China se enfrenta a la “trampa de la renta media” y argumenta: “Con el incremento de los costes salariales, China ha perdido competitividad como país manufacturero de productos de gama baja y necesita seguir escalando en la cadena de valor. Las tensiones geopolíticas con Estados Unidos se suman a las dificultades que atraviesa la economía. No obstante, China es una economía de 18 billones de dólares con un inmenso mercado interno y el tamaño suficiente como para respaldar su propia política industrial. Si hay un país que puede salir de la trampa de la renta media, ese es China”. 

En opinión de Wilson, el gigante asiático está muy integrado en la economía global y sigue siendo muy competitivo, por lo que la diversificación de la cadena de suministro tardará años en materializarse del todo. “El país crea innovación y es uno de los grandes beneficiarios potenciales de la descarbonización. Todo ello, unido al control del sistema financiero, brinda a China un importante margen en sus políticas. En un mercado tan amplio y profundo, siempre habrá empresas que ofrezcan oportunidades”, afirma. 

Los retos de China

La economista de Julius Baer considera que el sector inmobiliario sigue siendo un punto débil, con un nuevo descenso de las ventas de viviendas y de los precios inmobiliarios en noviembre. “Los débiles flujos de préstamos a empresas y hogares y el descenso generalizado de la inflación subrayan la debilidad de la demanda”, matiza.

En opinión de Anton Brender, economista jefe de Candriam, las medidas anunciadas por Pekín desde agosto (reducción de las tasas de interés hipotecarias, disminución de los pagos iniciales y flexibilización de las restricciones en las transacciones de viviendas) deberían ser suficientes para evitar un empeoramiento del colapso del sector inmobiliario, pero no lo suficiente para reactivar el crecimiento. 

La economía china sufre de un exceso de ahorro privado que ahora solo puede ser absorbido por el gobierno. El aumento de las transferencias fiscales de Pekín a las autoridades locales muestra que Pekín quiere mitigar las dificultades de financiación de las entidades locales y apoyar más inversiones en infraestructuras en los próximos meses. A menos que las autoridades aumenten significativamente su apoyo político, es probable que el crecimiento siga siendo inferior al promedio”, explica Brender.

Desde AXA IM explican que la firme actuación de las autoridades chinas parece destinada a cumplir el objetivo de crecimiento de China para 2023 de “en torno al 5%”. La gestora es optimista y calcula este crecimiento en el 5,2%. Según David Page, Head of Macro Research de AXA IM, los estímulos deberían acelerar el ritmo de crecimiento trimestral el próximo año, aunque ello equivalga a un menor crecimiento anual del 4,5%, antes de ralentizarse en 2025 hasta el 4,2%. “Esperamos nuevos estímulos si el crecimiento se tambalea. La dependencia de la economía del impulso fiscal y de las infraestructuras está desequilibrando la economía y aumentando la mala asignación de recursos, lo que repercute en las perspectivas de crecimiento a largo plazo de China. El remedio a largo plazo serían las reformas estructurales impulsadas por el mercado. Sin embargo, esto parece ir en contra del apetito del presidente Xi Jinping por el control, lo cual supone un riesgo a largo plazo para China. No esperamos que sea algo que se materialice en los próximos dos años, pero se mantendrá en el horizonte a largo plazo”, señala Page.

Por último, desde Fidelity lanzan una advertencia: “Si esta crisis doble en el mercado inmobiliario y la deuda de las administraciones locales se contagiara al conjunto del sistema financiero, China se encaminaría hacia una japonización, es decir, un largo periodo de estancamiento económico caracterizado por un importante lastre de deuda, presiones desinflacionistas y una caída del gasto y la confianza entre los consumidores y las empresas”.

Ideas de inversión

En opinión de Alejandro Arévalo y Reza Karim, gestores de fondos de renta fija emergente de Jupiter AM, aunque China ha lidiado con un caída del crecimiento y la explosión de su burbuja inmobiliaria, reconocen que les ha sorprendido gratamente que, en líneas generales, estos factores no han tenido un gran impacto en los mercados emergentes. “Creemos que los mercados chinos y el sentimiento hacia el gigante asiático han tocado fondo y, por lo tanto, esperamos ver cierta mejora a medida que avance el año, ya que las políticas monetarias y presupuestarias han demostrado que el gobierno chino está cada vez más resuelto a sostener la economía y su crecimiento”, afirman.

En este sentido, reconocen que, durante los últimos años, hemos visto unas tasas de impago superiores a la media en la deuda emergente, debido principalmente a las dudas en torno el sector inmobiliario chino y la guerra en Ucrania. “Sin embargo, también prevemos una importante mejora de las tasas de impago en 2024; así, las previsiones descienden hasta acercarse a las medias a largo plazo ante la caída de los riesgos”, señalan.

“Tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que los años gloriosos de crecimiento de China han quedado muy atrás. Pero seguimos pensando que hay oportunidades, no hay que descartar a China todavía. Hay áreas en China de las que el mundo realmente no puede prescindir y lo están haciendo extremadamente bien: vehículos eléctricos, baterías, paneles solares, etc. Todas las cosas de las que realmente no podríamos prescindir y que están creciendo muy, muy rápidamente. Todas ellas son cosas de las que no podemos prescindir y que están creciendo muy, muy rápidamente. China ha superado a todos los demás grandes exportadores de automóviles en un período de unos dos años. Un movimiento bastante dramático. Así que creo que todavía hay oportunidades”, añaden Rob Brewis y John Ewart, gestores de fondos de Aubrey Capital Management.

El experto de Schroders coincide en que el sentimiento hacia China es muy negativo, pero también sabe ver en ello una oportunidad: “Esta situación se refleja ahora en unas valoraciones baratas y el posicionamiento se ha ajustado notablemente. Las autoridades cuentan con el suficiente margen político para promover el crecimiento, al tiempo que se ve un claro deseo de estabilizar las relaciones con Estados Unidos. También vemos oportunidades en el ciclo comercial, sobre todo en el sector tecnológico, en el que estamos sensiblemente sobreponderados”.

En este sentido, no hay dudas de que sigue siendo un mercado atractivo. Según Patricia Urbano, gestora y especialista en mercados emergentes de Edmond de Rothschild AM, «dada la significativa rentabilidad negativa de China en los últimos tres años, las valoraciones se ven mermadas por una relativa falta de demanda de los inversores frente a otras regiones emergentes. Por ello, creemos que China ofrece un importante potencial de recuperación en el futuro en términos de su perfil de riesgo-recompensa».

