Pixabay CC0 Public Domain. ¿Qué impacto tendrá la decisión del Constitucional alemán sobre la política de compras del BCE?
El Tribunal Constitucional alemán ha dictado que el programa de compras de deuda soberana y corporativa del Banco Central Europeo (BCE), iniciado en 2015, podría haber excedido las competencias de la Unión Europea. Esta sentencia abriría la puerta a que el Parlamento de Alemania fuerce a que los programos de este tipo sean votados por sus parlamentarios. Según los analistas, es necesario medir las consecuencias de esta resolución para comprenderla.
“La demanda implica que el BCE incumple la prohibición de monetización financiera de los gobiernos que establece la legislación europea, a través de la flexibilización de los límites impuestos al programa de compras de deuda pública (PSPP). El veredicto del juicio falló 7-1 a favor del BCE, en línea con la sentencia de la Corte Europea de Justicia (ECJ) en 2018 –la máxima autoridad institucional en la materia-. Sin embargo, el tribunal estableció que algunas acciones del BCE violan el principio de proporcionalidad impreso en la base constitucional de las leyes, por lo que las instituciones nacionales –dígase, el Banco Central y el Parlamento alemanes- podrían desobedecer el mandato del BCE si en los próximos tres meses este no demuestra la conciliación de la política monetaria a lo establecido en la ley”, explica Olivia Álvarez, analista de Monex Europe.
Según explican los analistas de BancaMarch, en su veredicto, el Tribunal Constitucional de Alemania considera desproporcionado el PSPP y le concede al BCE tres meses para justificar su actuación, de lo contrario el Bundesbank deberá dejar de comprar deuda soberana bajo el plan de estímulo a largo plazo del BCE. “La decisión no cuestiona la totalidad del programa de compras de deuda, sino la parte que concierne a la intervención del Bundesbank, por la que dictamina que el programa rebasó sus competencias sin hacer consideraciones sobre la proporcionalidad de la medida como herramienta para alcanzar el objetivo de inflación de la política monetaria del supervisor del euro, por el cual el índice de inflación se debe situar cerca, pero por debajo del 2%”, matizan.
Desde BancaMarch avisa que, aunque esta decisión hace temer por un menor margen de maniobra del BCE en sus compras de activos, “cabe destacar que el alto tribunal alemán ha especificado que su veredicto no afecta al programa extraordinario de compras puesto en marcha a raíz de la pandemia del coronavirus”.
Impacto de la resolución
En opinión de Álvarez, los riesgos que suponen esta acción legal podrían ser varios. Según su visión, un riesgo inmediato, aunque potencialmente de menor escala, está asociado al desequilibrio que podría generarse en los mercados de deuda pública si el Bundesbank detiene sus compras de deuda alemana orientadas por el BCE. “Aunque estas discrepancias podrían solventarse a través de compras directas del BCE o de otros bancos nacionales, estas acciones podrían desencadenar mayores represalias legales. La imposición de reglas rígidas al PSPP generaría un precedente relevante para el ajuste de otros programas ad hoc que el BCE diseñó para hacer frente a la actual crisis, en particular el PEPP”, apunta.
El euro también ha resentido la sentencia del Tribunal Constitucional alemán y nada más conocerse la noticia, registró una caída de 0,7% frente al dólar. Desde Monex Europe explican cómo «la noticia ha puesto a temblar a los mercados europeos, con dudas sobre las implicaciones medulares que esto podría tener en el diseño de la política monetaria del área», e inciden en que «el tema es especialmente preocupante en el actual contexto de crisis y los notables esfuerzos del BCE para enforcar el paquete de rescate a los países más débiles”.
En cambio desde DWS se muestran más cautos y le quitan importancia matizando que probable que cambie poco en la política monetaria a corto plazo de la Eurozona. En este sentido, la gestora no espera ninguna oposición del Bundesbank. “Creemos que el BCE debería ser capaz de vivir con este juicio sin mucha dificultad, sobre todo porque el Tribunal ha sido, quizás deliberadamente, lo suficientemente impreciso en muchos puntos como para evitar que el BCE pierda poder y dejarle el suficiente espacio para que pueda maniobrar”, señalan en su último análisis.
Desde Bank of America señalan que la sentencia del GFCC no obliga al BCE a cambiar de rumbo inmediatamente, pero “socava su credibilidad”. “El Tribunal Constitucional alemán ha debilitado la credibilidad del BCE como el único jugador. El fallo plantea muchas cuestiones legales, que probablemente mantendrá a los legisladores y abogados ocupados durante mucho tiempo. Sin embargo, desde la perspectiva de los mercados, lo relevante es que el BCE podrá continuar con sus programas de compras. Las intervenciones del Tribunal Constitucional no serán menores, sino posiblemente más prominentes, y el riesgo de que el Bundesbank no pueda participar en el futuro no es sólo teórico”, señalan.
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Al reflexionar sobre los niveles aproximados de valor razonable en los mercados de renta variable de hoy en día, concluimos que los inversores afrontan dos desafíos. El primer reto consiste en analizar el impacto de la actual recesión mundial de los beneficios (como intentamos describir en el artículo «Analizar los mercados de renta variable a través de la óptica de los beneficios«). El segundo reto, y el tema central de este documento, gira en torno al ritmo de la recuperación. Al fin y al cabo, de esto dependen los múltiplos que conseguirán los inversores a largo plazo.
Tememos que los inversores se están aferrando a unas perspectivas de recuperación de los beneficios excesivamente optimistas, probablemente al verse infectados por una suerte de «sesgo de inmediatez» y tomar como referencia la recuperación en forma de «V» registrada tras la crisis financiera mundial. Así pues, nos vemos obligados a compartir un análisis retrospectivo y ofrecer nuestra visión de futuro.
En el artículo anterior, analizamos el descenso desde el nivel máximo hasta el nivel mínimo de los beneficios por acción (BPA) del índice S&P 500 en cada recesión después de la Segunda Guerra Mundial, y calculamos una caída media de los BPA del 22%. Después de que los beneficios se situaran en su nivel mínimo, ¿cuál es la tasa de crecimiento de los BPA en el siguiente periodo de 12 meses? El gráfico 1 muestra cada uno de esos periodos y calcula una tasa media del 24%.
