En un entorno de tipos a la baja debido a la política monetaria puesta en marcha por los principales bancos centrales, EBN Banco ha creado un nuevo producto denominado Cartera liquidez diseñado para optimizar la liquidez de sus clientes de una forma fiable, eficiente y fiscalmente ventajosa.
Este producto consiste en una cartera diversificada de varios fondos de inversión que permite obtener una rentabilidad superior a una cuenta corriente remunerada y que se puede liquidar de forma rápida, sin ningún tipo de gasto de cancelación.
El pronóstico de rentabilidad actual anualizada es del 2,35%. Desde el inicio de la normalización de los tipos de interés en la Euro Zona (julio dec 2022) la cartera de liquidez habría obtenido una rentabilidad acumulada del 9,7% (3,7% en términos anualizados), destacando su mínima volatilidad (+0,15% anualizado).
“Es una opción muy atractiva para aquellos clientes que quieren tener liquidez sin perder patrimonio. Nuestra Cartera liquidez tiene un riesgo muy limitado debido a su alta diversificación entre emisores, vencimientos y geografías”, señala Manuel Puente Gascón, director de Estrategia de EBN Banco.
Otra de sus ventajas es su fiscalidad más favorable, dado que la inversión en fondos permite diferir la tributación hasta el momento del reembolso, a diferencia de los intereses de cuentas corrientes que tributan anualmente.
Nuevos productos de ahorro
Ante la caída de tipos, EBN Banco ha lanzado en los últimos tiempos nuevos productos que permitan a sus clientes una mayor rentabilidad, pero siempre desde una perspectiva de ahorro conservador. Este es el caso de sus depósitos combinados (imposición a plazo fijo y fondos de inversión) y la variante de combinados estructurados, las notas estructuradas garantizadas, el acceso al mercado secundario de renta fija, depósitos en dólares o depósitos a largo plazo.
La inversión sostenible ha recorrido un largo camino en la última década, convirtiéndose en un componente fundamental de la estrategia empresarial y financiera global. Sin embargo, en los últimos años, el entorno geopolítico, las tensiones regulatorias y el creciente escepticismo social ante los resultados de algunos fondos sostenibles debido a los efectos económicos de la guerra de Ucrania –inflación, costes energéticos y tipos de interés- han desafiado su avance. ¿Está en riesgo ese avance? ¿Hay una creciente brecha entre Estados Unidos y Europa? ¿La sostenibilidad está dejando de ser una convicción estratégica para algunos? ¿Estamos ante un problema de narrativas antiostenibilidad?
El contexto geopolítico y el auge del sentimiento anti-ESG: una dualidad transatlántica en las finanzas sostenibles
Desde 2022, hemos presenciado un giro político y cultural en torno a las inversiones sostenibles, especialmente en Estados Unidos. El auge del movimiento anti-ESG, liderado por sectores políticos conservadores, ha generado no solo una campaña mediática de desprestigio, sino también una batería de medidas legales y regulatorias: investigaciones antimonopolio, demandas judiciales y leyes estatales contra la incorporación de criterios sostenibles en las decisiones de inversión. El resultado ha sido un clima de desconfianza, greenhushing (autocensura de compromisos sostenibles) y litigiosidad creciente que intenta poner en cuestión la conexión entre los criterios ESG y el deber fiduciario.
Mientras tanto, en Europa, el debate se centra en otro ángulo: los costes administrativos, la fragmentación regulatoria y la posible pérdida de competitividad de las empresas europeas frente a rivales internacionales menos regulados en sostenibilidad. Esto ha dado pie a la propuesta de un “paquete ómnibus”, por parte de la Comisión Europea, que plantea una simplificación del marco normativo. Pero, ¿es esta simplificación una ayuda real o podría suponer un paso atrás?
La apuesta europea por la sostenibilidad se mantiene en los objetivos políticos de alto nivel, si bien la propuesta de simplificación es de tal calado que a menudo se describe como una iniciativa de “desregulación”. Es cierto que se han identificado cargas burocráticas desproporcionadas y, en algunos casos, difícilmente justificables —como es el caso de la elaboración del Green Asset Ratio (GAR)—, así como una preocupante falta de interoperabilidad entre estándares internacionales, solapamientos entre distintas iniciativas legislativas y desajustes en los calendarios de implementación. Estos elementos han generado dudas sobre si la sostenibilidad, en lugar de integrarse en la estrategia empresarial, se pudiera convertir en un ejercicio de mero cumplimiento normativo, con escaso valor transformador.
La propuesta del reglamento ómnibus busca aliviar estas tensiones. Pretende racionalizar el sistema, dar más tiempo a las empresas para adaptarse y reducir costes. Pero su tramitación está sujeta a incertidumbres políticas. Algunos temen que este intento de simplificación pueda traducirse en un desmantelamiento del Plan original de Finanzas Sostenibles o que, paradójicamente, la “simplificación” acabe introduciendo más complejidad al sistema.
La clave estará en cómo se gestionen los umbrales de reporte. Si se limita el número de empresas obligadas a reportar bajo la CSRD, el sector financiero puede quedar sin datos suficientes para cumplir con otras regulaciones como SFDR o Basilea III. En el caso de la consulta sobre Taxonomía: si se reduce el umbral de materialidad de las actividades a reportar al 10% y, además, solo se exige el cumplimiento obligatorio a empresas con más de 1.000 empleados, cabe preguntarse: ¿cuántas de estas grandes empresas destinan más del 10% de su CAPEX, OPEX o ingresos a una única actividad económica listada en la Taxonomía? La combinación de ambos criterios podría limitar significativamente el alcance y utilidad del sistema, debilitando su valor como herramienta para canalizar inversiones hacia actividades sostenibles.
Disponer de muchos datos de pocas empresas, en lugar de pocos datos de muchas empresas, es un escenario subóptimo para los mercados de capitales. La consecuencia podría ser una menor capacidad para gestionar riesgos climáticos y de sostenibilidad en el sistema financiero. Todo esto lleva a preguntarse sobre la viabilidad de alcanzar los objetivos de la UE de sostenibilidad, a tenor de las rebajas en disponibilidad de información del entramado empresarial europeo y de aquellos que ofrecen sus productos y servicios en el mercado único.
Un momento decisivo
La inversión sostenible atraviesa un momento decisivo. Su credibilidad, coherencia y resiliencia dependen de que se mantenga una visión estratégica de largo plazo, alejada tanto del fundamentalismo regulatorio como del escepticismo político de corto plazo. A pesar del ruido, la sostenibilidad continúa siendo una dimensión clave del análisis de riesgo y oportunidad financiera, especialmente relevante en un contexto de transición energética, escasez de recursos y cambio climático.
Europa tiene la oportunidad de liderar este proceso, pero para ello debe resolver sus contradicciones: facilitar sin diluir, simplificar sin desmantelar, y poner el foco en la creación de valor real más allá del mero cumplimiento.
A nivel global, será clave evitar una fractura estructural y colaborar a nivel internacional con potencias e iniciativas de lo verde en Asia y América Latina, apostando por marcos interoperables y principios comunes.
Inversión sostenible: ¿cuestión de datos o de convicción?
Una de las grandes preguntas que se plantea es si la inversión sostenible ha sido, para muchos actores, más una narrativa de oportunidad que una convicción técnica real. En el terreno puramente financiero, la evidencia empírica, sin embargo, muestra que las inversiones sostenibles no perjudican la rentabilidad a medio o largo plazo. De hecho, en muchos casos se muestran eficaces en la mitigación de riesgos, reducción de volatilidad y atracción de capital, con elevadas dependencias a las condiciones locales de los subyacentes de las inversiones, como es lógico.
En el día a día, sin embargo, la presión regulatoria ha empujado a muchas compañías a establecer departamentos de sostenibilidad dedicados casi exclusivamente al cumplimiento normativo. En consecuencia, se le percibe más como una obligación administrativa que como una herramienta estratégica para la competitividad.
A menudo se presenta el debate de la competitividad en términos del coste de implementar sistemas para recopilar, reportar y verificar datos de sostenibilidad. Sin embargo, este coste no debería sobredimensionarse: para muchas empresas no financieras en Europa, estas exigencias apenas comienzan a aplicarse a partir de 2025. El verdadero riesgo no es tanto el financiero o reputacional derivado del incumplimiento, sino el coste de oportunidad de no aprovechar todo el potencial transformador que una gestión sostenible e integrada en el modelo de negocio puede generar a medio y largo plazo.
¿Y los mercados? Financiación vs. inversión, mercados cotizados vs. privados
La financiación sostenible está ganando terreno como una herramienta clave para canalizar capital hacia la transición ecológica y social. Productos como los bonos verdes, sociales y sostenibles, así como los préstamos vinculados a indicadores ESG (sustainability-linked loans) son productos ya prácticamente asentados. Esta tendencia se ve reforzada por el interés de la banca en integrar criterios de sostenibilidad en sus políticas de concesión de crédito, impulsada tanto por razones prudenciales como regulatorias. La financiación sostenible permite, además, una mayor capacidad de diseño a medida para responder a las particularidades sectoriales, y está mostrando ser un campo fértil para la innovación financiera con impacto real en la economía productiva.