Para Federated Hermes, China sigue siendo “una oportunidad única” en sectores como la digitalización, la biotecnología, las renovables y la inteligencia artificial. Según su equipo de analistas, el país cuenta con un amplio mercado de renta variable en el que cotizan unas 8.000 empresas. Por lo tanto, no es posible ignorarlo. “Podemos desviarnos del índice de referencia (dentro de unos límites), pero en la actualidad no compartimos la opinión de que en China no se puede invertir. Mantenemos una visión contraria sobre China y tenemos una pequeña sobreponderación. Revisamos periódicamente nuestras hipótesis de una forma top-down y ajustamos nuestras asignaciones en consecuencia. En el pasado, infraponderamos China y si las condiciones nos hacen ser pesimistas, reduciremos nuestra asignación al país. Sin embargo, en la actualidad, vemos una situación favorable de riesgo-beneficio en China”, reconocen.

En este sentido, la gestora se centra en determinados temas que considera de crecimiento como son, a los ya citados, las tecnologías y energías renovables, y la financiación del ahorro. Eso sí, la firma matiza que evita las empresas de sectores cíclicos, ya que suelen estar cargadas de un apalancamiento excesivo y generan retornos inferiores a su coste de capital. “Creemos que, con el tiempo, a estas empresas les resultará difícil la transición a la emisión neta cero. Aunque China ha realizado progresos encomiables en múltiples campos, la economía tiene potencial para lograr más. Sin embargo, los avances en el futuro dependerán del ritmo de las reformas económicas y de la mayor apertura de la economía. El progreso dependerá en gran medida de la rapidez con la que los dirigentes chinos puedan reformar las empresas estatales (SOEs), haciéndolas competitivas y relevantes para el futuro”, concluyen desde Federated Hermes.

¿Lograremos alcanzar lo establecido en los ODS antes de 2030?

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Desde M&G lanzan una advertencia clara: “El plazo de 2030 para alcanzar los ODS no está en vías de cumplirse”. Según las conclusiones del cuarto informe «SDG Reckoning» de M&G nos enfrentamos a un gran reto si queremos como sociedad alcanzar los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS de la ONU) y las 169 metas subyacentes antes de la fecha límite de 2030, fijada por la Asamblea General de las Naciones Unidas. 

El informe revela que solo el objetivo de Fin de la Pobreza (ODS1) y el de Acción por el Clima (ODS13) han mejorado su puntuación, debido a la reducción de las personas que viven en la pobreza extrema y a la estimación de la OCDE de que el objetivo de la ONU de lograr 100.000 millones de dólares anuales de financiación para el clima se cumplió finalmente en 20221. 

“Mientras tanto, los avances en Producción y Consumo Responsables (ODS12) y Paz, Justicia e Instituciones Sólidas (ODS16) han retrocedido. La insuficiencia de medidas para descarbonizar la energía mundial, la disminución de la circularidad y el deterioro de las perspectivas mundiales de paz son los principales factores que frenan el progreso. El resto de los ODS se han estancado en los últimos 12 meses”, apunta la gestora.

Según explican, el informe de este año se centra en tres temas relacionados con los ODS en los que los inversores tienen la oportunidad de impulsar un cambio positivo:

  • La lucha contra los residuos y la transición a una economía circular: Actualmente, solo el 7% de los materiales en todo el mundo se reutiliza o recicla, mientras que el 93% de los recursos se desperdicia, se pierde o no está disponible para su reutilización. La necesidad de pasar de un modelo de «extraer-producir-desperdiciar» al de «reducir-reutilizar-reciclar» es fundamental. 
  • Cambio climático y pérdida de naturaleza: Estas dos «crisis planetarias» interconectadas amenazan el bienestar humano, la estabilidad de la economía mundial y el funcionamiento sostenible del planeta. Cada vez hay más pruebas de que si se aborda una sin la otra se corre el riesgo de no conseguir los resultados necesarios para ambas.
  • Desafiar la desigualdad de género: Aunque se han producido algunos avances, estamos en vías de alcanzar sólo el 15% de los indicadores de Igualdad de Género (ODS5) para 2030. Al ritmo actual de avance, se prevé que para cerrar la brecha de género en el mundo se necesiten 131 años más. 

“Nuestro cuarto informe anual SDG Reckoning Report vuelve a constatar que la ambición del mundo por cumplir la agenda de Desarrollo Sostenible de la ONU no se corresponde con las acciones apropiadas. A pesar de registrarse ciertos avances, alcanzar los objetivos de 2030 requerirá una acción ambiciosa y organizada de todas las partes interesadas. Estamos a mitad de camino hacia la fecha límite y, con la COP28 en marcha, ahora es el momento de retomar el camino con una acción firme y decisiva para hacer frente a los principales retos de sostenibilidad y desarrollo del mundo. Los inversores tienen un papel importante que desempeñar a la hora de dirigir el capital hacia la consecución de los Objetivos y de exigir responsabilidades a las empresas para garantizar que se produzca un cambio real”, ha señalado Ben Constable-Maxwell, responsable de Inversión de Impacto de M&G Investments y autor principal del informe.

El siguiente gráfico muestra la puntuación de cada uno de los 17 ODS de las Naciones Unidas y los avances realizados en la consecución de cada objetivo.

El 77% de los menores de 40 años prefiere el bitcoin al oro como inversión

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Más de tres cuartas partes de los menores de 40 años preferirían el bitcoin al oro dentro del conjunto de sus inversiones, según revela una encuesta realizada por deVere Group, firma independiente de asesoramiento financiero, gestión de activos y fintech.

En concreto, la encuesta muestra que el 77% de sus clientes menores de 40 años optarían por la criptomoneda en lugar del metal precioso en la construcción de sus carteras a largo plazo. Según interpretan los autores de la encuesta, este porcentaje indica un cambio rotundo en el panorama de la inversión.

Mientras que el oro se ha considerado tradicionalmente un activo refugio y un depósito de valor, las generaciones más jóvenes ven ahora el bitcoin como una inversión más dinámica y potencialmente rentable”, afirman. Esto se debe, en parte, al comportamiento que ha ofrecido a lo largo del año: el bitcoin ha subido un 112,75%, en comparación con el S&P 500 que ha subido un 13,97%, el Dow Jones un 2,79% y el Nasdaq un 29,76%.