¿Representa esta cifra un marco o una referencia razonable para los inversores? En nuestra opinión, no. Consideramos que la próxima recuperación de los beneficios será menos robusta de lo normal, ya que los excesos corporativos del ciclo que terminó recientemente superaron con creces los excesos del pasado. Esto obstaculizará cualquier recuperación. Incluso si eliminamos el periodo estadísticamente anómalo que siguió al nivel mínimo de los beneficios tras la crisis financiera mundial, creemos que la recuperación todavía podría ser decepcionante. Y estos son los motivos: Como hemos mencionado y escrito en otras ocasiones, para todos los que quisieran escuchar, los balances y el capital circulante ya mostraban vulnerabilidad antes de la crisis. La paralización de la actividad económica normal y el acelerado descenso de los ingresos no solo han puesto al descubierto la fragilidad inherente de muchas compañías, sino que además han tornado el camino mucho más peligroso. Aunque ninguno de nosotros sabe la dirección que tomará el brote del virus ni la duración de la recesión que provocará, una cosa queda clara. Para los que corren mayor riesgo, la supervivencia es lo prioritario. Calvin Coolidge una vez dijo: «No podemos hacer todo al mismo tiempo, pero podemos hacer algo ahora mismo». Ese algo (gracias, presidente Coolidge), es conseguir efectivo. Muchas compañías necesitarán recaudar efectivo, en lugar de ampliar capital, para garantizar su supervivencia. Detallamos algunas de los medios que las empresas utilizarán para colmar las críticas brechas de financiación y sus ramificaciones.
Reducir o eliminar los gastos, sobre todo los laborales. Si bien la solución óptima es conceder excedencias o suspender de manera temporal los contratos de los empleados, lo que ofrece a los equipos directivos la opción de reintegrar rápidamente a los trabajadores para la recuperación, esta solución podría revelarse esquiva e ineficiente para muchas firmas, sobre todo, para las pequeñas y medianas empresas. Cuanta más mano de obra se pierda, mayor «saber-hacer» perderán las compañías. Y cuanto más dure la pandemia, mayor será el coste de oportunidad, ya que la reintegración de la mano de obra cualificada exige tiempo y recursos.
Reducir o eliminar la I+D. En una era caracterizada por la digitalización y un menor valor asignado al capital físico («las cosas que podemos contar»), la propiedad intelectual representa una proporción cada vez mayor del capital de las compañías. Toda reducción en investigación y desarrollo no solo puede limitar el crecimiento en una recuperación económica, sino que además, y más importante aún, puede conllevar consecuencias desastrosas desde un punto de vista competitivo a largo plazo.
Fuerza mayor o retraso en los pagos. Ya hemos comenzado a escuchar de empresas que han recurrido al concepto de «fuerza mayor», es decir, circunstancias imprevistas que impiden satisfacer las obligaciones contractuales, y anticipamos muchos más casos. Prevemos que aquellas firmas que no disponen de esa opción legal retrasarán sus pagos o declararán el impago de sus obligaciones por completo. En cualquiera de estos escenarios, las empresas corren el riesgo de dañar las relaciones corporativas y las cadenas de suministro de vital importancia. La incapacidad de obtener insumos para la producción o servicios podría obstaculizar el crecimiento en una recuperación.
Ventas de activos y/o arrendamiento posterior de activos Si bien esta opción genera gran parte del necesitado efectivo, también reduce el apalancamiento operativo durante un repunte.
Ampliaciones de capital. A medida que los inversores que invierten en bonos en dificultades («distressed») toman el control de las empresas, se debe proceder a la ampliación de los fondos propios para reembolsar a los titulares de bonos. Los pagos de dividendos ya habrán cesado. Las recompras de acciones, una importante fuente de crecimiento de los beneficios por acción durante del ciclo que terminó recientemente se reducirán a cero. Además, la ampliación de capital propio tendrá un considerable efecto dilutivo en el crecimiento de los beneficios por acción durante la fase de recuperación.
La aceptación de la ayuda gubernamental viene acompañada de condiciones. Las empresas que piden préstamos a los gobiernos no serán capaces de realizar distribuciones de capital durante un periodo de tiempo. Por ejemplo, en el marco de la recién promulgada Ley CARES en Estados Unidos, se prohibirá a las empresas realizar distribuciones de capital hasta un año después de reembolsar sus préstamos.
Quiebras. Anticipamos un significativo aumento de las quiebras, sobre todo en el segmento de pequeñas y medianas empresas. Aunque el mercado puede haber descontado ya estas perspectivas, ¿cuáles serán los efectos de segundo o tercer orden en la economía mundial? ¿Qué hay de las compañías que proporcionan componentes y servicios a estas empresas y las compañías a las que estas últimas venden sus productos o servicios?
Si bien cada firma tiene su propia idiosincrasia y, con suerte, elegirá el camino adecuado para llegar a un resultado óptimo, muchas de estas sendas socavarán el futuro potencial de crecimiento. Podemos debatir si estas medidas que minimizan los beneficios resultarán totalmente efectivas. Ahora bien, ¿realmente importa? Sí, si replica el mercado, pero nosotros no lo hacemos. Ni tampoco nuestros clientes.
En nuestra opinión, invertir no es una ciencia. Pero creemos que existe una ley de las finanzas, a saber, que los fundamentales de las compañías determinan el flujo de caja libre, y el flujo de caja libre determina los precios de los activos. Esta crisis aniquilará algunas empresas y provocará el rezago de otras. Sin embargo, algunas compañías navegarán a través de la tormenta y saldrán más fuertes. A diferencia de los 11 últimos años, el mercado tendrá pronto una clara visibilidad sobre el flujo de caja libre de cada uno de estos grupos, y los precios de los activos se ajustarán en consecuencia. Como gestores activos, esperamos con entusiasmo lo que está por venir – ¡con casi el mismo entusiasmo con el que esperamos dejar nuestras casas para ir a la oficina!
Columna de Robert M. Almeida, gestor de carteras y estratega de inversión mundial, Erik Weisman, gestor de carteras y economista jefe, de MFS Investment Management.
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Pixabay CC0 Public Domain. Los activos gestionados por el Grupo Mirabaud crecieron un 7% en 2019
El Grupo Mirabaud cerró 2019 cumpliendo con sus expectativas. A 31 de diciembre de 2019, los activos gestionados por el Grupo Mirabaud ascendían a 34.700 millones de francos suizos, un 7% más respecto a la cifra registrada en 2018, de los cuales, 7.200 millones de francos suizos correspondieron a la división de Asset Management.
Las cuentas de 2019 del grupo se cierran con un resultado neto consolidado de 50,8 millones de francos suizos. “Estos resultados son realmente satisfactorios y acordes con nuestros objetivos. 2019 ha sido memorable para Mirabaud, hemos celebrado nuestro bicentenario y hemos querido que nuestros clientes y colaboradores se sumen a esta efeméride, además de realizar numerosas actividades en distintas ciudades del mundo, hemos querido involucrar a la propia ciudad de Ginebra y a sus habitantes cediendo una obra del artista Not Vital y subvencionando el acceso gratuito al Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (MAMCO) durante todo el año”, explica Yves Mirabaud, socio gerente senior.