Por su lado, la inversión sostenible no es una categoría o clase de activo homogénea. Son determinantes las variaciones entre tipo de instrumento financiero, estilo de gestión, mercados cotizados y privados, estrategias de inversión sostenible con distinto grado de ambición, volumen de los flujos, o diferencias en el análisis de materialidad de las tres dimensiones de sostenibilidad (lo que es relevante en gobernanza puede no serlo en lo social o ambiental, y viceversa). Es imprescindible trabajar con una matriz de materialidad clara, diferenciando por sectores, riesgos y oportunidades reales. Sin tener en cuenta todas estas distinciones, la narrativa ESG se convierte en una amalgama incoherente que pierde credibilidad.
En los mercados cotizados, la inversión ESG enfrenta hoy un entorno de gran escrutinio, tanto por la presión política como por la exigencia regulatoria. Esto contrasta con lo que sucede en los mercados privados, donde las inversiones sostenibles cuentan con cierto margen de maniobra, si bien operan bajo el marco regulatorio europeo de igual manera.
De forma creciente, los fondos de capital privado están integrando aspectos ASG en la inversión, centrados no tanto en la disponibilidad de información de sostenibilidad como en la creación de valor financiero de las empresas participadas durante la vida de los fondos, como vector de rentabilidad para los exits y como palanca de resiliencia para navegar en entornos económicos y geopolíticos cambiantes como los de los últimos años. La dinámica es interesante: la inversión sostenible puede y debe darse en todo el sistema financiero, desde el fondo de pensiones hasta el capital riesgo.
La Generación Z y el riesgo de apolitización: ¿quién defiende la sostenibilidad?
Últimamente he tenido la oportunidad de interactuar de forma cercana con estudiantes de la Generación Z, compartiendo horas de conversación sobre sostenibilidad. Algo relevante es que, pese a su alto nivel de concienciación sobre los desafíos globales, muestran una desvinculación elevada de la política tradicional.
La Comisión Europea, en sus esfuerzos por consolidar una arquitectura regulatoria en materia de sostenibilidad, se enfrenta a una tercera capa de complejidad: prestar atención a las dinámicas sociales y culturales que podrían erosionar ese avance. Si la sostenibilidad deja de ser una cuestión políticamente relevante —si se convierte en un tema “técnico”, fuera del radar del debate electoral— puede abrirse un vacío donde las voces más contrarias al enfoque ESG pueden adquirir una presencia desproporcionada en la esfera pública. No tanto porque sean mayoría, sino porque la desafección de la mayoría silenciosa permita que una minoría intensa y organizada marque el paso.
Es el mismo principio que rige el marketing o la política: las empresas adaptan sus estrategias a lo que demandan sus clientes de igual manera que los líderes políticos ajustan sus discursos a lo que permite el éxito electoral. Si las nuevas generaciones, pese a su elevada conciencia ecológica, se retiran del ámbito político o no canalizan sus convicciones a través de mecanismos de participación, las decisiones clave para el futuro sostenible pueden quedar en manos de quienes no representan la mayoría, pero sí votan, presionan y comunican con fuerza.
La sostenibilidad necesita respaldo normativo, institucional y político, pero también necesita una ciudadanía activa, implicada y consciente. Llevar la razón “técnica” ya no es suficiente; es necesario ejercer con ella. Y en eso, la Generación Z puede ser decisiva.
Preparados para los vientos del Oeste
En estos tiempos inciertos, el día a día de la inversión sostenible se asemeja al viaje hacia la Ciudad Esmeralda: cargado de promesas, pero también de incertidumbres. Como en la historia de Oz, durante mucho tiempo creímos que al final del camino nos aguardaría un Mago omnisciente, capaz de ofrecer respuestas sencillas a desafíos complejos. Hoy sabemos que las verdaderas soluciones no provendrán de figuras carismáticas ni de discursos grandilocuentes, sino del rigor y la visión de quienes se atreven a mirar detrás del telón: los científicos, los analistas, los que entienden que el progreso requiere evidencia y método.
La narrativa en torno a la sostenibilidad corporativa y financiera ha sido tildada de ideológica y desprovista de su dimensión esencial: la responsabilidad compartida. Sin embargo, el argumento económico y técnico para integrar factores ambientales, sociales y de gobernanza en el análisis financiero es hoy más sólido que nunca. Puede que el camino a la Ciudad Esmeralda no brille como imaginábamos, pero eso no impide que sigamos avanzando. Porque la meta —un futuro más justo, más verde y, esta vez, más real— bien merece el esfuerzo, sin importar cuán fuerte soplen los vientos del Oeste.
Tribuna de Andrea González G. Vega, directora general de Spainsif.
“¿Por qué una Unión del Ahorro y la Inversión?” Con esta pregunta arranca una de las últimas directivas de la Unión Europea (UE) en el ámbito financiero. Sin duda, con las respuestas a este interrogante queda claro que los reguladores comunitarios quieren convertir a los ahorradores europeos en inversores con el fin de impulsar una nueva era dorada en el Viejo Continente. Los expertos reconocen que la medida es bienvenida y que ayudará a pensar en el largo plazo, pero creen que, por ahora, las recomendaciones en materia de pensiones son insuficientes. Potenciar al máximo la educación financiera, por lo tanto, será el principal reto para conseguir los objetivos.
El desarrollo de la Unión del Ahorro y la Inversión (también conocida como SIU, siglas en inglés de Savings and Investments Union) “es una prioridad crucial” para las autoridades europeas. Y no es para menos, ya que con ella se pretende “mejorar la forma en que el sistema financiero de la UE canaliza el ahorro hacia la inversión productiva, creando más y más amplias oportunidades financieras para las personas y las empresas, en particular las compañías sostenibles”, tal y como recoge el documento que desarrolla esta normativa.
El objetivo está claro. Ya apuntaron hacia esa dirección algunas personalidades de calado del ámbito financiero europeo, como Mario Draghi. En su “informe Draghi”, el ex presidente del Banco Central Europeo (BCE) y ex primer ministro italiano cifra las necesidades de inversión de la UE en 750.000-800.000 millones de euros anuales hasta el año 2030. En definitiva, la Comisión aboga por una coordinación política entre los estados miembros para aprovechar las ventajas del mercado único: solo en servicios financieros, el FMI estima que las barreras internas al mercado único de la UE equivalen a un arancel de más del 100%.
En definitiva, resultan más que necesarias unas guías legislativas con las que mejorar la forma en la que el sistema financiero de la UE canaliza el ahorro hacia la inversión productiva, “ofreciendo una gama más amplia de oportunidades eficientes de inversión y financiación a los ciudadanos y las empresas, respectivamente”, a tenor de lo que recoge la propia normativa.
Las pensiones en España
El texto abarca numerosos aspectos del ahorro y la inversión, pero hay un punto que interesa especialmente a España: el apartado dedicado a las pensiones. Hay que tener en cuenta que, según datos del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, el Fondo de Reserva de la Seguridad Social -conocido como hucha de las pensiones- alcanzó a 31 de diciembre de 2024 los 9.376,7 millones de euros. Se encuentra, por lo tanto, en el nivel más alto desde diciembre de 2017 después de varias reformas del sistema de pensiones llevadas a cabo por el Gobierno español en los últimos tres años que han incluido, entre otros aspectos, mayores aportaciones por parte de los trabajadores.
Pero la sostenibilidad del sistema de pensiones no deja de planear en los foros y encuentros que abordan el tema de los ingresos de cara a la jubilación, por lo que el nuevo reglamento comunitario ha sido bien recibido, en líneas generales, por la industria de la inversión. Sobre todo, por aquellas firmas y asociaciones que desarrollan su actividad en la industria del ahorro de cara a la jubilación.
Una de las voces que ha aplaudido la llegada de este cuerpo normativo ha sido la empresa de asesoramiento financiero Fortuna SFP, cuyo fundador, José Manuel Marín Cebrián, apunta que dada “la actual crisis del sistema de pensiones y su insostenibilidad a medio y largo plazo, la SIU es una iniciativa que llega en un momento clave”.
En líneas generales, Marín Cebrián la califica de “positiva” porque pone el foco en canalizar el ahorro privado hacia instrumentos de inversión a largo plazo, “lo que puede contribuir significativamente a complementar las futuras pensiones públicas”.
Además, observa que el enfoque hacia una mayor armonización normativa, el impulso de productos paneuropeos y el refuerzo de la educación financiera son pasos “importantes” que incluye la normativa y que van en esa dirección. “En este último punto hay mucho trabajo por hacer: hoy en día, un ciudadano medio no sabe distinguir entre un PPI, un PPA, un PPES, un PIAS, un SIALP, un unit linked o un fondo de inversión. La confusión es enorme, y sin educación financiera no se puede aspirar a una buena planificación para la jubilación”, apunta el experto.
Favoreciendo el ahorro, la inversión… y la educación financiera
También José González, director del Área de Pensiones y Previsión Colectiva de Santander Asset Management, ve con buenos ojos la iniciativa europea. Opina que es, en líneas generales, “positiva, pero no novedosa”, ya que los informes de Draghi y otros como Enrico Letta o Christian Noyer -ex primer ministro italiano y ex gobernador del Banco de Francia, respectivamente- ya habían supuesto las primeras propuestas.