“Una abrumadora mayoría de los encuestados menores de 40 años expresó una clara preferencia por bitcoin frente al oro como parte integrante de su combinación de inversiones. Esta tendencia señala un notable alejamiento de los activos de inversión tradicionales en favor del ámbito digital”, ha comentado Nigel Green, consejero delegado de deVere Group.

En opinión de Green, las generaciones más jóvenes están más familiarizadas con los activos digitales y la tecnología que los sustenta. “Bitcoin representa una opción de inversión nativa digital que se alinea con su comprensión de la tecnología y su creencia en el futuro de las monedas digitales. El auge de las transacciones en línea y los pagos digitales también subraya la relevancia de activos digitales como bitcoin”, defiende.

Además, según explica Green, los encuestados también citaron el potencial de alta rentabilidad como factor determinante de su preferencia por bitcoin. “El historial de la criptodivisa de apreciación significativa del precio parece haber captado la atención de las generaciones más jóvenes”, añade.

Según la experiencia de esta compañía, las grandes instituciones financieras y corporaciones están integrando bitcoin en sus estrategias de inversión y balances. En su opinión, este apoyo institucional confiere legitimidad a bitcoin y puede impulsar aún más su adopción, haciéndola más atractiva para los inversores más jóvenes. “Además, su divisibilidad y facilidad de transferencia transfronteriza lo convierten en un activo versátil para particulares que buscan diversificar sus carteras de inversión. Los mercados líquidos y la negociación 24 horas al día, 7 días a la semana dan a la criptomoneda una ventaja sobre el oro en términos de flexibilidad”, señalan entre sus principales ventajas. 

Para Green, en los últimos tiempos, es probable que la preocupación por la inflación haya impulsado también el atractivo de bitcoin para los inversores. “El suministro fijo de bitcoin de 21 millones de monedas se considera una cobertura potencial contra la devaluación de las monedas fiduciarias, lo que lo convierte en un activo deseable para la preservación de la riqueza. Bitcoin está a la vanguardia de este cambio de paradigma, y sus propiedades únicas lo convierten en una opción de inversión favorita para una generación que valora la innovación, la accesibilidad y el potencial de obtener rendimientos sustanciales”, concluye Green.

10 temas macroeconómicos que serán clave en 2024

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De cara al próximo año, Bank of America confía en que se produzca un aterrizaje suave tanto en EE.UU. como en la economía mundial. En líneas generales, la entidad espera una menor inflación y una política monetaria algo más flexible para hacer frente a unos precios del petróleo más altos y un dólar estadounidense más bajo. En el mercado, los expertos de la entidad prevén una modesta pero subida de la renta variable mundial y un leve descenso de los rendimientos de los bonos.  

La entidad también advierte de que algunos riesgos alcistas, por ejemplo que la productividad del uso de la inteligencia artificial mantiene altos los márgenes de las empresas. También sostienen que la burbuja de los bonos ya ha estallado y que grandes segmentos de los mercados de renta variable de EE.UU. y mundiales han tenido un rendimiento significativamente inferior y están baratos. Su mensaje más importante es que consideran que el “pico de riesgo geopolítico” es la sorpresa alcista más convincente. “Las tensiones geopolíticas se suavizarán porque los políticos occidentales necesitan menos tensiones mundiales en un año de grandes elecciones”, afirma en su documento de perspectivas para 2024.

Con este escenario de fondo, los expertos de Bank of America esperan que el crecimiento real del PIB de EE.UU. se ralentizará del 2,5% al 1,5%, en la Eurozona se estanque en torno al 0,5% y en China el crecimiento sea sobre el 5%. A nivel mundial, sitúan el crecimiento del PIB en el 3%. Ahora bien, todo dependerá de lo que hagan los bancos centrales y de la respuesta de las economías globales. En este sentido, BofA sitúa el primer recorte de tipos de la Fed el 12 de junio y calcula un recorte 75 puntos básicos en 24 meses, al igual que el BCE, mientras que espera que el Banco de Inglaterra se mantenga la espera. 

10 temas macro calve

Esta es la visión que defienden desde Bank of America a raíz de la cual ha identificado 10 temas macroeconómicos que consideran clave de cara a 2024.

    1. Un cambio global hacia recortes de tipos. La entidad espera que la a inflación baje gradualmente en todo el mundo, que el crecimiento se ralentice modestamente y que la Fed y el BCE empiecen a recortar en junio. “En nuestro escenario de referencia, prevemos que el crecimiento mundial experimente una ligera desaceleración en 2024 para recuperarse gradualmente en 2025. Sin embargo, seguimos esperando una dinámica de crecimiento heterogénea entre regiones. En cambio, prevemos que la inflación siga bajando gradualmente en la mayoría de los países, y que los bancos centrales adopten en consecuencia una política monetaria menos restrictiva”, señalan. 
    2. Susto de crecimiento antes de volverse más alcista. El equipo de BofA no cree que el mercado bajista termine hasta que el crédito, el crudo y el consumo amenacen con eventos de aterrizaje forzoso/crédito, desencadenando un posicionamiento bajista, beneficios recesivos y pánico político.
    3. Subida del 10% del S&P, con sesgo cíclico, y estrategia europea menos optimista. La entidad considera que el mercado ya ha absorbido importantes sacudidas geopolíticas y la buena noticia es que estamos hablando de las malas noticias; y explica que las señales macro son confusas, pero el alfa idiosincrático ha aumentado este año. “Somos alcistas no porque esperemos que la Fed recorte, sino por lo que ha conseguido. Las empresas se han adaptado (como suelen hacer) a unos tipos más altos y a la inflación”, afirma. 
    4. Se espera que el Brent alcance los 90 dólares y las materias primas se recuperen. Según sus estimaciones, los precios del Brent y el WTI deberían situarse en una media de 90 y 86 dólares el barril, respectivamente, ya que la OPEP+ añadirá 0,5mn b/d de recortes de producción en su próxima reunión. Además advierte de que la recesión, un crecimiento del esquisto estadounidense más rápido de lo previsto y la cohesión de la OPEP+ son riesgos a la baja para los precios del petróleo.
    5. Japón: persiste la inflación en Japón, pero se ven alzas en el mercado. La entidad se muestra optimista respecto a que la recuperación económica de Japón continuaría en 2023, impulsada por la reapertura de los vientos de cola en el sector servicios. Sin embargo, cree que el ritmo de crecimiento se vería limitado por varios factores adversos, especialmente en la segunda mitad del año. 
    6. Los recortes de tipos y la caída del dólar serán positivos para los mercados emergentes. Las perspectivas de la casa BofA apuntan a un año alcista para los mercados emergentes: aterrizaje suave en los mercados emergentes; crecimiento de China estable y mejorando frente a los mercados emergentes; subida de tipos en EE.UU.; descenso del DXY.
    7. Búsqueda de un rendimiento de calidad en el crédito. Según reconocen desde BofA, los préstamos apalancados han sido el sector de renta fija con mejores resultados en 2023, ya que la resistencia económica ha respaldado los fundamentales crediticios y las subidas de tipos de la Reserva Federal han añadido rentabilidad a los activos a tipo variable. De cara a 2024, esperan un buen rendimiento total de este sector, pero considera que es probable que sus días de rendimiento relativo superior hayan quedado atrás.
    8. La ralentización del gasto en inversión lastra el crecimiento estadounidense. El equipo de US Economics de la entidad prevé que el consumo se ralentice pero no se desplome, que el crecimiento de la inversión se suavice con respecto al primer semestre de 2023 a medida que los efectos de la legislación favorable empiecen a desvanecerse y que el impulso fiscal sea mucho menor a medida que el déficit primario se contraiga algo con respecto a 2023. 
    9. La rentabilidad de los bonos estadounidenses a 10 años seguirá siendo elevada debido al déficit y a la geopolítica. Mark Cabana, estratega de tipos en EE.UU. de BofA, no es tan optimista como el consenso sobre los precios de los bonos a 10 años para finales de 2024 y 2025. Entre otros aspectos, le preocupa que en una economía que evita el tipo de desaceleración brusca que temíamos hace un año, el riesgo de duración y el riesgo de inflación han aumentado.
    10. Aumento de la incertidumbre política, más del 60% del PIB se enfrenta a elecciones. Las elecciones presidenciales son siempre una fuente de volatilidad, pero la incertidumbre asociada a ellas ha ido in crescendo en la última década. La razón es bastante clara: la polarización política y el populismo van en aumento.

