Para afrontar un aterrizaje suave y los retos del sector tecnológico se precisa un “copiloto”
| Por Cecilia Prieto | 0 Comentarios

Dado el modo pausa en que se encuentra actualmente la Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) en cuanto a variaciones de los tipos de interés, los inversores se están preparando para el efecto retardado de las subidas en los beneficios de las empresas: el llamado aterrizaje “forzoso” o “suave” de la economía. Aunque el presidente de la Fed es sin duda el “piloto principal”, como especialistas en tecnología creemos que los inversores deben ser conscientes del papel que desempeña la inteligencia artificial (IA) como «copiloto» de la economía para mejorar la productividad y facilitar el desarrollo sostenible. También se necesita un “copiloto de inversiones” con experiencia que ayude a afrontar el retorno del coste del capital tras un periodo prolongado de bajos tipos de interés y el ciclo de sobreexpectación que puede surgir en torno a la IA.
Consideramos que la IA es la cuarta ola de la informática en vez de un mero tema. Las olas de informática ocurren solo cada 10 o 15 años y tocan todas las capas de la pila de tecnología (Figura 1). Cada ola ha tendido a ser más grande y disruptiva, lo que genera oportunidades nuevas y convincentes al tiempo que trastoca los modelos de negocio dominantes de la vieja economía. La era de Internet para PC evolucionó durante la crisis de los Ahorros y Préstamos en EE. UU., mientras que el iPhone, en el contexto de la crisis financiera mundial, anunció una nueva ola de disrupción con la llegada del cloud computing móvil. Ahora nos encontramos en un momento crítico para la economía global. La llegada de la IA, combinado con los balances más sólidos en renta variable,1 sitúa al sector tecnológico en una posición relativamente sólida para continuar su historial a largo plazo de rendimiento superior.2
En 2023, el mejor comportamiento del sector tecnológico no solo se originó por el entusiasmo en torno a la IA, sino también por un posicionamiento cauto, combinado con bajas expectativas de beneficios. El mejor comportamiento del sector fue limitado, ya que se centró en los 7 Magníficos (Microsoft, Apple, NVIDIA, Alphabet, Meta, Amazon y Tesla), pero no fue irracional, en nuestra opinión, dada la solidez del balance de las empresas, su apuesta por la mejora de los márgenes y el hecho de que estos valores se encontraban entre los pocos beneficiarios reales del gasto en IA en esta etapa inicial de evolución.
Ya a las puertas de 2024, el posicionamiento de los inversores en acciones tecnológicas sigue siendo cauto, ante el gran volumen de dinero acumulado en fondos del mercado monetario. Prevemos que el crecimiento de las ventas seguirá rodeado de volatilidad, pero el crecimiento de los beneficios en el sector se mostrará resiliente, dada la apuesta por el recorte de plantillas y el despliegue de IA para impulsar los márgenes de beneficio.
Como se señaló anteriormente, las valoraciones continúan sufriendo fuertes altibajos dentro del sector. En general, estas valoraciones se sitúan por encima de su media, aunque están dentro del rango histórico de negociación de 25 años.3 Seguimos evitando los valores tecnológicos afectados por la sobreexpectación que no ofrecen una rentabilidad visible. Dado que el ritmo de la innovación se está acelerando ante el mayor coste del capital, predecir los flujos de caja de las empresas más allá de los próximos cinco años está resultando más arduo que en los últimos diez años.
Así pues, instamos a los inversores a no considerar los 7 Magníficos como un monolito que debe juzgarse frente al resto del sector tecnológico o a la renta variable en general. Como ocurrió con las anteriores olas de informática, prevemos que el número de beneficiarios de la IA irá aumentando gradualmente a lo largo de los próximos tres años y muchas de estas empresas serán claves para permitir una adopción de la IA más general. Dentro de los 7 Magníficos, las valoraciones y el crecimiento varían enormemente de una empresa a otra. La historia nos dice que el comportamiento uniformemente sólido de estas siete compañías no es la norma; de ahí que adoptemos una postura sumamente activa.
Las grandes empresas se ven obligadas a adoptar una visión más holística de sus gastos de explotación futuros, lo que creemos que impulsará el gasto incremental en nuestros temas seculares a largo plazo, en concreto, infraestructura, automatización y productividad de nueva generación, Internet 3.0, electrificación y Fintech (tecnología financiera). Para la infraestructura de nueva generación, estimamos que la demanda de IA para grandes modelos de lenguaje (LLM) mejorará el papel de la infraestructura en la nube y creará la necesidad de IA en el borde, donde la computación mediante IA se realiza cerca del usuario y de la fuente de datos, directamente al nivel del dispositivo.
Las consideraciones en materia de sostenibilidad también exigen una apuesta por la eficiencia energética para limitar el coste y la intensidad de carbono. La demanda de soluciones tecnológicas de energía limpia está aumentando y las empresas de hardware y semiconductores están bien posicionadas para beneficiarse de ello. Fintech es un tema que no ha sido objeto de atención en 2023, pero es un área donde seguimos viendo una abundante retahíla de empresas de capitalización de alta calidad.
Estamos ilusionados por ver el comienzo de otra gran ola de innovación tecnológica. Nuestra filosofía siempre ha sido que la tecnología es la ciencia de resolver problemas. La IA puede generar importantes ganancias de productividad para la economía y las empresas al inducir una menor inflación y un crecimiento de beneficios. Sin embargo, pueden pasar varios años, en vez de meses, hasta que esto sea demostrable, y los inversores deben ser conscientes del ciclo de sobreexpectación (Figura 2). Los ganadores del desarrollo de la IA irán aumentando, pero a un ritmo gradual; entre tanto, los inversores deben tener cuidado de no extrapolar la adopción temprana de la IA a gran escala.
Al igual que hemos lidiado con olas de informática anteriores, seguimos centrándonos en barreras de entrada sostenibles e incorporamos conocimientos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), además de confiar en nuestra disciplina de valoración para ayudarnos a identificar empresas que se convertirán en líderes tecnológicos mundiales o que seguirán siéndolo. El sector tecnológico se beneficia de uno de los motores más fuertes que existen en el mercado bursátil, pero con la turbulencia macroeconómica que se avecina se precisan “copilotos de inversión” con experiencia y destrezas de navegación acreditadas para poder trazar un camino con menos sobresaltos que permita alcanzar los objetivos de riesgo y rentabilidad de los inversores.
Tribuna de opinión de Alison Porter, gestora de carteras de Janus Henderson Investors.