Asimismo, desde Ocopen, la Organización de Consultores de Pensiones, Mariano Jiménez Lasheras, su presidente, resalta la visión de largo plazo que destila la SIU, que “conecta con las pensiones complementarias privadas, fundamentalmente planes y fondos de pensiones”, puesto que se trata de inversores institucionales con un horizonte de inversión estable a largo plazo en los mercados de capitales. “Recordemos” -prosigue Jiménez Lasheras- que los fondos de pensiones incorporan cada vez más en su universo de inversión capital riesgo, financiación de infraestructuras, transición verde, etc., imprescindibles para acometer los retos planteados respecto del crecimiento europeo”.
Para Arancha Gómez, socia y directora Comercial y Marketing de Olea Gestión, la SIU “busca ofrecer seguridad financiera a los ciudadanos, especialmente en el contexto actual demográfico”, además de “intentar contribuir al desarrollo de los mercados de capitales y a la inversión para financiar el crecimiento y la innovación en la UE”.
En su opinión, “a priori, promueve favorecer el crecimiento y mejora del sector, además de mejorar la transparencia de los productos para hacer más entendible dónde se invierte y ayuda a planificar la jubilación”. Por lo tanto, recuerda que cualquier iniciativa que impulse los planes de pensiones favorecerá el ahorro y la inversión.
Por su parte, EFPA España también “acoge con satisfacción” la visión global de la Comisión para avanzar en la SIU. Sin embargo, la asociación matiza que, para que tenga éxito, “es crucial impulsar y facilitar un marco europeo homogéneo y basado en estándares de calidad profesional para los asesores financieros, la educación financiera y la protección de los inversores”. De tal manera que Josep Soler, consejero ejecutivo de EFPA España, explica que “una SIU que funcione correctamente no solo debe facilitar el acceso a las oportunidades de inversión, sino también dotar a los ciudadanos de los conocimientos, la confianza y la ayuda profesional necesarios para tomar decisiones financieras con conocimiento de causa”.
¿Medidas suficientes?
Entre los instrumentos con los que la SIU pretende fomentar el ahorro de cara a la jubilación están las revisiones de la Directiva IORP -sobre Planes de Pensiones de Empleo- y del Reglamento PEPP -sobre Producto Paneuropeo de Pensiones Personales-. También existen recomendaciones y comunicaciones en los ámbitos de “autoenrolment”, así como del fomento de la educación financiera.
De hecho, Gómez cree que el mejor aspecto que recoge la SIU es la recomendación del ahorro automático “porque involucra a todas las partes y todos aportan de una manera u otra”.
“Sin duda, todas estas medidas son positivas”, opina González que, sin embargo, se cuestiona “si son suficientes para conseguir que todos los ciudadanos puedan complementar su futura pensión pública con planes de pensiones”.
En este sentido, González pone como ejemplo que la revisión de la Directiva IORP solo afectará a trabajadores de empresas con plan de pensiones de empleo, una circunstancia que “lamentablemente” aplica a un colectivo “todavía demasiado reducido”. Asimismo, el experto recuerda que la revisión del PEPP abordará “algunas de las deficiencias en el diseño” de este producto que ya se pusieron de manifiesto cuando se reguló por primera vez. Sin embargo, considera que a tenor de la heterogénea fiscalidad y límites de aportaciones (1.500 euros en España), “parece difícil aventurar un futuro mejor para este producto”.
Jiménez Lasheras también menciona los PEPP como aspecto relevante de la SIU. Admite que su desarrollo, hasta ahora, ha sido escaso y, “si se materializara su expansión, los ahorradores gozarían de un atractivo adicional que podría derivarse de su portabilidad, del acceso a un mercado muy amplio de estos productos, que podría derivar en menores gastos y comisiones por el aumento de competencia en estos mercados y, consecuentemente, en mayor rentabilidad”.
Con respecto a elementos como la adscripción automática a planes de empleo (autoenrolment) y la educación financiera, González considera que son “elementos críticos y esenciales” y lamenta que, de momento, existe la impresión que la Comisión Europea “tan solo contempla la emisión de recomendaciones y comunicaciones de carácter no vinculante”.
Las implicaciones de la SIU
El presidente de Ocopen tiene puestas muchas esperanzas en la nueva normativa. “Me encantaría que esta iniciativa y su contenido contribuyeran a crear las condiciones idóneas en España para que las pensiones complementarias ocupen el lugar que debería corresponderles en nuestro sistema de pensiones”, asegura el experto.
Es más, ve factible que esta iniciativa europea “puede ayudar a revisar nuestra normativa en materia de pensiones ocupacionales y pudieran desarrollarse sistemas del tipo “autoenrollment” por cuanto el esquema actual del desarrollo de los planes de empleo solo a través de la negociación colectiva no está dando los frutos deseados”. Y va más allá: “Puede ser el momento de revisar el encaje constitucional de este tipo de sistemas de afiliación obligatoria.
También habrá efectos en las firmas de inversión especializadas en pensiones. Marín Cebrián es claro: “Aquí volvemos a la lacra habitual de la Unión Europea, regulación, regulación, regulación… cuando quizás lo que realmente se necesita es más concienciación y una cultura sólida de ahorro para la jubilación”, apunta.
Para las firmas, según el experto, “supondrá tanto una oportunidad como un reto” y explica que, por un lado, “podrán ampliar su mercado gracias a una mayor integración y armonización normativa”. Pero, por otro, “tendrán que enfrentarse a nuevos requisitos regulatorios y adaptarse a estructuras más complejas, que pueden desincentivar la innovación o encarecer los productos si no se implementa con equilibrio”.
Futuro con cambios
Las distintas regulaciones europeas suelen revisarse con el paso del tiempo. Y, en esta ocasión, parece que no va a ser distinto. El fundador de Fortuna SFP no duda de que habrá nuevos cambios legislativos en lo que atañe a pensiones. “La reforma del sistema de pensiones es acuciante y no se resuelve simplemente estirando la edad de jubilación, como se ha venido haciendo hasta ahora”, apunta, para añadir que la realidad demográfica y económica exigirá ajustes en el marco normativo, fiscal y financiero para hacer sostenible el sistema.
Y eso implica, según Marín Cebrián, que probablemente veamos modificaciones en la parte de pensiones dentro del desarrollo de la SIU. Un punto a reforzar, en su opinión, será, sin duda, la educación financiera, ya que sin conocimiento “es imposible tomar decisiones eficaces para el futuro. Y en pensiones, el tiempo perdido no se recupera”.
Unos cambios que también pueden llegar a las normativas particulares de cada país. González apunta que la Ley de impulso de los Planes de Empleo aprobada en España en 2022 “tiene muchísimo recorrido”, pero necesita reforzar los incentivos asociados. “Más allá de las modificaciones que se incorporen a nivel europeo, cada estado miembro debe decidir su estrategia y establecer las medidas que considere necesarias”. Y, según González, “España no es una excepción”, por lo que entiende que las futuras modificaciones “más que posibles, se tornan imprescindibles”.
Puede resultar difícil determinar cómo evolucionarán los precios de los activos cuando los movimientos del mercado dependen muchas veces de las declaraciones de una sola persona. Los vaivenes bruscos del mercado, que antaño merecieron grandes titulares, corren el riesgo de volverse tediosos. Ante el contundente anclaje de precios iniciado por la Casa Blanca (empezar con un arancel escandalosamente alto para que todo lo que resulte más bajo parezca razonable), el mundo ha tenido que adaptarse rápidamente a un régimen comercial potencialmente nuevo.
En el momento de redactar esto, solo un puñado de países habían alcanzado un acuerdo preliminar con EE. UU. y, debido a la oposición legal, algunas de las subidas arancelarias todavía podrían revocarse. Por tanto, los aranceles definitivos podrían ser peores de lo esperado, lo que provocaría temores de recesión y una inflación mayor, o más moderada, una situación que probablemente desencadene un repunte de alivio. Sea como fuere, los resultados serán distintos de un país a otro. Estados Unidos se encontraría entre los más afectados: sus consumidores probablemente se enfrentarán a precios más altos, lo cual podría mellar el crecimiento económico a medida que los hogares se replieguen y las empresas revisen sus planes de inversión. Irónicamente, Europa y China podrían registrar una menor inflación a medida que los bienes destinados a Estados Unidos buscan una salida en estas regiones.
El presidente Trump ve la imprevisibilidad como una herramienta útil de negociación, pero también amplía el abanico de posibles resultados económicos. Los mercados de renta fija detestan la incertidumbre y las primas por plazo han subido con respecto a los bonos estadounidenses de vencimiento más lejano, ya que los inversores exigen una mayor compensación (mayores rendimientos del bono) por prestar durante periodos más largos.
Un camino muy transitado
Sin embargo, no debemos obsesionarnos con los aranceles. La mayoría de los movimientos que hemos visto en los mercados de renta fija reflejan tendencias a largo plazo, sobre todo el reajuste del coste del capital. Las políticas de tipos de interés cero y negativos que caracterizaron la década posterior a la crisis financiera mundial se consideran ahora una aberración.