Carmignac: «En el primer semestre, el aterrizaje lento de la economía debería continuar y seguirle una recesión encabezada por Estados Unidos»

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Las economías desarrolladas han demostrado ser muy resistentes a la fuerte subida de los tipos reales que se ha producido desde 2022 -y que debería culminar con una normalización de los tipos en Japón en 2024-. Sin embargo, a juicio de Raphaël Gallardo, economista jefe de Carmignac, el tipo de interés neutral es difícil que vaya a estar «elevado para siempre». Más bien, según el experto, la transmisión del impacto de los tipos a las economías se ha visto frenada por factores transitorios que irán desapareciendo a lo largo de 2024. Así pues, en el primer semestre del año, debería proseguir un «aterrizaje lento» de la economía, seguido de una recesión en el segundo semestre, encabezada por Estados Unidos.

En las perspectivas para 2024 de la firma, Gallardo afirmó que, en Estados Unidos y Europa, el proceso de recesión está impulsado principalmente por la compresión de los márgenes de beneficios y ya es visible en la mayor destrucción permanente de empleos, así como en los impagos de empresas y hogares. Sin embargo, en lo referente a las empresas, los márgenes se han visto protegidos por un exceso de liquidez y un repunte de la inmigración que proporciona un colchón de mano de obra. Y en cuanto a los hogares, las tasas de ahorro se mantienen artificialmente bajas por el exceso de efectivo y el efecto riqueza derivado de las valoraciones de activos distorsionadas por la expansión cuantitativa.

Los mercados financieros son más ajenos todavía al riesgo cíclico subyacente porque el reapalancamiento posterior a la pandemia se produjo con un patrón «campana” entre el endeudamiento público y los canales opacos de la deuda privada. Esta bifurcación aumentó la resistencia en la fase inicial de la desaceleración, pero dificultará la flexibilidad de las políticas y el saneamiento de los balances una vez que llegue la recesión, según Gallardo.

El aumento de la inmigración y la compresión de las primas de riesgo financiero han contribuido a lograr un aterrizaje suave hasta ahora, pero han amplificado la crisis de los elevados precios de la vivienda, han avivado la desigualdad de la distribución de la riqueza y las políticas identitarias, agravios todos que deberían alimentar las ideas populistas en el actual ciclo electoral (por ejemplo, Trump o Wilders). Esto acelerará la aplicación de políticas inflacionistas en respuesta a la recesión que se avecina (generosidad fiscal, proteccionismo, cierre de fronteras).

En China, la crisis inmobiliaria seguirá sin resolverse, por lo que persistirán los bajos niveles de confianza del sector privado extranjero y nacional. El último paquete de medidas de estímulo y la distensión geopolítica con Estados Unidos deberían bastar para estabilizar el crecimiento en torno al 4% en el primer semestre de 2024, a juicio de Gallardo. El experto cree que para que se produzca una reaceleración en el segundo semestre de 2024 será necesario que los dirigentes favorezcan una estrategia que combine una reestructuración de todas las deudas relacionadas con la vivienda -incluidas las de las administraciones locales y sus vehículos de financiación-, la nacionalización de las pérdidas, la recapitalización bancaria y el estímulo del consumo. Ese «salto cuántico» político sigue siendo difícil de alcanzar por razones políticas, según aclaró Gallardo.

Estrategia de inversión

El aterrizaje lento de la economía durante la primera mitad de 2024 y las crecientes preocupaciones sobre una recesión a medida que vaya avanzando el año exigen que los gestores activos sean capaces de reasignar rápidamente sus carteras, tal y como aconseja Kevin Thozet, miembro del comité de inversión de Carmignac.

La expectativa de unos tipos de interés de referencia del 4% en el futuro próximo se contradice con una ralentización de la economía y una desinflación cíclica. En lo que respecta a la deuda pública, se puede desarrollar una posición de larga duración y, al mismo tiempo, evitar depender del calendario de futuros recortes de tipos y exponerse en exceso a la incertidumbre de la prima por plazo.