Según la entidad, los ingresos del grupo alcanzan 324,4 millones de francos suizos (342,3 millones de francos suizos en 2018) e incluyen comisiones de 240,7 millones de francos suizos, un beneficio de las operaciones de negocio de 44,2 millones de francos suizos y un margen financiero de 27,9 millones de francos suizos. Los gastos de explotación, sin amortizaciones e impuestos, alcanzan 258,9 millones de francos suizos (frente a 263,9 millones de francos suizos en 2018).
“En 2019 nos hemos centrado en nuestras inversiones a fin de acortar distancias con nuestra clientela internacional y prestar unos servicios de la mejor calidad posible. Esto ha resultado en la apertura de nuevas oficinas en los Emiratos Árabes Unidos, Uruguay y Brasil”, apunta Nicolas Mirabaud, socio gerente y responsable de Wealth Management.
El balance consolidado total se sitúa en 4.159 millones de francos suizos. Lo integran, fundamentalmente, depósitos de pasivo de los clientes. La mayoría de los activos están depositados en el Banco Nacional de Suiza o invertidos en las mejores categorías de Bonos del Estado a corto plazo, que son garantía de liquidez y seguridad. El Grupo registra un ratio de fondos propios Tier 1 del 20,6 %. Estos niveles, claramente superiores a los requisitos establecidos en Basilea III, reflejan la rentabilidad y la solidez financiera de Mirabaud, cuyo modelo de negocio se basa en un control de los riesgos y la inversión a largo plazo.
En lo que respecta a la dirección, Camille Vial, socia gerente, asumió en julio de 2019 el cargo de presidenta del Comité Ejecutivo de la entidad bancaria Mirabaud & Cie S. A. representa, junto con Nicolas Mirabaud, el relevo generacional de la entidad. Según señala, “los objetivos prioritarios son los mismos que siempre han guiado a Mirabaud: trabajar codo con codo con nuestros clientes y ofrecerles servicios a su medida, aportando soluciones innovadoras, éticas y eficientes, basadas en fuertes convicciones y en la voluntad de responder siempre ante nuestra responsabilidad”.
Según destacan desde Mirabaud AM, en 2019, creó nuevos fondos, destacando sobre todo los de deuda emergente y private equity centrados en innovación y estilo de vida del sector del lujo. “Nuestro enfoque comercial nos permite ofrecer, de forma satisfactoria, soluciones de inversión eficientes que tienen un impacto positivo sobre la economía real, respetando los criterios ESG. Además, en 2019 hemos obtenido la calificación más alta (A+) en el ámbito de los Principios para la Inversión Responsable (PRI, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, a los que nos adherimos como firmantes en 2011”, señala Lionel Aeschlimann, socio gerente y CEO de Mirabaud Asset Management.
Pixabay CC0 Public Domain. Evli AM amplía los criterios de exclusión en sus fondos de deuda corporativa
Evli Asset Management, gestora de activos de Evli Bank, ha ampliado los criterios de exclusión que implementa en sus fondos de deuda corporativa, reforzando así la gestión responsable en sus vehículos de inversión a través de la implantación de criterios ESG. Según explica, con esta ampliación, la gestora busca desarrollar formas más eficaces de modelar el impacto de los factores ESG sobre la selección y la supervisión de títulos de deuda corporativa.
Esta se hará efectiva en los fondos Evli Investment Grade, Evli Nordic Corporate Bond y Evli Corporate Bond. Como nuevos criterios de exclusión, incluye las entidades crediticias no convencionales como, por ejemplo, las especializadas en la concesión de préstamos rápidos, y las compañías que producen material de entretenimiento para adultos.
Además, los vehículos tampoco incluirán en sus carteras compañías que produzcan alcohol, armas, tabaco, entretenimiento para adultos, juegos de azar o combustibles fósiles. Del mismo modo, tampoco incluyen compañías que obtengan más del 30% de sus ingresos del uso del carbón para generar electricidad.
Por otro lado, la gestora ha reforzado el equipo de Inversión Responsable con la incorporación el pasado mes de abril de Noora Lakkonen como analista. Lakkonen será la responsable de las cuestiones ESG en los fondos de deuda corporativa de Evli AM. Noora Lakkonen cuenta con una sólida formación en Derecho, así como en estrategia y desarrollo de la Sostenibilidad.
“Aunque nuestros fondos de deuda corporativa llevan muchos años teniendo en cuenta la responsabilidad en sus decisiones de inversión, ahora le prestamos aún más atención. En Evli pensamos que la consideración de las cuestiones relativas a la responsabilidad influirá a largo plazo en el éxito potencial de las empresas y en la mejora de la rentabilidad para los inversores”, asegura Mikael Lundström, director de Inversiones de Evli Fund Management Company Ltd. Evli AM comercializa sus fondos de inversión en el mercado español a través de Selinca AV.
Pixabay CC0 Public Domain. ¿Hay ganadores de la crisis del COVID-19?
El número de víctimas humanas es elevado. Tanto física como moralmente, los sistemas sanitarios se han visto llevados al límite. El número de empresas en quiebra ha aumentado y se han perdido millones de puestos de trabajo. Esta crisis afecta a miles de millones de personas en todo el mundo en lo que parece será una gran recesión, la primera en doce años.
El alcance de los acontecimientos que estamos viviendo va mucho más allá de los aspectos económicos, y la profundidad y las múltiples ramificaciones de esta crisis implican cambios, tal vez estructurales, en nuestro estilo de vida. Sin embargo, puede que no todo sea tan negativo, ya que algunos sectores y algunas temáticas de inversión podrían beneficiarse de la salida de la crisis.
En primer lugar, desde el punto de vista individual, el confinamiento crea nuevas necesidades, tanto a nivel social y lúdico como para el teletrabajo. Nos estamos dando cuenta de la importancia de un equipo informático de alta calidad, una red segura y rápida, o un ancho de banda suficiente. La seguridad de nuestra salud se ha convertido en una prioridad, la entrega a domicilio de productos es crítica en algunos casos, y la situación de bloqueo crea una mayor necesidad de actividades físicas o intelectuales. Estos ejemplos muestran que nuestros hábitos de consumo se han visto afectados. Además, la incertidumbre económica tiende a fomentar una actitud cautelosa y un aumento del ahorro preventivo.