Hemos vuelto a un escenario en el que los mercados prestan atención a la deuda. Muchos gobiernos carecen de disciplina fiscal (el endeudamiento es elevado a pesar del pleno empleo (o casi) del que gozan las economías) y del aumento progresivo del gasto en defensa. Si a esto añadimos la reducción activa de los balances por parte de los bancos centrales, la responsabilidad de comprar toda la deuda pública recién creada recae en el sector privado. Mientras tanto, es probable que las reformas estructurales, como la transición del fondo de pensiones neerlandés, fomenten las asignaciones hacia valores de renta variable; de ahí que hayan aumentado los rendimientos del bono con vencimiento más lejano. Se trata de un fenómeno global: las curvas de tipos, que señalan los rendimientos de la deuda pública en función de su plazo hasta el vencimiento, se han pronunciado en Alemania y Japón, no solo en Estados Unidos (Gráfico 1).
Como contrapartida al mayor rendimiento de los bonos, los inversores pueden obtener rentas más altas. El cupón o las rentas por intereses han sido históricamente lo que más ha contribuido a la rentabilidad total de la renta fija a lo largo del tiempo. ¿Creemos que los bonos con vencimiento más lejano están cerca de su rendimiento máximo? Es probable, pero la preocupación por la disciplina fiscal, la independencia de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) (el mandato de Jerome Powell como presidente de la Fed expira en mayo de 2026) y la disposición – o reticencia – de los inversores extranjeros a mantener activos estadounidenses podría crear volatilidad en los próximos meses. Dicho esto, aunque los inversores no estadounidenses estén más dispuestos a diversificar en detrimento de los bonos del Tesoro de EE. UU., seguimos viendo que tales bonos seguirán desempeñando un papel crítico en las carteras de los inversores durante las próximas décadas.
Consultar el mapa
La inflación ha remitido en todo el mundo desde los máximos de 2022, pero su trayectoria descendente ya había comenzado a establecerse un poco y eso fue antes del posible efecto que haya podido tener el aumento de las fricciones comerciales. La moderación de la inflación ha permitido a los principales bancos centrales (excepto en Japón) reducir los tipos de interés en los últimos 12 meses, y todo apunta a que el Banco Central Europeo (con una inflación contenida) y el Banco de Inglaterra (con un crecimiento económico suave) aplicarán nuevos recortes. Si los aranceles pasan factura a la economía estadounidense, podríamos ver recortes antes de final del año, pero la Fed ha manifestado que necesita ver más datos. El desplome del precio del petróleo podría ser el presagio de un inminente deterioro económico (y no solo un reflejo del aumento de la producción de la OPEP), pero la Fed podría enfrentarse a un problema de credibilidad si rebaja los tipos de interés con un nivel de inflación superior a su objetivo. La Fed vigilará de cerca las expectativas de inflación (gráfico 2). Todo dependerá de cómo evolucionan los mercados laborales en los próximos meses.
Parte del pronunciamiento de la curva de tipos descrito anteriormente refleja recortes de tipos, y es probable que cualquier recorte adicional se traslade al tramo corto de la curva, siendo más incierto su efecto en los bonos a más largo plazo. En este entorno, creemos que los bonos de alta calidad con vencimiento a corto plazo ofrecen una mayor protección frente a la incertidumbre. Los inversores también podrían buscar a escala más global, donde se ha señalizado más claramente la trayectoria hacia recortes de tipos.
Buscar por todo el valle
El diferencial de crédito (el rendimiento adicional que un bono corporativo paga respecto a un bono del gobierno de vencimiento similar) se amplió durante el pánico arancelario en abril, pero desde entonces estos movimientos se han revertido. Los diferenciales se encuentran en niveles relativamente bajos en términos históricos y, al igual que los mercados de renta variable, no están descontando una recesión (Gráficos 3a, 3b).
Pero, ¿lo deberían descontar? Es probable que la incertidumbre relacionada con el comercio lastre el crecimiento este año, pero la hipótesis central para la mayoría de economistas sigue siendo una ralentización del crecimiento, no una recesión. Los bonos corporativos ya mostraban sólidos fundamentales antes de anunciarse los aranceles, ya que muchas empresas operaban con una excelente salud financiera y beneficios. Cabría aducir que la crisis arancelaria podría ser el equivalente a la crisis energética de 2015 o a la crisis de deuda de la zona euro de 2011 y que los diferenciales deberían ser más altos. Sin embargo, los inversores parecen dispuestos a examinar los rendimientos actuales (que son comparables o superiores a los de entonces) y a conceder préstamos a las empresas, como atestigua el fuerte deseo de lanzar nuevas emisiones.
Dados los argumentos a favor de uno y otro lado, ser ágiles nos parece valioso. Preferimos decantarnos por prestatarios corporativos menos expuestos a las interrupciones del comercio y con modelos de negocio resilientes, pero en vista de los rendimientos relativamente altos, estamos listos para aprovechar las ineficiencias de precios en las áreas de mayor riesgo del mercado.
Apoyo del sector de titulizados
Llevamos tiempo defendiendo que los inversores deberían examinar toda la gama que compone la clase de activos de renta fija. Puede que los sectores de titulizados sean un terreno desconocido para muchos, pero creemos que sus precios son atractivos y poseen una alta calidad crediticia. Los bonos de titulización de activos (ABS) y las obligaciones garantizadas por préstamos con calificación AAA (CLOs AAA) pueden ofrecer vías alternativas para que los inversores accedan a rendimientos atractivos con baja duración, gracias a su estructura de tipo flotante. Los amplios diferenciales, la baja sensibilidad a los tipos de interés y la estructura de amortización de los CLO con calificación AAA ayudaron a este segmento de renta fija a permanecer firmes durante la reciente volatilidad creada por los aranceles.
Los instrumentos respaldados por hipotecas (MBS) de agencia siguen pareciendo atractivos debido a su bajo precio relativo comparado con los bonos corporativos de crédito global, su historial de actuar como contrapeso cuando los mercados de renta variable sufren ventas masivas y su riesgo de amortización anticipada inusualmente bajo. Por lo general, la amortización anticipada aumenta cuando los tipos de interés bajan y los propietarios de vivienda se pasan a hipotecas con tipos más bajos. Como consecuencia de ello, los MBS podrían no captar plenamente las ganancias que surjan con el descenso de los tipos de interés. Sin embargo, actualmente hay pocos incentivos para que los prestatarios estadounidenses amorticen su hipoteca anticipadamente, cuando los tipos hipotecarios actuales se encuentran muy por encima de los niveles a los que se contrataron los préstamos hace unos años.
En los últimos años, la subida de los tipos de interés y el endurecimiento cuantitativo han pasado factura a los MBS, lo que ha llevado a una situación anómala en la que los diferenciales son más altos que en los bonos corporativos de crédito global (IG) estadounidenses. Ante la perspectiva del fin del quantitative easing(QE) y nuevos recortes de tipos, vemos que esta anomalía de diferenciales se ha ido corrigiendo y, por tanto, los niveles actuales constituyen un punto de entrada potencialmente atractivo (Gráfico 4).
Los inversores siempre deberán lidiar con un panorama financiero cambiante. En este momento puede parecer más difícil de lo habitual, pero vemos que las rentas que ofrece la renta fija proporcionan una fuerza estabilizadora, al ofrecer diversidad frente a los mercados de renta variable más revueltos. Al tener una maleta bien equipada que combina distintos activos de renta fija, los inversores podrían obtener exposición a diversos flujos de rentas y ayudar a protegerse contra el riesgo asociado a una determinada área. Gracias a un enfoque activo ―que aprovecha las tendencias perdurables y actúa tácticamente para captar oportunidades―, creemos que los inversores pueden avanzar con mayor seguridad hacia sus objetivos de inversión.
Artículo escrito por Alex Veroude, director global de Renta Fija en Janus Henderson Investors.
La plataforma de inversión y trading eToro ha mejorado su oferta inversora a largo plazo para los usuarios de Europa, Reino Unido y los Emiratos Árabes Unidos al permitir el uso de las inversiones recurrentes, aquellas que utilizan como método la asignación en sus carteras de cantidades fijas de forma regular, generalmente a intervalos temporales predefinidos: anuales, mensuales, semanales o diarios.
Los usuarios de eToro pueden configurar una compra automatizada repetida de un activo a intervalos de tiempo regulares, lo que ayuda a los inversores de la plataforma a contribuir de forma constante a sus objetivos de inversión. Al establecer un plan de inversión recurrente, los minoristas pueden liberarse del tiempo que supone realizar pedidos manuales. La nueva función está disponible para acciones, ETFs y activos criptográficos.
La encuesta Pulso del Inversor Minorista (RIB, según sus siglas en inglés) de eToro, que recoge las opiniones de 10.000 inversores minoristas de 12 países, reveló que las razones más comunes por las que las personas deciden utilizar inversiones recurrentes son invertir de forma coherente con lo que pueden permitirse (45%), hacerlo más fácil y ahorrar tiempo (41%), eliminar la preocupación de la sincronización del mercado (29%) y permitir el promedio de coste en dólares para reducir el coste medio por activo (25%).
También en la encuesta nacional del RIB aparecen datos similares. El 55% de los minoristas españoles o ha puesto en uso procesos de inversiones recurrentes (el 19%) o tiene planificado instaurar estas contribuciones regulares de compras automatizadas o programadas de forma repetida de activos a intervalos temporales establecidos de antemano (el 36%). En total, más de la mitad -en concreto, el 55%- respaldan la función de las inversiones recurrentes que acaba de ampliar eToro.