De hecho, Thozet apuntó que los mercados son bastante optimistas al esperar que los recortes de tipos se materialicen ya la próxima primavera, poniendo en peligro los vencimientos a corto plazo. Además, la trayectoria de las rentabilidades a largo plazo depende de la deuda para financiar el déficit, pero ésta no puede ser absorbida de manera indefinida por los mercados monetarios en un mundo en el que parece haber poco apetito fuera de Estados Unidos por comprar esos bonos a largo plazo. En consecuencia, el experto concluyó que los vencimientos a cinco años parecen especialmente atractivos. Y en la zona euro, se espera que los tipos core bajen, dado el anémico entorno de crecimiento.

La desaceleración a cámara lenta, que culminará en una recesión en el segundo semestre, implica que los mercados de deuda corporativa mantendrán la delantera en lo referente a rentabilidad ajustada al riesgo en los próximos trimestres. La deuda no sólo ofrece un carry muy atractivo, sino que a su vez permite digerir las caídas inesperadas. En este entorno económico, los sectores favorecidos (financiero, energía y crédito estructurado) en los que los emisores están acostumbrados a un coste de capital elevado dado el fin de la época del «dinero gratis». A medida que vaya avanzando el año, los inversores tendrán que estar dispuestos a aceptar cierta volatilidad o ser capaces de proteger su cartera de la creciente aversión al riesgo.

En la renta variable, tras la carrera desenfrenada de los llamados «Siete Magníficos», Thozet cree que se dan las condiciones para que se amplíen los motores de rentabilidad. La concentración de las rentabilidades exige cierta cautela, por lo que tiene sentido diversificar a partir de los valores más favorecidos. Esto implica, por un lado, una asignación a sectores defensivos como el de salud o el de productos básicos y, por otro, cierto potencial de mayor rentabilidad a través de los mercados emergentes.

De hecho, los mercados emergentes son candidatos idóneos para expresar el deseo de diversificación, según Thozet, ya que se verán favorecidos por un dólar estadounidense más bajo y la esperada estabilización de la economía china durante los próximos trimestres. El estratega no descarta que surjan oportunidades en mercados que anteriormente sufrieron pérdidas masivas, como Asia o América Latina, y en los que las balanzas comerciales estén bien orientadas.

 

Indexa Capital anuncia una reducción de la inversión mínima de sus carteras de fondos y EPSV

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Indexa Capital ha anunciado una reducción de la inversión mínima de sus carteras de fondos y EPSV, en línea con los cambios que se han producido a nivel legislativo, una vez que el Gobierno de España ha aprobado por real decreto una modificación de las aportaciones al Fondo de Garantía de Inversiones.

“Se trata de una petición que, desde Indexa, llevamos haciendo a las autoridades, al Fogain y a la CNMV, desde hace muchos años. La reducción aprobada nos beneficia como entidad contribuyente al mismo y, con ello, beneficia a nuestros clientes, sin que suponga una reducción de la cobertura del Fondo de Garantía de Inversiones, que se mantiene en 100.000 euros por titular y entidad. En Indexa somos más de 68.000 clientes, por lo que nos afectaba especialmente el coste fijo anual de tres euros por cliente, que ahora se elimina. Pensamos que esta reducción nos ayudará a acelerar nuestro crecimiento en número de clientes en 2024”, señala Unai Ansejo, cofundador y co consejero de Indexa Capital.

Desde Indexa señalan que esta decisión es una gran noticia para clientes más jóvenes o con menos patrimonio líquido, así como para los padres que quieren abrirles una cuenta a sus hijos, porque permite empezar a invertir con menos, y antes. 

¿Por qué se ha eliminado la contribución fija anual por cliente?

Los tres euros anuales por cliente perjudicaban a los clientes con menor capacidad de inversión, porque obligaba a las agencias y sociedades de valores a fijar una inversión mínima inicial que permitiera cubrir el coste por cliente del Fogain, explican en la firma.

Carta a los Reyes Magos de la economía mundial: ¿qué nos deparará el 2024?

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Es habitual en estas fechas hacer balance y acotar la lista de deseos para el año que acaba de entrar o, incluso, redactar una carta a sus majestades los Reyes Magos de Oriente. Sólo una advertencia: ¡cuidado con el consenso!, dicen en Generali Insurance Asset Management.

Los inversores empezaron 2023 con demasiado pesimismo. Parece haber una mayor variedad de opiniones para 2024, pero en general prevalecen las de quienes auguran una inflación y unos rendimientos más bajos, recortes de los tipos de interés y una inclinación de la curva, un retroceso del dólar y un leve desplome de la renta variable (escenario Ricitos de oro). Antes de cerrar la carta o la lista de deseos, la gestora echa un vistazo al escenario económico que se abre ante nosotros, analizado por el equipo de Investigación Macroeconómica y de Mercado de Generali Insurance Asset Management.

«Tras una notable resistencia en 2023, la economía mundial se ralentizará a principios de 2024. La eurozona ya coquetea con una leve recesión; las persistentes cicatrices de la crisis energética y el inminente endurecimiento fiscal mantienen las perspectivas planas. EE.UU. (finalmente) sentirá vientos en contra más fuertes a medida que los altos tipos de interés se hagan palpables, mientras que el apoyo del exceso de ahorro y el despilfarro fiscal se desvanecen. Además, la tibia recuperación china no supondrá un alivio general», comentan.

Sin embargo, esperan que las perspectivas mundiales se estabilicen a mediados de año, gracias a un ciclo global de inventarios que está tocando fondo y a unos mercados laborales más bien resistentes, así como los ingresos reales. El debilitamiento de los vientos en contra de la política monetaria puede ayudar a que el crecimiento gane algo de tracción a finales de año.

En cuanto a bancos centrales, a medida que aumentan las evidencias de que las presiones sobre los precios se están relajando, los principales bancos centrales han alcanzado los tipos máximos. «Sin embargo, es probable que se trate de una meseta prolongada hasta bien entrado 2024. Es improbable que los tipos de inflación subyacente caigan por debajo del 3% antes de mediados de 2024. Los bancos centrales evitarán declarar una victoria prematura sobre la inflación», añaden.

En su opinión, «resulta alarmante que la relajación de las condiciones financieras no haga sino retrasar los recortes de los tipos de interés oficiales. Lo anterior crea un mecanismo de autocorrección que podría acabar reduciendo la volatilidad de los tipos en el primer semestre de 2024». Esperan que los primeros recortes de tipos en EE.UU. y la eurozona lleguen como muy pronto en junio. El Banco de Japón contrarrestará la tendencia mundial a la relajación con una primera subida de tipos, probablemente en el segundo semestre.