En la actualidad, los precios de las acciones de las empresas activas en la consigna «quédate en casa» no sólo están superando los índices de referencia, sino que también están alcanzando nuevos máximos. Internet y la tecnología están a la cabeza, incluyendo el comercio electrónico, las plataformas de medios, los videojuegos, las redes sociales y las conexiones seguras. Es probable que se trate de un pico en la demanda y el interés temporal de los inversores debido al bloqueo, ya que la vuelta a la normalidad hará que este interés se dirija lógicamente a los servicios relacionados con la recuperación, una vez que se conozcan los términos y condiciones. Dicho esto, no es seguro que volvamos completamente a la situación anterior, ya que nuestros hábitos han cambiado y se podrían acelerar las tendencias ya existentes. Por lo tanto, la necesidad de conexiones rápidas al gran volumen de datos podría apoyar la adopción de 5G. Los problemas de ciberseguridad son más visibles y más frecuentes, y la protección de los datos personales se ha convertido en un tema sensible, incluso crítico. Después de la recopilación de datos, su utilización en primer plano en los próximos años será clave para rastrear, por ejemplo, la proximidad de los usuarios de teléfonos inteligentes. En el ámbito de la salud, también prestaremos más atención a nuestro cuidado, lo que apoyaría a este sector. Como resultado, en general, los sectores tecnológico y sanitario deberían seguir impulsando la rentabilidad de los índices bursátiles.
En lo que respecta a las empresas, también podemos sacar lecciones interesantes sobre el impacto de la crisis en los distintos modelos de negocio. El modelo de cadena de suministro global y el concepto de «just in time» con inventarios optimizados han revelado sus límites cuando el transporte de mercancías se vuelve problemático y la producción depende de muy pocos proveedores o de un intermediario clave. Una revisión de este modelo podría reforzar la tendencia a la regionalización que ya estaba en marcha, especialmente después de la guerra comercial que comenzó hace más de dos años. La repatriación de la producción podría conducir a una mayor automatización, en lugar de asumir una mano de obra local que en algunos casos podría ser costosa. Por lo tanto, la diversificación de las fuentes de suministro podría apoyar a las industrias nacionales y reducir el transporte de mercancías a larga distancia. La robotización podría reforzarse.
Cabe señalar también que las consecuencias financieras de la crisis han puesto de relieve la vulnerabilidad de algunas empresas, en particular las que han optimizado en exceso sus balances aumentando su coeficiente de endeudamiento. Aunque la Reserva Federal está comprando ahora bonos estadounidenses de menor calidad, la cantidad de deuda de baja calidad al límite de la condición bono basura es muy elevada, lo que demuestra la vulnerabilidad de los balances de estas compañías en caso de una recesión prolongada o de un aumento de los tipos de interés, aunque sea poco probable en estos momentos. Las empresas con un balance sano, con reservas de liquidez y que no se enfrentan a problemas de refinanciación a corto plazo deberían ser lógicamente las favoritas de los inversores, que buscan valores seguros capaces de capear esta crisis. El sesgo de los inversores hacia la calidad y el crecimiento seguirá ganando importancia.
La fuerte interrupción de la actividad económica también ha puesto de relieve un ganador: el medio ambiente. La visibilidad del impacto industrial sobre la contaminación es significativa, tanto en lo que respecta a la fauna y la flora como a la calidad del aire, y podría llevar a ciertos gobiernos, empresas y ciudadanos a prestarle más atención. Nos estamos dando cuenta de que algunos cambios en el comportamiento o en las medidas medioambientales podrían tener un efecto positivo en nuestra calidad de vida. También en este caso, un cambio de hábitos, con más teletrabajo y menos viajes, podría conducir a una transformación positiva duradera. Combinado con el interés en las empresas de calidad mencionadas anteriormente, es muy probable que aumente el interés en el tema de la inversión socialmente responsable.
En última instancia, las condiciones del levantamiento del confinamiento y la recuperación económica son todavía inciertas, pero como las empresas se valoran sobre la base del principio del descuento de los beneficios esperados, los inversores están empezando a mirar más allá de la caída y a buscar las acciones y los sectores que se recuperarán más rápidamente o que se beneficiarán de los cambios provocados por la pandemia. En el futuro, está claro que nos moveremos hacia una mayor digitalización y una menor globalización, pero también hacia unas existencias de calidad con unos balances sólidos, teniendo en cuenta sus impactos sociales y medioambientales.
Tribuna de Gilles Prince, CIO en Edmond de Rothschild, Suiza
El reciente periodo de volatilidad a causa de la pandemia de coronavirus ha impresionado por su intensidad pero, en contra de la percepción inicial, sí hubo discriminación durante las ventas generalizadas de acuerdo con los nuevos datos obtenidos por Fidelity International.
Cada nivel adicional (de la A a la E) del sistema interno de calificaciones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés) de Fidelity equivalió a 2,8 puntos porcentuales de comportamiento bursátil frente al índice durante la reciente fase de volatilidad, según el estudio (1).
Fidelity comparó la evolución de más de 2.600 empresas usando su sistema propio de calificaciones de sostenibilidad (3). Estas calificaciones prospectivas se obtienen del contacto directo con las empresas y aglutinan la información de aproximadamente 15.000 reuniones con empresas cada año.
Los datos revelaron que el comportamiento de una empresa en los mercados y su calificación ESG guardan una correlación positiva, incluso en una crisis. Los títulos de renta variable y renta fija emitidos por empresas en la parte alta de la escala de calificaciones de sostenibilidad de Fidelity (A y B) superaron en promedio a los que poseen calificaciones medias (C) y más bajas (D y E) en este breve periodo, observándose una relación lineal considerablemente fuerte.
En los 36 días transcurridos entre el 19 de febrero y el 26 de marzo, el S&P 500 cedió un 26,9%. Entretanto, la cotización de las empresas con una calificación ESG de Fidelity alta (A o B) cayó menos en promedio, mientras que las empresas calificadas entre C y E perdieron más que el índice de referencia. Durante el periodo analizado, las empresas con calificación A se comportaron de media un 3,8% mejor que el S&P 500, mientras que las empresas con calificación E se comportaron de media un 7,4% peor.
“Ningún activo se libró de las pérdidas cuando los inversores se percataron de la gravedad de la suspensión de la actividad económica para contener el brote de COVID-19. El mercado bajista de la bolsa estadounidense más rápido de la historia, entre febrero y marzo de este año, fue también el primer desplome bursátil generalizado de la era de la inversión sostenible”, comentó al respecto Jenn-Hui Tan, responsable mundial de Inversión Sostenible de Fidelity International.