«El lanzamiento de las inversiones recurrentes es el último ejemplo del compromiso de eToro de ampliar su oferta de inversión a largo plazo. La función está diseñada para ayudar a los inversores a reducir el impacto de la volatilidad manteniendo una estrategia de inversión consistente, independientemente de las fluctuaciones del mercado. Al establecer órdenes de compra periódicas como parte de su presupuesto, los inversores pueden contribuir de forma constante a sus objetivos de inversión”, explica Tuval Chomut, director de Soluciones de eToro.
La función de inversiones recurrentes de eToro está disponible para los usuarios que cumplan los requisitos en el Reino Unido, Europa y los EAU. La inversión inicial es de 25 dólares, con un máximo de 5.000 dólares por transacción y 25.000 dólares en transacciones totales al mes.
Tali Salomon, directora regional de eToro para España y Latam, destaca que “en un entorno marcado por la incertidumbre económica y la volatilidad de los mercados, las inversiones recurrentes ofrecen a los minoristas españoles una herramienta sencilla para invertir de forma disciplinada”. Esta nueva funcionalidad “se suma a la serie de soluciones que hemos implementado en la plataforma en pro de nuestro compromiso de acompañar a los españoles en cada etapa de su camino como inversores, ofreciéndoles los productos y herramientas que necesitan para incrementar su patrimonio en el largo plazo”.
La predilección por las inversiones recurrentes es una constante en los recientes lanzamientos de eToro, ya que la plataforma ha presentado recientemente nuevas herramientas, que ayudan a los usuarios a diversificar y tomar decisiones de inversión más informadas. eToro también ha lanzado cuentas en GBP o EUR, que permiten a los usuarios de Europa y Reino Unido invertir en valores cotizados en el Reino Unido o la UE directamente en su moneda local, ahorrando dinero en comisiones de conversión de divisas.
Todas las categorías de UCITS atrajeron entradas de capital en el primer trimestre de 2025 demostrando la confianza de los inversores a pesar de la incertidumbre en torno a los aranceles, según se desprende del último informe estadístico publicado por la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama, por sus siglas en inglés).
En opinión de Bernard Delbecque, Director de Economía e Investigación de Efama, a pesar de la disminución del valor de los activos de los fondos, los UCITS registraron sólidas entradas en todas las categorías a lo largo del trimestre. «El hecho de que los fondos de renta fija siguieran siendo la categoría más vendida indica que aún existía bastante cautela por parte de los inversores; sin embargo, la creciente preocupación por los inminentes aumentos arancelarios en EE.UU. no disuadió a los inversores de comprar fondos de renta variable y multiactivos”, ha destacado
Principales datos
Durante el primer trimestre de 2025, los activos netos de los fondos UCITS y AIFs experimentaron una leve disminución del 1,1%, alcanzando los 23,2 billones de euros. Según Efama, a pesar de esta caída, ambos tipos de fondos atrajeron entradas netas por valor de 217.000 millones de euros, notándose una ligera reducción frente a los 238.000 millones registrados en el cuarto trimestre de 2024. De estas entradas, los UCITS representaron la mayor parte, con 213.000 millones, mientras que los AIFs registraron 4.000 millones, lo que supone una disminución significativa respecto a los 21.000 millones del trimestre anterior.
En cuanto a los fondos a largo plazo, estos mostraron un rendimiento sólido, con entradas netas por 179.000 millones de euros. Todas las categorías de fondos a largo plazo experimentaron entradas netas, destacando los fondos de bonos como los más vendidos, con 75.000 millones, aunque por debajo de los 91.000 millones del trimestre anterior. Los fondos de renta variable también tuvieron un buen desempeño, registrando entradas netas de 64.000 millones, un aumento respecto a los 60.000 millones de finales de 2024. Por su parte, los fondos multiactivos repuntaron con 20.000 millones de euros en entradas netas, un aumento significativo frente a los 7.000 millones del trimestre anterior.
Por su parte, los ETF continuaron su crecimiento, con los ETF UCITS alcanzando 100.000 millones de euros en entradas netas. Mientras que los fondos a largo plazo del Artículo 9 del SFDR (Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles) registraron su sexto trimestre consecutivo con salidas netas, alcanzando los 7.900 millones de euros. En contraste, los fondos del Artículo 8 del SFDR, orientados hacia inversiones sostenibles, atrajeron 42.600 millones de euros.
Finalmente, los hogares europeos mostraron un notable interés en la adquisición de fondos, con compras netas de 79.000 millones de euros en el cuarto trimestre de 2024, lo que representó un aumento frente a los 62.000 millones del trimestre anterior. Este fue el segundo nivel trimestral más alto desde el segundo trimestre de 2021, impulsado principalmente por los hogares de Alemania, España e Italia.
Mientras lee estas líneas, dejará de estar pendiente de las redes sociales y puede que se pierda un nuevo anuncio de Donald Trump, presidente de EE.UU., que provoque un seísmo de signo indeterminado en los mercados o vuelva a cambiar las reglas del comercio mundial. Es un riesgo, pero le invitamos a asumirlo. Sobre todo porque hablamos de oportunidades: en mitad de la incertidumbre y las políticas cambiantes, los inversores miran de nuevo al Viejo Continente, obligado a reaccionar ante el desafío MAGA (Make America Great Again) con armas en forma de estímulos fiscales, gasto en defensa, políticas procrecimiento, política monetaria acomodaticia y unión ante los retos, algo que, más allá de las connotaciones políticas, algunos han bautizado como MEGA (Make Europe Great Again). Aunque no pierden de vista el impacto de las políticas al otro lado del Atlántico, las gestoras internacionales consideran que los activos europeos tienen recorrido, y se centran sobre todo en la renta variable de estilo value y de calidad, sin ignorar la renta fija, con un enfoque fundamental, flexible y la gestión activa como bandera.
El mundo es hoy un lugar muy diferente al que describimos a finales de año, cuando hablábamos de perspectivas para 2025. La nueva Administración Trump y su escenografía han cambiado el sentimiento del mercado, las expectativas macro, las reglas comerciales y las relaciones internacionales. Forzada a reaccionar, Europa parece haber despertado, resurgido de su letargo, tratando de no quedar atrás en el tablero de juego, aunque el tiempo dirá si se convertirá en un Ave Fénix o en un viejo Grifo guardián de su caducada hegemonía mundial.
A principios de año, con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, muchos inversores esperaban un repunte de los mercados similar al de los primeros días de su mandato en 2017. Sin embargo, las bolsas estadounidenses retrocedieron, mientras las europeas han repuntado.
Los inversores buscan alternativas al mercado americano, ante las altas valoraciones, la incertidumbre creada por el presidente y las divergencias en política monetaria y las perspectivas inflacionistas. Además Europa, en respuesta a las tensiones geopolíticas, está ajustando su política fiscal con el fin de impulsar el crecimiento estructural. Todo ello ha generado un repunte generalizado de la renta variable en la región.
“Al comenzar 2025, ya se percibía un movimiento de rotación desde los mercados estadounidenses hacia los no estadounidenses, así como cambios de estilo a favor del value cíclico y defensivo. El reciente impulso de los mercados europeos ha estado respaldado por la mejora de los datos económicos y unas perspectivas de beneficios más sólidas. La reciente creación de un fondo de infraestructuras en Alemania por valor de 500.000 millones de euros, junto con la propuesta de la Comisión Europea de destinar 800.000 millones de euros a financiación en defensa, así como las iniciativas para revisar los límites institucionales de la UE, son señales positivas para el crecimiento económico de cara al futuro”, explica Jeffrey Morrison, Institutional Portfolio Manager de MFS IM.
De los estímulos…
Tras el anuncio de estos planes de estímulo, las perspectivas de las firmas de inversión sobre el potencial de la economía europea han mejorado. “Hemos revisado al alza nuestras previsiones de crecimiento para Europa, impulsadas por el ambicioso programa fiscal de Alemania, el aumento del gasto en defensa a nivel de la UE y la posibilidad de un alto el fuego en Ucrania. Existen riesgos al alza para el crecimiento, especialmente si el gasto alemán se ejecuta de forma más agresiva de lo que contemplamos en nuestro escenario base. Además, una resolución permanente del conflicto en Ucrania, en lugar del ‘frágil’ alto el fuego que anticipamos, también sería un factor positivo para el crecimiento”, afirma Pablo Bernal, director de Vanguard en España.
Según la visión de Raúl Fernández, director de Distribución de Amundi Iberia, aunque el crecimiento en la Eurozona se presenta moderado a corto, existen fundamentales que pueden impulsar una recuperación a medio plazo. “El aumento de los ingresos reales, la reducción de tipos de interés del BCE y la fortaleza de los ahorros de los hogares son factores que favorecen la demanda interna. Además, el plan del gobierno alemán para incrementar la inversión pública y flexibilizar las restricciones de endeudamiento
para el gasto en defensa puede convertirse, a partir de 2026, en un catalizador que genere un estímulo fiscal anual de entre el 1,5% y el 2% del PIB. No obstante, reconocemos que la Thomas Krämer (Wellington Management) considera que los mercados europeos están experimentando un cambio de régimen similar al vivido en 2000 y 2008 posible imposición de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, la incertidumbre política inherente al proceso de formación de la nueva coalición en Alemania y las tensiones geopolíticas podrían limitar estos efectos positivos”, advierte.