Geopolítica: principales hitos

Desde la invasión de Irak en 2003 hasta principios de 2022, el mundo disfrutó de alrededor de 20 años de notable estabilidad. Ya no. La guerra de Ucrania y el conflicto entre Israel y Palestina pueden haber marcado el comienzo de una era más volátil, a medida que el mundo transita hacia un nuevo orden multipolar, defienden. «Entre los riesgos de 2024, la OPEP+ podría reducir aún más la producción de petróleo para hacer subir los precios, erosionando aún más el apoyo a los partidos mayoritarios y a las políticas climáticas en las elecciones clave europeas (junio) y estadounidenses (noviembre). Las tensiones entre China y EE.UU. podrían aumentar durante la campaña electoral estadounidense y agravarse aún más en caso de victoria de Trump», agregan.

Visto desde un ángulo positivo, los titulares pueden virar hacia una estabilidad global y una desescalada. Cualquier avance diplomático en Ucrania sería una sorpresa positiva para los mercados europeos, explican.

Tendencias estructurales

Pese a que los cambios estructurales, como los demográficos, influyen lentamente en las tendencias financieras, hay varias fuerzas según el informe que están emergiendo a un primer plano. En primer lugar, el cambio climático se ha acelerado (anomalías récord de temperatura). Cabe esperar, entre otras cosas, una carga creciente para las finanzas públicas, un impacto adverso en la combinación crecimiento-inflación y nuevos retos para las aseguradoras. Las elecciones son una amenaza para los maltrechos valores de las energías renovables, pero unos tipos de interés más bajos deberían ayudar.

La desglobalización puede ser exagerada, pero estamos en presencia del friend-shoring y del de-risking. La erosionada competitividad europea sigue siendo motivo de preocupación, explican desde la gestora.

La inteligencia artificial está saliendo al rescate de las malas tendencias de productividad, pero su efecto será gradual en los próximos años.

El aumento de los rendimientos reales, junto con el débil crecimiento del PIB real, constituye un mal cóctel para la sostenibilidad de la deuda soberana. El clima y las necesidades de gasto militar añaden leña al fuego: un riesgo de cola más gordo para la Eurozona, dada la ausencia de unión fiscal.

«Con todo, estamos de acuerdo en que los rendimientos de los bonos terminarán 2024 por debajo de los futuros actuales, pero esperamos que la caída sea limitada (especialmente en el primer semestre de 2024) dadas las consideraciones de oferta, el posicionamiento de los inversores, la lenta desinflación y las tendencias seleccionadas de los bancos centrales (QT, giro del Banco de Japón). Vemos poco valor en adelantarse a los recortes de tipos y ponderar agresivamente los activos de riesgo (renta variable, high yield, cíclicos, etc.) antes de tiempo, dados los actuales precios de Ricitos de Oro, los riesgos económicos y la reticencia de los bancos centrales a que las condiciones financieras se relajen demasiado rápido», concluyen.

El lado positivo es que la volatilidad de los tipos se reducirá drásticamente desde niveles aún elevados, y esperan que el investment grade se beneficie tanto de las condiciones fundamentales como de las técnicas. Los sectores muy apalancados siguen expuestos a una reacción retardada a las subidas masivas de tipos de 2022 y 2023. La geopolítica es un comodín, pero los riesgos tienen dos caras.

«Seguramente, esos deseos de los inversores para los Reyes Magos tendrán muy en cuenta todas estas cuestiones. Sobre todo, con el deseo de que se resuelvan, especialmente la volatilidad y los riesgos geopolíticos, y que así 2024 nos devuelva la paz en los mercados y en el mundo».

Desafíos fiscales en la promoción inmobiliaria en España

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En la mayoría de los casos y pese a cualquier previsión, desarrollar una vivienda nueva en España lleva tiempo y es costoso. Esto es consecuencia de diferentes factores que encarecen el precio final de la obra nueva como es el precio de las materias primas, la falta de mano de obra especializada, la escasez de suelo finalista y, en gran medida, por la sobrecarga fiscal que sufre el sector. De ahí que haya una frase recurrente cuando el comprador de una vivienda solicita un préstamo hipotecario en el banco: “Lo mejor es calcular por lo alto”. Y lo cierto es que, esta situación no solo encarece el proceso de construcción, sino que afecta directamente el bolsillo de los clientes.

En el sector inmobiliario, la fiscalidad no es un tema menor y ha generado controversia durante años. Desde la adquisición de un suelo hasta la entrega de las viviendas, las promotoras inmobiliarias tienen que enfrentar una carga fiscal que oscila entre el 6% y el 9% de la inversión total del proyecto. Además, el cliente final, que ya debe tributar un 10% del IVA por la adquisición de la propiedad, debe hacerse cargo de al menos un 5% más de gasto. Esto equivale a una carga fiscal de alrededor de 37.500 euros en una vivienda de 250.000 euros.

Por otro lado, los impuestos que recaen sobre las promotoras son determinantes tanto en los costes de los proyectos como en su desarrollo. De hecho, son por lo menos ocho los tributos que se imponen a los proyectos de vivienda nueva y abarcan desde la compra del suelo hasta la declaración de obra nueva, pasando por la constitución de préstamos hipotecarios, el inicio de obras y la división horizontal, entre otros. En esta situación, donde el rango fiscal suele variar conforme la composición de los costes de la promoción o el nivel de endeudamiento, influye principalmente la disparidad que se aplica a los mismos hechos imponibles en diferentes comunidades autónomas. Lo anterior tiene como consecuencia unas desigualdades que afectan negativamente el acceso a la vivienda y pone en evidencia la necesidad de legislar con mayor eficiencia y coherencia en la materia. 

Con este panorama, es imperativo tomar medidas audaces y es impostergable el abrir un debate honesto al respecto, promoviendo la colaboración público–privada. Comenzar con la implementación de bonificaciones fiscales en la compra de suelo destinado a desarrollos urbanísticos, siempre que el comprador sea un promotor inmobiliario que inicie la obra de manera inmediata, estimularía la inversión y aceleraría la disponibilidad de viviendas en el mercado. Además, la revisión del impuesto de actos jurídicos documentados (IAJD), considerando gravar sobre el importe real concedido del préstamo promotor, en lugar de considerar el importe de la garantía hipotecaria, generando así mayor eficiencia y reduciendo significativamente los costes fiscales para las compañías del sector.