“Cuando pusimos en marcha este estudio, nuestra tesis de partida era que las empresas con buenas características de sostenibilidad cuentan con mejores equipos directivos y, por lo tanto, debían comportarse mejor que el mercado, incluso en una crisis. Los datos que obtuvimos refrendaron esta opinión”.
“Aunque hay algunos factores que invitan a la cautela, como los ajustes por la beta, la calidad crediticia y la repentina recuperación de los mercados, acogemos con optimismo las pruebas de una relación general entre unos factores de sostenibilidad sólidos y las rentabilidades, lo que otorga aún más importancia al examen de la dimensión ESG dentro de un enfoque de análisis fundamental”.
Los bonos de las empresas con calificación A destacan
El estudio realizado por Fidelity International también puso de relieve que los títulos de renta fija de empresas con calificaciones ESG más altas se comportaron mejor en promedio que sus homólogas con peor calificación desde el arranque del año hasta el 23 de marzo (en tasa no ajustada).
Los bonos de las 149 empresas con calificación A rentaron un -9,23% de media, frente al -13,16% de las empresas con calificación B y -17,14% de las empresas con calificación C.
“El periodo reciente de volatilidad fue impresionante por su gravedad. Una reacción psicológica natural ante las crisis en los mercados es reducir los horizontes de inversión y centrarse en cuestiones a corto plazo como la supervivencia empresarial, postergando inquietudes a más largo plazo como la sostenibilidad medioambiental, el bienestar de las partes interesadas y el buen gobierno”, añadió Jenn-Hui Tan.
“Sin embargo, este cortoplacismo peca de miopía. Nuestro análisis sugiere que lo que inicialmente parecía una presión vendedora indiscriminada realmente sí que discriminó entre empresas en función de la atención que prestaban a las cuestiones ESG”.
(1) Fuente: Fidelity International, análisis de 2.689 empresas entre el 19 de febrero y el 26 de marzo.
(2) Fuente: Fidelity International, análisis de 1.398 empresas entre el 1 de enero y el 23 de marzo.
(3) Calificaciones propias de sostenibilidad de Fidelity: Las calificaciones de sostenibilidad se benefician de los potentes recursos de análisis de la compañía y su diálogo constante con los equipos directivos para ofrecer una evaluación prospectiva sobre el énfasis y la trayectoria de una empresa en cuestiones medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG, por sus iniciales en inglés). Este marco de calificaciones divide el universo de inversión en 99 subsectores, cada uno de los cuales con criterios sectoriales específicos que sirven para evaluar al emisor frente a sus competidores en una escala de la A a la E.
Información importante
Por favor, recuerde que este documento no constituye una recomendación de inversión basada en sus circunstancias personales. El valor de las inversiones puede bajar o subir y el inversor puede recibir menos de lo que invirtió inicialmente. Las inversiones en los mercados emergentes pueden ser más volátiles que en otros mercados más desarrollados. El fondo invierte en un número relativamente pequeño de empresas, por lo que podría conllevar más riesgo que los fondos que están más diversificados.
El valor de las inversiones y las rentas derivadas de ellas pueden bajar o subir y el inversor puede recibir menos de lo que invirtió inicialmente. Debido a las mayores probabilidades de impago, una inversión en un bono corporativo es generalmente menos segura que una en deuda pública. El énfasis del gestor de inversiones en los valores de empresas que presentan sólidas credenciales medioambientales, sociales y de buen gobierno (ESG) podría traducirse en ocasiones en una rentabilidad inferior a la de otros productos que no presentan dicho énfasis.
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Nos enfrentamos a una época sin precedentes. Los gobiernos han sumido las economías en una grave recesión deliberada y comprensiblemente o, en palabras del primer ministro australiano, en “hibernación”, con su combinación de medidas de distanciamiento social y confinamiento. El efecto para el producto interior bruto (PIB) resulta difícil de cuantificar, pero será ingente, incluso en comparación con los niveles de la crisis financiera: se habla de caídas del PIB superiores al 10% en el segundo trimestre y aumentos inauditos del desempleo.
Afortunadamente, numerosos gobiernos ya han comenzado a anunciar medidas de gran envergadura, tanto para proteger a las compañías como para brindar liquidez a los ciudadanos que la necesiten. El gobierno del Reino Unido pagará el 80% de los salarios de quienes no puedan ir a trabajar y Estados Unidos ha aprobado un paquete valorado en 2 billones de dólares. Lamentablemente, si bien los países europeos están actuando a título individual —destaca, Alemania—, está tardando en llegar una respuesta vigorosa de la Unión Europea.
Las reacciones de los gobiernos y los bancos centrales parecen haber calmado el pánico financiero y deberían contribuir a esquivar una crisis financiera. Los mercados han respondido favorablemente desde sus mínimos del 23 de marzo. Sin embargo, ni siquiera las medidas más extremas que tomen los gobiernos evitarán el desplome este año de los beneficios de las compañías ni el aumento del endeudamiento de personas físicas, compañías y gobiernos. Esa deuda tendrá que devolverse, condonarse o refinanciarse, con su consiguiente aumento en este último caso, y ninguna de estas opciones resulta especialmente favorable para el mercado bursátil. Centrándonos en las compañías, muchas ya presentaban un apalancamiento elevado al comienzo de esta crisis, hinchado tras una década de financiación barata. Es muy posible que se vean afectadas por dos frentes en sus cocientes de deuda neta con respecto al EBITDA según aumente el numerador y descienda el denominador. Ni siquiera las medidas más ambiciosas de los gobiernos evitarán una oleada de dificultades financieras.
Es posible que el sufrimiento no haya acabado para el mercado
Aunque la corrección del 35% del índice MSCI World desde su máximo del 19 de febrero hasta su punto más bajo del 23 de marzo fue estridente, si nos fijamos en el conjunto del primer trimestre, el mercado “solo” ha descendido un 21%. Si suponemos que los beneficios del mercado en 2021 terminarán siendo iguales que los de 2019 —es decir, dos años de crecimiento perdidos—, resultaría sencillo explicar un descenso aproximado del 20% desde comienzos de año, incluso sin reparar en los efectos a largo plazo de la disrupción y el aumento de la deuda. No somos estrategas top-down, pero unos beneficios que en 2021 se sitúen en el nivel de 2019 no parece un resultado particularmente conservador. El mercado parece haber pasado de una visión de rápido descenso en forma de V a una evolución algo más prolongada, pero aún no queda claro que haya descontado todo el potencial negativo de la crisis.