En cambio, para David Zahn, Head of European Fixed Income de Franklin Templeton, el crecimiento económico en la zona del euro sigue siendo débil, ya que la esperada recuperación impulsada por el consumo aún no se ha materializado. “En 2025, las perspectivas de la región se ven aún más empañadas por una administración estadounidense perturbadora, que provoca una mayor incertidumbre que pesa sobre la confianza de los consumidores y los inversores. Las perspectivas a corto plazo para la zona del euro parecen sombrías y los expertos del BCE siguen revisando a la baja sus previsiones de crecimiento para reflejar esta situación”, añade.
Por su parte, Francesco Sedati, gestor y Head of Equities en Eurizon, ve el entorno actual como un escenario lleno de luces y sombras: “En general somos constructivos, en un entorno muy incierto en el que los aranceles y la posible ralentización de la economía estadounidense podrían tener un impacto negativo en el crecimiento. Centrándonos en lo positivo, nos gustaría destacar el apoyo de los bancos centrales, el plan de rearme anunciado por Alemania y la esperanza de un resultado benigno de los aranceles a través de la negociación, así como el fin de la guerra de Ucrania. En cambio, el debilitamiento del dólar podría convertirse en un factor adverso en el segundo semestre de 2025, pero hasta cierto punto podría ser un mal menor si Europa puede mantener un crecimiento del PIB mejor que el de Estados Unidos”, explica.
Pese a los riesgos, también hay firmas que nunca dudaron de Europa. Matt Burdett, director de Renta Variable en Thornburg Investment Management, explica que hace tres años muchos inversores salieron precipitadamente de Europa tras el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania. “Nosotros no lo hicimos. Al contrario, analizamos las oportunidades que surgieron y encontramos muchas fuentes de beneficios corporativos con valoraciones atractivas, que a nuestro juicio apoyaban una expansión de múltiplos y, en última instancia, un buen comportamiento bursátil. Aunque seguimos viendo un horizonte de crecimiento de beneficios sólidos y valoraciones corporativas atractivas en Europa, también somos muy sensibles al riesgo de que el mercado empiece a sobrecalentarse. Las acciones europeas, finalmente, han vuelto a estar de moda”, afirma Burdett.…
… a la guerra comercial
Si el primer golpe que hizo despertar a Europa fue el cambio en las relaciones internacionales y la mayor tensión geopolítica, el segundo y definitivo ha sido la guerra comercial emprendida por la Administración Trump. “Aunque los aranceles afectarán sobre todo a los consumidores estadounidenses, a Europa debería irle mejor, especialmente si la Comisión Europea firma acuerdos comerciales con otros países. La eliminación del freno de la deuda alemana y el anuncio de planes de apoyo por parte de la Unión Europea también deberían apuntalar las bolsas europeas”, afirma Sebastien Senegas, Head de Iberia y Latam en Edmond de Rothschild AM.
Teniendo en cuenta este contexto de guerra comercial, Robert Schramm-Fuchs, gestor de carteras en el equipo de Renta variable europea de Janus Henderson, considera que al mirar hacia la segunda mitad del año es importante evaluar dónde estamos ahora en el ciclo económico subyacente y cómo los gobiernos de Europa y otros países del mundo responden a la política de EE.UU. “Si bien la inflación actual parece estar bajo control, las expectativas a largo plazo siguen siendo elevadas en comparación con los objetivos del banco central. El riesgo de guerras arancelarias, combinado con políticas de inmigración estadounidenses potencialmente más estrictas, también podría exportar una nueva ronda de presiones inflacionarias, debilitando la confianza económica en Europa. Como consecuencia, el actual ciclo de flexibilización de la política monetaria puede no progresar tan rápido como se esperaba anteriormente, a menos que el crecimiento se desacelere notablemente”, reconoce.
En su opinión, los aranceles son solo un elemento del reordenamiento económico global que busca la nueva administración estadounidense. “Creemos que su objetivo principal es conectar la política económica y militar, al igual que China, que incluye presionar a Europa para que compre más productos estadounidenses, comprometerse a comprar nuevos bonos del Tesoro de EE.UU. con vencimientos ultralargos o volver a comprometerse con el dólar estadounidense como la principal moneda de reserva para el mundo occidental”, afirma el experto. Y cree que puede haber una ventaja para Europa, “al menos en términos de mejorar la confianza de los inversores, con la posibilidad de paz en Ucrania, la desregulación de varias industrias y un estímulo fiscal centrado en el ámbito nacional para acelerar el crecimiento económico”.
Oportunidad pero también reto. Según la visión de Morrison, justamente uno de los principales riesgos a corto plazo son las tensiones comerciales: “La posible imposición de aranceles por parte de EE.UU. podría debilitar las exportaciones europeas, afectando a los beneficios empresariales y a los mercados bursátiles. La incertidumbre geopolítica también representa un riesgo, con los conflictos en curso en Ucrania y Oriente Medio que podrían alterar los mercados de materias primas y las cadenas de suministro. Además, Europa arrastra varios retos estructurales, como la carga regulatoria o las barreras internas al comercio, que lastran la competitividad y productividad de la región”, explica.
En esa línea negativa también se pronuncia Fernández: “La incertidumbre respecto a los nuevos aranceles anunciados por Donald Trump y su aplicación están suscitando temores entre empresas y consumidores que podrían pesar sobre el crecimiento económico a medio y largo plazo, al tiempo que tienen un efecto sobre la inflación”.
Rotación hacia la renta variable europea
En opinión de Grant Cheng, gestor del fondo Allianz European Equity Dividend, en Allianz Global Investors, los inversores globales están dirigiendo cada vez más su atención hacia Europa, al reducir su exposición históricamente elevada a la renta variable estadounidense. “Este cambio está impulsado por una combinación de factores: políticas fiscales de apoyo, una perspectiva de inflación más favorable y atractivas oportunidades de rentabilidad por dividendo en Europa. Europa se está beneficiando de un sólido gasto público, especialmente en defensa (es decir, el ‘rearme de Europa’) e infraestructuras, particularmente en Alemania, ahora que existe una mayor flexibilidad en la regla del freno de la deuda”, matiza el gestor.
De hecho, argumenta que en EE.UU. los aranceles y la incertidumbre sobre la economía y la política gubernamental están frenando el crecimiento. Sin embargo, cree que algunas decisiones del nuevo gobierno podrían comprometer el estatus de “valor seguro” del país, lo que de nuevo favorece a Europa. “Mantenemos un optimismo prudente sobre ciertos mercados de renta variable, en un entorno donde es probable que se produzcan momentos de volatilidad. Vemos valor en una posición larga en Europa, así como oportunidades en China e India”, señala Cheng.
Para Thomas Krämer, Investment Director en Wellington Management, los mercados europeos están experimentando un cambio de régimen similar al vivido en 2000 y 2008. “Acelerado por los acontecimientos geopolíticos y las decisiones políticas en Europa, este cambio de régimen afectará significativamente a la renta variable europea. Durante más de una década, Europa experimentó una escasa demanda interna, baja inflación y bajos tipos de interés. En el nuevo régimen, creemos que la demanda interna debería ser más fuerte, la inflación y los tipos de interés serán probablemente estructuralmente más altos, aumentará la intervención política y las valoraciones de las acciones volverán a importar”, afirma.
Para algunas gestoras, estamos ante un viaje que lleva del mítico Make American Great Again (MAGA) a Make Europe Great Again (MEGA). Según explica Richard Halle, gestor del fondo M&G (Lux) European Strategic Value Fund, uno de los motivos por los que los inversores redirigieron su atención de EE.UU. hacia Europa a comienzos de este año fue la enorme diferencia de valoración que se había abierto entre ambos mercados. “Históricamente, las acciones europeas han cotizado con descuento respecto a sus homólogas estadounidenses, pero la reelección de Donald Trump en noviembre de 2024 llevó a los ya sobrevalorados mercados estadounidenses a nuevos máximos, ampliando el descuento de valoración de Europa hasta niveles rara vez vistos”, señala.
En M&G consideran que no se trata solo de las valoraciones, ni del agotamiento del llamado “excepcionalismo estadounidense”, sino que los cambios macroeconómicos fundamentales que se han puesto en marcha en el Viejo Continente podrían reforzar sus perspectivas a largo plazo. “La agitación provocada por los aranceles domina actualmente los titulares y existe un alto grado de incertidumbre sobre lo que depara el futuro. Sin embargo, cuando el polvo se asiente y la nueva era del comercio mundial se aclare, los inversores podrían recordar las tendencias que ya estaban ganando impulso antes de Trump, en particular el resurgimiento de las acciones europeas. Con un amplio descuento de valoración respecto al mercado estadounidense y el potencial de impulsores fundamentales, a largo plazo creemos que el futuro de la región es prometedor. A pesar de los riesgos que suponen los aranceles, una posible recesión y la guerra en Ucrania, creemos que hoy es posible construir una historia positiva sobre Europa, y somos especialmente optimistas respecto a que el próximo capítulo de la región ofrecerá muchas oportunidades para los inversores en valor”, argumenta Halle.