También, una medida prioritaria debería ser la aplicación de un IVA superreducido del 4% para clientes finales que compren una vivienda de obra nueva de promoción inmobiliaria. Esto no solo beneficiaría a las propias promotoras, acelerando el ciclo de explotación y mejorando sus ratios de rentabilidad, sino también al cliente final, incentivando la compra de vivienda y suavizando el efecto de la falta de oferta de vivienda protegida del mercado. Y, como esta, son diversas las medidas que se pueden llevar a cabo para aliviar las tributaciones que soportan las promotoras inmobiliarias. Por tal motivo, llevarlas a cabo supondrá también un beneficio para los compradores finales, quienes actualmente deben asumir una carga fiscal significativa. 

A modo de conclusión, es hora de abordar la problemática fiscal en el ámbito de la promoción inmobiliaria. La falta de equidad y homogeneización en los impuestos afecta negativamente a los promotores y, en última instancia, a los compradores de viviendas. La implementación de incentivos fiscales, una mejor gestión administrativa y un enfoque estratégico hacia el sector de la promoción inmobiliaria son cruciales para impulsar la economía, promover el acceso a la vivienda y generar empleo en nuestro país. La responsabilidad recae en los legisladores y en la colaboración que prestemos desde las empresas, pero serán ellos quienes deban tomar medidas audaces y efectivas para garantizar un entorno fiscal equitativo y favorable al crecimiento de un sector tan importante para nuestra economía nacional. 

Tribuna de Juan José Cirera Ortiz, gerente de Promociones Andalucía Occidental en Habitat.

Cecabank inicia 2024 con récord de patrimonio depositado y activos bajo custodia

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Cecabank, banco custodio especializado en Securities Services en España y Portugal y proveedor de soluciones para todo tipo de entidades financieras y corporaciones, nacionales e internacionales, comienza 2024 alcanzando sus mejores cifras de negocio relacionadas con las actividades de depositaría de vehículos de ahorro e inversión y la liquidación y custodia de valores.

En el ámbito de la depositaría, en el que Cecabank presta servicio a 43 gestoras de instituciones de inversión colectiva, fondos de pensiones, EPSVs y entidades de capital riesgo, el volumen de patrimonio depositado asciende a más de 220.000 millones de euros, superando en más de 5.000 millones de euros el anterior máximo registrado en diciembre de 2021.

Respecto al volumen total de activos custodiados, las cerca de 100 instituciones financieras de todo tipo a las que Cecabank presta servicio como proveedor la actividad de custodia, han alcanzado un total de 310.000 millones de euros repartidos en valores de más de 70 mercados.

La consecución de estas cifras responde tanto a la buena evolución del mercado y las suscripciones netas positivas durante 2023 como a la incorporación de nuevos clientes. «Con estas magnitudes, Cecabank mantiene un ejercicio más su posición de liderazgo en Securities Services al ser el mayor depositario nacional independiente y el primer proveedor nacional de servicios de liquidación y custodia colaborando activamente con las sociedades gestoras, bancos, compañías aseguradoras y empresas de servicios de inversión en aspectos normativos, operativos y de negocio, aportando la garantía de no competencia con sus clientes», dice en un comunicado.

Cecabank lleva más de una década consolidándose como entidad de referencia en el mercado de servicios de valores, tesorería y pagos. El profundo conocimiento normativo y una elevada especialización operativa en servicios de custodia y depositaría; su modelo de negocio, basado en la neutralidad, la independencia y la alta calidad de servicio, así como la confianza otorgada por sus clientes, son las principales razones para que, en tan solo diez años, ha consolidado esta posición en el ámbito de Securities Services.

Para seguir ofreciendo a sus clientes un servicio que obtiene una satisfacción global media de 8,5 sobre  10, Cecabank está inmerso en un importante proceso de transformación digital de su negocio de Securities Services con el fin de reforzar su cadena de valor aprovechando las oportunidades que plantea el nuevo  entorno. También aportando soluciones innovadoras que responden a las necesidades de sus clientes.

El Consejo General de Economistas estima que la economía española cerrará 2023 con un crecimiento del 2,4%, pero reduce en una décima, hasta el 1,6%, su previsión para 2024

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Si el año 2022 estuvo marcado por los efectos económicos de la guerra de Ucrania, por la deriva en la crisis energética y el encarecimiento de las materias primas, en el último trimestre de 2023, además, se ha añadido el conflicto palestino-israelí, con una evolución futura difícil de prever. 

A pesar de estos conflictos geopolíticos, y sus consecuencias en la economía que nos llevaron a temer a principios de año una gran desaceleración en el segundo semestre de 2023, se ha ido constatando la fortaleza de la economía a lo largo del año con un crecimiento en los tres primeros trimestres del 0,6%, 0,4% y 0,3%. Si bien son inferiores a los del año precedente, de mantenerse el crecimiento en el cuarto trimestre en el 0,3%, finalizaría 2023 con un crecimiento del 2,4%, más del doble del que se preveía hace un año (1%).  Este incremento en las previsiones han sido consecuencia, en parte, de la serie de revisiones estadísticas realizadas por el INE en 2023, que han puesto de manifiesto la mejor marcha de la economía tanto en 2022 como en el primer semestre de 2023, explican desde el Consejo General de Economistas.

Respecto a otros países de nuestro entorno, España es de los mejor situados, gracias sobre todo a la evolución del consumo interno, especialmente de los hogares, que en el tercer trimestre ha aumentado un 1,4%.

La economía de la zona euro no muestra indicios de recuperación. Por el contrario, se ha contraído durante seis meses consecutivos, llegando a tener crecimiento negativo en el tercer trimestre de 2023. 

Los indicadores adelantados de la zona Euro en diciembre reflejan una caída de la actividad a un ritmo más acelerado que en noviembre. Así, el flash del Índice HCOB PMI Compuesto de la Actividad Total de la Zona Euro se situó en 47.0, frente al 47.6 en noviembre, y el flash del Índice de la Actividad Comercial del Sector Servicios se situó en 48.1 frente al 48.7 del mes anterior. El sector manufacturero, no ha salido mejor parado en diciembre: el índice HCOB PMI del Sector Manufacturero se situó en 44.4, dos décimas más que en noviembre, registrando su máxima de los últimos siete meses, y el índice HCOB PMI de Producción del Sector Manufacturero se ha situado en 44.4, dos décimas menos que el mes anterior. Los declives de la producción y del empleo siguen siendo pronunciados, pero las contracciones de la demanda y las compras se atenúan.