También es importante tener en cuenta que el mercado presentaba valoraciones elevadas a comienzos de año: el índice MSCI World multiplicaba por 17 las que por entonces eran las previsiones de beneficios para los siguientes 12 meses. Dudábamos al inicio del año de que fueran a alcanzarse esos beneficios y ahora resulta evidente que no se lograrán.
La crisis puede ser otro factor impulsor para los factores ESG
Es cierto que hay quien apunta que los factores ESG son una moda de los mercados alcistas, algo que está bien tener, pero que desaparecerán a medida que los inversores traten de apagar otros fuegos. No creemos que este sea el caso. Existen evidencias preliminares que apuntan que los fondos ESG han continuado recibiendo flujos a pesar de las salidas de capitales que ha registrado la renta variable en general. Además, los fondos ESG se han anotado recientemente rentabilidades relativas muy positivas. Creemos que los factores ESG no se diluirán, pues consideramos que son importantes. De hecho, pensamos que es más probable que la crisis actual lleve a los factores sociales (por ejemplo, el trato de las compañías a sus empleados, la salud y la seguridad, la remuneración y la seguridad en el puesto de trabajo) a escalar posiciones en la lista de prioridades y comience a definir un patrón económico y social más sostenible. Al fin y al cabo, los gobiernos están destinando ingentes cantidades de recursos a mantener las compañías a flote, por lo que es probable que exijan ciertas contrapartidas en los próximos años, en especial, habida cuenta de su reciente gusto intervencionista.
Las ventajas de la calidad
Afortunadamente, consideramos que nuestras carteras globales presentan una calidad muy superior al mercado, como ilustra su menor participación de las pérdidas de nuevo este trimestre, como ya hicieron en 2008, 2011, 2015 y 2018. En el trimestre, las carteras cayeron entre un 12,9% y un 14,1% en dólares, frente al 21% que cedió el índice MSCI World. Este rendimiento relativo positivo responde a la decente evolución también relativa trazada en los últimos años. Incluso tras el descenso de este trimestre, nuestra estrategia global principal generó un rendimiento compuesto en el entorno del 8% anual en dólares con respecto a los tres últimos años y al 9% frente a los cinco últimos años hasta el 31 de marzo de 2020. Por su parte, el índice solo ha logrado entre un 2% y un 3% en ambos periodos. Dada la solidez del dólar, las rentabilidades absolutas han sido más robustas en otras monedas.
Análisis de los efectos para la cartera
Nuestro constante hincapié en compañías con activos intangibles sólidos, en especial, marcas y redes, es indicativo de su capacidad para fijar precios y, al combinarse con ingresos recurrentes, el resultado son beneficios más resilientes en épocas complicadas. Sin embargo, esto no significa, lamentablemente, que las empresas de nuestras carteras sean inmunes a lo que está pasando. Como consecuencia, analizamos en tres claves los efectos de la crisis para los sectores y compañías concretas.
En primer lugar, las repercusiones directas de la COVID-19 y las medidas adoptadas para controlar su propagación, por ejemplo, la suspensión de los viajes y la hostelería o el aplazamiento de las operaciones no urgentes en los hospitales, así como el aumento de la demanda en ámbitos como la venta al por menor de alimentos, productos desinfectantes y software. También nos enfrentamos a los efectos de los cierres integrales —o hibernaciones— en algunos lugares.
En segundo lugar, tenemos las consecuencias indirectas del desplome económico resultante en todo el mundo.
En tercer lugar y podría afirmarse que con una menor prioridad de inmediato, cómo cambiará el mundo una vez se supere definitivamente la crisis y cómo afectará tanto a los sectores como a cada compañía. Si bien es demasiado pronto para albergar posturas definidas al respecto, debemos percibir que los nuevos emisores en que nos planteemos invertir no se verán comprometidos en la nueva era.
Siempre nos hemos concentrado en el segundo conjunto de efectos, asegurándonos de que nuestras posiciones presenten una resiliencia relativamente mayor en épocas complicadas. Así pues, buena parte de la nueva labor del equipo se ha centrado en los efectos directos concretos de la COVID-19, los primeros según los mencionábamos antes, suponiendo unos tres meses de confinamiento y un periodo más prolongado de distanciamiento social, combinándolos acto seguido con los efectos de una recesión profunda que llegue a 2021. Afirmaríamos que se trata de un supuesto bastante conservador. Cabe destacar que también hemos puesto a prueba la resiliencia de nuestros emisores ante situaciones de tensión mucho peores, por si se prolongan los confinamientos. Es crucial señalar que los balances de nuestras compañías se muestran resilientes incluso en los supuestos más complicados, algo que no creemos que vaya a ser el caso para el conjunto del mercado.
Por otra parte, es importante destacar que el dólar se ha revalorizado frente a todas las demás monedas, en especial, de la esfera emergente. Dicha evolución supondrá un obstáculo para aquellas compañías cuyos ingresos se encuentren expuestos a ámbitos depreciados, aunque también podría ofrecer una oportunidad a las compañías cuyas cotizaciones se hallen denominadas en monedas en proceso de devaluación.
Combinar la COVID-19 y la recesión incide en nuestra hipótesis conservadora y, ajustando las divisas a su valor de mercado, los valores razonables de la mayoría de nuestras posiciones caen entre un 0% y un 15% en USD. Se trata de caídas inferiores a los descensos de sus cotizaciones, lo cual significa que las carteras globales albergan un potencial alcista ligeramente mayor que a comienzos de año, incluso en caso de una recesión global profunda.
Análisis de sectores clave
El 80%-85% de nuestras carteras globales se centran en los sectores de consumo estable, tecnologías de la información o atención sanitaria. A continuación, abordamos más detalladamente cada uno de ellos.
Consumo estable
Los emisores de consumo estable han vuelto a demostrar su valía ante una recesión. No hay duda sobre la naturaleza defensiva del sector, por lo que el patrón de rentabilidad en este ámbito ha respondido a las circunstancias concretas y los efectos directos de la COVID-19, el primero de los conjuntos de repercusiones a los que nos referíamos más arriba. El comercio minorista de alimentos, un ámbito que evitamos dados los bajos márgenes y la falta de retorno sobre el capital operativo, ha salido bien parado del desenfreno en las compras. Esta positiva evolución también ha llegado a los fabricantes de alimentos, que no tenemos, así como a las compañías dedicadas a productos de higiene para el hogar y el cuidado personal, en las que sí invertimos.