En busca de oportunidades
Dentro de esa rotación, ¿dónde están las oportunidades? Sedati, desde Eurizon, ve oportunidades claras en el sector industrial en general -no solo en defensa-, ya que podría seguir mejorando con el apoyo de los planes fiscales y las tendencias estructurales. “Del mismo modo, los bancos también podrían seguir beneficiándose de un entorno de tipos que, a estos niveles, les permite obtener buenos ingresos. Potencialmente, las oportunidades más interesantes podrían encontrarse en sectores que se perciben como perdedores en cuanto a los aranceles, pero que podrían beneficiarse de una negociación exitosa con EE.UU. como, por ejemplo, los automóviles, las bebidas o el lujo”, indica el gestor de Eurizon.
Para Krämer, de Wellington Management, los principales ganadores en el nuevo régimen serán las áreas del mercado que fueron descuidadas en el régimen anterior, “en particular, las empresas de pequeña y mediana capitalización con un enfoque nacional, que se beneficiarán del aumento del gasto fiscal y las tasas estructuralmente más altas, especialmente en áreas como infraestructura, defensa y finanzas”.
Por su parte, Schramm-Fuchs pone el foco en aquellas compañías que permiten o están posicionadas para beneficiarse de la desglobalización. “Áreas como la automatización industrial, la digitalización, la electrificación y los materiales de construcción son las que tienen potencial para prosperar, mientras que los grandes operadores tradicionales en sectores como la elaboración de cerveza, la restauración y el software empresarial podrían ver reforzadas sus posiciones ya dominantes a medida que el fin del dinero prácticamente ‘gratis’ atenúe la amenaza de disrupción por parte de empresas emergentes no rentables. Europa ofrece oportunidades para acceder a estos temas, y los inversores pueden aprovechar el hecho de que alberga a muchos grandes campeones mundiales que cotizan a lo que consideramos valoraciones razonables”, argumenta el gestor de Janus Henderson.
Calidad y value
Eurizon y Janus Henderson coinciden en apostar por la renta variable, pero ambas firmas advierten de que la clave está en la selección de valores. “Creo que una estrategia que combine el análisis de temas globales y sectoriales con el análisis fundamental ascendente de las empresas puede ayudar a identificar aquellas firmas con los argumentos más sólidos para el clima de inversión actual”, añade Schramm-Fuchs, que cree clave “un riguroso análisis fundamental de las empresas para identificar sectores en desuso con buenos precios y acciones que se acercan a un punto de inflexión para la recuperación, u oportunidad, en un plazo razonable”.
En la calidad de los valores también insisten desde MFS IM. Según el análisis que hace Morrison, el contexto macro favorece el rendimiento de acciones de beta elevada con sólidos beneficios y buen momentum, especialmente en sectores como tecnología, industriales, materiales y consumo discrecional. “Dicho esto, el entorno actual puede provocar un giro temporal hacia acciones con características propias de etapas más tardías del ciclo, como mayores rendimientos por dividendo, alta rentabilidad y modelos de negocio sostenibles. Estas cualidades se encuentran habitualmente en sectores como salud, bienes de consumo básicos, utilities y energía”, indica el gestor.
Para el responsable de Renta Variable de Thornburg Investment Management, el mercado está reconociendo el potencial del value en Europa, así como de algunos sectores y capitalizaciones. “Europa ofrece una inclinación hacia el value frente al growth, que predomina en EE.UU., donde el sector tecnológico está mostrando signos de agotamiento debido a las dudas sobre el retorno de la inversión en gasto de capital y las valoraciones exigentes. Por el contrario, Europa ofrece una oportunidad a largo plazo, ya que la revalorización favorece no solo al estilo value frente al growth, sino también a los sectores cíclicos frente a los defensivos, y a las compañías de pequeña y mediana capitalización —junto con las de gran capitalización— frente a las firmas megacapitalizadas. Por sectores, vemos mejor posicionados a los recursos básicos ligados a infraestructuras y construcción, así como a bancos y aseguradoras”, sostiene Burdett.
Una visión que también comparte Fernández desde Amundi: “Creemos que el estilo value en Europa ofrece aún un descuento sobre el growth. Además, tiene un sesgo procíclico y debería poder beneficiarse de una recuperación económica y unos tipos de interés más bajos. Por otro lado, los episodios de volatilidad en el mercado pueden ofrecer oportunidades para los gestores que seleccionan activamente compañías que cotizan por debajo de su valor intrínseco”, defiende.
Por último, desde Allianz GI, Cheng añade que “las carteras bien diversificadas geográficamente son clave y destaca que, ante la volatilidad esperada de los tipos de interés, el entorno requiere un enfoque selectivo que implique un análisis detallado y específico de cada título”.
Sin olvidar la renta fija
La renta variable es la gran propuesta de las gestoras internacionales, pero no la única. La renta fija europea también ha ganado atractivo gracias a la política que está siguiendo el Banco Central Europeo (BCE). Según el análisis que hace el responsable de deuda europea de Franklin Templeton, no podemos olvidar que sus actuaciones son adecuadas y beneficiosas para los inversores en bonos.
“La continua reducción de los tipos de interés favorece a los bonos europeos en general, y especialmente a los situados en el extremo corto de la curva de rendimientos, donde los tipos bajan más rápidamente. Dado que es probable que tanto los tipos de interés como la inflación disminuyan en Europa este año, nuestras perspectivas para la renta fija europea siguen siendo favorables”, argumenta Zahn. Según su previsión, el BCE necesitará ser más flexible debido a la debilidad económica de la región, por lo que cree que el creciente diferencial es positivo para los inversores en renta fija europea, a pesar de los riesgos políticos superiores a la media en Alemania y Francia.
“En los mercados de renta fija, el aumento del gasto alemán y europeo significa que parece probable que se emita más deuda. Esto indica la probabilidad de un aumento estructural de los rendimientos de los bonos europeos a medio plazo. Desde principios de marzo, el rendimiento del Bund a 10 años ha pasado del 2,41% al 2,87%. Sin embargo, el alcance del apoyo de la UE o intergubernamental al aumento del gasto en defensa sigue siendo incierto. Por eso es difícil ofrecer perspectivas sólidas sobre lo que está por venir. A medio plazo, podríamos prever unos rendimientos del Bund a 10 años de entre el 3% y el 3,5%, pero seguiremos de cerca la evolución del mercado”, matiza Zahn.
Desde Vanguard, Bernal explica que dado el nivel relativamente alto de los rendimientos iniciales y la escasa prima de riesgo de la renta variable global, siguen recomendando una mayor exposición a la renta fija en carteras multiactivo. “Aunque los diferenciales del crédito global se mantienen bastante ajustados, seguimos pensando que la prima de riesgo que ofrece es razonable. Los bonos corporativos en euros ofrecen actualmente mejor valor que los estadounidenses. Sin embargo, dado el contexto de incertidumbre del mercado, encontramos oportunidades y diversificación en el crédito global, adoptando un enfoque de gestión activa”, apunta el Country Head Spain de la gestora.
Aunque su principal apuesta es la renta variable, desde Allianz GI reconocen que el actual cambio de sentimiento del mercado y de los inversores tiene implicaciones para los bonos soberanos. “Nuestra mayor convicción está en los Gilts británicos. En general, mantenemos una ligera sobreexposición a la duración en Reino Unido y la zona del euro. Creemos que los diferenciales de grado de inversión cuentan con el respaldo del carry y el momentum”, explica la gestora.
No obstante, la gestora espera que se produzca un empinamiento de la curva de tipos en Europa, debido a los grandes planes de gasto en defensa en Alemania y otros países, cuyos efectos tardarán en materializarse. “Las perspectivas para los Gilts son favorables y están basadas en las valoraciones y en las expectativas del mercado sobre la política de los bancos centrales. En Reino Unido, a diferencia de lo que ocurre en la zona euro o en Canadá, los posibles recortes de tipos no están totalmente descontados. A raíz del reciente buen desempeño de los bonos del gobierno británico, hemos recogido parcialmente beneficios en esta clase de activo. En nuestra opinión, no resultaría adecuado buscar un exceso de riesgo en los mercados de crédito”, matiza la firma de inversión.
Para John Taylor, responsable de Renta Fija europea de AllianceBernstein, tanto los bonos soberanos como el crédito tienen un papel importante en las carteras, especialmente ahora, dada la creciente volatilidad. Según su visión, los inversores aún disponen de demasiado efectivo sin invertir y han demostrado una disposición persistente a posicionarse en los mercados de crédito ante cualquier aumento en los diferenciales o rendimientos.
“Hay muchas industrias que no se verán directamente afectadas por los aranceles, aunque sí se verán impactadas indirectamente por unas perspectivas de crecimiento general más lentas, como los bancos o las empresas de servicios; creemos que estas superarán al mercado en general a partir de ahora. Además, el high yield ofrece rendimientos atractivos en términos absolutos frente a la media de los últimos 15 años, y sigue siendo un mercado de mayor calidad si se compara con el estadounidense”, afirma Taylor.