Esta mala situación de los países del entorno afecta a nuestras exportaciones, que se siguen resintiendo, dice el Consejo General de Economistas. Tras los malos datos del segundo y tercer trimestre, en octubre, según el Informe mensual de Comercio Exterior publicado en diciembre, las exportaciones de bienes han descendido un 2,4% interanual, aunque en términos intermensuales se han incrementado un 4,1%. En cuanto a las importaciones, también se han reducido un 6,3% en tasa interanual, aunque han crecido un 7,3% en tasa mensual.

Para 2024, de mantenerse esta mala evolución de las exportaciones, se espera que sea la demanda interna la que siga tirando de la economía, y en concreto el consumo, fundamentalmente el privado.  Según el Índice HCOB PMI de diciembre, el sector manufacturero se ha situado en 46.2 (frente a 46.3 registrado en noviembre), y señala el noveno deterioro mensual consecutivo de las condiciones operativas. No obstante, la prórroga de las ayudas postpandemia viene precisamente a mantener la buena pauta del consumo y de la demanda interna y se prevé que en 2024 se ejecuten gran parte de los fondos europeos concedidos, lo que hará que el incremento del PIB en 2024 se sitúe, con las debidas cautelas dadas las incertidumbres, en el 1,6%. 

El IPC se ha ido moderando a lo largo del año, como se adelanta en los datos publicados por el INE del mes de diciembre, que, de confirmarse, cerraría el año con un incremento del 3,1% frente al 5,7% del año anterior. En cuanto al indicador adelantado de la inflación subyacente, también ha tenido una moderación notable, al pasar del 7% a finales de 2022 al 3,8% a finales de este año. Esta evolución es debida, principalmente, a la estabilidad de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, frente a la subida de diciembre del año anterior, así como al menor aumento de los precios de la electricidad. La variación anual del indicador adelantado del IPCA es del 3,3%

Para 2024 se espera que la tasa de inflación siga moderándose, por lo que estimamos que se sitúe entorno al 3,1%, siempre que no aumenten las tensiones las tensiones inflacionistas por los riesgos geopolíticos. A falta de conocerse los datos de la zona euro y de los principales países de nuestro entorno en diciembre, se prevé que estos sean más moderados que los españoles.

El Banco Central Europeo podría seguir aplicando políticas monetarias restrictivas hasta que haya signos claros de una reducción de la inflación subyacente y un reequilibrio de la oferta y la demanda en los mercados laboral y de productos, aunque hay expectativas de que los tipos de interés pudieran bajar en el segundo semestre de 2024. El Banco Central Europeo ha aumentado el tipo de interés en 10 ocasiones en menos de catorce meses y parecen estar en su punto máximo, 4,50% aunque aún podrían ser necesarias nuevas subidas si las presiones inflacionarias subyacentes resultan persistentes.

El hecho de que los precios suban más en España que en los países de nuestro entorno, principales receptores de nuestras exportaciones, hace que nos reste competitividad.

Además, en España tenemos el problema de la productividad, más baja que en la zona euro. La variación interanual de la productividad por puesto de trabajo equivalente a tiempo completo, que había sido positiva de desde el primer trimestre de 2022, ha registrado tasas negativas en el segundo y tercer trimestre de 2023, -1% y -1,6%, respectivamente. Por su parte la productividad por hora trabajada, que tenía una evolución positiva de desde inicio de 2022, en el tercer trimestre ha registrado un punto menos que en el trimestre anterior situándose en el -0,1%.  Aun así, el empleo ha dado señales de fortaleza durante todo el año, aumentando el número de contratos indefinidos, especialmente para los jóvenes, probablemente motivado por la reforma laboral, y aunque la tasa de paro ha ido descendiendo, sigue siendo la más alta de la OCDE. Así, estimamos que a final de año se sitúe en el 11,8%, disminuyendo ligeramente a finales de 2024, hasta el 11,7%, dicen los economistas.

La deuda de las administraciones públicas ha registrado en octubre un incremento interanual del 5%, situándose en 1.572 miles de millones, aunque un 0,38% menos que en el mes anterior que alcanzó el máximo de la serie histórica, con 1.578 miles de millones. En el tercer trimestre, la deuda supuso el 109,9% del PIB. A final de año se espera que esta cifra suponga el 108,6%, y a final de 2024 se reduzca al 106,4%. 

El pasado 20 de diciembre se logró un acuerdo político de los 27 estados miembros de la Unión Europea para la reforma de las reglas fiscales. El acuerdo garantiza una reducción gradual y sostenida del déficit y la deuda, con impacto contra cíclico. Previamente, el 12 de diciembre el Consejo de Ministros aprobó el acuerdo por el que se fijan los objetivos de estabilidad y el techo de gasto no financiero para las Administraciones Públicas en el periodo 2024-2026, para el regreso de las reglas fiscales, suspendidas con motivo de la pandemia de coronavirus y posteriormente por el impacto de la guerra en Ucrania. En este acuerdo se fija un objetivo de déficit para 2024 del 3%. Sin embargo, nuestra previsión es que en 2023 se sitúe en el 3,8% y se reduzca hasta el 3,3% en 2024, 3 décimas más que el objetivo fijado por el gobierno, debido fundamentalmente a la extensión de medidas anticrisis y el incremento de los costes de financiación de la elevada deuda como principales factores. 

A pesar de que 2023 a nivel bursátil ha sido un año muy volátil, con grandes altibajos, los principales índices bursátiles han acabado con beneficios respecto a 2022:

Finalmente, se puede concluir que, pese a todo, 2023 ha sido un año bueno para la economía española, mejor de lo previsto, con sus luces y sus sombras. Para 2024, el entorno geopolítico es muy incierto por las guerras en Ucrania y Oriente Próximo, y con los riesgos añadidos de que se involucren nuevos países. A nivel interno también existen los riesgos para nuestra economía, por la baja productividad, por el paro estructural que existe, el envejecimiento de la población y por la dependencia de nuestra economía del turismo, que podría verse afectado, aunque sea de forma remota, por las condiciones climatológicas y en concreto por la sequía, fundamentalmente en algunas zonas turísticas de España. Es fundamental que en España se acometan reformas estructurales ambiciosas que puedan reactivar el crecimiento y mejorar su calidad, y se incremente la inversión aprovechando los fondos NGEU, defienden los economistas.