En el otro extremo del espectro del consumo estable, hallamos el sector de las bebidas, naturalmente sometido a presión ante el cierre de bares y restaurantes en numerosos países. El negocio en locales representa el 40% de las ventas de las compañías de bebidas con alcohol y refrescos que poseemos. Por otra parte, el ámbito de la belleza es relativamente discrecional y, en su segmento de lujo, depende en parte del sector de los viajes, también afectado; sin embargo, la sólida plataforma de comercio electrónico con la que cuenta cierta compañía francesa de cuidado personal en que invertimos supone un buen contrapeso. Lo que sí resulta extraño es que el mercado haya tratado hasta la fecha el ámbito del tabaco de forma similar al de las bebidas, si bien consideramos que se encuentra mucho menos expuesto a las medidas de distanciamiento social en vista de los patrones de consumo.
Tecnologías de la información
Los servicios de software e informática dominan las posiciones de la cartera correspondientes a tecnologías de la información. Nuestra tesis en este sentido es que los parámetros económicos, concretamente, del ámbito de software deberían ser relativamente defensivos en una recesión. En la crisis financiera global, sus beneficios aguantaron tan bien como los de consumo estable y atención sanitaria.
Hay razones para creer que el ámbito de software debería mostrar incluso mayor solidez en este momento, dada el alza de ingresos recurrentes gracias a las suscripciones a “software como servicio” en la nube, con mayor fidelidad que las ventas de licencias. Como ejemplo, cabe destacar que la compañía de software multinacional europea en que invertimos encaró la crisis financiera global procediendo tan solo el 50% de sus beneficios brutos de negocio recurrente, llegando la mayor parte del resto de licencias de software, que cayeron un 25%. Este dato es actualmente hasta del 80%. El ámbito de software efectivamente salvó los muebles en el primer trimestre, cediendo tan solo un 5%, impulsado por el sólido comienzo del año antes del azote de la crisis. La tecnológica estadounidense multinacional en que invertimos no ha registrado variaciones desde comienzos de año, impulsada por el aumento de la demanda de sus productos en la nube.
El segmento de servicios informáticos (que cedió un 17% en el primer trimestre) es ligeramente más cíclico que el de software, pero menos que el resto de tecnologías de la información. Como es evidente, los proyectos de consultoría de la multinacional irlandesa de servicios profesionales en que invertimos son más discrecionales y de menor duración que los ingresos de software de la tecnológica estadounidense citada. Dicho esto, la compañía de servicios profesionales facilitó información reconfortante: prevé que sus ingresos evolucionen de forma prácticamente plana en términos interanuales durante los dos próximos trimestres y que sus márgenes no se vean afectados por la crisis. Todavía está por ver si esta perspectiva resultará demasiado optimista dado el reciente confinamiento de India, donde se encuentra una tercera parte de su personal, si bien las medidas para digitalizar y desarrollar herramientas de teletrabajo y colaboración para empleados y clientes resultarán positivas para la compañía.
Por otra parte, también en el ámbito de servicios informáticos, los negocios principales de las dos compañías de servicios financieros que mantenemos parecen perfectamente sólidos, si bien ambas se enfrentan a problemáticas específicas relacionadas con la COVID-19. La suspensión de los viajes internacionales está afectando al lucrativo negocio transfronterizo de la compañía de pagos, que supone el 30% de sus ingresos, si bien el viraje hacia las operaciones en línea puede resultar positivo; por su parte, el negocio de adquisición de comerciantes de la compañía de servicios financieros que mantenemos se enfrenta a riesgos de disrupción a corto plazo por las dificultades existentes en el comercio minorista no de alimentos. Cierto proveedor estadounidenses de servicios de gestión de nóminas se encuentra más expuesto a los riesgos cíclicos del segundo conjunto que mencionábamos antes, pues se ha visto afectado por los temores a que el empleo se desplome en Estados Unidos, al depender sus ingresos de las personas que trabajan en pequeñas y medianas empresas; así las cosas, la naturaleza y la magnitud del paquete de rescate económico en dicho país serán claves.
Atención sanitaria
Las carteras globales se concentran en los ámbitos de equipos médicos y ciencias de la vida del sector, que se enfrentan a menos riesgos políticos y a menos vencimientos de patentes. Como sucede con el ámbito del consumo estable, no se cuestiona el carácter defensivo del sector, que ha demostrado durante la crisis actual al caer solo un 11% frente al 21% del índice MSCI World.
El factor que complica la cuestión es el efecto directo de la COVID-19 en el sector hospitalario. Las operaciones no urgentes se están cancelando en numerosos países, en previsión de la presión por las infecciones por coronavirus. Esta evolución no resulta positiva para los partícipes del ámbito de los dispositivos médicos, pues ahora se sustituye un número menor de rodillas y otras partes del cuerpo. Afortunadamente, nuestras posiciones están escoradas hacia los consumibles, por ejemplo, agujas o bolsas estériles. Cierta compañía estadounidense dedicada a los dispositivos médicos y la atención sanitaria en que invertimos se muestra ligeramente más vulnerable, pues el 40% de sus ingresos proceden de los bienes de equipo u otras áreas aplazables, pero al menos el 20% de sus ingresos proceden del ámbito del diagnóstico, que es de esperar que sea vea impulsado por un gran número de ventas de su prueba rápida de COVID-19.
Conclusión
Nuestras carteras globales versan sobre resiliencia. Contamos con un equipo resiliente que trabaja con gran eficacia desde casa y con un proceso de inversión asimismo resiliente con el que comprobamos que las compañías incluidas en nuestras carteras serán capaces de seguir revalorizándose y evitar destrucciones permanentes de capital; también contamos con carteras resilientes, puede que lo más importante, que de nuevo han logrado registrar menos pérdidas en épocas complicadas.
Columna de William Lock, responsable del equipo International Equity, y Bruno Paulson, Managing Director, en Morgan Stanley Investment Management.
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La gestora value Magallanes ha reforzado su equipo con la incorporación de Santiago Domingo, que se une como analista de inversiones a Otto Kdolsky y Diogo Pimentel; un equipo que tiene a Iván Martín como director y a David López como trader.
El equipo de inversiones aumenta así a un total de cinco personas, según confirma la gestora a Funds Society.
Como Otto y Diogo, Santiago es analista generalista. Los tres cubren los tres fondos Magallanes European Equity, Magallanes Iberian Equity y Magallanes Microcaps.
Santiago es un apasionado del value investing, con más de cuatro años de experiencia en mercados financieros. Antes de unirse a Magallanes, trabajó en Solventis SGIIC, como analista y gestor del fondo de renta variable europea Solventis Eos y otros vehículos familiares.