Más allá de los activos tradicionales, el responsable de Iberia y Latam en Edmond de Rothschild AM pone el foco en los activos privados, que han ganado peso en las carteras de los inversores. En su opinión, el sector inmobiliario, tras un 2024 tranquilo, muestra señales de recuperación, especialmente en Suiza. Senegas ve oportunidades en los temas transversales de la logística local y la deuda privada inmobiliaria. “También prevemos un primer se mestre de 2025 más activo en private equity mid cap, particularmente gracias a la bajada de los tipos de interés en Europa”, indica.
La gestión activa gana protagonismo
A la hora de analizar cómo abordar las oportunidades en este entorno macroeconómico volátil, Morrison defiende que los inversores deberían buscar estrategias capaces de gestionar la incertidumbre y los riesgos de forma eficaz. “Este es el momento en que la gestión activa puede destacar. En nuestra opinión, la forma más adecuada para lograr estos objetivos es con una estrategia europea de renta variable basada en análisis combinado, que permite a los inversores aprovechar la baja correlación y las características complementarias de los enfoques del análisis fundamental y cuantitativo. El análisis fundamental ayuda a identificar empresas de alta calidad con balances sólidos, beneficios estables y ventajas competitivas, algo clave en periodos de incertidumbre”, argumenta.
Desde Wellington Management no olvidan que la rápida evolución del entorno geopolítico hace probable que las perspectivas económicas globales se vean negativamente afectadas por el aumento de los aranceles y la tendencia general a la desglobalización. “La mayor volatilidad y la dispersión en los mercados de renta variable ofrecen oportunidades atractivas para los inversores activos capaces de evaluar las oportunidades desde una perspectiva bottom-up y de cara al futuro, con un enfoque a más largo plazo en mente. Las exposiciones pasivas podrían no captar estas oportunidades, ya que están intrínsecamente sesgadas hacia la capitalización bursátil y, por tanto, hacia el éxito del pasado”, concluye Krämer en su defensa de la gestión activa.
Una amplia mayoría de inversores institucionales siguen comprometidos con la inversión sostenible, mientras se observa un movimiento hacia temas de inversión ESG más específicos para garantizar tanto el rendimiento como el impacto según muestra la encuesta ESG 2025 de BNP Paribas, una iniciativa conjunta de los negocios de Securities Services, Global Markets y Financial Institutions Coverage del banco. En particular, las gestoras de capital privado están intensificando su participación ya que reconocen las oportunidades que rodean el cambio a una economía de bajas emisiones de carbono.
La quinta edición del estudio bienal de BNP Paribas sobre ESG, titulado «Encuesta de la industria: inversores institucionales lideran el camino», recoge las opiniones de 420 asset owners, gestoras de activos y entidades de capital privado en 29 países, que representan unos 33,8 billones de dólares en activos bajo gestión en total. El estudio profundiza en el avance de los inversores institucionales a la hora de abordar las inversiones sostenibles, particularmente en lo que respecta a sus enfoques, prioridades y comportamientos.
Principales conclusiones
A pesar de un entorno menos favorable, los inversores institucionales mantienen un firme compromiso con los objetivos de sostenibilidad. La gran mayoría señala que sus metas en materia ESG permanecen intactas, y muchos anticipan que el ritmo de progreso hacia 2030 se mantendrá o incluso se acelerará. Al mismo tiempo, se observa una tendencia hacia una comunicación más prudente sobre los procesos y logros en este ámbito.
Los criterios ESG continúan siendo fundamentales en las decisiones de inversión, aunque con un enfoque más específico y alejado de estrategias generalistas. Una alta proporción de los encuestados afirma integrar factores de sostenibilidad en sus procesos de análisis, destacando el interés por inversiones temáticas. Entre los principales objetivos a corto plazo se encuentran el aumento de asignaciones en activos de transición energética, el uso del voto activo para impulsar metas ESG institucionales, y la inversión en activos con bajas emisiones de carbono mientras se reduce la exposición a sectores más contaminantes.
Se consolida también un enfoque más sofisticado, que incorpora aspectos de clima, biodiversidad e impacto social en las estrategias de inversión. Los inversores están orientando sus recursos hacia temas específicos o regiones concretas para maximizar oportunidades de impacto y generación de valor.
Dentro del grupo encuestado, un 19% ha sido identificado como “líderes que establecen tendencias”. Estos inversores muestran un compromiso más avanzado con la descarbonización de carteras, las cuestiones sociales, la transición justa y la biodiversidad, reflejando una estrategia ESG integral y ambiciosa.
El capital privado también está emergiendo como un actor clave en la inversión sostenible. Más de la mitad de los gestores de este sector prevén utilizar el voto activo para cumplir con sus objetivos ESG, con una atención creciente a las cuestiones sociales y la transición justa. Además, reconocen que la inversión sostenible puede añadir valor, fortalecer la relación con los propietarios de activos y abrir nuevas oportunidades ligadas a la descarbonización.
Finalmente, las alianzas estratégicas con bancos y proveedores de datos juegan un papel crucial en esta transición. Los inversores valoran especialmente la reputación ESG de sus socios, su oferta de productos y experiencia, el compromiso con relaciones a largo plazo y la alineación de objetivos de sostenibilidad. Para avanzar en este camino, casi la mitad planea destinar mayores recursos a la adquisición y análisis de datos ESG, subrayando la importancia de contar con información fiable y procesable.
ZINK Solutions anunció la contratación de José Ignacio García, quien se incorpora a la firma como Partner y Wealth Planner, como parte del proceso de expansión que inició la empresa de asesoramiento y planificación patrimonial fundada en 2021 y que hoy cuenta con oficinas en Miami, New York y Madrid.
La incorporación de García responde al objetivo de seguir desarrollando y especializando la oferta de planificación patrimonial alternativa de la firma, que ofrece propuestas integradoras a las familias que atiende.
“Estamos muy satisfechos con la incorporación de José Ignacio al equipo y el potencial que trae con él. Con esta contratación, ZINK Solutions continúa posicionándose de manera exitosa como un jugador relevante en el mercado, ofreciendo servicios integrales de asesoramiento a las grandes familias de las Américas”, señaló Miguel Cebolla, Partner y CEO de la empresa.
Por su parte, María Concepción Calderón y Manuel Sánchez-Castillo, también Partners de la firma y con experiencia previa de trabajo junto a José Ignacio, añadieron que “la contratación de un profesional de la talla de José nos hace avanzar en la visión que tenemos de servicio a los grandes clientes”.
García cuenta con más de tres décadas de experiencia en el sector financiero; ocupó cargos de alta responsabilidad en grandes instituciones. Inició su carrera profesional en Banco Santander Private Banking Internacional (PBI), donde fue Country Manager; fue también Managing Director de Andbank y General Manager America de Credit Andorra. Su último cargo fue de Executive Director en Charles Monat, compañía global en soluciones patrimoniales basadas en estructuras con seguros.
“Tras haber analizado la profesionalidad y calidad de los servicios que ofrece ZINK Solutions, tomé la decisión de continuar apoyando a mis clientes y relaciones en la región desde una plataforma que tiene una gran versatilidad, valor añadido y solvencia, sumado a la calidad humana de un equipo que conozco hace más de 25 años”, indicó García.
Licenciado en Administración de Empresas por la California State University, su perfil combina una sólida formación técnica con una visión estratégica del negocio, posicionándolo como un activo clave para ampliar el alcance y la profundidad de los servicios de la empresa, que ha tenido un crecimiento sostenido en las áreas de Private Banking, Wealth Planning y Corporate Solutions incluyendo M&A, entre otros negocios.
La volatilidad campa a sus anchas en los mercados pero los inversores no están condenados a sufrirla. Las inversiones alternativas se presentan, cada vez con más fuerza, como una herramienta para sortear un entorno cambiante, obtener fuentes adicionales de rentabilidad y, sobre todo, diversificar y descorrelacionar las carteras. En el II Funds Society Investment Summit Alternativos, celebrado el pasado 29 de mayo en Toledo, siete gestoras presentaron sendas ideas, centradas tanto en los mercados privados como en estrategias líquidas, que pueden ayudar a conquistar nuevas cimas en una industria que no deja de crecer, arrullada por un complejo entorno de mercado, una regulación que impulsa la democratización a nivel global y la innovación de los proveedores.
Las estrategias en mercados privados (life settlements, private equity, deuda privada, direct lending, infraestructuras o real estate) llegaron de la mano de Abacus, Natixis Investment Managers, Invesco y M&G Investments, mientras aquellas líquidas (renta fija global, infraestructuras cotizadas y gestión sistemática) fueron las elegidas por Candriam, Lazard AM y UBP.
Propuestas que los asistentes (agentes financieros, asesores patrimoniales, banqueros privados y selectores de fondos) disfrutaron y valoraron para sus carteras. En el siguiente vídeo, nos lo cuentan.
En el mismo participan Irene Domínguez Fernández, agente financiero en Mapfre Gestión Patrimonial, Conchi Melero, Portfolio Manager de Fonditel, Enrique Palomares Rolandi, analista de Private Equity de Abante Asesores S.L., Sergio Muñoz Bodas, Alternative Investments Director de Creand AM, Juan Crespo Ferrán, agente consejero patrimonial en Mapfre Gestión Patrimonial y María Pelayo, asesora financiera en iCapital AF.