Es graduado en Finanzas y Contabilidad por la Universidad de Zaragoza y Máster en Instituciones y Mercados Financieros por CUNEF (Madrid).
Foto cedidaDe izquierda a derecha: Susana Criado, directora de ca. La transición ecológica requiere un nuevo paradigma del sistema financiero
Las finanzas sostenibles no son una moda pasajera que ha llegado al sector financiero, sino que se trata de un elemento clave en su evolución. Esta ha sido la conclusión principal del debate entre tres de los integrantes del Foro Académico de Finanzas Sostenibles, un laboratorio de ideas (o think tank, en inglés), creado por Triodos Bank y Afi Escuela de Finanzas con el objetivo de avanzar hacia un sistema financiero resiliente y sostenible a través de la generación y difusión de conocimiento. El debate tuvo lugar antes de la declaración del estado de alarma ante la crisis del coronavirus.
El evento, moderado por Susana Criado, periodista especializada en economía y finanzas, ha contado con la participación de Ángel Berges, vicepresidente de Afi; Marcos Eguiguren, profesor de la Universitat Politècnica de Catalunya y director de la Alianza Global para una banca con valores; y Mikel García-Prieto, director general de Triodos Bank.
El debate se centró en la necesidad de definir un nuevo paradigma del sector financiero hacia un sistema sostenible y resiliente y el papel de la banca y los mercados en esa transformación. Para ello, los expertos partieron de la información recogida en la monografía: “Las finanzas sostenibles. Estado de la cuestión y motivaciones para su desarrollo”. Un informe que ofrece una panorámica sobre el desarrollo de las finanzas sostenibles.
“Estamos asistiendo a un cambio incuestionable. En la COP25 el 95% de la banca que opera en España ha firmado un compromiso de acción por el clima y hay iniciativas muy interesantes en otras partes del mundo. Es el comienzo del camino hacia la descarbonización de las inversiones en España. Estamos determinados a que ese proceso dé resultados en la economía real”, aseguró Mikel García-Prieto.
Además, también se ha tratado el avance de las finanzas sostenibles como una oportunidad para el desarrollo económico de la próxima década. Si bien hasta la fecha se han llevado a cabo iniciativas del sector público y del privado por separado, ahora es necesaria una visión holística para dar mayor impulso y velocidad al proceso de transición. De lo contrario, y según los expertos, un ritmo más lento podría desembocar en desastres naturales y escenarios de alta inestabilidad. Asimismo, han apuntado a la transparencia, la coordinación entre las partes y la información como factores esenciales en su implementación, así como la gestión adecuada de los costes sociales y financieros del cambio.
“Presentar modelos de negocio compatibles con esa responsabilidad será exigido tanto por reguladores y supervisores, como por el propio mercado y los inversores. Las entidades deben adoptar estrategias claramente proactivas y, en definitiva, financiar de acuerdo con factores de sostenibilidad para hacer el sector financiero más sostenible”, subrayó Ángel Berges.
“El antiguo paradigma, el del cortoplacismo, la maximización del beneficio y el sistema lineal de producción está agotando los recursos y pone en riesgo la capacidad del planeta de mantener la vida como la conocemos”, concluye Berges, que resalta el papel que pueden desempeñar las finanzas para participar, de manera determinada, en la resolución de los desafíos ambientales y sociales.
Pixabay CC0 Public Domain. Buy & Hold vaticina rentabilidades de doble dígito en su cartera de renta fija de aquí a final de año
Buy & Hold SGIIC vaticina un recorrido de doble dígito para su estrategia de renta fija entre abril y diciembre de 2020. La firma, que gestiona dos fondos de inversión en este activo, el B&H Renta Fija FI y B&H Deuda FI, prevé obtener rentabilidades del 13% y el 11%, respectivamente, en los próximos tres trimestres para sus partícipes.
“La sobre reacción y la falta de liquidez han llevado a un desplome sin precedentes de los activos de renta fija con la pandemia sanitaria. En esta situación, hemos aprovechado las oportunidades para invertir, diversificando la cartera”, explica Rafael Valera, consejero delegado de Buy & Hold SGIIC.
“Hoy, la situación ha mejorado y los mercados van recuperando su normalidad. En gran parte, gracias a la intervención de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) y el Banco Central Europeo (BCE), que han actuado como compradores de última instancia. En concreto, la Fed ha incluido en su “lista de la compra” a los bonos de alta rentabilidad o high yield de empresas, lo que sin duda ha tranquilizado al mercado, añade Antonio Aspas, socio de Buy & Hold SGIIC.
Sector financiero y cíclicos
Buy & Hold SGIIC cuenta con un 30% de peso en su cartera situado en posiciones en renta fija del sector financiero. Además, Aspas asegura que los bancos están mejor capitalizados de lo que han estado en décadas, por lo que desde la gestora se mantienen convencidos en su posición como bonistas.
En los sectores más cíclicos, como líneas aéreas, hoteles, automóviles y restauración, el peso de la cartera varía entre el 13%, en el B&H Renta Fija FI, y el 30%, en el B&H Deuda FI, con bonos de compañías como Ryanair, Easyjet o IAG, en aerolíneas; Antolín y Gestamp, en componentes de automoción; y Volkswagen, Daimler, Ford o General Motors, en fabricantes de vehículos. Por último, en el sector de energía, con un peso del 7% en B&H Renta Fija FI, y del 3%, en B&H Deuda FI, la firma española apuesta por las petroleras Pemex, Repsol y Tullow Oil, y la firma de energías renovables participada por Acciona, Nordex.
TIR esperada del 7%
La duración media de los bonos en cartera de Buy & Hold en sus fondos de inversión y sicavs gestionadas en renta fija, es de 3,5 años, con una TIR (Tasa Interna de Retorno) esperada del 7%, en B&H Deuda FI, y del 9% en B&H Renta Fija FI. “Esto significa que, hasta final de año, y si no cambiase nada en nuestras carteras, obtendríamos un 6% de revalorización sólo por los cupones de los bonos en los que estamos invertidos en el fondo B&H Renta Fija FI; y un 5% en el fondo B&H Deuda FI”, explica Valera.
“Adicionalmente, por cada 100 puntos básicos que se reduzca la prima de riesgo actual, que consideramos en máximos, la rentabilidad del fondo B&H Renta Fija FI aumentaría en un 3,6% adicional, y en un 3,2%, en B&H Deuda FI”, subraya el consejero delegado de Buy & Hold SGIIC. Las rentabilidades de los fondos de la gestora hasta abril de este año han sido del -15,9% en BH Renta Fija FI y -14,6% en BH Deuda FI.